Descargar Sentencia y el Veredicto del TOC 4.

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Y VISTOS:
En la ciudad de La Plata, capital de la Provincia de Buenos Aires, a los
cinco días del mes de Julio del año dos mil trece, reunidos los Sres. Jueces
integrantes del Tribunal en lo Criminal nº 4, Dres. JUAN CARLOS
BRUNI, EMIR ALFREDO CAPUTO TÁRTARA y ERNESTO
DOMENECH (P.D.S.), con el objeto de dictar Veredicto conforme las
normas del artículo 371 del Código Procesal Penal de la Pcia. de Buenos
Aires, en Causa nº 4031 del registro de este Tribunal seguida a los
siguientes procesados, a quienes se imputa PRIMA FACIE los delitos que
en cada caso se enuncian:
I).- LUIS HÉCTOR DÍAZ ZAPATA, (demás circunstancias personales
obrantes en autos), a quien se imputan los delitos emergentes de los arts.
144 tercero, inciso 2do. 1ra. parte, con relación al inciso 1° del Código
Penal;
II).- DANIEL GUILLERMO ESPÓSITO, (demás circunstancias
personales obrantes en autos), imputado de lo dispuesto por el art. 144
tercero, inciso 2do. 1ra. parte, con relación al inciso 1°, del Código Penal;
III).- CARLOS ARIEL TOLOZA, (demás circunstancias personales
obrantes en autos), a quien se endilga infracción de lo normado por el art.
144 tercero, inciso 2do. 1ra. Parte con relación al inciso 1° del Código
Penal;
IV).-
MARCELO
ENRIQUE
FALCON,
(demás
circunstancias
personales obrantes en autos), imputado de infringir norma del art. 144
cuarto, inciso 1° del C.P.;
V).- MARÍA VALERIA MACIEL, (demás circunstancias personales
obrantes en autos), imputada de infracción a lo normado por el art. 144
cuarto, inciso 1° del C.P.
Practicado el correspondiente sorteo del mismo resultó que en la
votación debía observarse el siguiente orden: Caputo Tártara, Domenech,
Bruni.
De seguido el Tribunal resuelve plantear y votar las siguientes:
CUESTIONES:
NOTA PREVIA.
Antes de entrar de lleno al tratamiento de la temática propia de
factum sub lite en lo inherente a lo demandado por la ley procesal en esta
instancia, deseo destacar aspectos que se relacionan con el desarrollo de la
Audiencia de Vista de Causa.
Con dicho alcance resulta muy satisfactorio poner de relieve el
correcto, caballeresco y leal desempeño de los actores principales del
Juicio, como de hecho resultan ser las Partes, con la singular peculiaridad
en este caso del número de las mismas. En efecto, sin perjuicio de posturas
antagónicas lógicas que se evidencian en una contienda judicial de la
especie, el comportamiento en el cometido específico de cada una de ellas
ha sido digno de ponderar, en un Juicio de por sí, complejo, por
momentos engorroso y con aristas ásperas, insisto, los actores, con
sentido común, ubicuidad y buena fe procesal, supieron zanjar per se o, en
su caso, con requerimientos y sugerencias ad hoc de parte del Tribunal.
Si bien podrá decirse que destacar lo expuesto se constituye en una
obviedad pues: ´es lo que corresponde´, no resultará menos cierto que,
transitamos épocas en las que -en ciertos casos- lo que debiera ser regla, a
veces, se constituye en excepción.
Vaya pues mi reconocimiento a los profesionales que en sus
respectivos roles, se han desempeñado como Partes de este Juicio.
CUESTIÓN PRIMERA: ¿Está probada la existencia del hecho en su
exteriorización material; en la afirmativa, en qué términos?
A la Cuestión planteada el Señor Juez Dr. Emir Alfredo CAPUTO
TÁRTARA dijo:
A mi Juicio, con la prueba producida en la Audiencia de Vista de
Causa y la incorporada por su lectura al Debate, ha quedado legal y
plenamente acreditado en autos que en los primeros minutos del diez de
Noviembre de 2005, se ingresó a una persona de sexo masculino -a la
sazón identificada como DANIEL OSCAR MIGONE- a la Seccional
Novena de Policía de esta ciudad (sita en la intersección de las calles 5 y
59) en carácter prima facie de aprehendido, a quien se dijo imputar
presuntos ilícitos perpetrados en la zona de Avenida 60 e/ 15 y 16 de La
Plata sobre vehículos automotores estacionados en aceras de la zona; de
inmediato se lo alojó en el calabozo de contraventores, y de luego de un
breve lapso de estadía que no sobrepasó de una hora, se lo torturó por parte
de funcionarios de dicha comisaría, en el interior de la misma,
propinándosele una importante golpiza que le ocasionó grave traumatismo
escrotal y cráneo-encefálico, lo cual le produjo lo que en Medicina Legal
se conoce como estado de “Anestesia Previa de Brouardel”; en tales
condiciones, se aplicó a la víctima, fuerte compresión asfíctica en el
cuello, todo lo cual -consecuentemente- le produjo rápidamente la muerte.
En tales circunstancias, otros funcionarios policiales pertenecientes y
presentes en la misma comisaría, omitieron evitar su comisión, teniendo
competencia a tales fines.
Tal la materialidad que entiendo legalmente probada conforme
surge de la evidencia objetiva que de seguido paso a analizar; elementos
éstos sobre los que asiento mi convicción sincera acerca de la certeza que
cabe atribuir a la reconstrucción histórica anteriormente efectuada. Hago
notar antes de seguir que en lo vinculado con los distintos elementos que
se mencionaran líneas abajo con el aditamento o aclaración de que han
sido incorporados por su lectura, la base de esta afirmación nace en la
resolución de este organismo que obra agregada a fs. 2841/2848, y se
proyecta
continuando
con
la
agregada
durante
la
Instrucción
Suplementaria, como así y en su caso, con la lectura de la nómina de la
sumatoria de los elementos ingresados por su lectura al Juicio, antes del
inicio del Debate propiamente dicho, sin objeción por las Partes (de lo cual
se deja debida constancia en Actas) y, por fin, los incorporados durante el
Debate con el pedido y consentimiento de las Partes.
A sus efectos, hago notar que subrayaré y/o destacaré parte de la
evidencia que de seguido paso a consignar analíticamente, con la obvia
finalidad de destacar aspectos en los que asentaré la tesis que sustento.
Hechas pues las aclaraciones que anteceden, paso pues a enunciar
valorativamente la evidencia en la que asiento mi convicción sincera
acerca de la Cuestión en estudio.
Comienzo por señalar que tengo en cuenta en tal sentido y en
primer lugar, el testimonio prestado oportunamente por OSCAR
EDUARDO DI SALVO (a la fecha fallecido) glosado a fs. 19/20,
incorporado por lectura durante el Debate, en la cual el mencionado
expresó: “…que el deponente labora como chofer de taxi. Que en el día de
ayer, mientras se encontraba en la casa de un amigo, ubicada en calle 60,
entre 15 y 16, a la cual había arribado cerca de las 22 horas en el taxi
que presta funciones, disco 417, propiedad de Roberto Broucher, o algo
así, el cual había dejado estacionado en las arterias mencionadas, es que
siendo aproximadamente las 23:30 horas una vecina de su amigo, llama a
la puerta y le avisa que había visto a una persona dentro del taxi que
trabaja, relatándole que en un primer momento había confundido a esta
persona con el deponente, empero, instantes después al verlo ya fuera del
vehículo se había percatado del error y que este sujeto había simulado
haber sufrido un desperfecto en el vehículo, como para despistarla. Que
así, inmediatamente, el deponente se dirige hacia el vehículo y constata
que le habían sustraído monedas de la recaudación, el pasa cassette y la
llave del baúl, con la cual el autor del robo intentara darle encendido a la
unidad, además de estar todo el habitáculo revuelto. Que lo sorprendente
es que el dicente había dejado la billetera en el tablero del auto y aquél
no se percató de ello. Que así junto a la señora que le diera aviso y otro
vecino, a bordo del taxi, comienzan a dar vueltas en busca del ladrón, con
infructuoso resultado. Que en la esquina de calle 17 y 62 se cruzan con un
patrullero y el deponente le informa a los uniformados de lo ocurrido, y la
señora le da las características físicas del mismo. Que luego de ello es
que se dirige nuevamente al lugar donde se encontraba, donde minutos
después llega una patrulla y le informa que habían detenido al ladrón a la
vuelta, indicándole que debía concurrir a radicar la denuncia del caso y
que habían secuestrado un pasa cassette, una carpeta, revistas, un estuche
y otras cosas. Que así se constituye en la seccional y mientras esperaba
realizar las diligencias del caso, es que llega personal policial
conduciendo un sujeto hacia el interior de la seccional. Que el deponente
enseguida se da cuenta que era el autor del robo de sus pertenencias,
dado que vestía pantalón blanco, campera azulada y pelo corto, como así
lo había descripto la señora a la que hiciera referencia. Que sólo pudo
verlo de espaldas y por un breve momento. Que el personal policial le
exhibe los objetos secuestrados, los cuales no eran los suyos, lo que
informa a los uniformados. Que así proceden a recepcionarle la
correspondiente declaración. Que mientras declaraba, pudo escuchar
golpes contra la pared y una puerta. Que observa como dos oficiales se
dirigen hacia donde provenían los golpes. Que el deponente le pregunta a
la oficial que le estaba tomando la declaración, si siempre los chorros son
así, de hacer quilombo, a lo que le responde que sí. Que los ruidos cesan,
el deponente culmina su declaración y se dirige hacia la puerta de la
seccional, donde entabla conversación con el esposo de otra damnificada
que en ese momento tenía que declarar. Que así se le acerca un policía
manifestándole textualmente “vení, mirá lo que hizo el que te robó a vos”,
tomándolo como testigo. Que lo conducen hacia un calabozo y puede ver
a un sujeto tirado en el piso. Que preguntado que es respecto a si tenía la
campera, responde que no, que la misma se encontraba tirada debajo de
una mesada del calabozo. Que uno de los policías le toma el pulso,
colocándole los dedos en el cuello del sujeto que estaba tirado,
manifestando que estaba vivo, que llamen una ambulancia. Que asimismo
dicho calabozo se comunica con otro, por intermedio de una mirilla
grande, y en la cual los sujetos que estaban allí detenidos manifestaban su
asombro si hasta hacía dos minutos atrás estaba hablando con ellos. Que
en la seccional se arma un gran revuelo, que varios uniformados iban y
venían. Que la ambulancia nunca llegó, por lo que hubieron de cargar al
muchacho a bordo de una camioneta en dirección al hospital…”.
Con algunas diferencias, relató el suceso NORA NELBA ACOSTA
DE CUBAS (también fallecida a la fecha) a fs. 139/vta., dichos estos
incorporados por lectura al Juicio, quien expresó que: “…que conozco a
EDUARDO DI SALVO porque los dos vamos a la Iglesia Apostólica. Que
el miércoles 9 de noviembre del cte. año, a eso de las once menos cuarto
de la noche, iba a cerrar la puerta de entrada de mi casa y veo que,
estando estacionado el auto de DI SALVO un taxi del cual no puede
precisar la marca, una persona del sexo masculino que tenía una campera
negra y un pantalón blanco, que abrió la puerta del taxi, se metió en el
mismo y salió disparando para calle 16. Que yo no vi si llevaba algo en
sus manos. Que yo voy y golpeo la puerta de la casa donde estaba DI
SALVO, y le aviso a EDUARDO que un señor estaba en su auto. Que
EDUARDO DI SALVO sale y me dice que le habían robado el estéreo del
auto, que DI SALVO me dijo si le podía decir como estaba vestido, yo le
contesté y EDUARDO me pidió que lo acompañara para ver si lo
podíamos encontrar. Que yo subí al taxi en la parte de atrás y de
acompañante iba otro vecino, quien no sé quién es. Que recorrimos y al
no ver nada, y creo que en calle 16 y 55 EDUARDO tocaba bocina a una
camioneta policial en la que iban una señorita y un señor y pararon. Que
los policías bajaron y EDUARDO les explicó lo que había pasado. Que yo
les conté también lo que había pasado y le di mi nombre y mi teléfono al
policía de sexo masculino, quien los anota en un papelito. Que volvimos
de nuevo a mi casa…”.
A su turno, ya en el contexto de la Audiencia de Vista de Causa,
declaró LUIS EMILIO ESCAMOCHERO, quien conocía tanto a
EDUARDO DI SALVO como a NORA NELBA ACOSTA DE CUBAS
(cuyas declaraciones -según adelanté- fueran incorporadas por lectura al
Juicio, ya que los mismos se encuentran fallecidos), que NORA NELBA
ACOSTA falleció el 02 de Enero de 2012 y también su amigo OSCAR DI
SALVO, el 27 de Septiembre de 2011, recordando que el 09 de
Noviembre de 2005, su hijo mayor cumplía años, razón por la cual estaban
en una reunión en su casa; manifestó que en un momento dado, llegó su
suegra avisando a DI SALVO que le estaban robando el auto, saliendo
inmediatamente hacia la vereda. Explicó que a la persona él no la vio, pero
sí su suegra, aclarando la persona estaba sacando el estéreo del auto de DI
SALVO. Agregó que tanto el antes mencionado como su suegra, salieron a
buscar al ladrón, mientras que él se quedó en su casa.
Destaco por fin, que éste testigo reconoció en la Audiencia la firma
de su suegra fallecida ACOSTA DE CUBAS, en su declaración de fs.
139/vta., como dije, agregada al Juicio, por su lectura.
PATRICIA SUSANA ARMENTI RODRÍGUEZ, quien también
concurriera a la Comisaría Novena de La Plata a efectuar denuncia de robo
la noche que ocurrieran los hechos en tratamiento, relató en el Debate que
esa noche había ido junto a su marido e hija a cenar a la casa de su madre,
sita en la calle 61, entre 15 y 16; recordó que entre las 00:00 y las 00:30
horas, salió para irse a su casa, advirtiendo al abrir su automóvil marca
Fiat Brío patente TNQ-977, que el mismo estaba sin trabar, pensando que
se había olvidado de cerrarlo, pero cuando se sentó al volante, comprobó
que estaba arrancada la bandeja del estéreo y le faltaban una carpeta con
productos Mary Kay y tarjetas personales. Manifestó que fue así que se
dirigió a la Comisaría Novena de La Plata y explicó los motivos de porque
estaba ahí, entrevistándose con un policía de sexo masculino. Dijo que
dicho efectivo se retiró, regresando de inmediato y le exhibió una carpeta
de color negra, la que reconoció como de su propiedad.
Expresó que esperó unos momentos y luego la hicieron pasar a una
oficina ubicada enfrente de la puerta de ingreso, donde le recibieron la
denuncia. Recordó que un momento dado, mientras se encontraba
declarando, notó “como que los policías se sorprendían, preguntando ella
qué era lo que había pasado, enterándola que el detenido había muerto”.
Dijo que esa noche, la Comisaría estaba en silencio, salvo el
murmullo de la gente que estaba esperando y los de la oficina que le
estaban recibiendo la declaración, “a mí me pareció que estaba todo
normal”, agregando que no escuchó ruidos de golpes ni gritos. Relató que
a la persona detenida no la vio en ningún momento mientras estuvo en la
Comisaría. Manifestó que allí había otra persona que había sido robada,
creyendo que era un taxista, pero no conversó con él.
Por fin se le exhibió la fotografía obrante en la parte inferior de la
fs. 218 (incorporada por su exhibición al Juicio), reconociendo en la
misma la calculadora y la revista, aclarando respecto de esta última que era
la que hacía ella.
Por su parte, EVELIN LUCIANA LOPRESTI -también víctima de
ilícito en la zona donde fuera aprehendida la víctima de autos- dijo en la
Audiencia de Vista de Causa que cuando vivía en la calle 16, entre 60 y
61, fue víctima del robo de su automóvil marca Fiat 147; recordó que
entre las 04:00 y 05:00 hs. “estaba como amaneciendo”, dijo, le tocaron el
timbre -no recordando si fue la policía o un vecino- avisándole de ello.
Manifestó que salió hasta la vereda, recordando que su vehículo tenía
como un polvo blanco, explicándole que ello era para ver si existían
huellas, a la vez que le preguntaron que se fijara si le faltaba algo,
comprobando que le faltaba la rueda de auxilio y el estéreo que guardaba
debajo del asiento. Fue así que le dijeron que tenía que constituirse en la
Comisaría Novena para hacer la denuncia, siendo trasladada hasta la
seccional policial -juntamente con su madre- en un móvil policial, lugar
del que se retiró ya siendo de día y advirtiendo a su arribo que había varias
uniformadas que estaban llorando, cosa que le llamó la atención pero que
no le preocupó.
Complementario a las declaraciones prestadas por los testigos
precedentemente tenidos en cuenta, resulta la Pericia Mecánica (fs.
204/vta., incorporada por lectura al Juicio), en la cual se concluye que: “…
Rodado n° 1: automóvil marca Renault 12 TL de color negro y techo
blanco, taxi de la ciudad de La Plata disco 417, con chapa patente n°
RFQ-326, presentando los presentes daños, Lateral izquierdo: se pudo
constatar faltante del tambor de cerradura de puerta delantera, la cual se
encontraba sin traba (abierta); Habitáculo: se constató gran desorden,
con diversos objetos desparramados en el piso delantero, como también
debajo del tablero, cables conductores y cable de antena sueltos
pertenecientes a la conexión de una radio. Rodado n° 2: automóvil marca
Fiat Brío color blanco, con chapa patente n° TNQ-977, presentando los
siguientes daños: Lateral izquierdo: se constataron tambor de cerradura
de puerta delantera con signos de haber sido forzado para la apertura de
dicha puerta; mancha pardo rojiza símil sangre en la puerta superior
anterior lateral guardabarros trasero; Habitáculo: se pudo observar
faltante de coberturas plásticas de la columna de dirección, como también
ficha y cables de la conexión de ignición, desprendidas, con evidentes
signos de un puenteado; se observó bandeja de radio forzada con faltante
de ésta última; Parte trasera: el portón trasero no poseía cerradura y el
mismo se trababa mediante dos ganchos ajustables, encontrándose estos
últimos destrabados, asimismo el mencionado portón, desde el interior del
habitáculo, poseía ataduras de alambre, las cuales impedían su apertura.
Rodado n° 3: automóvil marca Fiat 147, 1.4 de color gris, con chapa
patente n° RVD-613, presentando los siguientes daños: Parte trasera: se
pudo observar puerta delantera abierta, con evidencias de haber sido
forzado y la cerradura destrabada; Lateral izquierdo: se pudo observar
puerta delantera abierta y el vidrio de la misma entreabierto; Habitáculo:
se constató desprendimiento de tapón de goma debajo de la cobertura
plástica de la columna de dirección, como también cables sueltos de la
conexión a la llave de ignición, a los fines de efectuar un posible
puenteado, faltante de radio; Motor: se pudo observar capot abierto y el
faltante de la rueda de auxilio en el compartimiento de la misma ( parte
superior del pasa rueda lado izquierdo )…”.
El Acta de Procedimiento, Aprehensión y Secuestro de fs. 01/vta. de
la IPP n° 282.181 (incorporada por lectura al Juicio), certifica que el día
09 de Noviembre de 2005, siendo las 23:20 horas, personal policial que se
encontraba recorriendo la jurisdicción, al llegar a las calles 63 y 16, son
alertados por un taxista a quien se identificó como OSCAR EDUARDO
DI SALVO, que momentos antes habían sustraído su automóvil Renault
12, disco 417, mientras el mismo se encontraba estacionado en la calle 60,
entre 15 y 16. La pieza en análisis da cuenta también que DI SALVO se
encontraba acompañado en la oportunidad por una persona de sexo
femenino, identificada como NORA NELBA ACOSTA, quien pudo
observar al individuo, aportando descripción y vestimentas del mismo. Es
así que ante la noticia citada, el personal policial decide cursar alerta radial
y comenzar con la búsqueda del sujeto, advirtiendo la presencia de uno
que guardaba similares características a las aportadas, quien se desplazaba
por la calle 61, entre 15 y 16, el cual al notar la presencia policial, dejó a la
altura del numeral 1035 algunos objetos e intentó darse a la fuga, siendo
interceptado, aprehendido e identificado como DANIEL OSCAR
MIGONE. Por su parte, y en presencia de un testigo de actuación -a quien
se identificó como SEBASTIÁN SOLDI- se procedió al secuestro en el
lugar indicado de una carpeta negra con elásticos verde flúo, dentro de la
cual había una crema marca Mary Kay, una caja con tarjetas personales, un
estuche de anteojos vacío, un cassette TDK, once folletos y una
calculadora marca Kenko KK, además de un estéreo marca Mustang con
frente negro y pantalla digital.
El Acta de Procedimiento y Secuestro de fs. 05 de la IPP 282.181
(incorporada por lectura al Debate), da cuenta y certifica que el día 10 de
Noviembre de 2005, a la 01:00 hs., personal policial que recorría la
jurisdicción de la zona de la calle 16, entre 60 y 61, observan que sobre el
cantero de uno de los edificios de la cuadra, había una cubierta con llanta
color negra marca Fate y un auto estéreo Sound Barrier con frente negro y
letras amarillas con tres cables. Dicha pieza también refiere que en el
mismo sector y a pocos metros, se advierte la presencia de un rodado
marca Fiat 147 color gris con patente RVD-613, el cual tiene la puerta
abierta del lado del acompañante y arrimada, constatándose también que
en el interior, los cables del tambor de arranque se encuentran puenteados,
todo revuelto y la existencia de un teléfono marca Nextel, Motorola i550
plus, todo lo cual se procede a secuestrar en presencia de un testigo a quien
se identificó como GONZALO OSCAR QUARCHIONI.
Las piezas precedentemente valoradas, fueron ratificadas en la
Audiencia de Vista de Causa por el personal policial que interviniera en la
emergencia, a saber: ARACELI LILIANA GARCÍA, DOMINGO
RUBÉN AYALA y PEDRO ROLANDO PRATTO), y los testigos de
actuación (SEBASTIÁN SOLDI y GONZALO OSCAR QUARCHIONI.
La ya mencionada ARACELI LILIANA GARCÍA depuso en el
Juicio que el día que ocurrieron los hechos, circulaba en un móvil, en
carácter de acompañante, siendo el chofer el efectivo AYALA. Dijo que
estaban patrullando y los paró un taxista que iba acompañado por otras dos
personas, una de ellas mujer quien les manifestó que instantes antes le
habían sustraído el estéreo de su rodado; expresó que una de las femeninas
que lo acompañaba, realizó una descripción de la persona que viera en el
interior del automóvil, saliendo en la búsqueda del mismo. Manifestó que
mientras circulaban por la calle 61, entre 15 y 16, observan el
desplazamiento de un sujeto con dichas características, el cual dejaba algo
tirado en el lugar, razón por la cual le dieron la voz de alto, logrando
demorarlo, a la vez que comunicaron la novedad por radio. Relató que
mientras su compañero procedía a la aprehensión, ella fue hasta donde vio
que dejó las cosas, encontrando una carpeta negra con un cordón verde y
un estéreo. En cuanto al aprehendido manifestó que no lo vio golpeado,
con sangre o alcoholizado, cuando lo esposaron no dijo nada y ellos le
manifestaron que los acompañara a la dependencia, salvo que se había
peleado con su novia o pareja.
Siguió diciendo que se hizo presente otro móvil que llegó en apoyo,
en el cual se desplazaban los efectivos MEZA y CORA, pero como el
individuo ya estaba aprehendido arriba del móvil, se retiraron del lugar.
También se hizo presente el móvil del Oficial de control, pero enseguida
se fue del lugar por la misma razón que otro móvil. Expresó que después
fueron a la dependencia y al llegar, AYALA bajó al aprehendido, mientras
ella fue hacia el ayudante de guardia para decirle que llegaban con un
aprehendido. En ese momento, fue que vio al taxista en el hall de la
Seccional. Recordó que después de dar aviso a la Ayudante de guardia, fue
hacia la oficina del oficial de servicio a los fines de labrar el acta de
procedimiento junto con el Oficial de control, que ya había regresado a la
dependencia. Dijo que mientras estaban confeccionando el acta, se hizo
presente en la guardia una señora, la cual refería que le habían robado del
interior de su vehículo el estéreo y una carpeta negra con un cordón con
folletos de Mary Kay, en la zona donde había ocurrido la aprehensión del
sujeto que ellos realizaran. Fue así que ante ello, el Oficial de control
(tratándose del acusado DÍAZ ZAPATA) le ordenó a ella, a AYALA y a
PRATTO que volvieran al lugar, a efectos de realizar otro rastrillaje en la
búsqueda de otros elementos, lo que así hicieron inmediatamente, ya que
faltaba el estéreo del taxista.
Una vez en el lugar, comenzaron a rastrillar la zona de a pie y con
el uso de linternas, encontrando en la calle 16, entre 60 y 61, en un
cantero, una llave cruz, una rueda de auxilio y un estéreo. Observaron
también un auto marca Fiat 147 estacionado, el cual un puente en el
tambor de arranque y los cables a la vista, agregando que pararon a una
persona de sexo masculino para que ofreciera de testigo del secuestro de
los elementos hallados.
Por fin, y exhibidas que le fueron las actas glosadas a fs. 01/vta. y
05 de la IPP n° 282.181 (incorporadas por lecturas al Debate), reconoció
como suya una de las firmas insertas en las mismas.
Complementarios resultan los dichos de DOMINGO RUBÉN
AYALA, chofer del patrullero en el que también se desplazaba GARCÍA.
El antes mencionado manifestó en el Juicio que estaban recorriendo
la jurisdicción, cuando son interceptados por una persona de sexo
masculino que se identificó como taxista, el que les manifestó que
instantes antes un hombre que le había robado el pasacasete de su rodado,
aportándole una femenina que lo acompañaba las características físicas del
individuo, comenzando con la búsqueda del mismo por la zona. Fue así
que en la calle 61, entre 15 y 16, observaron a una persona de las
características aportadas que iba caminando, viendo que arrojaba algo,
dándole la voz de alto. Fue así que se bajaron del móvil y mientras él
procedía a la aprehensión, su compañera se dirigió hasta donde estaban los
objetos descartados, comprobando que se trataba de un pasacasete y una
carpeta; agregó que radiaron la novedad a la vez que solicitaron apoyo
para ir a buscar al denunciante que vivía a dos o tres cuadras, llegando el
móvil en el que se desplazaban los efectivos MEZA y CORA y también el
móvil del Oficial de control, los cuales se retiraron enseguida del lugar. En
cuanto al aprehendido, dijo que en todo momento decía “no me arruinés la
vida, tengo una criatura, me vas a arruinar el trabajo y me peleé con mi
novia”, diciéndole también que le sacara los “ganchos”.
Demás está decir que estas manifestaciones de MIGONE, no
implicaban la admisión o reconocimiento de haber cometido delito alguno.
AYALA detalló que inmediatamente bajaron a la Comisaría y al
llegar allí, fue él el encargado de bajarlo, mientras su compañera fue a la
guardia a avisar que traían el aprehendido. Recordó que en la puerta de la
Seccional se lo entregó al efectivo PRATTO, quien fue el que lo trasladó
hasta el fondo, a la zona de los calabozos, mientras que él volvió al móvil
a buscar el pasacasete y la carpeta para entregarle al oficial. Aclaró que
cuando le entregó el aprehendido a PRATTO, el muchacho estaba bien, no
lo vio golpeado o lastimado, “no estaba agresivo, estaba como
melancólico, dijo que había tenido problemas con la novia y que quería
ver al hijito o algo así”.
Continuó diciendo que mientras estaba entregando los secuestros al
Oficial, llegó una señorita que manifestaba que le habían robado el
pasacasete por la zona donde había ocurrido el otro robo y la aprehensión.
Fue así que él le dijo al Oficial de control (que resulta ser el imputado
DÍAZ ZAPATA) si podían ir a ver a la zona para verificar si había más
elementos sustraídos, además del pasacasete del taxista que aún no había
aparecido, haciéndolo finalmente él, PRATTO y GARCÍA. Al llegar al
lugar, recorrieron, y sobre calle 16, encontraron en un cantero una llave
cruz y otras cosas que no recordó; además observaron a diez metros de
allí, un auto que tenía una de las puertas semi abiertas y el baúl forzado,
viendo además que en el interior había un Nextel o celular grande. Recordó
que buscaron un testigo de actuación a quien le exhibieron los hallazgos.
Finalmente, exhibidas que le fueron las Actas glosadas a fs. 01/vta. y 05 de
la IPP n° 282.181 (incorporada por lectura al Juicio), reconoció como suya
una de las firmas inserta en la misma como de su patrimonio escritural.
Convergentes complementarios resultan los dichos de PEDRO
ROLANDO PRATTO, efectivo de la Comisaría Novena La Plata, quien
expresó en el Debate que ese día estaba patrullando con el Oficial de
control (imputado DÍAZ ZAPATA), y un móvil comandado por los
efectivos AYALA y GARCÍA, avisa por radio que tenía una persona
demorada en calle 61, entre 15 y 16; fue así se acercaron al lugar,
observando que había una persona aprehendida arriba del móvil. Dijo que
ante ello, permanecieron breves instantes en el lugar y fueron hasta la calle
60, entre 15 y 16, donde se entrevistaron con un taxista a quien
aparentemente le habían robado un estéreo del taxi, razón por la cual lo
invitaron a que se acerque a la Comisaría para hacer la denuncia.
Manifestó que desde allí fueron para a la Seccional para que el Oficial
redactara el acta de procedimiento; una vez allí, el oficial de control fue a
la oficina del oficial de servicio, mientras que él permaneció en la guardia,
viendo que de inmediato llegaba el móvil de AYALA y GARCÍA
trasladando el demorado.
Declaró que fue él quien recibió al aprehendido, trasladándolo hasta
el fondo, es decir al casino de suboficiales/cocina, lugar en el que se
encontraban el Cabo de guardia (imputado ESPÓSITO) y el Imaginaria,
(imputado TOLOSA) donde fue requisado para sacarle las pertenencias,
luego de lo cual, lo ingresaron al calabozo de contraventores, regresando él
hacia adelante. Expresó que al aprehendido lo vio normal, lo único que
reclamaba era un Nextel, decía “quiero mi Nextel” porque manifestaba que
le faltaba; agregó que no advirtió que aquél estuviera golpeado, no le vio
ninguna señal o marca, estaba tranquilo, se quejaba que no había hecho
nada pero no gritaba.
Continuando con su relato dijo que al regresar a la guardia, vio que
en la misma se encontraba el taxista con el que se entrevistaran, y también
había una señora que se había acercado a denunciar otro hecho, recordando
que se trataba de cosméticos, un estéreo y otras pertenencias. Manifestó
que como faltaba el estéreo que el taxista denunciaba robado, volvieron a
salir con los efectivos AYALA y GARCÍA hacia la zona de los hechos
denunciados, a fin de rastrillar el lugar en la búsqueda de otros elementos.
Calculó que se constituyeron en el lugar alrededor de la 01:00 hs.,
rastrillando la zona de a pie, buscando en las veredas, coches, canteros y
hallando, en la calle 16, entre 60 y 61, una rueda de auxilio, un estéreo y
un Nextel, considerando que el mismo podría ser el que reclamaba el
aprehendido, pero desconociendo si posteriormente se verificó dicho
extremo. Dijo que encontraron además en el lugar, un automóvil marca
Fiat 147 con la puerta -del lado del acompañante- abierta, a la vez que se
observaba desde afuera que se encontraba “puenteado el arranque”.
Expresó que pararon un testigo para realizar el secuestro de los elementos
mencionados, luego de la cual él mismo trasladó aquellos a la Comisaría.
Siguió con su relato diciendo que justo cuando llegó a la Seccional,
vio que el efectivo VERÓN venía desde el fondo, notándolo muy nervioso,
diciéndole que “había sucedido algo en el calabozo de contraventores”;
manifestó que inmediatamente fue para allí y al llegar, vio a la persona
aprehendida tirada boca abajo en el piso con los brazos al costado de su
cuerpo y la campera de jean que vestía tirada en el piso a dos metros
aproximadamente, “hecha un bollo”. Manifestó que alumbró con una
linterna viendo que “largaba burbujitas por la nariz”, aunque el cuerpo no
se movía y la cara estaba como morada.
