Italia: las dos derechas en el Gobierno

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Italia: las dos derechas en el Gobierno
Piero Ignazi
Profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Bolonia –
Tomado de sinpermiso.com
Renzo de Felice, el gran historiador del fascismo, distinguía entre “fascismo
movimiento” y “fascismo régimen”. Este último constituía la normalización de las
tensiones revolucionarias, la reducción corporativa de los conflictos sociales, la
armonización -y clericalización- de la sociedad, su aburguesamiento
“panciafichista” [1]. El primero representa para de Felice, la esencia verdadera, el
hilo rojo que marca toda la historia del ventenio: es el fascismo de los orígenes y
del crepúsculo, el “social” que apunta al cambio, a la novedad, a la “revolución”,
que se contrapone tanto a la burguesía como al proletariado, que desconfía del
viejo establishment y que identifica siempre nuevos enemigos. Columna vertebral
del fascismo movimiento fueron, como dice el historiador, “las clases medias
emergentes (...) aquellos sectores de la pequeña burguesía que aspiraban a una
mayor participación y dirección propias de la vida social y política nacional,
aquellos sectores que ya no reconocían a la clase dirigente tradicional y a aquella
política en particular ni la capacidad ni la legitimidad de gobernar (...) Querían
afirmar su función, su cultura y su poder político contra la burguesía y el
proletariado”.
Mutatis mutandis, estas categorías pueden aplicarse hoy a la derecha
berlusconiana. Quede esto bien claro: no quiere decirse con ello que las ideas, los
valores, los programas del berlusconismo sean asimilables al fascismo histórico.
Eso sería un sinsentido. Sin embargo, en el mundo político que gira en torno al
Cavaliere, tanto en el Popolo della Libertà como en la Lega Nord, discurren dos
tendencias asimilables a las categorías del 'movimiento' y del 'régimen'. La del
movimiento tiene sus alfiles en los Brunetta [2] y en los Gasparri [3],en los Sacconi
[4] y en la Gelmini [5], pasando por los liguistas de complemento. Estos
personajes adoptan tematicas y estilos comunicativos agresivos que movilizan
al electorado propio apuntando ellos a los "enemigos" del pueblo que traman
contra los intereses de la nación: a la oposición, evidentemente, pero también a
los "poderes fuertes", los sindicatos y lo poco que queda de prensa independiente,
así como a magistrados, docentes y funcionarios públicos en general, lo que es
como decir a las categorías que no votan a la derecha. Su lenguaje oscila entre lo
irrisorio y lo insolente, salvo cuando se repliegan sobre el victimismo agresivo si se
les responde con dureza. Además, la protección asegurada por los medios les
permite descargar ráfagas de falsedades - véanse los puntuales choques en el
portal de lavoce.info - sin temer desmentidos que, si alguna vez se producen,
aparecen en la página 40, en cuerpo 6, unos días después. Pero la protección
mayor es la que asegura el gran jefe. El Cavaliere en persona encarna el tipo ideal
del movimentismo de derecha: siempre al ataque, derribando y deslegitimando sin
cesar a los adversarios que quieren la ruina del país, que cultivan la cultura de la
muerte,
que
alientan
la
crisis,
socava continuamente reglas
y
procedimientos, garantías y equilibrios entre poderes, a fin de introducir un
régimen personalista-plebiscitario.
Del movimentismo de la derecha se desprende un deseo de venganza, de
desquite y de afirmación que recuerda de cerca las pulsiones de las clases medias
en ascenso descritas por de Felice. Clases que se reconocen hoy en el trabajo
autónomo en todas sus mil variantes, de los miniempresarios a los consultores de
todo tipo, de los comerciantes a los artesanos. Clases que estallaron hace veinte
años y que ya entonces pedían un reconocimiento y una representación 'suya'
propia. El desplome de la Democracia Cristiana las ha llevado de modo
natural hacia el novismo de derecha cuyo discurso llegaba directo al corazón y a la
cartera de estas clases. Clases que detestan a la burguesía por tener forrados los
riñones y también, más o menos abiertamente, por su cultura (palabra que hace
echar mano a la pistola a la parte del berlusconismo de movimiento), y que
desprecian o temen según las circunstancias al proletariado sindicalizado, el que
todavía reivindica derechos y retribuciones. Clases que quieren su sitio a la mesa
y en la sala de mandos para adquirir y/o mantener la riqueza acumulada en estos
años salvajes, a menudo a costa del trabajo asalariado.
A este berlusconismo de movimiento, verdadera alma de la derecha italiana, se le
añade otro, bastante minoritario, de 'régimen', más sereno y suave. Su cantor es
Giulio Tremonti [6] y su mentor, Gianni Letta [7]. Como todas las fuerzas de
estabilización pretende mitigar y apaciguar. No desdeña un rostro feroz si hace
falta, pero logra siempre recobrarse gracias a una sabia dosis de diplomacia y
contactos.
En este esquema no aparecen muchos ex AN (Alleanza Nazionale)[8].
Demasiado 'tradicionales' y 'pro-estado' para seguir al movimentismo,
demasiado 'antagonistas' para seguir al clerical-tremontismo. A ellos no les queda
más que seguir otro recorrido, el del conservadurismo moderno adoptado
por Gianfranco Fini y del todo ajeno a ambas tendencias de la derecha
berlusconiana. Ya veremos quén tiene más tela que cortar.
NOTAS T.: [1] "Panciafichista", término frecuente en el vocabulario mussoliniano
para designar a los medrosos y "pacifistas por cobardía". [2] Renato Brunetta,
actual ministro de Administración Pública e Innovación. Comenzó su carrera
política en el Partido Socialista de Craxi. [3] Maurizio Gasparri, presidente del
grupo parlamentario del Popolo della Libertà en el Senado. Procedente de
Alleanza Nazionale, fue ministro de Comunicación entre 2001 y 2005, y
responsable entonces de la llamada Ley Gasparri de reordenación del sistema
televisivo italiano, bloqueada por la Unión Europea por violar el principio de
pluralidad. [4] Maurizio Sacconi, ministro de Trabajo, Salud y Políticas Sociales. Su
mujer, Enrica Georgetti, es presidente de la Farmindustria italiana, lo que motivó
las críticas de la revista Nature al nombramiento de Sacconi como ministro de
Sanidad por el evidente conflicto de intereses. [5] Mariastella Gelmini, ministra de
Educación, Universidades e Investigación, muy impopular entre estudiantes y
docentes, que se han manifestado contra ella numerosas veces en este último
año. [6] Giulio Tremonti, ministro de Economía y Finanzas en el actual Consejo de
Ministros, cargo que ha desempeñado en los tres gobiernos anteriores de
Berlusconi. Jurista y especialista en derecho financiero en la Universidad de
Pavía. [7] Gianni Letta, periodista (fue director del semanario Il Tempo) y estrecho
colaborador de Berlusconi en los negocios y la política, tuvo altas
responsabilidades en Fininvest (y en algunas de sus irregularidades) y fue
Subsecretario de la Presidencia del Consejo de Ministros en el primer gobierno del
Cavaliere en 1994, cargo que desempeña de nuevo en la actualidad. En 2006,
Berlusconi lo propuso como candidato a la presidencia de la República, puesto
que obtendría el actual mandatario, Giorgio Napolitano. [8] Recuérdese que
Alleanza Nazionale, ahora extinguida en el PdL, es heredera del neofascista
Movimento Sociale Italiano.
Traducción para www.sinpermiso.info: Lucas Antón
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