FRANCISCA CHAVES TRISTÁN1, PALOMA OTERO MORÁN2 y BLANCA GÓMEZ TUBÍO3 Los hallazgos monetales del poblado minero de La Loba (Fuenteobejuna, Córdoba). Análisis metalográficos En los últimos años se ha venido haciendo un esfuerzo importante por realizar análisis metalográficos de monedas acuñadas en cecas locales hispanas durante la República romana e inicios del Imperio. El largo periodo de dos siglos en los que se producen estas emisiones y la amplia extensión geográfica que abarcan –grandes zonas del este y sur de las provincias Citerior y Ulterior– hace viable una evolución y variedad en las aleaciones que debe estudiarse detenidamente. El alto número de cecas existentes, así como las diversas y también numerosas emisiones de algunas de ellas, obliga a recoger muestras abundantes, lo que implica en la práctica una grave dificultad. En el presente caso hemos podido contar con un material relativamente numeroso ya que se trata de 54 monedas de bronce, todas acuñaciones peninsulares de clara clasificación. Ello nos ha permitido especialmente cotejar los resultados de dos cecas que emiten copiosamente en la Ulterior, en la Alta Andalucía, Castulo y Obulco, de las que contamos con 26 ejemplares, y otras dos también importantes de la Celtiberia, Sekaisa y Arekorata que alcanzan aquí 17 muestras. Completamos el conjunto con otras siete monedas de la Citerior y 3 de la Ulterior para evaluar el comportamiento en general de estas zonas. Es particularmente importante resaltar que todas estas monedas analizadas proceden de la excavación arqueológica del poblado minero de La Loba (Fuenteobejuna, Córdoba, España), (Blázquez, Domergue y Sillières, 2002), con lo que el estudio cuenta con el valor añadido de conocer el contexto arqueológico de las piezas y de tener una cronología bastante cerrada, todo lo cual puede ayudar a fechar con más precisión ciertas series aún no bien conocidas. Además se nos ha permitido realizar un pequeño pulido en el borde, de manera que los análisis no se limitan a un barrido de la capa superficial, como viene siendo habitual, sino que sobrepasan la capa exterior evaluando así con mayor precisión la composición del núcleo de la moneda. El método empleado ha sido la técnica PIXE (emisión de rayos X inducida por partículas), que proporciona mayor resolución espacial, profundidad de análisis y sensibilidad que otras técnicas de análisis, de modo que los resultados han sido bastante satisfactorios. Las monedas se analizaron en el Centro Nacional de Aceleradores (Sevilla, España) mediante la técnica PIXE, utilizando un haz de protones de 2.5 MeV de energía en la línea de haz externo de acelerador tandem. El haz de protones atravesaba una lámina de aluminio de 8 µm de espesor y 3 mm de aire antes de llegar a la muestra. La energía de haz al incidir en la pieza se estimó en 2.24 MeV. Los rayos X procedentes de la muestra se recogieron en un detector Si(Li) con cristal de 5 mm de espesor, ventana de berilio de 25 µm y resolución de 150 eV a la energía de 5.9 keV, situado a 48º respecto de la normal a la muestra y a una distancia de 9,8 cm; delante de su ventana se colocó un filtro de mylar de 500 µm de espesor. Se dispuso también de