PATRIMONIO EN DEFENSA. Jornadas sobre el Patrimonio Histórico, Técnico e Industrial en el ámbito militar Octubre 2009 Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico Dirección General de Relaciones Institucionales de la Defensa NSA. E F rico, E ó t D s i N H nio IO E itar o l i N m i m O r t o a IM it PATR s sobre el P en el ámb ial da Jorna e Industr co Técni ensa e la D co istóri ionales d H o i stituc imon l Patr ciones In e d z a ndalu al de Rel r uto A Instit ión Gene c c Dire b Octu re 9 200 Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico CONSEJERÍA DE CULTURA ef Veleta de artillero en la Real Fábrica de Artillería Presentación El Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico junto con la Dirección General de Relaciones Institucionales de la Defensa, convocó Patrimonio en Defensa. Jornadas sobre el Patrimonio Histórico, Técnico e Industrial en el ámbito militar,que se celebraron los días 7, 8 y 9 de octubre de 2009 en la sala de conferencias del recinto del Monasterio de la Cartuja en Sevilla. En ellas, se analizó la importancia del patrimonio técnico-industrial militar y su puesta en valor como elementos claves del patrimonio cultural y tecnológico de España. Las jornadas se centraron en instalaciones e infraestructuras significativas tanto históricamente como en la actualidad. La Fábrica de Artillería de Sevilla, la Real Fábrica de Municiones y Armas de Trubia (Asturias), el patrimonio militar de la bahía de Cádiz, las maestranzas aéreas, o el caso de los nuevos usos del patrimonio militar en Toledo fueron los principales hitos analizados. Ejes temáticos de las jornadas * Los antecedentes de la Fábrica de Artillería de Sevilla son las instalaciones industriales promovidas por la familia Morel en torno a 1565.Hacienda se hace cargo del complejo en 1634 y los fundidores se vinculan a la producción con contratos de hasta diez años. En 1717, los comandantes de artillería asumen la dirección de la factoría. El 6 de febrero de 1932, las dependencias quedan incluidas en el Consorcio de Industrias Militares y 27 años después pasan a la empresa nacional Santa Bárbara, del Instituto Nacional de Industria. * La Real Fábrica de Trubia es el testimonio más temprano de la industrialización asturiana. Nace de la decisión Carlos IV de alejar los centros de producción militar de la frontera francesa. De esta forma, la planta se instaló a finales del siglo XVIII en Trubia por razones estratégicas y por la cercanía de minas para su abastecimiento. La fábrica respondía al concepto de producción autosuficiente, por lo que llegó a contar con instalaciones industriales completas (altos hornos de carbón, talleres, forjas, ferrocarril) y poblado, huertos y capilla. * La posición marítima y estratégica de toda la Bahía de Cádiz ha generado un enorme patrimonio de carácter militar. Esta vinculación de la zona a la actividad de Defensa ha dado lugar a la coexistencia de espacios tan significativos para el patrimonio histórico como el Real Observatorio, el Instituto Hidrográfico o el Museo Naval de San Fernando y de infraestructuras de gran relevancia técnico-industrial, como la propia Base de Rota. * El 3 de abril de 1940 se crean siete maestranzas aéreas. Tablada, que funcionaba desde 1926 como Parque Regional Sur, pasó a denominarse Maestranza Aérea de Sevilla (MAESE). Sevilla fue escenario de acontecimientos históricos y, al igual que las otras maestranzas españolas, ha sido impulsora de un importante trabajo tecnológico que ha revertido en la industria aeronáutica española. * La Fábrica de Armas de Toledo se comienza a construir a finales del siglo XVIII con un proyecto de Sabatini para una fábrica de armas blancas que aprovecha la energía del río Tajo. Durante 2 siglos se consolida una ciudad industrial con cerca de cincuenta edificios que representan una superficie de 50.000 metros cuadrados en un espacio de unas 12 hectáreas. Patrimonio en Defensa. 3 Organización Las jornadas fueron organizadas por la Dirección General de Relaciones Institucionales de la Defensa y el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH). Colaboración Área de Gestión de Patrimonio Subdirección General de Patrimonio Histórico - Artístico. Acuartelamiento "Infante D. Juan" Inspección Militar Fija en GDSDS Factoría General Dynamycs - Santa Bárbara Maestranza Aérea de Sevilla Acuartelamiento de Tablada Área de Inspecciones Industriales Subdelegación de Defensa de Sevilla Acuartelamiento de Tablada 4. Patrimonio en Defensa Programa Miércoles, 7 de octubre Mañana 9.00 Recepción y acreditación de participantes. 10.00 Presentación de las jornadas con una ponencia sobre la importancia del patrimonio militar. José Cristóbal Luengos Conde 11.00 La Fábrica de Artillería de Sevilla. Julián Sobrino Simal 12.00 Descanso - Café 12.30 Maestranzas aéreas. José Gabriel Díaz Alonso 13.30 Propuestas sobre el patrimonio militar en Toledo. Diego Peris 12.00 Salida para el aeropuerto 12.30 Visita a las instalaciones del avión militar A 400-M Visita a las instalaciones del carro de combate Leopard. Tarde 17.00 Evolución desde una industria militar a una al servicio de la defensa. Desde la Guerra Civil hasta nuestros días Francisco José Gómez Ramos 18.00 Descanso - Café 18.30 Mesa redonda sobre la situación del patrimonio histórico y técnico-industrial militar. (Julián Sobrino, José C. Fernández, Francisco J. Gómez Ramos y Álvaro Martínez Novillo) Tarde 17.00 Visita guiada de dos horas a la Fábrica de Artillería de Sevilla. Viernes, 9 de octubre Mañana Jueves, 8 de octubre Mañana 10.00 Historia de la Real Fábrica de Trubia. Aurelio Valdés Sánchez 11.00 El caso de la Bahía de Cádiz. José Carlos Fernández 10.00 Visita a las instalaciones del carro de combate Leopard. Visita a las instalaciones del avión militar A 400-M 12.30 Cierre de las jornadas con la presentación de conclusiones. 13.00 Visita a las instalaciones del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico. Patrimonio en Defensa. 5 Naves sector de Maritz Real Fábrica de Artillería. Fotografía R. Rodríguez 6. Patrimonio Histórico del Ministerio de Defensa El Patrimonio Histórico del Ministerio de Defensa, su Patrimonio Técnico Industrial. D. José Cristóbal Luengos Conde Teniente Coronel de Artillería Las Fuerzas Armadas, en el transcurso del tiempo, se han convertido en las depositarias de un riquísimo y variado patrimonio de bienes históricos, artísticos y documentales. Estos bienes, unidos indisolublemente a la propia historia de España, se custodian hoy en día en sus Unidades, Centros y Organismos así como en Museos y Archivos Militares. En el año 2001 la Comisión de Defensa del Congreso aprobó por unanimidad una proposición no de ley, en la que instaba al Ejecutivo a promover la Cultura de Defensa en la ciudadanía, de manera similar a la de otros países de nuestro entorno. Para el desarrollo de este proyecto, la Dirección General de Relaciones Institucionales ha realizado un Plan Director de Cultura de Defensa, hoy en día en proceso de revisión y ampliación, que entre otros aspectos tiene como objetivo “preservar y dar a conocer el patrimonio histórico, artístico y cultural de las Fuerzas Armadas y su aportación al desarrollo histórico, social y cultural de España”, siendo éste uno de los objetivos prioritarios de la Cultura de Defensa. De esta Dirección General dependen funcionalmente, los siguientes Órganos Culturales Superiores de los Ejércitos: El Instituto de Historia y Cultura Militar, organismo que encuadra, entre otros a los Museos y Archivos del Ejército de Tierra. El Órgano de Historia y Cultura Naval con su Museo Naval y Secciones Delegadas; además de sus archivos científicos e históricos. El Servicio Histórico y Cultural del Ejército del Aire con su Archivo Histórico y el Museo de Aeronáutica y Astronáutica. El Archivo Histórico del Órgano Central y los MuseosColección de Sanidad, Farmacia y Veterinaria. La Subdirección General de Patrimonio Histórico-Artístico, dependiendo orgánicamente de la Dirección General de Relaciones Institucionales, es el órgano ejecutivo de la política cultural del Ministerio de Defensa. Realiza sus funciones mediante una programación centralizada de las actuaciones a seguir en los Archivos y Museos Militares en la línea de lo especificado por la Ley 16/85 de Patrimonio que, en base a la Constitución, establece como deberes y atribuciones esenciales de la Administración del Estado la garantía de la conservación del patrimonio histórico y cultural español, así como la promoción de su enriquecimiento, fomento y tutela del acceso de los ciudadanos al mismo. EL PATRIMONIO INMUEBLE Muchos son los edificios que actualmente gestiona el Ministerio de Defensa, aunque no todos fueron construidos por y para fines militares, siendo muchos de ellos, adquiridos a través de compras y cesiones. La Administración Militar es titular de los Cuarteles Generales del Ejército, Armada y Aire en Madrid. La sede del primero, el Palacio de Buenavista, fue mandado construir por el duodécimo Duque de Alba en 1777. Es de los pocos palacios que quedan en este entorno de Madrid y guarda entre sus muros un patrimonio artístico muy notable, así como interesantes avatares históricos. El Cuartel General de la Armada data de los primeros años del siglo XX y fue construido como sede del entonces Ministerio de Marina. El del Ejército del Aire es más reciente, de los años cincuenta del pasado siglo, constituyendo un conjunto arquitectónico y urbanístico único en pleno barrio de Moncloa de Madrid. Patrimonio en Defensa. 7 Las antiguas Capitanías Generales han sido también una muestra del esplendor arquitectónico. Tal es el caso del antiguo Palacio del Duque de Lerma, Palacio Real durante el breve periodo del reinado de Felipe III en que Valladolid fue capital de España y durante muchos años sede de la Capitanía de la 7ª Región Militar o del antiguo Real Monasterio de Predicadores de Santo Domingo y más conocido como Capitanía General de Valencia. Está ligado a la historia de la capital levantina desde 1238 y es referente obligatorio en la arquitectura de la ciudad. Otros referentes son el Palacio de la Chata en Madrid, sede del Mando Aéreo General, el Palacio de la Almudaina de Palma de Mallorca, sede de la Comandancia General de Baleares, o del Palacio de Capitanía de Barcelona, sede de la Inspección General del Ejército de Tierra. El Ministerio de Defensa conserva en la actualidad más de una veintena de fortificaciones destacables. Figuran inmuebles tan importantes como los Alcázares de Segovia y Toledo, la Torre del Oro de Sevilla o el Castillo de Villaviciosa de Odón. Especialmente significativos son los ejemplos de fortificación abaluartada, destacando aquellos construidos en los siglos XVII y XVIII, ubicados primordialmente en el oriente de España. En el sur, las Murallas de Melilla y las fortaleza del Desnarigado y el Hacho en Ceuta y en Norte, con la impresionante fortaleza de San Fernando en Figueras, inmensa fortaleza construida según el sistema Vauban de 32 hectáreas de superficie, única en Europa por sus dimensiones y estado de conservación, toda una red de fortalezas y castillos jalonan la geografía peninsular. Significativos por su emplazamiento son los Castillos de Galeras en Cartagena y San Carlos en Palma de Mallorca. Seguramente, el ejemplo más completo del sistema podemos encontrarlo en Menorca. En la bahía de Mahón se muestra toda la historia del baluarte y casi de la fortificación en su conjunto, desde la traza italiana de Calví y las complejidades del sistema Vauban en los restos del Castillo de San Felipe, hasta el avanzado sistema Montalembert en la fortaleza de Isabel II, amén de constituir un ejemplo único de la evolución de la artillería a lo largo de más de cinco siglos. Edificios singulares son también las sedes de los centros de enseñanza militares. Como ejemplos, destacan, el antiguo convento de San Francisco de Segovia que conserva la historia del Arma de Artillería, el espléndido edificio de la Academia de Caballería de Valladolid, la Academia General Militar de Zaragoza o la Academia de Infantería en Toledo. EL PATRIMONIO MUEBLE La riqueza del patrimonio mueble a cargo del Ministerio de Defensa es realmente impresionante, solamente comparable por su extensión con el de la Iglesia, aunque quizá su rasgo distintivo sea la variedad sorprendente y su riqueza en cuanto a elementos técnico - industriales. Los Ejércitos han conservado estos fondos como testigos 8. Patrimonio Histórico del Ministerio de Defensa mudos de las peripecias del devenir militar español a través de los siglos. Se cuenta con un patrimonio importante en Bellas Artes. Numerosos pintores como Goya (Palacio de Buenavista), Cusachs, el más prestigioso pintor militar (12 pinturas en el Palacio de Capitanía de Barcelona) o el africanista Bertuchi (Residencia Militar de Barcelona), tienen obra fuera de los museos militares. En escultura, relieve o grabado podemos decir otro tanto. En el amplio campo de las artes aplicadas la presencia de fondos interesantes es abrumadora. Basta con visitar el Palacio de Buenavista para poder comprobarlo. La cerámica y el forjado que embellecen acuartelamientos del sur de España es significativa. Muy importante también es la muestra de arqueología industrial. Las Fábricas Militares de Trubia, Oviedo, Granada o Murcia han dejado un testimonio fundamental de los inicios y la pujanza de la industria militar en nuestro país. Por ejemplo, a través de las fábricas asturianas podemos seguir perfectamente la evolución de la siderurgia o la formación de los aprendices. También los instrumentos científicos tienen un importante lugar: brújulas, sextantes, astrolabios, teodolitos, microscopios… Aparataje diverso de prueba: dinamómetros textiles, cañones y fusiles probeta. Material sanitario: botiquines de campaña, laboratorios completos, o logístico: instalaciones, equipos, utensilios, algunos de ellos centenarios. Abundan también documentos gráficos de gran interés para la historia, como los conservados en el archivo de la revista La Legión en Almería, así como numerosas piezas que recuerdan a personajes históricos, desde el capote de Manolete en el Regimiento de Artillería nº 42, donde hizo su servicio militar, hasta la “charosca” que regaló el zar Nicolas II al Regimiento Farnesio o el sillón donde falleció el General Prim tras el atentado de la calle del Turco, conservado en el Palacio de Buenavista. Muy significativas son las colecciones fotográficas de todas las Unidades que muestran el devenir histórico de la vida de las mismas a través de actos, festividades, maniobras, ejercicios, etc. A veces, el protagonista es el joven español y su paso por el servicio militar. Se conservan desde los bombos de sorteo, hasta el mobiliario de los dormitorios, los viejos sillones de barbero o los antiguos utensilios de los centenarios botiquines con sus libros de reconocimiento médico. Desde luego, abunda en este inventario lo que podemos enmarcar en el amplio espectro de la militaria: uniformes, vexilia, equipos, armamento, vehículos e instrumentos variados de aviones y buques de combate. Muchos de estos fondos, especialmente el material pesado de los últimos ochenta años del Ejército de Tierra, que tiene escasa representación en los museos militares, está distribuido por unidades militares a lo largo y ancho del territorio: el mítico 38,1 de costa de la Batería de la Mola en Mahón o los también famosísimos cañón alemán 88 antiaéreo o el carro ruso T-26 son una muestra de ello. Más adelante se detalla el proceso que se ha llevado y que se lleva a cabo para su inventario y gestión así como la herramienta informática que lo posibilita. LOS MUSEOS MILITARES Otros Museos Colección, como el de Farmacia Militar cuenta con fondos de primer orden científico, sólo comparables a los que guarda el Museo de la Academia de Artillería de Segovia. El Museo del Alcázar de la misma ciudad, con 600.000 visitantes al año, es el museo militar más visitado de todos ellos, regido en la actualidad por un Patronato entre el Ayuntamiento de la ciudad y la Academia de Artillería. En cualquier caso, estos museos y colecciones permiten acercarse a aspectos muy concretos del mundo militar: el paracaidismo, el ejército africanista, los medios acorazados, las unidades de montaña… La treintena de museos militares españoles incluyen principalmente dos niveles. En el primero están los Museos Centrales de los tres Ejércitos: el Museo del Ejército, el Museo Naval y el Museo de Aeronáutica y Astronáutica. En el segundo, los Museos Históricos Militares del Ejército de Tierra y las Secciones Delegadas del Museo Naval de la Armada que se distribuyen por todo el territorio español en ciudades sedes de antiguas Capitanías o Comandancias Generales. Se trata de los Museos de La Coruña, Burgos, Sevilla, Cartagena, Valencia, Palma de Mallorca, Mahón, Ceuta, Melilla y Santa Cruz de Tenerife, por parte del Ejército, y El Ferrol, Cádiz, Sevilla, Cartagena y Las Palmas de Gran Canaria por parte de la Armada. El origen de estos centros, la importancia de sus colecciones y su proyección externa es muy diversa. El Museo del Ejército cumplidos sus 200 años de historia y tiene un futuro prometedor como destinatario de uno de los proyectos museológicos más importantes del Estado, en el Museo del Ejército en su nueva sede del Alcázar de Toledo de inminente inauguración. El Museo Naval, creado en 1843, cuenta con una adecuada adaptación museográfica, que lo convierten en un referente en la Historia Naval. El Museo de Aeronáutica y Astronáutica es mucho más moderno, nace en 1966 y está ubicado junto al histórico Aeródromo de Cuatro Vientos. Los fondos de estos museos centrales tienen gran importancia. El Museo del Ejército cuenta con más de 30.000 fondos y colecciones únicas en el mundo, como la de artillería antigua, la de la Casa Ducal de Medinaceli o la de “banderas blancas”. El Museo Naval y el de Aeronáutica y Astronáutica tienen menos fondos, pero son singulares por algunas de sus colecciones y el enorme interés de algunos de sus fondos, como las maquetas y modelos y la carta de Juan de Cosa, el primero, o los motores aéreos y el autogiro de la Cierva el segundo. Distinto es el caso de los Museos Históricos y Secciones Delegadas muy vinculados al territorio donde se ubican. Los Museos, cada uno a su manera, también inciden en el peso específico de lo militar en su zona de ubicación. Las referencias a María Pita en La Coruña, al General Gutiérrez y su enfrentamiento con Nelson en Santa Cruz de Tenerife, el General Castaños en Sevilla, al tratadista Villamartín en Valencia o a Isaac Peral en Cartagena son una buena muestra. LOS ARCHIVOS MILITARES Desde la 2ª mitad del siglo XIX, los ejércitos españoles han contado con sus propios sistemas archivísticos, entendiendo por ello el conjunto de organismos, instalaciones, servicios administrativos, normas y medios humanos y contenidos que han hecho posible la utilización de documentos de las Fuerzas Armadas desde su nacimiento hasta su destrucción o ubicación definitiva en un archivo para su conservación permanente. Tras la creación del Ministerio de Defensa, en 1977, se hizo necesaria la integración de todas esas estructuras en un Sistema Archivístico común en el que, además, se adaptaron las normas de la legislación sobre patrimonio histórico, surgido después de la Constitución de 1978, y se actualizaron conceptos archivísticos. El reto consistía en crear un sistema único e integral en todos los Archivos Militares; se trataba de convertir a estos en no sólo órganos fundamentales para la gestión de la Administración Militar, sino, también, en centros abiertos a los ciudadanos que podrían requerirlos para hacer valer sus derechos o para el estudio del pasado de nuestras Fuerzas Armadas. El Reglamento de Archivos Militares, aprobado por Real Decreto de 4 de diciembre de 1998, ha sido el instrumento legal para dar respuesta a estas necesidades. Tras su aprobación, toda una serie de actuaciones han ido concretando, día a día, los objetivos fijados. El Sistema Archivístico de la Defensa está constituido por los órganos de dirección, planificación y ejecución del Ministerio de Defensa, responsabilizados de la normativa común de la coordinación de los archivos y la planificación, y cuatro subsistemas archivísticos coordinados: Subsistemas Archivísticos del Ejército de Tierra, Armada, Ejército del Aire y Órgano Central que abarca todos los organismos dependientes del Ministerio de Defensa no incluidos en algunos de los subsistemas anteriores. Patrimonio en Defensa. 9 El Real Decreto que aprueba el Reglamento de Archivos Militares declara como “Archivos Nacionales” los siguientes archivos históricos: - General Militar de Segovia. - General Militar de Madrid (nueva denominación de Archivo Central del Servicio Histórico Militar). - General Militar de Guadalajara. - General Militar de Ávila. - Cartográfico y de Estudios del Centro Geográfico del Ejército. - General de la Marina “Alvaro de Bazán”. - Museo Naval - Histórico del Ejército del Aire. Como ejemplo, el Archivo General Militar de Madrid nace en 1939, teniendo su origen en el Depósito de la Guerra que a su vez se originó en 1810 dependiendo del Cuerpo de Estado Mayor. El Depósito de la Guerra se componía de dos secciones, una de geografía y topografía y otra de historia y estadística militar. El entonces Servicio Histórico Militar hereda la sección de historia y estadística y los documentos de la Comisión Histórica de las Campañas de Marruecos e incorpora los documentos derivados de la Guerra Civil. Actualmente es un centro especializado en investigación histórica remota y sus fondos están cerrados a transferencias desde otros archivos intermedios. Otro ejemplo significativo de los archivos del Ejército de Tierra es el Archivo Cartográfico y de Estudios del Centro Geográfico del Ejército, que tiene sus raíces en el Depósito de la Guerra, sección de Geografía y Topografía. El Archivo General de la Marina “Alvaro de Bazán” fue creado en 1948 debido a la presión que soportaba el Archivo Central del Ministerio de Marina. Se logró gracias a la cesión del Palacio de los Marqueses de Santa Cruz a la Armada en régimen de alquiler. Sus fondos provienen del Archivo Central y de las tres Zonas Marítimas. Recientemente, se ha creado en Madrid, en el Acuartelamiento “Infante D. Juan” el Archivo Histórico del Ministerio de Defensa que recoge la documentación histórica de los Centros y Organismos del Órgano Central, no dependientes directamente de los tres Ejércitos. Información general referida a todo este Patrimonio Histórico Inmueble, Museos y Archivos se recoge en un apartado de la página Web del Ministerio de Defensa de España, dedicada específicamente a la Cultura de Defensa. INVENTARIO Y GESTIÓN DEL PATRIMONIO HSITÓRICO MUEBLE EN UNIDADES, CENTROS Y ORGANISMOS Según define la Instrucción que regula el inventario y gestión del Patrimonio Histórico Mueble del Ministerio de Defensa, se define como bien integrante del Patrimonio Histórico Mueble del Ministerio de Defensa, todo objeto perteneciente al Ministerio de Defensa, sea de carácter técnico, artístico, científico histórico o militar que por su valor intrínseco o por su significación histórica, general o limitada a la esfera de una determinada UCO, es exponente significativo de la actividad de los ejércitos a lo largo del tiempo y de su participación en la sociedad y como tal forma parte del Patrimonio Histórico Español. De hecho, la práctica totalidad del Patrimonio Histórico Militar tiene su origen en los objetos, que han sido utilizados por las diferentes Unidades, Centros y Organismos en el cumplimiento de sus fines, desde donde han ido a engrosar los fondos de los Museos Centrales (Ejército, Naval y de Aeronaútica y Astronaútica), Museos Regionales y Secciones Delegadas del Museo Naval, además de las Colecciones específicas, radicadas normalmente en los Centros de Enseñanza y Órganos Logísticos y particulares de las propias Unidades. En 1932 el Depósito Hidrográfico, dedicado a los estudios históricos y geográficos de la Marina, se integró en el Museo Naval configurando un archivo con personalidad propia. Hoy se denomina Archivo del Museo Naval. Posteriormente, en 1942, el Museo Naval acogería también el Instituto Histórico de la Marina. En la actualidad, la documentación sin valor administrativo producida por el Cuartel General de la Armada se transfiere al Archivo Central de la Administración. En una estimación aproximada, el número total de fondos existentes en estas tres categorías de Instituciones es prácticamente similar y se puede evaluar en unos 60.000 fondos en cada una de ellas. El Archivo Histórico del Ejército del Aire está ubicado en el Castillo de Villaviciosa de Odón. Fue creado en 1972 para clarificar y custodiar toda la documentación con más de 30 años producida por el Ejército del Aire y considerada de valor histórico. Inicialmente, sus fondos procedían del Archivo del Ministerio del Aire y posteriormente del Cuartel General del Aire y de las Bases y Zonas Aéreas, así como del personal de tropa que haya desempeñado sus servicios en el Ejército del Aire y que sean transferidos por los Centros de Reclutamiento al alcanzar el personal la licencia absoluta. Por tanto, si es importante la labor de inventario en los propios Museos, también lo es, y en opinión de la Subdirección General de Patrimonio Histórico Artístico del Ministerio de Defensa, lo es aún más en las propias Unidades, “vivero” de fondos del resto de las Instituciones Museísticas. Este trabajo es comparativamente más delicado y sensible, dado que en las Unidades, su razón de ser es operativa y los objetos cuando dejan de tener la utilidad práctica para la que han sido fabricados o asignados entran, en su mayor parte, en la cadena logística para su enajenación. 10. Patrimonio Histórico del Ministerio de Defensa INVENTARIO SISTEMÁTICO DE PATRIMONIO HISTÓRICO MUEBLE La experiencia llevada a cabo con el inventario de las Unidades disueltas o trasladadas no sólo preservó los fondos inventariados en el proceso sino, más importante, descubrió que en Unidades aparentemente modestas desde un punto de vista patrimonial, existían fondos muy interesantes. Lógicamente, no se descubrieron muchas “joyas” en el campo de las Bellas Artes, pero sí elementos muy interesantes en Patrimonio Industrial, Instrumentos Científicos y Técnicos, Maquetas, Modelos, etc, amén de lo esperado en las áreas “típicamente militares” como podían ser las Armas, Uniformidad, Enseñas, etc. Se inventariaron fondos que no existían representados en el propio Museo del Ejército y que las Unidades conservaban por iniciativa propia. Obtenida esta información sobre las posibilidades que ofrecía el inventario sistemático de las Unidades, se puso en marcha a partir del año 1995 un programa de inventario que comenzó con las Fábricas de Armas pertenecientes a la Empresa Estatal Santa Bárbara y Empresa Nacional Bazán de construcciones navales. Paralelamente se fueron inventariando los diferentes Hospitales Militares, Unidades del Órgano Central del Ministerio y otras del Ejército de Tierra. En la Armada se comenzó el proceso de inventario en el año 2000, finalizando el inventario de sus Instalaciones en tierra el pasado 2008. De igual manera, se ha continuado trabajando sobre el Ejército de Tierra específicamente sobre los edificios singulares del mismo, como son su Cuartel General y aquéllos que fueron sede de las antiguas Capitanías Generales. El Ejército del Aire fue inventariado en su totalidad durante los años 2002 y 2003, continuándose con el proceso en otras Unidades del Órgano Central. De esta manera también se ha contribuido al cumplimiento de lo que establece la Ley de Patrimonio 16/1985, en su Título III, dedicado a Bienes Muebles, artículo 26 “ La Administración del Estado, en colaboración de las demás Administraciones competentes, confeccionará el Inventario General de aquellos bienes muebles del Patrimonio Histórico Español no declarados bien de interés cultural que tengan singular relevancia” Junto a esta labor de inventario específico en Unidades, los fondos existentes en Museos Regionales del Ejército de Tierra, Secciones Delegadas del Museo Naval y Museos Específicos del ámbito sanitario (Sanidad, Farmacia y Veterinaria) han sido inventariados sistemáticamente en sucesivas campañas realizadas con personal contratado mediante Convenio entre el INEM y el propio Ministerio de Defensa. En cada Órgano Cultural Superior de cada Ejército (Instituto de Historia y Cultura Militar del Ejército de Tierra, Órgano de Historia y Cultura Naval en la Armada y el Servicio Histórico y Cultural del Ejército del Aire), una Sección del mismo lleva a cabo el seguimiento de los bienes muebles inventariados. Este proceso no es estático, sino que, una vez inventariadas las Unidades, las mismas pueden proponer de alta en este inventario aquellos bienes muebles que estimen oportuno, siguiendo un criterio similar al empleado anteriormente. Cada Ejército autoriza las altas en el inventario, pero es únicamente el Órgano Superior del Ministerio de Defensa el que puede autorizar las eventuales bajas. En una palabra, es muy fácil incrementar el Patrimonio y dificultosas las bajas en el mismo. También cada Ejército es responsable del movimiento de sus fondos, reasignándolos a las Unidades que estime oportuno en caso de posteriores disoluciones o traslados, o bien de su asignación definitiva a un Museo Regional o Central Un resultado “intangible”, pero más importante aún que la recuperación del Patrimonio en sí, lo constituye la mentalización que se ha creado en prácticamente la totalidad de las Unidades, labor que no ha sido tarea exclusiva del Órgano Central sino realizada en colaboración con los Organismos Culturales de los propios Ejércitos. SISTEMA -MILES- DE INVENTARIO Y GESTIÓN DEL PATRIMONIO HISTÓRICO MUEBLE En base a las necesidades que han ido surgiendo durante estos años, una vez ya completado el proceso general en más de un 70 % del mismo, se ha puesto en marcha el desarrollo de una nueva aplicación que permita crecer en el futuro y gestionar adecuadamente el control del Patrimonio. La idea base es que la incorporación de fondos al Sistema sea muy sencilla, se proponga desde las propias Unidades y sea autorizada o validada su incorporación al mismo por los organismos responsables de la cadena cultural de cada Ejército. Por tanto la aplicación informática debe ser accesible para todas las Unidades sin depender de un hardware específico, funcionando a través de la Intranet de las Fuerzas Armadas, como ocurre con otras aplicaciones informáticas relacionadas con personal, asuntos económicos, etc. El Sistema funciona mediante la interrelación de siete bases de datos: - Colección estable Depósitos Movimientos Conservación/Restauración Imágenes Registro Expedientes Patrimonio en Defensa. 11 Todas estas bases de datos se interrelacionan entre sí a través del número de inventario del fondo, compuesto por un acrónimo que identifica la Unidades donde se inventaría por primera vez y por un número secuencial. Este número de inventario es el “DNI” del fondo y permanece invariable, aunque cambie de una Unidad a otra. Los usuarios del Sistema pueden básicamente consultar los fondos, proponer altas en el Sistema, validar las mismas y realizar modificaciones, todo ello según el nivel de acceso de cada uno de ellos. La ficha de colección estable, que es la básica del Sistema, tiene 95 campos distintos agrupados en las siguientes áreas: Área de Identificación del Fondo (9 campos). Establece las características diferenciales del fondo, básicamente su número de inventario, nivel de protección y Unidad de inventario de origen. Área de Identificación de la Institución Titular (5 campos). En ella se define qué Unidad es la que tiene asignado el fondo. Área de Localización del Fondo (5 campos). Describe en qué Unidad se encuentra el fondo, dado que puede ser distinta a donde está asignado. Área de Ubicación del Fondo (3 campos). Sitúa en detalle el lugar donde se encuentra físicamente el fondo dentro de cada Unidad. Área de Descripción Técnica (27 campos). Incluye la clasificación genérica descrita para el Sistema Documental en vigor, además de los descriptores usuales (nombre, materia, color, dimensiones, etc). Área de Partes (3 campos). En ella se define qué componentes o partes tiene el fondo. De todos ellos, son de cumplimentación obligatoria un mínimo de 15 campos y al menos una imagen (principal/general). La mayoría de ellos en las tres primeras Áreas (9 campos), en el Área de descripción Técnica cinco campos (Clasificación Genérica, Nombre del objeto, Componentes/ Partes y Dimensiones) y en la de Historia del Fondo sólo Conservación/Funcionamiento. Básicamente, el funcionamiento del Sistema es el siguiente; La propia Unidad, primer escalón, con las normas escritas que posee y con la selección de fondos que eventualmente realice el Órgano Cultural superior a ella, introduce todos los datos que pueda obtener referidos a cada uno de los fondos y como mínimo los obligatorios. Su Órgano Cultural superior, segundo escalón, corrige, completa en su caso y valida los datos introducidos, de manera que sean efectivos a partir de ese momento en el Sistema. Desde entonces los datos obligatorios no pueden ser modificados por la Unidad sin permiso de su Órgano Superior, aunque sí completados, en cualquier momento, los restantes campos. También en este segundo nivel es posible realizar consultas sobre todos los fondos del Sistema y realizar modificaciones sobre los de las Unidades subordinadas. Los terceros escalones asumen las mismas funciones que los subordinados, ampliando su campo de actuación a todo su Ejército. Hasta aquí se ha descrito esquemáticamente el proceso de altas y modificaciones únicamente, ya que las eventuales bajas son de potestad exclusiva del escalón superior, en este caso la Subdirección General de Patrimonio Histórico Artístico del MINISDEF. PATRIMONIO TÉCNICO INDUSTRIAL Área de Leyendas/Inscripciones/Marcas (3 campos). Sirve para describir y detallar las mismas Área de Historia del Fondo (16 campos). Indica el historial del fondo con descriptores tales como autor, lugar y fecha de producción, conservación, funcionamiento, etc. Área de Identificación de la Institución (4 campos). En ella se define qué Unidad es la que tiene asignado el fondo. Área de Imágenes (8 campos por imagen). Permite almacenar y describir hasta cinco imágenes por fondo. Área de Datos de Ingreso (7 campos). Registra los datos de procedencia del fondo. Área de Datos de Ficha (5 campos). Aluden los campos que la forman a la elaboración de la ficha en sí. 12. Patrimonio Histórico del Ministerio de Defensa A día de hoy se puede estimar que del total de los fondos existentes en Unidades, Centros y Organismos, con excepción de los Museos Centrales, es decir de un total estimado de 120.000 fondos, un 30 % de los mismos están relacionados con el patrimonio técnico e industrial. La tipología de estos fondos es muy variada. Desde equipos industriales utilizados en la fabricación y mantenimiento de armamento y material, hasta instrumentos de laboratorio, comprobación de magnitudes físicas, motores, y un largo etcétera forman parte de esta clasificación. El tipo de Unidades, Centros y Organismos donde la “riqueza” de estos fondos es más significativa es en aquellos más directamente relacionados con la técnica. Destacan los Órganos Logísticos, donde sobresalen las Maestranzas Aéreas, Arsenales y Órganos Logísticos Centrales de Abastecimiento y Mantenimiento. Otros Centros, en especial las Academias de Artillería (Segovia) e Ingenieros (Hoyo de Manzanares) y TPYCEA (Madrid) también custodian, en sus colecciones específicas magníficos ejemplos de materiales y objetos relacionados con la técnica. Además de los Museos Centrales, los Museos Históricos Militares del Ejército de Tierra, ubicados en su mayoría en las cabeceras de las antiguas Regiones Militares y creados en base a los fondos que custodiaban las antiguas Maestranzas de Artillería constituyen de igual modo Instituciones donde están ampliamente representados objetos técnicos e industriales. De igual manera las Secciones Delegadas del Museo Naval en Ferrol, Cádiz, San Fernando y Canarias cumplen las mismas funciones y custodian similares objetos que su homólogos del Ejército de Tierra. Tampoco hay que olvidar el Patrimonio custodiado en las antiguas Fábricas de Armas, testimonio de un pasado industrial que fue gestionado directamente por las Fuerzas Armadas y que hoy en día se encuentra transferido en su totalidad a la industria civil. CONCLUSIÓN Las Fuerzas Armadas son una Institución que conserva un riquísimo y variado Patrimonio de todo tipo, fruto de sus labores en áreas muy amplias de trabajo humano. Patrimonio que se custodia tanto en las propias Unidades que han utilizado y que utilizan los objetos y documentos conservados o a conservar, como en los propios organismos culturales. Tanto en el campo de los Museos y Archivos como en el Patrimonio Mueble, la experiencia acumulada durante estas dos últimas décadas de realización de inventario sistemático ha permitido aflorar y conservar un enorme y variado Patrimonio hasta entonces “dormido” y contribuido a concienciar a las Fuerzas Armadas sobre la preservación del Patrimonio. No ha sido ni mucho menos labor exclusiva de un solo Organismo, sino la suma de esfuerzos desde cada uno de los Ejércitos implicados y desde el Órgano Central, al servicio de la sociedad española. Patrimonio en Defensa. 