LEISHMANIASIS VISCERAL. CASO 606 Lactante de 9 meses, nacido en Madrid con residencia en Fuenlabrada y con padres de origen nigeriano. Es trasladado desde otro hospital con fiebre de hasta 40ºC de unos 15 días de evolución. Ha presentado rinorrea leve, sin tos, deposiciones algo más blandas de lo habitual, sin productos patológicos y apetito disminuido. Desde el inicio del proceso acudió al Servicio de Urgencias de su hospital de referencia en 3 ocasiones, se realizó radiografía de tórax sin hallazgos significativos y un sistemático de orina normal. La analítica de sangre mostró PCR: 16 mg/dl, hemoglobina: 9,7 g/dl y 137.000 plaquetas/µl. Se realizó una prueba rápida para Leishmania que fue negativa. Se inició tratamiento con amoxicilina sin observar mejoría. Acude nuevamente a Urgencias 3 días después y se decide ingreso, tras lo que se deriva a nuestro Hospital. Se extrae nueva analítica en la que destacan cifras de leucocitos de 5.300/µl, hemoglobina 8,5 g/dl con VCM de 66,8. Hemocultivo: negativo; coprocultivo: Flora saprofita habitual; Antígeno de rotavirus: positivo; Antígeno de adenovirus: negativo; Parásitos: Negativo; Urocultivo (por bolsa): se aíslan más de 100.000 colonias de E. coli. Se realiza ecografía abdominal que muestra lesiones nodulares ocupantes de espacio inespecíficas en el bazo. El resto del estudio sin alteraciones. Serologías solicitadas: VIH-1 y -2: antígenos y anticuerpos negativos; VEB: IgM anti-VCA negativa, IgG anti-EBNA negativa, IgG anti-VCA negativa; Rosa de Bengala: negativo; Citomegalovirus: IgG positiva, IgM negativa; M. pneumoniae: IgM negativa; Parvovirus B19: IgM negativa; Toxoplasma: IgG negativa; Bartonella henselae: IgM positiva e IgG positiva 1/64. ¿Cuál sería tu principal sospecha diagnóstica ante este cuadro clínico? Ante un síndrome febril prolongado con hepato-esplenomegalia y pancitopenia, en un paciente procedente del área de Fuenlabrada, dónde se está produciendo desde julio del 2009 un brote de leishmaniasis visceral, debería ser nuestra principal sospecha diagnóstica esta enfermedad. Una prueba rápida serológica para Leishmania realizada en el hospital de procedencia (no especifican qué técnica) fue negativa, aun así habría que solicitar más pruebas para excluir la enfermedad. El paciente frecuentaba el parque de Polvoranca, dónde se han dado la mayoría de los casos del brote de leishmaniasis que está teniendo lugar en la zona suroeste de la Comunidad de Madrid. También se ha visto una mayor frecuencia de leishmaniasis en personas de raza negra, como es el caso. Por otro lado, y ante el resultado serológico, habría que considerar el diagnóstico de enfermedad por arañazo de gato (Bartonella henselae), ya que es una enfermedad a tener en cuenta en el diagnóstico diferencial de fiebre de origen desconocido en niños. En su forma diseminada produce fiebre, dolor abdominal y pérdida de peso junto con hepatomegalia y/o esplenomegalia en un 50% de los casos. Además, es frecuente encontrar lesiones hipoecoicas en hígado o bazo, como ocurrió en este caso. Aunque este niño no convivía con gatos, sí que frecuentaba el parque, dónde pudo haber adquirido la infección a través de pulgas de gatos. El resultado positivo del antígeno de rotavirus se interpretó como que dicho virus fue el responsable de la diarrea observada al inicio del cuadro, que se resolvió espontáneamente. El resultado del cultivo de orina se tuvo en cuenta, tratándose como una ITU. ¿Qué pruebas microbiológicas solicitarías a continuación? A pesar de tener una primera prueba serológica de Leishmania negativa en el hospital de origen, al tratarse de un lactante y poder encontrarnos en una infección muy reciente, pediría serología de Leishmania en una nueva muestra. La infección visceral por Leishmania estimula una intensa respuesta humoral, dando lugar a una gran producción de anticuerpos, por lo que la serología es una buena herramienta diagnóstica cuando nos encontramos con un cuadro clínico sugestivo, siempre que se trate de pacientes inmunocompetentes. Se hizo un ELISA de Leishmania que resultó