PRÁCTICOS DEL SECTOR TERCIARIO. El gráfico lineal muestra la evolución de la población ocupada o con empleo en el sector terciario en España entre 1900 y 2007. Este sector incluye las actividades que proporcionan servicios a la sociedad es decir, las que no producen bienes materiales, como el turismo, el comercio o los transportes. Al empezar el siglo XX, el porcentaje de ocupados en el sector terciario era muy bajo. Las razones eran el bajo nivel de vida; el predominio de una economía agraria en la que las tareas del campo apenas estaban mecanizadas y empleaban a una numerosa mano de obra; el insuficiente desarrollo industrial; el bajo nivel de los servicios públicos; y el trabajo mayoritario de las mujeres en las tareas del hogar y en las labores agrarias. Desde entonces y hasta la década de 1960, inició un lento crecimiento que se vio interrumpido durante el período de la Guerra Civil y la posguerra (1940 y 1950) a causa del mantenimiento o regreso de la población al campo y del descenso del nivel de vida. Así, todavía en 1950, el porcentaje de población ocupada en los servicios era tan solo del 25,9%. Entre 1960 y 1975, la ocupación terciaria registró un notable incremento debido a diversos motivos, que tienen su punto de partida con el Plan de Estabilización de 1959: aumentó el nivel de vida de la población al superarse la crisis económica de la posguerra, permitiendo un mayor consumo de servicios; la mecanización de las tareas agrarias provocó el trasvase de parte de la población rural al sector servicios; el despegue de la industria a raíz de los planes de desarrollo, favoreció el crecimiento de servicios como los transportes y las finanzas y aceleró el proceso de urbanización; y el auge del turismo colaboró al crecimiento de muchos servicios relacionados con él, como el comercio, la banca, los transportes y el ocio. Entre 1975 y 1980, la población ocupada en los servicios acusó el impacto de la crisis económica y moderó su crecimiento. No obstante, los servicios fueron el único sector que en estas fechas no sufrió un descenso de la población ocupada, en contraste con el grave retroceso sufrido por el empleo industrial. Entre 1980 y 2000, la ocupación terciaria recuperó un fuerte crecimiento. Las causas fueron de diverso tipo. El sector terciario se convirtió en el refugio de los parados procedentes de la reconversión industrial; la industria, tras recuperarse de la crisis y modernizarse, se “terciarizó”, reduciendo el número de empleados en las tareas productivas y aumentando la demanda de servicios; el turismo continuó creciendo; la creación de la administración autonómica y de la administración europea incrementó los servicios en la administración pública; la implantación del Estado del bienestar estimuló el crecimiento de los servicios sanitarios y educativos; y el cambio de mentalidad social a partir de la transición a la democracia, favoreció el trabajo de la mujer fuera del hogar, que se focalizó en el sector terciario e impulsó a su vez ciertos servicios, como las guarderías y la ayuda doméstica. A partir de 2000, la población ocupada en el sector terciario continúa creciendo, aunque a menor ritmo, dado que ya se encuentra en cifras elevadas. En un futuro próximo es previsible que todavía continúe incrementándose, dado que los valores aún están por debajo de los países más desarrollados del entorno; pero más que un crecimiento cuantitativo es esperable una mejora cualitativa y una diversificación de los servicios, que favorecerá a las áreas de mayor dinamismo económico y mayor nivel de renta, y relacionados, principalmente con sectores punta como: la informática y las telecomunicaciones. El mapa representa la aportación del sector terciario al PIB en 2007 por comunidades autónomas. En España la aportación media de este sector a la riqueza nacional es alta, un 66,8%, propia de los países desarrollados. No obstante, se aprecian diferencias regionales en el grado de terciarización económica: Las comunidades con mayor aportación del sector terciario al PIB son Madrid, Baleares, Canarias, Andalucía y las ciudades autónomas de Ceuta y de Melilla. -En Baleares, Canarias y Andalucía, se debe al desarrollo del turismo, que impulsa los servicios relacionados directa o indirectamente con él, especialmente los de consumo (hostelería, restauración, comercio, etc.). - En Madrid, se explica por factores como su papel como capital del Estado, que incrementa los servicios relacionados con la administración; su función como importante centro financiero; la ubicación de las sedes sociales de numerosas empresas nacionales e internacionales; la acusada terciarización de su industria que desarrolla los servicios a la producción; la presencia de núcleos urbanos destacados; su función como centro de mercado a escala nacional gracias a la confluencia de redes de transporte; y la existencia de numerosas modalidades de turismo, como el de congresos y convenciones o el cultural relacionado con su rico patrimonio artístico y cultural. - En Ceuta y en Melilla, se debe al elevado peso del sector público y a la práctica ausencia de otras actividades productivas relacionadas con el sector primario o secundario por su reducida dimensión territorial y la pobreza de recursos naturales susceptibles de transformación industrial. Las comunidades con menor aportación del sector terciario al PIB son Galicia, Asturias, el País Vasco, Castilla y León, Aragón, La Rioja y Castilla-La Mancha. Se trata de comunidades con un mayor peso económico de las actividades del sector primario (Galicia, Castilla y León, La Rioja, Castilla-La Mancha) o del sector secundario (Asturias, el País Vasco, Aragón, La Rioja), o bien, con predominio de los servicios menos cualificados, generadores de un valor añadido más bajo, como el comercio y los servicios personales, administrativos y asistenciales. Para explicar los motivos de la diferente aportación del sector servicios al PIB deben tenerse en cuenta factores como el volumen de población; el grado de urbanización; el nivel de desarrollo económico y de renta; el peso económico de los sectores primario y secundario; y el tipo de servicios predominantes.