AL PUEBLO MEXICANO Campamento Revolucionario del Estado

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AL PUEBLO MEXICANO
Campamento Revolucionario
del Estado de Morelos, a 15 de abril de 1919
Presentación de JosÉ VALERO SILVA
Al iniciarse el siglo actual, con bases democráticas, se buscaba
un cambio radical de tipo político y social. Los liberales, los
conservadores, los socialistas, los anarcosindicalistas y en general
los interesados en las cosas públicas, estaban seguros de que el
porfirismo había envejecido, y que era procedente trabajar cí­
vicamente para conseguir una nueva etapa de México, susten­
tada en la justicia y en la equidad desde el aspecto económico
y social. El viejo régimen era muy criticado por haber propi­
ciado el nacimiento y la consolidación de una aristocracia me­
xicana y extranjera, que con frecuencia vivía de la explotación
del pueblo. En efecto, Porfirio Díaz se había visto obligado, al
principiar su vida pública, a aceptar compromisos onerosos
para atraer capitales al país; y como consecuencia, condiciones
desventajosas para los mexicanos. Sin embargo, cuando se em­
pezaron a conocer en nuestro medio, por los libros y la prensa,
las ideas progresistas de Europa y los Estados Unidos se acusó
al presidente de antipatriota. Esta actitud popular no sólo
censuró y enjuició al gobierno, sino que con el riesgo de las
vidas y de los bienes de los dirigentes del pueblo, se intentó
lograr un equilibrio entre el capital y el trabajo para alcanzar
la justicia social. Esta acción fue vista por el gobierno como
peligrosa y hasta subversiva; por eso se dedicó a reprimir aque­
lla fuerza popular activa, luego antirreeleccionista, especialmen­
te desde la campaña de Bernardo Reyes; hasta que al fin de esta
evolución, tuvo lugar la iniciación de la Revolución Mexicana.
En aquellos años se creyó que en el Programa del Partido Li­
beral Mexicano (1906) yen el Plan de San Luis Potosí (1910).
ofreciendo soluciones, también quedaban sintetizados los males
públicos que padecía el país.
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HISTORIA MODERNA Y CONTEMPORÁNEA DE MÉXICO
Francisco 1. Madero fue el líder de la Revolución Mexicana
que conmocionó a la nación. Los primeros hechos sangrientos
ocurrieron en Puebla el 18 de noviembre de 1910 Y el día 20
de este mes, se inició formalmente la lucha armada en todo
el país.
La Revolución Mexicana produjo varios caudillos, que fue­
ron héroes del pueblo y entre aquéllos figura Emiliano Zapata,
que ha quedado como símbolo de la causa agraria. Este general
sureño siempre estuvo dispuesto a hacer triunfar su Plan de
Ayala (1911), que en el orden regresivo se vinculaba en cuanto
a sus anhelos, con el artículo tercero del Plan de San Luis Po­
tosí, con el magonismo y su propaganda, con el programa li­
beral, con la figura poética de Praxedis Guerrero y con los pen­
samientos de Pablo Torres Burgos y Gabriel T epepa.
El tiempo ha convertido a Emiliano Zapata en un héroe le­
gendario, y por eso las generaciones posteriores han querido
olvidar sus depredaciones. Sin embargo, su figura histórica es
de valor universal; aparte de haber sido estudiada en diversos
países, ha dado temas a la literatura, la música y al arte en
general. La vida de Zapata, pletórica de idealismo, está llena
de episodios; y éstos, como si fueran rapsodias homéricas, com­
ponen un canto épico que el Estado de Morelos recuerda como
una de sus más bellas tradiciones.
Ahora bien, es nuestro propósito poner a la disposición de
los estudiosos de la Revolución Mexicana un raro documento:
Al Pueblo Mexicano, de 15 de abril de 1919. El mismo, como
realidad histórica, contiene la opinión directa de las fuerzas
armadas de Emiliano Zapata, acerca de la muerte de su cau­
dillo. Aunque la fuente en cuestión, aquí podría ser objeto de
un estudio o interpretación, no se intenta, ya que la finalidad
de nuestra publicación es ofrecer en su sección documental,
material de primera mano para el servicio de los interesados:
Así, Estudios de historia moderna y contemporánea de México,
como en la vez anterior 1 cumple con una de sus metas.
