Alfredo Fuentes Javier Villanueva . Instituto para la Integración de América Latina - INTAL Banco Interamericano de Desarrollo - BID Economía Mundial je Integración America Latina A S # Econom ía Mundial£ Integración America Latina i Alfredo Fuentes Instituto para la Integración de América Latina S i Javier Villanueva Instituto Torcuato Di Telia Universidad Católica Argentina Buenos Aires, 1989 Instituto para la Integración de América Latina / BID-INTAL Esmeralda 130, (1035) BUENOS AIRES Casilla de Correo 39, Sucursal 1 (1401) BUENOS AIRES República Argentina Los autores son responsables de las ideas y opiniones expuestas y las mismas no necesariamente reflejan políticas o posiciones del BID o del INTAL. EDITORIAL TESIS S.A. Junín 745 - (1026) Buenos Aires - Argentina Teléfonos 49-7828 / 4150 / 40-6650 Empresa adherida a la Cámara Argentina del Libro. Prohibida la reproducción total o parcial por medios electrónicos o mecánicos, incluyendo fotocopia, grabación magnética y cualquier sistema de almacena­ miento de información, sin autorización escrita del Editor. Primera edición: abril 1989 Impreso en la Argentina Hecho el depósito que previene la Ley 11.723. I.S.B.N. 950-9109-86-X BID. INTAL Economía Mundial e Integración de America Latina por Alfredo Fuentes y Javier Villanueva Buenos Aires, 1989. 277 pp. (BID. INTAL / DP 1, Publ. Nro. 1) DESCRIPTORES - 1. Autores Coordinación y Supervisión General: Silvia Costa Diseño de Tapa: Juan Pablo Ribciro Corrección: Alberto Bernades Impresión: Talleres Gráficos LITODAR ECONOMIA MUNDIAL E INTEGRACION DE AMERICA LATINA CONTENIDO GENERAL PROLOGO PRESENTACION AGRADECIMIENTOS PRIMERA PARTE: Introducción SEGUNDA PARTE: El marco externo de América Latina: Un resumen de las principales corrientes económicas interna­ cionales TERCERA PARTE: Tres décadas de integración: avances y limitaciones CUARTA PARTE: Integración de América Latina y apertura al mun­ do: dos estrategias complementarias ANEXO ESTADISTICO BIBLIOGRAFIA INDICE XV PROLOGO XVII XXI PRESENTACION AGRADECIMIENTOS PRIMERA PARTE INTRODUCCION 3 SEGUNDA PARTE E L MARCO EXTERNO DE AM ERICA LATINA: UN RESUMEN DE LAS PRINCIPALES CO RRIEN TES ECONOMICAS INTERNACIONALES 21 I. LA DECADA DEL SESENTA................................ ..................... 21 A. La primera etapa de la posguerra.......... ............................ B. Culminación de los "treinta gloriosos": 1946-75 ............ 21 23 II. LA DECADA DEL SETENTA....................................................... 33 A. El cambio de clima en la nueva d écad a............................ B. La preocupación por la concertación de políticas....... . C. Algunas evidencias empíricas de la reestructuración industrial de los años setenta.............................................. 33 44 III. UN BALANCE DE LOS AÑOS SESENTA Y SETENTA A. Principales acontecimientos.................................................. B. Ajustes en las relaciones económicas internacionales ... 52 58 58 61 XI IV. LA DECADA DEL OCHENTA: ¿CRISIS O TRANSFORMACION? A. B. La desestabilización financiera internacional y la redefinición de los ajustes ................................................. 67 Hacia una nueva división internacional del trabajo ... 74 1. 2. 74 Principales tendencias......................................... Las corrientes subyacentes para la nueva in­ serción en el mundo.......... .................................. a. 3. 79 Avances tecnológicos y creación de ventajas com petitivas.......................... 79 b. Nuevos modelos em presariales......... 82 c. Integración de los mercados finan­ cieros.................. ....... ............... 84 Desregulación, privatización e internacionalización del estad o................. 85 d. XII 66 Balance de las transformaciones y de la interdependencia................................................ 88 TERCERA PARTE TR ES DECADAS DE INTEGRACION: AVANCES Y LIMITACIONES 95 I. FUNDAMENTOS DE LA INTEGRACION ECONOMI­ CA REGIONAL............................................................................. 95 II. ALGUNAS EXPERIENCIAS OBTENIDAS DE LA IN­ TEGRACION LATI NOAMERICANA.................................... 101 A. Principales tendencias observadas B. Algunas explicaciones de los limi tados avances de la integración................................................................. 101 113 1. La heterogeneidad latinoamericana.................. 114 2. Evolución de la economía internacional y sus efectos en las políticas económicas e integra­ ción ........................................................................... 118 a. Los años sesenta....................................... b. Los años setenta ............................. ......... c. Los años ochenta ...................................... 118 122 130 3. Tensiones entre políticas nacionales e instru­ mentos comunitarios .. ......................................... 142 a. La formación de mercados ampliados: el caso andino ........................................... 143 b. Mecanismos de pagos en el comercio r e c í p r o c o .................;............... ..... 147 III. SITUACION PRESENTE DE LOS PROGRAMAS DE IN­ TEGRACION Y SU PAPEL DENTRO DE LAS "NUEVAS ESTRATEGIAS" NACIONALES........................................... . 151 XIII CUARTA PARTE INTEGRACION DE AMERICA LATINA Y APERTURA AL MUNDO: DOS ESTRATEGIAS COMPLEMENTARIAS 165 I. UNA VISION SOBRE EL NUEVO CONTEXTO ECONO MICO REGIONAL E INTERNACIONAL PARA LA INTE­ GRACION ........................................................................................ 165 II. LA RENOVACION DE LAS MOTIVACIONES Y OBJETI­ VOS DE LA INTEGRACION..................................................... 174 A. Integración y replanteamiento de las políticas comer­ ciales ........................................................................................ 174 1. Integración Latinoamericana e integración al mun­ do ........................................................................................ 174 2. Hacia una estrategia de promoción regional de ex­ portaciones ...................................................................... 177 B . Integración y espccialización productiva regional....... 181 C. Integración y articulación con el comercio y finandamiento internacional.................................................... 190 III. LOS INSTRUMENTOS COMUNES PARA LA NUEVA INTEGRACION DE LAS ECONOMIAS LATINOAMERI­ CANAS ........................................................................................... 197 A. Instrumentos de pagos y cooperación financiera y monetaria............................................................................... 197 B. Los márgenes de preferencia y otros mecanismos com­ plementarios de la apertura intralatinoamericana....... 202 IV. CONCLUSIONES......................................................................... 211 ANEXOS............................................................... ................................ 213 BIRI.IOGRAFIA.................................................................................. 243 XIV PROLOGO Esta publicación responde al permanente popósito del INTAL de re­ afirmar la idea de la integración como cuestión de máximo Ínteres para la región y de presentar propuestas para fortalecer los procesos de inte­ gración de Améria Latina y el Caribe. El trabajo de Alfredo Fuentes y Javier Villanueva constituye un esfuerzo valioso, orientado a mostrar cuál ha sido la racionalidad y las dificultades de los programas de integración y cuál puede ser su posible contenido estratégico hacia fines de este siglo. Estimamos que esta investigación contribuirá al debate sobre la modernización y el cambio estructural en los países de la región. Los interrogantes que abordan los autores, partiendo de la conside­ ración de un mundo en transformación, con cambios en la posición relativa de las naciones y en las estructuras de la economía mundial son, entre otros: ¿Cuáles serían las ventajas y desventajas de desmontar el proteccionismo intralatinoamericano?; ¿en qué medida los instrumentos de integración podrían ayudar no sólo a elevar el intercambio mutuo sino también a incrementar y diversificar el comercio con terceros?; ¿qué pasos habría que dar para impulsar una nueva y más aceptada división regional del trabajo?; ¿qué obstáculos habría que superar en este proceso para mejorar la competí ti vidad de las economías regionales?; ¿qué interrelaciones surjen entre solucionar los acuciantes problemas del peso y asimetría de la deuda externa y lograr la vigorización de la integración, de las importaciones de la región y de las inversiones en general?; ¿cómo ayudaría la mayor apertura dentro de América Latina a mejorar la capacidad de negociación externa? Ciertamente, está pendiente el desafío de otorgarle mayor trascen­ dencia a la integración económica con respecto al pasado en forma tal que ella pueda contribuir a la recuperación del crecimiento perdido en la década actual. A ello parece apuntar la concertación política según lo han expresado los países de la región en las recientes reuniones de Presiden­ tes y Cancilleres. Eduardo A. Zalduendo Director INTAL XV PRESENTACION La sensación de perplejidad con que se ha recibido el "shock de los años ochenta" ha quedado expuesta, en forma manifiesta, en la genera­ lización de las dudas acerca de cómo afrontar el desafío que las nuevas realidades trajeron consigo. Lentamente, sin embargo, junto con las preocupaciones del decenio, ha ido creciendo en la región (y fuera de ella) una literatura destinada a imaginarse las nuevas estrategias que pudieran implementarse en America Latina para responder a las condi­ ciones existentes, que amenazan con prolongarse durante buena parte de lo que resta del siglo. A medida en que transcurre la década, los diagnósticos parecen irse haciendo más precisos y, los caminos pensados para salir del estanca­ miento, más concretos. Es interesante señalar que, aún proveniendo de ángulos de observación distintos, se va observando una cierta conver­ gencia, entre los analistas internacionales, en la definición de algunos temas de fondo. A ellos se refieren, con un sentido estratégico, Javier Villanueva y Alfredo Fuentes en esta investigación sobre economía mundial e integración de América Latina. Parecería que, poco a poco, la región va encontrando algunas respuestas viables y necesarias, acordes con la profundidad de los problemas y transformaciones que enfrenta. La crisis, la deuda externa, la escasez de divisas, los problemas experimentados por el sector manufacturero en las economías del área, volvieron a darle vida a las ideas preexistentes sobre el Mercado Común regional, sobre la cooperación, sobre la necesidad de unir voluntades para contrarrestar la vulnerabilidad externa de los países latinoamerica­ nos y, finalmente, sobre los problemas de dar apoyo adecuado a la industrialización y a la modernización de la región. Las ventajas que la integración puede proporcionar al área han sido discutidas a lo largo de los años y requieren, otra vez, ser exploradas a la luz de las reorientacio­ nes de política que exige el nuevo contexto internacional y de los atrasos productivos y sociales que se han venido ampliando en los úl timos años. XVII En los años ochenta, se destaca en el trabajo, la lucha por atraer y retener el capital (humano y financiero), destinado a los cambios estruc­ turales, se tiende a generalizar y abarca, tanto a los países industrializa­ dos, como a los países en desarrollo. También, se va perfilando con más fuerza la imagen de un sistema "schumpeteriano" en el que debiera buscarse la convergencia del innovador con la del que financia las inversiones. Además de ello, la descentralización productiva a la que se ha ido tendiendo (relocalización regional e internacional) contribuye, junto con las nuevas tecnologías, a ofrecer alternativas de especialización selectiva que no se consideraban viables para los países de la región. En la aproximación a estas nuevas realidades la integración económica regional podría jugar un papel decisivo en un mundo donde, aun los actores más poderosos, buscan asociaciones y convergencias preferenciales, en especial en ámbitos continentales. Pero integrarse económicamente, subrayan los autores, implica recu­ perar la preocupación por una mayor apertura de las economías regio­ nales y por eliminar los obstáculos que han configurado el proteccionis­ mo intralatinoamericano. La profundización de los acuerdos de integra­ ción ofrecería amplios puntos de encuentro para ensanchar y mejorar la calidad de las relaciones económicas internacionales de los países de la región. Ello obligaría a adoptar instrumentos, tanto comunitarios como nacionales, que ayuden a instaurar una política de promoción regional de exportaciones, cuyos beneficios apunten hacia una nueva división re­ gional del trabajo y mejora de la competitividad externa de los bienes y servicios regionales. Así, la integración de América Latina y el Caribe podría llegar a ser complementaria con una mayor integración al mundo. El INTAL ha seguido con interés la evolución de la economía interna­ cional y sus principales connotaciones para los procesos de integración regional. Entre las distintas actividades previstas para este efecto, en Septiembre de 1987 iniciamos un proyecto sobre integración y moderni­ zación de América Latina en un contexto internacional de cambios acelerados, cuyo desarrollo estuvo a cargo de los dos economistas latinoamericanos mencionados, quienes abordaron la tarea de explorar rigurosamente las corrientes más significativas de la situación interna­ cional desde mediados de los sesenta; la racionalidad e implicaciones de las principales políticas económicas que fueron adoptando los países industrializados y en desarrollo; los complejos y disímiles procesos de ajuste seguidos desde entonces por las economías latinoamericanas; y las connotaciones estratégicas y efectos que ha tenido la integración regional XVIII durante las tres últimas décadas, en función de los acontecimientos estudiados. El INTAL aspira contribuir con este esfuerzo a enriquecer el análisis de las orientaciones para el futuro de la integración económica de América Latina y al inicio de otras investigaciones y estudios sobre distintos tópicos de tan vasta problemática, acerca de los cuales los autores señalan la convcnencia de disponer de conocimientos más profundos que puedan conducir al establecimiento de políticas operati­ vas, necesarias para el logro de las metas de progreso y desarrollo a las que aspira nuestra región. Juan Mario Vacchino AGRADECIMIENTOS La integración económica de los países de América La tina y el Caribe ha ido transitando, a través de los años, diferentes contextos en función de los acontecimientos y políticas nacionales y regionales, y en relación al mutante marco internacional. La substitución de importa­ ciones; las estrategias de industrialización exo-dirigidas; más reciente­ mente las transformaciones acaecidas en la economía mundial y las nuevas respuestas que intentan los países latinoamericanos, han sido, entre otros, telones de fondo presentes en el desarrollo de las concepcio­ nes integracionistas. En este trabajo hemos procurado recoger, a la vez, las ex­ periencias de períodos previos, las circunstancias presentes y las pers­ pectivas imaginables para el futuro de la integración de las economías regionales. Todo ello dentro de las condiciones más fluidas del presente clima internacional. En este esfuerzo conjunto, los autores tuvimos amplios intercambios de ideas y múltiples oportunidades para examinar e influir mutuamente los trabajos e investigaciones que hemos realizado, tanto sobre los temas relacionados con la integración económica, sus an­ tecedentes, sus justificativos y sus mecanismos de concreción, como sobre el desarrollo latinoamericano y la situación económica mundial desde la posguerra en adelante. El propósito fue el tratar de detectar las tendencias de fondo que se pudieran expresar en nuestros días y que tendrían significación para el futuro de las economías nacionales y de su mayor integración. XXI Son muchos aquellos a quienes tenemos que agradecer la colaboración que, de una manera u otra, brindaron a nuestro trabajo. La amplia bibliografía consultada con el soporte de la biblioteca del INTAL y del Instituto Torcuato Di Telia, nos hace por cierto deudores de muchos analistas que recorrieron temas en los cuales nos hemos detenido. Los comentarios que hemos recibido, también nos han permitido perfilar mejor algunos tópicos y adentramos adicionalmente en otros. Agradece­ mos por ello los comentarios de Juan Mario Vacchino y de todos los funcionarios del Instituto para la Integración de América Latina; como también el apoyo recibido de Miguel Urrutia y de Félix Peña durante nuestra tarea de investigación. Asimismo, deseamos agradecer las suge­ rencias oportunas de Klaus Esser del Instituto Alemán de Desarrollo. Y, naturalmente, queremos expresar nuestro reconocimiento a Silvia Fernández y a Rafael Cornejo por su ayuda en la elaboración de estadís­ ticas, y a Olga Di Paola quien se encargó de la tipografía e impresión de millares de papeles durante los últimos meses. Alfredo Fuentes Instituto para la Integración de América Latina XXII Javier Villanueva Instituto Torcuato Di Telia Universidad Católica Argentina PRIMERA PARTE In tro d u cció n Primera parte 3 INTRODUCCION Aunque con explicable lentitud y resistencia, los analistas de la situa­ ción económica mundial van aceptando que desde los años setenta en adelante hemos penetrado en una zona de serios conflictos económicos, más estructurales que cíclicos, que afectan tanto a los países desarrollados como a los de menor adelanto relativo. Las nuevas situaciones y la creciente interdependencia internacional han reclamado esfuerzos de adaptación, coordinación y ajuste, no siempre fáciles de concretar sin que se produzcan fricciones sociales y políticas, internas y entre los países. Dentro de este contexto, la política económica de los países industrializa­ dos y en desarrollo se ha encontrado, con frecuencia, atrapada por los tironeos de distintos grupos de interés, lo que, a su vez, ha limitado las posibilidades mismas de lograr el crecimiento económico necesario para evitar que las fricciones se transformen en desgarramientos. Algunos identifican las situaciones de los últimos quinquenios como semejantes a las de los años de la Gran Depresión Según esta óptica estaríamos todavía en medio de un período convulsivo como el de los años treinta, que reclamaría profundos cambios estratégicos, tanto en el mundo desarrollado como en el que se encuentra en desarrollo. En otros casos, se habla de la existencia de tendencias cíclicas relacionadas con la típica "destrucción creativa" del sistema económico existente. El bache cíclico presente recién tocaría fondo a comienzos de la década del noventa para, desde allí, iniciar un proceso de resurgimiento o de revitalización que se haría mas evidente al concluir el presente siglo 2. Otros, mas cautos, observan que ya se ha iniciado un proceso de transformaciones destinadas a contrarrestar los signos de estancamiento . de nuestros tiempos. Estas transformaciones, si bien reclaman la realiza1 Véase, como ejemplo de la mas reciente literatura catastrofista: Ravi Batra: The Great Depression of 1990; New York, 1987; Peter Jay and Michaele Stewart: Apocalypse 2000: Economic Breakdown and the Suicide of Democracy; London, 1987; 2 Véase, por ejemplo, Merman Kahn: The Corning Boom, New York, 1982. 4 Economía mundial e integración de América Latina don de demorados ajustes, aseguran el comienzo del camino hacia una re­ cuperación económica sostenida y reclamada desde los años setenta en adelante. Como ya lo hemos señalado, dentro de este ángulo de observa­ ción el problema consistiría en lograr las suficientes coincidencias como para poder realizar las transformaciones requeridas, con el menor desor­ den posible. Lo cierto es que, desde mediados a fines de la década del setenta, se fueron revelando en muchos países importantes del mundo, una serie de desequilibrios que contribuyen a explicar la presencia de tendencias decli­ nantes. En la década del ochenta la convicción de estar frente a una crisis de extensas dimensiones también se ha ido extendiendo en el Tercer Mundo. En la búsqueda de soluciones se ha hecho evidente que la mayor libertad en los movimientos de capitales y transacciones de divisas, le ha quitado efectividad y autonomía a las políticas nacionales, lo cual ha obligado a buscar una creciente cooperación entre las naciones en el diseño y la implementación de las políticas económicas entre las nacio­ nes 3. Además, el sistemático proceso de internacionalización de las eco­ nomías desde la posguerra, pese al incremento de las barreras no tarifarias a partir de los setentas, ha hecho más notoria la necesidad del comercio internacional para especializarse y de mejorar la competiti vidad del aparato productivo para atender, directamente o mediante subcontrataciones, la creciente diversificación de las demandas externas. Ahora, como en los primeros años de la segunda postguerra, vuelven una vez más a reaparecer las presiones generalizadas para que se encuentren los caminos que faciliten el crecimiento económico simultáneo de países industrializados y en desarrollo. Si a ello se agrega la búsqueda de algún orden monetario internacional que reemplace al de Bretton Woods, que desapareciera a principios de los setenta, este "nuevo clima" que estamos viviendo reclama, como en aquel entonces, un nuevo pensa­ miento y diseño de instrumentos de política tanto internacionales como nacionales. La premura por encontrar soluciones adecuadas se justifica, entre otras cosas, por el hecho de que algunas de las frustraciones econó­ micas existentes pueden claramente convertirse en desbordes políticos y tal vez geopolíticos4. 3 Claus Kóhlcr: "Liberalization and International Cooperation"; Intereconomics; Vol. 23 N° 2, Hamburg, March/April, 1988. 4 B. Lictaei: Le Grand Jeu F,urope-Amérique Latine; Paris, 1981. Según este autor, "a mediano plazo, las tensiones entre regiones en vías de desarrollo y las regiones industrializadas se tornarán en el factor geopolítico mundial dominante". Primera parte 5 El crecimiento y la reestructuración económica conjunta de países in­ dustrializados y en desarrollo reclama la presencia masiva de capital y la aplicación eficiente del mismo. El estímulo para promover el ahorro propio en cada país, la atracción del capital externo y el desarrollo de climas sociales, políticos y económicos favorables a la inversión, parece­ rían ser algunas de las condiciones contemporáneas para lograr el avance económico deseado y necesario. Estamos ahora lanzados a una carrera, a una competencia generalizada por absorber capital; reteniendo el propio o atrayendo el externo. En esta carrera, seguramente todos no podrán ganar. Todos no han de lograr la estabilidad, la seguridad, las alianzas, los ajustes ordenados y la flexibilidad, necesarios para atraer o retener el capital y la inversión que reclaman las presentes tendencias de reestruc­ turación e innovación 5. La batalla por el crecimiento a que nos hemos lanzado, en nuestros días, se encuentra acompañada por la resurrección de temas que habían ido perdiendo auditorio en las décadas del sesenta y parte del setenta. Se ha reabierto, por ejemplo, el debate entre los que suponen que lo que debe lograrse es un desarrollo extendido y sincrónico (mundial o regional) mutuamente estimulante, y los que insisten en el arrastre que puede producir un país "locomotora", o el empuje que puede generar, a nivel microeconómico, el "empresario innovador". Como en los años treinta, algunas de las preguntas más incisivas sobre estos tópicos, van dirigidas al examen de las condiciones necesarias para el avance de las naciones industrializadas. Así, la pregunta más frecuente es la relacionada con la definición de cuál ha de ser la "locomotora" que conduzca en sentido positivo a un país dado, y por arrastre al resto de la comunidad internacional. Las posibilidades de confiar en la presencia de "locomotoras" de envergadura internacional, que por su propio peso puedan lanzar hacia adelante a todo el sistema, frecuentemente, como se está viendo, se han visto frustradas por la aparición de problemas de coordinación, de cooperación, de armonía entre las políticas de los países de mayor poder relativo en el juego internacional6. Desde otro ángulo de 5 C. Fred Bergsten: "Corning Investment Wars"; Foreign Affairs; Oct., 1974. 6 La inflación, o los temores a ella, los exagerados défici ts fiscales, los desbalances externos, han sido cargas que los países con potencial de movilizar la economía internacional, han de­ seado compartir con los demás beneficiarios del "arranque económico". Las controversias entre naciones avanzadas sobre estos temas son bastante conocidas para insistir en ellas. Véanse, por ejemplo, los conflictos que están en juego alrededor de la posibilidad de que Alemania asuma un papel de liderazgo en la revitalización de la economía mundial, en * Heinz-Jurgen Scheid "Current Account Balances and International Economic Policy Coordination"; Intereconomics; Vol. 23, NQ2; ITamburg, March/April, 1988. 6 Economía mundial e integración de América Latina observación, el interrrogante de más difícil respuesta es: ¿Cuál ha de ser el mecanismo impulsor del avance económico de los países en vías de desarrollo? ¿Deberán aguardar la aparición de la "locomotora" central o deberán apelar a otras fórmulas y mecanismos propulsores propios?. "Desde fines de los años setenta en adelante, también ha cobrado espacio la búsqueda de "locomotoras" de crecimiento, no solo entre los países, sino también entre los distintos sectores y agentes de la economía. Como en la década del treinta, se ha vuelto a recurrir, una vez más, a Schumpeter7. El empresario schumpeteriano, su acompañante financie­ ro (y en algunos autores el Estado estratega) son hoy las fuerzas, la "loco ­ motora" que muchos desearían poner en marcha para que se inicie la esperada época de cambio y auge. En general, los problemas del déficit fiscal y de la temida inflación, del excesivo peso del Estado de Bienestar, la necesidad de aumentar la eficiencia y la competitividad de las economías, y por sobre todo la creencia de que la salida hacia el crecimiento, sólo puede apoyarse en la creatividad y la innovación de tecnologías no sofocadas por la excesiva intervención regulatoria del Estado, han llevado al desarrollo de fórmulas poco proclives a asignar al sector público un papel autónomo y determi­ nante en las inversiones productivas. Ello sin descartar las funciones que el Estado pudiera cumplir dando apoyo a los sectores más retrasados, suavizando los procesos de reajuste y, en general, proporcionando orien­ taciones y estrategias generales para el crecimiento. Precisamente,el rol de la política económica, tanto en la versión japonesa del MITI, como en la versión neo-liberal, parece haberse convertido en un tema obligado de los analistas. El empresario innovador schumpeteriano (el creador de nuevas alter­ nativas económicas, acompañado y apoyado por el inversor-financista) . parecería estar hoy ganando la partida en las concepciones sostenidas para lograr el avance económico de las naciones. Es decir, según los puntos de vista de Schumpeter, el empresario innovador, aventurero, sería el encargado de extraer a la sociedad del circuito de estancamiento ("kreislauf") en la que se encuentra empantanada8. 7 Christophcr Frccman: "Innovation as an Engine of Economic Growth: Retrospect and Prospects"; en H.Gicrsch (edit.): Emerging Technologies; Tubingen, 1982. 8 Joseph A. Schumpctcr: The Theory of Economic Development (primera edición alemana: Leipzig, 1912). Véase además, C. Freeman (opus cit.). Primera parte 7 Si a los cambios que forman la parte central del esquema señalado, se le agrega la circunstancia de que los mismos pudieran irse concretando dentro de una economía internacional de creciente interdependencia y competi ti vidad, se logra delinear una imagen más clara de los desafíos que parecerían irse acumulando en el cielo de la próxima década9. Interdepen­ dencia manifiesta, no sólo en el campo de las realidades políticas y económicas, sino también en el mismo campo de las ideas, cualquiera fuera la óptica de origen de las mismas. En los años de la primera posguerra (años cincuenta y sesenta) pare­ cían haberse logrado ciertas convergencias mundiales de conceptos y ob­ jetivos. El pleno empleo, el crecimiento económico sostenido y generaliza­ do, la ampliación del mercado internacional de mercancías, el movimien­ to internacional de capitales de riesgo, eran todos elementos de una concepción que, aunque no carecía de confrontaciones, tendía sin embar­ go a producir cierto consenso respecto del desenlace optimista de las tensiones que pudieran existir dentro de los países industrializados y en .desarrollo, y de todos ellos entre sí. La substitución de importaciones in­ dustriales, con inversión externa directa y destinada esencialmente a los mercados locales, tendía a modernizar los países de mayor retraso relati­ vo, contribuyendo a facilitar la difusión de los avances tecnológicos. El Primer Modelo de Desarrollo Económico de Posguerra era el resul tado de una cierta convergencia de propósitos lograda en aquellos años. El éxito de esta concepción se expresó en más elevadas tasas de crecimiento económico en el conjunto de las naciones del mundo. Desde fines o mediados de los años sesenta, por múltiples razones que hemos de puntual izar más adelante, los países más desarrollados comien­ zan a experimentar dificultades para continuar con la corriente expansiva que se fuera concretando en años anteriores. A partir de entonces, parece­ ría que el consenso social en materia de opciones de política económica, internas y externas, que prevaleciera en el lapso previo, tendió a desinte­ grarse 10. En los setenta, por otro lado, países en desarrollo se sintieron 9 Ver sobre estos temas: Mancur Olson: The Rise and DeclineofNations; Yale Univ., 1982; Ralf Dahrendorf: Die Chancen der Krise: über die Zukunft des Liberalismus; Stuttgart 1983; (Publi­ cado en español con el título: Las Oportunidades de la Crisis). 10 James N. Rosenau and Ole R. Ilolsti: 'The Breakdown of Consensuses and the Emergence of Conñicting BeÜef Systems"; World Politics, April, 1983; VVilfred Beckerman: "Last Straw or Turning Point" en John ITicks (et al.): Crisis'75...; London, 1975; Stephen R. Graubard (edít.): "The end of consensus", Daedalus; Summcr, 1980; Alíen 11. Bar ton: "Consensus and Conflict among American Leaders"; Public Opinión Quarterly; Winter, 1974/75. 8 Economía mundial e integración de América Latina tocados por la fortuna con las posibilidades de que se concretara el Nuevo Orden Internacional, apoyado por la aparición de la OPEP y el desarrollo del Movimiento de los No-alineados. Las presiones salariales ligadas con las políticas de pleno empleo de aquellos años tendieron a expresarse en los países más desarrollados; o bien a través de la "importación de mano de obra" (inmigración de zonas de mano de obra abundante); o bien a través de la relocalización regional dentro de los mismos países; o bien por medio de otra relocalización basada en la salida de capitales y actividades productivas para promover el desarrollo de la industrialización exo-dirigida en los países menos des­ arrollados donde abundaba el factor trabajo11. La "importación de mano de obra", aunque contribuyó en cierta medida a refrenar las excesivas presiones salariales, por un tiempo por lo menos, creó, sin embargo, difíciles condiciones de "digestión" e integración cultural, tanto institu­ cionales, como urbanas y sociales. Con el tiempo, el descenso en el ritmo de crecimiento económico y el desempleo en los países industrializados, tendieron a hacer más difícil la "digestión" de los inmigrantes y la competencia desarrollada por los países de nueva industrialización. La salida de capitales destinada a la inversión en la industrialización de los NICS (países de nueva industrialización) cuyas manufacturas se orientaban a competir en los mercados de las naciones más avanzadas, dio apoyo al segundo modelo de crecimiento e industrializción de la posgue­ rra para los países en desarrollo. Aunque no todos captaron las posibilida­ des de la nueva estrategia, algunos de ellos lograron realizar avances relevantes. Pero, es necesario aceptar que esta nueva oleada de difusión industrializadora encontró resistencias en los mismos países exportado­ res del capital, los que debieron enfrentar con frecuencia dificultades y obstáculos, para concretar los ajustes que la nueva división internacional del trabajo reclamaba12. En efecto, la salida misma de los capitales despertó en algunos sectores 11 Adriana Marshall: The Importof Labour: The Case of the Netherlands; Rotterdam, 1973; Peter J.Katzenstoin: "Domestic Structures and stratégies of foreign economic policy"; Internatio­ nal Organization; Autumn, 1977; Kiyoshi Kojima: ]apan and a New World Economic Order; London, 1977. 12 Folker Fróbel, Jürgen I Ieinrichs and Otto Kreye: Die Neue internationale Arbeitsteilung; Ilamburg, 1977. Véase sobre este tema: Javier Villanueva: Perspectivas del Desarrollo Indus­ trial latinoamericano; BID-INTAL; Buenos Aires, 1978. Primera parte 9 de las naciones industrializadas la firme oposición de los organismos sin­ dicales y aun de algunas de las empresas afectadas por la nueva compe­ tencia. La crítica se manifestó en la oposición a la "exportación de puestos de trabajo" y en la búsqueda de contener la oleada competitiva a través de mecanismos "neo-proteccionistas" 13. Por otra parte, el "angst", el temor de que el capital quedara atrapado en las mismas fuentes de recursos naturales y en los "depósitos" de mano de obra barata y abundante de que disponía el mundo, fue frecuentemente expresado en aquellos tiempos u. Desde el comienzo de los años ochenta las estrategias de desarrollo parecieron dar un vuelco. Un Tercer Modelo de Desarrollo, que hemos insinuado en los primeros párrafos de esta introducción, parece haber comenzado a tomar cuerpo. Sobre las características del mismo iremos dando cuenta en las diferentes secciones del libro. Aun cuando los conflictos y cambios a que el mismo pudiera dar origen todavía no resultan plenamente explícitos, está claro que se han abierto los caminos para concretar una nueva división internacional del trabajo. En esta nueva división, algunos entienden, que de lo que se trata es consolidar el poder de los países a través del logro de una mejora substancial en la eficiencia productiva de las economías de los mismos. El avance tecnológico, la retención y transformación de actividades existen­ tes, el mejoramiento de las aptitudes estratégicas del Estado, etc., son todas partes de estas corrientes nuevas destinadas a la "recuperación", a la "modernización" y a la detención del proceso de declinación en el que muchos países se encuentran atrapados. Otros estrategas entienden que los avances deseables estarán necesariamente ligados a la concreción de un nuevo sistema global e integrado ("world economy") en el que la 13 Véanse sobro estos temas: Peggy B. Musgrave: Direct Investment Abroad and the Multinationals: Effect on the USA Economy; US Senate; Committee on Foreign Relations; Wash; Aug. 1975; Folker Fróbel, Jurgen Heinrichs y Otto Kreye: Opus cit. Edgard Pisani: La France dans le Conflit Economique Mondial; Paris, 1979. 14 El avance del "fordismo" internacional despertó en los países industrializados las resistencias de los grupos más ligados con las actividades manufactureras basadas en tecnología "standard" y mano de obra barata. Tal resistencia fue expresándose en corrien­ tes de ideas que a menudo hallaron acogida en el Tercer Mundo. Tal vez el modelo del Club de Roma sea una de las manifestaciones más claras de los recelos que las nuevas condiciones del mundo y la difusión de las actividades industriales iban despertando. 10 Economía mundial e integración de América Latina información y los servicios podrán (y deberán necesariamente) movilizar­ se por sobre las fronteras1S. Pues bien, es dentro de este cambiante, aunque incierto contexto global,que América Latina debe encontrar los caminos más adecuados para crecer e integrarse, dentro de sí y a nivel m undial16. Un problema a considerar es el de que la región ha perdido poder de negociación a nivel internacional. El atractivo que ofrecía su mano de obra "barata" y abun­ dancia de materias primas tiende, por lo menos, a disminuir ante los avances de la robotización y sustitución de dichas materias primas por unidad de producto industrial en los países desarrollados. El financiamiento bancario, la inversión extranjera directa y los propios capitales latinoamericanos se alejaron de la región en búsqueda de las altas renta­ bilidades de los mercados financieros internacionales y, también, en búsqueda de mercados de gran tamaño y en relativa expansión como el de los Estados Unidos y el de la China. Por otra parte, dada la naturaleza de la deuda regional, los acreedores aparecen en forma más coordinada que los deudores, con mayor poder de negociación para hacer efectivos los voluminosos pagos que han erosionado marcadamente el crecimiento presente y futuro de los países del área. También, otros países en desarro­ llo que introdujeron reformas internas y aprovecharon el "boom" del comercio internacional, se distanciaron notablemente de la mayoría de los latinoamericanos en el comercio manufacturero y en otros indicadores de desarrollo y bienestar social. Por último, en un momento en el cual la relación económica y política externa se tiende a hacer, crecientemente, a través de bloques con tratamientos recíprocos y preferenciales, la integra­ ción de América Latina, aparte de sus dificultades tradicionales para lograr conformar los llamados mercados ampliados, iniciará la próxima década con el retroceso que representó para sus metas el fuerte ajuste macroeconômico a que se vieron obligados sus actores. Por otra parte, la presión angustiante de la deuda y los conflictos sociales y económicos internos, tal vez no han permitido fijar la atención 15 Exponentes representativos de ambas escuelas serían, por un lado, Stephen Cohen y John Zysman: Manufacturing Matters, The Myth of the Post Industrial Economy; New York, 1987; y por otro, R. Kromonackcr, World: Traded Services, The Challenge for the Eighties; Massachussets, 1984. 