Medeizmo (43354)

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MAZDEISMO
Es la religión irania de Ahura Mazda, término del cual se deriva (v. IRÁN
VII). Estas dos palabras, todavía separadas en los Gathas, significan Señor
(Ahura) y Sabiduría (Mazda); son una definición de la esencia de la
divinidad suprema, que terminó por convertirse en su nombre propio y
personal, sobre todo cuando en época posterior se unieron en una sola
palabra: Ohrmazd, Ohrmazd (forma tardía), Ohrmuzd (Ahur-Aur y Mazd);
griego:
Oromazes;
castellano:
Ormazd
y
Ormuz
1. Fuentes del mazdeísmo. Se pueden reducir a tres: 1) Los
Gathas=«Himnos, canciones» que, fueran o no redactadas por Zoroastro
(v.), reflejan su tiempo e ideología; integran el núcleo más arcaico del
Avesta, de ahí su otra designación: «Avesta antiguo». 2) El Au2esta
reciente, codificado por última vez ya en época sasánida por los magos. 3)
La literatura Pehlevi, nombre de la lengua vulgar a la que fue traducido el
Avesta completado con diversos «comentarios »=Zend (v. ZEND AVESTA).
Aparte de esta traducción y comentarios, la literatura pehlevi consta de
numerosas obras literarias de época posterior a Jesucristo y, a veces,
probablemente influenciadas por doctrinas del cristianismo, p. ej., creencia
en
el
juicio
final
después
de
la
resurrección
En estas tres fuentes reaparece el mismo núcleo de ideas
fundamentales con variadas matizaciones; no obstante se nota una
progresiva modificación de diversos puntos doctrinales, introducción de
algunas creencias, por ej., la resurrección de los muertos. Esta evolución
o, al menos, diferenciación doctrinal es clara, p. ej., en cuanto a la relación
de Ahura-Mazda con Ahríman, naturaleza y misión de los amesha spenta,
ausencia de la magia y conjuros mágicos (Gathas) o su presencia (Avesta
reciente), etc. La diferenciación no es menos acentuada en lo referente a la
forma líteraría: exposición abstracta de las doctrinas religiosas (Gathas), o
relatos concretos, populares, descripciones cada vez más sugestivas y
plenas de fantasía (Avesta reciente, literatura pehlevi). Podrían servir de
paradigma las ideas sobre el «cíelo-ínfierno», tal cual aparecen expuestas
con plasticidad progresíva en los diversos documentos, culmínando en la
descripción del Ardd Vtráf 18,5, dantesca por la forma y hasta por el
esquema literario: Ardá Viráf llevado de la mano por un acompañante,
Estrosh, a fin de que no le ocurra ninguna desgracia en su visita a «los
horrorosos abismos del infierno, hoyo espantoso que conduce a un lugar
estrecho y horrible, lleno de una oscuridad tan tenebrosa que es necesario
ir tanteando con las manos y de una hediondez tan fétida que a quien el
espeso aire suba a la nariz se inclinará, vacilará y caerá...»
2. Desarrollo doctrinal e histórico. Resulta muy difícil determinar los
elementos antiguos de la religión de los persas, pues la mayoría de las
fuentes literarias son de casi un mílenio después de su asentamiento en la
meseta del Irán (v.). Cuando llegaron a la meseta íranía, su religión puede
ser catalogada entre las indoeuropeas (V. RELIGIONES ÉTNICOPOLíTICAS; Dios n). Aparte de AhuraMazda, a juzgar por las huellas
conservadas, contaban con un dios-sol (Hvar), un dios-fuego (Atar) y varias
diosas, relacionadas con la fertilidad agraria, entre las cuales descuella la
llamada
en
avéstico
Anahita=«la
inmaculada»
Mazdeísmo y zoroastrismo. Al ponerse en contacto con la relígiosidad
de los pueblos vencidos, especíalmente los asirios (Marduk; V. ASIRIA III;
BABILONIA III), los persas aceptaron muchas de sus creencias y prácticas;
este sincretismo originó nuevas formaciones religiosas. Así durante el
periodo de esplendor político de los Aqueménides (s. VII-v a. C.; V.
