La Leyenda de La Ciudad Sin Nombre como metáfora de la sociedad americana por Miguel Barbero Álvarez Voy a hablar sobre una película interesante tanto a nivel argumental y estético como a nivel moral y social. La Leyenda de La Ciudad Sin Nombre (Joshua Logan, 1969) es una película de género incierto, amalgamando principalmente el musical, el western y la comedia, al estilo del cine clásico, a pesar de su tardío estreno, cuya visión deja al espectador moderno impresionado debido a las extrañas acciones y reacciones de los personajes y referencias. Para un mejor entendimiento, voy a proceder a resumir el argumento: Ben Rumson (Lee Marvin) es un buscador de oro en marcha hacia California que se encuentra en el camino un carro accidentado con un cadáver y un hombre malherido. Rumson entonces decide ayudar al herido e improvisar un funeral para el difunto hermano del anterior. Mientras oficia, descubre pepitas de oro en la tierra removida para cavar la tumba, y, anticipándose al resto de buscadores de oro, declara la tierra de su propiedad y al herido (Clint Eastwood) como su socio. De ahí los buscadores se asientan en ese terreno y crean un pueblo, habitado principalmente por hombres, en el que se siente el ambiente pionero, pero también la soledad de los individuos, como bien constan tanto Rumson como el socio, ya recuperado. Pasa el tiempo y llega al pueblo un mormón acompañado de dos mujeres. Esa llegada crea expectación entre los habitantes, que se desviven por darles un buen recibimiento a los recién llegados, hasta que uno sentencia la injusticia de la situación. El mormón tiene dos esposas, pero en cambio en todo el pueblo no hay ni una sola mujer. Dicho esto, el asustado mormón decide subastar a su esposa Elizabeth (Jean Seberg), la cual es adquirida por Rumson en un momento de intensa borrachera. Inmediatamente el pueblo se dedica a preparar la boda entre Rumson y Elizabeth, la cual deja pronto sentadas las bases de su matrimonio, exigiendo respeto mutuo, lo cual Rumson acepta. Pasado el tiempo, el resto del pueblo siente celos de Rumson al tener él esposa y ellos no, con lo cual deciden secuestrar una caravana de meretrices e instalarlas en el saloon de Willie “el Mala Suerte” (Harve Presnell). Mientras tanto, Elizabeth y el socio se enamoran debido a la ausencia de Rumson para ayudar al pueblo a secuestrar a las mujeres. Cuando este último lo descubre, decide dejar a la pareja en paz, pero ante la insistencia de Elizabeth de que también le quiere, y ante el ejemplo de la poligamia del mormón, ella decide tener a los dos como maridos, con ningún inconveniente por parte los dos protagonistas. La llegada de la prostitución y el juego convertirán el pueblo en una ciudad floreciente. El socio se convierte en un consumado tahúr, y Rumson se dedica a construir una mina bajo la ciudad, siendo él al parecer el único que conserva el espíritu pionero americano. Pronto se da cuenta de que los antiguos habitantes del pueblo inicial se van marchando poco a poco, ya que ya no tienen más oro y se ha perdido el espíritu, quedando sólo una sociedad corrupta en la que los pocos personajes íntegros son ignorados y ridiculizados. Rumson se siente cada vez más solo, pero le da una última oportunidad a su mina, la cual se derrumba debido a un accidente con un toro de lidia. Al derrumbarse la mina se destruye la ciudad entera, ya que se encontraba bajo los cimientos de los edificios. La gente se marcha del lugar, quedando solo los tres protagonistas, de los cuales Rumson decide partir en busca de más oro, alegando que no le gusta tener un hogar fijo y dejando al Socio y a Elizabeth como un matrimonio íntegro y feliz en su cabaña. De primeras, el espectador puede distinguir un género típico del cine clásico: el musical. Cabe mencionar de que el guión de la película es una adaptación de un musical teatral de 1951 de Alan Jerner y Frederick Loewe, lo cual es muy típico del cine musical clásico, además de emplear a estrellas del western como protagonistas para la obra, de ambiente western. Lo atípico de esta película es la carencia de coreografías y puestas en escena impresionantes. Eso puede deberse a la intensa influencia western que tiene, ya que todas las escenas en exteriores están rodadas en auténticos exteriores y los personajes suelen ser toscos, borrachos y juerguistas, lo cual no da hincapié al baile, sino a los coros de hombres. La influencia western (aparte de la utilización de estrellas del western), siendo un género mayormente