Como quedó asentado, nuestro documento, por su origen,
se refiere a una de las mejores opiniones que pueda haber acer­
ca de la muerte del general Emiliano Zapata. Decimos esto,
ya que la citada "opinión" proviene directamente de loshom­
1 Estudios de historia moderna y contemporánea de México, vol. 1, México.
Instituto de Investigaciones Históricas. México, 1967, pp. 190-196, 196-198, 198·
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AL PUEBLO MEXICANO
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quien defendió sus ideales con la bandera del Plan de Ayala.
Debe hacerse hincapié, no sólo en el origen del documento,
sino en el hecho de que su contenido fue concebido cinco días
después del asesinato de Zapata, que en el año actual, cumple
cincuenta años de muerto. El coronel Jesús M. Guajardo, per­
teneciente a las fuerzas armadas del general Pablo González,
fue quien consumó la traición y el asesinato del general sureño.
Por cierto, este hecho provocó en el ambiente revolucionario
un verdadero sacudimiento, y a la vez, trajo al gobierno de
Venustiano Carranza (1916-1920) un verdadero desprestigio,
cuando menos, en el ánimo de sus enemigos.
A pesar de que nuestra "fuente" está impresa, debe consi­
derarse casi desconocida. En efecto, en aquellos días funestos
para la causa sureña, el zapatismo padecía un sinnúmero de
dificultades, especialmente por sus penurias y por el nuevo
enfoque agrarista dado en la Ley de 6 de enero de 1915 y pro­
piamente, en el artículo 27 de la Constitución de los Estados
Unidos Mexicanos. De modo, que los medios materiales de los
revolucionarios zapatistas, y concretamente con los que podían
hacer su propaganda, eran sumamente limitados, como se nota
en la calidad rudimentaria de nuestro impreso. Por tanto, nues­
tro manifiesto Al Pueblo Mexicano, apenas si debió haber te­
nido alguna circulación; y la que tuvo, debe pensarse que fue
en una área geográfica muy estrecha.
Nuestro documento lo reproducimos facsimilar por el inte­
rés que tiene en sí y por estar firmado por los generales zapa­
tistas; además, porque también está rubricado, hecho que lo
convierte en documento "único", haciendo suponer que se con­
servó en el archivo como constancia formal de su contenido. El
propio documento demuestra que los generales zapatistas deci­
dieron aprobar directamente los términos de la opinión escrita.
Así, en nuestro concepto, esta es la mejor constancia que pueda
haber acerca de la muerte del caudillo Emiliano Zapata.
Por el estilo literario del citado documento Al Pueblo Me­
xicano, creemos que su redacción debe atribuirse al licenciado
Antonio Diaz Soto y Gama. En efecto, el lenguaje usado como
las ideas expuestas, son similares al pensamiento y a los giros
de otros escritos suyos. También el tono oratorio guarda se­
mejanza con las expresiones que manejó en su cátedra de De­
122
HISTORIA MODERNA Y CONTEMPORÁNEA DE MÉXICO
recho Agrario, en la vieja Escuela Nacional de Jurisprudencia,
de San Ildefonso 28, en la ciudad de México.
Entre los cincuenta y cuatro firmantes del manifiesto aparece
el nombre y la firma del general Gildardo Magaña Cerda,
quien por el resultado de una elección, fue el heredero de la
causa zapatista. 2
Con explicaciones sencillas destinadas al público no especia­
lizado, ofrecemos anotado el manifiesto Al Pueblo Mexicano
para su mejor comprensión. Se hace constar que el mismo per­
tenece al fondo documental del archivo del general Emiliano
Zapata, depositado en el Archivo Histórico de nuestra máxima
casa de estudios.
