VIGILIA DE PENTECOSTÉS JUBILEO DE LA MISERICORDIA AÑO DEL SEÑOR MMXVI 2 VIGILIA DE PENTECOSTÉS Lo que debe prepararse La Iglesia se ambientará con sencillez y con dignidad. Se buscarán los cantos de alabanza para los momentos iniciales. Los demás cantos de la misa se hacen como de costumbre. Las vestiduras litúrgicas son de color rojo. Tras el saludo litúrgico se lee la ambientación tomada de la homilía del Papa Francisco en el Cenáculo de Jerusalén en 2014. Signos del Espíritu Santo Para el primer momento, los signos del Espíritu Santo, se dispone en un lugar visible frente al presbiterio un pebetero que pueda encenderse con facilidad. Se dispone allí un pequeño cirio, para encender con él el Cirio Pascual. Para la aspersión se dispone una fuente con agua. También la Caldereta con el hisopo. Lucernario Para el lucernario Se pueden disponer también cerca al cirio pascual que estará apagado al inicio de la Celebración, siete candeleros para colocar allí los cirios que serán traídos por las personas indicadas en cada signo. Liturgia de la Palabra Para las lecturas se recomienda imprimirlas como aparecen en el texto de la vigilia y disponerlas dentro del leccionario. Liturgia de la Eucaristía Se puede hacer una presentación de ofrendas pero sin decir nada. Se usará para la misa la oración sobre las ofrendas, el Prefacio de la misa de la Vigilia de Pentecostés. La Plegaria Eucarística debe escogerse entre la I, II o III, advirtiendo los incisos propios de este día de Pentecostés. La oración post comunión y la Bendición Final son también de la Vigilia de la Solemnidad de Pentecostés. 3 VIGILIA DE PENTECOSTÉS INICIO DE LA CELEBRACIÓN CANTO SIEMPRE ES PENTECOSTÉS1 Cuando rezamos, cuando cantamos, cuando la fiesta es un celebrar gozoso el día grande: Pentecostés; cuando llevamos en nuestras manos un resplandor de luz, en nuestro pecho vive y palpita el que murió en la cruz. Cuando el Señor alienta en nosotros siempre es Pentecostés. Cuando el amor nos lanza a la vida siempre es Pentecostés. Cuando queremos comprometernos en una misma fe, una tarea, un compromiso, siempre es Pentecostés. Cuando decimos sí a la Iglesia con plena lucidez, soplan de nuevo vientos del cielo porque es Pentecostés. Cuando los hijos ya van creciendo y dicen que quieren ser miembros de Cristo y de su Iglesia, siempre es Pentecostés. No nos separan lenguas ni razas, nuestra consigna es ser en el mundo un testimonio porque es Pentecostés. Cuando la fuerza que estaba oculta vence con su poder nuestros temores, nuestro egoísmo, siempre es Pentecostés. Cuando aceptamos ser levadura y llama que quiere arder, nos vinculamos más a la Iglesia porque es Pentecostés. Tras la procesión de entrada se venera el altar como de costumbre, usando el incienso. 1 Cesáreo Gabaráin 4 El Celebrante En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. R. Amén. El Celebrante La gracia y la paz de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo que hoy es comunicado a la Iglesia como en el día de Pentecostés, esté con ustedes. El Celebrante En el año de la Misericordia, unidos en la fe hacemos nuestras las palabras que pronunció un día el papa Francisco2: En el Cenáculo, Jesús resucitado, enviado por el Padre, comunicó su mismo Espíritu a los Apóstoles y con su fuerza los envió a renovar la faz de la tierra (cf. Sal 104,30). Aquí nació la Iglesia, y nació en salida. Desde aquí salió, con el Pan partido entre las manos, las llagas de Jesús en los ojos, y el Espíritu de amor en el corazón. Salir, marchar, no quiere decir olvidar. La Iglesia en salida guarda la memoria de lo que sucedió aquí; el Espíritu Paráclito le recuerda cada palabra, cada gesto, y le revela su sentido. El Cenáculo, nos recuerda el nacimiento de la nueva familia, la Iglesia, nuestra santa madre Iglesia jerárquica, constituida por Cristo resucitado. Una familia que tiene una Madre, la Virgen María. Las familias cristianas pertenecen a esta gran familia, y en ella encuentran luz y fuerza para caminar y renovarse, mediante las fatigas y las pruebas de la vida. A esta gran familia están invitados y llamados todos los hijos de Dios de cualquier pueblo y lengua, todos hermanos e hijos de un único Padre que está en los cielos. 2 Papa Francisco. Homilía en el Cenáculo en Jerusalén. Mayo 26 de 2014. 5 Éste es el horizonte del Cenáculo: el horizonte del Cenáculo, el horizonte del Resucitado y de la Iglesia. De aquí parte la Iglesia en salida, animada por el soplo del Espíritu. Recogida en oración con la Madre de Jesús, revive siempre la esperanza de una renovada efusión del Espíritu Santo: Envía, Señor, tu Espíritu, y renueva la faz de la tierra (cf. Sal 104,30). Que estas palabras del Papa se hagan nuestro sentimiento en este “nuevo Cenáculo” de nuestra Iglesia parroquial, para vivir esta, nuestra Vigilia de Pentecostés, para meditar en la misericordia de Dios que nos ha dado en su Espíritu la luz de la vida y la fuerza para caminar en la fe. PRIMER MOMENTO LOS SIGNOS DEL ESPÍRITU SANTO: FUEGO, LUZ Y AGUA. 7 FUEGO En un lugar visible se dispone un pebetero para encender el fuego. El celebrante, tomando fuego del cirio Pascual, se acerca al pebetero y lo enciende, diciendo: Oremos3. Dios nuestro, que por medio de tu Hijo has dado a tus fieles el fuego de tu luz, santifica + este fuego nuevo y concédenos que, por esta celebración pascual, seamos de tal manera inflamados con los deseos celestiales, que podamos llegar con un corazón puro a la fiesta de la luz eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. LUZ El celebrante ahora toma la luz, mientras que dice: Te rogamos, Señor, que esta luz encendida en honor de tu Nombre, al recordar la luz encendida en la Pascua, “continúe ardiendo para disipar la oscuridad de esta noche y nos recuerde a Jesucristo, tu Hijo, que resucitado de entre los muertos brilla sereno para el género humano4”, y nos ha prometido el Espíritu Santo como luz que llena de vida al mundo. R. Amén. Tomando la luz del fuego bendecido se encienden los cirios del altar. Luego la asamblea, recibe la luz mientras que se entona un canto apropiado. Los fieles permanecen con el cirio encendido hasta después de la aspersión. 