Sobrevivir por encima de todo

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Diario T eruel
de
TERUEL•
Lunes, 2 de junio de 2014
•75 AÑOS DEL EXILIO REPUBLICANO•TUROLENSES EN MAUTHAUSEN (III)
Sobrevivir por encima de todo
La cantera de granito con sus 186 escalones se convirtió en la tumba de muchos españoles
F.J. Millán
Mauthausen (Austria)
Sobrevivir por encima de todo.
Esa era la fijación de todos los deportados republicanos que fueron enviados por los nazis al
campo de concentración de
Mauthausen. Conseguirlo dependía de muchos factores. En primer lugar de la edad, en segundo
de la salud, algo sumamente difícil de mantener en aquel infierno, y por último del trabajo al
que eran destinados los prisioneros. La cantera de granito era un
pasaporte a la muerte, y los 186
peldaños de la escalera que conduce a ella están bañados en la
sangre de muchos españoles, entre ellos la de los 144 turolenses
que murieron allí entre 1940 y
1945.
La visita que las asociaciones
y organizaciones por la memoria
histórica realizan a Mauthausen,
convertido hoy en un memorial
que conmemora a todas las víctimas del nazismo y en particular a
las que allí perdieron la vida, incluye un recorrido por el campo
de concentración junto a numerosos actos de homenaje en recuerdo de los republicanos deportados allí.
La delegación turolense de la
Asociación Pozos de Caudé que
asistió este año a los actos conmemorativos del 69 aniversario
de la liberación del campo, junto
con la Amical de Mauthausen de
España, pudo explicar el proyecto de exhumaciones y de homenajes que se están haciendo en
Teruel por las víctimas de la represión franquista, a la vez que
colocó tres placas dedicadas a los
213 turolenses que estuvieron allí
encerrados, de los cuales más de
la mitad murieron a manos del
inhumano trato de los SS, el grupo de choque del partido nazi
que tuvo a su cargo todos los
campos de concentración y de
exterminio repartidos por Europa
durante la Segunda Guerra Mundial.
Al llegar al campo de concentración llama la atención la fortaleza que se levanta ante los ojos
del visitante y que da al hermoso
valle del Danubio. En contra de
la idea equivocada que uno pueda tener, el lugar es un sitio idílico. De hecho, los nazis mandaron construir sus casas repartidas
por las laderas y en las zonas
boscosas que dan al caudaloso
río. Allí se instalaron con sus familias y en las fotografías que se
tomaron en la intimidad y que se
conservan aparecen disfrutando
con sus mujeres, hijos y familiares de una vida acomodada ajena
al horror que se vivía en la cima
de la colina donde estaba el campo de concentración.
Las casas de los jerarcas nazis
estaban alejadas para no tener
que soportar el olor a carne quemada que despedía de forma
continua la chimenea de los crematorios, según recuerdan los
Vista general de la cantera de Mauthausen por el acc
Las ‘escaleras de la muerte’ de la cantera de Mauthausen hoy. En la foto pequeña, prisioneros cargando bloques de piedra
propios prisioneros. Mariano
Constante, el aragonés que impulsó junto con otros deportados
una organización clandestina de
resistencia dentro de las instalaciones, recuerda en sus memorias que aquello podría haber sido “un paraje idílico, dado su situación geográfica, si no hubiera
tenido el triste privilegio de ser
construido para el exterminio de
miles de personas”.
En una de las vertientes de la
colina, sigue explicando Constante, se encontraba la cantera de
granito de Wienergraben. Ese fue
el motivo para que los nazis eligieran el emplazamiento. Se
• • • De no ser por
lo que allí ocurrió,
el paraje donde
se construyó
Mauthausen sería un
paisaje idílico …
apropiaron de ella en el verano
de 1938 y un grupo de prisioneros de Dachau comenzó a construir la fortificación. Cuando llegaron en 1940 los primeros deportados republicanos españoles
se sumaron a los trabajos de extracción de piedra y de construcción de la fortaleza. La producción que no se invertía en el sitio
se vendía a las ciudades alemanas para sus obras públicas y todo revertía directamente al bolsillo de los SS.
La fortaleza de piedra no cierra el perímetro del campo, sino
que solo lo delimita por su fachada principal, la que da al valle del
Danubio y al municipio de Mauthausen. El interés por levantar
esta fortificación no era por tanto
de seguridad sino más bien de intimidación, además de para poder albergar en esta zona las de-
Memorial a las víctimas que eran arrojadas por los
pendencias de los SS. El resto del
campo quedaba delimitado por
alambradas electrificadas y desde las torres de vigilancia los nazis dominaban todo el perímetro.
Cuando empezaron a llegar más
prisioneros se abrieron nuevos
campos cercados por alambradas
alrededor de la fortaleza, como el
destinado a los soviéticos, donde
los nazis no entraban y los presos
morían por abandono.
Malos tratos
Además de los malos tratos y de
las torturas que sufrían de los
nazis y del acoso de sus perros,
el mayor suplicio de Mauthau-
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