un detector LEGe, con cristal de 5 mm, ventana de berilio de 25 µm y resolución de 135 eV a la energía de 5.9 keV, situado a una distancia de 9,7 cm y a 40º respecto a la normal a la muestra, en el lado contrario al detector de Si(Li), y sin filtro, lo cual nos permite detectar los elementos ligeros de las muestras. Los resultados cuantitativos se obtuvieron mediante el programa GUPIX y fueron verificados mediante el análisis de patrones de bronce certificados. Los elementos que se detectaron fueron cobre, estaño, plomo, arsénico, antimonio, hierro, níquel y plata. Ante la dificultad para diferenciar la existencia de plomo y/o arsénico, ya que las líneas Kα del arsénico y Lα del plomo coinciden, para asegurar la presencia de estos elementos y obtener sus concentraciones se han empleado la línea Kß del arsénico y la Lß del plomo. 1. Universidad de Sevilla, España. 2. Museo Arqueológico Nacional, Madrid, España. 3. Universidad de Sevilla y Centro Nacional de Aceleradores, Sevilla, España. 487 FRANCISCA CHAVES TRISTÁN, PALOMA OTERO MORÁN Y BLANCA GÓMEZ TUBÍO El poblado de La Loba Todas las monedas analizadas proceden de un yacimiento excavado en los últimos años y con una cronología bastante bien establecida gracias a los materiales cerámicos, metálicos y numismáticos (Blázquez, Domergue y Sillières, 2002). Conocido con el nombre de La Loba, es un poblado minero con una vida corta, unos 30 años, dedicado a la explotación de los cercanos filones de galena argentífera y cobre. Un depósito de fundación de denarios romanos colocados bajo un muro de una casa permite fechar su construcción poco después del 119 a.C., mientras que su abandono debió producirse hacia el 90 a.C. Aunque no se ha excavado por completo, la planificación del conjunto y la estructura de las casas, junto a la cerámica, la vajilla metálica, el instrumental de trabajo y las monedas indica que estamos ante una población dedicada a la explotación de la mina y de costumbres muy romanizadas, en parte de procedencia itálica –seguramente la dirección de la mina– y en parte indígena, tanto de la zona cercana como de regiones alejadas como la Celtiberia y el nordeste de la península. En el terreno numismático La Loba es un yacimiento excepcional en varios aspectos: ha proporcionado un altísimo número de monedas para lo habitual en la península ibérica –93 piezas, además de algunas téseras de plomo–, todas ellas en un estado aceptable que permite una clasificación bastante precisa, y sobre todo, todas proceden de la excavación y cuentan con un contexto bien definido. La mayoría han sido halladas dentro de las casas, algunas perdidas en la calle, y, además, contamos con dos tesorillos: uno es el ya mencionado depósito de fundación de denarios republicanos, hallado en una gran casa de estilo claramente mediterráneo, y otro un pequeño conjunto de bronces indígenas de la ceca de Arekorata, aparecido en una casa ocupada por personal de la mina. Excepto el tesoro fundacional y otros tres denarios romanos, las monedas son bronces indígenas y proceden de una amplia variedad de talleres hispanos tanto de la Ulterior –Castulo, Obulco, Ilipa y Ulia– como de la Citerior: Arekorata, Belikio, Bolskan, Kelse, Sekaisa, Sekia, Tabaniu y Titum. Los análisis Las monedas de La Loba, por su variedad, ofrecen una muestra bastante ilustrativa de la producción de las cecas hispanas. Se han analizado 45 ejemplares. En el comentario de los resultados obtenidos para cada ceca tendremos necesariamente siempre presentes los análisis publicados por Ripollès, Abascal et alii, que forman la serie más completa publicada hasta el momento en lo que se refiere a acuñaciones hispanas en bronce y cobre (Ripollès, 1992; Abascal y Ripollès, 1995; Ripollès y Abascal, 1995 y 1998; Abascal, Ripollès y Gozalbes, 1996; Olcina y Ripollès, 19871988). En su caso los análisis se realizaron mediante microscopía electrónica de barrido con un espectrómetro de energía dispersiva de rayos X, sobre piezas procedentes de museos y colecciones particulares de Valencia. En las tablas se presentan las concentraciones en peso de las diferentes monedas expresadas en tantos por ciento; la cifra entre paréntesis es el error que afecta a los últimos dígitos. El número que identifica las piezas corresponde al número de catálogo en el estudio del yacimiento (Chaves y Otero, 2002). Comenzaremos por los talleres de la Citerior para terminar con los de la Ulterior. Arekorata Tabla 1 Arekorata (área de Ágreda, Soria) es la ceca de la Citerior más abundante en La Loba, pero lo particularmente interesante es que, excepto una pieza que apareció aislada en una calle del poblado (núm. 4), el resto pertenece a un pequeño tesorillo de nueve monedas (núms. B-1 a 9). Todas son unidades de la misma serie, la VI, menos una que corresponde a la serie IV.1.B (Otero, 2002). Ripollès y Abascal tan sólo analizan una unidad de la serie IV.1.A (Ripollès y Abascal, 1998, 38), pero hay muy pocas diferencias en la composición de estas emisiones, fechadas en el último tercio del siglo II a.C.: todas son de cobre prácticamente puro, con trazas de estaño que muy raramente llegan a superar el 1% (B-8), y sólo en dos ocasiones con algo de plomo (núms. B-5 y B-8). Tan sólo en la pieza analizada por Ripollès y Abascal se observa una cierta presencia de arsénico (1,5 %), que en los análisis de La Loba aparece sólo en un caso y en una proporción mucho más baja (núm. B-6: 0,3%). La utilización de cobre casi puro aparece en otros talleres de la Citerior analizados por Ripollès et alii: Turiasu, Kalakorikos, Sekobirikes, Ekualakos, Titiakos y Kueliokos. Salvo Turiasu, en Zaragoza, junto a la frontera con Soria y por lo tanto muy cercana a Arekorata, se ubican en la meseta norte y el alto Ebro, aunque hay que señalar que en los tres últimos hay serias dudas sobre su localización. Sin 488 LOS HALLAZGOS MONETALES DEL POBLADO MINERO DE LA LOBA (FUENTEOBEJUNA, CÓRDOBA). ANÁLISIS METALOGRÁFICOS embargo, parecen marcar un grupo en contraposición con la aleación ternaria utilizada por otros talleres de la Citerior no muy alejados, como se verá después. Sekaisa Tabla 5 Sekaisa (Poyo de Mara, Zaragoza) es el taller de la Citerior que más hallazgos aislados ha dejado en La Loba, todos unidades de la misma serie (Gomis, 2001, serie VI). Los análisis, igual que los realizados por Ripollès y Abascal (1995, 142; 1998, 41) muestran una