13 Chimenea de la Real Fábrica de Artillería y vista del paisaje urbano. Fot. J. Sobrino 14. Real Fábrica de Artillería de Sevilla Reflexiones sobre/ desde/entre/la Real Fábrica de Artillería de Sevilla D. Julián Sobrino Simal Profesor de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad de Sevilla “Un monumento antiguo es, en muy contadas ocasiones, de un mismo estilo en todas sus partes. Ha vivido, y viviendo se ha transformado. Porque el cambio es la condición esencial de la vida. Cada edad lo ha ido marcando con su huella. Es un libro sobre el cual cada generación ha escrito una página.” TORRES BALBÁS, L.: “A través de la Alhambra. Papeles del Partal”, Revista de Restauración Monumental, nº 1, noviembre de 2002. ANTECEDENTES HISTÓRICOS La ciudad de Sevilla ha estado íntimamente ligada a la historia de la metalurgia en sus diferentes manifestaciones y especialmente al arte de fundir metales con fines militares dada su singular importancia geoestratégica en diferentes momentos de la historia de España. Como consecuencia del descubrimiento de América se incrementó notablemente esta actividad industrial con sus consecuencias conocidas de la creación de importantes fábricas reales destinadas a estos menesteres de fundición de cañones y fabricación de proyectiles. La Fábrica de Bronces de Sevilla, originaria de la actual Fábrica de Artillería, surge alrededor de 1565 como iniciativa privada de la familia Morel, ubicada en dos solares del barrio de San Bernardo, con tan sólo un pequeño taller y dos hornos. En 1634 la fábrica pasó a ser propiedad de la Real Hacienda, iniciándose una etapa denominada de los “Asentistas”, en la que los fundidores quedaban unidos a la fábrica por asientos o contratos de diez años. Este periodo fue muy productivo debido al comercio con las Indias y a los encargos del ejército, las flotas y los señores feudales. Como consecuencia de este desarrollo se llevaron a cabo continuas ampliaciones configurando un conjunto dentro de la trama urbana del barrio, al que se incorporaron algunas calles como patios interiores de la fábrica. La Real Fábrica de Artillería inicia su construcción en el primer tercio del siglo XVIII recibiendo un fuerte impulso constructivo durante el reinado de Carlos III en 1782 y responde, en su tipología, a la concepción de grandes edificaciones militares de la época con un sentido unitario del espacio. Su configuración inicial se basa en la definición de una cuadrícula continua cuyo módulo de repetición está formado por cuatro pilares unidos por un sistema arquitrabado y cubiertos por una bóveda vaída, cuyas proporciones son las del gran horno de fundición. Con este sistema se lograba un espacio de grandes dimensiones, capaz de albergar libremente los diferentes talleres en los que se había de desarrollar el proceso de producción. Esta tipología constructiva había sido ensayada en otros edificios de la ciudad como las Atarazanas o la Fábrica de Tabacos, realizadas por los mismos ingenieros: Ignacio Sala y Jorge Próspero Verboom. LA NUEVA FÁBRICA DE ARTILLERÍA Como resultado de los cambios en la estrategia militar acontecidos desde mediados del siglo XIX y, sobre todo, en las décadas iniciales del siglo XX se hicieron necesarias importantes reformas en el edificio histórico (declarado actualmente BIC) y que gracias a la ordenada secuencia estructural de este edificio permitió que la fábrica se adaptara con facilidad a las sucesivas ampliaciones realizadas con nuevos sistemas constructivos y materiales diferentes a los originales. En los años iniciales del siglo XX se constató la necesidad, no ya de reformas sino de una importante ampliación que incorporase nuevas instalaciones y talleres de maquinaria, además de viviendas y otros servicios. Esto se produce en los terrenos situados enfrente de la antigua fábrica, junto al antiguo edificio de loa Carbonería construido en el siglo XVIII. En esta importante parcela, colindante con el Ferrocarril de Sevilla-Cádiz, se realiza en diferentes fases esta importante ampliación. Patrimonio en Defensa. 15 La primera fase se marca como objetivos la construcción de viviendas para los directivos y jefes en el borde de la parcela con la avenida de Eduardo Dato en base a unas viviendas unifamiliares de estilo ecléctico muy interesantes y la construcción en 1906 de una importante nave de planta rectangular de cerca de 3.700 metros cuadrados, con cerramiento de muro de carga perimetral, cubierta en diente de sierra y estructura metálica realizada en la Fundición San Antonio de Sevilla (antigua Fundición Bonaplata) en la que se fundieron importantes estructuras metálicas para edificios de Sevilla desde el Puente de Isabel II (Triana) hasta las Cocheras de los Ferrocarriles Andaluces en Utrera (de similares características a las de esta nave). La segunda fase se produce a finales de la década de los veinte del pasado siglo y consistió en la construcción de dos nuevas naves perpendiculares a la vía férrea de SevillaCádiz y paralelas a Eduardo Dato inauguradas en 1930. La tercera fase se produce ya hacia 1945 con la adición de una pequeña nave al final de calle principal y pequeñas reformas. SOBRE / DESDE / ENTRE La Real Fábrica de Artillería de Sevilla nos plantea numerosos interrogantes acerca de la condición y carácter del proceso de restauro. Creo que recuperar es mejor que restaurar. Encontrar lo perdido, poner en uso lo inservible, lo olvidado. Recuperar = reparar. Pero ¿Cómo recuperar la presencia del trabajo / del fuego / del hierro / del tiempo, en el alma oculta de la Real Fábrica de Artillería? Recordemos la reciente intervención de Peter Zumthor en la ciudad alemana de Colonia en una antigua iglesia gótica destruida en 1943 para instalar allí el Museo Diocesano, el Kolumba Museum. Al iniciar las obras aparecen restos romanos y merovingios en una sucesión cronotopológica de extraordinario interés patrimonial e histórico. Conformando todo ello un verdadero cliosite (espacio patrimonial marcado por la pluralidad histórica de sus testimonios materiales e inmateriales). Zumthor encarga a Bill Fontana una instalación artística y este interviene recogiendo simplemente el sonido de las palomas, su zureo y aleteo, como huella heterosónica evocadora de símbolos y presencias. Es la escultura sonora “Pigeon Soundings” gracias a la cual los visitantes se ven inmersos en un proceso de intensa transformación empática de carácter espacial y visual. Reparar/recoger/recordar. En nuestro caso de la Real Fábrica de Artillería, reparar/recoger/recordar el trabajo desarrollado desde el siglo XVI a orillas del Guadalquivir, en el arrabal de San Bernardo. Evocar el sonido del fuego, si es que ese sonido existe, como una mezcla-macla compuesta por el martilleante estrépito de la fundición y el sofocante calor de los hornos que elevan al cielo de Sevilla las esquirlas incendiadas del carbón consumido. 16. Real Fábrica de Artillería de Sevilla La Real Fábrica de Artillería de Sevilla puede ser reinterpretada para su reparación tomando como patrón conceptual el Poema de Bertolt Bretch titulado “De todos los objetos” De todos los objetos, los que más amo son los usados. Las perolas de cobre con abolladuras y los bordes achatados, los cuchillos y tenedores con sus mangos de madera desgastados por tantas manos: tales formas me parecen las más nobles. Las losas de piedra alrededor de las casas viejas, pulidas por el paso de tantos pies y entre las que crecen mechones de hierba, también son objetos felices. Puestos al servicio de los muchos, a menudo alterados, han ido perfeccionando su figura y se han vuelto preciosos de tanto como han sido apreciados. Amo incluso los fragmentos de esculturas con sus manos cortadas. También ellas vivieron para mí. Si cayeron fue porque fueron trasladadas. Si las derribaron, fue porque no estuvieron demasiado altas. Los edificios medio en ruinas tienen de nuevo el aspecto de grandiosos proyectos aún inacabados: sus bellas proporciones ya se adivinan, aunque aún precisen de nuestra comprensión. Además, ya sirvieron, sí, tras cumplir su cometido. Todo esto me hace feliz La mayoría de las veces el objetivo de recuperar es menos importante que la voluntad de restaurar. Como dice Marco Dezzi Bardeschi “Conservar contra restaurar”. (“Restauro: Punto e da capo”). Esta Fundición-Fábrica es una sinfonía de lo provisional, de lo sucio, de lo ruidoso. Donde se conjugan el metal, el fuego, el aire, la tierra... Fábrica, casa de la industria, concebida para ser utilizada, destruida, transformada, ensuciada, incendiada, demolida, reformada, ampliada ...conservada? Los espacios industriales, sean de la Era Industrial Mecánica o de la Era de las Artesanías Manuales, han sido minusvalorados tanto por la Academia pretendidamente artística, que no los veía como Monumentos, como por las Empresas-Estados o Estados-Empresas del opulento y decadente final del periodo post-capitalista, qué sólo las ve como lugares para la especulación. Hoy, cuando ya se ha perdido el vínculo entre materia prima-producciónconsumidor, los espacios industriales han perdido fuerza narrativa y carácter físico. La tarea por tanto ha de venir marcada por salvaguardar el valor intrínseco del monumento como monumentum, del latín munere “que recuerda”. Del Puerto de Indias que fue Sevilla, de la primitiva Fundición de Morel, a la Invención de Morel (Adolfo Bioy Casares, 1940) relato en el que una máquina es capaz de reproducir todos los sentidos juntos, simultáneamente, y donde Morel explica su invento diciendo que “Congregados los sentidos surge el alma”. Las intervenciones sobre los espacios industriales pueden/deben actuar, como en una misión de rescate “recupero”, para devolvernos parte de esas conjunciones y yuxtaposiciones que se dieron en los lugares del trabajo a partir de la eterna trilogía: producir-protestar-soñar. ¿De quiénes? De las personas, una a una, de los grupos, tan diversos, desde la familia al gremio, desde el Poder con mayúscula a la represión histórica de todos los procesos sociales, de los inventores a los retardatarios, de los aventureros a los cegados por el pánico. La historia de una ciudad deslumbrante y deslumbrada. Plena de frenética actividad productiva, al borde mismo del agua, del río, que no es tal, sino ría, brazo mismo, Atlántico en tierra firme. Fundiciones, atarazanas, astilleros, carpinterías de ribera, cordelerías, carreterías, cesterías, tonelerías, odrerías, panaderías, carnicerías y pescaderías. Valga para dar cuenta de ello la descripción que Lope de Vega hace en el Acto I de su comedia en verso titulada “El Arenal de Sevilla” de la Sevilla preindustrial: Por cuchillos, el francés, mercerías y ruán, lleva aceite; el alemán trae lienzo, fustán, llantés..., carga vino de Alanís; Hierro trae el vizcaíno, el cuartón, el tiro, el pino; el indiano, el ámbar gris, la perla, el oro, la plata, palo de Campeche, cueros...; toda esta arena es dineros. Un mundo en cifra retrata. Los barcos de Gibraltar traen pescado cada día, aunque suele Berbería algunos dellos pescar. Es cosa de admiración ver los que vienen y van. Los que en el pasaje están en grande número son. Por aquí viene la fruta, la cal, el trigo, hasta el barro. Actividades convertidas en asentamientos permanentes, en barrios intra-extramuros. Avituallamientos de todo tipo. Del espíritu, la Iglesia, la Catedral, las 27 iglesias parroquiales que había en la ciudad en el siglo XVI, que se dice pronto, casi más pronto que una misa de encargo. Y de la carne, de las mancebías cercanas al Puerto del Arenal, en el Compás de La Laguna, con más casas que parroquias, y también con sus ordenanzas para izas, rabizas y dueños. Las tabernas, las casas de préstamo. Los cientos de pícaros, mendigos y falsos tullidos. Y una arquitectura para todo ello. Efímera o permanente. En forma de taller-fundición, de puerto-malecón, de lonjaalmacén, de atarazanas-astilleros. Una ciudad-fábrica. Dual. Entre la meditación de los conventos clausurados y el incesante bullir de los espacios de negocio. En la Real Fábrica de Artillería encontramos una historia auténtica de la ciudad de Sevilla. Condensada en sus altas naves, en sus espaciosos patios, en sus calles. En forma de esplendor y de crisis, de estructuración y descomposición, de construcciones y demoliciones, de ampliaciones y abandonos. La decadencia del XVIII, cuando Cádiz se llevó la Casa de Contratación, no sólo por el calado del río si no también por el relevo social obligado por y hacia la burguesía gaditana frente a la ensimismada aristocracia sevillana que piensa que Pablo de Olavide es un negro infiel, que es justo cuando la Corona apuesta por Sevilla como fábrica de armas, en su Maestranza de las viejas Atarazanas, en la Fábrica de Salitre de la calle del Sol y en la nueva, rutilante y maritziana fundición que se extiende entre la puerta de la Carne y el barrio de San Bernardo. Al final, esos dos mundos, el del antiguo y el del nuevo régimen, se entrelazarán en Sevilla, de la mano del tiempo, en la Cartuja, donde los frailes se sucedieron en obreros, donde la campana fundida se transmutó en reloj mecánico, donde el ora dejó paso al labora. Desamortización. Revolución burguesa. Cuando el industrial burgués Pickman se hará romántico y trasnochado marqués. Conocer el por qué de las cosas. Citando otra vez a Zumthor, cuando conocemos que le han concedido el Pritzker, “No hay ideas más que en las cosas” como dice su admirado poeta simbolista William Ch. Williams. En la Real Fábrica de Artillería es necesario, por tanto, conocer las cosas en su materialidad y constante devenir. Intentar asimilar lo instructivo de lo destructivo. Para de ese modo tener una precisa y preciosa idea de las cosas. Siguiendo con/a Ludwig Wittgenstein, para quien el mundo estaba constituido “por todo lo que sucede”, siempre que comprendamos ese todo como una verdad en espiral “pues en los márgenes se halla la verdad”. Continuando después con mi querido Pío Baroja, en La Busca, cuando en la basura descubre la veraz realidad de la sociedad de su tiempo. O más aún, con el trapero que aparece como hábil cirujano social en las obras de Ch. Baudelaire, Ch. Peguy o W. Benjamín. Diciendo este último "Yo no tengo nada que decir, sólo mostrar", "No voy a ocultar nada que valga la pena. A los trapos y desechos no quiero clasificarlos, sino sólo hacerles justicia". O recordando a Lucien Febre y sus “combates por la historia”: “Pensar la historia con un pie a cada lado, en la frontera”. Patrimonio en Defensa. 17 LA REAL FÁBRICA DE ARTILLERÍA: IDENTIDAD ARQUITECTÓNICA / RAÍZ DEL LUGAR. “Cada ser lleva en sí la noción de lo que fue.” Louis I. Kahn Encontrarnos en la Real Fábrica de Artillería de Sevilla la esencia del lugar como patrimonio verdadero. Ya sea como genius loci, guardián que protege y ser que da vida a los lugares o como locus amoenus, que es el lugar misterioso y placentero del Marqués de Santillana. Los proyectos de intervención patrimonial se debaten entre mares de dudas intencionalmente manifiestas u ocultas. Pueden ser: tipológicos, filológicos, morfológicos. Yo prefiero los topológicos, aquellos que se derivan de una Arqueología del Lugar: LO PREFERIBLE. La Real Fábrica de Artillería es una tipología territorial. Constituye un paisaje del cual sólo se identifica en la actualidad la arquitectura emergida del antiguo iceberg diacrónico y cliodiverso. Es una topocronía. Y nos exige un análisis acorde con su ser-patrimonio. Me acerco a Solá Morales para ayudarme de su recuerdo maestro cuando nos dice que “En realidad, todo problema de intervención es siempre un problema de interpretación de una obra de arquitectura ya existente, porque las posibles formas de intervención que se plantean siempre son formas de interpretar el nuevo discurso que el edificio puede producir. Una intervención es tanto como intentar que el edificio vuelva a decir algo y lo diga en una determinada dirección.” DE SOLÁ-MORALES, IGNASI: “Del contraste a la analogía”, en Intervenciones. Barcelona: Gustavo Gili, 2006, pág. 15. En su ensayo “Sobre la tipología” (1978) Rafael Moneo señalaba que uno de los peligros de las clasificaciones estriba en que puede comportar una visión excesivamente cerrada, estática, tendente al fundamentalismo y vulnerable a las excepciones. El concepto de tipología aplicado a los testimonios materiales e inmateriales producidos durante las revoluciones industriales ha de contemplar la idea de cambio, de transformación. 4. TRANSTIPOLOGÍA Reutilizaciones-intervenciones-espacio cliodiverso La Real Fábrica de Artillería, parafraseando a Pier Luigi Cervellati, ha representado un punto de referencia en la vida de las pasadas generaciones de sevillanos y gentes de otros lugares. Hoy puede representar un espacio de encuentro entre nuestra existencia actual y la de las generaciones futuras. Relacionarse de nuevo con una historia, que para Sevilla, significa conectarse de nuevo al orto de esta ciudad, Domínguez Ortiz, emplazado entre el XVI y el XVIII. ESTRATEGIAS Extenderse, hacia la membrana patrimonial que rodea la Real Fábrica de Artillería. Profundizar, hacia la estratigrafía que existe en el interior de la Real Fábrica de Artillería. Conectar las nuevas funciones con los espacios construidos de la Real Fábrica de Artillería. La Real Fábrica de Artillería, como edifico involuntario pero, al mismo tiempo, protagonista, de sucesivos e importantes cambios, necesita que se le hagan les preguntas correctas para descubrir la sabiduría intrínseca del edificio, su ser propio que le ha permitido sobrevivir mutando. Descubrir lo instructivo de lo destructivo. ¿CÓMO HABITAR UN FÓSIL SIN DESTRUIRLO? La intervención en la Real Fábrica de Artillería debería representar/significar, un punto de inflexión contra el triunfalismo grandilocuente de la falsa prosperidad. Creo que debería referenciarse desde algunas variables de diferente intensidad y en distinto orden: EL SISTEMA DE LA REAL FÁBRICA DE ARTILLERÍA CIUDAD - CALLES - MURALLAS - PUERTAS - BARRIO EXTRAMUROS DE SAN BERNARDO - REAL FUNDICIÓN DE BRONCES - CAMINO REAL - RÍO GUADAÍRA - PUERTO AMÉRICA 2. PROTOTIPOLOGÍA Fundición morel-metalurgia de ribera-espacio cero 3. TIPOLOGÍA Real fundición -construcción industrial-espacio-clusterespacio codificado 18. Real Fábrica de Artillería de Sevilla El valor intrínseco de la arquitectura en su densimetría histórica y su cliodiversidad contemporánea. La austeridad como ética proyectual de la intervención. El reconocimiento de la imposibilidad del “primitivo esplendor”. Pensar unitariamente: historia lugar nuevos usos. Trabajar como Cortázar en RAYUELA, con metodología: aleatoria / diversa / personal / creativa. Hasta convertir la Real Fábrica de Artillería en un cliosite forjado de cronoespacios y geotiempos. SISTEMA DE VALORES DE LA REAL FÁBRICA DE ARTILLERÍA Generar un programa de usos que permita la integración coherente del proyecto en un monumento histórico industrial excepcional. Cualidades históricas Testimonia un importante intercambio cultural a lo largo de un periodo de tiempo prolongado entre Europa y América que ilustra una etapa significativa de la historia humana. Conectar la Real Fábrica de Artillería con iniciativas culturales similares existentes en los ámbitos nacional e internacional. Cualidades arquitectónicas Constituye un ejemplo relevante de una tipología de carácter industrial que documenta los diferentes modos constructivos de las tradiciones europeas desde la edad media a la industrialización. Cualidades urbanísticas Forma parte del paisaje cultural de Sevilla declarado patrimonio de la humanidad, con el cual se relaciona indisolublemente, como es el de la catedral, la lonjaarchivo de indias y los reales alcázares. Cualidades escénicas y de ocio Tiene un poder de atracción directo y visual debido a las sensaciones que transmiten la grandiosidad escénica de sus espacios y la plasticidad de su arquitectura. DISCURSO INTERPRETATIVO Documentar los acontecimientos históricos vinculados a la Real Fábrica de Artillería. Integrar los valores patrimoniales de la Real Fábrica de Artillería en la oferta de difusión y recuperación patrimonial realizada desde la ciudad de Sevilla. Convertir la Real Fábrica de Artillería en una marca de identidad de las políticas patrimoniales desarrolladas por la junta de Andalucía. Proponer una estrategia sostenible de proyecto, gestión y mantenimiento “G. Grassi encuentra que quien posee la llave metodológica para organizar la intervención es la propia arquitectura del edificio existente. Se trata de una corrección del idealismo de Viollet-le-Duc, quien buscaba en el edificio la idea como pauta para la intervención, por la que ahora se transforma en un realismo completamente ligado a la materialidad espacial, física y geográfica del artefacto sobre el que se actúa.” DE SOLÁ-MORALES, IGNASI: “Del contraste a la analogía”, en Intervenciones. Barcelona: Gustavo Gili, 2006, pág. 45. Descubrir al visitante las transformaciones ocurridas durante la historia de la Real Fábrica de Artillería. Destacar el papel jugado por la ciudad de Sevilla en la configuración del mundo moderno. Mostrar los procedimientos arquitectónico proyectuales utilizados en el proceso de construcción de la Real Fábrica de Artillería. Conectar la Real Fábrica de Artillería con el conjunto histórico de la ciudad y con el río Guadalquivir para consolidar este paisaje cultural ALGUNAS IDEAS SUBJETIVAS PARA OBJETIVAR EL PROYECTO DE REPARACIÓN / RECUPERACIÓN Conservar la memoria histórica de la Real Fábrica de Artillería recuperando su patrimonio material e inmaterial como soporte básico de la intervención. Transformar la Real Fábrica de Artillería en un espacio de actividad marcado por la difusión de contenidos arquitectónicos, tecnológicos y científicos. Patrimonio en Defensa. 19 ANEXO I DUEÑOS, ASENTISTAS Y DIRECTORES DE LA REAL FUNDICIÓN DE SEVILLA (1565-1800) Etapa privada Juan Morel Ribera 1565-1604 Pedro Gil Bambel y Francisco Ballesteros 1604-1622 Juan Bambel y Francisco Ballesteros (+ 1631) 1622-1634 Etapa estatal con asientos Juan Bambel y Francisco Ballesteros (sobrino del anterior) 1634-1639 Francisco Ballesteros 1639-1649 Enrique Habet 1649-1683 Enrique Bernardo Habet 1683-1727 Juan del Boy Habet y Bernardo del Boy Habet (interinos) 1727-1738 Bernardo del Boy y Juan Solano (interinos) 1738-1742 Juan Solano 1742-1757 José Solano 1757-1766 1773 - Jean Maritz 20. Real Fábrica de Artillería de Sevilla Directores de la Fundición desde 1717 Marcelo Arrigony 1717-1733 Manuel García de Campaña 1733- 1739 Adolfo Bischoff 1739-1742 Miguel de Tortosa 1743-1754 Juan Manuel de Porres 1754-1759 Francisco Molina 1759-1764 Francisco Domínguez 1764-1766 José de Gerónimo y Jean Maritz 1766-1771 Raimundo Sanz y Jean Maritz 1771-1774 Lorenzo Lasso de la Vega 1774-1776 Santiago Hidalgo 1776-1793 Tomás Reyna 1793-1796 Luis Pessino 1796-1803 ANEXO II FECHAS SIGNIFICATIVAS 1565 - 1634 Etapa privada 1634 - 1717 Etapa de los asentistas 1717 - 1767 Etapa de intervención estatal 1767 - 1969 Gestión pública 1969 - 1991 Integración en la Empresa Nacional Santa Bárbara 1991 Cese total de actividades 2001 Declaración como BIC con categoría de monumento (16-11-2001) 2002 Privatización de la Empresa Nacional Santa Bárbara y venta a General Dynamics 2004 General Dynamics revierte la RFA al patrimonio del Estado 2006 Exposición de las Fábricas del Sur de la Junta de Andalucía 2008 Convenio de cesión entre el Ministerio de Defensa y el Ayuntamiento de Sevilla 1808 - Planta Patrimonio en Defensa. 21 ANEXO III ETAPAS DE CONSTRUCCIÓN DE LA REAL FÁBRICA DE ARTILLERÍA DE SEVILLA 1565 - 1634 FUNDICIÓN DE MOREL ETAPA PRIVADA 1634 - 1717 REFORMAS MENORES DE LA ETAPA DE LOS ASENTISTAS. 1717 - 1767 ETAPA DE INTERVENCIÓN ESTATAL. 1720 COMIENZAN LAS OBRAS PARA AMPLIAR EL EDIFICIO DE LA PRIMITIVA FUNDICIÓN, PROYECTO DE JUAN NAVARRO. 1725 PRIMER PROYECTO DE PRÓSPERO VERBOOM. 1728 LA FÁBRICA CONTABA YA CON CINCO HORNOS PARA REFINAR COBRE Y BRONCE Y UNA BARRENA VERTICAL. 1729 SE INTERRUMPE EL PROYECTO DE VERBOON. 1730 IGNACIO SALA PROYECTA UNA AMPLIACIÓN. 1735 SE PROYECTA OTRA AMPLIACIÓN DEL EDIFICIO EN DIRECCIÓN NORTE. 1759 JUAN MANUEL DE PORRES, PROYECTÓ UNA NUEVA AMPLIACIÓN REMODELANDO EL EDIFICIO EN DIRECCIÓN SUR, RESPETANDO LAS IDEAS DE VERBOOM Y RETOMANDO ALGUNAS DE LAS PROPUESTAS HECHAS POR SALA EN 1735. 1767 JEAN MARITZ PROYECTA EL EDIFICIO RESPETANDO LAS ANTERIORES REALIZACIONES DE VERBOOM Y PORRES. 1768-1773 SE ENTREGAN LOS TERRENOS DEL MOLINO DEL TIZÓN, JUNTO AL RÍO GUADAIRA, EN LAS INMEDIACIONES DE SEVILLA. 1778-1785 EMPIEZAN LAS OBRAS PARA EL EDIFICIO DE LAS MÁQUINAS DE SANGRE. LAS REALIZARÁ EL ARQUITECTO TOMAS BOTANI. 1789-1792 ANTONIO VALDÉS, SECRETARIO DE INDIAS, APRUEBA UN PROYECTO DE OBRAS PARA LA AMPLIACIÓN DE LA FUNDICIÓN. 1794 SE EFECTÚAN LAS ÚLTIMAS COMPRAS DE TERRENO PARA AISLAR EL EDIFICIO DE LA FÁBRICA. 1795-1796 SE EFECTÚAN TRABAJOS MENORES ORIENTADOS AL OESTE DE LA CALLE PRINCIPAL, QUE CONSTITUYE EL ACTUAL EJE DE SIMETRÍA DE LA FÁBRICA. 1810 OCUPACIÓN FRANCESA DE SEVILLA ABANDONÁNDOSE LA PRODUCCIÓN E INUTILIZANDO LOS HORNOS DE LA FÁBRICA 1851-54 REFORMAS EN EL PATIO NORTE Y CUBRICIÓN DEL MISMO. 1858 SE INTRODUCE LA TECNOLOGÍA DEL VAPOR. 1912 CONSTRUCCIÓN EN LADO SURESTE DEL PATIO DE UNA NAVE METÁLICA SHED POR LA EMPRESA FUNDICIÓN SAN ANTONIO. 1912-1930-1956 AMPLIACIONES HACIA EL NORTE JUNTO A LA ANTIGUA CARBONERÍA-LEÑERA DEL SIGLO XVIII. 22. Real Fábrica de Artillería de Sevilla DIEZ LECTURAS AGUILAR ESCOBAR, Antonio: La Real Fundición de Sevilla (1717-1808). Departamento de Historia Moderna, Facultad de Geografía e Historia, Universidad Nacional de Educación a Distancia, Tesis Doctoral inédita, 2008 ARENAS POSADAS, Carlos: Sevilla y el Estado: una Perspectiva Local de Formación del Capitalismo en España. Sevilla, 1995. BONET CORREA, A. (dir.): Bibliografía de arquitectura, ingeniería y urbanismo en España (1498-1880). 2 vol., Madrid, 1980. DOMÍNGUEZ ORTIZ, Antonio: Sociedad y Estado en el siglo XVIII español. Barcelona, 1976. MORA PIRIS, Pedro: La Real Fundición de Bronces de Sevilla. Siglos XVI a XVIII. Universidad de Sevilla. Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales. 1994 OCERIN, Enrique de: Apuntes para la historia de la Fábrica de Artillería de Sevilla. Madrid, 1972 RABANAL YUS, Aurora: Las Reales Fundiciones Españolas del siglo XVIII. Arquitectura y vida militar en la España del Siglo de las Luces, Madrid, Servicio de Publicaciones del Estado Mayor del Ejército, Colección Marte, 1990 ROIG DEL NEGRO, Álvaro: La Real Fundición de Cañones de Bronce de Sevilla, Historia, Arquitectura y Urbanismo de una Fábrica del Siglo XVII. Departamento de Historia, Teoría y Composición Arquitectónicas, Escuela Técnica Superior de Arquitectura, Universidad de Sevilla, Tesis Doctoral inédita, Sevilla, 2001 SOBRINO SIMAL, Julián: Arquitectura de la industrial en Andalucía, IFA-Universidad de Jaén, Sevilla, 1998 VEGA VIGUERA, Enrique de la: Sevilla y la Real Fundición de cañones. Sevilla, 1992 1938 - Planta Patrimonio en Defensa. 23 Plano de Real Fábrica de Artillería, 1960 Real Fábrica de Artillería en la ciudad de Sevilla, Plano B. Jurado 24. Real Fábrica de Artillería de Sevilla Maestranzas Aéreas D. José Gabriel Díaz Alonso Jefe Maestranza Aérea de Sevilla Patrimonio en Defensa. 25 26. Maestranzas Aéreas Patrimonio en Defensa. 27 28. Maestranzas Aéreas Patrimonio en Defensa. 29 30. Maestranzas Aéreas Patrimonio en Defensa. 31 32. Maestranzas Aéreas Patrimonio en Defensa. 33 34. Maestranzas Aéreas Patrimonio en Defensa. 35 36. Maestranzas Aéreas Patrimonio en Defensa. 37 38. Maestranzas Aéreas Patrimonio en Defensa. 39 40. Maestranzas Aéreas Patrimonio en Defensa. 41 42. Maestranzas Aéreas Patrimonio en Defensa. 43 44. Maestranzas Aéreas Patrimonio en Defensa. 45 46. Maestranzas Aéreas Ciudad Industrial y territorio de la Vega Baja en Toledo D. Diego Peris Sánchez Doctor Arquitecto 1. La Ciudad Industrial 1.1. La creación de una estructura productiva: el edificio de Sabatini. 1.2. Evolucion de una estructura urbana: la Ciudad Industrial. 1.3. Modelo constructivo y estructural. 1.4. Organización social y laboral de la Fábrica. 2. La Fábrica construida. Un espacio en el paisaje: el agua y la energía. De Ciudad Industrial a Ciudad Universitaria. 3.1. Estructura urbana del conjunto. 3.2. Reutilización de edificios. La Fábrica de Armas de Toledo es un ejemplo singular de la arquitectura militar destinada a la fabricación de armamento, por varias razones: porque constituye un modelo constructivo de las diferentes técnicas desde finales del siglo XVIII hasta mediados del siglo XX, porque conforma una ciudad industrial con sus estructuras urbanas y sus servicios, porque se convierte en referente social de la ciudad de Toledo por el importante número de puestos de trabajo y por la repercusión de su actividad en la ciudad, porque establece modelos energéticos que evolucionan con el paso del tiempo y porque se integra en el territorio de forma singular aprovechando las condiciones energéticas y ambientales del mismo. 3. 4. La Fábrica en el territorio: la Vega Baja de Toledo. 1. La Ciudad Industrial La Fábrica de Armas de Toledo tiene sus comienzos a finales del siglo XVIII cuando Carlos III diseña su política de Reales Fábricas y decide instalar en Toledo, con una larga tradición en la fabricación de espadas, una fábrica de armas blancas. En la ciudad de Toledo numerosos maestros fabrican las armas blancas que identifican con su sello particular. Por esta razón, esta ciudad será el lugar elegido en la nueva política industrial ilustrada, para construir la Real Fábrica de Espadas. 1.1. La creacion de una estructura productiva: el edificio de Sabatini. En el Archivo General de Simancas se conservan una serie de planos1 sobre la Real Fábrica de Espadas de Toledo, firmados por Juan Sardinero, que explican el Patrimonio en Defensa. 47 funcionamiento de la ingeniería del conjunto. El plano general dibuja el canal con el desnivel existente entre la entrada y salida del mismo para conseguir que el agua llegue con fuerza a la zona posterior del edificio donde se fabrican las espadas. El agua del Tajo se desvía hacia un canal subterráneo (canal de Carlos III) en la zona de los molinos de Azumel y recorre quinientos metros hasta llegar a la zona posterior del edificio construido por Sabatini. Allí, mueve una gran rueda que, a través de ejes, transmite el esfuerzo al interior donde una serie de correas hacen girar las ruedas situadas en la planta superior para “amolar y acicalar las espadas”. El canal subterráneo tiene dos partes de seis pies interiores separadas por muros de 2 pies de fábrica de ladrillo y bóveda superior de ladrillo de dos pies de espesor con un pavimento inferior de granito2. Trascurre paralelo al río y recorre todo el trayecto con una ligera pendiente que hace que el agua llegue con fuerza suficiente para mover las ruedas antes de volver a salir al río. Los alzados de la parte posterior del edificio muestran la ubicación de la rueda en uno de los brazos del canal que sigue dividida en dos líneas para poder controlar, mediante compuertas, su cierre, cuando se estime oportuno. Sardinero colocará una segunda rueda en una posición avanzada del canal para mejorar el rendimiento de la Fábrica y conseguir producir un mayor número de piezas. Durante los años que trabajó en la Fábrica mejoró la entrada de agua en los molinos de Azumel, corrigió la pendiente del canal en todo su recorrido, colocó la segunda rueda y prolongó la salida para impedir que el agua retornase al interior del edificio en las épocas de crecida del río. Morirá de fiebres contraídas en el recinto, con su obra apenas terminada de realizar3. La Real Fábrica de Espadas de Toledo surge dentro del proyecto de Reales Fábricas que impulsa Carlos III a su llegada a España. En el marco de la política económica e industrial que propicia el desarrollo del país, construye un conjunto de grandes instalaciones industriales, estratégicas4. El rey quiere construir una fábrica que surta de armas a sus ejércitos “y así en Octubre de 1760 encarga a D. Luis de Urbina, coronel de Infantería del regimiento de Sevilla, un informe completo para descubrir los vestigios de las antiguas fábricas de espadas en Valencia, Barcelona, Zaragoza y Toledo, a fin de restablecer la de ésta última5. Las espadas y sables son armas fundamentales para los ejércitos debiendo cumplir una serie de requisitos de unidad y calidad. Luis Calixto, procedente de Valencia llega a Toledo para poner en marcha la Fábrica que inicia su actividad en unos corrales de la Casa de Correo (hoy calle Núñez de Arce) y que anteriormente habían servido para la fabricación de monedas, con Luis de Urbina como director, el maestro Luis Calixto y cuatro operarios más. Poco después se instalará una rueda de amolar en los terrenos de la parte baja del río6. Pero el proyecto real quiere tener otra dimensión con una producción suficiente que garantice la cantidad y calidad de las armas fabricadas. La energía conocida, en este momento, es el agua y por ello se busca la proximidad del río Tajo. Entre los diferentes emplazamientos se piensa en la Playa de las Barcas y en el 48. Ciudad industrial y territorio de la Vega Baja en Toledo paraje de “Buenavista“, donde existe una casa de recreo de un arzobispo7. El conde de Gazola elaboró el programa para la Fábrica, y Sabatini desarrolló el proyecto que se aprobó finalmente en 1775. Ambos compraron unos terrenos de 5 fanegas y 30 estadales pertenecientes a la cofradía de la Santa Caridad de la iglesia parroquial mozárabe de Santa Justa y Rufina y el 5 de Noviembre de 1777, ante el escribano José Cobos, se hace escritura por 32.489 reales y por una toma de agua por la cantidad de 165 reales que luego será la boca del canal de Carlos III, para dar movimiento a las máquinas hidráulicas que hacen mover las piedras de amolar8. Sabatini redactó el proyecto y un pliego de condiciones para su ejecución. Las obras se terminaron en 1780 según la inscripción de la fachada: “CAROLO III REGE ANNO MDCCLXXX”. En Junio de 1780, época ya de verano, las aguas que llegan a través del canal son insuficientes para mover las máquinas de amolar. Se plantea la posibilidad de errores del proyecto y se reconsideran todas las causas posibles, achacándose esta falta de agua al mal uso que de ella hacían unos molinos existentes en el cauce del río Tajo, propiedad del cabildo catedralicio9. En 1781 se trasladan los enseres a la fábrica y comenzó el trabajo para lo cual, los operarios bajaron a vivir en la nueva instalación. La fase de pruebas de la fábrica se prolongó hasta el 25 de abril de 1783 en que Sabatini propuso la entrega formal al ministro Múzquiz , que se realizó el 27 de julio de ese año10. El edificio responde a la tipología arquitectónica de bloque compacto11, similar a otras Reales Fábricas. Se diferencia entre los espacios principales situados en el primer cuerpo edificado y el espacio de trabajo de la Fábrica situado en el patio posterior12, adonde llega el canal de Carlos III13. El edificio tiene planta rectangular de 400 x 125 pies (115,89 por 62,68 metros) y está dividido transversalmente por una crujía intermedia, conformando dos grandes patios interiores, casi cuadrados. En la entrada del conjunto se sitúan el control y cuerpo de guardia a la derecha y la capilla en el lateral izquierdo. El primer cuerpo del patio principal estaba ocupado por oficinas. En el segundo patio, en la zona de la derecha, la fundición de guarniciones y las fraguas, y a la izquierda el cuarto de pruebas, las otras 6 fraguas y los talleres de cincelado y grabado, habiendo para cada 6 fraguas un departamento con su pila de piedra provista para el temple. En el frente del conjunto estaban la carpintería y los talleres de afilado y acicalado. En el cuerpo central que separa los dos patios estaba la sala de recepción de obra terminada. Se diferenciaban así dos patios uno con un carácter más representativo y el otro con los trabajos de producción. El primero tenía dos plantas en el proyecto original de Sabatini y el segundo una sola altura El alzado principal tiene una composición horizontal con dos plantas, que se interrumpe con un cuerpo de tres alturas en su zona central. El plano se organiza en una retícula horizontal y vertical que ordena geométricamente la composición. Los alzados de los patios tienen un tratamiento diferente. El primero de ellos tiene una planta baja con arcos sobre pilares y una superior con ventanas. Este esquema compositivo se rompe en el eje principal de los dos patios en la crujía central y la trasera del cuerpo de fachada. Para marcar la importancia de este eje se ensancha el arco central y se estrechan los dos laterales, solución que utiliza Sabatini en el cuartel de Guardias Walonas de Leganés. El segundo patio de la Fábrica de Armas repite esta organización de composición siguiendo así las enseñanzas de Vanvitelli o Fuga14. Inicialmente tiene una sola altura y será a principios del siglo XX cuando se trasformará profundamente construyendo un cuerpo elevado con estructura metálica al fondo y en uno de sus laterales y levantando la segunda planta en todo el patio. El edificio de Sabatini se inscribe en la concepción ilustrada de la arquitectura con contenidos de una funcionalidad industrial que suponen un claro salto de la concepción barroca y con planteamientos tipológicos que se inscriben dentro de una arquitectura racional, una “arquitectura pulcra” en palabras de Delfín Rodríguez15, una arquitectura concebida desde la austeridad funcional, desde la claridad de la organización y la racionalidad del funcionamiento práctico, en la que la utilidad de la instalación de la fábrica es elemento esencial en la definición de lo construido. Las proporciones y el orden son características esenciales de la composición final. La actividad del conjunto va requiriendo cambios y adaptaciones. En Julio de 1781 se decidió habilitar los desvanes de la fábrica, ya realizados, para habitaciones de vivienda de maestros y operarios16. En noviembre de 1783 se solicita dinero para entablar el cielo raso de la capilla17 y en 1785 se decide no culminar el remate del frontispicio del reloj por el excesivo peso de las piezas que se regalan al Ayuntamiento18. En 1786 dirigía nuevas reparaciones el toledano Juan Sardinero y en 1788 continúa con estas tareas Jerónimo Caballero19. La actividad de Juan Sardinero supone una profunda renovación de la obra hidráulica tanto del canal como de la zona donde se ubican las dos ruedas modificando gran parte de la obra realizada por Sabatini hasta el momento de su muerte20. Con la invasión francesa se trasladaron rápidamente algunas máquinas en unas carretas a la fábrica de Sevilla y luego a Cádiz. La fábrica estuvo ocupada desde el 14 de diciembre de 1808 a Agosto de 1812 saqueando y quemando sus archivos y su colección de armas. Cuando la fábrica se organizó en 1813 fue nuevamente saqueada en 1823 con la venida de los “cien mil hijos de san Luis“. En 1831 se instaló un horno de cementación cuyo uso se suspendió por dificultades económicas. Otra novedad la constituye la aplicación de la pila Daniell para el dorado de hojas (sistema de galvanostegia) que se unirá al pavonado azul y sobre todo a la recuperación de la artesanía del damasquinado21. 