mercvrio pervano - Biblioteca Central

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MERCVRIO
PERVANO
REVISTA DE HUMANIDADES
FUNDADA EN 1918 POR VÍCTOR ANDRÉS BELAUNDE
MVLTA RENASCENTVR
QVAE JAM CECIDERE
Nº 507
Director:
Antonio Belaunde Moreyra
AÑO 1993
Sumario
PRÓLOGO ......................................................................................................................... 5
LA FUNDACIÓN DEL MERCURIO PERUANO ................................................................ 11
José Agustín de la Puente Candamo
LA POESÍA PERUANA .................................................................................................... 16
Jorge Cornejo Polar
LOS ESTUDIOS GEOGRÁFICOS EN EL PERÚ DESDE 1918
HASTA 1993 ................................................................................................................... 25
Hildegardo Córdova Aguilar
EL MERCURIO PERUANO Y LA EVOLUCIÓN JURÍDICA EN EL PERÚ
ENTRE 1918 Y 1931. APUNTES PARA UNA HISTORIA DEL DERECHO
PERUANO ........................................................................................................................ 33
Jorge Basadre Ayulo
LA MEDICINA Y SUS RETOS SOCIOLÓGICO Y DEMOGRÁFICO EN EL
PERÚ (1900-1993) ........................................................................................................... 39
Enrique Cipriani Thorne
LA MINERÍA PERUANA (1918-1993) ............................................................................... 51
Mario Samamé Boggio
REFLEXIÓN EN TORNO AL PANORAMA ACTUAL DE LA INDUSTRIA
PERUANA ........................................................................................................................ 61
Luis Paredes Stagnaro
CAMBIOS EN LA ORIENTACIÓN DE LA POLÍTICA ECONÓMICA EN LOS
ÚLTIMOS SETENTA AÑOS ............................................................................................. 69
Luis Felipe Arizmendi Echecopar
LA AGRICULTURA PERUANA EN LOS ÚLTIMOS 75 AÑOS .......................................... 83
Luis Gamarra Otero
EDUCACIÓN Y CONSTITUCIÓN...................................................................................... 91
Antonino Espinosa Laña
REVISTA MERCURIO PERUANO
Nº 507-1993
Director
Antonio Belaunde Moreyra
Consejo de Redacción
Antonio Belaunde Moreyra, Aurelio Miró Quesada Sosa, José Agustín
de la Puente Candamo, Guillermo Lohmann Villena, Juan Zegarra
Russo, Jacobo Rey Elmore, Enrique Chirinos Soto, Pablo Ferreiro de
Babot, Carlos Palacios Moreyra.
Secretaria del Consejo de Redacción
Andrés Echevarría Escriben y
Manuel de la Puente Brunke
Gerente
Andrés García Uribe
Editor
Andrés Echevarría Escriben
Diseño
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Suscripciones
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Atahualpa 390
Miraflores - Telf. 46-0236
El valor de la suscripción anual por 3 números es de S/. 15
(incluye franqueo).
El valor de la suscripción internacional por 2 números es de
US$ 30 (incluye franqueo).
MERCURIO PERUANO, Revista de Humanidades, es
patrocinada por la UNIVERSIDAD DE PIURA (UDEP).
El contenido de los artículos que publicamos de carácter
cultural, técnico-científico y profesional, es de
responsabilidad de los autores.
DERECHOS RESERVADOS
Prohibida su reproducción parcial o total.
Impreso en Bekos S.A.
Prólogo
En
el mes de julio del presente
año se ha cumplido un importante
aniversario para la revista
MERCURIO PERUANO; los 75
años
del
primer
número,
aparecido el 4 de julio de 1918.
Víctor Andrés Belaunde -su
fundador y primer director como
se sabe, revivió el nombre de la
más célebre publicación de lo que
puede llamarse la ilustración
peruana a fines del s. XVIII,
predecesora
de
nuestra
independencia. Su propósito y de
sus amigos fue iniciar una revista
integralmente
nacionalista
centrada en lo que se suele
llamarlas humanidades: Filosofía, Letras, Historia pero que
abarcase y reflejase todos los
aspectos relevantes de la vida
nacional.
Para celebrar este conspicuo
aniversario, que es el lapso de
toda una vida, en el consejo de
redacción
de
MERCURIO
PERUANO hemos pensado que
la mejor opción sería intentar una
visión de conjunto de lo vivido y
realizado en el Perú durante ese
periodo, a cargo de especialistas
en cada ramo.
Es así que hemos reunido una
colección de artículos que
cubren temas que van desde la
5
literatura hasta las actividades
económicas, pasando por el derecho,
la medicina, la educación, la
agricultura, la minería, la geografía.
Quizá en ese cuadro el aspecto
económico resulte privilegiado, lo
que no deja de estar en
conformidad con el elemento
eminentemente fisiocrático que
hubo en el primer MERCURIO
PERUANO y que transformado
simbólicamente se presenta en los
signos del escudo patrio.
El profesor Luis Felipe
Arizmendi nos ofrece una visión
muy completa de la evolución
económica del Perú en el periodo,
que
incluye
profundas
transformaciones desde la llamada
por Jorge Basadre «república
aristocrática» hasta el crítico
reajuste actual en el que ya atisban
rebrotes de esperanza. El Perú tuvo
un
crecimiento
constante
acumulativo interrumpido sólo por
la crisis de los años 30 que entre
nosotros duró relativamente poco;
pero al terminar la década de los 50
hubo sectores insatisfechos que
consideraban
que
el
crecimiento acumulado no había
ido acompañado de un auténtico
desarrollo armónico en beneficio
de todos los sectores de la
población. Este orden de ideas re-
dundó a fines de los 60 y
durante la década de los 70 en la
así llamada Revolución Peruana
que resultó concomitante de la
pérdida
del
impulso
al
crecimiento, en razón de
causalidades que escapan a la
posibilidad
de
ser
aquí
debidamente sopesadas. El
artículo
de
Arizmendi
comprueba los hechos y deja
abierta la vía a las diferentes
interpretaciones posibles.
Otro tanto puede decirse del
artículo del Sr. Paredes Stagnaro
acerca de la empresa y
especialmente
la
empresa
industrial. Es evidente que en el
Perú en los últimos 40 años se ha
operado el surgimiento de una
nueva clase empresarial y signo
de ello es el desarrollo de estudios
profesionales
no
sólo
de
economía
política
sino
característicamente,
de
administración de empresas, que
es la profesión que en cierto modo
está a la orden del día y que ha
dado lugar a nuevos centros de
estudios como la Universidad del
Pacífico, de Lima y de Piura,
financiados, por lo demás, con
una generosa aportación de la
empresa privada.
Se ha acusado a los
empresarios peruanos de «mercantilistas», o sea de buscar la protección estatal y rehuir la intem-
perie de la libre competencia. El
artículo del Sr. Paredes da pie a un
comienzo de debate a este respecto.
Podría alegarse que nuestra clase
media en algunos casos optó por algo
peor, la solución fácil; en vez de
esperar una larga vida de trabajo y
esfuerzo personales para mejorar de
posición económica y social, hubo
quienes prefirieron el atajo de subirse
al carro victorioso de la revolución
dictatorial. Muchos optaron por esa
solución pero la mayoría prefirieron
mantenerse fieles al rol del «homus
oeconomicus» y, con protección
estatal o sin ella, contribuir al
proceso de la producción sobretodo
industrial.
Hoy la fase proteccionista ha
hecho crisis pero la empresa peruana
sobrevive, al menos eso es lo que
esperamos y de ello nos habla el
artículo de referencia.
El Sr. Luis Gamarra Otero nos
ha proporcionado un estudio de la
agricultura peruana en el periodo,
en particular, la agricultura de
exportación que floreció en la
costa sobre la base de cultivos
como el algodón y la caña, que
alcanzaron
índices
de
productividad muy respetables a
nivel mundial. Otros cultivos
6
agropecuarios de exportación en el
periodo fueron el café en la ceja de
montaña y en el orden pecuario la
lana de ovino en la sierra. Todo eso
fue bruscamente interrumpido por el
proceso de Reforma Agraria que
acompañó a la así llamada
Revolución Peruana. El régimen de
tenencia de la tierra se alteró profunda
y radicalmente y el latifundio fue
sustituido
por
cooperativas
organizadas de manera vertical bajo la
égida del poder central, las cuales a su
vez se están desintegrando en la
actualidad. Parece que suena la hora
de reformar la Reforma, pero una
apreciación cabal de este proceso,
hasta ahora no ha sido hecha, quizá
porque aún nos falta la suficiente
perspectiva temporal.
El artículo del Sr. Gamarra
parece expresar la frustración desde
el punto de vista patronal y de la
eficacia productiva de la empresa
agrícola; pero la cosa tiene
obviamente otros aspectos, no el que
menos de índole social, que no
deben dejar de ser abordados y no lo
son en el estudio que publicamos.
Queda de ello toda una temática y
problemática
por
desarrollar,
especialmente con miras al futuro de
la agricultura en nuestro país.
El Ing. Mario Samamé Boggio
ha hecho un sesudo estudio de la
evolución de la minería en el
periodo. Estudio tanto más
importante cuanto que hoy en día
esa actividad extractiva constituye
el componente mayor de nuestra
economía de exportación. El Ing.
Samamé, autor del código de
Minería que a partir del año 1950
marcó un notable florecimiento de
las empresas mineras grandes,
pequeñas y medianas de nuestro
país, se ve obligado a ser un poco
juez y parte al apreciar esa obra
suya. Lo hace con fidedigno apego
a la verdad, sin ceder a un prurito
de falsa modestia, que no vendría al
caso porque su mérito es
ampliamente
reconocido.
Su
artículo representa el breve
resumen de una basta obra histórica
en que ha estado empeñado en los
últimos años y que será la
culminación de una fecunda
carrera; tanto más interesante por
eso su contribución.
Dentro del panorama de las
actividades económicas de punta
en el periodo, habría hecho falta un
estudio de la pesquería, ramo en el
que el Perú alcanzó registros
de nivel mundial, por lo menos en
lo que toca al volumen de las
capturas
brutas
hechas.
La
contribución que se nos ofreció en
este campo abarca un periodo
mucho más amplio, razón por la
cual hemos preferido preterirla a
otra oportunidad. Pero queremos de
todos modos marcar el vacío que
significa este involuntario silencio
sobre una actividad económica, que
como el guano en el siglo pasado y
el caucho a principios del presente,
tuvo su momento de gran auge para
estabilizarse después a un nivel
inferior. Pero aquí, a diferencia de
aquellas
dos,
conserva
una
virtualidad
potencial
muy
apreciable, tanto al nivel de la
satisfacción de la necesidad
alimentaria de la población como al
nivel de la economía externa. Sobre
esto también hemos de volver.
El profesor Hildegardo Córdova
ha hecho un importante recuento de
las investigaciones geográficas en el
Perú durante el periodo, las cuales
tienen muchas significaciones desde
el punto de vista económico,
ecológico, poblacional e inclusive
geopolítico. Es sabido el reto
histórico que la geografía ha
planteado siempre al destino del
pueblo peruano, reto al que
respondió
con
una
mejor
adaptación en otro tiempo a otro
7
nivel tecnológico, y no estando
expuesto el país a la intemperie de la
competencia internacional. Tales
circunstancias ya no prevalecen
desde la Independencia y el alto
costo
de
la
inversión
infraestructural, necesaria para
dominar nuestra geografía, se hace
cada vez más evidente. Con ello se
hará a su vez manifiesto, el premio
que significará el aprovechamiento
pleno de los recursos naturales que
encierra nuestra madre tierra en los
tres reinos de la naturaleza; pero es
una madre celosa de sus tesoros, un
pariente terrible como se puede
decir traduciendo del francés, que
nos obliga a estar a su inmensa
altura. Podría agregarse mucho más
en este breve comentario. Sea eso
una
invitación
a
ulteriores
desarrollos.
El profesor Antonino Espinoza
Laña ha estudiado lo que viene a ser
un aspecto complementario al reto
natural al que se enfrenta el país: la
educación mediante la cual su
juventud está siendo preparada a
responder ese reto. Su estudio está
centrado en torno a las normas
constitucionales
vigentes
en
el ordenamiento de 1979 en
materia
de Educación. Pero
desborda esa limitación temática
específica y abre vistas sobre el
tema en su conjunto y en toda su
amplitud, mirando tanto al pasado
como al futuro, y ésta es la razón
por qué hemos publicado este
artículo en esta oportunidad.
Siempre en el orden de lo social,
el Dr. Enrique Cipriani ha
historiado el desarrollo de la
medicina en el Perú durante el
periodo en cuestión. Consideramos
que no es de los menores méritos
de su estudio el haber superado el
punto de vista profesional propio
del autor y sus colegas de oficio, y
haber intentado serios apuntes hacia
una historia social de la medicina
en el país. Recuenta el drama que
implicó para su profesión el
régimen
del
cogobierno
universitario que los médicos más
distinguidos de Lima, quienes
encabezaban también las cátedras
de San Fernando, que como se sabe
es el nombre de la antigua facultad
de medicina de San Marcos, no
podían aceptar por razones
disciplinarias en la formación de los
nuevos médicos. A esto se sumó el
conflicto en torno al Hospital del
Seguro Social del Empleado y todo
ello condujo a la fundación de la
Universidad Cayetano Heredia, con
lo cual la crisis tuvo al menos
en esta parte, un resultado feliz. De
todo lo cual nos da cuenta el Dr.
Cipriani en un estudio que creemos
dejará huella.
La otra profesión liberal
comparable tradicionalmente en
prestigio a la medicina es el derecho,
que en muchos aspectos es una
medicina social, siendo el abogado
de confianza un personaje, en
principio, tan ligado a la familia
como el médico de cabecera. El Dr.
Jorge Basadre Ayulo ha hecho un
apretado resumen de la historia de la
legislación peruana en el periodo
bajo estudio, rico en dos códigos
civiles
más
penales
y
de
procedimientos. Esto no es toda la
vida del Derecho pues haría falta
estudiar las profesiones ligadas a él:
la abogacía, la judicatura y toda la
sociología del derecho en el periodo;
pero es ya mucho para lo que se
puede abarcar dentro de las cortas
disponibilidades
de
espacio
existentes para el caso. El Dr.
Basadre logra una síntesis que puede
considerarse una breve introducción
a la materia.
En cuanto a la producción
literaria y artística sólo presentamos
en este número el artículo del
profesor Jorge Cornejo Polar acerca
de la poesía peruana.
8
Trabajo que es condigno de la alta
calidad que nuestra producción
poética alcanzó en el periodo a lo
largo de las generaciones que van
desde la de Vallejo hasta la más
reciente de poetas jóvenes pasando
por las de los años 30 y 50, tan
fecundas que colocan al Perú, creo
poderlo decir sin exageraciones, en
el primer plano de la poética de la
lengua castellana en el siglo.
Habríamos querido completar este
cuadro con los estudios de la
narrativa y del ensayo pero eso no
nos ha sido esta vez posible y debe
quedar
para
una
próxima
oportunidad.
Se completa este conjunto de
artículos con el estudio del Dr. José
A. de la Puente Candamo sobre el
MERCURIO PERUANO mismo que
sin duda es parte de la historia.
aunque
algo
sesgadas
ideológicamente en los últimos 30
años.
Más
aún,
estudiar
preocupaciones acordes con la
problemática del momento como
los derechos humanos o la
conservación del medio ambiente.
Queda pues esto como tarea para
realizar.
Queda sobretodo un estudio de
la historia del debate de la
identidad nacional que se extiende
a lo largo de todo el periodo,
desde la protesta indigenista a
principios de siglo, y ha sido
particularmente intenso en los 20,
los 30 y los 40 pero sus
estribaciones
llegaron
hasta
nosotros, manifiestas sobremanera
en las transformaciones sociales
que ocurrieron en el país a partir
de los años sesentas y de las que
ciertas posiciones en ese debate
fueron, sin duda, progenitoras.
Este es en realidad el tema
central del periodo pero insuperables
constricciones materiales nos han
impedido aportarlos esta vez como
querríamos. No dejaremos de
hacerlo pronto, esto es una deuda y
un compromiso formal con nuestro
público y con nosotros mismos.
Quedan
vacíos.
Habríamos
deseado estudiar la evolución del
Perú desde el punto de vista religioso,
desde el punto de vista militar, el
artístico, y analizar cosas más
específicas sobretodo el recuento de
las investigaciones históricas, cosa
que por cierto se ha hecho con otra
óptica en otras partes y de las
El debate sobre la identidad
investigaciones sociológicas y antronacional
conlleva un replanteapológicas particularmente fecundas
miento del destino futuro del país, o
mejor dicho, del sentido que han de
tener ese destino y ese futuro y por
ello todo el problema debe verse en
una
tónica
marcadamente
prospectiva que busque reencontrar
las raíces profundas para mejor
lanzar al aire y al viento de la nueva
historia, la arboladura del país por
hacer. Quizá podamos concluir con
el grito de Belaunde en su discurso
de la Universidad de San Marcos en
1914:
« ¡Queremos patria!»
9
En nuestra empresa siempre estamos al día con las últimas técnicas mundiales en fabricación de cemento y contamos con personal altamente calificado en armonía con tal objetivo.
PRODUCTOS CON LA CALIDAD DE
CEMENTOS LIMA S.A.
DESDE 1916
LIDER EN LA INDUSTRIA
La Fundación del Mercurio Peruano
JOSÉ AGUSTÍN DE LA PUENTE CANDAMO
Asunto
estudiado en otras
oportunidades, es pertinente ahora
que recordamos los setenticinco
años del Mercurio Peruano, volver
sobre temas y nombres que
pertenecen a la idea inicial de
nuestra Revista.
El momento que vive el Perú en
1918 invita a múltiples reflexiones. La
experiencia de la estabilidad política
de la llamada «república aristocrática»
crea un clima de sosiego, de
esperanza; la reconstrucción del Perú
ya es visible a través de diversos
testimonios; los efectos de la «gran
guerra» no son ajenos a la vida
peruana; la lucha por el plebiscito en
Tacna y Arica y el penoso fenómeno
de la «chilenización» convocan las
preocupaciones de todos los espíritus.
De otro lado, es cierto el desgaste de
los partidos políticos históricos y es
clara la presencia de los hombres de la
generación del novecientos en diversas
formas de liderazgo intelectual,
político y social. Manuel González
Prada ha muerto en 1912, Ricardo
Palma vive hasta 1919; Cáceres muere
en 1923.
Peruanista en la entraña misma del
nacimiento del Mercurio Peruano. Es
un amor al país que no se limita a un
verbalismo retórico o a expresiones
románticas de afecto. Está presente
una firme devoción de servicio al
Perú. Servicio por varios rumbos; por
el camino del estudio, de la
investigación y de la docencia; por la
vía de lo que hoy podríamos llamar
proyección social; por el camino de la
acción política presidida por la
voluntad de servicio a la República.
No es sólo el natural cariño a la
propia Nación, es un especial ánimo
En el centro del conjunto de de estudio, fruto del afecto.
circunstancias
señaladas,
Es injusto, pues, decir que
como columna central,
está presente un clarísimo espíritu los hombres de la generación
11
del «novecientos» que en contorno
de Víctor Andrés Belaunde fundan
nuestra Revista con gente de otras
generaciones, encarnen una posición
intelectualista, fría, con síntomas de
egoísmos o aislamiento. Todo lo
contrario. No se puede entender a
los fundadores del Mercurio
Peruano sin la cercana presencia del
Perú como gran personaje.
Belaunde en sus memorias
explica el calor peruanista de las
ideas que llevan a una publicación
periódica con el nombre prócer
que la generación de Hipólito
Unánue expresó su voluntad de
estudio de las cosas peruanas. Este
es el camino para entender la
filiación de la revista Mercurio
Peruano que ahora recuerda sus
setenticinco años de fundación.
El Mercurio Peruano de la
década de 1790 y la Revista de Lima
de los años de 1850 y 1860, son los
dos grandes momentos en el
derrotero que nos acerca al Mercurio
Peruano de Belaunde que continúa
un espíritu que viene de lejos.
El primer Mercurio Peruano
nace en los días de la «
Ilustración» y cuando madura una
conciencia de lo peruano y se
halla aún borrosa la idea de la
Independencia. En ese ambiente
germina la voluntad de publicar un
periódico que en su primer artículo
«Idea General del Perú» quiere
«hacer más conocido este país que
habitamos». Creencia en el Perú,
afán de estudiarlo y de difundir los
conocimientos
sobre
nuestra
sociedad, espíritu optimista de
progreso, afirmación de lo peruano
frente a lo español, enaltecimiento
de las costumbres nuestras, cariño
por
los
estudios
históricos,
geográficos, sociales, económicos,
en la vida peruana. Se quiere
precisar un veraz retrato del Perú,
del cual no está ausente la noción de
lo hispanoamericano, género de lo
peruano.
El Mercurio Peruano del siglo
XVIII
aparte
limitaciones
y
circunstancias de la época, encierra un
valor permanente para la cultura
peruana, pues es un testimonio, un
testigo, del ser del Perú. No es en el
orden de lo político un precursor de la
Emancipación, sí lo es en el camino de
la afirmación de los temas peruanos.
Hombres de diversa orientación
intelectual como pueden ser José
Casimiro Ulloa y José Antonio de
Lavalle se unen con Ricardo Palma,
Manuel Pardo y Antonio Raimondi,
en contorno de una voluntad que
quiere servir al país dentro de un
espíritu de progreso semejante al que
vivieron los hombres del primer
Mercurio Peruano.
Es interesante otra reflexión. La
Revista de Lima aparece en el
momento de quietud institucional, de
evidente progreso material y de
clarísima vocación por el estudio del
tema peruano. De ningún modo es
casualidad que en los años siguientes
publiquen sus obras capitales sobre
el Perú, hombres como Mariano
Felipe Paz Soldán, Mateo Paz
Soldán, Manuel de Odriozola,
Sebastián Lorente, Manuel Atanacio
Fuentes, Francisco García Calderón,
Benjamín Vicuña Mackenna, sin
mencionar el florecimiento de la
creación literaria de Ricardo Palma y
los estudios múltiples de Juan de
Arona.
Pero hay algo más, es la época de
Otro momento representativo las grandes construcciones y de obras
en el estudio de lo peruano lo públicas fundamentales que se
expresa la Revista de Lima entre la puede simbolizar en la Penitenciaría
década de 1850 y 1860.
12
de Lima y más tarde en el Ferrocarril Central que se concluye
después de la Guerra con Chile,
verdadera «maravilla del mundo»,
en el dominio audaz de una
dramática geografía y en el alarde
técnico que muestra. La Revista de
Lima es un anuncio del Perú
moderno, como lo es del Perú
precursor, el primer Mercurio
Peruano.
Desde otro angulo, tanto como
en el Mercurio Peruano del s.
XVIII, como en la Revista de Lima
de la segunda mitad del s. XIX, las
distancias
intelectuales
e
ideológicas entre uno u otro
hombre se someten y postergan
frente a la creencia en el Perú.
El Mercurio Peruano de
nuestros días, el de Belaunde,
ligado al mundo antes descrito de
1918 anhela la difusión de un
conocimiento veraz sobre el Perú.
Se puede decir sin ninguna
hipérbole que estas tres grandes
publicaciones nuestras reconocen al
Perú como el gran personaje que
reúne los afectos y convoca a un
trabajo intelectual fecundo. El Perú
del siglo XVIII, nuestra sociedad en
la era victoriana, e l Perú posterior
a la Segunda Guerra Mundial, estos
tres rostros distintos de nuestro país
se expresan en las revistas que
comentamos
y
señalan
una
constante preocupación que va a
vivir la generación del novecientos y
la generación del centenario.
Ubicado el Mercurio Peruano
en el momento de la fundación,
procede ahora orientar nuestra
atención a los hombres a quienes
debemos esta bella «aventura» al Memorias de Belaunde explican
servicio del Perú.
mejor que cualquier texto cómo ubica
al Perú desde su juventud hasta su
En Víctor Andrés Belaunde se madurez de los días iniciales de
asocian inquietudes intelectuales, nuestra revista.
aptitudes, primacía de lo espiritual,
preocupación social, que le permiten
Belaunde fue un especialista en el
ver el Perú no con la limitación del Derecho y un profundo conocedor
especialista estrecho sino con la de la Historia, de la Filosofía y de la
amplitud que viene del jurista, del Sociología, pero por encima de todo
filósofo, del historiador, que asocia fue un humanista, un hombre culto,
todas sus virtudes en el empeño por con criterio y jerarquía de valores
penetrar en un mejor conocimiento que le permite establecer una suerte
de lo peruano. Además, el tema de esquema intelectual en el cual el
peruano no es improvisación en Perú tiene un sitio singular y
Belaunde; él lo vive intensamente preeminente. No debe asombramos a
desde su formación familiar en nosotros, como sin duda no asombró
Arequipa hasta el Archivo de a sus contemporáneos, que un
Límites y lo expresa en artículos y hombre con tan ricas calidades
en discursos universitarios. Todo espirituales quisiera publicar una
esto nos indica que el Mercurio revista al servicio del mejor
Peruano es fruto de un largo pro- conocimiento de su propio país.
ceso de madurez intelectual. Las
13
Desde otro ángulo, debe
mencionarse cómo desde el primer
momento están unidos en el
empeño del Mercurio Peruano
hombres de la generación del
novecientos con otros integrantes
de la generación del centenario.
Aparte simpatías y tendencias lo
que preside la convocatoria es la
dedicación al tema peruano y la
vocación general por la cultura.
Una pequeña memoria de los
hombres de la primera época
puede mostramos la amplitud de
las diversas especialidades de unos
y otros. Están los historiadores,
como Riva-Agüero, Belaunde, y
más tarde participan del empeño
Jorge Basadre, Raúl Porras, Luis
Alberto Sánchez, Ricardo Vegas
García;
están
los
poetas,
como Alberto Ureta, Manuel
Beltroy, Adán Espinoza Sal-
daña; están los filósofos, como
Mariano Iberico y el mismo
Belaunde; están los hombres
dedicados al mundo de las artes,
como Federico Gerdes, Daniel
Hernández, Raúl María Pereyra,
Guillermo Salinas Cossio; están los
hombres de derecho, como Carlos
Arana
Santamaría
y
Manuel
Gallagher;
están
los
internacionalistas, como Alberto
Ulloa Sotomayor y Víctor Andrés
Belaunde; están los economistas,
como César Antonio Ugarte y Carlos
Ledgard; y están presentes hombres
de sólida cultura, grandes lectores,
interesados en la historia, la filosofía
y el derecho como Francisco Moreyra
y Paz Soldán, y hombres de ciencia
como Cristóbal de Losada y Puga. Sin
duda, es un conjunto humano
representativo de la inteligencia
peruana del momento, fundamental
para el estudio del Perú y para el
entendimiento cabal de nuestro siglo
XX.
Si nos orientamos sólo al
campo de la historia del Perú, el
aporte del Mercurio Peruano no
puede ignorarse.
Además, es interesante advertir
cómo, del mismo modo que el del
siglo XVIII, el Mercurio Peruano de
nuestro tiempo trabaja el tema del Perú
14
desde muy diversos ángulos. Está la
historia propiamente dicha, la
economía, las expresiones artísticas,
el hombre andino, la vida de la
Iglesia, la geografía; podría decirse
que están presentes todas las caras
del Perú.
Es importante recordar cómo el
Mercurio Peruano es el órgano en el
cual aparece una y otra generación y
se incorporan en él nuevos valores
en los diversos campos del
peruanismo.
Una memoria, a través de
algunos casos singulares es
interesante. Están presentes los
estudios del P. Vargas Ugarte
sobre Martines Compañón, Santa
Rosa de Lima, San Martín de
Porras; están presentes los
trabajos fundamentales de Basadre
sobre idea de patria en la
Emancipación,
Ingavi,
Notas
sobre la experiencia histórica
peruana; de Rafael Loredo, la
tercera parte de la crónica del
Perú de Pedro Cieza de León; de
Means, estudios sobre la prehistoria peruana; de Aurelio
Miro Quesada, La Ciudad en el
Perú,
El
mar,
personaje
peruano, El virreynato y la
conciencia nacional; de Manuel
Moreyra Paz Soldán diversos
estudios sobre la economía
virreynal y sobre los oídores de
Lima; de Francisco Mostajo,
sobre José Gálvez, Zela y
Corbacho; del mismo Víctor
Andrés Belaunde, sobre la
interpretación del Perú y política
internacional; de José de la RivaAgüero las primeras versiones de
Paisajes Peruanos, su libro
fundamental; de Raúl Porras
Barrenechea,
trabajos
sobre
Palma, Rodríguez de Mendoza,
Arce, Toribio Pacheco, José
Gálvez, Sánchez Carrión; de
Guillermo Lohmann Villena,
sobre Vidaurre, el reformismo; de
Ella Dunbar Temple, sobre la
descendencia de Huayna Cápac;
de
Alberto
Tauro,
sobre
periódicos redactados por Felipe
Pardo; de Javier Pulgar Vidal,
sobre el territorio peruano. Y son
frecuentes las colaboraciones de
Carlos y José Pareja Paz Soldán,
de Emilio Romero, de Fernando
Romero, de Luis Alberto Sánchez
sobre temas literarios e históricos.
La enumeración anterior puede
ser impertinente por incompleta,
mas, no obstante, es una forma de
escarceo que muestra entre
múltiples fichas bibliográficas la
presencia habitual del tema peruano
en nuestro Mercurio.
Pero hay algo más. Lejos de
posiciones
triunfalistas
o
iconoclastas, en esta Revista desde
1918,
enriquecida
por
las
investigaciones de uno u otro
tiempo, se muestra una visión
serena y veraz de la sociedad
peruana y de su historia.
La reflexión anterior es
importante reiterarla. Frente a las
visiones políticas, o que se dejan
ganar por fenómenos de la hora
presente, es necesario afirmar el
planteamiento que propone la
Historia, disciplina con autoridad
para hablar de la formación de un
pueblo y de su propia naturaleza.
Esta tarea la ha cumplido el
Mercurio Peruano, que si bien no es
una revista dedicada a la historia, sí
la asume como parte capital del
fenómeno humano. Está presente en
las páginas de esta revista el Perú
de todas las edades; el país costeño
y el serrano; la selva amazónica y el
dominio marítimo; el aporte
prehispánico y el aporte español y
el africano, y no están ausentes las
otras sangres que llegan más tarde
y se incorporan al mosaico de
nuestro mestizaje.
15
José Agustín
de la Puente Candamo
Doctor en Historia. Abogado.
Catedrático de la Pontificia
Universidad Católica del Perú.
Miembro de Número de la
Academia Peruana de la Lengua y
de la Academia Peruana de
Historia.
La Poesía Peruana
(1918 - 1993)
JORGE CORNEJO POLAR
La
sola lectura del título de
coordenadas generales del proceso
poético en estos decisivos 75 años.
I
El año 1918 es el de la edición
(aunque no de la circulación que se
dio sólo en el año siguiente) de Los
Heraldos Negros, el primer libro
poético de César Vallejo. Curiosa
coincidencia que vincula dos hechos
importantes en la historia cultural del
Perú contemporáneo: el libro
inaugural del mayor poeta peruano y
el nacimiento de una revista que iba a
cumplir significativa función a lo
largo del siglo. No debe olvidarse,
sin embargo, que la década 19101920 es pródiga en acontecimientos
culturales cuya sola mención
abarcaría varios párrafos, pero que en
lo específicamente poético significa yendo a lo esencial- la aparición de
los dos libros que fundan la
modernidad en la poesía peruana:
Simbólicas (1911) y La canción de
las figuras (1916) de José María
Eguren. Y también la breve pero
influyente presencia de COLONIDA,
el grupo y la revista que fundara y
dirigiera
Abraham
Valdelomar
que es otro factor de importancia
16
actuante en el proceso poético
nacional. Todo lo cual significa
complementariamente el comienzo
del cese de la influencia del
Modernismo y más específicamente
de Rubén Dario, que en el Perú,
como en toda Hispanoamérica,
había sido la dominante desde los
finales del siglo XIX.