flexible, permite también los toques de comedia que tiene, reinando sobre todo situaciones absurdas para el espectador moderno y las acciones a primera vista desconsideradas de los personajes que chocan con el modo de actuar del hombre actual. Aparte, la comedia moderna admite también la mezcla de géneros, lo cual se aprecia bastante bien. Vamos con el núcleo de este texto. Antes de todo, voy a mencionar brevemente el contexto histórico. Eran los finales de los 60, había pasado el Mayo del 68, la revolución sexual y musical, la sociedad se había librado de la represión y el cine del código Hays. A pesar del aparente puritanismo artístico de la película y del objetivo del cine clásico de ser transparente y estar férreamente constreñido, se puede encontrar un mensaje de modernidad ética, pero también del peligro que corren los excesos de aplicación de las nuevas ideologías surgidas en esa década. Voy a concretar. Elizabeth está casada con Rumson, pero se enamora del socio. Lo lógico sería que Rumson se enfadase, se pelease con el socio y que el asunto acabase en tragedia. Pero, la película sorprende con una reacción bastante relajada y de acuerdo con las preferencias de los tres personajes. Elizabeth mantiene a Rumson como marido pero también se casa con el socio. Y los tres salen ganando con esa decisión, impensable en el puritanismo de la América pre-sesentas. Ese mensaje corresponde perfectamente con la revolución sexual y la ideología del amor libre y el respeto. Otro ejemplo es cuando los hombres del pueblo van a secuestrar a las meretrices y el pueblo prospera. La película da por hecho que lo que asienta las bases de la sociedad es el sexo sin represión alguna, ya que hace a los hombres prosperar y ser libres de tomar sus propias decisiones. Claro que, la película también intenta advertir sobre los peligros que entrañan el exceso de las nuevas tendencias. Veamos. La ciudad prospera, y los habitantes dejan de lado sus actividades iniciales (la minería y la búsqueda del oro) para dedicarse por entero a la nueva ciudad. El resultado es que la ciudad se destruye debido a sí misma. Un toro de lidia cae a la mina y la destruye, hundiendo toda la población. Las propias actividades de la ciudad han resultado ser su perdición, y también la perdición de Rumson, el que aún continuaba con sus actividades iniciales. La lección que aprendemos es que el exceso de las nuevas tendencias pueden significar la pérdida de todo, tanto lo que se consiguió en el pasado como en el presente También puede interpretarse como que la corrupción de la sociedad moderna puede ser también la responsable de su perdición. Curiosamente, los únicos que no pierden nada son el socio y Elizabeth, la pareja íntegra. Los valores son lo que hace pervivir a la sociedad. Eso conduce a otra lección filosófica adecuada a esa época, en la que el existencialismo estaba en auge. Ben Rumson se pasa toda la película como un hombre solitario, huraño y nómada. Canciones suyas como “Wandrin' Star” lo dejan bien claro. La soledad del ser es un tema recurrente en el existencialismo. Rumson también es el personaje que no deja de lado su espíritu y permanece inamovible ante los nuevos estímulos. Eso también se puede identificar con las nuevas ideologías de los años 60, en la que la gente que no se adapta a las nuevas tendencias se queda sola, se cuasi condena al ostracismo y al aislamiento. Por último quería volver al tema del western. El western fue un género querido por el público durante el cine clásico y fue el género que impuso el paradigma argumental para casi todas las películas modernas. Eso se debió a que era un recuerdo fresco en la mente de América, como se construyó su nación y una realidad. Como metáfora general de la película se puede identificar que la pérdida del americanismo inicial del western, la camaradería y la amistad de los mineros y, digamos, los “elementos tradicionales” de los Estados Unidos conlleva a su decadencia y ulterior destrucción. Por eso para reflejar esa idea se emplearon géneros tan clásicos de Hollywood como el musical y el western. En una época de revolución que marcó un impasse en el siglo XX se emplea un tema clásico y tradicional para simbolizar las nuevas tendencias y el cambio que suponen, a peor. Aún siendo una película clásica con todas las características, se introduce, tanto cronológicamente como artística y moralmente, en el cine moderno, rompiendo la transparencia y la restricción del Hollywood clásico para transmitir un mensaje al espectador.