1.2. Evolucion de una estructura urbana: la Ciudad Industrial. Las nuevas necesidades de los ejércitos de dotar a sus fusiles de municiones, hace que disminuya la necesidad de armas blancas aumentando los requerimientos de cartuchería. En 1870 el Ministro de la Guerra autoriza la contratación de las máquinas necesarias, herramientas y hornos de recocido y la construcción de los talleres para construir los cascos metálicos (vainas) de latón22. En los talleres montados se realiza la manufactura completa de los cartuchos. Las obras de instalación del taller comienzan en marzo de 1870 y terminan en junio del mismo año. En otro taller contiguo se instalaron los hornos de recocido, los baños de agua acidulada y los hogares para calentar el agua y desleír el jabón...23. Poco después se creó un taller de reparación de maquinaria y otro para la construcción de balas por fusión instalando para ello dos hornos para fundir plomo. La necesidad de proteger el edificio había llevado a pensar en una estructura de murallas externa que lo defendiese de los ataques externos. De 1874 conservamos los planos levantados por Muñoz Yerro para la construcción de una zona de muralla y dos torreones en la entrada principal. Los planos del Instituto Geográfico y Estadístico de 1881, de la Fábrica de Armas, dibujan esta estructura defensiva completa24. Un siglo después de su puesta en funcionamiento, la Fábrica de Armas sigue limitada al edificio construido por Sabatini. El plano del Instituto Geográfico y Estadístico de 188225 presenta el edificio de Sabatini, dos naves a ambos lados de su entrada principal señaladas como taller de forja y taller de carpintería, un edificio alargado en uno de sus laterales dedicado a taller de lima y montura y un conjunto de edificios mayores al otro lado con caballería, almacén grande, edificio sin denominación, polvorín y casa cuartel del polvorín. Ya aparecen construidas las dos torres defensivas proyectadas por Felipe Martín de Yerro. La superficie del conjunto es de unos 30.000 metros cuadrados y existe un tranvía que comunicaba un lateral del edificio de Sabatini con el Almacén grande. Las nuevas propuestas de fabricación, las nuevas técnicas y requerimientos del proceso fabril llevaron a la construcción de otros edificios anexos al existente. Comenzó entonces un proceso que, partiendo del edificio de Sabatini y con el río como borde de uno de sus lados, inició la construcción de una ciudad industrial que ha mantenido su estructura hasta nuestros días. “Ciudad, porque en su diseño se conciben edificios unidos e interrelacionados con vías de comunicación, con espacios públicos intermedios y ciudad porque en la concepción de la época, se plantean no sólo las instalaciones fabriles sino también los equipamientos generales para los trabajadores: viviendas, economatos, servicios médicos.....”26. Se adquieren nuevos terrenos, se introducen mejoras y nuevas instalaciones, a medida que lo exigían la actividad de fabricación y las nuevas demandas que el estado y los particulares hacían. Poco a poco fue creciendo su importancia de producción, agrupándose una serie de construcciones modernas alrededor del edificio inicial proyectado por Sabatini, hasta alcanzar en 1918 una superficie total de terrenos de 240.000 metros cuadrados con un perímetro de 4.368 metros de desarrollo27. En esta época, la fábrica está integrada por cuatro actividades básicas: la fábrica de armas blancas, la cartuchería, la central eléctrica y los talleres de reparación de maquinaria y construcción de herramientas. Patrimonio en Defensa. 49 El proceso de construcción de armas blancas comprende los talleres de forja, desbaste, acicalado, ajuste y montura, electroquímico (niquelado, dorado, plateado, etcétera), pavonado e instrumental quirúrgico. El proceso de fabricación de la cartuchería Mauser, tiene los talleres de cascos, balas y cargadores, hornos de recocido, fundición de hilo de plomo, reconocimiento y elaboración de cajas de cartón, carga y empaque. Hay un tercer grupo de edificios destinados a la producción de energía con una central eléctrica, otra de vapor y un taller electromecánico y cuanto se refiere a instalaciones eléctricas, atención y entretenimiento de turbinas, alternadores y motores, que suministran energía y luz a los diversos talleres y locales. Un conjunto de edificios están destinados a talleres de construcción y reparación de máquinas, fundición y construcción de herramientas. El quinto grupo de edificios está dedicado a la ornamentación de armas y elaboración de objetos artísticos, para lo cual, existe un magnífico taller de repujado, grabado, cincelado, damasquinado y esmaltado que con los de galvanoplastia, fotografía y heliograbado, modelado y vaciado completan tan preciosa instalación. El sexto lo constituyen los talleres de carpintería, construcción y reparación de edificios y atenciones generales. En aquel momento se piensa en una nueva agrupación destinada a producir cápsulas para el cartucho Mauser, distribuyéndose la obra en los siguientes talleres: fabricación de la cápsula, elaboración del fulminato de mercurio, mezclas o fabricación de la pólvora fulminante, carga y reconocimiento. Hay también una sala de reconocimiento y prueba de armas, una galería de tiro, un laboratorio mecánico y de metalografía, y un laboratorio químico. La fábrica, concebida como un espacio vital para las personas que trabajan allí, cuenta con una serie de espacios que permiten otras actividades diferentes de las estrictamente laborales. Se disponen espacios para oficinas, biblioteca, enfermería, capilla, imprenta, sala de ventas de modelos, comedor de obreros, escuelas de aprendices, polvorines, garajes, almacenes de materias primas y de productos elaborados y pabellón de Jefes y Oficiales, con una superficie total edificada de 36.060 metros cuadrados, rodeada de extensos jardines, y arbolado que se va consolidando con el paso del tiempo. La necesidad de autonomía energética constituye una prioridad del conjunto, dado el carácter de sus instalaciones. Para ello se construyen una central hidráulica y otra de vapor. La central de Azumel utiliza la fuerza motriz hidráulica del río con dos saltos de agua de más de 300 caballos cada uno. Las turbinas y alternadores trasforman la energía hidráulica en eléctrica. Para prever los casos de estiaje o averías, se construye una central de vapor de 500 caballos dando servicio a más de 40 motores de corriente alterna instalados en la fábrica. Los desarrollos técnicos de la industria militar plantean nuevas necesidades en el campo de la artillería28. Inicialmente la Fábrica colabora con la Pirotecnia de Sevilla 50. Ciudad industrial y territorio de la Vega Baja en Toledo para la construcción de la espoleta de doble efecto. E mayo de 1922 se decidió la instalación de un taller para su fabricación y así “el 27 de mayo de 1922 en la Orden del Establecimiento, se procede a la construcción de un taller de Forja de Espoletas de 40x20 metros, otro para la construcción de Espoletas de 40x60 y otro para la carga de espoletas de 40x40“29. Durante la construcción de estos talleres en 1923 apareció un mosaico romano del siglo III30. La Fábrica de Armas ha planteado siempre una posible diversificación en los productos fabricados. En 1915, ante la escasez de material quirúrgico, en plena Guerra Mundial, su majestad el rey Alfonso XIII sugiere al Director General del Cuerpo de Artillería la creación de esta industria en algunas fábricas militares. Se construyó un Taller para la fabricación de material quirúrgico y según catálogos de la época se llegan a fabricar más de doscientas piezas diferentes que reciben premios en exposiciones internacionales. La fabricación de espoletas y artificios desarrollará sus instalaciones desde 1922 hasta 1958 con la construcción de diversos talleres que incorporan nuevas técnicas y procesos de fabricación. Durante la 2ª República, los gastos de defensa dentro de los gastos del Estado suponían un 16% del presupuesto del Estado, mientras que, durante la segunda guerra mundial, este gasto llega a ser del 46%. En 1947 España ocupaba el primer puesto en Europa en porcentaje de su presupuesto destinado a defensa. En 1941 se creó el Instituto Nacional de Industria y en 1959 se creó la Empresa Nacional Santa Bárbara de Industrias Militares en la que se integró la fábrica de Toledo31. En la segunda mitad del siglo XX la Fábrica de Toledo siguió en plena actividad, el gran salto tecnológico en la fabricación de espoletas y artificios se realizó en el año 1974, lográndose un volumen de producción anual diez veces superior al modernizar las instalaciones32. Los planos de los diferentes momentos van mostrando la ampliación acelerada, sobre todo desde finales del siglo XIX hasta la mitad del siglo XX del conjunto construido. Se acabó de configurar así la ciudad industrial de amplias dimensiones y con complejas instalaciones industriales, un conjunto arquitectónico construido a lo largo de más de dos siglos. Una arquitectura de ladrillo que refleja los diferentes momentos históricos y estilos ha conformado una trama urbana acotada por el río y por la presencia inicial del edificio construido por Sabatini. Edificios de planta rectangular con fachadas que van buscando una mayor ornamentación con el paso del tiempo en sus recercados de huecos, cornisas y en la creación de dobles alturas en las fachadas principales aunque interiormente no existan estas plantas. Una ciudad con sus trazados viarios, sus recorridos, comunicaciones, instalaciones y tratamiento vegetal que sirve de ámbito del trabajo y de vida de numerosas personas que desarrollan su actividad en su conjunto. Más de mil personas desarrollan su actividad en esta ciudad industrial dirigida por los militares del cuerpo de artillería, desde la Academia de Segovia como ingenieros conocedores y formadores de los oficiales que llegan a las instalaciones toledanas. 1.3. Modelo constructivo y estructural. La evolución del conjunto en un periodo temporal que va desde finales del XVIII hasta mediados del siglo XX nos permite un recorrido por la historia de la construcción en nuestro país y las diversas soluciones de materiales y procesos constructivos. El edificio construido por Sabatini responde a los criterios constructivos y a la tecnología existente a finales del siglo XVIII. Grandes muros de carga en todo el perímetro soportan los forjados, de madera, de las plantas intermedias y en la cubierta una gran estructura de madera de pino cubre la luz del vano existente entre los cerramientos exteriores y el de los patios interiores. La piedra aparece como elemento singular en elementos puntuales de la fachada y sobre todo en la zona del canal en la que junto a los tratamientos formales clásicos de estereotomía de la piedra, los grandes despieces y secciones indican sus funciones resistentes en el espacio productivo del conjunto. Las soluciones constructivas nos remiten a los tratados clásicos y así el canal que aparece descrito en el Archivo de Simancas coincide perfectamente con la sección del tratado de Benito Bails director de Matemáticas en la Real Academia de San Fernando desde 1768 y que publica sus “Elementos de matemáticas” en el que se incluye en su tomo IX segunda parte la “Arquitectura hidráulica” con una sección de canal doble que coincide perfectamente con el construido por Sabatini33. Desde finales del XVIII hasta un siglo después, la actividad constructiva es muy reducida. En las imágenes de finales del siglo XIX se ven algunas naves en la entrada del conjunto de la Fábrica. La nave situada a la izquierda de la entrada de Carlos III, recientemente rehabilitada para Instituto de Medioambiente tiene una estructura muy sencilla de madera a dos aguas en cubierta y muros de carga en fábrica de ladrillo que incorporan ornamentaciones elementales en las cornisas. Los edificios que aparecen posteriormente en la Fábrica de Armas corresponden a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Las primeras naves de gran sencillez son de planta rectangular con fábricas de ladrillo y estructuras metálicas. La construcción se realiza con muros portantes exteriores, realizados en fábrica de ladrillo, y estructuras metálicas. Las fábricas de ladrillo pasan por tres momentos diferenciados: En un primer momento se construyen los planos de fachada con ligeras decoraciones en cornisas que se repiten en diversas naves y algún ornamento en los recercados de huecos de ventanas. En una segunda etapa las ornamentaciones de cornisas y recercados se hacen más elaboradas y complejas. Y junto a ello surge, en diversas ocasiones, la falsa fachada que crea una segunda altura en el frente, en una escenografía que trata de dar valor simbólico a una sencilla realidad industrial. Las naves con estructuras en diente de sierra presentan un frente que simula una doble planta en sus huecos y tratamiento. La última fase corresponderá al final de las construcciones dedicadas a la artillería. Allí aparecen formas de arcos y decoraciones en cerámica en el perímetro exterior de los edificios. Estructuralmente se produce de forma masiva el uso del hierro en las estructuras de cubierta. Desde el punto de vista constructivo, también se han producido avances significativos especialmente en las técnicas estructurales y la concepción de las formas arquitectónicas. El uso del hierro en las estructuras ha permitido acometer construcciones con mayores alturas y luces. La arquitectura industrial que surge en la Fábrica de Armas a finales del siglo XIX es de una gran sobriedad y precariedad de medios. Las fábricas exteriores de ladrillo son muy sencillas en su concepción y aunque las naves utilizan las estructuras metálicas en cubiertas se resuelven a dos aguas y luces de pequeñas dimensiones34. En la Fábrica de Armas de Toledo el uso del hierro en las estructuras de las diferentes naves se hace presente a principios del siglo XX. Las naves construidas en los primeros años de este siglo se construyen con estructura de muros de carga paralelos a los lados mayores de la nave y cubierta de cerchas metálicas a dos aguas. En la nave 8 destinada a Almacén se conserva una curiosa estructura con secciones importantes en los cordones superiores y una estructura aligerada y articulada formada por dobles L en las zonas próximas a los apoyos y tensores de barras circulares macizas en la zona central. Las cerchas alternan estas formas con otras aún más ligeras que en sus elementos inferiores utilizan siempre barras circulares macizas con nudos articulados. Las cubiertas más sencillas se realizan simplemente con pares, y cuando las luces son grandes, se requieren los tirantes para contrarrestar los empujes horizontales. El empuje de los pares contra los apoyos se contrarresta con tirantes generalmente de hierro forjado cuyos extremos entran en una pieza ahorquillada o son abrazadas por dobles barras...35. La estructura se hace más compleja en las formas con pendolón, con puente y jabalcones o con tirante peraltado, con jabalcones y péndolas. La estructura de la nave 8 es del tipo de cuchillo de bielas que realiza con gran ligereza la función de atirantado inferior y cubre una luz exterior de 11,8 metros para una planta rectangular de 11,8 x 24,6 metros. La nave 9 (Taller de grabado y niquelado en el plano de 1916) tiene ya una estructura en diente de sierra consiguiendo así una iluminación por los planos verticales en una planta rectangular de 11,8 x 33,6 metros. En la nave número 10 (actual aulario), formada por dos cuerpos iguales (en el plano de 1916) inicialmente, que se completan con uno central interior en época posterior, se usan cerchas formadas en su totalidad por perfiles laminados en L en todas sus secciones que se unen en nudos reforzados por cartelas de chapa metálica. La cercha es del tipo inglés con montantes verticales, unión horizontal inferior y piezas inclinadas de una a otra división con cuatro divisiones en cada uno de sus lados. Esta primera etapa de construcción integrada por los edificios que aparecen reseñados en el plano de 1905 y de 1916 comprende pues naves con estructura con cercha inglesa y Patrimonio en Defensa. 51 luces de pequeñas dimensiones resueltas con el cordón inferior horizontal y montantes y diagonales construidas con piezas en L que se refuerzan con la presencia de placas de unión en los encuentros entre piezas con diferentes direcciones. Desde 1916 a 1920 hubo una intensa actividad constructiva en la fábrica de armas de Toledo con edificios de mayores dimensiones como el taller de fundición levantado en 1918, el de cartuchería de pistola en 1919 y el de reconocimiento en 1920 o las diversas centrales eléctricas. La central de reserva tiene una estructura de cercha inglesa que aparece dibujada en un plano original en tela que reproduce la sección del edificio con una cubierta inclinada 26º respecto de la horizontal. El Taller de Herramientas (nave 26 hoy convertido en EDAR) tiene una anchura de 30 metros que se salvan con tres cerchas de 10 metros y dos filas de pilares compuestos intermedios. Son cerchas de las que se conservan planos originales con tirantes horizontales formados por dos L de 50.50.7, tornapunta de la misma sección, pendolón con doble pletina de 50.5 y pares de 65.65.7. Unos pilares formados por estructuras triangulares dobles soportan a media altura vigas en celosía sobre unas grandes cartelas transversales continuando un segundo tramo de pilar en celosía hasta llegar al apoyo de las cerchas inglesas que resuelven la cubierta con lucernarios centrales. La estructura intermedia estaba pensada para el apoyo de maquinaria y soporte de diversos mecanismos sirviendo ya, desde su concepción, a la finalidad práctica para la que se piensa el espacio. Son estructuras ligeras con secciones muy pequeñas que confieren una ligereza importante a los espacios interiores. La nave 19 (antiguo Taller de envases y actual laboratorio de Ingeniería Técnica Industrial) tiene una doble estructura de cerchas a dos aguas con una fila de pilares conformados por pilares compuestos por perfiles separados, unidos con piezas roblonadas intermedias. Las cerchas de tipo inglés tienen una zona en el centro, con lucernario superior para iluminar así la nave desde la cubierta además de los grandes óculos frontales. Se resuelven así los problemas de los espacios de grandes dimensiones con la antigua solución de cercha inglesa apoyada en sus dos extremos que se adosan a otros elementos creando líneas de canalones interiores que utilizarán como bajantes los elementos estructurales de los pilares de fundición. Se resuelve así la estructura de una planta rectangular de 31x37 metros con cerchas que salvan los 15 metros de luz. La nave 20 (antigua escuela de aprendices y hoy rehabilitada como Pabellón polideportivo cubierto) tiene cerchas inglesas que cubren la gran luz de la misma con los dos elementos inferiores ligeramente inclinados y siete tramos en cada uno de sus lados. En el centro de toda la nave se produce un gran lucernario cenital que recorre de un extremo a otro la longitud de la misma creando un plano de gran intensidad luminosa al que se han incorporado en la actualidad paneles de energía solar térmica y fotovoltaica. Son las cerchas inglesas que salvan mayor luz con una distancia entre apoyos de 29,6 metros. Las cerchas están situadas a 3,80 metros unas de otras y establecen 13 paños para cubrir 52. Ciudad industrial y territorio de la Vega Baja en Toledo los 69 metros de longitud de este gran espacio. Son cerchas con el cordón inferior inclinado y siete divisiones verticales a derecha e izquierda que dejan una altura libre superior a los 7 metros lo cual ha permitido crear en su interior un polideportivo cubierto. La nave de fabricación de material quirúrgico es también un espacio de grandes dimensiones con 24x85 metros y estructura con pilares intermedios que salvan los doce metros de luz entre apoyos. Esta nave ha sido rehabilitada últimamente (2008-2009). En el Taller de fundición que se ha rehabilitado como Instituto de Medioambiente la cubierta se resuelve a dos aguas con cerchas inglesas de luces de 13 metros que cubren la nave de 13x50 al igual que ocurre en el Taller de forja rehabilitado como Módulo acuático. Al final de este período y principios del momento final de construcción de las principales naves (1920 y años siguientes) se comienza a utilizar una solución diferente. Se construyen grandes cerchas en una de las direcciones de las naves con apoyo de pilares intermedios y sobre estas se apoyarán las formas que configuran un conjunto en diente de sierra. Esta estructura se hace presente en la nave del Taller de cartuchería de pistola hoy rehabilitado como Biblioteca General del campus en el que existen grandes cerchas paralelas a la fachada principal de manera que los grandes lucernarios se producen en esta misma dirección. La estructura cubre dos grandes rectángulos adosados de 31 y 25 metros de frente y 35 y 29 de fondo. Las grandes cerchas rectangulares tienen un apoyo en pilares intermedios de fundición. Esta misma solución se adoptará en las naves 44 (Taller de construcción de tubos Hot) y 48 (Taller de construcción de espoletas) con esa doble estructura que en las fotografías antiguas aparece repleta de maquinaria que se apoya sobre ellas y se nutre por conductos enterrados para llevar el aceite, el aire comprimido o la electricidad hasta cada uno de los puestos de trabajo. El uso del hierro roblonado con diferente soluciones estructurales ha marcado los periodos de este breve espacio de tiempo que abarca los primeros treinta años del siglo XX y en el que el hierro y las nuevas soluciones estructurales permite la construcción de espacios de mayores dimensiones y con nuevos requerimientos de iluminación y maquinaria. Junto a las cerchas de cubierta realizadas con perfiles laminados roblonados casi todos los pilares se realizan de fundición, huecos en su interior en muchos casos, o perfiles laminados roblonados en otras ocasiones. Así la Fábrica ha marcado un recorrido por los sistemas constructivos: desde la madera y la piedra al ladrillo y el hierro. Soluciones de diseños y formas que enseñan los modos constructivos de una larga época. 1.4. Organización social y laboral de la fábrica. La Fábrica de Armas ha sido una instalación de gran interés para la ciudad de Toledo por muy diversas razones. Las dimensiones y producción de la Fábrica hacen que las instalaciones requieran en sus mejores momentos la presencia de más de mil doscientas personas trabajando en la misma. Ello es altamente significativo para la ciudad de Toledo de manera que en torno a un 15% de las familias toledanas tenían alguien trabajando en la instalación. La sirena de entrada y salida del trabajo se oía en toda la ciudad, para la cual era importante su actividad. Las instalaciones del conjunto fabril adquieren la estructura de una ciudad que por su carácter militar permanecen opacas al resto de la ciudad. Economato, escuela de aprendices, viviendas de oficiales y obreros, enfermería y quirófanos dan idea de un conjunto que tiene un alto nivel de autonomía vital y en cuyo conjunto muchas personas desarrollan toda su vida. La Fábrica es a la vez elemento esencial para el resto de la ciudad. Las celebraciones de la festividad de Santa Bárbara tienen reflejo en el conjunto y los programas de fiestas elaborados en la imprenta de la Fábrica indican una actividad que llenaba la ciudad de Toledo. La presencia de los técnicos militares, la vinculación a la Academia de Artillería de Segovia y la presencia de numerosas personas que han pasado por la Escuela de Aprendices o por los talleres de la misma en algún momento han establecido una vinculación social entre la ciudad y la Fábrica de Armas. La vida del conjunto de la Fábrica de Armas está así íntimamente relacionada con la vida de la ciudad de Toledo. Su presencia física, su actividad y su dinámica económica y social han sido durante muchos años referentes en la ciudad. Ahora, iniciada la actividad universitaria, de nuevo la vinculación de muchas familias se establece, de manera diferente, pero con el referente físico de la ciudad industrial junto al Tajo. El campus tecnológico universitario que acoge a más de tres mil alumnos de diversas enseñanzas será, con el paso del tiempo, el referente de numerosos profesionales que han tenido la oportunidad de estudiar en ese singular campus universitario. La arquitectura surge así ligada a la vida de las personas, inicialmente a la actividad productiva y ahora a la vida docente e investigadora de la Universidad. 2. La Fábrica construída. Un espacio en el paisaje: el agua y la energía. La Fábrica de Armas como casi todos los ingenios hasta el siglo XVIII están vinculados al lugar de producción energética (cursos de agua esencialmente) o de los materiales. En este caso, es la presencia del río Tajo la que condiciona su ubicación. Pero la presencia del río se irá trasformando a lo largo del tiempo en recurso energético imprescindible por diversas causas. Inicialmente es la fuerza mecánica del agua la que condiciona el trazado del canal de Carlos III que tiene que ser revisado en su trazado por Sardinero a la vez que se discute con el cabildo catedralicio el uso de los molinos de Azumel. A finales del siglo XIX el agua seguirá siendo elemento esencial para el funcionamiento de la Fábrica de Armas. “Desde principios de los noventa, el régimen de Canovas mostraba claros síntomas de agotamiento, de desgaste y aún de falta de dirección. En este contexto estallaron nuevas insurrecciones antiespañolas, primero en Cuba (24 de febrero de 1895), dirigida por José Martí, Máximo Gómez y Antonio Marco y luego (agosto de 1896) en Filipinas, encabezada por José Rizal, Marcelo del Pinar y Emilio Aguinaldo. España, por tanto, se veía abocada a una nueva guerra. Con resultados, además, extraordinariamente negativos. España tuvo que enviar a ultramar un ejército de más de 300.000 hombres.”36. La situación en Cuba se complicará hasta la guerra con Estados Unidos en 1898. La fabricación de armas, es por tanto, un problema esencial para la nación, Y en estos momentos se hacen más sensibles los problemas de abastecimiento de agua por parte de la Fábrica de Armas de Toledo. Ya en 1896 “el Ministro de Fomento en Real Orden de fecha 13 de octubre de 1896 manifiesta al de la Guerra de que por los gobernadores de las provincias de Madrid, Guadalajara y Toledo se adoptarán, oyendo a los ingenieros jefes, las medidas conducentes a evitar que se distraigan aguas del Tajo con perjuicio del caudal a que tiene derecho la Fábrica de Armas de Toledo”37. El coronel director de la Fábrica de Toledo se queja de la falta de agua especialmente por las tardes y a partir de la segunda quincena de agosto. Dado que el derecho de la fábrica para “utilizar las aguas del río Tajo es superior y anterior a las concesiones que para riegos y otras industrias se han dado posteriormente, pero a condición siempre de que no resulte perjudicado el caudal de la fábrica y considerando que dadas las guerras en que está empeñada la nación por consecuencia de las insurrecciones cubana y filipina, es de la mayor conveniencia para el bien del servicio el que la fábrica de Toledo no interrumpa ni un solo momento su fabricación y pueda dar diariamente 29.000 cartuchos Mauser, pues de no fabricarlos tendrían los que faltasen ser importados del extranjero con notorio perjuicio para las arcas del tesoro público y de las clases obreras que trabajan en dicho establecimiento”38. A la vista de ello se solicita al Ministerio de la Gobernación que ordene al Gobernador Civil de la provincia de Toledo que adopte las más enérgicas medidas que le sugiere su celo con el fin de que no se distraigan aguas de la que es legítima propiedad posee la fábrica y que de cuenta al referido centro ministerial sobre las medidas que adopte. Iguales reclamaciones se producen en 1896 y 1897. En un momento en el que se están planteando otros posibles aprovechamientos energéticos, la Fábrica reclama el mantenimiento del suministro del agua del Tajo como necesaria para su correcto funcionamiento. En 1898 vuelven a repetirse las reclamaciones con textos idénticos a los anteriores: “En vista de lo manifestado a este ministerio Patrimonio en Defensa. 53 por el coronel director respecto a que desde principios del mes de julio del año actual han venido decreciendo las aguas del Tajo imposibilitando la buena marcha de los motores de dicho establecimiento..... y resultando que dicho director ha hecho sobre este particular las oportunas reclamaciones al Gobernador civil de la provincia de Toledo…”39. En un escrito de 1898 se dice: “Su Majestad el Rey ha tenido a bien disponer que por los Gobernadores de las provincias de Madrid, Guadalajara y Toledo se adopten, oyendo a los ingenieros jefes, las medidas conducentes a evitar que se distraigan abusivamente aguas del río Tajo, con perjuicio del caudal a que tiene derecho la mencionada fábrica (Fábrica de Armas)...”40. El asunto llega a la decisión real y “La reina regente ordenaba tomar las más enérgicas medidas que les sugiera su celo, con el fin de que no se distraigan aguas de las que en legítima propiedad posee la fábrica“(firma Pedro de la Llana)41. El aprovechamiento del agua seguirá, años después, presentando problemas y dada la inscripción de aguas que utiliza la Fábrica por haber sido concedida por el Director General de Obras Públicas se encarga a D. Rafael Maldonado, supervisor de las obras de Mocejón, que compruebe la derivación de un propietario que pide 25 metros cúbicos por segundo en tiempos de estiaje y 157 metros cúbicos en tiempo de máximas aguas para ver si es posible su autorización42. El 11 de agosto de 1899 el coronel director de la fábrica vuelve a manifestar el mismo problema requiriendo la colaboración de los ministerios de Fomento y Gobernación: “Resultando que en los pasados años de 1896 y 1897 produjo la Fábrica de Toledo iguales reclamaciones que en el actual y en su consecuencia se dictaron por este ministerio de la Guerra dos Reales Órdenes fechas 7 de octubre de 1896 y otras dos en 30 de agosto de 1897, dirigidas a los de Gobernación y Fomento... es de la mayor importancia para el bien del servicio y para el interés nacional el que la Fábrica de Toledo no interrumpa ni un solo momento sus labores y pueda construir diariamente cincuenta mil cartuchos...”. En vista de ello se vuelve a pedir que se adopten las “más enérgicas medidas” para garantizar el agua a la Fábrica. En agosto de 1898 la fábrica ha reducido su producción a 25.000 cartuchos diarios y con la seguridad “que tendrá que suspender por completo las labores si aumenta la falta de agua”43. El agua sigue siendo un recurso esencial en este final del siglo XIX para los motores de la fábrica y la fabricación de los cartuchos. Ya no son las armas blancas sino la pólvora la que sigue necesitando de este recurso esencial como energía de funcionamiento. Por ello el 29 de noviembre de 1900 se decide la compra de los molinos del Ángel. Se expide escritura a favor del coronel de la Fábrica de Armas de la capital en representación del estado con cargo al plan de labores del material“. De acuerdo con el Consejo de Ministros en nombre de mi augusto hijo el rey don Alfonso XIII y como regente del reino autoriza la compra de los molinos del Ángel y el cigarral de la Olivilla”44. En 1901 se habla de la compra de los molinos de la Solanilla, del Ángel y del cigarral de la Olivilla45. 54. Ciudad industrial y territorio de la Vega Baja en Toledo A principios del siglo XX la energía será necesaria para la central hidroeléctrica de Azumel que junto con la central de Vapor, la central de Reserva suministrarán la nueva energía necesaria para el funcionamiento de la Fábrica de Armas. Cuando la Fábrica se rehabilite para campus universitario, la energía del agua se tomará del canal de Carlos III, ahora no como energía mecánica, sino como energía térmica capaz de suministrar el calor y frío que necesitan las bombas de calor que llega a cada una de las naves convertidas en espacios universitarios46. La Fábrica de Armas ha definido con su presencia una estructura de viarios que van desde la puerta de Bisagra hasta la entrada de Sabatini, que recorren la parte posterior próxima al rio con el paseo del Cristo de la Vega. Estos viarios se recogen en la cartografía de finales del siglo XVIII en el momento de ponerse en marcha la fábrica y sobre todo en la cartografía a finales del XIX, en los planos de Coello, Ibáñez Ibero, Palazuelos y Rey Pastor entre otros. Y junto a ello, su ubicación en la proximidad del río y la disponibilidad de amplios espacios ha ido generando una vegetación en la que se ha insertado la instalación industrial como en su paisaje natural. La vegetación de borde de ribera, las dos islas del río junto a las centrales de Azumel y del Ángel y el tratamiento de diferentes especies en el interior de la “ciudad industrial” han ido conformando un espacio de grandes dimensiones en el que la arquitectura de ladrillo convive con amplios paseos de arbolado y zonas singulares de plazas y espacios comunes junto al edificio de Sabatini y al taller de cartuchería de pistola. 