indice - Resumen explicativo - Bibliografía págs. 3-10 pág. 11 resumen explicativo La obra que vamos a comentar es de Platón y se titula Apología de Sócrates. El lenguaje utilizado no es del todo filosófico, ya que la mayoría de palabras están escritas de manera corriente, pero podemos encontrar alguno término ya no tan corriente para el cual se han de tener unos ciertos conocimientos de filosofía. Brevemente, la obra trata del juicio que le hicieron a Sócrates en Atenas, en el siglo IV a.C. Para comprender mejor la obra, debemos conocer la situación histórica de la época. Los sofistas () eran unos maestros ambulantes que iban de polis(1) en polis enseñando a sus discípulos. Sócrates hablaba con estos sofistas, que eran capaces de hacerte creer lo más inverosímil; eran unos maestros de la retórica (la base de los diálogos socráticos de Platón): “no les seguiré el juego compitiendo con frases redondeadas, ni con bellos discursos escrupulosamente estructurados como es propio de los de su calaña, sino que voy a limitarme a decir llanamente lo primero que se me ocurra, sin rebuscar mis palabras, como si de una improvisación se tratara, porque estoy tan seguro de la verdad de lo que digo, que tengo bastante con decir lo justo, dígalo como lo diga.”(2) Todas las enseñanzas de los sofistas tenían como objetivo ayudar al ciudadano a progresar dentro de la vida de la polis. En el método socrático (su enseñanza), a grandes rasgos, estaba dividido en dos tipos: la ironía y la mayéutica. Como se ha comentado antes, la enseñanza de (1): Ciudad-estado de la antigua Grecia. (2): En esta cita, Sócrates habla de los sofistas como si fueran unos embaucadores que hacen creer a la gente cosas ilícitas, usando el don de la palabra, y tratándoles de una manera bastante despectiva (al llamarles calaña). Sócrates dice que no hará lo que los sofistas, no intentará convencer al jurado frente al que se encuentra con retórica y con bellas expresiones para ser declarado inocente, sino que el será fiel a sí mismo y usará lenguaje cotidiano, “lo primero que se me ocurra”; es decir, todo lo contrario a lo que haría un sofista. Es muy positiva la decisión que hace Sócrates de mantenerse fiel a sí mismo y de no “forzar” al jurado a que emita un veredicto que no sería el acorde al previo a su exposición retórica; ya que así demuestra ser inocente de una de las tres acusaciones: impiedad. Sócrates a sus discípulos se basa en los diálogos; en la ironía Sócrates se declara ignorante cuando habla con la gente, podríamos decir que se hace el loco. En cuanto a la mayéutica, Sócrates ayuda a que las respuestas salgan a la luz por sí solas. Hace preguntas para que sus discípulos lleguen a sus propias conclusiones por sí mismos, con lo que se llega a la conclusión de que nunca se puede llegar a dar un argumento a las preguntas que Sócrates formula. Por su modo de enseñar y de preguntar, Sócrates fue acusado. Él mismo es su propio defensor; “lo mío es obedecer a la ley y abogar por mi causa”(3). Se dividen en tres, las acusaciones: La primera es la de corromper a la juventud. Le acusan de eso porque los jóvenes de la polis le siguen y le oyen dialogar con sofistas, poetas y artistas. En estas conversaciones, Sócrates dejaba por los suelos el funcionamiento de la polis. Hace que los jóvenes tengan en la cabeza unas cosas de las que los jóvenes no deberían darse cuenta (método de la mayéutica). La segunda es de impiedad, es decir, hablar de las leyes que había en otras polis cercanas. Había cosas que en su polis eran normales pero en la de al lado no, y viceversa. Los habitantes de cada polis creían que las leyes de esta eran según . Esto que dice Sócrates les cambia a los atenienses la manera de verlo y entenderlo todo. Todo era cuestionado por Sócrates en Atenas. La tercera acusación a Sócrates es la de querer introducir divinidades nuevas en la polis. En sus