ESTUDIOS DE CULTURA NÁHUATL y la traducción, debí­ de Sahagún acerca de de las medicinas contra ellas, la misma fuente en relación de medicamentos. La olo­ en estrecha relación con el es el tema del artículo Mikkelsen. También a pro­ Howard F. Cline insiste en la de la Historia General de Carlos Navarrete Ana María Crespo UN ATLANTE MEXICA y ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LOS RELIEVES DEL CERRO DE LA MALINCHE, HIDALGO ftUTLUiU;LL. Prólogos del franciscano a sus en las ediciones publicadas, tomado en cuenta el texto del I"OOOJ:¡to de la procedencia, dis­ indígenas, Roberto Moreno . y a las fuentes de la obra anteriores de estos Estudios, de las obras que sobre cul­ El trabajo de Josefina publicaciones hechas durante carácter exhaustivo, esta biblio­ y artículos que tratan total o oportuno destacar en este con­ venido publicando, a partir han podido registrarse ya de 1950 hasta 1969, en relación náhuatl. A no dudarlo en ello de este campo de investigación , que existe por su estudio los anteriores volúmenes de propósito es precisamente no sino alJegar aquí materiales que de esclarecimiento de las la alta cultura de los mexicanos Con motivo de la nueva catalogación de las colecciones arqueológicas del Museo Nacional de Antropología, una serie de piezas atribuidas a determinadas culturas ha vuelto a ser estudiada, lo que ha obliga­ do a reconsiderar su posición cronológica y cultural. Una de ellas, la que motiva este artículo, estuvo asociada siempre con el grupo de pequeños y mal llamados!:'atlantes", encontrados en Tula)Durante muchos años se le exhibió con ellos en la sala Tolteca, pese a ser de procedencia desconocida (figuras 1 y 2). El hecho de que aquéll0t!ueran descubiertos en la legendaria ciudad de Quetzal­ cóatl, y por considerarse más sus semejanzas y no sus diferencias, pudo haber motivado que se les agrupara bajo el denominador cronológico "postclásico temprano" y el rubro cultural de "toltecas';! Nuestra pieza está catalogada bajo el número 11-3456, antiguamen­ te 24-1085.rLas diferencias más notables que hemos encontrado nos llevan a considerarla como una escultura labrada en época mexica, de acuerdo con los siguientes elementos comparativos j 1) Medidas de ancho: Toltecas: números de catálogo: 15.165, 15-196, 15-197 Y 15-102, esta última con marcada diferencia de atuendo, pero formando una uni­ dad con las anteriores: 38 cm, 42 cm, 43 cm, 43 cm. Mexica: ligera­ mente. más ancha pues tiene 46 cm. 2) Base: Toltecas: no sobresale del paño de la figura. Mexica: sobresale en forma de plataforma (figura 3). 3) Sandalias: Toltecas: al frente llevan un nudo sencillo y liso, correspondiente al 12 ESTUDIOS DE CULTURA NÁHUATL amarre que sujeta la talonera (figura 7-c). Mexica: se anuda a un lado, trenzándose en dos partes hacia el frente (figura 3). 4) Uñas: Toltecas: no están representadas (figura 7-c). Mexica: se representan (figura 3). 5) Adornos de mariposa: Toltecas: tanto en el tocado como en el pectoral, las dos alas superio­ res terminan en una pequeña muesca, más baja que la superficie ge­ neral del insecto (figura 7-a). Mexica: son lisas. 6) Tocado: Toltecas: las plumas superiores son rectas y rígidas; lleva cuatro ador­ nos horizontales a la altura del occipital y más abajo una banda ancha con posibles representaciones de piedras finas; el nudo trasero que sujeta el pectoral es también rígido y anguloso (figura 5-d, e). Me­ xica: las plumas adquieren más soltura y naturalidad, curvándose ha­ cia abajo en la segunda fila; en vez de los cuatro adornos horizontales lleva una especie de mantilla con bandas verticales de "chalchihuites" o cuentas de jade, y en lugar de la banda de piedras lleva bolas de plumón, relacionadas con el oficio de la guerra (figura 4) ; finalmente, el nudo del pectoral es curvo (figura 2). 