Día del libro Curso 2008-09 Del 20 al 24 de abril hemos celebrado la fiesta del libro en nuestro colegio El Lago de Mendillorri. Es una celebración en la que cada curso intentamos mejorar los planteamientos pedagógicos desarrollados en torno al libro. Han sido varios años en los que poco a poco vamos aumentando la participación en todos los niveles: profesorado, alumnado, padres etc. Este curso, los encargados de la biblioteca, lanzaron la idea de dedicar toda la semana a trabajar en las aulas sobre el mismo tema. Después se formó una comisión que presentó a todos en la CCP la posibilidad de trabajar todos juntos sobre LA FÁBULA. La fábula a nivel universal, no sólo en España. Para ello se preparó un expositor junto a la biblioteca con todas las publicaciones existentes en la biblioteca del colegio sobre las fábulas y se adquirieron algunas publicaciones más. Se repartió también, desde la CCP, a todos los tutores/as la programación de la semana y algunas ideas sobre las fábulas recopiladas de Internet. De esta manera los ciclos y los niveles dieron paso al trabajo en el aula. Todos han propuesto, desde diferentes puntos de vista, actividades sobre las fábulas en sus clases. E. INFANTIL: Han trabajado la fábula en las clases y posteriormente los alumnos de tres años han contado una fábula a los de 4 años; los de 4 años se la han contado a los de 5 años; los de cinco años la han contado en 1º de primaria. También en cuatro años han hecho máscaras de animales de una fábula y las han regalado a los de tres años. PRIMER CICLO: Los de primero han trabajado la fábula y les han contado alguna a los de 5 años. En 2º de primaria han aprovechado el proyecto de la rana (que están trabajando en este momento) para introducir una fábula china sobre ella. SEGUNDO CICLO: se han leído y dramatizado diferentes fábulas. TERCER CICLO: Los profesores/as de 5º y 6º curso hemos puesto en práctica, por segundo año consecutivo, la experiencia de leer a los alumnos en el aula. Desde la primera sesión del lunes día 27 se comenzó la lectura de un libro para todos los alumnos de quinto y sexto. Cada profesor, sea tutor o especialista, continúa leyendo en las sesiones siguientes. Cada profesor lee un capítulo del libro y después continúa con su clase normal. El jueves por la tarde terminó la lectura completa. El viernes, los alumnos de quinto por un lado y los de sexto por otro, vieron una película que hacía una versión del libro en dibujos animados. El libro leído lleva por título “Historia de una gaviota y del gato que le enseñó a volar” (Autor: Luis Sepúlveda). Como podéis ver, en nuestros pasillos ha quedado una buena representación de estas actividades, a las que te puedes acercar si así lo deseas. LA FÁBULA La fábula es un breve relato ficticio, en prosa o en verso, que tiene una intención didáctica frecuentemente manifestada en una moraleja final. En la fábula pueden intervenir personas, animales y otros seres animados o inanimados. Dicen que las fábulas existen desde que el hombre es hombre y que siempre han sido necesarias para contar verdades de manera disimulada. Nacieron en la India, de allí pasaron a la China y al Japón; de Oriente fueron llevadas a Occidente -primero a Grecia y a Roma- y han llegado hasta nosotros a través de sus máximos exponentes: Esopo y Fredo. Luego La Fontaine, Iriarte y Samaniego destacaron entre muchos otros. A partir del siglo XIX, la fábula se convirtió en uno de los géneros literarios más populares, con una ampliación de temas y la publicación de diversas colecciones especializadas. Entre los más destacados Esopo, Fedro, Samariego, Iriarte, La Fontaine… Vamos a trabajar algunos ejemplos repartidos por continentes. Africanas: Zagal en el reino de los ogros. La princesa salvaje. El avaro castigado. Ben Said y la lechuza. Americanas: Esquimales : Los hermanos Rayo y Trueno. Mexicanos : Palabras de un padre a su hija. Quechuas: Los niños ociosos. Todas estas se pueden encontrar en google: fábulas americanas; guía de letras: Mitos fábulas y leyendas americanas. La margarita y el egoísmo "Soy una margarita en un campo de margaritas" -pensaba la flor-. "Entre tantas otras, es