3 4 Misal Romano, Bendición del Fuego en la Noche Pascual. Misal Romano. Pregón Pascual. 8 ESTA ES LA LUZ DE CRISTO Esta es la luz de Cristo; yo la haré brillar. Esta es la luz de Cristo; yo la haré brillar. Esta es la luz de Cristo; yo la haré brillar. Brillará, brillará, sin cesar. (bis) Soy cristiano y esta luz, yo la haré brillar. Soy cristiano y esta luz, yo la haré brillar. Soy cristiano y esta luz, yo la haré brillar. Llevo mi luz por la ciudad, yo la haré brillar. Llevo mi luz por la ciudad, yo la haré brillar. Llevo mi luz por la ciudad, yo la haré brillar. Nunca la ocultaré, yo la haré brillar. Nunca la ocultaré, yo la haré brillar. Nunca la ocultaré, yo la haré brillar. Siempre la defenderé, yo la haré brillar. Siempre la defenderé, yo la haré brillar. Siempre la defenderé, yo la haré brillar. Toma hermano esta luz y hazla tú brillar. Toma hermano esta luz y hazla tú brillar. Toma hermano esta luz y hazla tú brillar. AGUA ASPERSIÓN Y ACTO PENITENCIAL Se trae el agua que será bendecida5 en una vasija digna, convenientemente adornada, que ojalá pudiera estar ya cerca al presbiterio. El Celebrante En el principio el Espíritu de Dios se cernía sobra las aguas y de ellas, por la voz de Dios brotó la vida. 5 Misal Romano, Bendición del Agua. 9 Hoy, al celebrar esta solemne Vigilia en la espera de un renovado pentecostés, pidamos que el agua que vamos a bendecir, nos renueve en la gracia del Señor y nos recuerde que, por el Bautismo fuimos purificados y santificados. El Celebrante bendice el agua, diciendo: Queridos hermanos: Invoquemos con humildad a nuestro Dios y Señor , para que bendiga esta agua con la cual seremos rociados en recuerdo de nuestro bautismo. Que él nos renueve a fin de permanecer fieles al Espíritu Santo que hemos recibido. Y después de una breve pausa de oración en silencio, con las manos extendidas6, prosigue: Señor y Dios nuestro, acompaña con tu bondad a tu pueblo que en esta santísima noche permanece en vela. Al rememorar la obra admirable de la creación y el acontecimiento aún más admirable de la redención, te pedimos que bendigas esta agua. Ella fue creada por ti para dar fecundidad a la tierra y restaurar nuestros cuerpos con su frescura y pureza. Hiciste también del agua un instrumento de tu misericordia, cuando en el diluvio, purificaste la tierra y le diste a la humanidad una nueva oportunidad para vivir en tu amor, Por ella libraste a tu pueblo de la esclavitud y apagaste su sed en el desierto. Por ella, los profetas anunciaron la Nueva Alianza que habrías de realizar con los hombres. 6 Misal Romano, Vigilia Pascual, Bendición del Agua Común, adaptación. 10 Finalmente, por ella renovaste nuestra naturaleza pecadora con el baño de renacimiento espiritual al ser consagrada por Cristo en el río Jordán. Que ella, que broto del costado del redentor junto con la sangre, nos recuerde ahora nuestro bautismo, y renueve en nosotros la gracia de ser hijos de adopción nacidos a la fe por la muerte y resurrección de Cristo. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén. Y se asperja la asamblea entonando un canto Bautismal. BAUTIZAME, SEÑOR, CON TU ESPÍRITU Bautízame, Señor, con tu Espíritu, bautízame, Señor, con tu Espíritu, y déjame sentir el fuego de tu amor aquí en mi corazón, Señor, y déjame sentir el fuego de tu amor aquí en mi corazón, Señor. Guíame, Señor... Lléname, Señor... Transfórmame, Señor... Ungeme, Señor... SEGUNDO MOMENTO LUCERNARIO 12 LOS DONES DEL ESPÍRITU SANTO Y LAS OBRAS DE MISERICORDIA Para este momento se disponen en la puerta de la Iglesia siete luces ya encendidas, luego personas indicadas se acercan al altar llevando las luces, que se dispondrán delante del altar, no sobre él. Con un fondo musical suave traemos al altar las luces que nos hablan de los dones del Espíritu Santo: DON DE SABIDURÍA SUFRIR CON PACIENCIA LOS DEFECTOS DEL PRÓJIMO Una pareja de adultos mayores trae la luz El Celebrante Dios de amor, regálanos la Sabiduría. Que con el amor que nuestros mayores nos enseñan, podamos trabajar con paciente esperanza para que nuestra vida forjada en la paciencia se convierta en construcción de paz y de alegría. DON DE CONSEJO DAR BUEN CONSEJO AL QUE LO NECESITA Una pareja de Catequistas trae la luz El Celebrante Danos, Dios de amor, el don del consejo, así sabremos mostrar el camino del bien a nuestros hermanos, podremos mostrar el camino de la fe a todos y podremos aprender a dejarnos conducir por el camino del amor de Dios con el consejo oportuno que forma en el creyente un camino de verdad y de esperanza. DON DE CIENCIA CORREGIR AL QUE SE EQUIVOCA Unos jóvenes traen la luz El Celebrante Danos, Dios de amor, el don de la Ciencia, para que ilustrados en los valores de la fe verdadera, sepamos guardar en el corazón tus enseñanzas que superan todo saber y podamos mostrar a cuantos han caído en el error, la vía luminosa de tu verdad. 