MAZDEISMO Es la religión irania de Ahura Mazda, término del cual se deriva (v. IRÁN VII). Estas dos palabras, todavía separadas en los Gathas, significan Señor (Ahura) y Sabiduría (Mazda); son una definición de la esencia de la divinidad suprema, que terminó por convertirse en su nombre propio y personal, sobre todo cuando en época posterior se unieron en una sola palabra: Ohrmazd, Ohrmazd (forma tardía), Ohrmuzd (Ahur-Aur y Mazd); griego: Oromazes; castellano: Ormazd y Ormuz 1. Fuentes del mazdeísmo. Se pueden reducir a tres: 1) Los Gathas=«Himnos, canciones» que, fueran o no redactadas por Zoroastro (v.), reflejan su tiempo e ideología; integran el núcleo más arcaico del Avesta, de ahí su otra designación: «Avesta antiguo». 2) El Au2esta reciente, codificado por última vez ya en época sasánida por los magos. 3) La literatura Pehlevi, nombre de la lengua vulgar a la que fue traducido el Avesta completado con diversos «comentarios »=Zend (v. ZEND AVESTA). Aparte de esta traducción y comentarios, la literatura pehlevi consta de numerosas obras literarias de época posterior a Jesucristo y, a veces, probablemente influenciadas por doctrinas del cristianismo, p. ej., creencia en el juicio final después de la resurrección En estas tres fuentes reaparece el mismo núcleo de ideas fundamentales con variadas matizaciones; no obstante se nota una progresiva modificación de diversos puntos doctrinales, introducción de algunas creencias, por ej., la resurrección de los muertos. Esta evolución o, al menos, diferenciación doctrinal es clara, p. ej., en cuanto a la relación de Ahura-Mazda con Ahríman, naturaleza y misión de los amesha spenta, ausencia de la magia y conjuros mágicos (Gathas) o su presencia (Avesta reciente), etc. La diferenciación no es menos acentuada en lo referente a la forma líteraría: exposición abstracta de las doctrinas religiosas (Gathas), o relatos concretos, populares, descripciones cada vez más sugestivas y plenas de fantasía (Avesta reciente, literatura pehlevi). Podrían servir de paradigma las ideas sobre el «cíelo-ínfierno», tal cual aparecen expuestas con plasticidad progresíva en los diversos documentos, culmínando en la descripción del Ardd Vtráf 18,5, dantesca por la forma y hasta por el esquema literario: Ardá Viráf llevado de la mano por un acompañante, Estrosh, a fin de que no le ocurra ninguna desgracia en su visita a «los horrorosos abismos del infierno, hoyo espantoso que conduce a un lugar estrecho y horrible, lleno de una oscuridad tan tenebrosa que es necesario ir tanteando con las manos y de una hediondez tan fétida que a quien el espeso aire suba a la nariz se inclinará, vacilará y caerá...» 2. Desarrollo doctrinal e histórico. Resulta muy difícil determinar los elementos antiguos de la religión de los persas, pues la mayoría de las fuentes literarias son de casi un mílenio después de su asentamiento en la meseta del Irán (v.). Cuando llegaron a la meseta íranía, su religión puede ser catalogada entre las indoeuropeas (V. RELIGIONES ÉTNICOPOLíTICAS; Dios n). Aparte de AhuraMazda, a juzgar por las huellas conservadas, contaban con un dios-sol (Hvar), un dios-fuego (Atar) y varias diosas, relacionadas con la fertilidad agraria, entre las cuales descuella la llamada en avéstico Anahita=«la inmaculada» Mazdeísmo y zoroastrismo. Al ponerse en contacto con la relígiosidad de los pueblos vencidos, especíalmente los asirios (Marduk; V. ASIRIA III; BABILONIA III), los persas aceptaron muchas de sus creencias y prácticas; este sincretismo originó nuevas formaciones religiosas. Así durante el periodo de esplendor político de los Aqueménides (s. VII-v a. C.; V. AQUEMÉNIDA, DINASTÍA) se acentuó una sublimación religiosa: la de Ahura-Mazda hacia el monoteísmo y la de Zoroastro hacia una moralidad más elevada, si bien la primera probablemente se había iniciado ya antes Zarathushtra o, según la transcripción habitual, Zarathustra, y ya castellanizado Zaratustra, conocido entre los griegos por el nombre