imposible notar mi belleza". Un ángel oyó lo que pensaba y le dijo: - ¡Pero si tú eres muy hermosa! - ¡Pero yo quiero ser única! Para no oír más quejas, el ángel la llevó hasta la plaza de una ciudad. Unos días después, el alcalde fue allí con un jardinero para reformar el lugar. - Aquí no hay nada de interés. Cambiaremos la tierra y plantaremos geranios. - ¡Un momento! -gritó la margarita-. ¡Así que piensan matarme! - Si hubiese más como tú, podríamos hacer una bella decoración -respondió el alcalde-. Pero es imposible encontrar margaritas en los alrededores, y tú, sola, no haces un jardín. Y acto seguido arrancó la flor. Paulo Coelho. Escritor brasileño. Asiáticas, chinas: De cómo el viejo tonto removió las montañas. La sospecha. Demasiados senderos. El obsequio de las palomas. El hombre que no vio a nadie. Europeas LA LECHERA Llevaba en la cabeza una Lechera el cántaro al mercado con aquella presteza, aquel aire sencillo, aquel agrado, que va diciendo a todo el que lo advierte: «¡Yo sí que estoy contenta con mi suerte!» Porque no apetecía más compañía que su pensamiento, que alegre la ofrecía inocentes ideas de contento, marchaba sola la feliz Lechera, y decía entre sí de esta manera: «Esta leche vendida, en limpio me dará tanto dinero, y con esta partida un canasto de huevos comprar quiero, para sacar cien pollos, que al estío me rodeen cantando el pío, pío. [...] Es una historia sencilla que muestra una actitud o disposición muy usual en los humanos. ¿Quién no ha soñado con hacer cosas, vender, comprar, inventar,... ? ¡Triunfar, en definitiva! No hay nada más humano que crear en mente proyectos. Lo difícil es que sean realistas y posibles. Es el mundo de las fábulas: Nuestras disposiciones, nuestras actitudes se muestran de manera sencilla, muchas veces en la figura de un animal: la astucia de la zorra, la velocidad de la liebre, el movimiento incesante de la ardilla ... Se cuenta una historia de la que se extrae una enseñanza o moraleja. Veamos la moraleja de La Lechera: Con este pensamiento enajenada, brinca de manera, que a su salto violento el cántaro cayó. ¡Pobre Lechera! ¡Qué compasión! Adiós leche, dinero, huevos, pollos, lechón, vaca y ternero. ¡Oh loca fantasía! ¡Qué palacios fabricas en el viento! Modera tu alegría no sea que saltando de contento, al contemplar dichosa tu mudanza, quiebre su cantando la esperanza. No seas ambiciosa de mejor o más próspera fortuna, que vivirás ansiosa sin que pueda saciarte cosa alguna. No anheles impaciente el bien futuro; mira que ni el presente está seguro. Félix María de Samaniego (Fábulas, Libro 2º, nº 2) Esopo Parece ser que en el siglo VI antes de J.C. hubo un hombre, llamado Esopo, en Grecia, que no escribió nunca las historias que contaba. En estas historias aparecían animales que encarnaban virtudes y defectos humanos. Eran historias muy cortas y todas acababan con una enseñanza o moraleja. Esopo era esclavo de un filósofo llamado Janto. Tres siglos después, Demetrio recogió y escribió las fábulas de Esopo que aún se recordaban. Y veinte siglos después de que viviera Esopo, un monje benedictino llamado Planudo, contó su vida. Era tartamudo, jorobado y muy feo. Sus fábulas parece ser que molestaban a algunas personas, por lo que fue acusado de robar una copa de oro de un templo de Delfos, por lo que fue arrojado desde lo alto de la roca Hiampa. ¡Pero todo esto se cuenta en el siglo XIV! El león y el ratón. Dormía tranquilamente un león, cuando un ratón empezó a juguetear encima de su cuerpo. Despertó el león y rápidamente atrapó al ratón; y a punto de ser devorado, le pidió éste que le perdonara, prometiéndole pagarle cumplidamente llegado el momento oportuno. El león echó a reir y lo dejó marchar.Pocos días después unos cazadores apresaron al rey de la selva y le ataron con una cuerda a un frondoso árbol. Pasó por ahí el ratoncillo, quien al oir los lamentos del león, corrió al lugar y royó la cuerda, dejándolo libre. -- Días atrás -- le dijo --, te burlaste de mí pensando que nada podría hacer por tí en agradecimiento. Ahora es bueno que sepas que los pequeños ratones somos agradecidos y cumplidos. Nunca desprecies