diálogos, Sócrates hablaba con un daimon, que era como una conciencia que él tenía. Entonces, los atenienses creen que daimon es una nueva divinidad que quiere introducirse en la sociedad de la polis por boca de Sócrates; cosa que no es en absoluto aceptada por los atenienses. A continuación se procede al resumen explicativo de la obra. Ésta empieza cuando Sócrates se dirige a los atenienses diciendo que todo lo que han dicho los acusadores es mentira. (3): En esta cita, Sócrates anuncia que será él su propio defensor. Nos dice que él pretende obedecer a la ley, sin embellecimientos retóricos y sin embaucar a las gentes, sino que sólo diciendo las razones por las que se cree inocente, y que sea lo que los dioses quieran. Se observa que Sócrates se mantiene fiel a lo que piensa y que sigue haciendo pequeñas alusiones no explícitas a los sofistas, de un modo crítico.. En esta cita, Sócrates manifiesta que él será fiel a lo que piensa, cosa que encuentro muy positiva, porque es un principio muy admirable.. Le sorprende que digan que es un embaucador en cuanto al hablar. Sócrates les dice a los ciudadanos que él no hará lo que los acusadores, sino que usará las palabras que primero se le ocurran, sin intento de convencer. Iniciado el juicio, Sócrates expone que primero se defenderá de sus acusadores más antiguos, que decían que Sócrates era un sabio capaz de embaucar a las gentes con sus dotes de retórica, de hacer fuerte el argumento más débil y por meterse donde no debe. Sigue diciendo que es inocente y pide a los atenienses, como ejemplo, si alguna vez ha investigado tanto en los asuntos como de la manera en que se le acusa. Menciona también que no es cierto que él cobre por educar; y admite que sin cobrar es algo muy positivo. Diferencia esta sofística en dos tipos: la buena y la mala; en la que no se cobra por enseñar y en la que se cobra (respectivamente). Entonces, Sócrates dice a los atenienses en qué trabaja y por qué le han acusado, ya que los ciudadanos se lo están preguntando. Prosigue diciendo que él ha alcanzado ese renombre por la sabiduría que posee, que no es en absoluto sobrehumana. Para eso, pone el ejemplo de lo que le sucedió a un amigo suyo, Querofonte: “Conoceréis sin duda a Querofonte, amigo mío desde la juventud, compañero de muchos de los presentes, hombre democrático. Con vosotros compartió el destierro y con vosotros regresó. Bien conocéis con que entusiasmo y tozudez emprendía sus empresas. Pues bien, en una ocasión, mirad a lo que se atrevió: fue a Delfos a hacer una especial consulta al oráculo, y, os vuelvo a pedir calma, ¡oh, atenienses!, y que no me alborotéis. Le preguntó al oráculo si había alguien más sabio que yo. Y la pitonisa respondió que no había otro ser superior. Toda esta historia la puede avalar el hermano de Querofonte, aquí presente, pues sabéis que él ya murió.” (4). (4): Esta cita la pone Sócrates de ejemplo a lo que se dice sobre él; que tiene una inmensa sabiduría. En ella cuenta el ejemplo de un amigo suyo que fue al oráculo, una especie de santuario en el que una pitonisa que entraba en trance contestaba las preguntas de la gente, y ésta dijo que no hay nadie más sabio que Sócrates. El porqué es que es uno de los pocos que se da cuenta de que no es sabio, y eso hace que lo sea aún más. No me ha costado de entender, ya que se ve muy clara y uno se acuerda de aquella frase: “sólo sé que no sé nada”. Eso le convierte en más sabio, porque los que dicen serlo, presumen de cosas que no saben, pero Sócrates no hace eso. Sócrates se pregunta entonces a qué viene lo que dice el oráculo, pues él sabio no lo es: “Cuando fui conocedor de esa opinión del oráculo sobre mi, empecé a reflexionar: - ¿Qué quiere decir realmente el dios? ¿Qué significa este enigma? Porque yo sé muy bien que sabio no lo soy, ¿a qué viene, pues, proclamar que lo soy?. Y que él no miente, no sólo es cierto, sino