Los años veinte y treinta son en
el Perú los de la aparición y auge de
la vanguardia poética. Trilce (1922),
el segundo libro de Vallejo, marca
el inicio de este momento, pero es
evidente que Trilce es mucho más
que un libro de vanguardia.
Como
se
reconoce
ahora
sin discusión, Trilce constituye
una auténtica revolución literaria de
incalculable repercusión en el Perú y
en el mundo de habla hispana, hito
inicial -como anota Jean Franco- de
la poesía contemporánea en
Latinoamérica, a cuyo desarrollo la
obra posterior de Vallejo (Poemas
Humanos, Poemas en prosa y
España, aparta de mí este cáliz, de
1939) iba a contribuir de manera
decisiva.
No
obstante
debe
reconocerse que el reconocimiento
de la poesía de Vallejo en el Perú se
va a producir solamente muchos
años después, en la década de los
cincuenta.
Sería inútil tratar de hacer en
este lugar una síntesis aunque sea
breve de lo que significa la poesía
de César Vallejo. Basta decir que
aunque el poeta de Santiago de
Chuco es el primero (y hasta ahora
único) escritor peruano que ha
alcanzado una larga y extendida
vigencia en el mundo entero, esta
aceptación y admiración universal
es, si bien significan mucho, no
son lo más importante. Lo esencial
de su poesía consiste en que ella
significa -como sólo ocurre con los
grandes poetas de la historia- la
invención de un lenguaje y a la vez
la creación de un cosmos temático
y de una visión del hombre y del
mundo que no puede expresarse a
cabalidad sino en ese preciso y
peculiar lenguaje. Y que el amor al
hombre, a todos los hombres y la
esperanza en un nuevo mundo
construido sobre la base de este
amor, es a la postre la lección
fundamental de Vallejo, aunque para
lograr articular la haya tenido que
hundirse en el infierno del dolor, en
el desconcierto por los absurdos que
marcan la existencia, en la angustia
ante la fugacidad del tiempo y lo
inevitable e irremediable de la
muerte. Si la primera y gran
renovación de la poesía en lengua
española la cumplió Rubén Darío, la
segunda, aún más radical y
profunda, la protagoniza sin duda
César Vallejo.
Los
años
del
apogeo
vanguardista son los de Carlos
Oquendo de Amat y sus Cinco
metros
de
poemas
(1927),
seguramente, y a pesar de su
extremada brevedad, uno de los
logros mayores de la nueva
tendencia en el Perú. Y también los
de Alberto Hidalgo y su estación en
la vanguardia: Química del espíritu
(1923), Simplismo (1925), y
Descripción del cielo (1928); y
Alejandro y Arturo Peralta que unen
al
ademán
y
el
lenguaje
vanguardista la amorosa presencia
17
de lo indígena. Poco después, el
movimiento se prolongará con
brillo con poetas como César Moro
(es decir Alfredo Quispez Asín),
incorporado en Francia al núcleo
principal del Surrealismo; Xavier
Abril, a quien se señala con acierto
como introductor de esta escuela
en el Perú; y Emilio Adolfo
Westphalen, fiel hasta hoy -es el
único gallardo supérstite de la
vanguardia peruana- a la estética
surrealista, entre otros.
Pero al lado de estos poetas
estrictamente vanguardistas va a
aparecer una figura mayor de
nuestras letras, Martín Adán (es decir
Rafael de la Fuente Benavides), cuyo
primer libro, La casa de cartón
(1928)
-formalmente
novela-, es en realidad algo así como
un fresco, imaginativo, original
poema de vanguardia. La obra
posterior de Martín Adán, muy vasta
y con cimas como La rosa de la
espinela (1939), Travesía de
extramares (1950), La mano
desasida (1964), La piedra absoluta
(1966), revela el camino insólito que,
con calidad poco común, recorre el
poeta en un difícil equilibrio entre
tradición y originalidad.
Luego
de
la
rebelión
vanguardista que en el Perú no fue
ni muy extendida en el tiempo ni
muy profunda en general, viene lo
que Guillermo de Torre llamaría la
vuelta al orden, es decir una poesía
que se deja tentar menos por la
estridencia, la ruptura radical con
el pasado, el (fértil) escándalo,
pero que no obstante asimilalo
mejor del legado de la vanguardia,
aunque combinándolo con otras
presencias. Todo ello se ve en un
primer momento entre los treinta y
los cuarenta, en la poesía de
Manuel Moreno Jimeno, Juan Ríos
y Mario Florian, por ejemplo.
Hacia fines de la década de 1940
comienzan a percibirse los primeros
síntomas de una efervescencia
poética que en poco tiempo iba a
transformarse en la presencia y la
voz de la llamada Generación del
Cincuenta, a nuestro parecer la
promoción poética peruana más
numerosa y calificada en toda la
centuria, a la que algunos, aduciendo
razones
valederas,
prefieren
denominar como generación del 45
o del 48. Antes de esbozar una
escueta caracterización de este
grupo de poetas, conviene dejar
sentado que la del Cincuenta no es
sólo una promoción poética sino
que ella se da también en muy
diversas áreas del arte y la cultu-
ra: novela, evento, teatro, música,
artes plásticas, ciencias sociales,
ciencias humanas, áreas que no
corresponde estudiaren esta ocasión.
Las fechas de nacimiento de los
poetas del Cincuenta se escalonan a
nuestro parecer entre 1920 y 1935
(aunque pueda haber alguna
excepción). De aquí que sus
miembros sean en una enumeración
por orden cronológico que no
pretende ser exhaustiva: Gustavo
Valcárcel, Javier Sologuren, Jorge
Eduardo Eielson, Sebastián Salazar
Bondy,
Blanca
Varela,
Alejandro Romualdo, Washington
Delgado, Carlos Germán Belli,
Manuel Scorza, José Ruiz Rosas,
Pedro
Cateriano,
Francisco
Bendezú, Leopoldo Chariarse,
Juan Gonzalo Rose, Pablo
Guevara, Aníbal Portocarrero,
Cecilia
Bustamante,
Arturo
Corcuera. Un despliegue poco
común (en el Perú es el primer
caso) de muchos poetas coetáneos
de alto nivel.
Si la tentación de la vanguardia
ha quedado atrás, hay otra que
seduce a muchos de estos poetas:
la de la revolución social, que en el
campo poético se traduce en lo que
se llama entonces poesía social o com-
18
prometida. Ello explica la tan
comentada disputa de esos años
entre «poetas puros» y «poetas
sociales», que se expresa de
múltiples formas y llega a su
máxima y a la vez postrera
manifestación, en el Primer
Festival de Poesía Peruana que
organizara
la
Universidad
Nacional de San Agustín de
Arequipa en 1957. No obstante que
la polémica existió y tuvo cierta
significación, re-examinado ahora
el asunto con la perspectiva que da
el tiempo transcurrido desde
entonces, da la impresión de que
no debe exagerarse la importancia
de la controversia ni mucho menos
reducir a esta confrontación de
posiciones ideológicas y literarias,
la historia de la generación.
En efecto, varios de los poetas
del grupo se mantuvieron ajenos al
debate, y aún algunos de los que
más militante postura adoptaron,
pasado un tiempo, cambiaron el
tono de su poesía. Es el caso por
ejemplo de Juan Gonzalo Rose,
que de La luz armada (1954) o
Cantos desde lejos (1957), pasa a
Simple canción (1960) o Las
comarcas (1964); otros, como
Carlos Germán Belli, Blanca
Varela, Javier Sologuren o Jorge
Eduardo Eielson, escriben una
poesía que difícilmente podría
encasillarse en una de las dos
posiciones. Más importante es en
todo
caso
recordar
algunas
presencias fundamentales en el
aprendizaje poético de la generación (Vallejo, recién descubierto,
la poesía española del Siglo de Oro
y la de la generación de 1927) y más
todavía advertir la variedad de
propuestas que estos poetas
encarnan y también señalar la
presencia en medio de esta
abundante y calificada producción
de manifestaciones claras de las dos
tendencias que en el ámbito
latinoamericano suelen denominarse
poesía trascendental y poesía
existencial, opciones que a veces se
dan encarnadas en las obras de
poetas diferentes y a veces se
presentan como distintas fases de un
solo discurso poético.
Desde otros puntos de vista
conviene apuntar que, aunque en su
mayoría los poetas de esta
generación viven en Lima, hay sin
embargo un número mayor de
poetas de la provincia que los que
figuraban en promociones anteriores. Y algo más importante: si bien
es cierto que ninguno de ellos puede
vivir de la literatura y tienen que
recurrir al denostado «oficio
secundario» de que habla la
19
sociología literaria, también lo es
que es perceptible en el conjunto un
asumir de modo más claro y
definido la vocación y el oficio de
poetas, que no será más una
ocupación o entretenimiento de días
libres, como sucedía antes (salvo
importantes excepciones como las
que hemos mencionado), sino
compromiso de vida, entrega sin
vacilaciones y temores a una tarea
que basta para dar sentido a la
existencia. Subrayemos por último
que varios de estos poetas -la
mayoría de los cuales sigue en pleno
trabajo creador- han despertado
interés en críticos y lectores de fuera
del Perú. Es lo que está ocurriendo
con Belli, Eielson, Varela y
Sologuren especialmente, cuya obra
viene siendo tema de libros,
estudios, tesis universitarias así
como de traducciones a diversos
idiomas. Cabe decir por ello que,
luego de la universal difusión de la
poesía de Vallejo, son estos poetas
del cincuenta quienes han logrado
construir en el exterior una positiva
imagen de la poesía peruana.
Al iniciarse la década de los
sesenta una nueva promoción de
poetas registra su presencia en las
letras peruanas. Se trata de
la
llamada
Generación
del Sesenta, que cronológicamente
nos parece, más que una
generación en sentido estricto, un
segundo escalón de la del
cincuenta. Pero más importante
que las fechas son sin duda las
obras y sus rasgos característicos.
Y desde este punto de vista las
diferencias entre el cincuenta y el
sesenta son claras y significativas.
En primer lugar, se cancela
definitivamente la a ratos bizantina
polémica entre poesía pura y
poesía social que ocupó buena
parte del tiempo de los escritores
precedentes. Y luego otros
caracteres de mayor trascendencia.
Por ejemplo, la presencia cada vez
mayor del ámbito urbano como
proveedor de temas, situaciones,
atmósfera y léxico y también la
creciente asunción del habla
coloquial por el discurso poético.
Igualmente, aunque estos rasgos
no pueden adscribirse a la totalidad
de escritores de la promoción, el
alejamiento o la disminución del
trato con la poesía española que es
sustituida como material de lectura
y fuente de estímulos por la gran
poesía contemporánea en lengua
inglesa
(Eliot
y
Pound
señaladamente), y también el
intento de elaborar una poesía que
de algún modo signifique la
negación de la historia oficial
del país y la revelación de la historia
verdadera, aquélla que tiene al
pueblo como principal protagonista.
Menos numerosa que la del
cincuenta, la promoción del sesenta
exhibe sin embargo un conjunto de
poetas de alta calidad, entre los que
cabe mencionar a César Calvo, Luis
Hernández Camarero, Hildebrando
Pérez, Rodolfo Hinostroza, Javier
Heraud, Antonio Cisneros, Julio
Ortega, Marco Martos, Juan Ojeda,
Walther Márquez, Armando Rojas.
Un destino trágico pesa extrañamente
sobre este grupo, varios de cuyos
miembros han muerto jóvenes:
Heraud (llamado a ser tal vez el
20
gran poeta peruano de la segunda
mitad del siglo), Hernández, Ojeda,
Rojas, quienes felizmente lograron
dejar escrita obra sustantiva pero
inicial, que hace pensar en que el
mapa de la poesía peruana actual sería
otro de no haber mediado la temprana
desaparición de estos poetas.
otra serie de factores que los
configuran como una promoción
radicalmente diferente. Cabe decir
que en cierta manera la Generación
del Setenta, o por lo menos un gran
sector de ella, constituye, en el
proceso de la poesía en el Perú del
siglo veinte, una nueva o segunda
vanguardia por la actitud iconoclasta,
por el cerrado rechazo al pasado
literario y por la terca creencia de que
con ellos está naciendo la auténtica
poesía peruana.
A partir de 1970 deja sentir su
presencia un nuevo y esta vez muy
numeroso grupo de poetas, a los que
de inmediato se les bautiza como
Generación
del
Setenta,
Una primera novedad de los
denominación que en este caso sí
poetas del setenta es su tendencia a
parece acertada, tanto por la distancia
constituir
grupos
muy
temporal que los separa de la del
cohesionados,
activos
y
cincuenta como por la confluencia de
beligerantes que, además, y co-
mo una manera de fortalecer y
evidenciar su identidad, publican
revistas, lanzan manifiestos, se
esfuerzan
por
justificar
teóricamente las razones de su
rebeldía. El grupo más importante
es sin duda Hora Zero, que fundan
Jorge Pimentel y Juan Ramírez
Ruiz y que todavía hoy, veinte años
después,
se
mantiene
esporádicamente
activo.
Pero
también deben mencionarse los
grupos Estación Reunida y Gleba
y un poco después La Sagrada
Familia, todos los cuales logran dar
una fisonomía distinta al panorama
poético del Perú de los setenta.
Una caracterización aproximada
de la Generación tendría que
necesariamente
señalar
los
siguientes rasgos, algunos ya
indicados: a) La voluntad de ruptura
violenta y agresiva con el pasado y
la tradición, y parejamente el
propósito de constituirse en
elemento fundacional de la nueva (la
auténtica) poesía peruana; b)
presencia cada vez mayor del tema
de la ciudad y del lenguaje
cotidiano; c) voluntad de renovación
y experimentación de las formas
poéticas; d) tendencia a la
constitución de grupos cerrados y
beligerantes entre sí y con
el pasado, lo que lleva a la
21
necesidad de explicaciones y
fundamentaciones a través de
manifiestos,
declaraciones,
etc.
Complementariamente
debe
señalarse la cada vez mayor
presencia de la provincia en las filas
de la generación, el definido
compromiso
político
con
la
revolución de izquierda y la
aparición
de
algunas
voces
femeninas de notable calidad que
parecen preludiar un fenómeno que
se acentuará en los años ochenta.
Naturalmente debe precisarse que
hay muchos poetas importantes que
no han pertenecido ni pertenecen a
grupo alguno y que las señas de
identidad que acabamos de bosquejar no se dan en la totalidad de los
escritores de la generación. Como
siempre en estos casos, hemos
apuntado a los rasgos generales y no
a las excepciones.
La tarea de enumerar nombres se
complica en este caso por la gran
cantidad de poetas interesantes. No
obstante, pensamos que en ninguna
lista podrían faltar los siguientes
nombres, salvo error u omisión:
Jorge Pimentel, Jorge Nájar, José
Watanabe, Juan Ramírez Ruiz,
Abelardo Sánchez León, César
Toro
Montalvo,
Carmen
Ollé,
Tulio Mora, Enrique
Verástegui (para muchos la gran
figura de la generación), Carlos
López Degregori, Jorge Eslava
Calvo, Edgar O'Hara, Oswaldo
Chanove, Inés Cook, Enriqueta
Beleván.
Es frecuente hablar o escribir
sobre la Generación del Ochenta.
Nos da la impresión sin embargo
que, en sentido estricto, no se trata
de una generación ni por la
cronología ni por los contenidos y
formas de la poesía que escriben.
Nuestra opinión es que se trata más
bien de una segunda promoción de
la generación del setenta, lo cual
desde
luego
no
significa
desconocer en nada los valores de
su obra que continúa y profundiza
las líneas temáticas ya trabajadas
en relación al mundo de la ciudad
y la condición de sus habitantes así
como el uso (y abuso) de las
formas del lenguaje cotidiano.
En relación con la Generación
del Setenta se dan en cambio
ciertas novedades: a) Aunque se
sigue dando la tendencia a la
formación de grupos, éstos suelen
ser menos radicales en sus
cuestionamientos de la tradición y
en sus enfrentamientos con sus
similares; b) el fenómeno ya
esbozado en la década anterior de
la presencia femenina, se exacerba
de manera abrumadora: aparecen
en los ochenta decenas de jóvenes
muchachas poetas, varias de ellas de
notable calidad; c) la violencia que
azota al país desde, precisamente,
1980 aparece poco, extrañamente,
en los textos de estos poetas, aunque
sin duda su presencia en temas y
atmósfera va en aumento a medida
que avanza la década. Es también
importante señalar como signo
positivo el notable incremento de la
actividad poética (publicación de
libros y revistas, recitales, lecturas,
festivales, concursos), que lleva
consigo un crecimiento considerable
del público interesado en la poesía.
Citar nombres de poetas tan
jóvenes y que se encuentran en
pleno desarrollo de su obra, es una
tarea aún más riesgosa que en los
casos anteriores, no obstante, nos
arriesgamos a mencionar con las
reservas del caso algunos: Rossella
di Paolo, Patricia Alva, Mariella
Dreyfus, Rocío Silva Santisteban,
Giovanna Pollarolo, Dalmacia Ruiz
Rosas, Alonso Ruiz Rosas, Roger
Santibáñez, Eduardo Chirinos, José
Antonio Mazzotti, Jorge Frisancho.
II
Luego
de
revisitar
en
breve recorrido la trayectoria de la
22
poesía peruana a lo largo de los 75
años que van de la fundación del
MERCURIO PERUANO (1918) a
nuestros días, dedicamos las
palabras finales de este estudio a
examinar, también de modo sucinto,
el rol cumplido por la revista en
relación al fenómeno poético
peruano durante todo el tiempo de
su existencia.
El texto que bajo el título
«Palabras Iniciales» presenta la
revista, encierra los principios e
ideas generales que regirán la
marcha de MERCURIO PERUANO en lo que a la literatura
se refiere. Así, al dejar sentada de
manera explícita su voluntad de
retomar ciento veinte años
después la senda iniciada por el
primer MERCURIO PERUANO,
el de la Sociedad Amantes del
País, se recuerda que el objeto de
esta tan importante publicación
era «la historia, la literatura y las
noticias públicas del Perú». Y más
adelante
se
dice
«Convencidos nosotros de que nuestro
medio necesita una revista que
sirva de órgano a los estudios
serios y a los ensayos de carácter
nacional, hemos buscado afanosos
la colaboración de la más
distinguidas
personalidades
literarias, científicas y políticas...»
Y luego de enumerar los diversos
propósitos que alientan a los
mantenedores de la revista, se
cierra el párrafo señalando:
«Queremos, por último, que
nuestra inspiración literaria que
languidece de exotismo y de
artificio, se remoce acudiendo a las
eternas fuentes de la tierra y de la
historia».
Hay que reconocer que estos
excelentes propósitos se han
cumplido con creces en la historia
de MERCURIO PERUANO, en
general y en lo que a la poesía
nacional se refiere. Desde el primer
número en que se incluyen poemas
de Luis Fernán Cisneros hasta el
presente, la palabra de poetas
nacionales (y algunas veces de otras
nacionalidades) no ha dejado de
figurar de modo destacado en las
páginas de la revista.
Por lo demás, el subtítulo
escogido para la publicación,
Revista de Letras y Ciencias
Sociales, confirmaba la importancia que el fundador, Víctor
Andrés Belaunde, y el equipo
directivo asignaban al mundo de la
literatura.
Debe reconocerse que todos
estos propósitos expresados en el
momento
fundacional
de
MERCURIO PERUANO se han
cumplido a lo largo de toda su
historia. Ya en el primer número se
publican poemas de Luis Fernán
Cisneros y Alberto Ureta, a la vez
que en la sección reseñas se da
preferencia al tema de la literatura
con notas sobre El genio de la
lengua y la literatura castellana,
el libro de crítica de Javier Prado
Ugarteche, el volumen de cuentos
El Caballero Carmelo de Abraham
Valdelomar y el folleto de Ventura
García
Calderón
y
Hugo
Barbagelata titulado La literatura
uruguaya.
En lo
que se refiere
específicamente a la poesía debe
citarse, en primer lugar, los
números monográficos dedicados a
Abraham Valdelomar, en el que se
considera, entre los demás, el lado
poético de su obra; a José María
Eguren, a Luis Fernán Cisneros y a
José Gálvez Barrenechea. Pero
además, siguiendo la cuidadosa
estadística preparada por César
Pacheco Vélez (que abarca
solamente hasta 1978), se confir23
ma la definida vocación literaria de
la revista (la literatura es después
de la historia y el derecho, la
tercera temática privilegiada en
MERCURIO PERUANO) y dentro
de ella su preferencia por la poesía.
Se descubre así que de Alberto
Ureta
fueron
publicados
cincuentiseis textos, de José
Gálvez Barrenechea, treintainueve,
de
Luis
Fernán
Cisneros,
treintaisiete, de Enrique Peña
Barrenechea, veintitrés, de José
María
Eguren
y
Leopoldo
Chariarse, doce, de Carlos Germán
Belli, José Alfredo Hernández,
Sebastián Salazar Bondy, diez. Y
con menos pero importantes
poemas otros escritores tan
destacados como Manuel González
Prada, Percy Gibson Moller, César
Atahualpa Rodriguez, Alberto
Guillén, Pablo Abril de Vivero.
Cabe aclarar que hay casos, como
el de Rafael de la Fuente
Benavides (Martín Adán), de quien
no sólo se publican poemas sino
también, por capítulos, su libro
central De lo barroco en el Perú,
con gran anterioridad a su edición
como libro autónomo.
Es de justicia anotar que esta
constante preocupación por lo
literario (y dentro de ello, lo
poético) se explica en gran parte
por la acción del Director-
Fundador
Víctor
Andrés
Belaunde y de los sucesivos
secretarios de redacción y/o
miembros del Consejo de
Redacción, de destacados críticos
literarios, como Jorge Puccinelli
y Luis Jaime Cisneros.
Puede
afirmarse
sin
vacilaciones,
entonces,
que
MERCURIO PERUANO, desde
1918 a la fecha, no sólo ha
acompañado el proceso de la
poesía peruana y dado cabal
testimonio de él, sino que en
muchos
momentos
lo
ha
promovido y contribuido con
brillo y acierto al desarrollo del
arte poético en el Perú del siglo
veinte.
Jorge Cornejo Polar
Doctor en Letras.
Profesor de Literatura y
crítico literario.
Ejerce la docencia en la
Universidad de Lima y en
la Universidad del
Pacífico.
Los estudios geográficos en el Perú
desde 1918 hasta 1993
HILDEGARDO CÓRDOVA AGUILAR
«Los estudios geográficos son la
base de nuestra expansión
económica, de nuestro progreso
como país.»
(J. Pareja Paz Soldan, 1950)
Desde
sus inicios, la revista
MERCURIO PERUANO, fundada
por el Dr. V.A. Belaunde en 1918,
ha venido dando cabida a las
inquietudes culturales y científicas
de investigadores de formaciones
distintas, tanto en las artes como en
las ciencias. Entre las segundas, se
encuentran trabajos de interés
geográfico que reflejan una parte del
desarrollo de la geografía como
ciencia. Por ello, uniéndome a las
celebraciones de los 75 años de
labor de esta revista, presento a
continuación una síntesis de la
evolución
del
pensamiento
geográfico peruano, desde 1918,
hasta nuestros días.
Los Años Previos
Reconstruir
el
«ambiente
geográfico» de 1918, nos lleva
obligatoriamente a evaluar lo que se
había
hecho
en
los
años
inmediatamente anteriores. A finales
del siglo XIX ya se había organizado
25
la Sociedad Geográfica de Lima,
bajo la presidencia del Dr. Luis
Carranza y el apoyo (respaldo con el
ejemplo del trabajo) de don Antonio
Raimondi. Se había publicado parte
de los trabajos de Raimondi que,
junto con el Atlas Geográfico del
Perú (1865) y el Diccionario
Geográfico Estadístico del Perú
(1877) de don Mariano Felipe Paz
Soldán, eran las obras de consulta
obligada para cualquier indagación
sobre el país. Estos trabajos, y otros
que se publicaron en el Boletín de la
Sociedad Geográfica de Lima y
visitas de geógrafos como Isaiah
Bowman (1911), fueron el germen
para que jóvenes como don Oscar
Miró Quesada de la Guerra se
interesaran por la geografía.
Después de una visita a Bruselas en
1914, don Oscar regresó al Perú y
presentó un "Informe sobre la
enseñanza de la geografía" (1914),
en donde se hizo ver la necesidad de
renovar la formación para hacer a
esta ciencia menos memorística y
más atractiva a los estudiantes. Estas
ideas fueron reforzadas en su libro
La Geografía Científica del Perú
(1919)
que
figuró
en
las
bibliografías de cursos universitarios
hasta la década de 1950.
En 1910 se publicó en París
La Géographie, Essai de Classi-
fication Positive del profesor Jean
Brunhes, en tres volúmenes. Este
trabajo entusiasmó al Dr. Ricardo
Bustamante y Cisneros, quien
también publicó en 1919 las
Nuevas Bases de la Geografía. En
opinión del Dr. E. Romero (1970),
Bustamante y Cisneros fue el
introductor de la Escuela Francesa
de Geografía aprovechando su
cátedra de Geografía Humana
General y del Perú en la
Universidad Mayor de San Marcos
desde 1920 hasta 1945.
A Partir de 1918
A
estos
esfuerzos
de
financiamiento geográfico se unió
en
1922
el
Diccionario
Geográfico del Perú de don
Germán Stiglich, obra que pronto
se convirtió en documento de
consulta obligatorio para todos los
estudios regionales aún hasta
nuestros días.
Como vemos, al inicio de la
revista MERCURIO PERUANO
ya había una vocación por los
estudios geográficos peruanos,
buscando darles una rigurosidad
científica y no meramente literaria
o monográfica. La visita al Perú de
geógrafos como Isaiah Bowman
(1911) revivió el interés geográ-
muy poco
realidad».
fico despertado por Raimondi. El
Boletín de la Sociedad Geográfica
de Lima fue el órgano de
divulgación más importante de este
interés por hacer conocer la
geografía del Perú. A los temas de
geografía jurídica (Verrier, 1893),
geografía física (Raimondi, 1897),
enseñanza de la geografía (De la
Combe, 1898), siguieron los de
geografía médica (Gross, 1900),
geografía sismológica (Informe
S.G.L., 1907), geografía Antropográfica (Miró Quesada, 1918),
geografía económica del Perú
(Maúrtua, 1920), geografía biológica
(Knoche,
1930),
geografía
entomológica peruana (Weiss, 1930)
etc.
Si bien había una preocupación
por darle un carácter "científico" a
esta disciplina, la mayor parte de las
contribuciones geográficas eran al
mismo tiempo piezas literarias.
Tales son los casos de los ar-
tículos del Dr. José de la Riva
Agüero,
publicados
en
el
MERCURIO PERUANO en 1918,
1923 y 1926, del Dr. Jorge G.
Leguía en 1920. El dedicarse a la
geografía requería habilidades de
explorador y de escritor. Por ello,
los "geógrafos" eran profesionales
dedicados a otros menesteres, y sólo
unos pocos tomaron a la geografía
como una forma de ganarse la vida.
Este estado de cosas continuó en la
década de 1930, y en 1938 don José
Wagner, señaló claramente estas
apreciaciones cuando dijo: «Hasta
hace poco todo el mundo entendía
por Geografía un acervo de datos
especialmente estadísticos relativos
a parcelas de la superficie del
planeta, artificiosamente separadas
por hitos y fronteras políticas,
nombres,
números
de
kilómetros, número de habitantes,
ríos,
montes, sistemas orográficos; nociones de inmensa
vaguedad
sobre
clima,
producciones, en sucesión inacabable,
26
conformes
con
la
Estas apreciaciones de un
período que iba quedando atrás,
van seguidas de una visión de
geografía moderna que el mismo
autor presenta como: "Una
geografía vivida, animada; ciencia
del carácter particular de los
espacios terrestres y marítimos,
cuyo conjunto forma la superficie
del planeta. Cada espacio es
considerado
como
complejo
formado como unidad orgánica en
la que actúan y acumulan fuerzas
infinitas que, sin embargo,
convergen en un mismo punto. La
designación y análisis del espacio
depende del centro de perspectiva
que asuma el geógrafo" (1938).
A mi entender, 1938 marca el
fin de una época en la evolución
del
pensamiento
geográfico
peruano. A partir de esta fecha
cobra
mayor
interés
el
entendimiento de la morfología del
paisaje peruano y de las
poblaciones que lo habitan. Por
aquellos tiempos ya empieza a
figurar un joven huanuqueño
formado en la Universidad
Católica del Perú, el Dr. Javier
Pulgar Vidal. Recogiendo las
ideas de sus maestros sobre
las diferenciaciones espaciales
existentes dentro de cada una de
las regiones clásicas de Costa,
Sierra y Montaña del Perú, y
agregando su experiencia en el
recorrido Lima-Huánuco-Pucallpa,
el Dr. Pulgar Vidal lanzó su
propuesta de siete regiones
naturales en 1936; y luego en
1938,
las
ocho
Regiones
Naturales del Perú. A esto se
agregaron reportes de trabajos de
campo de estudiantes de la
Universidad Católica publicados
entre 1938 y 1941 bajo el título
Ensayos Geográficos.
Las discusiones sobre las ocho
regiones naturales entre 1938 y 1941
fueron animadas por gente a favor y
en contra. El Dr. José Pareja Paz
Soldán
(1941),
profesor
de
Geografía, fue uno de los que creyó
que era innecesaria tal subdivisión
del territorio. Sin embargo, la propuesta
fue
poco
a
poco
comprobándose en el terreno y
ganando adeptos, especialmente
después de 1946, en que apareció la
primera versión en forma de libro.
A finales de los años 1930 e
inicio de los 40, se incrementaron
los estudios generales sobre la
geografía
del
Perú.
Los
más conocidos fueron la Geografía del Perú de O. Miró
27
Quesada, la Geografía del Perú de
Carlos Wiesse, la Geografía
Económica del Perú de Emilio
Romero, Fitogeografía General de
Carlos Nicholson, Mi País de Luis
Alayza y Paz Soldán, Los Andes del
Sur del Perú de Isaiah Bowman, etc.
A estos se agregaron en 1943: la
segunda edición de la Geografía del
Perú de José Pareja Paz Soldán y
Así es la Selva del Padre Avencio
Villarejo. Luego en 1945 apareció el
Mundo Vegetal de los Andes de
Weberbauer, en 1946 las Ocho
Regiones Naturales del Perú de
Javier Pulgar Vidal, y en 1947 El
Litoral
Peruano
de
Erwin
Schweigger.
Todo este ambiente científico
llevó a que, en 1947, la Universidad
Mayor de San Marcos aceptara la
creación del Instituto de Geografía,
cuya finalidad era no sólo acentuar
la investigación científica de la
geografía peruana, sino formar
geógrafos profesionales.
Los trabajos de interés geográfico
continuaron,
y
la
revista
MERCURIO PERUANO publicó en
1949 el "Cunti Suyo" del Dr. Luis
Alayza y Paz Soldán, y en 1950
"Medio
Siglo
de
Geografía
Peruana" del Dr. José Pareja
Paz Soldán. En ambos artículos
se nota una madurez geográfica en las
apreciaciones del paisaje y reflexiones
sobre la utilidad de la geografía.
A partir de 1950, la
participación de geógrafos y
científicos afines ayudó en la
aparición
de
informes
de
investigación
de
proyectos
específicos acompañados de una
cartografía temática variada. Tales
fueron el Informe de la
Expedición Científica de la
UNESCO a la Cuenca Central del
Huallaga (1950); el Programa de
Estudios de la Zona Árida
Peruana (1954 y 1958), el Plan
Regional para el Desarrollo del
Sur del Perú (1959); el Informe
sobre la Integración Económica y
Social del Perú Central (1961); el
Mapa Ecológico del Perú de J.A.
Tosi Jr. (1957 y 1976) (Temple,
1964).
Las
instituciones
gubernamentales también han
venido produciendo abundante
material
cartográfico,
especialmente para la Carta
Nacional desde el siglo XIX; la
cartografía censal desde 1961; y la
planificación nacional desde
1963. A partir de esta fecha el
trabajo geográfico se fue ligando
cada vez más a la labor
universitaria. Por ello, sigamos
esta
evolución
en
las
universidades peruanas.