las promesas de los pequeños honestos. Cuando llegue el momento las cumplirán. Jean de La Fontaine (1621 – 1695) En el siglo XVII, un francés llamado Jean de La Fontaine escribe varios libros de Fábulas. Con ello obtiene mucho éxito en toda Europa. ¿Quién le pone el cascabel al gato? Un gato, llamado Rodilardo, causaba entre las ratas tal estrago y las diezmaba de tal manera que no osaban moverse de su cueva. Así, con tal penuria iban viviendo que a nuestro gato, el gran Rodilardo, no por tal lo tenían, sino por diablo. Sucedió que un buen día en que Rodilardo por los tejados buscaba esposa, y mientras se entretenía con tales cosas, reuniéronse las ratas, deliberando qué remedio tendrían sus descalabros. Habló así la más vieja e inteligente: -Nuestra desgracia tiene un remedio: ¡atémosle al gato un cascabel al cuello! Podremos prevenirnos cuando se acerque, poniéndonos a salvo antes que llegue. Cada cual aplaudió entusiasmada; esa era la solución ¡estaba clara! Mas poco a poco reaccionaron las ratas, pues ¿cuál iba a ser tan timorata? ¡Quién iba a atarle el cascabel al gato! Así he visto suceder más de una vez -y no hablo ya de ratas, sino de humanos-: ¿a quién no lo han golpeado los desengaños? Tras deliberaciones, bellas palabras, grandes ideas... y, en limpio, nada. Jean de La Fontaine: El gato y los ratones Tomás de Iriarte (1750 - 1791)Tomás de Iriarte, de las islas Canarias, procesado por la Inquisición y que murió de gota a los 41 años de edad es una de las figuras españolas que escribió con acierto algunas fábulas. El burro flautista (Sin reglas del arte, el que en algo acierta, acierta por casualidad.) Esta fabulilla, salga bien o mal, me ha ocurrido ahora por casualidad. Cerca de unos prados que hay en mi lugar, pasaba un borrico por casualidad. Una flauta en ellos halló, que un zagal se dejó olvidada por casualidad. Acercóse a olerla el dicho animal, y dio un resoplido por casualidad. En la flauta el aire se hubo de colar, y sonó la flauta por casualidad. «¡Oh!» dijo el borrico; «¡qué bien sé tocar! ¡Y dirán que es mala la música asnal!» Sin reglas del arte, borriquitos hay que una vez aciertan por casualidad. Tomás de Iriarte: Fábulas literarias LIBROS DE FABULAS ED. KALANDRAKA • CERCA • EL LEON KANDINGA • EL PEQUEÑO TIGRE RUGIDOR ED. OQO • • • • • EL ULTIMO CANTO LA TORTUGA QUE QUERIA DORMIR EL OSO Y EL CUERVO MAIRLUZ LA AVESTRUZ CAMINOS SIN NOMBRE ED EKARÉ • • • • • • • • • FABULA DE LA RATITA PRESUMIDA ZORRO UNA PIEDRA EXTRAORDINARIA EL CONEJO Y EL MAPU EL TIGRE Y EL CANGREJO SIETE RATONES CIEGOS EL PERRO, LOS CHIVOS Y EL TIGRE LA FABULA DE LA AVISPA AHOGADA EL LIBRO DE ORO DE LAS FABULAS DE ESOPO EDITORIAL MUNDO NEGRO • FABULAS AFRICANAS Cuentos Folklóricos Latinoamericanos: Fábulas de las tradiciones hispanas e indígenas (Spanish Edition) (Paperback) ED. THULE • EN LA NOCHE ED. IMAGINARIUM • • TRES CIEGOS Y UN ELEFANTE UNA FÁBULA DE ANIMALES ED. OLAÑETA • CUENTOS, LEYENDAS Y FÁBULAS DE LA INDIA ED. BEAOSCA • 21 FÁBULAS DE ESOPO PARA LEEER EN 10,MIN En África las fábulas no se cuentan sólo para deleitar, sino también, y sobre todo, para enseñar. Por eso no se cuentan muchas a la vez, ni el narrador puede ser cualquiera. Su marco tradicionalmente ha sido la noche, junto al fuego, y es un anciano el encargado de narrar, por su experiencia de vida, que le confiere en la comunidad autoridad moral.... FÁBULAS AFRICANAS En África las fábulas no se cuentan sólo para deleitar, sino también, y sobre todo, para enseñar. Por eso no se cuentan muchas a la vez, ni el narrador puede ser cualquiera. Su marco tradicionalmente ha sido la noche, junto al fuego, y es un anciano el encargado de narrar, por su experiencia de vida, que le confiere en la comunidad autoridad moral. LA ZORRA Y EL LEÓN SUDAN Un día los habitantes del valle se reunieron en consejo para una decisión muy importante. Había que solucionar un urgente problema. - Habréis advertido- empezó el buitre- que hay frecuentes peleas entre los habitantes de nuestro valle y nuestros vecinos. ¿No sería mejor que encargásemos a algunos de nosotros para apoyar nuestras razones y defender nuestros derechos? - ¡Óptima idea es la tuya!