7) Cuchillo de pedernal: Toltecas: la hoja está representada en forma sencilla, lo mismo que el protector que lo sujeta al brazo (figura 7-b). Mexica: está adornado con el ojo y la garra característicos del pedernal en la escultura mexica (figura 5) ; el protector del brazo es más complicado y, además, los extremos de los astiles atrás del pedernal llevan "chalchihuites", de los que carecen los proyectiles de los guerreros toltecas. 8) Barba: Toltecas: carecen de ella. Mexica: la lleva (figura 1). Otras diferencias consisten en la cavidad que los primeros presentan arriba del pectoral, posiblemente para soportar alguna incrustación que Figura 1. Frente y lado derl C ULTURA N ÁRU TL : se anuda a un (figura 3 ). exÍca: se representan 1, las dos alas supcrio­ a que la superficie ge­ ; lleva cuatro ador­ aba jo una banda ancha el nudo trasero que (figura 5-d, e) . .~J e· cur ándose hade "chalchihuitcs" piedras lleva bolas de (figura 4) ; finalmente, sencilb, lo mismo que . M exica: está adornado en la escultura mexica icado y, además, los n "chalchihuites", de toltecas. 1) . los primeros prf:scntan alguna incrustación que Figura l. Frente y lado dere cho de! ~. I1I ·ITCro o "atlantc," mex ica. F igura :! . Pa rte pos tc,-ior y lado izqll ierdo del ' uc rr 'ro o "alla nte" mexica . Fil'!" ura 4. Detalle p0s tcri or d e l lllcad" con las pluma s (un ,,(Li s k,ci" "],,, jI' Y los adornos de ' " ch a lc hihuitr, ' y !Jo b, d e" p lu món. Fig ura .5. El ros tro de l ped ' proyect il e, pllllll ; l ~ \" LIlIc,,, l "llJ"\ ;I cb~ haci a aba i( I J,. pItITllC·J1I. figur:l .l. El rostro del ped e rn a l, e l protect o r del l¡razo y lu, rem a te pro)'ectiles " d ornad ,,, eOIl ··chalcl l ihuiL CS" . de lo UN ATLA KTB i EX¡CA no se puso en la pieza el tratamiento cscultófi¡ redondeadas y naturalo el realismo de las mand En resumen, no cab escultura son típicame~ uno de los mejores eje] que desa rroll aron los t menda mundo que les La observación de al, bién a considerar dign linche, vecino frontal o principalmente por M Este autor identificó Ce Ácatl Q uetzalcóatl, paña, alusivo al dia de que le sirve de fondo Ácatl", que comienzan cuencia de los relieves, cosa que ahora hacemc ció n cronológica. Si solamente toma Meyer publicó (figura to que los escultores sig¡ tuberancias y hUlldimie formando el motivo. Enl muestra un relieve bien la roca, con una técni pbnas q ue a las realiza Mejores lementos ca Ácatl Quetzalcóatl, pri ¡ que brotan de b serpiel mexica. Para mejor ilus esculpido en el lado d ~ como es el "Teocalli d i La fecha "1 Cañ· " ~ de plumas y la silueta t A . , \ o E " . \ '., ~..~ , ...'. '.::' ' J " , I ',')' @ © @ @ @ © @ © K H Fi ~ ura lí . Lu reli eve, del C"rru d e la iVI a lin che y ek l1l('nl us comp:..rati,·u . 1 Para comparaci6n de templo de Tlahuizcalpantl 2 1939, p. 122-128. 