Los Estudios de Geografía a Nivel
Universitario
- Métodos de la Enseñanza de la
Geografía, en la Facultad de
Educación.
Como ocurrió en otras partes del
mundo, en el siglo XX ya se
estableció una clara diferencia entre
los estudios de geografía física y
geografía humana, no obstante que
se luchaba para mantener la unidad
dentro de la diversidad en geografía.
Puede observarse esto en los cursos
de geografía que se dictaban en la
Universidad Mayor de San Marcos
allá por el año 1946:
Como ya se dijo anteriormente,
los estudios formales de geografía
como profesión se iniciaron en 1947,
cuando
los
doctores
Gerardo
Dianderas, José Jiménez Borja, Javier
Pulgar Vidal, Rafael Dávila Cuevas, y
el francés Marc Pieyre crearon el
Instituto de Geografía como una
dependencia directa del Rectorado de
la Universidad Nacional Mayor de
San Marcos (Resolución Rectoral Nº
6411 del 23-5-1947). Este instituto
- Geografía Física y Geografía comenzó a publicar en 1949 su
Matemática, en la Facultad de Revista de Geografía, en donde, hasta
Ciencias.
1960, se publicaron varios artículos
de investigación tanto práctica como
- Geografía Económica, en la teórica de la geografía peruana.
Facultad de Ciencias Económicas.
Los primeros alumnos fueron
- Geografía Humana, en la Facultad
mayormente
de
la
FF.AA.,
de Letras.
28
quienes se orientaron por la
geografía matemática y geodesia,
hace mapas que les servían para el
levantamiento
de
la
Carta
Nacional. Este Instituto de
Geografía, que después pasó a ser
Departamento
de
Geografía,
Sección
de
Geografía,
y
últimamente Escuela AcadémicoProfesional de Geografía de la
Universidad de San Marcos, es la
cuna
de
los
geógrafos
profesionales peruanos actuales.
Allí volcaron sus enseñanzas los
grandes maestros, tales como
Erwin Schweigger en estudios
marinos, Carlos Nicholson en
climatología, Augusto Weberbauer
en botánica y fitogeografía, Emilio
Romero en geografía económica,
Ella Dunbar Temple en geografía
histórica, Javier Pulgar Vidal en
geografía humana del Perú, y
Rafael Dávila Cuevas en geografía
física. La lista es larga de
enumerar, pues en una institución
universitaria siempre se nuclean
inteligencias
con
intereses
comunes: los unos estables, los
otros visitantes. De entre los
primeros sobresale la figura del Dr.
Javier Pulgar Vidal, maestro
excelente, quien supo inculcar en
sus alumnos el amor hacia los
recursos vegetales peruanos que,
habiendo desempeñado un rol
importante en la alimentación del
campesino del incanato, hoy están Perú de Hermann Buse (1958); El
en desuso.
Litoral
Peruano
de
Edwin
Schweigger (2da. edición 1964); el
Los egresados del Instituto de Atlas de las Cuencas de los Ríos
Geografía ocuparon las plazas de la Costa Peruana de Gonzalo de
docentes en las universidades, en Reparaz (1968); la Geografía
donde continuaron empeñados en General del Perú de Carlos
hacer conocer, no sólo la riqueza del Peñaherrera; y otros, cuya lista es
Perú en recursos naturales, sino las larga de enumerar.
posibilidades de recuperar su
Entre los años de 1950 y 1964 se
utilización, especialmente en el
realizaron tres congresos nacionales
rubro alimentario.
de geografía en donde se
A este esfuerzo nacional se presentaron temas variados que
juntaron las contribuciones de reflejan el avance y líneas de
viajeros, visitantes que como Carl investigación, sobre todo en
Troll dejaron huella en los jóvenes recursos vegetales. Aquí destacan
geógrafos peruanos. El trabajo de los trabajos de C. Hurtado sobre
Troll, traducido al español en 1958 Recursos Naturales Renovables del
(1964),
y
monografías
con el nombre Las Culturas Perú
distritales
de
varios
autores.
Superiores Andinas y el Medio
Geográfico, reforzó el interés por la
geografía humana cultural que ya
A partir de 1970, la geografía
venía desarrollándose en Europa y peruana inicia un segundo cambio
América.
de dirección. Algunos de sus
egresados siguieron estudios de
La
producción
geográfica postgrado en Francia, Rusia,
continuó, sucediéndose reediciones Estados Unidos, Brasil y México, en
de dos textos que se convirtieron en donde se informaron de los avances
dásicos: La Geografía Económica de investigación y técnicas de
del Perú de E. Romero, que en 1968 análisis espaciales. Al regresar a San
llegó a la 6ta. edición, y Las Ocho Marcos introdujeron cambios que
Regiones Naturales del Perú de J. llevaron a dos rupturas: a) Se
Pulgar Vidal, que en 1986 llegó a la introdujeron técnicas cuantitativas
9na. edición. Aparte de estos se para
medir
las
magnitudes
publicaron otros como El Mar del de los
fenómenos espaciales
29
estudiados, y b) se dio prioridad a
los estudios de casos antes que a
generalizaciones. Ello obligó a una
modificación
curricular
para
formar profesionales competitivos
en el análisis regional, tanto en la
línea de planificación física y
recursos naturales como en
planificación urbana. Los egresados de la Universidad de San
Marcos salen con el título
profesional de geógrafo.
A partir de los años de 1980 se
refuerza el análisis sistemático en
la investigación geográfica y se
busca la
integración
entre
geografía física y humana. En esta
línea destaca la Pontificia
Universidad Católica del Perú,
que desde 1985 alberga al Centro
de Investigación en Geografía
Aplicada (C.I.G.A) y desde 1987
a la Especialidad de Geografía. El
C.I.G.A. se encarga de todo lo
concerniente a la investigación
geográfica aplicada en resolver
problemas de manejo espacial del
territorio peruano. En sus análisis
de datos utiliza las tecnologías
más avanzadas, como las de
Sistemas
de
Información
Geográfica, sensores remotos o
teledetección mediante imágenes
de
satélite,
cartografía
automatizada, etc.
Desde 1988, el C.I.G.A. viene
publicando su revista anual Espacio
y Desarrollo que, en la actualidad,
es el único órgano de periodicidad
regular especializado en geografía.
El C.I.G.A. también ha intervenido
directamente en la publicación del
Atlas Regional de Piura de Bernex
y Revesz (1988) y Cuadernos de
Geografía Aplicada, que divulgan
los avances y resultados de
proyectos específicos del C.I.G.A.
ficos y se encarga de la aplicación
del ingenio a diseñar modelos
matemáticos
para
estudiar
problemas ambientales, y de la
elaboración de la cartografía
temática nacional.
Actividad Geográfica en otras
Instituciones
Además
de
la
actividad
universitaria merecen citarse:
1. La Asociación Nacional de
Geógrafos. Esta institución tuvo su
«edad de oro» en la primera mitad
de la década de 1960. Publicó la
Revista Geográfica del Perú y
organizó los tres primeros
congresos nacionales de geografía,
cuyos resultados fueron publicados
por
la
misma
asociación.
Lamentablemente, ésta entró
El interés por la cuantificación
después en un período de
llevó a la creación de Ingeniería
adormecimiento del cual todavía
Geográfica, como carrera profesiono se recupera.
nal en las universidades Federico
Villarreal y Mayor de San Marcos. 2.
El
Instituto
Geográfico
Esta carrera funciona como compleNacional
(ex-IGM).
Los
mentaria a los estudios geogránuevos planes y proyectos
La Especialidad de Geografía
brinda la formación académica tanto
teórica como práctica de los futuros
geógrafos,
para
que
puedan
competir eficientemente en estudios
y planes de acondicionamiento del
territorio. Los egresados salen con el
título de Licenciado en Geografía.
30
de desarrollo han multiplicado el
número
de
organismos
vinculados
al
quehacer
geográfico
o
cartográfico.
Respecto a lo último, destaca el
IGN, el cual tiene bajo su
responsabilidad la elaboración
de la Carta Nacional a escala
1:100,000, diferentes tipos de
mapas del Perú a la escala de
1:1'000,000 y de cada uno de los
departamentos del país a escalas
diferentes. Copias de estos
mapas sirven de base para los
trabajos cartográficos especiales
realizados por otros organismos
de la administración pública y
privada. En 1989 publicaron el
Atlas geográfico Nacional bajo
la dirección del Dr. Carlos
Peñaherrera del Aguila.
3- La Sociedad Geográfica de
Lima, que continúa siendo la
institución más antigua del
Perú dedicada enteramente a
la geografía. Sus directivos
siguen
empeñados
en
mantener viva la tradición por
la investigación geográfica
apoyándose en tecnologías
modernas. Es la depositaria
de
una
excelente
colección de mapas y de revis-
tas de gran parte del mundo.
Además de seguir publicando el
Boletín
de
la
Sociedad
Geográfica de Lima, ha
organizado con éxito dos
congresos internacionales de
geografía de las Américas y uno
nacional entre los años 19881992.
del Instituto Nacional de
Estadística y Censos. Aquí
funciona una Oficina de
Cartografía que tiene a su cargo
todo lo referente a la cartografía
censal. Además, esta oficina está
elaborando un atlas censal del
Perú con información a nivel
distrital de aspectos geográficos
y de distribución poblacional
entre otros.
4.- Otro organismo de destacada
labor cartográfica y geográfica
es el Instituto Nacional de 6.- Los aspectos concernientes al
Recursos Naturales (INAREN)
planeamiento urbano están a
(ex-Oficina
Nacional
de
cargo del Instituto Nacional de
Evaluación
y
Recursos
Desarrollo Urbano (INADUR).
Naturales
(ONERN).
Sus
Además está el Instituto
estudios de inventario de los
Peruano de Urbanismo y
recursos naturales del PeRÚ en
Planificación del Perú, que
abundante
información
realiza
estudios
de
geográfica y vienen casi
planificación urbana y regional
siempre acompañados de un
donde la información de tipo
paquete de mapas temáticos que
geográfico
es
amplia.
complementan la información
Asimismo, está el Ministerio de
recogida en las misiones de
la Presidencia mediante la
estudio. Últimamente están
sección de acondicionamiento
utilizando imágenes de radar y
del territorio, cuya labor de
vienen desarrollando un SIG
tipo geográfico es obvia.
que permite evaluar los
diferentes recursos con mayor
En todos estos organismos
celeridad y eficacia que los mencionados existen geógrafos
métodos tradicionales.
trabajando profesionalmente.
5.- Los aspectos censales y
Finalmente,
es
importandemográficos están a cargo te mencionar que existen en el
31
país alrededor de 50 geógrafos
profesionales, quienes trabajan
tanto en la docencia universitaria
como en dependencias del sector
público y privado. Algunos de
estos profesionales han realizado
estudios de post-grado en
universidades
norteamericanas,
europeas, de la ex-Unión Soviética
y Brasil. Son estos profesionales
los que están trabajando duramente
para conseguir una mayor
aceptación como geógrafos en
programas que se relacionan con el
acondicionamiento del territorio.
La tarea no es fácil porque para
muchos todavía la geografía es una
disciplina más académica (teórica)
que práctica.
La geografía contemporánea ha
evolucionado como lo han hecho
otras ciencias. Puede definirse
como la ciencia que estudia
sistemicamente las interrelaciones
entre el hombre y el medio
ambiente. Para ello, se vale de
técnicas de análisis sofisticadas
que permiten modelizar una
realidad primero, para luego
explicarla en su complejidad. Así,
la geografía sigue siendo la ciencia
ambiental capaz de diagnosticar
desajustes en el manejo de
espacios geográficos y proponer
soluciones, es decir, acondicio-
nar mejor el territorio para mejorar
la calidad de vida de los humanos.
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Lima, Tomo III.
24.- Wagner, José (1938). "La Enseñanza de la Geografía". Bol. Soc. Geog. de Lima,
Tomo LV, pp: 37-38.
25.- Weiss, Pedro (1930). "Geografía Entomológica Peruana", Bol. Soc. Geog. de
Lima, Tomo XLVII.
Estas habilidades de los
geógrafos están siendo reconocidas
por los distintos profesionales, lo
que está haciendo que poco a poco
la situación vaya mejorando y los
geógrafos participen, cada vez más,
en
proyectos
de
desarrollo
nacional, regional y local. Este es,
pues, un desafío que nos invita a
seguir luchando.
Hildegardo Córdova Aguilar
Doctor en Geografía. Catedrático
de la Universidad Nacional Mayor
de San Marcos y de la Pontificia
Universidad Católica del Perú.
32
El Mercurio Peruano y la Evolución
Jurídica en el Perú entre 1918 y 1931.
Apuntes para una historia del
Derecho Peruano
JORGE BASADRE AYULO
El
MERCURIO PERUANO fue
fundado por don Víctor Andrés
Belaunde en 1918 como revista
mensual de ciencias sociales y
letras, y sigue publicándose
después de una interrupción entre
los años 1931 y 1939. Pretendemos
trazar en este breve bosquejo la
evolución jurídica que vivió el
Perú entre el período de 1918 y
1931 que coincide con el momento
inicial
del
MERCURIO
PERUANO.
de una legislación derogatoria del
derecho común como fue la de
inquilinato; d) la organización de
normas para el más rápido y eficaz
desarrollo de la riqueza; y e) el
aumento de las regulaciones
destinadas a la simplificación o la
tecnificación del derecho 1.
En nuestro siglo, próximo a
expirar, tiene notable recepción en
materia civil en sus primeros
treinta años el Código Civil
alemán, que empieza a prepararse
entre 1873 y 1896 y cuya vigencia
La legislación civil peruana en empieza el 1º de enero de 1900, el
el siglo XX se orientó hacia cinco suizo que se gestó entre 1892 y
rumbos diferentes cambiando la 1912 y el brasilero de 1916.
ruta
trazada
en
los
años
La marcha de esta evolución
republicanos del siglo anterior.
Estas fueron las siguientes: a) la lenta del derecho civil patrio
secularización del matrimonio y la quedó plasmada con la resolución
implantación del divorcio vincular; suprema de 26 de agosto de 1922,
b) la intensificación del carácter que designó una comisión
democrático y laico enunciado en reformadora del Código Civil de
compuesta
de
cinco
los dogmas del movimiento 1852
miembros:
Juan
José
Calle,
en su
independentista de 1821; c) el
de
fiscal
de
la
nacimiento de la legislación social calidad
Corte
Suprema
de
la
Recomo rama propia y autóManuel Augusto
noma derivada del derecho pública;
Olaechea,
decano
del Colegio
civil, así como la
aparición
1
2
3
de Abogados de Lima y
profesor de derecho civil en las
aulas de San Marcos; Pedro M.
Oliveira, catedrático de San
Marcos, y Hermilio Valdizán,
profesor de la Facultad de
Medicina de San Marcos. Era
un momento de esplendor y
auge de San Marcos.
Esta comisión empezó su
trabajo codificador rectificando el
error de la comisión codificadora
de 1852 al sentar sus acuerdos en
actas de las sesiones las mismas
que fueron publicadas2. Esta
comisión trabajó hasta 1936, con
distintos grados de intensidad y
con varios recesos. El proyecto
estuvo terminado en 19223. La
comisión codificadora designada
en 1922 se encontró, como la del
año cincuentidos, con el escollo
del matrimonio civil y religioso, y
la legalización del divorcio
vincular.
Queda marcada en los
primeros decenios del siglo XX
una notable agitación a favor de
la secularización del matrimonio
y la regulación del di-
Jorge Basadre. Prólogo al libro Legislación Social del Perú de Fernando Luis Chavez León. Lima, 1937. p. VII.
Actas de las sesiones de la comisión reformadora del Código Civil peruano creada por decreto supremo de 26 de agosto
de 1922. Lima, 1923-1929, 8 fascículos. Lima, 1928-1929. 5 fascículos.
Consultas de la comisión reformadora del Código Civil Lima, 1926. 533 p.
33
vorcio,
augurándose
que
la
Asamblea Nacional de 1919 iría a
una posición divorcista. Pero el
presidente Augusto B. Leguía vetó
la ley; y esta postura quedaría
postergada hasta la expiración de su
gobierno, dictada como una reacción
antileguista.
Desde el 23 de diciembre de
1897 existían dos formas de
matrimonio reconocido por la ley: la
canónica para los católicos y la civil
para los no católicos, entendiéndose
como tales a quienes declararan no
haber pertenecido a la Iglesia
Católica o haberse separado de ella.
Esta postura legislativa para tratar la
formalidad del matrimonio era una
imitación española, a pesar de
que en España el Código Civil
de 1889 reguló el matrimonio
tridentino con la variedad de que el
funcionario civil debía concurrir el
acto matrimonial. La posición
peruana fue entonces marcadamente
conservadora y así apareció entre los
años de 1918 y 1939.
La lucha para eliminar las
supervivencias coloniales se hizo
notoria a partir de 1918. La ley
número 1447 del 7 de noviembre de
1911 había tenido una doble
finalidad: prohibir la constitución
de la enfiteusis y establecer la
forma de ponerle fin mediante
consolidación. La aparición del
primer número del MERCURIO
PERUANO coincidió con esta
tendencia moderna a eliminar
este gravamen perpetuo a la
propiedad inmueble. No obs34
tante esta política legislativa de
conferirle dinamismo a la propiedad inmueble, siguió vigente
el régimen de tutela legal sobre
los censos reservativos y
consignativos reconocidos por el
Código Civil de 1852.
El tema de las vinculaciones
fue materia de incesante debate
en el siglo XIX, cuyos vestigios
siguieron en este siglo cuando
apareció
el
MERCURIO
PERUANO. La legislación de la
primera mitad de ese siglo fue
notoriamente individualista en lo
que se refería a la propiedad
inmobiliaria
y
a
su
inmovilización.
En
muchos
casos, se había encontrado el
legislador con el derecho de
propiedad amortizado, como
había sido el caso de las
vinculaciones y su acumulación
en poder de «manos muertas».
Las primeras habían sido formas
extraordinarias o especiales en el
ejercicio
del
derecho
de
propiedad. Se privaba así de la
libertad de transferir la propiedad
inmueble sujetándola a un grado
determinado en su disfrute por un
vínculo o «lazo» dentro de una
familia o persona. Proliferaron en
el siglo XIX los mayorazgos,
los
patronatos
y
las
capellanías, los que fueron
abolidos como recusación a los
atisbos
medievales.
La
administración
plena
de
las
comunidades religiosas sobre sus
bienes, que significó la abolición de
las manos muertas, databa de 1901.
olvido de éstos bajo el dogma de la
absoluta libertad de contratación,
cuyo principio estaba inserto en el
artículo 1256 del Código Civil de
1852. Empezó entonces a surgir un
derecho de trabajo nuevo y, con
miras
a
su
independencia,
desprendido del Código Civil.
También en 1918 se promulgaría la
ley 2851 sobre el régimen de
mujeres y menores de edad, que fue
ampliado por la ley 4239 de 26 de
marzo de 1921. En 1918 se aprobó
la ley 3010, sobre el descanso
dominical obligatorio; y la ley 4916
sentaba un «nuevo» derecho a favor
del empleado durante el período
conocido como el oncenio.
En 1907 se reguló la venta de
inmuebles
de
propiedad
de
instituciones
educacionales,
beneficiencias y cofradías. Apareció
casi simultáneamente con el
MERCURIO PERUANO la noción
de necesidad y utilidad pública que
permitió el desarrollo del urbanismo
y la política sanitaria, facilitando así
la expropiación de inmuebles para
ensanchar avenidas como La
Colmena y Avenida Brasil con
modelos de las capitales europeas,
que causaban furor a los arquitectos
Con
este
bagaje
de
e ingenieros peruanos.
reconocimiento y protección a los
derechos
del
trabajador,
la
Coincidente, también con la
Constitución política de 1920, que
aparición del primer número fue la
sentó las bases del régimen de
tendencia legislativa a dictar una
Leguía, se inspiró en textos
nutrida y exuberante legislación del
europeos
de
la
postguerra,
trabajo
que
modificó
incluyéndose una sección especial
sustancialmente el espíritu del
sobre un nuevo régimen de
Código Civil de 1852. En 1918
«garantías sociales» que comprendía
surgió el mecanismo de la huelga
la libertad del trabajo, el derecho de
para lograr la jornada de ocho horas,
asociación y la salud del trabajador,
con lo que el acto coercitivo
entre otros tópicos de naturade los trabajadores suplió el
leza de protección al trabajador
con reminiscencias en el viejo
derecho hispano indiano.
En materia penal, en 1915 se
había designado una comisión
parlamentaria para la reforma de
los códigos penales y de
procedimientos en materia penal.
El autor intelectual del Código
penal fue el parlamentario don
Víctor
Maúrtua,
profesor
sanmarquino de Historia del
Derecho. El primer proyecto de
este código penal fue presentado
al Congreso en 19164. La ley
número 4460 del 27 de
diciembre de 1921 encargó a una
comisión
parlamentaria
la
revisión del proyecto, y se
acordó pedir a Maúrtua que
actuara como ponente de su
texto. Coincidente con el trabajo
codificador en materia penal, fue
el viaje de Maúrtua a Europa
como representante diplomático
a la Conferencia de Versalles,
donde obtuvo la colaboración de
juristas europeos en la revisión
del proyecto del Código. De
todo este rico material y acervo
jurídico surgió el texto penal de
1924, revisándose el proyecto de
Maúrtua por una comisión
parlamentaria y judicial 5.
4
Proyecto de 1916 presentado a la Cámara de Diputados. La reforma del Código penal. Lima, 1918. II tomo.
5
Código penal (Ley 4868). Lima, 1924. Lima, 1939.
35
El 18 de enero de 1924 se dictó
un texto complementario al Código
penal para tratar el problema de la
vagancia, con lo que se empieza a
regular el mundo de los marginados.
Este Código penal constituyó
un intento de plasmar un régimen
moderno para la represión del delito
y la regeneración del delincuente.
No vislumbró el legislador que el
Poder judicial no contaba con el
personal competente para ejecutar el
Código ni existían en ese
momento
establecimientos
penales o reformatorios de menores. Por esta razón, el gobier-
6
7
no se ofreció a dar al Perú un texto
moderno de carácter penal sin
haber ido simultáneamente a una
previsión de la estructura material
para
la
regeneración
del
delincuente.
El Código Penal de 1924
estableció una recusión a la pena de
muerte, sustituyéndola por la de
internamiento más allá del mínimo
de 25 años6. Fue con la Constitución
Política de 1933 que se estableció
como
sanción
al
homicidio
calificado y la traición a la patria, y
que después fue ampliada a otros
delitos.
En materia procesal penal
ocurrió un fenómeno especial, ya
que aparece un código adjetivo
sin cambiar conjuntamente el
sustantivo. En 1915 el Congreso
de la República dispuso la
designación de una comisión que
preparara el Código procesal en
materia criminal, ya que se
consideraba inadecuado el texto
del año 62, vislumbrándose la
conveniencia de establecer el
sistema de juzgamento con
criterio de conciencia como el de
los jurados sajónicos. Figura
descollante de esta comisión del
Código procesal penal fue don
Mariano H. Cornejo.
Art. 151. "se impondrá internamiento al que, a sabiendas, matare a su ascendiente, descendiente o cónyuge".
Art. 54 de la Constitución Política de 1933.
36
Se propuso insertar novedades
como la presencia de un juez
instructor a cargo del proceso, que
no dicta sentencia sino investiga la
comisión del delito, a fin de
individualizar al culpable; el
establecimiento de garantías para la
prisión preventiva; la realización del
juicio oral después de verificada la
instrucción por el juez y, el
juzgamento
con
criterio
de
conciencia como si fueran jurados.
Este último fue el escollo del
Código penal en materia criminal y
que originó un intenso debate.
El proyecto Cornejo se aprobó
en la Cámara de Senadores, pero en
la de Diputados encontró rechazo
con el apoyo de la Corte Suprema.
El proyecto fue combatido también
por el Decano del Colegio de
Abogados de Lima, doctor Manuel
Vicente Villarán, realizándose un
prolífico debate periodístico entre
estos dos juristas, terminando con el
rechazo a la implantación del régi-
8
9
10
11
12
13
men de juzgamiento por jurado8. El
Código procesal penal fue
promulgado en 19209. Tuvo
recepciones derivadas de los
sistemas francés y español.
En 1928 se intentó una nueva
codificación procesal en materia
criminal, designándose un comité
integrado por los juristas Angel
Gustavo Cornejo y Plácido
Jiménez, quienes eran entonces
profesores de San Marcos. El
proyecto modificatorio no fue
acogido por el Congreso. Sólo el
25 de mayo de 1936 una comisión
reformadora del Código de
procedimientos
en
materia
criminal originó el tercer código
procesal peruano en materia penal
por ley 902410.
En cuestión judicial, cuando
apareció el primer número del
MERCURIO
PERUANO
se
encontraba
vigente
la
Ley
Orgánica del Poder Judicial y la
Ley del Notariado. El primero de
estos textos reemplazó al antiguo
Manuel Vicente Villarán. Páginas Escogidas. Lima, 1962. p. 253 y siguientes.
Código de procedimientos en materia criminal. Lima, 1920. Edición Oficia1.110 p.
Código de procedimientos penales. Ley 9024. Lima, 1939. Edición Oficial. 93 p.
Juan Oviedo. Colección de leyes, derechos, órdenes. 1821-1859. Lima, 1863. Vol. II, p. 282.
Ley N° 1510. Anuario de la legislación peruana de 1821. Vol. 6 p. 51-52.
Código de Comercio de la república del Perú Lima, 1902.
37
Reglamento de Tribunales y
Juzgados que había dictado el
presidente Ramón Castilla en el
siglo pasado11. Esta, entonces
moderna ley de organización,
estableció muchas innovaciones,
como los procuradores generales
con la facultad de extraer bajo su
firma los autos judiciales para
entregarlos al litigante cuando así
lo autorizaba el Código procesal
civil a los efectos de la expresión
de
agravios,
y
en
la
fundamentación del recurso de
nulidad en la Corte Suprema 12.
En materia mercantil, en 1918
estaba vigente el Código de
Comercio promulgado el 15 de
febrero de 1902. Su texto provino
de una adaptación del Código de
Comercio de España por una
comisión compuesta por Luis
Felipe Villarán, Felipe de Osma y
José Payan 13.
Revistió importancia la ley
número 2763 de 27 de junio de
1918 sobre almacenes generales para el depósito y la conser-
vación de mercaderías y productos
nacionales e importados, y la
regulación jurídica de los warrants.
El cuarto libro del Código de
Comercio sobre quiebras fue
modificado el 2 de agosto de 1932.
En cuestiones tributarias, el régimen
impositivo peruano fluctuó entre la
tributación directa y la indirecta. El
órgano recolector de impuestos fue
la
Caja
de
Depósitos
y
Consignaciones entre mayo de
1904 y mayo de 1927. A partir de
ese año, recibió la denominación de
Compañía
Recaudadora
de
Impuestos.
El impuesto a la renta se originó
como impuesto personal; y su
primera forma legislativa se
encuentra en 1924 por una ley
preparada por el llamado proyecto
Rodriguez Dulanto. Un segundo
proyecto de ley fiscal originó la ley
5574 del 11 de diciembre de 1926,
que sirvió de bagaje para el
importante texto propuesto por la
comisión Kemmerer en 193114.
14
15
La ley 5574 estableció entre otros
principios la tasa del 7% sobre las
rentas de los predios rústicos y
urbanos. Los sueldos, salarios,
emolumentos, asignaciones o
remuneraciones que excedían de
Lp. 10,000 al año tenían una tasa
de 5% sobre el exceso.
Esta ley suscitó protestas entre los
comerciantes e industriales, y por
cierto, resulta tímida en su
proyección a lo que la legislación
posterior estableció en materia de
impuestos.
Las municipalidades constituyeron
una proyección del derecho
castellano a la Indias y renacieron
con nuevos moldes en América. En
el siglo XX se empezó a poner
restricciones a la elección libre de
alcaldes y regidores. Esfe fue el
ambiente
municipal
cuando
apareció
el
MERCURIO
PERUANO. Las leyes 4012
del 8 de diciembre de 1919
y la número 6327 del 9
de noviembre de 1928 dieron al
Poder Ejecutivo facultades con
carácter transitorio para designar a los
miembros de los municipios. La
ley de municipalidades vigentes
era la de 1892, promulgada por el
presidente Remigio Morales
Bermúdez.15
Se ha pretendido esbozar un
breve resumen de la evolución
jurídica peruana en un periodo
inicial
del
MERCURIO
PERUANO que coincide con el
advenimiento, auge y posterior
ocaso de Leguía. Este asume la
presidencia del Perú por la
violencia y en esta forma es
despojado y enjuiciado. En su era
empieza a extinguirse el influjo
del romanticismo jurídico para
que aparezca el estatismo, la
igualdad civil, el laicismo, la
progresividad del impuesto a la
renta y la regeneración del
delincuente. Estas tendencias
tomarán variantes a partir de la
crisis mundial de los años treinta
cuando aparece el MERCURIO
PERUANO.
Jorge Basadre Ayulo
Abogado. Profesor de la
Facultad de Derecho de la
Universidad Nacional Mayor de
San Marcos y de la Universidad
de Piura.
Project of an income law. Lima, 1931. p. 27.
Ley orgánica de municipalidades sancionada por la legislatura ordinaria de 1892. Lima, 1892. Edición oficial. p. 32.
38
La Medicina y sus Retos Sociológico
Demográfico en el Perú
(1900-1993)
ENRIQUE CIPRIANI THORNE
El Reto Sociológico Médico
La historia de la medicina
nacional, desde fines de la década de
los años cincuenta hasta inicios de
los sesenta, se vio comprometida
por una lucha de poderes entre los
grupos médicos tradicionales y
aquellos que cuestionaban esta
hegemonía. Fueron determinantes
de esta situación, la masificación
estudiantil y la presencia en el poder
del partido aprista durante el 2do
gobierno de Manuel Prado (19561962), aunque las raíces de tal
conflicto estuvieron dadas por la
anticuada estructura social y política
que determinaba la legitimidad del
origen del poder por unos cuantos,
desde los inicios de la época
colonial; y de cuyos antecedentes
también nos ocuparemos.
Pienso que muchos de los que
fuimos testigos y partícipes de esa
época turbulenta, no éramos
concientes del fenómeno social que
subyacía tales enfrentamientos. De
allí la vehemencia con que se luchó
en favor o en contra de
determinados
principios
o
instituciones, y que determinó odios
y rencores que sólo el tiempo ha
conseguido atenuar.
39
Para lástima de la medicina
nacional desde el punto de vista del
desarrollo científico, la crisis del
sistema que existía en el Perú hizo
eclosión durante la llamada «época de
oro» de la Facultad de Medicina de
San Fernando (1), ya que ocurría bajo
el liderazgo de Oswaldo Hercelles,
Alberto Hurtado Abadía y Honorio
Delgado.
Las decisiones sobre política de
salud pública, y la elección del
representante en esta área a nivel de
Ministro
de
Estado,
giraron
alrededor de la Facultad de
Medicina de San Fernando hasta la
década de los años cincuenta del
presente siglo; a pesar de haberse
intentado una primera separación de
poderes en la medicina, a mediados
de siglo pasado, en que desapareció
el tribunal del Protomedicato.
La
protomedicatura
fue
establecida en el virreynato del Perú
por Real Cédula de Felipe II, el 11
de enero de 1570; y su función
primordial fue reprimir el ejercicio
charlatanesco de la medicina y las
prácticas del curanderismo (2,3,4).
Dicha institución se mantuvo hasta
1848,
siendo
su
último
presidente
Cayetano
Heredia
(1797 - 1861).
La responsabili-
dad ética original, para el Presidente
del Tribunal del Protomedicato, se
amplió a funciones de tutelar la
salud pública. En 1646, por Cédula
de Felipe IV, el cargo recae en el
profesor de la escuela médica que
ocupa la cátedra de mayor jerarquía.
Las actuales funciones de
Decano del Colegio Médico del
Perú y de Ministro de Salud Pública
recaían sobre el profesor que
ocupara la Cátedra más notable en
la Escuela de Medicina de San
Fernando; y sobre su Decano en los
casos de Hipólito Unánue y
Cayetano Heredia (3).