2 Véase el texto del documento original facsimilar de su designación, como
Jefe del Ejército Libertador del Sur, que también hoy se publica.
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sión era imponer a todas las conciencias, 4 con la sugestión del
vidente, la cIara idea de la justicia 5 que asiste a los eternamen­
te despojados del derecho, 13 a las irredentes víctimas de la
civilización; Zapata, ese hombre todo corazón y todo carácter,
ha sucumbido bajo el golpe de la más artera alevosía,7 ha
1 Después de los asesinatos en el Estado de Morelos, de Pablo Torres Burgos
y Gabriel Tepepa, el general Emiliano Zapata quedó propiamente como "jefe"
de la lucha agraria del sur.
2 Según el estudio de Jesús Sotelo Inc1án (Raíz 'Y ratÓn de Zapata), el cau­
dillo no sólo pertenecía al pueblo indígena morelense, sino que por herencia
era representante-defensor de las tierras comunales de Anenecuilco, Morelos,
lugar donde él nació.
3 Emiliano Zapata siempre fue un fanático de la causa agraria, tal como la
comprendió en su Plan de Ayala. A eso se debe que amigos y enemigos siempre
lo tuvieran como rebelde para cualquier arreglo. El Plan nombrado, dado a
conocer el 28 de noviembre de 1911 fue inspirado por él pero pensado y
redactado por el profesor Ol.ilio E. Montaño. En dicho documento se desco­
noció al gobierno de Francisco l. Madero y fue propuesto como jefe de la
Revolución al general Pascual Orozco. Además, planteó una forma práctica
para reivindicar las tierras despojadas y para hacer valer los derechos sobre
las mismas.
4 Al principio, el zapatísmo tuvo un valor localísta; pero con el tiempo
aquel movimiento se convirtió en el símbolo de la deseada justicia agraria
nacional. Por eso, nuestro manifiesto habla de "las conciencias", en sentido
general.
¡¡ La expresión: "clara idea de la justicia", es una forma oratoria. En la
mentalidad de Zapata aquélla se circunscribía al texto mismo del Plan de
Ayala. Fuera de este Plan, no cabía para él otro concepto de justicia agraria.
(1 La expresión: "despojados del derecho", de acuerdo con la técnica jurídica,
no es muy explícita. Más bien se debió haber hablado de los "despojados" de
las tierras. Hecha esta advertencia, podemos conjeturar con cierto fundamento,
que probablemente nuestro documento fue redactado por el profesor Antonio
Díaz Soto y Gama. En efecto, en la Escuela Nacional de Jurisprudencia, él
era partidario de expresar su torrente de ideas, a veces, sin cuidar mucho
de las formas jurídicas correctas.
7 Se refiere a la traición concebida y ejecutada por el coronel Jesús M.
124
HISTORIA MODERNA Y CONTEMPORÁNEA DE MÉXICO
muerto en su puesto de luchador, 8 inconmovible, inmaculado,
inquebrantable.
No pudiendo matarlo frente a frente, de hombre a hombre;
en medio de las rudezas del combate, han tenido sus enemigos 9
que asesinarlo traidoramente, en cobarde celada, revestida con
todos los caracteres de la alevosía y agravada con toda la infa­
mia de una premeditación concebida y madurada durante lar­
gos meses.
Pero, esos miserables habrán asesinado al hombre, pero no
han podido matar la idea.
El general Zapata, al morir, nos ha dejado la herencia; una
herencia de abnegación, de espíritu de sacrificio, de amor acen­
drado a la colectividad, de indiferencia ante el peligro, de fe
firmísima ante las dificultades y los obstáculos, de constancia
y valor indomable para la lucha, de alta nobleza y de supremo
desdén para todo 10 que sea interés personal, ambición o egoís­
mo. 10
N uestro jefe nos enseñó a luchar y a vencer: a luchar contra
la calumnia de los enemigos, contra la mentira de los intelec­
tuales pagados, contra la fuerza bruta de las tiranías, contra el
poder, del oro de los caciques engreídos, de los magnates co­
rruptores, de los latifundistas capaces de todas las infamias, en
su inicua pugna contra el derecho del humilde y contra la jus­
ticia de los de abajo.
