La lectura en el nivel superior. Capitulo 2 del libro Escribir, leer y aprender en la universidad. Una introducción a la alfabetización académica, Paula Carlino, 2005. Fondo de Cultura Económica. Buenos Aires; pp. 67-104. Reseña elaborada por PAOLA OSPINA RODRIGUEZ. El libro Escribir, leer y aprender en la universidad, es un texto constituido por cuatro capítulos: El primero se titula La escritura en el nivel superior, el segundo La escritura en el nivel superior; el tercero Evaluar con la lectura y la escritura y el cuatro Enseñar, evaluar, aprender e investigar en el aula universitaria… de la mano de la lectura y la escritura. Su autor es Paula Carlino; editorial Fondo de Cultura Económica de Argentina S.A. Buenos Aires. La temática general de este libro está relacionada con la alfabetización académica, comprendiendo que la lectura y la escritura son herramientas principales para aprendizaje y el desarrollo del pensamiento en cada una de las disciplinas del conocimiento. Paula Carlino es Doctora en Psicología de la Educación, por la Universidad Autónoma de Madrid. Su tesis doctoral se refiere al desarrollo de estrategias de lectura y escritura en la alfabetización inicial. Es investigadora del CONICET en el Instituto de Lingüística de la UBA. Fruto de la sistematización de un conjunto de publicaciones sobre su experiencia como profesora en la Cátedra de Teorías del Aprendizaje en la Universidad Nacional de San Martín, resultó este libro respondiendo a la intención de comunicar a otros su propio recorrido en la enseñanza universitaria. El capitulo segundo la autora comienza ilustrando la problemática de la lectura en el nivel superior. Los alumnos no leen o presentan dificultad en la comprensión; para dar explicación a este fenómeno se aborda las siguientes causas: una es la inactividad de los docentes; no hay acompañamiento en los procesos de analizar y decodificar la información; los docentes suponen que sus estudiantes han entendido muy bien el texto, ignorando los vacios y confusiones que ellos podrían tener frente al contenido de un texto académico o científico. En consecuencia con lo anterior, se menciona razones fundamentales por las que importa el apoyo del docente en la lectura de los alumnos. Lo primero es reconocer que los maestros son los que disponen del repertorio bibliográfico por lo cual ellos son los que deben guiar y poner hojas de ruta para enfocar a sus estudiantes en el conocimiento propio de su disciplina. Se hace necesario planificar las propuestas de lectura, no es suficiente decir que han de leer los estudiantes sino por qué y para qué la bibliografía que van a explorar. La siguiente razón es que muchos textos académicos dan por sabidas las líneas de pensamiento de un campo de estudio y dejan por fuera a los alumnos recién llegados que desconocen o se les dificulta la decodificación de muchos códigos del contenido; por este motivo es indispensable que los docentes se ocupen de orientar la lectura para generar mejores niveles de comprensión y apropiación del contenido disciplinar. Para ayudar a leer en los primeros años de universidad, la autora propone una serie de didácticas que podrían ser muy valiosas para que los estudiantes no se desanimen frente al reto de leer. Inicialmente el alumno no se debe sentir perdido; sino al contrario orientado a través de indicaciones o rutas dadas por los docentes que favorecen la comprensión de un texto; desde datos específicos hasta el poder analizar en profundidad sus teorías. El estudiante debe ser dependiente de su maestro acerca de qué buscar en los textos, el proceso de interpretación y la retroalimentación; a medida que él se valla apropiando de los instrumentos de la comprensión lectora se puede decir que da un paso a la autorregulación. Por último propone el leer con la ayuda de guías y la elaboración de un resumen pues son estrategias dispositivas que orientan el proceso de selección y jerarquización de los contenidos de un texto. La educación superior tiene grandes retos frente a la lectura: los docentes deben enseñar a leer e interpretar las formas especificas de las disciplinas, sobre cómo encarar los textos, explicando los códigos de acción cognitiva sobre la bibliografía y hacer lugar en las clases al análisis de los leído, ayudando a entender lo que los textos callan porque lo dan por sobreentendido. Finalmente las instituciones no pueden seguir siendo excluyentes frente a este proceso de lectura; delegando sólo la responsabilidad en los estudiantes, este es un trabajo académico que le corresponde a toda una comunidad educativa. De manera que es importante resaltar las didácticas para el desarrollo de la lectura en el nivel superior. Muchas veces se cree que los estudiantes cuando ingresan a una universidad su nivel de lectura es el mejor y están preparados para enfrentarse solitariamente en los procesos de comprensión lectora; sin embargo las experiencias y los comentarios de muchos docentes son los estudiantes no leen, abandonan la lectura o hacen una lectura muy superficial dejando a un lado la profundización. Por lo tanto ¿cuáles serian las situaciones didácticas o estrategias para ayudar a los estudiantes leer y apropiarse significativamente del contenido de un texto? La autora nos muestra unos modelos muy interesantes en el proceso de la lectura; considero que son importantes para comenzar dar respuesta a la anterior pregunta. Inicialmente debemos entender que leer es reconstruir el sentido de un texto, poniendo en relación el conocimiento que dispone el lector. Es decir no se trata de una actividad receptiva sino que exige que el lector opere sobre el texto para lograr un significado coherente. Para ello el lector debe contribuir con una experiencia activa, dominio lingüístico y familiaridad con otros textos familiares. Uno de los procesos para convertir en significado la información impresa es la selección que realiza el lector, las afirmaciones que elige le permite recuperar otras que desecha y convierte en una noción general lo que en el texto son varias nociones particulares. Indiscutiblemente, para llevar acabo este proceso de lectura, los docentes deben intervenir a través de una orientación sobre los propósitos y justificaciones de las bibliografías en sus disciplinas. Ayudar a sus estudiantes a decodificar, inferir y analizar la información, logrando así que ellos se apropien del sentido concreto del texto y tome una posición frente a él. Por consiguiente, es primordial que los estudiantes participen en un proceso de heterorregulación; donde el alumno – lector recibe orientación de su docente a cerca de qué buscar en los textos y obtiene la retroalimentación para reducir entre lo que él interpreta y la interpretación esperada por el docente. Es posible la autorregulación a medida que los alumnos se van incorporando a una comunidad académica con sus propios modos de producir y de interpretar los textos de su dominio. Finalmente la autora nos propone el uso de guías y de resúmenes sobre lo leído para jerarquizar la información y asegurar la lectura. La guía es una ruta que ilustra la bibliografía para analizar y nos brinda una serie de preguntas que demandan retomar las ideas parciales de los textos y así retroalimentar todo aquello que es confuso para los estudiantes. El resumen es reducir el contenido de un texto; sin embargo este proceso se hace algo complejo cuando los estudiantes se les dificulta seleccionar la ideas principales y las que subyacen para generalizar y construir el texto; por lo tanto esta es una actividad desafiante cognitivamente porque exige que el alumno tome decisiones a cerca de la jerarquía del contenido del texto original, lo cual requiere relacionarlos con los que ya sabe. Evidentemente este tipo de didácticas requieren de un docente comprometido con los procesos de lectura que hacen sus estudiantes, no ignorando sus necesidades y convirtiéndose en un instrumento de apoyo para la comprensión significativa de los contenidos a través de la lectura y escritura.