Sólo durante el gobierno de
Andrés Avelino Cáceres(3) se puso
en vigencia el Reglamento General
de Sanidad que normaba las
actividades de las Juntas Supremas,
Departamentales y Provinciales de
Sanidad en lo concerniente a
saneamiento ambiental, sanidad
internacional,
control
de
enfermedades
trasmisibles
y
ejercicio profesional. Las Juntas de
Sanidad constituyeron el primer
intento
de
administración
descentralizada, y su reglamento el
esbozo de un código sanitario.
El primer conflicto social
importante de nuestro siglo, en
la vida universitaria del Perú, y que
sacudió asimismo las esferas de
poder de la Facultad de San
Fernando, fue el de la «reforma
universitaria».
El movimiento estudiantil de
«Reforma Universitaria» de 1919
tuvo como principio fundamental la
lucha por erradicar a profesores
universitarios que no cumplían con
el requisito mínimo de saber
enseñar, ni con el de mantenerse
actualizados en el conocimiento de
su disciplina; no fue una lucha
politizada, y los dirigentes que la
encauzaron
gozaban
de
independencia partidaria, además de
que en muchos casos eran alumnos
notables. Tal el caso de Eleazar
Guzmán Barrón y de Juan Francisco Valega, ambos de la Facultad de
Medicina;
de
Raúl
Porras
Barrenechea, de Jorge Basadre y
tantos otros (5).
La participación de Víctor Raúl
Haya de la Torre y de Luis Alberto
Sánchez en el Movimiento de
Reforma Universitaria en 1919
como líderes estudiantiles, y el
cuestionamiento de la oligarquía
cuasi aristocrática que gobernaba la
Universidad, se constituyó en
bandera significativa cuando se fundó el APRA como partido po-
40
lítico en la década siguiente; había fensor del desarrollo de la Salud
sido iniciativa juvenil de sus líderes Pública en el Perú, así como del
y fundadores.
principio de la Seguridad Social; y
José Antonio Encinas, pedagogo,
La influencia estudiantil de diputado al Congreso Nacional
aquel entonces llegó a concretarse al (1919-1923), Rector de San
dar el Poder Ejecutivo el 15 de Marcos (1931-1932), Senador por
noviembre de 1919 el decreto que Puno (1945-1948), exilado del
declaró vacante 19 cátedras de la Perú en dos oportunidades por sus
Universidad de San Marcos, entre ideas políticas (5,6).
ellas ocho de la Facultad de
En 1924 triunfan, como
Medicina (5); estableció las cátedras
libres, la representación estudiantil, delegados estudiantiles, Honorio
la suspensión de listas, e hizo suyo Delgado y Mariano Iberico
el derecho de tacha.
Rodríguez, derrotando a la
facción
más
extremista
En 1921, San Marcos es representada por Luis Alberto
recesada por alumnos y catedráticos Sánchez y Oscar Herrera (5) «El
que toman el local de la Universidad último escrutinio reveló que en
declarándose en rebeldía contra el 1924 predominaba en un gran
gobierno de Leguía, luego de que porcentaje de los alumnos, a pesar
turbas adictas al régimen asaltaron de todo, una actitud mucho más
el claustro de San Marcos. Durante conservadora que la de 1919».
ese mismo año, el gobierno declara «Aquí terminó, sin la menor
la reorganización de San Marcos; resonancia, el tímido experimento
para luego de un año expedir un inicial de semi-cogobierno...» (5).
decreto que acabó con los
El
derrocamiento
del
planteamientos de la reforma.
Figuras saltantes de aquellas lides, y Presidente Leguía y la llegada al
que ocuparon los cargos de poder de Sánchez Cerro, vuelven
representantes estudiantiles ante el a fojas cero el tema de la reforma,
Consejo Universitario en 1920, y en 1932 San Marcos es
fueron
Carlos
Enrique
Paz recesada. El nuevo presidente
Soldán, quien luego se convirtiera hace la persecución de cuantos se
en
notable historiador de la le oponían y así van a la
medicina nacional y ardoroso de- catacumba los ideales reformistas.
En 1945 sale elegido, con el
respaldo del APRA, José Luis
Bustamante y Rivero, y en 1946 se
da la ley que implanta el cogobierno
estudiantil del tercio en todos los
organismos de gobierno de la
Universidad. Luis Alberto Sánchez
es entonces Rector de San Marcos, y
Sergio Bernales, también del partido
aprista, ocupa el cargo de Decano de
San Fernando. La experiencia del
cogobierno resultó nefasta (1), y la
revolución del general Odría
(Ministro
de
Gobierno
de
Bustamante) en 1950, volvió a
regresar la causa del cogobierno al
tiempo pretérito.
Hasta la década de los años
sesenta los profesores de la Facultad
de Medicina de San Fernando tenían
bajo su control la mayoría de
servicios hospitalarios de Lima, que
pertenecían a la Beneficencia
Pública de Lima, hasta su traspaso al
Ministerio de Salud, durante el
gobierno dictatorial del general
Velasco (1968-1975). Los mismos
docentes gozaban del prestigio que
les daba su conocimiento médico, lo
cual les permitía usufructuar, en el
ejercicio de la práctica privada, de
ingresos económicos que los hacían
convertirse en miembros de la
llamada clase dominante.
41
La situación de hegemonía de los
profesores de San Fernando
continuó así hasta los años sesenta
de este siglo, a pesar de que el
Ministerio de Salud Pública fue
creado el 5 de octubre de 1935; la
influencia de la cúpula médica que
decidía los rumbos de la Facultad de
Medicina aportaba la mayoría de
ministros a cargo de la Cartera de
Salud; y así figuraron: Fortunato
Quesada en 1936, Constantino
Carvallo en 1939, Oscar Trelles en
1945, Alberto Hurtado en 1947 y en
1948, Jorge de la Romaña en 1955
(3)
.
Durante el gobierno de Odría
(1948-1956), se construyó el
Hospital del Seguro Social del
Empleado,
ahora
Hospital
Rebagliati, una edificación enorme
con capacidad de 1000 camas y
equipado con lo mejor del
momento.
siglo, y que estuvo basado en la
presencia de las prerrogativas del
grupo médico que giraba
alrededor de la Facultad de
Medicina de San Fernando, se
dio con la implementación del
Seguro Social del Empleado. En
1958 abrió sus puertas el Hospital
del Seguro del Empleado en
Lima, bajo el sistema de «Clínica
Cerrada», es decir que sólo
podían actuar, en él, los médicos
que configuraban su plantel. De
tal manera que se imposibilitaba
la participación de todos los
médicos de fama que ya tenían su
responsabilidad hospitalaria.
La ley del Seguro del
Empleado fue presentada en el
poder legislativo por iniciativa
del entonces diputado Roberto
Ramírez del Villar, del Partido
Demócrata Cristiano. Este hecho
motivó la renuncia a dicho
partido de los médicos fundadores, todos ellos prominentes
El segundo conflicto social profesores de la Facultad
en la medicina nacional en este de Medicina: Honorio Delgado,
Alberto Hurtado, Jorge Voto
Bernales y Enrique Cipriani Vargas.
Es importante señalar que la
Democracia Cristiana en el Perú
aglutinó a muchos de los seguidores
del expresidente don José Luis
Bustamante y Rivero (1945-1948), y
constituyó la principal alternativa de
ideología política que pretendió
enfrentarse
al
movimiento
socialista-comunista peruano y a su
faceta oriunda, el partido aprista.
La oposición al sistema de
«Clínica Cerrada», con que se inició
el funcionamiento del hospital en
mención, generó un conflicto de
intereses
entre
la
entonces
denominada oligarquía médica y
algunos médicos que, teniendo
algún poderío, no eran considerados
parte importante del sistema, como
fueron Francisco Sánchez Moreno
(Ministro de Salud Pública 19571959, durante el 2do gobierno de
Manuel Prado) y Tomás Escajadillo.
La Federación Médica Peruana,
bajo la presidencia de Vicente
Ubilluz, declaró la huelga médica
indefinida al abrirse el registro de
inscripción en el Seguro Social para
los médicos que quisieran trabajar
en él. Para evitar que los médicos de
poca
capacidad
económica
rompieran la huelga en sus
consultorios privados, se crearon
bolsas de auxilio en dinero y en
alimentos donados por los más
pudientes, pero la magnitud del
fenómeno
social
subyacente,
descrito líneas arriba, terminó con
las expectativas tradicionalistas de
aquellos años.
42
El partido aprista fue proscrito,
por el gobierno de Odría, y sus
principales
líderes
fueron
encarcelados,
deportados
o
fugaron al exterior; de tal manera
que, al llamarse a elecciones
generales
para
1956,
no
presentaron candidatura a la
presidencia de la República, y
respaldaron la de Manuel Prado,
quien saliendo elegido, permitió al
aprismo salir del ostracismo
político en que se encontraba, y
que sus líderes volvieran a figurar.
Es así que Luis Alberto Sánchez,
connotado líder del APRA, sale
elegido Rector de la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos; y
durante su segunda gestión ocurre
el tercer conflicto social para la
medicina peruana en este siglo.
En 1960 el poder legislativo
da una nueva ley universitaria, la
que introducía la participación
del tercio estudiantil en el
gobierno de las universidades,
pero, a instancia de la Facultad de
Medicina de San Fernando,
introdujo el artículo 34, que
confería excepción de esta
participación estudiantil a las
Facultades de Medicina «por la
índole de sus estudios».
Dados
los
lineamientos
ideológicos del APRA, no
fue de extrañar que el rector Sán-
chez
hiciera
interpretación
parcializada del mandato legal, y
no solamente se abstuvo de tomar
medidas para restaurar el orden
dentro de la Facultad de Medicina
de San Fernando, sino que miró la
situación planteada como favorable
a sus intereses partidarios. Es así
que entre 1960 y 1961 dicha
Facultad se vio sacudida por
huelgas y paralizaciones de sus
estudiantes, llegando al extremo de
insultar y maltratar físicamente a
los miembros del Consejo de dicha
Facultad, liderados por su decano
el Dr. Honorio Delgado.
Los
principales
líderes
estudiantiles de aquellas revueltas
fueron los estudiantes Walter
Griebenow
Estrada,
Max
Hernández Camarero y Antonio
Meza Cuadra, desde su cargo de
secretarios generales del Centro de
Estudiantes de Medicina. Ninguno
era miembro activo del partido
aprista, ni eran comunistas; pero
fueron utilizados y aconsejados por
aquellos que no podían tolerar la
marginación de la que fueron objeto
por parte de los médicos que
también usufructuaban del poder en
la Federación Médica Peruana, y
que durante el conflicto del Seguro
Social del Empleado llegaron al ex-
43
tremo de declararlos traidores de la únicos para los médicos; la puesta
medicina nacional.
en función del Hospital del Seguro
Social Obrero en 1941 ocurrió sin
Este tercer conflicto culmina disturbio alguno, y su plantel
con la renuncia masiva de los médico estuvo conformado por
profesores de San Fernando, que muchos de los que contaban con el
crean la «Unión Médica de tácito aval de los directivos de la
Docentes Cayetano Heredia». Y en Facultad de Medicina o eran
1962 inician el dictado de clases en miembros de ella. Además, el
la Universidad de «Ciencias estrato social de los pacientes
Médicas y Biológicas», que a la obreros no tenía acceso a la
postre se ha convertido en medicina privada, por lo que no
«Cayetano Heredia».
significó merma en los ingresos de
los médicos en sus consultorios.
El hecho de ser médico
En los últimos treinta años, la
representó hasta la década del
profesión médica peruana se ha
sesenta una suerte de garantía de
visto entre sujeto partícipe
bienestar económico, el número de
responsable y objeto moldeable,
graduados resultaba corto para
por causas ajenas a ella, de los
nuestro crecimiento poblacional; y a
fenómenos siguientes: emigración
pesar del surgimiento del Seguro
al extranjero; conflictos salariales
Social del Empleado, que restringió
con el Ministerio de Salud y el
la afluencia de pacientes al sector
Instituto Peruano de Seguridad
privado de la medicina desde su
Social; la aparición del seguro
iniciación en 1958, los consultorios
médico brindado por compañías de
particulares y las pocas clínicas
seguros privados; el aburgueexistentes en esa época daban una
samiento selectivo de grandes
renta adecuada para llevar una vida
grupos médicos que laboran
con
algunas
comodidades
exclusivamente en clínicas o
superfluas.
instituciones privadas; y por último
la perpetuación de los vicios del
A diferencia del litigio ocurrido
centralismo y de la inclinación
con la creación del Seguro Social
masiva por la especialización.
del Empleado para efectos de
La salida al extranjero en
enfermedad y maternidad, cuando
función
de perfeccionamiento,
ya se vislumbrada la ley del puesto
fue una aspiración importante desde
que se inicia la era científica de la
medicina. Un ejemplo de la
antigüedad del fenómeno lo dan los
alumnos
favorecidos
de
la
recientemente fundada Facultad de
Medicina a mediados del siglo XIX
por Cayetano Heredia, nuestro
último Protomédico y nuestro gran
mecenas de la medicina nacional,
cuando de su propio peculio los
enviaba a especializarse a Europa
(23)
. En aquellas lejanas épocas,
virtualmente todos regresaban al
Perú a cumplir con su destino.
Es al final de la década de los
años sesenta, y durante toda la
década de los setenta y gran parte de
la de los ochenta, que ocurre una
emigración de médicos recién
graduados hacia los Estados Unidos
de Norteamérica en búsqueda de
perfeccionamiento; pero que, dadas
las extraordinarias condiciones
económicas del trabajo médico,
resulta en una fuga definitiva de algo
más del 80% de los que salieron.
El fenómeno es universal para
esta fuga de talentos médicos; y la
denominamos así puesto que
solamente los exalumnos más
capaces son los que pueden aprobar
los
difíciles
exámenes
de
conocimientos que impone la
sociedad médica norteamericana
para aceptarlos en su seno. La
emigración deviene principalmente
de países subdesarrollados y alcanza
las increíbles proporciones de 30,
925 médicos foráneos ejerciendo la
medicina en el país del Norte en
1963; y esta cifra se convierte en
76,505 médicos en 1974; que
representaban nada menos que el
25% de la fuerza laboral médica de
los EE.UU.
médicos peruanos oficialmente
registrados en EE.UU.; en 1972,
754 médicos y en 1974, 850
médicos (7). Felizmente, las cifras
no han seguido su ruta
ascendente sino una más bien
decreciente, dado que el país del
norte ha incentivado desde el
gobierno central un incremento
en las vacantes para estudiantes
de medicina en sus propias
universidades; y simultáneamente
desde 1976 ha introducido, en la
selección de médicos extranjeros
para trabajar como estudiantes de
postgrado, modificaciones que
hacen mucho más difícil acceder
a esto (7).
La magnitud de las cifras
citadas líneas arriba cobra
inusitada
trascendencia,
si
consideramos que el Perú
graduaba entre 219 y 462
médicos por año en la década de
los sesenta; y entre 283 y 595 en
la década de los setenta. Entre
1970 y 1974 se graduaron 1923
médicos en el Perú (8); en tanto
que el incremento de la
población médica peruana en
EE.UU. para esos años fue de
232 (7); es decir, una fuga del
12% de nuestros graduados, en
Con respecto al problema su gran mayoría los mejores
peruano, en 1970 existían 618 alumnos.
44
el fenómeno económico dado por
la increíble bonanza del mercado
médico norteamericano, en el cual
un médico que está siguiendo
estudios de post-grado recibe un
salario anual que oscila entre los
$20,000 y $26,000; mientras su
correspondiente en el Perú percibe
entre $3,600 y $4,800 al año. Y en
la práctica médica luego del
postgrado, en USA se gana entre
$60,000 y $500,000 al año, o más
en algunas especialidades, la
inmensa mayoría de veces con un
sólo empleo; en tanto que entre
nosotros tales cifras resultan
astronómicas, a pesar de que en el
Perú un 35 % de los médicos
desempeñan dos ó más funciones
(sin considerar el ejercicio privado
de la medicina, la que otorga su
ingreso principal al 28% de los
médicos peruanos) (8).
Nuestra sociedad sufrió desde
1969 hasta 1988 el embate de
múltiples reclamaciones del sector
asalariado de los médicos, tanto del
Ministerio de Salud como del IPSS,
en la forma de inhumanas huelgas,
caracterizadas por la limitación de la
atención a sólo las emergencias
médicas; hasta aquella huelga de
médicos
del
Ministerio
de
Salud liderada por el médico
aprista César
López
Silva
45
(asesinado
posteriormente
en
circunstancias que no permiten
descifrar quienes lo hicieron);
huelga en la que se hizo abandono
de los hospitales, obligando al
entonces Ministro de Salud, Dr.
Uriel García Cáceres (28 julio 1980
- 2 marzo 1982), a entablar denuncia
penal ante el Ministerio Público, la
que, luego de cubileteos políticos
durante el segundo gobierno de
Fernando Belaunde, quedó en nada.
la cifra se triplica para llegar a 836; y
en 1982 a 1841; cifra que se redujo
en un 50% en años posteriores, al
cambiar la ley universitaria la
posibilidad de acceder a facultades a
punta de partida del ingreso a
estudios generales (8).
Este tremendo incremento en la
oferta médica ocurría en paralelo
con el surgimiento de las campañas
de las compañías de seguro
privadas. Estas se iniciaron en la
venta de seguros para enfermedad y
maternidad entre miembros de la
clase social más pudiente, para en
la década de los setenta irrumpir
con contratos en muchas de las
instituciones paraestatales durante
la época del gobierno militar que
encabezó Juan Velasco Alvarado
(1968-1975) y luego Francisco
Morales Bermúdez (1975-1980), lo
que fue un contrasentido en su
política de estatización y socialismo
de Estado.
Aquellas huelgas tenían como
factor desencadenante el hecho de
la pérdida progresiva del poder
adquisitivo de la moneda, a
consecuencia de la inflación que
nos azotó; y al hecho concreto de
que los médicos en un 20%, no
tenían otro ingreso que el
proveniente de su trabajo con el
Estado (8); en tanto que el deterioro
económico nacional mermaba
importantemente los ingresos por
actividad privada de la medicina, y
los profesionales jóvenes que se
incrementaban
sustantivamente
El paulatino aumento en el
desde aquellos años no tenían número de beneficiarios de
capacidad para salir a una práctica pólizas
de
seguro
para
privada independiente.
enfermedad y maternidad, ha
llevado a la reducción progresiva
Así tenemos que mientras que de las tarifas de atención médica
en 1960 las facultades de particular, lo que a su vez ha
medicina graduaron 219 médicos; condicionado la masificación de
contra 283 en 1970; en 1980 la atención privada en clínicas
privadas y policlínicos, con el
El Colegio Médico del Perú,
consiguiente deterioro en la calidad entidad creada para salvaguardar el
del servicio prestado.
nivel ético de la profesión, no ha
intervenido directa ni indirectamente
La mencionada masificación ha en este fenómeno anómalo, con
venido apareada con el fenómeno de excepción de la administración del
sub-empleo de mano de obra Decano Jorge Rodríguez Larraín,
médica, al contratar los grupos de que casi al término de su gestión
poder médicos a profesionales aprobó un tarifario mínimo para las
recién graduados, a quienes por un gestiones y contratos para el trabajo
porcentaje de lo facturado a las médico independiente en noviembre
compañías de seguros se les pone a de 1991. Hasta ahora se ha hecho
atender pacientes asegurados que caso omiso de él, y no ha sido
acuden en masa al sistema creado; renovado.
es decir, derivando en un sistema de
Los bajos salarios pagados por el
«puntos y contrapuntos».
Estado y por las Universidades, así
La situación actual en este
rubro se complica aún más, pues los
intermediarios (brokers) de seguros
privados están propiciando el
dumping, al negociar, con los grupos
propietarios de centros de salud
privados, escalas de tarifas por
servicios médicos cada vez más
bajas; con el único afán de lograr
mayor rentabilidad tanto para las
corporaciones de propietarios como
de las compañías de seguros. Esto,
la mayoría de las veces a espaldas,
de lo que tengan que decir los
obreros de esta actividad: los
médicos
sub-empleados
involucrados en la atención de
pacientes.
46
como el desprestigio en que han
caído muchas de las universidades y
sus facultades de medicina, además
de la sobre oferta de trabajo médico,
han elevado el porcentaje de los que
se dedican exclusivamente al
ejercicio privado de la medicina del
3.6% en 1964 a más del 8% en 1988
(8)
. Los pacientes asegurados
demandan la implementación de
cobertura de servicio permanente, a
cambio de una afluencia sostenida a
una determinada clínica, policlínico
o centro médico. Los médicos que
así laboran tienen estudios de
postgrado, en muchos casos
desarrollados en el extranjero, y
escogen, cada vez en mayor pro-
porción, quedarse en el anonimato
académico
de
docencia
o
investigación.
El vicio del centralismo -que
ha sido problema en el Perú desde
la época colonial y, por cierto, no
es prerrogativa exclusiva de la
medicina- ha tendido a agravarse
con el paso de los años. Así, en la
actualidad el 66.3% de la fuerza
laboral médica reside en Lima (8).
La tendencia a la especialización
en medicina, es un fenómeno
mundial, dado el avance científico;
ella se logra a través de estudios de
postgrado, que en el Perú tienen una
duración de tres a cuatro años,
durante los cuales la entidad donde
realiza su aprendizaje el futuro
especialista le paga un salario
mensual. Más del 80% de médicos
realiza
este
adiestramiento
complementario y lo hace en
subespecialidades que demandan una
infraestructura tecnológica costosa.
Esta es inexistente o deficitaria en la
gran mayoría de hospitales del
Ministerio de Salud; no así en
algunos nosocomios del IPSS y de
las sanidades de las fuerzas armadas.
Esto conlleva una pobre utilización
de las destrezas aprendidas, con la
consiguiente frustración. Se ha dicho
que el defecto se origina en el
limitación en su capacidad para
resolver los problemas más
complejos en cada una de ellas, lo
que les obliga a derivar esos casos
de pacientes al subespecialista
correspondiente. Incluso realizan
intervenciones
quirúrgicas
sencillas, como apendicectomías y
cierre de hernias; por no
mencionar la atención de partos y
cesáreas.
Tales especialistas tendrían su
lugar de acción en centros de
salud
y
postas
médicas
dependientes del Ministerio de
Salud y del IPSS en toda la
República; sin considerar la
importante demanda que tendrían
en la práctica privada en cualquier
lugar de nuestro territorio.
énfasis que ponen en sus curricula
las facultades de medicina para
enseñar en detalle conceptos y
problemas que no son del uso
común, menos en un país
subdesarrollado; y se ha querido
definir un modelo de «médico que
el Perú necesita»; como si la
medicina no fuera una ciencia
universal. No debe ni puede
identificarse el rol del médico con
el de promotor de salud de una
comunidad (términos utilizados
dentro de la estrategia de atención
primaria de salud).
El auspicio para incrementar
ese tipo de especialista tiene que
venir incentivado por políticas
institucionales gubernamentales, y
las facultades de medicina se
amoldarán a la demanda que se les
plantea. Después de todo, son el
Ministerio de Salud y el IPSS las
entidades que sostienen a la gran
mayoría de los que siguen estudios
de postgrado en medicina.
Teniendo en cuenta que la
subespecialización
en
áreas
restringidas del conocimiento,
conlleva el deseo de laborar en
grandes centros urbanos. La forma
de revertir esa tendencia es
auspiciando la docencia de postgrado en la llamada Medicina
Integral,
la
conocida
como
medicina de práctica en la familia
(«Family Practice» en países de
habla
inglesa).
Dichos El Reto Demográfico
especialistas salen preparados en
La
población
del
Perú
atendercasi todas las especialidades médicas, pero con una ha crecido de 7'200,000 habitan47
tes, según el censo de 1940 a una
estimada en 22'453,000 habitantes
en 1992 (9), es decir se ha
triplicado. En tanto que la población
médica del año 1940 era de 1138
(10), es decir 1 médico por cada
6300 habitantes; en 1992, el
estimado de médicos es de 22,750;
es decir de 1 médico por cada 980
habitantes; y el número de médicos
ha crecido por un múltiplo de 20 en
estos 50 años.
Estos datos harían pensar que
hemos llegado a conseguir el ideal
de cobertura médica; pero al
contrastarlos con la distribución de
esa fuerza laboral en las diferentes
regiones del Perú, nos damos con
que en 1944 (10) la proporción de
habitantes por 1 médico era de 1014
en Lima; contrastando con cifras de
40,030 para Apurímac; 88,519 para
Huancavelica; 10,667 para Loreto;
26,473 para Tumbes; es decir una
catástrofe.
cada 464 habitantes; en tanto que en
Apurímac fue de 32450 habitantes
por médico; en Huancavelica
33,478; en Loreto 3024; en Tumbes
1324; en Tacna 2266. La notoria
mejoría en los departamentos
fronterizos de la costa y en Loreto
probablemente está en relación con
el desarrollo del comercio y su
bonanza consecutiva.
En la encuesta sobre trabajo
médico en el Perú realizada en 1988
por Lip, Lazo y Brito (8), se halló
que el 66.4% de los médicos
laboraban en Lima, exactamente
igual a las cifras derivadas de la
distribución de médicos en 1944 (10).
El tiempo no ha pasado sobre la
pobre capacidad que demostramos en
poder fomentar el progreso de nuestras
provincias, generando por esa
desatención, la mortífera migración
hacia la capital de la república, que se
siente inerme ante la presión social que
se le impone, al convertir en reto casi
En 1957, según estudio imposible de satisfacer, el plantearle
realizado por Alberto Hurtado y un desarrollo armónico.
Octavio Mongrut, citados por Lip,
Lazo y Brito (8), la situación central
Desde el ángulo de las
no era diferente, con el agravante de facultades de medicina (a fines de
que ya se iniciaba la presencia de la década de los cincuenta sólo
una oferta médica elevada en existía la de San Fernando),
la ciudad de Lima: 1 médico por que son doce en la actualidad
48
(San
Fernando,
Villarreal,
Cayetano Heredia, Pedro Ruiz
Gallo, Nacional de Piura, Nacional
de Trujillo, Antonio Abad, San
Martín de Porres, San Agustín, San
Luis Gonzaga, del Altiplano, de la
Amazonia),
el
número
de
estudiantes que aceptan para
estudiar medicina lo establecen sin
consulta previa entre ellas, sin
patrón que guarde alguna relación
con su medio ambiente. Se llega al
colmo de casi doblar el número de
matrículas
para
balancear
presupuestos, como si el futuro de
los médicos fuera carne de cañón.
La tendencia de nuestro
crecimiento
poblacional
es
descendente. En los últimos 15
años la fecundidad descendió 34%,
para llevar a un estimado de 3.5
hijos/mujer contra 53 a mediados
de los años setenta (9); con obvias
diferencias entre áreas rurales y
centros urbanos. El crecimiento
poblacional anual es del 2%.
El hecho de mantener el número de
graduados de medicina en nuestras
universidades en 1200 por año, significa
una tasa de crecimiento anual de 5%, es
decir que en 10 años, contra un
crecimiento poblacional de 20%,
tendremos un incremento en la oferta
de médicos del 50%; y en cifras
absolutas 27’000,000 de habitantes
y 34,000 médicos, lo que arroja la
relación global de 1 médico por
cada 794 habitantes. Si en la
actualidad no existe trabajo para los
médicos en la capital; ¿qué va a ser
de nuestra profesión, de persistir las
tendencias señaladas para los
últimos cincuenta años con respecto
al centralismo? ¿Cuántos médicos
tendrán que migrar? ¿Hasta dónde
caerá el nivel profesional médico, si
en la actualidad el IPSS se atreve a
ofrecer $1.50 (un dólar cincuenta)
por consulta? ¿Cómo será el trato a
los recién graduados por parte de
empresas, muchas manejadas por
médicos, para estos galenos? La
Asociación Peruana de Facultades
de Medicina (ASPEFAM), el
Colegio Médico del Perú y el
Ministerio de Salud tienen la
palabra.
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Mater de la Medicina Peruana». Acta Herediana.
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Publicación de la Organización Panamericana de la Salud y la Universidad
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Instituto Nacional de Estadística e Informática. Lima-Perú. Setiembre, 1992.
PN
Enrique Cipriani Thorne
Médico Cirujano. Post grado en
Medicina Interna en Union
Memorial Hospital y en
Endocrinología en John Hopkins
Hospital, Baltimore, USA. Profesor
principal de la Universidad
Cayetano Heredia.
49
«Rumbos de Política Sanitaria». Carlos Enrique Paz Soldán. Ediciones de «La
Reforma Médica». Lima, 1945.
La Minería Peruana
(1918-1993)
MARIO SAMAMÉ BOGGIO
En el mes de julio se cumplieron 75
años
de
la
Fundación
del
MERCURIO PERUANO por un
grupo de intelectuales presididos por
don Víctor Andrés Belaunde en un
cenáculo
al
que
llamaban
PROTERVIA.
Este
período
comprende, pues, de 1918 a la fecha,
y en el mismo está incluido el 3er.
Período de la República hasta hoy.
la tensión europea significa la
contracción del crédito y la
disminución del comercio internacional, pero posteriormente, al
hacerse evidente la necesidad de
armamento, se va a dar un repunte en
precios y producción. Los gobiernos
de Gran Bretaña y Estados Unidos
fijaron topes de cotizaciones, pero,
con todo, las necesidades bélicas
determinaron que la producción
Uno de los hechos principales en minera aumentara.
este lapso es la iniciación de la
Concentración de Minerales por
También el funcionamiento del
flotación. En 1918 se completa la Canal de Panamá fue un factor
compra de acciones de la Backus y favorable, aunque de otro lado
Johnston por la Cerro de Pasco significó también una desventaja por
Corporation, al año siguiente (1919) los costos mayores. Había que pagar
la Cerro de Pasco Cooper naturalmente el derecho de peaje, y
Corporation adquirió las minas de eso aumentaba el precio, que desde
Aguas Calientes de don Ricardo luego tenía repercusión entre los
Bentin; en este mismo año 1919 se exportadores. Igualmente, había
inició la construcción de la también
inseguridad
en
los
fundición de La Oroya; la American embarques, que originaban meses de
Vanadium Company se transfiere a espera en los muelles; y esto
la Vanadium Corporation of significó
que
las
empresas
America
que
instala
hornos exportadoras tuvieran que pagar
eléctricos en Bridgeville P.A.
almacenaje y ocasionó otros gastos,
pero de toda suerte estos son
Fue
la
primera
Guerra pequeños aspectos que no tienen un
Mundial, que se desencadena eco tan grave frente al despegue de
entre julio y agosto de 1914, el la minería de entonces.
factor que tiene una gravitación en
el
desarrollo
de
nuestra
Con
motivo
de
este
minería. Claro que al comienzo conflicto mundial, hacia 1916
la Cerro de Pasco emprende un
51
estudio para la instalación de una
nueva fundición de mucha mayor
capacidad que la de Tinyahuarco,
puesto que aquella resultaba
sumamente pequeña y sus métodos
no modernos. La planta que se
proyectaba estaría ubicada en La
Oroya, punto equidistante entre
Cerro de Pasco, Morococha y
Casapalca. La construcción se inicia
en 1919; y el 22 de noviembre de
1922, ya terminada, sale el primer
lingote de la fundición de La Oroya,
hecho relievante para la metalurgia
peruana. También debemos destacar
que en 1919 se efectúa la
concentración de minerales por
flotación, que se aplica primero a los
minerales de cobre, luego al plomo,
al zinc y a la plata. Esto viene a
constituir realmente una innovación
técnica de notable valor.
La Fundación de La Oroya, que
aporta un notable valor tecnológico
al tratamiento de los metales, tiene
sin embargo un aspecto negativo:
altera la ecología, de la zona
andina, puesto que contamina la
vegetación y causa estragos en el
ganado ovino y lanar hasta 60 km.
de distancia. Esto se debía al
anhídrido sulfuroso y al arsénico y
a los compuestos de plomo
que
arrojaba
al
ambiente
la planta. Por supuesto, esto
trae notable preocupación al
Gobierno. Es el científico peruano
José Julián Bravo, Director del
Cuerpo de Ingenieros de Minas,
quien realiza el estudio y en su
informe recomienda la instalación
de los aparatos denominados
«Cottrell» que van a neutralizar tales
humos tóxicos.
tado por este colapso, sobre todo las
pequeñas y medianas empresas, que
tuvieron que suspender sus trabajos
creando un enorme problema social,
el de la desocupación. Grandes
cantidades de obreros y empleados
fueron despedidos, lo que significó
una serie de conflictos que el
gobierno tuvo que encarar.