- comentó el conejo-. Así podremos dedicarnos a las labores domésticas con paz y tranquilidad, sin tener que mirar quién hay a nuestras espaldas. Y empezaron las discusiones. Uno quería elegir al gato, porque tiene el paso tan silencioso que puede acercarse a cualquiera sin que lo vean. Otro prefería al ratón, porque puede meterse por todas las rendijas y prevenir las jugadas del enemigo. Había que optar por el elefante, porque con sus bramidos se impondría ciertamente a los demás. - Os equivocáis- dijo la mona-, yo opino que debemos elegir al que sea más astuto y más fuerte. Todos estuvieron de acuerdo, pero cuando se trató de decidir quién era el más astuto y más fuerte, empezaron las contiendas. - Yo- concluyó finalmente la gallina- conozco un animal como no existe otro en la jungla. Y con esto se disolvió la asamblea. Durante la noche la zorra fue a ver al león - Mira, amigo,- le dijo- es sabido que yo soy la más astuta de todos los animales y que ninguno te iguala en fuerza. ¿Qué te parece si trabajamos juntos? Lo que no se ha encontrado nunca en un animal solo, se encuentra centuplicado en nosotros dos. Todavía no se habían apagado los gritos de alegría por la elección de la zorra y del león como delegados del pueblo, y ya estaba la gallina en las fauces de la zorra. - Pero- decía la infeliz- te hemos elegido para defendernos. ¿Así nos pagas? - Bien ves que mis ocupaciones no me permiten ir a cazar. Además, necesito un alimento abundante y sustancioso. Tú, sé valiente y sacrifícate por el pueblo como me sacrifico yo. - ¡Déjame, por favor!, que yo soy también pueblo- gimoteaba la gallina-; no me obligues a llamar al león. Pero, aunque lo hubiera llamado, éste no hubiera acudido porque estaba ocupado en deshacerse del gato. - Me parece que nuestros representantes se divierten a nuestra costa- se atrevió a decir una noche el conejo. - Es verdad- susurró la gacela-, pero callémonos, por favor, si no queremos acabar como la gallina y el gato. Al día siguiente la gacela y el conejo perecieron, no se sabe cómo, víctimas de un accidente, y acabaron en el plato de sus representantes. Pronto se extendió el terror por toda la selva; hasta la crítica más pequeña al régimen era oída por la zorra y castigada por el león. De modo que, uno tras otro, los animales se vieron obligados a irse del valle y pedir asilo político a sus amigos de los alrededores. Y mientras los pobres exiliados se alejaban silenciosamente, el buitre desde lo alto de una roca silbaba una canción que comenzaba así: Si entre desdichas mil no deseas vivir, a violentos y astutos cuida de no unir. LA REPÚBLICA DE LOS ANIMALES (Fábula kikuyu, KENIA) - ¡Qué vida tan tonta nos toca vivir!- dijo un día el conejo estirando las patas de atrás. - Tienes razón- dijo el pequeño zorro-; hace infinidad de años que no ocurre en la selva nada de extraordinario, distinto de lo corriente. - Y, por añadidura, mi padre, antes de dormirse- siguió diciendo el leoncito-, me aburre con las acostumbradas historias de sus tiempos... “¡Cuando las selva sufría unos períodos larguísimos de sequía, entonces sí que había que sudar de lo lindo para procurarse comida! Ahora en cambio los períodos de lluvia y de buen tiempo se suceden con regularidad matemática y todo crece debajo de tus pies sin esfuerzo alguno. Vosotros los jóvenes no sabéis lo que significa estar cansados.” - No te creas que tu padre es el único que te hace esos sermones- repuso el conejo-. El mío, por ejemplo, nos sigue diciendo: “Haced economías, hijitos; guardad algo ahora que hay abundancia., porque las cosas pueden cambiar. Yo he tenido que andar un día entero para encontrar un puñado de hierba seca.” Es realmente un tormento tener que vivir con estos viejos que sólo saben refunfuñar. Un cuervo, que desde lo alto de un árbol lo había oído todo, graznó: - Amigos, ¿qué os parece si dejamos a nuestros viejos con sus lamentaciones y nos vamos a un país en el que sólo haya jóvenes? - ¡Eso sí que es hablar bien!- sentenció el pequeño zorro-.¡No es justo que desperdiciemos nuestra juventud! Y, diciendo esto, se marcharon alegremente. Cuando el sol se ocultó tras las montes, los cuatro amigos pensaron detenerse en una gruta para comer. - ¿Hay alguien que haya traído algo de comer?