3. De Ciudad Industrial a Ciudad Universitaria. Cuando se plantea el cierre de la Fábrica de Armas de Toledo se realiza un acuerdo entre el Ministerio de Defensa y el Ayuntamiento de la ciudad que recalifica los terrenos exteriores a la Fábrica, propiedad también del Ministerio, para construir allí viviendas y suelo comercial, cediendo a cambio el conjunto de las instalaciones de la Fábrica al Ayuntamiento. El Ayuntamiento a su vez firmó un convenio con la Universidad de Castilla-La Mancha por el cual se cedían los terrenos de la Fábrica a la Universidad para que esta los rehabilitase como campus universitario. La cesión se realizó en junio de 1998 y la rehabilitación de la primera fase (12.000 metros cuadrados) se produce de forma rápida de manera que en febrero de 1999 se inaugura la actividad académica en el recinto industrial. Finalmente el acuerdo de cesión cedió a la Universidad el espacio comprendido entre la entrada de obreros y la entrada de Sabatini reservando la zona izquierda para equipamiento municipal. Recientemente (junio 2009) se ha firmado un nuevo convenio de cesión del Ayuntamiento de Toledo a la Universidad de Castilla-La Mancha de manera que la integridad del recinto de la Fábrica de Armas, que conforma una unidad, ha sido cedida para campus universitario. El espacio situado al otro lado del río (zona de polvorines, hoy parque de la Olivilla) ha sido cedido a la Fundación de medioambiente para instalar allí un conjunto de Institutos de Investigación relacionados con el medioambiente (Instituto del Fuego, Meteorología…) 3.1. Estructura urbana del conjunto. La Fábrica de Armas constituye un conjunto urbano singular, con valores especialmente cualificados de arquitectura, y un conjunto fabril que se ha desarrollado a lo largo de dos siglos manteniendo sus estructuras iniciales con las adecuaciones y ampliaciones necesarias. Su ubicación excepcional junto al río Tajo y frente a la ciudad histórica contribuye a subrayar estos valores. Frente a la construcción de instalaciones fabriles que de una forma muy rápida han modificado el territorio y su entorno, aquí la implantación se ha realizado en un amplio periodo temporal. Casi dos siglos de actividad y de trasformaciones han consolidado una ciudad industrial vinculada a la ciudad próxima lo cual ha facilitado su integración en el entorno. La rehabilitación de este conjunto industrial como campus universitario plantea el mantenimiento de las edificaciones existentes procurando la ubicación, en cada uno de los edificios, de los usos más acordes con su realidad construida. Se ha estudiado detenidamente cada uno de los edificios proponiendo las medidas de recuperación y las adaptaciones necesarias a cada nuevo uso. Todo ello integrado en una estructura urbana definida a lo largo de los años y como consecuencia de las diversas ampliaciones que va experimentando el conjunto. La rehabilitación de la Fábrica de Armas considera el mantenimiento de la trama urbana interna existente, su relación con el río, la comunicación con el resto de la ciudad y la rehabilitación de los edificios con su necesaria actualización para los nuevos usos con la introducción de los requerimientos tecnológicos necesarios en las propias edificaciones y en los servicios urbanos. Junto a estos criterios arquitectónicos y urbanísticos se plantean criterios de sostenibilidad47 que integran un programa energético, un ciclo integral del agua y un tratamiento medioambiental del conjunto del campus. Para ello se pone en marcha una planta depuradora de aguas residuales que da servicio a todo el conjunto (EDAR), una Central Térmica con distribución de calor y frío centralizado y utilización de energías renovables. Se define el mantenimiento de los viarios existentes recuperando los antiguos pavimentos, se diseña el tratamiento de los nuevos viarios y las condiciones de urbanización en jardinería y mobiliario urbano. El sistema centralizado de climatización tiene bombas de calor agua agua (tomada del canal de Carlos III) que distribuye el calor y el frío a través de una red subterránea con galería de más de un kilómetro de trazado inicial. En cada nave se utiliza posteriormente un sistema diferenciado de acuerdo con su diseño Posteriormente se incorpora una planta de cogeneración y una planta de absorción de llama directa. Todas las instalaciones se han localizado en la nave de antiguos garajes hoy utilizada como Central Térmica. A esta energía se ha sumado la instalación de paneles solares térmicos y fotovoltaicos instalados especialmente en los edificios de uso deportivo48. En un futuro podría ponerse en marcha también la central hidráulica de Azumel completando así un conjunto de usos energéticos. En cuanto a las instalaciones de depuración de aguas se ha desarrollado una propuesta tecnológica innovadora y respetuosa con el medio ambiente. Para el tratamiento de aguas residuales se construye una EDAR (Estación Depuradora de Aguas Residuales) en el interior de la nave 26 donde también se ubica una planta potabilizadora (EDAP). Una red de fibra óptica recorre todo el campus para llevar las instalaciones de telefonía y de voz y datos a todas las aulas, laboratorios, despachos de profesores y aulas de informática. El tráfico de vehículos está restringido en el interior del conjunto a servicios internos creando grandes superficies de aparcamientos en el exterior. La Fábrica de Armas no es solamente un conjunto de edificios sino que constituye una estructura urbana singular. La ciudad industrial que allí ha surgido desde finales del siglo XVIII es la “otra ciudad histórica“, que requiere tratamientos urbanísticos cuidados y acordes con las construcciones existentes. La ciudad industrial se ha renovado en sus nuevas infraestructuras introduciendo redes de nuevas tecnologías e instalaciones y adecuando los antiguos edificios a los nuevos usos universitarios. 3.2. Reutilización de edificios. Las necesidades de la Universidad de Castilla-La Mancha para acoger el Campus Tecnológico de Toledo y las enseñanzas que se encuentran ubicadas en diferentes lugares de la ciudad con instalaciones no adecuadas hacen que el uso prioritario de la Fábrica pueda ser el universitario. Y así se recoge en la modificación del Plan General de Ordenación Urbana de Toledo que establece las condiciones urbanísticas que posibilitan el desarrollo universitario del conjunto. Se estudia la distribución y organización del campus universitario en base a los edificios industriales existentes y se planifica la estructura general del mismo. Se define como criterio básico de partida el mantenimiento de la realidad industrial como tal en su identidad en los edificios rehabilitados de modo que en el nuevo uso sea legible la realidad original del edificio. Para ello se conservan los Patrimonio en Defensa. 55 elementos básicos como son las fachadas, estructuras interiores y cubiertas de los mismos en su configuración interior y exterior. La rehabilitación del edificio proyectado por Sabatini plantea la recuperación de su estructura originaria. La recuperación del canal posterior y el mantenimiento de todos los añadidos de épocas posteriores en su estructura productiva, valora de nuevo el carácter industrial del edificio recuperando, sobre todo, la estructura hidráulica de su parte posterior. El proyecto de rehabilitación adapta el edificio a los nuevos usos departamentales de la Universidad de Castilla-La Mancha (despachos de profesorado y laboratorios de investigación). Se consolida la estructura del edificio en sus muros, forjados y estructura de madera en cubierta. Se conserva la estructura de comunicaciones interior con los grandes ejes verticales y transversales de sus galerías. La estructura posterior de superposiciones y añadidos se hace más clara dejando en evidencia lo construido por Sabatini y las transformaciones de principios del siglo XX. Las fachadas exterior e interior se conservan en sus trazados, incorporando el lenguaje de carpinterías actuales. Se restauran elementos singulares como la Iglesia, la Biblioteca y la sala de oficiales. Cuando los nuevos usos que se plantean lo permiten se mantiene la estructura general en cuyo interior se introduce la nueva función. Es el caso del Pabellón Polideportivo cubierto o de la Biblioteca. En el Pabellón Polideportivo se construyen dos elementos en los extremos de la nave para vestuarios, gradas y aulas y se mantiene el gran espacio como zona de juego o como gran sala de lectura. Las nuevas funciones se localizan en el interior de los grandes espacios industriales que conservan la imagen fuerte de sus estructuras y grandes alturas. En el antiguo Taller de cartuchería de fusil se mantiene la unidad en la zona de cafetería comedor con una estructura secundaria de cubierta integrada por piezas de madera de diferentes formas y se compartimenta la zona destinada a salón de grados, seminarios y aulas en un programa complejo de usos. En otras ocasiones, los nuevos usos requieren compartimentaciones del espacio original y controles térmicos, y lumínicos de las estancias. En el interior de las naves se opta, básicamente, por una doble solución: el mantenimiento de la estructura general con la creación de las divisiones necesarias y la adecuación del mobiliario como ocurre en los edificios de aulas y en muchos laboratorios, o la creación de un espacio dentro del espacio general de la nave con una cubierta interior que acota volúmenes manteniendo siempre la imagen global del espacio anteriormente existente. Se hace siempre una propuesta que permita mantener la unidad del volumen interno con planos acristalados o con espacios comunes en los que es perceptible la totalidad del volumen original. En los últimos proyectos de rehabilitación planteados ha sido necesaria la construcción de nuevos espacios. Especialmente en el Módulo acuático se construye un 56. Ciudad industrial y territorio de la Vega Baja en Toledo nuevo edificio que se une por unas pasarelas acristaladas con el antiguo Taller de Fundición. La zona de la piscina cubierta se realiza con paneles de hormigón prefabricado, zonas en ladrillo visto y revestimientos metálicos que conviven en una nueva imagen industrial con el edificio existente. En el Instituto de Medioambiente un módulo acristalado de nueva planta une dos edificios de diferentes épocas, construidos uno de ellos a finales del XVIII y otro a principios del siglo XX. Un pequeño elemento acristalado en toda su superficie sirve de unión y distribución a cada uno de los espacios situados en las dos naves. Interiormente se opta por el revestimiento en acero negro de los paramentos verticales, reforzando la imagen industrial desde una estética contemporánea. En octubre de 2009 se completa la rehabilitación de la Nave de fabricación de material Quirúrgico que alberga aulas, seminarios y departamentos y en uno de sus extremos el Instituto de Nanotecnología y Nanociencia. Un edificio que se incorpora al campus en el momento en que se plantean nuevas enseñanzas como Arquitectura y Traducción e Interpretación. En unos diez años se han rehabilitado cerca de 38.000 metros cuadrados y llenado de vitalidad la ciudad industrial convertida ahora en una ciudad universitaria. El conjunto de la ciudad histórica industrial se recupera así para albergar la actividad docente e investigadora, manteniendo una realidad arquitectónica y urbanística de épocas pasadas revitalizada con las nuevas tecnologías y con el uso docente e investigador. En julio de 2009 se firma el Convenio entre la UCLM y el Ayuntamiento de Toledo por el que se cede a la Universidad la zona existente a la izquierda de la entrada de obreros recuperando así la unidad del espacio para el uso universitario. Las nuevas necesidades de enseñanzas, crecimiento de alumnos y edificios de investigación completarán la rehabilitación de esta zona en los próximos años. La rehabilitación de estructuras industriales se ha desarrollado, en diversos lugares, fundamentalmente en una doble dirección: mantenimiento de la ruina como elemento de un nuevo paisaje o recuperación para usos culturales. En la Fábrica de Armas de Toledo el uso universitario mantiene la dinámica de actividad en estas instalaciones con una nueva significación. La rehabilitación realizada ha recuperado los espacios industriales que mantienen sus valores arquitectónicos, alterados y modificados, con la presencia de los nuevos usos que les confieren una nueva dimensión. Pero, en esta nueva lectura, es reconocible la arquitectura industrial que ha servido de punto de partida al proyecto, manteniendo elementos básicos de fachadas, estructuras y una configuración urbana adecuada a los nuevos usos de docencia e investigación que alberga la instalación industrial. Un proceso de “reanudar la competencia de articular los espacios de vida que, a lo largo de milenios, contribuyó en un mismo movimiento a anclar a los hombres al medio natural al que pertenecen en tanto que seres vivos y al incesante reinicio de la institución de la comunidad…”49. La arquitectura sigue siendo realidad viva que alberga las nuevas funciones que hace presente esa “competencia de edificar”50 que tiene el hombre y que es capaz de adecuarse a nuevos usos y culturas. 4. La Fábrica en el Territorio: la Vega Baja de Toledo. La Vega Baja de Toledo es el amplio territorio que se sitúa al norte de la ciudad histórica, construida sobre la colina, y que tiene el río Tajo como borde en su margen izquierdo. Este amplio espacio ha estado ocupado en distintos momentos históricos con actividades diversas que han dejado huellas de su presencia. De época romana queda un espléndido circo del siglo I y durante la construcción de la Fábrica de Armas se encontró un mosaico que nos habla de la presencia de villas residenciales. Con las excavaciones, actualmente en curso, podemos afirmar que la ciudad visigoda capital del reino en España estuvo situada en la Vega Baja donde poco a poco, el yacimiento arqueológico va dejando en evidencia la estructura de la ciudad que se mantuvo ocupada siglos después de la llegada de los árabes a Toledo. El complejo visigodo de Santa Leocadia dio lugar a dos templos: el de Santa Leocadia que en 1121 estaba ruinoso y en 1162 se restauró para una comunidad de canónigos regulares y el de San Ildefonso del que sabemos que existía en 1209 y tuvo culto durante la Edad Media. La iglesia de San Pedro y San Pablo pretoriense se recuperan para el culto llamándose San Pedro el Verde desde 1124. Se construye la ermita de san Bartolomé en el extremo occidental del circo romano, de la cual tenemos referencia en 1302 porque allí se celebraban las reuniones de la hermandad Vieja de Toledo. También se localizan en esta zona algunos conventos que ocupan espacios en esta zona de la ciudad hasta encontrar la oportunidad de trasladarse al interior del conjunto histórico. A lo largo del siglo XIV el territorio de la Vega Baja adquirió una nueva función de manos de la Mesta que la convierte en descansadero de ganados y lugar de control dentro de la red de cañadas. Y el propio municipio compró distintas propiedades para crear un ejido para el pasto de los ganados destinados al abastecimiento de la población. A comienzos del siglo XVI se fundó el convento de Mínimos de San Francisco en la antigua ermita de San Bartolomé. En la obra trabajan arquitectos como Alonso de Covarrubias, Nicolás Vergara el Mozo, Juan Bautista Monegro y Bartolomé Zúmbigo. El año 1515 se construyó el convento de santa Susana cerca de la Casa de la Monja centro de un barrio que se despuebla en el siglo XVIII. A comienzos del siglo XIX las tropas francesas ocupan como cuartel el convento de San Bartolomé que será incendiado y demolido en 1845. Las ermitas de San Ildefonso y del Cristo de la Vega sufrieron daños pero fueron restauradas para capilla del cementerio del Hospital de la Misericordia y del nuevo de capitulares catedralicios hasta que en 1836 se decidió la construcción del Cementerio General en el extremo norte de la vega Baja. En 1813 se destruyó también el Brasero de la Vega a la entrada de la Constitución de 1812 que abolió la Inquisición. Tras la desamortización de los bienes municipales en 1855 se acabó el régimen de explotación agrícola de la zona. Ya el Ayuntamiento trató de cambiar el uso de la Vega construyendo un canal de riego conocido como Mina del Corregidor. Al enajenarse las fincas se continuó con el proyecto construyendo ramales que permitieron las explotaciones de huertas en la zona hasta mediados del siglo XX. La cartografía ha ido dejando constancia de este espacio de la ciudad en diferentes momentos. Cuando Wyngaerde visitó Toledo en 1563, hacía dos años que la corte de Felipe II se había instalado en Madrid, dejando Toledo como mera capital espiritual del reino, sede primada y núcleo cultural. El plano de finales del siglo XVIII firmado por Manuel Carbonero dibuja la Vega Baja dibuja la zona con el río Tajo como límite, los paseos y alamedas y edificios como el convento de Mínimos y la Fábrica de las espadas. El plano levantado y publicado a costa y bajo la dirección de D. Francisco Coello por D. Maximiano Hijón presenta una Vega como gran espacio agrícola. Desde la Puerta de Bisagra salen un conjunto de caminos, uno de ellos conduce al Cementerio General donde se encuentra con el Camino de la Vega. Los planos de Reinoso de 1882, de Rey pastor de 1926 identifican un territorio prácticamente libre con usos agrícolas y ganaderos en el que la Fábrica de Armas aparece como elemento aislado e independiente. El Convenio firmado entre el Ministerio de Defensa y el Ayuntamiento de Toledo suponía una modificación del planeamiento urbanístico para permitir la construcción de 1000 viviendas y suelo comercial en los espacios exteriores de la Fábrica, propiedad también del Ministerio de Defensa. Para controlar el desarrollo de la actuación, el Ayuntamiento finalmente adquirió a Defensa esos terrenos y organiza una sociedad denominada Vega Baja para construir allí las viviendas. Antes de la construcción se requiere a todos los adjudicatarios (cooperativas y empresas) la realización de un estudio arqueológico que acaba poniendo en evidencia la existencia de importantes restos de época visigoda en la zona. Por ello se paraliza el proceso de construcción y urbanización y, a través de una empresa pública (Toletum visigodo)51, se inicia un proceso diferente de desarrollo del territorio circundante en base al gran yacimiento arqueológico, la nueva ordenación urbana de la zona, los condicionantes paisajísticos y un gran equipamiento cultural, museo-centro de interpretación del sitio- entro de Investigación del patrimonio histórico. Patrimonio en Defensa. 57 La Fábrica de Armas se sitúa así en el entorno de un territorio cultural en el que se constituye en gran referente dinamizador por su actividad y por la rehabilitación realizada y se integra en un territorio de más de ochenta hectáreas con una significación cultural de gran importancia en el que la Fábrica es un elemento más de una secuencia que comienza con el circo romano del siglo I, el yacimiento Vega Baja que tiene registros desde el siglo V al IX, y la aportación de la arquitectura industrial de los siglos XVIII al XX. La Fábrica, incoada ahora como Bien de Interés Cultural con la categoría de conjunto histórico, se ha convertido en elemento esencial referente del territorio y se sitúa así en una secuencia cronológica y en un valor espacial dinamizador del mismo por sus nuevos usos integrados en la realidad social y cultural de nuestro tiempo. 58. Ciudad industrial y territorio de la Vega Baja en Toledo Notas del autor. 1. Plano que demuestra la parte accesoria donde se han de colocar las Máquinas de afilar y lustrar las armas en la Fábrica de la ciudad de Toledo. Este plano especifica en la leyenda A: Piezas donde están las máquinas. B: Por donde viene el agua del río. C: Casa donde están las compuertas. D: Canal para el sobrante. E: Canal que dirige el agua a la máquina. F: Ruedas de la máquina.... I: Ruedas de afilar. J: Escalera. L: Alcantarilla para devolver el agua al río. El “Plano 2º que demuestra la parte accesoria donde se han de colocar las Máquinas de Afilar y Lustrar las Armas en la Fábrica de la ciudad de Toledo”. Y otro con los perfiles del recorrido del agua titulado: Plano de la Real Fábrica de Armas en la vega de la ciudad de Toledo. 2. PERIS SANCHEZ, Diego, 1999, La Fábrica de armas de Toledo, I Historia. Se trascribe el texto del Archivo de Simancas con la descripción del canal. p. 33. 3. PERIS SANCHEZ, Diego, 2008. “La Fábrica de armas de Toledo. Lecturas de una ciudad industrial”., en: Universidad de Castilla-La Mancha, Campus de Toledo, Toledo, UCLM. VVAA. 1982: Fábrica de Armas de Toledo. Publicado con ocasión del bicentenario. MARÍAS, F. 1982: Francisco Sabatini y la Real Fábrica de Armas de Toledo. en: Miscelánea Conmemorativa de la Facultad de Filosofía y Letras. Madrid. Universidad Autónoma. 14. MARIAS, Fernando. 1982: p. 200 SAMBRICIO, Carlos.1974: En torno a Sabatini. Goya 121, pp. 14-21 15. RODRIGUEZ RUIZ, Delfín, 1993, “La arquitectura pulcra de Francisco Sabatini” en: VVAA, Francisco Sabatini 1721-1797, Fundación Caja Madrid, pp. 23-49. CHUECA GOITIA, Fernando, 1993: “La crítica adversa o equivocada” en: VVAA, Francisco Sabatini 1721-1797, Fundación Caja Madrid, pp. 51-60. MARIAS, Fernando, 1993: “La Fábrica de armas de Toledo o la suntuosidad utilitaria”, en: Francisco Sabatini 17211791, Fundación Caja Madrid. pp461-475. 16. A.G.S. G. M. leg 428 17. A.G.S. S.H. leg 807 4. RABANAL YUS, Aurora. 1988: El reinado de Carlos III en la Arquitectura de las Reales fundiciones Españolas. Revista Fragmentos nos. 12-13-14, Junio, 1988, pp. 103113. 5. ALBILLOS MOZO, Santiago. 1982: Historia de la fábrica de armas de Toledo, p. 130, en: Fábrica Nacional de Armas de Toledo. Bicentenario de la Fábrica Nacional de Armas de Toledo 1780-1980 Toledo. 6. MIRANDA CALVO, José. 1982: La Real Fábrica de Espadas de Toledo en el Archivo Nacional de Simancas, en: VVAA. Bicentenario de la Fábrica Nacional de Armas de Toledo 1780-1980. Publicado con ocasión del bicentenario. Toledo, pp. 213-142 p. 223. A. H. SIMANCAS citado en MIRANDA CALVO. 1982 18. A.G.S. G .M. leg 428 19. A.G.S. S.H. leg 807 20. PERIS SÁNCHEZ, Diego. 2003: Dos siglos en construcción. De fábrica de armas a campus universitario. Madrid. Constructora San José, pp. 56-76 21. VALLE Y DIAZ, Félix del. 1982: Breve historia de las espadas y su decoración damasquinada hasta Carlos III, en: Fábrica Nacional de Armas Toledo pp. 97-126 22. NUÑEZ APARICIO, Antonio.1982, en: Fábrica Nacional de Armas Toledo, p. 49. 23. ALBILLOS MOZO, Santiago. 1982: p. 145. 7. MIRANDA CALVO, José. 1982: p. 232. 8. ALBILLOS MOZO, Santiago. 1982, p.135. 9. MIRANDA CALVO, José. 1982: p. 240 10. PERIS SANCHEZ, Diego et al, 2001, El edificio Sabatini de la Fábrica de Armas de Toledo, Toledo, UCLM, Ediciones El Viso. 11. RABANAL YUS, Aurora. 1988. Arquitectura industrial del S. XVIII en España: Las Reales Fundiciones. Tesis Doctoral Universidad Autónoma de Madrid. 12. Sobre la Real Fábrica de Espadas de Toledo. A.G.S., G.M., legs. 423 a 432, S.H. legs. 806 a 808. 13. GONZALEZ TASCÓN, Ignacio. 1987: Fábricas hidráulicas españolas. Madrid, M.O.P.U., Biblioteca CEHOPU, 534 pp. Memorial de Artillería. 1846, 1869, 1870, 1908, 1909. MIRANDA CALVO, J. 1981: La Real Fábrica de Espadas de Toledo en el bicentenario de su fundación por Carlos III (1780-1980). Ejército Mayo 1981, XLII, núm. 496. 24. Las líneas del patrimonio, t. III, Planos topográficos del siglo XIX de la provincia de Toledo, pp 40-43. 25. Edición facsímil del Colegio de Arquitectos de Castillala Mancha. Delegación de Toledo. Copia del plano en tela existente en el Ayuntamiento de Toledo. 26. PERIS SÁNCHEZ, Diego 1998: La Fábrica de Armas I Historia. Ciudad Real, UCLM. 27. VVAA.1918: Toledo. Revista ilustrada de arte y turismo Año IV 30 Abril 1918 nº 96, Número extraordinario dedicado a la Fábrica Nacional de Artillería de Toledo. 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Madrid, Espasa Calpe, p. 176. 37. 13 de Octubre de 1896 A.G. M. de Segovia sección 3ª, división 2ª, leg. 53. 38. 1896 A.G. Militar de Segovia, sección 3ª, división 2ª, leg. 53. 39. Escrito 10 de septiembre de 1898 A.G. M- de Segovia, sección 3ª, división 2ª, leg. 53 40. Escrito 14 de septiembre de 1898. A.G. M. de Segovia, sección 3ª, división 2ª, leg. 53 41. Escrito 10 de septiembre de 1898. A.G. M. de Segovia, sección 3ª, división 2ª, leg. 53 42.Escrito 14 de septiembre de 1898. A.G. M. de Segovia, sección 3ª, división 2ª, leg. 55 43. 11 agosto 1899. A.G. M. de Segovia, sección 3ª, división 2ª, leg 53. 44. 29 de noviembre 1900. A.G.M. de Segovia, sección 3ª, división 2ª, leg 53. 45. 1901. A.G.M. de Segovia, sección 3ª, división 2ª, leg 54. 46. LUCAS MARTINEZ, Antonio; PERIS SANCHEZ, Diego.2002. The weapons factory as a bioclimatic campus. Toledo, Universidad de Castilla-La Mancha. 47. 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Avalos PERIS SÁNCHEZ, Diego ELVIRA GUTIERREZ, Rafael LUCAS MARTÍNEZ, Antonio de 2001 El edificio Sabatini de la Fábrica de Armas de Toledo” Universidad de Castilla La Mancha. Ediciones El Viso, 208 pp. PERIS SÁNCHEZ, Diego ELVIRA GUTIERREZ, Rafael 2003 La rehabilitación del edificio Sabatini. Revista Añil Patrimonio en Defensa. 61 Cubiertas del sector Maritz, Fotografía J. Sobrino 62. Historia de la Fábrica de Armas de Trubia Historia de la Fábrica de Armas de Trubia D. Aurelio Valdés Este recorrido por el devenir de la Fábrica de Trubia, desde sus orígenes en 1794 hasta su integración en la Empresa Nacional de Santa Bárbara en 1987, nos permitirá contemplar la evolución de nuestra industria militar en el marco de la historia contemporánea de España. La formación técnica y científica de los militares españoles del siglo XVIII El acercamiento a esta realidad comenzará con una mirada hacia la trascendental formación científica de los militares del siglo XVIII, así como a las fábricas de material de artillería y munición que existían en nuestro país, cuando surge la fábrica junto al río Nalón. A lo largo del siglo XVIII la capacidad técnica y científica de los oficiales de los Cuerpos Facultativos del Ejército de Tierra (Ingenieros y Artilleros) y de la Armada española llegará a obtener una cualificación que les equiparará a la de sus homólogos de los países europeos de nuestro entorno. Vamos a hacer un breve recorrido por los orígenes de sus centros de formación. Seguidamente, se hará un repaso, por los dos siglos de historia del centro dividido en cuatro periodos. La primera época nos llevará a sus orígenes en el contexto del fin del Antiguo Régimen. El periodo de referencia de la historia de la fábrica coincide con los casi dos decenios que abarca la dirección del centro por Francisco de Elorza desde su refundación en 1844. El tercer periodo abarca la segunda mitad del siglo XIX y está claramente influido por las profundas transformaciones de la técnica armamentística. El apartado final corresponde al complejo siglo XX. En 1717 se establece en Cádiz la Academia de Guardias Marinas para formar a los oficiales de la recién creada Marina de Guerra española. Desde la proliferación de la navegación a través del océano, que superaba la complejidad técnica del ámbito mediterráneo o europeo, se requerían unos conocimientos técnicos en el arte de navegar de alto nivel científico. En la Academia de Cádiz se estudiaban, en un principio, aritmética, geometría y trigonometría y en una segunda fase hidrografía, cosmografía, náutica, fortificación y artillería. A mediados del siglo se incluirían en el plan de estudios, construcción naval, maquinas, fluidos, geografía y astronomía. El marco científico de los marinos españoles era cada vez más amplio y abundaban las colaboraciones internacionales en algunos casos con proyectos de gran calado. El marino Jorge Juan es uno de los mejores exponentes de esta amplitud de miras de la ciencia militar de la época. Desde 1735 a1744 en compañía de Antonio de Ulloa, formado también en la Academia de Guardias Marinas, encabeza la delegación española de la expedición a Perú, organizada por la Academia de Ciencias francesa para medir el grado del meridiano terrestre en el ecuador. Desde 1752 a 1766 fue director de la Academia de Guardias Patrimonio en Defensa. 63 Marinas y allí fundó un Observatorio Astronómico de referencia internacional. El nivel científico y tecnológico se llega a plantear a unos niveles tan altos que desbordan la formación ordinaria de los oficiales de la marina requiriendo el establecimiento de un escalón científico más elevado para un grupo selecto, que asistiría al Curso de Estudios Mayores donde se abordarían desde el cálculo diferencial al estudio de cartas náuticas o la mecánica celeste. En 1716 se creó la Real y Militar Academia de Matemáticas de Barcelona con la finalidad de constituir un centro de formación general para todos los militares, especialmente para los que habrían de servir en Artillería e Ingenieros. Incluía un amplio espectro de asignaturas desde las matemáticas y el dibujo técnico hasta la artillería, la fortificación y la náutica. Jorge Prospero de Verboom, encargado de la organización de los ingenieros militares, escogió para dirigir la Academia al oficial de Artillería Mateo Calabro que había colaborado con él en las obras de la Ciudadela de Barcelona. Ambos representaban dos concepciones muy diferentes de la enseñanza, el predominio de la tradicional formación práctica defendida por el primero y el de los estudios teóricos de alto nivel preconizado por el segundo. Las clases comenzaron en 1720 y Verboom y Calabro se enzarzaron en una larga disputa epistolar, que a la larga provocaría la sustitución del director en 1738 por Pedro de Lucuce, que es el artífice de las Ordenanzas del siguiente año para la enseñanza de las matemáticas en el Centro. La duración de los estudios abarcaba tres años divididos en cuatro cursos de nueve meses cada uno. Los dos primeros impartían una formación general a los oficiales del ejército. Los dos cursos siguientes se dedicaban a la formación de los oficiales de artillería e ingenieros. Con este programa la Academia de Matemáticas de Barcelona impartía en los años cuarenta las enseñanzas más completas y avanzadas del país, junto con la Academia de Guardias Marinas de Cádiz. Pedro de Lucuce continúa como director del centro hasta su fallecimiento en 1774, con un breve paréntesis entre 1756-1760, en que fue primer miembro de la Sociedad de Matemáticas de Madrid. Este periodo institucional de la Academia se tradujo en la colaboración del personal allí formado en aspectos ajenos al ámbito militar como es el caso de la participación de sus ingenieros en obra civil. Así, construyeron además de fortificaciones defensivas, conjuntos urbanos producto de reformas del casco antiguo, carreteras, puentes, acueductos o canales de riego y navegación. La Academia de Matemáticas de Barcelona proporcionaba una formación técnica generalista en la que la Artillería era una parte. Con el rey Fernando VI, durante los años cincuenta, estuvieron funcionando dos academias específicas de artillería en Barcelona y Cádiz, que se vieron obligadas a cerrar sus instalaciones. 64. Historia de la Fábrica de Armas de Trubia Con la llegada del nuevo rey, Carlos III, hay una clara concienciación de la importancia del arma y de la necesidad de concentrar y modernizar sus actividades. El rey cuenta con hombres de absoluta confianza provenientes del reino de Nápoles. Con el Marques de Esquilache y el Conde de Gazola da dos pasos fundamentales, el definir los cometidos de la nueva Artillería en 1762 a través del Reglamento de Nuevo Pie y, dos años después, al crear el Real Colegio de Artillería ubicado en el Alcázar de Segovia. El nuevo oficial de Artillería que se haría cargo tanto de las unidades del arma como de las industrias militares, procedería, exclusivamente, del Real Colegio. El jefe de estudios del Real Colegio será por poco tiempo el jesuita Eiximeno, que llevará adelante, con un buen plantel de profesores un proyecto avanzado y ambicioso centrado en un alto nivel de enseñanza matemática. Además, era necesario el dominio de la geometría, la física, la química y materias semejantes a las citadas en los otros centros de enseñanza militar, tanto para el adecuado rendimiento del tiro de cañón, como para la fabricación del material de artillería, municiones y pólvora. Dos aspectos más cobraron especial importancia. El primero será la implantación de manuales de enseñanza para los alumnos, que sustituirán, como en la Academia de Guardias Marinas, progresivamente a los apuntes, el material exclusivo, hasta entonces. Las obras elaboradas por el profesorado, algunas de ellas tan relevantes como el “Tratado de Artillería” de Tomas de Morla y las traducciones de obras científicas enriquecerán una espléndida biblioteca que superará los 2000 volúmenes en poco tiempo. El segundo aspecto será la potenciación de la investigación, contando como referente fundamental, a partir de 1792 con el laboratorio de química dirigido por Louis Proust. El centro será uno de los mejores de Europa y el esfuerzo de su director se manifestará en la publicación de sus “Anales de Química”. También el profesorado de la academia participará en comisiones en el extranjero como la gira europea que les encargaría a Morla y Guillelmi, el Conde de Lacy, Director General de Artillería, a consecuencia de la cual se introdujo en la fundición de Barcelona, a partir de 1792, la fabricación de material de artillería aligerado siguiendo al modelo francés de Gribeauval. Las Industrias de elaboración de material de artilleria en el siglo XVIII hasta la implantacion de la Fábrica de Trubia A comienzos del siglo XVIII el papel de las Fábricas de material de artillería en España era modesto comparado con el de países de nuestro entorno. Los planteamientos reformistas borbónicos aun no habían brotado y tardarían en hacerlo en medio de los múltiples conflictos bélicos del reinado de Felipe V. Al igual que en el siglo anterior, los establecimientos fabriles pertenecían a asentistas privados, que gozaban de gran autonomía en la producción del material. Al no existir una normativa reguladora de los calibres, dimensiones y características de piezas y municiones, los asentistas actuaban por su cuenta, apenas controlados por las pruebas de ordenanza que debían vigilar el contrato de asiento, firmado por la administración del Estado. El material se fabricaba en base a conocimientos empíricos heredados de la tradición familiar y mantenidos con secretismo. La carencia de rigor técnico y conocimiento de física y química experimentales, daba lugar a una gran confusión y diversidad en los productos finales con componentes de las aleaciones y metodología de elaboración del producto totalmente dispares en calibre, peso y demás características de cañones y municiones. Como se cobraba al peso, las fundiciones producían armamento de gran envergadura, difícil manejo, escaso alcance y precisión y pocas garantías de que el tubo no reventase en cualquier momento. Este distanciamiento de los avances tecnológicos fue especialmente importante en el procedimiento de fundición de los cañones. En España, a mediados de siglo, se seguía utilizando el fundido en hueco, que originaba frecuentes desviaciones del ánima con respecto al eje de la boca de fuego, provocadora de averías y de falta de precisión en las piezas. En los años veinte, el suizo Juan Maritz había implantado en Francia el sistema de barrenado de las piezas que permitía su fusión en sólido y el consiguiente incremento de su operatividad. Por entonces existía en España una fabricación especializada en función del usuario final de la pieza de artillería, cañones de bronce para el ejército de tierra y cañones de hierro para la armada. El bronce era más ligero y eficaz que el hierro pero bastante mas caro. Ambos tipos de cañones utilizaban un procedimiento de fabricación integrado por la fundición, el moldeado, y el acabado. Los cañones de bronce requerían, además, de un afinado previo para eliminar impurezas. Vamos a realizar un breve recorrido por los principales centros de fabricación de material de artillería de la época. Las Fábricas de hierro estaban ubicadas en Santander y en las localidades de Liérganes y La Cavada, distantes cinco kilómetros entre sí. Inició la producción de cañones de hierro, en la primera de ellas, en 1622, Juan Curcio, proveedor del ejército español en Flandes. A partir de 1622 compartirá las tareas de fundición con La Cavada. La ubicación fue elegida por la proximidad de las materias primas del río Miera y del puerto de Santander. A mediados del siglo XVIII, con sus cuatro altos hornos en plena actividad, lograron sus mayores cotas de producción. El Marqués de Ensenada promovió una comisión científica a Paris de los marinos Antonio Ulloa y Enrique Enriqui en 1749, que informaron sobre el ya citado procedimiento de barrenado en sólido inventado por Maritz. Tres años después los artilleros José Manes y Francisco Estacheria completaron la información ponderando claramente las ventajas del nuevo procedimiento. En 1761, tras una prueba de ordenanza de resultados negativos sobre los cañones de hierro fabricados en los dos últimos años, se produjo una intervención técnica en las fábricas de Liérganes y La Cavada para implantar en ellas la fundición en sólido, contando para ello con los citados artilleros. Tras diversas controversias con los asentistas, en 1763 el nuevo Secretario de Guerra, Marqués de Esquilache, expropió las dos fábricas y las hizo dependientes de su departamento a través del Cuerpo de Artillería. En 1771, en plena expansión técnica y productiva de los cañones, un ejercicio de tiro en El Ferrol provocó la explosión de una pieza de artillería de hierro fundido en sólido, con victimas entre sus sirvientes. La desconfianza de la armada sobre el nuevo procedimiento, así como el resultado negativo de las nuevas pruebas de ordenanza provocaron una crisis productiva, que llevó a la marina a comprar cañones de hierro fundidos en hueco a la compañía escocesa Carron Company. A partir de 1781 las Fábricas de Liérganes y La Cavada dependerán de la Secretaria de Marina y pronto se decidió retornar al antiguo fundido en hueco en los cañones de hierro. En 1795 tras 160 años de actividad cierra la fábrica de Liérganes, quedando como proveedor de piezas de artillería de hierro solamente La Cavada. A mediados del siglo XVIII la artillería de bronce se fabricaba en las fundiciones de Sevilla y Barcelona. La primera de ellas inicia sus obras en 1720. En 1733 se llevaron adelante las de la Fábrica de Artillería de Bronce de Barcelona. Las dos fábricas estaban en manos de asentistas y sufrían un retraso en la cantidad y calidad de sus productos respecto a sus homólogos europeos, en buena parte debido a que utilizaban materias primas con muchas impurezas provenientes de Perú y México, dado su menor coste. Tras la llegada de las comisiones enviadas a Francia por Ensenada, a mediados de siglo, para el estudio de fundido en sólido, el nuevo Director General de Artillería e Ingenieros, Conde de Aranda, propuso una intervención técnica, para estudiar su implantación en Sevilla, de comisionados franceses pertenecientes al equipo de Jean Maritz, hijo. Tras un largo proceso con abundantes fracasos, que incluyó el contrato del propio Maritz para trabajar en las dos fábricas de artillería de bronce, se realizó una prueba en Ocaña en 1774 para comparar los cañones fundidos con el procedimiento tradicional en hueco con el nuevo fundido sólido. Este último aguantó claramente el envite y el fundido de la artillería de bronce irá desde entonces, por este camino. Inicialmente dedicada a la construcción de armas defensivas, la fábrica de Eugui en Vizcaya, comienza a producir munición desde 1721. Se convierte en la principal fábrica de este tipo de España pero a mediados de siglo sufre varias crisis que le llevaron, incluso, a paralizar su producción. El Conde de Gazola, que conocía directamente la problemática, propuso en 1765 la intervención técnica del Estado y al año siguiente pasó a depender de la Patrimonio en Defensa. 