Depuso que desde la Comisaría se llamó una ambulancia, pero
como ésta demoraba, el jefe de turno (imputado FALCON) dio la orden de
que lo llevaran en un móvil al Hospital, razón por la cual lo cargaron en
una camioneta y fueron hacia el Hospital San Martín. Manifestó que él
manejaba y en la caja, junto al herido, iba el efectivo FUERTES. Una vez
en el nosocomio, fueron recibidos por unos médicos, lo ingresaron,
intentaron reanimarlo, pero les dijeron que había fallecido.
En el Debate -como ya lo he dicho- depuso el testigo de actuación
del acta de procedimiento, aprehensión y secuestro de fs. 01/vta. de la IPP
n° 282.181 antes valorada, SEBASTIÁN HEBER SOLDI, quien manifestó
que el día que fuera convocado por la policía, venía de la casa de su
madre, circulando por la calle 61, entre 15 y 16 en su automóvil, alrededor
de las 00:00 horas. Dijo que en aquella oportunidad, en el numeral de una
familia conocida de apellido ARMENTI, se encontraban distintos objetos
que según los uniformados habían sido producto de un robo; expresó que
en dichas circunstancias, se acercó a las cosas, no recordando ahora que
era lo que vio, recordando que “fue algo que duró breves instantes”.
Agregó que el lugar resultaba ser un paso obligado a su domicilio y la
calle estaba cortada por haber un operativo policial “pero no de gran
despliegue”.
Expresó que también se encontraba demorada una persona “que
aparentemente se la vinculaba con el hecho”, no recordando ahora si
aquella realizó alguna manifestación.
Finalmente, dijo que tiempo después se lo citó a la Fiscalía para
declarar, habiendo concurrido allí, siendo para él un “trámite de rutina”.
A su turno, el testigo de actuación del acta de procedimiento y
secuestro obrante a fs. 05 de la IPP n° 282.181 valorada líneas arriba,
GONZALO OSCAR QUARCHIONI recordó que la noche de los hechos,
entre las 00:00 y 01:00 horas, venía caminando de un cumpleaños,
haciéndolo por calle 16, entre 60 y 61 y se encontró con un patrullero,
hallándose adelante del mismo un Fiat 147; fue así que se le acercó un
policía, le pidió documentos y le dijo que debía salir de testigo,
observando que el automotor al que hiciera referencia, estaba forzado en la
puerta del lado del acompañante, “como si hubieran estado robando
adentro”. Aclaró que no recordaba si el tambor de arranque estaba también
forzado; agregó que los uniformados le indicaron tres cosas a ver: la
cerradura del rodado, la rueda de auxilio que se encontraba en la vereda o
entrada de una casa y los cables del estéreo, no recordando haber visto un
teléfono celular. Dijo que los uniformados habían secuestrado una rueda
de auxilio y un pasacasete, se encontraban “en la vereda o entradita de
una casa” y se los exhiben, luego de lo cual lo llevaron hasta la Comisaría
Novena de La Plata en un móvil. Allí, mientras esperaba en el hall de
entrada que le recibieran declaración, se encontró con una chica y un
hombre quienes manifestaban que habían sido robados. Recordó que
después entró a declarar y en un momento dado lo hicieron salir, volviendo
a sentarse en el hall. Manifestó que a los veinte minutos más o menos, vio
que dos o tres policías sacaban a un muchacho del pasillo, “arrastrándolo
como si estuviera desmayado” hasta afuera, lo subieron a una camioneta y
se fueron; relató que ante ello, se quedó sorprendido, comenzando a ver
muchos policías adentro de la Comisaría.
Aclaró que cuando él llego, prácticamente no había nadie en la
Comisaría, “estaba re tranquila, normal”, pero después que sacaran al
muchacho, empezó a llegar mucha gente. Finalmente, exhibida que le fue
el acta obrante a fs. 05 de la IPP n° 282.181 (incorporada por lectura al
Debate), reconoció como suya una de las firmas allí insertas.
Siguiendo con el hilo secuencial lógico, HUGO OSCAR
CASTILLO, personal policial que se encontraba en la Comisaría Novena
la noche que ocurrieron los hechos, manifestó en el Debate que la noche
en cuestión estaba citado a las 00:00 hs. por recargo de servicio de horas
COREs. Se hizo presente en la Comisaría Novena y le dijeron que
esperara, que iba a salir en un patrullero afectado en un procedimiento;
después le dijeron que iba a ir de acompañante en el móvil que iba a
trasladar a un aprehendido a Cuerpo Médico. Fue así que se quedó parado
en la guardia, en el escritorio de la Ayudante de guardia a la espera,
considerando que “era un día normal en la Comisaría”; dijo que le
comentaron que habían llevado una persona demorada por un intento de
robo a un taxi, “o algo por el estilo”, escuchando hablar al taxista porque
estaba en el hall de entrada sin poder decir que era lo que aquél refería y
también vio otras personas allí, pero no pudo precisar que estaban
haciendo. Aclaró que le dijeron que el aprehendido había entrado a las
00:00 horas, razón por la cual no pudo verlo porque él llegó unos minutos
después.
Relató que desde donde él se encontraba, se escuchaban golpes en
una puerta y gritos, no pudiendo ahora aclarar que era lo que se decía,
sabiendo que generalmente algunos demorados gritan y golpean en el
fondo -aclarando que se refiere a la zona de calabozos- exigiendo hablar
con algún oficial; gritos y patadas que duraron un tiempo y “después
cesaron”.
Manifestó que no podía señalar cuanto tiempo permaneció en la
guardia, para luego desplazarse hacia la zona de los calabozos, quedándose
parado en la puerta de ingreso a la misma. Calculó que ello ocurrió
concomitantemente a observar la llegada del móvil policial en el que se
desplazaban los efectivos SERRANO y FUERTES, ya que entendió que
serían ellos los encargados de trasladar al aprehendido a Cuerpo Médico.
Expresó que, desde su posición, pudo ver que efectivos ingresaban al
calabozo de contraventores a buscar al aprehendido, para inmediatamente
a abrir la puerta, percibió corridas y escuchó gritos, observando que el
efectivo VERÓN se dirigía por el pasillo hacia adelante, preguntándole
que era lo que había ocurrido, diciéndole aquel que el demorado se había
ahorcado. Fue así que inmediatamente se dirigió hasta la celda,
observando que se encontraban varios de sus compañeros, sin poder
detallar quienes eran, puesto que todo era muy confuso y había gran
nerviosismo, y una persona tirada en el piso, boca abajo con su brazo
extendido, procediendo -por sus conocimientos en primeros auxilios- a
tomarle el pulso debajo de la arteria radial, considerando que aún lo tenía,
siendo una palpitación débil, aunque vio el “cuerpo rígido, no se inflaba y
desinflaba con la respiración, el tórax estaba rígido”.
Continuó su relato diciendo que inmediatamente salió corriendo
hacia la guardia, a fin de que se convoque inmediatamente a una
ambulancia para trasladar a la persona a un nosocomio; manifestó que
como aquella se demoraba, alguno de los oficiales que allí se encontraban,
dio la orden de trasladarlo en un vehículo policial, cosa que hicieron,
cargándolo en una camioneta, la cual era manejada por el efectivo
PRATTO y en la caja, junto al individuo, lo hacía el efectivo FUERTES.
Finalmente expresó que él no fue hasta el Hospital y que luego recibió la
directiva de salir a patrullar, cosa que así hizo, enterándose en ese
momento que la persona había fallecido.
Del paso por la celda de contraventores de la Comisaría Novena de
La Plata por parte de la víctima de autos, DANIEL OSCAR MIGONE,
dieron cuenta en el Debate oral y público, varios de los detenidos alojados
en los calabozos de dicha dependencia, a saber: DANIEL ADOLFO
DISTACIO, LUCIANO MAURICIO MAIDANA, JUAN RAMÓN
REINALDI,
MARCELO
JAVIER
SALAVATIERRA,
JONATAN
GASTÓN PÁEZ (SOÑEZ) y JORGE SERGIO ARAMBURU.
El ya mencionado DANIEL ADOLFO DISTACIO dijo en
oportunidad de deponer que se encontraba alojado en la Comisaría 9na. La
Plata, era cerca de las 00:00 horas y al salir de su celda escuchó que
alguien, desde el otro lado de la ventanita que daba a la celda de
contraventores, le decía “hola Nari”, asomándose y viendo que era
DANIEL MIGONE, a quien conocía desde que eran chicos y a quien lo
apodó “Fantasma”. Relató que a MIGONE lo vio bien, “él le pidió un
porro y MIGONE le contestó “estoy re careta”, a alusión a que ya no se
drogaba; recordó que se pusieron a charlar y le contó que lo querían
“engarronar, que le querían poner un robo automotor”, diciéndole “me
trajeron de garrón Daniel”, aclarando de seguido que si MIGONE hubiera
hecho algo, se lo hubiera dicho, “nosotros somos delincuentes, entre
nosotros no nos vamos a mentir”. Manifestó que él le dijo “esperame un
rato que estoy mirando una película”, quedándose aquél conversando uno
o dos minutos más con otros internos, entre los que identificó a
MAIDANA, REINALDI, DIDIO y MARTÍNEZ. Dijo que al rato escuchó
que MIGONE gritaba, pateaba la puerta e insultaba, como por ejemplo “la
puta que te parió… porque no venís y me abrís”, habiendo pasado un rato
hasta que se produjo un silencio total. Continuó relatando que al terminar
la película que veía, se asomó nuevamente por la ventanita, pero MIGONE
ya no estaba en el calabozo y luego, aproximadamente cuarenta y cinco
minutos después, se volvió a asomar y vio a DANIEL tirado en el piso,
boca abajo, con los brazos a los costados, un charquito de sangre del lado
izquierdo y la campera de jean que vestía, “extendida en el piso como si se
hubiera colocado ahí”. Manifestó que en ese momento vio al Oficial de
control (imputado DÍAZ ZAPATA) y al Imaginaria (imputado TOLOSA)
junto al cuerpo, gritándoles “eh, ¿qué le hicieron?, sáquenlo al hospital”,
observando que el primero de los citados le tomaba el pulso y le decía que
estaba con vida, agregando que en menos de cinco minutos, sacaron el
cuerpo de DANIEL del calabozo, siéndoles informado más tarde que aquél
había fallecido.
Agregó finalmente que “es imposible que DANIEL se haya
ahorcado con la campera como les dijeran que ocurrió, que él intentó
hacer la prueba con una campera y no pudo y por otra parte, si se hubiera
ahorcado con la campera, ésta tendría que haber estado enrollada en la
columna o en el cuello y estaba extendida en el piso como si se hubiera
coloca ahí”.
Por su parte, el arriba citado MAIDANA manifestó que estuvo
detenido en la Comisaría 9na. La Plata en el año 2005. Dijo que lo que
recuerda es que el fallecido, cuando ingresó cerca de las 00:00 horas, lo
hizo en el calabozo de contraventores. Manifestó que si bien él no lo
conocía de antes, se acercó a la ventana que daba a la celda de
contraventores y le ofreció un cigarrillo, a la vez que hablaron un ratito;
fue así que recordó que MIGONE les explicó que inicialmente creyó que
lo habían aprehendido por averiguación de antecedentes, pero “después le
dijeron que estaba por un robo automotor”, diciéndoles al respecto que lo
estaban “engarronando, que no había hecho nada, que tenía familia y un
trabajo bueno”. Manifestó que lo vio preocupado, pero no exaltado,
tampoco se veía violento.
Continuó relatando que pasó alrededor de media hora que había
ingresado MIGONE y se escuchó la puerta de la celda, volviéndose a abrir
la misma. Expresó que “al rato, a la hora de eso”, él se acercó a la ventana
y MIGONE ya no estaba, lo llamó pero nadie le contestó; agregó que a los
quince minutos de ello, se volvió a escuchar el ruido de la puerta de la
celda y, al asomarse por la ventanita que comunicaba con el lugar, vio el
cuerpo del muchacho en el piso, boca abajo y al lado de la cabeza, una
campera. Dijo que tanto él como otros de los detenidos, inmediatamente,
se acercaron a una ventana grande y llamaron al encargado, a quien le
preguntaron qué era lo que había pasado con el muchacho pero aquél “no
supo contestarles”, enterándose luego que aparentemente se había
ahorcado. Expresó al final que a su criterio “no pudo haberse ahorcado
jamás porque no había ningún lugar donde pudiera colgarse o colgar un
objeto y ahorcarse”.
Similares resultan los dichos del ya mencionado JUAN RAMÓN
REINALDI, quien expresó que estaba detenido en la Comisaría 9na. La
Plata al momento del hecho, alojado con otros detenidos, entre los que
recuerda a SALVATIERRA, GODOY MAIDANA, DISTACIO y
MARTÍNEZ. Dijo que una noche, no recordando con exactitud cuándo,
vio a DANIEL MIGONE, a quien “conocía de la calle”, alojado en el
calabozo de contraventores; aclaró que allí estaba solo y que pudo
observarlo por una ventanita que comunicaba la celda de contraventores
con los demás calabozos de detenidos. Manifestó que hablaron un ratito y
les comentó que estaba allí por averiguación de antecedentes, a la vez que
les expresó que tenía problemas con el servicio de calle de la Seccional y
que lo paraban en todo momento, por cualquier cosa; dijo que lo vio
nervioso, “caminaba mucho, iba y venía, estaba inquieto”.
Recordó que aproximadamente a la media hora de haber ingresado,
se escuchó la apertura de la puerta de la celda donde estaba MIGONE,
sabiendo que lo sacaron de allí; aclaró que a los veinte minutos más o
menos, volvieron a traerlo, siendo que él después se fue a acostar, no
escuchando nada más. Continuó diciendo que cuando se levantó, pudo ver
a través de la ventanita a la que ya hiciera referencia, que MIGONE estaba
tirado boca abajo en el piso del calabozo, con una campera de jean al
costado, no observando en el lugar sangre, considerando él que estaba
muerto. Finalmente manifestó que, a su entender, “no había manera que
se haya auto agredido, no estaba ebrio, esta normal, tampoco había
posibilidades de auto agredirse en ese calabozo, se hubiesen escuchado
los ruidos, “se escuchaba todo”.
También JONATAN GASTÓN PÁEZ (SÓÑEZ) dijo que él ya se
encontraba acostado cuando trajeron “al pibe” a la celda de
contraventores, aclarando que muchas de las cosas se las enteró después
que aquél falleciera, por comentarios que le hicieron sus compañeros de
celda SALVATIERRA y GONZÁLEZ. En tal sentido, señaló que éstos le
dijeron que, al ingresar, varios de los detenidos conversaron con el sujeto,
quien les contó que estaba ahí porque querían “engarronarlo con una
causa de robo automotor”. Expresó que él únicamente escuchó que el
joven estaba gritando porque “algo le pasaba, se quejaba, después
golpeaba la puerta. Me parece que gritó un par de veces, se calló y
después volvió a gritar, golpeando al principio la puerta”, circunstancias
estas que lo despertaron. Siguió manifestando que al rato cesaron los
golpes y patadas y luego los “desengomaron” a todos, oportunidad en la
cual se asomó por la ventana que comunica al calabozo de contraventores,
viendo a un muchacho tirado en el piso, boca arriba, con la campera al
costado y sangre en la boca.
Sobre los extremos analizados, manifestó JORGE SERGIO
ARAMBURU que si bien él no vio nada, ni tampoco a la persona alojada
en el calabozo de contraventores, sí no tiene dudas de lo que escuchó,
haciendo que se despertara. Relató que era de noche, estaba en su celda
acostado y empezó a sentir golpes reiterados con sonidos metálicos que ya
había escuchado otras veces, sin tener duda alguna que provenía del sector
de contraventores; dijo que aquellos eran reiterados y en forma
sistemática, incluso lo comentaron con su compañero GUILLERMO
ALARCÓN, diciendo “qué insistente”. Eran golpes insistentes cada dos
segundos, durante un rato, luego paraban y volvían a iniciarse.
Expresó que al otro día, cuando ya se habían enterado que el
alojado en el calabozo de contraventores había fallecido, algunos detenidos
-sin recordar quienes- daban por hecho que no se había ahorcado, no
pareciéndoles verosímil la hipótesis de suicidio.
En cuanto al estado anímico de MIGONE, el nombrado líneas
arriba MARCELO JAVIER SALVATIERRA fue coincidente con el resto
de sus compañeros detenidos en que “el chico no estaba bien, estaba
haciendo quilombo, insultaba a la policía”. Escuchó que gritaba y
pateaba la puerta, puteaba a la policía, estuvo un rato largo haciendo
esto, escuchando que se acercaron efectivos para hablar con él”. Aclaró
que fueron un par de puteadas y patadas, “cortaba y volvía, se daba
alternativamente; de golpe se calmó y no se escuchó más nada”.
Dijo también que estaba seguro que a MIGONE lo sacaron dos
veces de la celda, habiendo pasado entre una salida y otra, una media hora
y ello así puesto que escuchó que se abría la puerta del calabozo donde
aquél estaba alojado.
A su turno, relató el efectivo policial JOSÉ LUIS VERÓN en la
Audiencia de Vista de Causa que el día que ocurrieron los hechos, se
encontraba recorriendo la jurisdicción en un móvil junto con el efectivo
BRICOD y en un momento dado, se dirigieron a la Comisaría porque él
tenía que ir al baño. Dijo que esa noche “era un servicio común, normal” y
al llegar, vio a algunos oficiales escribiendo en la Oficina del Oficial de
servicio; y en la guardia se encontraban PRATTO y la ayudante de
guardia. Dijo que inmediatamente se dirigió al casino de suboficiales
ubicado en la cocina próxima a los calabozos, viendo que en el lugar se
encontraba el Cabo de guardia y el Imaginaria, respecto del cual no puede
precisar si estaba allí o en el pasillo que iba hacia los calabozos del fondo.
Recordó que justo en ese momento, le acercan al Cabo de guardia una nota
de traslado a Cuerpo médico de un aprehendido, yendo aquél hacia el
calabozo de contraventores, mientras él se quedaba apoyado en el marco
de la puerta de entrada al casino/cocina “observando por seguridad”.
Manifestó que pudo ver como el Cabo de guardia (imputado
ESPÓSITO) “abría la puerta con la llave e inmediatamente le hizo un
ademán, a la vez que le manifiesta “se me lesionó el preso”, razón por la
cual rápidamente se acercó hasta allí, viendo que el aprehendido estaba
tendido en el piso con una campera puesta en el cuello y atada al parante
que divide los camastros. Fue así que salió corriendo hacia adelante con el
fin de dar aviso de lo ocurrido, comunicándole la noticia al Encargado de
tercio y al Oficial de control (imputado DÍAZ ZAPATA), regresando al
fondo, oportunidad en la cual escuchó decir a alguno de sus compañeros
que la persona tenía pulso. Relató que se pidió una ambulancia, pero como
esta demoraba en llegar, se dispuso cargarlo en un móvil policial para su
traslado a un Hospital, el cual era conducido por PRATTO y en la caja
junto al herido, lo hacía FUERTES. Por fin depuso que se acercó hasta el
nosocomio y al ingresar habló con PRATTO y le dijo que lo estaban
atendiendo; momentos después también llegó el Jefe de turno (imputado
FALCON), quien le preguntó cómo estaba la persona, siéndole respondido
por él “me parece que está vivo”, entonces su superior le dijo “bueno
negro entonces andate, ya está”, retirándose del Hospital para continuar
patrullando la jurisdicción durante toda la noche.
Por su parte, ANÍBAL MARCELO SERRANO, también numerario
de la Seccional Novena La Plata, dijo en el Juicio Oral y público que era
de noche, alrededor de las 20:00 o 21:00 hs., estaban recorriendo con su
compañero de móvil CLAUDIO FUERTES, y escuchan por radio una
denuncia en un domicilio en 64 o 65, entre 14 y 15, ó 15 y 16, en la cual
un NN estaba golpeando la puerta de un domicilio, exigiendo hablar con
una persona de sexo femenino que allí se encontraba; es así que
concurrieron al lugar, hallándose a su arribo un móvil de caballería que
estaba próximo a la zona. Se interiorizaron de los pormenores del caso,
sabiendo que el muchacho era la pareja de una femenina que estaba en el
interior de la vivienda y exigía hablar con ella, pero ésta no quería hacerlo
en ese momento, razón por la cual, y al ver que el joven estaba ofuscado,
lo invitaron a retirarse del lugar y que dialogaran otro día, cosa que el
muchacho acató, decidiendo irse en dirección hacia calle 18, quedándose
ellos a la espera que se retirara del todo y no regresara. Dijo que lo
siguieron unas cuadras, observando que paró a tomar un helado y siguió
por calle 17, hacia calle 60, luego de lo cual, intentó volver, por lo que
bajaron del móvil y dialogaron con el joven, quien les contó que trabajaba
en una pollería, que tenía chicos, que antes consumía y ahora no, lo
felicitaron y le volvieron a decir que hablara con su pareja otro día,
retirándose del lugar tanto ellos como el muchacho.
Siguiendo con su relato, manifestó que más tarde ese mismo día,
escucharon por la radio que unos compañeros estaban trasladando un
aprehendido a la dependencia, aparentemente por un hecho de robo. Dijo
que siguieron recorriendo y “al rato” los convocan a la dependencia por
debían realizar un traslado a Cuerpo médico. Al llegar a la Seccional, le
dijo a FUERTES que se bajara, y como éste tardaba en regresar, miró
hacia el interior y vio corridas adentro, por lo que descendió del móvil
para ver qué era lo que ocurría y justo en ese momento ve que sacan una
persona herida a la cual cargaron en la caja de una camioneta y sale
presurosa hacia el Hospital. Fue así que decidió seguirlos, ya que su
compañero se subió a la caja del otro vehículo junto al herido, yéndolo a
buscar al nosocomio y continuando con sus labores, hasta la mañana
siguiente que regresaron a la Comisaría. Recordó que fue allí que mientras
conversaba con otros compañeros, le dijeron que aparentemente la persona
se había ahorcado con una campera mientras estaba en el calabozo; en esa
oportunidad alguien dijo el apellido de la persona y a él le sonaba de
haberlo escuchado con anterioridad, entonces le preguntó a su compañero
si no tenía anotado en la libreta el nombre de la persona, y coincidía con la
persona que ellos identificaron.
En similar sentido que el antes valorado SERRANO, depuso en el
Juicio CLAUDIO FABIÁN LUJÁN FUERTES, quien no sólo ratificó en
su totalidad la identificación que de la víctima DANIEL MIGONE
hicieran horas antes del hecho luctuoso, sino que además hizo lo propio
respecto de la convocatoria para el traslado a Cuerpo médico, brindando
precisiones al respecto. Dijo en tal sentido que horas después que
procedieran a la identificación del joven y mientras se encontraban
recurriendo con SERRANO, fueron convocados por Oficial de control
(imputado DÍAZ ZAPATA) para bajar a la Comisaría a buscar un
aprehendido que había que llevar a Cuerpo Médico. Es así que al llegar,
desciende él del móvil, mientras su compañero espera al volante, le
entregan la nota -no recordando la persona que lo hizo- y se dirige hasta el
fondo. Manifestó que cuando llegó al casino de suboficiales/cocina le dijo
al cabo de guardia (imputado ESPÓSITO) que iba a hacer un Cuerpo
Médico, razón por la cual aquél fue hasta el calabozo, abrió e
inmediatamente dijo: “se ahorcó, el hijo de puta se ahorcó”. Dijo que
ahora no recordaba si primero fue a la guardia para que llamaran una
ambulancia o para el calabozo, pero al llegar a éste, vio al cabo de guardia
(imputado ESPÓSITO), al aprehendido tirado en el piso y una campera de
jean a su lado. Aclaró que después llegaron otros dos o tres efectivos más
y el jefe de turno (imputado FALCON), quien ordenó que llevaran al
herido hasta el hospital. Expresó que fue así que lo cargaron entre varios y
lo sacaron hasta la calle, subiéndolo en la caja de una camioneta la cual era
conducida por PRATTO y subiéndose él en la caja junto al herido,
cuidando que no se golpeara con nada.
Finalmente manifestó que cuando el jefe de turno (imputado
FALCON) llegó al Hospital, le ordenó que siguieran recorriendo, cosa que
hicieron hasta el otro día. Al bajar a la Comisaría, mientras conversaban
con otros compañeros de lo ocurrido, se enteró del apellido de la víctima y
como le sonaba el apellido, se fijó en sus notas y comprobó que era quien
ellos habían identificado en horas tempranas, aclarando que “ni me di
cuenta a la noche cuando lo llevamos al Hospital que era la misma
persona”.
La Copia Certificada del Libro de Guardia del Hospital San Martín
(fs. 505 -incorporada por lectura al Juicio), da cuenta y certifica que la
víctima de autos, DANIEL OSCAR MIGONE, ingresó a la guardia de
dicho nosocomio a la 01:45 hs del día 10/11/2005, llevado por personal
policial e ingresando óbito, con midriasis bilateral, paro cardio respiratorio
y sin pulso.
Al Juicio concurrió a prestar declaración testimonial quien
estampara su firma en aquella constancia, la Dra. BEATRÍZ LILIANA
GALINDO, la cual dijo que la noche de los hechos, estaba de guardia en el
Hospital San Martín y en un momento dado, entraron policías a la guardia
gritando “una camilla, una camilla”, pusieron una persona arriba y lo
entraron al shock room. Inmediatamente pudieron constatar que dicha
persona estaba muerta. Manifestó que había poco personal, por eso los
mismos policías agarraron la camilla y lo cargaron, considerando que “el
personal policial estaba apurado, como en una emergencia”.
En cuanto a la persona ingresada se verificó que no respiraba, no
tenía pulso y tenía midriasis bilateral. No le pareció que el personal
policial supiera que la persona había fallecido, ellos dijeron que lo habían
levantado de una cervecería porque estaba borracho y se había peleado y
lo llevaron a un calabozo y ahí se había ahorcado con una campera. Tenía
marcas en el cuello como si se hubiera ahorcado, era una lesión finita
como si hubiera sido apretado con una cadenita o un alambre y era
alrededor de todo el cuello, roja o morada como cualquier lesión. Aclaró
que si bien nunca había visto a una persona ahorcada, le pareció raro y
pensó “que raro que quede así con una campera”. Expresó que hablaron
con los otros médicos y comentaron que era raro que se hubiera ahorcado
con una campera. Después lo miró un anestesista y comentó “Uy tiene
lesiones en la vía aérea”, aclarando que normalmente se le introduce un
laringoscopio, el cual no sabe si en este caso se utilizó, pero relató que
aquél no produce lesión alguna en las vías aéreas.
Manifestó que al ingresar óbito, no se le hizo reanimación alguna.
Aclaró que en todos los casos, si la persona está un paro hace un minuto o
cinco, se reanima, a veces diez minutos también; si hace quince minutos,
media hora o una, no se reanima. Particularmente en este caso, estuvo
suficiente tiempo sin oxígeno en el cerebro, además de presentar midriasis
bilateral paralítica, es decir que no respondía a la luz. Dijo también que no
sabe si se practicó veno puntura pero en la generalidad de los casos, hasta
que se constata la muerte, la enfermera le va poniendo suero.
A su turno, la Dra. LUCIANA NOELIA BRIVIDORO, médica del
mismo nosocomio y también de guardia la noche de los hechos, expresó
que recuerda haber estado en la guardia del Hospital San Martín, no
recordando el día, era de noche y llegó un móvil policial diciendo que
tenían paciente para asistir. Manifestó que cuando lo ve era óbito, pero
como era un chico joven al que pueden hacérsele maniobras más agresivas,
en la guardia, se iniciaron maniobras de reanimación, considerando que
parecía que hacía bastante tiempo que estaba en paro, por lo que no se
logró ninguna respuesta favorable. Constató además el tamaño y respuesta
de las pupilas, teniendo midriasis bilateral, en paro cardio respiratorio,
cianótico -es decir, azulado- y la piel estaba fría. Agregó que otros
profesionales hicieron las maniobras de reanimación, pero no recordaba
cuales; cree que hubo un intento de intubación lo que no le consta si pudo
lograrse y que se le colocó un suero. Depuso que impresionaba como que
no habría hecho el paro frente al hospital.
En cuanto a los uniformados que lo llevaron, en principio le
refirieron que traían el paciente desde la vía pública por una situación de
robo, pero cuando tomaron contacto con el cuerpo, le dijeron que lo traían
de la Comisaría. No recordó en el Juicio si le dijeron algo vinculado con
que era lo que había pasado.
Agregó que notaron un traumatismo a nivel del cuello, que lo
comentaron entre los colegas, hablándose de un ahorcamiento.
El Informe Preliminar de Autopsia (fs. 240/vta., incorporado por
lectura al Debate), certifica que del examen externo del cadáver se
constataron lesiones de causal traumática consistentes en hematoma en
escroto derecho de tonalidad rojizo violácea, escoriaciones lineales en cara
anterior de cuello, otras escoriaciones con tinte azulado en región
supraclavicular derecha, otras en cara anterior de pierna izquierda tercio
medio, hematoma en músculo temporal izquierdo, infiltración hemática en
la aponeurosis epicraneana región temporoparietal izquierda, congestión a
nivel de leptomeninges región temporo-parieto-occipital izquierdo,
infiltración hemática prevertebral a predominio derecho, músculos
esternocleidomastoideos infiltrados con mayor intensidad lado derecho,
infiltración de partes blandas región supraclavicular lado derecho,
infiltración hemática en cara posterior de laringe, en antereoizquierda de
epiglotis, infiltración hemática en músculos prelaringotraqueales lado
derecho, hongo de espuma externo e interno, abundante, de vías aéreas,
cianosis en esclavina; no se observó macroscópicamente surco a nivel del
cuello, concluyéndose que OSCAR DANIEL MIGONE falleció debido a
asfixia mecánica, existiendo además lesiones traumáticas previas a la
muerte.
Por su parte, la Operación de Autopsia de fs. 420/422 y Fotografías
Complementarias de fs. 425/455, piezas estas incorporadas por su lectura
y/o exhibición al Debate, concluye que la muerte de quien en vida fuera
DANIEL OSCAR MIGONE se produjo a consecuencia de asfixia
mecánica por compresión del cuello, con traumatismo craneoencefálico
previo, presentando además traumatismo escrotal y cuya mecánica es
compatible con el accionar de un tercero. Concluye además dicha pieza
que el cadáver presentó un síndrome asfíctico generalizado con signos de
compresión a nivel del cuello, demostrado esto por la cianosis en
esclavina, hongo de espuma externo e interno, sufusiones hemorrágicas en
músculos esternocleidomastoideos, en adventicia de carótida izquierda
(signo de Etienne Martin), infiltraciones hemorrágicas de músculos
perilaringotraqueales, manchas de Tardieu subpleurales y subpericárdicas,
edema y hemorragia intraalveolar y congestión visceral generalizada.
Se constató también la presencia de lesiones traumáticas, vitales,
producidas en momentos previos a la muerte, tales como: escoriaciones en
cara lateral y anterior del cuello, en pierna izquierda y en región
supraclavicular derecha, hematoma en escroto derecho, traumatismo
encéfalo craneano demostrado por la infiltración hemorrágica de músculo
temporal izquierdo, de la aponeurosis epicraneana en región parieto
temporal izquierda y la extensa hemorragia meníngea a nivel encefálico
región parieto témporo occipital izquierda.
De todo ello, los expertos concluyeron que la víctima DANIEL
OSCAR MIGONE sufrió previo a la muerte un traumatismo escrotal y
craneoencefálico con las características de lo que se conoce como
anestesia previa de Brouardel y que sumado a la alcoholemia registrada, lo
puso en una posición de mayor indefensión frente a la posterior
compresión del cuello, que produciendo el mecanismo asfíctico, le
provocó la muerte; surge de ello, ante la presencia de lesiones traumáticas
vitales previas a la muerte (en escroto, cráneo, cuello) que la mecánica
del hecho se compadece con el accionar de un tercero.
En la Audiencia de Vista de Causa, depusieron los expertos que
realizaron dichos informes, Dres. MARÍA ANDREA CATALINA NOMS
y JUAN CARLOS CASSANO, quienes no sólo ratificaron los mismos,
sino que además brindaron precisiones y aclaraciones al respecto.
En tal sentido expresaron que la muerte se produjo por síndrome
asfíctico por compresión del cuello y traumatismo de cráneo y testicular.
Se trataba de un individuo frente a varias lesiones, sumado a ello la
alcoholemia que presentaba, generaban que no tuviera mecanismo de
autodeterminación además de carencia de incapacidad motora.
Manifestaron que la vitalidad de una lesión se comprueba por la
infiltración de los tejidos que no ocurren post morten.