16 Véanse distintos enfoques sobre estrategias alternativas para los países de la región, en Revista de la CEPAL, Número 34, Abril, 1988, Santiago de Chile. Primera parte 11 necesaria en la discusión de políticas que demandan ciertas tendencias in­ ternacionales ya palpables17. El sistema de producción "difuso", junto con la concentración, en distintos lugares del mundo, de otras actividades más relacionadas con la obtención de economías de escala; la globalización de los mercados de capital; los cambios en la importancia relativa de los mercados (Pacífico vs Atlántico); los efectos esperables del "Glasnost so­ viético"; la descentralización; la difusión de las pequeñas empresas y de las tecnologías flexibles; el desarrollo acelerado de sistemas comerciales y de información, etc., son algunas de las corrientes que merecen detenida observación y reajustes estratégicos. Desde luego, los caminos generales a seguir han sido objeto de consi­ deración, tanto a nivel interno, como por parte de los analistas internacio­ nales. Ello ha permitido delinear algunos lugares comunes que tienen que ver con la naturaleza del ajuste con crecimiento que debería seguirse en los años noventa; el desarrollo de las capacidades productivas existentes en base a la selectividad, la competí ti vidad y el potenciamiento de las interrelaciones sectoriales; la búsqueda de recuperar y ensanchar el poder de negociación de la región en el campo comercial y del financiamiento; y, por último, la insistencia en el propósito de lograr una mayor articulación de los mercados regionales. Esteúltimocamino, debería ser nuevamente recorrido para ampliar las alternativas de especialización productiva internacional, coadyuvar a la mejora de la calidad de las políticas económicas regionales y reforzar los lazos para actuar conjuntamente en el escenario externo. Como quiera que fuera, ya sea por razones ligadas a las tendencias mundiales previamente indicadas; sea por la necesidad de reducir la vulnerabilidad de los países de la región; sea por mejorar la eficiencia e incrementar la competí ti vidad; sea por buscar mecanismos que permitan reducir las inestabilidades políticas y económicas características del área, parecería que, en la antesala del nuevo siglo, se presentan renovados fundamentos y posibilidades de avanzar en la integración de los países de la región. 17 El monto de la deuda con relación al PIB de los países de la región permite identificar elevados niveles de gravedad en cuanto a la posibilidad de servirla, tanto por el nivel do ia tasa de interés real como por el comportamiento de los ingresos de exportación. Véase un completo tratamiento sobre el tema en Eduardo Zalduendo: La Deuda Externa; Dcpalma, Buenos Aires, 1988. 12 Economía mundial e integración de América Latina La integración regional, que fuera vista en sus primeras etapas, como mecanismo imprescindible para la ampliación de los mercados, no logró contener y reorientar a las íuerzasde la substitución estrecha de importa­ ciones industriales que predominara a fünesde los cincuenta, la cual, como es sabido, se apoyaba en los mercados internos y conducía a la repetición de las actividades en los distintos países de la región18. Desde mediados de tos años sesenta, pero en especial durante la década del setenta, la ''substitución" comenzó a perd er prestigio y en algunas instancias fue reemplazada por la estrategia de la "industrializa­ ción exo-dirigtda". Esta última estrategia seencontraba basada en la abun­ dancia de recursos naturales y de mano de obra; apoyada por estímulos adecuados generados por el Estado local; destinada a los mercados de países industrializados (aunque sin descuidar por completo los mercados propios y de la región) y frecuentemente contaba con el apoyo del capital y tecnología de las empresas multinacionales que procuraban por esta vía compensar las presiones en los costos experimentadas en los países de origen. Luego de la primera crisis del petróleo, la abundancia y bajo costo del financiamiento internacional contribuyeron a acabar de definir el juego principal de los años setenta. Sin embargo, tampoco bajo las nuevas estrategias "exo-dirigidas" y de crecimiento con deuda fué posible concretar el proceso integracionista de América Latina. Así, desde mediados de los años sesenta, y en adelante, las metas trazadas de eliminar trabas para instaurar la libre circulación de bienes y servicios, personas y capitales dentro de la región, se vieron limitadas, o recurrentemente postergadas, por diversos factores coyunturales y de estructura registrados en las economías nacionales. La coyuntura de los países de la región ha estado marcada por los vai venés que implican para las políticas nacionales la modificación de los precios de los principales productos básicos de exportación y lo sucedido con el financiamiento internacional. En las épocas de bonanza de los "com­ modities", aparentemente mejoran los procesos integracionistas al crecer 18 La estrategia substitutiva, con énfasis en el mercado interno y el apoyo de la inversión internacional, ya tenía antecedentes de larga data en los países de América Latina. Había dado un paso importante en la década dd treinta como consecuencia de la crisis y de las dos últimas guaras mundiales. La substitución se convirtió en la aspiración general de todas las naciones de! área y sus avances demostraban la imperiosa necesidad de formas progresivas de integración económica. Véase CEPAL: Estudio Económico de América Latina 1949; ONU, E/CN.12/164Rev.l. Primera parie 13 el comercio recíproco. Pero ello tiende a suceder por la mayor capacidad de compra obtenida de las ventas a países desarrollados y no porque los países impulsen políticas de apertura inherentes a cualquier programa de integración de las economías regionales- Más bien, las bonanzas traen, generalmente,, presiones inflacionarias que son enfrentadas con progra­ mas temporales de liberación y desgravación de las importaciones y, de esta manera, indirectamente, se benefician sobretodo aquellos socios lati­ noamericanos qpe> por su esfuerzo interno, cercanía geográfica y aplica­ ción de políticas comerciales razonables, pueden ingresar a competir en los mercados vecinos. Igual comportamiento tendería a observarse cuan­ do se dan circunstancias de abundancia de crédito externo. Además, trátese de bonanzas o de crédito externo disponible y barato, se observa con frecuencia que ello lleva a que los países dejen atrasar su tipo de cambio real, lo cual favorece los precios relativos de las importaciones y desvirtúa, en buena parte, las intenciones de aplicar estrategias exodirigidas u orientadas hacia las exportaciones. Ahora bien, si la situación es la de escasez de divisas, la integración deseada de los mercados regionales tampoco se tiende a concretar. Las frecuentes crisis de balanza de pagos llevan a elevar las barreras de protección de los mercados internos en forma tal que, incluso se retiran los beneficios preferenciales a los socios de la integración, generándose así los ampliamente conocidos y temidos "incumplimientos de compromisos". Por otra parte, las situaciones de desequilibrios estructurales vigentes en las relaciones comerciales intralatinoamericanas, usualmente implican que, en las épocas de iliquidez, se trate de corregir drásticamente el desbalance conlos socios persistentemente superavitarios, a veces impo­ niéndole a los mismos restricciones más fuertes que las establecidas para el resto del mundo. Igualmente, las dificultades del sector externo gene­ ralmente conllevan rápidas devaluaciones cambiarias que modifican bruscamente los tipos de cambio bilaterales, de manera tal que se inte­ rrumpen las todavía reducidas corrientes de intercambio manufacturero que pudieran haberse creado con el esfuerzo de muchos años. Con ciertas excepciones, los modelos de crecimiento basados en la pro­ tección de los mercados domésticos (parcialmente reorientados con los esfuerzos de promoción de exportaciones) y la estrategia de desarrollo basada en el endeudamiento, han implicado una inserción pasiva de América Latina en la economía mundial, que no ha permitido superar la excesiva depen d en cia regional de las ex p o rta cio n es de p ro d u cto s b á sico s ni avanzar, selectiva y eficientemente, en el deseado proceso de industria- 14 Economía mundial e integración de América Latina lización. Al haber transcurrido tres décadas de integración, pareciera que los países no hubieran dado los pasos necesarios para permitir que estos procesos surtieran los efectos deseados de configurar una división más eficiente del trabajo entre las economías de America Latina, la que, a su vez, pudiera ayudara mejorar la naturaleza de la inserción externa. Pero, integrarse significa eliminar obstáculos y para ello enfrentar las fuertes resistencias a abrir las economías entre las partes que se integran, aún reconociendo que es preciso enfrentar las dificultades que generadlos desequilibrios en favor de uno o de otro. Hoy en día se reconoce que, en general, se han tendido a mantener los privilegios de los mercados internos. Los consensos necesarios para adoptar los instrumentoscomunesde la integración regional, se han visto muy limitados por las diferentes y asincrónicas respuestas macroeconômicas y por las distintas estrategias de inserción ex terna, resultantes tanto de las posiciones que se detentan en los mercados de productos básicos, especialmente en el del petróleo, como de las diferencias en el tamaño de los mercados internos. O no se han encontrado los consensos requeridos para poner en vigencia los instru­ mentos previstos en los Tra tados de integración, o éstos se han desvirtua­ do o incumplido luego de puestos en aplicación. Así, no extraña que el crecimiento del comercio manufacturero intrarregional entre 1965 y 1980 resultó, mayormente, explicado por factores ajenos a los compromisos de apertura recíproca. No obstante, en algunas instancias se puede compro­ bar el poder explicativo de las rebajas arancelarias pactadas. Existe, sin embargo, un potencial significativo de aumento del comer­ cio recíproco con respecto al total, sobretodo si se exploran las amplias posibilidades de comercio y especializaáón iniraindustrial, para lo cual, por un lado, habrá que retomar los principios básicos de buscar abrirse entre aquellos socios que encuentren más coincidencias estratégicas y mejorar, por otro lado, nacionalmente, la calidad de las políticas económicas. Una nueva etapa, de recuperación y de recomposición del comercio intralatinoamericano, implicaría configurar, otra vez, progresivamente, los mer­ cados ampliados, fuertemente afectados por la crisis de los ochenta. En esta tarea, pensamos que habría que proporcionarle más atención a mejorar la competitividad interna para lograr vender al vecino, antes que a buscar el obtener altas protecciones respecto de los socios del área. Dentro de esta óptica adquirirían creciente relevancia algunas medidas comunes que pudieran permitir el poder enfrentar adecuadamente las distorsiones en la competencia derivadas de las distintas políticas de Primera parte 15 promoción de exportaciones. Al monos mientras se avanza en un lento, pero necesario, proceso de armonización de políticas a más largo plazo. En cuanto al reto de proporcionarle más certidumbre a los mercados de integración en la región, habría que hacerlos menos vulnerables a los vaivenes de las coyunturas nacionales, determinadas en buena parte por las crisis de los precios de las exportacionesprimarias y del endeudamien­ to externo. Un componente esencial de las políticas de estabilización de los mercados regionales, creemos que resultaría del intento de "aislar", en mayor medida, las operaciones de pagos y financiamiento del comercio recíproco, de lo que suceda con la balanza de pagos global. En este campo, los abundantes diagnósticos y algunas experiencias recientes, indicarían la necesidad de aplicar esquemas o acuerdos para aliviar la deuda intralatinoamericana acumulada, financiar saldos comerciales por plazos más prolongados, apoyar a los países colocados en situaciones de iliquidez global transitoria. Habrá que insistir en fortalecer los mecanismos de pagos y créditos vigentes a nivel regional y subregional, buscando am­ pliar sus recursos. También, sería de importancia complementarlos con esquemas que eviten la utilización de monedas duras en el intercambio. Así, entonces, las posibilidades de convertir a la integración en una herramienta de cambio y modernización de las economías latinoamerica­ nas a partir de la próxima década dependerá del logro de ciertos objetivos en varios frentes. A nivel doméstico la mayoría coincide en que es preciso desarrollar selectiva y más competitivamente la capacidad productiva19. En segunda instancia, a nivel de los mercados compartidos habría que poner de presente, una vez más, la necesidad de aprovechar los efectos dinámicos de la integración, tales como las economías de escala y las externalidades derivadas del aprendizaje tecnológico y empresarial. Este propósito implicaría reinstalar las preferencias intrarregionales y aplicar protecciones arancelarias más bajas y menos dispersas que las del pasado, frente a las importaciones provenientes del resto del mundo. Las preferencias regionales, se ha visto con los años, no solamente proven­ drían de las tradicionales rebajas de tarifas, sino, crecientemente, de la prclación que se pueda conceder a los socios en las licitaciones y compras internacionales de bienes y servicios, piSblicas y privadas, agrícolas e 19 Aunque con distintos enfoques, so considera que la situación internacional obliga a introducir mejoras a la eficiencia do las producciones desarrolladas al amparo de 1\ sustitución do importaciones. Véanse las distintas ponencias presentadas ai Seminario sobre América Latina en la Economía Internacional, en homenaje a Raúl Prebisch, Buenos Aires, Septiembre de 1987. Publicación INTAL ŒPAL, en preparación. 16 Economía mundial e integración de América Latina industriales, sin que ello implique desmejorar la calidad y el precio de las adquisiciones20. En tercer lugar, en cuanto a otros mecanismos que deberían acompañar la formación de espacios más amplios, tendrían especial peso aquellos destinados a evitar la competencia comercial inequitativa a medida que se desmontan totalmente los aranceles y obstáculos al comercio, así como aquellos de financiamiento, pagos y créditos recíprocos que ayuden a amortiguar los efectos desestabilizadores de las crisis globales de balanza de pagos sobre los programas de liberación del intercambio. Por último, y no menos importante, los progresos de una estrategia de apertura intralatinoamericana dependerán de los avances que se puedan ir registrando en la corrección parcial de los desequilibrios obser­ vados en la magnitud y en la composición del comercio de mercaderías, sobre todo con respecto a los países de menor desarrollo relativo. Tenien­ do en cuenta que la búsqueda de alcanzar un comercio "equilibrado" podría significar injustificados costos para las economías de la región y el desvirtuar los esfuerzos realizados en pro de una mayor competí tividad, la meta de una distribución equitativa de los beneficios podría intentar alcanzarse en un contexto más amplio, introduciendo otra serie de medi­ das. Entre ellas, los flujos de capitales hacia los países más atrasados de la región, la formación de empresas conjuntas de producción y comerciali­ zación, el desarrollo de proyectos multinacionales en infraestructura y transporte, la preparación de programas de asistencia técnica y transfe­ rencia de tecnologías, la apertura comercial más acelerada por parte de las economías superavitarias y, otras acciones que pudieran alejar progresi­ vamente la atención del propósito de colocarse siempre en situación de equilibrio o superávit con los vecinos. Por otra parte, la experiencia parece demostrar que la programación centralizada de producciones, mediante asignaciones de plantas entre varios países, no solamente genera desarrollos de cuestionable eficiencia, sino expectativas contraproducentes sobre un acelerado proceso de in­ dustrialización que, cada vez menos, depende de la protección y, cada vez más, del esfuerzo innovador y competitivo de las empresas con el apoyo de políticas gubernamentales estables, y de Estados negociadores que 20 La Declaración de Quito de 1984 contiene un amplio menú de alternativas para este nuevo concepto de preferencias intralatinoamericanas en el campo de los bienes y servicios. Primera parte 17 busquen ensanchar mercados y canalizar capitales y cooperación técnica del exterior. Se exige una renovación del pensamiento que ponga énfasis especial, tanto en los argumentos racionales de apoyo como en las características de los mecanismos requeridos para persistir en un deliberado aprovechamiento de los mercados regionales. Se trata de apoyar los esfuerzos de desarrollo y modernización de las economías nacionales y ampliar, al mismo tiempo, las posibilidades de inserción y negociación en el nuevo escenario productivo y comercial internacional. Ello obliga a plantear posibles soluciones a ciertos problemas que han restringido la formación de mercados preferenciales para exportar y para substituir eficientemente importaciones de terceros, así como alternativas para avanzar en la integración bajo condiciones económicas adversas en los países de la región. Hemos incluido a lo largo de este libro algunas propuestas sobre estos temas. La crisis económica, social y política de largo alcance por la que atraviesan los estados regionales, no pasó ni pasará a convertirse en un tema prioritario de la agenda de los principales países industrializados. Habrá que "arreglárselas solos" en muchos sentidos. Pero, los condiciona­ mientos del desarrollo económico de las últimas décadas en América La tina y las nuevas oportunidades que ofrecen el progreso tecnológico, los cambios en el capital humano y otras alternativas para especializarse y crecer, hacen aconsejable impulsar una estrategia, complementaria, de integración latinoamericana y de apertura al mundo, cuyo potencial económico y de política exterior contribuiría a mejorar la posición interna­ cional y las condiciones económico sociales en la región. La integración de América Latina tenderá a concretarse cada vez más a través de polos o bloques caracterizados por sus articulaciones comerciales reveladas, mayor homogeneidad de sus miembros, cercanía geográfica y lincamientos más coincidentes de política económica e inter­ nacional, factores que en las últimas décadas han demostrado no coincidir necesariamente con los acuerdos formales de alcance multilateral. Los avances que se vayan concretando en este proceso multidimensional permitirán, en el próximo siglo, una convergencia hacia el anhelado mercado común, siempre y cuando las generaciones a cargo de la conduc­ ción de América Latina, logren los compromisos políticos necesarios para abrir y hacer más competitivas sus economías. Entre tanto, el entrelaza­ miento multilateral se verá fortalecido por la necesidad de defender las 18 Economia mundial e integración de América Latina democracias regionales, fortalecer la seguridad y la paz regionales, apoyar a los países más atrasados y buscar establecer un sistema internacional más justo, abierto y libre de proteccionismos. SEGUNDA PARTE E l m arco e xte rn o de A m erica L a tin a : un resu m en de las p rin cip ales co rrie n ­ te s eco n ó m icas in te rn acio n a les Segunda parte 21 EL MARCO EXTERNO DE AMERICA LATINA: UN RESUMEN DE LAS PRINCIPALES CORRIENTES ECONOMICAS INTERNACIONALES I. La década del sesenta La situación económica internacional, con frecuencia, se ve afectada por los conflictos que se producen en y entre los países de mayor peso relativo en el mundo; tanto por las transformaciones de las condiciones internas de cada nación, como por las que tienen lugar en el área de las relaciones internacionales. Las estrategias y medidas que se adoptan para dar respuesta a las urgencias de cada instancia contribuyen a completar el perfil del "horizonte externo" dentro del cual deben desen­ volverse las economías de países en desarrollo, entre ellas las de América Latina. Conviene, pues, examinar con cierto detalle las características del contexto internacional y las posibilidades de interrelación fructífera que pudieran generarse; captar el sentido de las corrientes profundas que se van expresando en el contexto externo; e intentar entender a tiempo las tensiones que pudieran generarse en los hechos concretos y en el clima ideológico. Estas reflexiones son especialmente relevantes para el perío­ do que se inicia a fines de la década del sesenta, por una serie de acontecimientos cuyas implicaciones se extienden a lo largo de los años setenta y hasta el presente. Desde entonces, aparentemente, van toman­ do cuerpo en los países industrializados situaciones económicamente conflictivas que adquieren creciente consistencia en la década del ochen­ ta. A. La primera etapa de la posguerra En las décadas de la primera posguerra (años 50 y 60) parecían haberse logrado ciertas convergencias mundiales de ideas y objetivos. Existía cier ta "condescendencia" generalizad a, pro d u cto sin d u d a d e las duras lecciones y devastaciones de la guerra. El pleno empleo y las políticas keynesianas que lo acompañaban; el crecimiento económico 22 Economía mundial e integración de América Latina sostenido, generalizado y posible; la libera!ización y ampliación del intercambio comercial entre los países industrializados; el movimiento internacional de capi tales de riesgo; eran todos elementos de una concep­ ción que, aunque no carecía de oposición, tendía sin embargo a producir un cierto consenso respecto del desenlace optimista de las tensiones que pudieran existir. Tensiones, a menudo iatentes en el interior de los países desarrollados, entre éstos entre sí y con los paísesconsiderados de menor desarrollo relativo. La hegemonía incuestionada de los Estados Unidos y la convicción de que existía un declive convergente en los países del mundo occidental, contribuían a cerrar el circuito relativamente optimis­ ta de aquellos años. Las posibilidades de crecimiento económico, apoya­ das por el complemento de la asistencia internacional y el íinanciamiento "blando" de proyectos de largo aliento eran, en fin, "la luz al final del túnel" de que hablara Albert Hirschman. Luz prometida que permitía avanzar, a pesar de las viscisi ludes que pudieran presentarse circunstancialmente. Por otra parte, la substitución de importaciones industriales enm in­ versión externa directa y destinada a los mercados locales de bienes de consumo tendería, se señalaba, a modernizar los países de retraso económico relativo, contribuyendo al mismo tiempo a facilitar la difu­ sión de los avances tecnológicos logrados por los industrializados, cerrando así una brecha que, en cierta medida, era la trampa en la que había quedado retenido el progreso del Tercer Mundo21. Esta estrategia también se suponía contribuía a "despertar" al empresario local latente, extrayéndolo del círculo vicioso del estancamiento (se trataba, en reali­ dad, de una versión adaptada del "kreislauf" de Schumpeter), a través del impulso schumpeteriano inducido por las inversiones externas y por los "eslabonamientos" anteriores y posteriores. Además, las industrias para el mercado local, características de la difundida substitución de importaciones, tenían la ventaja de no producir situaciones conflictivas con el aparato industrial de los países de origen del capital (ya se tratara de la mano de obra organizada o de las empresas que pudieran verse afectadas). No competían las economías en vías de desarrollo en los mercados de los países de origen de capital, y por el contrario, absorbían 25 Véanse sobre estos tenias los argumentos que acompañaron al Punto IV del Discurso Inaugural del Presidente Trunían. Con respecto a la adopción de tecnologías externas, característica de la substitución de importaciones de las primeras etapas de posguerra, comienza a recibir fuertes críticas a fines de los años sesenta y especialmente en la década del setenta. Con frecuencia se comienza a hacer mención en este período a la necesidad de buscar la “tecnología apropiada"; es decir, la tecnología que mejor responde a ia natura­ leza y cantidad de los recursos de que se dispone. Segunda parte 23 algunas materias primas, técnicas y equipos de producción. B. Culminación de los "treinta gloriosos": 1946-75 En los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial y culminando en la década del sesenta, la economía internacional fue dando manifes­ taciones expansivas de magnitudes nunca antes experimentadas. La convergencia de varios factores permitió la concreción de los avances comentados. Estos fueron, en líneas generales, los siguientes: consolida­ ción de un orden monetario internacional aceptable, estructurado dentro del esquema creado por el Pacto de Bretton Woods; la ampliación del comercio internacional de bienes y del mercado internacional de capitales; la paulatina absorción de un stock de tecnología disponible desde los años de la guerra y tal vez antes; la existencia de una oferta de mano de obra abundante. El norte de la política económica de aquellos años, como ya hemos señalado, se había fijado en el mantenimiento del pleno empleo, el logro de la reconstrucción de los países ex-beligerantes y la difusión general del crecimiento econômico. El optimismo de aquellos años acerca de las posibilidades de lograr un desarrollo económico generalizado era ampliamente compartido. La disponibilidad y facilidad de acceso a los recursos naturales, a precios razonables, constituyó un factor más para dar respaldo a las expectativas positivas. Los datos del cuadro 1 sugieren claramente que los avances logrados en esos años fueron substanciales. Cuadro 1: Evolución de la producción y el capital en los países industrializados. (Promedio aritmético de datos de 16 países industrializados) Producto Producto per cápita Stock de capital (no incluye construc­ ción residencial) 1870-1913 2.5 1.5 2.8 1913-1950 1.9 1.1 1.6 1950-1970 4,9 3.8 5.6 Fucntc: Angus Maddison: "Phases of Capitalist Development"; Banca Nazionale del Lavoro; Quarterly Review; 1987. 24 Economía mundial e integración de América Latina En la década del 60 se mejoran los mecanismos de manejo de la demanda agregada y se hace del pleno empleo y del crecimiento econó­ mico objetivos casi universales. La intervención del Estado, a través de fórmulas e instrumentos keynesianos para expandir la demanda, redu­ cir el desempleo y promover el crecimiento económico, era una concep­ ción frecuentemente sostenida en aquellos años22. También, el Estado se orientaba en forma creciente hacia lo que se ha dado en llamar el Estado de Bienestar o Estado Benefactor, bajo el cual "las demandas de la democracia y de los sentimientos humanitarios se combinaban con los propios intereses de la comunidad de negocios"23. La disponibilidad de un stock de conocimiento tecnológico acumulado en los años de la guerra, especialmente en Estados Unidos, permitió a muchos países avanzar rápidamente en un proceso de "atrapado" ("catching up") de los que habían logrado previamente avanzar más, no sólo desde el punto de vista de la tecnología de producción, sino en lo que respecta a la organización empresarial 24. Dos factores adicionales contribuían a ampliar las rutas del crecimiento económico de las economías occiden­ tales. Por un lado, los precios de los bienes primarios no avanzaron respecto de los precios de los bienes industriales y, en algunos casos, especialmente en el del petróleo, retrocedieron 25. Por otro lado, la libertad de comercio y la movilidad internacional del capital ayudaban en buena medida a asegurar el dinamismo económico, mientras que la disponibilidad de una relativamente amplia oferta de mano de obra facilitaba el progreso con un mínimo de conflictos salariales. Completan­ do el panorama, las viscisitudes vividas durante la guerra, como se indicó más arriba, habían permitido el desarrollo de una relativa aquies­ cencia social y política, tanto dentro de los países de Occidente como entre los m ismos26. Desde el punto de vista económico, todo lo antedicho se fue expresan­ do en la concreción de elevadas inversiones, alzas en la productividad, 22 Señala Theodor Praeger: "Socialism, Capitalism and Economic Growth" en C.H. Feinstein, (edit): Socialism, Capitalism and Economic Growth; Cambridge, 1987) "el desarro­ llo económico se había convertido en una necesidad política más que nunca antes". ® Joan Robinson: Freedom and Necessity; London, 1970. 24 Servan Schreiber: Le Défi Americain; Paris, 1966. 25 Michael Bleaney: The Rise and Fall of Keynesian Economics; N.Y., 1985. 76 Mancur Olson ( The Rise and Decline ofNations; Yale University, 1982) ha sugerido que el consenso social y político de aquellos años se encontraba favorecido por el hecho de que, con la guerra, habían desapárecido (o deteriorado substancialmente) los grandes grupos corporativos y de interés. Entiende este autor que al volver a desarrollarse los mismos, con el paso del tiempo, las fricciones y pujas que se producen entre ellos terminarían por conducir las economías a juegos de suma cero; Véase, también Lester C. Thurow: The ZeroSum Society; N.Y., 1980. Segunda parte 25 altas demandas y estimulantes beneficios. Con aspiraciones salariales contenidas, la demanda de trabajo fue elevándose paulatinamente. Así, cerca de la mi tad de los años sesenta se llegó a un ni vel de empleo cercano al máximo posible. Se inician entonces lentamente, y por obra de las mismas fuerzas expansivas, presiones en los costos, tanto de los bienes primarios como de la mano de obra, y tensiones inflacionarias que fueron diluyendo paulatinamente el consenso social. Crecen pari-passu las aspiraciones y la mili tanda política se hace pro­ gresivamente más agresiva. En mayo de 1968 se produce la conocida explosión política francesa, y en el mismo año, la rebelión estudiantil en Estados Unidos. En 1969, sobreviene el "autumno caldo" en Italia, y la serie de violentas huelgas de Alemania. Así, desde fines del 60 las escaceses se fueron haciendo sentir en el frente laboral y en el de las materias primas. Con tecnología constante, la situación tendía a la creación de conflictos. Algunos autores, siguiendo concepciones similares a las de A. Lewis, señalaban que, en gran medida, la disponibilidad de amplias reservas de mano de obra desocupada o subempleada que existían, tanto en Europa como en Japón, habían permitido a estos países ir desarrollando un fuerte dinamismo económico desde 1950 71. La mano de obra provenía, principalmente, de una alta tasa de crecimiento natural, de transferen­ cias de la agricultura a los servicios y a la industria, y de la inmigración de refugiados de la guerra. La abundancia del factor trabajo, al expresar­ se en la reducción de las presiones salariales, contribuía a facilitar la inversión y el crecimiento. Pero, con el progresivo agotamiento del exceso de oferta en la primera parte de la década del sesenta, las altas tasas de crecimiento económico se fueron haciendo más lentas. En el caso japonés, también se observa (apoyándose igualmente en las ideas de Lewis sobre el crecimiento económico) que dicho país disponía de un sector económico tradicional proveedor de mano de obra y frenador por lo tanto de presiones salariales. Sin embargo, enfrentó las viscisitudes del "punto de inflexión" o "tuming point" a fines de los años 27Charles P. Kindleberger: Europe s Postwar Growth: The Role ofLabour Supply; Mass., 1967; Ryoshi Minami: The Tuming Point in Economic Development: Japan s Experience: Tokyo, 1973. Las tesis comentadas de Arthur Lewis se encuentran en su trabajo sobre desarrollo bajo condiciones de oferta ilimitada de mano de obra: "Economic Development with Unlimited Supplies of Labour" The Manchester School of Economics and Social Studies; XXII May 1954. Véase, además, Ragnar Nurkse: Problems of Capital Formation in Underdeveloped Areas; N.Y., 1953. Ambos modelos, de origen clásico, fueron también aplicados al examen del desarrollo económico de los países menos avanzados. 26 Economía mundial e integración de América Latina 50 y comienzos del 602*. El "punto de inflexión" se producía, señalan los analistas, cuando la oferta de la mano de obra excedente (con "desocu­ pación disfrazada") quedaba totalmente integrada en el sector "avanza­ do", o cuando por un fenómeno de "mimesis salarial", relacionado con la sindicalización, se acentuaban las tendencias a la igualación generali­ zada de las remuneraciones al factor trabajo aun entre actividades de diferente productividad29. En la década del sesenta comenzaron, pues, a manifestarse alzas sa­ lariales y una declinación en las diferencias de salarios entre los sectores tradicionales y los modernos de la economía. Con tecnología constante y uniforme entre los países productores, lo que pasaba a constituirse en factor determinante de las posibilidades de competir internacionalmen­ te eran, o bien el acceso a insumos más baratos, o bien avanzar en la producción "diferenciada" intra-industria3 Desechando la posibilidad de lograr materias primas o mano de obra a mas bajo precio, la tendencia de aquellos años fue la de depositar la confianza en el comercio íntraindustrial entre países industrializados. Como ya se ha sugerido, además de los temas expuestos, a fines de la década del sesenta, la oleada expansiva finalmente se expresó también en tendencias alcistas en los precios de las materias primas de que se abastecían los países más desarrollados. Finalmente, los problemas de la financiación de la guerra de Vietnam junto a los proyectos de la "socie­ dad de abundancia" de la época de Johnson, contribuyeron a desarrollar un clima de desorden en el sistema monetario internacional existente, el que derivaría en una verdadera crisis al comienzo de la década siguiente. La acumulación de problemas que hemos mencionado tal vez en­ cuentran su expresión más cabal en las explosiones sociales de fines del sesenta, a que nos referimos previamente, y en el desarrollo de las concepciones del Club de Roma. Las felices expectativas de los "treinta gloriosos", te rminaban así en la oleada pesimista que se reflejaba en las ideas de los "límites del crecimiento". La convergencia social de la primera postguerra concluyó, como lo hemos señalado, en el 68 en Francia; en el "verano caliente" de Italia, en las huelgas "salvajes" de Alemania y en la rebelión estudiantil de Estados Unidos de los mismos años. Las crecientes presiones inflacionarias y el avance del Estado de 21 Rvoshi Minami: The Turning Point in llconomic Development: Japan's llxperience; Tokyo, 1973. 79 Véase Javier Villanueva: Crecimiento y Coyuntura en América Ijitina: Un enfoque sectorial; Documento de Trabajo, Instituto T. Di Telia; 1987. 30 No era el caso de los "substituidores de importaciones" del Tercer Mundo. Segu nda parte 27 Bienestar, en respuesta a los reclamos de una sociedad cargada de expectativas, fueron manifestaciones adicionales de los conflictos que iban tomando cuerpo. Más tarde, en los años de la contracción, la carga del Estado de Bienestar llegaría más allá de lo que se podía soportar sin poner en peligro la rentabilidad privada y la estabilidad económica del sistema. Las posibilidades, o no, de desmantelar el Estado de Bienestar se convirtirían en un tema obligado en los años ochenta. De esta manera, al alcanzarse el "punto de inflexión" a fines de los 60, las naciones debieron efectuar transformaciones en su esquema produc­ tivo destinadas a contrarrestar las influencias conflictivas. Las orienta­ ciones que se fueron adoptando como respuesta a los fenómenos mencio­ nados resultaron de extrema importancia para determinar lo que luego sucedería en los años setenta y ochenta. Algunas de las opciones que se presentaron fueron las siguientes: 1 )iniciar una corriente inmigratoria proveniente de países con abundantem ario de obra y destinada esencialmente al sector industrial. Es decir extender las concepciones del modelo de Levvis al terreno internacional. Esta absorción de mano de obra se intensificó, especialmente en muchos países de Europa a través de los años setenta en adelante (en Estados Unidos, a partir de la segunda mitad de la década del sesenta) (Cuadro 2 )31. Necesario es reconocer que, desde un principio, los sectores laborales procuraron contener (o absorber dentro del propio movimien­ to) y contrarrestar las presiones descendentes en los salarios que pudie­ ran acompañar a la ampliación de la oferta laboral inmigratoria. Como quiera que fuera, la mayoría de los países de Europa se pronunciaron predominantemente por la vertiente inmigratoria a que nos estamos refiriendo. 