que incluso ni las leyes del cielo se lo permitirían” /5). Para saber qué significa, va a casa de un político que cree que es más sabio que él, y se da cuenta de que es sabio porque presume de cosas que no sabe; entonces Sócrates es más sabio, porque no presume de las cosas que no sabe. Entonces llega a la conclusión que el oráculo le ha puesto como ejemplo: “Entre vosotros es el más sabio, ¡oh, hombres!, aquél que como Sócrates ha caído en la cuenta de que en verdad su sabiduría no es nada.” (6) , y desde entonces dedica su tiempo a hablar con las gentes. En ese momento -cuenta- empiezan a seguirle jóvenes que escuchan sus conversaciones y que además le imitan. (5): Esta cita viene a consecuencia de lo que le dice Querofonte después de ir al oráculo, dónde la pitonisa le informa que no hay nadie más sabio que Sócrates. Por eso entonces se pregunta a qué viene esa respuesta de los dioses, no cae en cuenta de por qué lo ha dicho, ya que los dioses no pueden mentir, ya que el considera que no sabe nada. En esto que se da cuenta de que sabio es el que no presume de lo que sabe, ni de lo que no sabe. Por eso llega a la conclusión que el oráculo tiene razón, y decide hablar con la gente por las calles para informarse y adquirir más conocimientos. En esta cita se muestra la incredulidad de Sócrates a lo que le cuenta su amigo Querofonte sobre lo que dice el oráculo, y creo que no parece costarle mucho llegar a la conclusión de que el oráculo tiene razón. (6): En esta cita, que viene dando vueltas al tema del oráculo y de lo que la pitonisa dijo a Querofonte sobre la sabiduría de Sócrates, se llega a la conclusión que los dioses han puesto a Sócrates como un ejemplo, pues en la cita menciona que el que es sabio es porque en realidad su sabiduría no es nada. Es decir, que cae en cuenta de las cosas que no sabe, y eso le convierte en más sabio. Es por eso por lo que después va por las calles y plazas atenienses más tarde hablando con la gente, para aprender más cosas de ellos, porque en esa época, los que sabían de cada tema eran los que lo desempeñaban. Esta cita muy semejante a aquélla típica de “sólo sé que no sé nada”, ya que Sócrates cae en cuenta de eso. Entonces, al ser los ciudadanos interrogados por jóvenes atenienses, acusan a Sócrates de corromper a la juventud. Con esto pone fin a las acusaciones antiguas, diciendo que lo ha explicado todo sin ocultar nada. Cuenta que empezará a de las nuevas acusaciones, y contra Meletos. Enuncia cuales son: corromper a la juventud ateniense, no reconocer a los dioses, y sostener extrañas creencias. Empieza a defenderse de su acusación de corrupción a la juventud. Sócrates pregunta a su acusador Meletos si está a favor de que los jóvenes aprendan, y que quién cree que es el más indicado para eso; a lo que Meletos responde que todos los ciudadanos, excepto Sócrates. Pide a su acusador que le explique de qué modo corrompe él a la juventud, si es mediante la segunda acusación (impiedad). Meletos se lo confirma, ya que le dice a Sócrates que es un ateo. A esto, le pide que matice: si es ateo o ateo en cuanto a los dioses de la polis; pero Meletos le dice que no cree en dios alguno, cosa que a Sócrates le parece increíble. Éste le tiende una trampa preguntándole si dioses y divinidades pueden coexistir. Meletos lo niega, y Sócrates dice que no tiene fundamento su acusación, porque si cree en divinidades, cree en las hijas de los dioses, por tanto, cree en los dioses. Con esto finaliza su defensa por esta acusación. Sócrates propone a los ciudadanos si se preguntan por qué hace las cosas de las que está acusado poniendo en peligro su vida, cosa a la que contesta: “- Te equivocas completamente, amigo mío, si crees que un hombre con un mínimo de valentía debe estar preocupado por esos posibles riesgos de muerte antes que por la honradez de sus acciones.” (7). Dice que ha de resistir