65 Secretaria de Guerra. En los años setenta se incrementará notablemente la producción de munición a costa de la deforestación, por ello se pensó en abrir otra fábrica en la región para lo cual se adquirió por el Estado en 1784 la ferrería de Orbaiceta, con el fin de convertirla en fábrica de munición. A partir de los años noventa se regularizó la producción. En 1767, tras el descubrimiento de abundante y rico material de hierro en las proximidades de San Sebastián de Muga, en la provincia de Gerona, supervisada por Jean Marítz y el Conde de Gazola, se aprueba la creación de un nuevo establecimiento próximo al río Muga que permitiría diversificar la producción de munición y disminuir su coste. Maritz elabora una memoria y tras su aprobación redacta el proyecto de construcción con un alto horno, solamente. A partir de 1770 comienza la elaboración de material que se vio reducida, también, por la falta de combustible vegetal. Las crecidas del río llegaron a provocar la suspensión temporal de las actividades. En Cádiz se construyó por estos años una efímera fundición en Jimena de la Frontera destinada a proveer de material de artillería y munición a las plazas de América. En 1777 una Real Célula dispone el establecimiento de la fábrica, los problemas económicos, el giro político producido en relación con los colonos americanos, el fallecimiento del Ministro de Indias, José Gálvez, en 1787 y de Carlos III al año siguiente, principales promotores del proyecto, las riadas del río Hozgarganta y el agotamiento de las minas de hierro ocasionaron su cierre en 1788. Los inicios de la Fábrica de municiones gruesas en Trubia La relación de la monarquía borbónica española con la Francia republicana era tensa en 1792 y, ante un previsible conflicto entre ambos países, se reunió el Consejo de Estado el 18 de junio, presidido por el rey Carlos IV, planteando la necesidad de establecer una fábrica de municiones distante de la frontera francesa, donde estaban ubicados los centros productivos navarros de Eugin y Orbaiceta y el de San Sebastián de Muga, en el Ampurdan. El 3 de agosto los Ministros de Marina y de Guerra encargaron al Ingeniero en jefe de Marina, Fernando Casado de Torres un informe urgente sobre el lugar más conveniente para la ubicación de una futura fábrica lejos de los Pirineos. Un mes más tarde Casado contesta con un detallado Dictamen indicando que “el que reúne mayores ventajas, me parece que es el punto de unión del río Trubia con el Nalón, en las inmediaciones de Udrión, concejo de Grado en Asturias”. Casado había intervenido en una comisión de espionaje industrial en Inglaterra en 1788 y, desde comienzos de la década de los noventa, se convirtió en el principal impulsor 66. Historia de la Fábrica de Armas de Trubia del empleo del carbón mineral en las fundiciones de cañones y municiones de hierro. Como hemos indicado anteriormente, los graves problemas de deforestación provocados por el consumo de carbón vegetal requerían una alternativa de carbón mineral, ya probada en Europa. Su uso combustible en el alto horno requería su coquización para eliminar el azufre y otras impurezas. Por ello Casado, además de realizar estudios en La Cavada, analizó las posibilidades de los recién descubiertos yacimientos de carbón asturiano y levantó el primer horno de coq en Langreo. Su propuesta de Trubia contaba, a su juicio, con muchos factores favorables. Aguas arriba del Nalón, en Langreo, la marina gestionaba las minas de carbón. Mineral del que también disponían terrenos próximos regados por su afluente el río Lena. En las inmediaciones de la futura ubicación de la fábrica, concretamente en las faldas del monte Udrión, las cañadas de Berció y las cuestas de los Bascones, abundaban los minerales de hierro (hematites, hierro espatico y mineral cuarzoso). Asimismo, Udrión contaba con abundantes fundentes de piedra calcárea y cuarzo. Un factor determinante para la elección, allí, del asentamiento fabril era la confluencia de los ríos Nalón y Trubia, que proporcionaban agua abundante y agitada (el nombre de Trubia en su etimología latina deriva de “turbido” es decir impetuoso) para el funcionamiento de la fábrica. Además de la provisión de energía hidráulica necesaria, el Nalón permitiría, una vez llevada adelante su navegabilidad, el traslado del carbón mineral de Langreo y orillas del Lena y el transporte del material fabricado hasta la desembocadura del río en el puerto de San Esteban de Pravia. El 10 de noviembre del año 92 hubo una reunión de técnicos en el palacio del Duque del Parque de Oviedo, durante la cual en base al Dictamen de Casado se marcaron las líneas maestras de la creación de la futura fábrica. Asistieron, además del autor del documento, Jerónimo Tavern, Capitán de Fragata, el Brigadier Francisco Vallejo y el Subdirector de la fábrica de Navarra, Capitán de Artillería Ignacio Muñoz San Clemente. Todos ellos intervendrán, decisivamente, en el futuro centro. Oficiosamente, comenzaron los proyectos relativos al canal de reconducción de las aguas y al levantamiento de la presa, bajo la supervisión de Tavern, en 1793. El 23 de marzo de este año, tras el aguillotamiento de los reyes de Francia, Carlos IV declaró la guerra al país vecino. En pleno conflicto, el 24 de abril de 1794, por Real Cédula, se dispone el establecimiento de una fábrica de municiones en la confluencia de los ríos Trubia y Nalón y el traslado a Asturias de personal de las Reales Fábricas de Navarra y de las fábricas de armas portátiles guipuzcoanas de Plasencia, Ermua y Eibar, ante el imparable avance del ejercito francés al frente del general Moncey por la zona. En este año las fundiciones de Eugi, Orbaiceta y San Sebastián de Muga fueron destruidas por los ocupantes. Sólo quedó en activo la fábrica de cañones de Liérganes que hubo de cerrar definitivamente en 1795 por agotamiento de sus hiperexplotadas reservas vegetales. Por si fuera poco, Casado tuvo que pedir destino a Madrid por motivos de salud, quedando a cargo del proyecto, de forma provisional, Muñoz San Clemente, con el apoyo de Tavern. Ambos analizaron y dieron el visto bueno a los estudios de Casado, exceptuando la presencia de mineral de hierro en los lugares indicados en el Dictamen, que ellos, sin embargo, sí encontraron en San Juan de Castañedo del Monte, a unos cinco kilómetros de la fábrica. Esta controversia sobre las minas del mineral de hierro y las dificultades en la navegabilidad del Nalón, contestada, especialmente, por Gaspar Melchor de Jovellanos, que preconizaba la construcción de una carretera carbonera para poner en contacto la zona minera de carbón con la fábrica y los puertos de Avilés, Villaviciosa y Gijón, plantearon otras alternativas de ubicación pero en enero de 1795 el nuevo director de la fábrica, Brigadier Francisco Vallejo, confirmó el proyecto Casado, cambiando únicamente la localización de la fábrica, situándola al otro lado del río Trubia. El terreno elegido tenía una extensión de 234 toesas de largo por 60 de ancho. Las obras van avanzando con cierto retraso debido a la carestía económica, al tiempo lluvioso y a la falta de personal especializado. El 11 de mayo de 1797 se enciende el primer alto horno de los dos con que cuenta la fábrica, el Volcán y el Incendio. Las primeras tentativas de fundir el coque en el horno Volcán no tienen éxito, porque el hierro no se licua lo suficiente, solidificándose antes del moldeado. Se optó por utilizar, de momento, carbón vegetal para la urgente fabricación de munición, dado el nuevo conflicto bélico europeo, sin abandonar el proyecto del uso del carbón mineral. Como Proust había hecho pruebas de coquización en el Laboratorio de Segovia en 1796 con buenos resultados, desde Trubia se le enviaron muestras para su evaluación y se comisionó un viaje de estudios a la fábrica francesa de Le Creusot, conocida por su utilización del carbón mineral, acompañado del Coronel Datoli y de un maestro fundidor de la fábrica. A finales de 1805 los comisionados volvieron de Francia con los análisis pormenorizados de la siderurgia de Le Creusot. A partir de 1806 Proust retornaría a su país, por motivos personales, sin volver a pisar suelo español. En este año la fábrica contaría con un nuevo director, el Teniente Coronel de Artillería Ignacio González Cienfuegos y Jovellanos. Al año de su nombramiento, realizó un nuevo proyecto de ensayos con combustible mineral que parecía ofrecer resultados alentadores, pero en 1808 la invasión francesa paralizó la actividad de la fábrica e inmediatamente se ordenó la dispersión del personal de la misma por Asturias y por el territorio español, especialmente en Sevilla y Mallorca. En 1812 se establecieron algunos bayonetistas y cañonistas procedentes de la fábrica de Oviedo, que fue en realidad el centro directivo de Trubia, realizando desde entonces los responsables de la fábrica del Nalón cometidos de encargados de efectos y celadores de bienes raíces. La primera época de la Fábrica de Trubia se había cerrado, quedando por delante años de abandono, el fracaso en la obtención de coque en horno alto, tal y como se hacia en otros países de nuestro entorno y los efectos nocivos del error de la canalización del Nalón. La época del General Elorza Finalizada en 1840 la Primera Guerra Carlista, se abre un periodo de tranquilidad en la monarquía isabelina que permite, entre otras cosas, analizar la escasa viabilidad del armamento utilizado en la misma, en particular era evidente el atraso con respecto al contexto europeo en la industria del hierro y, en concreto, la de cañones para la marina y la defensa de plazas y costas. Por ello el Teniente General Francisco Javier de Azpiroz y Jalón, Director General de Artillería, encargó al artillero en excedencia, Francisco Elorza y Aguirre, en 1843, la elaboración de una Memoria sobre la situación de la fábrica de Trubia y las posibles soluciones para incentivar su uso, ampliando sus cometidos a la fabricación de los citados cañones, aplicando la moderna tecnología del hierro colado. Tras el minucioso informe, el nombramiento de Francisco Elorza como Director de la restaurada fábrica de Trubia se produjo el 18 de agosto de 1844. Elorza pertenece a la serie de técnicos militares del siglo XIX, que tienen un claro protagonismo en la revolución industrial española. En esta línea, por ejemplo, merece la pena destacar el papel del ingeniero militar Agustín de Betancourt fundador en 1802 de la Escuela de Caminos, Canales y Puertos o, próximo a la época que estamos relatando y candidato también a la dirección de la Fábrica de Trubia, al General de Artillería Francisco de Luxan y Miguel, que, como Ministro de Fomento tuvo un papel fundamental en la creación de la carrera de Ingeniero Industrial en 1850. El nuevo director de la Fábrica de Trubia era hombre de ideas liberales, que defiende contra el absolutismo de Fernando VII en el Trienio Constitucional, siendo Jefe de Estado Mayor del General Ballesteros, hasta que la llegada de los Cien Mil Hijos de San Luís le hacen emigrar en 1823 a Lieja en cuya universidad estudia Ciencias Naturales, Metalurgia y Explotación de Minas, interesándose activamente por la metalurgia en la Fundición de Cañones de la ciudad. Aprovechó, también, aquellos años para llevar adelante numerosos viajes de estudios por centros metalúrgicos de Bélgica, Francia, Alemania e Italia. Mediante un salvoconducto real regresa a España y, en situación de excedencia, se dedica de lleno a dirigir y modernizar, con gran éxito, entre otras, la fábrica de hierro de La Concepción en Marbella y, posteriormente, El Pedroso de Sevilla. Patrimonio en Defensa. 67 Elorza, muy organizado y de proverbial capacidad de trabajo, comienza inmediatamente su tarea, demoliendo los viejos hornos y planteando la nueva estructura fabril capaz de producir cañones de hierro colado del máximo nivel. Cinco años después de su llegada a Trubia se inicia la actividad del nuevo alto horno de coque llamado Daoiz, que funde, a plena satisfacción por primera vez en España, un cañón de artillería de a 68 libras. Este mismo año de 1849 se pone en marcha el otro alto horno trubieco denominado, Velarde. Las fundiciones se hacían en los hornos cada doce horas, produciendo más de cuatro mil libras de hierro colado con 18.000 de carbón de coq, 10.000 de mineral de hierro y 5.000 de piedra fundente. El éxito del proyecto tuvo como consecuencia la activación de múltiples aspectos. Se construyeron también, en la Fábrica de Trubia, entre otros, un taller de barrenar y tornear, un taller de fabricación de proyectiles, un taller de fabricación de armas de fuego, un taller de construcción de máquinas, dos talleres de limas, así como talleres de moldería, cerrajería, herrería, carpintería y carretería. Asimismo, se levantaron un horno de cal y más de una docena de hornos de fabricación de coque, además de una acería para la manufactura de acero fundido, que se estaba iniciando por entonces en España. Al final del periodo se comenzaría ya la construcción de un taller de acero fundido de gran envergadura bautizado con el nombre de Príncipe Alfonso, donde también se elaborarían piezas de artillería rayada. Con respecto a las materias primas, la prospección de los caladeros fue eficiente. Como indicamos anteriormente había que indagar en profundidad sobre la riqueza del mineral de hierro en el entorno de Trubia y allí se seleccionaron las mejores minas, entre las que destacaban las ubicadas en Castañedo y Berció. Se encontró un nuevo fundente de piedra caliza capaz de proporcionar la necesaria liquidez al hierro colado en La Casa de la Pólvora. En cuanto a la provisión del combustible, además del carbón mineral de Langreo, se logró la concesión de las minas de Riosa. Un tema especialmente importante fue el del transporte. Si era fundamental garantizar el movimiento del material fabricado en Trubia, lo era aun más el relativo a la provisión de materias primas. En este aspecto, se llevó adelante, con gran retraso con respecto a las previsiones de finales del siglo XVIII, el tendido de puentes sobre los ríos Trubia y Nalón. Se construyó también, la carretera de Trubia a Oviedo y se llevaron adelante distintos caminos que unían la fábrica con las minas de hierro y carbón, aunque en algunos casos, como el de Riosa, las dificultades de tránsito eran enormes, siendo necesario conducir carros a través de caminos empinados y estrechos, lo que encarecía mucho la fabricación de los materiales. También se llego a tratar de negociar la construcción de un ferrocarril, que uniera la mina con la Fábrica de Trubia. Elorza trabajó intensamente en el desarrollo normativo de la institución, tanto a través de la regulación de ensayos permanentes de materiales, como con la propia 68. Historia de la Fábrica de Armas de Trubia organización de la fábrica en 1852. Se llegaron a fijar las proporciones que había de llevar la fundición del hierro de Trubia en lingotes de distinta procedencia. Las pruebas comparativas entre el material propio y el fabricado en el extranjero eran habituales y con resultados frecuentemente positivos para la fábrica. Uno de los casos más llamativo fue el del cañón de a 12 fabricado en 1855 que resistió la prueba de 5.100 disparos, siendo la vida oficial de las piezas de entonces de 700. Las armas de fuego portátiles se revolucionaron en los años cuarenta del siglo, con la carga de municiones por la recámara y el rayado de ánima que transformaron el arte de la guerra al aumentar el alcance, la precisión y la frecuencia de los disparos. Pero la artillería tenia dificultades para adaptarse a estas reformas tecnológicas especialmente en lo que se refiere al ajuste estanco de los gases en la recámara y al coste desorbitado que supondría la reforma completa de todos los tubos de artillería en funcionamiento. Aunque la aceptación general de la retrocarga requirió mas tiempo, el rayado de cañones de artillería con avancarga que había iniciado el oficial de artillería piamontés Giovanni Cavalli en 1846 tenía mas posibilidades, ya que desde la segunda mitad del siglo se realizaban ensayos positivos en Francia, Bélgica e Inglaterra, de modo que, en noviembre de 1858 la Dirección General de Artillería dispuso que se procediese al ensayo del rayado en las Fábricas de Trubia y Sevilla. Elorza presidió la comisión de la primera, que se encargó del barrenado de un obús de 16 con tres rayas de 8 mm de profundidad y 60 mm de anchura. Las pruebas tuvieron lugar en la costa de Gijón, el año siguiente, con buenos resultados en aumento del alcance y precisión, pero a los 22 disparos la pieza reventó. Tras algunas mejoras en los experimentos, en el mes de noviembre de 1859 se declaró reglamentario el cañón de 16 mm de avancarga, largo con lo que se iniciaría un proceso trascendental en el armamento pesado. En cuanto a la munición el cambio de rayado supondrá la desaparición de los proyectiles esféricos. Cavalli propuso el empleo de proyectiles oblongos preparado para girar en torno a su eje con dos aletas que entraban en el rayado del ánima, posteriormente sustituidos por otros de material mas blando que fueron los utilizados ya en Trubia y en Sevilla. Las reformas producidas este año en el material de artillería fabricado en Trubia alcanzaron también a los montajes. En 1849 se construye en Trubia la primera cureña de hierro colado para cañones de bronce de 15 y 13 mm. La relación de la Fábrica de Trubia con otros países fue más habitual desde el inicio de los proyectos de renovación. Así se constituyeron otras muchas comisiones de estudio para conocer las experiencias internacionales. También, en ocasiones, se contó con material y personal foráneos en las actividades de la fábrica. Vamos a citar tres experiencias singulares. La deforestación provocada por el uso del carbón vegetal había cesado desde el uso exclusivo del combustible mineral por Elorza, pero era necesario cubrir el vacío forestal y en contacto con Alemania, Francia y Bélgica se plantaron, según el diccionario de Madoz, casi 36.000 árboles en cinco años, de cuarenta especies, que entonces eran exóticas en el país. Más trascendental fue para la fábrica el apoyo exterior a uno de los proyectos más personales de su director, la creación en 1850 de la Escuela de Formación Profesional Obrera. A partir de 1846 la fábrica comenzó a contratar a maestros especializados en fabricación de material militar europeo para formar a los aprendices. Las materias que se enseñaban eran muy diversas desde la fundición y maquinaria, a la aritmética o el dibujo técnico, pasando por las bellas artes. Desde entonces han salido más de un centenar de promociones de aprendices con una formación técnica muy valorada, no solo en el ámbito específico de Trubia, sino en todo el contexto industrial asturiano, garantizado, de esta forma, la necesaria continuidad en la experiencia profesional que requiere un organismo de estas características. Gran interés, tuvo también el desarrollo de la sección de estatuas, bustos y adornos del taller de molderia, donde se formaron aprendices, bajo la dirección técnica de especialistas europeos, entre los que destacó el maestro del taller belga Carlos Bertrand, contratado en Lieja en 1846. Roberto Suárez en su obra “Fábrica de Trubia 17941987. Historia y producción artística”, además del riguroso y documentado desarrollo histórico del centro, de lectura obligada para los estudiosos del mismo, hace un pormenorizado análisis de las artes industriales que se desarrollan en sus talleres. Los últimos años de Elorza al frente de la Fábrica de Trubia estuvieron empañados por la acusación de mal empleo de los fondos en su gestión. Superado el trance en 1863, Francisco Elorza asciende a Brigadier y es destinado a la Junta Superior Facultativa. Continuará con sus viajes al extranjero y concibiendo propuestas de actuación, que, en algunos casos estarán vinculadas a su querida Fábrica de Trubia, como la construcción de un cañón de 24 cm, copia de los cañones franceses de marina, que en número de cuatro fueron enviados a las Islas Filipinas. Falleció diez años después de su marcha de Trubia. Del período Elorza a la Crisis del 98 En el quinquenio siguiente a la salida de Elorza de la dirección de la Fábrica de Trubia, la producción sufrió un gran parón, que supuso, entre otras cosas, el apagón del último alto horno en 1866, planteando la adquisición de acero a la industria privada. En estos años la producción se dedicó fundamentalmente al artillado de cañones de costa, fortalezas en zonas fronterizas y buques de guerra. A partir de 1868 y durante un decenio, la complicada situación política española afectó a los presupuestos del Estado y el país se desmarcó del progreso técnico europeo. A finales de los años setenta, abandonada la artillería lisa, prolifera la fabricación de cañones y obuses rayados y vuelven las piezas antiguas a la Fábrica de Trubia para zuncharse y rayarse. Pronto empiezan a construirse aquí los primeros cañones de retrocarga de 24 cm con proyectiles con tetones y se transforman los cañones de bronce lisos de 13 cm en cañones de retrocarga de 14cm Con el empleo de la pólvora sin humo crecen también el peso y la longitud de los nuevos cañones. En este contexto, la fábrica necesitó profundas transformaciones para adaptarse a los nuevos tiempos, tanto en lo que se refiere al volúmen del continente de los talleres, como las características de su contenido, cuya maquinaria era escasa y anticuada. El acero emerge combinado con el hierro o utilizado en exclusiva en los diferentes cañones. El sistema adoptado planteaba artillería entubada y zunchada en los grandes calibres y el acero, en principio, como material exclusivo de la artillería ligera. Las nuevas piezas requerían talleres mayores adaptados a los emergentes procesos de fabricación con elementos, como los zunchos y manguitos. Su mayor peso y tamaño precisaban nuevos hornos y fosas. Los proyectiles de elaboración más compleja y cada vez más pesados, necesitaban procedimientos con más operaciones y nueva maquinaria. Los nuevos ensayos de materiales requerían reformas en el probadero de artillería y la instalación de un laboratorio mecánico para pruebas de metales. Las grúas debían adaptarse al mayor volúmen y peso aumentando, por tanto, su tamaño y potencia. Se requería, con todo ello, la utilización de más vías de ferrocarril, tanto dentro de la fábrica, como en conexiones externas. Las reformas de la Fábrica de Trubia no contaban con una ampliación presupuestaria. Había que hacerlas en paralelo con la producción ordinaria de armamento y material de guerra. De un total de 147 millones de pesetas del presupuesto anual del Ministerio de Guerra, se contaba con 6,5 o 7 para material de artillería. En concreto, la Fábrica de Trubia recibió casi 25 millones de pesetas en la década de los 80 (de ellos, 17.500.000 para material de guerra, 3.700.000 para vía férrea y 2.600.000 para maquinaria). Por ello se hizo un ajuste económico pequeño, continuado y a medio plazo del coste de adaptación de las instalaciones, sin perder de vista el objetivo de la fábrica, que era la construcción del material bélico. Además, en estos años, se estableció una pugna entre artilleros partidarios de la fabricación de material de Patrimonio en Defensa. 69 artillería en bronce comprimido, siguiendo la estela del suizo Uchatius y los defensores del avance técnico de acero, entre los que estaba el personal de la Fábrica de Trubia. En 1885 el General Quesada, Ministro de la Guerra, envió a Inglaterra una comisión para investigar sus instalaciones de fabricación de artillería de acero y averiguar el coste que supondría su implantación en España. A su regreso se decidió llevar adelante el programa de fabricación de artillería de acero en nuestro país, en un principio proponiéndoselo a la industria privada y tras la carencia de respuesta, encargándoselo a la Fábrica de Trubia. No obstante, hubo que esperar hasta 1892 para ver satisfechas las aspiraciones de renovación técnica del centro asturiano. En 1892 se produjo una reforma decisiva en la Fábrica de Trubia. Le permitirá fabricar 40 cañones al año, hasta llegar al 24/45 de costa, así como el mismo número de montajes y 4.000 proyectiles. Lo que supondría la producción de un millar de toneladas de material bélico al año. Para ello, el centro contaba con un presupuesto medio anual de 2.300.000 pesetas. Asimismo, en los nuevos talleres de fundición, forja y temple de acero se proveerá del material de este metal, que necesiten las fábricas de Sevilla y Oviedo para su producción de cañones y fusiles, respectivamente. La Fábrica de Trubia contaba, en estos momentos, con una superficie de 20 Ha. y consumía anualmente, 2.500 toneladas de hierro y 12.000 de carbón. En su trabajo consumía una fuerza motriz de más de 800 caballos. Para el transporte del material contaba la Fábrica con cerca de 4 Km. de vía férrea, de enlace entre sus talleres y la vía general que unía Trubia y Oviedo. La institución tenia entonces una plantilla de un Coronel de Artillería Director (en este momento, era Ramón Fonsdeviella), un Teniente Coronel de Artillería Subdirector, tres Comandantes de Artillería Jefes de Sección, cinco Capitanes de Artillería, un Comisario, dos Oficiales de la Administración Militar, un Médico, un Capellán, dos Maestros Principales, cinco Maestros de Fábrica, cuatro Maestros de Taller, 17 Auxiliares y 1064 Obreros. La Fábrica se dividía en tres Secciones. La primera incluía los talleres preparadores, en los que se fundían cañones, proyectiles, y acero, se afinaban lingotes y se realizaban labores de prensado y limado. Incluía un laboratorio químico. En fundición de cañones se contaba con ocho hornos de reverbero, que fundían hasta 50 toneladas de hierro y podían llenar un molde de 12 metros de longitud. En el taller de fundición de proyectiles y piezas diversas, se contaba con dos hornos de reverbero, cuatro cubilotes y dos hornos verticales de viento. Aquí se fundían proyectiles de hierro colado y el material diverso que necesitara la Fábrica, incluidas las bellas artes. La fundición de acero se ubicaba en un taller de hierro y cristal que contenía un horno de 12 toneladas Siemens que permitía conseguir todas las gradaciones del acero hasta ese tamaño. El taller de prensa de forjar acero, contaba con una 70. Historia de la Fábrica de Armas de Trubia de mil doscientas toneladas, movida mediante una máquina de vapor. El taller de afino y forja incluía, desde 1865 un taller de zunchos, tres trenes laminadores, tres martillos de vapor y un martinete. El taller de construcción de limas y un laboratorio dotado con material de última generación, cerraban los componentes de esta sección. La segunda sección incluía talleres de fabricación de artillería, proyectiles y montajes, construcciones diversas y las fraguas a mano. El taller de artillería estaba montado en una nave de 121 metros de largo por 25 de ancho, cubierta con estructura metálica y dotada de luz cenital. Además contaba con paredes, cuyas ventanas eran arcos de medio punto acristalados de más de cinco metros de altura. La maquinaria del taller constaba de 107 elementos, que incluían, desde 25 tornos mecánicos de cañones, zunchos y muñones, hasta bancos de barrenar, grúas y una prensa hidráulica. El taller de fabricación de proyectiles también contaba con arcos y columnas de hierro y con 48 máquinas diversificadas, a las que daba movimiento una máquina de vapor de 25 caballos. El taller de montajes los construía para todo tipo de cañones y elaboraba chapas de hierro para usos múltiples. Contaba con 52 máquinas. Por último, el taller de fraguas tenía 27 máquinas en una superficie de casi 900 metros cuadrados bajo luz cenital. La tercera sección tenía a su cargo la elaboración de modelos, el taller de aprendices, la carpintería y los talleres de atenciones generales y mantenimiento. Con respecto al taller de aprendices, seguía la línea marcada por Elorza, a mediados de siglo, contando en 1892 con 55 alumnos, la mayoría de ellos vinculados familiarmente al personal de la fábrica. El prestigio de esta formación continuaba siendo notable, permitiendo la integración de los titulados en la misma fábrica, o en otras del Estado por oposición o en la empresa privada. Especialmente importante era el reconocimiento y prueba del material que entraba y salía de la fábrica, incluyendo, en el caso de hierros y aceros, análisis químicos y pruebas mecánicas muy rigurosas. En el probadero de cañones se disparaba a la montaña próxima o en un túnel de arena de 50 metros de espesor. Se contaba para estas pruebas con la plataforma de asentamiento, las vías de ferrocarril, diverso material móvil y una grúa de 60 toneladas. Las pruebas se verificaban en apenas cuatro horas para un cañón de 50 toneladas. Por último, directamente dependiente de la Subdirección de la Fábrica estaban la sala de dibujo, el departamento de contabilidad y una importante biblioteca. Mención especial, en estos años, hay que hacer a las piezas fabricadas en Trubia por algunos proyectistas, “artilleros inventores ilustres de los cañones de sus nombres”, según el “Soneto” de Juan Pérez de Guzmán. El Capitán de Artillería Fernando Álvarez de Sotomayor, en 1880, propuso un sistema de tres modelos de piezas de artillería, que, tras su estudio por los responsables del Cuerpo se acordó fabricar en Trubia la pieza ligera de 8 cm de chapa. Con este material se armaron dos baterías a caballo, nacidas a mediados de la década. Curiosamente, las piezas ligeras del diseño Sotomayor tenían más potencia de tiro que otras contemporáneas más pesadas. La vinculación de Sotomayor con Trubia fue más intensa. Allí estuvo destinado varias veces y en la fábrica se llevaron adelante varios proyectos suyos más, como el del cañón de tiro rápido de 7,5 cm arrastrado por seis mulas. El artillero ovetense Salvador Díaz Ordóñez alternó, a lo largo de su vida militar, sus destinos en la Fábrica de Trubia, de la que fue Subdirector en 1890, con las Unidades del Arma. En 1884 proyectó un cañón de 30,5 cm de hierro fundido, que se construyo en Trubia, limitando su longitud para evitar tener que adquirir nuevos bancos de barrenar, tornear y rayar. La experiencia le llevó a proyectar un sistema completo de piezas de costa, compuesto de tres cañones de 21,24 y 30,5 cm, así como tres obuses de los mismos calibres. Como en Trubia se contaba en 1886 con tornos más largos para la construcción de los cañones “Hontoria”, del navío Pelayo, no haría falta entonces, acortar las piezas. Los cañones de 21 y 24 cm se denominaron modelo 1891, al igual que los obuses de este calibre. El cañón de 30,5 será modelo 1892. El Teniente Coronel de Artillería de la Armada, José González Hontoria, había planteado en 1870 el primer proyecto de fabricación nacional de armamento rayado para buques, cuya pieza experimental fue fabricada en Trubia. Las guerras civiles del periodo paralizaron el proyecto. Nueve años después presento uno nuevo de cañones de retrocarga para la marina, muy avanzado, que incluía piezas de 7 a 20 cm de calibre. Los mayores de 16, 18 y 20 cm eran de hierro colado con tubo interior de acero; los de 12 y 9 cm eran de acero zunchado y el de 7 cm de acero sin enzunchado. Dos ejemplares de cada calibre se fabricaron en Trubia e hicieron sus pruebas en 1880 ante una comisión presidida por el propio Hontoria. El resultado fue positivo y se procedió a la fabricación de algunas piezas. Tres años después Hontoria presentó un nuevo proyecto con un buen resultado de pruebas para otra serie de cañones de la armada de los cuales los de mayor calibre, de 28 y 32 cm, se construyeron en Trubia para el navío Pelayo. Después de la reforma de 1892, durante la guerra de Cuba, el Ministerio de la Guerra decidió instalar en Trubia el material necesario para potenciar la fabricación de artillería de costa hasta un calibre máximo de 25 cm Para ello, se levantaron nuevos talleres. También se decidió construir un taller de cartucheria metálica para incrementar la producción de cañones de tiro rápido hasta un calibre de 15 cm. La derrota del 98 provocó una enorme conmoción en España. Además del coste económico del desastre, los españoles se vieron moralmente afectados por la pérdida de los últimos territorios de ultramar. El Ejército y la Armada tuvieron, evidentemente, un protagonismo negativo en los sucesos, que les pasó factura ante la opinión pública, muy reacia a que el país afrontara nuevos costes para reconstruir unos efectivos militares en buena parte destruidos en la contienda. La Fábrica de Trubia en el siglo XX Comienza el siglo con la desestimación por Real Decreto de 22 de enero de 1900 de una propuesta de adquisición de la Fábrica de Trubia por una sociedad hispano francesa que se comprometía a elaborar en ella el material de guerra necesario para poner el país en estado de defensa, con la colaboración de ingenieros y obreros franceses. En enero de 1908 salía adelante la Ley Maura-Ferrándiz, que afrontaba la reconstrucción de la escuadra española tras el desastre del 98. A la Fábrica de Trubia se le encargó la elaboración de cañones para las baterías secundarias de los acorazados. Concretamente de 101,6 mm con 50 calibres de patente Vickers. Se fueron mejorando los talleres de fundición de aceros y se montaron otros nuevos como los de montajes y herramientas. También se contó con maquinaria más potente y aparatos de precisión que permitieran unificar, con la máxima solvencia, los ensayos requeridos. Obtenidos los derechos de producción bajo licencia de material Schneider, se lleva adelante la fabricación del cañón de campaña de 7,5 cm, así como del de montaña de 7 cm. La Primera Guerra Mundial potenció, claramente, la industria militar y en Trubia no fueron ajenos al nuevo impulso. Así se pone en marcha la fabricación, con patente Schneider, de un obús de 15,5 cm, modelo 1917, que compatibilizaba su potencia de tiro con la movilidad. Su eficacia quedó plenamente demostrada en la Campaña de Marruecos, lo que proporcionó una larga vida en la producción de la fábrica hasta los años sesenta. Mas adelante se fabricaría el modelo Schnider de 10,5 cm para montaña, modelo 1919. Una de las novedades bélicas que surgieron de la experiencia de la Guerra Mundial fue el carro de combate. Su fabricación requería instalaciones nuevas, que se llevaron adelante en terrenos del antiguo probadero. El taller de carros permitía reproducir modelos extranjeros de eficacia comprobada en la guerra y, al mismo tiempo, llevar adelante estudios con los medios experimentales adecuados para lanzar un modelo español propio. Allí en 1925 el Capitán de Artillería Carlos Ruiz de Toledo diseñó un proyecto basado en el francés Renault FT-17. El carro ligero de combate para infantería modelo Trubia 75 H-P, serie A, de tiro rápido será el primero de su género fabricado en España, tras las pruebas favorables en Carabanchel. Su producción cesaría en 1936. También en material de artillería aparecen proyectos de origen español. En 1927 el Comandante de Artillería Antonio Ramírez de Arellano presentó ante la Comisión de Experiencias de Artillería un modelo de cañón de 40 mm, que fue declarado reglamentario en 1933, iniciándose su fabricación en Trubia. El material, ligero y desmontable, estaba al nivel de la fabricación europea de la época. El Comandante Arellano proyectó, además, una variante del Patrimonio en Defensa. 