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III.
TURISMO RURAL
El turismo rural es un turismo distinto, sencillo, más autóctono y alejado de los lujos y comodidades
hoteleras, de las piscinas con toboganes gigantes y de las comidas glamorosas. Es simplemente
salir del mundo urbano e insertarse en la vida campesina, esa que sin grandes ostentaciones puede ofrecer al turista de hoy un descanso ideal.
El turismo rural es cualquier actividad turística realizada en una zona rural. Su fin es integrar al
turista a toda la familia campesina, ofreciéndole una alternativa económica de desarrollo, pero poniendo especial cuidado en el resguardo de sus costumbres y tradiciones.
1.
DEFINICIONES
Se entiende por “turismo” el fenómeno social y económico, originado por el viaje y la presencia en
un lugar de una o más personas por un período de tiempo, luego del cual regresan a su lugar de
origen.
El turismo se compone básicamente de tres elementos: (a) el ser humano, autor del acto turístico,
(b) el espacio, elemento físico cubierto por el acto turístico, y (c) el tiempo, elemento temporal que
es consumido al viajar a un lugar y pernoctar en él.
El turismo admite diversas clasificaciones, según la perspectiva que se adopte para realizarlas. Así,
de acuerdo a la cantidad de personas involucradas, se habla de turismo individual o grupal; en
relación al propósito perseguido, se habla de turismo recreacional, cultural, de negocios, de salud,
de deporte y de conferencias; tomando en cuenta el medio de transporte elegido, el turismo puede
ser aéreo, terrestre, marítimo, o fluvial; según el ámbito geográfico, se distingue el turismo doméstico o nacional y el internacional; dentro del espacio geográfico, se diferencia el turismo urbano del
rural; según la edad del turista, encontramos el turismo juvenil, el adulto y el de tercera edad; desde la perspectiva del tiempo invertido, el turismo puede ser de excursión por el día, de fin de semana o de vacaciones; el monto del gasto involucrado permite distinguir el turismo de lujo, el turismo de clase media y el turismo social.
1.1
DEFINICIÓN DE TURISMO RURAL
En el turismo rural podemos distinguir tres tipos: el turismo en espacio rural, el agroturismo y el
ecoturismo.
Se entiende por turismo en espacio rural el que llevan a cabo residentes urbanos propietarios de
segundas residencias en zona rural, las que ocupan por el fin de semana o lapsos mayores, o bien
las alquilan a turistas, así como también el turismo que pernocta en implantaciones de tipo resort,
hotel o motel en zona rural. Por razones económicas, de organización, de volumen, de índole sanitaria, o por utilizar redes de proveedores ya conocidos, el turismo en espacio rural suele abastecerse de insumos en las zonas urbanas. Por otra parte, puesto que la propiedad de muchos de los
bienes inmuebles utilizados en el turismo en espacio rural, suele estar en manos de residentes
urbanos, los beneficios que genera esta actividad emigran fuera del área rural.
En consecuencia, su impacto sobre la economía rural es más bien escaso. Además, si bien el turismo en espacio rural crea puestos de trabajo en cantidades significativas, por ello mismo puede
competir por la mano de obra en la temporada en que ésta es requerida por las labores agrícolas.
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El agroturismo, en cambio, se refiere al conjunto de servicios requeridos por visitantes y turistas
que desean adquirir la experiencia de conocer en terreno la explotación de forma sustentable de la
naturaleza. La participación de los excursionistas o turistas en las labores agropecuarias no es una
condición que deba cumplir el agroturismo, sino una opción entre otras alternativas.
El agroturismo se lleva a cabo pernoctando en hogares campesinos habilitados para alojar turistas
o en lugares de camping y/o casas rodantes establecidos en predios agrícolas. Para su alimentación los turistas pueden recurrir a hogares y restaurantes rurales o a la preparación propia (picnic o
asado), en lugares especialmente habilitados para tal fin, adquiriendo para ello parte o la totalidad
de sus insumos en almacenes y kioscos rurales. En consecuencia, la mayor parte de los beneficios
generados por el agroturismo son percibidos por productores y prestadores rurales de los diversos
servicios a los turistas y excursionistas. Esto maximiza el impacto en la economía rural y ciertamente es una actividad que genera ingresos adicionales para las familias campesinas. El agroturismo es por lo general de carácter grupal. Sus fines son de tipo recreacional, cultural o deportivo.
