Mi marca registrada Quien desarrolla un software o crea un dibujo animado, o inventa un medicamento o un desodorante y pretende sostener un emprendimiento comercial sin sobresaltos, debe registrar, patentar y/o manejar su recurso como “trade secret”. En Uruguay estamos acompañando las tendencias mundiales a este respecto. U na amiga, cuyo nombre no voy a revelar, se ocupa del cuerpo de muchísimas mujeres. Alternando suavidad y dolor, calor o tibieza, nos deja la piel más tersa. Por eso nos depilamos. Con motivos más o menos fundados, desde hace milenios, las mujeres de las ciudades, sea en el Brasil de hoy o en el antiguo Egipto, se remueven parcial o totalmente el vello. Incluso en la exhaustiva “Enciclopedia del Cabello: Una historia cultural”, de Victoria Sherrow (2006), a la que no le falta ni un pelo, menciona el celo con que se preservaban las originales y únicas fórmulas de cera depilatoria. Esta depiladora amiga recurrió a Ferrere Abogados para proteger su receta. Aunque las combinaciones de cítricos, azúcares y otros ingredientes que se untan en la piel son muchísimas, ella sabe del tema y cree que su cera es singular. Y, más aún, que en esa fórmula en particular, está la base de su éxito comercial. Esta emprendedora desea proteger sus derechos de propiedad intelectual. La propiedad intelectual se define según la OMPI (Organización Mundial de la Propiedad Intelectual), como toda creación del intelecto humano. Y debimos hallar cómo proteger el secreto de la receta de su cera depilatoria, creación humana que, según creemos, nos deja divinas. Criterio de uso La propiedad intelectual tiene que ver con las creaciones de la mente: las invenciones, las obras literarias y artísticas, los símbolos, los nombres, las imágenes y los dibujos y modelos utilizados en el comercio. Estas creaciones se protegen de diferentes maneras mediante distintos recursos legales, entre otros el registro de marcas, patentes, derechos de autor, nombres de dominio y variedades vegetales. Según el negocio que sea y el producto y/o servicio que se quiera preservar, debe seleccionarse una estrategia de protección. Por eso es “YO-YO”, arrasadora, se convirtió en definición general del juguete. El “Celofán” o las “Curitas”, por decir más. Se volvieron tan populares que la gente las comenzó a utilizar para denominar los productos, las marcas se convirtieron en el nombre. Es fundamental el papel de los propietarios y sus asesores, viendo cómo se usa la marca y revisando “La piel se unta con variados ingredientes. Pero ella, que entiende el tema, sabe que su cera es única.” clave comprender las especificidades del negocio de nuestros clientes para diseñar la muralla defensiva más apropiada en un contexto de alta competitividad. Ese muro protector, a su vez, debe quedar bajo vigilancia, sin desatender las marcas e insistiendo en la prevención de riesgos. Es que podemos asistir a la transformación del éxito comercial de la marca en un fracaso por generalización excesiva: la marca la tarea de las Agencias de Publicidad. Un creativo excelente puede incurrir, sin querer, en un mal uso de la marca al no utilizarla como un “adjetivo” en combinación con el término genérico del producto o servicio protegido. El problema de la Fantasía Es común que los comerciantes quieran utilizar términos descriptivos del producto o servicio que María Cea Bacot mceabacot@ferrere.com pretenden identificar y si bien es posible obtener la protección de marcas que incorporen ese tipo de términos que se pueden considerar “genéricos” dentro de los conjuntos marcarios, en la práctica la defensa de ese tipo de marcas, se puede tornar dif ícil. Cuanto mayor sea la “fantasía” de la marca, mayor será el poder distintivo de la misma y su fortaleza como marca en el mercado. Pero, si la fantasía se desborda, perderá todo su encanto particular. En Estados Unidos, Xerox estuvo a punto de perder su marca que se convirtió en casi sinónimo de fotocopiar, la marca devino en verbo, diluyendo el activo más valioso de la empresa. Google, que es marca y ya es verbo, tiene otras estrategias de protección, aunque todos “gugliemos” o “googlemos”. ■ www.ferrere.com/quienes-somos/ abogados/maria-cea Uso obligatorio En la mayoría de los países, para reducir el registro especulativo o meramente defensivo de marcas, como sucede muy a menudo, estas se encuentran sujetas a cancelación por falta de uso. En Uruguay todavía no. Y hay debate al respecto; los opuestos a ello estiman que la acción de cancelación podría desincentivar la inversión extranjera. La mayoría, sin embargo, entiende conveniente defender el uso de la marca, vinculando su función como vehículo de identificación de productos y servicios, con un titular determinado. Una marca en desuso incumple una de sus funciones y puede entorpecer la competencia. El Proyecto de Ley de Rendición de Cuentas y Ejecución Presupuestal que quizás se apruebe en pocas semanas prevé que el uso de la marca registrada será obligatorio. Y, también que, en algunos casos, podrá cancelarse. Si “…no se hubiera usado por su titular, por un licenciatario o por persona autorizada para ello, dentro de los cinco años consecutivos y siguientes a la fecha de su concesión o a la fecha de autorización de sus respectivas renovaciones…” O si “…dicho uso se hubiera interrumpido por más de cinco años consecutivos. Se evitará la cancelación cuando el titular pruebe que la falta de uso se debe a razones de fuerza mayor. A su vez, el titular de un interés directo, personal y legítimo, podrá solicitar la cancelación de una marca registrada cuando se configure la situación prevista en los literales a) y b). Esto será resuelto por la Dirección Nacional de la Propiedad Industrial. El uso de la marca para uno o más productos o servicios exime de la cancelación del registro correspondiente a otras categorías de productos o servicios aun cuando no sean similares. La prueba de uso de la marca corresponde al titular del registro. El uso de la marca se acreditará por cualquier medio de prueba admitido por la ley que demuestre que la marca se ha usado pública y efectivamente por el plazo estipulado. A los efectos de la renovación no se exigirá que se presenten pruebas en relación con el uso de la marca. La reglamentación establecerá las condiciones y modalidades del uso a los efectos de este artículo y el procedimiento de la acción de cancelación…”