3 Caso, 19 27, fig. 12. , UN ATLANTE MEXICA 13 no se puso en la pieza mexica. Por otra parte, es bastante notorio que el tratamiento escultórico de este último es más suelto, con las formas redondeadas y naturales, como puede verse en la curva del átlatl, en el realismo de las manos y en los detalles del atuendo más elaborado. l En resumen, no cabe duda de que los elementos que componen la escultura son típicamente mexicas, por lo que ésta viene a constituir uno de los mejores ejemplos de la continuidad entre el estilo artístico que desarrollaron los toltecas y el que produjeron los artífices del tre­ mendo mundo que les sucedió en los valles centrales de México. La observación de algunos de estos mismos elementos nos llevó tam­ bién a considerar dignos de revisión los relieves del cerro de la Ma­ linche, vecino frontal de las ruinas toltecas de Tula, que conocemos principalmente por Meyer. 2 Este autor identificó a los personajes como Centéotl (figura 6-B), Y Ce Ácatl Quetzalcóatl, este último por el glifo "1 Ácatl" que lo acom­ paña, alusivo al día de su nacimiento, y por la serpiente emplumada que le sirve de fondo (figura 6-C). Las fechas "8 Técpatl" y "4 Ácatl", que comienzan y terminan --de izquierda a derecha- la se­ cuencia de los relieves, solamente fueron discutidos sin reproducirse, cosa que ahora hacemos por considerarlos básicos para su identifica­ ción cronológica. Si solamente tomamos en cuenta las reproducciones a línea que Meyer publicó (figura 6-B, C), no podemos imaginarnos el tratamien­ to que los escultores siguieron sobre una superficie irregular, con pro­ tuberancias y hundimientos, que en un dibujo a línea se alisan, de­ formando el motivo. En efecto, la observación directa (figura 6-A) nos muestra un relieve bien definido y adaptado a las irregularidades de la roca, con una técnica más cercana a la talla mexica sobre piedras planas que a las realizaciones toltecas sobre lápidas o estelas. Mejores elementos comparativos nos ofrece la representación de Ce Ácatl Quetzalcóatl, principiando por los pedernales con garra y ojo que brotan de la serpiente y que ya discutimos al describir el guerrero mexica. Para mejor ilustración, reproducimos el pedernal (figura 6-K) esculpido en el lado derecho de una de las máximas obras mexicas, como es el "Teocalli de la Guerra Sagrada"}1 La fecha "1 Caña" también cae dentro de este estilo, con sus bolas de plumas y la silueta recortada de la vasija donde se introduce la t E e y elementos comparativos. 1 Para comparación de estas esculturas con los "atlantes" o cariátides del templo de Tlahuizcalpantecuhtli en Tula, ver Acosta, 1961, p. 221-228. 2 1939, p. 122-128. 8 Caso, 1927, fig. 12. 14 ESTUDIOS DE CULTURA NÁHUATL caña,4 totalmente distinta a como vemos estos elementos en una lápida tolteca:; (figura 6-D). También es importante analizar la espina de maguey con la que Quetzalcóatl se punza las orejas, ya que su forma es semejante a otras representaciones artísticas del postclásico tardío: la lápida de Hui­ tzuco (figura 6-E), el "Cuauhxicalli de los cráneos" (figura 6-F),6 el Atlas de Durán (figura 6-G) y el Códice Borbónico (figura 6-J). En casi todas estas representaciones es característica la fila de peque­ ñas espinas laterales y el "chalchihuite" superior. Finalmente, presentamos una reconstrucción de las fechas "8 Téc­ patl" (figura 6-H) y "4 Ácatl" (figura 6-I). En ambos casos no se trata de inscripciones aisladas, sino en estrecha relación con los per­ sonajes. La primera, según Meyer, parece referirse a un año, por el hecho de estar enmarcada por un cuadrete, y es una inscripción tolteca porque solamente puede correlacionarse con cinco fechas an­ teriores a 1116, en que Ce Ácatl tuvo que abandonar Tula. La se­ gunda fecha correspondería a un día, no analizado por Meyer. a b UN ATLANTE MEXICA A reserva de que tal "8 Técpatl", en que pl to religioso o histórico Ácatl Quetzalcóatl, no inscripciones, cuyos ele tido arriba. Si nuestra idea, en t no toltecas, es correcta han visto la necesidad 4 la presencia de cerámic ceremonia1.7 La revisiór este importante sitio, q fusión de nuevas ideas: estilo artístico, pero de pacientes excavaciones partir en el futuro para espectacular, pero taml Acosta, Jorge R. 1956 "Resumen de en Tula, Hgo 1950", Anales toria, corresJXl ción, México. 