2) Otra de las alternativas consideradas fue la de trasladar el capital y ciertas acti vidades o procesos industriales intensivos en el uso 31 Refiriéndose al caso alemán, Charles I\ Kindleberger (Europe's Post war Growth: The Role of Labor Supply; Mass., 1967) señala que 'lentamente hasta 1960 y rápidamente desde allí en adelante, se fueron reclutando trabajadores extranjeros...". Adriana Marshall ( The Import afí abour: The case of the Netherlands; Rotterdam, 1973) señala, para el caso de I Iolanda, que la política migratoria fue el resultado de que a comienzos de los setenta la maño de obra comen /ó a hacerse escasa. La "explosión salarial" que se produjo hizo que se-difundiera la idea de absorber trabajadores extranjeros. Véase, además, sobre estos temas: United Nations; Economic Survey of Europe; N.Y., 1965. 28 Economía mundial e integración de América Latina Cuadro 2: Total de migrantes en varios países de Europa (Estimaciones para 1974) R.F.A. 2.600.000 Franda 2.600.000 Reino Unido 1.800.000 Total Europa 7.535.000 Fuentes: OECDMigration, Growth and Development, París, 1979; Revista Internacional del Trabajo, Abril, 1975; W.R. Bohning: "Migración Internacional en Europa Occidental en los últimos cinco años"; en Revista Internacional del Trabajo; Julio-Sep.; 1979. Existe la presun­ ción de que, en general, los datos sobre las migraciones existentes son solo aproximadones. Por ejemplo, en 1973, el Ministerio del Interior de Francia calculaba un total de 3.800.000 trabajadores inmigrantes en el país. En Estados Unidos, a partir de la Inmigration Act of 1965 comienza una importante corriente migratoria legal. La "nueva" inmigra­ ción estaba compuesta esencialmente de asiáticos y latinoamericanos. Véanse Richard A. Easterlin: "American Population sinee 1940"; en Martin Feldstein (edit.): The American Economy in Transition; N.Y., 1980 y Barry R. Chiswick: "Inmigrants in the U.S. Labor Market"; en Annals of the American Academy ofPolitical and Social Sciences; March, 1982. de mano de obra, hacia países con abundancia de dicho factor. Los japoneses, inicialmente en los sesenta, dieron mayor importancia que Europa a este camino de acción. Años más tarde, en la década del setenta, con el shock petrolero, la "relocalización de industrias" fue difundiéndose y adquiriendo mayor peso internacional. Las exportaciones de capital y el movimiento internacional de actividades manufactureras, realizados predominantemente a través de la inversión directa, tendieron a modi­ ficar la estrategia de desarrollo industrial de algunos países de la perife­ ria, reemplazando (o complementando) la "sustitución de importaciones", característica de las etapas previas de la post guerra y destinada a los mercados locales, por la industrialización "exo-dirigida" ("outward looking"), destinada a competir en los mercados de los países más desarrollados. También, en el caso de la relocalización de las industrias, el rechazo a la "exportación de empleos" fué haciéndose sentir con creciente fuerza tanto en las agrupaciones laborales, como entre los estrategas económicos. De otro lado, los países más desarrollados procuraron, en el signifi­ cativo comercio que mantenían entre sí, dar mayor cabida a la "diferen­ ciación" del producto y al intercambio y especialización intraindustrial. A veces este intercambio se apoyaba en el empleo de partes y componen- Segunda parte 29 tes obtenidos, a través de la subcontratados de proveedores Bel Tercer Mundo. 3) La tercera de las posibilidades que pudiera haberse concretado era la de apelar a la innovación tecnológica como mecanismo para compensar las presiones sobre los costos originadas en ios mercados de la mano de obra y de las materias primas. Pero, por un lado, la apelación a las fórmulas que ya hemos mencionado (la inmigración y la "relocalización" de las actividades manufactureras) y, por otro, el desarrollo de tensiones tecnológicas entre países industrializados, restaron en aquellos años posibilidades ciertas a esta alternativa. En efecto, los desniveles en el grado de avance tecnológico que separaban a los países más avanzados, tanto en la producción como en la organización empresarial, tendían a producir cierta desconfianza en cuanto a las posibilidades de mejorar las condiciones competitivas de los países, por la vía tecnológica. La contro­ versia entre Europa y Estados Unidos sobre estos temas aparece con frecuencia en la bibliografía de la época32. Así, entonces, al final de la década comentada el agotamiento del stock de tecnología disponible, la difusión de su aplicación y utilización, y las diferencias de acceso a la innovación entre los distintos países indus­ trializados, añadieron conflictos en materia de competitividad a los ya existentes por otras vías. En aquellos países industrializados en los que k innovación tecnológica permitía disfrutar de ciertas ventajas oligopólicas para la colocación de sus productos en el ámbito internacional, las alzas de precios de los insumos podían ser superadas. El estar en las etapas iniciales del "ciclo del producto" (como en el caso de Estados Unidos) era una ventaja. En los países que quedaban relegados a las etapas finales de dicho ciclo (donde primaba el empleo intensivo de mano de obra) las presiones salariales y de los insumos constituían un serio problema que afectaba la competitividad. La visión pesimista del Club de Roma expresaba muy bien los temores y angustias de la época; temores por las escaceses, temores por las posibilidades de acceso a los recursos, temores por el desarrollo tec32 Los desniveles entre los países desarrollados aparecen ilustrados, por ejemplo, en las tesis de Peccei sobre el "abismo", Aurelio Peccei: The Chasm Ahead; Toronto, 1969; S. Schreiber: Le Défi Americain; París, 1966; Donella H. Meadows, Dennis L. Meadows et al: The Limits to Growth, Washington, 1972; OECD: Gaps in Technology between Member Countries; París, 1968. Véase resumen de estos problemas en Javier Villanueva: "Los límites del Crecimiento: Material para la Reflexión"; Revista Argentina de Relaciones Internacionales; Buenos Aires, Año 1, N° 2, mayo-agosto, 1975. 30 Economía mundial e integración de América Latina nológico, etc. El Club de Roma encontraba que, con la difusión y univer­ salización déla producción manufacturera, junto al crecimiento substan­ cial de la población en el Tercer Mundo (lugar de origen del abasteci­ miento del mundo industrializado), las escaseces de recursos,entre ellas la de la energía, se harían sentir irremisiblemente. Tarde o temprano, las referidas escaseces de recursos se irían expresando en tensiones entre na­ ciones por el acceso a los mismos33. La reducción en la tasa decrecimiento déla población y la contención en la difusión de las actividades industria­ les eran, a menudo, recetas que acompañaban a los puntos de vista del Club de Roma. Las posibilidades de superar, por la vía de la innovación tecnológica, las limitaciones originadas en el uso extensivo de los recursos naturales no renovables del Planeta Tierra, se consideraba, eran contraproducen­ tes. La tecnología era contaminante y la contaminación se extendía a toda la ''nave espacial" que tripulábamos; la contaminación, así, requería que la tecnología quedara limitada a alguna forma de planificación interna­ cional entre los países eventuales creadores de la misma. La cooperación, la consulta, la división del trabajo entre naciones originadoras de tecno­ logía era algo que se entendía necesario para evitar la contaminación global. La tecnología y la contaminación que pudiera resultar de ella, eran temas claves en el análisis de la interdependencia m undial34. Resumiendo, entonces, el clima intelectual de la primera postguerra hasta la segunda mitad de los años sesenta era de apoyo y convicción en las posibilidades del crecimiento. Las fórmulas de los años optimistas entendían que las oportunidades del progreso se basaban en las siguien­ tes premisas: Véase Na/.ii Choucri: "Populatíon, Resources and Technology: Political Impiications of the Environmental Crisis"; International Organization, N° 2, Spring 1972. MLas ideas pesimistas do fines de los años sesenta continuaron con frecuencia extendién­ dose en los períodos siguientes. La visión de que el crecimiento era algo no necesariamen­ te deseable continuó persistiendo en muchos autores. Las concepciones de los "entropis­ tas"' no dejaron de ser expuestas y remarcadas (Véanse, por ejemplo, K.E. Bouiding: Environment and Economics"; en Environment, Resources, Pollution and Sacie ¿y: Stanford, 1971; Nicholas Ceorgescu-Roegen: The Entropy Law and Economic Process, Cambridge, Mass., 1971). Es interesante observar el caso de los libros que escribiera Benjamín 1 iiggins para captar el cambio en los puntos de vista de la época. Este autor publicó en 1959 un conocido manual de desarrollo económico (Economic Developmcnt; N.Y. 1959). Ei shock de 1970 lo llevó a revisar su antiguo tratado para incluir la idea de que "En la mitad de los años setenta se había hecho claro que estábamos inmersos en un estado de escaseces críticas". El nuevo libro resultante se llamaba Economic Developmcnt o f a Smali Plañet (Benjamín I Iiggins y Jean Dovvning 1 Iiggins; Ottawa, 1979). Segunda parte 31 -Una agricultura con tecnología avanzada, mecanizada de ser posi­ ble, tendría el reto de incrementar su productividad y abastecer a la po­ blación creciente que se esperaba. Con suficiente alimentación se podría dar apoyo a la formación de los grupos urbanos que sustentarían el avance de la producción manufacturera; -La abundancia de la población era en realidad una bendición, es­ pecialmente para los países menos desarrollados. Dicha abundancia permitía, aun con poco capital, experimentar alzas en la productividad. La población, en realidad, era el ahorro de los menos desarrollados; -La difusión de la industria manufacturera era imperativa. Con em­ presas grandes y modernas, con eslabonamientos anteriores y posterio­ res, se promovía el crecimiento industrial que daría ocupación a la mano de obra en actividades de alta productividad; -La utilización y difusión de la tecnología que se había acumulado en los decenios anteriores, sobre todo en los Estados Unidos, eran las piezas centrales del crecimiento. La imaginación del hombre y sus expresiones tecnológico-productivas, eran recursos infinitos que permitían ser opti­ mistas respecto del futuro. Con la progresiva liberalización ciel comercio intramanufacturero entre los países industrializados y las transferencias de tecnologías y capitales apoyadas por las corporaciones, se fueron sentando las bases para una especialización intraindustrial, a medida que se iban cerrando las brechas de productividad entre las economías más avanzadas. -Los recursos naturales eran abundantes y, si no lo eran, se debía en última instancia o bien a que no se los explotaba, o bien a que el comercio internacional no era lo suficientemente amplio como para facilitar el intercambio. En última instancia, aun aquellos que aconsejaban cautela en el uso de los recursos, señalaban que las brechas podrían cerrarse a través de la difusión de los progresos tecnológicos alcanzados por los países industrializados, para lo cual las inversiones directas jugarían un papel crucial. Con respecto a los alimentos, se suponía que la tierra era fértil y lo suficientemente abundante como para proveerlos, especial­ mente con la ayuda de la tecnología. Estos supuestos fueron revisados, desde una óptica pesimista, en el periodo subsiguiente. En efecto, los temores de fines del sesenta por los recursos, por la difusión de la industrialización, por la tecnología, pusieron grandes dudas en muchos estrategas acerca de las verdaderas 32 Economía mundial e integración de América Latina posibilidades de promoverei desarrollo económico generalizado. El "estado estacionario" de Stuart Mili volvió a ser recogido por algunos au tores, no solo como factible, sino también como deseable. Los años de la abundancia habían llegado a su fin. En cierto sentido puede decirse que muchas de las dificul tades y temas que hoy son de fondo, encuentran su origen en las situaciones económicas descritas y en las consecuencias de las medidas que se fueron tomando para superarlas. Conviene, pues, efectuar acá un resumen de algunos tópicos cuya evolución iremos siguendo más adelante. En primer término, desde mediados de la década del sesenta, pero con mayor énfasis a fines de la década, comenzaron a expresarse una serie de conflictos que indicaban que el consenso preexistente en materia de opciones de política económica interna y externa tendía a desintegrar­ se, dentro de los países industrializados y entre éstos (y con respecto a los países de menor desarrollo relativo). En muchas instancias, las transfor­ maciones mencionadas trajeron consigo cambios en la concepción del mundo y la aparición de modelos económicos alternativos a los de años anteriores35. Estas nuevas fórmulas cayeron, en muchos casos, en casca­ da sobre las concepciones estratégicas de desarrollo que se habían ido consolidando en muchas naciones del Tercer Mundo. Desafortunada­ mente, dichas naciones tardaron en captar el hecho de que, extinguidas las fuerzas del Primer Modelo de Postguerra, se encontraban frente al nacimiento de nuevas concepciones y nuevas alternativas que domina­ rían el escenario en las próximas etapas. En segundo lugar, las presiones salariales desencadenadas en los años sesenta, ligadas con las políticas de pleno empleo delineadas desde los primeros escalones de la postguerra, tendieron finalmente a expre­ * Woifgang Hager ("Europe's Economic Security"; The Atlantic P a p e r 'Paris, 1975) señala que lo que se estaba resquebrajando era el "sistema de postguerra centralizado alrededor de los Estados Unidos". En los años 70 esto había llevado a la "crisis constitucional del sistema económico mundial". Peter J. Katzenstein ("Domestic Structures and Strategies of Foreign Economic Policy"; International Organization; Autumn, 1977), Ole R. Holsti ("The Break Down of Consensuses and the Emergence of Conflict Belief Systems"; World Politics; April, 1983), Stephen R. Graubard (edit., "The End of Consensus"; Daedalus; Summer, 1980) se han referido a los temas de la generación del disenso. Antes de los años setenta, aunque decayendo al aproximarse a este decenio, los principales factores de poder económico del mundo: estado, empresa y trabajo organizado, tendieron a operar re­ forzándose mutuamente. Desde fines de los años 60 en adelante se van distinguiendo sucesivas divergencias. Por ejemplo, "reindustrializadores" versus defensores de la "calidad de vida"; intemacionalistas de la "guerra fría" (Este-Oeste), los de la "post­ guerra fría" (Norte-Sur) y los "neo-aislacionistas"; "liberales" versus los "intervencionis­ tas"; etc. Segunda parte 33 sarse, o bien en la importación de mano de obra, reteniendo los "talleres de manufactura"; o bien en la relocalización de actividades o procesos industriales en busca de la mano de obra barata. La relocalización industrial tuvo dos manifestaciones, una de ellas la relocalización regional, lejos de los centros urbanos que acumulaban el poder sindical, tendió a dispersar las actividades manufactureras dentro de los países. La descentralización, la industria "diffusa" la combinación de la pequeña industria y la producción agrícola, fueron varias de las alternativas que se jugaron dentro de este esquema 36. La otra manifestación fué la relocalización internacional, que dispersó las actividades en países menos desarrollados con abundante mano de obra (y cierto "orden político interno"), mediante el apoyo de inversiones directas; la adopción de mecanismos de "subcontratación"; la intervención de "trading compa­ nies" y; la modificación o reemplazo, en los países receptores, de las estrategias de substitución de importaciones industriales para el merca­ do interno, por estrategias de industrialización para exportaciones des­ tinadas a abastecer los mercados de los países industrializados37. II. La década del setenta A. El cambio de clima en la nueva década En los años setenta se hacen más evidentes algunos de los factores que tendían a entorpecer la marcha expansiva de las primeras etapas de la postguerra. Por un lado, se desploma el orden monetario heredado de años anteriores. Por otro, el primer shock petrolero contribuye a acelerar las tensiones inflacionarias iniciadas previamente y a incrementar los desajustes internos, especialmente en los países industrializados. La in­ migración trae consigo problemas de integración y adaptación social y la * Japón, y especialmente Italia han sido ejemplos de esta opción de relocalización regional. Véase Giorgio Fuá: "Rural Industrialization in Later Developed Countries: The Case of Northeast and Central Italy"; Quarterly Review, Banca Nazionale del Laboro; Dec., 1983. * Señala Katzenstein, que los gobiernos tendían a favorecer la exportación de capitales como una alternativa a la "importación de trabajo", debido a que se estimaba que los trabajadores extranjeros habían alcanzado magnitudes tales que excedían la capacidad integrativa de la sociedad alemana....Más aún, la "exportación" de líneas de producción intensivas en mano de obra hada los países en desarrollo, se esperaba que ayudara a estimular el cambio estructural de la economía de Alemania Ocddental y a un progreso de la división intemadonal del trabajo. Véase Peter J. Katzenstein: "Domestic Structures and Strategies of Foreign Economic Policy"; International Organization; Autumn, 1977. 34 Economía mundial e integración de América Latina "relocalización" de actividades despierta fuertes recelos en los organis­ mos laborales de los países exportadores de capital. En muchas naciones del Tercer Mundo, sobre todo en aquellas que lograron captar las nuevas posibilidades que emanaban del reemplazo (o complementación) de la estrategia de substitución de importaciones, por una "exo-dirigida" de promoción de exportaciones manufactureras, el período resultó, en cambio, relativamente positivo. A continuación se resumen algunos de los principales factores que marcan el devenir económico del decenio del setenta. Un primer factor que tiende a modificar la etapa de expansión pro­ ductiva y comercial es el colapso del Pacto de Bretton Woods. Desde el promediar de la década anterior y acelerándose a fines de la misma, los problemas inflacionarios en los países más desarrollados fueron creando motivos de preocupación. Para algunos, la clave de todo era que el financiamiento de Vietnam y de la "Great Society" era transferido por Estados Unidos al resto del mundo por la vía de aumentos en la liquidez mundial más allá de lo que la cautela pudiera aconsejar38. Para otros, la inflación era esencialmente la resultante de las presiones laborales a que hemos aludido previamente; presiones más desestabilizadoras por el hecho de producirse dentro de un ambiente en el que pu jaban los grupos de interés por mantener su posición relativa39. Estas situaciones, que se profundizaron después del primer "shock” petrolero, condujeron a que el Sistema Monetario Internacional se de­ rrumbara en 1971 (al declarar Estados Unidos la inconvertibilidad del dólar). La transición de un sistema de tasas de cambio fijas a uno de tasas flotantes ("manejadas") aumentó las causas de inestabilidad e incertidumbre del comercio y la producción internacional. Con políticas econó­ * Robert Triffin (/ inope and the Money Middle; N.Y., 1957; Gold and the Dollar Crisis; N.Y., 1960; "I low to Arrest a Threatening Relapse into the 1930's"; Bulletin of the National Bank of Belgium; nov.; 1971) ri ;ura entre los que insistieron siempre en la inestabilidad intrínseca del sistema de Bretton Woods. * Véanse, por ejemplo: Theodore J. L.owi: The l'.nd of Liberalism; N. Y., 1968; Mancur Olson: The l.o$ic of Collective Action; Cambridge, 1965; Lester C. Thurow: The Zero Sum Society; USA, 19S0; jean Saint Geours: "The Social Contract under Stress in Western Europe", on D. Yergin y M. I Iillenbrand (edits): Clabal Insecurity; Boston, 1982; Abraham F. Lowcnthal: "Changing Patterns in Interamorican Relations"; The Washington Quarterly, winter, 1981; y C. Crouch y A. Piz/orno: The Resurgence of Class Conflict in Western Europe since 1968; London, 1978. Jacques Attali (Les Trois Mondes; Paris, 1981) menciona además la "crisis del trabajo", es decir, la crisis relacionada con los problemas de la ruptura del consenso laboral. Segunda parte 35 micas nacionales independientes y con tendencias a expresarse en pre­ siones inflacionarias variables y diferentes entre países, las tasas de cambio quedaron sujetas a modificaciones persistentes. Las expectativas y la movilidad internacional del capital contribuían a dar estímulo adicional a las variaciones cambiarias. Así, el fuerte debate teórico que se manifiesta en esos años alrededor del tema de los factores determinantes de la tasa de cambio y su incidencia macroeconômica, refleja las altera­ ciones del escenario económico de la época40. Un segundo determinante de fondo de la época se relaciona con el "boom" de los precios de los bienes primarios y y del petróleo en 1973 y 74. En estos años, que ya se los va considerando la verdadera línea divisoria de las aguas entre los años expansivos de la post-guerra y el comienzo de las restricciones posteriores, la guerra de Octubre conduce a un aumento de cuatro veces en el precio del petróleo. Cinco años después (1979) el precio del petróleo vuelve a aumentar, esta vez en dos veces y media. El aumento en los precios de la energía en una "civiliza­ ción apoyada precisamente en el empleo abundante de energía", condu­ jo a fuertes presiones inflacionarias. La elevación de los costos energéticos, junto a las presiones que ya hemos mencionado previamente, sometieron a muchos países de Occi­ dente a una dura prueba. En busca de mecanismos para superar las crecientes escaceses, los países volcaron un mayor esfuerzo al desarrollo tecnológico en materia de substitución de la energía. Se trató de avanzar en las actividades que menos pudieran insumirla. Los servicios comien­ zan así a ganar posiciones en el empleo de los recursos humanos. Además de ello, el reciclaje de los petrodólares da estímulo al crecimien­ to de las actividades bancarias y financieras. 40 Las variaciones cambiarías, junto con la ampliación tic los mercados internacionales de capital contribuyeron a la formidable expansión experimentada en el mercado mundial del dinero. Según Albert Bressand (Beyond interdependence: The Changing Nature of Econo­ mic Activity and Economic Relations; INTAL, 1987, mimeo) desde la ruptura del sistema de cambio fijo las operaciones mundiales de dinero se han elevado a 200 mil millones de dólares comercializados por día. Es decir, 25 veces el comercio mundial de bienes y servidos. En contraste, hoy en día se ha demostrado que alrededor de un 20% de la disminución de la tasa de crecimiento del comercio internacional entre los países indus­ trializados desde los primeros años de la década del 70, puede ser atribuida al incremento sustancial do la variabilidad a largo plazo de sus tasas reales de cambio. (Paul Grawe: "Exchange Rate Variability and the Slowdown in Growth of International Trade"; IMF. Staff Papers; March, 1988). 36 Economía mundial e integración de América Latina En tercer lugar, es importante señalar que "pari-passu" con las tasas mas satisfactorias de desarrollo y como resultado de las pujas distribu­ tivas entre grupos, la intervención del Estado fue cobrando creciente di­ mensión. Ante las presiones de los grupos y las crecientes demandas de una masa inmigratoria que iba reclamando ascendente apoyo para su adecuada integración, la respuesta fue la de ampliar las dimensiones y los campos de interés del Estado de Bienestar 4l. Posteriormente, ya a fines de la década del setenta y principios del ochenta, se hizo evidente el sobredimensionamiento de éste y es así como surgen resistencias, tanto por la centralización de decisiones como por la ineficiencia, la interferencia en las opciones privadas y el peso sobre la economía que el mismo significaba. También, la búsqueda forzada y permanente del necesario consenso entre los grupos sociales provocó reacciones que se fueron haciendo evidentes años más tarde, a medida que disminuía el crecimiento económico y aumentaba el desempleo (Cuadro 3J42. Hoy, como se analizará más adelante, se habla con frecuencia del avance del "Estado Negociador", capaz de negociar hacia dentro y hacia afuera de los países. En lugar de otorgar beneficios particulares a los grupos en pugna —beneficios que recargan el gasto público—, elabora, diseña, implementa los medios micropolíticos necesarios para lograr la absorción y digestión que los cambios requieran; es decir, un Estado que contribuye al manejo de la flexibilidad social, política y económica 43. De lo que se trataría hoy es de hacer ganar terreno a las tareas de asimilación 41 Dice Attali refiriéndose a la "crisis del Trabajo": "La aceptación de la jerarquía, tan necesaria producir la oferta y, el rechazo de jerarquía, tan necesario para producir la demanda, conducen al trabajador a protestar contra tal contradicción a través del ausentismo y de la no aceptación de las exigencias de la productividad". Respecto de la "crisis urbana" señala la necesidad de calmar la rebelión social a través de gastos consi­ derables para mejorar la calidad de la vida urbana, financiados por impuestos locales y federales. (Jaques Attali: Les Trois Mondes; París, 1981). a En opinión frecuente de autores y analistas la economía japonesa no fue afectada tan severamente por las tensiones a que nos hemos estado refiriendo. Según el Instituí Francais des Relations Internationales, tres factores hicieron posible la expansión japone­ sa:... Una estabilidad política casi continua; una concertadón permanente entre los poderes públicos y los hombres de empresa; y un clima favorable en las relaciones entre empleadores y asalariados. Además, la concurrencia muy acentuada que reina entre las empresas en sus propios mercados internos (a falta de mayor concurrencia externa) juega un papel implacable de selección (Rajrport Annuel Mondiel sur le Systems Economique et les Strategies; 1982; William Ouchi; The M. Form Society; USA, 1984. ° Richard Rosecrance: The Rise ofthe Trading State; USA; 1986; Pat Choate y J.K. Linger: The High-Rex Society; N.Y., 1986. Segunda parte 37 política por sobre las de planificación. Las múltiples transformaciones existentes van requiriendo mayor flexibilidad a medida en que se avanza en los años ochenta. Cuadro 3: OECD: Indicadores sobre las transferencias, el creci­ miento y el desempleo. A) Proporción del PBI (a precios corrientes) de los gastos del sector público (promedio países OECD) 1955/57 28.5% 1967-69 34.5% 1974-76 41.4% B) Transferencias del Gobierno a hogares (promedio OECD) como por ciento del PBI 1960 7.5% 1976 13.9% C) Crecimiento y desempleo en países de OECD 1962-73 Crecimiento del PBI real a precios de mercado % anual Tasas de desempleo % 1974-81 5.0 2.4 3.0 5.3 Fuente: OECD: Econotnic Outlook; 1978 y 1982. Un cuarto conflicto económico de los años mencionados fué el incre­ mento del desempleo a medida que por la vía monetaria y fiscal se fue procurando contener las presiones inflacionarias. En especial, después del segundo impacto petrolero comenzó a ganar pie la convicción de muchos analistas de que la prioridad número uno debería ser la de contener la amenazante inflación. Para hacerlo, era necesario desarmar las expectativas inflacionarias mediante la aplicación de shocks restric­ tivos en materia de política monetaria44. 44 Christian Lutz: "Crise économique intemationale: spectre ou réalité?" Bulletin de la Société de Baryue Suisse; Dic. 11 1974; William Fellner, Stanley Fischer, et al.: "Schock Therapy or Gradualism? A Comparative Approach of Anti-Inflationary Polides"; Group of thirty; Occasioncd Paper, N° 8, N.Y., 1981. 38 Economía mundial e integración de América Latina Posteriormente, los avances tecnológicos introducidos y forzados a menudo por la competí ti vidad internacional, contribuyeron a acentuar los problemas de desocupación en muchos países desarrollados. Ya en el decenio presente se manifiestan tendencias a mejorar la productividad de las actividades industriales tradicionales por la vía de la introducción de nuevas técnicas, a fin de retener las que previamente se desplazaban al Tercer Mundo en busca de una oferta de mano de obra más abundante. En quinto lugar es necesario referirse a la preocupación por la competitividad en el campo internacional que fue tomando cuerpo a fines de los años setenta y se magnificó en los ochenta. La atención de los analistas fue recayendo entonces sobre aquellos temas que pudieran explicar la pérdida de posición relativa de cada uno de los países. Así, se fue examinando el papel de las fricciones sociales, las connotaciones de las dificultades de la educación, la estructura productiva y la gestión de las empresas, la conducción de la política económica, la significación de la aparición de los NICS (donde se "relocalizó" la industria) en el escenario mundial y el "shock japonés" 4\ Un sexto tema que adquirió central importancia en la segunda mitad de los años setenta fue la preocupación por las migraciones, considerán­ dose que era necesario reducir la opción "inmigratoria" de mano de obra por los problemas de integración cultural, social, etc. que se iban presen­ tando 46. En esos momentos, la idea fue la de acentuar la relocalización industrial ("redespliegue") con desplazamiento de actividades hacia paí­ ses del Tercer Mundo que hubieran adoptado estrategias "exo-dirigi45 Report of the U.S. President's Commission on Industrial Compctitiveness: Clobai Competition: The New Reality; 1985. Véanse también Mancur Olson: The Riseand Decline of Nations: Yale Univ., 1982; Ralf Dahrendorf: Die Chancen der Krise: über die Zukunft des Liberalismus; Stuttgart, 1983. 46 Al principio, los trabajadores incorporados ingresaban al mercado laboral devengando bajos salarios (mercado dual); con el correr del tiempo, los mismos comenzaron a compe­ tir con los locales d e sp e rta n d o celos y resen tim ien tos ("au slan d er r a u s "). E n tre los años 1973 a 1975 se tiende a detener el proceso de incorporación masiva de mano de obra barata. Pero los problemas culturales continuaron de manera tal que con frecuencia se hablaba de la "islamización" de Europa o la "hispani/ación" de Estados Unidos. En ios años 1983 a 1986, cuando los problemas de desempleo se hicieron más agudos, los trabajadores inmi­ grantes se tornaron en "Konjunkturpuffers". Es decir, absorbieron una parte mayor del desempleo que los nacionales. Véanse VVilliam Safran: "Islamizaron in Western Europe: Política! Consequences and I listorical Parailels"; The Annals of the American Academy of Political and Social Sciences; May, 1986; James F. I Iollifield: "Inmigration Policy in Franco and Germany: Output versus Óutcomes"; ut supra; Gary P. Freeman: "Migration and the Political Economy of the Wolfare State"; ut supra. Segunda parte 39 das". Como ya hemos señalado, osla tendencia está siendo hoy reempla­ zada, en algunos países "exportadores de actividades industriales", por la de innovar tecnológicamente para retener y realizar un "redespliegue invertido". Al promediar los años setenta, como ya se señaló, en lugar de absorber inmigrantes se hace muy frecuente la relocalización de las actividades industriales intensivas en el uso de mano de obra desplazándolas hacia aquellos países en vías de desarrollo que supieron y pudieron aprove­ char la oportunidad de insertarse en las corrientes manufactureras internacionales. Estos, reorientando su inicial industrialización substi­ tutiva, reacomodaron sus estrategias de crecimiento para producir bie­ nes destinados a ser colocados competitivamente en los mercados de los países más avanzados. La*estrategia de producción industrial "exodirigida", ya mencionada, dio origen realmente a una nueva división in­ ternacional del trabajo realizada sobre las bases de la movilidad interna­ cional de uno de los factores, el capital, que se desplazaba en busca del trabajo complementario. Los Países de Nueva Industrialización, N1CS, y su ascenso en el escenario internacional, fueron la consecuencia de esta orientación. No cabe duda que este desafío competitivo del Tercer Mundo desper­ tó muchos recelos entre las firmas y trabajadores en los países afectados por la nueva competencia47. Las inquietudes de los países industrializa­ dos se expresaban en comentarios como los siguientes: "el problema pre­ sente no es solo de balance de pagos. Es más vasto y universal: se trata de una nueva e inevitable repartición de tareas en este mundo diferente que hemos recibido... los países en desarrollo quieren ingresar a toda la gama de industrias... Así, una parte de las fábricas que vemos ahora (en Francia y Europa) querrán desplazarse a otras regiones del Tercer Mundo. No sólo querrán irse para allá, sino que también querrán enviar sus produc­ tos a nuestros mercados y nosotros no estaremos en condiciones de com­ * En los países exportadores del capital y de las actividades productivas se hablaba de "ex­ plotación de trabajo", de "competencia desleal", de "fordismo internacional". Las multi­ nacionales subcontratadoras eran miradas con resistencia y en algunas instancias se procuró contener la salida de capital. En Japón las tensiones parecían ser menos preocu­ pantes. Después de todo este país recibía a través de la subcontratación internacional el aporte de materias primas en form a de productos scmifabricados, y al mismo tiempo con­ ducía al reajuste y el avance tecnológico las actividades manufactureras que no eran ex­ portadas. Véase Kiyoshi Koyima: Japan and a New World Economic Order; London, 1977. 40 Economía mundial e integración de América Latina petir... Los sindicatos de Europa tratarán, como hoy lo hacen los sindicatos americanos, de detener esta transferencia de recursos../'48. Con frecuencia el trabajo organizado de los países relocalizadores se pronunciaba por la deseabilidad de que los países en desarrollo insistie­ ran en un crecimiento industrial no-competitivo, concentrado en la pro­ ducción de bienes para el mercado interno y para la satisfacción de las "necesidades básicas" de la población. Algunos analistas insistían en lincamientos como los siguientes: hacer un mayor esfuerzo agrícola (con técnicas no excesivamente avanzadas) para retener la mano de obra en el sector rural de las economías menos desarrolladas; estimular la producción de bienes destinados a la propia cultura ("cultures vivrieres"); atender primero que todo a las propias necesidades; crear empleo localmente procurando la aplicación de tecnologías mano de obra inten­ sivas; evitar la formación de élites urbanas dedicadas a la producción in­ dustrial de exportación; o mejorar el salario real para crear demanda interna para la industria; continuar con programas de apoyo financiero externo en vez de la ampliación del comercio manufacturero (Aid not Trade)49. Sería larguísimo intentar resumir la literatura que fue lanzada ** Véanse Jean Claude Chesnais: La Revanche du Tiers Monde; París, 1987; Maurice Laure: Reconquérir L'Espoir; Paris 1982; Yves Berthelot y Gérard Tardy: Le Défi Economique du Tiers Monde; Paris 1978. Algunos autores señalaban en la época que el desempleo de los industrializados era el resultado de la presión competitiva de los NICs (Peter Gray, Thomas Pugel e Ingo Walter: international Trade Employment and Structural Adjustment: The United States; International Labor Office; Geneve, 1986). En sentido similar, Michel Beenstock (The World Economy in Transition), la Comision Willy Brandt (Commission on International Development Issues: North South: a program for Survival; London, 1980), Bernard Lietaer (he Grand Jeu Europe-Amérique Latine; Paris 1981), Folker Fróbel, Jürgen Heinrichs y Otto Kreye (The New international Division of Labour; Hamburg, 1977), Alan Lipietz ("Towards Global Fordism"; The New Left Review; april, 1982), Elizabeth R. Jaeger. "Labor's approach to World Trade"; en W. Moorehause (edit.) American Labor in a Changing World Economy; N.Y., 1978),Philippe Herzog (L'Economie a bras-le-corps; Paris, 1982) y Joseph Grunwald y Kenneth Flamm (The Global Factory; The Brookings Institu­ tions; Wash. D.C., 1985) señalan que la desaceleración de la economía mundial, durante los años 70, contribuyó a aumentar las fricciones económicas entre países "ricos" y países ’’pobres”. Sobre el mismo tema decía Gottfried Harbeler (’The Economic Malaise of the 1980's: A positive Program for a Benevolent and Enlightened Dictator”; en Essays in Contemporary Economic Problems; Wash. D .C, 1985) ’’existe una creencia muy compartida de que la confrontación Norte-Sur es un problema más serio que la inflación y la baja pro­ ductividad” * Véanse, entre otros, Cías-Eric Odhner: "Jobs and Trade: A European Trade Unionist's View"; en W. Moorehause (edit): American Labor in a Changing World Economy; N.Y., 1978; Francois Perroux: Dialogue des Monopoles et des Nations; Grenoble, 1982; John W. Mellor: "New Directions in Aid and Development and their Implications for American Labor", en W. Moorehause, op.cit.; y Colin Gonze: "Meeting Basic Human Needs: Third World Demands and American Labor's Respons;"en W. Moorehause; op.cit Segunda parte 41 con destino a morigerar o cuestionar al avance del modelo de industria­ lización "exo-dirigido" que parecía avanzar en el Tercer Mundo en los años setenta. Dentro de estas condiciones, algunos países en desarrollo desataron verdaderas "guerras" por la atracción del capital que así se ponía a disposición de aquellas naciones que hubieran podido transformar la "substitución de importaciones" de los años cincuenta en la exportación exo-dirigida", especialmente los NICS que fueron ganando espacio en el comercio mundial de manufacturasso. El "shock" de los NICs, sumado al del Japón, tendieron sin duda a conmover muchas de las creencias acerca de las capacidades relativas de competir en la arena internacional. En algunas instancias se ha sugerido que la relocalización industrial no es sino el resultado de un conjunto de factores vinculados a la crisis industrial de los países desarrollados que tenderá a persistir en los años ochenta y noventa51. En ciertos casos, los problemas sociales y cultura­ les que se habían desarrollado con la inmigración de trabajadores, se unieron a los que causaba la relocalización para crear una verdadera sen­ sación de pesimismo y de angustia frente a la nueva invasión de los "bárbaros"52. Relacionado con lo anterior, es necesario referirse a un séptimo ele­ mento de los años setenta, que se ha denominado e l "nuevo protecctonismo". En alguna medida la resistencia a la competencia originada en los países del Tercer Mundo condujo a la acentuación de prácticas proteccio­ nistas arancelarias y, sobre todo, no arancelarias, destinadas en muchos casos a contener la ofensiva económica de los países de nueva industria­ 50 Según la OECD (Development Cooperation, Review; Paris, 1982) los NICs serían: Hong Kong y Taiwán, Corea del Sur, Yugoslavia, México, India, Israel, Brasil y Singapur. Existirían además otra serie de eventuales "trepadores" que podrían incluir a Pakistán, Argentina, Malasia, Filipinas, Tailandia, Colombia, Egipto, Turquía, Chile, Perú, etc. Para Juergen B. Donges y L. Müller Ohlsen (Aussenwirtschaftsstrategien und Industrialisierüng in Entwicklungslándem; Tübingen, 1978) la lista solo incluye a: Brasil, Egipto, FIong-Kong, India, Israel, Yugoslavia, Colombia, Malasia, México, Pakistán, Singapur, España, Corea del Sur, Taiwán y Turquía. Algunos de los NICs son, en realidad, "Zonas para el proce­ samiento de exportables" ("Export processing zones"). Respecto del modelo y del impacto de los NICs, véanse C. Fred Bergsten ("The Threat from the Third World"; Foreign Policy; Summer, 1973; "Coming Investment Wars"; Foreign Affairs; Oct., 1974) y Colin I. Bradford Jr. ("The NICs: Confronting U.S. 