aleación ternaria, aunque con ciertas diferencias entre ambos grupos. Los resultados de Ripollès y Abascal presentan una pequeña cantidad de plomo y porcentajes más altos de estaño, mientras que en las piezas de La Loba es al contrario: el plomo siempre supera al estaño, alcanzando hasta un 18% (núm. 14). Tampoco encontramos restos de arsénico ni de plata que sí aparecen en la analítica de Ripollès y Abascal. La clave de ello puede estar en que aquí hemos empleado las líneas K y L beta en vez de las alfa para mejor diferenciar arsénico y plomo. Esta serie VI, con todo, es una emisión aparentemente extensa en el tiempo –se fecha a lo largo del último tercio del siglo II y los primeros años del I a.C.- y con considerables diferencias internas, así que la profundización en la analítica y su combinación con el estudio de cuños y metrológico puede ayudar a sistematizarla con más precisión. Belikio, Bolskan, Kelse, Sekia, Tabaniu, Titum Tablas 2, 3, 4, 6, 7, 8 Tan sólo tenemos un ejemplar de Belikio (Azuara, Zaragoza), Bolskan (Huesca), Kelse (Velilla del Ebro, Zaragoza), Sekia (Ejea de los Caballeros, Zaragoza) y Tabaniu (¿Débanos, Soria?) y dos de Titum (¿Celtiberia oriental?), por lo que los resultados son necesariamente muy parciales. Sin embargo es interesante observar que nuestra analítica y la de Ripollès et alii coinciden básicamente: todas ellas son aleaciones ternarias (Ripollès y Abascal, 1995, 143-144; Abascal y Ripollès, 1995, 188-189; Abascal, Ripollès y Gozalbes, 1996, 24; Ripollès y Abascal, 1998, 43-44). La tendencia general es a combinar una cantidad un poco más alta de plomo que de estaño. Sin embargo, Belikio se caracteriza por una mayor cantidad de estaño sobre la de plomo tanto en nuestra pieza como en las cuatro analizadas por Ripollès et alii. Sin embargo, estos autores anotan la presencia de más de un 1% de arsénico, que en nuestras muestras no aparece. Castulo Tabla 9 Hemos podido analizar 17 piezas de Castulo (Linares, Jaén), todas de la serie VI de García Bellido, acuñada entre 160-90 a.C. (García-Bellido, 1982), excepto un duplo de la serie II, particularmente notable porque es la primera pieza analizada de una serie antigua de este taller, fechada a finales del siglo III a.C. La composición de esta pieza, unida a los resultados obtenidos por Ripollès et alii, que analizan también piezas de las series latinas, fechadas a partir del 80 a.C. (Ripollès y Abascal, 1995, 136; 1998, 37-38; Abascal, Ripollès y Gozalbes, 1996, 21-22), permite ya observar la evolución de la ceca, aunque a falta de datos del resto de las emisiones y con todas las reservas al contar sólo con una moneda de las series antiguas. La pieza de la serie II es una aleación ternaria de cobre (48%), estaño (33%) y plomo (14%). Por el contrario, todos los análisis realizados sobre piezas de la serie VI, tanto VIa como VIb, dan aleaciones prácticamente binarias de cobre y plomo, éste generalmente en cantidades muy bajas y siendo el estaño prácticamente residual; en algunos casos el cobre alcanza porcentajes tan altos que se podría hablar incluso de cobre puro. Las series latinas analizadas por Ripollès et alii -ausentes en La Loba- vuelven a dar aleaciones