Se lleva a cabo por vía terrestre, es principalmente doméstico, aunque la integración de las vías de
transporte entre países tiende a internacionalizarlo. Puede ser de excursión por el día o turismo por
el fin de semana o por la duración de un periodo de vacaciones. Es juvenil o adulto y finalmente es
practicado de preferencia por el tipo de turista que pertenece a los grupos C2, C3 y D, según la
clasificación socio-económica utilizada en estudios de comercialización. Es decir, atendiendo al
monto del gasto que efectúa el turista, se trata de una forma de turismo de tipo medio o social.
El ecoturismo, a su vez, consiste en el conjunto de servicios que permiten al excursionista o turista
familiarizarse con la naturaleza en su estado original, esto es sin intervención humana otra que
aquella que hace posible el ecoturismo. Por esta razón, a fin de preservar las características que
constituyen el atractivo de las zonas eco turísticas, la mayor parte de la infraestructura de apoyo al
ecoturismo debe estar situada en la periferia de la zona. Cabe tener en cuenta que las actividades
eco turísticas suelen generar pocos ingresos para la población rural, pues este tipo de visitas son
realizadas por lo general dentro del día y tanto la comida como el alojamiento se realizan en implantaciones turísticas de tipo resort, hotel o motel en zona rural, o en ciudades cercanas. El todo
es planeado y llevado a cabo por agencias de viaje u operadores turísticos de centros urbanos, que
por lo general emplean poco personal local rural en sus operaciones.
2.
TURISMO RURAL Y MEDIO AMBIENTE
Para sostenerse en el tiempo, el turismo rural debe tener una relación de equilibrio con su entorno.
Así, la presión natural que ejercen personas foráneas sobre un área y sus recursos tanto naturales
como culturales, debe ser tal que no sobrepase la capacidad de ésta para perpetuarse, ya que la
pérdida de las condiciones naturales de la región, que justificaron el interés turístico, traerá como
consecuencia la pérdida de su atractivo y el desvío de las corrientes de viajeros hacia otros destinos menos alterados.
De ahí surge la conveniencia de hablar de turismo rural integrado, tanto al ambiente natural como
al entorno cultural en que éste se desenvuelve, y sustentable, porque contribuye a preservar un
modo de vida y los recursos existentes para el uso de generaciones futuras.
Los parques nacionales en Chile cubren el 19% del territorio nacional, con más de 14 millones de
hectáreas. La tendencia es mantener y consolidar los 32 parques nacionales, 47 reservas naturales
y 13 monumentos naturales que actualmente forman el Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas del Estado (Snaspe) e incorporar nuevas, con el enfoque de conservar áreas representativas de la diversidad biológica.
En los años ochenta, la Conaf encargó un estudio a la Universidad de Chile que determinó que
existen 85 ambientes que, por sus peculiares características, merecen ser conservados en áreas
silvestres protegidas. De estos 85, Conaf ya tiene incorporados 66. En 1995, Conaf con Sernatur
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estudiaron la posibilidad de desarrollar actividades de ecoturismo al interior de los parques nacionales y llegaron a determinar que de las 92 áreas silvestres protegidas, 40 cuentan con un potencial turístico significativo. El parque que actualmente recibe más visitantes es el Vicente Pérez Rosales, con 180 mil visitantes al año. Le siguen Puyehue, Torres del Paine, Isla de Pascua, Conguillío y la reserva Río Clarillo.