'autonomy'"; en R. E. Feinberg y V. Kallab (edits.): Adjustment Crisis in the Third World; Wash., 1984). 51 Véase OECD: L/Incidence des Nouveaux Pays Industriéis; Paris, 1987; Hollis B. Chenery: "Transitional Growth and the World Industrialization"; en Bohlin (edit.), Internatio­ nal Allocation of Economic Activities; London, 1977. 52 Véase, por ejemplo, Julien Freund: La Fin de la Renaissance; Paris, 1980. 42 Economia mundial e integración de América Latina lización. Estas barreras se fueron imponiendo en contra de las importa­ ciones que afectaran la estabilidad y el crecimiento de ciertas actividades productivas internas53. Ya desde antes de la recesión de 1975 se venía también discutiendo la necesidad de que los países industrializados adoptaran políticas de ajuste más apropiadas, por ejemplo, instaurando sistemas educativos que promovieran el movimiento de población de bajos ingresos desde el campo hacia la industria, o facilitando el movi­ miento de recursos humanos desde ciertas actividades manufactureras hacia industrias más eficientes. Sin embargo, y a pesar del inicio de algunos programas de reconver­ sión y asistencia industriales, el nuevo conjunto de decisiones proteccio­ nistas adoptadas indicaba una firme resistencia al reajuste, en parte por las presiones de los sectores privados que clamaban por soluciones inme­ diatas. Algunosalertaban que la protección era contraproducente puesto que la resistencia al reajuste, al posponer las mejoras de productividad, se consti tuía en otra de las causas de la i nflación y el reducido crecimien­ to. Por otra parte, en términos agregados, el nivel de empleo tendía a ser afectado mucho más por el menor crecimiento y los cambios tecnológicos que por las importaciones de países en desarrollo y; por último, el empleo que podría preservarse con la protección, podía ser ampliamente com­ pensado por la pérdida paralela de puestos de trabajo en las industrias que exportaban a los países objeto de restricciones54. Si bien la presencia del proteccionismo no era un hecho nuevo, el hecho es que desde 1974 se generó un aumento en las presiones y medidas favorables a la protección en los países desarrollados. Estas presiones surgían de la lenta recuperación de la economía y el comercio mundiales junto con el aumento del desempleo. Pero, también, de otros problemas "estructurales" ya mencionados, como la competencia cada día mayor del Japón y de algunas países de nueva industrialización; la falta de paralelismo entre productividad y salarios; las distorsiones de crecimiento en la productividad entre sectores; y la bastante limitada movilidad de recursos entre actividades productivas55. Se argumentaba 55 Nowzad B. "Resurgimiento del proteccionismo; Revista finanzas y Desarrollo; FMI, Scpt. 1978. Véanse también David Greenway (edit.): Current íssues in International Trade; N.Y., 1985 y discurso del Ministro de 1 lacienda de Korea, boletín I Ml, Octubre 23,1978. 54 Véase un análisis sobre las iniciales connotaciones del ajuste de los 7üs, en I larry Johnson: "World Trading and Monetarv Arrangements"; en Jagdish Bhagwati; Lconomics and World Order; N.Y. 1972. MIackhurst et al.; ¡.iberalización del comercio, proteccionismoe interdependencia; GATT; Nov. Segunda parte 43 en favor de la protección con base en la creencia de su eficacia en el corto plazo confiando, además, en que la pronta recuperación de las tasas de crecimiento haría supcrflua la continuación de las barreras comerciales. Las medidas del "nuevo proteccionismo" abarcaban una serie prácti­ cas tales como cuotas y licencias de importación; los llamados acuerdos de mercadeo organizado; precios mínimos de importación como en el caso del hierro y productos agrícolas; restricciones "voluntarias" a las ex­ portaciones; derechos anti-dumping; derechos compensatorios; obstá­ culos administrativos a las importaciones; y subsidios internos a indus­ trias domesticas para sostener niveles de producción en exceso a aque­ llos justificados por la demanda. Adicionalmente, otras medidas no directas generaban efectos discriminatorios tales como los requerimien­ tos técnicos de estandarización, regulaciones sobre salud, requisitos de empaque, prácticas de valoración en aduana, disposiciones sobre com­ pras estatales, etc. La aplicación de este conjunto de medidas llevaba a instaurar el llamado "comercio libre organizado", que pasó a negociarse y, en cierta medida, a institucionalizarse en la Rueda Tokio del GATT. Por último, es necesario mencionar entre los elementos que caracte­ rizan esta década, el hecho de que las presiones ejercidas por los grupos laborales y la búsqueda de alternativas para lograr la reducción de costos, condujeron, como ya hemos señalado, no sólo a la relocalización internacional de actividades industriales, sino también a su mayor redespliegue "regional", dentro de ios propios países. Esta nueva ten­ dencia de la época comienza a permitir mayores posibilidades produc­ tivas a las pequeñas industrias. El "cinturón del sol" en Estados Unidos, la empresa "diffusa" en Italia son, entre otros, casos que ejemplifican estas alternativas, cuyo surgimiento también se relaciona con la búsque­ da de compensar la militancia política y las tensiones originadas por las agrupaciones sindicales urbanas que se hicieron fuertes dentro de las grandes empresas de producción masiva. Se procuró, entonces, apelar a la descentralización de las actividades y a la "subcontratación" regional con pequeñas empresas, en algunos casos ligadas lateralmente con la ex­ plotación rural, más flexibles y con menores posibilidades de sindicalización56. 56 Véanse Giorgio Fuá: "Rural Industrialization in Later Developed Countries: The Case of North East and Central Italy"; Quarterly Review; Banca Nazionale del Lavoro; Dec., 1983 y Michael Piore y Charles F. Sabel: The Second Industrial Divide: N.Y., 1984, En la Universidad de Góttingen un grupo de estudiosos (Peter Kricdte: Spatfeudalismus und Handelskapital; Góttingen, 1980) se dedicó, a fines de la década del setenta, a examinar la historia del capitalismo comercial ("handelskapitalismus") en los siglos XVI y XVII. La 44 Economía mundial e integración de América Latina La industria "diffusa", además, se apoyaba con más fuerza en los mecanismos de solidaridad local que en lo que pudiera brindar el Estado de Bienestar. La "piccola" empresa, apoyada como en Japón por las "trading companies", fue no solo capaz de efectuar tareas de "subcontratación" interna, sino que además logró, aparentemente, competir en los mercados internacionales especialmente con productos dotados de alguna "diferenciación". Más adelante, especialmente en los años ochenta, la estrategia de las pequeñas empresas adquirió mayor enver­ gadura, sobretodo con el apoyo de la nueva tecnología flexible. B. La preocupación por la concertación de políticas La combinación de los factores mencionados contribuyó a que, luego de la recesión 1974-75, la más grave en cuatro decenios, se diera un insa­ tisfactorio proceso de recuperación de las economías de los países indus­ trializados, reflejado principalmente en la falta de dinamismo de la producción y el comercio y el considerable desempleo. Promediando la década, los porcentajes de desocupación de la fuerza de trabajo comen­ zaban a registrar niveles no observados en los veinte últimos años. (Cuadro 4 )S7. Varias razones se han mencionado para explicar la evolución poco satisfactoria de la economía mundial. Por una parte, las autoridades de los países industrializados parecen haberse mostrado temerosas de impulsar políticas expansionistas debido a la conciencia bastante gene­ ralizada de que los estímulos sustanciales a la demanda podrían tradu­ cirse en una reaceleración de la inflación. No obstante la reducción en el ritmo inflacionario desde un máximo anual de 13.5% en el segundo atención de estos analistas se concentró en todo lo relacionado con las pequeñas industrias familiares ubicadas en zonas rurales con las cuales mantenían fuertes conexiones comer­ ciales los "traders" de la época. 57 Es interesante observar que, en contraste con el lento crecimiento en los PID, los países en desarrollo no productores de petróleo presentaron una tasa media de crecimiento del producto relativamente buena. Esta se redujo hasta aproximadamente un 4% en 1975 para luego subir a cerca de un 5% en los años siguientes. En todo caso, con respecto a los promedios registrados en el período 1967-72 dichas tasas mostraron un deterioro que significó una mengua relativamente considerable del aumento del ingreso real per-cápita en dichos países. Las proyecciones del Informe sobre Desarrollo Mundial 1978, del Banco Mundial, indicaban además que la aceleración prevista del ritmo de crecimiento en los países de ingresos bajos dejaría prácticamente intacto el problema de la pobreza absoluta. Segunda parte 45 Cuadro 4: Tasas de desempleo en países de la OECD (1) (% fuerza de trabajo civil, ajustado estacionalmente) Tasas máximas 1.955-73 1.975 1.976 1.977 ESTADOS UNIDOS 7.5 (Julio 58) 8.5 7.7 7.0 JAPON 1.9 (Oct. 55) 1.9 2.0 2.0 ALEMANIA 4.9 (Marzo 55) 4.8 4.7 4.6 FRANCIA 2.4 (Sept. 72) 3.8 4.2 4.8 REINO UNIDO 3.9 (Abril 72) 3.9 5.4 5.7 CANADA 7.9 (Junio 58) 6.9 7.2 8.1 ITALIA 5.5 (Abril 59) 3.3 3.7 7.1 AUSTRIA — — 2.1 2.0 1.8 AUSTRALIA 2.6 (Ag. 72) 4.4 4.4 5.6 BELGICA 4.0 (Febr. 59) 4.5 5.8 6.6 DINAMARCA ---- 6.0 6.1 7.7 FINLANDIA 5.0 2.3 4.0 6.1 IRLANDA — 12.2 12.3 11.9 HOLANDA 2.8 (Nov. 72) 4.7 5.1 4.9 NORUEGA 2.1 (Dic. 58) 1.2 1.1 0.9 ESPAÑA — — 3.8 4.9 5.7 SUECIA 2.9 1.6 1.6 1.8 — (Enero 68) — (Nov. 73) Fuente: OECD: Outlook, julio, 78. (l)Tasas no comparables entre países. 46 Economía m undial e integración de América Latina semestre de 1974, a porcentajes cercanos al 7% en 1977 y 1978, dichas tasas se encontraban, en muchos casos, por encima del nivel medio de la década de 1960 y principios de 1970. Por otra parte, se detectaban considerables diferencias en los niveles de inflación entre países y la dirección de las variaciones en los precios no era uniforme. En los Estados Unidos, por ejemplo, la tendencia dominante era hacia la alza, encontraste con una baja en los índices para Japón y Alemania, lo que en parte reflejaba las divergencias en las tasas de crecimiento del pro­ ducto 58. Otro factor que aparentemente se constituyó en un obstáculo para la aplicación de políticas expansionistas, era la debilidad en la posición externa de un número considerable de países, ante todo en los países industriales "menores". En éstos la formulación de las políticas económi­ cas durante la segunda mitad del decenio se centró en sus posiciones externas, afectadas negativamente, junto con el nivel de empleo interno, por el relativo estancamiento de las exportaciones, originado a su vez en la demanda inesperadamente baja del comercio mundial. Sin embargo, algunos de los problemas en la gestión de balanza de pagos tendieron a aminorarse temporalmente debido a la activación importadora de parte de los principales países exportadores de petróleo (Cuadro 5). Un tercer factor que preocupaba a los gobiernos de países desarrolla­ dos acerca de una eventual mayor activación de sus economías, era el bajo crecimiento de la inversión privada en capital fijo59. Este factor parecería ser crucial en la definición del ritmo lento y desigual de la reactivación económica. La debilidad de los niveles de inversión obede­ cía en parte a factores coyunturales, pero también tenía causas más * En general las políticas fiscales de los países industrializados a partir de 1975 fueron pre­ dominantemente restrictivas y, las monetarias, bastante moderadas pese a la atonía de la demanda. La expansión de los agregados monetarios debía ser algo inferior a la del valor nominal del PNB para mantener una presión hacia la baja en los precios. De otro lado, surgían dudas sobre la naturaleza de la relación global entre desempleo e inflación bajo las circunstancias de aquel presente. Los estímulos macroeconómicos tendrían que hacerse mas coordinadamente, en función de ia situación de cada país y las medidas fiscales orientarse crecientemente a reducir presiones más estructurales en costos y precios. Véase OECD: Outlook; Julio 1978. S9La evolución desfavorable de la inversión privada en capital fijo reflejaba posiblemen­ te cambios estructurales en las economías de los países industriales y afectaba la relación entre crecimiento e inflación. Los bajos niveles de inversión podían conllevar el riesgo de generar cuellos de botella de oferta antes de que se alcanzaran niveles de pleno empleo de mano de obra; también dificultaban la generación de suficiente demanda agregada para sostener la recuperación. Véase OECD; Outlook; jul. 1978. (miles de millones de dólares) Principales países exportadores de petróleo Países Industriales 1.974 1.975 1.976 1 68 35 41 35 20 19 -4 26 7 1 14 -15 -15 -14 -13 -11 -25 -22 -30 1 -7 Países de producción primaria más desarrollados Países en Desarrollo no productores de petróleo -11 -30 -38 TOTAL 3/. 16 19 8 1.977 1.978 21. 1.973 Fuente: FMI Informe anual; 1978 1 /. Bienes, Servicios y transferencias privadas 2 / . Proyecciones FMI 3 / . Incluye errores, omisiones y asimetrías de los datos estadísticos de balanza de pagos notificados, más el saldo de los grupos aquí enu­ merados con otros países. Segunda parte Cuadro 5: Balanza de pagos en cuenta corriente V. <1 48 Economía mundial e integración de América Latina profundas originadas en cambios estructurales que afectaban los costos de las empresas. Los empresarios veían reducir sus utilidades debido a que los aumentos salariales no parecían reflejar la presencia de creci­ mientos paralelos en la productividad; a que la competencia de las importaciones procedentes del Japón y de varios países en desarrollo era creciente; a que el mayor ritmo de inflación y la mayor inestabilidad de los tipos de cambio se hacían sentir60. En general, los niveles de u tiliza­ ción de la capacidad instalada manufacturera se compararon desfavora­ blemente con los del anterior decenio, pero la solución no era simplemen­ te activar en forma generalizada la demanda agregada (Cuadro 6). El pausado ritmo de recuperación productiva se tradujo también en una marcada desaceleración del crecimiento en el volumen del comercio mundial, luego de un promedio anual de crecimiento de cerca de 9% en el decenio que terminó en 1.972. Pero en este comportamiento también influían el crecimiento relativamente modesto de la demanda de países no productores de petróleo, la desaceleración que sufrió el ritmo impor­ tador de los países de la OPEP, las presiones proteccionistas y la rapidez y magnitud de las fluctuaciones cambiarías. No obstante, bajo este contexto se estaba configurando una nueva dinámica del intercambio manufacturero impulsada por los NICS, según se ilustra en la siguiente sección. Así, entonces, se comienza a abrir camino una noción de interdepen­ dencia basada en la concreción de"políticas concertadas". A medida que avanzaba la década, los países industriales coincidían en que era necesa­ rio adelantar la concertación para impulsar un crecimiento no inflacionario y ajuste en la balanza de pagos, como fórmula para solucionar los comple­ jos problemas de la economía mundial. La discusión de la época, inme­ diatamente antes del segundo choque del petróleo, reflejaba la intencio­ nalidad de lograr las siguientes políticas y medidas concertadas61: 60 La productividad también se veía afectada por la desaceleración del crecimiento del producto y la búsqueda de contribuir a la solución de la cesantía de trabajadores. Así, en algunos años como en 1977 el incremento de la productividad, medida como porcentaje del PIB por empleado, fue de los más bajos de los últimos veinte años (2% aproximada­ mente). Si la productividad hubiese mantenido su tendencia de 3% entre 1.966-76, el empleo habría sido inferior en cerca de 1.8 millones de trabajadores. Véase OECD, ut supra. 61 Las principales reuniones adelantadas en 1978 para tratar lo relativo a la estrategia coordinada de recuperación fueron la del Comité Provisional del FMI en México durante el mes de Abril; la reunión ministerial del Consejo de la OECD, en Junio; la conferencia cumbre de Bonn, en la cual participaron los jefes de estado de los siete principales países industriales; y la última del Comité Provisional a fines de Septiembre. Véase un análisis detallado de los problemas de la economía mundial lo mismo que acerca de las soluciones que correspondería instrumentar en el Discurso del Director Gerente del FMI ante la Junta de Gobernadores del Fondo, en Septiembre de 1978. FMI: Boletín; Oct. 9, 1978, p. 313. Cuadro 6: Utilización de capacidad instalada manufacturera en un grupo de países industriales (% ajustado) ESTADOS UNIDOS (Federal Reserve Board) Promedio 1.964-1.973 85.4 I 1.977 II III IV 81.2 82.7 83.0 82.9 JAPON (Indice MITI) a. 92.6 85.8 84.3 83.1 83.1 ALEMANIA (IFO) b. 86.3 83.6 82.9 81.7 82.6 FRANCIA (INSEE) c. 84.8 83.5 83.7 REINO UNIDO (CBI) b.d. 45.3 34.0 33.0 32.0 30.0 8.8 84.0 84.1 83.4 83.3 78.5 75.1 73.1 71.6 71.5 CANADA (Stadistics Canada) ITALIA (ISCO)e. Fuente: OECD: Outlook; Jul. 1978. a. Promedio 1.973 = 100 b. Primer mes del período c. Marzo, Junio y Noviembre; total de la industria 83.1 d. Porcentaje de firmas a plena capacidad e. Ultimo mes del periodo, el promedio cubre 69-73; total de la industria. 50 Economía mundial e integración de América Latina 1) Mejorar las tasas de crecimiento asumiendo cada país una parte equiproporcionada en la expansión general, de acuerdo a la fortaleza relativa de sus monedas y niveles internos de inflación. Así, los países supera vitados (la mayoría salvo ios Estados Unidos) debían fijarse tasas superiores de crecimiento, pues su ritmo de expansión no guardaba relación con la firmeza de su posición económica. Se consideraba que países con monedas más sólidas (especialmente Alemania, Japón, Bélgi­ ca, Suiza y Holanda) tenían tasas moderadas de inflación y márgenes importantes de capacidad subutilizada, pudiendo por lo tanto admitir un aumento en la demanda, suficiente para reducir el desempleo. Por otra parte, países como el Canadá, Francia, Italia y el Reino Unido que se encontraban en una situación intermedia, no estaban en la posición de expandirse por sí solos, pero podrían acelerar su ritmo de expansión si sus socios industriales y por lo tanto sus exportaciones crecían; siempre que su situación de inflación interna lo permitiera62. También, los países superavitarios debían tomar medidas para con­ trarrestar los efectos deflacionarios de la apreciación de sus tipos de cambio, en tanto que aquellos que sufrían depreciaciones cambiarías debían estar atentos a limi tar los efectos expansionistas resul tantes. Todo esto con el fin de que las variaciones en los tipos de cambio pudiesen surtir los efectos deseados en el ajuste global de las balanzas de pagos. 2) Combatir las tasas de inflación si se quería lograr una estabilización relativamente duradera. Los países con tasas de inflación más altas y que solían tener posiciones externas débiles, no podían lograr la recupera­ ción mediante una simple expansión de la demanda interna para evitar realimentar el proceso inflacionario y agudizar las dificultades de balan­ za de pagos. Para estos países, según su situación, se recomendaban teóricamente medidas que podrían traducirse en una mejora de la situación a plazo medio, tales como la reducción del crecimiento del gasto público; moderación de las tasas de aumento de salarios; nuevos incentivos a la inversión; acciones en el terreno de la energía; y evitar ® La búsqueda de una mayor coordinación partía del reconocimiento de una alta interdependencia comercial entre los países de la OECD si se tiene en cuenta que las importaciones por ellos adquiridas del resto del mundo solo significaban cerca de un 5% del total del gasto regional. Un estímulo en la demanda desde cualquier país miembro tendría además efectos sustanciales en la demanda y producto del área, para la cual se estimaba un multiplicador superior al 2.5%. Ver OECD, Outlook; jul. 1978. Segunda parte 51 acudir a políticas que afectaran la eficiencia, tales como subvenciones, precios artificiales y restricciones a la im portación63. 3) Alcanzar a una mayor estabilidad en los mercados cambiarios dados los efectos perturbadores de las variaciones excesivas de los tipos de cambio en la inversión y niveles internos de precios. A este respecto, se hacía claro que el nuevo artículo IV del Convenio del Fondo Monetario Internacional establecía que una mayor estabilidad de los mercados de divisas debía basarse principalmente en la corrección de los desequili­ brios de la economía interna, y que las medidas e intervención moneta­ rias podían desempeñar una función útil solo si las políticas más funda­ mentales eran las apropiadas. En aquellas circunstancias, se estimaba que el FMI podía desempeñar una función activa en la solución de los desequilibrios de pagos, propor­ cionando montos adecuados de fmandamiento y sin recurrir indebida­ mente a la obtención de préstamos; para ello se aumentaron las cuotas en el Fondo y se convino también duplicar el "stock" de los Derechos Especiales de Giro, DEG, y mejorar su rentabilidad mediante nuevas asignaciones. La intención era regresar al objetivo del Convenio enmen­ dado del Fondo de convertir a los DEG en el activo principal de reserva del sistema monetario internacional, que en 1978 representaban sólo al­ rededor de un 4% de la liquidez internacional, siendo que en 1969, al efectuarse la primera asignación, se decidió que al cabo de tres años deberían representar un 16% o 17% del total de reservas oficiales, deducido el oro. En el sentir de los organismos financieros internaciona­ les, el nuevo tipo de creación de reservas, a saber, el déficit de balanza de pagos de los Estados Unidos, no constituía la mejor manera de satisfacer las necesidades mundiales 64. Además, la posibilidad de satisfacer las • En agosto de 1978, el Presidente Cárter declaraba con relación a la baja del dólar en el mercado de cambios: "un problema fundamental, por supuesto, es la inflación y estamos combatiéndola en varios frentes.... Hay que evitar un aumento del déficit federal..... Estamos eliminando el gasto excesivo y demostrando al país y al resto del mundo nuestra firme determinación de frenar la inflación.... la mejor medida que puede adoptar el congreso para controlar la inflación, y también para reducir la presión sobre el dólar así como nuestro grave déficit comercial, es aprobar un proyecto de Ley sobre la energía". Véase FMI: Boletín; Sep. 11,1978, p. 263. 64 Este punto se relaciona con el argumento de que no obstante existía una liquidez adecuada o excesiva en el mundo en su conjunto, esta no se encontraba distribuida adecuadamente, lo cual podría corregirse a través de distribución de DEG. Por otra parte, la creación de reservas a través del déficit de los Estados Unidos no solo no podría considerarse como un mecanismo de largo plazo, sino que se verificaban los riesgos de una serie de perturbaciones en el volúmen y distribución del comercio mundial. Finalmente, seguir dependiendo de la acumulación de dólares implicaría relegar al DEG a una participación cada vez más pequeña. 52 Economía mundial e integración de América Latina necesidades de divisas en los mercados internacionales de capital (en ese momento caracterizados por su libertad y buen abastecimiento de fon­ dos) no era, en ciertos casos, la mejor forma de lograr los incrementos de reserva, debido a los eventuales problemas que pudieran resultar del aumento de los niveles de endeudamiento. Los países que obtenían fondos de los mercados libres para ser mantenidos como reservas enfrentaban la necesidad de refinanciarse periódicamente, mientras que con asignaciones de DEG no se precisarían estas refinanciaciones. C. Algunas evidencias empíricas de la reestructuración industrial de los años setenta. Antes de pasar al decenio presente, conviene detenerse a examinar varias informaciones que nos permitan ilustrar en más detalle el proceso de "relocalización" de industrias que se fue dando simultánea­ mente a los conflictos y desequilibrios económicos y sociales de los años setenta. Aunque, en algunas instancias, dicho proceso había iniciado a fines de la década anterior. En el Cuadro 7 puede observarse una serie de datos sobre la producción industrial mundial entre 1705 y 1 9 7 8 , Entre 1960 y 1970 se produjo la expansión más elevada, lo que tendería a confirmar que en los años de esa década se aceleró la presión sobre los recursos y sobre la mano de obra disponible, lo que, a su vez, contribuyó en parte a plantear el fenómeno referido de reestructuración industrial mundial. Entre 1960 y 1970 la producción industrial de los países en desarrollo tendió a crecer a una tasa promedio anual del 7.2% y mantuvo su proceso de ascenso hasta por lo menos 1978 con una tasa del 7.1% (Cuadro 8). Antes de efectuar interpretaciones arriesgadas, conviene recordar que el punto de partida de estos países era relativamente muy bajo y que, por lo tanto, las elevadas tasas tienen un distinto significado del que pudie­ ran exhibir los países más desarrollados. Pero también, es necesario reconocer que se mantuvo el crecimiento durante 18 años a una tasa de alrededor de siete por ciento. Además cabe observar que, en conjunto, los países en desarrollo presentaron un dinamismo del PBI relativamente * Es posible que para un período tan amplio los datos no sean todo lo exactos que se hubiera deseado, pero, con todo, las cifras pueden ser apoyadas con la idea de que el mundo en el período cubierto aceleró su expansión y fue absorbiendo paulatinamente en el proceso industrial a regiones y áreas nunca antes incluidas. Segunda parte 53 estable desde 1960. No fue este el caso de los países más desarrollados, para los cuales se comprueba un cierto grado de inestabilidad en las tasas de crecimiento del PBI, y a diferencia de los países en vías de desarrollo, dicha inestabilidad se extiende también a la producción industrial. Cuadro 7: Crecimiento de la producción industrial mundial, 1705-1978 Tasas anuales promedio Años % Años % 1705-1785 1785-1850 1.5 1913-1929 1929-1938 1938-1948 1948-1971 2.7 2 .6 1820-1840 1840-1860 1860-1870 1870-1900 1900-1913 2.9 3.5 2.9 3.7 4.2 2 .0 4.1 5.6 ------------------ ------5.2 1950-1960 1960-1970 6 .8 4.7 1970-1978 Fuente: Walter W. Rostow: The World Economy; N.Y, 1978 United Nations; Statistical Yearbook. Véase, además, Michael Beenstock: The World Economy in Transition; London, 1983. Cuadro 8: Crecimiento comparativo entre países industrializados y en desarrollo (Tasas promedio anuales) En desarrollo PBI Prod.Ind. 1950-60 1960-70 1970-78 4.5 5.4 5.5 6 .8 7.2 7.1 Desarrollados PBI Prod.Ind. 4.0 4.9 3.4 4.4 5.8 3.1 Fuente: United Nations; Statistical Yearbook, varios números. Economía mundial e integración de América Latina 54 En el Cuadro 9 se procura mostrar la participación de un subgrupo países en el valor agregado de la producción manufacturera de 74 países en vías de desarrollo (ingresos medios y bajos). Los datos expuestos corresponden al año 1975. Solo cinco países, tres de los cuales — Brasil, México y Argentina— son de América Latina, dan cuenta del 52.4% del total. Los datos expuestos indican, además, que los conocidos exportado­ res del Sudeste Asiático no eran por cierto los mayores productores de bienes industriales entre los 74 países examinados. Corea. Taiwan y Hong Kong reunían el 6.7 del total; Argentina, Brasil y México represen­ taban el 32.3. Cuadro 9: Participación en el valor agregado de la producción manufacturera de 1975 (% sobre total de 74 países en desarrollo de altos y bajos ingresos) Brasil España México Argentina India Yugoslavia % 14.9 13.0 10.0 7.4 7.1 5.3 Corea Taiwan Turquía Irán Venezuela Grecia Portugal % 2.9 2.9 2.9 2.8 2.1 2.0 1.9 Filipinas Chile Tailandia Egipto Colombia Pakistán % 1.8 1.6 1.5 1.4 1.4 1.4 % Perú 1.2 Indonesia 1.2 Hong Kong 0.9 Fuente: Banco Mundial: Informe sobre el Desarrollo Mundial, 1979. Observando, por otra parte, los datos correspondientes a la exporta­ ción de manufacturas de 1976 de un grupo de países en desarrollo, como porciento de un total de ochenta y cinco países (de ingresos bajos y medianos), queda claro que, al revés del caso presentado en el Cuadro previo, son los países del Sudeste Asiático los que tenían una participa­ ción mayor en la exportación de bienes manufacturados. Hong Kong, Corea y Taiwan, explican el 38.6 del total; Brasil aparece en el puesto octavo, detrás de, por ejemplo, España, Yugoslavia, India, etcétera; Argentina y México aparecen en los puestos 12 y 13 con porcentajes, sobre el total, de 1.7 y 1.8, respectivamente (Cuadro 10). Aparentemente, en lo que se refiere a los países latinoamericanos incluidos, tanto Argen­ tina como México orientaban buena parte de su producción industrial al abastecimiento del mercado interno. Brasil, por su lado, presentaba una participación que permitía suponer un cierto despegue en el sentido de que, aún abasteciendo al mercado interno, estaba logrando conquistar ciertas posiciones en los mercados mundiales de manufacturas. Segunda parte 55 Cuadro 10: Participación de los principales exportadores de manufacturas en el total de exportaciones manufactureras de 85 países en desarrollo de altos y bajos ingresos en 1976. % Hong Kong Corea Taiwan España Yugoslavia 14.1 12.1 12.4 10.8 6.0 Singapur India Brasil Israel Sudáfrica % 5.4 5.0 4.5 3.3 3.0 Greeia Portugal México Argentina % 2.2 2.2 1.8 1.7 Nota: Se incluyen solamente los porcentajes más elevados. Véase también: Lawrence G. Franko: A Survey of the Impact of Manufactured Exports from Industrializing Countries in Asia and Latin America; Washington D.C., 1979. Fuente: Banco Mundial: Informe sobre el Desarrollo Mundial, 1979. En efecto, es posible inferir que los grandes productores industriales de América Latina tenían su organización productiva esencialmente orientada hacia el aprovisionamiento del mercado interno. Dicha situa­ ción no difiere de muchos de los casos de gran desarrollo industrial que ha conocido la historia. En efecto, el mercado interno ha sido con frecuencia el escalón inicial para poder tener luego acceso al mercado internacional, conquistando así economías de escala y cierta diferencia­ ción en los productos que a la postre contribuyen a afirmar las posibili­ dades de consolidación manufacturera. Pero, la historia de los grandes países industriales también enseña que para poder salir de los mercados internos y acceder a los internacionales se requieren condiciones de competí tividad, de avance tecnológico y de comercialización adecuada y estable, que no resulta sencillo alcanzar. El problema es cómo hacer para que en algún momento dado de la evolución manufacturera, se logre una transformación tal de las actividades, que éstas puedan salir al mercado internacional para participar del mismo en forma fructífera. Los Estados Unidos representaron una fracción muy importante del mercado internacional importador de manufacturas originarias de los países semi-industrializados (Cuadro 11). Sin embargo, esta tendencia sólo pareció configurarse para México entre el grupo latinoamericano. Por otra parte, pese al crecimiento del comercio manufacturero de algunos países en desarrollo, sus ventas continuaron significando por­ centajes muy bajos dentro del total de importaciones de manufacturas de los siete principales países industrializados. 56 Economía mundial e integración de América Latina Cuadro 11: Indicadores sobres los principales países exportado­ res de manufacturas A) Importación de los Estados Unidos como % de las exportaciones de estos países 1974 1977 Hong Kong Taiwan Corea del Sur Singapur Brasil India México Argentina 26 37 33 15 22 13 57 8 32 39 31 15 17 14 63 6 B) Exportaciones manufactureras como % de las importaciones de manufacturas de siete países industrializados Hong Kong Singapur Corea del Sur Taiwan Argentina Brasil Colombia México 1969 1978 1.33 0.00 0.42 0.59 0.62 0.71 0.09 0.98 1.55 0.40 1.89 2.02 0.47 1.02 0.08 0.95 Fuente: A) Lawrence G. Franko: A Survey of the Impact of Manufactured Exports from Indus­ trializing Countries in Asia and Latin America; Wash. D.C., 1979. B) William R. Cline: Exports of Manufactures from developing Countries: Brookings Institution, Wash. D.C., 1984. Por último, en el Cuadro 12 se observan los datos de la dinámica de la producción industrial por sectores (1970-1978), para varios grupos de países. Sobre la base de estas cifras, se pueden efectuar algunas observa­ ciones. Por ejemplo: a) Los países industrializados presentaron índices de crecimiento anual inferiores al mundial en todos los productos; b) los Tipos de bienes Grupos de países Alimentos bebidas tabaco Textiles Indust. cuero y calzado Madera trabajada Papel e Imprenta Químicos Petróleo crudo sint. Productos Minerales no metálicos Metales Básicos Productos Metálicos Trabajados Mundo 3.7 2.7 3.3 3.4 3.2 5.8 4.5 2.9 5.6 Países industriales 3.1 1.4 2.0 2.8 2.6 5.0 3.5 1.6 3.9 Países en desarrollo 5.1 3.6 4.7 2.2 6.5 7.2 7.0 6.4 7.8 3.8 3.1 3.1 1.7 3.3 5.5 6.1 6.0 6.6 6.4 4.1 6.4 2.5 5.9 9.3 9.2 7.7 10.4 América Latina, América Central y Meridional Asia (excl. Israel y Japón) Fuente: United Nations: Monthly Bulletin of Statistics; Feb. 1980, Vol. XXXIV, NQ2. Nota: (*) Calculado sobre la base de los números índices año por año. Segunda pane Cuadro 12: Producción industrial por sectores (1970 -1978). Varios grupos de países - Indice base 1975=100 (Tasa de crecimiento promedio anual) (*) 58 Economía mundial e integración de América Latina países en desarrollo registraron tasas superiores a la mundial en todos los bienes salvo en: madera trabajada y muebles; c) América Latina mostró índices superiores a los mundiales en alimentos y bebidas, textiles, papel e imprenta, minerales no metálicos, metales básicos, metal trabajado; aunque no superior a la mundial, la producción de químicos fué también elevada en el área; d) salvo en el caso de madera trabajada, los países del Asia (excepto Israel y Japón) presentaron índices superiores a los del mundo; los índices más elevados se dieron en alimentos y bebidas, industria cuero y calzado, químicos, minerales no metálicos, metales básicos y productos de metal trabajado; e) si se compara el índice de la producción de textiles y de cuero y calzado de los países del Asia con el de los países industrializados, se entiende rápidamente el porqué existen fuertes tendencias proteccionistas en los países más desarrolla­ dos que procuran cubrir a estos rubros. III. U n b alan ce de los años sesen ta y seten ta A. Principales acontecimientos Recapitulando, algunos de los temas centrales que conmovieron a las economías occidentales desde fines de los años sesenta en adelante y que se han constituido en una herencia obligada para la década del ochenta son las siguientes: 1) Conflictos culturales, inicial aceptación y luego rechazo de la inmigra­ ción de mano de obra utilizada como mecanismo para contener las presiones de las organizaciones laborales. La educación, la búsqueda de recapturar los verdaderos principios de la propia cultura se convierten poco a poco en temas de suma relevancia. Los esfuerzos por lograr predominio en materia de avance tecnológico se generalizan sobre todo a partir del primer choque del petróleo. 