Ciudad de México ¿Fondo de capitalidad o fondo de desastres? La llegada de los integrantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE ) a la Ciudad de México, el desarrollo de su plan de acción y el abrupto desplazamiento de su plantón hacia el monumento a la Revolución, generan sin duda muchos temas a analizar; las reformas estructurales del PRI, el pacto por México, el papel del SNTE y la CNTE en los procesos de democratización del sindicalismo mexicano, la reglamentación de las marchas, la falta de legitimidad de Peña Nieto, etcétera, esos y muchos más temas. Sin embargo me detendré en un hecho recién acontecido, a propósito de la expulsión de la CNTE del zócalo de la Ciudad de México: la solicitud del jefe de gobierno de un fondo de capitalidad, que sirva para "...compensar los daños y pérdidas que sufrió la ciudadanía durante el plantón y las movilizaciones de la CNTE…". El llamado fondo de capitalidad no es un concepto nuevo; lo disfrutan varias capitales del mundo para compensar los gastos que se generan por ser sedes de los poderes de la Unión; lo novedoso de la solicitud de Miguel Ángel Mancera, es el argumento que se esgrime para gozar de tal beneficio al equipararlo al Fondo Nacional de Desastres Naturales (FONDEN). Bajo esos argumentos su solicitud se vuelve un sinsentido, una declaratoria de cosificación de la protesta social, que por supuesto no representa bajo ningúna óptica el punto de vista de la izquierda en la ciudad y mucho menos describe la realidad capitalina. Así, antes de evaluar la pertinencia de tal solicitud es conveniente revisar los siguientes elementos: 1. La naturaleza política de la ciudad. El Distrito Federal, corazón político de México, ha sido también el espacio desde el que se han desarrollado un número importante de movimientos sociales y de transformación política. Desde el movimiento de los ferrocarrileros a mediados del siglo pasado, el de los médicos o los grandes movimientos estudiantiles hasta la gran movilización contra el fraude electoral en el 2006, han convertido a la Ciudad de México en un espacio de naturaleza y vocación democrática. La ciudad y sus habitantes no sólo son tolerantes a la movilización y protesta social; son sobre todo solidarios ante un gobierno indolente, como lo demostraron en los sismos de 1985 o en el apoyo con víveres a los profesores acampados. 2. La campaña mediática. Los habitantes de la Ciudad de México no sólo se han acostumbrado a vivir en un ambiente de permanente movilización social, la mayoría ha participado, al menos alguna vez, en una movilización o jornada de protesta, por ello, es claro que la campaña de linchamiento mediático contra el plantón de la CNTE está enfocada a convencer al resto del país, no a los capitalinos. La percepción de la lucha magisterial no es la construida por Televisa y Televisión Azteca, los capitalinos se han ido blindando ante los cercos informativos y han desarrollado nuevas formas de comunicación. 3. La operación política. El gobierno de Marcelo Ebrard se caracterizó entre otras cosas por la falta de operadores políticos que le permitieran influir en espacios legislativos así como en el partido y mantener una discreta capacidad de maniobra e independencia. Sin embargo, al final de su administración Marcelo Ebrard habilitó a Héctor Serrano como el responsable de las negociaciones y construcción de candidaturas afines a su grupo político; hoy Héctor Serrano, habilitado nuevamente como secretario de gobierno, no solo encabeza la operación partidista, también se ha convertido en el principal asesor y ejecutor de las políticas públicas más visibles y en interlocutor frente a los grupos sociales, empresariales y de presión. Es claro que el eficiente desempeño de Héctor Serrano reivindica más su práctica priista de antaño que su incipiente militancia en la izquierda. 4. El total desconocimiento de la izquierda. El actual gabinete de la ciudad electo con los colores del Partido de la Revolución Democrática es, después de 15 años de gobiernos de izquierda, el primero en estar prácticamente integrado por gente sin ninguna relación con el proyecto partidista; los cuadros de izquierda sobrevivientes ocupan espacios de tercera línea hacia abajo, las políticas públicas de izquierda son las iniciadas por Andrés Manuel López Obrador y continuadas por Marcelo Ebrard, pero ahora difícilmente ejecutables porque no se comprende la naturaleza de las reivindicaciones sociales y menos aún la construcción programática de las políticas públicas de un partido de izquierda. El gobierno no reflexiona ni actúa desde la izquierda; el ejercicio de las políticas públicas se piensa desde la derecha, como lo han demostrado los secretarios de Seguridad Publica o de Transporte y Vialidad, por poner algún ejemplo. 