por Carlos Andreu A finales de 2015, el portal Carrerbuilder publicaba una encuesta de la que destacaban tres ideas: • • • el 61% de los trabajadores piensan que es necesario responder correos fuera del horario de oficina el 49% indica que “trabajar de 9 a 5” es una idea del pasado y el 47% piensa que hay estar conectado al trabajo durante las vacaciones . Las causas de esta forma de pensar son muy variadas, pero las más comunes suelen ser seis: • • • • • • Nadie puede hacer el trabajo si no lo haces tú (especialmente dramático para las personas que trabajan por cuenta propia). Prefieres hacer el trabajo antes que estar encima de que lo hagan (te cuesta delegar). Tienes un proyecto pendiente con otra persona que mientras tú descansas, él está trabajando. Estás cerca de una promoción o ascenso. Temes perder el empleo si no lo haces. Tu jefe es sumamente invasivo. En este escenario de hiperconectividad, irnos de vacaciones empieza a resultar complicado. *la propiedad intelectual y los derechos de reproducción de las imágenes son exclusivos de la artista: mi hija Leyre Andreu. Muchas veces alguien de tu propia familia te echará en cara que después de todo un año trabajando, ahora no seas capaz de olvidarte de ello un poco. Y con razón. Es necesario dar un paso atrás en nuestras responsabilidades profesionales y encontrar un tiempo para desconectar. Este tiempo ayudará a mejorar nuestra relación con nuestra pareja, con nuestra familia, con nosotros mismos; nos volverá más sabios, más fuertes y más creativos. Seremos capaces de eliminar el estrés de nuestra vida durante unos días y volver renovados y con nuevas ideas al nuevo curso que nos espera en septiembre. Pero para esta transición de la hiperactividad al descanso hay que ir poco a poco. Igual que para entrar en el mar o en la piscina nos vamos sumergiendo despacio, de la misma manera debemos acercarnos a las vacaciones. Aquí te dejo algunos consejos. Si eres capaz de poner en práctica unos cuantos de ellos durante estos días, ten por seguro que disfrutarás al máximo del descanso y volverás pletórico al ritmo habitual después de las vacaciones, lleno de nuevas perspectivas y de energía y, por qué no, habiendo adquirido hábitos nuevos que te ayuden el resto del curso. El arte del descanso es una parte del arte de trabajar. John Steinbeck Este es el punto que seguro más nos cuesta. Pero hazlo. Merece la pena. Si lo consigues, verás como no pasa nada. No se caerá el Ibex ni el Nasdaq, o al menos, no por tu culpa. Ten siempre presente que estás de vacaciones y que esto implica relajarse y desconectar. Las vacaciones no son una versión light de un día de trabajo. Trata de desconectar al máximo entre 10 y 15 días • Antes de ello: • Elige bien las fechas en las que vas a desaparecer, cuando más tranquilo sea tu entorno de trabajo. • Delega tus funciones en alguien en quien puedas confiar, y llévale después un recuerdo de tus vacaciones. • Notifícalo a tus clientes con tiempo para que puedan demandarte lo que necesiten antes de que estés sumergido de lleno en el verano. • Prepárate para lo inesperado. • Una vez que estés de vacaciones no desconectes al 100% si no puedes, pero reduce drásticamente el tiempo que le dedicas a ello: • Comprométete a un horario y cúmplelo: media hora de trabajo por la mañana y otra media por la tarde (sólo media) para atender las llamadas o mails más urgentes. • Trabaja al aire libre: en la terraza, en el jardín… • Utiliza la carpeta de borradores de tu programa de correo para enviar todos los correos de golpe y dar la imagen de que sólo atiendes el correo una vez al día. • Los dos últimos días de desconexión dedica un poco más de tiempo para ponerte al día para tu regreso. • No pretendas llegar de vuelta al despacho con todo al día. Será imposible. • Habla con los tuyos de tus próximas vacaciones: no sólo del próximo verano, también de los pequeños parones que haya a lo largo del año (puentes, Navidad, Semana Santa…) Me gusta el ajedrez porque es un buen descanso. Hace trabajar la mente pero de una forma muy especial. León Tolstói Seguro que durante