2) Auge de la relocalización internacional de industrias con inversión directa, aunque con la oposición y los temores de muchas instituciones ligadas con la producción local. La relocalización no sólo despierta las preocupaciones mencionadas, sino que al descentralizar muchas de las actividades (subcontratación, intervención de comercializadoras; dis­ persión geográfica de la actividad productiva; etc.) la empresa misma tendió a transformarse, convirtiéndose paulatinamente en un centro Segunda parte 59 estratégico66. La empresa, sus funciones, el desarrollo de la capacidad innovativa dentro de ella comienzan a constituirse en prioridades nacio­ nales, y más con el impulso de las comparaciones internacionales. La descentralización internacional de la industria contribuye también a crear lazos globales de producción e información que tienden a consoli­ darse (y a entrar en profundo conflicto con las visiones nacionales de las economías) en ios años ochenta. 3) Relocalización regional (de connotaciones mundiales, en algunas versiones) con pequeñas empresas, descentralizadas, ligadas muchas veces a la existencia de la economía informal y a la pérdida de vigor de los gobiernos centrales, y con posibles articulaciones a redes de comer­ cialización internacional. En cierta forma ellas constituyen la expresión de un regreso al "capitalismo comercial", donde el pequeño taller, los comerciantes y algunos servicios nacionales e internacionales juegan un papel significativo en la actividad económica. La fisonomía que van adquiriendo estos temas en la década del ochenta tiene ya sus raíces en la década anterior67. 4) "Shocks" petroleros que, por un lado acentúan el crecimiento de los precios, profundizan el disenso prexistente, y conducen a la búsqueda de innovaciones tecnológicas y de organización destinadas a reducir el consumo de energía. Asimismo, tales "shocks" ponen a dura prueba las políticas económicas imaginadas para contener la inflación con el menor desempleo posible. También, el reciclaje de los petrodólares (resultado de superávits imposibles de digerir por los países exportadores de petróleo), expande el papel de la banca privada internacional y contribu­ ye a la expansión de los países de ingresos medios del Tercer Mundo, con tasas de interés reales muy bajas. 5) Desarrollo excesivo de un Estado de Bienestar que, destinado a con­ tener las fricciones por la distribución de los beneficios de las economías modernas, comienza a ser visto como una carga difícil de manejar en una sociedad cuyos costos de producción se elevan y cuya productividad tiende a declinar. 66 La idea más reciente de la "corporación hueca" ("hollow Corporation") constituiría la máxima expresión de esta tendencia. N. Joñas: "The Hollow Corporation; the Decline of Manufacturing Threatens the Entire U.S. Economy; Business Week, March 3,1986. & En algunas instancias, el sistema mencionado da origen en nuestros días a paradigmas tales como el propuesto por Hernando de Soto (El otro sendero; Lima, 1986) o por la Fundación Dag Hammarsjóld: Desarrollo a escala humana; una opción para el futuro; Santiago de Chile, 1986. 60 Economía mundial e integración de América Latina 6) Aparición de fuertes pujas competitivas en el área internacional. El "shock japonés", el desarrollo de Alemania y más recientemente los avances de la economía "diffusa" de Italia, junto a los éxitos de algunos países del sudeste asiático, son expresiones que comienzan a poner en tela de juicio el sistema hegemónico preexistente y abren las puertas a nuevas alternativas y conflictos68. 7) Colapso del sistema monetario internacional y su reemplazo por mecanismos de ajuste inestables y acuerdos temporales que acentúan la incertidumbre económica internacional. Todo ello contribuye a poner un peso excepcional sobre las capacidades de aceptación y de negociación de las interrelaciones económicas pre-existente entre las naciones del mundo. 8) Desarrollo de una profunda discusión acerca de la "desindustrializa­ ción" de los países y acerca del enfrentamiento entre los servicios y las actividades manufactureras. Los servicios, que van conquistando posi­ ciones, dan lugar a que muchos conciban un mundo con amplia desregu­ lación, descentralización global a nivel productivo y su entrelazado informativo, financiero y estratégico proporcionado por redes de servi­ cios en las que se concentran los esfuerzos de los países antes industria­ lizados. En sentido contrario, también se observa en el escenario la voluntad de retener nacionalmente las actividades industriales mejoran­ do su competiti vidad por la vía del avance tecnológico. La difusión de las actividades y la retención de las mismas son tendencias coexistentes, aparentemente antagónicas69. 9) Creciente desarrollo y búsqueda de acceso a la tecnología y a la inno­ vación hacia fines del setenta, para sobreponerse a las rigideces en los costos, a las rigideces de las fricciones entre grupos, y a la fuerte competencia internacional. La substitución de mano de obra y de mate­ rias primas por la vía tecnológica, tienden a modificar las condiciones de las ventajas comparativas tal como se habían planteado hasta entonces. El surgimiento de la producción flexible en escala relativamente reduci­ da, de un "ciclo del producto" cada vez más corto y el avance de las "economías de la diferenciación" (en lugar de las economías de escala), * Michael Piore y Charles F. Sabel: The Second Industrial Divide; N.Y., 1984. m Albert Bressand {Beycmd Interdependence: The Changing Nature of Economie Activity and Economie Relations; INTAL, 1987, mimeo) y Stephen S. Cohen y John Zysman (Manufacturing Matters: The Myth of the Post Industrial Economy; N.Y., 1987) estarían entre los que ar­ gumentan por las tesis globalistas o de retención de actividades, respectivamente. Segunda parte 61 fueron factores que contribuirían, se dice, a desarmar los sistemas de pro­ ducción masivos ("fordianos") basados en las economías de escala. Estos sistemas, predominantes en etapas previas de la industrialización mundial, fueron siempre acompañados del desarrollo de grandes orga­ nizaciones laborales y de la aplicación de fórmulas macroeconômicas destinadas a mantener la demanda elevada. B. Ajustes en las relaciones económicas internacionales Los conflictos y nuevas tendencias mencionadas, sobre todo la profundización de la alternativa del cambio tecnológico que se había posterga­ do en la segunda mitad de los sesenta, son el resultado de una transición de décadas de prosperidad a otra de gran subempleo de recursos y alteración de los fundamentos de la competitividad. La búsqueda de superar concertadamente estas estrecheces y los mecanismos disponi­ bles para lograrlo llevarían a una modificación de las interrelaciones económicas mundiales. Si, en primera instancia, damos un vistazo a la forma tradicional de articulación entre las naciones -el comercio internacional de bienes- se puede corroborar la alteración sufrida con respecto al período compren­ dido entre el fin de la guerra y 1973, cuando se logró liberalizar y dinamizar. Desde entonces el crecimiento del volúmen transado pasó a ser más lento, notablemente errático, con pérdida de participación de los países industriales y cambios en el papel de los principales actores (Cuadro 13). En lo referente a países en desarrollo, aunque las tasas de incremento de sus exportaciones se mantuvieron más altas con relación a la expansión del comercio mundial -principalmentecomo resultado del peso que pasaron a adquirir los exportadores de petróleo y de manufac­ turas- se comenzaron a registrar grandes disparidades entre dichos países, sobre todo con relación a las economías de los países menos adelantados. El lenguaje del diálogo entre los principales países industriales en la post-recesión 1974-75, permite afirmar que existía la esperanza de que, gracias a la estrategia coordinada de política económica mejorara la situación de la economía mundial en 1979 y 1980 y que en la década siguiente podría volverse a ritmos de actividad económica, tal vez no iguales, pero sí similares a los registrados en la tendencia de largo plazo. No obstante, existían algunas dificultades para alcanzar la recuperación propuesta de la economía mundial. Por un lado, las situaciones de desajuste que experimentaban los países desarrollados no parecían ser Economía mundial e integración de América Latina 62 Cuadro 13: Comercio mundial: producción, productos básicos y composición por grupo de países Í963 1973 1974 1975 1976 1977 1978 1979 1980 19811 (porcentaje) Aum ento de la producción mundial 5,4 8,7 2,8 -1,1 7,1 4,6 4,4 3,7 1,0 1.0 (miles de millones de dólares de EE.U U .) E xp ortación mundial 154 574 836 873 991 1.125 1.303 1.638 2.000 1.970 (proporción porcentual en las exportaciones mundiales) Productos agrículas 29,0 M inerales no combustibles Combustibles 18,0 6,0 6,0 18>0 P roductos m anufacturados Aum ento del volumen de la exportación m undial 21,0 7,1 11>0 17,0 17,0 16,0 16,0 5,0 4 ,0 4 ,0 4 ,0 16,0 15,0 4 ,0 2 0,0 19,00 2 0 ,0 19,00 17,0 53 0 61>0 55>0 57 0 57t0 5 8 ,0 60,0 58,0 5,6 5 ,6 11,1 3,5 -2,9 11,2 4,3 5*0 20,0 2 4,0 5 5 ,0 1,0 ... ------- Composición del comercio mundial por grupo de países (proporción porcentual en el total de las exportaciones e importaciones mundiales) Países industriales E xp ortación 64,1 68,0 63,0 63,8 62,7 Im portación 64,2 69,6 69,0 64,7 66,5 Países en desarrollo exportadores de petróleo E xortación 20,4 2 7,3 13,0 12,9 13,6 Im portación 20,93 3,6 6,6 4,5 6,6 Países en desarrollo no petroleros E xp ortación 20,4 2 11,9 12,0 11,3 12,0 Im portación 20,9 3 14,5 16,0 15,8 14,9 Países del Este E xp ortación 12,2 10,0 9,8 9,0 9,5 Im portación 11,7 9,9 9,0 10,5 9,7 62,6 65,8 64,9 65,3 63,2 66,9 61,7 67,6 61,7 64,8 13,2 7,4 11,2 7,6 13,0 6,1 13,7 7,6 13,7 7,6 12,6 15,3 12,2 15,5 12,6 16,2 12,5 15,1 13,5 16,3 9,6 9,4 9,7 9,7 9,3 9,0 8,8 8,5 9,1 8,8 1 Estimaciones. 2 Exportación agregada de los países en desarrollo exportadores y no exportadores de petróleo en 1963. 3 importación agregada de los países en desarrollo exportadores y no exportadores de petróleo en 1963. Fuente: GATT, 111 comercio internacional, 1969, 1977/78 y 1980/81, y GATT. Comunicado de prensa, 23 de m arzo de 1982. Segunda parte 63 de un carácter simplemente coyuntural, dados ciertos problemas como los generados por la modificación de los precios de la energía; las variaciones resultantes en la estructura de costos de producción y demanda interna; y los cambios de los precios relativos de la mano de obra y del capital que trajo la inflación y la competencia creciente de las exportaciones provenientes de algunos países en desarrollo y del Japón. Por otro lado, los gobiernos mantenían dudas sobre la activación de sus demandas nacionales debido a la posibilidad de acelerar el proceso inflacionario, generar desbalances en sus sectores públicos y en sus balanzas de pagos. La falta de claridad acerca de las relaciones entre desempleo e inflación bajo el nuevo contexto, llevaba a que algunos países de la OECD no adelantaran políticas expansionistas por el temor de generar expectativas en el sector privado sobre la subsecuente adop­ ción de políticas anti-inflacionarias, que harían inefectivas o contrapro­ ducentes a las iniciales. Paralelamente, las empresas enfrentaban restric­ ciones, entre ellas, la reducción en las tasas de beneficios junto con los mayores riesgos de invertir debido a las variaciones inesperadas en sus economías; la poca claridad en cuanto al negocio exportador no sólo por las nuevas barreras comerciales entre las economías industriales sino por las fluctuaciones cambiarías; y las dudas aún persistentes en cuanto al precio y disponibilidad de la energía. También, el proceso de ajuste que post-Bretton Woods debía lograrse a través de las fluctuaciones en los tipos de cambio, sufría de ciertas limitaciones. Por una parte, algunas entidades nacionales se mostraban reacias a permitir que los tipos de cambio actuaran como instrumento principal de ajuste y, por otra, la evaluación del papel desempeñado por los movimientos del tipo de cambio hasta 1978 indicaba que el instru­ mento no proporcionaba, por sí solo, el equilibrio en balanza de pagos a corto plazo y que, inclusive, sus efectos in temos podrían hacer más di fícil que se produjera un crecimiento conducente a una mejora de los saldos en cuenta corriente70. Para alcanzar las mejoras deseadas en la distribu­ ción de saldos en cuenta corriente entre los países industrializados (PID), era tam bién esencial adoptar m edidas apropiadas a nivel interno,orientadas a compensar el impacto de los movimientos del tipo de cambio en la producción. Más específicamente, los países supera vi tarios deberían tomar medidas para contrarestar los efectos deflacionarios 70 Las preocupaciones básicas de los países que se mostraban reacios a permitir que los tipos de cambio actuaran como instrumento principal de reajuste eran el efecto de las variaciones cambiarías en la inflación y el empleo, en el volúmen del comercio exterior y en la inversión interna. 64 Economía mundial e integración de América Latina de la apreciación de sus monedas, mientras que los estados que confron­ taban depreciaciones cambiarías debían estar dispuestos a compensar los efectos expansionistas en sus economías71. Igualmente, es notorio que en la discusión de las medidas orientadas a mejorar la marcha de la economía mundial, parece no habérsele dado la suficiente importancia a la interrelación entre las economías de los países desarrollados y en desarrollo, al papel que el fortalecimiento de estas últimas podía jugar en solución de los problemas económicos, ni al conjunto de medidas concertadas que podrían favorecer un desarrollo más equitativo de estos países en el contexto internacional72. Las proyec­ ciones de Leontief elaboradas a fines de los setentas, permitían apreciar que, para evitar que la brecha de ingreso entre estos grupos de países se ampliara de sus niveles vigentes de aproximadamente 12 a 1 y lograr que esta se redujera a una relación de 7 a 1 en el año 2.000, se requerían tasas sustancialmente más altas de crecimiento- per-cápita del producto a las establecidas por la Estrategia Internacional de Desarrollo para los países en desarrollo, (Cuadro 1 4 )73. La prioridad era lograr éxito en la estrategia de reactivación a media­ no plazo de los países industrializados, la cual, se suponía, generaría 71 La evaluación del papel de los tipos de cambio fluctuantes después de 1973 indicaba que sus efectos en las variaciones de costos y precios se reflejaban muy rápidamente, en tanto que los efectos en flujos físicos de comercio tenían ciertos retrasos. En este sentido, el cambio hacia políticas cambiarías más flexibles redujo la trasmisión de los efectos de los precios de un país a otro, pero difícilmente aminoró la trasmisión de los efectos de demanda entre países en el corto plazo. Ver al respecto los comentarios de la OECD Outlook, 1978. 72 En general los acuerdos económicos más importantes en tre PID durante los setenta para superar los problemas derivados de la recesión, no consideraron a la situación del mundo en desarrollo. En el discurso del nuevo director del FMI, en Septiembre de 1978, llama la atención encontrar la sugerencia de tomar medidas para fortalecer las economías de los PED no productores de petróleo debido a la insuficiencia de los aumentos reales en sus ingresos per-cápita; problemas de financiamiento externo y servicio de la deuda, el proteccionismo y los movimientos divergentes y rápidos de las principales monedas. Pero al mismo tiempo se dice que no puede exagerarse la importancia de tomar medidas para mejorar el acceso de las exportaciones de los PED y de ampliar el flujo de ayuda para el desarrollo. FMI: Boletín; Oct. 9,1978, p. 315. 73 Las perspectivas planteadas exigían un considerable esfuerzo de desarrollo interno por parte de los PED lo mismo que de una estrategia a nivel mundial que contemplara un regreso a las condiciones más abiertas del comercio internacional y un fortalecimiento de la asistencia financiera y técnica requeridas para acelerar el proceso de desarrollo hacia finales del siglo. Véanse entre otros, Wassily Leontief: Thefutureofthe World Economy. N.Y., 1977; y Paul Rosen stein Rodan: ’The Ha ve and Have -not's Around the year 2.000”; en Jagdish Bhagvvati: Economics and World order; N.Y., 1972. Segunda parte 65 Cuadro 14: Escenarios del desarrollo económico mundial Escenarios Países Países en Desarrollados Desarrollo Tasas de crecimiento del Producto Interno Bruto I II 4.5 3.6 6.0 6.9 Población I II 1.0 0.6 2.5 2.0 I II 3.5 3.0 3.5 4.9 PIB per cápita Brecha de ingreso en el año 2.000 1/. I II 12 a l 7a1 Fuente: Leontief W., The fuíu re o f the World Econom y. Oxford University Pres, New York, 1977. I = Escenario basado en una extrapolación hacia el año 2 .0 0 0 de las metas de la estrategia Internacional de Desarrollo de la ONU del crecimiento del PIB en los PED, y en una extrapolación de las tasas históricas de largo plazo en los PID. II = Escenario basado en la suposición de una reducción sustancial de la brecha del PIB per cápita entre PED y PIB. 1/. Promedio del PIB per cápita de los PID en relación al mismo promedio de los PED. subsecuentes beneficios apreciables para los países en desarrollo (PED )74. Así, entonces, las medidas coordinadas tenderían, más tarde, a mostrar sus limitaciones ante la presencia cada vez más evidente de pro­ blemas estructurales y de coordinación entre las economías industriali­ zadas y ante las implicaciones de la posición más vulnerable en que debieron situarse la mayoría de los PED ante las nuevas modalidades que adquirió el financiamiento del desarrollo; como se explica en el capítulo siguiente. El repaso de las posiciones planteadas por los países en desarrollo a fines de la década,-nos permite recordar su preocupación por el deterioro de 7< Véanse, por ejemplo, las deliberaciones del Comité Provisional de la Junta de Gober­ nadores del FMI. FMI: Boletín; Oct. 9,1978, p.306. 66 Economía mundial e integración de América Latina sus relaciones de intercambio, el aumento del déficit en cuenta corriente, los niveles de ayuda inferiores a los acordados internacionalmente y el recurso creciente a medidas proteccionistas. Estos países instaron a la comunidad internacional a tomar mayor conciencia acerca de sus aspi­ raciones y preocupaciones y sugirieron ciertas medidas específicas tales como la puesta en práctica del programa integrado de productos básicos, incluido el fondo común para financiarlo; un aumento sustancial de las corrientes de capital oficial junto con mejoras en las condiciones de acceso y financiación; y el fortalecimiento del Banco Mundial e institucio­ nes regionales de financiamiento del desarrollo7S. Por último, es necesario enfatizar que, a pesar del inicio de acciones para mejorar la competi ti vidad a largo plazo de las economías industria­ les, uno de los recursos que tendió a ser utilizado crecientemente en el proceso de recuperación fué el proteccionismo, que tendería a empeorar los problemas existentes al reducir la eficiencia económica. Este se carac­ terizó por la intensificación de las restricciones comerciales a nivel de sectores, en detrimento de las normas generales; la preferencia creciente por afrontar los problemas de competencia de las importaciones adop­ tando medidas difíciles de objetar bajo las disposiciones que regulan el comercio mundial; e inclinación a solucionar las tensiones comerciales mediante acuerdos bilaterales y arreglos de corto plazo. Aparentemente, se produjo un cambio de actitud hacia el comercio por parte de los formuladores de las políticas económicas, expresado en una mayor preocupación por alcanzar el equilibrio comercial bilateral76. IV. La década del och enta: ¿C risis o T ran sfo rm ació n ? En los párrafos previos se ha proporcionado al lector un resumen de las principales tendencias desde fines de los años sesenta y su extensión a los ochenta. En esta sección nos ocuparemos de recoger algunos puntos expresados previamente con el objeto de definir mejor las características del ochenta. 75 Comunicado del Grupo de los 24 para Asuntos Monetarios Internacionales. Reunión Anual del FMI, 1978. (FMI: Boletín; ed. 9, 1978). Por otra parte, entre las políticas contempladas en la Declaración para el establecimiento de un Nuevo Orden Económico Internacional de las Naciones Unidas, se incluía también la conveniencia de reducir la dependencia por parte de los PED de la importación de manufacturas, aumentar su participación en estas exportaciones, generar mayores flujos de ayuda y modificar la composición de las inversiones de capital en forma tal que se favorecieran los aumentos de préstamos e inversiones "portfolio". 7* FMI "Devclopmcnts in International Trade Policy"; Serie Estudios; N° 16,1982. Segunda parte 67 Al iniciarse esta década, e inmediatamente después del segundo "shock" petrolero, comienzan a desarrollarse una serie de circunstancias que, aunque muy ligadas con las situaciones iniciadas en años anteriores van adquiriendo, sin embargo, mayor dimensión y complejidad al avanzar los años ochenta. La interdependencia entre naciones se hace más aguda y conflictiva; la puja por el poder hegemónico más recia, aunque también más encubiertaba competitividad comercial y financie­ ra más generalizada y dura; la búsqueda de atracción de capitales (propios y externos) más difundida. El avance tecnológico, la discusión sobre los temas relacionados con la "reindustrialización" y con la "desindustrialización"; la competitividad de las empresas y las formas de adquirirla; la expansión del sector servicios, del sistema financiero y de los mecanismos computarizados de información; el desarrollo de estra­ tegias para avanzar en la conquista de los mercados; la descentralización y la regionalización de las economías unidas entre sí por los servicios co­ merciales e informativos etc., son todos ellos temas que en el ochenta pueblan las paginas de las bibliografías técnicas junto a la amenaza pendiente de la deuda externa del Tercer Mundo. Todo lo antedicho supone la necesidad de reajustes, de flexibilidad, de adaptación; pero, por otra parte, siempre los cambios traen consigo inestabilidad, desorden, exageración. Cada fracción quiere tomar la representación del todo, cada actividad quiere extenderse hasta el infini­ to, y con esto se crean condiciones de inestabilidad que precisamente conspiran contra las posibilidades de sacar buen partido de las transfor­ maciones posibles. Tal vez, las naciones que más puedan sostener la concordia, la convergencia y la paz interna son aquellas que más podrán avanzar. A. La desestabilización financiera internacional y la redefinición de los ajustes. Después del segundo shock petrolero que transformó el clima económi­ co de la época, debido a las nuevas políticas económicas aplicadas en importantes países (política monetaria restrictiva y fiscal expansiva), se elevaron substancialmente las tasas internacionales de interés real, espe­ cialmente si se compara con la marcha descendente de los precios de los bienes primarios exportados por los países en desarrollo. Al iniciarse la década del ochenta, Estados Unidos comienza a aplicar una nueva combinación de políticas: se incrementan los gastos fiscales (especial­ mente en materia de defensa), se reducen los impuestos y se aplica una estrategia monetaria restrictiva. 68 Economía mundial e integración de América Latina La adopción de una política monetaria de tal naturaleza, en un contexto de expectativas inflacionarias arraigadas, junto con la aplica­ ción de políticas fiscales poco rigurosas -los déficit presupuestarios de la administración central de los siete principales países industriales subie­ ron, en promedio, de alrededor de un 2% en 1972 a cerca de un 4% en 1981- llevaron a un aumento significativo y prolongado de las tasas reales de interés y a un incremento de su variabilidad. En los Estados Unidos, por ejemplo, a fines de 1982 los tipos de interés reales ya habían superado el 6% en varias ocasiones. En contraste, el promedio pondera­ do de los intereses en términos reales a corto plazo de los siete mayores industrializados, fué negativo en todos los años, salvo en uno, entre 1971 y 1978 y el mismo promedio, pero a largo plazo, fué inferior al 1% y en ocasiones negativo77. De esta manera, luego de varios años de estanflación, el nuevo período se inicia con una economía mundial caracterizada por el mante­ nimiento del temor acerca de las tasas de inflación que, aunque menores, continuaron siendo altas y desiguales; lento crecimiento del producto y estancamiento del comercio mundial; problemas con la deuda externa de los países en desarrollo y alto desempleo. En efecto, los elevados tipos de interés reales y nominales y su variabilidad, una vez integrados al proceso económico, tienden a generar importantes efectos en el nivel y la composición de la demanda agregada de los países industrializados; en el costo de la deuda de los países en desarrollo no petroleros y en las características de la financiación internacional78. Entre 1980 y 1983 el muy bajo crecimiento del PIB de los países indus­ trializados incidió en que el correspondiente al volúmen del comercio mundial fuera de sólo 0.7% en ese cuatrienio79. A partir de entonces, este indicador tendió a recuperarse pero con un ritmo inestable y a niveles 77 También, durante el período 1962-70 el nivel medio de los tipos de interés reales a corto plazo en las economías de los Siete, fué de cerca de 1.5%, y a largo plazo, 2%. Se argumenta, entonces, que los altos niveles observados desde comienzos de los ochenta obedecieron, en parte, a la existencia de una "prima de riesgo" que surgió para contrarrestar las tasas anormalmente bajas de los últimos años. Véase el discurso del Director Gerente del FMI ante la Cuarta Conferencia Monetaria Internacional, en Filadélfia, Noviembre de 1982. FMI: Boletín; Nov. 22 de 1982. 71 Jacques de Larosiere; en FMI: Boletín; nov. 1982 79 El principal factor determinante de los cambios en el volumen de importación mundial es la variación del ingreso real de las economías importadoras. Los PID dan cuenta de aproximadamente dos tercios de la importación en el comercio internacional. Segunda parte 69 discretos en comparación con las décadas anteriores. Vistos en su conjun­ to, los países en desarrollo comenzaron a crecer por debajo del promedio del comercio mundial de exportación e importación, por lo que han tendido a disminuir su participación en el comercio internacional en los años ochenta. En contraste, a mediados de la década era posible observar la continua subida de participación del Japón y de algunos países en desarrollo (principalmente los exportadores de manufacturas) en el co­ mercio de exportación, y el mayor peso importador mundial de los Estados Unidos (Cuadro 15). También, a lo largo de los ochenta se hizo evidente el surgimiento comercial de la China y la pérdida de significa­ ción exportadora de la OPEP. Los exportadores de bienes primarios resultaron, en general, fuertemen­ te perjudicados por el alza de los tipos de interés, dados los costos de almacenamiento y mantenimiento y por la mayor rentabilidad relativa de otras alternativas financieras. En lo que se refiere a la deuda externa de los prestatarios no petroleros, ésta se había adquirido a un costo real negativo, si se tiene en cuenta que los intereses nominales del período 1973-78 eran bajos con respecto a la inflación y al aumento de sus precios de exportación, lo cual se modificaría radicalmente desde 1979 con el debilitamiento de estos precios, la firme apreciación del dólar y la subida de los intereses. Por último, el cambio y las fluctuaciones enormes en los mercados financieros que ya venían configurándose desde la década pasada, llevarían a una modificación de las características de rentabili­ dad, vencimiento y distribución del riesgo de los instrumentos financie­ ros, abandonándose, por ejemplo, los préstamos y depósitos a tipos de interés fijos, que se sustituyeron por instrumentos financieros con inte­ reses variables entre corto y mediano p lazo80. Las altas tasas de interés, junto con la concepción generalizada de que Estados Unidos era un refugio seguro para el capital ("safe ha ven ef fect") contribuyeron a atraer capital internacional, el que contribuyó en buena medida a financiar el déficit fiscal vía absorción de valores del Tesoro. La atracción de inversión directa también se elevó (posteriormente al deva­ luarse la divisa estadounidense). Muchos países en desarrollo, deudores, 80 A principios del setenta el vencimiento medio de los bonos en eurodólares era de 15 años, aproximadamente. Hacia 1980 se había acortado a unos 7 años. Dichos instrumentos fueron también objeto de innovaciones destinadas a transferir del comprador al emisor del bono, los riesgos derivados de las variaciones de los tipos de interés (FMI: Boletín; Nov. 22, 1982). 70 Economía mundial e integración de América Latina Cuadro 15: Comercio mundial 1970-1985: Participación relativa de grandes bloques en las exportaciones (FOB) e importaciones (CIF) (%) 1970 1980 1984 1985 Exportaciones mundiales 100,0 100,0 100,0 100,0 Importaciones mundiales 1970 1980 1984 1985 100,0100,0 100,0 100,0 Países desarrollados 72,52 62,43 64,13 65,72 73,5669,02 67,81 68,30 Estados Unidos Japón CEE Canadá 13,83 10,8011,12 6,18 6,38 8,66 36.28 32,5829,84 5,34 3,31 4,61 Países en desarrollo (b) OPEP Otros 16.29 27,2623,38 21,44 5,41 14,63 8,70 7,08 10,88 12,63 14,68 14,35 Países Socialistas (c) URSS Europa Oriental Otros 11,17 4,09 5,82 0,70 10,72 13,2012,41 16,92 16,95 5,84 6,82 6,75 6,48 8,83 30,87 36,6735,22 29,73 29,81 4,66 4,39 3,03 3,89 3,90 9,8712,4712,83 3,74 4,67 5,00 4,21 5,16 5,14 0,92 1,40 1,40 10,8821,29 21,04 19,42 1,98 6,42 6,56 5,53 8,9014,87 14,48 13,89 6,96 2,47 3,58 0,55 9,68 11,13 12,26 3,30 3,99 4,59 4,40 4,70 4,61 1,00 1,32 1,83 Fuente: Annual Report of ihe Council of Economic Advisers, Washington, 1986. Tomado de Cuadernos del CLAEH, Revista Uruguaya de Ciencias Sociales, 1987/1. a) Incluye los países de la OCDE, Sudáfrica, Israel y los países de Europa Occidental que no integran la OCDE. b) Incluye Argelia, Ecuador, Gabón, Indonesia, Irán, Iraq, Kuwait, Libia, Nigeria. Qatar, Arabia Saudita, Emiratos Arabes Unidos y Venezuela. c) Incluye a Corea del Norte, Vietnam, Albania, Cuba, Mongolia y Yugoeslavia. frente al clima de inestabilidad e inflación que ocasionara la nueva situación, experimentaron fugas de capital que se alojaron en los países acreedores. La entrada de capitales contribuyó a revaluar la divisa americana, llevándole a aquel país un substancial problema en el balance comercial. Así, el tema del déficit fiscal americano y la necesidad de devaluar junto al reclamo de que países como Japón o Alemania expan­ dieran en forma complementaria, sus economías, se convirtió en esta década en un tema de gran importancia. La revaluación del dólar (o la baja tasa de crecimiento de la produc­ tividad en aquel país, según algunos analistas) facilitó d avance de las exportaciones japonesas, de Europa (especialmente Alemania Federal e Segunda parte 71 Italia) y de algunos NICS. Los desequilibrios monetarios y reales que se fueron produciendo dentro del contexto mencionado tuvieron su expre­ sión en la frecuente búsqueda de mecanismos de cooperación, pero ello no logró evitar que se acentuaran las presiones proteccionistas, así como los mecanismos de subsidio a la producción de bienes primarios, espe­ cialmente alimentos (Cuadro 16). Estas últimas medidas contribuyeron a la generación de excedentes cuya colocación subsidiada en los merca­ dos externos incrementó la participación de los países desarrollados en mercados normalmente abastecidos por los países en desarrollo. Cuadro 16: Gastos en subsidio de precios e ingresos en la Agricultura (1977-1987 - billones de dólares) Estados Unidos 1977 1978 1979 1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 3.8 5.6 3.6 2.7 4.0 11.6 18.8 7.2 17.6 25.7 24.6 CEE 8.0 11.5 14.9 16.6 12.9 12.8 14.7 15.0 15.7 21.8 26.2 Fuente: U.S. Commerce Dept.; Budget Office, 1987. En lo que respecta a la desocupación de la mano de obra en las economías industriales, los problemas de los años setenta tendieron a acentuarse en los ochenta debido al comportamiento del producto, a la introducción de innovaciones tecnológicas substituidoras de trabajadores y a la exacervación de la competencia internacional (Cuadro 17). Economía mundial e integración de América Latina 72 Cuadro 17: Desocupación - Países de la OECD Número de desocupados (en millones) 1973 Tasa de desempleo en % de la población activa 1985 1973 1985 Estados Unidos Japón OECD (Europa) 4.4 0.7 5.6 8.3 1.6 19.4 4.7 1.3 3.8 7.1 2.6 11.0 Total OECD 11.3 31.2 4.5 8.0 Fuente: OECD: Perspectives pour l'emploi; Paris, 1986; también véase OECD: The Observer; N° 130, Sept. 1984. Así, desde el comienzo de la presente década, marcada por la inestabili­ dad, la profundización de los desequilibrios entre países, el más lento crecimiento con respecto al pasado, la acentuación de la competencia y la pesada carga de la deuda externa de los países en desarrollo, se fueron delineando en el lenguaje internacional las nuevas propuestas para el ajuste internacional, sobre todo entre los países industrializados. Por un lado, se mantiene la preocupación por la inflación, lo que llevaría a que la restricción monetaria continuara como un elemento central de las políticas nacionales; por otro, se hacen reclamos explícitos para mejorar la disciplina presupuestaria y reducir los déficit; tercero, se da mayor importancia al tema de combatir las rigideces y desequilibrios estructu­ rales para introducir mayor flexibilidad a los precios y a los salarios, y por último se señala la necesidad de que los países en desarrollo apliquen sus propias medidas de ajuste para cumplir con los compromisos de la deuda. Bajo una estrategia de esta naturaleza se buscaba atenuar los desequi­ librios, reducir las tasas de interés y revitalizar el crecimiento. Nueva­ mente, se estimaba que los países en desarrollo se beneficiarían indirec­ tamente, puesto que la recuperación contribuiría a reducir las presiones de la cuantiosa deuda externa. Por otro lado, en contraste con los plan­ teamientos del anterior decenio, aumentó aparentemente la preocupa­ Segunda parte 73 ción en pro de políticas comerciales más abiertas y de un incremento de la ayuda financiera para los países de más bajos ingresos81. Lo cierto es que, en la antesala del último decenio del presente siglo, se mantienen las previsiones de un lento crecimiento del producto real de los países de la OECD; altas tasas de desempleo aunque tiende a disminuir en los Estados Unidos; todavía significativos desbalances de pagos con respecto a este país y riesgos de aceleración de la inflación y de las tasas internacionales de interés. A mediano plazo existen temores de que los ajustes comerciales y de pago de la deuda que debe realizar la economía norteamericana, contribuyan a una nueva recesión, depen­ diendo de la conducta que adopten Japón y Alemania82. Sin embargo, la mayor necesidad de introducir reajustes tecnológicos y de gestión a nivel empresarial, han contribuido a fortalecer la posición financiera de las empresas, cuyos mayores beneficios estarían mejorando las condiciones para invertir. Las fricciones originadas en los desbalances han dado origen a es­ porádicas tensiones entre países más desarrollados. Es fácil entender,entonces, que la competencia entre países desarrollados y la de éstos con algunos países de nueva industrialización constituyan, junto con la necesidad de reestructurar las economías y las empresas para ponerlas en condición de enfrentar el desafío competitivo, uno de los puntos básicos de la situación internacional. Las fuerzas de esta transfor­ mación que parece ir tomando fuerza en lo que resta del siglo, vienen, desa fortunadamen te, concretándose en un marco de masivas transferen­ cias de ingresos de ios países deudores del Tercer Mundo, a los países (y bancos) que reciclaron los dólares del boom del petróleo en los años setenta. " Este contraste con las propuestas de los años setenta, dicha preocupación parecería estar expresándose en nuevas situaciones como los progresos en la Rueda Uruguay para desmantelar el proteccionismo agrícola y en la reciente declaración de la Cumbre de los Siete (Canadá, Junio 1988), donde se contemplaron soluciones específicas para el endeu­ damiento de los países de más bajos ingresos. 82 Véase Lester C. Thurow "La Economía Mundial y la necesidad de c a m b io Presentación en foro realizado en Buenos Aires, en Junio de 1988, organizado por la Fundación Banco de Boston, el BLADEX y la Fundación Banco de la Ciudad. 