71 cañón destinada a instalarse en el carro de combate Trubia, que no se llegó a fabricar en serie, ante la citada interrupción de la producción de carros. a una nueva Dirección General de Material e Industrias Militares bajo dependencia directa del Ministro de la Guerra. En los años treinta la fábrica ocupaba una extensión de más de 300.000 metros cuadrados, de los cuales una quinta parte estaban edificados. Haremos una breve referencia a los talleres de acero y artillería, por su especial interés en estos años. La revolución de octubre de 1934 provocó que a lo largo del día 6 la Fábrica de Trubia, con su correspondiente partida de armamento, pasase a manos de los revolucionarios. Entre las piezas de artillería se encontraban 16 cañones “Ramírez de Arellano” de 40 mm, que fueron utilizados inmediatamente, por su fácil manejo y ligereza, contra las fuerzas del ejército regular sitiado en Oviedo. Curiosamente, el propio Comandante Arellano, que se encontraba en la ciudad, hubo de soportar el asedio de los insurgentes en la Fábrica de Armas de La Vega y comprobar, personalmente, los efectos del material que él mismo había diseñado. Con respecto al primero se llevó adelante un notable esfuerzo para dotarle de hornos de última generación. Dos Martin Siemens de 40 y 15 toneladas, un Fiat Demag de 10 toneladas y un pequeño horno eléctrico de ensayo de 300 kilogramos para pruebas científicas de obtención de acero. El taller de fundiciones diversas, ubicado en las antiguas escombreras, estaba equipado de los elementos necesarios para moldear las piezas en todo tipo de aleaciones y aceros con un rendimiento óptimo. El taller de embutición estaba destinado al laminado y punzonado de los proyectiles de acero. A su lado estaba ubicado el taller de temple para el tratamiento del acero. El taller de montajes se adapta a las rápidas reformas del sector con su aligeramiento y mayor resistencia, dando paso al acero moldeado, forjado y laminado y a los montajes de chapa. En el amplio taller de artillería se llevaba adelante un trabajo de gran precisión, por personal muy especializado, que reconocía minuciosamente el material elaborado al pasar de una operación de fabricación a la siguiente. Desde comienzos de siglo, se avivó la gestión de beneficio social para los trabajadores de la fábrica y sus familias. Especialmente importante fue el esfuerzo realizado durante la Dictadura de Primo de Rivera. En Trubia se levantó un espectacular casino con amplio equipamiento, que incluía una biblioteca muy bien provista y en la planta baja del edificio un moderno teatro. Al lado del casino se construyó una plaza de abastos de diseño vanguardista, una casa de baños y un comedor para obreros de mobiliario muy funcional. En los locales del edificio tenia su sede la Institución de la Gota de Leche y la estufa de desinfección. También se contaba con un lavadero mecánico y una enfermería clínica y hospital de urgencia con modernas instalaciones, que incluían rayos X para atender a los obreros y a sus familias. La complejidad política de la época afecta, lógicamente, al centro fabril y sus moradores. En 1926, Primo de Rivera disuelve por tercera vez el Cuerpo de Artillería, lo cual afecta directamente a la industria militar española, produciéndose una confusa renovación de personal, con inevitables consecuencias de producción. El 7 de febrero de 1932 se crea el Consorcio de Industrias Militares por el Ministro de la Guerra, Manuel Azaña, con un Consejo de Administración dependiente del Ministerio, que incluía las Fábricas de Toledo, Sevilla, Granada, Murcia, Oviedo y Trubia. Las tensiones, de todo orden, provocadas por la reorganización administrativa y competencial dieron lugar a su disolución por el Ministro de Guerra, Alejandro Lerroux el 1 de marzo de 1935. Las funciones del Consorcio pasaron 72. Historia de la Fábrica de Armas de Trubia Al inicio del levantamiento de julio de 1936 el Coronel Director de la Fábrica de Trubia José Franco Mussió, recibió la orden de su inmediato superior, el sublevado Coronel Aranda, Comandante General de Asturias, de defender la fábrica de los ataques de los sindicatos obreros, contrarios al alzamiento. El Director no obedeció las órdenes, manteniendo la producción de la fábrica bajo la supervisión de un Comité Obrero de Guerra. La producción no fue muy eficiente, dados los desordenes organizativos propios de la situación bélica, que incluía el bombardeo de la Fábrica por la aviación enemiga. El 22 de octubre de 1937 las fuerzas del bando nacional procedentes de Oviedo, toman la fábrica de Trubia y a lo largo de un mes de trasiego de personal reorganizan la producción, libres de tensiones bélicas inmediatas con la desaparición del teatro de Operaciones Norte. Además de los trabajos de mantenimiento y reparación de material ubicado en la Fábrica, en los años de la guerra el principal material fabricado fueron los obuses Schneider de 105 y 155 mm, cuyo rendimiento en campaña fue muy valorado, sin desmerecer en lo absoluto, el nivel del material extranjero proporcionado por los aliados de ambos bandos. Como señala Artemio Mortera en su obra de referencia para conocer en detalle la producción de material bélico en sus dos años de historia “La Fábrica de Trubia. Dos siglos de tecnología artillera”: “Los materiales construidos en Trubia constituyeron la espina dorsal de la Artillería de los dos Ejércitos enfrentados, pudiendo afirmarse que no hubo batalla de la guerra en la que no se encontraran algunas piezas con este origen al lado”. Al acabar la guerra se plantea una ralentización de la producción que se ve activada urgentemente en 1940 ante la demanda del nuevo conflicto mundial, además las necesarias actividades de reparación y mantenimiento del material utilizado en España durante los tres años de guerra civil. Especialmente importante será el relativo al material antiaéreo proporcionado por Alemania centrado en el mítico 88/56 que se fabricaría en nuestro país. En febrero de 1943, España obtiene de la casa Krupp la licencia para fabricar el cañón antiaéreo, aunque no sería la única contratista del proyecto pues su producción seria completada con otros centros, entre los que destacaron la Fábrica de Artillería de Sevilla y la Sociedad Anónima de Placencia de las Armas. Con ello Trubia entraba de lleno en los sistemas de construcción de artillería moderna, que hacia inviable la producción integral de una industria básicamente metalúrgica y que requería subcontratas y pedidos compartidos. La pieza de 88 mm recibió la denominación de “F.T. 44” (Fábrica de Trubia modelo 1944) era un híbrido de varios modelos germanos, la producción del FT se prolongó hasta los sesenta, constituyéndose un total de 250 piezas en veinte años. exportación la participación con la Fábrica de Sevilla desde los años sesenta en la fabricación de cañones sin retroceso de 106 mm, así como la producción en serie de cohetes de diversa topología, también en esos años. A partir de los modelos experimentales “T” se desarrollaría el cohete “Teruel”, utilizado mayoritariamente por el ejército español y fabricado en Trubia. En los años setenta tuvieron especial interés las mejoras de los montajes efectuadas a los cañones 122/46, que desarrollaron enormemente su operatividad. En la siguiente década, entre otros encargos, se construyeron en Trubia los tubos de 76,2/62 de las piezas OTO-Melara destinados a la Armada. Italia proporcionó material de costa de 305/15, que se fabricaría en Trubia. También se llevaron adelante varias adaptaciones como la del obús 149/24 elaborado en la Fábrica de Trubia con un montaje del obús Schneider de 155/13, a partir de 1941. La dependencia directa del Ministerio de Defensa de la Fábrica de Trubia finaliza el 9 de mayo de 1986 cuando por Consejo de Ministros se produce su integración en la Empresa Nacional Santa Bárbara del grupo del Instituto Nacional de Industria junto con las fábricas de Murcia y Valladolid. En cuanto al material nuevo tuvo especial interés en este año el encargo del obús Schneider de l75/22 de montaña. En 1941 tiene lugar el nacimiento del Instituto Nacional de Industria para potenciar la industria de armamento española. De su iniciativa nacerán la Empresa Nacional Bazán de construcciones navales en 1947, el Centro de Estudios Técnicos de Materiales Especiales (CETME) en 1949 y la Empresa Nacional Santa Bárbara de Industrias Militares, en 1959 (ENSB). A este organismo le compete a través de una Sociedad Anónima, buscar soluciones a la problemática, que entonces presentaba la industria militar española, dependiente, hasta entonces, del Ministerio del Ejercito, llevando adelante la ejecución de los programas de fabricación de armas, municiones y material de guerra. En la gradual incorporación de los centros fabriles militares a Santa Bárbara, el proceso comenzó el siguiente año con la entrega del Ministerio de la Fábrica Nacional de Oviedo. A partir de 1961 se plantea la incorporación de las fábricas de Armas de Toledo y Palencia, de Pólvoras y Explosivos de Granada y de Pirotecnia de Sevilla. Tras la guerra, los oficiales de Artillería salidos de la Academia de Segovia perdieron la cualificación de ingenieros, que correspondía al nuevo cuerpo de Ingenieros de Armamento y Construcción. Trubia participa, con otros centros fabriles, en la elaboración de armas de infantería como tubos lanzadores de proyectiles, del lanzagranadas contra carro 60/22, modelo 48, haciéndose cargo la Fábrica de la Marañosa de la carga de los proyectiles y la Maestranza de Madrid de las espoletas. Con la Marañosa colaboró en la fabricación de “lanza gel” modelo 51, que eran lanzallamas que utilizaban mapalm como combustible. También intervino en la fabricación de la granada de fusil “Energa”, la ametralladora “Alfa”, los subfusiles “Parinco” o el nuevo fusil de asalto CETME. Muy importante fue por su nivel de Patrimonio en Defensa. 73 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS .- CAPEL, H.; SÁNCHEZ, J.E. y MONCADA, O. De Palas a Minerva. La Formación Científica y la estructura institucional de los ingenieros militares en el Siglo XVIII. C.S.I.C. 1988 .- HERRERO FERNANDEZ-QUESADA, M.D. La Enseñanza Militar Ilustrada. El Real Colegio de Artillería de Segovia. B.C.A. 1990 .- LAFUENTE, A. y SELLÉS, M.A. El Observatorio de Marina de Cádiz (1753-1831). Instituto de Historia y Cultura Naval. 1988 .- MERINO NAVARRO, J.P. La Armada española en el siglo XVIII. 1981 .- MIER GONZÁLEZ, J.A. y GARCIA DE BENITO, M.L. Fábrica Nacional de Trubia 1792-1986. Evolución histórica y producción armamentística. Fundación Melquíades Álvarez. 2004 .- MORTERA FERNANDÉZ, A. La Fábrica de Trubia. Dos siglos de tecnología artillera. Fundación Alvargonzalez. 2005 .- MUÑOZ CORBALÁN. J.M. Coordinador. La Academia de Matemáticas de Barcelona. Ministerio de Defensa. 2004 .- RABANAL YUS, A. Las Reales Fundiciones Españolas del siglo XVIII. Servicio de Publicaciones del EME. 1990 .- SUAREZ MENEDEZ, R. Fábrica de Trubia 1794-1987. Historia y producción artística. Centro de Escultura de Candás. Museo Antón. 1993 .- VIGÓN, J. Historia de la artillería española. CSIC. 1947 .- VVAA. Al pie de los cañones. La Artillería española. Tabapress S.A. 1994 74. Historia de la Fábrica de Armas de Trubia Patrimonio Histórico, Técnico e Industrial Militar en el ámbito de la Bahía de Cádiz D. José Carlos Fernández Fernández Capitán de Fragata Presidente de la Asociación Isleña de Historia y Cultura As de Guía de San Fernando Proemio Antecedentes Históricos Comenzamos este trabajo abriendo las puertas del Panteón de Marinos Ilustres, edificio que alberga a grandes y modestos personajes que en un momento de la Historia merecieron el alto honor de reposar en tan digno templo. El altar lo preside una hermosa imagen de la patrona de todo navegante que a ella se quiera acoger y recomiendo que lo haga, pues “el hombre que nunca rezó es que nunca navegó”. Altar precioso, obra del salmantino de taller sevillano José Alarcón Santa Cruz. Aquí se escribe la Historia y la Historia la protagonizaron los hombres y las mujeres, como no. Historia local, provincial, nacional y universal, pues los marinos hemos arado con surcos bien marcados la totalidad de los mares y océanos. Como anecdótico, quiero mencionar que el primero que acogió este Panteón fue a un artillero del Ejército, coronel Mariano Gil de Bernabé e Ibáñez, de Báguena, Teruel, fundador del 4º Ejército, cuya efeméride bicentenaria se cumplirá dentro de tres meses. Cádiz, después de su incorporación al reino de Castilla por Alfonso X el Sabio, en fecha no anterior a 1260, era un modesto núcleo de población. Desde los primeros momentos de la repoblación cristiana, la gente gaditana se mantuvo reducida dentro de una cerca de mampostería con torres y un castillo en su ángulo sudoeste. El núcleo primitivo estaba situado en torno a la Iglesia Mayor y habitaba sobre el puerto y alrededores. No obstante, en las postrimerías de la Edad Media, no fue Cádiz, sino el Puerto de Santa María, el que gozaba de una tradición militar marinera de gran peso. En él se alistaron las armadas para la conquista de las Islas Canarias, las de la expedición a las Islas Terceras y parte de las de Lepanto. En su ría entraron victoriosos Andrea Doria, Juan de Austria, Álvaro de Bazán y, personajes, como Cristóbal Colón, Alonso de Ojeda, Juan de la Cosa o Américo Vespucio, forjando en esa villa algunos de sus proyectos y sueños de conquista sobre lejanas tierras. En mayo de 1523, Barbarroja arrasó Gibraltar encendiendo todas las alarmas. El Consejo de Castilla temió seriamente por la seguridad de los puertos del sur de España y Carlos V envía a Cádiz a Benedito de Rávena para conocer el estado de sus defensas procediendo a las obras de fortificación. Así nos lo muestra Fray Pedro de Abreu en su grabado, donde podemos apreciar la puerta del Muro, el Castillo Viejo, las torres de Guardia y las ermitas de San Sebastián y Santa Catalina. Juana, no tan Loca, había apoyado el sistema abalaustrado, aplicado por el italiano Juan Bautista Calvi. Hay que tener en cuenta que la eficacia de la artillería había hecho inútiles las fortalezas y murallas de siglos anteriores, muy elevadas y alcanzadas sin dificultad por el fuego Patrimonio en Defensa. 75 enemigo. Las plazas fuertes se rodearon de un recinto amurallado de contorno poligonal en donde cada cara formaba un frente abaluartado. Podría resistir indefinidamente, volviendo a tener ventaja la defensa sobre el ataque. Permítanme un inciso: En 1582 el joven de 20 años, Lope de Vega era marino, estaba embarcado en la escuadra de galeras de Don Álvaro de Bazán con el que participó en la campaña de las Islas Terceras portuguesas contra Francia. Conoció Cádiz y en él escribiría “Pobre barquilla mía”, de la que el autor de la tesis “Las Defensas de Cádiz en la Edad Moderna”, Víctor Fernández Cano, extrajo estas verbas que plasmó al comienzo de aquélla: Pero la vida es corta; viviendo, todo falta; muriendo, todo sobra. Razón tenía pues había fallecido en 1970, a los treinta años de edad, siendo profesor del Instituto Velázquez de Sevilla y su obra póstuma, publicada por la Escuela de Estudios Hispanoamericanos, vio la luz en 1973. Ataques ingleses a Cádiz Rotas las hostilidades entre Inglaterra y España, debido a los ataques corsarios y al apoyo inglés a los Países Bajos, Felipe II decide tarde, muy tarde, invadir la Pérfida Albión. Isabel I conoce los planes y envía a Sir Francis Drake a atacar puertos y buques españoles. El 29 de abril de 1587 se presenta en Cádiz, incendia treinta bajeles previstos para incorporarse a Lisboa y desiste en desembarcar por la enconada defensa terrestre gaditana. Ha producido mucho daño y sobre todo el logro de retrasar en un año la partida de la Gran Armada, dando tiempo a los ingleses para afirmar su estrategia. Aunque hubo pérdidas de embarcaciones, no fue tan desastrosa la empresa contra Inglaterra, como nos han hecho ver los historiadores ingleses y algún que otro español. No es ahora el momento de exponer los hechos por no ser éste el tema que nos ocupa. La acción de Drake demostró que España no era tan temible en la Península, pues la gente de guerra estaba combatiendo en otros territorios muy alejados. A tal efecto, el conde de Essex, general de tierra, caballerizo mayor de la reina Isabel, aprestó en Playmouth en la primavera de 1596 una armada fuerte en 200 velas, incluyendo 29 holandesas. El 30 y 31 de junio atacaron Cádiz, venciendo a la débil defensa española. El día 1 de julio saquearon la ciudad. Sin embargo, el castillo de la Isla de León resistió trece días y no pudieron pasar del Puente de Zuazo, debido a los socorros del Duque de Medina Sidonia situados en el lado de Puerto Real. Essex pretendía conservar la plaza de Cádiz con 400 hombres durante tres meses, en tanto recibiera nuevos auxilios para consolidarla. El consejo de nobles embarcado le hizo desistir de tal actuación, levando anclas el día del Carmen, después de haber incendiado gran parte de la ciudad y sus edificios importantes, llevándose el producto del saqueo y los cobros del armisticio. 76. Patrimonio Histórico, Técnico e Industrial Militar en el ámbito de la Bahía de Cádiz Estos hechos plantearon una disyuntiva al Consejo de Guerra español: Fortificar Cádiz o desmantelar la ciudad, reconstruyéndose las viviendas en el Puerto de Santa María, donde invernaban las galeras del reino. En Cádiz quedarían unos caseríos y unas torres de vigilancia para la Armada. Felipe II oyó a Andrea Doria y a Luís Fajardo y decidió por cédula de 25 de octubre de aquel año la fortificación de la plaza, destacando para tal fin al ingeniero militar, tratadista de fortificaciones, Cristóbal de Rojas, que, junto con Ignacio Sala y José Barnola del siglo XVIII, constituyeron el trípode de técnicos más destacados en poliorcética defensa y ataque de las plazas fuertes-, con un profundo conocimiento de Cádiz en este sentido. En 1598 comienza la construcción del castillo de Santa Catalina que protegería la playa de la Caleta. En 1613 se levanta otro castillo en la parte opuesta de esta playa en la pequeña isla de San Sebastián, donde existía una modesta ermita del siglo XIV, levantada por los tripulantes de una carraca veneciana que aquejados de peste recibieron piadoso asilo de los gaditanos. Consistía el castillo en una torre artillada que servía de torre atalaya y faro. El nuevo fuerte de este lugar comenzaría en 1706. Asimismo, en 1612, se había avanzado en la construcción de los fuertes del Puntal y el de Matagorda en Puerto Real. También se derribó el baluarte de Calvi en el frente de Tierra, levantándose otro con su foso para dominar la campiña exterior. En 1616 se encargaron a Génova dos estatuas de mármol de los santos mártires Servando y Germán que una vez recibidos los declaró patronos de la ciudad el 30 de octubre de 1617. Después de colocarlas en la puerta del Mar, hoy pueden admirarse a la entrada de la ciudad. Pero volvamos a las defensas de Gades. Ya en 1609 había expirado la Tregua de los 12 años con Holanda y se temía un nuevo ataque anglo-holandés a Cádiz, como así sucedió el 1 de noviembre de 1625, con una flota mandada por Robert Devereux, hijo del conde de Essex, de triste recuerdo para los habitantes de la Bahía. Pero esta vez, llevadas a cabo las obras necesarias, estaba preparada la ciudad de Cádiz y sus contornos. Los ingleses, quiero hacer notar, además de su innegable valía en la mar, contaron siempre con el factor suerte. Sin embargo en esta ocasión, en las que se las prometían muy felices con veteranos de la anterior hazaña, la suerte le fue adversa, pues el temporal desatado en aquellos días benefició claramente a los defensores que se convirtieron en atacantes, haciendo huir a la armada enemiga el 7 de noviembre, infringiéndole numerosas bajas. A finales del siglo XVII, Cádiz era la ciudad marinera del Sur de España mejor preparada para la defensa. Tanto así que en 1717 con la dinastía borbónica, se trasladó por seguridad a esta capital la Casa de Contratación de Sevilla. No obstante, sería en el siglo XVIII cuando se coronaría la totalidad del sistema defensivo gaditano, y ello gracias, entre otros, al ya citado Ignacio Sala, precisamente el autor de uno de los proyectos del Arsenal de La Carraca, la joya de la Corona, nunca tomada ni rendida, pues para tal atrevimiento había que superar los fuertes de Matagorda y del Puntal; después el de San Luís, así como las cadenas en el caño de entrada al Arsenal y en el de Puerto Real, protegiéndolos con todo tipo de embarcación sutil. Sin embargo aún habría dos ataques más a Cádiz. Uno en agosto de 1797, en el que, después del éxito obtenido por el almirante Jervis en San Vicente, Nelson, su segundo, se propuso tomar la capital, aunque se encontró con un defensor de gran altura, el vasco José de Mazarredo, quien, después de varios días de contienda, hizo retirarse al inglés seis leguas de mar. Otro, el 6 de octubre de 1800, cuando el gobernador de Cádiz, general Tomás Morla, escribió una carta al almirante Keith, el cual mandaba una escuadra de 148 buques y 15.000 hombres con la pretensión de tomar la ciudad. En la carta le decía que la peste se había adueñado de las calles, pero que no dudase de la enérgica oposición y resistencia ante el enemigo. Desistió por precaución el inglés. Había vencido la pluma de Morla, como en 1808, vencería con astucia al francés Rosilly que con su escuadra se rindió en la Poza de Santa Isabel cercana a La Carraca, con ayuda de la Armada, claro está. La Academia de Guardias Marinas Visto el aspecto defensivo de la Bahía de Cádiz, nos ocuparemos brevemente de la formación militar. El barrio del Pópulo gaditano albergó a partir de 1717 a la Real Compañía de Guardias Marinas cuya paternidad se atribuye al ministro Don José Patiño. De aquellas aulas salieron el alicantino de Novelda Jorge Juan y el sevillano Antonio de Ulloa, designados para acompañar a los sabios franceses Godín, Bouguer y La Condamine, al objeto de medir un grado de meridiano en Quito y conocer así la verdadera forma de la Tierra: melón o sandía. Al Norte se desplazó Celsius con otros franceses. A estos jóvenes guardias marinas, Felipe V los ascendió por privilegio real a tenientes de navío, para no “desentonar” con los sabios galos. Fue precisamente Jorge Juan, años después, siendo Mr. Smith, espía en Londres, quien concibió allí la idea de fundar un Observatorio Astronómico en Cádiz para completar el estudio marinero, tan necesitado de esta materia en la navegación. Se decidió su instalación en 1753, en el viejo castillo de la Villa, adquiriéndose los libros e instrumentos necesarios para su puesta en actividad. En 1757, el ministro Julián de Arriaga, propuso apartar, para evitar enfrentamientos entre ambos, los batallones de Marina de los del Ejército, situados en la parte norte de la ciudad, así como trasladar a la Isla de León el Cuerpo de Marina. Carlos III lo autorizó, siendo del agrado, en particular, de los profesores de la Academia de Guardias Marinas, quienes deseaban “apartar a los cadetes de las excesivas distracciones de la bulliciosa urbe gaditana”. La Población Militar de San Carlos Las distintas dependencias de Marina se distribuyeron en la Isla de León. Fallecido Julián de Arriaga en 1776, le sustituye Pedro de Castejón como Secretario de Estado y del Despacho de Marina, el cual presenta a Carlos III el proyecto de la Nueva Población de San Carlos en la Isla de León, considerándose el más novedoso y ambicioso de los proyectos poblacionales de la España Ilustrada, que, con sólo observar los edificios actuales en pie se puede comprender el grandioso hacer urbanístico de la época dieciochesca. Pedro de Castejón propuso para su consecución al brigadier del Ejército Francisco Sabatini, recayendo tiempo después en el capitán de navío ingeniero Vicente Ignacio Imperial Diguerí y Trejo, que presentó un hermoso proyecto en el que tendrían cabida: Iglesia Parroquial, Casas de la Dirección General, Intendencia y Oficios Principales, Cuartel y Academia de Guardias Marinas, Academia de Pilotos, dos cuarteles para los Batallones, Cuartel con academia para el real cuerpo de Artillería, Hospital y una pequeña ciudad para vivir. El día 2 de julio de 1786 tuvo lugar la colocación de la primera piedra, precisamente, la de la Iglesia parroquial de la Purísima Concepción, patrona de España y sus Indias. No llegó nunca a ser parroquia y pasados los años se transformaría en Panteón de Marinos Ilustres. Las contiendas continuas con los ingleses impidieron rematar esta monumental población. El Archivo de la Zona Marítima del Estrecho sito en aquélla, quedó destruido por un incendio, acaecido el 2 de agosto de 1976, y el edificio dañado interiormente se dinamitó con posterioridad. Creo que nunca debió derribarse. En el verano de 1981 la bola de acero sostenida por una grúa, hizo lo mismo con el convento de franciscanos, unido al Panteón y usado como Hospital Naval. Se pudo rescatar el brocal del pozo del patio conventual, hoy en los jardines, patrimonio histórico de Andalucía, de la Escuela de Suboficiales de la Armada. El Real Observatorio de la Armada Retornemos al Real Observatorio de la Armada: José de Mazarredo no consideraba idónea la ubicación del nuevo observatorio en la Población Militar de San Carlos, al lado del colegio de Guardias Marinas, al estar situada aquélla en terrenos cuya altura sobre el nivel del mar era menor que la del resto de la Isla, por lo que se instaló en su actual emplazamiento de Torre Alta, encargándose de las obras Gaspar de Molina y Zaldívar, marqués de Ureña, que a la sazón había relevado a Imperial Diguerí en las de la nueva Población. Patrimonio en Defensa. 77 El proyecto del Observatorio lo redactó Vicente Tofiño, marino procedente del Ejército, que a su vez llevó a efecto el primer programa sistemático español de observación astronómica con el establecimiento de un plan nacional de trabajos hidrográficos que se plasmaron en su magnífico Atlas Marítimo. cuenta, se ha solucionado este problema. Es verdad que en un año puede haber un error de una décima de nanosegundo; por lo que se necesitarían diez mil millones de años para corregir este segundo. ¡Toda una vida! Si quieren poner en hora sus ordenadores, acudan a ROA.es y lo conseguirán siguiendo los pasos que se le indicarán. El método de las distancias lunares quedó accesible a los navegantes a partir de 1767 en que apareció el primer Almanaque Náutico inglés; pero al estar tomado como referencia el meridiano de Greenwich complicaba los cálculos y no era fácil adquirirlo. José de Mazarredo, comandante de la compañía de Guardias Marinas, se propuso conseguir la publicación de uno independiente referenciado lógicamente, en el meridiano de San Fernando. Se imprimió en Madrid en 1791 para el año bisiesto de 1792. Sección de Geofísica y Geodesia. La estación Geomagnética para calibrar el magnetismo terrestre y de los buques se ha trasladado a Puerto Real, habida cuenta que la vía cercana del tren electrificada es una bovina que trastocaba los valores magnéticos. Recuerdo como anécdota la oposición del Director del Centro a la instalación del ferrocarril Sevilla Cádiz tan cerca del edificio. Venció el de Fomento de turno, invitando a aquél, no sé si por regodeo, al viaje inaugural. La invitación está convenientemente archivada en el Observatorio y debidamente registrada. Para no alargarme mucho en este excelente Centro Científico, citaré dos directores decisivos en el buen hacer: José Sánchez Cerquero, procedente del Ejército, que consiguió los mejores instrumentos astrométricos magistrales para el Observatorio, y Cecilio Pujazón García. Vemos aquí su monumento en el Panteón de Marinos, obra del escultor Garci González. La Patria representada en una bella mujer, el laurel de ilustre, el rostro del titular, el telescopio de su trabajo, las artes marineras de su profesión y la cruz de su cristiana religión. Se encargó de formar una brillante biblioteca con obras de Copérnico, Kepler, Galileo, Descartes, Newton, etc. Considerándose en esta materia una de las mejores de Europa y en lo que respecta a ejemplares de Astrofísica, es decir, componentes de la luz que llega de los astros, una de las mejores del mundo, dicho por investigadores extranjeros cualificados. Cuenta con nueve estaciones de red sísmica en diferentes puntos de las montañas del sur de Andalucía. Si pasan unos Scauts por cerca de una de ellas, los detecta, pero para considerar un terremoto, deberían pasar en las nueve estaciones a la vez. También existe una red de sismómetros en el mar de Alborán, para alertar de un hipotético maremoto. Además, el Observatorio lleva 150 años impartiendo cursos de Estudios Superiores a los oficiales de Marina, con lo que se les prepara para la ingeniería naval, de Armas Navales y de finalidad científica. Actualmente son cuatro las secciones de la Actividad Científica del Observatorio: El Instituto Hidrográfico de la Armada - Efemérides Astronómicas - Astronomía de Posición (Astrometría) - Sección de Hora - Sección de Geofísica Efemérides Astronómicas. Es necesaria para la navegación, como ya se apuntó en la edición del Almanaque Náutico. Astronomía de Posición de los Astros. Colabora con Cambrigde y Copenhague. En la Isla de la Palma, Roque de los Muchachos, tenemos un círculo meridiano automático y otro en la Patagonia Argentina. Los dos cielos más limpios del mundo. Sección de Hora. La oficial española está aquí en el Observatorio. Sabemos que la Tierra al año tarda de más un segundo, dos o ninguno, en su trayectoria alrededor del sol. Se corrige, recordarán, el 30 de junio o el 31 de diciembre, diciendo que tal año tiene un segundo más de vida. Nos regíamos por la hora siderio; es decir, tomada de las estrellas del infinito y a la vez se comparaba con dos péndulos de vacío que incidían en un reloj. Había alguna ínfima diferencia. Con los 8 relojes atómicos con que se 78. Patrimonio Histórico, Técnico e Industrial Militar en el ámbito de la Bahía de Cádiz Otro de los singulares establecimientos científicos de la Bahía de Cádiz es el Instituto Hidrográfico de la Armada. Recordemos que en 1717 se trasladó a Cádiz la Casa de Contratación de Sevilla, aunque hubo un intento por parte de ésta de recuperarla en 1725, que resultó infructuosa. En 1790 desapareció oficialmente este organismo y se hizo patente la necesidad de crear una entidad que llenara el vacío. Aunque ya existía el Depósito Hidrográfico con la obra cumbre del Atlas de Tofiño, nace en 1797 la Dirección de Hidrografía cuyos fondos acogen las primeras cartas de la expedición de Malaspina, posiblemente, una de las más brillantes páginas marítimas del siglo XVIII. A comienzos del XX la Dirección Hidrográfica queda disuelta y en 1908 se reconoce la especialidad de Hidrografía en la Armada, constituyéndose en el vapor Urania la Academia para sus enseñanzas. En 1942 se sustituyó por el yate real Giralda. Años antes, el Observatorio había acogido la Hidrografía como sección; pero en 1943 sucederían varios cambios organizativos: - Se crea el Instituto Hidrográfico de la Marina en Cádiz. Destruido por la terrible explosión de minas en agosto de 1947, se reedificó ocho años después. - Se traslada a Marín, desde San Fernando, la Escuela Naval Militar, con gran tristeza de las “cañaillas” que vieron alejarse a sus amados Guardias Marinas. - Se crea en las instalaciones dejadas por la Escuela Naval, la Escuela de Suboficiales de la Armada. La misión del Instituto Hidrográfico es velar por la seguridad de la navegación, observando y difundiendo información sobre la mar y el litoral y contribuyendo al progreso de las ciencias náuticas. Una de sus principales actividades es la producción y el mantenimiento de la cartografía que constituye su Catálogo de Cartas Náuticas, aproximadamente unas 300, como documentos vivos sujetos a constantes cambios. Es de su incumbencia la publicación de: - Anuarios de Mareas - Libros de Faros - Libros de Radio señales - Derroteros - Aviso a los Navegantes, mediante * Boletín de avisos * Radio avisos Representa al Estado Mayor de la Armada en organismos nacionales e internacionales afines a su actividad, formando parte del sub-comité de la Unión Europea para el estudio de la Carta Náutica Electrónica, tecnología que permite la codificación en formatos vectoriales los símbolos existentes en la carta de papel tradicional, así como abarca contenidos adicionales de Derroteros, Faros, Mareas, etc. Para llevar a cabo su misión cuenta con buques y lanchas hidrográficas, Malaspina, Tofiño, etc., pintados de blanco, construidos todos ellos por la Empresa Nacional Bazán actualmente Navantia-, establecida en la Bahía. El Hespérides, pintado de rojo, como antes el Las Palmas, colaboran en el Plan de Investigación Hidrográfica y Oceanográfica en la Zona Económica Exclusiva Española de la Antártida. Quiero destacar de estos dos singulares Centros científicos, Instituto Hidrográfico y Real Observatorio que conservan como Archivo Histórico la documentación administrativa y científica formada por ellos, no enviándola a los Archivos Generales de la Armada. Ello se sustenta en un trípode: Documentación, Biblioteca e Instrumentos, formando con todo ello un todo indivisible y activo, alejándolo del sólo valor museístico. Unidades Operativas La razón de ser de las Fuerzas Armadas es la Defensa de España y por tanto el adiestramiento para el combate es crucial. Es en la Base Naval de Rota de la Bahía donde reside el Cuartel General del Almirante de la Flota. Dispone en ella de un Grupo de Combate, formado por seis fragatas F-80 de la serie Santa María, con el portaeronaves Príncipe de Asturias y del Grupo de Unidades de Proyección que lo componen los buques de asalto anfibio Galicia y Castilla, los de desembarco Hernán Cortés y Pizarro y el Grupo Naval de Playa, al que pertenecen las embarcaciones empleadas para el movimiento buque-costa en operaciones anfibias. De las 10 escuadrillas de aeronaves originarias, tres se han desactivado por obsoletas y una de Harrier se vendió a Thailandia, con ocasión de la construcción de un gemelo del Príncipe de Asturias para este país. Actualmente la Flotilla la componen las siguientes escuadrillas: - Tercera, de helicópteros Augusta Bell AB-212 de guerra electrónica y transporte, desplegada en buques anfibios y patrulleros. - Cuarta, de aviones Cessna 550 “Citation II, para la Base Naval de Rota. - Quinta, de helicópteros antisubmarinos y de alerta temprana SH-3H “Sea King”, desplegada en el Príncipe de Asturias. - Sexta, de helicópteros de adiestramiento Hughes 500 ASW - Novena, de aviones Harrier II AV-8B en el Príncipe de Asturias y - Décima, de helicópteros SH-60B “Sea Hawk” Lamps III para las fragatas de la serie Santa María. Hay una tendencia creciente del Ministerio de Defensa desde la creación de Eurocopter España en inclinarse hacia helicópteros europeos para sustituir los Sea Kings por el nuevo NH-90, así como transformar los Sea Hawk adaptándolos al ataque en superficie; pero hasta ahora son deseos. Ya veremos más adelante. Quizás cuando se consiga plegar las palas del rotor principal y de esta forma transportarlos en buques de guerra. Del mantenimiento programado de las fragatas y del portaeronaves se ocupa el ISEMER, Instalaciones del Segundo Escalón de Mantenimiento de Rota. Para tener un conocimiento de los escalones de mantenimiento, sabrán que el primero corresponde al buque, el segundo al Servicio de Aprovisionamiento del Arsenal, el tercero al Arsenal de apoyo y el cuarto a la empresa privada. El ISEMER en concreto abarca además de su escalón, los dos siguientes. Para mantener el Sofware del grupo de Combate, se cuenta con el CPT-CIA, Centro de Programas Tácticos, que instruye a su vez a los usuarios de a bordo. La valoración de la capacidad de adiestramiento de todos los buques de la Flota, se encomienda a la CEVACO, Centro de Valoración para el Combate. Patrimonio en Defensa. 