13 DON DE FORTALEZA CONSOLAR AL TRISTE Unas personas de la Pastoral de los Enfermos traen la luz: El Celebrante Danos, Dios de amor, la fuerza que de ti procede para ser capaces de dar aliento y paz a los que sufren, de poner en el corazón herido por el dolor de la violencia y del desamor, el bálsamo de la fortaleza que sana y consuela, que alienta y restaura la vida. DON DE ENTENDIMIENTO ENSEÑAR AL QUE NO SABE Unos jóvenes de la Catequesis pre sacramental de confirmación traen la luz El Celebrante Danos, Dios de amor, que nuestra inteligencia, iluminada por el esplendor de la verdad, construya la vida y transforme el mundo con tu amor para que podamos enseñar con acierto, iluminar el entendimiento, abrir la ventana de tu gozosa verdad al corazón que yace en sombras y dolor. DON DE PIEDAD REZAR A DIOS POR LOS VIVOS Y POR LOS DIFUNTOS Unas personas de la Pastoral Litúrgica, acólitos o lectores, traen la luz El Celebrante Danos, Dios de amor, la piedad verdadera, el amor profundo y humilde, la capacidad de glorificarte con nuestra vida, infunde en el alma de tu Iglesia el anhelo de santidad y de gracia. Haz de la Iglesia una casa de Misericordia en la que la oración por todos sea Encuentro con tu amor y dispensadora de paz y de vida para todos. DON DE TEMOR DE DIOS PERDONAR AL QUE NOS OFENDE Una pareja de Religiosos, trae la luz El Celebrante Danos, Dios de amor, la gracia de tu santo temor, el propósito de nunca ofenderte, la voluntad de seguir tus mandamientos, el firme deseo de ser fieles a tu voluntad para que, del mismo 14 modo, podamos ofrecer el consuelo del perdón a quienes nos han hecho sentir las espinas del dolor, de modo que seamos en todas partes signos de esperanza y de reconciliación. Una vez dispuestas todas las luces, puede entonarse un canto de alabanza. ESPÍRITU DE DIOS Espíritu de Dios, llena mi vida, llena mi alma, llena mi ser. (bis) Lléname, lléname, con tu presencia, lléname, lléname con tu poder, lléname, lléname con tu bondad. (bis) TERCER MOMENTO LITURGIA DE LA PALABRA 16 INTRODUCCIÓN A LA LITURGIA DE LA PALABRA Comentario Vamos a acoger la Palabra que el Espíritu Divino grabo en el alma de los profetas, del salmista, del apóstol. Pidamos que abra nuestro corazón a este don maravilloso y pidamos la capacidad de comprender con el alma lo que Dios nos quiere revela y la misericordia con la que nos enseña y nos alimenta para darnos a todos con amor verdadero. Entonando un canto apropiado, se trae procesionalmente al altar el libro de las Lecturas y se entrega al que preside, quien a su vez lo entrega a los que van a proclamar las lecturas indicadas para la misa de la vigilia y que son seguidas con las oraciones que se indican a continuación. CANCIÓN DEL TESTIGO7 Por ti, mi Dios, cantando voy, la alegría de ser tu testigo, Señor. Me mandas que cante con toda mi voz, no sé cómo cantar tu mensaje de amor; los hombres me preguntan cuál es mi misión, les digo: testigo soy. Es fuego tu palabra que mi boca quemó, mis labios ya son llamas y ceniza mi voz, da miedo proclamarla, pero tú me dices: no temas, contigo estoy. Tu palabra es una carga que mi espalda dobló, 7 Juan Damian, J.C. Constable 17 es brasa tu mensaje que mi lengua secó. Déjate quemar, si quieres alumbrar, no temas, contigo estoy. PRIMERA LECTURA Comentario: El Espíritu Divino viene para permitirnos un mismo lenguaje para expresarnos. Es el lenguaje del amor, el de la gracia, el de la vida. Dios nos ofrece en esta palabra una invitación a buscar la unidad, el amor verdadero que supere toda división y nos una en la verdad y en la esperanza. Lectura del libro del Génesis 11,1-9 Toda la tierra hablaba la misma lengua con las mismas palabras. Al emigrar (el hombre) de oriente, encontraron una llanura en el país de Sanaar y se establecieron allí. Y se dijeron unos a otros: «Vamos a preparar ladrillos y a cocerlos.» Emplearon ladrillos en vez de piedras, y alquitrán en vez de cemento. Y dijeron: «Vamos a construir una ciudad y una torre que alcance al cielo, para hacernos famosos, y para no dispersarnos por la superficie de la tierra.» El Señor bajó a ver la ciudad y la torre que estaban construyendo los hombres; y se dijo: «Son un solo pueblo con una sola lengua. Si esto no es más que el comienzo de su actividad, nada de lo que decidan hacer les resultará imposible. Voy a bajar y a confundir su lengua, de modo que uno no entienda la lengua del prójimo.» El Señor los dispersó por la superficie de la tierra y cesaron de construir la ciudad. Por eso se llama Babel, porque allí confundió el Señor la lengua de toda la tierra, y desde allí los dispersó por la superficie de la tierra. Palabra de Dios. 18 SALMO 112 R. Alabado sea el nombre de Dios ¡Alaben, siervos del Señor, alaben el nombre del Señor. Bendito sea el nombre del Señor, ahora y por siempre: de la salida del sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor. R. El Señor se eleva sobre todos los pueblos, su gloria sobre los cielos. ¿Quién como el Señor, Dios nuestro, que se eleva en su trono y se abaja para mirar al cielo y a la tierra? R. Levanta del polvo al desvalido, alza de la basura al pobre, para sentarlo con los príncipes, los príncipes de su pueblo; a la estéril le da un puesto en la casa, como madre feliz de hijos. R. Luego de lo cual el Celebrante dice: Oremos D ios de amor, que en esta noche nos concedes acoger tu Espíritu de amor, haz que la Iglesia extendida de uno a otro confín de la tierra, sea en medio del mundo dividido por odios y discordias, instrumento de tu paz y vínculo de amor para todos los pueblos. Por nuestro Señor Jesucristo, 19 tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. R. Amén. Canto SE SIENTE AQUÍ Se siente aquí, (3) el Espíritu de Dios se siente aquí. Si este pueblo empieza a orar y deja al Señor obrar, el Espíritu de Dios se siente aquí. Se siente aquí, (3) el Espíritu de Dios se siente aquí. Si los hombres de la tierra glorifican al Señor, el Espíritu de Dios se siente aquí. SEGUNDA LECTURA Comentario: Dejemos que la gracia de Dios renueve la creación y pidamos que el Espíritu Divino transforme nuestras vidas y llene con su poder el vació uq reina en tantos corazones. Lectura del Profeta Ezequiel 37, 1-14 En aquellos días, la mano del Señor se posó sobre mí, y con su Espíritu el Señor me sacó y me colocó en medio