N O T A S XXIV Y tantas contrariedades, no obstante las terminantes órdenes del Príncipe de la Paz! Pero todavía no fué bastante, sufrir resignado el género de dificultades con que luchó su patriótica abnegación, no viendo , por fin , realizada la publicación de las l á m i n a s ; la fatalidad le tenía reservado un desengaño mayor y una prueba más dura. Deduzcan los lectores del contexto del siguiente documento los comentarios de que nosotros hacemos gracia remitiéndolos á su b u e n juicio. «NOTA. Excmo. Sr. : D. Simón de Roxas C l e m e n t e , Bibliotecario que fué del Real Jardín Botánico , y en la actualidad empleado en el Jardín de Aclimatación en Sanlúcar de B a r r a m e d a , mandó imprimir un libro sobre variedades de la vid c o m ú n , al impresor D. F e r m í n T a d e o Villalpando. Este ha suplido todos los .gastos de impresión , que ascienden á 8 . 3 7 9 reales, como consta de cuenta presentada y.aprobada por Clemente. Solo le ha pagado tres m i l , y sobre los cinco mil y más restantes, le ha dicho que acuda á la empresa del Semanario de Agricultura. Zea, profesor del Jardín , y de quien es la e m p r e s a , dice que no tiene con que pagar, y el impresor acude á V. E. para que mande á Clemente que le pague, pues con él ha c o n t r a t a d o , y después este repita contra el Semanario. Este es un asunto de justicia cuya decisión toca á un jue\; si á V. E. le parece se puede decir así al impresor.» N o consta en el expediente de qué manera Villalpando cobró el resto de su cuenta, pero basta ver el giro que daba al asunto el jefe del negociado , que era distinto, á no dudar, del que lo instruyó, y saberque Clemente había pagado ya de su bolsillo particular tres mil reales, para inferir el término que tuvo. ¡Tal vez se vio en nece- D O C U M E N T O S 0 tomos, seis de ellos en 4 . y los otros dos en fol. ; los papeles sueltos con varias noticias, acaso lleguen á 4 0 0 folios de diversos tamaños, con unos 2 0 diseños, correspondientes á la parte geografico-física; otros apuntes sueltos relativos á Zoología y reunidos en legajitos ocupan mas de 5oo folios de diferentes t a m a ñ o s ; la Flora de Granada ó dígase la Flora bética, ordenada conforme al sistema sexual de L i n n e o , se compone de 36 legajitos cada u n o con muchos papeles sueltos, correspondientes á otras tantas plantas, y de ellas están designados los nombres científicos y vulgagares, las localidades y alturas, añadiendo á veces otras noticias y observaciones, acompañadas ó no de las respectivas descripciones; una Lista alfabética de nombr es andaluces de plantas es complemento de la Flora, y compone u n cuaderno en fol. de 8 9 folios, algunos en blanco. Pero todo quedó por concluir, y realmente no es más que una suma de materiales, cuya importancia sabrá apreciar quien se ocupe en trabajos semejantes; son m u y notables los que hizo Clemente sobre la Geografía botánica y física de Granada, consignados en algunos tomos de los diarios, como también los pormenores de las nivelaciones. Constan igualmente en aquellos y en varios papeles sueltos las noticias que le fueron c o m u n i c a d a s , y entre ellas deben mencionarse las siguientes: las de peces y las de aves que observó Cabrera en Cádiz, y otras de peces de Málaga y del Puerto de Santa María; las de algas remitidas de Cádiz por Cabrera con las de otras plantas enviadas á La Gasea en 1 8 1 4 por Cabrera también, y con las de plantas cogidas por el mismo en las inmediaciones de Cádiz hasta Alcalá de los Gazules; las de plantas comunicadas por Santos (Francisco), catedrático de Botánica en Sevilla; las de algas observadas por La Gasea en Asturias, con las de otras plantas cogidas por el mismo cerca de Jaén en Noviembre de 1 8 0 9 ; las de plantas observadas en Sierra-Nevada por Bory de Saint Vincent, al parecer. Finalmente, se halla entre los papeles de Clemente una Tentativa sobre la liquenografía geográfica de Andalucía, que es digna de ser estudiada, y cuyas diversas partes ocupan diez y ocho y medio pliegos. sidad de descontar u n a parte de su escaso sueldo para satisfacer la deuda al im- (Artículo bibliográfico núm. 685 de la Botánica y los Botánicos de la Península Uisp ano-Lusitana, por D. Miguel Colmeiro.) presor! N o se extrañará ya que Clemente dejase inéditos sus escritos y se retirase á la tranquila vida con que le brindaban el aislamiento y la soledad de Titaguas ; lo admirable es que su a m o r al trabajo y sus afanes por ilustrar al público le alenta- 6. sen todavía con la esperanza de dar á la imprenta su Historia natural del reino de BIOGRAFÍA: columna A 2. , pág. XVI. Granada y algunos otros escritos científicos ! Apuntes sobre colmenería, por D. Simón de Rojas Clemente.—Año 0 En 4. sin de 1824.— paginación. (En poder de los herederos de D. Antonio Sandalio Arias.) 4BIOGRAFÍA: columna 2.", pág. XIV. Discurso pronunciado por D. Simón de Rojas Clemente, en la apertura solemne de la enseñanza de Agricultura y Botánica establecida en Sanlúcar de Barra, meda el año de 1808.