Hasta los años de 1929-1936 la
minería peruana había crecido más o
menos sostenidamente, sobre todo
en el rubro del cobre. En este
aspecto, no es tan sólo la empresa de
la Cerro la que tiene influencia, sino
otras en el norte, en el centro y en el
sur del país. Pero fue por los años
anteriores a la segunda guerra
mundial, en 1924, que se empieza a
exportar zinc, nuevo rubro, que
alcanza en 1926 la cantidad de hasta
15,000 toneladas.
Es en 1930, frente a aquella
gravísima situación, que la Junta de
Gobierno,
presidida
por
el
Comandante Luis Miguel Sánchez
Cerro, emitió sucesivos decretos
leyes con el propósito de canalizar y
promover la actividad minera. Sin
embargo, esa crisis comenzó a ceder
en 1933. Aquí nuevamente hay un
aumento
de
demanda,
un
mejoramiento de cotizaciones.
Es por esta época que se fundan
también la Dirección de Minas y
Petróleo en el Ministerio de
Fomento en 1922, y la Sociedad
Geológica del Perú en 1924.
Seguidamente hay una caída en las
cotizaciones y en el volumen de
compras durante los años de la crisis
mundial, principalmente entre 1929
y 1932, que ya hemos señalado.
En realidad el Perú se vio afec-
52
Se llega así a 1939 cuando
precisamente se desencadena la
segunda guerra mundial. Para los
países productores de materias
primas, el conflicto bélico resulta,
como el anterior, negativos en
ciertos aspectos, al comienzo; hay
restricciones de fletes, retención de
embarques, dificultades de abastecimiento de insumos, maquinarias,
equipos, repuestos, etc; y no hay
una
expansión
manufacturera;
y sobre todo se cierran los mer-
cados de los países involucrados
en el conflicto.
Hay una diferenciación entre
los efectos positivos del primer
conflicto bélico con el segundo.
Las grandes potencias, quizás
experimentadas frente a la
anterior conflagación mundial,
empiezan
a
regular
las
cotizaciones de los productos
primarios, sobre todo los metales
esenciales para la fabricación de
armamentos.
Prácticamente
Estados Unidos y Gran Bretaña
manejan los precios. Sólo hay
variaciones muy leves, y por
consiguiente
los
beneficios
económicos para el país fueron
sumamente relativos, a diferencia
de la primera Guerra mundial.
Empero, pese a tal situación,
la minería del Perú no decreció
significativamente. Se hacen
estudios de explotación de los
yacimientos
de
Marcona,
creándose en 1942 la Corporación
Peruana del Santa a fin de
construir la Hidroeléctrica, la
Planta Siderúrgica de Chimbote y
una carretera de 51 km. en Ica,
que llegaba hasta la planicie de
Marcona y la Bahía de San Juan.
También
se
dan
otros
hechos importantes dentro de la
producción minera de entonces. El
24 de julio de 1940 se crea el Banco
Minero del Perú, que inicia sus
operaciones dos años después; en
1940 se reorganiza la Sociedad
Nacional de Minería y Petróleo; en
1943 se crea el Instituto de
Ingenieros de Minas del Perú y en
1944 el Instituto Geológico del
Perú. Es interesante anotar que el
Perú entonces había retomado al
patrón de oro, estabilizando el sol en
28 centavos de dólar y logrando en
1940 soles 6.17 por dólar.
Cuando termina la Guerra
Mundial en 1945, la minería se vio
nuevamente favorecida por una alza
de precios de los metales, no
obstante que Estados Unidos y Gran
Bretaña trataban, como siempre, de
controlarlos. Pero frente a esta
situación, sin embargo, hay una
contrapartida
negativa;
los
gobiernos de entonces aumentan los
impuestos, crean una profusión de
disposiciones administrativas que
tergiversan el código de 1950 y más
bien producen cierta contracción en
la minería. La producción del oro
baja dramáticamente; el cobre
decae; el plomo se mantiene entre
1949
y
1950,
el
zinc
también se incrementa durante la
53
guerra, alcanzando la más alta cifra
de explotación entre los metales; el
antimonio se redujo en un 50%; y la
producción de estaño, cadmio e
indio en pequeñas cantidades
durante la guerra, no son
notablemente significativas. En
cuanto a la producción del carbón y
otros productos, no se alteran tampoco en gran escala.
Hemos ya podido advertir que,
al finalizar la primera mitad del
siglo, la industria minera, con
altibajos, tiene una declinación en la
baja de su producción y exportación,
salvo en el plomo y el zinc, que
mantuvieron los precios pero sin que
la producción fuera tan alta. La
industria minera se ve nuevamente
doblegada bajo una legislación
confusa e incierta, injusta a veces,
que aumenta los riesgos y desalienta
las espectativas de los mineros
nacionales. Las estadísticas mientras
de entonces, correspondientes a
1949, muestran una crisis honda a la
que se había llegado con naturales
daños para la economía y el
desarrollo del país. Esto se prolonga
hasta los primeros meses de 1950; y
es
sólo
a
partir
de
su
segundo
semestre
cuando
hay una reactivación, debido a la
mejor aplicación del Código de
Minería que se va a promulgar ese año.
El Código de minería en 1950 es
un instrumento decisivo en la
recuperación de la minería nacional.
La Comisión que elabora este
instrumento jurídico fue creada por
Resolución Suprema del 22 de
agosto de 1949. La preside quien
esto escribe en su carácter de Jefe
del Departamento de Minas de la
Escuela Nacional de Ingeniería y
Vocal del Consejo Superior de
Minería y Petróleo; la integran
además los Doctores Daniel
Chavarri y José Rocha Fernandini.
Dicha comisión es instalada por el
Ministro de Fomento y Obras
Públicas el 6 de setiembre de 1949.
Después de 5 meses de intensa
labor,
quedó
redactado
el
anteproyecto del Código de Minería,
que fue presentado al Ministro de
Fomento con fecha 21 de enero de
1950. Dicho proyecto fue publicado
y recibió el beneplácito, tanto de las
instituciones y personas vinculadas
a esta actividad, como del público
en general. Fue promulgado el 12 de
mayo de 1950 por Decreto Ley Nº
11377, estableciéndose que entraría
en vigencia el 1º de junio de dicho
año.
A fin de que pudiera
pragmatizarse el verdadero espíritu
del Código, el Presidente de la
Comisión que lo redactara fue
invitado por el Gobierno para que
asumiera la Dirección de Minería
del Ministerio de Fomento y Obras
Públicas, lo que así ocurrió. Hemos
dicho que el referido Código
significó renovación absoluta de la
realidad minera en el país. Se
imprimió un dinamismo que hasta
entonces no se había conocido. Las
actividades se reanimaron a tal
punto que los renglones de
producción
subieron
casi
mágicamente.
En
un
lapso
aproximado de dos décadas solamente, la minería alcanzó gran
dimensión, colocando a nuestro
país en situación destacada dentro
de la producción mundial.
Este instrumento jurídico,
como factor de impulso de la
actividad minera, fue reconocido
entre otros por Jorge Basadre, quien
anotó que dicho Código fue
decisivo instrumento creador de
favorables condiciones para el
desarrollo de esta industria y para la
inversión de grandes capitales.
No estaba lejos de la verdad el
destacado
historiador.
El
incremento en sólo los primeros
meses de denuncios mineros,
54
como también la explotación de los
yacimientos de hierro de Marcona
en 1953 y los de cobre en 1959,
son muestras de ello. Así, el
«PERÚ MINERO DE 1974»
señala que, durante las dos décadas
comprendidas entre 1950 y 1969,
la
minería
se
desarrolla
vertiginosamente. La producción
de bismuto, tungsteno, plata y
plomo aumentó en más de 100%;
el cemento, los materiales de
construcción y el zinc aumentaron
en más de 200%; la baritina, el
cobre, y el mercurio aumentaron
en 500 %; el cadmio y el
molibdeno en más de 1,000%; el
hierro, el selenio y el telurio, que
no se producía en el Perú antes de
1950, comenzaron a explotarse. La
pequeña y mediana minería
tomaron fuerzas y práctica-
mente duplicaron su producción.
Esto era indudablemente producto de
esta sana política de impulso que el
Código comentado dio a la minería.
El referido Código establecía,
a través de su artículo 56, normas
que permitieron estimular la
conducción de nuevas plantas de
fuerza motriz y la instalación de
centrales
de
beneficio
de
minerales,
elementos
fundamentales que valorizan el
yacimiento y permiten hacerlo
económicamente rentable. El
Código facultaba la creación de
vías de comunicación; es decir,
hacía conjugar los factores
fundamentales para la extracción
de
nuestras
riquezas,
que
son el camino, la planta de
fuerza y la central de beneficio
(concentradora, fundición, refinería,
ingenio, etc.). El señalado artículo
56 establecía que el Poder Ejecutivo
y los concesionarios mineros podían
celebrar contratos para la instalación
de plantas de fuerza y central de
beneficio para plazos fijos, en los
cuales el monto del impuesto a las
utilidades quedaba garantizado en
un mínimo de 10% y un máximo de
20%.
Hemos dicho cómo en pocos
meses se efectuaron contratos de
inversión tales como los de Cerro de
Pasco, empresa norteamericana, que
estudió y realizó la instalación de la
refinería de zinc en La Oroya para la
explotación del beneficio de los
minerales marmatíticos de Cerro de
Pasco; la inversión de la American
Smelting, por intermedio de la
Northern Perú Mining and Smelting
Co., amplió e intensificó sus
exploraciones,
y
plantas
de
beneficio en varias partes del país;
la Cía de Mauricio Hochschild que
creó la Cía. Minera de Marcona,
financiada por la Utah Construction
y la Cyprus Mines para explotar el
yacimiento ferrífero de Marcona; la
Consolitated Guayna Mines Ltda.,
subsidiaria de la Ventures, asume
el control de la Chavín Mines Corporation, a fin de explotar,
55
cobre, plata, plomo, y zinc; la India
Nicaragua y la Republic Steel
inician exploraciones en diferentes
regiones del país, así como muchos
grupos de empresas nacionales.
También se incluye en este
Código el establecimiento de un
registro para las concesiones
mineras. Eso permite legislar sobre
el régimen de inscripción y validez
de los títulos que se ajusta a las
peculiaridades propias de la
actividad y a las eventualidades de
caducidad por incumplimiento de
obligaciones.
Juntamente con la fijación de
normas
jurídicas
para
el
desenvolvimiento de las actividades
mineras,
se
adoptan
otros
mecanismos administrativos que
permiten asegurar la eficiencia de la
nueva estructura administrativa,
clave para el desarrollo sistematizado
y progresista de todo esfuerzo de
producción. Es así como se crea el
Instituto Nacional de Investigación y
Fomento Minero el 1º de marzo de
1950. En ese Instituto se centralizan
las tareas de orientación y asistencia
técnica, que desarrollaban el Cuerpo
de Ingenieros de Minas, el Instituto
Geológico y el Banco Minero del
Perú.
Si miramos la estadística en
1980, es seguro que advirtamos los
efectos renovadores que tiene la
política del año 1950. Esta
expresión se da en las cifras de
entonces. Con excepción solamente
del
antimonio,
que
acusa
declinación
para
después
recuperarse, y del oro que siempre
está a merced de la política
monetaria de los grandes países, el
campo de los minerales metálicos
logra un notable nivel. Así tenemos
que la estadística de la producción
de cobre pasó de 30,257 toneladas
en 1950, a 212,537 en 1968; en
1953 la producción de hierro pasó
de 1'749,749 toneladas a 9'014,994
en 1968; la producción de plata
pasó de 15'000,000 de onzas en
1950 a 32'987,000 en 1968; y en
1950 la producción de zinc pasó de
87,879 a 291,404 en 1968.
El 3 de octubre de 1968 asciende
al poder el Gobierno Revolucionario
de la Fuerza Armada, el que
imprime una nueva política minera
al
Perú.
Política,
minera
fundamentalmente
de
orden
nacionalista y que otorga una nueva
orientación al aspecto de la minería
nacional. Hay el empeño de
implementar en el sector minero una
política nacional con mayor
autonomía
en
las
decisio-
nes creándose el Ministerio de
Energía y Minas el 03 de diciembre
de 1968. Por Decreto Ley del 09 de
enero de 1969 se establecen normas
importantes en este campo. Así, por
ejemplo, los concesionarios mineros
deberán presentar declaraciones
juradas de sus reservas mineras,
para los efectos de la fijación de la
mínima
producción
anual
obligatoria, o, según sea el caso, de
la exoneración del pago del sobre
canon progresivo o de la inversión
anual mínima, en aplicación del
artículo Nº 51 del Código de
Minería de 1950, modificado por la
dación de dos leyes.
Toda la legislación vigente se
ve sometida a un proceso de
revisión. El 21 de marzo de 1969 se
promulga la Ley Orgánica del
Sector Energía y Minas, que
establece la nueva estructura
ministerial y señala los organismos
públicos descentralizados. También
se crea el Fondo de Inversión
Minera, que tiene como objetivo
promover la Industria Minera
Nacional, en especial la pequeña
minería y la participación del Estado
en
la
actividad empresarial.
Igualmente se dicta el Decreto Ley
18225 del 14 de abril de 1970
que promulga la Ley Normativa
56
de la Industria Minera, la que
modifica
sustancialmente
el
ordenamiento legal del sector,
dando participación directa al
Estado en calidad de empresario en
las fases principales de la industria
manufacturera. También esta norma
prescribe la obligatoriedad de poner
en explotación los yacimientos en
el más corto plazo posible, impulsa
la formación de sociedades mixtas
con participación de capitales
nacionales y señala la intervención
del Estado en la comercialización y
refinación de los productos
mineros.
La Ley establece la actividad
minera en dos grandes campos: la
industria privada y las empresas
estatales cuyas normas dicta en
forma
detallada.
Establece
igualmente sanciones, como la
caducidad otorgada por razones de
incumplimiento en cuanto a la
inversión anual obligatoria y por
no solicitar oportunamente la
prórroga del plazo de exploración
o la conversión de la concesión de
exploración o explotación.
Por Decreto del año 1973 se
declara
de
necesidad
la
expropiación de la Cerro de Pasco
Corporation que operaba en los
Departamentos de Junín, Pasco y
Huancavelica, y nace entonces la
Empresa Estatal Centromin Perú;
además se crea la Empresa Estatal
Hierro Perú dedicada a la
extracción de este mineral.
También ese año se crea el
Instituto Científico y Tecnológico
Minero, INCITEMI, con el fin de
coordinar, fomentar, orientar y
ejecutar investigaciones y trabajos
científicos aplicados a la actividad
de la industria minera.
La Ley General de Minería,
dictada por Decreto Ley Nº 18880
del 8 de junio de 1971, es el
instrumento más significativo dentro
del proceso revolucionario peruano.
La Ley establece que los
yacimientos minerales son bienes de
propiedad
del
Estado,
comprendiendo todo lo que se
encuentra en el suelo y el subsuelo
del territorio nacional, así como a
los existentes en el mar, en el zócalo
continental, los fondos marinos y
sus respectivos subsuelos, hasta la
distancia de 200 millas marinas de
la costa; con excepción de
Pero la experiencia de 1977 y
hidrocarburos, guano y agua minero 1978 hace que se intromedicinales.
duzcan constantes cambios en el
planteamiento general, incorporando
mejores criterios que abrieron ya
perspectivas para el incremento de
la industria de la producción,
alentando la pequeña y mediana
minería. El balance de los últimos
años de este gobierno registra
aumentos que demuestran la enorme
vitalidad de la minería y las
proyecciones que ofreció.
En el período de cambio entre
1969 y 1978, la metalurgia se
caracteriza por la programación y
ejecución de mayor magnitud, tanto
en el campo de la fundición como en
el campo de la refinación. En 1975
entra en funcionamiento la Refinería
Electrolítica de Cobre de Ilo. Se
establecen acuerdos para una
Refinería de Zinc de Cajamarquilla.
Se pone en marcha el proyecto
cuprífero de Cuajone por la
Southern Perú Cooper Corporation;
se instaló la concentradora de
Botiflaca. Más de 100 plantas de
Beneficio
de
concentración,
refinación, cianuración, lixiviación y
reducción de mercurio, mantienen
su actividad. Igualmente, el Instituto
Científico y Tecnológico Minero
efectúa programas de investigación
y desarrollo.
cas revelan un evidente surgimiento
de la minería. En 1968 la
participación de la minería en las
exportaciones fue del 51%, y ellas
se incrementaron a más de 54% en
1969.
Este
porcentaje
bajó
levemente en 1970 al 48%, para
recuperarse y llegar al 56%. En
1977 la exportación se mantuvo en
52%. En 1968 la producción de
cobre de 21,537 toneladas métricas
pasó en 1977 a 220,269 toneladas;
el hierro, que en el año de 1968
había superado los 9'000,000 de
toneladas, pasó en 1973 y 1974 más
de 10 millones, para bajar en 1976
a
3'190,000
toneladas;
la
producción de la plata, que alcanzó
en 1968 a 1,026 toneladas llega en
1976 a 1,117 toneladas; el oro, que
llegó en 1969 a 4,094 kilogramos,
bajó a 3,120 kilogramos en 1976; y
el zinc, cuya producción se señala
en 1968 en la cifra de 291,404
toneladas, pasó en 1976 a 382,000
toneladas.
El Perú, como se sabe, es uno de
los países que tiene una gran reserva
minera. Hay estimaciones realizadas
que aseguran, al ritmo actual de
explotación, periodos de producción
de la siguiente magnitud: 100 años
para el cobre, 80 años para el
En el curso del proceso que hierro, 40 años para el cobre,
se inicia en 1968, las estadísti- el zinc y la plata. Aún en el caso
57
de que estas actividades se
intensifiquen, esas previsiones son
susceptibles
de
ampliarse,
conforme a los resultados de
prospección que se han formulado.
Como resumen, es básico señalar
que en el período de 1969 a 1978
existe el afán de encontrar fórmulas
que conduzcan al creciente nivel en
la gestión
minera nacional,
desplazando en algunos casos la
presencia del inversionista exterior.
Estos propósitos se logran en
muchos aspectos. Sigue teniendo
considerable
gravitación
la
participación extranjera en la
industria del cobre, fenómeno que
también se presenta en el campo del
petróleo, aún cuando en este último
fuera expropiado desde 1968 el
complejo de Talara, a cargo de la
Internacional Petroleum Company.
Otro fenómeno es la falta de
estabilidad en las normas, generando
incertidumbres que ya se han
señalado.
También son de notar otros
aspectos, como el de la vivienda
en los centros mineros del Perú.
La minería, bien sabemos, no
obstante ser fuente de riqueza
privada y pública, fue descuidada
en
algunos
flancos
como
en los referentes a la vivien-
da. Claro que el problema de la
vivienda no es privativo de este
sector sino de todos en general. Los
altos costos que demandan en este
rubro las construcciones hacen de
veras difícil a un Gobierno o a una
empresa encarar el problema con
resultados positivos. He aquí que
nuestros asentamientos hayan sido
clamorosos
ejemplos
de
un
abandono en el renglón de la
vivienda. Desde que los españoles
explotaron ávidamente nuestras
minas, esa avidez no tuvo parangón
con ninguna preocupación humana
referente a las condiciones de vida
de esos hombres que explotaban
dichas minas.
Tugurios rurales, viejas chozas
indígenas, fueron características
urbanísticas que enmarcaron la mina
peruana. Siglos más tarde, la
explotación de los asentamientos
mineros estuvo enmarcada por el
«Campamento», donde moraron los
mineros en casi tan precarias
condiciones como las de la colonia.
Sólo con muy escasas excepciones,
algunos
yacimientos
fueron
favorecidos, en el mejor de los
casos, con casas de alguna mejorada
estructura,
pero
siempre
de
carácter provisional. Aún los
yacimientos ricos en petróleo de
58
la Costa Norte del Perú, como en el
caso de Talara, la ciudad de los
trabajadores se componía de
canchones de madera, donde el
tiempo, la salubridad y el desaseo
plagaban de chinches los intersticios
de las tablas, a pesar de las ingentes
riquezas obtenidas. No hubo
programa de viviendas sólidas y
dignas del esforzado trabajador
peruano.
Sin embargo, la legislación
peruana prestó mucha atención al
problema de la vivienda para los
mineros. Específicamente, la Ley
General de Minería del Gobierno
Revolucionario establecía que los
empleadores
mineros
debían
proporcionar a sus trabajadores que
laborasen en zonas alejadas de los
centros
poblados,
adecuadas
viviendas, escuelas, lugares de
recreación y asistencia social.
También
asistencia
médica
hospitalaria gratuita, en el caso de
que estas prestaciones no fueran
cubiertas por las entidades del
Seguro Social del Perú.
Por su parte, el Artículo 3 del
Reglamento de esta Ley minera
señalaba que la construcción de
viviendas y facilidades adicionales
para los trabajadores dependientes
legales, tendrá un nivel razonable de
higiene y comodidad considerando
las condiciones topográficas y del
clima. Las viviendas de los
trabajadores deberán reunir las
condiciones
adecuadas
de
ventilación, alumbrado, protección
contra el frío, la lluvia, la
proliferación de insectos. Dicho
reglamento explica el modo de
tramitar
ante
la
autoridad
respectiva
los
planes
de
construcción de las viviendas y las
facilidades
del
crédito,
de
proximidad, escuelas, mercados,
servicios asistenciales, atención a
solteros y casados, a esposas e
hijos. El reglamento considera
igualmente la previsión de
instalaciones de bienestar tales
como hospitales, correos, escuelas,
mercados, cines, clubes, campos
deportivos, edificios administrativos y hasta zona industrial.
Dentro de este contexto legal lo
más significativo es el complejo
minero o la gran ciudad minera de
Santiago de Cochascasa, que, para
encarar el problema de la vivienda
en el Perú, estableció la Cía. de
Minas Buenaventura, empresa que
opera dos minas en el Departamento
de Huancavelica, una en Arequipa y
una en Lima. Esta ciudad fue
edificada debido a la gestión del
Ingeniero Alberto Benavides de la
Quintara, Director de la mencionada Cía. de Minas. Sobre el
mencionado proyecto, el Ing.
Benavides dijo lo siguiente: «Una
preocupación continua desde mis
años mozos ha sido la de darle
solución al problema de la vivienda,
del minero de nuestro medio.
Cuando era Presidente de la antigua
Cerro de Pasco Corporation, esta
preocupación se acentuó y fue ahí
donde solicité el asesoramiento del
arquitecto y amigo Luis Ortíz de
Zevallos con el que intercambié
ideas sobre la posibilidad de
construir una ciudad satélite no lejos
de la Oroya, al borde de la carretera
central y con dirección a Lima, que
pudieron absorber el déficit
habitacional del campamento, sa59
cando a la población de un
inadecuado
medio
ambiente;
pensaba
que
tampoco
era
conveniente que los centros
habitacionales estuviesen bajo la
influencia directa de una Empresa».
Era una idea nueva que
revolucionaba todo el planeamiento
urbanístico minero. Así surgió la
proyección de la ciudad de San
Martín,
en
Pachachaca,
ejecutándose sólo el anteproyecto.
Aún cuando no pudo llevarse a la
práctica, el proyecto significó un
paso adelante. La ciudad minera de
Santiago de Cocha Ccasa realizada
por la Cía. de Minas Buenaventura, fue realmente un ejemplo de
solución al problema habitacional
y la convirtió en una inversión con
futuro,
reemplazando
los
campamentos
unidos
simbióticamente a las empresas y
que entran en decadencia cuando
ésta abandona sus operaciones.
Santiago de Cocha Ccasa se fundó
el 25 de Julio de 1974, a fin de
satisfacer las necesidades de
vivienda de los centros mineros de
Julcani, Herminia y Hermosa. El
proyecto fue hecho en equipo y
encargado al arquitecto Luis Ortiz
de Zevallos, quien consultó y
discutió con Alberto y Jorge
Benavides de la Quintana, los
Ingenieros Hoover, Llave, Luis del
Carpio y otros profesionales de la
mencionada compañía.
La ciudad comprende cuatro
barrios con sus respectivos núcleos
urbanos de servicio, hallándose en el
centro el núcleo urbano principal.
Este lo conforman dos conjuntos de
plazas, que son la Plaza de Armas y
la del mercado. En dicho núcleo se
hallan los esenciales servicios de la
moderna ciudad, como la Iglesia, el
Municipio, un Hotel de Primera y
otro de Segunda, el Cine, el
mercado, tiendas locales para los
sindicatos y servicios sociales.
Como epílogo a esta apretada
síntesis de los años 1918-1993
haremos algunas consideraciones
sobre los siguientes tópicos:
1.-
Crisis Minera
2.-
Futuro inmediato de la minería
3.-
Futuro a largo plazo
tales el precio de los metales, el
mo Michiquillay, Sechura,
descubrimiento de nuevos yaTambo Grande, Olmos, como
cimientos, la aparición de sustitutos y
primer ejemplo. Como segundo
nuevos usos y costumbres. Como
ejemplo, Raura, Uchuchaya e
causas internas tenemos los conflictos
Iscaycruz, y como tercero,
laborales, el terrorismo, el mal estado
Tintaya,
Las
Bambas
y
de las vías de comunicación, el alto
Corcohuayco.
costo de la energía, la falta de
exploraciones, y la falta de - Debemos proveer de cobre a la
compresión de lo que la minería fundición de La Oroya, teniendo
significa en la economía nacional.
en cuenta el yacimiento de
Antamina a base de la carretera
En el futuro inmediato de la oriental de la Cordillera de
minería debemos considerar la Huayhuash; y por último
abundancia de yacimientos, la desarrollar el carbón, mineral
variedad de ellos, los problemas como
base
energética
ecológicos con el crecimiento complementaria.
consumo de minerales, y la
competitividad con los yacimientos
de Alaska en el Hemisferio Norte y Mario Samamé Boggio
Ingeniero de Minas
Aysen en el Hemisferio Sur.
Doctor en Ciencias Matemáticas.
En lo concerniente a la nueva Profesor Universitario. Ex-Rector
minería debemos consignar lo de la Universidad de Ingeniería.
siguiente:
La crisis minera es peculiar a
toda actividad económica cíclica
como la minería. A períodos de
- Poner en exploración los
bonanza suceden períodos de
yacimientos ya conocidos.
depresión y así sucesivamente. No
es ésta la primera crisis minera que
- Realizar nuevas exploraciones
pasamos, ni será la última. En el
con las tecnologías actuales,
caso de la minería las causas son
sobre todo en el sur del Perú.
externas e internas. Como causas
externas tenemos como fundamen- Realizar
esfuerzos
conjuntos
minero-energéticos
co-
60
Reflexiones en torno al Panorama
Actual de la Industria Peruana
(1918-1993)
LUIS PAREDES STAGNARO
De
acuerdo a compromiso, el
título de esta colaboración al
número de MERCURIO PERUANO
conmemorativo de sus 75 años de
continua publicación durante esta
centuria, debió ser Historia de la
Industria Peruana entre 1918 y
1993. En consecuencia, debería
referirse
específicamente
al
desarrollo de las actividades
manufactureras que ya existían en
1918 y a las que se crearon desde
entonces,
completando
la
información sobre el período con
estadísticas que reflejaran su
evolución en tipos y volúmenes de
producción.
Es
decir,
una
acumulación de noticias y datos que
-conviene aclararlo- no habrían
constituido ni reflejado, ni en un
momento determinado ni en el
transcurso del tiempo estudiado, la
verdadera esencia del sujeto a tratar
-en este caso, la industria peruana y
su peripecia durante el período
fijado- si no se llegaba a
conclusiones de alguna naturaleza
estableciendo
las
conexiones
estrechas que el sujeto tiene con la
economía del país en su conjunto.
quiere de la acumulación previa de
cierto volumen de materiales que
«per se» no son historia, pero de los
que sí emanan los hechos históricos
a los que se debe identificar y tratar
de encontrarles sentido.
El sentido, decía Basadre, es la
materia inteligible de la historia.
Ello es más cierto aun cuando se
estudia movimientos de larga
duración, como la industrialización
de un país, entendida como la
evolución de sus manufacturas, en la
que los fenómenos observables no
se presentan como producto de una
o más voluntades, sino como
fragmentos que emergen de un
sistema
subyacente,
de
una
estructura que les preexiste, que los
origina y que condiciona su avance
o su retroceso, su éxito o su fracaso,
su crecimiento o su desaparición.
A las reflexiones anteriores
debe añadirse que ningún hecho ni
ningún proceso histórico, se dan
aislada o solitariamente. Por el
contrario, les es aplicable por
entero el juicio de Ortega y Gasset
en cuanto a que el hombre no es él
solo sino él y su circunstancia. Así
Hacer la historia de cualquier
pues, la actividad manufacturera
actividad desarrollada por el
no es ella en si sino ella y su
hombre
durante
detercircunstancia: la economía en que
minado transcurso de tiempo re-
61
está inmersa, de la que no puede
funcionar independientemente, sino
por la que está condicionada y de
cuyas particulares características
estructurales forma parte.
Finalmente, debe testimoniarse
que quien intente historiar
cualquier
aspecto
de
las
actividades
económicas
desarrolladas por los peruanos, sea
que abarque los últimos 75 años de
nuestra vida republicana o la
totalidad
de
ésta,
se
ve
inevitablemente limitado por el
hecho de que no somos un país en
evolución en la significación
implícita que esta palabra tiene
dentro de la concepción occidental
de la historia en la que el término
«evolución» contiene el concepto
de
progreso
constante,
de
continuos pasos hacia adelante.
O sea que, contrariamente a esta
significación
del
término
evolución
entendido
como
«progreso», debemos reconocer y
aceptar que el Perú es aún, al cabo
de 172 años de vida independiente,
un país en crecimiento, con
desarrollos parciales en algunos
aspectos de su economía y, en los
últimos 25 años, en involución en
otros. Nos referimos aquí a los
aspectos económicos, no a los
aspectos culturales, en los que sí se
ha dado, muy especialmente en este
siglo, una vigorosa evolución en
todos los órdenes de la creación
intelectual y la actividad artística.
Ahora bien: volviendo al tema
de una historia de la industria
peruana entre 1918 y 1993, el
material existente es abundante.
Ubicarlo, ordenarlo, procesarlo y
hacerlo homogéneo, es decir
comparable e interpretable, es tarea
no de días o semanas sino de meses.
Especialmente
complicada
es
la dificultad que presenta el ma
62
terial estadístico, debido a que ni
instituciones ni investigadores se
han puesto hasta ahora -tal vez,
tampoco lo han intentado- en fijar,
de tiempo en tiempo, años base 100
para facilitar el manejo de las
estadísticas. Al respecto cabe citar la
proliferación de casos en que, en
una misma obra, redactada por un
único autor, las estadísticas no son
comparables en cuanto a que sus
bases
de
cálculo
difieren
radicalmente entre ellas mismas.
un período tan vasto como 75 años
con una información tan copiosa
en un lapso tan breve como un par
de semanas; y luego reducirlo a un
texto que abarque un par de
decenas de páginas impresas. Estas
dificultades hacen explicable el
que se prefiera el riesgo de formular
sucedáneamente
algunas
reflexiones sobre la situación de la
industria peruana en la actualidad
y aventurar explicaciones sobre sus
causas.
En un país en que las estadísticas no son enteramente
confiables sólo es posible, al momento, esbozar con algún grado de
certidumbre el panorama de
nuestra industria hasta el final de
1989, o sea con tres años de
retardo sobre el presente. Y debe
reconocerse que esas estadísticas
revelan penosas evidencias de
retroceso sobre niveles alcanzados
en algún momento de las cuatro
últimas décadas.