Zapata nos deja su ejemplo, su leyenda 11 de gloria, su tra­
dición de heroísmo.
Los que hemos tenido el honor de ser y seguir siendo zapa­
tistas, 12 estamos obligados a ser valerosos y firmes, a tener
Guajardo. Ver detalles en Estudios de historia moderna y contemporánea de
México. Vol. n. México. Instituto de Investigaciones Históricas. México, 1967,
p 197.
8 Emiliano Zapata acudió a la Hacienda de Chinameca para "festejar" la
incorporación definitiva del coronel Jesús M. Guajardo, a la causa surefia.
Entonces, fue asesinado "en su puesto de luchador".
9 Quienes no aceptaban el Plan de Ayala' eran sus enemigos. Sin embargo,
concretamente aquí se refiere al presidente Venustiano Carranza y al general
Pablo González, encargado de la campafia del sur.
10 El heredero del movimiento zapatista fue el general Gildardo Magafia
Cerda. Los altos jefes del sur eligieron a éste, general en jefe del Ejército
Libertador el 4 de septiembre de 1919.
11 La "leyenda" sobre Zapata propiamente nació cuando él aún vivía. Des­
pués de su muerte, su figura se convirtió en la de un héroe legendario, y su
idealismo en el símbolo de la justicia agraria.
12 El origen de este documento le da fuerza de fuente de primera mano.
Su contenido es de gran valor histórico, tanto por la oportunidad al tiempo de
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REPÚBLICA MEXICANA
125
vergüenza, a conservar nuestro decoro, a erguir siempre la ban­
dera agrarista, tan alto como la enarboló nuestro caudillo in­
maculado.
Por eso, de un extremo a otro de la región suriana, la noti­
cia de la muerte de nuestro jefe, ha templado voluntades, ha
provocado indignaciones viriles, ha hecho surgir en todas las
almas la promesa de ser más que nunca honrados, el juramento
de ser más que ahora fieles.
Zapata ha muerto, pero nos queda su ejemplo; [la] obra de
emanci pación, de enaltecimiento del mexicano, de glorifica­
ción del trabajador, de consagración plena y absoluta a la causa
del pueblo; ese ejemplo de hombría, de noble altivez, de pure­
za sin mancilla, de gallardo impulso para todo lo bueno, de
odio justiciero y vengador contra todo lo bajo y contra todo
lo protervo.
Tenemos una triple tarea: consumar la obra del reformador,
vengar la sangre del mártir, seguir el ejemplo del héroe. 18
y esa tarea la hemos de cumplir a despecho de retardatarios
y de traidores; por encima de la perversidad de Carranza, de la
felonía de Pablo González y de Guajardo; de la miserable vileza
de los estafadores que hoy manchan los más altos sitiales de
la república.
No es la primera vez en nuestra historia que, bajo las balas
de la traición, cae la cabeza de un gran apóstol.
Miguel Hidalgo, víctima de la traición de Elizondo -émulo
digno de los Pablo González y los Guajardo-; Hidalgo, el
venerable libertador, es asesinado en Chihuahua por los agen­
tes del realismo. Morelos, el genial sucesor de Hidalgo, sucumbe
gloriosamente en San Cristóbal Ecatepec.
Pero ni la muerte de Hidalgo, ni el sacrificio de Morelos,
desanimaron ni hicieron perder la fe a los bravos defensores
de la Independencia.
y así como Morelos recogió de manos de Hidalgo el glorioso
estandarte, del mismo modo, aun después de muerto Morelos,
continuaron la contienda sagrada los antiguos insurgentes o se
redactarlo, como por la calidad revolucioanria de quienes 10 suscribieron: SUs
hombres de confianza, sus soldados, sus correligionarios.