AQUEMÉNIDA, DINASTÍA) se acentuó una sublimación religiosa: la de
Ahura-Mazda hacia el monoteísmo y la de Zoroastro hacia una moralidad
más elevada, si bien la primera probablemente se había iniciado ya antes
Zarathushtra o, según la transcripción habitual, Zarathustra, y ya
castellanizado Zaratustra, conocido entre los griegos por el nombre
Zoroastro, no es el fundador del m., sino un reformador de la herencia
religiosa irán¡ea con la particularidad de que su novedad es más de tipo
ético que teológico; los griegos del s. iv no hablan de «religión» sino de
una «filosofía» de Zoroastro. El hecho de figurar en el nombre divino el
término y concepto de la «sabiduría» (sophía) pudo influir en que Zoroastro
fuera llamado «filósofo» o «amante de la sabiduría o del Sabio» y su
doctrina «filosofía». Su personalidad histórica ha llegado hasta nosotros
cubierta por imprecisiones y a través de enmarañadas versiones. Nacido
probablemente en los s. VII-VI a.C., contemporáneo de Ciro-Cambises, fue
un pequeño propietario, miembro de una de las familias aristocráticas del
país y educado en la religiosidad tradicional de su pueblo impregnada de
elementos mazdeístas. Como Buda (v.) y Confucio (v.) se retiró de todo, en
este caso a la gruta de una montaña durante seis años. Tenía 30 años,
cuando en éxtasis creyó recibir de Ahura-Mazda «revelaciones» que, tras
10 años de maduración, lo lanzaron a predicar la santidad de Ahura-Mazda,
su inmediata venida, la urgencia de ponerse de su parte así como a
introducir ciertas innovaciones en las creencias religiosas y en el ritual
mazdeísta. Perseguido por el Principio del Mal y por los suyos, fue
expulsado de la tribu. Pero su porvenir quedó asegurado al conseguir la
conversión del rey de Bactres, el famoso Vishtaspa, así como del más
distinguido de su corte, Jamáspa, con cuya hija se casó según la leyenda
(V.
ZOROASTRO
Y
ZOROASTRISMO)
Conocemos la doctrina de Zoroastro por medio de los Gatha, recogidos
después en el Avesta. En gran parte conviene con el m., pero no hay
coincidencia plena ni en las circunstancias externas. El zoroastrismo es de
origen medo, periférico al Irán, destinado a los pobres y humildes
especialmente a los campesinos, antiguos nómadas sedentarizados; el m.
es típicamente persa, aristocrático e imperialista. El zoroastrismo, que
floreció en el primer milenio a. C. y en el Próximo Oriente, tiempo y espacio
constitutivos de «un verdadero puzzle de culturas y de religiones» (P.
Masson-Oursel, o. c., en bibl., 35), es uno de los fenómenos más
polivalentes de la historia de las religiones; consiguió superar diversos
sustratos étnico-políticos y telúricos elevándose con cierta categoría de
religión universal por ser obra de un fundador conocido, por desbordar el
círculo cerrado de cualquier grupo étnico o nacional y por tender al
proselitismo. En este aspecto se distancia de las religiones étnico-políticas
(v.) y de las telúrico-mlstéricas (V. MISTERIOS Y RELIGIONES
MISTÉRICAS; DIOS TI, 2) y se acerca a las grandes religiones: cristianismo,
budismo
e
islamismo
Mazdeísmo y religión de los magos. Los magos -de magu,
magavan=«partícipes en la alianza, en los dones místicos»- integraban una
tribu de influencia política, originariamente ajena al m. y a la reforma
zoroástrica. Especialistas en numerosas prácticas «mágicas» -de ahí el
nombre y concepto de magia (v.)-, en la interpretación de sueños (v.) y en
la astrología (v.), las trasmitieron al Occidente al mismo tiempo que ellos se
expandían por toda Asia hasta el Mediterráneo ya desde el tiempo de los
Aqueménides. Sin olvidar su concepción dualista ni su arcaico ritual,
dominado por el fuego astral y artificial, se abrieron a corrientes exóticas.
Aceptaron a Ahura-Mazda, pero sin desechar el politeísmo anterior, se
presentaron como herederos de los primeros seguidores de Zoroastro y
llegaron a un sincretismo (V. TEOCRACIA II; SINCRETISMO), amalgama
religiosa de elementos heterogéneos del m. y zoroastrismo, de diversas
formas de religiosidad iránica-asirio-caldea e incluso judía. Dentro del m.
zoroástrico terminaron por erigirse en tribu similar a la de Leví-levitas (v.)
en la religiosidad de Israel, hasta el extremo de que, con función de grupo
religioso-sacerdotal más caracterizado, fueron los encargados de la
codificación del Avesta ya en el periodo sasánida (s. II-vIII d. C.)
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