de un valle todo lleno de huesos. Me hizo dar vueltas y vueltas en torno a ellos: eran innumerables sobre la superficie del valle y estaban completamente secos. Me preguntó: —Hombre mortal, ¿podrán revivir estos huesos? Yo respondí: 20 —Señor, tú lo sabes. El me dijo: —Pronuncia un oráculo sobre estos huesos y diles: ¡Huesos secos, escuchen la Palabra del Señor! Así dice el Señor a estos huesos: «Yo mismo traeré sobre ustedes espíritu y vivirán. Pondré sobre ustedes tendones, haré crecer sobre ustedes carne, extenderé sobre ustedes piel, les infundiré espíritu y vivirán. Y sabrán que yo soy el Señor.» Y profeticé como me había ordenado, y a la voz de mi oráculo, hubo un estrépito, y los huesos se juntaron hueso con hueso. Me fijé en ellos: tenían encima tendones, la carne había crecido y la piel los recubría; pero no tenían espíritu. Entonces me dijo: —Conjura al espíritu, conjura, hombre mortal, y di al espíritu: Así dice el Señor: «De los cuatro vientos ven, espíritu, y sopla sobre estos muertos para que vivan.» Yo profeticé como me había ordenado; vino sobre ellos el espíritu y revivieron y se pusieron en pie. Era una multitud innumerable. Y me dijo: —Hombre mortal, estos huesos son la entera casa de Israel, que dice: «Nuestros huesos están secos, nuestra esperanza ha perecido, estamos destrozados.» Por eso profetiza y diles: Así dice el Señor: «Yo mismo abriré sus sepulcros, y los haré salir de sus sepulcros, pueblo mío, y los traeré a la tierra de Israel. Y cuando abra sus sepulcros y los saque de sus sepulcros, pueblo mío, sabrán que soy el Señor. Los infundiré mi espíritu y vivirán; los colocaré en su tierra y sabrán que yo, el Señor, lo digo y lo hago.» Oráculo del Señor. Palabra de Dios. Salmo 95 R. Cuenten las maravillas del Señor a todas las naciones. Canten al Señor un cántico nuevo, 21 canten al Señor, toda la tierra; canten al Señor, bendigan su nombre. R. Proclamen día tras día su victoria. Cuenten a los pueblos su gloria, sus maravillas a todas las naciones. R. Póstrense ante el Señor en el atrio sagrado, tiemble en su presencia la tierra toda; digan a los pueblos: «El Señor es rey.» R. Delante del Señor que ya llega, ya llega a regir la tierra: regirá el orbe con justicia y los pueblos con fidelidad. R. El Celebrante: Oremos S eñor Dios, lleno de poder, que levantas al hombre caído y lo conservas en tu fidelidad; aumenta el número de los que serán renovados por tu gracia santificante y haz que tu Espíritu conduzca siempre a todos los bautizados. Por Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén. Canto VEN, VEN, VEN Ven, ven, ven. Espíritu Divino, ven, ven, ven, acércate a mí. (bis) 22 Apodérate, apodérate, apodérate de todo mi ser. (bis) Aquí se siente la presencia de Dios. (bis) Siento el fuego del Espíritu Santo. (bis) Siento gozo, siento paz, siento el amor que Dios me da. Aquí se siente la presencia de Dios. (bis) TERCERA LECTURA Comentario: Toda carne, todo ser humano, fortalecido e iluminado por el Espíritu será profeta, es decir, podrá iluminar la historia de la humanidad con la luz de la fe, podrá leer la presencia de Dios en la vida de la humanidad, podrá mostrar el camino del bien a sus hermanos. Lectura de la profecía de Joel 3, 1-5 Así dice el Señor: «Derramaré mi Espíritu sobre toda carne: profetizarán sus hijos e hijas, sus ancianos soñarán sueños, sus jóvenes verán visiones. También sobre mis siervos y siervas derramaré mi Espíritu aquel día. Haré prodigios en cielo y tierra: sangre, fuego, columnas de humo. El sol se entenebrecerá, la luna se pondrá como sangre, antes de que llegue el día el Señor, grande y terrible. Cuantos invoquen el nombre del Señor se salvarán. Porque en el monte de Sión y en Jerusalén quedará un resto; como lo ha prometido el Señor a los supervivientes que él llamó.» Palabra de Dios. 23 SALMO 146 R. Alaben al Señor, que la música es buena; nuestro Dios merece una alabanza armoniosa. El Señor reconstruye Jerusalén, reúne a los deportados de Israel; él sana los corazones destrozados, venda sus heridas. R. Cuenta el número de las estrellas, a cada una la llama por su nombre. Nuestro Señor es grande y poderoso, su sabiduría no tiene medida. El Señor sostiene a los humildes, humilla hasta el polvo a los malvados. R. Entonen la acción de gracias al Señor, toquen la cítara para nuestro Dios, que cubre el cielo de nubes, preparando la lluvia para la tierra. R. Que hace brotar hierba en los montes, para los que sirven al hombre; que da su alimento al ganado y a las crías de cuervo que graznan. R. No aprecia el vigor de los caballos, no estima los músculos del hombre: el Señor aprecia a sus fieles, que confían en su misericordia. R. El Celebrante: Oremos 24 D ios todopoderoso y eterno, tú has querido prolongar la celebración del misterio pascual durante cincuenta días; has que los pueblos dispersos se congreguen y las diversas lenguas se unan en la proclamación de la gloria de tu nombre. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. R. Amén Canto ESPÍRITU SANTO VEN Espíritu Santo, ven, ven, Espíritu Santo, ven, ven, Espíritu Santo, ven, ven en el nombre del Señor. Acompáñame, ilumíname, toma mi vida. Acompáñame, ilumíname, ¡Espíritu Santo ven! Santifícame, transfórmame, Tú cada día. Santifícame, transfórmame, ¡Espíritu Santo, ven! Resucítame, conviérteme, todos los días. Glorifícame, renuévame, ¡Espíritu Santo, ven! Acompáñame, transfórmame, 25 toma mi vida. Ilumíname, condúceme, ¡Espíritu Santo ven! HIMNO DEL GLORIA Ahora, con la Iglesia, iluminada por el Espíritu, cantemos la gloria de la Trinidad. G loria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén. Oremos. Se hace la colecta de la misa O h Dios que por el misterio de Pentecostés santificas a tu Iglesia extendida por todas las naciones; derrama los dones de tu Espíritu sobre todos los confines de la tierra 26 y no dejes de realizar hoy, en el corazón de tus fieles, aquellas mismas maravillas que obraste en los comienzos de la predicación evangélica, por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. R. Amén. y se prosigue con las dos lecturas y el salmo del día de Pentecostés y los demás elementos de la liturgia. EPISTOLA Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 8, 22-27 Hermanos : Sabemos que hasta hoy la creación entera está gimiendo toda ella con dolores de parto. Y no sólo eso; también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro interior, aguardando la hora de ser hijos de Dios, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esperanza fuimos salvados. Y una esperanza que se ve, ya no es esperanza. ¿Cómo seguirá esperando uno aquello que ve? Cuando esperamos lo que no vemos, esperamos con perseverancia. Así también el Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad, porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables. El que escudriña los corazones sabe cuál es el deseo del Espíritu, y que su intercesión por los santos es según Dios. Palabra de Dios 27 Aleluya Aleluya, aleluya. Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos la llama de tu amor. Aleluya. Canto ALELUYA Alelu, alelu, alelu, aleluya Gloria al Señor (bis) Gloria Gloria Gloria Gloria al al al al Señor, aleluya. Señor, aleluya. Señor, aleluya. Señor. EVANGELIO XLectura del santo Evangelio según San Juan 7, 37-39 El último día, el más solemne de las fiestas, Jesús en pie gritaba: —El que tenga sed, que venga a mí; el que cree en mí que beba. (Como dice la Escritura: de sus entrañas manarán torrentes de agua viva.) Decía esto refiriéndose al Espíritu, que habían de recibir los que creyeran en él. Todavía no se había dado el Espíritu, porque Jesús no había sido glorificado. Palabra del Señor 28 HOMILIA8 A los cincuenta días, el Espíritu "Pentecostés", en griego, significa "día quincuagésimo". El 50 es un número que ya los judíos tenían asimilado desde hace siglos como símbolo de plenitud: una semana de semanas, siete por siete más uno. Es cuando celebran la alianza que sellaron con Yahvé en el monte Sinaí, guiados por Moisés, a los cincuenta días de su salida de Egipto. Los cristianos celebramos en esta cincuentena, después de la Pascua - Resurrección de Jesús, su donación del Espíritu a la comunidad apostólica precisamente a los cincuenta días. Dejarnos transformar por el Espíritu del Resucitado Debemos alegrarnos de este Don de Dios, plenitud de la Pascua. En nuestra oración solemos pedir a Dios paz, justicia, salud, libertad, buenas cosechas del campo, éxito en nuestras empresas. Y Dios nos da... su Espíritu, que es lo mejor, el que nos da la verdadera paz y libertad y éxito. El que ha sido lleno del Espíritu, ya desde el Bautismo, tiene que vivir, como ha dicho Pablo (lectura de Romanos), según el Espíritu y no según la carne. Pablo contrapone los criterios y la fuerza de Dios, por una parte -vivir en el Espíritu- y los criterios y los recursos meramente humanos, por otra -vivir según la carne-. Si vivimos conforme a la carne, vamos directos a la muerte. Si según el Espíritu, a la vida. Para Pablo una de las consecuencias de vivir según el Espíritu es que somos hijos y que nos sentimos libres, como miembros de la familia de Dios. Es el Espíritu quien nos hace decir -el texto dice que nos hace gritar- "Abbá, Padre". Porque "los que se dejan llevar por el Espíritu de Dios, esos son hijos de Dios". 8 ALDAZÁBAL, José. Enséñame tus caminos. Domingo ciclo C. Dossiers CPL 99 : Barcelona. 29 Si tenemos dudas de que sea posible vivir conforme a la mentalidad divina en este mundo, Pablo se atreve a hacer una afirmación fundamental para los que hemos celebrado la Pascua de Cristo durante siete semanas: "el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos... vivificará también vuestros cuerpos mortales". La misma mano poderosa de Dios que sacó a Jesús de entre los muertos puede hacer que también nuestra persona, o nuestra comunidad, a pesar de ser débil y pecadora, sea transformada en luz y gracia. Ya sería un buen fruto de nuestras siete semanas de Pascua si de ellas saliéramos con esta convicción, de que somos hijos en la familia de Dios, y dijéramos en verdad, aunque sea una sola vez al día, movidos desde dentro por el Espíritu, "Abbá, Padre". Se tendría que llenar de alegría todo nuestro ser y sentirnos estimulados a vivir un estilo de vida según el plan de Dios. El Espíritu sigue actuando hoy En la oración colecta le pedimos a Dios: "no dejes de realizar hoy, en el corazón de tus fieles, aquellas mismas maravillas que obraste en los comienzos de la predicación evangélica". En efecto, lo que ha hecho el Espíritu en la historia lo sigue haciendo hoy en el mundo, en la Iglesia y en cada uno de nosotros: • Él sigue siendo el alma de la Iglesia y llenándola de sus dones, más todavía que en la comunidad de Corinto: el Concilio, el Jubileo y tantos otros. • Acontecimientos eclesiales, universales o diocesanos, son en verdad señales del protagonismo del Espíritu en la animación de su comunidad. • Es él quien hace florecer tantas comunidades cristianas llenas de fuerza, y anima tantos movimientos y renueva a su Iglesia en tantos aspectos. • El Espíritu de la verdad sigue influyendo para que se esté renovando en profundidad la teología, la comprensión del misterio de Cristo. 