En 1998 el total de visitantes al sistema de parques nacionales fue cercano al millón de personas,
con un crecimiento anual promedio de 4% desde 1990. El 30 de octubre 1999 Conaf presentó la
tercera etapa del "Programa Parques Nacionales para el Ecoturismo", que busca estimular la inversión privada al interior de los parques chilenos. Uno de los aspectos que más interesa a Conaf
es que cada proyecto considere la participación de las comunidades insertas o aledañas a los parques.
3.
CARACTERÍSTICAS TURÍSTICAS DE LA II REGIÓN
En esta zona encontramos la parte mas ancha de nuestro país, con 380 kilómetros, que ofrecen
al visitante novedosas formas de vida en la extrema aridez del desierto de Atacama, como el curso
del Río Loa y la Cordillera de la Sal, con espectaculares formaciones producto de la evaporación
de aguas subterráneas, que cual manto van dejando su salinidad en la superficie.
Las precipitaciones en la zona son un fenómeno exótico, el agua potable un bien preciado y el sol
un regalo diario que le otorga brillo y esplendorosa luminosidad a las playas, poblados, arenas del
desierto y a las cumbres nevadas del altiplano.
Aun cuando las abundantes nieblas matinales del litoral pueden hacer percibir un clima más frío, la
temperatura media es de 16° C y el promedio de precipitaciones anuales no alcanza los 2 mm.
En la zona intermedia, de clima desértico interior, el desierto de Atacama se extiende vasto y
espléndido, con gran calor en el día y extremo frío en la noche.
En Calama y sus alrededores, con una media anual de agua caída de 5 mm, se desarrollan pequeñas zonas de cultivo disputando el agua disponible con el consumo humano y la industria minera,
especialmente por el aporte de las aguas del río Loa, se realiza actividad agropecuaria en San
Pedro de Atacama, Chiu Chiu, Toconao y Quillagua. Al alero de las fuentes de agua, surgen plantas como la brea, el cachiyuyo, los algarrobos y la quela.
Entre los 2 mil y 3 mil metros, aparece el clima desértico marginal de altura, con más precipitaciones y una temperatura media entre 12 y 13° C. Las mínimas bajan de 0º C durante la noche.
En el altiplano predomina el clima de estepa de altura. La lluvia no sobrepasa los 100 mm durante
el verano y la temperatura media llega a 2° C.
Durante la época precolombina, los atacameños cultivaban maíz, quinua y papa, aprovechando
también los frutos del chañar y algarrobo. Posteriormente, con la llegada de los españoles se introdujo el trigo, la cebada y la alfalfa. En la actualidad se han agregado ajos, limones, naranjas y
tomates. Las labores pecuarias también tienen importancia, principalmente la crianza do alpacas y
llamas, con cuya lana se fabrican apetecidos textiles.
En pueblos como Cámar, Peine y San Pedro de Atacama se pueden encontrar tejidos de lana de
oveja o de llama. Con madera de cato se construyen muebles y piezas ornamentales, mientras en
Toconal se talla la piedra volcánica.
A los sones de quenas, flautas y zampoñas se conservan muchas tradiciones: a la Pachamama
(Madre Tierra) se le pide por la fertilidad de los cultivos y la provisión de las aguas. El canzúlor en
Caspana, comienza cuando se suelta el agua para que siga su curso por un canal recién aseado,
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poniendo sobre el agua una ofrenda de vino y granos de maíz. En Peine y Socarine, se lleva a
cabo el talántur, parecido al canzúlor, pero enfatizando la petición de abundancia del vital elemento.
La copla es pieza musical distintiva del folclore de la zona y en las noches todavía es posible encontrar grupos escuchando leyendas que narran historias de mineros y labradores. Los mitos entretejen problemas humanos y fenómenos naturales, entregando a la fauna autóctona, como zorros, cóndores, quirquinchos y suris, roles muy significativos.
Dentro de la gastronomía típica de la zona está el chupún, conejo cocido y arvejado, o la patasca,
guiso hecho de grano de choclo. El pizangallos es el sustituto del pan en el área altiplánica y en
sectores alejados las bebidas alcohólicas son reemplazadas con chica de algarrobo.