Y no se trata de afirmaciones
gratuitas: para 1989 la industria
peruana había retrocedido, en
volumen de producción, 16 años,
igualando el que alcanzó en 1973;
en producción per capita -por
En resumen, no es posible habitante-, 28 años, igual al nihacer seriamente la historia de vel ya logrado en 1961; en partici-
pación en la generacón del PBI,
también 28 años, pues el 21% de tal
participación, en 1989 es el mismo
porcentaje registrado en 1961. A
esto deben añadirse otros retrocesos
también
revelados
por
las
estadísticas de 1989 -no mejoradas
por las cifras estimadas o
provisionales de 1990 a 1992- en
aspectos tales como la contribución
de la industria a la ocupación y la
utilización porcentual de su capacidad de producción instalada.
Y aún cuando pueda una que
otra mejora ocurrida entre 1990 y
1992 en las cifras de 1989, el
panorama de hoy no es distinto al
del año últimamente mencionado
(1989): un sector industrial, en
general, debilitado, no sólo en
continua descapitalización por
efecto de políticas económicas,
monetarias
e
impositivas
inadecuadas;
tecnológicamente
atrasado en su equipamiento por la
no oportuna renovación de equipos
con decenas de años de funcionamiento; con un mercado interno
que continúa siendo insuficiente,
no sólo en número de consumidores sino en la capacidad
adquisitiva de los mismos; todo lo
que en conjunto coloca a nuestra
industria
en
condición
de
inferioridad
para
desenvolverse con éxito en el exterior
63
-con la excepción de algunos
sectores sumamente especializadosy por tanto con oportunidades
mínimas o sumamente limitadas
para competir en los mercados no
sólo de los países desarrollados sino
de aquellos de similar nivel con el
nuestro.
Frente al panorama de 1989 -no
en mucho distinto hoy día y sí tal
vez agudizado en más de un
aspecto-,
parece,
pues,
más
conveniente que historiar la industria peruana entre 1918 y 1993,
interrogarnos por las causas de su
situación actual, analizar qué ha
pasado con ella, dentro del
panorama más amplio de nuestra
economía. Especialmente porque el
proceso de la actividad manufacturera en nuestro país, al cabo de los
75 años transcurridos desde 1918,
no ha sido constantemente negativo
durante el período.
Dentro de avances y retrocesos
periódicos o parciales, nuestra
industria había alcanzado, aunque
imperfecta e inorgánicamente, un
cierto grado de desarrollo y
progreso, especialmente si se la
comparaba con los países que en los
inicios de la década de los años 70
iban a incorporarse al organismo
de integración regional, el Grupo
Andino. Aunque es cierto también
que, al momento de la formación
de ese organismo, ya la debilidad
estructural de nuestra industria
-correspondiente a su vez a la de la
economía peruana en su conjuntola hacía vulnerable, en el futuro inmediato de los 70, frente a la
competencia del exterior, no ya
siquiera de los países industrializados, sino de los otros integrantes del flamante organismo de
integración. Tal debilidad, en
nuestro concepto, lo repetimos, es
de carácter estructural, y sus
orígenes se remontan al nacimiento
mismo de nuestro país como
república independiente.
Porque lo cierto es que la
república, desde sus días aurorales se sintió y proclamó heredera de la política mercantilista
liberal que introdujeron los
Borbones al acceder al trono
imperial de Madrid a mediados
del siglo XVIII. Optó así -en
terminología de nuestro tiempopor el modelo de desarrollo hacia
afuera, por el libre mercado,
prácticamente
sin
barreras
aduaneras para las manufacturas
procedentes del exterior; es decir,
sin protección de ninguna clase a
lo que se produjera dentro de
nuestras fronteras.
Esa fue la posición encabezadas
por Manuel Lorenzo de Vidaurre en
el Congreso de 1827, y la que se
impondría, sin discusión sustantiva
posterior,
prácticamente
hasta
nuestros
días.
Al
sentenciar
Vidaurre: «En el momento actual no
existe ninguna industria en el Perú»,
significaba que seguiríamos siendo
lo que habíamos sido como colonia,
especialmente con los Borbones: un
proveedor de materias primas para
la metrópoli y, a través de ella, para
los países industrializados y, por
tanto, un consumidor de las
manufacturas por ellos producidas.
Ciertamente la promesa de la
vida peruana, que contuvo la
decisión de emanciparnos, entrañaba
la libertad política, pero con el
complemento de la independencia
económica, no entendida como
autarquía imposible sino como
necesaria y decorosa capacidad de
decisión y negociación con los
centros de poder externos desde la
perspectiva de los intereses de la
colectividad peruana como nuevo
miembro
de
la
comunidad
internacional. Aún cuando deba
reconocerse que, ni en principio ni
en definitiva, la opción adoptada por
los fundadores de la república
era discutible, sí lo era en cuanto
64
significó e importó de hecho el
rechazo absoluto de la posibilidad
de ensayar los primeros pasos de un
industrialismo progresivo.
Al
rechazar
frontalmente
Vidaurre y sus seguidores a quienes
plantearon protección absoluta a lo
que se produjera en el país, no
percibieron ni unos ni otros de que
lo conveniente era un desarrollo
equilibrado a través de la aplicación
de
los
excedentes
de
las
exportaciones,
tanto
a
la
reconstrucción de la base agraria
destruida durante las guerras de la
independencia e iniciar o buscar
nuevas formas de redistribución del
ingreso -de modo de ir creando
paulatinamente una masa creciente
de consumidores-, cuanto al
restablecimiento de los obrajes,
primero debilitados y finalmente
abandonados por la política
aperturista
de
los
Borbones.
Continuar
o
reanudar
después de 1824 la
actividad de los obrajes habría
constituido la semilla de la
industrialización del país, puesto que
tales establecimientos no se limitaban
a la producción textil sino que se
extendian a la manufactura de una
variada gama de productos de
consumo popular, con la ventaja de
que los establecimientos estaban
distribuidos regionalmente y propiciaban, por razones de especialización, un intenso intercambio regional.
Posteriormente
a
la
consolidación de sus fronteras en
los inicios de la década de los
años 40, la República no supo
aprovechar los dones del guano
primero y del salitre después -que
acabarían a la postre siendo dos
aciagos presentes griegos para el
Perú del siglo XIX- con una
política
que
aplicara
sus
excedentes al desarrollo agrícola
y a la creación del mercado
interno. Estas dos necesidades
vitales para nuestro futuro no
fueron vistas, en su momento, por
los vencedores de Santa Cruz,
como no lo habían visto, en su equilibrado tanto de nuestro sector
oportunidad, los fundadores de la externo como del interno.
República.
Sin embargo, no sucedió así
Luego, durante los años progresivamente,
desde
los
transcurridos entre el advenimiento inicios del siglo XX, volvieron
de Castilla al poder y 1879, el país nuestros gobiernos a una política
inició y continuó, especialmente por aperturista total, en la cual las
iniciativa y esfuerzos privados, con disminuciones
de
ingresos
suerte varia, diversas actividades fiscales, provocadas por los
manufactureras
que
podrían descensos periódicos de los
calificarse como un proyecto precios de nuestras materias
industrialista que configuraba el primas
en
los
mercados
primer intento, aunque no orgánico, mundiales,
se
subsanaban
de ensayar un desarrollo hacia mediante
empréstitos
que
adentro, que la guerra del Pacifico permitían la práctica de variadas
frustró.
gamas de populismo o la
Pasados los años de los ejecución de obras públicas sin
de
necesidades
conflictos internos que siguieron a priorización
globales
ni
regionales.
la guerra, durante la cual se
destruyó y perdió el equipo
industrial
instalado
desde
mediados de siglo, la última
década del 800 contempló el inicio
de una vigorosa reacción de
nuestra economía con base en un
incremento de las exportaciones de
nuestras materias primas con
precios altamente retributivos,
acompañado por la embrionaria
instalación de un nuevo aparato
industrial que abarcó un panorama
más amplio que el textil. Pareció
por un momento que nos
encaminábamos a un desarrollo
1
2
César Antonio Ugarte, 1926
Emilio Romero, 1949
65
La obstinación con que hemos
continuado
practicando
preferentemente
en
todo
el
transcurso de este siglo la política
del aperturismo y las consecuencias
que ella ha acarreado para nuestra
industria han sido reconocidas, en
más de una oportunidad, por
diversos intérpretes de la realidad
económica peruana a lo largo de
este siglo.
Un economista honesto y
enterado1 resumía así en 1926
las causas del escaso desarrollo
de la industria fabril durante los
años
de
vida
republicana
transcurridos hasta entonces: «La
división internacional del trabajo ha
obligado al Perú, país nuevo,
extenso y de grandes recursos
naturales, a consagrar sus fuerzas
económicas a las industrias
extractivas más bien que a las
industrias manufactureras, que
tienen condiciones poco favorables
en un país de población escasa e
inculta. Tal es la causa fundamental
del incipiente desarrollo que han
tenido en la república las industrias
manufactureras».
Y posteriormente, en 1949,
otro de los más notables
estudiosos de nuestra economía,2
sostiene: «... la etapa que culmina
en Leguía, está caracterizada por
el propósito político de exhibir el
éxito de un gobierno en las
mayores
cifras
de
las
exportaciones
sobre
las
importaciones, como un signo de
bonanza pública... Se creía en la
prosperidad fundada en los
derechos aduaneros rendidos por
la exportación del azúcar, del
algodón y de los minerales como
el cobre y el petróleo»... «Las
cifras bajas de las importaciones
no eran porque el Perú podía
abastecerse de mercaderías, sino
porque el pueblo peruano no tenía
los medios necesarios para adquirir
productos
de
importación
indispensables».
Pero al análisis de esos
estudiosos de nuestra economía
escapó el profundizar las causas del
escaso
desarrollo
industrial
alcanzado hasta mediados de este
siglo: la actividad fabril de
cualesquier colectividad social no
puede
funcionar
independientemente,
fuera
del
contexto de las demás actividades
productivas -agrícolas, mineras,
pesqueras,
comerciales,
de
servicios-; ni de las políticas
gubernamentales
-económicas,
financieras monetarias-; ni de los
desarrollos
dentro
de
las
instituciones propias de su entorno
-sociedades, gremios, sindicatos-; ni
de las legislaciones especificasfiscales, aduaneras, de marcas y
patentes y de comercialización- que
gravan su actividad o la regulan; ni
de los mecanismos destinados a
salvaguardar o satisfacer las
necesidades básicas de educación y
salud del cuerpo social en el cual
están insertadas.
dentro del grado de inautenticidad e
ineficiencia que ha caracterizado
desde la iniciación de la República
a la mayor parte del aparato
institucional peruano, tanto estatal
-gobiernos y parlamentos- como
privado -sociedades, asociaciones,
sindicatos-. Tal inautenticidad se
traduce en su falta de efectiva
representatividad por su carácter de
círculos mayormente cerrados de
personas
o
de
intereses
circunstanciales, en unos casos; o
por la no existencia de canales o
mecanismos para la participación
efectiva de la ciudadanía en
general,
en
otros.
Estas
características de inautenticidad de
la mayor parte de nuestras
instituciones, tanto públicas como
privadas, estrechamente ligadas a la
falta de vocación de servicio a la
comunidad
de
quienes
han
desempeñado sus dirigencias o han
constituido sus mayorías.
Volviendo al tema del más que
sesquicentenario voluntarismo de
nuestros gobernantes de pretender
que
el
país
haga
reposar
prioritariamente sus posibilidades de
desarrollo y progreso sobre su
capacidad exportadora, es pues
Por último, ninguna actividad posible
afirmar
que
ese
económica
puede
de- voluntarismo nos ha impedido crear
senvolverse de modo eficiente un mercado interno con base en un
66
aumento del poder de compra de
las grandes masas de nuestra
población, partiendo de la premisa
de que, en todo momento de
nuestra vida republicana, esas
mayorías han estado siempre
constituidas por nuestra masa
indígena, radicada mayormente en
la zona andina. En todas las
oportunidades en que se ha
estimado o se ha censado a nuestra
población, los resultados han
arrojado que la población indígena
es absoluta y abrumadoramente
mayoritaria frente a la mestiza y
por supuesto frente a la blanca y a
los volúmenes sin significación de
la negra y la amarilla.
No obstante, nunca se ejecutó
política redistributiva de alguna
naturaleza que persiguiera el
incremento del ingreso de sectores
indígenas y mestizos, de modo que,
a través del salario, en el caso de
quienes constituían la fuerza de
trabajo, o a través del precio para
quienes eran productores agrícolas o
ganaderos, esas mayorías pudieran
convertirse
en
consumidores,
creando el circuito demandaproducción abastecimiento a través
del trinomio consumidor-productorcomerciante, mecanismo con el que
se hubieran dado paulatinamente
las
condiciones
para
una
y tomando en cuenta solamente el
lapso comprendido entre 1918 y el
presente- ha correspondido a los
períodos de baja de demanda, y en
consecuencia bajos precios, de
nuestras exportaciones; y todo auge,
a su vez, ha correspondido a
períodos de alta demanda e
incremento de precios de las
mismas, pero siempre sin que tales
periodos de auge se tradujeran en la
transformación
estructural
de
nuestra economía. Obviamente,
ambas circunstancias temporales, de
crisis y auge, han tenido su reflejo
en nuestro sector manufacturero.
actividad
manufacturera
centralizada y vigorosa.
des- nuestro desarrollo externo e interno;
y que quienes sí tuvieron intuición,
o
conocimientos
en
De lo expresado se puede visión
economía,
los
sacrificaron
deducir que quienes han determinado la orientación de nuestra priorizando intereses personales o
economía, quienes han ejercido la grupales de tipo político ejercitando
función de gobernarnos desde la populismos absurdos que, sin
iniciación
de
la
república excepción, han contribuido a
-ejecutivos y legislativos- han agravar y prolongar las crisis a que
carecido en su mayoría de la su práctica daba origen.
intuición, visión, conocimientos o
Lo corrobora el hecho de que
cultura en la materia, para toda crisis de nuestra economía
comprender la necesidad de lograr -sin
necesidad
de
remonprogresivamente el equilibrio entre tarnos
al
siglo
XIX
y
67
Por citar sólo un ejemplo, el
fenómeno
del
extraordinario
crecimiento de las exportaciones de
harina de pescado alentó en su
momento el crecimiento también
vertiginoso de una industria metalmecánica que fue capaz de
abastecer con capacidad, eficiencia
e idoneidad tecnológica la demanda
de embarcaciones y de plantas de
harina; pero, pasado el boom de las
exportaciones -no es pertinente aquí
discutir sus causas-, la actividad
metal mecánica entró en una crisis
tanto o más profunda que la de las
exportaciones
de
productos
pesqueros.
Y es que no obstante que
el recurso marino, de excepcional
riqueza en nuestro mar existió
siempre, antes y después del boom,
nunca fue pensado -más allá de una
actividad artesanal, tan antigua
como la existencia del hombre en el
Perú- como un recurso para el
mercado interno, capaz de suplir los
déficits y carencias alimentarias y
de nutrición del hombre peruano. En
otras palabras, se constituyó casi
exclusivamente en un recurso de
nuestro sector externo y no del
interno. Con él también miramos
-como prácticamente con todas
nuestras materias primas- hacia
afuera, no hacia adentro.
Hoy día, frente a este panorama
de nuestra economía -de la que es
componente
nuestro
sector
industrial-, no parece caber otra
opción que la que tuvimos desde la
iniciación de la república y que
nunca adoptamos. Ella es la de un
desarrollo equilibrado de nuestros
sectores externo e interno, procurando maximizar los excedentes
del primero para aplicarlos a la
vigorización
del
segundo,
tecnificando a ambos para hacerlos,
en conjunto, menos vulnerables a la
fluctuación de los precios mundiales
con una profunda voluntad de
apoyar
al
sector
agrario
como
fuente fundamental de
suministro para nuestra demanda
68
interna; inclusive tratando de
modificar el hábito alimentario
arraigado artificialmente en el
consumo de trigo que tenemos que
importar cada vez en mayores
volúmenes en lugar del maíz del que
somos ancestrales productores.
Con el complemento de un
esfuerzo también racional para ir
disminuyendo, en el aspecto de los
precios agrícolas, la dependencia del
campo a la ciudad, se deberá crear la
capacidad adquisitiva de la que hoy
carece el campesinado peruano,
especialmente
el
andino,
convirtiéndolo en consumidor de
una
industria
urbana,
descentralizada en lo posible, para
abaratar
los
costos
de
comercialización.
Si lo hacemos, podríamos, en
relación con nuestra industria,
fijarnos metas que, reconociendo
su situación actual, deberíamos
alcanzar para el término de la
primera década del siglo XXI. Para
entonces el objetivo debe ser una
industria en desarrollo y progreso
constantes, competitiva en el
exterior con base en el soporte de
un sólido y creciente mercado
interno, en el marco de una
economía
auténticamente
en
evolución.
Si cumplimos con esas metas
habremos
eliminado
las
posibilidades de que las futuras
generaciones
de
peruanos
continúen leyendo estudios y
estadísticas
contra
cuyas
conclusiones y revelaciones sólo
cabe reaccionar afirmando que el
Perú es posible. En cuanto a lo que
a la economía -y dentro de ella a la
industria- el optimismo no es
utópico, si miramos a países
vecinos al nuestro que no cuentan
con la variedad y abundancia de
recursos naturales ni el potencial
de consumidores que posee el
Perú.
Todo lo enunciado, que
constituye solamente un fragmento
de un conjunto más amplio de
reflexiones suscitadas por un
sentimiento de urgencia en cuanto a
las modificaciones que requieren las
obsoletas estructuras de nuestra
economía, concluye en que únicamente dentro de un manejo
racional de todos nuestros sectores
productivos se podrá empezar a dar
forma y sentido a la promesa de la Luis Paredes Stagnaro
vida peruana que entrañó en 1821 la Egresado de la facultad de Letras.
Sección Doctoral de Historia de la
decisión de ser independientes.
UNMSM en 1942.
Dedicado a la actividad
empresarial, en función de gerencia
desde 1956.
Cambios en la Orientación de la
Política Económica en los últimos
setenta años
LUIS FELIPE ARIZMENDI ECHECOPAR
cas. Cabe advertir al lector que son
l Perú, en la búsqueda del pocas las cifras que se emplean,
debido a su dificultad en ser
progreso económico y el bienestar
comparadas las actuales.
de su pueblo, ha aplicado a lo largo
de la historia republicana del
presente siglo, diversas propuestas Leguía: Patria Nueva,
económicas, políticas y sociales con Progreso y Debacle
resultados
algunas
veces (1919-1930)
alentadores, otras tantas desencantaDebo hacer mención, en primera
dores y, en mayoría, inciertos e
instancia, de mi profundo respeto
incompletos.
por don Augusto B. Leguía. Con
Nuestro país lo ha intentado todos sus defectos y errores, Leguía
casi todo. Desde el desarrollismo puso al Perú en el siglo XX. Su
modernista pero derrochador de largo gobierno de once años, se
Leguía, pasando por un socialismo caracterizó por el tono de esperanza
no alineado o lo que podríamos en el futuro del país y por la actitud
llamar
un
«humanismo
con contagiosa de resurgimiento de
prepotencia» de Velasco, hasta el nuestra nación dentro del contexto
actual liberalismo con reforma mundial. El Perú de aquella época
estructural (incluidos los aspectos era mucho más importante y
constitucionales) de Fujimori, la relevante, políticamente hablando,
evolución económica del Perú ha de lo que puede ser hoy.
estado marcada por profundas crisis
La política fiscal de Leguía fue
coyunturales recurrentes, en donde
claramente
expansiva, gracias a la
fenómenos tales como la inflación,
la recesión, la crisis de balanza de mejora de la recaudación llevada a
pagos, el déficit fiscal, etc. se cabo durante los primeros años del
sucedían desviando muchas veces la siglo XX. La expresión más clara de
atención de los gobiernos de grandes ello se notó, posiblemente, en la
transformación de la ciudad de
problemas de nuestra nación.
Lima. El desarrollo de lo que hoy
Veamos, en un recuento conocemos como la Avenida
apretado, la secuencia histórica Arequipa, permitió la rápida
de estas
políticas económi- urbanización de zonas como
E
69
San Isido, Lince y Miraflores. Las
avenidas Progreso y de la Unión
acercaron Lima y el Callao. Las
avenidas Pershing, Brasil y
Alfonso Ugarte ganaron para la
ciudad a Breña, Chacra Colorada y
Jesús María. Se levantaron plazas
tales como la San Martín y la
Sucre. Se construyeron edificios
tales como el Hotel Bolívar, el
Club Nacional, el Banco Italiano,
el Palacio Arzobispal, la Escuela
Nacional de Varones y el Edificio
Gildemeister. También fueron
remozados o reconstruidos el
Palacio de Gobierno y la sede del
Congreso.
La
Foundation
Company realizó obras de
pavimentación, así como de
instalación de redes de agua
potable y de desagüe, sobre todo
en las nuevas urbanizaciones.
Aunque parte de los casi 30 millones
de dólares en obra pública que el
gobierno del oncenio gastó, mejoraron
las condiciones de habitabilidad en
algunas provincias, este se concentró,
como hemos visto en la lista anterior, en
Lima. Ello reforzó desde entonces,
quizá sin quererlo, el centralismo que
hoy nos ahoga.
En cuanto a la política
monetaria,
predominaba
mundialmente la doctrina de «real
bills». Debido a su influencia, los
bancos centrales prestaban más,
tanto mediante tasa más bajas de
redescuento, así como con mayores
volúmenes, cuando las empresas -y
por ende la economía- obtenían
buenos resultados y se expandían.
Por el contrario, elevaban la tasa de
redescuento e inclusive cerraban
estos recursos cuando la mayoría de
las empresas que operaban en la
economía, mostraban signos de
debilitamiento. En el Perú, la
práctica
monetaria
no
varió
sustancialmente de lo hecho,
erróneamente, por el Sistema
Federal de Reserva en los EE.UU.
Luego de una expansión
moderada de la oferta monetaria y
del crédito entre 1919 y 1924, se
siguió una política errática entre
1925 y 1929, lo que redundó en
inversiones especulativas. La crisis
de la Bolsa de Nueva York en 1929
y la posterior gran depresión
norteamericana
(1929-1933),
impactó de lleno en la economía
nacional, demasiado endeudada con
la banca de aquél país y la británica.
El error de creer que el
financiamiento externo nos sacaría
rápidamente del atraso, se pagó con
creces entre 1929 y 1032, al cortarse
70
ásperamente el flujo de capitales
hacia el Perú y al no poder nuestra
autoridad
monetaria
resolver
adecuadamente la quiebra de
diversas instituciones financieras
que operaban por entonces en
nuestro país. Se cerraba un ciclo de
expansión y se iniciaba, otra vez, un
duro proceso de ajuste.
Sánchez Cerro y Benavides:
Ajuste y Transición (1931-1939)
Producto
de
la
virtual
bancarrota del Estado Peruano
desde 1931, el Perú se encontró en
cesación unilateral del servicio de
su deuda externa. De esta manera,
las circunstancias obligaban a hacer
política económica «hacia adentro».
El país, sin embargo, se encontraba
sumamente convulsionado. A la
guerra civil abortada, provocada
por la sublevación del aprismo en
Trujillo, había que sumarle la
inminente guerra con Colombia por
la disputa de la región comprendida
entre los ríos Putumayo y Caquetá.
El manejo de la economía era
caótico. El déficit fiscal se
avizoraba como enorme para 1932
y 1933. Pese al sentimiento
patriótico que imperaba, lo débil
de la economía externa impedía
que la recaudación gracias a los
tributos a las exportaciones llegase
aún, con aumentos sustanciales en
las tasas que se imponían, a los
niveles de equilibrio presupuestal.
Pese a lo gris de la situación, no
todo fue malo, sobre todo en
términos de la transformación de la
economía del país en el largo plazo.
Gracias a la misión Kemmerer, la
modernización de la banca en el
Perú (incluyendo la creación del
Banco Central de Reserva) nos
permitió acelerar la recuperación.
Pese a que se intentaron fórmulas
poco exitosas, como el tratar de
reintroducir el patrón oro, la política
monetaria mejoró sustancialmente,
haciendo mucho más ordenada la
asignación del crédito.
Este factor, sumado a las
políticas del (New Deal» de F.D.
Roosevelt
en
los
EE.UU.,
permitieron que, a partir de 1933 la
crisis comenzara a ser superada.
Según Portocarrero (1983), fueron
dos factores independientes pero
complementarios
los
que
contribuyeron a ello: a) la mejora de
los precios del algodón, por aquella
época la exportación de mayor
impacto en la economía del país. b)
el aumento del gasto público y
como consecuencia, el incremento
de la demanda interna y de la
producción. Este autor señala que en
el gobierno de Benavides triunfó la
tesis de una moderada extensión de
los gastos públicos, en base al aumento de impuestos y/o del crédito
interno.
Prado y Bustamante: Economías
de Restricción y Escasez (19391948)
Resulta imposible aislar los
gobiernos constitucionales de los
presidentes Prado y Bustamante de
los
conflictos
nacionales
e
internacionales. La Segunda Guerra
Mundial, desatada desde 1939,
obligó al Perú a tomar partido por
los Aliados. Ello comprometió
exportaciones necesarias para la
guerra y también a restringir el
consumo de una serie de bienes
importados. Adicionalmente, el
conflicto con el Ecuador ocurrido en
1941, presionó por un mayor gasto
público y una mayor presencia del
Estado en todo el territorio nacional.
Empieza a darse entonces, un
fenómeno que acompañaría a
nuestra economía hasta hace poco:
el
crecimiento
del
«Estado
Burocrático». Es así como la
planilla del gobierno sube de
71
casi 22,000 servidores en 1940,
entre empleados y maestros, a más
de 38,000 en 1945. Así mismo, los
gastos fiscales se incrementaron de
235 millones de soles en 1939 a
536 millones de soles en 1945.
Cabe reconocer el esfuerzo del
Estado por introducir cambios en
la legislación tributaria, sobre todo
en materia de impuestos a la renta,
utilidades y dividendos con un
espíritu de redistribución de la
riqueza.
Debido a la persistencia del
déficit fiscal, la deuda interna
continuó creciendo en todo el
período.
La
aceptación
de
obligaciones del Estado y del BCRP
por parte de la población fue
notable, lo que permitió continuar
un
moderado
crecimiento
económico financiado desde dentro.
Pero los peligros inherentes no
pudieron ser evitados. Durante la
década de los cuarenta, empezó a
crecer
amenazadoramente
la
inflación, terrible mal que luego nos
afectaría despiadadamente durante
la década de los ochenta.
gunta por el período de mayor
prosperidad que recuerden, la
mayoría de ellos probablemente
responda en favor del ochenio del
General Odria. Pese a su imagen
dura, Odria fue siempre muy
abierto y receptivo a las ideas en
materia económica dichas por
quienes
consideraba
como
enterados. De esta manera, Odría
logró plasmar en realidades, un
plan bastante simple en cuanto a
concepciones, se trataba de una
política
expansiva,
casi
«keynesiana» por el lado fiscal,
aunada a un estímulo a la inversión
privada, sea ésta nacional o
extranjera, en base a una
legislación ampliamente favorable.
Gracias a los buenos precios
de los metales en sus primeros
tres años de gobierno y al flujo de
inversiones hacia la gran minería
sobre todo, el gobierno contó casi
siempre con suficientes fondos
como para hacer carreteras,
levantar impresionantes (para la
época)
edificios
públicos,
construir colegios (las famosas
grandes unidades escolares),
hospitales y unidades vecinales.
Odría: Autoritarismo y
Este efecto del gasto público en
Bonanza (1948-1956)
construcción tuvo un efecto
Si a los peruanos mayores multiplicador muy poderoso en el
de cincuenta años se les pre- poder adquisitivo de los sectores
sociales medios y bajos.
En el campo monetario, las
políticas
fueron
sumamente
moderadas, lo que favoreció a la
estabilidad económica de la época.
La inflación no superó, en
promedio, el 5% anual. Las tasas de
interés, reguladas por el BCRP eran
ligeramente reales positivas para
ahorros (alrededor de 5.5% anual).
Hacia el final del gobierno, sin
embargo, el esquema expansivo
perdió fuerza y se comenzaron a
presentar nuevamente las peligrosas
brechas fiscal y externa.
Prado y el liberalismo de
Beltrán (1956-1962)
Agotados el impulso de los
precios de los metales por la guerra
de Corea y la expansión generada
por el gasto en obras públicas, y
ante la presencia de brechas
adversas en nuestra economía, el
gobierno de Prado tuvo que
orientarse en sus primeros meses,
hacia el «sinceramiento» de la
economía.
En
1956,
las
importaciones excedían en 43
millones de dólares a las
exportaciones, el déficit en cuenta
corriente bordeaba el 6% del PBI y
el déficit del gobierno central,
aunque moderado (poco más del
1% del PBI), amenazaba con
seguir
creciendo.
Si
bien
la situación no era desesperada,
72
un ajuste moderado aparecía como
altamente conveniente. El cálculo
político, sin embargo, empezó a
primar. Dado el rechazo de la
opinión pública a medidas tales
como una devaluación o un
aumento de los impuestos, el
gobierno de Prado trató de emplear
formas moderadas y gradualistas
para corregir la trayectoria de las
variables económicas comprometidas. La crisis, entre tanto,
siguió
tomando
cuerpo.
El
persistente saldo negativo de la
balanza en cuenta corriente, la
disminución de las reservas
internacionales
y
el
pobre
crecimiento del PBI en términos
reales (4.6% en 1956, sólo 1 % en
1957y 3.4% en 1958) provocaron
que, hacia fines de 1958 y con
mayor énfasis en 1959, a raíz del
ingreso de don Pedro Beltrán al
gabinete como Ministro de
Hacienda, se pudiese devaluar el
sol, recuperando así nuestro país su
capacidad competitiva (el tipo de
cambio pasó de 19 soles por dólar
en 1957, a 24.50 como promedio
durante 1958, para llegar a 27.70
como
promedio
en
1959),
lográndose rápidamente tomar en
positiva la balanza comercial y
cerrar la brecha fiscal, gracias a
mejores mecanismos tributarios
y recaudatorios, así como a
reestructuraciones
del
gasto
público. Algunos historiadores de la
economía política del Perú, como
Rosemary
Thorp
y
E.V.K
Fitzgerald,
señalan
que
la
recuperación de la economía
nacional no se debió tanto a las
políticas de austeridad, ajuste y
liberalización
propiciadas
por
Beltrán, sino a factores tales como
el inicio de la producción y
exportación del hierro proveniente
de Marcona, de la entrada en
producción de la mina de cobre a
tajo abierto de Toquepala y al
aumento
persistente
de
las
exportaciones de harina de pescado.
El hecho concreto es que este
«primer
liberalismo
contemporáneo», sea por correctas
decisiones llevadas a cabo o por
fortuna en base a hechos favorables
coincidentes, relanzó la economía
nacional. El PBI creció 3.5% en
1959, 9.1% en 1960, 8.1 % en 1961
y 9.2% en 1962. La inflación
promedio fue de casi 8% anual para
el período comprendido entre 1958
y 1962. El déficit fiscal fue
eliminado, e inclusive se obtuvo un
pequeño superávit. Se ganaron
reservas internacionales y el crédito
bancario al sector privado se
expandió notablemente.
Pero quedaban por resolver, en
la
conciencia
nacional,
del Estado en la economía y una
aceptación cada vez más fuerte de
una reforma integral de la
propiedad agraria e industrial.
algunas
cuestiones.
El
Perú
presentaba en aquellos años, un
nivel de concentración de la riqueza
y del ingreso francamente injusto.
Problemas tales como el del
campesino
sin
tierra,
del
gamonalismo en la sierra, del olvido
de las provincias y de las
concesiones petroleras, repicaban
constantemente en las mentes más
ilustradas de la época y tomaban
cuerpo en partidos políticos,
sindicatos y gremios. La bonanza
económica no parecía serlo todo, ni
estar sobre todo.