ternarias, aunque bajas en estaño. Con todo, en lo que respecta a la serie VI, conviene señalar que como en el caso antes mencionado de Sekaisa se trata de una emisión con diversos grupos internos y acuñada aparentemente en un período largo, de modo que la realización sistemática de análisis podría contribuir mucho a aclarar su sistematización. Obulco Tabla 10 Las monedas de Obulco (Porcuna, Jaén) analizadas pertenecen a las series IV.7 y Va. 1 de Arévalo (Arévalo, 1999), con tres y siete ejemplares respectivamente. Las piezas de la serie IV.7 son prácticamente binarias de cobre y plomo, con muy bajas cantidades de plomo y muy poco estaño (núms. 61-63). Ripollès y Abascal (1995, 136) analizaron dos piezas de la misma serie y grupo; una es similar, la otra sin embargo es francamente binaria ya que el plomo alcanza un 11%. Los mismos autores encuentran también porcentajes de plomo más altos en los otros grupos de la serie IV que analizan, un ejemplar de la IV. 3 y otro de la IV. 6. La 489 FRANCISCA CHAVES TRISTÁN, PALOMA OTERO MORÁN Y BLANCA GÓMEZ TUBÍO misma aleación binaria se observa en las monedas de la serie Va. 1, pues aunque la cantidad de plomo varía, sólo una supera el 10%, mientras que el estaño, cuando existe, no es en absoluto significativo. De esta serie Abascal, Ripollès y Gozalbes (1996, 22) sólo analizan un ejemplar, que llega al 14,8% de plomo, cifra que sobrepasa la tónica general de las analizadas en La Loba. a bajo, y con fuertes cantidades de plomo que en ocasiones incluso llegan al 50%. Sería por tanto conveniente analizar más monedas de Ulia para ver si se puede establecer algún tipo de agrupaciones por su composición metálica, ya que la tipología de todas estas monedas es similar y solo difieren en la diversidad de cuños. En la mayoría de los ejemplares -no en todos-, tanto Ripollès et alii como nosotros encontramos una proporción de metales secundarios similares a lo que se observa en Castulo y que resulta una notable diferencia respecto a las cecas del norte: hay cantidades pequeñas pero significativas de arsénico, que a veces incluso sobrepasan el 3%, y un poco de plata, aunque ésta no llega al 1%. Conclusiones Ilipa Tabla 11 Una de las dos cecas de la Ulterior con alfabeto latino representadas en La Loba. Esta pieza es de cobre muy puro (98%) con pequeñas cantidades de estaño y plomo. Ripollès et alii no analizan ningún ejemplar de este taller, ubicado en Alcalá del Río (Sevilla). Ulia Tabla 12 Aunque en La Loba son escasas las cecas de alfabeto latino, destacan estas tres de Ulia (Montemayor, Córdoba). Aunque son tan sólo tres ejemplares, la composición es muy irregular: hay una de cobre casi puro (núm. 74), otra binaria de plomo alto, 15% (núm. 75), y otra binaria de plomo bajo, 2,3% (núm. 76). Las dos monedas analizadas por Abascal, Ripollès y Gozalbes (1996, 21) presentan también una ternaria y una binaria muy diferentes. Estas variaciones, aunque con tan pocos ejemplares es difícil plantear nada consistente, nos han hecho observar lo que ocurre en otra ceca de alfabeto latino cuya cronología no debe estar alejada, y para la que contamos con una sistematización y con 46 monedas analizadas: Carmo (Chaves 