Mencionaron también que en el período inicial de la lesión, existen
hemorragia y edema, común a todas las lesiones y los factores externos
tienen que ver únicamente con la cicatrización posterior, pero “en este
caso no hubo evolución de la lesión, es decir, se produjo la lesión y como
consecuencia, el óbito. No había
otros elementos inflamatorios que
permitieran hablar de mayor tiempo”. En cuanto al grado de alcoholemia,
no tuvo ninguna incidencia en las lesiones.
En cuanto al traumatismo escrotal, era de reciente data, previo a la
muerte, produciendo una ruptura de los vasos con edema, apareciendo
elementos de la sangre que van a reparar el tejido dañado, pero en este
caso hay sólo hemorragia. Consideran que aquél se produjo minutos antes
de la muerte, porque entre los veinte a treinta minutos posteriores hubieran
aparecido otros elementos. Dicho traumatismo produce en la víctima “un
dolor intensísimo, hay un hematoma, es absolutamente doloroso”.
Hipotetizaron que si bien no se puede determinar si la víctima
estaba parada o caída, si fue con aquella parada es probable que la haya
hecho caer, toda la fuerza se aplicó del lado derecho, poniendo a aquella
en un estado de mayor indefensión, quedando inhibido porque prima el
dolor.
Siguieron explicando respecto del mecanismo de producción de
dicha lesión, no había un elemento que haya dejado impronta significativa,
“es una zona con hematoma y el sentido común indica que puede haber
sido un rodillazo, una patada, un golpe de puño aplicado con mucha
fuerza. Depende también del contexto de donde se esté (ej en una cancha
de fútbol, puede ser un pelotazo)”. También expresaron que es razonable
que la víctima haya hecho una expresión de dolor, exteriorizándose de
distintas maneras, pudiendo haber gritado o no, dependiendo también del
orden en que se hayan producido los traumatismos.
Respecto del traumatismo craneoencefálico, había contusión e
irritabilidad cerebral, hemorragia meníngea y edema, aclarando que estos
son los primeros elementos que aparecen en el traumatismo. Manifestaron
que aquél fue anterior al síndrome asfíctico, pero escaso tiempo antes a
la muerte, descartando que pueda hablarse de horas. La hemorragia era
reciente ya que no había mecanismo de reabsorción. El plano extra craneal
estaba infiltrado de sangre. En cuanto al mecanismo de la lesión, refirieron
que fue producto de un choque contra elemento duro, de afuera hacia
adentro. Dijeron que en el terreno conjetural, aquél traumatismo puede
haber sido producido por caída después de producción de traumatismo
escrotal, pero si se cae y está lúcido, tendría que poner las manos.
En cuanto a la secuencia de las lesiones, relataron que si bien no se
pueden establecer científicamente, todas se produjeron durante el mismo
rango de tiempo. Manifestaron que fue una cosa bastante rápida. En
relación a la parte pulmonar, no hubo agonía, pero sí un esfuerzo
inspiratorio menor o más débil producto del traumatismo craneal y de
alcoholemia. Agregaron que si hubiera existido agonía, habría pulmón de
shock, que necesita más o menos siete horas para instalarse y en este caso
había edema y hemorragia intra alveolar, por lo que la sobrevida fue muy
poca y por poco tiempo.
Añadieron que había mucho compromiso a nivel del cuello.
Consideraron que la manera de producción pudo deberse a compresión
interna muy fuerte y que no haya producido surco, por lo que es probable
que la compresión se haya realizado con un elemento blando; dijeron que
los elementos pueden ser varios siempre que sean blandos o compresión
ante braqueal (con brazo y antebrazo). Manifestaron que en el caso de la
compresión con dedos queda placa apergaminada, resultando necesaria la
compresión de piel y que se corte la circulación, por ello entienden que
“más bien se debió a un forcejeo, uñas o fuerza que haya hecho él mismo
ante la compresión”. Son heridas vitales ya que se rompieron los vasos a
nivel de la dermis. Aclararon que la compresión del cuello tenía varios
movimientos y fue importante, en varios sentidos y pudo haber habido
un forcejeo, por las distintas maniobras realizadas. Consideraron que
posiblemente pudo haber habido un mecanismo de defensa, aunque estaba
en inferioridad de condiciones que una persona normal por el alcoholismo
que presentaba; ubicaron al agresor por detrás, puesto que la presión
ejercida fue desde atrás, por los compromisos laterales que presentaba y
“dentro de la razonabilidad, el mecanismo utilizado podría haber sido con
el codo”.
Dijeron por fin que dicha compresión del cuello, aun no existiendo
las otras lesiones, hubiera producido la muerte igual y que la producida por
telas duras
-como por ejemplo, telas de jean- dejan marcas
apergaminadas, y que en este caso no las hubieron.
En cuanto al hongo de espuma externo observado en la boca de la
víctima, explicaron que es característico de las asfixias, resultando ser un
batido de secreciones, se produce en forma simultánea a la presión de la
laringe. Cuando se lleva unas horas de muerto, el diafragma se eleva por la
hinchazón del cadáver y ayuda a que se exterioricen más las secreciones en
la vía; es decir, se llena la vía respiratoria superior y sale por la boca.
Tiene, una vez exteriorizada, permanencia en el tiempo. En este caso,
presentaba síndrome asfíctico completo.
Respecto de la veno puntura descripta como Lesión 4 en la
experticia realizada, manifestaron que puede ser que se haya intentado una
reanimación, colocando una vía endo venosa. Explicaron que cuando llega
una persona a la guardia, lo primero que se intenta es buscar una vena para
el caso que haya que suministrar un medicamento.
Se les exhibió además la fs. 505 (incorporada por lectura al Juicio),
expresando que lo que dicha pieza refiere es que la persona ingresó
muerta, sin pulso y en paro cardio respiratorio. En lo inherente a la
midriasis bilateral, manifestaron que es inmediata a la muerte y una vez
producida esta, queda instalada. Es un fenómeno de relajación, si no
reacciona a la luz es que está muerto. La midriasis es un fenómeno
tanatológico, inmediato.
Finalmente, exhibidas que les fueron las fotografías de la autopsia,
respecto de las escoriaciones lineales, manifestaron que son cortas,
horizontales y más bien oblicuas, no pudiendo determinar si son de abajo
hacia arriba o la inversa, considerando que aquellas se pueden haber
producido porque la víctima ha tratado de defenderse, o que haya
intentado sacarse la mano del cuello y se haya generado un arrastre de la
mano del agresor de arriba hacia abajo, en forma vertical.
Aduno
también,
de
modo
complementario,
piezas
éstas
incorporadas por su lectura y/o exhibición al Debate (según lo señalado en
tal sentido, líneas arriba):
1.- Copia Certificada del Cuaderno de Notas confeccionado por la
Ayudante de guardia de la Seccional Novena La Plata de fs. 164, en la cual
se da cuenta que la víctima de autos DANIEL OSCAR MIGONE ingresó a
la Comisaría a las 23:55 horas siendo traído por los móviles 9975 y 8107,
a la vez que indica, que el móvil 8107, salió a las 01:40 horas hacia el
Hospital con el mencionado MIGONE;
2.- Planimétricas de fs. 211 y 760/764 y Fotografías de fs. 213/223
y 684/736, que ilustran las distintas dependencias de la Comisaría Novena
La Plata, como así la zona de los calabozos, vestigios y rastros hallados en
la celda de contraventores y pasillo de aquellos, elementos incautados y
automóviles propiedad de DI SALVO, ARMENTI y LOPRESTI;
3.- Informe de la Dirección de Localización Vehicular del
Ministerio de Seguridad de la Pcia. (fs. 1298/1349 y 1412/1467), en los
cuales se certifican los recorridos de los móviles policiales 9975, 8107 y
8171, en los que se desplazaban los efectivos DOMINGO AYALA,
ARACELI
GARCÍA,
PEDRO
PRATTO,
ANÍBAL
MARCELO
SERRANO y CLAUDIO FUERTES, cuyos testimonios fueran valorados
más arriba;
4.- Informe de la Dirección de Defensa Civil (fs. 485 y 1289/1291)
en los que se documenta que el Comando La Plata solicitó ambulancia
para la Comisaría Novena La Plata, el día 10/11/2005, a la 01:30 horas;
5.- Certificado de Defunción de la víctima de autos, DANIEL
OSCAR MIGONE (fs. 230).
Se observa pues que la evidencia recogida y que legalmente ha
pasado -según su caso- en la Audiencia de Vista de Causa, resulta apta
para formar convicción suficiente en punto a la cuestión de que se trata.
Todo sin perjuicio de volver oportuna y eventualmente sobre las
piezas y testimonios antes mencionados, y desde otro punto de vista, en
ocasión de dar tratamiento a la próxima Cuestión.
Así lo voto por ser ello mi sincera convicción.
Arts. 210, 371 inc. 1°, 373, ss. y cc. del CPPBA.
A la misma Cuestión planteada, el Sr. Juez Dr. Ernesto DOMENECH
dijo:
1. Coincido con la valoración de la descripción de los hechos y la
valoración de la prueba que realiza mi colega preopinante.
2. Las Defensas, por la voz del Dr. Saldaño, discreparon
básicamente con la autopsia que mi colega ha defendido para de este
modo defender la hipótesis de que MIGONE se suicidó en su celda.
Reseñaré los argumentos de Saldaño y los replicaré.
a. Argumentos del Dr. Saldaño.
Sostuvo el Dr. Saldaño que las conclusiones de la autopsia estaban
infundadas científicamente.
Adujo, además, que no podían generar una certeza absoluta.
Explicó finalmente que no podía ser posible que las heridas
verificadas dentro de la cabeza de MIGONE no tuviesen marcas visibles
en la parte externa del cráneo.
b. Responderé estos argumentos.
Considero que la autopsia está debidamente fundada. Los signos
en el cuerpo de MIGONE relevados por los peritos claramente dan
cuenta de una maniobra de ahorcamiento, que con detalle caracterizaron
y fundaron como puede leerse en la transcripción realizada por el señor
Juez del primer voto.
Cierto es que las conclusiones científicas nunca arrojan una verdad
absoluta. Son fatalmente limitadas como en realidad lo es toda ciencia
empírica, pues sólo las ciencias formales, como la lógica o la matemática
arrojan conclusiones indubitables.
Pero no es con esta lógica que pueden analizarse las conclusiones
de los expertos en ciencias empíricas. Deben ser ponderadas de otro
modo. A partir del grado de probabilidad que generan (como ocurre aun
en determinaciones muy precisas como los exámenes de ADN). Y en
este aspecto, analizadas las conclusiones de la autopsia con estos
parámetros de manera alguna aparecen como infundadas o improbables.
Por otra parte hay hallazgos que sólo se explican con la
observación interna del cuerpo, del mismo modo que otros sólo se
perciben con una estudio histopatológico y microscópico. De manera
entonces que no debe llamar la atención que los hematomas y derrames
que vieron al aserrar la calota craneana no se pudiesen registrar a simple
vista.
Los hallazgos de la autopsia también están bien fundados cuando
concluyen que esa maniobra fue provocada por otros, y no por una sola
persona.
La localización de los golpes en diferentes lugares del cuerpo
distantes entre sí (como los golpes en el cráneo y el severo traumatismo
en el escroto), que precedieron al ahorcamiento refuerzan esta
conclusión. ¿Cómo presionar el cuello y golpear los testículos y la cabeza
de modo simultáneo?
Del mismo modo la contemporaneidad de las heridas con la
maniobra de asfixia también permite inferir la actuación de más de un
agresor.
Sobre todo si se considera que la maniobra de ahorcamiento tuvo
distintas direcciones, y que se encontraron rastros que permiten concluir
que la víctima trataba de zafarse de la misma.
Por otra parte, otras pruebas colectadas durante el debate refuerzan
la conclusión de los peritos como se ha insinuado en el primero de los
votos de este veredicto. En efecto la imposibilidad de que MIGONE se
haya suicidado se prueba no sólo con las conclusiones de la autopsia,
sino también con las características del lugar y forma como se encontró el
cuerpo. La altura de la columna de los camastros de cemento (muy baja),
la inexistencia de lugares que permitan el anclaje de la campera como
para que un cuerpo “cuelgue” de ella, permiten descartar por completo el
suicidio.
No se me escapa, además, que la hipótesis de un suicidio de
MIGONE fue considerada extraña tanto por los médicos que los
asistieron en el Hospital San Martín, como para los detenidos que lo
vieron tirado en el piso de la celda de contraventores.
3. El particular damnificado en especial y con un muy detallado y
minucioso análisis de la prueba, concluyó que la detención de MIGONE
el día del hecho había sido ilegal. Sin embargo se imponen ciertas
consideraciones, además de las conclusiones a las que arriba el señor
Juez que vota en primer término apelando a la duda en beneficio de los
acusados.
Es claro que en la zona donde fue localizado MIGONE hubieron
tres robos distintos y casi simultáneos, con una mecánica muy parecida.
Apertura de puertas de rodados estacionados con roturas de cerraduras,
sustracción de estéreos y otros objetos.
No se ha discutido ni la
existencia de estos hechos ni la presencia de MIGONE por esa zona.
Esta situación impide concluir sin dudar que la aprehensión de MIGONE
hubiese sido por completo arbitraria, como concluye por la duda el Dr.
Caputo y lo afirma el dr. Bruni, máxime si se considera que la autoridad
policial a la fecha contaba con la posibilidad que le brindaba el art. 9 inc.
c) de la ley 12155 vigente a la fecha del hecho. En este aspecto tampoco
se hicieron análisis exhaustivos en los objetos secuestrados a MIGONE
(no sólo monedas) que arrojasen algunas otras conjeturas.
Cierto, como bien lo hizo notar el damnificado, es que hubieron
contradicciones en el testimonio de Di Salvo (taxista damnificado) y los
vestigios de sangre hallados en uno de los automotores pertenecían a una
mujer. Y que ciertas aspectos de sus relatos (variados, en distintas sedes
y con distintos propósitos) no son creíbles (como poder advertir las
características de las manos esposadas de MIGONE al pasar) Pero ni el
hecho que damnificó a Di Salvo ha sido discutido, ni se contaba al
momento de la aprehensión con la información sobre el género femenino
de la sangre encontrada en uno de los automotores. Esa fue una
determinación posterior a la aprehensión misma, luego que se relevaran
los rastros y se hicieran las pericias pertinentes.
Sin embargo es necesario reconocer que otras irregularidades
rodearon al procedimiento; a saber:
1. Que no se comunicó inmediatamente la aprehensión de
MIGONE al Juez de Garantías, a la Fiscalía y a la Defensa, tal como lo
prescriben las reglas del procedimiento penal (art. 296).
2. Que no se lo hizo reconocer de inmediato en el cuerpo médico.
(Ley 12.155 art. 10 inc. E) sobre todo porque presentaba un cierto nivel
de alcoholemia y de excitación.
3. Que no se facilitó de inmediato la comunicación con familiares
de MIGONE (Ley 12.155 art. 10 inc. c ), ni a un abogado defensor (art.
10 art. 10 inc. e).
3. Que se demoró su registro en los libros correspondientes (de
guardia y de detenidos).
4. Que luego del suicidio en la dependencia fueron las mismas
personas actuantes en la Seccional las que instruyeron las primeras
actuaciones.
5. Que de inmediato se consideró que MIGONE se había suicidado
sin manejar ningún otro tipo de hipótesis.
Pero estas severas anomalías no implican que hubiese sido por
completo irregular su aprehensión.
Adhiero -como dije- al voto del colega que me antecede a lo que
aduno lo aquí consignado.
Así lo voto por ser ello mi sincera convicción.
Arts. 210, 371 inc. 1, 373, ss. y cc. del C.P.P.B.A.
A la misma Cuestión planteada el Sr. Juez Dr. Juan Carlos BRUNI
votó en igual sentido y por los mismos fundamentos que el Sr. Juez Dr.
Emir Alfredo CAPUTO TÁRTARA por ser ello su sincera convicción.
Arts. 210, 371 inc. 1, 373, ss. y cc. del C.P.P.B.A.
CUESTIÓN SEGUNDA: ¿Está probada la participación de los
encausados
LUIS
HÉCTOR
DÍAZ
ZAPATA,
DANIEL
GUILLERMO ESPÓSITO, CARLOS ARIEL TOLOZA, MARCELO
ENRIQUE FALCON y MARÍA VALERIA MACIEL en los hechos
acreditados en autos?
A la Cuestión planteada el Sr. Juez Dr. Emir Alfredo CAPUTO
TÁRTARA dijo:
La Cuestión sub examen, fue reafirmada de manera categórica por
las Partes Acusadoras de este Juicio (teniendo en cuenta, además, que ya la
habían esgrimido al tiempo de pergeñar sus respectivos Lineamientos, al
inicio de la Audiencia), a saber: Fiscalía de Juicio, encarnada por el Dr.
Martín Chiorazzi, y representación letrada del Particular Damnificado, Dr.
Fabio Villarruel, quienes coincidentemente encontraron autores culpables
a los acusados, sin perjuicio de diferir con el correspondiente encuadre
jurídico.
La Fiscalía, abogó por subsumir el factum en la Tortura seguida de
muerte (Art. 144 tercero, inciso 2do. 1ra. parte, con relación al inciso 1°,
del Código Penal) respecto de los co procesados LUIS HÉCTOR DÍAZ
ZAPATA, DANIEL GUILLERMO EXPÓSITO y CARLOS ARIEL
TOLOSA, solicitando les sea impuesta la pena de Prisión Perpetua. Con
referencia al acusado MARCELO ENRIQUE FALCON, el Ministerio
Público Fiscal, mantuvo el encuadre jurídico de origen, esto es, en la
conducta omisiva del antes referido delito (Art. 144 cuarto, inciso 1° del
C.P.), requiriendo se lo sancione con Diez Años de Prisión, e
Inhabilitación Especial Perpetua para el desempeño de cargos públicos. Lo
mismo ocurrió para con la procesada MARÍA VALERIA MACIEL, es
decir, también encuadró su accionar en la conducta omisiva del delito de
Tortura seguida de muerte, de lo que se hace cargo el aludido Art. 144
cuarto, inciso 1° del C.P., peticionando en este caso, la pena de Seis Años
y seis meses de Prisión, con más la Inhabilitación Especial Perpetua para
el desempeño de cargos públicos.
De su lado, el representante del Particular Damnificado, pidió la
misma pena que la Fiscalía (Prisión Perpetua) para los ya referidos DÍAZ
ZAPATA, ESPÓSITO y TOLOSA, pero se diferencia del Ministerio
Público Fiscal, en dos aspectos: a) agrega al co encausado MARCELO
ENRIQUE FALCON; y b) subsume la conducta de éstos cuatro acusados
nombrados, en lo normado por el art. 142 bis., incisos 5 y 6, como así, ante
último párrafo del Código Penal.
En lo inherente a la procesada MARÍA VALERIA MACIEL, el
representante del Particular Damnificado, dice “coincidir” con la Fiscalía,
peticionando incluso igual pena, por tanto le imputa a esta acusada la
conducta omisiva del Art. 144 cuarto, inciso 1° del C.P. Pero he aquí que,
en este puntual aspecto, se impone una aclaración.
He colocado ex profeso la palabra “coincidir” entre comillas,
anticipándome a lo que considero se constituye en un insalvable yerro del
Dr. Villaruel. En efecto. El mentado art. 144 cuarto, en su inciso 1° del
Código Penal, dice -clara e inequívocamente- que sanciona con tres a diez
años de prisión, al funcionario público que omitiese evitar la comisión de
alguno de de los hechos del artículo anterior, cuando tuviese
competencia para ello.
Como se comprenderá, que en lo destacado y subrayado se plasma
la incoherencia. Mal puede el Representante del Particular Damnificado
pedir subsunción en una norma que es subsidiaria de la anterior (el art. 144
cuarto inc. 1°, remite exclusivamente al art. 144 tercero, ambos del C.P.)
en la que -en su opinión- no encuadró el factum sub lite.
Hecha esta salvedad, veamos ahora los requerimientos de las
contrapartes.
Las Defensas técnicas de los acusados, a saber: Dr. Jorge Luis
Esquivel, Defensor particular del acusado DÍAZ ZAPATA; Dra. Beatríz
Valenzuela, Defensora particular del acusado Espósito; Dr. Julio Beley,
Defensor Particular del acusado TOLOSA; Dra. María José Cruset,
Defensora particular del acusado FALCÓN; Dr. Lucio Saldaño, Defensor
particular de la acusada MACIEL, todos, de manera coincidente, con
mayor o menor énfasis, o en su caso, de manera más o menos directa,
negaron la materialidad ilícita, abogando -insisto- de modo más o menos
explícito, por la tesis del suicidio de la víctima de autos; luego de lo cual,
por carácter lógico-transitivo, se negó cualquier autoría culpable atribuida
por los acusadores a sus respectivos ahijados procesales; sin perjuicio de la
formulación de algunas peticiones subsidiarias.
Huelga expresar que lo que antecede, resulta ser una mera prieta
síntesis de las pretensiones de las Partes, remitiéndome -brevitatis causaeal detalle consignado -en la parte pertinente- del extenso y exhaustivo Acta
de Debate.
Sin perjuicio de la obviedad, dígase de seguido, que a esta altura ha
quedado harto claro -teniendo en cuenta lo emergente de la Cuestión
antecedente- que el Tribunal acepta la tesitura de los acusadores en el
sentido de la acreditación de la referida materialidad ilícita (sin perjuicio
del encuadre jurídico del que líneas abajo se dará cuenta en el capítulo
pertinente, amén de las alusiones que correspondan en el presente), de
modo tal que, se impone analizar ahora la participación (lato sensu) que
las Partes acusadoras, le atribuyen a cada uno de los acusados.
En mi opinión, luego de un exhaustivo análisis de estas abultadas
actuaciones, y de toda la prueba producida en el dilatado Debate
celebrado, como así, de la evidencia ingresada al Juicio por su lectura,
llego a la conclusión que procede la atribución de autoría culpable a todos
los acusados, en roles diversos -según su caso- conforme de seguido paso a
señalar.
Destaco antes, que volveré a citar en este capítulo prueba ya
valorada -a sus específicos fines- en el anterior, sin perjuicio -claro estáde seleccionar la parte pertinente que en el cometido aquí perseguido
corresponda. No obstante, y con finalidad abreviatoria, me remito -en tanto
proceda- a todo el detalle consignado en el tratamiento de la Cuestión
anterior para mayor abundamiento. Quiera tenérselo presente en todos los
casos.
Veamos.
Dije y ahora reitero que los peritos médicos autopsiantes fueron
categóricos al afirmar que para “la muerte” del infortunado MIGONE, fue
inequívoca la participación de terceros. Y también debe descartarse de
plano en hipótesis, que -a todo evento- alguien (o algunos) “hayan
ayudado a suicidarse” a la víctima de autos. Nada de eso. MIGONE, fue
torturado dolosamente en situación de cautiverio dentro de la dependencia
policial, y a resultas de la misma, muere. Precisamente, por funcionarios
policiales que tenían acceso a MIGONE, o que, en su caso, se lo
franquearon.
Ora del dictamen pericial propiamente dicho, ora de su ratificación
y aclaraciones y/o explicaciones vertidas en la Audiencia de Vista de
Causa, los doctores CASSANO y NOMS, fueron harto claros en este
sentido. Tal como lo adelanté en este Capítulo, me remito -para abreviar- a
lo ya expuesto (en el anterior) sobre el tópico.
Y quiénes pudieron ser los autores responsable del factum sub lite,
sino -como dije- aquellos que, según ha quedado acreditado en autos,
tuvieron un contacto-trato directo con la víctima, luego de que ésta
comenzara con la airada protesta de la -a su entender- injusta aprehensión
que se le perpetraba.
Acerca de la ilegalidad de la aprehensión de MIGONE por parte de
los funcionarios policiales actuantes, sobre lo que enfatizó el representante
del Particular Damnificado, a la luz de lo acreditado en autos, esto es, de la
evidencia objetiva recogida según su modalidad, debo admitir que el “fiel
de la balanza”, prima facie, no parece inclinarse categóricamente en uno
u otro sentido.
En efecto. Resulta por lo menos extraño que MIGONE, quien
contaba con un trabajo regular y fijo, como era el empleo de la pollajería
desde hacía más de cuatro años, que vivía en la casa de sus padres, donde
también residían sus dos hijos menores (a cargo, precisamente, de sus
progenitores), salga a “levantar” estéreos, monedas, carpetas de productos
cosméticos, llave cruz, etc., de autos de relativo valor y con alguna
antigüedad, en zona precisamente, donde se hallaba apostado un móvil
policial identificable…
En tal sentido tengo presente los dichos de quien resultó ser su
empleador RICARDO ALBERTO PALMERO (fs. 168/170) a la fecha
fallecido, agregada su declaración al Debate por su lectura, dueño de la
pollajería. Dijo éste testigo que MIGONE comenzó a trabajar desde
mediados de 2001 (ergo: a la fecha de su muerte, llevaba más de cuatros
años de labor ininterrumpida en dicho comercio). Añadió PALMERO en
su declaración de fojas citadas, que MIGONE era: “muy buen empleado,
muy derecho, muy honesto y muy trabajador”.
También sobre el tópico se pronunció la madre de la víctima,
AMABELIA TERESA CARONE, en oportunidad de deponer durante el
Juicio, a preguntas de la Dra. Cruset, respondió que trabajaba desde hacía
cuatro años, más o menos, y que nunca había tenido problemas en ese
trabajo, en el que cumplía un horario de 04:00 hs. de la mañana, hasta las
16:00 hs.
Reitero. Resulta realmente raro que en tales condiciones objetivas,
la víctima de autos, arriesgara su “situación de vida”, involucrándose en
una actividad delictiva, y a fortiori, si consideramos los escasísimos
“réditos” que la misma pudiera proporcionarle…
De su lado, bien también pudo ocurrir que la mala fortuna, lo haya
colocado a MIGONE: el día equivocado, en el lugar equivocado, y a la
hora equivocada. En efecto. Es indudable que los hechos denunciados
como perpetrados en sus respectivos vehículos por DI SALVO;
ARMENTI y LOPRESTI existieron; hay sobrada evidencia de dichas
materialidades. Pero he aquí que lo que arroja duda es la participación que
le pudo caber a MIGONE en los mismos. La sola circunstancia de alguien
vestido con un pantalón blanco con una campera negra, no resulta
suficiente (único dato emergente de los testimonios de los fallecidos
ACOSTA de CUBAS (fs. 139) - DI SALVO (fs. 13, 19 y 598); ambos
dichos, ingresados al Debate por lectura. Si consideramos que la campera
que vestía MIGONE el día del hecho, era de jean gastada, la cual pudo ser
vista como “celeste” (azul descolorido ó con manchas blancas) o en su
caso, gris claro, más no así negra.
De ahí pues lo referido en el sentido de la mala fortuna de haber
pasado por el lugar al momento en que el móvil policial sale en la
búsqueda del presunto autor de los ilícitos perpetrados en los rodados…
En este último sentido, no puede dejar de considerase lo
manifestado por el testigo DANIEL ADOLFO DI STACIO, quien -en mi
opinión- con total credibilidad expresó conocer a MIGONE “desde pibe”,
haberlo apodado “el fantasma”, etc., lo cual denotó un conocimiento y
amistad que DI STACIO no se esforzó -ni si quiera atisbó- por ocultar y/o
disimular. Dijo el testigo en la Audiencia que esa noche, apenas lo vio y
conversó con MIGONE a través de una ventana que comunicaba los
calabozos de detenidos con el de los contraventores, le expresó que lo
estaban “engarronando” (traducción jerga: atribuyéndole hechos delictivos
no cometidos); a lo que agregó el infortunado MIGONE, dialogando con
DI STACIO: “No estoy borracho, estoy de careta”. Luego siendo más
explícito, dijo DI STACIO en el Juicio: “Lo querían ´engarronar´, le
querían ´poner´ un automotor…”.
Con singular sinceridad expresó DI STACIO ante preguntas que las
Partes le formulaban: “nosotros somos delincuentes, nosotros no nos
mentimos entre nosotros”, aclarando -incluso- que con MIGONE: “en
una época delinquimos juntos…”. Obsérvese que en este caso, la
confianza, la amistad pre anterior, dan cuanta de total credibilidad de lo
afirmado en la ocasión por MIGONE a DI STACIO; no tenía objeto
alguno mentirle a quien conocía de semejante manera; a la vez que denota
objetiva credibilidad lo afirmado por DI STACIO en el sentido de que en
momento alguno busca un mejor posicionamiento personal: claramente se
auto adjudica el rol de “delincuente”.
En otro pasaje de su relato, éste testigo dijo a preguntas del Dr.
Esquivel: “Él (por MIGONE) pateaba la puerta, pues estaba
“engarronado”. Gritaba, llamaba al Oficial para que lo saquen....No
estaba ni drogado, ni alcoholizado, repitiendo: ´me trajeron de garrón…
´, yo tenía una confianza con él. A mí no me mentía”.
Otro tanto ocurrió para con los dichos de otro detenido en la
seccional 9na., quien también dialogó con MIGONE. Se trata de
LUCIANO MAURICIO MAIDANA.
Éste testigo, en la Audiencia de Vista de Causa, manifestó
aludiendo a la víctima de autos: “que si bien él no lo conocía de antes, se
acercó a la ventana que daba a la celda de contraventores y le ofreció un
cigarrillo, a la vez que hablaron un ratito; fue así que recordó que
MIGONE les explicó que inicialmente creyó que lo habían aprehendido
por averiguación de antecedentes, pero “después le dijeron que estaba
por un robo automotor”, diciéndoles al respecto que lo estaban
“engarronando, que no había hecho nada, que tenía familia y un trabajo
bueno”. Agregó el testigo MAIDANA que lo vio preocupado, pero no
exaltado; tampoco se veía violento.
Tales circunstancias, resultan bastante convincentes en el sentido de
de darle credibilidad a la ajenidad de MIGONE con respecto a los robos
que se le endilgaron. Empero, reitero, me hace inclinar la balanza en favor
de la duda, la eventual mala fortuna de haber sido “avistado” por personal
policial luego de anoticiarse de la perpetración de los ilícitos en los autos
estacionados, al momento de transitar por dicha zona, aún -repito- sin tener
nada que ver con los mismos, lo cual pudo, ora por “apresuramiento”, ora
por “justificar la eficacia policial”, (reitero: sin descartar otras hipótesis…)
determinar a los funcionarios policiales a aprehender a MIGONE, que
acertó pasar por las proximidades del lugar.
Obviamente que todo esto, en uno u otro sentido, pudo haberse
esclarecido con una exhaustiva investigación posterior, las que
generalmente toman varios días (a veces meses) hasta que se encamina; en
este caso, a todas luces imposible de concretar, toda vez que “el presunto
imputado” en apenas una hora, estaba muerto…
Atento lo expuesto, y lo normado en el tercer párrafo del art. 1° del
CPP, habré de inclinarme -duda mediante- en favor de una prima facie
legal aprehensión (aunque arrebatada, desprolija y muy poco profesional)
descartando así la hipótesis del representante del Particular Damnificado
en el sentido de su “ampliación” hacia las figuras de la privación ilegal de
la libertad, etc., manteniéndome en la tesis de origen respaldada la Fiscalía
del Juicio ya aludida, sobre lo que volveré en detalle, oportunamente.
En otro orden, pero emparentado con lo que antecede (aunque con
otras connotaciones), se presenta el tema del Nextel. De manera indubitada
este teléfono-móvil se encontraba en poder de MIGONE al tiempo de su
aprehensión. Sobre el particular, las Partes acusadoras, abogaron en favor
de que el mismo, había sido “plantado” (jerga muy difundida) en el auto
de EVELIN LUCIANA LOPRESTI, una de las víctimas de los robos
“atribuidos” a MIGONE; esto es, que una vez “tomado” del poder de
MIGONE cuando es aprehendido en la “zona de los robos”, se lo “plantó”
dentro del auto de la mentada testigo LOPRESTI.
A estar con los dichos del co-procesado TOLOSA en ocasión de
avenirse espontáneamente a declarar en la oportunidad que confiere el art.
308 del CPP (fs. 1726/1733vta.; ingresados al Debate por su lectura)
MIGONE, poseía el Nextel al momento de hacerlo comparecer “ante su
presencia” para ante el cabo de guardia (co-procesado ESPÓSITO) quien
redactó el “recibo de pertenencias”…
Vamos por Partes.
Veamos primero qué dijo la referida testigo LOPRESTI.
