Ministerio Público de la Nación Juz. 8 – Sec. 15 – Sala D n° 35.772/03. "Banham S.A. s/ concurso preventivo” (FG n° 92.402) . Excma. Cámara: 1. El juez de primera instancia rechazó la impugnación al acuerdo preventivo con fundamento en que los impugnantes carecen de legitimación para formular ese planteo por no haberse insinuado en el pasivo concursal (fs. 735). 2. Apelaron los impugnantes Edith Ruth Di Genova, José Rubén González y Leonardo Federico Sánchez. Expresaron agravios a fs. 739/42. Manifestaron que se encuentran legitimados para impugnar el acuerdo, pues los señores Di Génova y González optaron por la continuación del proceso laboral hasta el dictado de la sentencia y el señor Sánchez inició un incidente de verificación y pronto pago. Indicaron que la propuesta efectuada por la concursada a los acreedores laborales fue aprobada por el único acreedor verificado en la resolución verificatoria, el cual sugestivamente había cedido su crédito. Expresaron que, con anterioridad a presentar la impugnación, los apelantes habían puesto de manifiesto en autos el accionar de la concursada, sin que esa denuncia haya merecido tratamiento por parte de la sindicatura o del tribunal. Indicó que la actuación de la sindicatura viene a consentir las maniobras fraudulentas de la concursada. Consideraron que la sindicatura consintió las imputaciones que se efectuaran, pues se limitó a efectuar consideraciones formales carentes de sustento jurídico con el objeto de esconder la realidad de su accionar. Solicitaron que se otorgue el debido tratamiento a la impugnación deducida y que se remueva al síndico, por haber incurrido en falta grave y mal desempeño de su función. 3. En mi opinión, V.E. debe anular la sentencia apelada. Los apelantes Edith Ruth Di Genova y Leonardo F. Sánchez estaban habilitados para impugnar el acuerdo de acuerdo a lo normado por el artículo 50 de la ley 24522, que otorga esa facultad a los acreedores que hubieren deducido incidente por no haberse presentado en término. Ello, por cuanto la señora Di Genova inició juicio de despido, en el cual, luego de decretada la suspensión del trámite en virtud de lo dispuesto por el artículo 21 de la ley 24522, se dispuso la continuación de las actuaciones a pedido de la actora, formulado antes de la presentación de la impugnación al acuerdo preventivo (fs. 166/7 y. 178 del expediente 83323 que tengo a la vista). El recurrente González se encuentra en la misma situación, pero su pedido de continuación de actuaciones es de fecha posterior a la presentación de la impugnación al acuerdo en autos (fs. 136 del expediente 83.827 que tengo a la vista). En cuanto al señor Sánchez, inició incidente de verificación, con anterioridad a la presentación de la impugnación al acuerdo (incidente n° 82343 que tengo a la vista). Como consecuencia de lo expuesto, considero que V.E. debe anular la sentencia apelada, que no se ajusta a las constancias de la causa. 5. Asimismo, la sentencia es nula porque carece de los requisitos para constituir un acto jurisdiccional válido, ya que no constituye una derivación razonada del derecho vigente. En el caso, se homologó un acuerdo para acreedores laborales sin dar cumplimiento a las normas supra legales que exigen al juez examinar la razonabilidad de la propuesta. En efecto, conforme surge de la resolución apelada, el juez no examinó si la propuesta dirigida a los acreedores laborales constituye una justa composición de los intereses involucrados ni si es socialmente aceptable. Ello resulta violatorio de lo establecido por el art. 7 del Convenio n° 173 de la Organización Ministerio Público de la Nación Internacional del Trabajo sobre la protección de los créditos laborales en caso de insolvencia del empleador, en cuanto establece que “la legislación nacional podrá limitar el alcance de los créditos laborales a un monto prescripto, que no deberá ser inferior a un mínimo socialmente aceptable”. Dicha norma integra nuestro derecho interno en tanto ha sido ratificada por la ley 24.285 y tiene jerarquía supralegal en virtud de lo dispuesto por el inc. 22 del art. 75 de la Constitución Nacional. Al ser ratificado por el Estado Nacional, el Convenio 173 de la OIT comparte la jerarquía y naturaleza de los demás tratados (v. Virgili Claudio, “Los convenios de la OIT en el sistema de fuentes del derecho laboral argentino” en Rev. LL del 29-3-06). Además, se trata de una norma plenamente operativa de acuerdo a la doctrina de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en