2001; Gómez Tubío, 2001). En ésta encontramos una tendencia a aleaciones ternarias con estaño bajo, salvo alguna excepción, en las series más antiguas, la I. 1 y la II. 1 y 2. Ya en la serie II. 3 se tiende a la aleación binaria con plomo alto y así permanece en las series III y IV hasta el final de la producción. Podemos considerar asimismo las 14 piezas analizadas de Urso (Chaves, 1989), también ternarias con estaño bastante oscilante pero con tendencia Los diagramas ternarios cobre-plomo-estaño (fig. 1 y 2), donde las concentraciones de estos tres elementos se normalizan a la unidad, ofrecen una visión de conjunto de los resultados obtenidos. De nuevo parecen confirmar, tal como hicieron analíticas anteriores, por un lado la heterogeneidad del panorama de la península, y por otro, ciertas diferencias de aleaciones entre los talleres de la Hispania Citerior y Ulterior. Aunque en ningún caso la pauta se convierte en norma, pues siempre hay talleres que se apartan de la tendencia general de su zona. Las piezas de las cecas analizadas de la Ulterior (fig. 1) –Castulo, Obulco, Ilipa y Ulia– son prácticamente aleaciones binarias de cobre y plomo, pues las cantidades de estaño son muy bajas, mientras que la mayoría de las de la Citerior (fig. 2) –Belikio, Bolskan, Kelse, Sekaisa, Sekia, Tabaniu y Titum– son aleaciones ternarias de cobre, estaño y plomo en diferentes proporciones, con cantidades de estaño siempre más altas que las de la Ulterior, aunque casi todas contienen más plomo que estaño. La excepción es el taller de Arekorata, cuyas monedas son de cobre casi puro, con cantidades muy bajas de estaño y prácticamente nada de plomo. Estos análisis, unidos a los realizados en los últimos años, nos permiten contar pues con resultados globales que ya se muestran bastante evidentes. Aunque no hay una separación clara entre grupos o zonas que utilicen una aleación u otra, sí es posible confirmar algunas de las tendencias ya observadas en los estudios de Ripollès, Abascal et alii y comenzar a precisar características propias de los talleres. Así, si bien en el conjunto de la península parece que las aleaciones ternarias fueron las más utilizadas, los análisis de las piezas de La Loba insisten en la tendencia de varias de las cecas de la Ulterior a aleaciones binarias cobreplomo con niveles de cobre muy altos y sin estaño o apenas trazas, y la de ciertos talleres de la zona central de la Citerior, en este caso Arekorata, a utilizar cobre prácticamente puro. 490 LOS HALLAZGOS MONETALES DEL POBLADO MINERO DE LA LOBA (FUENTEOBEJUNA, CÓRDOBA). ANÁLISIS METALOGRÁFICOS Pero es necesario aumentar el número y variedad de los análisis con el fin de perfilar ciertos aspectos, ya que las cecas evolucionan en modos diversos: así, habrá que ver qué ocurre, por ejemplo, con la producción de Castulo, ya que las emisiones más antiguas podrían ser ternarias –la serie II parece serlo–, luego parecen cambiar a binarias y pasado un tiempo volver a ternarias en las series latinas. Por otro lado, en el caso de series extensas y difíciles de sistematizar, como las series VI de Castulo y Sekaisa y la producción de Ulia, la clarificación de su composición metálica podría