Para ante el Tribunal y las Partes, ésta víctima expresó: “A mí me
robaron un auto. Esto pasó en 2005. En realidad me intentaron robar el
auto”. Consultada por la Fiscalía sobre mayores detalles, y acerca de cómo
se enteró del suceso del robo, dijo la testigo: “Me tocaron timbre no me
recuerdo quien, si la policía, o un vecino. El auto tenía un polvo blanco
para detectar huellas. Me faltaba la rueda de auxilio y la batería. Me
llevaron con un móvil hasta la comisaría de calle 5 y 59. Yo calculo que
serían como las cinco de la mañana. Al bajar estaba como amaneciendo,
al auto lo vi bien. No me exhibieron ningún objeto. No me informaron si
tenían elementos secuestrados”. Y aclaró: “En la comisaría me tomaron
la denuncia, pero no me mostraron nada”.
Luego, a pedido de Parte, se le exhibió el Acta de fs. 23,
oportunidad en la que reconoció su firma. También a pedido de Parte, y
con finalidad aclaratoria, se le leyó una porción de su declaración obrante
a fs. 23, y dijo: “Ahora me acuerdo que era un vecino, y no la policía, el
que me tocó timbre para avisarme del robo”. Luego se le leyó otra
porción de su relato de la mentada foja, y dijo: “La rueda de auxilio y auto
estéreo, los reconoce como los suyos. Al teléfono celular, sí lo recuerdo;
era grandote negro, no era mío”. Y luego reiteró: “No recuerdo que me
hayan exhibido la rueda y el estéreo, del teléfono, sí me acuerdo”.
Tengamos en cuenta ahora que el ya mentado empleador de
MIGONE, RICARDO ALBERTO PALMERO (fs. 168/170) -como dijea la fecha fallecido, cuyo testimonio fuera agregado al Debate por su
lectura, dueño del comercio (pollajería) donde trabajaba la víctima de
autos, expresó que dicho teléfono Nextel le pertenecía, y que le había sido
entregado a MIGONE, a los fines de poder comunicarse con su empleado,
respecto de quién -reitero- no ahorró elogios y bondades.
Paso ahora a analizar la referida declaración del co-encausado
TOLOSA, sobre el punto en tratamiento.
A fs. citadas (ingresadas al Juicio por su lectura) dijo el entonces
imaginaria: “Yo estaba presente cuando le sacaron las pertenencias, que
era: un Nextel negro, rectangular, sin tapa, con resorte para enganchar
en la cintura el que reconoce al exhibirle la instrucción la fotografía de fs.
218/vta. en la parte inferior (fotografías de las ingresadas al Debate por
su lectura: ver n° 10 del enlistado ad hoc), un cinturón, bastantes
monedas, y los cordones de las zapatillas, borcegos, no me acuerdo en
este momento qué tenía puesto”.(Ver fs. 1729/vta.in fine/1730, ab initio).
El subrayado y destacado de la primera parte de la transcripción me
pertenecen, y, obviamente obedece al énfasis que corresponde poner a los
dichos de quien afirma haber percibido por sus sentidos dicho extremo,
aspecto que- dicho sea de paso, no negó ni desconoció al tiempo de la
declaración, que vertiera -a su pedido- para ante el Tribunal y las Partes,
en las postrimerías de la Audiencia de Vista de Causa.
Todo, sin perjuicio de la referencia que al respecto hacen colegas
policías que ven el Nextel, dentro del rodado de la testigo LOPRESTI,
acerca de lo cual me ocupo de seguido.
Me adelanto a señalar que -en mi opinión- intentando favorecer con
la duda a quienes pudieran quedar involucrados en la “plantada del
Nextel”, y que en la actualidad no revisten el carácter de procesados en las
presentes actuaciones, me inclino por pensar que, fueron “usados” dichos
“compañeros de trabajo” para que depongan (sin su expreso conocimiento)
acerca de un aspecto que favorecía la “trama urdida”, al modo de lo que el
Dr. Villarruel citara en su alegatos como: “Mandar al compañero
"tragado"...”.
Antes de abordar los testimonios de los referidos funcionarios
policiales aludiendo al tema del Nextel, doy cuenta de otro extremo
referido al mismo.
En efecto. De manera coincidente con TOLOSA, el co-procesado
ESPÓSITO (Cabo de guardia, receptor de MIGONE apenas llegado a la
Cría. 9na., quien confeccionara el recibo de pertenecías antes de ingresarlo
al calabozo de contraventores) con motivo y en ocasión de prestar
voluntaria y espontánea declaración en los términos del art. 308 del CPP
(fs. 1912/1917) manifestó en lo puntual: “al muchacho (MIGONE recién
llegado aprehendido a la Cría 9na.) me lo trajeron hasta el sector cocina,
esposado en un patrullero, Ayala y Castillo, personal que estaba de
CORES, no eran de mi tercio, aproximadamente a las 24:00, 24:05. Que
Ayala estaba acompañado dentro del móvil por una agente femenina,
García Araceli. Que en realidad al aprehendido, lo detuvieron primero
Ayala y García en un móvil, luego pidieron refuerzos y fue otro móvil con
Castillo y otro más, que no sé quién era, de sexo masculino. Que repito
que me lo entregan, y al ver que el muchacho estaba nervioso les pedí que
le sacaran las esposas y lo senté conmigo en la cocina, encontrándose
presente TOLOSA, el imaginaria”. Destaco y subrayo esta frase, que
resulta ser corroboratoria de los propios dichos de TOLOSA, aludidos
líneas arriba.
Continúo ahora con la transcripción. Dijo ESPÓSITO de seguido:
“que cuando le pregunté los datos pude observar que estaba nervioso y
alcoholizado, pero cuando le fui pidiendo los datos, se fue tranquilizando;
yo no sabía por qué lo habían traído, y me reclamaba un Nextel que era
de su propiedad”. (destacado y subrayado, me pertenecen).
Como puede observarse, ESPÓSITO afirma que TOLOSA estaba
presente al tiempo de la llegada de MIGONE a la cocina, donde el cabo de
guardia habrá de confeccionarle el recibo de pertenencias, pero he aquí que
ESPÓSITO sólo habla del “reclamo” que MIGONE le hace del Nextel, y
no del aparato propiamente dicho, al que sí TOLOSA -como dije y
transcribí- afirma haber visto conjuntamente con el resto de las
pertenencias (cinturón, cordones, monedas, etc.). Ergo. ESPÓSITO
participa de la trama urdida para plantar el Nextel, de la que también
participa TOLOSA, que no es sincero al decir que solo ve al Nextel, y
también DÍAZ ZAPATA, que ordena volver a “rastrillar” para la eventual
localización de otros objetos, encomendándole a alguno de los retornantes,
“tragado” o no (sin poder precisarse a quién) el “plantado” del Nextel en la
zona de los robos, el que a la postre fue a parar dentro del auto de la
mentada LOPRESTI.
En el sentido recién señalado, también luce un objetivo dato del
Acta de fs. 5 de la IPP 282.181(documental agregada al Debate por su
lectura) en la que intervienen los ya referidos testigos DOMINGO
RUBEN AYALA, ARACELI GARCÍA (ambos funcionarios policiales) y
el testigo de actuación GONZALO OSCAR QUARCHIONI. Me ocupo
líneas debajo de éstos testigos, pero adelanto que todos ratificaron este acta
reconociendo sus respectivas firmas durante la Audiencia.
En este documento se expresa que se constituyen en el lugar a la
01:00 hs. del 10 de Noviembre. Ahora bien, recuérdese que MIGONE
llega a la comisaria próximo a las 00:00 del referido 10 de Noviembre,
precisamente llevado por lo mentados AYALA y GARCIA, quienes a
instancia de la “autorización” u “orden” de DÍAZ ZAPATA (ver líneas
abajo) vuelven al lugar -estimativamente- unos veinte a treinta minutos
después de trasladar a la víctima a la comisaría. También vuelve PEDRO
ROLANDO PRATTO y alguien más que no se pudo precisar, pese a que
AYALA, sin afirmarlo, sugirió que el que andaba con PRATTO, era DÍAZ
ZAPATA.
Acoto por fin que el referido testigo QUARCHIONI, en la
Audiencia, dijo no recordar entre los objetos que le mostraron, un teléfono.
Es harto evidente que en esa secuencia es cuando el Nextel regresa a
la zona de los robos y es introducido en el auto de LOPRESTI, vehículo al
que recién ve su dueña próximo a las seis de la mañana, cuando ya estaba
amaneciendo.
Ora pues por desidia, ora por preparación de la primera fase de la
trama, tal como plantar el Nextel en zona de robo para vincular a
MIGONE con los ilícitos (acerca de lo cual, no todos los funcionarios
policiales debieron tener necesariamente conocimiento…), lo cierto es que
TOLOSA, de manera clara y contundente, afirma “haberlo visto en poder
de MIGONE” al tiempo de su ingreso a la dependencia.
Los que volvieron al escenario de los hechos, -como adelanté- por
orden de DÍAZ ZAPATA para rastrillar la zona de los robos, ante la
aparición de nuevos hechos, fueron los mismos que aprehendieron a
MIGONE, o sea, DOMINGO RUBÉN AYALA y ARACELI LILIANA
GARCÍA. El primero dice que aparte, también fue PRATTO (PEDRO
ROLANDO), quien -agrega después- andaba con DÍAZ ZAPATA de
compañero…
AYALA, dijo al respecto en su declaración ante el Tribunal y las
Partes: “Encontramos un auto abierto, un Fiat 600 o 147, blanco. Creo
que una puerta y el baúl forzado. Estaría a unos 30 o 40 metros, del lugar
del hallazgo de los objetos”. Y luego añadió que dentro del vehículo:
“Había un Nextel...de esos viejos…”.
PRATTO por su parte, nos dirá en la Audiencia que él llegó al lugar
conjuntamente con DÍAZ ZAPATA, donde AYALA y GARCIA ya habían
aprehendido a MIGONE, y que dichos aprehensores con su propio móvil,
son los que trasladan a la víctima de autos a la comisaría, siendo que ellos,
acompañaron al móvil hasta la dependencia. Pero he aquí que, una vez
arribados, dice PRATTO: “Yo se lo recibo, le tomo los datos y después lo
acompaño al fondo, a la cocina. Lo requisan, le sacan las pertenencias, y
lo ingresan al calabozo de contraventores”. Luego agregará: “Mientras le
sacaban las cosas, él reclamaba el Nextel”.
Nextel que -reitero- TOLOSA afirma haber visto entre las
pertenencias de MIGONE, cuando ESPÓSITO comienza a labrarle el acta;
Dijo TOLOSA ante el Tribunal y las Partes, que era un: “Nextel largo,
viejo”. Preguntado de seguido por si sabe se haya dejado constancia de la
existencia de dicho Nextel en poder de MIGONE, dijo TOLOSA: “No sé
si se dejó constancia del Nextel en el recibo de pertenencias”…Destaco
de paso que, en ese mismo momento de su relato, agregó TOLOSA que
MIGONE decía: “Yo no hice nada, me quiero ir, por qué estoy acá”.
La mentada ARACELI LILIANA GARCÍA, nos dirá en la
Audiencia: “No recuerdo sobre hallazgo de un Nextel”.
Reitero. Sin perjuicio de los “tragados”, prima facie sólo algunos
supieron del Nextel, y muy pocos, del “regreso” del aparato al escenario de
los hechos.
A los fines de la continuidad del desarrollo de la temática aquí
abordada se impone a esta altura diferenciar muy bien dos momentos,
según lo vengo desarrollando. El primero, con el recién llegado
(aprehendido) MIGONE a la comisaría 9na. L.P., vivo (con vida), en buen
estado de salud, sin golpe y/o mácula alguna, a quien (esfuerzos más,
esfuerzos menos…) se pretendía relacionar con los tres hechos de robo en
los automotores de referencia.
El segundo. Pero he aquí que, este estado de situación, en menos de
una hora, cambia de manera abrupta, grave e inesperada. Sin haber salido
de la dependencia, MIGONE “aparece” muerto (sin vida), con brutales
golpes en el escroto y cabeza (temporo-parietal izquierdo), y con claras y
contundente evidencia de síndrome asfíctico generalizado, con signos de
comprensión a nivel del cuello…
Puede alguien dudar de que lo consignado en ambos párrafos
antecedentes, metafóricamente, resultan ser el día y la noche, el alfa y
omega de un estado de situación…y que esto produjo un giro copernicano
en el interés y situación de los involucrados…
Es pues a partir del segundo momento en que el mero interés formal
de “cerrar” el círculo relacional entre los robos y la pretensa autoría de
MIGONE, se torna imperioso, pero he aquí que no como fin en sí mismo,
inherente a eventuales desapoderamientos ilegítimos (de los tantos que a
diario se suscitan), sino con la finalidad colocar la piedra basal, para de
urdir la trama de un suicidio (como quedó acreditado, a todas luces,
inverosímil) que exima de responsabilidad a los involucrados directos e
indirectos de la tortura que terminó con la vida de MIGONE. En síntesis,
“emprolijar los papeles del aprehendido” para relacionarlo con los ilícitos
y luego proclamar el suicidio del ladrón…
A modo de complemento de lo que vengo diciendo en esta porción
del capítulo, se impone consignar que nadie, absolutamente nadie de los
muchos que vieron a MIGONE al tiempo de su ingreso a la dependencia,
sean funcionarios policiales, sean detenidos, notaron siquiera un rasguño
en la persona de la víctima de autos. Todos, absolutamente todos, fueron
coincidentes sobre el punto, razón por la cual, no habré de abundar sobre
el particular -brevitatis causae- atento sus totalmente coincidentes dichos
sobre este extremo, lo cual -dicho sea de paso- no motivó alegación alguna
por ninguna de las Partes.
Continúo con el desarrollo de lo que vengo expresando.
Hay algo que resulta evidente y relativo, absolutamente propio y/o
específico del acaecer de la producción de la muerte de MIGONE, a mano
de sus autores. Tal: que en un momento dado es sacado de dentro del
calabozo de contraventores donde había sido alojado minutos atrás
(quince, veinte, media hora…? según versiones que luego veremos). Es
imposible que quien (es) lo golpeó (o golpearon) se arriesgaran a hacerlo
dentro mismo de dicho calabozo, habida cuenta la ventana existente y que
comunicaba a las celdas de detenidos, con el calabozo donde se alojó a
MIGONE, a la vez que teniendo en cuenta, además, la delgada pared que
separaba dichos sectores. Si bien a la fecha “tapada”, cerrada con material
de mampostería, todos quienes concurrimos a la Inspección Ocular
(Tribunal, las Partes, etc.) pudimos constatar que desde esa ventana, pese a
una vista sesgada, era posible visualizar, en muy buen porcentaje, desde
las celdas de detenidos, hacia el calabozo de contraventores. En este
sentido, ilustran las fotografías de fs. 684/736, ingresadas al Debate por su
lectura.)
Pero no sólo “ver”, pudiera haber traído aparejado riesgos para el
personal policial, sino una eventual escucha de golpes, gritos, etc., de
haberse producido la brutal golpiza en el interior del calabozo donde se
alojó a la víctima de autos. En efecto, por más televisor, radios ó equipos
de música encendidos con alto volumen, los gritos de queja por su
aprehensión anteriores de MIGONE, y los golpes (“patadas”) por él dados
en la puerta enchapada, se debieron oír en toda la comisaría, según quedó
evidenciado al golpear ex profeso dicha puerta del calabozo, uno de los
defensores y el representante del Particular Damnificado, el aludido día de
la Inspección Ocular.
Ergo. La lógica y el sentido común indican que no era para nada
conveniente golpear a MIGONE, dentro de la celda, dado que esto pudiera
haber sido fácilmente percibido por uno o más de los detenidos a través de
dicha ventana y/o pared (de aproximadamente quince cm. de espesor)
divisoria inter celdas.
Ya veremos que hay prueba suficiente que da cuenta acabada que
MIGONE fue “sacado de la celda”, algunos suponiendo que se lo
trasladaría a Cuerpo Médico…; tal vez esa fue la idea originaria, siendo
que “en el camino” se produjo un abrupto cambio de planes; o bien,
deliberadamente trasladado a otra dependencia de la seccional, que
ofreciera “mayor intimidad”, a sus efectos.
Es evidente que la airada protesta verbal y con estridentes golpes
(según parece, “patadas” en la puerta del calabozo) por parte de MIGONE
ha alterado la tranquilidad de la dependencia, e irritado la paciencia de
algún (os) funcionario (s). Máxime aún, cuando se le había “pedido” que
cesara, que desistiera de esa actitud… (en rigor, que se dejara de joder, de
hinchar las pelotas, que entendiera que estaba preso, etc.…).
Por fin, y para redondear esta suerte de prolegómeno, es también
harto evidente que luego de los deplorables sucesos, es traído nuevamente
a la celda y “colocado”, conforme “se lo encontró”, acerca de lo que no
cabe duda -ante la objetiva evidencia contraria- no se trató de un suicidio.
Tengo para mí que al tiempo de blanquear el suceso, esto es cuando
ESPÓSITO dice haber ido al calabozo para hacerlo trasladar a Cuerpo
Médico y sale vociferando, MIGONE ya estaba muerto, o en el mejor de
los casos, con el último hálito de vida. Quienes dicen haberle tomado el
pulso o pretendido constatar (de alguna otra manera) si aún vivía, no
dieron con su relato durante el Juicio, muestra fehaciente (siquiera
tampoco creíble o aceptable) de supervivencia de MIGONE.
Dígase que tampoco se mostró convincente TOLOSA, cuando
afirmó en su declaración en el Debate que cuando lo vio tirado en la celda,
“para él estaba vivo…”. Una y otra vez se lo interrogó sobre el punto, y
en ningún caso pudo, siquiera atisbar respuesta medianamente aceptable de
su -en definitiva- “íntima convicción”.
Huelga remarcar la brevedad del lapso transcurrido hasta que fuera
trasladado al Hospital San Martín, donde indudable e inequívocamente, al
llegar, estaba muerto.
Así lo afirmaron en la Audiencia, todos y cada uno de los que, ora
como enfermeros, ora como médicos, lo vieron y/o examinaron al arribo,
ratificando sus respectivas declaraciones oportunamente producidas en la
instancia anterior.
Circunscriptos a este extremo en lo puntual, continúo con el
desarrollo de la tesis pre-anunciada.
Veamos.
El acusado TOLOSA, proporciona datos con base en la realidad de
lo acontecido, y otros completamente falsos.
En su ya mentada declaración prestada a tenor de lo normado por el
art. 308 del CPP (1726/1733) como se dijo, ingresada al Debate por su
lectura, manifestó en lo que ahora me interesa destacar: “Después que
MIGONE empieza a los gritos a llamar para que lo atiendan, supongo
qué quería saber por qué estaba, veo que pasa el inspector DÍAZ ZAPATA
con personal policial, que eran entre cuatro y cinco y entre ellos había
uno vestido de civil, que no sé si era efectivo policial o no, porque desde
donde yo estaba, no tenía visión para ver si era policía o no. Que yo
presumo que llevaron a esa persona de vestida de civil para que salga de
testigo de que MIGONE estaba haciendo lío en el calabozo. A mí me
extrañaba por qué no iba el cabo de guardia (por ESPÓSITO), que es el
que tiene que ir a ver qué quiere un aprehendido, porque es él el que tiene
las llaves del calabozo. Que escucho la llave que abre la puerta del
locutorio, pero no puedo ver desde ese lugar donde estoy si éstas personas
que vi pasar para el calabozo, entraron ahí o no.”
Pocas líneas abajo añade: “Que cuando fue DÍAZ ZAPATA con esos
cuatro efectivos y otro que, como dije, creo era un civil, escucho que le
dice a MIGONE algo así como “dejate de joder, estas pegado, estás
preso” y otras cosas que no recuerdo”. En la continuidad de su relato,
aborda otros aspectos y luego vuelve sobre este tópico, diciendo:”que
siento cuando cierran la puerta y se van, de ahí en más, no escuché nada,
había un silencio total; que me extrañó que MIGONE se calló la boca,
que a los 15 o 20 minutos, en cabo de guardia (por ESPÓSITO) viene
como desde el casino de suboficiales y me dice:”quedate tranquilo, no
jode más, está tranquilo, se habrá dormido, y yo le digo me abrís la
puerta que quiero verlo…;…me dirijo al sector con el cabo de guardia
Espósito y lo veo a MIGONE desde la reja de la puerta, ubicado en el
camastro de abajo, acostado boca arriba, con la cabeza quieta mirando el
techo…”.
Más adelante y sin dar precisiones horarias (en esta su primigenia
declaración), dice enterarse del suceso que nos ocupa.
Como se dijo, TOLOSA pidió prestar declaración lo cual concretó
al finalizar la grilla de testigos. En esta ocasión, ratificó -en términos
generales- sus dichos vertidos ante la Fiscalía por entonces actuante, pero
he aquí que ante las preguntas de las Partes, dio alguna otra precisión
horaria, que no le había sido requerida por la Fiscalía de la IPP. Dijo sobre
el particular: “Tipo 12:30 hs. llegan DÍAZ ZAPATA, con otro personal, y
uno de civil. No sé quiénes eran el resto”. Luego añade que: “el cabo se
guardia (por ESPÓSITO) a las 12:45 hs. me dice: ya no jode más; es
cuando yo lo veo recostado en la tarima de abajo, boca arriba”. Y añade:
“Yo pido verlo por una cuestión de tranquilidad, yo quería estar
tranquilo, quiero constatar”.
Preguntado TOLOSA para que estime el tiempo que MIGONE
estuvo golpeando, dijo: “Estuvo golpeando desde doce menos diez hasta
las doce. Luego más tarde siguió golpeando”. Acerca de estos golpes dijo
TOLOSA: “Los golpes eran similares a los que produjeron el Dr.
Villaruel y Beley en el Inspección Ocular que se hizo en la comisaría”.
Luego preguntado si escuchó se abriera el calabozo donde se alojó a
MIGONE, dijo: “No sé si abrieron el calabozo...puede ser que sí. Yo
sentí el cerrojo…”. Requerido, afirmó: “Sí, se abrió la puerta, sentí el
cerrojo”.
A modo de comentario, en su relato, dijo TOLOSA: “Cuando se
ingresa una persona a la dependencia, el cabo de guardia le toma los
datos y después se lo lleva a reconocimiento médico. Por lógica, antes de
la media hora se lo debe llevar al reconocimiento médico, hay que evitar
que se auto lesione”.
Por fin, a modo de síntesis y resumen horario, TOLOSA respondió:
“Lo traen a MIGONE a las 11:45 hs., y lo intentan llevar a las 01:30
hs.”.
Sobre el final de su declaración durante el Juicio, pedidas que le
fueron algunas aclaraciones, dijo: “que al civil que vio pasar con DÍAZ
ZAPATA y los otros uniformados, no sabe quién es, no sabría decir quién
es, no le pareció que pueda haber sido un compañero de trabajo. Sólo vio
una camisa blanca con logos o rayas y un pantalón vaquero”.
Aclaró que: “Esa noche, el ambiente estaba más tranquilo, pese a
que se escuchaba la televisión, pero no muy fuerte”. Y, acerca de lo que
pudo oír dijo: “Escuché el pasador y chirrido de la apertura de la puerta
cuando fueron DÍAZ ZAPATA y los demás. Estuvieron ahí menos de dos
minutos y después volvió escuchar el cerrojo y la puerta cerrarse. De
vuelta, pasaron todos, y “no alcanzo a identificar al de camisa blanca”,
tampoco a los demás uniformados”.
Dije y reitero que en parte TOLOSA proporciona datos que cuentan
con visos de veracidad, pero otros, distan mucho. Como se comprenderá
esto no pasa por una mera intuición, sino -y como corresponde- por la
existencia de otra evidencia convincente que lo desmiente.
Lo primero que corresponde decir es que éste acusado, trató en todo
momento de desentenderse de la responsabilidad que también tenía
respecto de MIGONE. Niega TOLOSA toda responsabilidad sobre el
alojado en el calabozo de contraventores, cuando no es así. El por entonces
jefe de la dependencia, comisario JAIDAR, ante puntual pregunta que se le
formuló durante el Juicio, dijo: “TOLOSA, como imaginaria, debía tener
control y cuidado de todos los detenidos, sin discriminar”. También otros
funcionarios policiales a quien se les hizo la misma pregunta, respondieron
de idéntica forma que el mentado JAIDAR. En tal sentido, PEDRO
ROLANDO PRATTO, quien preguntado sobre el particular por el Dr.
Beley dijo: “El imaginaria controlaba todos los calabozos, incluido el
de contraventores”. Entre otros.
Se observa en las recién analizadas declaraciones (en ambas)
aspectos que objetivamente, no se condicen con los dichos de éste
acusado.
En tanto sea posible, formularé remisiones, a los fines de abreviar.
En primer lugar, como lo he dicho y reiterado, la tesis del suicidio
que reivindicó TOLOSA, amén de descabellada, es realmente muy poco
seria, a la vez que ofende al sentido común esgrimirla con semejante
desparpajo, constituyéndose, casi en una burla. Hago remisión -como
adelanté- a todo lo al respecto ya dicho, principal -pero no
excluyentemente- a lo consignado al analizar la Autopsia practicada por
los Dres. CASSANO y NOMS, como así, las explicaciones brindadas con
solvencia y detalle por los Peritos, en oportunidad de comparecer a la
Audiencia de Vista de Causa.
Vinculado con el Dictamen Pericial, es del caso -aunque tal vez
redundante atento todo lo ya expuesto- que coincido totalmente con el
mismo. Si bien opino como el Sr. Defensor Dr. Saldaño en el sentido de
que el Juez o Tribunal puede apartarse de las constancias y/o conclusiones
de una pericia (y así lo he hecho en algunos casos en los que me tocó en
suerte sentenciar), toda vez que la legalidad lo autoriza, en el sub lite, no
es del caso, e insisto, me remito a todo lo ya expuesto a los fines de
abreviar.
Resultó grotesco la pretensa justificación que pretendió dar éste
acusado respecto del brutal golpe que lucía el cadáver de MIGONE en el
escroto, respecto de lo que expresó, que bien podía haberse golpeado al
“caer” o “tirarse” desde la atadura que de la columna media del camastro
había realizado con su campera la víctima de autos…distancia esta que no
superaba siquiera la mitad de la estatura del infortunado MIGONE. Otro
tanto para con el atroz golpe que ostentaba la cabeza de la víctima, que en
modo alguno pudo ocasionarlo una caída, que en la tesis del suicidio, deja
justamente a la cabeza suspendida de la “cuerda”, con muy pocas
posibilidades de golpe, atento el casi nulo recorrido hacia el piso. Y ni que
hablar acerca de las inequívocas marcas del síndrome asfíctico infligido
con singular saña, que acaba finalmente con la vida del torturado,
debiendo descartarse -a todas luces- el lazo que podía haberse hecho con la
campera de jean.
Como se dijo y reiteró, la probable mecánica de la tortura sufrida
por MIGONE, debió comenzar con un “rodillazo” o “patada” en el
escroto, que -en razón del intensísimo dolor que produce- prácticamente
aniquila toda elemental y eventual resistencia de la víctima; de inmediato y
seguido, el cuerpo casi inerte, sufre un tremendo golpe seguramente contra
una pared o asimilable en la zona parieto-temporo-occipital izquierda, lo
cual -dicho por los profesionales médicos- “anestesia” al torturado
(Anestesia previa de Brouardel); para luego rematar (valga el término),
con una fuerte compresión en el cuello, producida muy probablemente con
brazo-antebrazo, desde adelante hacia atrás, síndrome asfíctico que, final y
fatalmente, le produce una muerte casi instantánea.
Huelga expresar que este cóctel mortal, puede insumir unos pocos
minutos.
Entonces. Por más breve que haya sido, ¿en qué momento ocurrió
todo esto, que no lo percibió TOLOSA?
El propio TOLOSA expresa ver a DÍAZ ZAPATA concurrir al
calabozo de contraventores, pero he aquí que pretende sacar los pies del
plato, ubicándose “encerrado” en el pasillo de los calabozos. Tengo para
mí -a la luz de lo declarado por varios testigos- que no sólo al tiempo del
arribo de MIGONE a la zona de calabozos, sino con posterioridad,
TOLOSA compartió el sitio del cabo de guardia con ESPÓSITO, que
oficiaba de tal, y se movió en distintos ámbitos de la dependencia, antes,
durante y después del luctuoso suceso.
En ya referido PEDRO ROLANDO PRATTO dijo en la Audiencia
sobre el punto: “En la cocina estaban para recibir al aprehendido,
Espósito y TOLOSA. Ellos lo ingresan al calabozo, previo a requisarlo y
él (PRATTO) después se retiró. Uno de los dos lo ingresa, no recuerda
quien. Se quedó hasta que lo ingresaron y se fue, se quedó en la puerta de
la cocina, pero vio cuando lo ingresaron”. Ante otras preguntas de las
Partes, volvió a repetir PRATTO que: “cuando Espósito hizo el recibo de
pertenencias, estaba también TOLOSA”.
En otro tramo de su relato, y preguntado sobre la función del
imaginaria, dijo el testigo que es la de: “cuidar los calabozos y recorrida
de calabozos y si los presos piden algo, se los alcanza. El imaginaria
siempre está afuera de los calabozos, por los pasillos, pero no recuerda si
esa noche, la puerta de ingreso estaba abierta o cerrada…”. Lo cual
quiere significar (y así lo expresaron otros testigos) que había total libertad
para el imaginaria para desplazarse en cualquier momento, sin que
“necesariamente” debiera estar de manera permanente “encerrado” en los
referidos pasillos de las celdas.
Y tan es así, que luego remató o sintetizó la idea que trasmitía
diciendo el testigo: “Esa noche, TOLOSA entraba y salía…”; lo cual
refleja a las claras la total libertad de movimiento que TOLOSA
desplegaba dentro de la dependencia, contradiciendo sus propios dichos,
esto es tornándolos falaces, en el sentido de “haberse encerrado” luego
del ingreso de MIGONE al calabozo de contraventores, y haber salido del
mismo luego de haber pasado todo, diciendo al respecto TOLOSA: “…
recién me abren la puerta de donde yo estaba encerrado cuando me
avisan que se hizo presente la Fiscal…”.(fs. 1730 in fine, de sus dichos
ingresados al Debate por su lectura). Al extremo lo reiteró en su
declaración del Juicio, oportunidad en que dijo: “Quedó encerrado hasta
que le avisaron que venía la Fiscal, estima que fue antes de las 02.30
horas”.
Corroborando lo que vengo señalando, añadió el testigo PRATTO
“No recuerdo si TOLOSA fue quien abrió la puerta del calabozo y
encontró a MIGONE tirado…”. Si bien prima facie quien dice haberlo
encontrado fue el acusado ESPÓSITO, la deducción que hace PRATTO
pone a las claras de manifiesto y ratifica, aquello de que esa noche,
TOLOSA “entraba y salía” cuando quería, claramente demostrativo de la
libertad con la que se movía en la dependencia.
Para mayor abundar acerca del extremo en tratamiento, destaco que,
a repreguntas de las Partes, en un momento dado de su declaración, el
testigo PRATTO, expresó: “No recuerda ahora si estaban con él en el
calabozo, TOLOSA, Espósito, Verón y Castillo…”. Es lógico y obvio, tal
como sucede habitualmente con los testimonios vertidos luego de haber
transcurrido un lapso importante, es que haya olvidos u omisiones. Por
tanto, y ante la manifestación de “no recordar ahora…” motivó que la
Parte interrogante, peticionara a tenor de lo reglado por el quinto párrafo
del art. 366 del CPP, se le leyera la porción pertinente, que había quedado
asentada en su declaración de fs. 49/52, puntualmente: fs. 51 in médium,
donde se puede leer: “Que de la guardia, llamaron una ambulancia. Que
yo me quedo en el calabozo esperando que venga la ambulancia, que
conmigo estaban TOLOSA, Espósito, Verón y Castillo Hugo”.
Ergo. Luego inmediatamente después del “hallazgo” de MIGONE
pretensamente suicidado, al lado del testigo PRATTO (quien obviamente
no estaba “encerrado” en el pasillo de los calabozos…) estaba TOLOSA.
Hago notar que transcribo la frase antecedente, toda vez que luego
de escucharla, PRATTO expresó, pese a su mentada ausencia de recuerdo
al día de su deposición en la Audiencia: “Generalmente cuando puedo, leo
las declaraciones. No he tenido dificultad en otras oportunidades”,
dejando una clara idea de ratificación de lo oportunamente dicho, dado la
proximidad temporal con el acaecimiento de los sucesos que nos ocupan.