74 Economía mundial e integración de América Latina B. Hacia una nueva división internacional del trabajo 1. Principales Tendencias Existe una división de opiniones entre los que suponen posible (tal vez inevitable) el avance hacia una sociedad post-industrial (primero la agricultura, después la industria y finalmente los servicios) y los que encuentran que esta idea es sólo un mito, ya que la dinámica sectorial puede no solo coincidir, sino que además la producción de bienes y servicios se encuentra entrelazada a través de "eslabonamientos" entre manufacturas y servicios. Los que sostienen esto último, entienden la conveniencia de regresar a la formulación de políticas industriales que eviten la "desindustrialización" de los países. Entre los cambios que se imaginan necesarios para mejorar la posición relativa de las actividades manufactureras, están la promoción del desarrollo de nuevas técnicas y evitar la relocalización internacional de las actividades industriales. La revitalización de las industrias se señala, dará estímulo a la consolida­ ción y renovación del sector servicios83. Los que imaginan el advenimiento de una sociedad post-industrial visualizan un mundo en el que las empresas verticalmente desintegra­ das se comportan, esencialmente, como centros estratégicos manejados con el apoyo de servicios y de tecnología nueva y flexible. Se daría una globalización de las relaciones económicas en la que podría jugar un cierto rol la existencia, diseminada y descentralizada, de pequeñas empresas en todas partes del mundo que pudieran competir por la vía de la "subcontratación mundial". Las diferencias de opinión con los que reclaman preservar las industrias en el Norte (aunque mejorándolas téc­ nicamente) están muy ligadas con la consideración de los servicios como un "m ito", entre tanto no se logre fortalecer y transformar las actividades manufactureras. Lo más relevante a destacar es que, en cierto sentido, lo que se está procurando es lograr una "nueva división internacional del trabajo" que reemplace a la que se concretó en los años sesenta y setenta. No existen ahora fórmulas claras y aceptadas para definir esta nueva "Internationale Arbeitsteilung", pero continúa en vías de definición el ® Véanse por ejemplo, Daniel Bell (The Corning of Post-Industria)_$ociety: A Venture in Social Forecasíing; N.Y., 1973) y Stephen Cohén y John Zysman (Manufacturing Matters: The Myth of the Post industrial Economy; N.Y., 1987), estos dos últimos sostenedores de la tesis de fortalecer al sector manufacturero y retener actividades y el primero de la correspondien­ te a la sociedad post-industrial. Segunda parte 75 problema de la relocalización internacional que presenta un interés vital para el mundo en desarrollo. En muchas instancias se mantiene la opinión de que la industrialización de exportaciones competitivas de los países en desarrollo ha constituido un factor contribuyente al desempleo y la caída del ingreso en los países más desarrollados M. La deuda externa de los países del Tercer Mundo ha de requerir, sin duda, que las exportaciones de éstos a los países acreedores continúen y aun se eleven. Esto es causa de preocupación en muchos analistas. La resistencia a este tipo de solución es la continuación de la resistencia a la industrialización del Tercer Mundo que se experimentara en períodos previos. En los últimos años se han visto crecer los justificativos y mecanismos destinados a "retener" las industrias en los países industrializados, por la vía del avance tecnológico substituidor de la mano de obra. En muchas instancias no sólo se busca "retener" sino volver a atraer, recuperar, actividades manufactureras previamente desplazadas, generando lo que se ha denominado el redespliegue invertido. Algunas propuestas señalan la posibilidad de retener únicamente las actividades de alta tecnología, intensivas en el uso de capital y con "diferenciación" (flexi­ ble) de la producción y ceder las actividades de tecnología más estable, y producción masiva con mano de obra de menor entrenamiento, a los países en desarrollo. 84 Muchos autores en países desarrollados (Véanse Alfred Pfaller: "International Employment Competition"; en B. Gross y A. Pfaller (edits.): "Unemployment: a Global Change"; The Annals ofthe American Academy ofPolitical and Social Science; july, 1987; H. Peter Gray: "The internacionalization of Global Labor Markets"; en B. Gross y A. Pfaller (edits.); idem, y I lartmut Elsehans: "Absorbing Global Surplus Labor"; en B. Gross y A. Pfaller; idem.) sostienen que la industrialización del Tercer Mundo, basada en la abundancia de mano de obra, tiende a desplazar a trabajadores del mundo industrializado, a reducir los salarios y por lo tanto a producir el sub-consumo generalizado. Con frecuencia, estas convicciones llevan a los estrategas del mundo más desarrollado a diseñar alternativas para la re­ estructuración del sistema productivo del Tercer Mundo, dando mayores posibilidades a la producción agraria, a la producción masiva de bienes destinados a satisfacer a las modalidades de la demanda local. En fin, una reestructuración orientada a la eliminación del "surplus" de mano de obra que pudiera existir (Elsenhans, op.cit.). Dice Lionel Stoleru (La Trance a Deux Vitesses; Paris, 1982): "La Francia obrera está en camino de desplazarse a la derecha y la Francia rural de desplazarse a la izquierda". Es que el obrero, señala el mismo autor, se encuentra concien te de los riesgos que pesan sobre los empleos y las empresas por la competencia internacional y lo que busca es "una victoria económi­ ca". La agricultura, protegida, tiende como grupo a alejarse de los combates económicos y a preservar su posición. 76 Economía mundial e integración de América Latina En cualquier caso, la tendencia contemporánea sobresaliente es la de substituir la mano de obra con más uso de capital y mayores inversiones tecnológicas. Esto "hace volar en pedazos el espejismo del bajo costo de la mano de obra en los países en desarrollo". Ahora cuando es menor el empleo de trabajo, los costos de transporte se hacen sentir más fuerte­ mente y reducen el incentivo a comerciar con los NICs. Algunos señalan inclusive la posibilidad de que se formen "triadas" entre empresas de distintos países industrializados, las que desarrollarían sus propias concepciones estratégicas85. También parece constituir una tendencia relevante el hecho de que la inversión directa en las actividades de "subcontratación" en el Tercer Mundo estaría contenida; o bien porque los problemas de la deuda existente (y de los reajustes económicos que la misma requiere) hacen poco estables y "seguros" los países que eventualmente pudieran ser los receptores; o bien porque muchas de las grandes empresas industriales se encuentran ellas mismas envueltas en profundos cambios de organi­ zación y de conducción; o bien porque existe el temor de que las presiones proteccionistas pudieran adquirir niveles extremos en los países más desarrollados. También, es posible que exista mucha resisten­ cia a la salida de capital para instalarse en forma competitiva en el Tercer Mundo. Por otra parte, algunos países superavitarios como el Japón, parecen estar insistiendo más en colocarse, vía inversiones, "dentro" de los Estados Unidos —aprovechando la devaluación del dólar de los últimos tiempos y en previsión de cierres futuros al acceso comercial. Igualmente configuran una tendencia destacable las nuevas actitudes que se están observando frente al tema del empleo de la mano de obra. A medida que la búsqueda de atraer capitales internacionales ha reque­ rido la existencia de un clima estable y de convergencia, no sólo econó­ mica sino política y social, la existencia de cierta homogeneidad en las sociedades ha ido tomando una prioridad elevada. La heterogeneidad cultural se ha convertido en un tema frecuente y algunos estrategas han sugerido que, para reducir las presiones de la heterogeneidad y el excedente de mano de obra (especialmente en caso de avanzar la revolu­ ción tecnológica contemporánea), podrían imaginarse, además del freno de nuevas y rígidas leyes de inmigración, mecanismos de "retro-emigra­ ción" que lleven a la ocupación de los "espacios vacíos" existentes en el Tercer Mundo. Es decir, se ha llegado a pensar en la recuperación de la 85 Kenichi Ohmae: Triad Power; The Corning Shape of Global Compétition; N.Y., 1985. Segunda parte 77 homogeneidad por la vía de las emigraciones de regreso hacia los países de origen, o de avance en otros territorios que pudieran ser posibles re­ ceptores. La desocupación existente en muchos países en desarrollo hace difícil el "retroceso" mencionado. En muchos casos, se observa una cierta persistencia en la emigración, a menudo, entre los mismos países en desarrollo, tema que se caracteriza por la falta de investigaciones econó­ micas, al menos entre los países de América Latina. Como se ve, la configuración de una nueva macroeconomia mundial, que modifica e introduce inestabilidad a las ventajas adquiridas en el comercio internacional, sumada a la dinámica de la relocalización de las actividades industriales, dentro de una estrategia "exo-dirigida" hacia los mercados de los países industriales, han sido elementos claves para impulsar profundas transformaciones y reajustes tanto por parte de los receptores industrializados como por parte de los propios países en desarrollo. Entre los países desarrollados existen evidentes tensiones a raíz de los reacomodos competitivos en los mercados internos, especial­ mente en el de los Estados Unidos. En cuanto a los países en desarrollo, la situación de la deuda acumulada parece requerir que los fuertes reajustes que se están introduciendo internamente, se acompañen no sólo de la esperada reactivación, sino de una apertura adicional de los mercados internacionales que continúan resistiendo la competencia, así como también de nuevas corrientes de capital que coadyuven a recupe­ rar el crecimiento económico. La situación aún incierta de la economía mundial y la búsqueda de homogeneidades e intereses comunes ha llevado a mirar con creciente interés la integración y la formación de bloques comerciales. Así, un elemento esencial de esta "nueva división internacional" estaría constituido por el fortalecimiento de la capacidad negociadora y la formulación de convenios de "reciprocidad", de forma tal que el inter­ cambio de bienes, servicios y capitales se profundice entre aquellos países (o aquellas regiones) que pudieran formar acuerdos y convergen­ cias. De más está decir que los tironeos que pudieran producirse por lograr la adhesión de eventuales miembros a los distintos "clubs" de países, han de ser parte de la historia contemporánea. Es de suponer que hasta que no se concreten las negociaciones que se están llevando a cabo en el GATT, dentro de la Ronda del Uruguay, no se podrá tener una idea muy clara sobre cuál ha de ser el rumbo que finalmente ha de tomar la división internacional del trabajo en lo que resta del siglo. 78 Economía mundial e integración de América Latina Estas negociaciones comerciales parecen revestir mayores complejida­ des que las anteriores debido a la consideración de los servicios que dan cuenta de una magnitud creciente de la producción y el comercio internacional, aunque con diferencias entre países desarrollados y en desarrollo86. La intensidad en el uso de tecnología y de capital humano y físico que suponen los servicios otorga ventajas al primer grupo de países, pero las experiencias de algunos NICs demuestran también las posibilidades de desarrollar algunas ventajas de exportación no sólo en los clásicos financieros, de transporte y turismo, sino también en áreas como los servicios de salud, legales y profesionales, construcción, edu­ cación, comercialización, diseño y asistencia técnica. Los flujos globales de exportación entre ambos grupos de países se ilustran en el Cuadro 18. La profunda interrelación existente entre la movilidad internacional de factores de producción y las transacciones de servicios hace que las negociaciones de estos temas se orienten al logro de "desregulaciones"en las economías receptoras, lo cual no deja de presentar dificultades para los distintos actores. En efecto, la irrelevancia de tradicionales medidas de protección, como las tarifas, hace que surjan demandas para convenir derechos de "establecimiento", o de "presencia" o de "acceso a merca­ dos". Ello tiende a reabrir discusiones sobre emigración y relocalización de trabajadores, sea esta temporal o más permanente, y los temores sobre pérdida de control de sectores considerados como estratégicos para las economías nacionales87. De cualquier manera, la tendencia es hacia una liberalización de los servicios, tanto a nivel multilateral (posibles princi­ pios generales y excepciones a definir en la Rueda Uruguay) como bilateral debido al creciente uso de mecanismos comerciales unilaterales para presionar la flexibilización de las regulaciones preferenciales en ciertas ramas de los servicios. La dinámica comercial de los servicios es, hoy en día, incuestionable (Cuadro 19). 86 El sector de los servicios representa dos tercios del PNB norteamericano y las economías de la CEE y el Japón muestran indicadores similares. En cuanto al comercio internacional, los industrializados explican más del 80% de las transacciones de exportación y alrededor del 70% de las de importación. El aporte de los servicios al P1B de los países en desarrollo es tan importante como en el caso de los P1D, pero diferente su composición sectorial; por ejemplo, es muy escasa la importancia de los servicios y actividades de punta. En el comercio estos países presentan déficit. Véanse UNCTAD: Los Servicios y el proceso de desarrollo; TD/B/1008, 1984; CEE: Etude sur les Echantes Internacionaux des Services; documento GATT, 1984. M. Rodríguez, América Latina y la Ronda Uruguay de Negociacio­ nes Comerciales Multilaterales; Seminario INTAL/East West Center, I Ionolulu, Abril 1988. v Algunos de estos temas se discuten en Jagdish Bhagvvati: "Services'"; en World Bank: The Uruguay Round; "A llandbook on the Multilateral Trade Negociations", Wash., 1987. Segunda parte 79 Cuadro 18: Comercio entre países industrializados y en desarrollo en 1980 US$ (miles de millones) Exportaciones de países Exportaciones de países industrializados a países en desarrollo a países inen desarrollo dustrializados A exportadoDe exportadores res de petróleo A otros ^ petróleo tradi- Deotros tradicionales Países eionales Países Comercio de Mercaderías Combustibles Otros primarios Manufacturas Comercio de Servicios Transporte Viajes Otros privados 97 2 13 82 180 4 31 145 158 40 60 58 227 218 7 2 72 30 35 10 14 23 12 8 Nota: Tornado de Jagdish Bhagwati: '’Services"; en World Bank: The Uruguay Round: A Handbook on the Multilateral Trade Négociations, Wash., 1987. La fuente original es A. Sapir "North South Issues on Trade in Services"; en The World Economy 1985. Las cifras iniciales provienen del GATT, International Trade 1982-83. 2. Las corrientes subyacentes para la nueva inserción en el mundo Entre las principales corrientes que contribuyen a hacer de nuestros tiempos una etapa crucial para la redefinición de la división internacio­ nal del trabajo, se encuentran las siguientes: a) Avances tecnológicos y creación de ventajas competitivas El fuerte avance tecnológico que comenzó a expresarse en forma de substitución energética y en una ampliación y difusión de la computa­ ción en los años setenta, parecería ahora avanzar hacia una nueva revolución industrial. Uno délos temas más importantes en este contexto es el creciente desarrollo y difusión de maquinaria reprogramable (máquinas de control numérico). Se está también haciendo frecuente referencia a las posibilidades de lograr la automatización total de las Economía mundial e integración de América Latina 80 Cuadro 19: Crecimiento del Comercio internacional de servicios (1984) Tasa de crecimien­ Participación de Tasa de crecimiento to de la exporta­ exportación de ser­ de ingresos resultan­ ción de bienes vicios sobre el total tes de exp. servicios Japón EUA Canadá Reino Unido Alemania Occ. Francia Italia Total Mundo 9.5 7.3 10.9 5.5 3.2 3.5 4.6 6.6 9.6 12.3 5.1 5.3 9.7 5.5 4.1 100 18.5 14.3 13.0 9.4 7.5 9.5 10.7 12.3 Nota: Tasas de crecimiento anuales: 1978-1984. Participación: año 1984. Fuente: FMI, Estadísticas Financieras y de pagos. operaciones industriales y el entrelazado automático de cada operación con la oficina estratégica central ("Computer Integrated Manufactu­ ring"). En todo este campo las innovaciones pueden ser muy importantes en el futuro88. Los avances presentes tienden, entre otras cosas, a reducir las ventajas comparativas del Tercer Mundo ya que substituyen a la mano de obra y reemplazan, con frecuencia, a las materias primas. Además, tienden a facilitar la producción "diferenciada" con reducción del ciclo “ Véase Ivés Berthelot: "Tecnología y Comercio Internacional en los años Ochenta ¿Evolución o Revolución?" y Plaetzer K. "Avances de tecnologías de Información y sus influencias en sistemas de producción de bienes de Ingeniería"; en separata Revista Economía Colombiana; Nov.,1986. La introducción de sistemas integrales CAD y CAM tiene fuerte aplicación en las industrias de bienes de ingeniería de países industrializados, tanto en empresas grandes como, con un cierto retraso, en medianas y pequeñas. Se estima que hasta 1988 el 50% de las plantas de bienes de capital serán concebidas por estos sistemas y que hasta 1995 se llegará a producir el 50% de componentes por medio de CAD y CAM. Estos sistemas cambiarán aun más las inversiones desde el área de tangibles (maquinaria, equipos, etc.) hacia el área de intangibles (planificación, organización y recursos huma­ nos, diseño, software de procesos, etc.), es decir, hacia inversiones en tecnología. Segunda parte 81 del producto; todo ello, naturalmente, contribuye a imaginar el desarro­ llo de una fuerte competencia entre países desarrollados por lograr ma­ yores avances en el campo tecnológico, y a pensar en los nuevos terrenos en que se deben concretar las estrategias de crecimiento del Tercer Mundo. En gran medida, la competitividad se ha desarrollado entre los países más desarrollados y con algunos semi-industrializados. En mu­ chos sentidos, la capacidad competitiva del Japón ha resultado de extrema importancia para conmover el status quo existente en las econo­ mías avanzadas; también la presencia de los NICs, como hemos visto, ha añadido aristas a las fricciones competitivas. Una de las principales consecuencias de la transición hacia un am­ biente más competitivo ha sido el reexamen de las empresas, en la búsqueda de lograr una mayor flexibilidad y adaptación en las nuevas guerras comerciales 89. Ello implica buscar y aplicar mecanismos que permitan liberar la capacidad innovativa dentro de cada una; algo así como desencadenar las fuerzas "schumpeterianas" dentro de las empre­ sas. La competitividad se expresará, a veces, en verdaderos conflictos co merciales en los que el proteccionismo, abierto o encubierto, se podrá consolidar, y en los que las empresas deberán optar por la selectividad y la renovación para conquistar y mantener su "ventaja competitiva". Con frecuencia se repite la necesidad de que las empresas logren crear dichas ventajas, sea por la vía de los costos o por la vía de la diferenciación del producto (las "economías de variedad"; un producto para cada necesidad)90. También, en lo que se refiere a la organización, las reflexio­ nes han coincidido en señalar que para lograr competitividad las empre­ sas deben poseer (como en Japón) una organización flexible, favorecer el 89 Señalan Pat Choate y J.K. Linger (The High-Tlex Society; N.Y., 1986): Se va acelerando el cambio económico debido a la nueva tecnología, a los nuevos bienes, servicios, competen­ cia y relaciones de mercado existentes. Se está ante la "destrucción creativa" de Schum­ peter. Existen verdaderas guerras comerciales que hay que enfrentar. Para poder preva­ lecer, sugieren los autores, la única solución es facilitar el ajuste y el desarrollo de la flexibilidad. 90 Véase Richard R. Nelson y Sidney E. Winter (An Evolutionary Theory of Economic Change; Cambridge, Mass., 1982), Pat Choate y J.K. Linger ( The High-Flex Society; N.Y., 1986) y Michael Porter (Competitive Advantage; N.Y., 1985). En esencia, la ventaja competitiva re­ sulta fundamentalmente del valor que una firma es capaz de crear para los compradores, sea mediante precios más bajos que la competencia para beneficios equivalentes, o a través del ofrecimiento de beneficios únicos o exclusivos para el consumidor, que compensen la aplicación de precios más elevados. 82 Economía mundial e integración de América Latina trabajo en equipo, y procurar que todos puedan realizar varios tipos de trabajo. b) Nuevos modelos empresariales La subcontratación y descentralización industrial de los años setenta, junto a los nuevos avances tecnológicos (especialmente en materia de información y telecomunicaciones) habrían dado lugar a la creación de nuevos tipos de empresas, en las que se distinguirían las funciones de decisión, comercialización, diseño (los servicios), de las funciones de producción directa que pueden ser distribuidas entre un cierto número de abastecedores intercambiables y cuyos productos incompletos po­ drían ser después ensamblados en formas diversas por el armador final. El "núcleo" central empresarial que define las opciones estratégicas, equipado con los últimos adelantos de la información y de las comuni­ caciones, capta servicios de diseño, comercialización, financiamiento, y distribuye pedidos entre numerosos proveedores descentralizados, colocándose finalmente con productos diferenciados en los mercados correspondientes. Las empresas descentralizadas (e instaladas en varias partes del mundo, en algunas instancias como consecuencia de las políticas "exo-dirigidas" de la década del setenta, y conectadas a las "redes" ("net works") de producción y comercialización, pueden apro­ vechar las situaciones favorables que pudieran desarrollarse aún en el corto plazo. Naturalmente, esta modalidad de operación requiere gran flexibilidad y velocidad de reacción. Es precisamente este modelo de nueva empresa el que, para algunos, refleja los adelantos posibles en materia de servicios y conduce a la sociedad post-industrial; para otros, lleva dentro de sí los gérmenes de la destrucción de la empresa manufac­ turera, (lo que finalmente conduciría a hacer inútiles las posibilidades generadas por los "servicios") y conduce a la "desindustrialización" y el avance de la "empresa hueca" ("hollow enterprise"). Junto al modelo descrito suele marchar el que supone el desarrollo de empresas descentralizadas (a menudo pequeñas) provistas de "maqui­ narias de control numérico", que permitirían a dichas empresas producir bienes diferenciados en cantidades relativamente pequeñas. Así, seña­ lan algunos, perderían espacio (aunque no totalmente) los grandes emporios de producción masiva. De esta manera, las manufacturas, en lugar de disfru tar de economías de escala, aprovecharían las "economías de la diversificación", por algunos denominadas "economies of scope". Segunda parte 83 El modelo relacionado con las pequeñas empresas suele ser examina­ do desde distintos puntos de vista 91. Desde el ángulo tecnológico se sostiene que el fenómeno de la pequeña empresa competitiva a nivel in­ ternacional está relacionado con las posibilidades de incorporar máqui­ nas programables que permitan racionalizar costos y adaptarse con facilidad a los pedidos del consumidor, a las nuevas tendencias de la moda, etc. Es decir, se trata de empresas especializadas en la producción en escala reducida de bienes "diferenciados" que aunque no disfrutarían de las economías de escala, obtendrían las ventajas que acompañan a la diferenciación o personalización del producto. Desde otra perspectiva, la de comercialización, se supone que el desarrollo de las pequeñas y medianas empresas va acompañado de la presencia de compañías comercializadoras y financieras. En algunos casos se habla de una separación entre la producción y la comercialización financiera; ello correspondería a la experiencia italiana o la japonesa de las sogoshoshas. Desde el punto de vista de su organización social, estas empresas tienden a apoyarse en comunidades sociales pequeñas, relativamente alejadas de los centros habituales y con escasas posibilidades de afilia­ ción sindical. Muchas de ellas con localización urbana, también tienen acceso a parcelas de tierra o vinculaciones rurales, sea para trabajo en épocas que escasean los pedidos o sea para abastecerse de algunas materias primas. En cuanto a su relación con los entes reguladores, la presión del Estado Central tiende a disminuir como consecuencia de la descentralización y de la relativa informalidad bajo la cual operan. La desregulación o los mayores grados de libertad para su acción, estimulan frecuentemente al empresariado naciente y la creación de solidarida­ des en forma de "familias" o grupos étnicos o culturales alrededor de ellas92. 91 La obra de Michael Piore y Charles F. Sabel The Second Industrial Divide (N.Y., 1984) tal vez constituye el estudio más integral sobre estas materias. Véase además, Giorgio Fuá ("Rural Industrialization in Later Developed Countries: The Case of Northeast and Central Italy"; Quarterly Review; Banca Nazionale del Lavoro: Dec., 1983), cuyo trabajo incluye bibliografía sobre el caso italiano. n Estos temas van apareciendo con frecuencia en la literatura contemporánea. En muchos casos las referencias se relacionan con las experiencias japonesa e italiana desde mediados de la década del setenta. Las pequeñas industrias fueron adquiriendo importancia en la industria italiana en los últimos veinte años, especialmente en las regiones del Nordeste y del Centro. Hoy en día tienen mayor significado en sectores de grandes empresas afectadas por las crisis de los años setenta (textiles, vestimenta, pieles, cueros, alimentos). En este país se desarrolló la descentralización productiva "a raíz de las estrategias de las grandes empresas para enfrentar, por un lado, los crecientes conflictos sindicales y el 84 Economía mundial e integración de América Latina c) Integración de los mercados financieros Durante la década del 80, los mercados financieros han experimenta­ do transformaciones de fondo que han contribuido, por lo pronto, a la aceleración de la movilidad del capital. En general, lo que se ha experi­ mentado es una erosión de las fronteras de dichos mercados entre las naciones más desarrolladas. Los países en vías de desarrollo han queda­ do frecuentemente al margen de estos procesos, aunque recientemente pareceria que se está avanzando en la idea de incorporarlos. Las fuerzas que han contribuido a esta integración de los mercados financieros han tenido que ver con los cambios tecnológicos, las tendencias hacia la desregulación y las innovaciones financieras. En primer lugar, los nuevos medios de telecomunicación y sistemas de computación permiten la transmisión inmediata de información a través de redes internacionales y a costos cada vez más reducidos. La nueva tecnología informática hace, además, posibles los movimientos instantáneos de fondos y de instrumentos financieros y cambiarios en todo el mundo, las 24 horas del día. Ello ha traído consigo una gran in­ terdependencia entre los diferentes mercados nacionales, entre las tasas de interés y tasas de cambio. En segundo lugar, las actividades financieras y bancadas tienden en general a escapar a las regulaciones debido a su movilidad internacional. Recientemente, se han producido, además, movimientos deliberada­ mente desregulatorios de estas actividades en varios países, para evitar su desplazamiento y para atraer posibles capitales financieros hacia el propio país. Frente a esta tendencia desregulatoria se ha presentado otra, consistente en reglamentar los procedimientos de préstamos bancarios, en vista de los problemas surgidos por la crisis de la deuda externa; por ejemplo, se ha requerido que los bancos establezcan niveles prudentes de reservas. Crecientemente, estas entidades han demostrado marcada preferencia por obtener beneficios a través del cobro de variados servi­ cios de intermediación, ("fee-earning) en vez de las actividades ligadas con los préstamos. Una tercera fúerza integradora de mercados tiene que ver con las innovaciones financieras. Las actividades de préstamos bancarios tenaumento del costo de la mano de obra y, por otro lado, sus propias rigideces estructurales que se adaptaban mal al aumento de la variabilidad y de la personalización de la demanda. En varios casos se produjo la desintegración vertical de muchos procesos productivos". Véase: G. Alberti; V.Donato; F.M. Castiglioni; P. Munini: "Pequeña industria e industrialización" Boletín Informativo de Techint, Julio-Agosto, 1987). Segunda parte 85 dieron a caer desde 1980 en adelante. La emisión internacional de bonos se ha elevado en términos absolutos y más aun todavía con relación al volúmen declinante de los préstamos internacionales. Los países en desarrollo, por cierto, han continuado con poco acceso a tales mercados. A esta nueva orientación de los bancos se la ha llamado "securitization". Bajo este esquema, una proporción creciente de los flujos financieros internacionales (y aun dentro de los mercados nacionales) va tomando la forma de transacciones en "securities" (tales como los bo n o s)93. Los préstamos bancarios correspondieron a sólo 35% del total de las finanzas internacionales en 1984. En 1985 fueron el 20%. A comienzos de la década del setenta, estos porcentajes eran del 60 al 70%. Buena parte del comportamiento de las actividades de préstamo de los bancos internacionales está relacionada con la reducción de los prés­ tamos a los países en desarrollo. De hecho, una de las fuerzas que ha conducido a la "securitization" ha sido la huida de los bancos respecto de la exposición en los países en desarrollo; la otra fuerza ha sido el deseo de ganar altos ingresos (vía "fees") con bien conceptuados clientes en los países industrializados. Otra de las fuerzas ha sido la presencia de importantes desbalances de cuenta corriente en el panorama mundial. Países superavitarios como Japón o Alemania han tenido preferencia (a diferencia de los árabes) por retener "securities" en lugar de depósitos bancarios. En especial, los Estados Unidos, con amplio déficit presupues­ tario, se han ido financiando vendiendo papeles en los mercados de capital94. d) Desregulación, Privatización e Internacionalización del Estado La presencia de un Estado regulador, sobreexpandido, se ha entendi­ do que conspiraba contra la competitividad de las empresas, las que se ® Los bonos internacionales son emitidos por un tomador de préstamo que es de nacionalidad diferente de la del país en la que los bonos son emitidos. Tales emisiones, son usualmente suscritas (underwritten) y vendidas por un grupo de bancos del país donde está el mercado y son denominados en las monedas de tal país. Los bonos de Eurodinero son aquellos suscritos y vendidos simultáneamente en varios mercados nacionales nor­ malmente a través de sindicatos de bancos internacionales. 94 Entre los principales instrumentos en el sistema de financiación de "securities" están: a) cartas de crédito stand by; b) mecanismos para emisión de notas (Note issurance facilities; NIFS); c) "swaps" de tasas de interés y de divisas. Con las letras stand by los bancos garantizan a un tercero las obligaciones financieras de un tomador de préstamo. Con los NIFS, los bancos acuerdan comprarle a un emisor notas de corto plazo que no hubiera podido vender a un precio pre-establecido, en cada fecha (roll over) por un número especificado de años. En un "swap" de tasas de interés, dos deudores se ponen de acuerdo en enfrentar las obligaciones del otro, mientras que cada uno continúa haciendo los pagos que le corresponden del capital. 86 Economía mundial e integración de América Latina encontraban limitadas en su operación. Por otra parte, la personificación de un Estado productor tendía a restar oportunidades al sector privado. Todo ello ha llevado a que se difundieran las ideas sobre la desregula­ ción, al mismo tiempo que se difundían planes para procurar la privati­ zación de muchas actividades del sector público. A menudo, tal privati­ zación supuso la participación obrera por la vía del acceso a las acciones de la empresa. Lo cierto es que la alta movilidad internacional de los factores de la producción (capital y trabajo), la comercialización de servicios y su mayor dinámica en el mundo económico, la descentralización física de la producción industrial para su armado y convergencia posterior ("justo a tiempo" como señala la nueva jerga empresarial), la fuerte y persistente variación en modelos y técnicas de producción para una mayor diferen­ ciación del producto, la cotización en las Bolsas de Valores de comunica­ ción global de los activos de las empresas y papeles gubernamentales, son todos temas contenidos en las nuevas concepciones lanzadas a discusión. Ellos suponen una mayor desregulación y privatización de las actividades y la presencia de un Estado comprometido solamente en cuestiones de bienestar para casos extremos, en materia de salud, justicia y educación, y de señalamiento de pautas solo indicativas para la actividad económica. Este Estado nuevo, atrapado en las oscilaciones causadas por las fuertes transformaciones ya iniciadas, pasaría de ser un "Estado de Bienestar" a un "Estado Negociador"; es decir, un Estado que puede, a través de la "negociación", ir absorbiendo los shocks internos y externos y conservando, en la medida de lo posible, la paz, la organización, la estabilidad que reclama la posibilidad de atraer el capital que requiere el desarrollo. Las sociedades flexibles, capaces de absorber y generar cambios, forman parte de la aspiración, por cierto muy discutida, que caracteriza a los tiempos presentes. Pero, por otra parte, se mantiene el reto de la superación del Estado de Bienestar, difícil de ser mantenido efi­ cientemente con los solos principios de solidaridad que le dieron origen (Cuadro 20). Este, precisamente, es uno de los conflictos que deberá superar el Estado "negociador". A la versión del Estado mínimo "negociador" se va oponiendo otra fórmula que, aunque se aproxima a la primera en muchos sentidos, se apega más a las posibles estrategias de un Estado que cumple el papel de orientador. Un Estado que logra efectuar avances en materia de comercio y prestigio internacional, mediante la concreción de acuerdos preferen- Segunda parte 87 cíales con grupos de países de su mayor interés; el mayor aprovecha­ miento de las oportunidades o "nichos" que pudieran presentarse en los mercados mundiales; y el diseño de políticas industriales y comerciales consecuentes. En lo interno, este otro "estado negociador" iría dando apoyo a las empresas para que éstas, respaldadas por el mercado interno pudieran también salir simultáneamente con éxito a la arena internacio­ nal. Correspondería al sector privado y productivo de la economía, hacer esfuerzos de inversión y transformación estructural para hacer frente a los problemas de la guerra competitiva que se ha desatado entre las empresas de varias partes del mundo. Cuadro 20: Gastos Sociales en varios países de la OECD (Porciento sobre PBI) EUA Japón Alemania Fed. Francia Inglaterra 1960 1981 10.9 8.0 20.5 13.4 13.9 20.8 17.5 31.5 29.5 23.7 Fuente: OECD: Social Expenditure, 1960-1990; Paris, 1985. En suma, la reciente preocupación por la competitividad internacio­ nal, ha traído consigo discusiones muy profundas acerca de las mejores estrategias nacionales para enfrentar contrincantes eficientes y persis­ tentes como los señalados; la organización de las grandes empresas y sus aptitudes estratégicas; la misión, dimensión y capacidad regulatoria del Estado; el carácter dinámico de las ventajas comparativas y su eventual conexión con el avance tecnológico y la "diferenciación" de los produc­ tos; la homogeneidad étnica de los países y la capacidad de mantener cierta cohesión frente a la adversidad o al cambio; la interdependencia internacional y sus efectos sobre la conducción de la política macroeco­ nômica. Son todas ellas respuestas características a las nuevas situacio­ nes que se han ido generando a lo largo de los años que hemos cubierto en los párrafos previos. Las distintas maneras de acomodarse y las diferencias vigentes en los niveles de desarrollo, acaban por configurar un marco de extrema complejidad, con profundos replanteamientos 88 Economía mundial e integración de América Latina económicos y políticos para los integrantes de la comunidad internacio­ nal. 3. Balance de las transformaciones y de la interdependencia En el marco de las transformaciones enunciadas, resulta claro que, a diferencia de los años setenta, ahora las expectativas de crecimiento yacen, por un lado, en la posibilidad de atraer capitales propios y externos y, por el otro, en el estímulo de la innovación técnica y organi­ zativa, tanto dentro de la empresa, como fuera de ella 95.