79 Singularidad de la Bahía de Cádiz Los tres ex-departamentos marítimos tienen, lógicamente, instalaciones comunes: Arsenales con sus Jefaturas de Aprovisionamiento e Industrial, Escuelas de Especialidad, Tercios de Infantería de Marina encargados de la seguridad, Museos Navales, Iglesias Castrenses… pero esta Bahía gaditana es singular en los Institutos científicos expuestos, en el Panteón de Marinos Ilustres y en el acuartelamiento de la fuerza embarcada de Infantería de Marina del Tercio de Armada, actualmente estructurada para desembarcos con capacidad de asalto anfibio y combate terrestre, así como con naturaleza expedicionaria. Esta compuesto el TEAR por una unidad de Cuartel General, tres batallones, dos de desembarco y uno mecanizado; tres grupos, uno de Artillería de desembarco, uno de Apoyo y uno de Armas especiales, con una unidad de Reconocimiento. Desde esta primavera la Comandancia General de Infantería de Marina depende directamente del Almirante de la Flota, trasladándose de Madrid a San Fernando, donde tendrá su instalación definitiva en el antiguo Cuartel de Instrucción de Marinería. Por otra parte, son también de particular interés dos centros que se encuentran en Torregorda, entre Cádiz y San Fernando, donde la leyenda histórica enmarcaba las columnas de Hércules, así como una productiva almadraba: Centro de Ensayos Torregorda. Dependiente de la Dirección de Armamento y Material, cuya misión consiste en evaluar, recepcionar, homologar y vigilar el armamento y municiones de cañones de calibre superior a 20 mm, así como, cohetes y misiles contra-carro y antiaéreos de baja cota. 80, la Santa María y la Reina Sofía, previstas entregar en 2010. Ya se habían modernizado la Numancia y la Victoria y pudiera acometerse el Príncipe de Asturias y las otras dos fragatas restantes. En lo que respecta a nuevas construcciones, ya está prevista la entrega a la Armada en Puerto Real de un BAC, buque de aprovisionamiento en combate, de doble casco, el Cantabria, que, posiblemente sustituirá al monocasco Patiño. Ya se han entregado 12 lanchas de desembarco tipo LCM-1E y está proyectada la construcción de 4 BAM, buques de acción marítima oceánica: Meteoro, Rayo, Relámpago y Tornado, serán sus nombres. Tanto las modernizaciones de sofware, como las nuevas construcciones son proyectos de Navantia, exclusivamente españoles, en los que intervienen empresas nacionales como INTRA, TECNOBIC y, sobre todo, FABA, Fábrica de Artillería de Bazán, que con su programa SCOMBA ofrecerá al Cantabria el escenario del combate, programa que se pretende instalar en la totalidad de los buques de la Flota. Para pequeñas reparaciones de los buques auxiliares se acude a empresas asentadas en la Bahía: Piorsa, Fluimecánica y otras de prestación de servicios. El Acuartelamiento de Camposoto La Industria Naval en la Bahía Ya para ir concluyendo, comentaré que en la ciudad de Cádiz desapareció toda fuerza terrestre, salvo el resto testimonial de las oficinas de la Delegación de Defensa y la modesta parroquia castrense del Santo Ángel. La Armada cuenta allí con la Base Naval de Puntales. El Ejército dispone de un magnífico asentamiento en San Fernando, en la zona de Camposoto. En él radica el Racta 4 de Artillería, creado originariamente como el primer Batallón de Artillería Real por Felipe V en 1710. En 1868 pasa a Cádiz, como 2º Regimiento de Artillería a Pie. En 1904 se le denomina Comandancia de Artillería de Cádiz, recogiendo la antigua tradición del Mando Artillero de la Plaza de Cádiz. En 1924 toma el nombre de Regimiento de Artillería de Costa nº 1, trasladándose en 1992 a Camposoto con la actual denominación, ocupando las instalaciones del GACTA 1/4, formado por las baterías artilladas después de la Guerra Civil con materiales procedentes de los acorazados España y Jaime I, conocidas como los “cañones del cerro”, que hacían temblar la ciudad de San Fernando con el ruido de sus tremendos disparos. Hoy cuenta con armamento ligero, transportable, efectivo y moderno. Es importante, creo yo, citar brevemente la labor industrial de la Bahía de Cádiz en lo que al Ministerio de Defensa atañe. Los Astilleros de Navantia, antigua Bazán, se configuran en dos vertientes con sus propios directores ingenieros: Carenas, en Cádiz y San Fernando, y Astilleros, en San Fernando y Puerto Real. En la actualidad se están modernizando, especialmente en hardware, dos fragatas F- El CIMOV-2 también en Camposoto es el digno heredero del CIR 16 que instruía a los reclutas para Ceuta y Melilla, principalmente. Y hasta 1996 estuvo la cabeza de la Brigada de Infantería motorizada XXII, que contaba con regimientos de gran renombre como el Pavía 19 o el Soria 9, ya disueltos. En este bello paraje, anecdótico, vive una nutrida familia de camaleones, como también presume de la suya el Real Observatorio de la Armada. Agrupación de Blancos de Tiro Naval. Necesaria para práctica de tiro de misiles de los buques de la Flota. Cuenta con 8 aviones Chucar III, norteamericanos, lanzados por cohetes y dirigidos por control remoto por un equipo de la Agrupación a bordo de los buques, y dos aviones SCRAB II, de fabricación española, lanzados por unas fuertes gomas, similares a tirachinas. La rampa del SCRAB es mucho mayor que la del Chucar y más dificultosa al no utilizar cohetes de lanzamiento. 80. Patrimonio Histórico, Técnico e Industrial Militar en el ámbito de la Bahía de Cádiz Homenaje Castrense Quiero finalizar esta charla donde comencé, en el Panteón de Marinos Ilustres, único en el mundo y, precisamente, en el lugar donde se rinde homenaje a todos los que a bordo de los buques reposan en el fondo de los mares, en cuyas representativas aguas se refleja la Gloria del linternón, con atributos marineros portados por angelotes: ancla, fanal, timón, etc. Y a los que murieron en otras circunstancias, sus simbólicos restos los contiene el arcón funerario presidido por el Cristo de los Mareantes, imagen del Cristo de la Buena Muerte de los estudiantes sevillanos. Los nombres de todos ellos, sin grafía, están escritos en dos impresionantes cuadros negros. Y no sólo a los marinos se les rinde homenaje, sino también a los del Ejército, representados por el coronel de Artillería Gil de Bernabé; y a los del Aire, por el teniente de navío, Durán, que acompañó en la epopeya del “Plus Ultra” a Franco, Rada y Ruiz de Alda, ambos acogidos en el Panteón. ¡Memento domine!. Patrimonio en Defensa. 81 Patio de trabajo del sector de forjas. Real Fábrica de Artillería. Fotografía R. Rodríguez 82. La Industria de Armamento en España La Industria de Armamento en España. DE INICIOS DEL S.XX HASTA NUESTRO DÍAS Evolución desde un modelo de Industria Militar a otro al servicio de la defensa. D. Francisco José Gómez Ramos Doctor Ingeniero de Armamento Jefe del Área TICS del ITM Resumen El objeto de la exposición es presentar la evolución que ha tenido lugar en España en el modelo de Industrias del Armamento desde comienzos del siglo XX hasta nuestros días. En ella se entiende la industria del armamento como la encargada del suministro de armas, municiones y plataformas a las FFAA. En los antecedentes se justifica el modelo dominante al comienzo de ese período (Industria Militar) y el reparto espacial de sus centros fabriles a lo largo territorio nacional (con especial atención en la zona Sevilla-Cádiz). Se pasa posteriormente revisión a los intentos de reforma realizados en la Dictadura y durante la II República y la situación consolidada al final de la Guerra Civil. Desde ese momento hasta nuestros días veremos como se va pasando a un modelo de empresa pública encuadrada en el INI, y posteriormente a la SEPI, además de la creciente presencia de la iniciativa privada. El surgimiento de nuevas empresas especialmente en los sectores emergentes y la definitiva privatización en el sector terrestre y aéreo, así como, la adaptación a un mercado europeo de defensa han llevado al nuevo modelo imperante de industrias al servicio de la defensa. Introducción. El Patrimonio TécnicoIndustrial de Defensa. Podemos entender por patrimonio, el conjunto de medios y recursos materiales y humanos con los que puede contar una persona física o jurídica (organización) para cumplir sus objetivos. En una organización industrial estos objetivos, se puede considerar que suponen el partir de unas materias primas y, realizando los correspondientes procesos, transformarlos en productos (o servicios). Puede existir un cierto matiz en la distinción entre industria (que puede incluir uno o varios establecimientos fabriles y un centro organizador o gestor de sus actividades, materializado en un plan gestor de carácter puramente industrial con el fin de conseguir unos determinados objetivos de producción y calidad del producto); y empresa, que a lo anterior añadiría un órgano gestor a nivel consejo de administración o similar y que, además de realizar una gestión centralizada de todos los recursos tenga la capacidad de tomar decisiones al objeto de asegurar la viabilidad económica, generando beneficios a favor de la titularidad de su propiedad. En definitiva, el patrimonio industrial o empresarial contendrá elementos muy variados, tanto materiales como inmateriales. Entre ellos cabe destacar, la existencia de unos objetivos industriales y económicos estratégicos que pueden estar plasmados, o no, en un plan gestor documentado o incorporarse a una determinada ”filosofía de funcionamiento” coherente y estable en el tiempo: unas instalaciones inmobiliarias industriales (fábricas, Patrimonio en Defensa. 83 almacenes, naves, hornos,…etc); una maquinaria, útiles, herramental, que permita materializar en la práctica unos determinados procesos; un personal técnico cualificado y preparado para ejecutar la misión y supervisar y/o ejecutar los procesos y estudiar e implantar mejoras a los mismos, y que incluye el personal gestor, el técnico, el de administración y el productivo; la documentación necesaria para que ese personal pueda funcionar y estudiar esos planes y propuestas de mejora y el “saber hacer” del elemento productivo (incluyendo bibliotecas técnicas, normas de fabricación, de producción, calidad, planes, “guia-burros”, protocolos de fabricación, control y pruebas,…etc; y en determinados casos medios de formación, instrucción, mejora, salud laboral, seguridad industrial…etc). Cuando tiene lugar una interrupción del proceso industrial se puede llegar a producir un quebranto de ese patrimonio industrial que irá “mermando” conforme se dilate en el tiempo la reanudación de su actividad. En caso de que ese retraso se extienda demasiado, se producirá deterioro de los medios productivos por falta de mantenimiento, perdida de “know how” por disgregación del personal, perdida de cadenas de alimentación de materias primas o de suministros…etc Esa dilatación en la reanudación de la actividad puede llegar a un punto tal en que ésta pueda llegar a considerarse antieconómica. En tal caso se pueden contemplar distintas soluciones o situaciones. Por ejemplo, la venta total o parcial de los activos a terceras partes. En esas operaciones éstas pueden buscar el fin de eliminar potenciales competidores y por tanto liquidar los activos, o bien proceder a reanudar el proceso productivo en el mismo sector con el fin de aumentar su poder y presencia en sus mercados naturales o en otro sector colateral con otros fines, como, la diversificación de sus productos y/u objetivos…etc. En cualquier caso, y sobre todo en el primero de los mencionados, el elemento humano asociado al proyecto industrial desaparecerá o emigrará a otras industrias o sectores, la maquinaría se venderá o deteriorará hasta su posible venta por chatarra o su abandono, y los inmuebles irán entrando en una fase de deterioro progresivo. En tal caso ya no podríamos hablar estrictamente de la existencia de un patrimonio industrial, sino realmente de arqueología industrial. Aún así, y aunque solo fuera para ejercitar lo que se ha venido en denominar “lecciones aprendidas”, merecerá la pena realizar un estudio del desarrollo histórico de aquellas centros, fábricas y empresas que han abandonado su actividad técnicoindustrial. Existe, no obstante, una fase intermedia a las dos mencionadas. Debido a su fuerte componente sentimental, histórica o de armonía con el paisaje ciudadano, los bienes inmuebles pueden abandonar su actividad industrial pero reconvertir su uso en otros de carácter social, cultural, …etc, con unas transformaciones que le permitan estar en armonía con el resto de su entorno. 84. La Industria de Armamento en España - No debemos olvidar que el mismo lugar donde nos reunimos, la Cartuja de Santa María de las Cuevas, dedicado hoy a actividades de tipo institucional y cultural, tuvo un pasado industrial que nos recuerdan las chimeneas de sus hornos donde se cocía la cerámica y la loza. También no lejos de aquí pueden visitar la reconversión de la antigua pirotecnia militar, luego maestranza de artillería y posterior grupo de mantenimiento V/21, en las actuales facultades de derecho y de ciencias del trabajo, o el mantenimiento de la antigua fachada de la original maestranza de artillería en la actual del teatro de la ópera “La Maestranza”. Queda aún por definir el definitivo uso que se le pretenda dar al majestuoso edificio de la Real Fundición de Bronces o Fábrica de Artillería de Sevilla1. En un principio, las industrias y empresas denominadas de defensa (englobadas actualmente dentro del denominado sector defensa) pueden considerarse incluidas en la definición dada, con la particularidad de que los productos que elabora son: armamentos, plataformas para estos y los elementos necesarios para su funcionamiento eficaz (elementos de puntería, sensores, sistemas de mando y control,…etc), así como, municiones y materiales energéticos (pólvoras y explosivos). Actualmente también podrían considerarse como productos propios de este sector el software y el hardware de control de armas de guerra, así como, los centros encaminados a la realización de actividades de I+D+i, o de mantenimiento de sistemas de armas y sus subsistemas y plataformas, como son, los arsenales, las maestranzas y los talleres de apoyo logístico, laboratorios de ensayo y certificación, centros de ensayos, polígonos de experiencias…etc. Para nuestro propósito no quedarán incluidas en la definición las industrias productoras de armas que no so de guerra tal y como se les caracteriza en el Reglamento de Armas de Guerra (no se incluirán por tanto aquellas que produzcan exclusivamente armas de caza o de defensa personal no reglamentarias). Todas estas instalaciones que tienen actualmente una función militar, de apoyo, de suministro, o que en un pasado la tuvieron, constituyen el patrimonio técnicoindustrial de defensa. El triángulo sur-occidental de España, fundamentalmente las provincias de Sevilla y Cádiz son ricas en industrias militares, centros logísticos, de ensayos o de mantenimiento y empresas del sector de defensa. Basten citar las factorías de EADS-CASA (Tablada, San Pablo, Puerto Real y Puerto de Santa María), los astilleros de Navantia en Cádiz y San Fernando, el arsenal de La Carraca, el Centro de Ensayos de Torregorda, la factoría de GD-SBS en Alcalá de Guadaira, así como otras empresas. Las razones que han dado lugar a esta situación pueden ser variadas, pero fundamentalmente se encuentran ligadas a una tradición histórica a su vez marcada por la protección y la facilidad de transporte que suministran tanto la bahía de Cádiz, como, el río Guadalquivir o la importancia decisiva que tuvieron Sevilla (hasta 1717) y posteriormente Cádiz (hasta 1778) como sedes de la Casa de Contratación. La mayoría de estos centros productivos tienen su origen en otros basados con anterioridad en la zona debido a las mismas razones. Desarrollo de La Industria Militar en España hasta la II República . Por razones de seguridad de suministro y de seguridad industrial aunadas a una búsqueda de autarquía, la industria militar española anterior al inicio del siglo XX era casi exclusivamente de propiedad estatal (con la excepción de las armerías del País Vasco2 y algunas empresas fabricantes de pólvoras y explosivos) En el ramo de guerra su gestión había sido encomendada al Cuerpo de Artillería (para las armas ligeras y pesadas y el automovilismo ligero) y al de Ingenieros (automovilismos pesado y aerostación) y en el ramo naval al Cuerpo General de la Armada (Hay que hacer constar que además de ciertos suministros procedentes del exterior, se habían subcontratado puntualmente ciertos trabajos a la empresa privada. Como ejemplo se puede citar que parte de la artillería del plan de escuadra de 1880 se había fabricado en los Talleres Portilla&White situados a orillas del río Guadalquivir en Sevilla). El siglo XX se inició en España con el tremendo trauma de la pérdida de Cuba, Filipinas y el resto de las posesiones en América y Asia. En un contexto más general el nuevo siglo vendría también marcado por la invención y progreso de la aviación como arma de combate y por la encarnizada carrera de armamento existente entre Alemania y el Reino Unido y que arrastraba al resto de los estados europeos. Ello conllevó en las primeras décadas del siglo XX a una separación parcial del modelo tradicional de la industria militar española. Así, por ejemplo, las industrias de producción aeronáutica (que aunque tenían un gran porcentaje de propiedad estatal, poseían también capital privado) no tuvieron desde un principio carácter estrictamente militar y convivieron con otras empresas especializadas y de menor tamaño que eran totalmente privadas, como, Elizalde o la Hispano. Lo mismo que ciertas otras del sector siderúrgico que se habían dedicado a la producción de material militar -como la ya mencionada Portilla&White- u otras dedicadas al campo de los materiales energéticos (como la Unión Española de Explosivos3, con capital que también era en parte extranjero, que competía con las fábricas militares en el suministro de cargas de artillería). También, hacia principios del siglo XX se había establecido una sociedad anónima en Placencia de las Armas con instalaciones muy modernas entonces para la fabricación bajo licencia de cañones del sistema Nordenfeld4. Pero el cambio más radical y significativo se produjo en el sector naval con el surgimiento de la SECN. En 1908 se había procedido de facto a la privatización de los astilleros e industrias navales auxiliares de Ferrol y Cartagena, que pasaron a ser cedidos como resolución de la adjudicación del plan de escuadra Ferrandiz a la Sociedad Española de Construcción Naval (SECN), más conocida popularmente como “la Naval”, que desde 1908 y hasta 1939 mantuvo el monopolio en la construcción naval militar en España, y que era en su 40% propiedad de las compañías británicas Brown & Co. y Vickers-Armstrong. Por otra parte, se puede decir también que las industrias militares existentes hasta 1926 eran, en su mayor parte, herederas directas de las Reales Fábricas supervivientes de las fundadas o recreadas por los gobiernos de los primeros Borbones, y que en algún caso extendían su origen a la época de los Felipes de la Casa de Austria. Refiramos sólo los más importantes: La fundición de bronces, maestranza y pirotecnia de Sevilla, la fábrica de cañones de Trubia, la fábrica de fusiles y armas portátiles de Oviedo, la de armas blancas, fusiles, espoletas y artificios de Toledo, la de pólvoras de Granada y la de munición y pólvoras de Murcia5 así como, los arsenales de Ferrol, Cartagena y San Fernando. A estas, como ya se ha dicho, habrían de añadirse, las armerías vascas, la UEE, la industria aeronáutica estatal y la privada (Elizalde o la Hispano por ejemplo) o el Taller de Precisión de Artillería y otros centros técnicos militares como, la Escuela Central de Tiro (hoy polígonos de Carabanchel y Torregorda), el Centro Electrotécnico de Ingenieros…etc La política industrial de las fábricas militares estaba dictada por el Estado Mayor de los ministerios de Guerra y Marina, que marcaban las necesidades de material que debían cubrirse, apoyados por las correspondientes secciones técnicas y/o comisiones de experiencias de artillería y de ingenieros y por el ramo industrial de la Armada, que eran los encargados de elaborar y proponer la aprobación de los correspondientes planes de labores anuales de las fábricas y los planes de inversión que se requerían. Es preciso referir que con anterioridad a la dictadura, la neutralidad española durante la I Guerra Mundial había supuesto, además de oportunidades de negocio a veces frustradas por la rigidez del sistema, el enfrentarse a la dura realidad de no contar con el armamento y material procedente de las naciones beligerantes y que tradicionalmente habían sigo suministradoras de sistemas de armas como, aeronaves (Francia y Austria) que se habían mostrado tan eficaces en el Rif, y que, unidas a la incapacidad industrial nacional de afrontar determinados programas llevó al desarrollo de toda una conciencia de analizar y pretender resolver este problema que se plasmaría en las denominadas Comisiones Militares de Movilización Industrial (1918), que al estilo de lo que análogamente se realizó en otras naciones (por ejemplo, Gran Bretaña o Francia) distribuyeron unas encuestas cuyo fin era establecer el auténtico potencial que podía la industria española aportar al esfuerzo de guerra. El resultado fue pesimista y se achacó la responsabilidad de la situación a diversos factores, como, la falta de control gubernamental sobre el suministro de materias primas, que se encontraban en manos extranjeras, la baja instrucción o capacidad profesional de gran parte de la masa obrera que en ellas trabajaba, o la falta de un control centralizado, una equivocada distribución del tejido industrial y una pequeña escala de operaciones. Para remediarlo, las comisiones, propusieron una serie de planes de acción. Las conclusiones alcanzadas por las comisiones tuvieron una gran influencia en los planes en los que se intentaron plasmar la política industrial del primer gobierno “militar” Patrimonio en Defensa. 85 del general Primo. Con la llegada de la fase denominada “civil”, con un intento de desmilitarización de las comisiones, también se intentaron dividir los planes encaminados a marcar directrices para las que se denominaron “industrias de guerra” de las llamadas “civiles” que sólo ejercerían labores de apoyo. Asimismo, todo ello terminaría por abrir un gran debate sobre el tipo y titularidad que sería más conveniente que tuvieran las industrias del ramo de guerra, tanto para cumplir las misiones que se le encomendaban como para hacerlas económicamente viables. En definitiva se trataba de discernir si ese modelo más conveniente era el continuar con los establecimientos fabriles militares, o bien que fueran empresas públicas dependientes del estado, o de titularidad privada (pero cuyo futuro se encontrara ligado a su capacidad de obtener contratos del estado o algún tipo de subvenciones), o el caso más extremo, que se trataran de empresas puramente privadas en las que la producción de armamentos fuera sólo una parte de su producción total. Realmente se puede decir que casi todos estos sistemas alternativos se habían intentado ya con anterioridad en nuestra nación. Así, los sistemas de asientos empleados tanto en los fundidores de piezas de bronce de los siglos XVI y XVII, como por los armeros vascos y catalanes para el suministro de mosquetes y bayonetas, eran en realidad iniciativas privadas en las que los artesanos recibían de los oficiales de la corona las materias primas necesarias para realizar su trabajo y recibían el pago establecido en el contrato de asiento, pero sólo por aquel producto que pasara las pruebas de recepción. Otro modelo que se había ensayado con anterioridad era el que por largo tiempo había regido las relaciones de la corona con la fábrica de cañones de hierro de Liérganes (Santander), suministradora fundamentalmente de la Marina y que fue fundada en 1611. En él se habían establecido ciertos beneficios para sus propietarios flamencos, como, el cierre de la ferrería de Euguí (Navarra) que se encontraba a cargo del Cuerpo de Artillería y podía hacerle la competencia en el suministro de balerio (balas de cañón) y la capacidad de poder fabricar a su cargo diverso herramental y cacharrería de cocina para la venta a particulares. No obstante, el ejemplo paradigmático de la propiedad privada fue el de la ya mencionada SECN. Pero lo cierto es que, casi con carácter universal (salvo las excepciones mencionadas y pocas más), los gobiernos de la nación siempre habían pretendido ejercer una intervención sobre la producción de todas las industrias suministradoras de armamento y municiones. Ya los diversos reinados de los Austrias les habían establecido una amplia gama de restricciones. Exigiéndoles una seguridad del suministro en las condiciones más extremas de guerra, mantener el carácter secreto de los procedimientos productivos o incluso de la propia producción y limitar y controlar sus exportaciones. Por el contrario, el carácter inestable de las necesidades de los suministros había llevado a veces a estos industriales a una trayectoria incierta e incluso a participar en actividades de contrabando. 86. La Industria de Armamento en España Con la llegada de los Borbones se siguió el modelo francés consagrado en las prácticas del ministro de Luis XIV, Colbert, que era plenamente intervencionista. Con esta política la corona aspiraba a constituirse en consumidora única de los fabricantes, queriendo intervenir siempre o, al menos como ya se ha dicho, regulando la obtención de las materias primas, las mismas fábricas y talleres de armamento e incluso los procedimientos de fabricación. El ideal, al final, para evitar la aparición de efectos contraproducentes como el mencionado del contrabando, fue gestionar la propia industria del armamento desde el poder, con lo que terminarían por hacerse estatales (Reales Fábricas), con una administración directa de las mismas por cuenta de S.M. por oficiales de la Corona. En España, como en otras naciones, esta labor se adscribió al Cuerpo de Artillería. Como indicamos al principio este modelo era el imperante, junto con una minoritaria industria privada (sobre todo en el campo de las armas de defensa personal y de caza y en el de las pólvoras), al inicio del reinado de Alfonso XIII. Ya en el primer tercio del siglo XX, la tecnología y niveles de producción que gestionaban esa fábricas no se puede considerar que fueran punteras (como lo habían llegado a ser) en el contexto de las carreras de armamentos que se desarrollaron en Europa, pero sí mantenían un nivel aceptable en el marco europeo en muchos campos. Así, en la artillería hasta 240 mm, la fabricación de municiones y motores de aviación o en ciertos campos de la construcción naval6 (acorazados hasta 15000 T, turbinas Pearson, artillería de tiro rápido, minas y torpedos) y se habían abordado grandes programas de fabricación con compras de licencias (obuses y cañones Schneider, aviones de observación Breguet…). Pero se adolecía de determinadas tecnologías entonces punta o claves, como, aceros especiales para blindajes y artillería, construcción de aeronaves de proyecto propio, óptica de precisión, blindados …etc. Las comisiones de movilización habían pretendido achacar esas limitaciones, como ya se ha mencionado, a la industria privada, por lo que las posibles soluciones que pretendían aplicar eran netamente intervencionistas. Sin quererlo, sin embargo, en el debate que se ha indicado, introdujeron un modelo alternativo que hasta entonces no se había ensayado en España. Empresas de propiedad estatal pero no gestionadas directamente por un cuerpo militar ni bajo el control directo de la jerarquía castrense. Como también hemos indicado, el cambio a un carácter más civil y tecnocrático de la dictadura y el conflicto personalista que el dictador mantuvo con los artilleros y que desembocó en la disolución por algunos meses del propio Cuerpo de Artillería, hizo incluso pensar en que ese sería al final el modelo seguido por Primo de Rivera (al estilo de la política seguida por Calvo Sotelo con los también estratégicos carburantes, creando la CAMPSA), junto con el desarrollo mediante subvenciones de la pequeña industria privada del sector procurando incluso la participación accionarial del estado en la misma (caso por ejemplo de Construcciones Aeronaúticas SA, en la que el estado mantenía una participación no mayoritaria compartiendo el consejo de administración con algunos bancos e incluso inversionistas privados). En 1926 las misiones que se habían encomendado, ya oficialmente, a las comisiones de movilización y que se habían constituido como la Junta Central de Movilización, terminaron con la disolución de ésta, creándose la Dirección Superior Técnica de la Industria Militar Oficial. Según algunos autores, como San Roman, esto supondría una vuelta a los principios estrictamente militares ya que, al contrario que la anterior que dependía directamente de la presidencia del consejo de ministros, ésta tenía una misión estrictamente militar, poniéndose a su frente al general Fanjul. En cualquier caso los acontecimientos impedirían saber cual hubiese sido el camino seguido, pues el advenimiento de la II República marcaría un drástico cambio en el mismo. La Situación en la II República y la Guerra Civil. En efecto, uno de los objetivos de la política de Azaña7 como ministro de la guerra fue disminuir el peso específico de la jerarquía militar en la política general del estado y desmilitarizar diversos sectores que fueron casi inmediatamente transferidos al ámbito civil (baste señalar por ejemplo el paso de los servicios de cría caballar y remonta al ministerio de agricultura). En el caso de lo que denominamos industria militar, se produjo una situación paradójica que vino condicionada por diversos factores. En primer lugar, hay que decir que el denominado conflicto de los artilleros había puesto a gran parte de la oficialidad del cuerpo de Artillería (por no decir la práctica totalidad) enfrentada al general Primo de Rivera y como indica Vigón, las dificultades económicas a que sometió a sus familias hizo que muchos de ellos identificaran el origen del problema no sólo en el dictador sino con la propia monarquía, apoyando desde entonces sin ambages el cambio de régimen. Esto hizo que algunos de ellos se incorporaran como parlamentarios a las Cortes Constituyentes e intentaran influir en la política industrial que debía seguir el ministerio con el objeto de mantener las prerrogativas de los oficiales del cuerpo. Sin embargo, ya en el primer gobierno de la nueva república, Azaña tomó decisiones y estableció leyes y decretos que no fueron bien vistos por muchos de ellos. En efecto, la conocida como Ley Azaña dio la posibilidad de pasar a retiro en el ejército en condiciones muy ventajosas (manteniendo prácticamente el sueldo completo). Los artilleros, al salir de la academia tenían además la titulación de ingenieros industriales (“del Ejército”) lo que junto con la escasez en una industria en expansión de titulados civiles les ponía en principio en condiciones muy ventajosas para seguir ejerciendo una actividad profesional técnica en el ámbito civil (ámbito civil que se suponía tomaría cada vez un mayor peso en la fabricación de material de guerra, pero que luego en realidad no proporcionaría esa posibilidad a todos los que siguieron ese camino). Por otra parte, las decisiones de Azaña no satisfarían mucho al colectivo artillero. Entre ellas la supresión de la Academia de Artillería, que compartiría desde entonces una academia especial con el arma de ingenieros, perdiendo así parte de su singularidad. Así como, la limitación de la formación a la estrictamente militar, lo que haría que los futuros oficiales ya no poseerían formación ni titulación como ingenieros industriales. Asimismo, los gastos de material se recortaron grandemente y parecía ya previsible que las fábricas pasaran al ámbito civil. Esto se materializó en el campo organizativo por ley de 6 de febrero de 1932, donde se decidió la creación del Consorcio de Industrias Militares. Se trataba de una sociedad mercantil (por tanto con un objetivo de beneficio económico) que integraba la Fábrica Nacional de Toledo, la de Artillería de Sevilla, Pirotecnia Militar de Sevilla, Fábrica de Pólvoras y Explosivos de Granada, de Pólvoras de Murcia, de Armas Portátiles de Oviedo y de Cañones de Trubia. En definitiva todas las que hasta entonces habían sido gestionadas por el cuerpo de artillería. Su consejo de administración estaba compuesto por los ministros de Guerra, Marina y Hacienda y por un representante de cada uno de los establecimientos fabriles referidos. El presidente sería el ministro de Guerra o un delegado suyo. La actividad comercial la iba a desarrollar una Sociedad Anónima cuya razón social era “Española de Intercambio Comercial”, que obtuvo el derecho exclusivo para la exportación del material de guerra fabricado por el Consorcio. Aunque algunos artilleros de gran prestigio profesional participaron en la generación y desarrollo del Consorcio, lo hicieron a título personal, y con la impresión generalizada de que lo hacían por la mínima continuidad necesaria, con lo que se suponía que la presencia del cuerpo como tal sería nula en este nuevo contexto. La idea central que desarrollaba la ley era aglutinar y centralizar la política de material y hacer que la producción fuera racional y rentable, así como, participar en el mercado internacional y favorecer la racionalización de la industria nacional. Pero tuvo que luchar con los ya mencionados recortes en los gastos de material y la búsqueda de financiación le llevó a acciones desafortunadas, con un oscuro y viscoso caso de “contrabando” de armamento destinado a rebeldes portugueses y más tarde con su, como poco, sospechosa participación en la revolución de Asturias y los sucesos catalanes, lo que terminaría en su disolución por el gobierno Lerroux en 1934, pasando sus actividades a la Dirección General de Material e Industria Militar, con dependencia directa del ministerio de la Guerra. Patrimonio en Defensa. 