a los peligros, si cree en lo que hace: “En efecto, el temor a la muerte no es otra cosa que creerse sabio sin serlo: presumir saber algo que se desconoce. Pues nadie conoce qué sea la muerte, ni si en definitiva se trata (7): Esta cita viene a que Sócrates les propone a los atenienses que se deben preguntar por qué arriesga su vida de tal manera, de modo que dice un hombre valiente prefiere luchar por lo que cree en vez de preocuparse por los posibles riesgos de muerte, o por cualquier consecuencia. Es decir, en esta cita, Sócrates habla claramente de la libertad de expresión y de la valentía para proclamarla. Encuentro muy positiva esta cita, ya que en ella Sócrates hace hincapié en la libertad de expresión, una cosa que suena muy bien, pero que poco se usa, ya sea por miedo al qué dirán o porque no se tiene conciencia de ello. del mayor de los bienes que pueden acaecer a un humano.” (8). Sócrates dice que, si lo absuelven, él no dejará de preguntar e interrogar; proclama el derecho de la libertad de expresión, porque es lo que le manda el dios. Cree que ésa es su misión, recorrer las calles de Atenas hablando con la gente del modo en que “creo que he sido colocado sobre esta ciudad por orden del dios para teneros alerta y corregiros, sin dejar de encoraginar a nadie, deambulando todo el día por calles y plazas.” (9) ; y que si le matan, difícilmente podrán encontrar alguien igual que él. Acto seguido cuenta que los ciudadanos se deben preguntar por qué no entra en política, y Sócrates contesta que es gracias a su voz interior (daimon), que le aconseja desde niño, y de la que está también acusado de hacer caso y hablar. Menciona lo inapropiado de las leyes atenienses y manifiesta que “la muerte no me importa lo más mínimo, mientras que intentar no cometer acciones injustas es para mí lo más importante” (10) . Dice que él no ha sido maestro de nadie, pero que no ha rehusado nunca el responder cuando alguien le pregunta sobre algo. (8): En esta cita se sigue haciendo mención de la sabiduría, y en este caso se habla de la muerte como ejemplo para los que se creen sabios sin serlo, es decir, que presumen de cosas que no saben. Sócrates dice que se teme porque creen saber lo que hay después de ella, pero como nadie lo sabe, los que tienen miedo es porque creen saber lo que no saben, es decir, creen saber que lo que hay después de la muerte es algo malo, cuando puede ser algo bueno, o quizá lo mejor que te pueda pasar. Aquí Sócrates pone un ejemplo un tanto enrevesado con el que explicar los casos de la sabiduría, y el creerse sabio sin serlo, y ese es la muerte. Esta cita me ha costado de interpretar, pero cuando uno se da cuenta de lo que dice, le encuentra mucho significado. (9): En esta cita, Sócrates habla de la libertad de expresión y de mantenerse fiel a sus ideas, y nos dice que, aunque le absuelvan y salga ileso del juicio, él seguirá haciendo lo que hasta ahora: conversar con las gentes para tenerles alerta, corregir y aprender, y porque los dioses “le han puesto ahí” para que siga deambulando por Atenas, es decir, nos habla de que su misión en la vida es el de corregir y mantener alerta a los atenienses. Esta cita me parece un poco bestia, ya que cree saber algo que la mayoría (por no decir todos) desconocemos, y que es el sentido de la vida, y está seguro de que ha sido enviado por los dioses para corregir los ciudadanos de Atenas. Ya finalizada su defensa, no implora compasión alguna, y deja en manos de dioses y atenienses el veredicto. El resultado de la votación fue de 280 votos a favor de su culpabilidad y 220 a favor de su inocencia. Manifiesta que no está indignado, sino que le han sorprendido los votos a favor. En ese momento, a Sócrates le piden la pena de muerte; pero el acusado puede autoimponerse una pena, y Sócrates elige el ser tratado del mismo modo que los campeones de las carreras de Olimpia: con una vivienda en la costa. Él mismo descarta las opciones de la cárcel y del destierro: “Oigo la voz de alguien que me recomienda: pero Sócrates, ¿no serás capaz de vivir tranquilamente y en silencio, lejos de nosotros?” (11) . También propone que le multen haciéndole pagar treinta minas de plata como castigo. Se realiza una nueva votación y surgen 361 votos a favor de su condena y 140 a favor de su inocencia. Empieza a despedirse tratando a sus acusadores de una manera dura, diciendo que esperando un tiempo él ya habría muerto por sí solo. Sócrates predice a sus acusadores que después de su muerte caerá sobre ellos un fuerte castigo. Acaba reflexionando sobre qué hay detrás de la muerte y (10): Aquí Sócrates manifiesta que le da igual morir o que lo condenen, ya que lo que de verdad le importa es no cometer malas acciones, como decía él en “lo mío es obedecer a la ley y abogar por mi causa” (3), ya que él obedece a la ley, y no tiene miedo a morir, y esto tiene una cierta relación con la anterior cita comentada, en la que se hablaba de que quien tiene miedo a la muerte es porque se cree sabio y no lo es. Esta cita la he visto muy clara, aunque me ha costado explicarla, pero se ha visto claro su significado nada más leerla. (11): En esta cita se vuelve a hablar de lo que se había comentado antes en otra cita sobre la misión, el sentido de la vida. Es un poco irónica, ya que al manifestar Sócrates que está allí porque los dioses le han enviado; si le dejan libre, entonces no podrá completar su objetivo en la vida, porque ya no estará en Atenas y no podrá hablar con los ciudadanos de esa polis. Por eso es por lo que dice la cita si podrá vivir tranquilo sabiendo que no puede cumplir su razón de ser que los dioses le han encomendado. En esta cita se pone de manifiesto el qué le pasaría a Sócrates si le desterrasen, que no podría cumplir su misión en la vida. Por eso descarta estas opciones del destierro y el encarcelamiento, porque le mantendría aislado de su misión y en cambio, en una vivienda costera, podría seguir haciendo lo mismo hasta morir. pide que “cuando mis hijos lleguen a ser mayores, atenienses, castigadles, como yo os he incordiado durante toda mi vida, si os parece que se preocupan más de buscar riquezas o negocios antes que de la virtud.” . Y como punto final, “no tengo nada (12) más que decir, ya es hora de partir. Yo a morir, vosotros a vivir. Entre vosotros y yo, ¿quién va a hacer mejor negocio?” (13). 12): En esta cita, Sócrates está ya a punto de dejar el juicio, y dice a los acusadores que “castiguen” a sus hijos de la manera en que él ha castigado a los atenienses. Es decir, aquí Sócrates menciona que lo que ha hecho no es tan malo, sino que no lo es, habla en tono de sorna, como diciendo lo terrible y dura que ha sido la vida en la polis desde que él empezó a hablar con los ciudadanos. La palabra castigadles aparece en tono irónico. Me parece muy apropiada esta cita, porque Sócrates aquí muestra una burla hacia los acusadores diciéndoles que tampoco había para tanto en cuanto a la condena y a la ejecución, y eso lo pone de manifiesto diciendo que en el futuro, les hagan lo mismo a sus hijos, ya que no es cosa grave. (13): En la última cita de este trabajo y casi última frase del libro, Sócrates deja una pregunta en el aire, que viene a significar que quién estará mejor: si Sócrates muero o los atenienses, vivos y felices por haberse deshecho de él. Con lo que, en resumen, dice que ya es hora de que él vaya a morir y los atenienses vayan a “vivir”, es decir, continúen con sus vidas normales. Esta cita es interesante, ya que deja una pregunta colgando, como “¿quién será más feliz?”. Aunque la cita sea interesante, la despedida es un poco teatral. Bibliografia PLATÓN, Apología de Sócrates. Ed. Alhambra. Madrid, 1999 VARIOS, Enciclopedia Multimedia Planeta De Agostini. Ed. Planeta. Madrid, 1992.