ayudar a precisar su seriación y la existencia de distintos grupos o momentos de acuñación. Establecida la cronología -al menos relativa- de estos cambios en las aleaciones, el siguiente paso sería investigar las causas de la variación. Aquí surgen cuestiones como la existencia de distintas vías para el abastecimiento del metal, su disponibilidad, incluso variaciones en el tiempo dependiendo de las circunstancias del momento, o si las agrupaciones de cecas con similares aleaciones responden a un mismo sistema de aporte del metal para acuñar. Las anomalías y oscilaciones en la composición de las emisiones muestran además claramente el procedimiento, habitual en la práctica de los talleres de acuñación, de reutilizar metal fundido a partir de muy diversos objetos y procedencias. Pero cuando las muestras se amplían se ve que cada serie tiende a formar un conjunto, con lo cual la ceca debió de partir de unas normas relativas. Es evidente que el análisis de la composición metálica de las monedas no es por sí misma la clave para resolver los problemas que aún presentan las cecas hispanas, pero en tanto que será una valiosa ayuda para clarificar aspectos aún oscuros, es imprescindible aumentar el número de piezas analizadas. Ahora mismo el abanico de preguntas es muy amplio, el de respuestas seguramente no lo es tanto y algunas serán vías muertas, pero con un poco de paciencia y fuerte acopio de datos, es probable que alguna arroje algo más de luz sobre el panorama del funcionamiento de las cecas hispanas. 491 FRANCISCA CHAVES TRISTÁN, PALOMA OTERO MORÁN Y BLANCA GÓMEZ TUBÍO Bibliografía Abascal, J.M.; Ripollès, P.P. (1995): Composición metálica de algunas monedas ibéricas del Museu d’Alcoi, Recerques del Museu d’Alcoi, 4, p. 185-190. Abascal, J.M.; Ripollès, P.P.; Gozalbes, M. (1996): Varia Metallica (I). Anàlisis de monedes antigues, medievals i modernes, Acta Numismática 26, 1996, p. 17-52. Arévalo, A. 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Bolskan Unidad. Vives, XLIII, 5; CNH, p. 211, 4 y 8. Núm. 6 Cu Sn 75.93 (17) 5.34 (14) Pb Fe Ni As Ag 18.3 (8) Sb 0.42 (17) Tabla 4. Kelse Unidad. Vives, LXI, 11 y LXII, 2, 5 y 6; CNH, p. 223, 11. Núm. 7 Cu Sn 82.02 (19) 9.35 (18) Pb Fe Ni 8.0 (5) 0.049 (9) 0.083 (17) As Ag Sb 0.50 (24) Tabla 5. Sekaisa Unidades. Vives, LXV, 6, 11 y 13; CNH, pp. 236-237, 40, 42, 43 y 45; Gomis VI. Núm. 8 9 11 13 14 15 16 Cu Sn Pb 75.14 (17) 78.82 (17) 78.07 (17) 83.44 (18) 76.75 (18) 85.54 (19) 78.00 (17) 8.71 (17) 7.25 (15) 9.81 (18) 4.98 (13) 4.76 (13) 6.29 (14) 5.73 (13) 15.2 (7) 13.2 (6) 11.2 (6) 11.1 (6) 18.1 (8) 8.2 (5) 15.9 (7) Fe Ni 0.166 (17) 0.051 (17) 0.043 (8) As Ag Sb 0.75 (22) 0.65 (23) 0.93 (24) 0.45 (16) 0.36 (15) 0.35 (17) 493 FRANCISCA CHAVES TRISTÁN, PALOMA OTERO MORÁN Y BLANCA GÓMEZ TUBÍO Tabla 6. Sekia Unidad. Vives, lám. XLII, 6; CNH, p. 216, 9. Núm. 18 Cu Sn Pb Fe Ni 88.86 (15) 2.12 (8) 6.7 (4) 1.328 (17) 0.202 (16) Fe Ni As Ag Sb 0.38 (11) Tabla 7. Tabaniu Unidad. Vives, LIV, 3; CNH, p. 246, 6. Núm. 19 Cu Sn 78.04 (14) 6.66 (12) Pb As Ag 14.6 (5) Sb 0.65 (19) Tabla 8. Titum Unidad. Vives, LIX, 1; CNH, p. 296, 1. Núm. 21 22 Cu Sn 77.41 (19) 9.78 (19) 76.81 (12) 5.72 (10) Pb Fe Ni 12.2 (6) 