—(En poder de la familia Boutelou, residente en Sevilla.) N o extraña Clemente que la Agricultura, a u n q u e hija del cielo y coetánea del universo, estuviese en la oscura rutina, abandonada á brazos mercenarios, sin p r i n cipios , sin m é t o d o , sin carácter alguno de ciencia, y que en suma no fuese más que una indigesta colección de casos, cuando la metereología estaba en la infancia, la química no era conocida sino treinta años antes, y de la geología de las plantas sólo se poseían los recientes datos publicados por el ilustre H u m b o l d t , etc., etc. E n justificación de que con la enseñanza agronómica que se inauguraba no podía aspirarse á acabar el suntuoso edificio de la ciencia, sino á juntar materiales con el concurso de maestros y discípulos, recuerda que el malogrado Cavanilles, habiéndose dedicado con u n a constancia heroica á la botánica descriptiva , dejó á su herbario familias de plantas enteramente intactas ; que L i n n e o , á pesar de su larga y laboriosa vida, no concluyó la ordenación uniforme de todos los seres que llegaron á sus manos, y que hasta el inmortal Buffon se vio muchas veces falto de ideas y tan a b a n d o nado de su inmenso genio, que cayó en pueril, si no en ridículo.—Grandes elogios en favor de la importancia y utilidad de la Agricultura, entusiastas declamaciones sobre el envidiable suelo y clima en que se iba á establecer la enseñanza a g r o n ó mica, y lisonjeras esperanzas sobre los beneficios que en breve se propagarían desde aquel naciente establecimiento, constituyen el resto de este discurso lleno de bellas imágenes y nutrido de la erudición con que sabía escribir el ilustre D. Simón de Rojas.—Pronunciado en una época de agitación y patriotismo, quizá pasó pronto la oportunidad ó conveniencia de publicarle.—Respetamos el propósito, si es que existe, de que continúe inédito , pero creemos de buena fe que su publicación contribuiría á honrar un n o m b r e que para nosotros tanto vale. (Artículo bibliográfico núm. 2141 del Diccionario de Bibliografía agronómica, por D. Braulio A nton Ramire^.J 5. BIOGRAFÍA: Historia natural de Granada, columna A 2. , pág. por Clemente proyectada. XIV. (Simón de Rojas]. Hallábase en Titaguas el ilustrado Clemente por los años de 1 8 2 4 padeciendo ya los achaques y dolencias que le llevaron al sepulcro. Debió coger en sus manos el tomo III de la Agricultura general de H e r r e r a , edición de 1 8 1 8 y 1 9 , en el cual se trata de las abejas, con adiciones de D. Agustín Pascual (padre), y no estando conforme sin duda con todos los principios sentados por el autor ni por el adicionador, comenzó á hacer anotaciones en las márgenes del libro impreso, consignando sus propias observaciones y las de sus deudos en Titaguas. Seducido tal vez por las maravillas del asunto, dejó correr su imaginación y su pluma privilegiadas ; consumió todo el blanco del libro, le agregó cuadernillos de papel, y por último reunió multitud de apuntes sobre cuanto se había escrito hasta entonces acerca del particular. Ya debía llegar á punto de darle forma : en unas partes se leen las divisiones que parece debían constituir un tratado sobre las abejas ; en otras el título que había de recibir, vacilando entre cánones de colmenería y colmenería titagüeña. E n los mismos manuscritos hay indicios para sospechar que a l g u n o intentó dar cima al pensamiento, y que prudentemente desistió por lo difícil que era competir con el mérito del trabajo en embrión. Es de desear, no obstante, que estos materiales, que son preciosos, a u n q u e incorrectos y desarreglados como de primera intención y como reunidos en una época en que ya estaba abatido el espíritu de Clemente, vean la luz pública, acomodados á los adelantos del dia, así para utilidad dé los apicultores como para aumentar la gloria de nuestro sabio compatriota. fArtículo bibliográfico núm. 2.ocj5 del Diccionario de Bibliografía agronómica, por D. Braulio Antón Ramire^.J E n una nota de la página 7 9 1 del citado Diccionario , que se publicó en 1 8 6 6 , se consignó una opinión que resulta confirmada por los hechos posteriores que se refieren en la Biografía. Dice así la n o t a : Al comenzar esta tercera sección de Manuscritos, hemos indicado que algunos de los que damos noticia obran en poder de D. Joaquín Reynés, como hijo político de Arias, pues ha contraído matrimonio con su hija Doña María de la Concepción de Arias y Arimon, autora de una Memoria que dejamos reseñada bajo el n ú m . 7 1 1 en la página 2 8 2 . Dichos apuntes sobre colmenería son de los mas apreciables entre los que el Sr. Reynés, con generosidad plausible, ha ofrecido al Gobierno de S. M . La circunstancia de obrar entre los autógrafos de Arias y la de carecer de firma h a n dado motivo para creer que pertenecían á este autor, mas en nuestro concepto y en el de otras personas más competentes, son del ilustre D. Simón de Rojas Clemente.» Obra 7BIOGRAFÍA: Para ella debían servirle las plantas que reunió y se conservan en el Jardín Botánico de Madrid, donde se guardan igualmente los diarios de los viajes de Clemente y los demás materiales manuscritos que había acumulado. Los diarios forman ocho columna i. ,pág. u XVII. Sellos en seco.—Como Teniente mayor de cura de la P a r r o q u i a de San Sebastian de Madrid, certifico : Que en el libro cuarenta y dos de difuntos, al folio tres-