el curso tienes menos tiempo para cultivar tu interior. Pero no sólo de Excel vive el hombre, así que aprovecha estos días para desarrollar tus hobbies, para ser mejor persona, para extraer de ti tu mejor versión. Mete en tu maleta algunos libros que quieras leer • Algo técnico sobre tu trabajo. • Algo de literatura general (novela, teatro, ensayo, poesía…). • Algo sobre algún tema que te apasione o te preocupe (pareja, educación de los hijos…). Cocina • Desarrollará tu capacidad creativa. • Aumentará tu autoestima al disfrutar en la mesa de lo que tú mismo has cocinado. • Llena de colores, como el verano, tu comida. De los marrones de las legumbres del otoño, al arcoíris de las ensaladas. Planifica todos los días al menos una hora de ejercicio • Hazlo con tus amigos o tu familia, para estar cerca de ellos y compartir buenas conversaciones. • No son necesarios grandes esfuerzos. Basta con caminar un poco… lo suficiente como para sentirte vivo. Aficiónate a algo nuevo: • ¿Por qué no pruebas a mirar las estrellas por la noche? Puedes descargarte de internet un mapa del cielo y aprender a encontrar las constelaciones y estrellas. Este verano nos promete dos eclipses espectaculares… • Iníciate en un nuevo hobbie: jardinería, coleccionismo, un deporte que no practicabas… Prepara una lista de películas para ver. No enciendas la televisión más que para disfrutar de las casi dos horas de metraje de una película que te apetezca ver. Yo no estudio para saber más sino para ignorar menos. Sor Juana Inés de la Cruz Durante el curso una de las cosas que más echas en falta es tiempo libre para disfrutar de tu familia y de tus amigos, así que en estos días de descanso, e incluso en los días de verano en los que todavía estés trabajando, tenles más presentes: Recupera el tiempo perdido en tu relación de pareja • Dedica mediodía a sentarte con él o ella y definir, igual que las empresas, vuestra ‘misión’ como pareja. • Sorpréndele cada día con algo. No es necesario que sea algo material. Basta con un gesto, una caricia, una mirada… • Haced cosas juntos: senderismo, playa, ir al cine, volver a tomar el aperitivo en aquel sitio que tanto os gustaba. • Plantad juntos una semilla que simbolizará vuestro crecimiento durante el próximo curso. Que tus hijos disfruten de ti (y viceversa) • Aprovecha el momento que ellos dediquen a sus tareas para trabajar tú a la vez. • Preparad juntos algunas excursiones, pero déjales a ellos la iniciativa de la organización (cosas que ver, horarios, tarifas…). • Comed juntos al menos una vez cada día. • Id preparando “la banda sonora del verano” y grabad todas esas canciones que os recordarán al verano de 2016 en un CD. Ponte las gafas del “whale done!” • Se trata de una teoría de desarrollo de personas creada por Ken Blanchard. Según ella debemos “pillar” a la gente haciendo las cosas bien. Hasta ahora si alguien dice “te he pillado” es que te han pillado haciendo algo malo. Desde ahora “te he pillado” será haciendo algo bueno. Si has ofendido a alguien a lo largo del día pídele perdón antes de acostarte esa misma noche. Especialmente a tu pareja y a tus hijos. Cada noche. Antes de meterte en la cama: • Reconoce el error. • Repasa sus causas y corrígelas. • Verbaliza el perdón. • Repara el daño causado. • Refuerza la relación con un detalle o gesto de amabilidad o cariño . Llama cada día a un par de amigos con los que hace tiempo que no hablas y comparte con ellos lo bien que lo estás pasando. Se alegrarán por ti. ¿A quién? A aquel que hayas tenido ocasión de acordarte de él (has visto una furgoneta de su empresa, has pasado por aquel sitio en el que os visteis la última vez…) El vínculo que te une a tu verdadera familia no es el de la sangre, es el del respeto y la alegría que tú sientes por las vidas de ellos, y ellos por la tuya. Anónimo El mundo digital nos ha atrapado. Pero nos desconecta poco. Llevamos el trabajo en el bolsillo del pantalón 24 horas al día 365 días al año. Y no sólo el trabajo. El bombardeo de información, de desinformación y de cotilleo es brutal. Y es difícil saber poner un punto