Afirmó después PRATTO que: “No vio a ningún civil en el
calabozo en esa oportunidad…”
Por su parte, el testigo DOMINGO RUBÉN AYALA, dijo en lo
inherente al tema aquí abordado: “En el fondo estaban TOLOSA y
Espósito, era la gente de esa guardia”.
De su lado, ROMINA EDITH CORA, que con móvil aparte
“acompañó” hasta la dependencia al móvil que transportaba al
aprehendido MIGONE, manifestó: “Lo acompañaron al móvil hasta la
puerta de la dependencia y se fueron”. Y aclaró: “Esperaron que lo
bajaran del móvil y se fueron”. Y a preguntas acotó: “Adentro de la
Comisaría estaban Fabiana Sposito (ayudante de guardia), Valeria
MACIEL (oficial de servicio), TOLOSA (cabo de guardia) y Daniel
Espósito (imaginaria)...”.
Sin perjuicio que yerra en lo vinculado con los roles de desempeño
de alguno de los nombrados, (acerca de lo que se hace cargo cuando a
preguntas dice: “No sabe la diferencia entre cabo de guardia e
imaginaria; y que no conoce los calabozos…”) igualmente con sus dichos
pone de manifiesto que a TOLOSA lo ve -conjuntamente con los demás
nombrados, en ese tramo de la situación- fuera del ámbito de los
calabozos, a los que expresamente dice desconocer.
Veamos ahora sobre el particular, que manifestó JOSÉ LUIS
VERÓN. Dijo éste testigo que: “Lo vio a TOLOSA la segunda vez cuando
volvió de la guardia”. Y añadió (siempre a preguntas de las Partes): “No
vio a ninguna otra persona en el casino, además de Espósito, TOLOSA y
Fuertes. Luego aclaró: “La puerta ciega cuando él llegó esa noche estaba
abierta…”; reafirmando: “por suerte la primera puerta estaba abierta
porque pude entrar rápido; siempre hay otras personas en el fondo,
además del cabo de guardia y el imaginaria”. Y por fin acota: “la puerta
que entra al pasillo, (refiere al pasillo de las celdas de detenidos) es ciega
con ventanita, la vi cerrada, no recuerda haberlo visto a TOLOSA”.
En torno al mismo tópico, HUGO OSCAR CASTILLO, expresó:
“Vio a TOLOSA parado en la guardia después que pasó todo esto. Antes
no lo vio, no recuerda”. Recuérdese que TOLOSA afirma haber salido de
su “auto encierro” en el pasillo de los calabozos, después de las 02:30 hs.
cuando llega la Fiscal…
Luego añade CASTILLO: “TOLOSA y Espósito eran los
encargados de custodiar a los detenidos”.
También en este caso (como en tantos) el testigo manifestó no
recordar con detalle, ante el lapso transcurrido…
Acoto: Dije y reitero que es normal el olvido por el transcurso del
tiempo, empero, también es frecuente que, llamativamente, algunos
testigos recuerden cosas con singular precisión, pero he aquí que, de
manera selectiva, y con coherencia y/o sistematicidad temática respecto de
algunos tópicos en particular, los recuerdos se diluyan o desaparezcan…
Retomo el hilo del párrafo pre anterior.
A pedido de parte, y en virtud de la ya mentada norma del art. 366
del CPP, se le leyó una porción de su declaración para ante la Fiscalía, en
el caso, obrante a fs. 66/vta. de la cual transcribo algunas frases, toda vez
que el testigo, como veremos, lo ratificó en la Audiencia.
Dijo entonces CASTILLO a fs. 66/vta.: “Que en ese momento el
oficial DÍAZ ZAPATA me pide que acompañe al personal que iba a hacer
la diligencia. Que el oficial Fuerte, el Sargento Verón y el Sargento
TOLOSA y el Sargento Espósito, quien tenía las llaves del calabozo, se
dirigieron a los calabozos a buscar al aprehendido”. Acerca de este tramo
y de toda su declaración dijo CASTILLO ante el Tribunal y las Partes: “Yo
a las declaraciones, las leo antes de firmarlas, si se consigna algo que yo
no haya dicho, lo hago cambiar o corregir”. Y añadió: “Debió haber sido
así lo que relaté ante la Fiscalía, no digo que fuera diferente, dije que no
lo recuerdo”. Por fin reafirmó la idea diciendo: “si está es porque lo
declaré, ya que me tomaron la declaración la mañana siguiente”.
Del contexto de lo transcripto de los dichos de CASTILLO de fs.
66/vta., surge claramente el momento al que se alude, por tanto es
innecesario abundar en detalle. Empero, queda claro también con éste
testimonio, que TOLOSA, antes del hallazgo de MIGONE muerto, cuando
lo iban a buscar para trasladarlo al Cuerpo Médico (tal el momento al que
se alude…) “no estaba encerrado” en el pasillo como pretensa y
falazmente lo afirma.
Este extremo, también es corroborado por los dichos de los
detenidos DI SITACIO, MAIDANA, REINALDI, SALVATIERRA, etc.
(ver ut supra, a los fines de abreviar). En igual sentido, lo dicho en el
Juicio por el testigo CLAUDIO EDUARDO JAIDAR (Comisario titular
de la dependencia policial) quien manifestó que al llegar a la misma
(recuérdese que esa noche se encontraba franco) alertado por el Jefe de
turno (FALCON) telefónicamente, se reunió en su despacho con DÍAZ
ZAPATA, FALCÓN y TOLOSA. Es obvio pues que esto también
corrobora que el imaginaria, no estaba “encerrado” como lo predica.
También en esta ocasión, JAIDAR manifestó que el propio FLACON le
dijo que antes había ido al calabozo de contraventores, “a tranquilizar” al
aprehendido.
Tengo para mí, a la luz de la evidencia recogida, que DÍAZ
ZAPATA, ESPÓSITO y TOLOSA, (oportunamente aludiré al resto de los
acusados) resultan autores (por ahora, lato sensu) de la tortura infligida a
MIGONE, a resultas de la cual, muere.
Sin perjuicio de lo que habrá de consignarse en el tratamiento de la
Cuestión pertinente, se impone destacar que el tipo por el que llegan
acusados los nombrados (art. 144 inciso 2°, en relación al inciso 1° del
C.P.), diferencia -con acierto- dos aspectos que es conveniente destacar a
los fines de pergeñar las mandas del presente Capítulo.
El primero, es el claro e inequívoco texto del tipo del mentado
inciso 1°, cuando proclama y amenaza con sancionar “…al funcionario
público que impusiere a personas, legítima o ilegítimamente privadas
de su libertad, cualquier clase de tortura. Es indiferente que la víctima
se encuentre jurídicamente a cargo del funcionario, bastando que éste
tenga sobre aquella poder de hecho…”.
Ergo. Y aún de perogrullo. No importa ni se distingue, que la
víctima esté privada legal o ilegalmente de su libertad. Indiferencia para
con la situación de que la víctima esté “jurídicamente” a cargo del
funcionario público de que se trate, bastando tan sólo que éste, detente
sobre el torturado, “poder de hecho”.
Destaco que ésta norma del Código Penal, como claramente se
advierte, no exige típicamente finalidad específica alguna para la tortura.
Ergo. La comprobación de la misma -tal como en nuestro caso
ha
ocurrido- es suficiente.
El segundo de los aspectos a resaltar, es lo emergente del Inciso 2°
del referido art. 144 ter. C.P. (en tanto remite al primero recién
comentado) cuando dice: “sin con motivo u ocasión de la tortura
resultare la muerte de la víctima…” (…agravamiento de la pena.).
Nótese que la norma dice “la muerte de una persona” y no “el
homicidio…”. Recuérdese -a mero título ejemplificativo-comparativo- la
fórmula similar que oportunamente usó el legislador de la Pcia. de Bs. As.
cuando por ley 10.358 (B.O.:03-03-86), introdujo en el viejo Código Jofré
(Ley 3589, de Enero 15 de 1915), el Juicio oral obligatorio en la última
parte de su art. 224, que rezaba: “El Juicio oral en instancia única será
obligatorio si corresponde juzgar hechos que imputados como dolosos,
hayan causado la muerte de una persona”.
Amén del recuerdo comparativo de una norma de fondo con una de
forma ya fuera de vigencia (aún cuando todavía subsisten casos de la
especie), en un elemental y primigenio análisis interpretativo de la norma
“de fondo” de referencia, se impone diferenciar al homicidio como acto
deliberado por parte de aquel ´determinado´ a matar (con dolo,
obviamente), de un resultado “muerte”, producto de actos dolosos (en
nuestro caso, tortura) con prescindencia de que dicha muerte, haya o no,
sido tenida en consideración por el (o los ) torturador (es).
Destaco por último, la necesaria consideración de lo plasmado en el
inciso
3°
de
la
norma
en
comentario,
que
con
télesis
de
docencia-interpretativa, el legislador nacional explicó el alcance del
término “tortura” diciendo que por tal, se debe entender: “no solamente
los tormentos físicos, sino la imposición de sufrimientos psíquicos, cuando
estos tengan gravedad suficiente”.
En este último sentido, tal como lo expresó el representante del
Particular Damnificado, amén de la evidente tortura física recibida por
MIGONE, también fue víctima de tortura psíquica, cuando en origen no se
escucharon sus reclamos, y luego se lo bardeó airadamente (como lo
afirmó TOLOSA), cuando se le expresó por parte de DÍAZ ZAPATA, que
se dejara de joder, de hinchar las pelotas, etc., que ya estaba “preso”.
Aduno de manera complementaria de lo que antecede, pero a sus
efectos, que a los fines del aserto que vengo formulando -y tal cual lo
vengo efectuando- acerca de la autoría de los nombrados (lo que también
haré extensivo al resto de los co-imputados) que la prueba reunida sobre el
extremo en tratamiento, es y ha sido siempre indirecta, paradigma de lo
cual resultan los indicios, los que debida y legalmente acreditados,
permiten inferencialmente (ora deductiva ora inductivamente) arribar a
conclusiones presuncionales.
En efecto, durante el trascurso del Debate, se presentaron de
manera categórica, clara y contundente, extremos debida y legalmente
acreditables, los que -valorados en los términos de lo reglado por el art 210
del CCP- autorizan indubitada inferencia cargosa en contra de los
acusados. Otro tanto para con diversos otros, ingresados oportunamente al
Juicio por su lectura.
Huelga expresar que el elemental indicio de oportunidad que
implica la presencia de DÍAZ ZAPATA, ESPÓSITO y TOLOSA, en la
zona del calabozo, con el manejo de llaves de acceso al mismo, y con
ostensible poder de hecho sobre la víctima; y en el caso de los últimos por
sus respectivas funciones de Cabo de guardia e Imaginaria; circunstancia
esta que se asemeja en el caso de DÍAZ ZAPATA, quien pese a su rol sui
géneris de Oficial de control, quedó demostrado que -en definitiva- cuando
estaba en la dependencia, ejercía el cargo de “Jefe” de la misma (a salvo
cuando estaba el comisario JAIDAR), ´haciendo y deshaciendo´ a su
voluntad, con prescindencia del Jefe de turno (ejercido en la ocasión por el
acusado FALCON) a la vez que -y por carácter transitivo- (y por aquello
de que quien puede lo más, puede lo menos) pasaba por alto por completo
(para decirlo de una manera más o menos ortodoxa, al Oficial de Servicio,
ostentado por la acusada MARIA VALERIA MACIEL, de -prima faciemayor jerarquía funcional.
Valga al respecto lo que sigue.
Los dos extremos de referencia, surgen de los propios dichos de
quienes formaban parte del grupo. A saber: la acusada MARIA VALERIA
MACIEL, dice en su relato de fs. 1660/ 1669, ingresado al Debate por su
lectura, cuando se le preguntó por qué DÍAZ ZAPATA no quería ser
Oficial de servicio, manifestó: “no sé, sé que no quería, pero no sé por
qué; él me daba las novedades, sólo si quería, no me daba explicaciones
de las novedades del servicio. Me las tenía que decir, yo hacía poquito
que estaba allí. A preguntas sobre qué hacía FALCON, manifiesta: Él
tenía que supervisar todo, decirnos qué hacer… es más, en el momento
que sucedió el hecho de MIGONE, él no tomó la decisión de llamar a
Jaidar; yo le digo al ayudante de guardia que marque el teléfono de
Jaidar, FALCON, AHÍ SE DA CUENTA QUE TIENE QUE HABLAR
CON ÉL SÍ O SÍ, (SIC) entonces me saca el teléfono de la mano y habla
él. A nueva pregunta sobre quién era el funcionario responsable de
comunicar las aprehensiones, manifiesta que: el Jefe de Turno, por tener
más jerarquía, es este caso FALCON, que en este caso no las hizo, que no
sabe por qué él no dijo nada…”.
De su lado, el acusado TOLOSA, tampoco ahorró conceptos para
caracterizar la situación. En su ya mentada declaración de fs. 1726/1733,
ingresada al Juicio por su lectura, en un tramo de su relato, dijo: “que el
oficial de control (en nuestro caso: DÍAZ ZAPATA) fue algo inventado,
que era como un suplente del oficial de servicio (MACIEL, en estos
obrados), pero hay una gran diferencia, el oficial de servicio (MACIEL)
tiene más poder que el de control, el de servicio (MACIEL) tiene la llave
de la comisaria y el control de toda la dependencia, y el oficial de control
(DÍAZ ZAPATA), debía estar subordinado al de servicio (MACIEL)”.
En la transcripción antecedente, he consignado ex profeso por mi
cuenta entre paréntesis y con mayúsculas, los apellidos de los co
procesados, a los fines de un mejor entendimiento de la situación.
Continúo con la transcripción: “Preguntado por la Fiscalía para
que diga si en esta dependencia, a ese tiempo era así, responde
(TOLOSA) que no, que no era así, que MACIEL que era el oficial de
servicio no manejaba realmente la comisaría, lo hacía DÍAZ ZAPATA;
MACIEL era una piba que no tenía personalidad, no sabía manejar. En
jerarquía, tenía más DÍAZ ZAPATA que MACIEL, pero MACIEL tenía la
función de Oficial de Servicio. En este caso era DÍAZ ZAPATA quien
tenía las llaves de los calabozos. Que yo había tenido varias diferencias
con algunos manejos que se hacían en la comisaría…”.
Por fin, aludiendo al co encausado FALCON, dijo TOLOSA,
respondiendo a la Fiscalía que lo interrogaba: “A preguntas que se le
formulan por el señor Agente Fiscal si cuando sacaron a MIGONE
arrastrando se encontraba entre quienes lo sacaron, Falcón, responde:
que no, que Falcón en cuestiones de responsabilidad, no se metía, que no
asumía el control de la Seccional como debía, era un cobarde”.
Agrego que, por su parte, el acusado ESPÓSITO (fs. 1912/1916,
relato ingresado al Debate por su lectura), sobre el punto expresa: “DÍAZ
ZAPATA, era el que se movía mejor que el jefe de turno, todo pasaba
por él y todo le preguntaban a él”. Clarísimo.
Acerca de MACIEL, Oficial de servicio, dijo ESPÓSITO a fojas
citadas: “delegaba la tarea en hombres, nunca la vi concurrir a los
calabozos”.
Queda pues con lo expuesto lo afirmado líneas arriba en el sentido
del rol protagónico y “de mando” que de facto ejercía DÍAZ ZAPATA,
por encima del oficial de servicio y del mismísimo Jefe de turno, como se
dijo: sus superiores jerárquicos.
Por tanto, tengo para mí a la luz de dichos objetivos datos, que
DÍAZ ZAPATA, ejerció en el factum sub lite, el máximo rol protagónico,
y la iniciativa de poner manos en MIGONE.
TOLOSA, como vimos, sesgando su propio rol, claramente expresa
que quien fue al calabozo cuando MIGONE gritaba y pateaba la puerta,
fue DÍAZ ZAPATA, con otros cuatro más. Nos dirá en su relato ante el
Tribunal y las Partes que los: “que pasaron con DÍAZ ZAPATA, eran
cuatro en total, tres uniformados y uno de civil”. Y agrega en la misma
señalada ocasión: “Después que se fue DÍAZ ZAPATA con los demás,
hubo un silencio total y no se escuchó nada más”.
Nos dirá ESPÓSITO a fs. citadas que: “En un momento, Falcón y
DÍAZ ZAPATA van hacia los calabozos -porque el chico detenido
llamaba- y fuimos Falcón, DÍAZ ZAPATA, yo y TOLOSA, hablaron con él,
y se calmó, pidió un cigarrillo , se lo conseguí, se lo di y se calmó”.
Ergo. Lo consignado en el párrafo anterior, resultó ser una “visita
previa” a la que relata TOLOSA, cuando se dice “encerrado” y viendo
pasar a DÍAZ ZAPATA (al que sólo identifica) y cuatro más (tres
uniformados y un civil…) a quienes no puede identificar, “nueva y
posterior visita”, luego de la cual se hizo un definitivo silencio.
O…¿es la “misma visita” que TOLOSA pretende desconocer, para
excluirse del grupo torturador…?
En esta inteligencia, correspondería incluir a FALCON en el mismo
grupo de los acusados DÍAZ ZAPATA, ESPÓSITO y TOLOSA,
ingresándolos al marco típico del art. 144 tercero, inciso segundo, con
relación al primero. Empero, a estos eventuales fines, encuentro
insalvables impedimentos legales, que de seguido paso a exponer:
a) El primero: el Ministerio Público fiscal, no solicitó
a su
respecto cambio de calificación. Téngase en cuenta que a
FALCON, se le recibió declaración, y le elevó a su respecto la
Causa a Juicio, subsumiendo su situación procesal en lo
normado por el art. 144 cuarto, inciso primero, del Código
Penal. Así llegó a Juicio, y en los lineamientos, tanto el Fiscal
de Juicio como el representante del Particular Damnificado (que
dijo adherir al Fiscal sobre el punto) , subsumieron prima facie
la conducta de FALCON en el mentado Art. 144 cuarto, inciso
1° C.P.
b) El segundo impedimento, radica en lo siguiente: Si bien luego el
representante legal del Particular Damnificado amplió respecto
de FALCON la acusación en los términos de lo reglado por el
art. 359 del CPP, subsumiendo (en lo puntual) su conducta en
privación ilegal de la libertad, (y en rigor también la de DÍAZ
ZAPATA, TOLOSA y ESPÓSITO) lo cual -incluso- mantuvo al
tiempo de alegar, a lo que NO se plegó el Ministerio Público
Fiscal.
Tal como lo adelanté líneas arriba, consideré que no era de
aplicación al sub lite la normativa de la referida privación ilegal
de la libertad propiamente dicha (hago remisión a lo dicho
brevitatis causae), manteniendo el factum sub lite en el marco
de la tortura, que en nuestro código estricto sensu, comienza a
partir del art. 144 tercero (CP), que resulta ser su figura básica
(completado el cuadro con los siguientes: 144 cuarto y 144
quinto).
c) A modo de conclusión de fundamentos:
1) Por un lado, la Fiscalía mantuvo la tesis de origen: Art.
144 cuarto, inciso 1° C.P., y aunque de perogrullo, debe decirse
que no amplió acusación en los términos del art. 144 tercero,
inciso 2do, con relación al primero del C.P.;
2) lo que tampoco hizo el representante del Particular
Damnificado, (que sólo lo incluyó en su ampliación en la
privación ilegal de la libertad);
3) por tanto, no es posible sin violentar la congruencia, y el
principio nullum crimen, nulla poena sine actione, subsumir la
conducta de FALCON en la mentada figura básica de la tortura,
en el caso, del art. 144 tercero, inciso segundo, con relación al
primero del C.P.
Se impone pues, mantenerla a la luz de la tesitura aquí sustentada
(que descarta -en razón de los fundamentos ut supra expuestos- para todos
los acusados las figuras la privación ilegal de la libertad); reitero, mantener
respecto del acusado FALCON, su situación en los términos de lo
normado por el art. 144 cuarto, inciso 1° del C.P.
Despejada la incógnita emergente del análisis de las circunstancias,
continúo con el desarrollo de los tópicos del presente capítulo.
Hayan sido “una” o “dos” (o tal vez más…) las “visitas” al
calabozo de contraventores donde se había alojado a MIGONE, lo cierto
es que en cualquier caso, son protagonistas -según se vio- los acusados
DÍAZ ZAPATA, ESPÓSITO y TOLOSA. (Excluyo a FALCON, por las
razones recién señaladas).
Veamos ahora el punto de vista que nos proporcionan los para
entonces alojados en los adyacentes calabozos “de detenidos”,
diferenciándolos del de contraventores, según asignación propia de la
dependencia.
Según lo hemos visto en el tratamiento de lo inherente a la Cuestión
anterior, hay un grupo de detenidos que claramente expresa que, en un
momento dado, MIGONE es “sacado” del calabozo (escuchan la puerta,
miran, no lo ven adentro…) y más tarde, al volver a observar -luego del
“alboroto”- lo ven tirado, inerte, ven sangre, etc.
Este extremo, como se comprende, resulta ser de suma importancia
pues como indicio, autoriza a presumir que en dicho lapso (quince, veinte
o treinta minutos…) es indudablemente cuando se tortura a MIGONE, en
otro sitio diverso del calabozo del que se lo saca, quizá haciéndole creer
que se lo conduciría a Cuerpo Médico, (trámite que aun restaba y se había
pre anunciado como de inmediato cumplimiento posterior), cambiando
sobre la marcha (o no) el rumbo por alguna circunstancia imprevista (tal
como una airada protesta, insulto ó similar de MIGONE, etc., teniendo en
cuenta -incluso- una eventual euforia en razón de la cuota de alcohol que
se le detectó a la víctima en sangre: ver líneas abajo), conduciéndolo por
ejemplo a la planta superior de la comisaría, a esa hora sin personal; o, tal
vez en planta baja, en la última habitación frente al calabozo de los
contraventores, identificada como “depósito” por quienes nos guiaron en
la Inspección Ocular que llevamos a cabo durante el Juicio; en este último
caso -tal vez- tomando recaudos de cubrir las vías respiratorias de
MIGONE, a fin de evitar la escucha de cualquier sonido o grito.
Y barajo las hipótesis antecedentes, pues los detenidos, bien
próximos al sitio de alojamiento de MIGONE (pared delgada y ventana de
por medio) nada escucharon que les hubiera hecho sospechar semejante
golpiza (ruidos, gritos, golpes, etc.).
Veamos pues las porciones de los relatos de detenidos que aluden
sobre el particular.
El ya referido DANIEL ADOLFO DI STACIO, sobre el punto
expresó, que al rato de haber estado hablando con MIGONE cuando recién
lo trajeron: “escuchó que MIGONE gritaba, pateaba la puerta e insultaba,
diciendo “la puta que te parió, por qué no venís y me abrís”. De seguido
añadió: “habiendo pasado un rato, hasta que se produjo un silencio
total”.
Luego DI STACIO agregó: “al terminar la película que estaba
mirando, se asomó nuevamente por la ventanita, pero MIGONE ya no
estaba en el calabozo y luego, aproximadamente cuarenta y cinco minutos
después, se volvió a asomar y vio a DANIEL tirado en el piso, boca
abajo, con los brazos a los costados, un charquito de sangre del lado
izquierdo y la campera de jean que vestía, “extendida en el piso como si
se hubiera colocado ahí”.
A preguntas que las Partes le formulaban, DI STACIO agregó: “en
ese momento (aludiendo a cuando al mirar lo ve tirado, con sangre, etc.)
vio al Oficial de control (DÍAZ ZAPATA) y al Imaginaria (TOLOSA)
junto al cuerpo…”.
Agregó finalmente que: “es imposible que DANIEL se haya
ahorcado con la campera como les dijeran que ocurrió. Que él intentó
hacer la prueba con una campera y no pudo y por otra parte, si se hubiera
ahorcado con la campera, ésta tendría que haber estado enrollada en la
columna o en el cuello y estaba extendida en el piso como si se hubiera
coloca ahí”.
Huelga expresar que he subrayado ex profeso parte de lo
transcripto, para dar sustento a la tesis que vengo sustentando.
Nota el testigo que luego de airados gritos por parte de MIGONE, y
de sonoras patadas en la puerta de chapa de la celda, en un momento dado,
se produce un silencio total. Relató para ante el Tribunal y las Partes que
se había “enganchado” con una película que estaba mirando, y, cuando el
film terminó, volvió a mirar por la ventanita y ya MIGONE no estaba. Este
es precisamente el momento del que no se hacen cargo ESPÓSITO,
TOLOSA ni DÍAZ ZAPATA, en sus comentadas declaraciones, en que
sacan a MIGONE de la celda, como dije trasladándolo a otro sitio,
momento en el cual -indudablemente- es brutalmente golpeado y
asfixiado, y luego traído -seguramente con algún cuidado, evitando ruidosde nuevo al calabozo, montando la escenificación de un suicidio, y luego
la parodia del imprevisto hallazgo.
Luego de la mirada de DI STACIO en que no ve a MIGONE, dice
el testigo que pasan unos cuarenta y cinco minutos en que vuelve
asomarse, y es ahí donde lo ve tirado en el piso, sin movimiento alguno,
con sangre a su lado izquierdo y la campera “colocada” a su lado.
Nótese además, que clara y contundentemente, DI STACIO dice ver
al lado del cuerpo de MIGONE (el que estaba obviamente dentro del
calabozo de contraventores) a DÍAZ ZAPATA y a TOLOSA. Recuérdese
que éste último, manifestó una y otra vez (falazmente, como lo vengo
señalando de manera reiterada) que estuvo encerrado en todo momento en
el pasillo del imaginaria, y que salió a las 02:30 hs. cuando llegó la
Fiscal…
Destaco por último, lo expresado por DI STACIO, en el sentido de
la “imposibilidad” de un suicidio. De igual modo, veremos, los otros
detenidos (ver líneas abajo).
Veamos ahora lo expuesto sobre el punto en tratamiento, por el ya
referido LUCIANO MAURICIO MAIDANA: “desde que había llegado
MIGONE y lo vio charlar con algunos detenidos, recordando a DI
STACIO, pasó alrededor de media hora y se escuchó la puerta de la celda
que se volvió a abrir”. Luego añadió que: “al rato, a la hora de eso”, me
acerqué a la ventana y MIGONE ya no estaba, lo llamé, pero nadie me
contestó; a los quince minutos de ello, se volvió a escuchar el ruido de
la puerta de la celda y, al asomarme por la ventanita que comunicaba
con el lugar, veo el cuerpo del muchacho en el piso, boca abajo y al
lado de la cabeza, una campera”.
Dijo MAIDANA que tanto él como otros de los detenidos,
inmediatamente, se acercaron a una ventana grande y llamaron al
encargado, a quien le preguntaron qué era lo que había pasado con el
muchacho pero aquél “no supo contestarles”, enterándose luego que
aparentemente se había ahorcado.
De manera coincidente con casi todos los que sensatamente
apreciaron la escena, expresó que, a su criterio “no pudo haberse
ahorcado jamás porque no había ningún lugar donde pudiera colgarse o
colgar un objeto y ahorcarse”.
Nótese que al igual que DI STACIO, MAIDANA relata en estos
momentos claves de la situación que, primero ve a MIGONE, y lo ve bien,
lo ve conversar entre otros, con DI STACIO. Pasa una media hora
aproximadamente, y vuelve a escuchar que se abre la puerta del calabozo
de contraventores. En esta ocasión, sólo escucha la puerta, pero no mira
por la ventanita. Al rato, estima “a la hora”, se acerca de nuevo hasta la
ventanita, y ahora sí mira, y no ve a MIGONE, lo llama pero no le
contesta…evidentemente, no estaba ahí. A los quince minutos, se vuelve a
escuchar ruido de la puerta, y cuando se decidió a asomarse, ya ve al
cuerpo tirado, boca abajo, y a su lado, una campera...
Veamos ahora el relato de JUAN RAMÓN REINALDI, vertido
como todos los que estamos aquí analizando, en la Audiencia de Vista de
Causa.
Al comienzo de su relato y en lo que aquí puntualmente interesa,
dijo REINALDI: “que una noche, no recordando con exactitud cuándo,
vio a DANIEL MIGONE, a quien “conocía de la calle”, alojado en el
calabozo de contraventores; aclaró el testigo que allí: “estaba solo y que
pudo observarlo por una ventanita que comunicaba la celda de
contraventores con los demás calabozos de detenidos”. Y añadió: “que
hablaron un ratito y les comentó que estaba allí por averiguación de
antecedentes, que tenía problemas con el servicio de calle de la Seccional
y que lo paraban en todo momento, por cualquier cosa”; dijo REINALDI
que: “lo vio nervioso, “caminaba mucho, iba y venía, estaba inquieto”.
Éste testigo recordó que aproximadamente a la media hora de haber
ingresado, se escuchó la apertura de la puerta de la celda donde estaba
MIGONE, sabiendo que lo sacaron de allí; aclaró que a los veinte
minutos más o menos, volvieron a traerlo, siendo que él -después- se fue
a acostar, no escuchando nada más. Continuó diciendo que cuando se
levantó (sin precisar tiempo transcurrido) pudo ver a través de la ventanita
a la que ya hiciera referencia, que MIGONE estaba tirado boca abajo en el
piso del calabozo, con una campera de jean al costado, no observando en
el lugar sangre, considerando él que estaba muerto.
Finalmente manifestó que, a su entender, “no había manera que se
haya auto agredido, no estaba ebrio, estaba normal, tampoco había
posibilidades de auto agredirse en ese calabozo, se hubiesen escuchado
los ruidos”. Enfatizó al decir: “se escuchaba todo”.
Por fin, otro de los testigos que dio cuenta de la “salida” de
MIGONE del calabozo, fue MARCELO JAVIER SALAVATIERRA. En
lo puntual que aquí vengo destacando, manifestó el testigo que: “estaba
seguro que a MIGONE lo sacaron dos veces de la celda, habiendo pasado
entre una salida y otra, una media hora y ello así puesto que escuchó que
se abría la puerta del calabozo donde aquél estaba alojado”.
Algunos con más, otro con menos detalle, según posición relativa o
interés puesto de manifiesto, éstos testigos deponentes en el Juicio relatan
coincidentemente tres secuencias fundamentales.
En la primera, todos ven a MIGONE, cuando es ingresado al
calabozo, está bien físicamente, les relata más o menos su situación (me
están engarronando, etc., dice) conversa con algunos detenidos, luego
cada cual sigue haciendo lo suyo.
En general todos oyen golpes (“patadas” en la puerta) y gritos de
protesta de parte de MIGONE, acerca de lo cual, amén de lo que la propia
víctima consideraba como “injusto”, debió haber contribuido -a su
exaltación- la porción de alcohol en sangre detectada por la pericia de fs.
424/vta. agregada al Debate por su lectura.
La segunda secuencia se da a la (aproximadamente) media hora,
cuando se escucha el ruido de la puerta de la celda donde se alojó a la
víctima de autos, luego de lo cual algunos (DI STACIO, MAIDANA)
miran y no lo ven a MIGONE, incluso MAIDANA lo llama y no responde.
Es harto evidente que en esa instancia -reitero-, MIGONE fue
“sacado” del calabozo y trasladado a otro lado (depósito de la planta baja,
planta alta sin personal a esa hora…?) donde recibe la feroz golpiza que
termina con su vida. Tengo para mí -como ya lo dije- que la tortura pudo
haber durado -tal vez- pocos minutos (ver líneas arriba, modalidad,
secuencias, etc.). Es pues muy probable que lo que más haya demorado la
“aparición final de MIGONE de vuelta en el calabozo”, haya sido la
“deliberación” y sin duda, “desesperación” de los actores principales, para
decidir y finalmente resolver qué hacían, con semejante y grave situación
que -seguramente- se les había ido de las manos… Evidentemente
prevaleció la absurda tesis del suicidio, y así la presentaron…
Destaco enfáticamente que acerca de esta “salida” de la celda de
MIGONE, no se hace cargo ninguno de los imputados, como así tampoco,
ninguno de los restantes funcionarios policiales, que de manera más o
menos directa, estuvieron en el escenario de los hechos. Absolutamente
nadie, relata que MIGONE, en un momento dado, es sacado de la celda
(tal como lo prueban acabadamente los testimonios de referencia) y
trasladado a otro sitio; inequívoco momento en que se lo tortura, y luego
se lo retorna al calabozo moribundo, o ya muerto.
Huelga expresar que la tercera secuencia, está dada cuando al rato
(varían las estimaciones entre: media y una hora) los detenidos vuelven a
escuchar el ruido de la puerta, y cuando miran a través de la ventana que
los comunicaba, ven a MIGONE tirado, inerte, agonizando (para algunos,
ya muerto).