1961 "La indumenl Pablo Martínt de los Orígent logía e Histor Boletín 1963 d Figura 7. Elementos esquematizados de las esculturas toltecas. , Caso, 1927, figs. 5, 6, 7 y 9. Acosta, 1956, fig. 16 Y lám. 38, p. 37-115. 6 Boletin, 1963, p. 14, fig. 15, el Atlas de Durán. Sección "Noti4 cional de Antl Meyer, Enrique 1939 "Noticia sobre xicana de Est Antropología, Séjourné, Laurette 1962 "La responsab de Cultura N 1) 7 Séjourné, 1962, p. 2m '8 DE OULTURA NÁHUATL :os elementos en una le maguey con la que es semejante a otras la lápida de Hui­ (figura 6_F),6 (figura 6-J). la fila de peque­ 15 UN ATLANTE MEXIGA A reserva de que también en plena época mexica hubo otros años "8 Técpatl", en que pudo haberse conmemorado algún acontecimien­ to religioso o histórico relacionado con la diosa Centéotl o con Ce Ácatl Quetzalcóatl, nos conformamos con presentar el estilo de las inscripciones, cuyos elementos "pedernal" y "caña':Jya hemos discu­ tido arriba. Si nuestra idea, en el sentido de que se trata de relieves aztecas y no toltecas, es correcta, se tendría un argumento más para quienes han visto la necesidad de estudiar la ocupación mexica en Tula, dada la preseneia de cerámicas de los grupos Azteca III y IV en pleno centro ceremonia1.7 La revisión es necesaria para conocer con mayor amplitud este importante sitio, que se toma como punto de partida para la di­ fusión de nuevas ideas religiosas, nuevos sistemas sociales y de todo un estilo artístico, pero del que carecemos -después de tantos años de pacientes exeavaciones y restauraciones- de una síntesis de donde partir en el futuro para un nuevo tipo de investigaciones, quizá menos espectacular, pero también más efectivo. OBRAS CITADAS Acosta, Jorge R. 1956 "Resumen de los informes de las exploraciones arqueológicas en Tula, Hgo., durante las VI, VII Y VIII temporadas. 1946­ 1950", Anales del Instituto Nacional de Antropología e His­ toria, correspondientes a 1954, tomo VIII, n. 37 de la colec­ ci6n, México. 1961 "La indumentaria de las cariátides de Tula", Homenaje a Pablo Martínez del Río en el xxv Aniversario de la edición de los Orígenes Americanos, Instituto Nacional de Antropo­ logía e Historia, México. Boletín 1963 Sección "Noticias de los Museos", Boletín del Instituto Na­ cional de Antropología, n. 12, junio, México. Meyer, Enrique 1939 "Noticia sobre los petroglifos de Tula, Hgo.", Revista Me­ xicana de Estudios Antropológicos. Sociedad Mexicana de Antropología, tomo III. México. ac:u1turaa toltecu. Séjourné, Laurette 1962 "La responsabilidad de la arqueología en México", Estudios de Cultura Náhuatl, v. I1I, UNAM, México. 7 Séjourn6, 1962, p. 203-239. t SIMBOLISMO DE 1 Dibl FOtOgI \¡ Los colores, núm mordíal en los co mágico del nativo una función precis~ prema trinidad del días, la fusión de 11 La vida materia antoja un mural CI en que se logra la a y cada uno de los y su razón de ser, ) dad y belleza al co: dad indígena. No CI armoniosa y total I base de la integrid El simbolismo de sado en observaciol parte esencial de lo exotéricas: el canto Las observacione! miento y Religión, turas clásicas mesol