de equilibrio. ¿Te animas a mejorar tu relación con tu teléfono durante estos próximos meses? • No veas tu teléfono hasta después de desayunar. Levántate, dúchate, desayuna con la familia, charla un poco con ellos, y después, sólo después coge el teléfono. También es interesante que durante las comidas, dejes tu móvil y los de tu familia en un “aparcamóviles”… en algunas tiendas puedes encontrar modelos que a la vez recargan la batería. • No es necesario que veas todo lo que pasa en tus redes sociales. Haz la prueba. Poco a poco. Pasa una mañana sin conectarte a ellas y verás que no te pierdes tanto. Poco a poco aumenta tus ayunos digitales. • Tienes muchas cosas que googlear y muchos mails que leer, pero déjalo de lado, apaga la pantalla e interactúa con la gente. • Apaga el google maps de tu teléfono. Coge un mapa local de papel y piérdete mil veces. Eso te hará descubrir cosas nuevas, lugares y personas. • Cuando te pase por la cabeza mandar un whatsapp con una foto de donde estás disfrutando de tus vacaciones a un amigo, no lo hagas. Compra una postal, un sello y escríbele cuatro líneas diciendo que te acuerdas de él y que lo estás pasando fantástico. Llegará más tarde, sí. Pero le hará más ilusión. ¡Imagínate hace cuánto no recibe una carta que no sea del banco! • Be where you are: mientras estás contando cosas en Facebook o en Twitter no estás allí disfrutando del momento y de la gente que te rodea. Tenlo en cuenta. Desconectar de la tecnología para reconectar con nosotros y los nuestros es absolutamente esencial. Arianna Huffington En los momentos de descanso, somos más creativos y nos surgen las mejores ideas. Durante el curso te habrás dado cuenta que en la ducha o en la cama se te ocurren las cosas más brillantes. En verano, descansando, notarás que encuentras soluciones a muchos de tus problemas de forma espontánea. Porque nuestro cerebro, relajado, funciona mejor. Ten siempre a mano un cuaderno para apuntar todas las ideas que te surjan. No las desprecies. Tiempo tendrás para rechazarlas. Será como tu cuaderno de bitácora así que cómprate uno que te guste. Anota también las preguntas que te hagas que no tengan respuesta. Algún día la encontrarás. Visita lugares nuevos. Incluso en tu propia ciudad: museos, bares, restaurantes… Ver sitios que nunca antes habías visto te aportará nuevas ideas y nuevos puntos de vista. Busca un curso de verano sobre algún tema que te interese y matricúlate en él. Hoy hay cursos de este tipo en casi todas las universidades y también en algunos ayuntamientos, comarcas… Atrévete a aprender lo que siempre has querido y nunca has podido. Juega al test de los 30 círculos. Dibuja en un papel 30 círculos de distintos tamaños y en un minuto trata de convertir cuantos más círculos mejor en objetos (uno puede ser un sol, otro un globo, otro la cara de alguien…). Cuantos más círculos utilices mejor. Puedes jugar a ello con tus hijos, verás cómo los niños lo hacen mucho mejor que tú, porque todavía no tienen creencias limitantes en su cerebro. Escribe todos los días. Algo, en un blog, en un cuaderno… sobre algo que te apasione. Es buen momento para empezar. Cambia tus rutinas. No vayas a por el pan dos veces por el mismo camino; toma café en una taza distinta a la habitual; siéntate cada día en un sitio distinto de la mesa; aféitate con brocha si no sueles hacerlo; no repitas desayuno durante una semana… La creatividad es la inteligencia divirtiéndose. Albert Einstein No es posible mejorar nuestra vida si no sabemos a dónde tenemos que ir y el camino que tenemos que recorrer hasta ese destino. Por eso resulta interesante aprovechar estos días para revisar nuestro plan de vida personal, profesional… y modificar nuestro rumbo si es que nos hemos desviado. Celebra los logros de los seis primeros meses del año. Olvídate de las tensiones pasadas, reflexiona sobre los errores cometidos y traza un plan de acción para corregirlos. Dicen que se tarda 21 días en adquirir un hábito. Estos días de vacaciones pueden ser maravillosos para crearte alguno: hacer deporte, leer más, estudiar, escribir, atender