Como adelanté, es de subrayar cómo todos estos testimonios son
coincidentes en remarcar (cada cual según su estilo o modo de expresión)
que es a todas luces imposible que en tales condiciones, MIGONE se haya
suicidado. Con dicho alcance negatorio, con propiedad, DI STACIO nos
dirá que estuvo muchísimas veces alojado en dicho calabozo de
contraventores, que lo conoce muy bien; sin dejar de considerar las
fundadas razones del resto de los detenidos, abogando por la imposibilidad
del suicidio, como así, que MIGONE, haya sido torturado dentro del
calabozo de contraventores donde se lo alojó, por tanto, que
necesariamente debió ser “sacado” y trasladado a otra dependencia de la
seccional, razón por la cual ellos no escucharon nada. Dirá DI STACIO:
“Ninguno vio lo que pasó. Lo sacaron afuera del calabozo y lo volvieron a
traer y acomodaron el cuerpo”. No sabe -en definitiva- si afuera de la
comisaría o afuera del calabozo.
Aludiré de seguido -puntualmente- a las respectivas situaciones de
los co acusados MARCELO ENRIQUE FALCON y MARIA VALERIA
MACIEL.
Lo primero que se impone decir es que me remito -brevitatis
causae- a todo lo que líneas arriba vengo diciendo respecto de los
nombrados FALCON y MACIEL. En efecto, en el contexto de todo el
desarrollo que luce líneas arriba en el presente Capítulo, reiteradas veces
aludí críticamente, atribuyéndoles autoría culpable, directa (en propios
comentarios)
o
indirectamente
(al
citar
y
valorar
prueba,
en
transcripciones parciales, etc.). Es pues esto es lo que señalo debe
considerarse, como base, de lo que de seguido agrego.
Comienzo por FALCON.
Debo en primer lugar reiterar remitiéndome necesariamente a lo ut
supra desarrollado a su respecto en el sentido de los impedimentos legales
que no autorizan sacar a FALCON del marco de la imputación que
originariamente se le formulara.
Repito que -en mi opinión- éste acusado debería quedar encuadrado
en el mismo marco normativo que he citado para con los co acusados:
DÍAZ ZAPATA, ESPÓSITO y TOLOSA (o sea, y para mencionarlo solo
doctrinariamente, en la tortura seguida de muerte). Pero he aquí que esta
es sólo una opinión que no tendrá incidencia en su situación procesal, en
función de las razones y fundamentos expresados ut supra, emergentes del
mecanismo instaurado por las Partes Acusadoras (Fiscal de Juicio y
representante del Particular Damnificado) al tiempo de sus respectivas
actuaciones, al inicio, durante y al finalizar (con sus puntuales peticiones
en sus respectivos Alegatos) la Audiencia de Vista de Causa.
Reitero que subsumo la conducta de FALCON, en la “omisión” de
la que da cuenta el mentado art. 144 cuarto, inciso 1° del C.P. (idem
origen).
Recuérdese que TOLOSA conceptúa duramente al Jefe de turno
(FALCON) atribuyéndole una actitud pusilánime y/o descalificadora al
decir: “que Falcón en cuestiones de responsabilidad, no se metía, que no
asumía el control de la Seccional como debía, era un cobarde”.
De su lado, ESPÓSITO -aunque tal vez con menos énfasis- no se
quedó atrás, cuando aludió a FALCON de manera indirecta al decir:
“DÍAZ ZAPATA, era el que se movía mejor que el jefe de turno, todo
pasaba por él y todo le preguntaban a él”
DÍAZ ZAPATA en su declaración de fs. 2101/2108, (agregada al
Debate por su lectura) ocasión en que -a su pedido- depone, conforme lo
autoriza el art. 317 del CPP (habiéndose negado en la primera ocasión en
que fuera convocado a tenor del art. 308 CPP, fs. 1964/1966 vta., también
ingresada al Juicio por lectura) dice no recordar quienes lo acompañaron
hasta el calabozo de contraventores, cuando fue a decirle “que no
molestara más”, siendo que de hecho eran otros uniformados, compañeros
del oficial. Por supuesto que tampoco “se acordaba bien” DÍAZ ZAPATA
quiénes estaban en la zona de calabozos, siendo que conforme ha quedado
plasmado líneas arriba con evidencia más que contundente, los que allí
estaban, eran TOLOSA (no “encerrado” en el pasillo de los calabozos,
según quedó harto acreditado) y ESPÓSITO.
A su vez, y a sus efectos, el recién nombrado ESPÓSITO (ver citas
y transcripciones líneas arriba) nos dirá que uno de esos “acompañantes”
de dicha ocasión, era FALCON.
Al igual que el resto de los co acusados deponentes y que aluden a
este momento, dirá DIAZ ZAPATA que apenas permaneció “unos
minutos” y se retiró…Cuando en realidad hubo un momento que,
conforme nos dirá TOLOSA, el oficial de control DÍAZ ZAPATA llega
hasta el calabozo, con -por lo menos- tres uniformados más. Recuérdese,
ESPÓSITO, excluyéndose a sí mismo y no nombrando a TOLOSA, ve a
DÍAZ ZAPATA, con (…entre otros que no puede recordar…) FALCON.
Si a esto lo confrontamos con el momento del que dan cuenta todos
los detenidos ut supra analizados (DI STACIO, MAIDANA, REINALDI,
SALVATIERRA) que MIGONE es “sacado” del calabozo, explicando
pormenorizadamente, cada uno según su percepción, cómo les consta esa
salida, que a su vez, según la estimación temporaria de dichos testigos,
osciló entre los treinta minutos a una hora, claramente se acredita la
presencia de DIAZ ZAPATA, ESPÓSITO, TOLOSA a quienes ya atribuí
co autoría en la tortura y muerte de la víctima de autos, y lo propio para
con FALCON, que -atento lo dicho y reiterado a su respecto- solo es
posible atribuirle la conducta omisiva del mentado artículo 144 cuarto,
inciso 1° del C.P., máxime aun considerando su rol de Jefe máximo (en el
momento) de la dependencia, quien por tanto debió y pudo impedir el
brutal accionar de sus subordinados.
El mismo razonamiento cabe para con la conducta desplegada por
la co encartada MARÍA VALERIA MACIEL, que en orden jerárquico
funcional, ocupaba el segundo puesto de mando en la comisaría, atento su
rol de Oficial de Servicio. Sin perjuicio de la no muy loable opinión que de
ella poseían sus compañeros (ver ut supra, severas críticas de TOLOSA y
aunque más recatadas, también de ESPÓSITO); a la vez que del propio
reconocimiento que la acusada hace (fs. 1660/1668, dichos estos
agregados al Juicio por su lectura) de su “disminuida” función (no era
considerada ni consultada, se la pasaba por alto, en síntesis, no se la
respetaba…); reitero, no obstante todo esto -y pese a ello- seguía siendo en
la coyuntura, nada más y nada menos, que la “Oficial de Servicio”.
Primero se desentendía de sus principales funciones.
Si hubiera cumplido MACIEL con su obligación -como debía- de
verificar los calabozos, incluso sin ostensibles y airadas protestas por uno
de los allí alojados, es muy probable que de manera preventiva, podría
haber evitado semejante atrocidad, como luego ocurrió.
A fortiori, habiendo oído las furiosas y enconadas protestas que
MIGONE a la escucha de toda la comisaría, efectuaba. Otro tanto y con
mayor razón aun, con los golpes (patadas con borceguíes) que profería la
víctima de autos, sobre la puerta de chapa del calabozo donde se lo
encerró. Acá tampoco cabe la delegación (expresa o tácita), ni tampoco la
pretensa suposición de que, como estaba presente el jefe de turno en la
comisaría, la oficial de servicio, número “dos” en rango, debía estar a la
iniciativa del número “uno” de la dependencia…
Debió indubitadamente concurrir personalmente (pudiendo ordenar,
ser secundada por subordinados) para chequear el estado de situación, dar
una respuesta al aprehendido (que bien la necesitaba), y tomar los
recaudos del caso, para la inmediata elaboración del recibo de
pertenencias, y de paso haber controlando su correcta confección,
confrontando los objetos o efectos retenidos, con los realmente volcados al
papel. Huelga expresar que se pudo haber evitado la flagrante omisión del
Nextel de MIGONE (rectius, de su patrón PALMERO) y todas sus
derivadas y nefastas consecuencias. Y también, en orden a las prioridades
de la coyuntura, haber agilizado el trámite, para que con máxima celeridad
se trasladara a MIGONE a Cuerpo Médico.
Hago un apartado para volver a referir a FALCON. La atenta
advertencia de todos estos recaudos, incumplidos por la oficial de servicio
(MACIEL), debieron motivar la orden inmediata y expresa por parte del
Jefe de turno, (FALCON) en el sentido de su presta ejecución. En caso del
hipotético
incumplimiento, retardo y/o negligencia, etc., disponer el
inmediato apartamiento de la oficial de servicio (sin perjuicio del
apercibimiento, sanción o sumario que corresponda) y efectivizar por sí
dicha perentoria tarea. Como puede fácilmente observarse, ni una cosa ni
la otra. Huelga expresar que también esto pudo resultar relevante a los
efectos de evitar las infortunadas consecuencias que hoy nos ocupan;
aspecto este que -sin duda alguna- también evidencia clara e
inequívocamente la conducta omisiva atribuida a FALCON.
Vuelvo a MACIEL.
Bajo ningún concepto puede admitirse que por su género
(femenino) estaba exceptuada de ir al calabozo de “hombres”. En las
fuerzas armadas en general (ejército, armada, fuerza aérea, gendarmería,
servicio penitenciario, etc.) como corresponde, no se hace ningún distingo
de género para el cumplimiento del cargo de que se trate; así, hay mujeres
jefas al mando de batallones, grupos o cuadros mixtos, en la mayoría de
los casos, con prevalencia masculina, sin que esta circunstancia opaque ni
mengüe su función.
No es para nada atendible aquello de que: porque soy mujer, no voy
a los calabozos donde hay hombres…En primer lugar, si no se lo puede
ejercer cabalmente al cargo, no se lo debe aceptar, toda vez que, con cada
mengua, o defección, se está incumpliendo la función, incurriéndose -a
todo evento- en falta o delito.
En nuestro caso, en el peor de los supuestos, debió MACIEL
hacerse acompañar por un “masculino” para cumplir con su deber de
verificar el estado de situación de los calabozos. En el caso, cada dos
horas, conforme disposiciones reglamentaria ad hoc, esto es: Reglamentos
de Comisarías y Sub Comisarias y Tratamiento de detenidos, ver fs.
309/372; en lo puntual fs. 321/322, apartados 19, 20 y 21, todo, agregado
al Debate por su lectura.
Huelga expresar que la recién resaltada frase “cada dos horas”
(párrafo anterior) no habría eximido a MACIEL, si -por ejemplo- apenas
arribado MIGONE a la comisaría (recuérdese: próximo a la media noche)
hubiera cumplido la procesada con su “visita” a los calabozos minutos
después de su llegada (de la víctima de autos), toda vez que, la alarmante
circunstancia de las ostensibles “patadas” en la puerta de chapa, con más
los airados gritos (ambos aspectos escuchados en “toda la comisaría”,
según se acreditó en este capítulo) debieron motivar su inmediata atención
a semejante circunstancia (dado su deber-obligación: me remito a
disposiciones del “Reglamento…” citado) yendo a constatar por sí el
estado de situación, con prescindencia de que espontáneamente haya ido
un subordinado, o un superior. No era esta una cuestión menor…baste
remisión al luctuoso resultado, a los fines de su ratificación.
Destaco que estuvo completamente alertada de la situación.
Recuérdese al respecto los dichos del referido DI SALVO (ver ut supra
líneas arriba) cuando dijo: “Que mientras declaraba, pudo escuchar
golpes contra la pared y una puerta. Que observa como dos oficiales se
dirigen hacia donde provenían los golpes. Que el deponente le pregunta a
la oficial que le estaba tomando la declaración, si siempre los chorros son
así, de hacer quilombo, a lo que le responde que sí”. Huelga expresar que
quien le recibía declaración y escuchaba con el testigo estas circunstancias
resultó ser la procesada MACIEL. Luego DI SALVO añade que en un
momento dado: “los ruidos cesan…”; y explica después que lo hacen
concurrir hasta los calabozos viendo a MIGONE, tirado, etc., esto es
moribundo o muerto, según vimos en detalle.
Me pregunto. No debió detener la declaración que le tomaba al
testigo, y como oficial de servicio, concurrir al oír golpes y gritos, antes de
que los ruidos cesaran?
Las llaves de la comisaría, y por ende de los calabozos, a su cargo y
responsabilidad, ni sabía MACIEL en manos de quién andaban, pues
quedó plasmado que se las entregaba a DÍAZ ZAPATA (oficial de
control), pero también las tenía y usaba ESPOSITO (cabo de guardia),
cuando
no,
las
manoteaba
TOLOSA
(imaginaria),
incluso
sin
conocimiento del mentado cabo de guardia, cuando dijo abrir sin su
presencia el calabozo de contraventores, esa misma noche, para darle agua
a MIGONE…
No es, en síntesis, justificante alguna que no la respetaran sus
subordinados en la función que desempeñaba, lo cual -como dije- surge de
sus propios dichos, como así, del relato de los funcionarios policiales
inferiores jerárquicos, de mención. Dije antes y reitero que la Oficial de
servicio debió controlar por sí, in situ la situación y, en la hipótesis de
haber encontrado a sus compañeros ejecutando una agresión física o
psíquica, (a fortiori si se trataba de una tortura palmaria); y, ante la la
imposibilidad de enfrentar verbalmente (con órdenes) o físicamente a, por
ejemplo, tres o más hombres (funcionarios policiales subordinados o no)
impidiendo lo que sería de manera indudable una agresión ilegal (lato
sensu) para con un detenido (lato sensu) alojado en la dependencia, debió
de cualquier modo posible (llamar por teléfono; pedir auxilio en la calle,
etc.) es decir, de alguna manera tratar de hacer lo elemental para evitar la
agresión.
En torno a lo que vengo expresando, cabe responder al Sr. Defensor
de la acusada MACIEL, que si bien “no se le habría dado academia
suficiente…”, a los fines de las omisiones y faltas que vengo señalando, no
son parte de una “academia” a dar por los superiores, sino del aprendizaje
que debió asimilar durante los dos años de curso (de Oficiales) de la
Escuela Juan Vucetich.
Todo -claro está- siempre en la hipótesis no acreditada, de un
eventual conocimiento de su parte de las torturas sufridas por la víctima de
autos.
Aludo ahora a todos los co encausados.
En lo tocante a la específica Cuestión aquí tratada, ha quedado
debidamente delimitado en encuadramiento por un lado de los co
encausados DÍAZ ZAPATA, ESPÓSITO y TOLOSA, y por otro, los casos
de FALCON y MACIEL. Y ello así, obviamente, en razón de los
respectivos encuadramientos conductuales, a estar con la norma típica que
a cada “grupo” se atribuye.
En tal sentido, algunos defensores criticaron la idea de la co autoría
funcional que citara el Fiscal del Juicio. Observo en tal sentido, que sin
perjuicio de las distintas posturas doctrinarias, en nuestro caso a los fines
de quienes resultan subsumibles en lo normado por el art. 144 tercero,
inciso 2do., primera parte, con relación al inciso 1°, del C.P., la situación
de los acusados DÍAZ ZAPATA, ESPÓSITO y TOLOSA, para nada
excede el marco de lo normado por el art. 45, primera parte, del Código
Penal, tal: lo de “tomar parte en la ejecución del hecho”.
Lucen en doctrina enjundiosos estudios que, por ejemplo, dan
cuenta de diversas teorías, tales como; la Subjetiva, la Formal Objetiva, la
Materia Objetiva, la del Dominio del Hecho, etc. Acerca de esta última, se
inclina D´ Allesio (Código Penal de la Nación, comentado y anotado, Ed.
La Ley; Tomo I, pág. 735) en el sentido de ser la más adecuada para
delimitar la autoría propiamente dicha, de la participación.
A tales fines, he tenido ocasión de leer (en algunos casos) y releer
en otros, en lo pertinente, a los autores clásicos modernos, locales y
extranjeros, y de diversas orientaciones (Soler, Nuñez, Zaffaroni, Mir
Puig, Jescheck, Roxin, Bacigalupo, etc.) lo que no cito ni transcribo en
detalle, brevitatis causae, y también alguna jurisprudencia de diversos
organismos jurisdiccionales, opiniones o posturas que me han orientado,
algunas en sentido positivo, otras negativo, para llegar a una conclusión
del tema sub examen que -en mi humilde opinión, y según experiencia-,
corresponde en este caso en particular.
En tal sentido, me inclino en favor de considerar dadas las
condiciones del referido art. 45 ab initio del Cód. Penal, de la imputación
recíproca de todas las contribuciones al hecho (pensamiento del citado
Jescheck, citado en Causa n° 15755/6, de la Sala III del Tribunal de
Casación de Bs. As.-Abril 11, de 2013). Me quedo con la idea de una
autoría conjunta, alentada por un dolo compartido, lo que en nuestro caso
se ´traduce´ con torturar, con el consecuente resultado muerte.
En modo alguno, no necesariamente acordado de manera previa.
Se dice al respecto en el fallo de mención, que no resulta necesario
que todos los autores, realicen conjuntamente cada uno de los elementos
del tipo. Sí -obviamente- será indispensable la realización conjunta del
hecho para que resulte atribuible a todos los intervinientes. Lo que en
nuestro caso implica la materialización de la tortura física (amén de la ut
supra referida: psíquica) acerca de lo cual -recuérdese- los peritos médicos
CASSANO y NOMS coincidieron afirmando que lo por ellos percibido y
dictaminado en el infortunado MIGONE, debió necesariamente ser
ejecutado al menos por dos personas (lo cual -claro está- no es óbice para
un número superior).
Verbi gratia: uno propinó el rodillazo escrotal y el golpe en la
cabeza (con, o contra elemento duro) mientras otro lo tenía; el mismo -u
otro- aplicó fuerte compresión en el cuello de MIGONE (muy
probablemente, a estar por lo dicho por los médicos autopsiantes) con
brazo y antebrazo, lo que a la postre produce el síndrome asfíctico que
termina con la vida de la víctima; alguien facilitó las llaves para sacarlo
del calabozo; entre todos lo transportaron al sitio de la tortura; entre todos,
lo trasladaron de nuevo al calabozo y contribuyeron a “armar” la mis en
escene del suicidio, ayudando a colocar la campera, y a colgar un cuerpo
inerte de un adulto de la columna divisoria de los camastros, lo cual -a no
dudarlo- impone una necesaria participación plural, entre otros diversos
procederes, ayudas, “colaboraciones”, etcétera, para la efectivización del
factum que aquí se atribuyen -por todas las razones expuestas- por lo
menos (ver ut supra) a DÍAZ ZAPATA, ESPÓSITO y TOLOSA.
Reitero que -en mi opinión- no es necesario el acuerdo previo (que
parte de la doctrina identifica con la co-autoría), empero, en delitos que la
ejecución es simultánea a la idea criminal, la mera coincidencia
espontánea de los partícipes es suficiente, tesitura emergente del fallo de
mentas. Y también abrevo en dicho resolutorio, donde se dice que, cuando
varios partícipes dominan en forma conjunta el hecho, todos deben
responder por el. Son pues todos autores, no sólo (eventualmente) el que
ejecuta la acción típica. Es pues con este alcance interpretativo que
considero autores culpables de la tortura seguida de muerte a los mentados
DÍAZ ZAPATA, ESPÓSITO y TOLOSA.
En lo inherente a los co acusados FALCON y MACIEL, a mi ver,
cada uno responde por sí, de la omisión incurrida. Sus respectivas
conductas, le son atribuibles de manera individual, y sin que -claro estáuna dependa de la otra, o cuente con algún vínculo de necesariedad. La
relación jerárquica tampoco importa, sin perjuicio del deber de cuidado
(lato sensu) que ambos tenían en la coyuntura, por sus señalados
respectivos roles de: uno, ser el Jefe de turno (FALCON) esto es, la
autoridad máxima de la dependencia policial en ese momento; la otra
(MACIEL), Oficial de Servicio, al momento, la “número dos” de la
comisaría.
Empero
aclaro.
En
mi
opinión,
hasta
al
más
humilde
(jerárquicamente hablando) de los agentes de la dependencia (funcionario
público), le corresponde impedir, denunciar, etc., hechos de la especie,
caso contrario incurriría en la “omisión”, de la que da cuenta el tipo de
referencia (art. 144 cuarto, inciso 1°, C.P.).
A fortiori, (en términos de “deber”) los “encumbrados jerárquicos”
de una comisaría…
Hay pues como se advierte, una sumatoria de indicios que autorizan
inferencialmente, ora deductiva, ora inductivamente, arribar a la
presunción de autoría de los acusados -según su caso- que los vinculan
autoralmente con la muerte de MIGONE. Hago notar por fin, que en el
desarrollo de lo que antecede (Cuestiones Primera y Segunda del presente
Veredicto), se ha dado respuesta -en lo pertinente- a los planteos
relevantes, ora de las Partes Acusadoras, ora de las Defensas técnicas de
los acusados.
Así lo voto por ser ello mi sincera convicción.
Arts. 210, 371 inc. 2, 373, ss. y cc. del C.P.P.B.A.
A la misma Cuestión planteada el Sr. Juez Dr. Ernesto DOMENECH
dijo:
1.
Coincido con mi colega preopinante cuando indicó que DÍAZ
ZAPATA, ESPÓSITO Y ZAPATA, fueron quienes, aun con distintos
roles propinaron los golpes y maniobras asfícticas que desencadenaron la
muerte de MIGONE.
Valoro que los indicios reseñados por mi colega poseen valor
suficiente como para acreditar ese modo de actuación.
Los sintetizo:
1. Estaban en el lugar preciso donde se encontraba MIGONE
cuando resultó muerto.
2. Uno con las llaves del calabozo, otro como custodia de todos los
detenidos, el restante como encargado del servicio de calle, como oficial
de control.
Estos indicios se ven reforzados porque no existían en ese lugar
otros funcionarios policiales ni otras personas con acceso a MIGONE que
hubiesen podido realizar las maniobras que lo lesionaron y mataron.
También la imposibilidad de la maniobra que sostuvieron que
había ocurrido (un suicidio) claramente incrementan el valor de estos
indicios.
2. Coincido también en que Falcón se encontraba en el lugar de los
hechos, que era el “encargado” de la dependencia en ausencia de su
titular, y que esa presencia lo colocaba en posición como advertir al
menos, la posibilidad de una tortura y por ende de evitarla.
3. No puedo, en cambio, acompañar por completo las conclusiones
a que arriba el señor Juez Dr. Caputo Tártara en relación a la imputada
MACIEL. Lo justificaré.
El particular damnificado, para justificar la responsabilidad de
MACIEL indicó al alegar que se había desentendido de la situación de
MIGONE.
El Dr. Caputo Tártara señala que como oficial de servicio tenía la
obligación de controlar los calabozos cada dos horas.
A mi modo de ver ninguna de estas razones es suficiente como
para atribuir a MACIEL la omisión de evitar torturas que se le imputa.
El mero desentendimiento de MACIEL en torno a la situación de
MIGONE es -por si sólo- insuficiente.
Para que se pueda atribuir esta omisión debe mostrarse en primer
lugar que la persona a quien se le endilgue haya tenido “competencia”
como para hacerlo. Es esta una exigencia legalmente prevista en el art.
144 cuarto, inciso primero, del C.P.. En segundo lugar es necesario que
la persona a quien se le imputada haya podido conocer la posibilidad de
que acaezca una tortura o de que la tortura se esté produciendo de modo
de evitar que se continúe cometiendo, ya que es claro que este tipo de
delito debe ser intencional de alguna manera, y no simplemente culposo.
La inexistencia de las clásicas formas como los acontecimientos culposos
se describen en el Código Penal (culpa, imprudencia, negligencia,
inobservancia de los deberes a su cargo) en la formulación del art. 144
cuarto inc. primero del C.P. Y en especial la entidad de la escala penal
prevista (muy grave sin duda al menos en el máximo), me convencen que
los hechos que se pretende que encuadre en este artículo del C.P. deben
ser intencionales de algún modo.
MACIEL era oficial de servicio, y debía cada dos horas controlar
los calabozos. En realidad controlar los detenidos requisándolos según el
art. 71 del reglamento de comisarías vigente en ese momento y que se
agrego a fs. 330 y ss. Pero los hechos que aquí se juzgan, la aprehensión,
tortura y muerte de MIGONE ocurrieron en menos de dos horas tal como
se ha tenido por probado al describirlos. Más todavía los golpes y la
muerte fueron contemporáneos, y período agónico corto.
Por otra parte los golpes que MIGONE recibió y la maniobra
asfíctica ocurrieron en muy poco tiempo. Los golpes fueron sí anteriores
a la muerte, pero inmediatamente anteriores según lo explicaron los
médicos legistas. Esta inmediatez de los golpes y la muerte hace
dificultoso que MACIEL hubiese podido entrever que podía evitar unos u
otros, y que por cierto los hubiese podido prever.
Finalmente es claro que MACIEL se encontraba en oficina lindante
con la guardia desde la que se escuchaban las patadas que dio MIGONE
a la puerta del calabozo (La Inspección ocular en este sentido fue
elocuente). Pero no es menos claro que tanto DÍAZ ZAPATA como
FALCÓN se habían dirigido en dirección a los calabozos.
¿Pudo haber imaginado MACIEL que presente un oficial de mayor
rango que el que ella tenía (como era el caso de Falcón), requería de su
presencia para evitar una eventual tortura? Creo que no. Máxime cuando
se encontraba recibiendo denuncias y atendiendo a víctimas. Es decir en
una noche ajetreada y de trabajo.
Más aún ¿pudo conjeturar MACIEL que podía evitar que tres
personas con experiencia de calle, y otra a cargo de la comisaría,
aplicasen tormentos a MIGONE, o no hiciesen los indispensable para
evitarlos? no lo creo.
Poco importa en este sentido si MACIEL era mujer (Aunque es
claro que ciertas funciones les están reservadas a las mujeres en el ámbito
policial, como ocurre con los médicos legistas que revisan a niñas
abusadas, o las que requisan mujeres en las visitas de personas
detenidas).
No es el género el que podría disculparla, sino la situación en la
que se encontraba y las formas como los hechos se produjeron, como lo
he reseñado.
En síntesis: no encuentro elementos inequívocos que me permitan
atribuir a MACIEL la omisión por la que fuera acusada.
Así lo voto por ser ello mi sincera convicción.
Arts. 210, 371 inc. 2, 373, ss. y cc. del C.P.P.B.A.
A la misma Cuestión planteada el Sr. Juez Dr. Juan Carlos BRUNI
dijo:
Salvo en lo que hace a la responsabilidad que le cupo a MARÍA
VALERIA MACIEL en los hechos juzgados, a cuyo respecto adhiero al
voto del Dr. DOMENECH, coincido en lo sustancial con el colega que
lleva el primer voto respecto al resto de las situaciones de los demás
imputados pero, aunque a los efectos finales en nada incida, lo hago con
alguna discrepancia en relación a las circunstancias y motivos por los que
DANIEL OSCAR MIGONE fuera ingresado a la Seccional 9na. de esta
ciudad.En efecto, a mi juicio ninguna duda queda respecto a la verdadera
existencia de los ilícitos que se le endilgaran inicialmente a este último
como, igualmente, en la legitimidad de su posterior aprehensión.Parto para ello en principio y en relación al primer aspecto
(existencia de los hechos), de las testimoniales que prestaran las víctimas
de los mismos: EVELIN LUCIANA LOPRESTI, PATRICIA SUSANA
ARMENTI y OSCAR EDUARDO DI SALVO –las dos primeras en el
curso del juicio y el último a través de la consensuada incorporación de la
que concretara en el curso de la I.P.P. 282.181 ante su fallecimiento-. Los
tres coincidieron en haber sido víctima de robos de distintos efectos
ubicados en el interior de sus respectivos automóviles, alguno de los
cuales reconocieran en la dependencia policial, al exhibirles los que fueran
secuestrados en los procedimientos realizados con relación a dichos
ilícitos, detallando los daños que sufrieran los respectivos vehículos a raíz
del accionar delictual. Aclaro que, tanto en relación a estos testimonios
como a los que en lo sucesivo aludiré (salvo algún caso aislado), omitiré
su reproducción por innecesaria, ya que han sido debidamente transcriptos
en la cuestión primera, por el Colega que lleva el primer voto, dándolos
simplemente por reproducidos.Los daños aludidos de los automóviles, se ven confirmados con la
Pericia mecánica obrante a fs. 204 que describe específica y
minuciosamente aquellos.También valoro a los mismos efectos, la testimonial incorporada de
NORA NELBA ACOSTA DE CUBAS (fs. 139), quien advirtió las
maniobras que se estaban concretando en el automóvil de DI SALVO y
algunas características del sujeto, dando inmediato aviso a este último,
cuando aquel huyera hacia la calle 16, acompañando a este último cuando
sale en persecución del masculino y da las características del mismo al
personal del móvil policial con quienes se encontraran en la búsqueda.Dichas circunstancias fueron ratificadas por el yerno de esta última,
LUIS EMILIO ESCAMOCHERO, en cuyo domicilio se encontraba DI
SALVO al momento del suceso.Complemento la “materialidad” de los hechos en cuestión, con el
testimonio que, también en la audiencia de vista de esta causa prestara
GONZALO OSCAR QUARCHIONI, testigo del secuestro efectuado en
calle 16 entre 60 y 61 ( víctima EVELIN LOPRESTI ), quien destacó ( en
este caso la reproduzco por qué no fue reflejada en la Cuestión Primera ),
que en circunstancias en que entre las 24.00 hs. del día 10 y la 01.00 hs.
del 11 de noviembre del año 2005 –mas adelante explicaré los motivos
del resaltado-, fue requerido como testigo de una diligencia policial,
durante la que pudo observar que un automóvil Fiat 147 estacionado a
mitad de cuadra y de la mano derecha, se encontraba forcejeado y le había
sido sustraído el estéreo y goma de auxilio, aclarando que esta última se
hallaba en la entrada de la casa que se encontraba enfrente del vehículo,
que las cerraduras a simple vista se encontraban forzadas, la puerta del
acompañante estaba abierta y los cables del estéreo sueltos, “…no
recordando en este momento si también le exhibieron un teléfono
celular…”; aclaro que específicamente no dijo que no le exhibieran un
celular, sino que no lo recordaba. Sin embargo al exhibirle la firma obrante
en el acta de secuestro de fs. 05 de la I.P.P. 282.181, la reconoció como
propia, aclarando que la leyó antes de estamparla. Surge de la misma que
amén de la cubierta Fate y el auto-estéreo encontrados en el cantero del
inmueble aludido, también se halló dentro del automóvil Fiat, un teléfono
Nextel que se secuestró. Recuérdese esta circunstancia, por cuanto la
misma será de absoluta importancia en el desarrollo del siguiente aspecto
de este análisis.Igualmente la deposición que prestara SEBASTIÁN EBER SOLDI,
confluye en el mismo sentido que la anterior, ya que resultó ser el testigo
del secuestro del robo que se había perpetrado en calle 61 entre 15 y 16
( víctima PATRICIA SUSANA ARMENTI ), quien, aunque no recordó
que efectos le fueran exhibidos -ni aún leyéndole los que se consignaran
en la diligencia de la que participara-, sí reconoció que le habían
mostrados algunos.
Coadyuva en la acreditación de los ilícitos en cuestión, el acta de
procedimiento, aprehensión y secuestro de fs. 01 de la I.P.P. 282.181, que
describe las circunstancias de tiempo, modo y lugar en que se concretara, a
raíz de la señalización y descripción de la víctima DI SALVO y la
nombrada ACOSTA DE CUBAS, la aprehensión de un masculino y el
secuestro en el frente de un inmueble ubicado en calle 61 entre 15 y 16 de
diversos efectos, posteriormente reconocidos como productos de los
ilícitos.También el acta de secuestro de fs. 05 de la aludida I.P.P. debe ser
merituada en el mismo sentido, ya que da cuenta no solo del hallazgo de
diversos efectos producto de las sustracciones sino también, el de un
automóvil que igualmente había sido violentado y, en su interior, un
teléfono Nextel, que mas adelante tendrá un importancia significativa.Ambas diligencias fueron amplia y oportunamente desarrolladas en
la cuestión primera, por lo que a ella me remito en ese sentido y doy por
reproducidas, agregando que las mismas fueron ratificadas en el Debate,
tanto por los funcionarios policiales que intervinieron – GARCÍA,
AYALA y PRATTO -, como por los testigos antes mencionados
QUARCHIONI y SOLDI.A partir de la antedicha valoración probatoria, a mi juicio ha
quedado debidamente acreditado que los hechos ilícitos que motivaran
posteriormente la aprehensión de MIGONE, se habían efectivamente
concretado. Existe en ese sentido y a mi juicio, una claridad meridiana
nacida de la perfecta complementación, corroboración y coincidencia entre
y de los elementos probatorios merituados. Ninguna duda tengo en ese
sentido. Ahora bien:
¿Se relacionó errónea o ilegalmente a este último con los mismos?