cuanto ha dicho que “una norma es operativa cuando está dirigida a una situación de la realidad en la que pueda operar inmediatamente, sin necesidad de instituciones que deba establecer el Congreso” (Fallos 315:1492). Sin perjuicio de ello, en la materia que nos ocupa, el Congreso ha dictado una norma legal que tiende a implementar un mecanismo apto para garantizar el cumplimiento de la norma superior, cuya aplicación también omitió el a quo. Me refiero al art. 15 de la Ley de Contrato de Trabajo, que establece que “los acuerdos transaccionales, conciliatorios o liberatorios sólo serán válidos cuando se realicen con intervención de la autoridad judicial o administrativa y mediante resolución fundada de cualquiera de éstas que acredite que mediante tales actos se ha alcanzado una justa composición de los derechos e intereses de las partes”. A su vez, el legislador quiso resguardar especialmente el efectivo cumplimiento de los requerimientos allí establecidos, al disponer en el párrafo tercero que: “La autoridad judicial o administrativa que omitiere actuar del modo establecido en esta norma quedará incursa en grave incumplimiento de sus deberes como funcionario y será, en consecuencia, pasible de las sanciones y penalidades previstas para tales casos” Cabe destacar en tal sentido, que si bien la ley de concursos estatuye un régimen especial ante la insolvencia, no tiene la virtualidad de derogar el resto del ordenamiento jurídico que debe interpretarse en forma sistemática y respetando su orden jerárquico (artículo 31 Constitución Nacional). La Corte ha dicho que “el control de constitucionalidad de las leyes que compete a los jueces, y especialmente a la Corte Suprema, en los casos concretos sometidos a su conocimiento en causa judicial, no se limita a la función en cierta manera negativa, de descalificar una norma por lesionar principios de la Ley Fundamental, sino que se extiende positivamente a la tarea de interpretar las leyes con fecundo y auténtico sentido constitucional, en tanto la letra o el espíritu de aquéllas lo permita (Fallos 308:647). Más aún, cuando se trata de normas de jerarquía superior –que los jueces tienen el deber de aplicar de oficio- porque conciernen a la protección de derechos constitucionales que gozan de tutela especial en razón de la inferioridad social u económica (artículo 14 bis de la Constitución Nacional). Por otra parte, el Tratado de la OIT. incorporado a nuestro ordenamiento jurídico, es también una norma especial porque está referida a la protección de los derechos de los trabajadores ante la insolvencia del deudor. Por lo tanto, el juez concursal tiene el deber de aplicarlo porque tiene jerarquía supralegal. 6. En definitiva, considero que la resolución apelada no reúne los requisitos necesarios para que pueda ser considerada un acto jurisdiccional válido. El juez, ante las graves irregularidades denunciadas con suficiente argumentación, homologó el acuerdo sin tratarlas, pese a la directiva del artículo 52 inc. 4 L.C., lo que también afecta la validez del acuerdo para acreedores quirografarios. Por ello, opino que V.E. debe anular la resolución apelada y ordenar que se abra a prueba el incidente de impugnación al acuerdo preventivo. 7. Para el caso de que se dicte una resolución contraria al los derechos y garantías constitucionales involucrados a las normas del Convenio n° 173 Ministerio Público de la Nación de la Organización Internacional del Trabajo (art. 14, 17 Constitución Nacional), desde ya formulo reserva para ocurrir por la vía extraordinaria federal ante la Corte Suprema. 8. Advierto asimismo que no se ha dado debido curso al pedido de que se examine la conducta del síndico. Considero que con los escritos de fs. 687/703 y fs. 739/42 debe formarse un incidente de remoción del síndico, para que, con la debida sustanciación de esa solicitud, para preservar su derecho de defensa, el a quo resuelva respecto de esa petición. Asimismo, solicito al juez a quo que evalúe la verosimilitud del derecho invocado por los impugnantes, a fin de determinar si corresponde suspender cautelarmente al funcionario. 9. Como consecuencia de lo expuesto, opino que V.E. debe anular la sentencia apelada, abrir a prueba el incidente de impugnación al acuerdo preventivo y encomendar al a quo el cumplimiento de las medidas solicitadas en el punto 8 de este dictamen. Buenos Aires, septiembre 22 de 2006. 7. Fdo. Alejandra Gils Carbó. Fiscal General Dictamen nº 113222