(E1 personaje empresarial "schumpeteriano" vuelve una vez más a acicatearlas expec­ tativas de crecimiento del mundo. Así, las empresas flexibles, innovativas y liberadas de regulaciones inhibitorias, serían los agentes básicos del crecimiento^ El acceso al capital, de gran movilidad internacional y en cuyo manejo va creciendo la intermediación al tamente tecnificada, se va convirtiendo en una clave política-económica alrededor de la cual juegan con frecuen­ cia las estrategias del crecimiento y el poder. Aquellas [naciones que logran una mayor estabilidad sociopolítica y económica y un más amplio acceso a los mercados correspondientes, disponen en mayor medida del factor clave para avanzar en las reestructuraciones de fondo)que recla­ man el crecimiento y la competí tividad. Pues bien, dentro de este contexto la educación juega un papel fundamental; Los centros más importantes del mundo se encuentran envueltos en una controversia sobre cuáles deben ser los métodos, las orientaciones y los contenidos de la educación contemporánea. Además de los efectos que pudieran derivarse para las ventajas económicas de los países, la educación también es un área importante en la mencionada búsqueda de mantener cierto grado de homogeneidad en las culturas de los diferentes países. Así, entonces, la educación, junto con la desregula­ ción del aparato estatal, la abundancia de la información y el estímulo de la inventiva, son aspectos fundamentales de la estrategia schumpeteriana de desarrollo en este fin de siglo. 95 La atracción de capitales o su retención se vinculan estrechamente a la tasa de interés y a las "seguridades" que se puedan ofrecer. Es difícil dejar de reconocer que la paz y la estabilidad social, política y económica presentes y esperadas, constituyen uno de los principales mecanismos para atraer capitales en nuestros tiempos. La» incertidumbre contribuye, al mismo tiempo, a acentuar la movilidad del capital y a reforzar las posibilidades del "arbitrajista". Segunda parte 89 Al mismo tiempo, parecería que en el mundo se está manifestando, con fuerza creciente, la presencia de corrientes globalizantes, de interdepen­ dencia mundial, que afectan, y a la vez son afectadas, por las decisiones que cada país procura tomar en respuesta a las presiones que están afectando a todos los participantes en el juego internacional^ Los conflic­ tos internos y externos, así entrelazados, parecen ser el reflejo de la lucha entre el "parochialism" y el "internationalism" 96. "Cooperar" vs "no cooperar" son otras de las alternativas que se presentan en este campo y que suscitan la atención de los estrategas. /E l rol del comercio internacional, de las empresas internacionales y de las transacciones financieras parece ser fundamental en las tendencias hacia la interdependencia económica, ,/éon respecto al comercio, el incremento de las relaciones entre países, el desarrollo competitivo del Japón y de los países de nueva industrialización, la entrada creciente de los servicios en el comercio internacional, son otros de los tantos temas que sugieren la expansión de todo lo internacional y su avance sobre lo nacional, pon relación a las multinacionales, su papel sigue siendo clave en la toma de "cabezas de puente" de mercado, para ganar espacios en la "guerra" de empresas por el accesoj a veces a través de "joint ventures" o de agrupaciones de empresas de varios países. En algunas instancias, la empresas "globales" (que subcontratan todo) solo serían agrupaciones estratégicas apoyadas por servicios adecuados. Finalmente, en lo que se refiere a los factores financieros (que cada vez más se desligan de la llamada economía real) resulta claro que los excedentes que se mueven con rapidez en el sistema internacional permiten, por la vía de la intermediación, redistribuir internacionalmente el capital, de áreas con menor rendimiento a áreas con mayor rendimiento y de áreas económi­ cas y socialmente inestables a zonas de mayor estabilidad. La internacionalización referida pone en evidencia una de las más importantes preocupaciones de nuestros tiempos: la competitividacíyta innegable influencia la primera en la segunda, y viceversa) han dado lugar a toda una discusión sobre temas tales como la formación de "redes" de intercambio. Dichas redes podrían expresarse en la formación de bloques que tendrían un cierto sentido de pertenencia o de convergen­ cia de intereses recíprocosj.jSe habla así de las relaciones de Europa con 96 Los que insisten en la idea intemacionalista del "village planetarie", señalan las tendencias a la descentralización, ("cupio dissolvi") y al individualismo extremo liberado de solidaridades domésticas, como ejemplos del avance de las corrientes globalistas. Algunos analistas, sin embargo, prefieren ver detras del internacionalismo la presencia de núcleos nacionales que buscan expresar mejor por esa vía los intereses propios. 90 Economía mundial e integración de América Latina el Este; de la formación de un bloque americano (USA-Canadá-América Latina); de las relaciones entre el Tercer Mundo, ampliamente, y a través de agrupaciones regionales; de la Relación Atlántica (USA-Europa); de la Relación del Pacífico, o "nichibei" (USA-Japón-Asia). Con frecuencia se imagina la posibilidad de que las regiones separadas sean entrelaza­ das por la vía de las "trading companies". También se entiende la posibilidad de desarrollar países "intermediarios", tanto en el terreno financiero como en el terreno real, que pudieran negociar el acceso a regiones que, de otra manera, se encerrarían dentro de sí. Desde el punto de vista interno, la competí tividad, señalan muchos estrategas, requiere que el Estado libere a las empresas para que sea el accionar de éstas, su mayor eficiencia e innovación, lo que permita triunfar en la arena internacional. La guerra comercial debe recaer sobre las espaldas de los que pueden triunfar (aunque, sugiere la experiencia japonesa, con la presencia de un Estado orientador que actúa en conver­ gencia con los intereses empresariales). La competitividad empresarial se apoya o bien en los precios (acceso a recursos baratos) o bien en el cambio tecnológico. Este cambio se procura sea originado dentro de la propia empresa, captando así los beneficios de la innovación. El empre­ sario "schumpeteriano" debe surgir dentro de la empresa. Así, entonces, aparece un campo de disenso importante y es el rela­ cionado con cuáles deben ser las características de flexibilidad de unaempresa para ser mejor caldo de culti vo de las innovaciones. Un paradig­ ma frecuentemente mencionado sobre estos temas es el de la "pequeña" empresa, dotada de maquinarias flexibles, descentralizada y con capaci­ dad de competir en la escena internacional (con el apoyo de "tradings y financiamiento). En muchos sentidos, la idea es la de ofrecer bienes "diferenciados" producidos en cantidades relativamente reducidas y alejándose de los esquema "tayloristas" de la producción masiva. Siempre en relación a estos temas se observa una revisión de los con­ ceptos de las ventajas comparativas de la teoría tradicional. La incorpo­ ración de nuevas técnicas (de organización y de producción), la "diferen­ ciación" de los productos, ponen más énfasis en la "competitividad" de la empresa que en las "ventajas" del país exportador. De las "ventajas comparativas" se ha pasado así a discutir las "ventajas competitivas", y la posibilidad de que éstas, sistemáticamente explotadas, lleguen a convertirse en "comparativas". La referencia que hemos hecho en ios párrafos previos a los temas relacionados con el mundo internacional que con más frecuencia se Segunda parte 91 tratan en la bibliografía respectiva, debe complementarse con un breve exámen de los tópicos que, vinculados con las opciones nacionales, se suelen plantear. Pareciera, primero que todo,/ígue la necesidad de armar algún sistema de consenso es fundamental para lograr el éxito económi­ co. La concertación y la flexibilidad son esenciales en este contexto. La política económica, por otra parte, debe poder actuar dentro de los condicionamientos políticos frecuentemente experimentadas en las democracias. La política coyuntural, frecuentemente presionada por las situaciones que el entrelazado con lo internacional le va planteando, debería prestar primordial atención a evitar la inflación y cuidar las políticas monetarias y de presupuesto 975 Por el lado de la política estructural, el Estado va procurando establecer las alternativas para acercarse a objetivos nacionales de más largo plazo, por ejemplo, el logro de mayor flexibilidad, la desregulación, etc. Lo antedicho se expresa, finalmente, en el desarrollo de incertidumbres y en la necesidad de especular, prever permanentemente cuales han de ser las reacciones "internas" y "externas" frente a cualquier movi­ miento ofensivo o defensivo, propio o ajeno, que se intente.ÍLa acción estratégica, estataU) empresarial parece ser la regla básica de los juegos contemporáneoilla capacidad negociadora y el estudio de "escenarios", antes que la planificación tradicional, parecen ser los temas obligados del fin de siglo. La necesidad de desarrollar adecuadamente esta capacidad negocia­ dora y de manejo flexible, que parecen reclamar los tiempos presentes, constituye un gran desafío para América Latina. Sobre todo si se preten­ de que la región logre el diseño y la implementación de una estrategia adecuada para navegar con provecho los últimos tramos de este siglo y penetrar con buenas perspectivas económicas en el siguiente. El crecimiento con integración es una de las opciones abiertas para A m érica^ Latina y de ello nos ocuparemos en las partes siguientes de este trabajo. Ciertamente, la integración ha de requerir flexibilidad y capacidad negociadora para lograr su implementación.jPero, también, ella ha de proporcionarle a la región mejores perspectivas en sus posibilidades de manejo de las relaciones económicas extra regionales. v Existe un replanteamiento de ideas acerca del significado de las políticas monetarias y fiscales en un mundo altamente internacionalizado. El manejo del Estado de Bienestar, en momentos en que se hace crecientemente difícil de manejar financieramente, es otro de los puntos de preocupación en la mayoría de los países: la transferencia de solidaridades, el compartir el rol distributivo entre el Estado, los privados y las asociaciones, son algunas de las soluciones que se van dando al problema. TERCERA PARTE T res décad as de in tegració n : a v a n ce s y lim itacio n es Tercera parte 95 TRES DECADAS DE INTEGRACION: AVANCES Y LIM ITACIONES I. Fundamentos de la integración económica regional Las motivaciones de la integración económica entre países en desa­ rrollo como los de América Latina, se han sustentado conceptualmente en la teoría de los bienes públicos o colectivos, partiendo del plantea­ miento de que la integración tiene el potencial de modificar la estructura económica, particularmente mediante la industrialización. Es bien cono­ cido que la provisión óptima de bienes públicos con relación a la integración, resulta de la interacción de dos factores que operan en sentido contrario; por un lado, la presencia de factores tecnológicos como las economías de escala, las externalidades y, la posible estabilización económica, justificarían la formación de espacios ampliados entre varias economías, discriminando respecto de otras jurisdicciones; y por otro, el intento de satisfacer simultáneamente una diversidad de preferencias sociales entre países, tendería a dificultar la formación de grupos regio­ nales como los previamente mencionados. En el caso latinoamericano, la principal preferencia compartida o el bien colectivo que motivó los esfuerzos de integración fué, desde un comienzo, la industrialización. Para alcanzarla se precisaba ensanchar las dimensiones de las economías nacionales, pero manteniendo la discriminación con respecto a otras regiones más avanzadas industrialm ente98. La búsqueda de este bien público justificaba la adopción de ciertos sacrificios de eficiencia en los países que se comprometían a construir una base productiva conjunta. Dicha pérdida de eficiencia derivada de 98 Véase una completa discusión al respecto en Richard Cooper: "World wi de vs. Regional Integration; Is there an Optimun sizc of the integrated Area?"; en Fritz Machlup: Economic Inlegration Worldwide, Regional Sectorial; London, 1976; p. 41. Véase también el comentario de Germánico Salgado al trabajo de Cooper en la misma obra. 96 Economía mundial e integración de América Latina la protección, podría ser compensada con la mayor estabilidad resultante del área integrada y la posibilidad de que los miembros llenaran sus expectativas de alcanzar niveles más elevados de desarrollo industrial y tecnológico. También, la presencia de otro elemento motivante reforza­ ría las bases conceptuales para la formación de grupos regionales lati­ noamericanos. Este sería la preferencia por una mayor autonomía de decisión para el área, como resultado del fortalecimiento del poder conjunto de negociación internacional. La reducción de la vulnerabili­ dad, así obtenida, también tuvo que ver con la formación de las Comu­ nidades Europeas, a fines de los cincuenta. Frente a las limitaciones explicativas de los modelos convencionales de creación y desviación de comercio para justificar la integración regional, los desarrollos teóricos han demostrado, igualmente, que en el contexto de preferencias por bienes públicos dentro de la función de bienestar social, la unión aduanera puede ser más eficiente para satisfa­ cer esas preferencias que las reducciones arancelarias no discriminato­ rias o que la autarquía para las industrias protegidas". Más específica­ mente, sería posible alcanzar la especialización mediante la formación de uniones aduaneras dados los diversos efectos dinámicos que justifica­ rían la protección ante terceros, tales como las economías de escala, la inducción de la inversión extranjera, las externalidades derivadas del aprendizaje y del cambio tecnológico y la eficiencia obtenida de la mayor competencia en productos manufacturados. Estos efectos dinámicos tendrían en común la virtud de incidir positivamente en el crecimiento económico por la estrecha correlación entre la tasa de incremento de la producción manufacturera y de la productividad en general l0°. La presencia de la industrialización como el bien público fundamen­ tal de la integración regional, aparece nítidamente desde fines de los años 50 en la fórmula del mercado común latinoamericano planteada por la CEPAL. Dicho mercado debería contribuir al desarrollo regional me­ diante el logro de tasas más satisfactorias de crecimiento económico M Véase, por ejemplo, el análisis y el desarrollo de los aportes de HJohnson (1960) y Cooper y Massel (1965) en Peter Robson: The Economies of international Intégration; London, 1980; cap. 4. 100 El tema de los efectos dinámicos de la integración se ha analizado, entre otros, por Jacques Pelkmans "Economie Theories of Intégration Revisited"; Journal of Common Market Studies; Vol. XVIII, N.4, Junio 1980; N. Kaldor, 'The Dynamic effects of European intégration" en D. Evans: Destiny or Desillution; London, 1971. A nivel de la integración de América Latina véase William Cline: "El interés de América Latina en la integración económica"; Revista INTAL; N° 62, Oct. 1981; p. 23. Tercera parte 97 derivadas de la industrialización conjunta de ciertos bienes en los mercados ampliados, por una parte, y la atenuación de la vulnerabilidad exterior de los países latinoamericanos, por otra101. Adicionalmente, se esperaba que la rebaja de costos y elevación de la productividad que resultarían de la mayor competencia y especialización, ayudarían a desarrollar las exportaciones industriales hacia el resto del mundo. En todo caso, el incremento del comercio manufacturero con países más avanzados dependería de tratamientos arancelarios adecuados y políti­ cas de restructuración dentro de éstos que diesen perspectivas a las exportaciones latinoamericanas. En lo que respecta a la aceleración del ritmo de crecimiento económi­ co, se consideraba necesario contrarrestar, tanto la tendencia de las exportaciones primarias a crecer por debajo del producto (frente a la de las importaciones que lo hacían con mayor intensidad), como la limitada capacidad de absorción de capital extranjero. Ante las limitaciones de aumentar las exportaciones al resto del mundo y no poder pagar las importaciones necesarias de bienes industriales, se recomendaba prose­ guir regionalmente la política de sustitución de importaciones con toda intensidad, poniendo acento en aquellos bienes que, como los de capital, automotores y algunos duraderos de consumo e intermedios, requerían de mercados más amplios para alcanzar la especialización. El desarrollo de estas producciones permitiría, además, mejorar la contribución del capital extranjero a la capitalización regional, en la medida en que los cambios estructurales que sería necesario introducir en la producción in­ dustrial, ofrecerían un campo propicio a los empresarios internacionales. En lo que respecta a la atenuación de la vulnerabilidad, la integración podría ir compensando los efectos de la disminución del coeficiente de importaciones globales a medida que avanzaba la sustitución, mediante el incremento del coeficiente de importaciones recíprocas. De esta manera, el mercado común permitiría ensanchar las importaciones y exportaciones recíprocas y, simultáneamente, daría márgen para volver a diversificar las compras que se hacían en el resto del mundo. El principio esencial para instaurar el tráfico interlatinoamericano dentro del mercado común era el de la reciprocidad, según el cual era 101 El mercado común se concebía como una política de largo alcance que permitiera que bienes, servicios, personas y capitales circularan libremente, sin trabas de ninguna naturaleza. Vease CEPAL: El Mercado Común Latinoamericano; México, 1959: primera parte. El ánalisis incluido en los párrafos siguientes se basa en este documento. 98 Economía mundial e integración de América Latina posible adquirir en otros países de la región algunos bienes industriales que antes se importaban del resto del mundo, pero pagándolos con un incremento de exportaciones a los socios. La ventaja del espacio amplia­ do resultaba, entonces, de la oportunidad de especializarse en algunas industrias sustitutivas (de acuerdo a recursos naturales, aptitudes de la población y tamaño del mercado) que permitieran exportar a otros países de América Latina, a fin de poder adquirir en ellos bienes que de otro modo habría sido necesario sustituir en los estrechos mercados naciona­ les. De esta manera, tras el principio de reciprocidad se configuraba en realidad una estrategia de promoción de ventas recíprocas que permiti­ ría desarrollar industrias de exportación y aumentar el producto para alcanzar las mayores tasas de crecimiento propuestas. Ahora bien, el modelo integracionista de la CEPAL planteó desde un comienzo la necesidad de establecer distinciones según grupos depaíses y categorías de productos para que, mediante reducciones no uniformes de derechos y aceptación de ciertas excepciones, se pudiesen reconocer las diferencias de grado de desarrollo económico y las dificultades prácticas de aplicar desgravaciones en todo el universo arancelario. En tal sentido el mercado común podría dar iguales oportunidades para acelerar el desarrollo a todos los países latinoamericanos, siempre y cuando se tuvieran en cuenta las siguientes especificidades: - A nivel de categorías de productos, el objetivo era doble. Primero, desarrollar las exportaciones industriales de cada país al resto, especia­ lizándose en las que se juzgaran más convenientes y, segundo, dar fuerte estímulo al comercio tradicional de productos primarios. Dentro de las producciones manufactureras se distinguía entre: rubros con demanda creciente y amplio margen de sustitución, donde la eliminación de derechos no debería encontrar obstáculos poderosos; y aquellos otros ar­ tículos con demanda relativamente lenta y escaso margen para sustituir importaciones, para los cuales se recomendaba un ritmo más contenido de apertura, previendo dificultades de reajuste y especialización. Dentro de los productos primarios sería posible, en general, eliminar graváme­ nes y restricciones, con la salvedad de aquéllos agrícolas para el mercado interno, dadas las características diferenciadas de las economías campe­ sinas y los posibles desajustes de relocalización de recursos que podrían derivarse de una indiscriminada competencia. - A nivel de categorías de países, se ponía énfasis en la situación de los de desarrollo incipiente, y en segunda instancia en los de desarrollo intermedio, para los cuales era necesario intentar contrarrestar las previ­ sibles tendencias hacia la concentración de beneficios en las economías Tercera parte 99 más desarrolladas de la región. El llamado tratamiento diferencial sería principalmente el resultado de excepciones a la aplicación del principio de la nación más favorecida (NMF), por medio del otorgamiento de concesiones no extensivas a los países de menor desarrollo relativo. Con ello las economías menos desarrolladas podrían generar exportaciones para compensar la compra de productos industriales en los más avanzados, sin perjuicio de que también pudiesen especializarse en la producción de algunos bienes de capital. - En el evento de que algunos países no pudiesen desarrollar correla­ tivamente sus exportaciones se concibieron medidas correctivas a posteriori. En estos casos, en vez de aplicar medidas restrictivas que equilibraran el comercio por lo bajo, lo pertinente era incentivar las importaciones de los países más favorecidos por el mercado acelerando su ritmo de desgravación o, también, estimular las transferencias de capital hacia los países deficitarios. Sólo en caso de tornarse persistentes las situaciones de desequilibrio comercial, los países rezagados podrían disminuir, temporalmente, el ritmo de reducción de gravámenes y restricciones. - Para favorecer los objetivos de especialización dentro del mercado común también sería justificable exceptuar, en ciertos casos, la aplicación de la cláusula NMF cuando se tratara de suscribir arreglos de complementación y especialización industrial Algunos países podrían suscribir estos arreglos excluyentes para otorgar tratamiento preferencial a ciertas partes o piezas de industrias nuevas o existentes. El propósito sería buscar un desarrollo más eficiente de ciertas líneas para ponerlas en con­ dición de reducir o eliminar su protección aduanera y evitar que la industria se viese forzada a integrarse en un solo país a costos elevados. En resumen, los movimientos de integración regional en América Latina encontraron sustento en los desarrollos de la teoría del comercio internacional y, principalmente, en el pensamiento impulsado por la CEPAL bajo el liderazgo de Raúl Prebisch. La solución a problemas estructurales obligaba a un esfuerzo integracionista centrado en la producción de bienes de capital e instalación de industrias de bienes intermedios que requerían estos países. Tres supuestos básicos dieron lugar al planteamiento inicial de un desarrollo con integración102: m CEPAL "La influencia del mercado común en el desarrollo económico de América Latina"; en El Mercado Común Latinoamericano; México, 1959: pp. 45-68. 100 Economía mundial e integración de América Latina 1) América Latina encontraría desde fines de los años 50 condi­ ciones externas semejantes a las que confrontó después de la crisis de los 30 por lo que, aún en condiciones muy favorables de financiamiento externo, era necesario acelerar notoriamen­ te la sustitución de importaciones para seguir creciendo al ritmo de la postguerra. 2) Realizada la sustitución "fácil", las nuevas etapas no podrían llevarse a cabo en toda su extensión necesaria para mantener el ritmo de desarrollo, a menos que se hiciera dentro de un mercado común. 3) El crecimiento de la demanda por aquellos productos que po­ drían afectar más severamente el equilibrio de la balanza de pagos, era de tal magnitud que no habría dudas sobre la posibilidad de abastecerse regionalmente, en una proporción, importante sin sacrificar las ventajas de economías de escala103. El punto era lograr el desarrollo de estas industrias dinámicas con un comercio protegido ante terceros y desgravado y razonablemente equi­ librado entre las economías regionales, pagando un cierto costo para que todos los países participantes obtuviesen las ventajas de la especialización. De acuerdo con las estimaciones iniciales de la CEPAL, el producto global de América Latina hacia 1975 crecería en cerca de 50% más si se establecía el mercado común y, gracias a éste, los países pequeños serían los que se beneficiarían relativamente más, siempre que se les reconocie­ ran y compensaran de algún modo sus desventajas competitivas. Debemos por último destacar que, contrariamente a lo que se cree, la CEPAL proponía que la iniciativa privada tuviese un rol central en la instauración del tráfico interlatinoamericano, para decidir en última instancia qué industrias establecer, en qué país y con qué grado de especialización. Además, el mercado común tendería a la larga a reducir los costos de producción y, por tanto, la necesidad de protección frente al resto del mundo. Así, entonces, dicho mercado ofrecería la oportuni­ dad de negociar la disminución recíproca de tarifas entre los países de América Latina y el resto del mundo, con efectos favorables para la 103 La proporción de abastecimiento regional proyectada para 1975 en algunos de los sectores más dinámicos era de 60% en maquinaria y equipo; 73% automóviles para pasajeros; alrededor de 85% para acero, cobre y sus semimanufacturas y para papel y carton; 89% productos químicos; y aproximadamente un 100% para textiles e hilados de algodón y productos agropecuarios principales. ibicL. pág. 59. Tercera parte 101 expansión del comercio internacional. Estas negociaciones para desarro­ llar gradualmente una corriente de exportaciones industriales al resto del mundo, podrían constituirse en uno de los objetivos de la política comercial latinoamericana. II. A lg u n as exp eriencias o b ten id as de la in teg ració n latin o am e­ rican a A. Principales tendencias observadas En las tres décadas transcurridas desde la concepción del mercado común han proliferado los modelos institucionales para la promoción de la integración de América Latina y el Caribe. Los principales han sido dos zonas de libre comercio (Asociación Latinoamericana de Libre Comer­ cio, ALALC, en 1960, y Asociación de Libre Comercio del Caribe, CARIFTA, en 1965); cuatro convenios con rasgos de mercado común (Mercado Común Centroamericano, MCCA, en 1961; Grupo Andino, GRAN, en 1969; Mercado Común del Caribe Oriental, MCCO, en 1968 y el Mercado Común del Caribe, CARICOM, en 1973) y un convenio esencialmente previsto para la suscripción de convenios de alcance parcial y establecimiento de una preferencia arancelaria regional, pero sin plazos preestablecidos (Asociación Latinoamericana de Integración, ALADI, en 1980)104. El avance de la articulación de las economías involucradas en estos acuerdos ha sido dispar, en función de las características de los países y de las políticas que han aplicado para enfrentar en el tiempo los cambios acaecidos en la economía internacional. Pese a los progresos alcanzados, puede decirse que las diversas modalidades y combinaciones instru­ mentales utilizadas hasta el presente no han generado un volumen y estructura del comercio suficientes para incidir en el proceso de asigna­ ción de recursos nacionales, impulsar significativamente la actividad económica general y modificar la inserción externa de estas economías. Sin embargo, es destacable que los mercados regionales han jugado un 104 Además se han creado cuatro bancos multinacionales de desarrollo (BID, BCIE, CAF y BDC); dos arreglos de cooperación subregional (Cuenca del Plata y Amazonia); dos organizaciones de consulta y coordinación (SELA y OLADE); varias empresas públicas multinacionales y un número significativo de asociaciones y organismos de carácter pri­ vado. Véase BID "Progreso Económico y Social en América Latina"; Informe 1984; Capítulo 1. Wash. D.C. 102 Economía mundial e integración de América Latina papel importante en el crecimiento y di versificación de las exportaciones de manufacturas. A continuación presentamos un apretado resumen de los principales patrones observados en el comercio intralatinoamericano, algunos de los cuales se han constituido en obstáculos al avance de la integración comercial y a la búsqueda de especialización productiva regional10S. 1. El comercio intrarregional aumentó su participación en el comer­ cio global de los países hasta comienzos de los años ochenta, pese a los problemas de los sistemas formales de integración. Dicho au­ mento fue más evidente para los países no exportadores de com­ bustibles. Sin embargo, a partir de los años iniciales de década, en buena parte como consecuencia de las políticas de ajuste externo, esta tendencia sufrió un marcado retroceso para el conjunto de América Latina y el Caribe (Cuadro 21). La importancia de los mercados regionales varía mucho entre países y grupos de países. El más alto coeficiente promedio de in­ tegración, de alrededor de un 25% se alcanzó en centroamérica en los años setenta. El caso de los países miembros de ALADI se ilustra en el Cuadro 22, donde se observa que los porcentajes de suministro (ventas regionales/totales) y de abastecimiento (com­ pras regionales/totales) son muy importantes para Bolivia y Paraguay, (dos países mediterráneos), y Uruguay y Argentina (fuertemente articulados entre ellos y con el Brasil); en tanto que se encuentran por debajo del promedio para los principales países exportadores de petróleo, dado el peso comercial de los combus­ tibles exportados a terceros. El contraste entre los coeficientes de suministro y abastecimiento está en que el primero disminuyó y el segundo aumentó en los últimos diez años, como consecuencia de que, ante la contracción del comercio exterior, las importacio- 105 Véanse evaluaciones de JUNAC Análisis del comercio 1969-1980; Lima 1982; Francisco Thoumi: "Intrarregional Trade of the Least developed members of Latin American Integration Systems"; Journal of Interamerican Studies; Vol. 27, N° 4.1986 y "Bilateral Trade Flows and Economic Integration in Latin America and the Caribbean; Inter-American De­ velopment Bank; 1987; BID, Informe 1984, Cap. 2 Ibid; Albert Fishlow: "La crisis de la Deuda Externa: ¿Es posible su solución a través de la integración económica?"; en BID-INTAL: La integración latinoamericana en la década de los 80; Buenos Aires, 1984; Miguel Urrutia: "Colombia and the Andean Group: Economic and Political Determinants of regional integration Policy"; Quarterly Review of Economic and Business; Vol. 21, N° 2. Tercera parte 103 Cuadro 21: América Latina y el Caribe: exportaciones entre esquemas de integración, intrarregionales y totales (Millones de dólares, FOB) ALADI Exportaciones totales Exportaciones a Améiica latina Porcentajes exportaciones América Latina/Total Exportaciones dentro de la ALADI Porcentajes exportaciones ALADI/Total Porcentajes exportaciones ALADI/exp. América Latina 1960 1965 1970 1975 7,344.8 9,388.7 566.6 7.7 841.9 9.0 13,786.7 1,583.5 11.5 1,266.0 9.2 79.9 29,664.2 5.031.2 17.0 4.010.2 13.5 79.7 5,419.1 569.0 10.5 91.6 1.7 161 12,897.8 2,055.3 15.9 477,1 3.7 23.2 1,105.4 313.7 28.4 287.1 26.0 91.5 2,309.4 645.9 28.0 541.3 23.4 83.8 1,000.1 63.2 6.3 42.3 4.2 66.9 3,028.5 259.7 8.6 216.8 7.2 83.5 15,212.2 1,969.7 12.9 36,182.8 5,964.8 16.5 Grupo Andino a) 3,586.8 Exportaciones totales Exportaciones a América Latina Porcentajes exportaciones América Latina/Total Exportaciones dentro del Grupo Andino 24.5 Porcentajes exportaciones Grupo Andino/Total 0-7 Porcentajes exportaciones Grupo Andino/exp. América Latina Mercado Común Centroamericano Exportaciones totales Exportaciones a América Latina Porcentajes exportaciones América Latina/Total Exportaciones dentro del MCCA Porcentajes exportaciones MCCA/Total Porcentajes exportaciones MCCA/exp. América Latina 52.7 1.2 444.2 762.5 30.9 7.0 132.8 17.4 CARICOM b) 543.7 Exportaciones totales Exportaciones a América Latina Porcentajes exportaciones América Latina/Total 21.3 Exportaciones dentro del CARICOM 3.9 Porcentajes exportaciones CARICOM/Total Porcentajes exportaciones CARICOM/exp. América Latina América Latina y el Caribe c) Exportaciones totales Comercio intrarregional Porcentaje intrarrcgional/total 4,346.0 8,532.5 749.9 8.8 750.2 27.1 3.6 11,518.6 1,275.3 11.1 Economía mundial e integración de América Latina 104 Cuadro 21 (Cont.): América Latina y el Caribe: exportaciones entre esquemas de integración, intrarregionales y totales (Millones de dólares, FOB) 1978 1979 1980 1981 1982 1983 1984 1985 d) 1985 d) 44,630.1 60,729.0 78,133.5 85,817.2 80,888.1 83,130.1 91,733.9 89,061.2 69,924.3 7,174.3 10,011.8 12,858.3 13,408.5 11,689.7 9,000.2 10,163.4 9,096.7 9,106.7 16.1 16.5 16.5 15.6 14.5 10.8 13.0 11.1 10.2 5,838.4 8,574.6 10,921.2 11,335.6 9,712.6 7,015.3 8,167.5 7,148.4 7,605.2 8.4 13.1 14.1 14.0 13.2 12.0 8.0 8.9 10.9 80.4 78.6 83.5 81.4 85.6 84.5 83.1 77.9 84.9 16,293.4 23,937.5 29,324.9 28.464.8 27,060.2 22,697.9 25,164.3 25.741.9 18,530.4 2,404.2 3,412.9 4,826.5 4.847.3 4,426.1 3,123.2 3,063.5 2,964.3 2,433.0 14.8 14.3 16.5 17.0 16.4 13.8 12.2 13.1 11.5 826.7 723.3 704.1 687.3 684.5 1,075.1 1,189.3 1,262.7 1,177.7 4.1 4.4 4.4 3.6 2.7 3.7 4.2 4.5 2.9 28.5 31.5 24.6 26.0 26.6 26.5 23.6 23.8 28.2 3,974.0 4,462.5 965.7 1,034.2 24.3 23.2 898.7 862.8 21.7 20.1 89.3 86.9 3,190.2 297.6 9.3 204.7 6.4 68.8 3,908.1 439.6 11.2 255.7 6.5 58.2 3,423.4 3,549.1 3,806.4 3,504.2 971.8 867.3 656.0 935.3 28.4 26.4 22.8 18.7 765.4 766.8 719.3 488.3 22.4 21.6 18.9 13.9 78.8 82.0 74.4 82.9 4,032.5 584.4 14.5 410.3 10.2 70.2 5,470.5 5,269.1 4,362.6 3,538.2 3,519.4 3,337.5 602.2 703.8 718.5 438.7 382.8 325.1 12.4 9.7 13.4 16.5 10.9 11.0 390.8 325.0 278.5 278.2 350.3 385.7 6.4 9.0 9.2 8.3 7.3 7.9 58.2 54.8 54.4 74.1 72.8 85.6 2,470.2 186.1 7.5 148.0 6.0 79.5 4,444.1 3,820.7 1,263.1 1,167.7 28.4 30.6 1,129.3 936.6 25.4 24.5 89.4 80.2 52,712.2 70,265.6 89,587.4 96,563.8 90,167.4 91,740.7 100,634.3 97,399.1 77,675.9 8,536.5 11,583.3 14,889.8 15,429.3 13,479.2 10,466.9 11,504.8 10,138.7 9,947.8 16.2 16.5 16.6 16.0 11.4 11.4 10.4 12.8 14.9 Fuente: CEPAL, sobre la base de estadísticas oficiales. a) Excluye Chile. b) Sólo incluye Barbados, Guyana, Jamaica y Trinidad y Tobago. c) Incluye once países de la AL ADI, cinco del MCCA, cuatro de la CARICOM, Panamá, República Dominicana y Haití. d) Estimado. Nota: Cifras estimadas, en 1983 HAITI; 1984 HAITI y GUYANA; 1985 BOLIVIA, PERU, VENEZUELA, MCCA, GUYAN A y HAITI; 1986 ARGENTINA, BOLIVIA, BRASIL, ECUADOR, URUGUAY, MCCA, PANAMA, HAITI y REPUBLICA DOMI­ NICANA. Tomado de E. Gana: La promoción y el financianúento del comercio exterior para el desarrollo y la integración latinoamericana: Desafios, requerimientos y políticas. Ponencia presentada en Asamblea AL1DE, Buenos Aires, mayo de 1988. Tercera parte 105 Cuadro 22: ALADI: Coeficientes de suministros y abastecimientos por países: promedio 1978-84 y años 1985 y 1986 (Porcentajes) Suministros Venta Regional/Total 1978-84 1985 Abastecimientos Com pra 1986 Regional/Total 1978-84 1985 1986 Argentina Bolivia Brasil Colombia Chile Ecuador México Paraguay Perú Uruguay Venezuela 20.1 41.2 16.9 13.3 19.5 13.0 3.9 40.8 13.7 30.5 7.4 17.7 59.9 8.7 8.1 14.2 4.9 2.7 31.9 10.9 27.9 4.5 18.7 51.0 11.1 6.7 16.2 3.4 3.8 65.2 7.4 38.4 6.5 Argentina Bolivia Brasil Colombia Chile Ecuador México Paraguay Perú Uruguay Venezuela 24.4 31.6 13.3 19.1 25.4 13.6 4.0 46.6 14.2 40.0 8.5 33.9 36.1 12.0 21.4 28.6 20.6 4.2 54.4 24.3 31.8 8.9 34.9 46.3 12.3 17.2 23.2 15.3 3.0 46.4 25.6 48.9 8.4 ALADI 11.7 8.1 10.1 ALADI 13.7 14.3 14.9 Fuente: BADECEL y Secretaría de la ALADI. Nota: Tomado de E. Gana: La promoción y el financiamiento del comercio exterior para el desarrollo y la integración latinoamericana: Desafíos, requerimientos y políticas; Ponencia pre­ sentada en Asamblea ALIDE; Buenos Aires, mayo de 1988. nes originarias de la región se contrajeron relativamente menos, y las exportaciones se orientaron cada vez más hacia terceros mer­ cados. 2. Los mercados latinoamericanos favorecieron un acelerado creci­ miento de las exportaciones manufactureras, aunque este patrón también se registró para el conjunto de países en vías de desarrollo entre 1963 y 1981 (Gráfico 1). El comercio intra-ALADI mostró, por ejemplo, un aumento de esos productos desde un 11 % en 1960 hasta un 43% en 1980, con lo cual se contribuyó a que las manufacturas elevaran su peso en las exportaciones totales de estos países de 3.4% a cerca del 16% entre esos años. En el período de los ochenta los eventos externos y las políticas seguidas implicaron un mayor dinamismo relativo de las expor­ taciones manufactureras hacia el resto del mundo, no sólo debido a la simultaneidad de las restricciones impuestas para tratar de obtener superávits con los socios, sino a la simultaneidad de las fuertes políticas de devaluación que tendieron a mejorar más la posición competitiva con terceros que con respecto a América Economía mundial e integración de América Latina 106 Gráfico 1: Destino exportaciones manufactureras de países en desarrollo 1963-85 % Exportaciones Mundiales de Manufacturas 14 12 EZZ) 10 4 2 0 1963 1973 '79 '80 '81 '82 '83 n A economías centralmente planificadas □ A países industriales '84 '85 E23 A países en desarrollo Fuente: GATT. Tomado del World Development Report 1987. Latina. Además, el desequilibrio externo y recuperación de la economía norteamericana promovieron fuertemente sus importa­ ciones de países desarrollados y en desarrollo, y América Latina volvió a concentrar sus ventas en ese mercado. Así, entre 1980 y 1986 de cada dólar exportado al mundo, las manufacturas subie­ ron del 16% al 24%, pero los mercados de ALADI perdieron importancia como area de destino de estas ventas (38% a 22%), aunque ello fue altamente influido por el comportamiento de Brasil y México que subieron en forma muy importan te el compo­ nente manufacturero de sus colocaciones en el resto del mundo (Ver Gráficos 2 y 3 y Anexos 1 y 2) 3. Entre 1965 y 1979 los conjuntos de productos que presentaron una mayor dinámica en las exportaciones dirigidas a los mercados de América Latina y el Caribe fueron los químicos, las manufacturas Tercera parte 107 U $g (miles de millones) Gráfico 2: Exportaciones de manufacturas de ALADI (1980-1986) Expo. intraALADI " \//y\ Expo, al resto mundo U$s □ (miles de millones) Gráfico 3: Exportaciones de manufacturas de ALAD! (1980-1986) ALADI al mundo Fuente: INTAL X Brasil al mundo + ALADI a ALADI ^ Mcxico al mundo 108 Economía mundial e integración de América Latina clasificadas según el material usado (papel, textiles, cuero, cau­ cho, hierro y acero, metales no ferrosos y minerales no metálicos) y los aceites y grasas animales y vegetales. Los grupos de maqui­ naria y equipo de transporte y el de artículos manufacturados diversos (muebles, confecciones, calzado, línea blanca, plomería y otros), si bien presentaron disminuciones en su coeficiente de integración durante esos quince años, puede considerarse que este indicador era todavía elevado al iniciarse esta decada 106. Sin embargo, en los siete primeros años de esta década, se modificó sustancialmente el rol manufacturero del mercado intrarregional. En el caso de ALADI, de cada cien dólares exportados al mundo de maquinaria y equipo la significación del comercio recíproco cayó de 44% a 20%, entre 1980-81 y 1985-86. Las manufacturas diversas y las clasificadas según material también disminuyeron su coeficiente de integración de niveles superiores al 30% hasta aproximadamente 15% entre esos años (Cuadro 23). 