Se afirmó, a partir de las manifestaciones de DANIEL DISTACIO y
CARLOS TOLOZA –el primero detenido en la seccional en cuestión y el
segundo imaginaria de los calabozos el día de los hechos-, que
efectivamente fue así.Se dijo, para sostener dicha conclusión, que el primero
( DISTACIO ) sostuvo durante el debate, que al hablar con MIGONE,
cuando arriba este a la dependencia y es alojado en el calabozo de
contraventores (resumo para evitar reiteraciones innecesarias), le dijo que
le habían “armado una causa” ( “me engarronaron” ), agregando que
“como amigo que era del fantasma” – por MIGONE - y “por haber
delinquido juntos no le iba a mentir”, aludiendo aparentemente a un
“código del hampa”, que impediría, “entre pares” –y mas aún en el caso,
cuando habían transido unidos el camino delictual generando también una
amistad-, desfigurar la realidad. También LUCIANO MAURICIO
MAIDANA – detenido como el anterior-, afirmó en el debate que
MIGONE le había contado su ajenidad con los ilícitos de los que lo
acusaban ya que trabajaba. Si como se pretende, las afirmaciones de
DISTACIO -avaladas por las de MAIDANA - resultan suficientes como
para basamentar a partir de ellas, la falsa imputación delictual a MIGONE
y, en consecuencia, la ilegítima sustanciación y labrado de la investigación
preparatoria, no es menos cierto que sus deposiciones deben ser valoradas
“in totum”, y en ese aspecto debería también aceptarse que MIGONE, no
era alguien ajeno al delito. De hecho DISTACIO afirmó también, que
juntos habían cometido ilícitos, por lo que su relación con estos últimos no
le resultaba extraña, ni permite absolutamente decretar en este caso
específico su ajenidad, por el solo hecho de tener un trabajo estable.
Reitero, si valoramos y aceptamos como válidos los dichos de DISTACIO
y MAIDANA, debemos hacerlo en su totalidad y en cualquier aspecto que
los mismos refieran.Pero por otra parte y sin perjuicio de estas conclusiones, otros
detenidos por el contrario, se pronunciaron en contraposición de los dichos
de los anteriores. Así, MARCELO JAVIER SALVATIERRA sostuvo que
se había acostado a las 23.00 hs. y que cuando se levanta a eso de las 04.00
hs. de la mañana, todo había sucedido agregando: “los muchachos –por
otros detenidos- me contaron que dijo que se había querido meter en un
auto”.JOSÉ DANIEL CHAVEZ por su parte afirmó que habló con el
muchacho – por MIGONE - cuando llegó al calabozo de contraventores,
agregando de seguido: “me contó que estaba por un estéreo”.RAMIRO GONZALO GODOY BIAGINI manifestó haber tenido
un breve contacto con el recién ingresado quien “cree que le manifestó
que le imputaban un estéreo”.Por último MAURO GONZALO CATIVA ZAPATA aseguró que
MIGONE le manifestó “que estaba por un robo”. Agregó “que no le hizo
referencia a que le armaron una causa y que no recordaba que alguno de
sus compañeros haya dicho que le hayan armado una”
A la luz de lo expuesto, las afirmaciones de DISTACIO y
MAIDANA ya no resultan tan absolutas y contundentes. Varios de sus
compañeros de detención afirman lo contrario esto es: que MIGONE por
lo menos sabía que estaba por que le imputaban un delito concreto y en
todos estos casos – SALVATIERRA, CHAVEZ, GODOY BIAGINI y
CATIVA ZAPATA - ni siquiera mencionó o insinuó estar siendo objeto de
un procedimiento y / o detención ilegal, parecería mas bien que
tácitamente la admitía. O el “código del hampa” no es tal, o MIGONE no
le dijo la verdad a DISTACIO y MAIDANA, o ninguno de estos dos
últimos nos la dijeron a nosotros; en definitiva dar por desacreditada la
relación de MIGONE con los ilícitos a partir de los manifiestos de
DISTACIO, se transforma en una difícil tarea. En todo caso la pregunta es:
si lo aceptamos así, por que no damos por ciertos los dichos de los otros
detenidos?. Que razón tenían para mentir?.Por otra parte existían claros indicios de oportunidad, que permitían
perfectamente prima facie, conectar directamente a MIGONE, con la
concreción de los ilícitos antes aludidos.En efecto, este último se encontraba en inmediaciones de aquellos,
momentos antes y momentos después de que se consumaran.-
Así los efectivos ANÍBAL MARCELO SERRANO y CLAUDIO
FUERTES –cuyos testimonios fueran glosados al tratar la cuestión
primera, por lo que los doy por reproducidos- sostuvieron sintéticamente,
que alrededor de las 20.00 hs. a 21.00 hs., a raíz de una denuncia que salta
por la radio, se dirigen al sector de las calles 64 o 65 entre 14 y 15 o 15 y
16, donde se refería que un N.N. masculino estaba golpeando la puerta de
un inmueble, exigiendo hablar con una femenina que se encontraba en su
interior, la que se negaba a hacerlo. Agregaron que luego de identificarlo
como DANIEL MIGONE e interceder entre ambas partes - conversación
con la femenina y MIGONE de por medio -, convencieron a este último de
la conveniencia de intentar el diálogo con aquella al día siguiente, por lo
que luego de la charla inició el retiro, aunque luego intentó un regreso que
nuevamente obligó a otra conversación logrando otra vez hacerlo desistir,
por lo que finalmente siguió caminando por calle 17 hacia calle 60. Como
puede deducirse fácilmente, la zona en que ocurrieron estos sucesos, era
justamente aquella donde los ilícitos en cuestión se concretaron: 60 e/ 15 y
16 (DI SALVO); 16 e/ 60 y 61 (LOPRESTI) y 61 e/ 15 y 16 (ARMENTI).
El horario en que aquellos se desarrollaron fue a partir de las 20.00 o 21.00
hs., a lo que debemos deducirle el tiempo que conllevaron la identificación
previa, las “tratativas” con ambas partes que incluyo el ingreso del
personal policial a la casa para dialogar con la femenina, el
“convencimiento” para que MIGONE desistiera en su intento de conversar
en ese momento con esta última, el retiro de aquel, el seguimiento que del
mismo hicieran los funcionarios y la nueva conversación cuando intentara
regresar a la propiedad hasta lograr su definitivo retiro. Resulta difícil
establecer en cuanto tiempo se desarrollaron todas estas secuencias, pero
es lógico suponer que el mismo acercó el último
tramo de los
acontecimientos al período en que se concretaran los robos. Veamos.En el otro extremo de la franja horaria (en el medio sucedieron los
tres robos), se colocó el momento en que MIGONE es interceptado por el
personal policial produciéndose su aprehensión. Según el acta de fs. 1 de
la ya citada IPP 282.181, oportunamente ratificada por los funcionarios
que intervinieran en la misma –AYALA y GARCÍA-, ello habría ocurrido
alrededor de las 23.20 hs., momento en que les son aportados los datos del
presunto autor del robo por DI SALVO y ACOSTA DE CUBAS. Como
vemos y teniendo en cuenta el período que insumieran los iniciales
acontecimientos en los que interviniera y fuera identificado y el momento
final en que MIGONE fuera aprehendido, colocan decididamente a este en
el espacio temporo-espacial de concreción de los ilícitos, lo que
inequívocamente liga fuertemente al nombrado con los mismos.Una nueva circunstancia colabora en esa relación.Como se expresara al comienzo de este acápite, también se
conjeturaba la supuesta ilegalidad de la aprehensión de MIGONE en la
versión que, de parte de los hechos había aportado CARLOS TOLOZA, al
momento de los mismos, imaginaria de los calabozos de la seccional
novena. Concretamente este sostenía que, el teléfono Nextel de MIGONE,
que supuestamente había sido hallado en uno de los vehículos
involucrados, en realidad se encontraba en poder de este último al ingresar
a la Dependencia, versión a partir de la cual se conjeturaba de que el
mismo le había sido sustraído en esta, para posteriormente “sembrarlo” o
“plantarlo” en uno de los automóviles, y de esa manera ligar a MIGONE
con los ilícitos. Veamos.-
Resumidamente TOLOZA sostuvo – nuevamente me remito a la
versión volcada al tratar la cuestión primera, la que debo dar también por
reproducida en la presente, que al llegar MIGONE a la Comisaría y ser
trasladado al sector del casino de suboficiales, es requisado por
ESPÓSITO en su presencia. Según TOLOZA le fueron hallados e
incautados un cinturón, bastantes monedas, los cordones de las zapatillas
(sic) y/o borcegos –no recordó específicamente- y un Nextel negro, viejo,
rectangular, sin tapa, con resorte para enganchar en la cintura,
reconociendo incluso este último, cuando le fueran exhibidas en la
audiencia las fotografías que del mismo obran ingresadas al debate (nº 10
del listado ad hoc y fs. 1729 vta. in fine y 1730 ab initio). Ahora bien, al
deponer ESPÓSITO conforme la previsión del art. 308 del C.P.P. (fs.
1912/ 1917), no menciona al Nextel como uno de los elementos que le
requisaran a MIGONE, haciendo mención en relación al mismo, que
solamente era reclamado a viva voz por este último. Tampoco figura el
mismo,
en el recibo de pertenencias que
originalmente
fuera
confeccionado y luego destruido. Dicha circunstancia no pudo ser obviada
por TOLOZA, quien al deponer hizo gala de su estricto apego al control de
legalidad de todos los actos en los que interviniera o pasaran por su
conocimiento. En este caso TOLOZA afirmó no haber observado si en el
recibo original aludido, se había consignado la presencia del Nextel, pero
sin embargo dijo, que cuando los hechos se habían sucedido cuando
ESPÓSITO le abre la puerta para concurrir a la guardia –a raíz de que
había llegado la Fiscal de turno- y en ocasión que circulaban por el pasillo
hacia aquella, aquel le exhibe un recibo que el declarante advierte no era el
original y que tampoco se encontraba suscripto por el aprehendido. En
estas circunstancias afirmó, ESPÓSITO le dijo que debió sacar las
monedas que se consignaban en el primero de los documentos, ya que eran
el producto de uno de los robos, motivo por el cual debió confeccionar
otro excluyendo estas últimas.
Es claro entonces, que si en esas
circunstancias TOLOZA estableció que no era el recibo original, es por
qué conocía perfectamente el contenido del anterior –en el que el Nextel no
se había asentado. Contradictoriamente a esta conclusión, TOLOZA
afirmó que no había reparado si se había o no consignado el teléfono en el
primer recibo, lo que resulta inexplicable si tenemos en cuenta que al
exhibirle el segundo de los documentos, en forma inmediata advirtió la
diferencia, motivo por el cual, también así lo sostuvo, se dirigió al canasto
donde estaban los restos del primero y lo reconstruyó. Ese apego estricto a
la legalidad y su fotográfico recuerdo del contenido de este último,
advirtiendo que no se encontraban referenciadas las monedas que se había
requisado a MIGONE, resulta incompatible con la inobservancia respecto
al Nextel. Resultaba lógico que, si este último hubiera sido requisado al
ingreso de MIGONE, atento la precisa y minuciosa descripción que hiciera
del mismo, TOLOZA lo recordara perfectamente –como lo hizo en el
Debate- resultando imposible que no hubiera advertido su ausencia en el
recibo original del que, contradictoria e insólitamente, sí recordó la
ausencia de las monedas en el segundo.Como vemos hasta ahí, solamente TOLOZA afirmó la presencia del
Nextel en la Comisaría, contrariamente a lo manifestado por ESPÓSITO y
lo que surgía del recibo que confeccionara. Pero hay más.DOMINGO RUBEN AYALA sostuvo en el Debate, que al regresar
a la calle 16 entre 60 y 61, ya que se había advertido que faltaba un estéreo
correspondiente a una de las víctimas que había arribado a la Dependencia,
encuentran una llave cruz y la rueda de auxilio y en el auto abierto un
Nextel, el que le fue exhibido al testigo que había sido convocado al efecto
(QUARCHIONI). ARACELI LILIANA GARCÍA, compañera del
anterior, dijo en relación a este último aspecto: “que no recuerda si el
Nextel lo encontramos en el auto o en el sujeto”; aclaro: no que no lo
observara (basta escuchar las cintas en caso de discrepancias con otras
versiones).Por su parte PEDRO ROLANDO PRATTO, también funcionario
policial y comisionado a los mismos fines que los anteriores, afirmó que
en presencia de un testigo convocado (QUARCHIONI) fue revisado el
automóvil Fiat 147, hallando en su interior un Nextel, de quien
posteriormente la propietaria del vehículo dijo no pertenecerle.
Recordemos en relación al testigo aludido al que oportunamente me
refiriera (QUARCHIONI) que como lo reflejara anteriormente, reconoció
haber sido convocado siendo entre las 24hs. del día 10 y las 1hs. del día 11
–nótese la escasa diferencia horaria entre que MIGONE fue aprehendido
(23.20hs.), llevado a la Comisaría e ingresado a la misma (24hs. según
ESPOSITO quien lo recibiera junto a TOLOZA y labrara el recibo) y el
momento en que el secuestro del Nextel se produjo- . Y a esos efectos,
queda adecuadamente establecido el horario de la diligencia, por el acta de
fs. 5 de la I.P.P. 282181 antes referenciada y debidamente suscripta por
AYALA y GARCÍA y obviamente por el testigo QUARCHIONI quien en
el debate reconoció su firma y aclaró haberla leído antes de suscribirla. La
misma precisa que la diligencia se concretó siendo la 1hs. del dia 10 de
noviembre.Entonces y resumiendo: el único que dice haber visto el Nextel
dentro de la comisaría y en poder de MIGONE fue TOLOZA, quien sin
embargo, a pesar de su estricto apego al control de legalidad de todos los
actos que pasaran por su conocimiento, no observó si el mismo había sido
consignado en el recibo de pertenencia, aunque sugestivamente sí reparó
en las monedas de las que se dejaran constancia en el acta de recepción
aludida; reitero nada vio sin embargo del que minuciosamente describiera
como un Nextel grande, viejo, negro, sin tapa y con resorte para enganchar
en el cinto. Frente a esa contradictoria afirmación se alzan los testimonios
de ESPÓSITO, quien además confeccionara el recibo de pertenencias (o
mejor dicho los dos recibos de pertenencias ) en el que no se consignó el
teléfono, AYALA, GARCÍA y PRATTO, quienes afirmaron que el Nextel
fue hallado en el auto, QUARCHIONI quien si bien en la audiencia no
recordó si se le había exhibido el mismo, sí reconoció haber leído y
firmado de conformidad el acta de fs. 05 de la I.P.P. 282.181 donde consta
el hallazgo del aparato telefónico dentro del automóvil y por último, como
remate final, el testimonio de EVELIN LOPRESTI, propietaria del auto en
cuestión, quien recordó que le había sido exhibido un teléfono hallado en
su vehículo.Frente al cúmulo probatorio valorado, creo que resulta inadmisible
aceptar, a partir del huérfano testimonio de TOLOZA, que el Nextel
hallado en el vehículo de LOPRESTI, hubiera sido “plantado” para
incriminar ilegalmente a este último, dando por hecho entonces, que se
encontraba en su poder al ingresar a la Dependencia.A mi juicio la aparición del mismo en el automóvil -en cuyo poder
estaba por cuanto le había sido entregado por el propietario del negocio
donde trabajaba- termina por lo menos relacionando fácilmente a
MIGONE, con los hechos que “prima facie” se le endilgaban. En esas
condiciones no resultaba descabellado aprehender a este último, para
investigar adecuadamente su eventual participación en los hechos.
Existían claros indicios de oportunidad temporo-espacial con
aquellos, que se completaban con el hallazgo de un efecto de su
“propiedad”, dentro de uno de los vehículos violentados y por último, se lo
había visto descartar, cuando era perseguido por AYALA y GARCÍA, de
parte de los efectos sustraídos, según surge de las declaraciones de ambos
funcionarios en el Debate A mi juicio todo ello resultaba más que
suficiente, como para adoptar la decisión procesal que se tomó, la que en
consecuencia y sin ninguna duda resultaba de absoluta legalidad.Una reflexión final en relación a este aspecto.Imaginar que ello no fue así, es decir, suponer que le habrían
“plantado” el mentado Nextel para justificar su ingreso a la Comisaría, no
solo me suena como carente del suficiente y convictivo sustento, sino que
me genera la idea de un complejo complot cívico-policial, que pudo
armarse en escasos minutos, con la participación de innumerables
funcionarios policiales –la mayoría de ellos no imputados en esta causa- y
de civiles que nada tenían que ver con el aprehendido o sus aprehesores, a
nadie conocían. Nótese que esto habría ocurrido casi inmediatamente a que
MIGONE transpuso la puerta de entrada de la Dependencia. A partir de
allí y en forma inmediata, Espósito habría hecho desaparecer el Nextel del
recibo –sin que lógicamente lo pudiera haber advertido TOLOZA; casi
simultáneamente se habría convencido a AYALA y GARCÍA –quienes
recién lo habían traído aprehendido- y a PRATTO para que encuentren o
planten el aparato en el automóvil,; se había conseguido a QUARCHIONI
para que actúe falsamente como testigo y asegure en el acta de que se
había hallado el Nextel e igualmente se había logrado convencer a la
propietaria del auto, para que afirme que dentro del mismo había un
teléfono que no le pertenecía. Realmente se había armado una trama muy
bien conformada y compleja en pocos minutos ( compárese el horario de
ingreso a la Comisaría y de hallazgo del teléfono). Pero me pregunto: cuál
era la razón de todo este armado confabulatorio?. Cuál era el motivo para
que al menos cuatro funcionarios policiales y dos civiles que ni siquiera
conocían a MIGONE ni entre ellos, se prestaran a semejante farsa?. Creo
que se han magnificado las contradictorias afirmaciones de TOLOZA,
armándose a partir de ellas una insólita e inaceptable versión hipotética,
que choca de plano, contra una realidad probatoria absolutamente distinta.A mi juicio entonces y sin perjuicio de mis conclusiones anteriores,
la detención de la que fuera objeto MIGONE, resultó de una serie de
circunstancias que lo relacionaban perfecta, adecuada y directamente con
los hechos delictivos, por lo que la pretensa privación ilegal de su libertad,
debe ser desestimada.Pasando a la situación relacionada con la imputada MARÍA
VALERIA MACIEL, adelanté al comienzo de este voto, que adhería a las
razones y fundamentos desarrollados por el Dr. DOMENECH en su
categórica exposición. No obstante ello me permitiré efectuar algunas
modestas consideraciones.Siguiendo al Dr. RIGHI ( “Esteban Righi - Alberto Fernandez;
Derecho Penal. La ley. El delito. El proceso y la pena”; pags. 267/270;
Ed. Hammurabi; Ed. 1996) para que se configure la figura prevista por el
art. 144 cuatro inc. 1, resulta indispensable que el autor conozca los
elementos del tipo objetivo, es decir que sepa: Que omite la acción
ordenada.a) Que tiene el poder de hecho para realizarla.b) Que concurre la situación típica que genera el deber.A mi juicio un error en relación a alguno de los elementos constitutivos,
liberaría al sujeto del tipo penal específico y eventualmente nos llevaría a
una figura culposa. Vayamos al caso concreto:
Coincido con el colega cuyo voto sigo en este aspecto, en
coincidencia con lo antedicho, que no es suficiente la simple desatención
que de MIGONE hubiera tenido la imputada, ni su obligación de controlar
los calabozos en determinado período de tiempo, siguiendo el criterio
esbozado mas arriba, causales suficientes para atribuir el ilícito en cuestión
(coincido con las razones expuestas por el Dr. DOMENECH). En efecto,
como lo dijera el profesor RIGHI, el sujeto debe conocer que “concurre
la situación típica que genera su deber”, esto es, debe necesariamente
saber o por lo menos representarse, que un funcionario público va a
imponer o está imponiendo torturas a una persona privada de su libertad.
En el caso resultó claro que MIGONE al ser alojado en los
calabozos, comenzó una serie de actos de protesta, que se concretaron
mediante gritos, insultos y patadas en la puerta del calabozo. Sin embargo
tanto algunos de los detenidos alojados en el área de calabozos como
también algunos funcionarios policiales, aseguraron que ese tipo de
reacción era común que se produjera, sin que posteriormente se tradujera
en represalias contra los internos. Ello no podía entonces sorprender a
MACIEL o pensar que devendría, a raíz de esas protestas, consecuencias
fatales como se produjeron en esta oportunidad.Por otra parte si su obligación era controlar el área en cuestión cada
dos horas, amén de lo antedicho , existió una cuestión temporal, que
también le impedía reflejarse la situación que generaba su deber; ello por
cuanto como lo aseguraron los peritos médicos, tanto los golpes como la
maniobra asfíctica, se sucedieron en escasos minutos, lo que lógicamente
le hubiera resultado imposible detener ( ya que según afirmaran , ambas
fueron contemporáneas o separadas por segundos); más aún , cuando se
encontraba en pleno desarrollo de tareas que , como surgiera de los
distintos testimonios, ese día y a esa hora se habían excesivamente
multiplicado (recordemos que fueron tres robos en escasos 40 minutos
aproximadamente).Pero existe una cuestión decisiva a mi juicio, perfectamente
remarcada por el colega a quien adhiero en este caso.Al escucharse los reclamos de MIGONE ( ya dije traducidos en
gritos, insultos y patadas a la puerta del calabozo), fueron FALCON y
DIAZ ZAPATA quienes asumieron el deber de interesarse por el
problema, dirigiéndose al calabozo de contraventores. Ante ello resultaba
lógico que, habiendo sus oficiales superiores tomado esa responsabilidad,
nada pudo hacer pensar a MACIEL, que no actuarían en la forma que les
indicaba la ley y sus responsabilidades. No omitió cumplir sus deberes,
sino que dio por sentado que el control de la situación, sería asumido por
aquellos en la única forma que lo debía ser es decir, interesándose por la
situación y estado del detenido, intentando tranquilizarlo y/o proveyéndolo
de las necesidades que tuviera, a todo evento, evacuando las dudas y
reclamos que formulara. Nada hacía presumir que sus conductas, pudieran
ser desviadas en otro sentido. Ni existían antecedentes ni había motivos
para pensar otra cosa. ¿Porque podía sospechar MACIEL, que en ese breve
lapso de tiempo, desde que comienzan los reclamos hasta que MIGONE
fuera hallado muerto, este iba a ser torturado hasta causarle la muerte?.
¿Acaso no habían concurrido dos oficiales superiores para, eventualmente,
evitar que alguien concretara actos de esa naturaleza?.
Considero conforme lo expuesto, que no encuentro acreditado
fehacientemente la responsabilidad de MARIA VALERIA MACIEL en
los hechos que se le imputan, por lo que en relación a la misma, votó por
la negativa.
Distinta es la situación de los prevenidos DIAZ ZAPATA,
TOLOZA, ESPÓSITO y FALCON, situaciones en las que coincido con
los colegas que me preceden y voto por la afirmativa, por las razones,
fundamentos y valoración probatoria que hicieran, los que hago, con su
anuencias, propios, en ambos casos por ser mi sincera convicción.Así lo voto, por ser ello mi sincera convicción.
Arts. 210, 371 inc. 2, 373, ss. y cc del C.P.P.B.A.
CUESTIÓN TERCERA: ¿Proceden en el caso de autos eximentes de
responsabilidad?
A la Cuestión planteada el Sr. Juez Dr. Emir Alfredo CAPUTO
TÁRTARA dijo:
No encuentro eximentes de responsabilidad, ni han sido invocadas
por las Partes. Así lo voto por ser mi sincera convicción.
Así lo voto por ser mi sincera convicción.
Art. 210, 371 inc. 3, 373, ss. y cc. del C.P.P.B.A.
A la misma Cuestión planteada el Sr. Juez Dr. Ernesto DOMENECH
votó en igual sentido y por los mismos fundamentos que el Sr. Juez Dr.
Emir Alfredo CAPUTO TÁRTARA, dejando constancia que conforme la
conclusión a la que he arribado al dar tratamiento a la Cuestión Segunda
de éste Veredicto respecto de la encartada MARÍA VALERIA MACIEL y
lo normado por el art. 371cuarto párrafo del CPPBA, no corresponda me
expida en lo inherente a la presente Cuestión.
Así lo voto por ser ello mi sincera convicción.
Art. 210, 371 inc. 3, 373, ss. y cc. del C.P.P.B.A.
A la misma Cuestión planteada el Sr. Juez Dr. Juan Carlos BRUNI
votó en igual sentido y pos los mismos fundamentos que el Sr. Juez Dr.
Emir Alfredo CAPUTO TÁRTARA por ser ello su sincera convicción,
adhiriendo al voto del Dr. DOMENECH, en tanto se refiere a la procesada
MACIEL.
Art. 210, 371 inc. 3, 373, ss. y cc. del C.P.P.B.A.
CUESTIÓN CUARTA: ¿Se han verificado atenuantes?
A la Cuestión planteada, el Sr. Juez Dr. Emir Alfredo CAPUTO
TÁRTARA dijo:
Respecto de todos los co encausados, conforme lo emergente de
autos en cada caso, valoro con el alcance de este Capítulo la ausencia de
antecedentes y el buen concepto, que a falta de mayores datos, presumo en
todos los casos, a tenor de lo reglado por el art. 1° párrafo tercero, del
CPP.
Acojo favorablemente la petición de las Defensas en tanto
formularon planteos subsidiarios y se pronunciaron respecto del tópico
aquí en tratamiento. Otro tanto, para con lo peticionado por la Fiscalía,
aunque sólo aludiera a la ausencia de antecedentes. Y finalmente, en
sentido opuesto a lo requerido por el representante del Particular
Damnificado, quien se pronunció por la inexistencia de atenuantes.
Así lo voto por ser mi sincera convicción.
Arts. 40 y 41 del Código Penal; 210, 371 inc. 4, 373, ss. y cc. del
C.P.P.B.A.
A la misma Cuestión planteada, el Sr. Juez Dr. Ernesto DOMENECH
votó en igual sentido y por los mismos fundamentos que el Sr. Juez Dr.
Emir Alfredo CAPUTO TÁRTARA respecto de los imputados LUIS
HÉCTOR DÍAZ ZAPATA, DANIEL GUILLERMO ESPÓSITO,
CARLOS ARIEL TOLOZA y MARCELO ENRIQUE FALCÓN; dejando
constancia que conforme la conclusión a la que he arribado al dar
tratamiento a la Cuestión Segunda de éste Veredicto respecto de la
encartada MARÍA VALERIA MACIEL y lo normado por el art. 371
cuarto párrafo del CPPBA, no corresponda me expida en lo inherente a la
presente Cuestión.
Como dije, coincido con los atenuantes valorados por el Sr. Juez
que me precede, y valoro además:
La condición de trabajadores de los imputados porque como expuse
en la Causa Nº 3950 ya citada “el trabajo es un valor relevante en los
procesos de socialización de las personas contemplado tanto en el Código
Penal como en la ley 24.660”.
Aclaro que podría pensarse que considerar como atenuante que los
imputados son trabajadores y como agravante que son policías parecería
contradictorio, pero entiendo que no lo es porque la condición de
trabajadores tiene que ver con toda la trayectoria antecedente de los
imputados, y la condición de policías con el concreto desempeño en el
hecho. Entonces, los policías son además trabajadores, reúnen ambas
calidades, una de la cual es atenuante y la restante agravante.
Ponderaciones similares a las ahora realizadas las realicé con
motivo del veredicto dictado en la Causa Nº 3950 - IPP Nº
06-00-255075/05 seguida a Príncipi, Cernuschi y Gómez por el delito de
“Tortura seguida de muerte”. ....
Así lo voto por ser ello mi sincera convicción.
Arts. 40 y 41 del Código Penal; 210, 371 inc. 4, 373, ss. y cc. del
C.P.P.B.A.
A la misma Cuestión planteada, el Sr. Juez Dr. Juan Carlos BRUNI
votó en igual sentido y por los mismos fundamentos que el Sr. Juez Dr.
Emir Alfredo CAPUTO TÁRTARA; dejando constancia que conforme la
conclusión a la que he arribado al dar tratamiento a la Cuestión Segunda
de éste Veredicto respecto de la encartada MARÍA VALERIA MACIEL y
lo normado por el art. 371 cuarto párrafo del CPPBA, no corresponda me
expida en lo inherente a la presente Cuestión.
Así lo voto por ser ello mi sincera convicción.
Arts. 40 y 41 del Código Penal; 210, 371 inc. 4, 373, ss. y cc. del
C.P.P.B.A.
CUESTIÓN QUINTA: ¿Concurren agravantes?
A la Cuestión planteada, el Sr. Juez Dr. Emir Alfredo CAPUTO
TÁRTARA dijo:
Tengo en cuenta, en este sentido, lo esgrimido por el Sr. Fiscal de
Juicio, que se manifestó puntual y claramente sobre el particular; lo que no
hizo el representante del Particular Damnificado. Aclaro que encuentro
otros agravantes, los que no menciono brevitatis causae, atento no haber
sido esgrimidos como tales.
Con referencia a DIAZ ZAPATA, ESPÓSITO y TOLOZA, sin
perjuicio de la clase de pena del tipo que a éstos imputados se atribuye,
considero agravante, a saber: DÍAZ ZAPATA, pese a su jerarquía, resultó
ser tal como quedó acreditado ut supra, y lo destaca el Dr. Chiorazzi, el
gran hacedor del factum sub lite, y el armador final de la escenificación
del suicidio en búsqueda de la impunidad. De su lado, es agravante
también para ESPÓSITO y TOLOZA, sus respectivas contribuciones al
armado del presunto suicidio.
Huelga expresar que el tipo sanciona la tortura seguida de muerte,
con prescindencia de la posterior actitud de sus autores, de manera tal que
lo antes destacado, constituye agravante. Coincido pues con el Sr. Fiscal
de Juicio en tal sentido.
También acompaño la petición de la Fiscalía en lo inherente a
FALCON. Siendo el responsable máximo de la dependencia quedó
acreditado que, en primer lugar, no cursó las pertinentes notificaciones
comunicando la aprehensión de MIGONE, y no controló que se
cumplieran las pautas vinculadas con el traslado a Cuerpo Médico del
mismo. Por fin, luego del luctuoso suceso, tampoco tomó la iniciativa de
comunicar, sino hasta que fuera obligado en tal sentido con la actitud de la
oficial de servicio.
Finalmente, respecto de la encausada MACIEL, y sin perjuicio de
mi posición minoritaria respecto de ésta co encausada, también de manera
coincidente con el Dr. Chiorazzi, considero agravante la indiferencia y
grave negligencia en el cumplimiento de su función como oficial de
servicio, lo cual excede la omisión típica que se le endilga.
Así lo voto por ser ello mi sincera convicción.
Arts. 40 y 41 del Código Penal, arts. 210, 371 inc. 5, 373, ss. y cc.
del C.P.P.B.A.
A la misma Cuestión planteada, el Sr. Juez Dr. Ernesto DOMENECH
votó en igual sentido y por los mismos fundamentos que el Sr. Juez Dr.
Emir Alfredo CAPUTO TÁRTARA respecto de los imputados LUIS
HÉCTOR DÍAZ ZAPATA, DANIEL GUILLERMO ESPÓSITO,
CARLOS ARIEL TOLOZA y MARCELO ENRIQUE FALCÓN; dejando
constancia que conforme la conclusión a la que he arribado al dar
tratamiento a la Cuestión Segunda de éste Veredicto respecto de la
encartada MARÍA VALERIA MACIEL y lo normado por el art. 371
cuarto párrafo del CPPBA, no corresponda me expida en lo inherente a la
presente Cuestión.
Amen de lo expuesto, considero del caso formular las siguientes
apreciaciones.
1. Como adelanté, coincido con la valoración de agravantes realizada por
el Sr. Juez que me precede en la votación.