30 • Él sigue inspirando nuestra oración y guiando a la Iglesia a renovar la celebración litúrgica, la oración personal y un conocimiento más espiritual y profundo de la Palabra de Dios. • Él, el Espíritu del amor, suscita y sostiene tantos ejemplos de amor, sacrificio y compromiso de los cristianos en el mundo, a veces hasta el martirio, en defensa de la justicia o de la vida o de la verdad. • Él, que en Pentecostés unió a los que "hablaban en lenguas diferentes", es el que promueve también hoy iniciativas de unidad interna y ecuménica, en línea con la carta a los Corintios... También hoy, a principios del siglo XXI, tenemos motivos cada vez más claros para renovar nuestra profesión de fe: "Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida". Una Eucaristía siempre "pentecostal" El Espíritu es quien actúa cada vez en los Sacramentos. De modo particular en la Eucaristía invocamos su venida dos veces: sobre los dones del pan y del vino, para que él los transforme en el Cuerpo y Sangre del Resucitado; y luego sobre la comunidad que va a participar de estos dones, para que también ella quede transformada en el Cuerpo único y sin división de Cristo Jesús. Esta segunda invocación es claramente "pentecostal": lo que sucedió a aquella primera comunidad cuando bajó sobre ella la fuerza del Espíritu es lo que tendría que suceder a cada una de las nuestras cuando participa de la Eucaristía. 31 RENOVACIÓN DE LA GRACIA DEL BAUTISMO Y DE LA CONFIRMACIÓN En el día gozoso de Pentecostés, anual memoria de las maravillas que el Espíritu Divino realizó al inicio de la evangelización, renovemos nuestra fe y reavivemos la gracia recibida en los sacramentos del Bautismo y la Confirmación. El Celebrante ¿Renuncian al pecado para vivir en la libertad de los hijos de Dios? Asamblea Sí, renuncio El celebrante ¿Renuncian a todas las seducciones del mal Para que el pecado no los esclavice? Asamblea Sí, renuncio El Celebrante ¿Renuncian a Satanás, autor y fuente de pecado? Asamblea Sí, renuncio El Celebrante Hagamos ahora nuestra profesión de fe: Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza que el Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato, padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre, y de nuevo vendrá con gloria a juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. 32 Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia que es una, santa, católica y apostólica, confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados, Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén. Compromisos Una vez hemos profesado nuestra fe, Quieren seguir siendo fieles a la gracia recibida. R. Si quiero. Quieren seguir anunciando con la vida la presencia renovadora del Espíritu Santo. R. Si quiero. Quieren vivir la alegría de la fe en comunión con toda la Iglesia, con el Papa, nuestros Obispos y con cuantos anuncian el Reino de la paz y de la verdad. R. Si quiero. Quieren dejarse iluminar y guiar por la luz y la fuerza del Espíritu Divino que se nos ha dado en la gracia del Bautismo y en la alegría de la Confirmación? R. Si quiero. Digamos con fe: Esta es nuestra fe, esta es la fe de la Iglesia que nos alegramos de profesar en Cristo Jesús. Amén. 33 ORACIÓN DE LOS FIELES Reunidos para celebrar la plenitud de la revelación del amor de Dios, en este día gozoso de Pentecostés presentamos nuestras necesidades diciendo: R. Oh, Señor, escucha y ten piedad. • Por la Iglesia, para que unida al Papa Francisco en la caridad, sea constructora de paz en medio del mundo, Roguemos al Señor. R. • Por nuestros pastores, para que imitando la mansedumbre y la bondad del Pastor de los pastores, hagan crecer en la esperanza a cuantos les han sido encomendados, Roguemos al Señor. R. • Por los sacerdotes y diáconos, para que, enriquecidos con la Prudencia, sigan sirviendo al Pueblo de Dios que se les ha confiado. Roguemos al Señor. R. • Por los que gobiernan las naciones para que movidos por la paciencia, sean servidores de la unidad y de la reconciliación. Roguemos al Señor. R. • Por los hogares, para que valorando la modestia, la castidad, trabajen unidos en el gozo de la fe y alienten a todos a vivir en el amor de Dios, roguemos al Señor. R. • Por nuestra comunidad Parroquial, para que enriquecida con los dones del Espíritu de frutos de gracia y sea mensajera de esperanza y de vida, Roguemos al Señor. R. El Celebrante Acoge, Señor, nuestras súplicas confiadas y concédenos la alegría de servirte con limpio corazón, por Cristo, nuestro Señor. R. Amén CUARTO MOMENTO LITURGIA DE LA EUCARISTÍA 35 El sacerdote presenta a Dios los dones del pan y del vino que, por la Consagración, se convertirán en el Cuerpo y la Sangre del Señor. Esta parte se conoce como el 'Ofertorio'. Presentación de las ofrendas Bendito seas, Señor, Dios del Universo, por este pan, fruto de la tierra y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos: él será para nosotros pan de vida. Bendito seas, por siempre, Señor. Bendito seas, Señor, Dios del Universo, por este vino, fruto de la vid y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos: él será para nosotros bebida de salvación. Bendito seas, por siempre, Señor. Canto TE OFRECEMOS, SEÑOR Te ofrecemos, Señor, este pan y este vino, te ofrecemos también el amor de nuestra vida. Te ofrecemos Señor la alegría de amar; Te ofrecemos, Señor, nuestra vida y nuestro amor. Te ofrecemos Señor, el amor y la esperanza, los dolores también de este pueblo que te busca. Te ofrecemos, Señor, el trabajo y la fatiga, nuestro pan, nuestra unión, nuestra sed de la justicia. En el momento de ofrecer el sacrificio de toda la Iglesia oremos a Dios, padre todopoderoso. 