Por lo que se puede ver, la zona norte de Chile, especialmente la Segunda Región, posee un gran
potencial turístico rural en sus tres tipos, que puede llegar a ser una gran herramienta de apoyo a
la comunidad para generar nuevos recursos económicos y mejorar su situación.
Si bien no existen datos exactos en cuanto a la cantidad de ingresos percibidos, como tampoco de
la cantidad de personas dedicadas a este tipo de turismo, es sabido que esta actividad está creciendo y que el medio rural constituye uno apropiado, que ha surgido en todo el mundo como actividad complementaria a la tradicional campesina, agricultura, ganadería, forestal, vitivinícola e incluso pesquera artesanal, cuyas modalidades de producción y uso de los recursos naturales serán
determinantes para disponer de un entorno atractivo para el visitante.
4.
OTROS ANTECEDENTES GENERALES
Durante la última década se ha observado un aumento por la actividad turística en áreas naturales,
como parques nacionales y reservas. Esto conlleva al desarrollo de algunas zonas con potencial
turístico, lo que ha favorecido el surgimiento de una oferta de productos vinculados al ambiente
rural, sus recursos naturales y culturales. Como consecuencia de esto, el turismo debe contribuir
con objetivos de conservación ambiental en todas las regiones del país. Entre ellos destacan:
Diversificar el aprovechamiento de los recursos naturales.
Ampliar las áreas potencialmente aprovechables para esparcimiento.
Asignarle mayor valor social y económico al medio ambiente.
Disponer de recursos para ser destinados a la protección y conservación del patrimonio natural.
Incrementar paulatinamente la participación de la población que habita en las áreas protegidas,
en los beneficios -principalmente empleo- o ingresos generados por el turismo.
Favorecer la creación de pequeñas empresas orientadas a la artesanía, alimentación y otros,
así como la prestación de servicios a los turistas.
Definir nuevas responsabilidades para los gobiernos regionales y locales en cuanto a una administración del territorio compatible con actividades turísticas.
Establecer una función educativa para los espacios recreativos.
En 1940 la proporción de población rural presentaba una proporción similar a la urbana, en 1992 se
reduce al 16,5% y en el año 2000 a 14,4%. Para diferenciar el espacio urbano del rural en Chile, se
utiliza la clasificación del INE (1992), que define localidad rural como un "asentamiento humano,
concentrado o disperso, cuya población no supera los 1.000 habitantes, o entre 1.000 y 2.000 en
caso que la población económicamente activa dedicada a las actividades secundarias o terciarias
no supere el 50%".
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Cuadro 1: Distribución de población urbana y rural, por región.
Región
Población Total
Población Urbana
Población Rural
%
I
398.947
378.791
20.156
5.1
II
468.411
453.573
14.838
3.2
III
273.576
248.996
24.580
9.0
IV
577.881
426.418
151.463
26.2
V
1.561.406
1.430.908
130.498
8.4
VI
788.814
534.835
253.979
32.2
VII
915.246
578.943
336.303
36.7
VIII
1.936.271
1.559.520
376.751
19.5
IX
874.245
577.738
296.507
33.9
X
1.061.496
696.385
365.111
34.4
XI
95.035
71.024
24.011
25.3
XII
157.769
145.859
11.910
7.5
RM
6.102.211
5.915.934
186.277
3.1
TOTAL
15.211.308
13.018.924
2.192.384
14.4
INE. Compendio Estadístico 2000.
La población rural se concentra principalmente en las regiones VII del Maule, X de Los Lagos, IX
de La Araucanía, VI del Libertador B. O’Higgins y IV de Coquimbo.
Partiendo de la base que la población rural alcanza a 2.192.384 personas a nivel nacional, se puede señalar que el volumen de beneficiarios de un programa de desarrollo de Turismo Rural tendrá
un impacto significativo si se aplican estímulos adecuados para las iniciativas que surjan de las
propias comunidades.
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Cuadro 2: Formas de desarrollo del turismo rural en Chile.