Es así como, tras un complejo
proceso político, llega al poder por
la vía electoral el Arq. Fernando
Belaunde Terry, encabezando la
alianza Acción Popular-Democracia
Cristiana. Belaunde encarnaba una
corriente de opinión que pugnaba por un programa económico
típicamente
reformista,
de
recuperación del sentido nacional de
la economía, inspirado en el «Perú
profundo»
de
costumbres
milenarias. La obra pública tomaba
un cariz diferente. Se tornaba en el
eje de la política de redistribución
del ingreso y de la riqueza en el
Perú. El Estado comenzaba a
ingresar en todas las actividades de
la economía.
Belaunde y el Perú
Profundo (1963-1968)
En el primer gobierno de
Belaunde la política económica se
caracterizó por lo siguiente: una
fuerte promoción a la industria
manufacturera;
un
incremento
notable en el gasto público (el cual
pasó a ser la tercera parte del PBI) y
por ende, un rol más importante
73
La ley de promoción industrial
ofreció incentivos a la inversión,
tanto nacional como extranjera, a
través
de
reducciones
y
exoneraciones en los aranceles de
equipos y bienes intermedios, a la
vez que se incrementaban los
aranceles para los productos que
pudieran ser manufacturados en el
Perú. Por otro lado, incentivó la
reinversión de utilidades al
exonerarlas de impuestos. Todo
ello contribuyó a la presencia de
un fuerte proteccionismo en la
industria de sustitución de
importaciones, lo que era visto
como
necesario
por
los
empresarios,
políticos
y
economistas de la época.
El gran problema estuvo en la
falta de una promoción racional y
estudiada, dirigida para fomentar
algunos sectores claves y lograr
un crecimiento ordenado, como
sucedía
en
otros
países
latinoamericanos, sino que la ley
de promoción fue aplicada en
forma indiscriminada.
Las reformas estructurales
estuvieron limitadas en su mayoría a
la redistribución intrasectorial más
que a la intersectorial. Las empresas
agrarias del sector moderno fueron
transferidas a sus trabajadores,
organizados
en
cooperativas
mientras que al resto de la población
rural le dio acceso únicamente a las
tierras pobres de la sierra. La
reforma
agraria
sólo
logró
redistribuir a un tercio del total de la
tierra, y esta redistribución solo se
dio al interior del sector moderno.
El gobierno siguió manteniendo los precios bajos de los
productos agrícolas y en ausencia de
subsidios que compensaran a los
productores locales se mantuvieron
desfavorables los términos de
intercambio rural-urbano.
Los recursos expropiados por el
gobierno no pudieron ser fácilmente
explotados debido a que las
empresas de estos sectores habían
sido descapitalizados antes de la
expropiación y necesitaban de
inversiones muy altas que el
gobierno no podía solventar. Debido
a los requerimientos de inversión el
estado
recurrió
a
mayor
endeudamiento externo lo que hizo
que nuestra deuda se incremen-
76
tara considerablemente. Sin embargo,
los problemas en balanza de pagos,
debido al estancamiento de las
exportaciones, demostraron el fracaso
del desarrollo autónomo propuesto.
Por otro lado, la producción de
alimentos tuvo un rendimiento muy
bajo tanto en los productos
exportables
como
en
los
importables. Por otro lado, ya para
1975 disminuyeron los ingresos por
exportaciones y se incrementaron
los
requerimientos
de
importaciones, por lo que un mayor
coeficiente de pago de la deuda, con
una reducción en las exportaciones y
una estructura de importaciones más
rígida, hacía suponer, que en cuanto
empeoraran las condiciones de los
precios internacionales y los
préstamos se acabaran, la economía
entraría en crisis, lo que finalmente
empujaría a Morales Bermúdez a
reemplazar a Velasco.
Morales Bermúdez y la
desactivación de la revolución
(1975 -1980)
La disminución de las RIN, el
continuo déficit en balanza de
pagos y la creciente inflación, que
se
tenía
hacia
Junio
de
1975 obligan a que se de un
cambio en la orientación de la
política económica. La gestión de
Morales Bermúdez se apoyó al
comienzo, en una devaluación
moderada, pero siempre se siguió
apoyando en el crédito externo, ya
para enero de 1976 se ve obligado a
recortar presupuestos, incrementar
tributos y subir los precios, sin
embargo para mediados de 1976 el
problema del pago de la deuda y los
bajos niveles de RIN obligan a
negociar con la banca privada sin la
aprobación del FMI. El nuevo
programa que se siguió implicaba
una mayor restricción fiscal y
monetaria, así como devaluaciones,
un mejor trato a la inversión
extranjera,
y
un
mayor
acercamiento al sector privado; por
lo que se procedió al incremento de
los precios controlados, llegándose
a duplicar el precio de la gasolina,
también a devaluaciones moderadas
y se entregó la flota pesquera al
sector privado, pero por el lado del
gasto, éste en términos reales siguió
incrementándose.
A comienzos de 1977 la
inflación
aumentaba
y
la
producción industrial caía al igual
que los salarios reales, ya el
subempleo alcanzaba un nivel de
más del 50%, además la Balanza
de
Pagos
era
desfavora-
ble, dado ese contexto, entra un
nuevo ministro de economía, que
pertenecía al sector privado, Piazza,
el cual implantó una serie de
medidas deflacionarias, con el
objeto de tratar de aliviar la presión
sobre el sector industrial, disminuir
el aumento de los precios de los
alimentos y gasolina, y reducir el
gasto de defensa, sin embargo, sus
medidas
provocaron
muchos
descontentos en diversos sectores y
fue reemplazado, por lo que en junio
de 1977 la política de estabilización
parece disolverse, y se da marcha
atrás en el incremento de los
precios,
se
rompen
las
negociaciones con el FMI, y
renuncia el equipo del BCR. Otro de
los problemas que se tenía era una
limitada oferta exportable. En
resumen, la inflación se aceleró a
corto plazo por los efectos del
incremento de costos de los ajustes
de precios relativos, aparte la
depresión casi no afectaba el déficit
fiscal, ni tampoco disminuían las
importaciones por efecto de una
caída en la demanda, pues más del
50% de éstas provenían del sector
público.
En junio de 1978 comienza la
transición al gobierno civil, la cual
coincide con un incremento
de los precios internacionales,
77
principalmente del cobre, por lo que
se produce una mejora en los
términos de intercambio, que
permite cierto respiro en medio de la
crisis, sin embargo, esta situación
duraría poco. En esta etapa Silva
Ruete, asume la cartera de
economía, se caracterizó por ser un
conservador moderado, de estilo
pragmático, con el, se inició una
disminución de aranceles, la
expansión
de
la
demanda
proveniente del crecimiento de las
exportaciones se controló a través de
un impuesto a las exportaciones para
regular su crecimiento. Se buscó
reducir la inflación expandiendo las
importaciones,
por
lo
que
disminuyeron los aranceles y sobrevalorizaron el tipo de cambio; todo
ésto fue posible gracias al
crecimiento en las exportaciones.
Por otro lado, no se elevaron los
precios controlados al ritmo de la
inflación y los subsidios se
incrementaron.
Belaunde
y
su
segunda
administración (1980 - 1985)
A finales de la década del 70 el
Perú se vio favorecido por el
contexto internacional, a través de
una mejora en los términos
de intercambio, sin embargo,
ésto duró poco y a comienzos
de
1980,
las
condiciones
comerciales
y
financieras
internacionales
ya
eran
desfavorables
para
América
Latina, incluyendo al Perú.
Belaunde inicia su segundo
gobierno con Manuel Ulloa al
frente de la cartera de economía y
finanzas. Durante 1980 y 1982,
mantuvo una posición más fuerte
en pro del mercado, en la espera de
un flujo importante de inversión
extranjera privada y combinándola
con una política fiscal expansiva y
una política monetaria más bien
conservadora. Al comienzo se optó
por tratar de reducir la inflación
vía un manejo del tipo de cambio,
reduciendo el ritmo de las minidevaluaciones. También se buscó
la reducción de la inflación
mediante la concertación de los
sueldos y los salarios, pero este
intento fracasó debido a la falta de
confianza de algunos sectores en
que el gobierno cumpliría su parte.
Hacia agosto de 1981, al no
reducirse la inflación y seguir
cayendo el nivel de ingreso por
exportaciones en cambio, se
produjo un viraje en la política,
procediéndose a incrementar la
tasa de devaluación, que coincidió
con la virtual eliminación de los
subsidios a muchos alimentos.
Al final, los resultados no
fueron los esperados, la inversión
extranjera no llegó como se
esperaba, las reformas financieras
que buscaban incrementar el ahorro
vía un alza de las tasas de interés
también fracasaron, y no pudieron
combatir la dolarización creciente,
además la cartera de activos
financieros cayó como porcentaje
del PBI, en lo referido a
privatización
los
medios
de
comunicación volvieron a manos
privadas, y también se dio una
nueva ley agrícola, que permitía la
venta de ellas. Con la liberalización
tampoco se logró lo esperado,
primero se atacaron las barreras
para-arancelarias, sin embargo, el
incremento de la demanda de
importaciones
produjo
un
incremento de la devaluación lo que
redundó en una mayor inflación.
gastos, lo que al final llevaría a la
recesión; por otro lado la
restricción crediticia se mantuvo
tanto para el sector público como
para el privado. Ante el incremento
desmesurado de las importaciones y
sus efectos en la industria, se
procede a incrementar levemente
los aranceles, ya a estas alturas, los
cambios en los precios relativos
solo se lograban generando
inflación, y la caída en la demanda
era lo único que afectaba la balanza
de pagos, así, en términos reales, se
tuvo que reducir la inversión
privada en 34%, además de caer la
producción industrial en 21 %, para
reducir en 25% las importaciones.
En 1984 solo se logró
«sobrevivir» gracias al no pago de
los intereses de la deuda. La
recesión en que se había caído,
afectaba al sector fiscal con cada
En lo que se refiere a la vez menores ingresos tributarios,
demanda, hasta 1981 hubo un auge que pasaron de 19% del PBI en
de la inversión, pública y privada, 1980 a sólo 13% en 1983.
pero ya en 1982 empieza ha
Hacia finales de este gobierno
disminuir debido a que las
espectativas eran desfavorables, ante la política crediticia ya había
esta crisis las políticas que se demostrado su ineficacia, y se
implementan a partir de 1982 hasta había incrementado el costo
capital,
también
había
1985 ponen énfasis en la reducción del
la
banca
informal
del déficit fiscal, vía incremento del crecido
ingreso y disminución de los que era más costosa. Finalmen-
78
te, la distribución del ingreso había
empeorado, al igual de la
mortalidad infantil, también los
salarios reales habían caído, todo
ésto produjo un incremento de
sector informal, el cual actuaría en
adelante como una válvula de
escape ante la crisis.
García: Los extremos a
prueba (1985 - 1990)
Su gobierno se caracterizó por
aplicar
un
planteamiento
«heterodoxo». Se procedió a
controlar los precios de la economía,
el precio de los alimentos se controló,
se congeló el tipo de cambio, los
precios de los servicios públicos
también se mantuvieron bajos, lo que
amenazaba la viabilidad de las
empresas públicas en el largo plazo,
ésto con el objeto de lograr una
reactivación en la economía.
Los heterodoxos no enfocaron la
inflación como un problema de
exceso de demanda. Para ellos el
déficit fiscal era un síntoma y no la
causa del problema, además, los
problemas de balanza de pagos
tendrían su origen en la oferta del
sector exportador, en los bajos
precios internacionales y en los
mercados limitados, también pensa-
ban reestructurar la demanda e
industria para reducir la propensión
a importar, y disminuir la fuga de
capitales provocada por la recesión
y falta de confianza. La inflación
según este enfoque era un problema
de costos, los precios controlados
eran la principal determinante y se
buscaba reorientarlos para controlar
las expectativas anti-inflacionarias y
también
para
manipular
la
entabilidad, con el objeto de generar
la reactivación. La idea era de que
si la recesión había empeorado la
79
inflación, entonces la reactivación mayor
alcance
estructural,
revertiría la inflación.
teniendo a la reactivación como
base.
Ante ésto, los heterodoxos
procedieron a usar incrementos
Hasta mediados de 1987, se
salariales, subsidios, bajas tasas de logró dar una reactivación (con
interés y tipo de cambio múltiple y crecimiento de 8 % en 1986 y de
congelado, incluso llegaron en una 7% en 1987), que tuvo sus motores
oportunidad a bajar el IGV e en el aumento del consumo
incrementar los salarios en el mismo privado y en la expansión del
mes, buscando de esta manera sector informal. El primero creció
transferir recursos de las actividades gracias a la inyección de dinero en
financieras y especulativas al sector la economía, mientras que el
real, y así, crecer con menor segundo
creció
rápidamente
dependencia externa y con un debido a que ofrecía una mayor
rentabilidad, por lo que muchas
empresas formales se pasaban a ese
sector. Por otro lado, el estímulo a la
demanda no vino únicamente del
gasto corriente público, sino más
bien de las recuperaciones de la
inversión pública y privada. En
cuanto a la inflación, ésta no se
pudo controlar adecuadamente. Para
abril de 1987, por ejemplo, el IPC
del mes ya alcanzaba un nivel de
6.6%. A ésto había que sumarle un
fuerte embalse en los precios, la
disminución de los ingresos del
estado en términos reales, con el
consiguiente aumento en el déficit
fiscal. Además como consecuencia
de la política de no pago de la
deuda, el Perú se encontraba aislado
de
los
centros
financieros
internacionales.
Así, la llamada «luna de miel»
entre los principales empresarios y el
gobierno
de
AGP
terminó
bruscamente, con el intento de
estatalización del sector financiero y
de seguros. El exceso de demanda
originó los tan mentados «cuellos de
botella» en las empresas por el
abastecimiento de insumos. Los
precios relativos que se encontraban
embalsados exigían una pronta
nivelación. El estado era cada vez más
ineficiente. Finalmente la situación
80
desembocó
en
una
hiperinflacionaria y recesiva.
crisis convirtió en uno de los peores
riesgos para el inversionista
internacional. Al final las cifras
Desde entonces (mediados de hablan por si solas: mientras en
1987) el gobierno de AGP, perdió el 1985 la inflación fue de 158.3%,
control de la situación y se dedicó en 1990 fue de 7,649%, el PBI
únicamente a tratar de administrar la pasó de un índice de 100.00 en
inflación en base al corto plazo, 1987 a 1985 a 19.762 millones de
perdiendo de vista cualquier opción dólares en 1,990. Por otro lado, la
racional para el largo plazo. No se remuneración mínima vital en el
atacó a la inflación de manera Perú pasó de I/. 7.49 en 1987 a I/.
frontal, y se mantuvieron las 1.20 (intis constantes de 1979) en
políticas de subsidios y de precios 1990. Las RIN del sistema
controlados, los tipos de cambio bancario pasaron de US$ 1,383
eran tantos que el despilfarro y mal millones en 1985 a un nivel
uso de los llamados «dólares MUC» deficitario en agosto de 1990.
evaporaron
todo
intento
de Recién afines de ese mismo año y
acumulación
y
de
reservas como resultado del tremendo
internacionales; la indexación de ajuste tomado, las RIN llegan a
salarios continuó. Todo ello hacía US$ 681 millones.
aún más difícil cerrar el déficit
fiscal.
Las
políticas
antiFujimori: Ajuste, Reinserción y
exportadoras también se agravaron
Reforma Estructural
la obtención de divisas, por lo cual
al final del período las RIN llegaron
Hacia mediados de 1990, el
a ser negativas en poco más de 100
debate shock vs. no chock
millones de dólares.
presentó
una
aparente
contradicción. Mientras que la
Los dos últimos años del
mayoría
de
la
ciudadanía
gobierno aprista se caracterizaron,
entendía que la situación era
lamentablemente, por el caos total
claramente artificial y que por lo
que reinaba, tanto en el ámbito
tanto, un «desembalse» de
político, como en el económico y en
precios era inevitable, la mayoría
el social, lo que generó una gran
también no deseaba aplicar la
incertidumbre y un recrudecimiento
solución «dura» propuesta por
de la actividad terrorista. El Perú se
el candidato presidencial Mario
Vargas Llosa y el Fredemo. Elegido
y juramentando el Ing. Alberto
Fujimori, quién en principio parecía
que trabajaría con el Apra y las
coaliciones de izquierda, se abre un
compás de espera. Finalmente,
mejor enterado de la grave realidad
de las cosas, el presidente Fujimori,
por intermedio de su ministro de
economía y finanzas, Ing. Hurtado
Miller, aplicó el programa de
estabilización más severo de la
historia contemporánea del Perú.
Aquel 8 de agosto de 1990, los
combustibles subieron en 3,100% en
promedio. Las tarifas eléctricas en
más de 1,200 %. Los fideos en
1,000%. El tipo de cambio en 400%.
La economía tuvo una parada "en
seco". Las secuelas de ajuste se
vivieron también durante los años
1991 y 1992, con particular
intensidad a través de la falta de
empleo.
El
programa
económico
aplicado, ortodoxo por excelencia,
tuvo resultados mixtos. El proceso
inflacionario
perdió
velocidad
rápidamente, cayendo de 45%
mensual a poco menos de 10%
mensual durante los seis meses
siguientes, para luego mantenerse
oscilando entre 2% a 4%. La
incremento de la emisión monetaria
81
se redujo fuertemente, lo que «secó»
la liquidez de la economía y
contribuyó al incremento de las tasas
de interés. La presión tributaria se
recuperó del bajísimo 4.5% del PBI
hasta casi 8% en 1990, 9.5% en 1991,
estando hoy en día por encima del
12%. Un claro signo de confianza en
la economía peruana, aunque
paradójicamente complicado con el
problema del atraso cambiario, está en
el enorme ingreso de capitales de
inversionistas extranjeros que ha
permitido acumular -entre fondos
permanentes y «golondrinos»- más de
1,400 millones de dólares. La Bolsa
de Valores de Lima entre enero de
1991 y junio de 1993, tuvo un
rendimiento superior al 450% en
dólares.
sión y modernización.
Si bien las perspectivas son
bastante optimistas para 1994 y en
adelante, preocupan aún aspectos
tales como el saneamiento
financiero de muchas empresas, el
controversial atraso cambiario y la
preservación
de
un
orden
económico tan eficiente como
justo.
Conclusiones
Las principales conclusiones
serían las siguientes:
1.- En nuestro país, las políticas
económicas han estado casi siempre
orientadas a resolver problemas de
la coyuntura y sólo en ocasiones, en
el largo plazo. Todas las fórmulas
El
proceso
de
reforma
ideológicas, sin embargo, parece que
estructural, entendida como la
fueron intentadas.
desregulación, la liberalización y
la privatización de la economía, se
2.- La falta de continuidad de las
ha desarrollado con bastante
políticas económicas ha estado
firmeza y velocidad, si lo
ligada
con
las
profundas
comparamos con los tímidos
variaciones en las posiciones
intentos de las dos décadas
políticas de los distintos gobiernos
pasadas. Muy pronto, la gran
peruanos. Ello ha provocado un
mayoría de la empresas públicas
movimiento
pendular
entre
-principales causantes de los
liberalismo e intervencionismo y
déficit
fiscalesestarán
en
ha causado, en gran medida, una
manos
privadas,
comproexacerbación de los ciclos
metidas incluso en planes de invereconómicos.
3.- Ha sido constante también la
falta de coherencia de las
medidas de política económica
ante cambios inesperados en el
entorno. Ello puede haberse
decidido al lento proceso de
acumulación de información
económica, así como a la
carencia de cuadros técnicos en
el aparato estatal.
Luis Arizmendi Echecopar
Doctor en Economía. Profesor
extraordinario de la Escuela de
Dirección de la Universidad de
Piura y Profesor de la Facultad de
Economía y de la Escuela de
Postgrado de la Universidad del
Pacífico. Director de la S.A.B.
Peruval S.A.
82
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La Agricultura Peruana en los
últimos 75 años
LUIS GAMARRA OTERO
Antecedentes Históricos
El Perú, concordante con
liderazgo cultural continental de
épocas pasadas, tiene una tradición
agraria que se pierde en el pasado de
los siglos.
Contra la común creencia, no
fueron los Incas, sino las culturas
que florecieron antes de su
dominación, las que en realidad
desarrollaron los sistemas de intensa
explotación de la tierra, que, cuando
se produce la llegada europea en el
siglo XVI, causaron la admiración
de la humanidad.
Ese fue el verdadero aporte o la
contraparte de América para el resto
del mundo. No existía, para dicha
época, en el continente Europeo, un
desarrollo tecnológico agrario de la
magnitud y calidad como el que
encontraron en nuestros lares. En la
necesidad de aprovechar al máximo
las escasas áreas disponibles,
repartidas en pequeñas porciones
dentro de una geografía hostil,
nuestros
primitivos
habitantes
levantaron terrazas en las laderas,
construyeron canales y diseñaron
embalses con tal grado de
perfección, que muchos de ellos
siguen en actual funciona83
miento, aún después de 500 u 800
años de haber sido construidos.
También
domesticaron
y
cultivaron vegetales, que hoy son
base de la alimentación mundial.
Pero
sobre
todo,
mediante
sofisticados sistemas de riego y
prácticas de fertilización, cuidado
y preservación de tierras, los
llevaron a altísimos niveles de
productividad para dicha época.
Durante la dominación española
la agricultura continuó orientada,
casi exclusivamente hacia la
satisfacción del consumo local, o
cuando más regional, con muy
escaso desarrollo del comercio
interior y casi ninguno del exterior.
La política de la corona de España
fue
la
de
restringir
las
exportaciones que no fueran de
metales preciosos. El comercio con
la metrópoli fue monopolio de los
españoles y sólo en 1713, se
otorgó una concesión a los
ingleses, por el tratado de Utrecht.
El comercio entre colonias estuvo
prohibido hasta 1772.
La agricultura sufrió muy
agudamente, las consecuencias del
despoblamiento en favor del
trabajo
obligatorio
en
la
actividad preferida: la minera.
Se abandonaron y por consi-
guiente se destruyeron caminos,
canales, reservorios y acueductos.
La producción decayó, al cultivarse
menor extensión y con menos
eficiencia. Para subsanar la escasez
de mano de obra hubo la necesidad
de traer eslavos negros para la costa.
Al independizarse el Perú de
España, desaparecen las restricciones
impuestas durante el coloniaje al
comercio exterior. Este hecho
coincide con el inicio de la primera
revolución industrial. Surgen en el
mundo las grandes máquinas y se
gestan las grandes industrias.
Ello ocasiona un cambio en la
orientación de la agricultura nacional:
nace y se desarrolla, al lado de la
agricultura para el consumo interno,
otra orientada hacia la exportación,
cuya importancia fue creciente hasta
la década del sesenta.
Al iniciarse el presente siglo,
la situación de la agricultura
peruana se debatía en franca
decadencia. En la costa el cultivo
de mayor significación seguía
siendo la caña de azúcar, pese a
que había sufrido, en forma
intensa, los estragos de la
invasión chilena de la guerra en
1879. La crisis se agravaba
también, por la baja de los
precios de este producto en el
mercado
mundial,
como
consecuencia del cultivo subsidiado
de la remolacha en los campos
europeos.
Nuestra
industria
azucarera se encontraba al borde del
colapso.
El cultivo del algodón era en
ese entonces incipiente. Los cultivos
alimenticios y de forraje sólo podían
desenvolverse dentro del marco
anémico de un país empobrecido y
carente de elementos de movilidad
entre sus diferentes regiones. El
maíz
seguía
en
importancia
económica a la caña, y se cultivaba
en gran escala en lo que hoy es la
región algodonera central, para
sostener la industria de cerdos, que
era casi nuestra única fuente de
materias grasas. En el Norte se
cultivaba con intensidad el arroz, así
como también en los valles de
Tambo y Camaná, al sur del país.
Pero no obstante las grandes
extensiones sembradas con este
cereal, también se importaba de
Asia para suplir el consumo
nacional.
En la región de la Sierra, el
cuadro agrario era aún más pobre.
Exceptuando
las
pequeñas
áreas
beneficiadas
por
la
influencia de la construcción
de las líneas férreas de pene-
84
tración, se podía decir que el resto, peruano, que fue un ejemplo para
no tenía más expectativa económica el mundo entero.
que el reducido marco de los
mercados locales.
Es aleccionador detenerse un
momento
para
valorar
la
Pero dentro de la negra noche de importancia de lo que fue, tal vez,
la gran crisis de principios de siglo la mejor etapa de la agricultura
se engendra en el Perú un fenómeno peruana. A fines del siglo pasado y
que tendría vital trascendencia para a inicios del presente, nuestro país
su
futuro:
la
creación
de se encontraba en la bancarrota
instituciones
vitales
para
el total. Al finalizar la guerra civil
desarollo del agro.
entre Cáceres e Iglesias, el
gobierno que asumió al poder
encontró en la caja fiscal apenas
La Época de Oro
3,500 soles. Los sueldos de los
Cual augurio de prósperos días empleados públicos tenían que
que luego vendrían y como un cubrirse con los préstamos de los
ejemplo cabal de gobierno que se principales comerciantes de Lima.
proyecta al futuro, en 1902 y a
iniciativa de la Sociedad Nacional
de Agricultura (posteriormente
Sociedad Nacional Agraria), se
crea la Escuela Nacional de
Agricultura, ubicada en sus inicios
en el fundo Santa Beatriz. La
creación de este centro superior
fue la base para el extraordinario
progreso que alcanzaría nuestro
agro en los años venideros y que lo
colocaría, por largas décadas,
como nuestra principal fuente de
riqueza. Las promociones de
profesionales que egresaron de
dicho centro de estudios, diseñaron
y pusieron en marcha un
sistema tecnológico, netamente
De esta postración salió el país
gracias al auge que alcanza en los
posteriores años su sector agrario.
Esta hazaña la lograron agricultores
peruanos sin leyes de promoción,
sin favoritismos políticos, sin avales
del Estado que no estaba en
capacidad de darlos, sin regímenes
de excepción, sólo en base al trabajo
y la habilidad, y soportando sobre
sus hombros todo el peso de la
reconstrucción nacional. Ni siquiera
existía -o tal vez gracias a elloMinisterio de Agricultura.
De 1914 a 1929 el Perú exportó productos agrarios por
200 millones de libras peruanas,
equivalente a 51.5 millones de onzas
Troy de Oro, las que al precio actual
de ese metal nos daría la
astronómica cifra de 20 mil millones
de dólares. Hay que tener presente
que en aquel tiempo la moneda tenía
mayor poder adquisitivo. Un solo
ejemplo para poder comparar el
Huáscar costó tan sólo 81,257 libras
peruanas.
Toda esta riqueza permitió a
nuestro país tener una balanza
comercial favorable por más de 20
años, y de ese modo, un permanente
superávit de divisas. Nuestra
moneda era sólida, de allí la famosa
frase que se acuñó refiriéndose al
Sol: «a la par con Londres». Todo
ello fue hecho por agricultores peruanos en nuestras tierras, las
mismas de ahora. Si hoy pudiéramos tener tan sólo una fracción
de aquella bonanza, nos reiríamos
de nuestra crisis.
La actividad agraria peruana,
sobre todo la de la costa,
experimentó profundos cambios
como consecuencia de la primera
guerra mundial. Esta etapa se
caracterizó por las continuas
perturbaciones en los mercados,
interno y externo, así como
de
cambios
artificialmente
provocados en la demanda de
85
nuestros productos agropecuarios de Estación Experimental Agrícola de
exportación.
Cañete, nacida por iniciativa y bajo
peculio de los agricultores de
La aparición del automóvil en el dicho valle. En 1927, a iniciativa
mundo, había abierto un fuerte de la Sociedad Nacional Agraria,
mercado para el caucho y las se creó la Estación Experimental
gomas, que hasta entonces sólo Agrícola de La Molina, la que por
habían
tenido
muy
escasa disposición del gobierno pasa, en
utilización. Ello creó el interés por 1920, a formar parte de la
nuestra región amazónica, donde el Dirección de Agricultura y
caucho era una riqueza natural. Se Ganadería del Ministerio de
organizaron
numerosas Fomento.
explotaciones
que
traen
La pronunciada crisis mundial
insospechado auge a nuestra selva.
del
período 1929-1932, dio lugar a
Poblaciones como Iquitos y
desequilibrios
que
Yurimaguas deben a dicha época graves
determinaron
la
depresión
general.
su mayor desarrollo, y el esfuerzo
del cauchero por colonizar alejados Esta situación de inseguridad se
lugares, afirmó nuestra soberanía prolongó por varios años.
sobre zonas limítrofes. Pero el
A la dramática necesidad de
consumo mundial fue creciendo y crédito para la agricultura,
no era lógico fiarse a la simple atendida hasta ese momento, muy
extracción de un recurso natural tangencialmente, por entidades
para suplir dicha demanda. Ello particulares, le pone fin, en 1931,
dio lugar a que surgieran la creación del Banco Agrícola del
plantaciones caucheras en Asia, Perú, con un capital de 10
con un apoyo gubernamental que millones de soles. Los recursos
aquí no existió.
asignados a esta trascendental
Durante la tercera década del entidad financiera, pronto se
siglo, surgen los primeros centros de quedaron cortos, razón por la cual,
investigación agraria hechos sobre a partir de 1942, se los incrementó
bases serias. En 1925 se crea la con un millón de soles anuales,
Estación Experimental Agrícola de con cargo a las utilidades -que en
Lambayeque,
dedicada
a
la ese tiempo sí daban las entidades
de
la
Compañía
investigación del cultivo del arroz. públicasAdministradora
del
Guano.
En 1926 inicia sus labores la
Nuestra Segunda
Revolución Verde
El conflicto de 1939 a 1944
dejó sentirse influencia con gran
intensidad en nuestro sector agrario,
con la movilización de recursos
agrícolas y económicos destinados a
fines
bélicos.
Disminuyó
drásticamente la disponibilidad de
bodegas marítimas y se produjo una
aguda
escasez
de
equipos,
maquinaria,
fertilizantes,
insecticidas, envases, repuestos,
camiones, etc.
En esos tiempos difíciles, a
partir de 1940, es que la actividad
agrícola experimenta cambios de
consideración. La implantación de
agroindustrias para aprovechar
nuestras materias primas, comienza
a tomar forma. La visión y el
esfuerzo de numerosas promociones
de empresarios, con gran espíritu de
progreso,
lograron
notables
incrementos en la producción, en
extensión y en productividad, como
paso inicial e indispensable para la
acumulación del capital que requería
la etapa de desarrollo industrial que
se proyectaba.
cuanto a rendimientos unitarios en
el cultivo del algodonero. En el
cultivo de caña de azúcar, nuestro
país sólo era superado en eficiencia
por Hawai. No puede dejarse
tampoco de mencionar que estos
dos cultivos constituían la primera
fuente de divisas del país. En el año
1950 su aporte fue del 50% sobre
las exportaciones totales peruanas.
Otras
obras
dignas
de
mencionarse fueron: las Pampas
de Imperial en Cañete, las de la
Esperanza en Chancay, las de
Sihuas y La Joya en Arequipa, la
de San Lorenzo en Piura,
Manrique y Cabeza de Toro en
Pisco, San Felipe y Santa Rosa en
Huacho, las Pampas de Pativilca,
las de Chimbote, etc. Destacase
igualmente el enorme avance que
se logró con la captación de
aguas subterráneas mediante la
construcción de pozos. Sólo en el
valle de Ica llegaron a funcionar
más de 400 pozos y en algunas
haciendas
azucareras,
especialmente en Casa Grande, se
crearon sofisticados sistemas de
reciclaje de aguas de subsuelo.
Esta etapa fue también fecunda
en la realización de obras de
irrigación,
gubernamentales
y
privadas, así como de mejoramiento
de sistemas de riego. En 1934 se
reconstruye el canal de Sechura
permitiéndose restablecer el riego
en 7,000 has. En dicha época se
impulsan también las obras de
irrigación de Olmos (iniciadas en
1924), para poner bajo riego La Primera Reforma Agraria
177,500 has. de muy fértiles tierras.