negativo y una inmunocromatografía (ICT), que detecta anticuerpos frente al antígeno rk39, que resultó positiva. Las sensibilidades de ICT y ELISA son muy similares (96% versus 94%), aunque los anticuerpos detectados por el ICT se consideran más específicos de enfermedad activa. ¿Qué otras técnicas microbiológicas podrían confirmar el diagnóstico de leishmaniasis? El diagnóstico de confirmación de la leishmaniasis visceral requiere la demostración del parásito en sangre/tejido. El estándar de oro continúa siendo la visión por microscopía con tinción de Giemsa de la médula ósea (sensibilidad: 64-94%) o del bazo, aunque cada vez se recomienda más la realización de técnicas moleculares si están disponibles. El cultivo se recomienda cuando exista alta sospecha clínica y no se haya confirmado por otros métodos, a pesar de tener una sensibilidad muy variable (53-70%). La PCR en sangre periférica para Leishmania tiene muy buena sensibilidad (70-100%), mostrando poca inferioridad con respecto a la PCR en médula ósea (sensibilidad: 82-100%). En este caso se obtuvo una PCR positiva para Leishmania en sangre periférica, confirmándose el diagnóstico. Antes de disponer del resultado de la PCR se realizó un antígeno de Leishmania en orina que fue negativo. Esta técnica ha demostrado su utilidad para detectar enfermedad activa fundamentalmente en pacientes inmunodeprimidos, pero hay que tener en cuenta que en niños la tasa de falsos negativos es alta (sensibilidad < 70%). A pesar de tener claro el diagnóstico y debido al riesgo en niños de menos de 18 meses de síndrome hemofagocítico secundario a una infección, se realizó una punción de médula ósea para descartarlo; en dicha muestra se obtuvo también una PCR positiva de Leishmania, pero ni en la visión directa ni en el cultivo en medio NNN se obtuvo evidencia de Leishmania. ¿Cómo tratarías al niño? A su ingreso se inició tratamiento antibiótico con meropenem (10 días) por la infección de orina y por la presencia de lesiones esplénicas (aunque podían ser debidas a Leishmania y/o a Bartonella), y con azitromicina por la posibilidad de bartonellosis. En cuanto a la leishmaniasis visceral se inició tratamiento con anfotericina B, fármaco de primera elección debido a su excelente actividad y a su seguridad de uso. Se da a dosis de 3 mg/kg/día durante 5 días repitiendo dos dosis los días 14 y 21. El paciente quedó afebril y la analítica, que presentaba ya parámetros de síndrome hemofagocítico, mejoró claramente. Al alta el paciente estaba afebril con excelente estado general y franca mejoría analítica; en la exploración física no se palpaba esplenomegalia pero si hepatomegalia a 1 cm de reborde costal derecho. El resto era normal. ¿Cómo interpretarías la serología de Bartonella positiva? Debido al resultado inicial de la serología de Bartonella y a que el cuadro clínico podía ser compatible con dicha enfermedad se cubrió con el antibiótico adecuado. Tras la confirmación del diagnóstico de leishmaniasis visceral se pensó que podría tener ambas infecciones, aunque parecía poco probable. Se repitieron las serologías de Bartonella y de Leishmania 15 días después, la IgM de Bartonella persistió positiva y la IgG también, al mismo título bajo (1/64). El ELISA de Leishmania se positivizó a un título bajo (0,35). Se hizo una revisión de la literatura en busca de reacciones cruzadas entre Bartonella y Leishmania pero no se encontró nada publicado. Se interpretaron los resultados como una posible reacción serológica inespecífica. Bibliografía Cruz I, Chicharro C, Nieto J, et al. Comparison of new diagnostic tools for management of pediatric mediterranean visceral leishmaniasis. J Clin Microbiol. 2006; 44: 2343-7. Arisoy ES, Correa AG, Wagner ML, et al. Hepatosplenic cat-scratch disease in children: selected clinical features and treatment. Clin Infect Dis. 1999; 28: 778-84. Caso descrito y discutido por: Ana Pérez de Ayala Balzola Servicio de Microbiología Hospital 12 de Octubre Madrid Correo electrónico: anpayala@hotmail.com Palabras Clave: Leishmania, Leishmaniasis visceral.