13 "Seguir el ejemplo del héroe" significa continuar luchando por la causa
agrarista en los términos del Plan de Ayala. La frase es expresiva de la unidad
y solidaridad de los sureños por su noble causa y por el orden, que los hizo
capaces de buscarle a Zapata un sucesor por medio de un plebiscito.
126
HISTORIA MODERNA Y CONTEMPORÁNEA DE MÉXICO
improvisaron nuevos caudillos, llenos de fe en el triunfo y re­
bosantes de amor por la causa de la Patria.
Vicente Guerrero, Nicolás Bravo, Ramón e Ignacio Rayón,
Francisco Xavier Mina, Pedro Moreno, Juan Á1varez y otros
cien caudillos pasearon la tea de la rebelión por las más cén­
tricas provincias del virreinato, 14 y sólo cesaron en su empeño
cuando vieron definitivamente consolidada, con el apoyo del
aplauso de los mismos que antes fueron sus enemigos, la obra
magna de la Independencia de México.
Hoy de igual modo, difundida ya 15 la idea agraria en todas
las conciencias, despertada a nueva vida el alma nacional por
el ardoroso y arrollador llamamiento de Emiliano Zapata, el
apóstol y el vidente; dispuestas en toda la república las mul­
titudes oprimidas a hacer triunfar con las armas, el principio
salvador del reparto de tierras; consumada así por el triunfo
sobre las inteligencias y sobre las almas, la labor gigantesca' del
libertador suriano, tiene que ser sólo cuestión de tiempo la
victoria de los ideales que él sustentó, de las aspiraciones que
él hizo surgir en el corazón de todos los mexicanos, para con­
vertirlos, de esclavos en rebeldes y de parias deformados por
servidumbres seculares, en hombres libres, dignos del respeto
de la Historia.
Los indígenas de todo el país saben ya a qué atenerse. 16 Han
comprendido al fin que sólo reconquistando la tierra arreba­
tada a sus mayores, podrán asegurar su porvenir como raza,
su soberanía como hombres, como ciudadanos.
De un extremo al otro del país el indio ha proclamado su
rebeldía y, él, oprimido por Porfirio Díaz,17 sacrificado por
14 El término "virreinato" aquí resulta anacrónico. Es cierto que los héroes
citados al principio, lucharon por la independencia durante el virreinato; pero
la figura de Juan Álvarez, promotora del Plan de Ayutla del I~ de marzo de
1854, en realidad debe ubicarse dentro del ámbito del México. Independiente.
15 Los zapatistas estaban convencidos, que su movimiento, habia sido el
difusor de la conciencia revolucionaria agrarista en nuestro pals. Por eso no se
refieren en su manifiesto a la Ley de 6 de enero de 1915, dada por Carranza,
ni al artículo 27 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos,
que plasmó en forma definitiva el triunro de la revolución agraria nacional.
16 Los zapatistas hacen hincapié, en que para 1919, ya habla en México una
verdadera conciencia revolucionaria de tipo agrarista. En forma tácita, también
insisten en que se debe a Zapata el origen de aquella idea libertadora.
17 Porfirio Diaz llegó a la presidencia de México al triunfar su Plan mili·
tarista de Tuxtepec, en el año de 1876. Gobernó hasta 1880, y por mandato
constitucional le entregó el'poder al general Manuel González (1880.1884), quien
con lealtad y verdadera amIstad se lo devolvió a su "compadre". Desde entonces,
después de algunas reformas hechas a la Constitución de 1857 para evitar los
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REPÚBLICA MEXICANA
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127
Huerta, 18 engañado vilmente por Carranza, vendido por todos
los falsos regeneradores, quiere hoy, en un esfuerzo supremo,
fundamentar la Patria mexicana, no sobre el privilegio de los
mexicanos, no sobre la riqueza de unos cuantos, sino sobre la
justicia y la libertad otorgada a todos por igual, sobre la pro­
piedad de la tierra concedida a cuantos sepan cultivarla, sobre
la independencia económica, real y no sólo escrita del campe­
sino siempre esclavizado, y del indígena eternamente pros­
critO. 19
Para crear esa patria nueva se ha hecho la revolución cam­
pesina,!ro para evitar iniquidades, se proclama la justicia, que
no distinga entre ricos y pobres, que lo mismo ampiJ.re al po­
deroso que al humilde; y todo este impulso de reforma, todo
ese pensamiento de renovación, toda esa alma nueva, es la
obra y es el mérito de Emiliano Zapata.