87 Como en otros aspectos de la política nacional, con el alzamiento del 18 de julio y la consecuente guerra civil, se cortaron todos los intentos de modificar de una manera pausada y lógica la evolución de la industria de armamento española. Se cortó así el debate abierto sobre el modelo predominante a seguir y cada bando eligió en su zona el método de gestión más cercano a su ideología. Así, en el bando republicano se siguió por lo general en las factorías el método autogestionario regido por los sindicatos pero con una pobre producción que se ha achacado a la ausencia de una dirección centralizada. Por el contrario, en la zona nacional el método de gestión fue el estrictamente militar a cargo de oficiales del cuerpo de artillería. Además, en esta zona, se decidió crear nuevas fábricas que aprovisionaran de aquellos sistemas que, por haber quedado las que lo hacían con anterioridad en manos gubernamentales o aisladas lo requirieran. Nacieron así las fábricas de La Coruña para elaborar armas portátiles, la de pólvoras y explosivos de Valladolid y la de munición ligera de Palencia. En ambos bandos se produjo además una requisa y nacionalización de cualquier industria que fuera susceptible de reorientar su actividad para suministrar material de guerra. Con el fin de la guerra se cerraron y resolvieron algunos de los debates que habían quedado abiertos. Así, el denominado conflicto de los artilleros, del que hemos hablado, se solucionó con la división del Cuerpo de Artillería en el Arma de Artillería y en la rama de Armamento del nuevo Cuerpo Técnico del Ejército (1940), que más tarde (1942) se convertiría en el Cuerpo de Ingenieros de Armamento y Construcción (CIAC) y la creación de la Escuela Politécnica Superior del Ejército en Madrid encargada de la formación de los nuevos ingenieros militares que gestionarían las fábricas anteriormente a cargo del Cuerpo de Artillería. Las escalas de las ramas de armamento y de construcción del nuevo cuerpo se nutrieron en un principio con oficiales de la escala activa y de transformación de los cuerpos de artillería e ingenieros que lo solicitaron. justificó oficialmente aduciendo la necesidad de salir de una economía de guerra para pasar a otra de reconstrucción que elevara el nivel de vida de los ciudadanos, pero todo ello sin perder su carácter de instrumento de la defensa nacional. Los documentos de base que se emplearon para perfilar el futuro industrial inmediato fueron las ya mencionadas conclusiones a las que habían llegado las comisiones de movilización. Con ello los planes que se elaboraron no diferían mucho de los proyectos que ya se habían elaborado con anterioridad a la guerra civil. Como se ha indicado, esta vez ya no hubo ningún tipo de debate (al menos abierto a la clase política o la opinión pública), aunque como veremos si hubo cierta discrepancia de pareceres. El modelo que se decidió seguir por el general Franco fue un espejo de lo que en Italia había sido el IRI (Instituto per la Reconstruzione Italiana) y encargó de ello a un oficial de Artillería de la Armada, ferrolano como él, y compañero de promoción de su hermano Nicolás, don Juan Antonio Suanzes. La mayoría de los estudiosos y analistas de lo que sería el INI (Instituto Nacional de Industria) han manifestado el carácter personalista que Suanzes dio a la primera organización del INI, manteniéndose en el cargo más de 22 años. El INI nació así como un intento organizador y potenciador de la capacidad industrial que permitiera poner en marcha las inversiones, como pieza fundamental de la estructura económica del período autárquico y de la estrategia industrializadora de Franco. Hay que tener en cuenta también el contexto en el que se marcó la creación del instituto, un entorno de guerra mundial, con lo que se remarcaba su intención de facilitar la reindustralización del país con el fin de aumentar su fortaleza militar. (No debe dejarse aparte la formación y el carácter militar del director, su segundo -y siguiente director, el luego general del CIAC y ministro Planell Riera-, y muchos de los cuadros directivos). Se creó el instituto por ley del 25 de septiembre de 1941, como organismo dotado de personalidad jurídica y capacidad económica con el objetivo de, promover la creación de nuevas empresas industriales, y con ello el desarrollo de la nación. Naturalmente desde una visión estrictamente interna de la economía, pues, la autarquía era el camino y el precio de la independencia nacional. La Situación y Desarrollo tras la Guerra Civil. La situación en que quedó la industria nacional tras la guerra civil fue desastrosa, por lo que pronto el nuevo régimen se dio cuenta de que teniendo todos los resortes en su poder tendría que tomar medidas drásticas para intentar su reconstrucción. Además, la situación internacional que le rodeaba no era la más adecuada para una nación inerme y escasa de recursos armamentísticos que en un principio se llenaron con los excedentes de guerra y la ayuda de material germano-italiano. Por ello se procedió a nacionalizar prácticamente toda la industria. Esto se 88. La Industria de Armamento en España También se declaraba como objetivo del instituto el procurar la fabricación de los medios necesarios que exigiera la “defensa del país”. Para respaldar la idea de que el INI se creaba con una clara vocación de apoyo a la defensa nacional baste leer el preámbulo de su ley de creación: “Los imperativos de la defensa nacional exigen, por otra parte, la creación de nuevas industrias y la multiplicación de las existentes, que permitan respaldar nuestros valores nacionales con el apoyo indispensable de una potente industria, lo que requiere dar a ese resurgimiento un ritmo más acelerado si hemos de realizar los programas que nuestro destino histórico demanda”. Suanzes había desarrollado gran parte de su carrera previa a la guerra civil en “la Naval” defendiendo la mayor nacionalización posible en los barcos de la compañía, lo que le había llevado a entrar en conflicto con los intereses de los propietarios británicos de la empresa (sobre todo con la Vickers), por lo que tuvo que abandonarla tras la consecución de un logro tan importante como había sido la venta de patrulleros a Mexico. La guerra le sorprendió en Madrid pero consiguió huir a la otra zona y fue nombrado por Franco ministro de economía de la Junta de Defensa Nacional, en 1939. En ese año se reincorporo a la Armada en la Jefatura de Construcciones Navales, donde pretendió materializar su idea de constituir una empresa autónoma para construir todos los buques militares que requiriera la Marina de Guerra. Esto le llevó a enfrentarse al entonces ministro de Marina, almirante Salvador Moreno, situación que volvería a repetirse cuando, ya presidente del INI, pretendió casi como primera decisión (probablemente debido a su procedencia y experiencia) el establecer dicha empresa dentro del instituto. Aunque la Armada aceptó en un principio la constitución de esa empresa (EN Bazán de Construcciones Navales Militares) con la premisa de que los requerimientos y necesidades que deberían atender las empresas del INI vendrían marcados por la propia Armada, pronto se manifestó remisa a perder el control directo de las instalaciones a cambio de mantener un sólo representante en su consejo de administración. Una situación análoga se presentaría por parte del Ejército de Tierra que también sería reacio a ceder las fábricas militares para constituir otra empresa nacional. La constitución de la Bazán se materializó al fin en 1947, manteniendo la Armada sus arsenales para la realización de las labores de mantenimiento. La constitución de la EN Santa Bárbara de Industrias Militares (ENSB) no tendría lugar hasta 1960, si bien, en 1950 se había fundado el CETME (Centro de Estudios Técnicos de Materiales Especiales). Una situación distinta y más adecuada a lo que pretendía Suances lo encontró el INI en la industria aeronáutica, y en particular en Construcciones Aeronáuticas SA, que ya había tenido un carácter de sociedad anónima antes de la guerra civil y que entró a formar parte de las empresas del instituto en 19438. Hay que tener en cuenta que en 1946 la empresa abrió una oficina de diseño, demostrando así su vocación de pasar de construir aviones bajo licencia a producir diseños propios, empezando por las células, intentaría más tarde el diseño de motores. Durante la primera parte de la vida del INI, que podemos considerar cubrió unos veinte años, sus empresas dedicadas al armamento, ante la situación exterior y el aislamiento posterior a la II GM, volcaron sus esfuerzos al diseño de productos propios. Fue una época fecunda en proyectos y algunas realizaciones. Así se diseñaron destructores, minadores y dragaminas y patrulleros para la Armada, camiones y transportes blindados (ENASAPegaso), así como obuses de 105/26 (Naval Reinosa) para el Ejército de Tierra y transportes y reactores para el Ejército del Aire. Para ello se aprovechó el conocimiento de técnicos que huyeron de Alemania tras la derrota nazi. Además de Messerschmitt, otros técnicos provenientes de la Mauser alemana se integraron en el CETME y diseñaron el conocido fusil de asalto del mismo nombre (que tuvo éxito internacional vendiendo una licencia de fabricación a la empresa alemana Heckler&Koch GmbH) y su munición, así como, el arma multitubo Meroka. Todo ello favorecería el nacimiento en 1960 de ENSB en la que se integrarían escalonadamente las fábricas militares de Toledo, Oviedo, La Coruña, Palencia Granada y la Pirotecnia Militar de Sevilla. El fin del aislamiento y la liberalización de la economía española, así como la firma de los convenios de cooperación hispano-norteamericanos produjo hacia 1958-59 un efecto contradictorio en lo que se refiera a las empresas de armamento del INI. En efecto, si bien como toda apertura, permitió la entrada prograsivamente de nuevos recursos. Estos muchas veces se redujeron a sistemas completos “de ayuda americana” (entre ellos, destructores, portahelicópteros, LST, vehículos, carros de combate M-47 y M-48, cazas de combate Sabre, F104 y Phantom F-4 y transportes DC-4 además de sistemas de comunicaciones, misiles AA y radares) lo que en conjunción con los recortes presupuestarios hizo disminuir la necesidad de desviar recursos para el desarrollo de nuevo equipamiento de combate. Por el contrario, hubo otras decisiones que favorecieron a la industria nacional, como, la victoria de CASA en el contrato de mantenimiento de todas las aeronaves de la USAF en Europa, o la cesión de la licencia de fabricación de los cañones CSR M4A1 que fueron fabricados por la Fábrica de Artillería de Sevilla (que pasaría a integrarse con las que ya lo estaban en la ENSB). Durante el desarrollo de esta segunda época de la vida del INI éste se sometió a los correspondientes Planes de Desarrollo y sus inversiones se incorporaron al Programa de Inversiones Públicas de cada plan. Así el INI disminuyó su papel protagonista en el mercado a favor del sector privado, con la obligación de ayudar subsidiariamente a la producción industrial. En esta fase se enraíza el desarrollo o nacimiento de ciertas empresas dedicadas con anterioridad por lo general a las manufacturas metálicas y que cambian su actividad casi totalmente al sector de defensa (EXPAL del grupo UEE, Instalaza, Esperanza, …). Durante los años 70, con la crisis económica y los cambios producidos tanto en los mercados, como en el propio INI (incluyendo aspectos jurídicos), las empresas del sector padecieron dificultades económicas. Además, las dimensiones de personal de los ejércitos dejaban pocos recursos disponibles para la renovación del material. Pero la ley 32/1971 dotó a los ejércitos de forma extraordinaria con 300.000 millones de pesetas, distribuidos en 8 anualidades y complementarios de la asignación presupuestaria ordinaria. Ello permitiría retomar proyectos aparcados por falta de recursos (aunque la tremenda escalada inflacionista terminaría por frustrar muchas expectativas). Con ello se pudieron planificar inversiones a medio y largo plazo y se inició el desarrollo y fabricación de nuevos Patrimonio en Defensa. 89 sistemas que permitirían ampliar grandemente las capacidades de desarrollo y fabricación de las empresas del instituto dedicadas al armamento. En el campo terrestre se compró la licencia de fabricación de los carros de combate AMX-30 de origen francés9 y que se ensamblarían en los talleres que se levantaron en “Las Canteras”, anexos al batallón de carros del Regimiento de Infantería Soria 9 en Alcalá de Guadaira. ENASA-Pegaso desarrolló la familia de blindados BMR (que tuvo un cierto éxito de ventas en el mercado exterior y que aún hoy día se encuentran en servicio) y se continuaron los trabajos de la Junta para el Desarrollo de Cohetes. Para la Armada se construyeron las fragatas DEG, clase Baleares10 y el portaaeronaves Principe de Asturias partiendo de planos y diseños americanos y que serían un auténtico revulsivo para la Bazán aumentando enormemente sus capacidades tanto productivas, como organizativas. En el sector aeronaútico cabe recordar el Aviocar C-212 o el reactor de entrenamiento C-101 ambos de diseño nacional y también con un amplio éxito de exportación. El cambio en el Cambio. Por entonces ya el INI había adoptado ciertos cambios en su estructura y objetivos por la ley 29/1979. Por ella, aunque se mantenía el antiguo carácter de la empresa pública, se cambiaba su régimen jurídico para adaptarlo a la nueva emergencia de la participación privada en determinados sectores. La posterior aprobación de la Constitución de 1978 determinó la superación del modelo anterior. Por ello se produjo otra reformulación del papel de la empresa pública, que también se vio condicionado por el nuevo contexto introducido por el posterior ingreso de España en organismos internacionales como la OTAN o la UE. Con la nueva política exterior y el condicionamiento de la reglamentación europea se transformó definitivamente la concepción de la industria de armamento como estructura administrativa militar e incluso como industria nacional para integrarse en una realidad global, tacto económica, como tecnológica. Además de la necesidad de adaptarse a medio plazo a la reglamentación europea, el tremendo coste económico y duración de los programas de armamento forzó a las empresas la necesidad de adaptarse a la nueva situación. Dentro de este contexto, a finales de la década de los 80 se habían integrado en la ENSB el resto de las fábricas militares, incluyendo la de Trubia y quedando a cargo del MINISDEF sólo centros de investigación y ensayos tanto del Ejército como de la Armada que se integraron en la SDG/TECEN de la DGAM 90. La Industria de Armamento en España Durante la década de los 80 y 90 empresas españolas participaron en programas internacionales o en colaboración con empresas extranjeras para el desarrollo de nuevos sistemas de armas complejos y costosos. Sólo como ejemplo se pueden mencionar los obuses de 155/39 de la ENSB y 155/45 de SITECSA11, el VCI (vehículo de combate de infantería) Pizarro/ASCOD, Asimismo se desarrollaron por parte de CASA los proyectos CN-235 y CN-295 que le permitirían afianzarse como uno de los líderes mundiales en el sector del transporte militar y Bazán continuó con el desarrollo de buques de origen americano (fragatas FFG, LPDs Castilla y Galicia), pero con una capacidad progresivamente mayor de nacionalización de sus subsistemas y componentes además de rediseños propios que serían la antesala de la fase más reciente marcada por el portaviones vendido a Tailandia (HTMS Chakri Naruebet), el Buque de Proyección Estratégica Juan Carlos I o las fragatas F100 (variantes de las cuales se han exportado a Noruega y Australia). En el campo aeronáutico, la participación en el programa Eurofighter con una amplia participación de empresas ligadas también, por ejemplo, a la aviónica, electrónica, simuladores y motores, se reconocido generalmente como un auténtico punto crítico que una vez superado con éxito ha supuesto el auténtico emparejamiento de la industria española del sector a la análoga europea, así como facilitar alianzas y colaboraciones en otros proyectos y programas. Ya en 1993, promocionada desde 1990 por el ministerio de industria se formó en el sector de las tecnologías de la información el grupo INDRA Sistemas SA, resultado de la fusión del grupo INISEL con la privada CESELSA, con el fin de cubrir el sector de la electrónica de defensa. A finales de 2008 tenía una plantilla de más de 29000 empleados y una de sus seis divisiones verticales de negocio era la de defensa y seguridad. Actualmente entre su accionariado privado, cercano al 46%, se encuentran varias cajas de ahorros (Caja Madrid y Cajastur), empresas como Gas Natural SDG, SA y otras corporaciones privadas. Entre los productos de defensa que ha desarrollado se encuentran radares tridimensionales de largo alcance en banda D (sistema Lanza), radares LPI (Aries), sistemas de guerra electrónica, sistemas de mando y control aéreo, el COOAS (centro integrado de operaciones de artillería antiaérea) y otros componentes, subsistemas y sensores integrados en otros sistemas de armas. Es preciso mencionar aquí, sin poder ser exhaustivos, que también en el sector de las tecnologías de la información, la simulación y comunicaciones se han desarrollado importantes productos por otras empresas con origen o amplia participación accionarial española, como, Telefónica, Amper, Sener, Tecnobit, Page Ibérica … etc La ya mencionada necesidad de adaptarse a esa globalización tecnológica y económica hizo que como paso transitorio se aprobara el real decreto-ley 5/1995, por el que se suprimió el INI y se crearon la Agencia Industrial del Estado y la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) con el que se pretendía configurar un sector público menos diversificado y que concentrara sus esfuerzos en grupos industriales potentes de titularidad nacional y, sobre todo, más competitivos. A la primera le correspondía la ejecución de las directrices del Gobierno en materia de reconversión y reestructuración industrial. La SEPI se responsabilizaría de determinadas empresas. Pero a los pocos meses se disolvió la AIE para integrarla en la SEPI con el fin de crear el marco definitivo para la salida de la órbita del estado de toda su cartera industrial y adaptarse a la normativa europea por venir12. La SEPI realizó las acciones convenientes para poder privatizar la ENSB de la que disponía de la totalidad del accionariado y que se estaba preparando para ejecutar importante programas, como, el carro de combate Leopardo (incluyendo no sólo el sistema de armas sino también el CREC, simuladores, Apoyo Logístico Integrado…etc), la continuación del programa Pizarro o el obús 155/52. De las tres ofertas presentadas se seleccionó la de la empresa norteamericana General Dynamics, creándose GD-SBS que actualmente se integra en el grupo GD-ELS (General-Dynamics European Land Systems) integrada por la propia GD-SBS, Mowag y Steyr. En lo que se refiere al sector naval, en 1998 la SEPI preparó la fusión de Bazán y AESA para crear IZAR en diciembre 2000, que así se convertía en la segunda empresa constructora naval de Europa y la novena del mundo. En 2005 se creó la empresa Navantia que asumió a IZAR con la idea de segregar la división militar, más rentable y posible así de privatizar que la civil, pero problemas surgidos con la petición de reembolso de 300 M€ de fondos europeos ha ralentizado este proceso de privatización. La SEPI también contaba con una participación del 99,28% en CASA. En octubre de 1999 se fusionaron la alemana DASA y la francesa Aerospatiale-Matra, creando la European Aeronautic Defence & Space Company (EADS). El 2 de diciembre del mismo año CASA firmaba su integración en este consorcio obteniendo la SEPI el 6,25% del capital del consorcio. En un principio la división de transporte militar de la compañía fue liderada por EADS-CASA, y se tomó la decisión de que tanto la integración como las pruebas del futuro Avión de Transporte Europeo (A400M) se realizaran en la factoría de San Pablo en Sevilla. Recientemente la división de transporte militar de EADS se ha integrado en Airbus-Military. Conclusión En estas líneas, necesariamente por restricciones de espacio incompletas, se ha presentado como en el contexto español y prácticamente desde el siglo XVI se han presentado todos los modelos posibles de gestión de las industrias y empresas dedicadas al suministro del armamento. Desde el de propiedad estatal y gestionadas por un cuerpo militar, hasta la titularidad privada plena. Ello ha condicionado el patrimonio técnico-industrial de defensa existente actualmente y que consta tanto de fábricas e instalaciones que ya han abandonado su actividad en el sector como otras que la continúan. En el caso de estas últimas, varios factores, como, el nuevo mercado global, la reglamentación de la UEE, el coste y complejidad de los programas, la participación nacional en organismos internacionales…etc, ha condicionado el modelo de gestión y el patrimonio de las mismas en el presente. En términos generales se puede resumir diciendo que a lo largo del siglo XX la industria del sector ha pasado de ser una industria básicamente militar a lo que podemos hoy llamar una industria al servicio de la defensa, plenamente sometida sin aparente protección a los avatares de los mercados y que necesita de los mercados exteriores y la colaboración internacional para su supervivencia. Este proceso se ha completado totalmente en las empresas de los sectores terrestre y aéreo. En el sector naval, aunque parece unánime el acuerdo de que el objetivo a alcanzar debe ser ánalogo a los anteriores, queda por definir el camino a seguir. Antes de terminar es preciso indicar que en el ámbito del I+D+i, los centros del MINDEF13 también han seguido una transformación al haberse integrado en el recientemente creado ITM (Instituto Tecnológico La Marañosa) cuyo objetivo es gestionar y dirigir los programas de Investigación del Ministerio de Defensa y de organismos internacionales y, junto con los organismos autónomos INTA y CEHIPAR, convertirse en nichos de conservación y desarrollo de las tecnologías de aplicación en el ámbito de la defensa y la seguridad. El nuevo instituto, que a lo largo del año próximo completará su traslado a las nuevas instalaciones centralizadas en la finca La Marañosa en el término municipal de San Martín de la Vega (Madrid), contará con 10 áreas: 3 de apoyo y funcionamiento y 7 técnicas: Armamento y Balística, Metrología, Electrónica, Optrónica, NBQ, Plataformas y TICS. Patrimonio en Defensa. 91 Notas del autor. 1. El cambio efectivo de nombre se produjo de hecho en 1908 al haberse abandonado definitivamente la fabricación de piezas de bronce, que se sustituirían por las de acero. Ante tal situación se solicitó entonces continuar la actividad del centro fabricando proyectiles y parte de la fabricación que hasta entonces realizaba la fábrica de cañones de Trubia y el correspondiente cambio de denominación. 2. La tradición e influencia de la Real Fábrica de Armas de Placencia, iniciada en 1575 y que integraba, probaba y recepcionaba los productos fabricados para la Corona por los artesanos gremiales (cañonistas, cajeros, llaveros…) basados en la cuenca del Deva (fundamentalmente en Eibar, Elgoibar, Ermua, Vergara, Mondragón y el mismo Placencia “de las Armas”), se ha extendido hasta el siglo XX, y aún hoy día (en un principio la otra gran zona productora de armas portátiles, aunque en menor medida, era Ripoll en Cataluña). Aunque en 1793 se dispuso su traslado a las nuevas fábricas de Oviedo y Trubia para alejarlos del peligro francés en la guerra contra la Convención, muchos de ellos y sus descendientes retornaron a lo largo el siglo XIX. Aunque el Estado solió manifestar su preferencia por la fábrica de Oviedo frente a la de Placencia (ante el peligro de que cayera en manos carlistas), con el correspondiente declive progresivo de ésta (que quedó relegada al papel de banco de pruebas para los fabricantes privados entre 1860 y 1865 en que definitivamente se cerró), en Eibar floreció una incipiente industria privada. (Allí se establecería también el Banco Oficial de Pruebas de Armas de Fuego Portátiles, pero no hasta 1919). Surgen así empresas que fabrican para el Ejército y la Marina, como, Orbea Hermanos, la Euscalduna de Placencia y Guerediaga, Astola y Cia. Pero realmente a partir de 1893. con la adopción del fusil Mauser 7,92 y la decisión de su producción exclusiva en Oviedo, la fabricación de armas largas en esa zona se limitó prácticamente a las de caza. También se produjo una orientación a la producción de pistolas y revólveres (casas Orbea, Gárate y Trocaola). Ya en 1908 se fundó también en Eibar la empresa Esperanza & Unceta que empezó fabricando diseños propios de pistolas y en 1911 adquirió las licencias de pistolas del tipo Browning y apoyo técnico de armerías de Lieja para fabricarlas en grandes series. En 1914 empieza la fabricación de la pistola reglamentaria Campo-Giro de 9 mm largo y se empieza poco después a utilizar el nombre comercial ASTRA en todos sus modelos. Al inicio de la I GM se produjo una gran crisis generalizada en las armerías vascas debido a la dispersión del sector y la falta de masa crítica y de créditos que se solventó en 1915 con el levantamiento de la prohibición de venta a los países en guerra. En 1921 Esperanza & Unceta diversificó su negocio en el ámbito civil y creó una filial, “Fábrica de Armas Guernica” donde produjo espoletas para bombas de aviación. En 1925 el socio Juan Esperanza abandonó la sociedad para crear Esperanza & Cia que inició la fabricación de morteros (patentes del capitán de infantería Valero) y la pistola ALKAR. Mientras, Unceta tomó el nombre “Astra Unceta & Cia” que en 1927 empezó a exportar sus productos a Japón y China llegándose a fundar la Astra-China Co (que se extinguió con la invasión japonesa en 1937). En España, sus talleres fueron 92. La Industria de Armamento en España intervenidos en 1936 por el gobierno de la República. Tras la finalización de la guerra continuó su producción, exportando armas a Alemania. En 1995 cesó su actividad. Antes de la guerra otro gran fabricante de pistolas y subfusiles fue Bonifacio Echevarría (STAR), que tras el fin de la contienda se convirtió casi en suministrador exclusivo de los organismos oficiales españoles. La última empresa fabricante superviviente a principios del siglo XXI, Llama&Gabilondo, fue también cerrada en 2004. Terminó así una tradición que durante mucho tiempo aspiró a seguir un modelo similar al marcado por la FN Herstal en Bélgica, sin conseguirlo ante la competición con las fábricas estatales y los intereses particulares de las propias armerías. 3. La UEE se formó a partir de la SED (Sociedad Española para la Producción de Pólvora Dinamítica según la patente de don Alfredo Nobel) que se fundó en 1872 por algunos inversores privados franceses y españoles junto con el propio Nobel tras el cierre por el estado francés de la fábrica de Paulilles en el sur de Francia. La sociedad se constituyó definitivamente en París el mismo año bajo el nombre “Societé Anonyme Espagnole de la Poudre dynamite brevets A. Nobel.” Se trataba de una sociedad de capital netamente extranjero con sedes en París y Bilbao. La fábrica se estableció en Galdácano en los alrededores de Bilbao. En 1884 la SED pasó a denominarse S.A. Española de la Dinamita (Privilegios A. Nobel) y de Productos Químicos. El componente tecnológico usado para la fabricación procedía en su totalidad del grupo Nobel y sus productos se utilizaron fundamentalmente en la minería. Pero ya a partir de 1887 Nobel solicitó la patente para la carga de proyectiles huecos y torpedos con sustancias explosivas gaseosas y comprimidas y en 1889 solicitó patente en España para su pólvora sin humo, que él había inventado en 1884. El producto, conocido en España como balistita, empezó a fabricarse en Galdácano en 1890. También a partir de 1895 la SED había obtenido la patente para la fabricación de los explosivos nitrados. Por esos años también se había establecido cierta competencia en la fabricación de dinamitas con la Sociedad de Dinamitas la Manjoya (Asturias) de capital y tecnología belgas. Hacia 1890 las fábricas de titularidad pública eran Granada que fabricaba pólvoras negras y Murcia que fabricaba pólvoras prismáticas. En 1886 el Grupo Santa Bárbara, otro fabricante de pólvoras con fábrica en Lugones, había ganado un concurso para suministrar pólvora para los cañones de la Armada (sistema González Hontoria) y desde 1890 la fábrica concentró su producción en el campo militar, obteniendo en 1890 la patente para la producción de pólvora sin humo de empleo militar. Todas estas empresas se unieron en 1896 en un gran trust español de explosivos, la denominada Unión Española de Explosivos (UEE), a la que se le concedió el monopolio de fabricación de pólvoras y explosivos de uso civil en España en 1897. En las fábricas de Lugones-Cayes se concentró la producción de pólvoras militares. La I GM marcó una mayor implicación de la UEE en la fabricación de pólvoras militares, sobre todo para la Marina de Guerra. En 1946 UEE creó Explosivos Alaveses SA (Expal) dedicada en principio íntegramente a la fabricación de explosivos militares y de munición de artillería y aviación. En 1970 se integran en UEE: ERT, Expal, Explosivos de Burgos, el fabricante de espoletas Bressel SA y Fabricaciones Extremeñas SA. En 1986 el grupo kuwaiti KIO adquirió UEE, que en 1994 cedió sus derechos a Pallas Invest. En 2006 el grupo ha pasado a denominarse MaxamCorp, de nuevo con capital fundamentalmente español. Recientemente ha llegado a un acuerdo de cesión por GDSBS de la factoría de Murcia. 4. Que en la década de los 30 adquiriría la licencia de fabricación de cañones antiaéreos navales y de tierra suecos Bofors. En la década de los 60 adquiriría la licencia del mismo fabricante para los cañones AA 40/60 de marina y 40/70 para los Ejércitos de Tierra y que perdura en nuestros días participando en programas como el Leopardo o el Pizarro bajo la razón social SAPA. 5. La más antigua con continuidad (hasta 1992) era la fundición de bronces que databa de 1540 (primero propiedad de la familia Morel. Algunos fijan la fecha de apertura en 1565 ya que en 1568 la Corona ordena a la Casa de Contratación se dé al fundidor cobre y estaño para hacer cañones aunque ese fundidor era ya Juan, hijo del fundador Bartolomé- y que en 1682 paso a ser de titularidad Real). Compartió intermitentemente ésta trabajos con otras que existieron hasta principios del XIX en Barcelona, Valencia y Palma de Mallorca. Desaparecieron también las fábricas de balerio y ferrerías de Euguí y Orbaiceta (Navarra), Sagardelos (Galicia), San Sebastián de la Muga (Cataluña) y algunas otras, al mismo tiempo que se crearon las fábricas de Oviedo y Trubia, como consecuencia de la guerra contra la Convención Francesa (1793) para sustituir las armerías vascas. También tenían antecedentes muy antiguos las fábricas de pólvoras de Granada y Murcia y la de armas blancas de Toledo. Hay que decir que a finales del siglo XVIII pasaron a control real la fábrica de cañones de hierro y altos hornos de Liérganes y La Cavada. La Pirotecnia Militar de Sevilla inició sus trabajos a mediados del siglo XIX a partir de una inicial escuela de artificieros. 6. Como ya se ha dicho, la SECN se fundó en 1908 para licitar en el concurso del denominado plan Ferrándiz, que preveía la construcción de tres acorazados del tipo Dreadnought, tres destructores y otros buques menores. Su accionariado estaba en un principio integrado por varios empresarios españoles como, el marqués de Comillas y el conde de Zubiri, y firmas británicas (Vickers-Armstrong y Jonh Brown&Co) que aportaban además de capital, asesoramiento técnico e industrial. Ya en 1920 los métodos de trabajo de los astilleros españoles se podían considerar homologables con los europeos más importantes. Por el contrato, la Armada le cedió las zonas industriales de los arsenales de Ferrol, Cartagena y, más tarde, La Carraca, comprometiéndose la empresa a nacionalizar la construcción de los buques todo lo posible. Podía fabricar buques de otros tipos (En 1914, para la construcción de transportes adquirió el astillero de Matagorda (Cádiz) a la Cia Transmediterranea) y para el exterior, pero siempre que se priorizaran los pedidos de la Armada. De hecho, monopolizó el suministro de buques para nuestra Marina de Guerra hasta la guerra civil. Cuando en 1922 abordó la construcción de los cruceros clase Cervera, los destructores clase Churruca y los submarinos clase B, se amplió con la gran factoría siderúrgica de Reinosa y los talleres de artillería de San Carlos (San Fernando). Para atender los pedidos de la I GM levantó además un gran astillero en Sestao y en los años 20 compró los Astilleros del Nervión, convirtiéndose así en el mayor constructor nacional de buques de cualquier tipo. Durante la disctadura del general Primo se ordenó la construcción de 3 cruceros (de los que se construyeron 2, el Canarias y el Baleares), 3 nuevos destructores de la clase Churruca, 12 submarinos (de los que se construyeron 6) y 2 petroleros de apoyo de flota que nunca se terminarían. Más tarde se construirían otros 7 churrucas. Tras la guerra civil sólo mantendría los astilleros de Cádiz y Sestao. En 1969 se fusionaría con Astilleros Euscalduna de Bilbao y la pública Astilleros de Cádiz para formar AESA (integrada en el INI). 7. El aspecto reglamentario y de desarrollo de las ideas políticas estuvo muy influida por sus asesores militares, los generales Ruiz-Fornells y Goded y el comandante Hernández Sarabia. La llamada reforma Azaña incluiría una serie de leyes y reglamentos como, la promesa de fidelidad a la República, el decreto de retiros extraordinarios de 25 de abril (al que se acogieron más del 40% de los oficiales), la reorganización del ejército metropolitano (establecimiento de la Aviación como un ejercito independiente con su propia escala, disolución del Cuerpo Eclesiástico, segregación de la Cruz Roja y traspaso del de Carabineros al Ministerio de Hacienda, así como, la supresión de las regiones militares y del empleo de Teniente General y el establecimiento de 8 divisiones orgánicas) y del de África (potenciación de la administración civil del territorio y separación de los cargos de Alto Comisario y el de Jefe de Fuerzas Militares de Marruecos, subordinado al anterior), la de la reforma de la justicia militar…etc 8. CASA había sido fundada por Ortiz de Echagüe en 1923 y hasta la guerra civil se había dedicado a la fabricación bajo licencia de células de avión e hidroavión en sus factorías de Getafe y Cádiz. La otra gran empresa española era la Hispano con factorías en Sevilla. Ésta antes de la guerra civil se había dedicado fundamentalmente a la fabricación de motores de aviación y automoción. Tras la guerra civil fue nacionalizada y la última de las divisiones mencionadas daría lugar a la empresa Pegaso (después ENASA, incorporada al INI y de la que hablaremos más adelante). La división de aviación realizaría un acuerdo de colaboración con el ingeniero alemán Messerschmitt, fabricando los diseños He111 y Me109 (algunos de estos últimos remotorizados con Merlin ingleses) y los reactores HA 200 Saeta y Ha 220 Supersaeta. En 1971 se integraría en CASA, que hasta entonces se había dedicado fundamentalmente a la aviación de transporte militar con sus bimotores Alcotán y Azor y un prototipo de cuadrimotor. 9. Durante el conflicto del Sahara Español hubo restricciones en el empleo de material de ayuda americana, que afectaron especialmente a los carros de combate. Ello hizo comprar rápidamente un batallón de Patrimonio en Defensa. 93 carros AMX-30 franceses lo que previsiblemente condicionó la decisión de la fabricación bajo licencia del AMX30E en la fábrica de Sevilla. 10. En un principio, siguiendo la tradición anterior a la guerra civil, la Armada había pensado en construir fragatas británicas de la clase Leander, pero el gobierno laborista puso restricciones a la cesión de licencias. 11. Es, como poco sorprendente ver como España pasó en poco tiempo de fabricar una artillería anticuada a competir en el mercado interno y externo con tres modelos distintos (el de ENSB, el de SITECSA del grupo ERT y el tercero de la empresa alavesa Trebeland (ésta era realmente una licencia de fabricación del prototipo original de la belga SRC). Los dos primeros se terminarían por integrar en un producto conjunto, el SIAC 155/52 de la ENSB y su familia de municiones asociada (ENSB/EXPAL). 12. En la determinación de privatizar las empresas del sector de defensa estatales no dejaría de jugar un importante papel las tremendas pérdidas que éstas arastraban (más de 200.000 millones de pesetas entre 1990 y 1998 acumulados por Santa Bárbara, Indra, Bazán y CASA) 13. Polígono de Experiencias de Carabanchel (PEC), Centro de Ensayos Torregorda (CET), Laboratorio Químico Central de Armamento (LQCA), FN La Marañosa, Taller de Precisión y Centro Electrotécnico de Artillería (TPYCEA), Centro de Investigación y Desarrollo de la Armada (CIDA) 94. La Industria de Armamento en España REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ALCALA ZAMORA, J. Altos hornos y poder naval en la España de la Edad Moderna, Madrid 1999. ALONSO MAJAGRANZAS, F. España, ayer y hoy de la Industria de Defensa, Economía Industrial, num. 253, 1987 CERVERA PERY, J. Marina y Política en la España del siglo XIX. Madrid 1979 GIL OSORIO, G. Organización de la artillería española, Madrid 1981 GOMEZ RAMOS, F.J. Las Escuelas de Artillería de Tierra en Cádiz. Nacimiento, evolución y proyección futura. Revista Espacio-Tiempo de la Fac. de C. de la Ed. De la Univ. de Sevilla. Num.5. Sevilla 1995. GOMEZ RIVERO, R. 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El uso de este legado es una de las garantías para su mantenimiento, además de los museos y archivos. El patrimonio militar sigue generándose y es necesario establecer sistemas para documentarlo, preservarlo y entenderlo. Es imposible separar el patrimonio histórico del técnico e industrial generado en torno a la defensa. Las tres maestranzas aéreas (Madrid, Albacete y Sevilla) son un ejemplo de un patrimonio tecnológico en permanente evolución que aporta a la sociedad especialización, calidad y nuevas tecnologías. Su impacto social es extraordinario y genera cientos de puestos de trabajo estables, además de ser elementos claves en los desarrollos urbanos. 96. Conclusiones El aprovechamiento del legado cultural puede dar pie a instalaciones e infraestructuras modélicas, como la universidad levantada en la Fábrica de Armas de Toledo. La repercusión social en algunas zonas de las instalaciones militares de Defensa ha facilitado desde la incorporación de la mujer al trabajo hasta la estabilidad laboral de ciudades. La estrategia de recuperación permite asegurar la supervivencia de un legado arqueológico industrial muy valioso y dinamizar territorios. El factor humano es la parte fundamental del patrimonio. La conservación del patrimonio es lo que dejamos a las generaciones venideras y obliga a ser muy selectivo y es importante la colaboración. El extraordinario interés arquitectónico de la Real Fábrica de Artillería de Sevilla precisa de un plan de gestión adecuado. El patrimonio militar despierta gran interés y cuenta con excelentes profesionales vinculados al mismo, como ha puesto de manifiesto la celebración de las primeras Jornadas sobre el Patrimonio Histórico, Técnico e Industrial en el ámbito militar. Evaluación del curso La calificación de los asistentes a las jornadas es la siguiente: Contenido Nota más alta Nota más baja Nota media Objetivos del curso 10 4 7.29 Contenido del curso 10 4 7.05 Nivel de profundidad 10 4 6.35 Organización 10 5 7.76 Duración 10 4 7.11 Metodología 9 4 7.11 Aula y mobiliario 10 4 7.58 Utilidad para el trabajo 9 1 5.41 Valoración general del curso 10 5 7.32 Los comentarios sobre las jornadas: Coincidencia con otro curso interesante sobre gestión cultural Hay diferencias de nivel entre las presentaciones Faltó tratar el urbanismo militar, legislación y pronunciar más en gestión y conservación Satisfacción plena Interesantes, enriquecedoras y diversas Útiles e interesantes, en especial las visitas y la apertura al mundo civil Positivo acercamiento al patrimonio militar Deseo de que se aborde más el presente y futuro del patrimonio (conservación , uso y difusión) Sería necesario un curso especializado Han sido cortas Patrimonio en Defensa. 97 Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico CONSEJERÍA DE CULTURA MINISTERIO DE DEFENSA DIRECCIÓN GENERAL DE RELACIONES INSTITUCIONALES