2. No obstante debo salvar mi opinión en relación a agravantes no
valoradas por las partes -lo que claramente limita la posibilidad de
incluirlas ahora-, pero que he valorado en otros hechos con aspectos
análogos al que ahora se juzga como integrante del Tribunal en lo
Criminal Nro. 3 (Causa Nº 3950 - IPP Nº 06-00-255075/05 seguida a
Príncipi, Cernuschi y Gómez por el delito de “Tortura seguida de
muerte”).
En relación a los hechos, en este sentido creo que se han
configurado las siguientes agravantes:
a. La pluralidad de intervinientes que se ha tenido por probado en
relación a la tortura porque aumentó la indefensión de la víctima.
b. El lugar donde las torturas fueron realizadas, dentro de la sede
policial, por las mismas razones que en la agravante precedente.
En relación a la responsabilidad de los coautores:
a. Su condición de funcionarios policiales, porque a la policía, a
diferencia de otras instituciones y sus funcionarios les está encomendado
evitar los delitos, no perpetrarlos.
Así lo voto por ser ello mi sincera convicción.
Arts. 40 y 41 del Código Penal, arts. 210, 371 inc. 5, 373, ss. y cc.
del C.P.P.B.A.
A la misma Cuestión planteada, el Sr. Juez Dr. Juan Carlos BRUNI
votó en igual sentido y por los mismos fundamentos que el Sr. Juez Dr.
Emir Alfredo CAPUTO TÁRTARA respecto de los imputados DÍAZ
ZAPATA, ESPÓSITO, TOLOZA y FALCÓN. No obstante, respecto del
último de los mencionados, no habré de acompañarlo en la vinculado con
la agravante de ausencia de comunicación del luctuoso suceso hasta tanto
tomara la iniciativa la Oficial de Servicio, entendiendo que la sorpresiva
situación
amortizó
lógicamente
los
reflejos,
a
tal
punto
que
inmediatamente a que MACIEL tratara de comunicarse con el Jefe de la
Dependencia, es FALCÓN quien reacciona y toma el teléfono para dar la
novedad.Asimismo, dejo constancia que conforme la conclusión a la que he
arribado al dar tratamiento a la Cuestión Segunda de éste Veredicto
respecto de la encartada MARÍA VALERIA MACIEL y lo normado por el
art. 371 cuarto párrafo del CPPBA, no corresponda me expida en lo
inherente a la presente Cuestión.
Así lo voto por ser ello mi sincera convicción.
Arts. 40 y 41 del Código Penal, arts. 210, 371 inc. 5, 373, ss. y cc.
del C.P.P.B.A.
VEREDICTO
Atento lo que resulta de la votación de las cuestiones precedentes,
el Tribunal resuelve pronunciar:
1.- POR UNANIMIDAD, VEREDICTO CONDENATORIO
para los imputados:
a.- LUIS HÉCTOR DÍAZ ZAPATA (argentino, divorciado,
instruido, D.N.I. n° 22.404.328, nacido el 10 de Octubre de 1971 en La
Plata (Pcia. de Buenos Aires), hijo de Héctor Andrés Díaz y Gregoria
Beatriz Zapata, domiciliado en calle 30, entre 57 y 58, de La Plata (Pcia.
de Buenos Aires);
b.- DANIEL GUILLERMO ESPÓSITO (argentino, divorciado,
instruido, D.N.I. n° 18.537.233, nacido el 23 de Abril de 1967 en La Plata
(Pcia. de Buenos Aires), hijo de Nelio Espósito y de María Julia Nardone,
domiciliado en calle 150 n° 1346 de La Plata (Pcia. de Buenos Aires); y
c.- CARLOS ARIEL TOLOZA (argentino, casado, instruido,
D.N.I. n° 21.616.271, nacido el 05 de Septiembre de 1970 en Berisso
(Pcia. de Buenos Aires), hijo de Antonio Toloza y de Hermenegilda
Ferreyra, domiciliado en calle 613, entre 5 bis y 6, n° 537 de La Plata
(Pcia. de Buenos Aires), por el hecho cometido el día 10 de Noviembre de
2005 en el interior de la Comisaría Novena de La Plata, del que resultara
víctima DANIEL OSCAR MIGONE;
2.- POR UNANIMIDAD, VEREDICTO CONDENATORIO
para el imputado MARCELO ENRIQUE FALCÓN (argentino,
divorciado, instruido, D.N.I. n° 14.780.599, nacido el 06 de Junio de 1962
en Chacabuco (Pcia. de Buenos Aires ), hijo de Enrique Hugo Falcón y de
Lilia Esther Salinas, domiciliado en calle 58 n° 2326 de La Plata (Pcia. de
Buenos Aires), por el hecho cometido el día 10 de Noviembre de 2005 y
por el que llegara imputado en esta instancia;
3.- POR MAYORÍA, VEREDICTO ABSOLUTORIO para la
imputada MARÍA VALERIA MACIEL (argentina, casada, instruida,
D.N.I. n° 25.041.707, nacida el 03 de Marzo de 1976 en Chascomús (Pcia.
de Buenos Aires), hija de Benicio Maximino Maciel y de María Delicia
Dávila, domiciliada en calle Washington n° 354 de Chascomús (Pcia. de
Buenos Aires), en orden al delito de OMISIÓN DE EVITAR LA
COMISIÓN DE TORTURA SEGUIDA DE MUERTE por el que prima
facie llegara acusada en ésta instancia.
Con lo que terminó el acto, firmando los Sres. Jueces por ante mí,
de lo que doy fe.
SENTENCIA
La Plata, cinco de Julio de 2013.Conforme lo resuelto en el Veredicto que se ha pronunciado en
autos y lo dispuesto en el artículo 375 del Código Procesal Penal de la
Pcia. de Buenos Aires, corresponde plantear y votar las siguientes:
CUESTIONES
CUESTIÓN PRIMERA: ¿Cómo deben adecuarse los hechos respecto
de los cuales se encuentra demostrada la participación y culpabilidad
de los acusados LUIS HÉCTOR DÍAZ ZAPATA, DANIEL
GUILLERMO ESPÓSITO, CARLOS ARIEL TOLOZA, MARCELO
ENRIQUE FALCON y MARÍA VALERIA MACIEL y que fueran
descriptos en la Cuestión Primera y ss. del Veredicto?
A la Cuestión planteada el Sr. Juez Dr. Emir Alfredo CAPUTO
TÁRTARA dijo:
Sin perjuicio de lo ya pre adelantado en el Veredicto antecedente, lo
que doy aquí por reproducido brevitatis causae, en mi opinión, los hechos
en tratamiento deben ser calificados como sigue:
a.- Respecto de: LUIS HÉCTOR DÍAZ ZAPATA, DANIEL
GUILLERMO EXPÓSITO y CARLOS ARIEL TOLOSA, como
constitutivos de tortura seguida de muerte, en los términos de lo
normado por el art. 144 tercero, inciso segundo, primera parte, con
relación al inciso primero del Código Penal.
b.- Respecto de: MARCELO ENRIQUE FALCON y MARÍA
VALERIA MACIEL, como constitutivos de omisión de evitar torturas,
conforme lo emergente del art. 144 cuarto, inciso primero, con referencia
al art. 144 tercero, inciso segundo, primera parte, con relación al inciso
primero del Código Penal.
Insisto con la remisión consignada al iniciar éste Capítulo, toda vez
que allí, se ha dado respuesta a las pretensiones de todas las partes, en lo
inherente al encuadre jurídico del sub lite, según la situación de cada
acusado.
Así lo voto por ser mi sincera convicción.
Arts. 142 bis cuarto párrafo en su remisión al segundo párrafo incs.
5 y 6 a contrario, 144 tercero, inciso segundo, primera parte, con relación
al inciso primero, 144 cuarto, inciso primero - con referencia al art. 144
tercero, inciso segundo, primera parte, con relación al inciso primero - y
cc. del Código Penal; y artículos: 210, 373, 375 inc. 1º y cc. del C.P.P.B.A.
A la misma Cuestión planteada, el Sr. Juez Dr. Ernesto DOMENECH
dijo:
1. Coincido con las calificaciones legales que ha propuesto mi
colega preopinante, Dr. CAPUTO TÁRTARA, a excepción
claro está, atento la tesis que vengo sustentando respecto de la
imputada MACIEL.
a. Coincido con que DÍAZ ZAPATA, TOLOZA y ESPÓSITO
tomaron parte en la ejecución de las torturas que sufrió y de la que resultó
la muerte de MIGONE, en los términos de los arts. 45 y 144 ter incs. 1, 2,
y 3 del C.P..
b. Coincido asimismo en que FALCÓN es autor responsable del
delito de Omisión de evitar el delito de torturas regulado por el art. 144
quater del C.P.
Justificaré estas coincidencias. Para hacerlo me referiré a la
legalidad aplicable primero y luego a las calificaciones.
2. La legalidad aplicable.
Debe ser aplicada la caracterización de la tortura según el texto del
artículo 144 ter del C.P. que tiene una mayor protección de los bienes
jurídicos que resguarda la Convención respectiva y por imperio de esta
misma Convención.
Veamos primero el texto de la Convención.
El art. 1° de la Convención expresa prevé que: “1. A los efectos de
la presente Convención, se entenderá por el término "tortura" todo acto
por el cual se inflija intencionadamente a una persona dolores o
sufrimientos graves, ya sean físicos o mentales, con el fin de obtener de
ella o de un tercero información o una confesión, de castigarla por un
acto que haya cometido, o se sospeche que ha cometido, o de intimidar o
coaccionar a esa persona o a otras, o por cualquier razón basada en
cualquier tipo de discriminación, cuando dichos dolores o sufrimientos
sean infligidos por un funcionario público u otra persona en el ejercicio
de funciones públicas, a instigación suya, o con su consentimiento o
aquiescencia. No se considerarán torturas los dolores o sufrimientos que
sean consecuencia únicamente de sanciones legítimas, o que sean
inherentes o incidentales a éstas.
2.
El presente artículo se entenderá sin perjuicio de cualquier
instrumento internacional o legislación nacional que contenga o
pueda contener disposiciones de mayor alcance.”
Como puede leerse, esta caracterización de la tortura presenta dos
límites: el primero es que se trata de una caracterización “a los efectos de
esta Convención”.
La segunda es que esta caracterización “se entenderá sin perjuicio
de cualquier instrumento internacional o legislación nacional que
contenga o pueda contener disposiciones de mayor alcance”.
Pues bien. A mi criterio el art. 144 ter del C.P. es una disposición
de mayor alcance, y lo fundamentaré. Para hacerlo transcribiré ahora el
texto del art. 144 ter porque incrimina como torturas un mayor número de
acciones al no exigir finalidad alguna a los sufrimientos que la tortura
importa, e incorporar como sujetos pasibles de sanción a los particulares
sin que importe si son o no instigados por funcionarios, o si cuentan su
consentimiento y aquiescencia.
Transcribiré este artículo y justificaré mi conclusión.
He aquí la prescripción del art. 144 ter del C.P.
“ARTICULO 144 ter.- 1. Será reprimido con reclusión o prisión de
ocho a veinticinco años e inhabilitación absoluta y perpetua el
funcionario público que impusiere a personas, legítima o ilegítimamente
privadas de su libertad, cualquier clase de tortura.
Es indiferente que la víctima se encuentre jurídicamente a cargo
del funcionario, bastando que éste tenga sobre aquélla poder de hecho.
Igual pena se impondrá a particulares que ejecutaren los hechos
descritos.
2. Si con motivo u ocasión de la tortura resultare la muerte de la
víctima, la pena privativa de libertad será de reclusión o prisión
perpetua. Si se causare alguna de las lesiones previstas en el artículo 91,
la pena privativa de libertad será de reclusión o prisión de diez a
veinticinco años.
3. Por tortura se entenderá no solamente los tormentos físicos,
sino también la imposición de sufrimientos psíquicos, cuando éstos
tengan gravedad suficiente”.
Para hacer entonces la comparación no basta detenerse en el tercer
inciso de este artículo en la medida en que no menciona ni las personas
que pueden ser castigadas por, ni sus eventuales motivaciones, ni las
condiciones en que deben hallarse, circunstancias todas relevadas en los
otros dos incisos.
Comparados ahora ambas redacciones se puede verificar el mayor
alcance de las disposiciones del C.P. cuando de funcionarios públicos se
trate porque:
a. No exige intenciones o motivaciones determinadas en las
personas punibles. De modo que cualquier intención puede dar lugar a
tortura.
b. No exige que los particulares hayan actuado instigados o con la
tolerancia o quiescencia de los funcionarios.
Así analizada
la disposición del C.P., por las razones que he
invocado, es más protectora para la seguridad, libertad e integridad física
de las personas privadas de su libertad que la caracterización de la
Convención. Por ende y por disposición de la misma Convención debe
primar la del Código por sobre la definición convencional. En este
sentido la Convención no puede interpretarse del modo que mejor
convenga a los acusados de tortura, sino del modo que mayor protección
posean los bienes jurídicos que ella protege.
En este aspecto mal puede pensarse que las disposiciones de la
Convención son ley más benigna que las del Código Penal, cuando
expresamente la Convención permite la aplicación del Código Penal
cuando brinda una mayor protección o alcance.
Reseñada la legalidad aplicable aludiré a las calificaciones legales
3. Calificaciones legales
a. Respecto de Díaz Zapata, Toloza y Espósito
Veamos primero la situación de DÍAZ ZAPATA, TOLOZA Y
ESPÓSITO.
Considero que tanto DÍAZ ZAPATA, como
ESPÓSITO y
TOLOZA tomaron parte en la ejecución de las torturas que culminaron
en la muerte de MIGONE, conforme lo prevén los arts. 45 del C.P y 144
ter incisos 1 y 3.
Las acciones desplegadas fueron claramente intencionales. La
presa cervical lo es, los golpes en la cabeza lo son y también lo es el
golpe que laceró los testículos de MIGONE.
La realización de ellas implican además una convergencia de
intenciones para producirlas, que no necesariamente debe ser ni previa ni
expresa. Basta con que se exprese en las acciones desplegadas por cada
uno de quienes toman parte en la ejecución del hecho en tanto impliquen
un modo de actuar coincidente y compartido, que es, a mi criterio, lo que
ha ocurrido en este caso.
No advierto, en este sentido, prueba alguna que permita concluir
que alguna de estas personas sólo quiso cooperar en un hecho menos
grave, de modo de limitar a él su intervención como lo regula el art. 47
del C.P..
Los golpes propinados y los sufrimientos que los acompañaron
fueron graves. El dolor intensísimo que describió la Dra. NOMS como
consecuencia del impacto que sufrió MIGONE en sus testículos es un
inequívoco indicador de la gravedad de este sufrimiento, también las
maniobras para liberarse de los mecanismo se asfixia que se le
propinaban. De este modo considero que no es indispensable que hayan
existido lesiones graves o gravísimas para que exista tortura. Que es
suficiente que los sufrimientos físicos o psíquicos sean graves. Si además
se han provocado lesiones graves será de aplicación uno de los incisos
del art. 144 ter que agrava la pena. De otro modo, está regla sería
redundante, si toda tortura debiese por si misma debiese implicar la
producción de lesiones graves.
Los propósitos de los actuantes no han quedado probados, aunque
es probable que hayan sido los reclamos enfáticos de MIGONE los que
hayan motivado esta golpiza.
Pero los propósitos que hayan tenido
quienes tomaron parte en la ejecución del hecho no son relevantes para la
configuración de la tortura para el Código Penal Argentino.
MIGONE, por lo demás, estaba detenido, sin que importe en ese
sentido si lo estaba en forma legal o ilegal, y sin que sea relevante que
estuviese simplemente aprehendido y no detenido. Estaba claramente
privado de su libertad, lo que nadie ha discutido en este juicio sin que sea
relevante que esa privación hubiese sido legítima o ilegítima. Y los tres
acusados tenían sobre MIGONE poder de hecho, amén de las
responsabilidades funcionales de cada uno de ellos.
Uno porque
controlaba las aprehensiones realizadas por los funcionarios policiales
que actuaban en la calle. Otro porque era imaginaria de los calabozos.
El restante porque era cabo de guardia.
Los que tomaron parte en la ejecución de este hecho eran
funcionarios, y funcionarios públicos de una institución a la que,
paradójicamente se les confía la dilucidación de los crímenes, no su
perpetración, la policía de la Provincia de Buenos Aires.
La muerte de MIGONE fue el resultado de una de las maniobras
que implicaron la tortura, es decir la presa que lo ahorcó y de la que
intentó liberarse.
b. La situación de Falcón.
En relación a FALCÓN, es claro que era subcomisario a cargo de
la dependencia y que se encontraba en el lugar de los hechos en
conocimiento de la situación que provocó la repulsa policial. De este
modo con esta jerarquía y funciones estaba en condiciones de evitar la
aplicación de torturas, o al menos de evitar que se continuaran
cometiendo, no sólo porque tenía competencia para hacerlo, sino porque,
empíricamente, estaba en condiciones de poder hacerlo.
4. Réplicas a las defensas
a. Réplicas a los argumentos del Dr. Saldaño
Me detendré ahora en las objeciones de las Defensas que, por la
voz del Dr. Saldaño, han formulado en relación a la forma de caracterizar
la tortura en el orden jurídico nacional.
El Dr. Saldaño ha expuesto que la definición de tortura debe ser la
que adopta el art. 1 de la Convención respectiva que posee jerarquía
constitucional a partir de la reforma constitucional de 1994.
Invocó que tal debe ser el criterio que debe adoptarse en función de
aplicar la ley más benigna al acusado, un imperativo previsto en el art. 2
del C.P..
Sin embargo no puedo acompañar este razonamiento por los
motivos que he expuesto al analizar la legalidad aplicable. Los sintetizo;
la propia Convención impone la aplicación otra legislación nacional o o
no que tenga mayor alcance, y la prevista en el C.P. lo tiene..
b Réplicas al Dr. Beley.
No he empleado al calificar estos hechos en absoluto palabras o
términos, o teorías que no sean los expresados en el texto del C.P.. Es
una premisa básica en los estados de derecho el respeto a la exigencia de
ley previa constitucionalmente prevista en el art. 18 de la Constitución
Nacional, que se desnaturalizaría si se pudiese prescindir del texto
expreso de la ley penal, apelando a interpretaciones que incorporen
doctrinas o teorías o puntos de vista que no hayan partido del texto
mismo, de sus antecedentes o de sus propósitos. La ley debe ser
comprensible para los habitantes de la Nación, y también las decisiones
que adopten los jueces en base a ella que podrían opacarse si en el
proceso de interpretación o aplicación se inmiscuyesen categorías o
términos no adecuadamente explicitados o foráneos a la ley Nacional. En
la interpretación de las leyes a mi criterio deben seguirse las mismas
reglas que la Convención de Viena prevé para los Tratados
internacionales en su art. 31: es decir partir del texto legal, apelar a los
propósitos y antecedentes del mismo y con atención al contexto de
aplicación.
La confusión entre la ley y la doctrina puede llegar a
extremos de riesgo, por las singulares diferencias que existen entre ambas
actividades, no sólo desde la perspectiva teórica y metodológica, sino
también por el lenguaje en que están escritas y su publicidad, como
también por la responsabilidad política que implican. Ninguna en el caso
de los doctrinarios, completa en el caso de los jueces. La doctrina no
obedece a consenso político alguno que emane de representantes del
pueblo mediante las formas constitucionales previstas para la sanción de
las leyes, suele formularse en lenguaje técnico y poco accesible para los
ciudadanos, no posee legitimidad política, y sus textos no tienen la
publicidad y difusión de las leyes. Las valiosas reflexiones que puedan
hacer los doctrinarios deben inexorablemente ser vinculadas a los textos
legales y “traducidas” a lenguajes accesibles para los justiciables.
De modo entonces que no debo responder objeciones como las
formuladas por el Dr. Beley en relación a las teorías del dominio
funcional del hecho.
No le he podido acompañar, es cierto, en las peticiones que en
subsidio ha realizado.
Pero es esta una consecuencia directa de las
diferencias existentes en las dos primeras cuestiones del veredicto.
Así por ser ello su sincera convicción.
Arts. 142 bis cuarto párrafo en su remisión al segundo párrafo incs.
5 y 6 a contrario, 144 tercero, inciso segundo, primera parte, con relación
al inciso primero, 144 cuarto, inciso primero - con referencia al art. 144
tercero, inciso segundo, primera parte, con relación al inciso primero - y
cc. del Código Penal y 210, 373, 375 inc. 1º y cc. del C.P.P.B.A.
A la misma Cuestión planteada el Sr. Juez Dr. Juan Carlos BRUNI
votó en igual sentido y por los mismos fundamentos que el Sr. CAPUTO
TÁRTARA, con excepción de lo inherente a la co encausa MACIEL,
atento mi ya plasmada tesitura absolutoria a su respecto.
Así lo voto por ser ello mi sincera convicción.
Arts. 142 bis cuarto párrafo en su remisión al segundo párrafo incs.
5 y 6, a contrario, 144 tercero, inciso segundo, primera parte, con relación
al inciso primero, 144 cuarto, inciso primero - con referencia al art. 144
tercero, inciso segundo, primera parte, con relación al inciso primero - y
cc. del Código Penal y 210, 373, 375 inc. 1º y cc. del C.P.P.B.A.
CUESTIÓN SEGUNDA: ¿Qué pronunciamiento debe dictarse?
A la Cuestión planteada, el Sr. Juez Dr. Emir Alfredo CAPUTO
TÁRTARA dijo:
De todo lo expuesto en mi voto al tratar las distintas Cuestiones del
Veredicto que antecede, es que considero debe:
1.- CONDENARSE a LUIS HÉCTOR DÍAZ ZAPATA, a la pena
de PRISIÓN PERPETUA, ACCESORIAS LEGALES y COSTAS por
resultar autor penalmente responsable del delito de TORTURA
SEGUIDA DE MUERTE;
2.- CONDENARSE a DANIEL GUILLERMO ESPÓSITO, a la
pena de PRISIÓN PERPETUA, ACCESORIAS LEGALES y
COSTAS por resultar autor penalmente responsable del delito de
TORTURA SEGUIDA DE MUERTE;
3.- CONDENARSE a CARLOS ARIEL TOLOZA, a la pena de
PRISIÓN PERPETUA, ACCESORIAS LEGALES y COSTAS por
resultar autor penalmente responsable del delito de TORTURA
SEGUIDA DE MUERTE;
4.- CONDENARSE a MARCELO ENRIQUE FALCÓN, a la
pena de DIEZ AÑOS DE PRISIÓN, INHABILITACIÓN ESPECIAL
PERPETUA, ACCESORIAS LEGALES y COSTAS por resultar autor
penalmente responsable del delito de OMISIÓN DE EVITAR LA
COMISIÓN DE TORTURA SEGUIDA DE MUERTE;
5.- CONDENARSE a MARÍA VALERIA MACIEL, a la pena de
SEIS AÑOS y SEIS MESES DE PRISIÓN, INHABILITACIÓN
ESPECIAL PERPETURA, ACCESORIAS LEGALES y COSTAS por
resultar autor penalmente responsable del delito de OMISIÓN DE
EVITAR LA COMISIÓN DE TORTURA SEGUIDA DE MUERTE.
Así lo voto por ser mi sincera convicción.
Arts. 12, 29 inc. 3°, 45, 144 tercero, inciso segundo, primera parte,
con relación al inciso primero, 144 cuarto, inciso primero - con referencia
al art. 144 tercero, inciso segundo, primera parte, con relación al inciso
primero - y cuarto y cc. del Código Penal y 210, 373, 375 inc. 2 del
C.P.P.B.A.
A la misma Cuestión planteada, el Sr. Juez Dr. Ernesto DOMENECH
votó en igual sentido y por los mismos fundamentos que el Sr. Juez Dr.
Emir Alfredo CAPUTO TÁRTARA, respeto de los imputados LUIS
HÉCTOR DÍAZ ZAPATA, DANIEL GUILLERMO ESPÓSITO,
CARLOS ARIEL TOLOZA y MARCELO ENRIQUE FALCÓN.
En lo inherente a la encartada MARÍA VALERIA MACIEL y
conforme la tesis sobre la que asentara mi convicción sincera al dar
tratamiento a la Cuestión Segunda del Veredicto que antecede, es que
propongo se la ABSUELVA LIBREMENTE, SIN COSTAS.
Así lo voto por ser ello mi sincera convicción.
Arts. 12, 29 inc. 3°, 45, 144 tercero, inciso segundo, primera parte,
con relación al inciso primero, 144 cuarto, inciso primero - con referencia
al art. 144 tercero, inciso segundo, primera parte, con relación al inciso
primero - y cuarto y cc. del Código Penal y 210, 373, 375 inc. 2 del
C.P.P.B.A.
A la misma Cuestión planteada el Sr. Juez Dr. Juan Carlos BRUNI
votó en igual sentido y por los mismos fundamentos que el Sr. Juez Dr.
Ernesto DOMENECH por ser ello su sincera convicción.
Arts. 12, 29 inc. 3°, 45, 144 tercero, inciso segundo, primera parte,
con relación al inciso primero, 144 cuarto, inciso primero - con referencia
al art. 144 tercero, inciso segundo, primera parte, con relación al inciso
primero - y cuarto y cc. del Código Penal y 210, 373, 375 inc. 2 del
C.P.P.B.A.
POR ELLO, y de conformidad con los artículos: 12, 29 inc. 3°,
45, 142 bis cuarto párrafo en su remisión al segundo párrafo incs 5 y 6 (a
contrario), 144 tercero, inciso segundo, primera parte, con relación al
inciso primero, 144 cuarto, inciso primero - con referencia al art. 144
tercero, inciso segundo, primera parte, con relación al inciso primero - y
cuarto, ss. y cc. del Código Penal y 210, 371, 373 , 375, 530, 531 y cc. del
Código Procesal Penal de la Pcia. de Buenos Aires, el Tribunal – con el
alcance del voto de cada uno de los Magistrados - RESUELVE en la
Causa nro. 4031 de su registro:
1.- POR UNANIMIDAD, CONDENAR a LUIS HÉCTOR
DÍAZ ZAPATA, (argentino, divorciado, instruido, D.N.I. n° 22.404.328,
nacido el 10 de Octubre de 1971 en La Plata (Pcia. de Buenos Aires), hijo
de Héctor Andrés Díaz y Gregoria Beatriz Zapata, domiciliado en calle 30,
entre 57 y 58, de La Plata (Pcia. de Buenos Aires); a la pena de PRISIÓN
PERPETUA, ACCESORIAS LEGALES y COSTAS por resultar autor
penalmente responsable del delito de TORTURA SEGUIDA DE
MUERTE;
2.-
POR
UNANIMIDAD,
CONDENAR
a
DANIEL
GUILLERMO ESPÓSITO, (argentino, divorciado, instruido, D.N.I. n°
18.537.233, nacido el 23 de Abril de 1967 en La Plata (Pcia. de Buenos
Aires), hijo de Nelio Espósito y de María Julia Nardone, domiciliado en
calle 150 n° 1346 de La Plata (Pcia. de Buenos Aires), a la pena de
PRISIÓN PERPETUA, ACCESORIAS LEGALES y COSTAS por
resultar autor penalmente responsable del delito de TORTURA
SEGUIDA DE MUERTE;
3.- POR UNANIMIDAD, CONDENAR a CARLOS ARIEL
TOLOZA, (argentino, casado, instruido, D.N.I. n° 21.616.271, nacido el
05 de Septiembre de 1970 en Berisso (Pcia. de Buenos Aires), hijo de
Antonio Toloza y de Hermenegilda Ferreyra, domiciliado en calle 613,
entre 5 bis y 6, n° 537 de La Plata (Pcia. de Buenos Aires), a la pena de
PRISIÓN PERPETUA, ACCESORIAS LEGALES y COSTAS por
resultar autor penalmente responsable del delito de TORTURA
SEGUIDA DE MUERTE;
4.-
POR
UNANIMIDAD,
CONDENAR
a
MARCELO
ENRIQUE FALCÓN, (argentino, divorciado, instruido, D.N.I. n°
14.780.599, nacido el 06 de Junio de 1962 en Chacabuco (Pcia. de Buenos
Aires ), hijo de Enrique Hugo Falcón y de Lilia Esther Salinas,
domiciliado en calle 58 n° 2326 de La Plata (Pcia. de Buenos Aires), a la
pena de DIEZ AÑOS DE PRISIÓN, INHABILITACIÓN ESPECIAL
PERPETUA, ACCESORIAS LEGALES y COSTAS por resultar autor
penalmente responsable del delito de OMISIÓN DE EVITAR LA
COMISIÓN DE TORTURA SEGUIDA DE MUERTE;
5.- POR MAYORÍA, ABSOLVER LIBREMENTE, SIN
COSTAS a MARÍA VALERIA MACIEL, (argentina, casada, instruida,
D.N.I. n° 25.041.707, nacida el 03 de Marzo de 1976 en Chascomús (Pcia.
de Buenos Aires), hija de Benicio Maximino Maciel y de María Delicia
Dávila, domiciliada en calle Washington n° 354 de Chascomús (Pcia. de
Buenos Aires), en orden al delito de OMISIÓN DE EVITAR LA
COMISIÓN DE TORTURA SEGUIDA DE MUERTE por el que
prima facie llegara acusada en esta instancia.
Artículos 12, 29 inc. 3°, 45, 142 bis cuarto párrafo en su remisión al
segundo párrafo incs. 5 y 6 (a contrario), 144 tercero, inciso segundo,
primera parte, con relación al inciso primero, 144 cuarto, incisos primero
(este último con referencia al art. 144 tercero, inciso segundo, primera
parte ) y cuarto, ss. y cc. del Código Penal y 210, 371, 373 , 375, 530, 531
y cc. del Código Procesal Penal de la Pcia. de Buenos Aires.
Regúlense los honorarios profesionales del Doctor JORGE LUIS
ESQUIVEL (Tomo VIII; Folio 165 CALP), por su desempeño como
Defensor del co-encartado LUIS HÉCTOR DÍAZ ZAPATA, desde la
aceptación del cargo ad hoc y hasta esta instancia procesal en la suma de $
16.920 (Pesos: dieciséis mil novecientos veinte) equivalentes a
NOVENTA IUS.
De igual manera, los honorarios profesionales de la Doctora
BEATRÍZ VALENZUELA (Tomo LIV; Folio 396 CALP), por su
desempeño como Defensora del coimputado DANIEL GUILLERMO
ESPÓSITO, desde la aceptación del cargo ad hoc y hasta esta instancia
procesal en la suma de $ 11.280 ( Pesos: once mil doscientos ochenta )
equivalentes a SESENTA IUS.
En el mismo sentido, los honorarios profesionales de los Doctores
JULIO RICARDO BELEY (Tomo XLIX; Folio 58 CALP), por su
desempeño como Defensor del coimputado CARLOS ARIEL TOLOZA;
MARÍA JOSÉ CRUSET (Tomo XLV; Folio 318 CALP), por su
desempeño como Defensora del co-encartado MARCELO ENRIQUE
FALCÓN ; y, LUCIO DARÍO SALDAÑO (Tomo XLV; Folio 85
CALP), por su desempeño como Defensor de la coimputada MARÍA
VALERIA MACIEL , desde la aceptación de los cargos ad hoc y hasta
esta instancia procesal en la suma de $ 18.800 (Pesos: dieciocho mil
ochocientos) equivalentes a CIEN IUS, PARA CADA UNO de los antes
nombrados.
Regúlense los honorarios profesionales del Doctor FABIO
VILLARRUEL (Tomo XLIV; Folio 111 CALP), por su desempeño como
apoderado/patrocinante del Particular Damnificado, desde la aceptación
del cargo ad hoc y hasta esta instancia procesal en la suma de $ 28.200.(Pesos:
veintiocho
mil
doscientos)
equivalentes
a
CIENTO
CINCUENTA IUS.
Artículos 1; 9, ap. I, inciso 16, letra b); 16; 28 inc. e); 54; 57; 58;
sgtes. y cc. de la Ley 8904, con más el diez (10) por ciento que establece el
art. 12, letra g) de la ley 6716 , T.O. por Ley 10.268 y cc.
CÚMPLASE con lo normado por la ley nacional 22.117 y
provincial 4.474.
FIRME y consentida, practíquese cómputo de vencimiento de las
penas impuestas; fecho, permanezcan los imputados a disposición del Sr.
Juez de Ejecución por el lapso de duración de la pena, a los fines de su
control y cumplimiento.
Art. 25 del Código Procesal Penal de la Pcia. de Buenos Aires.
REGÍSTRESE. NOTIFÍQUESE.-
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