Su idea se ha impuesto a todos los espíritus. Los oprimidos,
los despojados, los irredentos, han visto en su predicación un
nuevo evangelio de luz y de gloria. Los intelectuales, los fuer­
tes, los privilegiados de la sociedad y de la civilización se han
rendido por fin a la evidencia, han prestado homenaje a la
verdad, y hoy reconocen, desde Francisco León de la Barra, 21
el primer enemigo del Sur, hasta fñigo Noriega Noriega, el
despojador de tierras, que sólo la pequeña propiedad salvará
a la república. 22
escollos antirreeleccionistas, Díaz gobernó en México hasta el año de 1911, con
la característica de que cumplió en cada periodo gubernamental con la obliga·
ción de celebrar elecciones.
18 Victoriano Huerta ascendió a la presidencia de México, después de la
celebración del Pacto de la Embajada, que tuvo lugar durante la etapa de
nuestra historia conocida como la Decena Trágica (véase mi estudio publicado
en esta edición). Con Victoriano Huerta volvió a imperar el viejo régimen; o
sea, la poUtica porfirista.
19 El movimiento revolucionario de Morelos, no sólo acariciaba la realización
de la revolución agrarista; sino que también tenía como meta, la emancipa·
ción de la clase indígena, explotada desde la época colonial.
20 La revolución campesina le dio a nuestra revolución un valor social muy
interesante. Es interesante recordar, cómo distintos caudillos, en medios y situa­
ciones diferentes, también se preocuparon por el justo reparto de la tierra; por
ejemplo, los generales Lucio Blanco, Pascual Orozeo, Francisco Villa y otros.
21 Francisco León de la Barra, secretario de Relaciones Exteriores durante
el último gobierno del general Porfirio Diaz, llegó a la presidencia interina de
México, de acuerdo con la Constitución de 1857 y por convenirlo así los revo­
lucionarios en los Tratados de Ciudad juárez. León de la Barra le encargó a
Victoriano Huerta la campaña contra los zapatistas.
22 El concepto de pequeña propiedad ha variado desde el Plan de Ayala
hasta nuestros días. Véase la fracción •.. del artículo 27 Constitucional citado.
128
H1STOR1A MODERNA y CONTEMPORÁNEA DE MÉXICO
Nuestros principios son los mismos que sostuvo durante nue­
ve años con inquebrantable honradez, el general Zapata; nues­
tras esperanzas y nuestras promesas son las suyas; nuestros anhe­
los de unificación revolucionario y de reconstrucción nacional,
son los que él abrigó con tan grande nobleza que lo llevó
al sacrificio.
En cuanto a la jefatura suprema de la Revolución, ha sido
conferida al ciudadano doctor Francisco Vázquez Gómez,2lI a
quien el general Zapata, haciéndose eco de nuestros deseos y
de nuestras aspiraciones, tuvo la atingencia de designar para
ese alto puesto, en los últimos días de su fecunda vida, toda
ella llena de clarividencias y de aciertos.
Inspirados, pues en el programa y en las tendencias de nues­
tro jefe, y constantes y firmes por el compromiso que para nos­
otros implica su heroísmo, renovamos hoy ante la Nación Me­
xicana, nuestros juramentos de fidelidad a la causa, nuestra
protesta de adhesión a los principios, y le hacemos saber que
hoy como antes, privados ya del que fue nuestro caudillo, pero
depositarios y poseedores de la fuerza moral que nos legó con
Ja ejemplaridad de su vida, hemos de seguir enfrentándonos a
los defensores de la moderna tiranía, encarnada en el funesto
carrancismo, en esa camarilla de facciosos que no representan al
pueblo mexicano, y sí deshonra a la patria con sus rapiñas, con
sus crímenes, con su desvergüenza, con esa su inaudita perfidia,
lo mismo en las cuestiones interiores, que en los más graves
asuntos de nación a nación.