17.1 (5) 0.026 (6) 0.028 (12) As Ag Sb 0.60 (25) 0.31 (14) Tabla 9. Castulo Duplo. Vives, LXVIII, 3 y 6; García-Bellido II. Núm. 26 Cu Sn Pb Fe Ni As Ag Sb 48.43 (17) 33.0 (3) 14.0 (9) 0.212 (12) 0.043 (15) 1.15 (20) 0.7 (3) 2.5 (7) Pb Fe Ni As Ag Sb 4.0 (5) 2.2 (6) 2.1 (5) 1.6 (3) 5.2 (5) 3.2 (6) 4.2 (4) 0.016 (8) 0.184 (19) 0.278 (20) 0.269 (20) 0.34 (11) 0.43 (14) 0.017 (8) 0.086 (18) 0.105 (19) 1.59 (18) 3.69 (24) 1.79 (19) 1.11 (15) 1.38 (17) 2.96 (23) 1.26 (17) 1.09 (10) 0.97 (10) 0.90 (11) 0.21 (8) 0.49 (8) 0.17 (4) 0.83 (9) Ni As Ag Sb 0.46 (13) 0.32 (13) 0.255 (20) 0.118 (19) 0.99 (17) 2.23 (19) 3.23 (22) 2.81 (22) Ni As Ag 4.02 (23) 0.48 (13) 0.37 (16) Ases. Vives, LXX, 8-10; García-Bellido VIa. Núm. 29 31 32 36 37 38 39 Cu 92.77 (19) 92.30 (18) 94.70 (19) 97.01 (18) 92.85 (19) 93.70 (20) 93.60 (19) Sn 0.21 (7) Ases. Vives, LXIX, 8, 10, 12 y LXX, 1; García-Bellido VIb. Núm. 40 41 42 43 44 Cu 97.06 (18) 96.62 (18) 91.94 (18) 94.40 (19) 98.89 (19) Sn Pb 0.29 (7) 0.18 (6) 0.24 (5) 1.5 (3) 0.69 (17) 3.3 (6) 1.3 (5) 0.49 (24) Fe 0.56 (13) 0.30 (13) 0.14 (4) 0.81 (11) 0.66 (9) Semises. Vives, LXX, 11-12; García-Bellido VIb. Núm. 46 48 Cu 91.47 (18) 83.76 (21) Sn Pb Fe 3.9 (7) 15.8 (7) 494 Sb LOS HALLAZGOS MONETALES DEL POBLADO MINERO DE LA LOBA (FUENTEOBEJUNA, CÓRDOBA). ANÁLISIS METALOGRÁFICOS Ases. García-Bellido VIa o b. Núm. 49 51 Cu Sn Pb 94.53 (19) 94.75 (19) 0.17 (5) 0.09 (4) 4.8 (4) 1.41 (17) Fe Ni As Ag 0.109 (18) 3.26 (22) 0.38 (13) Sb Tabla 10. Obulco Ases. Vives, XCV, 5, 6 y XCVI, 4; Arévalo IV.7. Núm. 61 62 63 Cu 95.85 (14) 92.29 (14) 98.85 (14) Sn Pb Fe Ni As Ag Sb 0.016 (7) 0.064 (13) 0.15 (3) 0.12 (3) 2.2 (3) 3.7 (4) 0.69 (17) 1.43 (15) 3.20 (17) 0.32 (10) 0.56 (10) 0.30 (9) 0.13 (4) As Ag Sb 0.034 (13) Ases. Vives, lám. XCVI, 6 y 10; Arévalo Va.1. Núm. 64 65 66 68 69 70 71 Cu Sn 88.31 (13) 91.12 (14) 98.24 (14) 0.131 (3) 94.53 (13) 91.20 (14) 0.18 (6) 96.86 (14) 0.14 (3) 97.98 (14) 0.09 (3) Pb Fe 11.1 (4) 2.4 (5) 1.11 (15) 5.2 (3) 3.0 (5) 2.00 (25) 1.55 (21) 0.013 (6) Fe Ni 0.48 (9) 3.67 (18) 1.13 (12) 0.224 (11) 0.213 (9) 0.30 (9) 0.222 (15) 3.47 (17) 0.56 (11) 0.45 (12) 0.55 (9) 0.22 (11) 0.265 (15) 0.015 (6) 0.079 (25) 1.29 (9) 0.070 (4) 1.39 (8) Tabla 11. Ilipa As. Vives, CVII, 4; CNH, p. 375, 7. Núm. 73 Cu Sn Pb 98.84 (13) 0.12 (5) 0.67 (18) Ni As Ag 0.26 (11) Sb 0.12 (3) Tabla 12. Ulia Ases. Vives, XCIX, 1, 3 y 4; CNH, p. 366, 3. Núm. 74 75 76 Cu Sn Pb 98.53 (14) 84.01 (13) 96.89 (14) 0.43 (5) 0.74 (17) 15.4 (5) 2.35 (21) Fe 0.018 (6) 0.068 (7) 495 Ni As Ag Sb 0.32 (12) 0.27 (9) 0.46 (10) 0.26 (9) 0.12 (5) FRANCISCA CHAVES TRISTÁN, PALOMA OTERO MORÁN Y BLANCA GÓMEZ TUBÍO 0,00 41 0,01 1,00 Castulo Obulco Ilipa Ulia 44 63 0,99 73 74 40 51 43 36 Pb 0,02 71 0,98 70 Cu 61 31 76 32 65 0,97 0,03 38 69 0,04 42 46 29 0,96 62 39 0,05 0,95 49 68 37 0,06 0,00 0,01 0,02 0,03 Sn Fig. 1. Cecas de Hispania Ulterior. Diagrama ternario Cu-Pb-Sn 0,00 0,04 0,05 Arekorata Belikio Bolskan Kelse Sekaisa Sekia Tabaniu Titum 1,00 B-5 0,05 Pb 0,10 0,95 B -8 0,90 18 0,15 15 0,94 0,06 Cu 0,85 5 13 7 0,20 9 0,80 11 16 19 14 21 22 0,25 0,00 6 0,05 Fig. 2. Cecas de Hispania Citerior. Diagrama ternario Cu-Pb-Sn 8 0,10 0,15 Sn 496 0,20 0,75 0,25