Tipo de
Desarrollo
Zonas
Geográficas
Espontáneo
Norte Grande
Agricultura
Norte Chico
Fruticultura
Zona Central
Ganadería
Actividades
deportivas
Hoteles
Zona de
Los Lagos
Silvicultura
Actividades
culturales
Viviendas
rurales
Pequeña y mediana
minería
Fiestas costumbristas
Casas de
veraneo
Circuitos, excursiones
Caletas
pesqueras
Actividad vinculada a
producto rural
Casas
patronales
Iniciativa
privada
Iniciativa
estatal
Zona de los
Canales
Tipo de actividad
Económica básica
Patagonia
Iniciativa
mixta
Pesca
Tipo de actividades
Principales tipos
turística predominante de alojamiento
Actividad vinculada a la
Naturaleza
Camping
Cabañas
Pequeña y mediana
industria
Estancias
Servicios
Haciendas
Fuente: Sernatur. Perspectivas de desarrollo del turismo rural en Chile.
En los últimos años se han desarrollado, bajo la orientación del Servicio Nacional de Turismo y en
coordinación con otras instituciones, algunas iniciativas gubernamentales para el desarrollo del
turismo rural. Entre ellas se encuentran:
Convenio Sernatur-Fosis. Su propósito es realizar en conjunto programas de desarrollo social y
turístico en las localidades pobres del país, creando centros turísticos y la ejecución de proyectos productivos para los habitantes de esas zonas. Este convenio se realizó en las regiones de
Araucanía, Los Lagos y Aysén, las que permitieron la adquisición de bienes y equipamiento para prestar servicios turísticos.
Convenio Sernatur-Indap. El objetivo de este convenio fue establecer cooperación y asistencia
recíproca en el campo de agroturismo, como alternativa de desarrollo de los pequeños agricultores.
Financiamiento del Fondo Nacional de Desarrollo Regional. A través del FNDR, Sernatur contrató consultorías para la elaboración de varios estudios que aportarán antecedentes para enfocar el fomento del turismo rural. Los más importantes se han dado en las regiones de Tarapacá, Antofagasta, Atacama, Maule, Araucanía, Los Lagos, Aysén y Magallanes.
Financiamiento de la Comunidad Económica Europea. Este proyecto de cooperación con Sernatur ha permitido seleccionar cinco áreas piloto para impulsar actividades turísticas vinculadas
al medio rural y natural. Se están realizando estudios en las localidades de Isluga, Reserva nacional Río Los Cipreses, Lago Budi, Isla Quinchao y Caleta Tortel.
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Financiamiento Corfo-Sercotec. A través de proyectos de Fomento (PROFO), se asociaron un
importante número de empresas en San Pedro de Atacama, Olmué, Quillota, Pelluhue, Chanco, Curicó, Tomé, en la zona de Arauco, Frutillar, Chiloé, Coihaique, La Junta, Puerto Bertrand,
Punta Arenas y Puerto Natales, las que están trabajando en las áreas de calidad de servicios,
preparación de productos, capacitación y promoción del turismo rural. Aunque estos proyectos
no constituyen un programa integrado del fomento al turismo rural, son iniciativas que responden al interés con que ha surgido este tipo de turismo y cuentan con el apoyo de Sernatur.
La definición de una estrategia para el desarrollo del turismo rural requiere de tres aspectos: a)
intereses de la industria turística, b) de la comunidad local y c) protección del entorno natural y
cultural.
No es necesario realizar un catastro nacional para saber que en el país contamos con atractivos de
carácter natural y cultural, fiestas costumbristas y las facilidades e infraestructura para poder impulsar una estrategia de desarrollo para el turismo rural.
Bibliografía:
Instituto de Desarrollo Agropecuario, Indap.
El turismo rural en Chile. Jorge Schaerer y Martine Sirven, Santiago, 2001.
Suárez, M. El Mercurio, cuerpo F, 28 de noviembre 1999.
Rivas, H. Perspectivas de desarrollo del Turismo Rural en Chile. Santiago, Chile, Sernatur.
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