Así como combatimos a Porfirio Diaz, a De la Barra, a Ma­
dero y a Huerta, así hemos de luchar hasta el fin contra la
afrentosa dictadura de Carranza, inmoral y corrompida, más
falta de pudor que la de Porfirio Diaz, más falaz y maquiavé­
lica que la de Francisco de la Barra, más imbécil y más hipócrita
que la de Huerta, el asesino.
Ya la nación conoce de sobra al fatídico hacendado de Cuatro
Ciénegas, hoy encaramado al poder por obra de su audacia,
23 El doctor Francisco Vázquez Gómez fue un activo y decidido opositor al
Iégimen de Diaz. Luchó democráticamente junto con Madero para conseguir
el triunfo de las elecciones frente a los intereses pollticos del gobierno. Se
sabe que Vázquez Gómez llamó con insistencia a Madero, cuando éste estaba
en San Antonio, Texas, para que viniera a jefaturar la revolución iniciada
desde el 18 de noviembre de 1910. Más tarde fue contendiente del licenciado
José Maria Pino Suárez, cuando quiso conseguir la vicepresidencia de México.
Desde entonces, se dividió la familia revolucionaria.
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129
para que tengamos que hacer más comentarios. Ese hombre
se quitó ya el disfraz, no puede engañar ya a mexicano alguno
y por eso confiamos en que todos nuestros compatriotas sepan
hacer causa común con nosotros y con nuestros hermanos del
Norte 24 y del Centro, para minar y destruir por todos los me­
dios y en todas las formas, el ya carcomido y vacilante edificio
de la llamada administración carrancissta.
Nuestro lema es y ha sido siempre: "Hasta vencer o morir."
Los surianos comprendemos nuestro deber: Sabremos ser
dignos de nuestro glorioso jefe.
"Reforma, Libertad, Justicia y Ley."
Campamento Revolucionario en el Estado de Morelos, a 15
de abril de 1919.
RÚBRICAS
Generales: Francisco Mendoza, Genovevo de la O., Everardo
González, Jesús Capistrán, Pedro Saavedra, Fortino Ayaquica,
Maurilio Mejía, Valentín N. Reyes, Adrián Castrejón, Mele­
cio Cavanzo, Gildardo Magaña, Zeferino Castilla, Prudencio
Casals R., Arturo Camarillo, Sabino P. Burgos, Timoteo Sán­
chez, Tomás Garda, Antonio Beltrán, Rafael Cal y Mayor,
Guillermo Rodríguez, Teodomiro Romero, Manuel N. Reyes,
Encarnación Vega Gil, Joaquín Camaño, Urbano Catalán, Sa­
muel Bonilla, Marcelino Lamirra, Benigno Abundez, Gregorio
S. Rivero, Julio Villegas, Gil Muñoz, ingeniero Ángel Barrios,
Leopoldo Reynoso Díaz, Leandro Arcos, Francisco Alarcón, Ra­
món Beana, Vicente Aranda, Zeferino Ortega, José Contreras,
Ismael Velasco, Jesús Vega Gil, Octaviano Muñoz, Comado
Rodríguez, Cástulo Pérez, J. Cruz Espinosa, Jesús Chávez, Ja­
cinto B. Soriano, Gabino Lozano y Jorge Méndez, licenciados
Antonio Díaz Soto y Gama, Arnulfo Santos Jr., y Francisco de
la Torre; doctores José Parres y G. Y Alfredo D. Ortega.
24 Se refiere concretamente al general Francisco Villa, que para estas fechas,
declarado fuera de la ley, lo perseguía el gobierno constituido de Venustiano
Carranza.
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