- preguntó el zorro. - ¡Qué mala sombra! Nos hemos olvidado. Pero no temáis, yo me ocupo de esodijo - el cuervo-. Saltando de rama en rama llegó a lo más alto de un árbol y luego se fue. - Esperemos que nos traiga algo bueno- comentaron los demás. - Tenemos mala suerte, amigos- dijo el cuervo regresando poco después con el pico seco-. Pero me he enterado que más allá de esos montes del fondo hay un valle muy fértil. Y los cuatro amigos reanudaron su marcha con un hambre feroz que les roía el estómago. - Nuestros viejos refunfuñaban, -dijo el leoncito-, pero nos daban de comer. Los otros se callaron, porque pensaban lo mismo. Anduvieron muchísimo. El sol se alzó en el cielo mientras los cuatro avanzaban lentamente con la lengua colgando y la cabeza dándoles vueltas por el cansancio. - ¡Vamos a pararnos aquí!- ordenó el león. Todos se recostaron en unas matas y se durmieron. Pero el zorro se despertó en medio de la noche. - ¡Madre mía, qué hambre! – se lamentó tocándose el estómago. Luego, viendo al cuervo que dormía a su lado, le dijo: ¡Tú nos has metido en esta estúpida aventura! Y con un profundo sentimiento de desprecio se le echó encima comiéndoselo con plumas y todo. - ¿Dónde está el cuervo?- preguntaron los demás a la mañana siguiente. - Ese vil traidor habrá huido durante la noche- contestó el zorro procurando no sonrojarse por la vergüenza. Al anochecer el tercer día, el conejo no quiso seguir adelante. - Te aseguro que el valle de los jóvenes está muy cerca- rugió el león. - Pues yo digo que no ando más- dijo el conejo. - Entonces vamos a pararnos, puesto que tú quieres tener siempre razónconcluyó el zorro, que ya se relamía pensando en las tiernas carnes del joven roedor. A la mañana siguiente, en efecto, se encontraron solamente el león y el zorro. - ¿Dónde habrá ido el conejo?- preguntó el león. - Está claro. Anoche quiso detenerse y habrá acabado como el cuervo. Los amigos, que ya eran sólo dos, reanudaron el camino jurándose mutua fidelidad. Hubo un momento en que dijo el león: - Me asombra lo ligero que andas, sin dar signos de cansancio. - ¿Qué quieres , compadre león? Nosotros los zorros somos resistentes. - Pues temo que te has comido al cuervo y al conejo. - ¡Qué cosas se te ocurren! - Llevamos ya cuatro días andando, yo, que soy un león, me estoy muriendo de hambre y tú, miserable zorro, estás vigoroso como uno que va de paseo. Así es que déjate de historias. O yo me muero de hambre o... El zorro se encogió todo lo que pudo, pero el león consiguió ponerle una pata en la cabeza y se lo comió en dos bocados. Sin embargo, poco después, al superar el montecillo, el rey de la selva se encontró en el fértil valle entrevisto a lo lejos por el cuervo. - ¡Qué malo he sido deshaciéndome del único compañero que me quedaba! Ahora podríamos vivir los dos felices y contentos –gimió -. No había acabado de secarse las lágrimas, cuando oyó a unos cazadores que decían: - ¡Mira qué ejemplar tan magnífico! Procuremos no estropearle la piel. El infeliz animal miró en torno aterrorizado, pero era ya demasiado tarde: una lanza le hirió en la garganta, matándolo. Precisamente en eso momento, a lo lejos, los ancianos padres del conejo, el cuervo, el zorro y el león inventaban el proverbio que dice: El que quiera a toda costa su vida entera cambiar perderá siempre la barca y terminará en el mar. ALEJANDRO DA VINCI EL ASNO Y EL HIELO Érase una vez un asno que estaba tan cansado que no tenía fuerzas para caminar hasta el establo. Como era invierno hacía mucho frío y todas las calles estaban heladas. - Yo me quedo aquí- dijo el asno tumbándose en el suelo. Un gorrioncillo hambriento se acercó a él y le dijo al oído: - Asno, date cuenta de que esto no es un camino y estás sobre un lago helado. Ten cuidado. El asno, vencido por el sueño, dio un gran bostezo y cayó dormido. Pero el calor de su cuerpo empezó poco a poco a deshacer el hielo, hasta que, de un chasquido, el hielo se rompió. Al verse dentro del agua, el asno se despertó alarmado; pero ya era demasiado tarde, y se ahogó.