36 El pueblo responde: El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia. Oración sobre las ofrendas C olma, Señor estos dones con la bendición de tu espíritu, para que tu Iglesia, por el amor que le concedes, se esfuerce por lelgar a ser en verdad sacramento de salvación para todo el mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Prefacio: El Misterio de Pentecostés V. El Señor esté con ustedes R. Y con tu espíritu V. Levantemos el corazón R. Lo tenemos levantado hacia el Señor V. Demos gracias al Señor, nuestro Dios R. Es justo y necesario En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno. Pues para llevar a plenitud el sacramento pascual, enviaste hoy el Espíritu Santo y a quienes constituiste hijos adoptivos por la comunión con tu Unigénito. En los comienzos de la Iglesia 37 Él reveló a todos los pueblos el conocimiento de Dios, y congregó a las más diversas lenguas en la confesión de una misma fe. Por eso el mundo entero desborda de alegría con esta abundante efusión de gozo pascual, y también los coros celestiales, los Ángeles y los Árcangeles cantan sin cesar el himno de tu gloria. Canto LOS ANGELES CANTAN Santo, santo, santo, santo, santo el Señor El cielo y la tierra están llenos de Ti. Hosanna, hosanna, hosanna los angeles cantan Hosanna, hosanna, hosanna cantemos a Dios. Bendito es Cristo que viene en nombre del Señor. Hosanna. PLEGARIA EUCARÍSTICA III El sacerdote, con las manos extendidas, dice: Santo eres en verdad, Padre, y con razón te alaban todas tus criaturas, ya que por Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro, con la fuerza del Espíritu Santo, das vida y santificas todo, y congregas a tu pueblo sin cesar, para que ofrezca en tu honor un sacrificio sin mancha desde donde sale el sol hasta el ocaso. Junta las manos y, manteniéndolas extendidas sobre las ofrendas, dice: Por eso, Padre, te suplicamos que santifiques por el mismo Espíritu estos dones que hemos separado para Ti, 38 Junta las manos y traza el signo de la cruz sobre el pan y el cáliz conjuntamente, diciendo: de manera que se conviertan en el Cuerpo y + la Sangre de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro, Junta las manos. que nos mandó celebrar estos misterios. En las fórmulas que siguen, las palabras del Señor han de pronunciarse claramente y con precisión, como lo requiere la naturaleza de las mismas palabras. Porque él mismo, la noche en que iba a ser entregado, Toma el pan y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue: tomó pan, y dando gracias te bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: Se inclina un poco. TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL, PORQUE ESTO ES MI CUERPO, QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS. Muestra el pan consagrado al pueblo, lo deposita luego sobre la patena y lo adora, haciendo genuflexión. Después prosigue: Del mismo modo, acabada la cena, Toma el cáliz y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue: tomó el cáliz, dando gracias te bendijo, y lo pasó a sus discípulos, diciendo: Se inclina un poco. 39 TOMAD Y BEBED TODOS DE ÉL, PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE, SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA, QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS Y POR MUCHOS PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS. HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA. Muestra el cáliz al pueblo, lo deposita luego sobre el corporal y lo adora, haciendo genuflexión. Luego dice: Éste es el Sacramento de nuestra fe. Y el pueblo prosigue, aclamando: Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús! Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice: Así, Padre, al celebrar ahora el memorial de la pasión salvadora de tu Hijo, de su admirable resurrección y ascensión al cielo, mientras esperamos su venida gloriosa, te ofrecemos, en esta acción de gracias, el sacrificio vivo y santo. Dirige tu mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia, y reconoce en ella la Víctima por cuya inmolación quisiste devolvernos tu amistad, para que, fortalecidos con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo y llenos de su Espíritu Santo, formemos en Cristo un solo cuerpo y un solo espíritu. Que él nos transforme en ofrenda permanente, para que gocemos de tu heredad junto con tus elegidos: 40 con María, la Virgen Madre de Dios, los apóstoles y los mártires, (san N.: Santo del día o patrono) y todos los santos, por cuya intercesión confiamos obtener siempre tu ayuda. Te pedimos, Padre, que esta Víctima de reconciliación traiga la paz y la salvación al mundo entero. Confirma en la fe y en la caridad a tu Iglesia, peregrina en la tierra: a tu servidor, el Papa N., a nuestro Obispo N., al orden episcopal, a los presbíteros y diáconos, y a todo el pueblo redimido por Ti. Atiende los deseos y súplicas de esta familia que has congregado en tu presencia. En el día en que la efusión de tu Espíritu ha hecho de ella Sacramento de unidad para todos los pueblos. Reúne en torno a ti, Padre misericordioso, a todos tus hijos dispersos por el mundo. A nuestros hermanos difuntos y a cuantos murieron en tu amistad recíbelos en tu reino, donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria, Junta las manos Por Cristo, Señor nuestro, por quien concedes al mundo todos los bienes. Junta las manos. Por Cristo, Señor nuestro, por quien concedes al mundo todos los bienes. 41 Toma la patena con el pan consagrado y el cáliz y, sosteniéndolos elevados, dice. Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. El pueblo aclama: Amén. RITO DE LA COMUNIÓN Una vez depositados el cáliz y la patena sobre el altar, el sacerdote, con las manos juntas, dice: El amor de Dios a sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado; movidos por ese Espíritu digamos con fe y esperanza. Extiende las manos y, junto con el pueblo, continúa: Padre nuestro, que estás en el Cielo, santificado sea tu Nombre, venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Solo el sacerdote, con las manos extendidas, prosigue diciendo: Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado 42 y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo. Junta las manos. El pueblo concluye la oración aclamando: Tuyo es el Reino, tuyo el poder y la gloria por siempre, Señor. Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice en voz alta: Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: «La paz les dejo, mi paz les doy», no tengas en cuenta nuestros pecados sino la fe de tu Iglesia, y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. R. Amén. El sacerdote, vuelto hacia al pueblo, extendiendo y juntando las manos, añade: La paz del Señor esté siempre con ustedes. El pueblo responde Y con tu espíritu. Luego, si se juzga oportuno, el diácono, o el sacerdote, añade: Dense fraternalmente la paz Y todos, según las costumbres del lugar, se intercambian un signo de paz, de comunión y de caridad. El sacerdote da la paz al diácono o al ministro. Canto EL CORDERO DE DIOS VIENE YA Aleluya, aleluya, aleluya, aleluya, aleluya, aleluya, 43 Aleluya, aleluya, alelu-ya: el Cordero de Dios viene ya. El perdona el pecado del mundo (bis) El Cordero de Dios viene ya. El concede la paz a los hombres El Cordero de Dios viene ya. Después toma la Hostia, la parte sobre la patena y pone una partícula dentro del cáliz, diciendo en secreto: El Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, unidos en este cáliz, sean para nosotros alimento de vida eterna. Mientras tanto se canta o se dice: Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, danos la paz. A continuación el sacerdote, con las manos juntas, dice en secreto: Señor Jesucristo, Hijo del Dios vivo, que por voluntad del Padre, cooperando el Espíritu Santo, diste con tu muerte la Vida al mundo, líbrame, por la recepción de tu Cuerpo y de tu Sangre, de todas mis culpas y de todo mal. Concédeme cumplir siempre tus mandamientos y jamás permita que me separe de ti. El sacerdote hace genuflexión, toma el pan consagrado y, sosteniéndolo un poco elevada sobre la patena o sobre el cáliz, de cara al pueblo, dice con voz clara: Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. 44 Dichosos los invitados a la cena del Señor. Y, juntamente con el pueblo, añade: Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme. El sacerdote, vuelto hacia el altar, dice en secreto: El Cuerpo de Cristo me proteja para la Vida eterna. Y comulga reverentemente el Cuerpo de Cristo. Después toma cáliz, y dice en secreto: La Sangre de Cristo me guarde para la Vida eterna. Y bebe reverentemente la Sangre de Cristo. Después toma la patena o la píxide y se acerca a los que van a comulgar. Muestra el pan consagrado a cada uno, sosteniéndolo un poco elevado y le dice: El Cuerpo de Cristo. El que va a comulgar responde: Amén. Y comulga. El diácono, si distribuye la sagrada Comunión, lo realiza de la misma manera observan los mismos ritos. Si se comulga bajo las dos especies se observa el rito descrito en su lugar. Cuando el sacerdote ha comulgado el Cuerpo de Cristo, comienza el canto de comunión. Canto Dios esta aquí , que hermoso es El lo prometió donde hay dos o tres. Quédate Señor, quédate Señor Quédate Señor, en cada corazón. Quédate, Señor, quédate, Señor, 45 Quédate, Señor, en mí, en mí, en mí. Oh Cristo mío, haz de mi alma un altar para adorarte con devoción, para beber el agua de la vida y así calmar mi pobre corazón. El Espíritu de Dios se mueve, se mueve, se mueve, el Espíritu de Dios se mueve dentro de mi corazón. Oh hermano, deja que se mueva, se mueva, se mueva, oh hermano, deja que se mueva, dentro de tu corazón. Finalizada la Comunión, el sacerdote o el diácono, o el acólito, purifica la patena sobre el cáliz y también el cáliz. Mientras hace la purificación, el sacerdote dice en secreto: Haz, Señor, que recibamos con un corazón limpio el alimento que acabamos de tomar, y que el don que nos haces en esta vida nos sirva para la vida eterna. Después el sacerdote puede volver a la sede. Si se considera oportuno, se puede dejar un breve espacio de silencio sagrado o entonar un salmo o algún cántico de alabanza. Luego, de pie en el altar o en la sede, el sacerdote, vuelto hacia el pueblo, con las manos juntas, dice: Oremos. Y todos, junto con el sacerdote, oran en silencio durante unos momentos, a no ser que este silencio ya se haya hecho antes. Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración después de la comunión. Oración después de la comunión E ste don que hemos recibido, Señor, nos comunique sin cesar aquel fervor del Espíritu Santo que maravillosamente infundiste a los Apóstoles. Por Jesucristo, nuestro Señor. 46 RITO DE LA CONCLUSIÓN El sacerdote, vuelto hacia el pueblo, extendiendo las manos, dice: El Señor esté con ustedes. El pueblo responde: Y con tu espíritu. Bendición solemne Dios, Padre de las luces, que en este día se dignó iluminar la mente de los discípulos con el don del Espíritu Paráclito, los alegre con sus bendiciones, y los enriquezca con los dones de su mismo Espíritu. R. Amén El mismo fuego que descendió sobre los Apóstoles, con su fuerza poderosa purifique sus corazones de todo pecado y los ilumine con su claridad. R. Amén Y que quien congregó las más diversas lenguas en la confesión de una sola fe, les conceda perseverar en esta misma fe, y, por ella, los haga pasar de la esperanza a la gloria. R. Amén 47 Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo, + y el Espíritu Santo, descienda sobre ustedes y permanezca para siempre. El pueblo responde: Amén. El diácono o, cuando no lo hay, el mismo sacerdote, despide al pueblo diciendo: Pueden ir en paz, aleluya, aleluya. R. Demos gracias a Dios, aleluya, aleluya. Canto MARIA TÚ, INTERCESORA María tú, intercesora, María tú nuestra Señora. Eres la gracia viva, Dios contigo, eres la elegida; y tu hijo Jesucristo, entre tu vientre te consagró Madre Universal. Santa, Santa María, Madre de Dios, Madre del hombre, envía tu fortaleza, ejemplo vivo, perseverancia en Jesús.