Zoroastro, no es el fundador del m., sino un reformador de la herencia religiosa irán¡ea con la particularidad de que su novedad es más de tipo ético que teológico; los griegos del s. iv no hablan de «religión» sino de una «filosofía» de Zoroastro. El hecho de figurar en el nombre divino el término y concepto de la «sabiduría» (sophía) pudo influir en que Zoroastro fuera llamado «filósofo» o «amante de la sabiduría o del Sabio» y su doctrina «filosofía». Su personalidad histórica ha llegado hasta nosotros cubierta por imprecisiones y a través de enmarañadas versiones. Nacido probablemente en los s. VII-VI a.C., contemporáneo de Ciro-Cambises, fue un pequeño propietario, miembro de una de las familias aristocráticas del país y educado en la religiosidad tradicional de su pueblo impregnada de elementos mazdeístas. Como Buda (v.) y Confucio (v.) se retiró de todo, en este caso a la gruta de una montaña durante seis años. Tenía 30 años, cuando en éxtasis creyó recibir de Ahura-Mazda «revelaciones» que, tras 10 años de maduración, lo lanzaron a predicar la santidad de Ahura-Mazda, su inmediata venida, la urgencia de ponerse de su parte así como a introducir ciertas innovaciones en las creencias religiosas y en el ritual mazdeísta. Perseguido por el Principio del Mal y por los suyos, fue expulsado de la tribu. Pero su porvenir quedó asegurado al conseguir la conversión del rey de Bactres, el famoso Vishtaspa, así como del más distinguido de su corte, Jamáspa, con cuya hija se casó según la leyenda (V. ZOROASTRO Y ZOROASTRISMO) Conocemos la doctrina de Zoroastro por medio de los Gatha, recogidos después en el Avesta. En gran parte conviene con el m., pero no hay coincidencia plena ni en las circunstancias externas. El zoroastrismo es de origen medo, periférico al Irán, destinado a los pobres y humildes especialmente a los campesinos, antiguos nómadas sedentarizados; el m. es típicamente persa, aristocrático e imperialista. El zoroastrismo, que floreció en el primer milenio a. C. y en el Próximo Oriente, tiempo y espacio constitutivos de «un verdadero puzzle de culturas y de religiones» (P. Masson-Oursel, o. c., en bibl., 35), es uno de los fenómenos más polivalentes de la historia de las religiones; consiguió superar diversos sustratos étnico-políticos y telúricos elevándose con cierta categoría de religión universal por ser obra de un fundador conocido, por desbordar el círculo cerrado de cualquier grupo étnico o nacional y por tender al proselitismo. En este aspecto se distancia de las religiones étnico-políticas (v.) y de las telúrico-mlstéricas (V. MISTERIOS Y RELIGIONES MISTÉRICAS; DIOS TI, 2) y se acerca a las grandes religiones: cristianismo, budismo e islamismo Mazdeísmo y religión de los magos. Los magos -de magu, magavan=«partícipes en la alianza, en los dones místicos»- integraban una tribu de influencia política, originariamente ajena al m. y a la reforma zoroástrica. Especialistas en numerosas prácticas «mágicas» -de ahí el nombre y concepto de magia (v.)-, en la interpretación de sueños (v.) y en la astrología (v.), las trasmitieron al Occidente al mismo tiempo que ellos se expandían por toda Asia hasta el Mediterráneo ya desde el tiempo de los Aqueménides. Sin olvidar su concepción dualista ni su arcaico ritual, dominado por el fuego astral y artificial, se abrieron a corrientes exóticas. Aceptaron a Ahura-Mazda, pero sin desechar el politeísmo anterior, se presentaron como herederos de los primeros seguidores de Zoroastro y llegaron a un sincretismo (V. TEOCRACIA II; SINCRETISMO), amalgama religiosa de elementos heterogéneos del m. y zoroastrismo, de diversas formas de religiosidad iránica-asirio-caldea e incluso judía. Dentro del m. zoroástrico terminaron por erigirse en tribu similar a la de Leví-levitas (v.) en la religiosidad de Israel, hasta el extremo de que, con función de grupo religioso-sacerdotal más caracterizado, fueron los encargados de la codificación del Avesta ya en el periodo sasánida (s. II-vIII d. C.)