más a nuestra pareja, sonreír, hablar con nuestros hijos, hacer una buena acción cada día… Revisa con frecuencia cómo va tu día. Esta rutina diaria te servirá como una estupenda herramienta de mejora a lo largo del año: • Suele ser bueno empezar la mañana con cinco minutos de reflexión sobre lo que vas a hacer ese día y qué objetivos especiales te fijas para ese día. • Si puedes encontrar un rato a media mañana para revisar esos propósitos, será fantástico. • Acaba el día revisando todo lo hecho y planificando el siguiente. Busca un rato para escribir sobre los proyectos que dejaste aparcados… Analiza por qué ocurrió aquello y si convendría volver a activar alguno. Proponte un propósito de mejora para el próximo curso. Algo exigente. Y concreto. Escríbelo en un papel, mételo en una botella y entiérralo en algún sitio que puedas recordar. Al año que viene, irás a buscarlo. Si la botella es de vino, mejor, porque así antes de meter el papel, tendrás que brindar por su consecución. De nada sirve al hombre lamentarse de los tiempos en que vive. Lo único bueno que puede hacer es intentar mejorarlos. Thomas Carlyle Cada vez está más de moda el estilo de vida slow. Pero hay que reconocer que resulta complicado cultivarlo en las grandes ciudades, donde el ritmo frenético nos empuja. Algo maravilloso sucede en cada instante a nuestro alrededor, pero con las prisas del curso no puedes apreciarlo. El verano es el mejor momento para disfrutar plenamente de los lugares, de los sonidos, de los aromas y de la gente. ¿Por qué no te animas a practicarlo? De forma clara reducirá tu nivel de estrés, pero además, seguro que alguna de estas actividades puedes incorporarla a tu agenda al regreso al trabajo. • Dedica un rato en tu día a no hacer nada. Simplemente pasea, siéntate a ver el mar, túmbate en el césped, mira las nubes pasar, coge de la mano a quien tienes a tu lado y siéntela… • Una vez a la semana disfruta del atardecer. • Camina conscientemente más despacio cuando vayas a hacer algún recado (compras…). • Piensa cada noche en hacer una cosa menos de las que has hecho el día que termina: tendrás más tiempo para disfrutar de todo lo que hagas en la siguiente jornada. • Ponte de vez en cuando en la cola más larga (en un peaje, en el supermercado…). Verás como no pierdes demasiado tiempo y ejercitas tu paciencia disfrutando de las cosas que pasan a tu alrededor. • Convierte cada día una de tus rutinas (afeitarte, ducharte, hacer la cama, comer, acostarte, leer un libro…) en un auténtico ritual. Por ejemplo, si preparas café disfruta del aroma que sale de la máquina, sírvelo en una taza especial, ponle azúcar viendo como caen los granitos sobre la espuma del espresso… • Que al final del día hayas dicho NO a hacer algo. • Proponte comer en más tiempo del que normalmente le dedicas al almuerzo. Y aunque termines antes, no te levantes. Eso te llevará a aprender a comer más despacio. Disfrutando y saboreando. • Pon como ambiente música Tempo 60. • Descansa lo suficiente: entre seis y ocho horas, y si las noches se alargan disfrutando de la compañía, aprovecha para tomar una siesta a mediodía. La vida no es una carrera. Disfrútala despacio. Escuchando su música. Antes que la música termine. David Weatherford Si no tienes la suerte de poder disfrutar de las vacaciones, no te apures. Recuerda que debemos centrarnos en las cosas que podemos hacer. Centrarnos en lo que no podemos hacer es una solemne pérdida de tiempo y energía. El mundo parece girar cada día más y más rápido y no se detiene por más que lo pidamos. Vamos a paso de carrera, pero… este verano va a ser nuestro verano: tu verano. Sólo tú puedes decidir su ritmo ¿No crees que es mejor elegir disfrutar de unos pocos placeres pero intensos, que tratar de alcanzar la perfección absoluta sin disfrutar apenas de nada? Basta de lectura. Elige ya qué acciones de todas estas vas a activar este verano, y si quieres, ¡cuéntamelas! Si puedo, te ayudaré a conseguirlas. Ser feliz no significa que todo sea perfecto. Quiere decir que has decidido ver más allá de las imperfecciones. Oscar Wilde