5. Se interrumpió el proceso de democratización. El gobierno de la Ciudad de México inició un proceso de verdadera democratización al impulsar la Ley de participación ciudadana; ésta no sólo contiene los instrumentos básicos de la democracia participativa: el referéndum, la consulta ciudadana y el plebiscito; lo más importante es aquella parte de la iniciativa que tiene que ver con la construcción del cuarto nivel de poder: la Asamblea vecinal, como concreción del cuarto nivel de poder y como ejercicio ejemplar de la democracia directa. Sin embargo, la participación ciudadana concebida también como una política pública fue descartada por el gobierno actual, su proceso de construcción fue interrumpido, manipulado y concebido como en los tiempos del PRI y sus jefes de manzana. 6. Bono democrático. Miguel Ángel Mancera obtuvo un triunfo electoral sin precedentes en la Ciudad de México con más del 60% de los votos del electorado citadino, debido en gran medida a las políticas públicas e iniciativas legislativas de Andrés Manuel López Obrador; la continuidad de éstas políticas públicas por Marcelo Ebrard y la particular atención a las clases medias, lo que garantizaba el 50% del voto capitalino. Así, el llamado “plus mancerista” no es otra cosa que el resultado de 12 años de políticas públicas de atención a los grupos más vulnerables y el combate a la impunidad y a la delincuencia. Por ello, la procuración de justicia, sin ser un mérito directo de Miguel Ángel Mancera, se convierte en la joya de la corona entregada al procurador de la ciudad. Ese “plus mancerista” es el bono democrático otorgado a su candidatura 7. Beneficiados del fondo. A decir del jefe de gobierno, el fondo de capitalidad compensará a quienes son permanentemente afectados por las marchas y jornadas de protestas; no explica quienes son los afectados, así que nos deja un margen enorme de especulación ¿será la burocracia que labora en el primer cuadro? ¿los comerciantes beneficiarios permanentes en la ciudad democrática, de un espacio seguro y capitalizable? ¿Por qué, qué negocios permanecieron cerrados durante el plantón en el Zócalo? ¿Las joyerías de plaza de la constitución, Liverpool, el Palacio de Hierro? ¿Los hoteles de gran turismo y de 5 estrellas, los restaurantes Gourmet de la zona? En realidad fueron pocos de estos quienes cerraron o disminuyeron sus ventas. Los que asistimos al zócalo durante el plantón pudimos observar que los que cerraron, si acaso, fueron las joyerías y los negocios de los portales que comparten la cuadra con la Asamblea Legislativa. Los cientos de millones de pesos en perdidas que reportan la cámaras de comercio dueñas del centro histórico tal vez deberían revisarse, antes de solo atenerse a esas cifras escandalosas y falsas. 8. El movimiento social propio. Las organizaciones sociales que durante décadas mantuvieron a la ciudad movilizada en la búsqueda de sus propias reivindicaciones y actores permanentes del cambio democrático decidieron de manera unilateral dar un voto de confianza a los gobierno democráticos, aún cuando el déficit de vivienda se ha mantenido en un 30% (a veces unos puntos arriba o abajo) aún cuando las políticas públicas relacionadas con el transporte siguen improvisándose, aún cuando las mitad de las viviendas recibe agua por tandeo. Es muy probable entonces, que a la brevedad, seamos testigos del resurgimiento de estas y otras organizaciones al no ver resueltas sus demandas y haberse perdido la identidad de izquierda con el proyecto encabezado por Mancera. En tal sentido ¿a quien le correspondería en fondo de capitalidad? El doctor Mancera debe entender que la movilización no es una tragedia nacional, es oxígeno que requiere la democracia. Sí a la ciudad le corresponde un fondo de capitalidad, este debe ser como un estímulo a la vocación democrática y al correcto ejercicio de políticas públicas. No como un fondo de desastres. La Ciudad requiere un jefe de gobierno con altura de miras, que deje atrás la visión miope y positivista, con capacidad de analizar con verdaderos instrumentos de investigación social a la ciudad que gobierna. Agustín González Cazáres, Politólogo egresado de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Actualmente director general del Instituto de Investigación, Formación Política y Capacitación en Políticas Públicas y Gobierno del PRD.