Merece destacar que, durante Estas obras fueron abandonadas
El claro desarrollo que venía
la época 1930 a 1950, el Perú posteriormente -hasta nuestros díasse
disputaba
con
Egipto, por razones políticas y económicas. produciéndose en el sector
agropecuario peruano, vino a
el primer lugar en el mundo en
86
alterarse en los inicios de la década
de 1960. Políticos, ideólogos y
tecnócratas
nacionales
e
internacionales,
desconociendo
nuestra realidad y tomando como
pretexto situaciones ya superadas
del pasado, o en franco proceso de
superación, proponían drásticas y
alocadas transformaciones. Nuestro
campo se convirtió de esta manera
en carne de aventureros, para
ensayar
sobre
él
los
más
descabellados experimentos, que
tenían además, como nefasto
antecedente, el haber fracasado en
todos los países donde se habían
puesto en práctica.
Como preámbulo a esta etapa,
en el año 1961 se realizó lo que se
dio en llamar «Primer Censo
Nacional Agropecuario». Quienes
planificaron este trabajo y quienes
lo publicaron años después,
hábilmente jugaron con las cifras,
para engañar al país mostrando
unas
desigualdades
en
la
distribución de la tierra, que si bien
podía en casos darse en nuestro
territorio, estaba muy lejos de las
magnitudes que se mostraban.
Además la solución propuesta,
de
destruirlo
todo,
sólo
conduciría -como lo ha demostrado la realidad de los hechos-
87
al agravamiento del problema que se sector vital
intentaba corregir.
nacional.
Como resultado de intensas y
elaboradas campañas, en el año
1964 se promulga la Primera Ley de
Reforma Agraria, que recogía
híbridamente los planteamientos de
diferentes tiendas políticas. Con la
aparente motivación de buscar la
«justicia social», a la que nadie
podía oponerse, se intodujeron una
serie de criterios que cuestionaban la
propiedad privada, sujetándola a un
concepto de «cumplimiento de la
función social», determinada y
sancionada en última instancia, por
burócratas politizados.
de
la
economía
La Segunda Reforma
Durante la dictadura militar de
Velasco, y con el pretexto de
corregir los efectos de la anterior
ley, se promulga en 1969 la
segunda Ley de Reforma Agraria.
Con ella se confiscan, bajo el
rótulo de «expropiación», la tierra,
maquinaria, equipos, etc., de la
mayor parte de las empresas
agrarias, grandes, medianas y
pequeñas, pagándoles a sus
propietarios, por sus bienes
subvaluados, bonos sin valor (en
soles, redimibles en 20 y 25 años y
al irrisorio interés anual de 4% a
Los resultados no se hicieron 5%). Se confiscó inclusive fondos
esperar. La declinación en la disponibles en caja y bancos.
producción fue la respuesta casi
Las empresas agrarias que se
inmediata. Esto obligó al gobierno habían desarrollado con gran
de ese entonces, a promulgar una esfuerzo a través de los años,
Ley de Promoción y Desarrollo fueron reemplazadas por entes de
para una actividad que ellos corte
colectivista,
imitando
precisamente habían ayudado a modelos tomados de diversos
destruir y que paradójicamente, países de la llamada órbita
había venido desarrollándose sin socialista, bajo el asesoramiento de
necesidad de promoción alguna. La
técnicos del mismo origen.
ley, sin embargo, nunca funcionó.
Se perdieron de vista, o se
Complicados
y
enredados
reglamentos la hicieron inoperante olvidaron intencionalmente, los
en
poco
tiempo, verdaderos fines de cualquier
sumiendo en mayor caos a este planeamiento agrario racional,
cuya secuencia lógica debe ser
conservar lo bueno y productivo,
mejorar lo regular y reformar lo
malo e ineficiente. En su lugar se
hizo exactamente lo contrario. Se
reformó lo que venía produciendo y
se dejó sin tocar lo abandonado y
mal trabajado. En el fondo, el único
objetivo era el de terminar con la
empresa privada agraria, como paso
inicial para la implantación del
Socialismo Marxista en el Perú, sin
importarles que, para logarlo,
tuviera que destruirse el país.
El talento administrativo y
empresarial,
producto
de
la
experiencia
de
tantos
años,
hostilizado por la burocracia y por
cúpulas sindicales politizadas, fue
obligado a retirarse del sector, para
ser reemplazado con personal de
escasa preparación, pero dócil a los
caprichos
de
la
nueva
administración. Bajo estos criterios,
la mayor parte de la mejor tierra
productiva del país, fue entregada a
organizaciones
improvisadas,
ideadas
precipitadamente
por
personas ajenas al quehacer
empresarial.
Los
presuntos
beneficiarios ingresaron a ellas por
decreto,
compulsivamente.
No
hubo voluntad en la elección.
88
El tiempo se encargó de demostrar
lo demencial de estas políticas. Los
resultados han sido evidentes y
crudos. Lejos de lograr la tan
pregonada justicia social, lo que se
consiguió fue postrar al campesino,
al que se aseguraba beneficiar, en
una crisis económica, social y moral
de magnitudes insospechables y que
ha sido el origen de la mayor crisis
nacional de toda la historia: la que
hoy sufrimos.
La Tercera Reforma
artificial, que estaba muy lejos de
lo que tenían en mente.
Pronto los campesinos se dieron
cuenta del engaño. Se percataron de
que los estaban llevando hacia un
esquema en el cual, bajo la
dependencia de burócratas, pasarían
a ser obreros del Estado o juguetes
de cúpulas políticas. Por estas
razones,
pasado
un
tiempo
prudencial, y a pesar de los
esfuerzos y las amenazas estatales
por impedirlo, en forma masiva
rompieron las estructuras donde los
habían encerrado. Las empresas
colectivas, prácticamente en su
totalidad,
creadas
como
consecuencia de la Reforma
Agraria,
se
dividieron
sin
consentimiento, muchas de ellas por
la fuerza, en parcelas individuales o
familiares de corte privado.
La fuerza más grande, la
potencialidad más promisoria que
puede llevar al éxito un proceso de
reestructuración de este tipo, había
sido negada desde su partida al
desviarla de su cauce natural y
legítimo. En lugar de darle libertad a
los hombres de campo, para
desarrollarse según su propia
La nefasta ley de Reforma
iniciativa y para desplegar sus
energías de acuerdo con ella, Agraria tuvo que ser derogada
se les forzó hacia un sistema cuando prácticamente se había
convertido en letra muerta.
pero el daño ya estaba hecho. Hoy,
estos parceleros, se debaten dentro
de una gravísima crisis económica.
La depresión nacional, nacida de
las desacertadas reformas, ha
llevado al país por una escalada de
cada vez mayor pobreza, situación
que, pese a los grandes esfuerzos y
enormes sacrificios realizados, no
conseguimos
superar.
Dicha
situación repercute contra el
hombre del campo y se agrava por
la indiferencia y falta de visión de
sucesivos gobiernos, que ven, antes
que nada, sus inmediatos intereses
políticos y por consecuencia,
prefieren postergar al agro, en
beneficio de un voto o adhesión, -la
maldición de las encuestas-, que
piensan encontrar mayoritariamente
en los centros urbanos.
Sin embargo, el porvenir está
allí, en el campo. El despertar
agrario para sacar al país del
abismo, tal cual sucedió en otras
épocas, se encuentra latente. Hace
algunos años, en pleno auge de las
empresas colectivas, en un valle
norteño, se produjo una creciente
de río durante el fin de semana. El
agua se cargó por los canales y
corrió por ellos la noche del sábado
y sólo el domingo, pasado el medio
día, los campesinos se enteraron
de la destrucción de sus sistemas
89
de riego, con la noticia de la
inundación del pueblo vecino. Eran
los tiempos del colectivismo,
cuando el trabajo en la chacra no
pasaba de las cuatro horas diarias.
Los fines de semana y menos aún
por la noche, no había quien
estuviera en el campo.
Hace dos años, la noche del 31
de diciembre, tuve que ir de
urgencia a un puerto del sur de
Lima. El río había crecido. Por todas
partes se velan los lamparines de los
regadores, que no estaban dispuestos
a dejar pasar la oportunidad de
llevar el agua a sus sembríos. La
noche era buena para buscar el
progreso. Las cervezas podían
esperar uno o dos días más.
Esa es la enorme diferencia entre
los dos sistemas, el colectivo y el
privado. Nuestras tierras peruanas,
que tantas veces fueron promotoras
del bienestar nacional, están
esperando el clima propicio para
despegar. Dicho clima precisa de
seguridad, estabilidad y de políticas
sensatas, que, lejos de incentivar
diferencias y rencores, busquen la
concordia, premien el esfuerzo y
cultiven el desarrollo tecnológico.
Eso sólo se logra con trabajo
silencioso y con una gran dosis de
humildad.
Luis Gamarra Otero
Ingeniero Agrónomo. Ex-presidente
de la Sociedad Nacional Agraria
(1968-1969). Gerente
General de Indutex.
90
Educación y Constitución
ANTONINO ESPINOSA LAÑA
expresé en una conferencia, hace
algunos años en el Colegio de
Abogados de Lima. Su conocimiento puede ser saludable
ejercicio de reflexión. Para
contrastar lo que pasó con lo que
debió pasar en estas ocho décadas.
El examen crítico del proceso de la
educación peruana durante los
últimos 75 años podría concluir, con
toda objetividad, en una verificación
y un lamento: ¡Ha fracasado!.
Nos ha faltado, sustancialmente, la educación de la razón.
Desde la razón de la fe (las razones
para creer), el conocimiento de lo
real (que exorcizara todas las
magias), la razón de la conducta (la
moral que la orienta y la juzga), la
razón de nuestra propia identidad
(que vence sus «resistencias» y llega
a conocerla), la razón que se elabora
en el diálogo y busca consenso en la
verdad, y que es fuente de
solidaridad, contra toda violencia.
Por eso tenemos hoy una
juventud en la que se encuentran
fácilmente
las
siguientes
características
negativas:
Es
insegura porque no tiene la
identidad de su propia Fe. Ni de la
propia libertad (el uso responsable
de su conducta). Porque carece del
sentido de la identidad nacional.
Porque es superficial (sujeta a la
«ley
del
menor
esfuerzo»),
materialista (en pos del tener más
que del ser), insensible ante el dolor
ajeno, débil frente al propio
dolor, confusa por el poder pu-
91
blicitario de sectas irracionales.
Juventud que vive el prestigio de
la anarquía (la violación de toda
norma) y la exaltación de la
violencia (sólo ella premia).
Estamos aquí para estudiar la
nueva Constitución, para investigar
sus razones, para descubrir sus fallas
y sus virtudes. Pero en este estudio
debemos tener cuidado: los peruanos
tenemos una peligrosa tendencia a
denigramos a nosotros mismos. Un
placer, un tanto masoquista, de autonegación. Que parece compensar, a
veces, la falta de libertad para el
comentario abierto, franco.
Sería tremendo que, precisamente
por venir de los hombres del oficio,
nuestro enfrentamiento al flamante
texto constitucional derivara en una
crítica corrosiva. Actitud negativa que
por un lado reflejara nuestra
exquisitez individualista «¡No me
gusta la Constitución!»; y por otro
tuviera un pecaminoso sabor a
desacato, a desprestigio prematuro de
Es oportuna entonces, ahora que
la Ley suprema.
se pone en debate nuevamente la
Constitución que debe regirnos,
El país requiere una norma
la
publicación
-parcial
por
constitucional bien trabada y
limitación de espacio- de lo que
operante, pero, más que nada,
En suma, nos ha faltado una
educación para la libertad (el
ejercicio responsable del albedrío),
para la justicia (que no es
resentimiento sino respeto del otro),
para la solidaridad (abierta, el
compromiso humanista, no la pasión
facciosa).
está urgido de un consenso amplio,
que desde lo emotivo a lo
conceptual «amarre» la vida social
de nuestras gentes dispersas, y dé
sentido al conjunto sin sacrificar a la
persona. Y eso se malograría si el
cimiento de esa vida común, que es
la Constitución, estuviera minado
por un negativismo irresponsable.
No olvidemos que el peor
crítico es el impotente, el que no
pudo o no supo crear, y que
satisface su resentimiento tachando
las obras de los demás.
En la línea de fuego
¿Cuál es el deber actual, de la
educación?
dades positivas. No podemos matar más hondo, lo verdaderamente
al
enfermo
para
curar
la decisivo: la mente del hombre.
enfermedad.
Y (en esto hay poca novedad)
Minarla,
enfrentar
a
los las reacciones libres son pocas, la
estudiantes contra los profesores, o formación de la libertad casi
contra si mismos, a los profesores inexistente. La lucha consiste en
contra los padres, o a unos y otros apoderarse de las mentes. Hasta la
contra el Estado, puede ser un arma misma palabra «concientización»
muy efectiva para desatar el caos se pervierte y deja de significar
social, pero acarrea daños irreparables «toma de conciencia», consistencia
-en nombre de un futuro hipotético- personal,
para
resultar
en los medios educativos, en manipulación efectiva, nueva y
definitiva en los mismos niños que se definitiva alienación con máscara
proclama servir.
de liberación.
La Escuela es campo de batalla.
Es evidente. Ya no es más (ni los
centros de trabajo, ni los hogares, ni
los conventos, lo son) un reducto
tranquilo, donde profesores y
alumnos, en retiro, se dedicaban a
una «preparación para la vida», para
la vida que vendría después.
Se lucha por arrebatar al
hombre desde que nace. Su mismo
nacimiento se quiere controlado
por los burócratas. Y después su
entrega al Gobierno, (so pretexto
de inoperancia de la familia) su
entrega al que maneja el Gobierno:
un Partido, una «banda de cuatro»,
una secta.
No podemos esperar que la
sociedad cambie. Un poderoso
viento debe airear todos los
ambientes educativos del Perú. Debe
alentar las tareas, desvanecer las
Ahora la Escuela está en la línea
burocracias, empujar todos los
de fuego. Donde se cruzan, tal vez,
Para ello se devalúa la familia,
aprendizajes. Los niños del Perú
con
mayor
radicalidad
los se desprestigia la formación
plantean cuestiones que no pueden
cuestionamientos.
familiar. Se sostiene que es
dilatarse.
incapaz de educar cabalmente, que
Pues no se trata solamente de inculca falsos valores, que sólo
Sin embargo, nadie tiene
enfrentamientos
por
razones quiere conservar el orden social
derecho
de
acelerar
la
descomposición social destruyendo económicas o políticas (aunque injusto. Se busca convencer a los
también las hay). Aquí se combate mismos padres de su impotencia.
el sistema escolar.
(a veces con pretextos econó- Y a veces se lo consigue.
o con racionalizaciones Mussolini primero, Hitler y el
Es deficiente, pero nos ha micos
comunista
descostado mucho. Y tiene posibili- de ideología política) por algo totalitarismo
92
pués, lo han logrado. Una infancia
en manos del Estado. ¿Para hacer
qué, con ella? No, por cierto, un
país de hombres libres. Sino el gran
experimento del siglo XX: la
Sociedad monolítica, el paíscuartel, el país prisión; con su
tremenda eficacia material y su
inmensa miseria humana.
Eso es lo que está en juego. No
unas reivindicaciones de poca
monta. Se contiende por el hombre,
y, con palabras que invocan libertad,
o
justicia,
se
persigue
su
sometimiento.
En las Constituciones del Perú
Si
recorremos
desde
la
Constitución de Cádiz, en 1812 y el
Reglamento Provisorio de 1821, en
fin,
todas
las
Cartas
Constitucionales
y
Estatutos
Provisorios, y analizamos en ellas
qué ente público legisla o norma lo
educativo, qué lugar tiene la
educación en la Constitución, qué
ente administrativo la dirige, qué
garantía se da al pueblo de que va a
recibirla,
etc.,
llegamos
a
conclusiones como éstas, algunas
muy curiosas:
- Siempre y generalmente en
la Constitución se decía que
93
Las normas para esta materia las a mencionar, a nivel de
daría el Congreso. Esto hasta la Constitución,
que
las
Constitución de 1855. Después se Municipalidades debían ser los
dejó de decir, y en la de 1933 se entes
que
se
encargaran
introdujo un concepto -sin mayor directamente de ella.
definición-, el enunciado de que
«la dirección técnica» -nadie - En cuanto a garantías, si, casi
sabía
exactamente
qué ninguna de las Cartas deja de decir
significaba- de la educación que se garantiza la Educación
Primaria.
La
primera
que
correspondía al Estado.
menciona la Primaria gratuita, -la
- Luego tenemos que la idea de que gran reividicación del siglo XIXla educación esté a cargo de los es la Constitución de 1828.
Municipios, que ha revivido al fin
del debate constitucional último, - La educación «obligatoria» está
primera
vez
en
la
estaba en la Constitución de Cádiz por
Constitución
de
1920.
de 1812, y estuvo en la
primera Constitución Peruana - Es muy interesante ver que el
(1823). Nunca más se volvió ejercicio libre
de
la ense-
ñanza lo incorpora la Constitución - En la de 1933 hubo una serie de
de 1856. Lo repite la de 1860. novedades importantes: Se hablaba
Constitución liberal la primera, del fomento de la enseñanza
conservadora la segunda. Y lo técnica, de la pre-escolar, de la
repite la del 67. Liberales y post-escolar, de la educación de los
conservadores
coinciden
en retardados, de la obligación de las
reclamar la libertad de la empresas de tener escuelas en los
enseñanza. La de 1933 postula la centros mineros o agrícolas ¡y se
libertad de cátedra.
establecía un monto mínimo de la
renta que se dedicaría a la
− El profesorado es carrera pública educación!
en el Perú, como principio
constitucional, apenas desde el
Veamos la última, la actual.
año 20 de este siglo.
− Luego
un
dato,
también
significativo: Sólo en dos
Constituciones de nuestra historia
la educación ha tenido un
Capítulo especial. No solamente
un articulito metido entre las
facultades del Congreso o del
Poder Ejecutivo, sino un Capítulo
propio de la Educación. Esto lo
encontramos en la primera de
todas, la de 1823, a los 110 años,
en la de 1933, y en la última, la
de 1979.
La nueva Constitución
Para ella sólo hubo dos
proyectos completos del Capítulo de
Educación: El del Partido Popular
Cristiano y el del Partido Comunista
Peruano, el P.P. C. y el P.C.P.
Por tercera vez tenemos un
Capítulo
especial,
«De
la
Educación, la Ciencia y la Cultura»,
conveintiún artículos (antes trece).
Es el de mayor extensión, y de más
rico contenido de todas las
anteriores. En la Constitución se
− Y curiosamente resulta que en encuentran, ahora plenamente, lo
esas mismas se dice cómo debe ideal y lo concreto de nuestra
ser la Educación. La Educación realidad nacional.
debe fomentar las obligaciones
morales y civiles, afirmaba la de
Ese Capítulo integra el Título
1823. La educación moral y sobre Derechos Humanos;
cívica, dice la de 1933.
94
y aquí es oportuno recordar que la
izquierda marxista se opuso a la
consideración prioritaria de la
persona
humana
en
la
Constitución. Como lo dijo
claramente la Dra. Laura Caller
Iberico, con palabras que el diario
«La Prensa» recogió, y que por su
totalitarismo hacen eco fiel a los
términos de Mussolini por
ejemplo, con el mismo concepto
que destruye al hombre, en
homenaje al Estado todo-poderoso.
El Artículo 21 establece
primero lo ontológico: ¿qué es la
educación? Se define como
derecho «inherente a la persona
humana». La educación ayuda al
hombre
a
desplegar
sus
potencialidades. Se inspira en la
democracia social. El Estado
garantiza la libertad de enseñanza.
Luego viene lo teleológico, los
fines de la educación: El desarrollo
integral de la personalidad, las
humanidades, el arte, la ciencia, la
técnica, la integración nacional y
latinoamericana, la solidaridad
internacional, la formación ética y
cívica (Arts. 21 y 22).
Hubo consenso, cuando se
discutía esto, en lo relativo a los
fines tradicionales de la educación.
Cuando se trató de la for-
todos igualdad de oportunidades ».
El deber de educar está recogido en la norma que establece
la obligatoriedad de la educación;
lo que se hace realidad con la
garantía de la gratuidad (Art. 25 ).
mación religiosa hubo discrepancia.
Algunos querían eliminar hasta la
simple mención de la religión.
Finalmente hubo acuerdo unánime
en la fórmula aprobada, que entrega
a los padres de familia la decisión
última en la materia: «La educación
religiosa se imparte sin violar la
libertad
de
conciencia.
Es
determinada libremente por los
padres de familia».
Además
se
enseñarán
la
Constitución y los derechos humanos.
En el Art. 23 se asume el
precepto
de
la
Declaración
Universal de los Derechos Humanos
sobre el derecho de los padres de
familia. Esto también fue cuestionado
95
El
Art.
26,
sobre
la
erradicación del analfabetismo,
nunca antes apareció en la
Constitución. Es una «tarea
primordial del Estado». Habrá
recursos específicos para ello; el
Mensaje
presidencial
anual
informará necesariamente de sus
progresos. Si, el gran objetivo y la
gran tarea, no eran dar el voto a los
analfabetos, ¡era darles el alfabeto!
por algunos. Sostenían que llevaría a
un caos, que negaría la dirección de
la Educación por el Estado. Hubo
fuerte tendencia estatista. Pero la
participación de los padres quedó
consagrada, y su derecho de escoger
El Art. 30 afirma la educación
el tipo de educación.
privada. Ha habido que dar batalla por
ella pues encontró sistemática
En el Art. 24: ¿Qué le toca al oposición.
Estado? Los planes, los programas,
la dirección y la supervisión de la
El P.C.P. la consideraba
Educación.
meramente «supletoria». En el
Anteproyecto sólo se la aceptaba
Y se añade con qué propósito - con grandes limitaciones. Pero se
esto es también muy importante-: sostuvo apoyándose en el derecho
Para asegurar la calidad y la primordial de los padres, y además
eficiencia de la educación. O sea en el hecho de que muchísimas
que tiene también aquí una función escuelas de clase media, y aun de
promotora; supervisa, para asegurar caseríos que sufragan sus colegios,
la calidad, así como para «otorgar a son privadas. El fruto excelente de
ellas no pudo desconocerse. El
artículo estableció finalmente que,
con la calidad adecuada y «sin fines
de lucro», la educación privada,
cooperativa, comunal y municipal,
será
reconocida,
ayudada
y
supervisada por el Estado.
El artículo referido a la
Universidad (el 31°): Recibe por
primera
vez
la
declaración
constitucional de su autonomía
académica, económica, normativa y
administrativa. ¡Cada Universidad!.
Todo universitario, todo profesor o
alumno universitario de los últimos
años en el Perú, sabe lo que esto
significa. Cada Universidad gozará
de autonomía. No más el engendro
del Decreto Ley 17437: el «Sistema
de la Universidad Peruana», y el
CONUP como agente de ese
«Sistema», el engendro que permitía
en
realidad,
únicamente,
la
manipulación de las Universidades.
Se garantiza la libertad de
cátedra. Las Universidades «son
públicas o privadas»; constituidas
por profesores, graduados y
estudiantes; como quiso la
Reforma de Córdova, y no con la
exótica mixtura de los «nodocentes», que inventó también el
régimen
de
la
Dictadura
militar. Y se coordinarán entre
96
sí y con la comunidad nacional, sin
la coacción suprema que ejerció el
CONUP. Ellas se coordinarán,
libremente, y la coordinación nacerá
de ellas, no vendrá impuesta de
arriba.
En fin, los siguientes artículos
también tienen «lo suyo». La
colegiación de las profesiones
universitarias, novedad también
(Art. 33). Los medios de
comunicación, que colaborarán con
la educación (Art. 37). La educación
bilingüe, «también en su propio
idioma» (Art. 35).
Atendamos al Artículo 28, tan
interesante, porque alienta, podemos
decir, la fidelidad al propósito
educativo. Fíjense Uds., dice: «La
enseñanza, en todos sus niveles, debe
impartirse con lealtad a los principios
constitucionales y a los fines de la
correspondiente
institución
educativa». Cada institución, de
acuerdo con su propio proyecto
educativo, debe contar con este
espíritu comunitario, de los maestros,
y los padres, y los directores, de la
institución No puede ser que se
produzcan
enfrentamientos
que
escindan, en el alma del niño, la
formación
que
recibe.
Esta
comunidad educativa, que debe ser
cada escuela, supone una fidelidad
al objetivo común. El que va a un
colegio es para convenir en un tipo
de educación, y libremente se
incorpora, entonces, a hacerlo
posible con su esfuerzo.
El nuevo Artículo 39 establece
también que no menos del 20% del
Presupuesto nacional se destine a
educación. Actualmente sólo el 11
%. En el primer gobierno del
Arquitecto Belaunde la UNESCO
elogió el alto porcentaje que el
Perú dedicaba a la educación. Esto
ha cambiado radicalmente en los
últimos años.
Sobre el Artículo 40, acerca de
la investigación científica y
tecnológica, habría que mencionar
que algunos rechazaban la
transferencia de la tecnología
extranjera; pero lo necesario es
determinar en qué condiciones
viene, lo que será fijado por la ley.
¿Cuáles son pues las novedades
fundamentales de este Capítulo?
Novedades totales, sin antecedente
en las Constituciones anteriores:
- Definición de la Educación.
Determinación de sus fines.
(Antes se ponía el título
«Educación», y no había nada
que la definiera, nada que dijera
rarlas en la Constitución. Pero yo
veo que hay un propósito de darle
fuerza inconmovible a ciertas pautas
y esto ha determinado, ciertamente,
una proliferación formal del texto,
que no me parece, en si, un mal.
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de qué se trataba).
Libertad de enseñanza religiosa.
Derecho de los padres de familia.
Mejor definición del rol del
Estado.
Erradicación del analfabetismo,
como tarea básica
Reconocimiento y ayuda a la
enseñanza privada.
Autonomía de cada Universidad;
fin del «Sistema».
Colegiación profesional.
Estímulo al folklore; promoción
del deporte; el 20% del
Presupuesto; estímulos a la
investigación;
incentivos
tributarios.
Es verdad, y se ha dicho ya
mucho, que la Constitución es
demasiado
extensa,
es
«reglamentarista».
Yo me pregunto si esto no se
podría ver también de una
manera benévola. ¿Por qué es
97
Reflexión Final
«reglamentarista» la Constitución?
Y permítanme terminar con una
¿Por qué han pensado los
reflexión
final.
constituyentes que había que
incorporar al texto constitucional
Educación Humana es, antes
tantas cosas? ¿No son detalles
que nada, Educación de la
minuciosos, no son innecesarios?.
Libertad, para la Libertad.
¿No se tratará de una manera de
También,
básicamente,
resolver el gran problema, que
Educación
del
sentido
de lo justo,
advirtió Basadre, de la diferencia
entre el «país legal» y el «país para que haya Justicia.
real»? ¿No será la única forma de
Mucho ha sufrido el hombre
acercar el «país real» a la legalidad
concreto
por las «libertades» sin
- dado que en el Perú se cumplen tan
poco las leyes, y que la misma Justicia, especialmente en el siglo XIX;
Constitución es tan violada-? . Por y mucho también por la «justicia» sin
lo menos da una mayor garantía de Libertad, sobre todo en el siglo XX.
estabilidad, y de fuerza, el que una
Pero lo decisivo no está en ellas.
norma esté no a nivel meramente
Esas «libertades» que no sentían el
legal sino en la Constitución.
imperativo de la Justicia, esa
Claro que el riesgo era muy grande. «justicia» que no respondía al
Pudimos haber tenido una Consti- hambre de Libertad, atropellaban al
tución que fuera un volumen inmenso. hombre concreto, porque coincidían
Porque todas las leyes indispensables, en creerse posibles -que pudiera
pudieron pensar, la única garantía haber Libertad, que pudiera haber
de que se cumplan es incorpo- Justicia- sin Solidaridad.
Sólo la Solidaridad hace sentir
que no bastan la Libertad o la
Justicia por separado. Sólo la
Solidaridad compatibiliza lo libre
con lo justo, y lleva ambos
principios a
una
realización
simultánea, recíproca, armónica. En
que uno alimenta al otro.
y de odio; mientras esa violencia sea
el método del cambio, sólo
llegaremos, en lo mejores casos, a
esas «libertades» truncadas, o a esa
«justicia» frustradora del hombre
real.
lizando
así
todas
las
discriminaciones
y
las
explotaciones de unos hombres por
otros, haciéndolas inevitables.
La Solidaridad parte del fondo
mismo del hombre, y lo redime de
sus desviaciones peores. A la
Educación
corresponde,
en
empeño consciente, deliberado e
infatigable, hacerla posible. Ese es
su reto, su alta misión.
Construir la Solidaridad supone
conocer al hombre, aceptarlo,
Se requiere una Educación compartir la vida con él, sabernos
y
no
sólo
para la Solidaridad, una Pedagogía coresponsables;
reivindicar
los
derechos
(la
de la Solidaridad.
Libertad), o exigir el cumplimiento
Por eso las armas de este
Allí está lo radical. Nadie la de los deberes (la Justicia).
combate no son cortantes ni
busca. Por esto todo anda
La posibilidad de la Solidaridad detonantes. Son las mismas amas
descalabrado. Cada uno combate por
«su libertad», «su derecho», o «su radica básicamente en la educación; que, hace 20 siglos, Pablo de Tarso
justicia». No se ha aprendido a y si la Constitución nos da el molde describió con una imagen luminosa,
formal de la solidaridad nacional, que conserva todo su esplendor:
perseguir nuestra Solidaridad.
toca a la Educación realizar su
Son las armas, decía él, «para
¿Qué la hará posible? ¿Quién se
contenido.
poder
resistir en el día aciago y
atreve?
sostenernos
apercibidos en todo».
Lo radical es la falta de
Estamos
obsesionados,
Solidaridad. Aquí al enemigo no lo
«Estad, pues, a pie firme,
sugestionados, por la dialéctica del
encontramos afuera. Tenemos que ceñidos vuestros lomos con el
odio. Parece que el mundo no puede
descubrir la dimensión interior del cíngulo de la verdad, armados de la
comprenderse
sin
ella.
Los
hombre para toparnos con el coraza de la justicia,... embrazad en
testimonios abundan, desde Hitler
adversario. No es un poder político todos los encuentros el escudo de la
hasta Mao. La imagen implacable
o económico. Está en el hombre fe,... tomad también el yelmo de la
del verdugo y la víctima, ¡parece no
mismo, en nosotros mismos. El salud; y empuñad la espada del
haber reconciliación posible!.
obstáculo consiste en nuestro propio espíritu» (Ep. a Efesios - 6,13 a 17 ).
Mientras la autoridad o el padre egoísmo, en nuestra cerrazón. Que
de familia, el burgués o el maestro, se proyecta después en los egoísmos Antonino Espinosa Laña
sean vistos como «el enemigo»; del grupo, de la secta, de la Abogado. Ex-diputado por Lima
mientras «el enemigo» merezca toda clase o de la raza. Que (1980-1985). Catedrático de la
nuestra capacidad de destrucción encuentra virtud sólo en lo propio, y Facultad de Derecho de la
pecado en todos los demás; raciona- Universidad de Lima.
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MERCURIO PERUANO es una publicación que se viene editando
desde 1918. A través de su larga existencia ha mantenido el rango de su
concepción eminentemente intelectual; sigue siendo tribuna del
pensamiento profundo y alturado de cada época y expresión diáfana de la
cultura nacional.
MERCURIO PERUANO se honra de haberse enriquecido con el
aporte de los más ilustres intelectuales de nuestra Patria y haber recibido
la colaboración de eruditos representantes de la cultura universal.
MERCURIO PERUANO así se ha convertido, a lo largo de los años,
en una publicación peruana cultural y de información general, de
merecido prestigio y gran difusión en los ambientes intelectuales del país
y del extranjero.
La importancia preponderante que asume hoy la vida cultural y la
trascendencia de los movimientos intelectuales significan un estímulo
más a MERCURIO PERUANO para enriquecer su contenido y ahondar
en los problemas más debatidos en el ambiente de la cultura y de la
creación artística.
MERCURIO PERUANO dedicará números monográficos sobre los
temas de más interés en cada momento, los que siendo expresión de la
cultura nacional serán a la vez aportes constructivos para resolver los
problemas del país y del hombre de hoy.
MERCURIO PERUANO mantendrá e incrementará su vigoroso
intercambio cultural con publicaciones similares, Universidades,
Embajadas, Centros e Institutos Culturales de todos los países, porque
desea seguir sirviendo como mensajera de la cultura nacional.
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