4. Las exportaciones extrarregionales de ALADI difieren notoria­ mente de las intraregionales por incluir relativamente menos productos manufacturados y más productos basados en recursos naturales, principalmente combustibles y minerales conexos y alimentos y animales vivos (Anexo 1). Las exportaciones manu­ factureras también ganaron participación en el comercio con terceros a partir de 1960, hasta alcanzar un 12% en 1980, pero lo hicieron en menor proporción que dentro del intercambio regional107. Como se vió, esta tendencia se alteró en la presente década, cuando los productos manufacturados casi llegaron a duplicar su participación en las ventas dirigidas al resto del mundo -12% a 21%-, según se aprecia en el mismo Anexo. Por otra parte, la comparación de los patrones de comercio de manufacturas, dentro y fuera de ALADI, muestra que el comercio recíproco ha seguido siendo relativamente más intensivo en pro­ ductos químicos pero lo dejó de ser en maquinaria y equipo durante los ochenta (Cuadro 24). No obstante, los químicos ven106 Entre 1965 y 1979 el coeficiente de integración pasó de 36% a 43% en productos químicos; 16% a 30% en manufacturas según material; 13% a 20% en aceites y grasas; 70% a 46% en maquinaria y equipo y 70% a 39% en manufacturas diversas. BID: Informe 1984; p. 106. 107 Entre 1965 y 1980, sin embargo, la comparación entre patrones de exportación intra y extrar región al de manufacturas indica que algunos países latinoamericanos como Brasil crecieron más rápidamente en terceros mercados. Tercera parte 109 Cuadro 23: ALADI: Participación del mercado regional sobre el mundial por tipo de producto (coeficiente de integración %) Productos químicos 1980 Participación del mercado regional sobre el mundial Manuf. clasif Maq. y Equip. Art. manuf. Total de s/matcrial Transporte diversos manufacturas 38.21 29.90 44.56 32.47 37.64 1981 Participación del mercado regional sobre el mundial 33.88 30.24 44.19 33.31 37.13 1983 Participación del mercado regional sobre el mundial 34.63 26.21 30.55 28.60 29.89 26.37 15.72 18.47 17.25 18.98 27.87 15.99 20.55 12.89 19.65 26.74 15.14 18.10 12.76 18.06 35.63 17.70 21.67 15.41 21.87 1983 Participación del mercado regional sobre el mundial 1984 Participación del mercado regional sobre el mundial 1985 Participación del mercado regional sobre el mundial 1986 Participación del mercado regional sobre el mundial Fuente: INTAL - Unidad de Estadística e Informática Economía mundial e integración de América Latina 110 Cuadro 24: ALADI: Exportaciones por tipo de manufacturas: composición según destino Productos Manuf. dasif Maq. y equip. Art. manuf. Total de químicos s/inatcriai transporte diversos manufacturas 1980 ALADI R. MUNDO T. MUNDIAL 16/71 16 31 16-46 22-04 31 18 27/74 48.34 36.30 40.83 12.91 16.21 14.97 100 100 100 1981 ALADI R. MUNDO T. MUNDIAL 15-30 17-64 16/77 22-16 30-19 27-21 49.85 37.17 41.88 12*69 15.00 14.14 100 100 100 1982 ALADI R. MUNDO T. MUNDIAL 21-31 17-15 18-40 22-88 27*47 26-10 42.32 4L03 41.41 13.48 14 35 14-09 100 100 100 1983 ALADI R. MUNDO T. MUNDIAL 27-12 17/75 19 53 26-10 32/79 3152 34.60 35.78 35.56 12.11 13.68 13.39 100 100 100 1984 ALADI R. MUNDO T. MUNDIAL 3004 19 01 2U 8 21 83 28 05 26 83 37.57 35.50 35.91 10.55 17.44 16 ^8 100 100 100 1985 ALADI R. MUNDO T. MUNDIAL 2728 16*48 18 44 22.52 27*82 26-&7 39.15 39.05 39.07 11.04 l 6-64 15.63 100 100 100 1986 ALADI • R. MUNDO T. MUNDIAL 27-25 13/78 16/72 22-22 28 91 27-45 38.70 39.14 39.04 H-83' 18.18 16.79 100 100 100 Fuente: INTAL Tercera parte 111 didos a los países de ALADI, apenas lograron mantenerse entre el 5% y el 6% del total de productos manufactureros exportados al mundo (Cuadro 25). En el caso de la maquinaria y equipo vendida a los socios de ALADI, esta había llegado a representar el 18% del total de exportaciones mundiales de manufacturas de los países miembros en 1980. Seis años después solo significaron alrededor del 8%. 5. Los países de mayor ingreso y nivel de desarrollo han tenido en general más éxito en exportar que los demás, generándose situa­ ciones crónicas de superávit y déficit bilaterales que crean resis­ tencias a la apertura (Anexos 3 y 4). Las situaciones de desequili­ brio están fuertemente influidas por el comercio de combustibles y por la posición favorable del Brasil y deficitaria de Colombia y Chile. Entre los grupos de integración, la ALADI presenta superá­ vits con relación al Grupo Andino y Centroamérica es fuertemente deficitaria frente a ALADI y al GRAN. Por otra parte, los patrones de especialización muestran que las economías de mayor desarrollo de la región realizan principal­ mente importaciones intensivas en recursos naturales y exportan manufacturas a los de menor desarrollo y a los intermedios. Los déficit sustantivos en manufacturas no han podido corregirse en la mayoría de los casos con el solo otorgamiento de preferencias arancelarias. Esta falta de reciprocidad en la composición relativa de las importaciones y exportaciones tiende a repetirse entre países de desarrollo intermedio y los de menor desarrollo. 6. El comercio intralatinoamericano está segmentado de acuerdo a ciertos bloques de países, siendo predominante el comercio entre países vecinos. Estos patrones de integración "revelada" no co­ rresponden precisamente a los esquemas institucionales de inte­ gración, y pueden evidenciarse en cuatro agrupaciones, a saber, un bloque austral configurado por Argentina, Brasil, Uruguay, Chile, Paraguay y Bolivia; un bloque grancolombiano integrado por Venezuela, Colombia y Ecuador; y dos bloques de países miembros del MCC A y del CARICOM. Perú, Panamá, Venezuela y México presentan mayor diversificación geográfica. En la confi­ guración de estos patrones tendrían gran importancia factores como los menores costos de transporte, el importante papel del comercio fronterizo y las mejores posibilidades que existirían de 112 Economía mundial e integración de América Latina Cuadro 25: Exportaciones por tipo de manufacturas y mercado: participación (%) en totales manufactureros. Productos Manuf. clasif. Maq. y equip, Art. manuf. Total anual de exportaciones de químicos diversos s/matcrial transporte manufacturas U$S % 1980 ALADI R. MUNDO T. MUNDIAL 6.29 10.17 8.29 19.45 18.19 22.64 4.86 10.11 4673498 7744174 12417672 37.64 62.36 100.00 1981 ALADI R. MUNDO T. MUNDIAL 5.68 11.09 8.23 18.98 18.51 23.37 4.71 9.43 5120547 8671036 13791583 37.13 62.87 100.00 1982 ALADI R. MUNDO T. MUNDIAL 6.37 12.03 6.84 19.26 12.65 28.76 4.03 10.06 3568930 8370643 11939573 29.89 70.11 100.00 1983 ALADI R. MUNDO T. MUNDIAL 5.15 14.38 4.95 26.57 6.57 28.99 2.31 11:08 2383930 10175224 12559154 18.98 81.02 100.00 1984 ALADI R. MUNDO T. MUNDIAL 5.90 15.28 4.29 22.54 7.38 28.53 2.07 14.01 3002940 12282716 15285656 19.65 80.35 1985 ALADI R. MUNDO T. MUNDIAL 4.93 13.51 4.07 22.80 7.07 32.00 1.99 13.63 2761032 12523073 15284105 1986 ALADI R. MUNDO T. MUNDIAL 5.96 10.76 4.86 22.59 8.46 30.58 2.59 14.20 3404628 12164839 15569467 Fuente: INTAL 100.00 18.06 81.94 100.00 21.87 78.13 100.00 Tercera parte 113 establecer flujos de comercio intraindustrial, dada la cercanía geográfica. 7. En general, las corrientes del comercio que han gozado de tarifas preferenciales dentro de los acuerdos formales de integración, han tendido a aumentar más lentamente que las intrarregionales totales. Entre los factores explicativos del dinamismo comercial, diferentes de la apertura recíproca, se encuentran, además de los mencionados, la variabilidad del tipo de cambio, el valor absoluto y el crecimiento del producto y del ingreso per cápita, y el rol que han jugado las empresas extranjeras en la generación de una magnitud relevante de las exportaciones intra-empresa. 8. Los programas pactados de liberalización del comercio recíproco no han progresado o han tendido a minimizarse cuando se trata de bajar la protección a una gama importante de productos manufac­ turados de sustitución avanzada de importaciones, en los cuales se hubiese podido registrar competencia entre capacidades insta­ ladas domésticas (i.e. textiles, confecciones, alimentos procesa­ dos, bienes de consumo duradero y algunas líneas de maquinaria y equipos de la industria metalmecánica). B. Algunas explicaciones de los limitados avances de la integración Si bien hasta el presente no se han producido grandes resultados de la integración, tampoco se han generado costos de importancia para las economías regionales 108. Los mecanismos previstos en los tratados se han aplicado muy parcialmente o se han desvirtuado luego de puestos en vigencia, como resultado de factores tales como las diferencias de opinión respecto de los objetivos económicos que deben cumplir los instrumentos comunitarios; inestabilidad transferida a las políticas nacionales como consecuencia de la situación de la economía mundial y de la evolución de los precios de las exportaciones latinoamericanas de productos primarios; desequilibrios en el nivel y estructura del comercio recíproco y temores a una mala distribución de los beneficios entre los países;altos costos del transporte; resistencias a la competencia por parte 108 Pese a las limitaciones de las mediciones cuantitativas puede decirse que en Centroamérica se habrían generado, hasta mediados de los 70, las mayores ventajas dinámicas medidas como porcentaje del producto. Véase un completo resumen sobre evaluaciones de costos y beneficios adelantados a nivel internacional y en América Latina en Germánico Salgado: Lecturas sobre Economía de la Integración; en preparación, INTAL, 1988. 114 Economía mundial e integración de América Latina de sectores protegidos; distorsiones introducidas por las políticas do­ mésticas en la medida que avanza la apertura y dificultades de armoni­ zarlas; e imperfecciones en los mercados reflejadas en factores como la in­ suficiente información sobre las posibilidades que ofrecen los mercados ampliados. En esta forma, o bien los avances en la determinación de los márgenes de preferencia y en la creación de competencia han sido limitados, o cuando se ha logrado avanzar en la apertura, las restricciones no arancela­ rias han quitado importancia a las preferencias. El efecto de lo anterior ha sido transmitirle inestabilidad a los mercados regionales e inhibir decisiones de inversión de los agentes económicos que intentan realizar operaciones aprovechando los mercados ampliados. No extraña, enton­ ces, que el comercio con preferencias haya crecido mas lentamente que el que fué excluido de los programas de liberación. A nuestro criterio, tres factores, estrechamente vinculados, parecen tener especial importancia en la explicación de las limitaciones de la integración para generar los beneficios esperados. Ellos han sido la heterogeneidad presente entre los países de la región; las implicaciones de la evolución de la economía internacional sobre las balanzas de pagos y las políticas económicas nacionales adoptadas para ajustarse a ese contexto; y las tensiones generadas a raíz de la puesta en vigencia o la aplicación de instrumentos comunitarios. Estos factores reflejan, a su vez, las percepciones sobre una distribución equitativa de beneficios; las diferencias de opinión acerca de las estrategias de desarrollo a largo plazo, y los distintos juicios sobre la relevancia de los instrumentos comunes que se negocian e intentan aplicar para integrar las económías de América Latina. 1. La heterogeneidad latinoamericana X a s disparidades económicas y sociales entre los países de la región han llevado a que en todos los acuerdos de integración se prevea un tratamiento especial para los países de menor desarrollo relativo (PMDR) y a que los países conocidos como de desarrollo intermedio intenten, asimismo, instaurar mecanismos para salvaguardarse de la posible concentración de beneficios en los países más desarrollados de la región. Los Anexos 5,6,7 y 8 ilustran las diferencias todavía vigentes en cuanto á producto global y per cápita, grado de urbanización y de indus­ trialización, y esperanza de vida al nacer, con respecto a los países designados como de menor desarrollo relativo en los grupos de integra­ Tercera parte 115 ción, así como los contrastes entre las economías de ALADI y las de Centroamérica y el Caribe. Es conocido que los beneficios de creación de comercio que podrían alcanzar aquellos países con una estructura industrial más diversificada, pueden constituir desviación de comercio para otros países que no gozan de esa diversificación y que se ven obligados a abastecerse en el mercado común a costos superiores a los del mercado mundial. Asimismo, las economías externas derivadas de la infraestructura física, social, tecno­ lógica y de capaci tación, tenderían a favorecer la localización de inversio­ nes en las regiones más industrializadas. Los países de ALALC reconocieron que la consecución de los objeti­ vos del Tratado de Montevideo serían facilitados por el mayor crecimien­ to de los PMDR y adoptaron varios mecanismos para el efecto, el principal de ellos las listas de ventajas no extensivas que contribuyeron en las primeras etapas del proceso a equilibrar las balanzas deficitarias de estos países. Sin embargo la paralización del proyecto de libre comercio restringió las posibilidades de que dichas listas llegasen a tener consecuencias en la mayor actividad de los países menos adelantados. El estancamiento de ALALC y los desequilibrios que se confirmaron en la segunda mitad de los sesenta para los PMDR y los llamados de mercado insuficiente, contribuyeron a la práctica fragmentación de esta Asocia­ ción a raíz de la suscripción del Acuerdo de Cartagena109. Elemento clave para alcanzar el desarrollo equilibrado y armónico en el Pacto Andino era la programación conjunta del desarrollo industrial para evitar la concentración geográfica de inversiones al eliminarse las barreras al comercio. Los de menor desarrollo recibirían asignaciones prioritarias de producciones en sus territorios, tratamientos preferenciales dentro de cada programa sectorial y otras ventajas respecto de los mecanismos de liberación del comercio. No obstante, los resultados de este modelo son conocidos en cuanto se refiere a las dificultades econó­ micas y políticas de asignar centralizadamente plantas industriales para intentar equilibrar el desarrollo de las producciones subregionales en sus ramas más dinámicas. 109 En las discusiones del Comité Ejecutivo Permanente de la ALALC en 1969 se señalaba que el objetivo primordial del Acuerdo de Cartagena era contribuir a la solución de los problemas derivados del desequilibrio existente entre los miembros de la Asociación, desde el punto de vista de los diversos niveles de su desarrollo económico. También había insatisfacción por el escaso dinamismo que la integración le había imprimido a los sectores manufactureros. Véase Acta Sesión Extraordinaria CEP-ALALC. Julio 1969. 116 Economía mundial e integración de América Latina Factores tales como el carácter negociado que se le dió a la especialización por ramas y la tendencia a asignar un conjunto amplio de producciones a los PMDR, mas allá de lo que aconsejaría un mínimo de eficiencia; la discusión sobre los niveles de protección comunitaria aceptables para las plantas asignadas; las restricciones financieras para la ejecución de proyectos específicos; y la modificación de las condicio­ nes externas bajo las cuales se diseñaron los programas, dieron lugar no sólo a ciertos desarrollos ineficientes, sino, principalmente, a que no fuese viable la programación110. Pese a la insatisfacción existente con la participación de los PMDR en el Grupo Andino, lo interesante a destacar bajo esta experiencia sería el supuesto implícito de que los beneficios de la integración latinoamerica­ na se podían distribuir más equitativamente si el proceso de integración se realizaba entre países cuyas características de desarrollo no fueran tan dispares. Inclusive, cuanto menores fuesen las diferencias entre las economías a integrarse, se consideraba que podrían concretarse compro­ misos más avanzados de integración, en la medida en que países con niveles de ingreso similares tendrían industrias manufactureras más similares, suceptibles de articularse mediante acuerdos intrafirma de división sectorial del trabajo. Sin embargo, el hecho de que las características de los miembros de un proceso de integración fueran similares, no establecería las condicio­ nes suficientes para que los beneficios se generaran y distribuyeran más equitativamente. En el caso centroamericano, por ejemplo, el trato pre­ ferencial a Honduras y el régimen de industrias de integración, no logró evitar que este país se marginase de la zona de libre comercio en 1974, restableciendo barreras arancelarias y convenios bilaterales para tratar de obtener por este medio el trato buscado. La OECO en el Caribe, esta­ blecida en 1981 para encarar con mayor eficiencia las relaciones con los países de mayor desarrollo del CARICOM, contribuyó, sin embargo, a 110 Se argumenta que sería más razonable y viable para estimular el desarrollo industrial de la subregión, la alternativa de realizar evaluaciones más precisas de costos y beneficios de localizar proyectos muy específicos en los PMDR y liberar el resto de la industria para que se tomen decisiones de inversión conforme a las fuerzas del mercado, sin perjuicio de los arreglos de subcontratación que puedan impulsarse para favorecer la especializadón. Véase un análisis de la experiencia andina y de alternativas para lograr los tratamientos preferenciales en Alfredo Fuentes y G. Perry: "Participación de los PMDR en la integra­ ción económica subregional andina"; Revista integración Ijztinoamericana; N° 110, Mar. 1986. Tercera parte 117 reportar en los años setenta evidentes beneficios de la cooperación funcional a sus siete miembros, en lo cual fue de notoria importancia el papel del Banco de Desarrollo del Caribe. El hecho es que las diferencias en el nivel de ingreso y en el desarrollo relativo de los sectores manufactureros, seguirán constituyendo un reto al avance de la integración multilateral. Resulta de importancia la instrumentación de convenios más avanzados entre grupos más reduci­ dos de países caracterizados por su mayor homogeneidad, pero igual­ mente lo son el tipo de mecanismos seleccionados para la distribución de costos y beneficios y las políticas comerciales aplicadas individualmente por los países para sacar ventajas del ensanche de los mercados. Algunas experiencias exitosas de cooperación e integración económica diseñadas para corregir o prevenir concentraciones de beneficios, destacarían las ventajas de las aperturas efectivas de mercado, en vez de los esquemas de asignación forzosa de plantas pertenecientes a ramas del sector manufacturero; la conveniencia de concentrarse en la evaluación econó­ mica y localización de proyectos específicos de exportación en los PMDR, y las bondades de los mecanismos financieros de fomento para facilitar la gestación de proyectos de integración en los países menos avanzados111. Ahora bien, la búsqueda de una mayor homogeneidad entre socios de integración en América Latina podría verse contrariada por la pérdida de eficiencia derivada del menor espacio económico ampliado que podría configurarse entre países de menor dimensión y grado de desa­ rrollo. Así, el deseo de ganar poder de negociación a más largo plazo frente a países relativamente más desarrollados, reñiría con la menor disponibilidad de espacios más eficientes que ofrecerían las asociaciones con economías más desarrolladas. Por ello adquiere creciente importan­ cia la suscripción de acuerdos inter-regionales entre aquellos grupos de países de menor desarrollo que han conformado subgrupos más homo­ géneos y otros países de mayor desarrollo relativo, lo que también debería contribuir a mejorar cuantitativa y cualitativamente los déficit 111 Conviene al respecto revisar las experiencias de exportación de Ecuador al Grupo Andino y de Uruguay a la Argentina a través de ios mecanismos de apertura previstos en el Acuerdo de Cartagena y el Convenio Argentino-Uruguayo de cooperación económica CAUCE. En el campo financiero, el menor tamaño económico de ciertos países tiende a redoblar la importancia marginal de los recursos dirigidos hacia ellos y es así como, por ejemplo, en los años 70 los PMDR del Caribe recibieron seis veces más recursos por habitante procedentes del Banco de Desarrollo del Caribe que los países más desarrolla­ dos del CARICOM. 118 Economía mundial e integración de América Latina crónicos que sufren los primeros con respecto a los segundos. Ello podría lograrse mediante aperturas unilaterales, pero, sobre todo, haciendo énfasis en una de las propuestas iniciales del mercado común latinoame­ ricano, consistente en efectuar transferencias de capitales e inversiones de los países superavitarios a los deficitarios, recursos que se podrían orientar a la generación de proyectos de exportación y desarrollo de ofertas exportables112. 2. Evolución de la economía internacional y sus efectos en las políticas económi­ cas e integración a) Los años sesenta La modificación favorable de las condiciones de la economía interna­ cional y precios de los productos básicos en los años sesenta, contrastó con los supuestos inicialmente pesimistas acerca del contexto que debe­ rían enfrentar los países latinoamericanos e hizo perder prioridad a la estrategia de ahorrar divisas y especializarse a través de la integración. Los términos de intercambio tendieron a estabilizarse, las exportaciones tradicionales crecieron en los mercados mundiales y el mayor acceso al financiamiento externo presentaron un nuevo panorama de balanza de pagos para mantener un ritmo adecuado de importaciones. Al iniciarse la segunda mitad de los 60 se constataba en la ALALC una reducida apertura efectiva de las economías latinoamericanas al comer­ cio recíproco; las concesiones habían favorecido básicamente el aumento del comercio tradicional e importaciones no competitivas con las pro­ ducciones domésticas; y la falta de reciprocidad en la balanza comercial y estructura del comercio recíproco hacían difícil extender y profundizar las preferencias. Además, se hicieron notorias las implicaciones de no haber complementado los programas de liberación del comercio con un cierto grado de armonización de políticas vinculadas al sector externo. En estas circunstancias, los esfuerzos de industrialización se conti­ nuaron realizando dentro de los estrechos mercados nacionales, sin que 112 Los 18 países de menor grado de desarrollo relativo de América Latina y el Caribe (países C-D del BID) importan bienes y servicios por unos 17.000 millones de dólares anuales de los cuales alrededor de 5.000 provienen de América Latina. Los saldos negativos que acumularon con respecto a Brasil, México, Argentina y Venezuela en la última década, se estiman cercanos a 13.000 millones. Véase Domingo Cavallo y A. Dadone: "Cooperación económica y comercio entre los países A y los C-D"; BID (mimeo); mayo, 1987 Tercera parte 119 un número importante de firmas de sustitución más avanzada de impor­ taciones pudiesen aprovechar las ventajas de escala y demandaran, entonces, altos niveles de protección arancelaria y no arancelaria para poder subsistir. Dados los requerimientos de capital y tecnología de las nuevas industrias, se tendieron a elevar los costos y la intensidad en capital de las economías regionales, se gestaron posiciones monopólicas u oligopólicas en algunos sectores, y se estimuló la presencia de subsidia­ rias de empresas transnacionaies para obtener los beneficios derivados de este esquema de sustitución a cualquier costo. Encontramos, así, que la falta de una apertura efectiva entre los mercados latinoamericanos, no permitió que se obtuvieran las ventajas atribuidas a la sustitución ampliada de importaciones y, más bien, se tendieron a configurar los factores negativos asociados con la exagerada protección: (i) Utilización de tecnologías no adecuadas a la disponibili­ dad de recursos de los países, ya que en su gran mayoría eran capitalintensivas en lugar de serlo mano de obra intensivas; (ii) Menores posibilidades de ocupación de lo esperado, por la razón expresada en el punto anterior; (iii) Producción orientada hacia un mercado interno y estrecho, que hacía difícil recoger los beneficios de las economías de escala; (i v) Especialización en la producción de bienes según un esquema de gustos que, originado en países de más elevados niveles de ingresos, mal respondía a los requisitos de los grupos más numerosos y necesita­ dos de la sociedad; (v) Mantenimiento del flujo de importaciones porque dependía esencialmente de insumos y equipos provenientes del exterior; (vi) Configuración de un aparato de protección arancelaria fuertemente distorsionado y poco conducente a la inversión y mejoramiento de la eficiencia de las unidades económicas m . Al mismo tiempo, las políticas económicas castigaron el desarrollo de las exportaciones manufactureras y de las primarias, sin que fuese posible superar la fragilidad del sector externo. En efecto, como resulta­ do de los tipos de cambio sobrevaluados, tasas de interés negativas, altas protecciones nominales y efectivas, e impuestos a las exportaciones tradicionales que deterioraban los términos internos de intercambio, el crecimiento de la productividad se redujo considerablemente, se regis­ traron pérdidas de participación en los mercados mundiales de produc­ 113 Véase una consideración de estos factores en: Javier Villanueva: Perspectivas del desarrollo industrial latinoamericano: una compleja transformación; INTAL, Buenos Aires, 1979. 120 Economía mundial e integración de América Latina tos básicos e incluso las importaciones de alimentos comenzaron a cobrar importancia114. De esta manera, el aprovechamiento de los mercados de integración se vio afectado, desde entonces, no sólo por la limitada apertura recípro­ ca sino por los sesgos antiexportadores y también por las modificaciones constantes en los precios relativos del intercambio debido a las fuertes devaluaciones que, con frecuencia, era necesario realizar. Al mismo tiempo, como era de esperarse, había cambios frecuentes en las condicio­ nes de acceder a los mercados regionales, en función de la disponibilidad de divisas obtenidas de exportaciones primarias y de la periódica intro­ ducción de restricciones generalizadas a las importaciones, en épocas de crisis de balanza de pagos11S. En la segunda mitad de los sesenta, al ir ganando terreno la nueva ortodoxia internacional en materia de estrategia económica, es decir, la industrialización exodirigida, varios países latinoamericanos comenza­ ron a introducir reformas a sus sistemas de incentivos a través de o medidas tales como, una liberalización gradual de sus importaciones; la aplicación de tasas de cambio realistas; el soporte directo a las exporta­ ciones por medio de créditos, excenciones impositivas, desgravación de insumos y otros incentivos; el aporte de capital externo y el compromiso de apoyo del estado a este proceso. Sin embargo, y a pesar de la disminución de la discriminación en contra de las exportaciones en países como Brasil, Colombia, Argentina y México, la industrialización latinoamericana siguió primordialmente sustentada en los mercados internos116. 114 B. Balassa, G. Bueno, P. Kuczynsky, y M. Simonsen: Towards a renewedeconomicgrowth in Latín America; Institute for International Economics;Wash. D.C.; 1986; cap. 1. 115 La experiencia colombiana sobre los efectos de la disponibilidad de divisas obtenidas de las bonanzas cafeteras y la liberación o cierre de importaciones, puede consultarse en A. Fuentes y R. Villaveces "La liberación actual de importaciones y su perspectiva histórica; Coyuntura Económica, FEDESARROLLO; Jul. 1976. 116 En algunos países con mercado interno amplio (población mayor) las dificultades fueron relativamente digeribles, especialmente en aquellos casos en que se logró captar con mayor prontitud los problemas de la sustitución. Pero, en aquellos otros de población reducida y baja tasa de crecimiento; avanzado proceso de desarrollo de instituciones y actitudes proclives a extender lo más ampliamente posible el bienestar económico a todos los sectores de la población; y variaciones frecuentes en los esquemas de política econó­ mica, la situación se hizo difícil de manejar, ya que la inversión se retuvo o no marchó al paso requerido y la renovación de equipos y tecnología sufrió pausas más prolongadas que lo deseable. Con productividad contenida, con problemas de acceso al mercado externo -políticos o reales- y de distribución inequitativa del ingreso, se establecieron las condiciones para la aparición de conflictos profundos. Javier Villanueva: Perspectivas del desarrollo industrial latinoamericano: una compleja transformación; INTAL, Buenos Aires, 1979; p. 58. Tercera parte 121 A diferencia de la sustitución de importaciones que se apoyaba en industrias modernas y dinámicas (automóviles, refrigeradores, etc.) —es decir, las mismas que se desarrollaban en los países industrializados con los que, por retraso tecnológico (y diferencia de costos) era imposi­ ble competir por esta vía—, la industrialización exo-dirigida se basaba en sus primeras etapas en la expansión de las actividades "maduras" (textiles, indumentaria, etc.), o sea en las actividades más atrasadas de los países más adelantados. Sin embargo, la nueva estrategia no se desarro­ lló a nivel latinoamericano en reemplazo total de la anterior, sino que actuó en forma complementaria. En efecto, la orientación de la producción hacia las exportaciones tendió a concretarse por dos canales. En parte, se promovió la exporta­ ción de bienes de actividades dinámicas (a menudo bajo esquemas intraempresa de división del trabajo) ligadas con la sustitución de importacio­ nes previamente desarrollada; y en parte se expandieron industrias maduras o se estimuló la creación de nuevas del mismo tipo con propósitos de exportación hacia los países desarrollados. Los mercados latinoamericanos ayudaron a esta expansión de expor­ taciones de manufacturas, pero ello estuvo más asociado a la mejora de las políticas económicas nacionales que a una eliminación de obstáculos para acceder a dichos mercados y ponerlos al servicio de la nueva industrialización exo-dirigida. En el caso del Pacto Andino, por ejemplo, se restringieron en el diseño de sus políticas, a fines de los sesenta, aquellos aspectos que tenían que ver con la apertura del comercio. Evidencia de ello es que en solo tres de los cinco países se asumieron claros compromisos para iniciar la desgravación automática. Los pro­ ductos reservados para la programación industrial (sectores dinámicos) se excluyeron del programa de liberación y, a la larga, dados los proble­ mas de aprobación y puesta en vigencia de los Programas Sectoriales de Desarrollo Industrial, PSDI, no se configuraron en general para dicha nómina márgenes de preferencia que estimularan un mayor intercam­ bio. También, las llamadas listas generales y dirigidas de excepciones permitieron a los países excluir de la competencia intrasubregional un alto grado de sus producciones industriales desarrolladas al amparo de la protección sustitutiva de importaciones117. 117 A comienzos de los 80 las excepciones al programa de liberación de los cinco países seguían siendo significativas y aglutinaban 2770 ítems NABANDINA que abarcaban principalmente las secciones de textiles, metales comunes y sus manufacturas, máquinas y aparatos, químicos, plástico y caucho, y productos alimenticios y bebidas y tabaco. Alfredo Fuentes: La crisis del comercio andino y sus perspectivas de reactivación; Documento de Trabajo BID-JUNAC; nov. 1984. 122 Economía mundial e integración de América Latina La otra cara de la moneda, es decir, las producciones que pasaron a gozar de las ventajas de la liberación entre las cinco economías andinas, se caracterizaron en términos muy agregados por su relativa menor participación dentro de los diversos sectores productivos de los países miembros; la no existencia de producción o la insuficiencia de ésta en algunos de los países, lo que restringía las posibilidades de competencia; las altas importaciones provenientes de terceros países que daban pié a un potencial de sustitución y complementación; y la presencia de venta­ jas comparativas y flujos de exportaciones al resto del mundo en varias de las líneas desgravadas. Tal fué el caso, p>or ejemplo, de los productos mineros y pesqueros con sus manufacturas derivadas; algunos alimen­ tos procesados del cacao, azúcar y pescado; materiales de construcción; maderas y sus manufacturas; ciertas líneas poco sofisticadas de máqui­ nas-herramientas y aparatos eléctricos; rubros seleccionados del sector agropecuario; y una variada gama de materias primas y bienes interme­ dios para la agricultura y la industria. En muchas de estas mercaderías, por efecto de la aplicación de ios aranceles externos, se instalaron altos márgenes de preferencia que probablemente no se hubieran requerido para generar los flujos de comercio, dados los efectos negativos en los sectores usuarios de estas importaciones y ias facilidades para los productores de obtener rentas monopólicas ante la poca competencia en el mercado am pliado1JS. b) Los años setenta Los esfuerzos de racionalización de las políticas del sector externo de fines de los años sesenta tuvieron su efecto favorable hasta 1973 en cuanto al incremento de las exportaciones no tradicionales que aumen­ taron su participación en la producción manufacturera de aquellas economías que introdujeron mayores modificaciones a su estructura de precios relativos. Se registró, además, un período de crecimiento econó­ mico apoyado en el endeudamiento externo que contribuyó a que el volumen de importaciones de América Latina pudiese crecer a una tasa anual superior al 9% entre 1967 y 1972 119. 118 Cálculos y análisis sobre los márgenes de preferencia y su relación con el incremento del comercio respectivo, pueden consultarse en JUNAC Análisis sobre costos y beneficios del comercio en el proceso de integración andina;]! PE / 139, oct. 1981, y Javier Fernández: "Colom­ bia y el Grupo Andino: Análisis de Estrategias": Revista Desarrollo y Sociedad; Universidad de los Andes; Bogotá, 1980. 119 En esos cinco años la deuda latinoamericana de mediano y largo plazo se incrementó de 15 mil a 37 mil millones (excluyendo Venezuela), equivalentes a un aumento anual de 3.2% si se deflactan esas cifras en relación a los cambios en el ingreso e inflación. Véase Albert Fishlow: "La crisis de la deuda externa: ¿Es posible su solución a través de la inte­ Tercera parte 123 A raíz de la primera crisis del petróleo en 1973, el crecimiento de los países de la región sufrió una desaceleración con respecto al quinquenio anterior, no sólo por los mayores costos de importar combustibles sino por el enlentecimiento de las exportaciones hacia los países industriales, debido al descenso de su actividad económica. Igualmente, las conno­ taciones de inflación y desempleo de la cuadruplicación de los precios del petróleo, hicieron más evidente el movimiento hacia el mencionado "nuevo proteccionismo" en los países desarrollados de economía de mercado, movimiento que había venido gestándose desde comienzos de los setentas, ante la creciente competitividad demostrada por los nuevos países industrializados. En tales circunstancias, se escucharon nuevamente argumentos que favorecían una profundización de la integración regional para amorti­ guar los efectos de la caída de la demanda externa y para adquirir un mayor poder de negociación que permitiera enfrentar lo que se interpre­ taba como un movimiento hacia el aislamiento económico de ios países industriales. Se consideraba, además, que el costo de la desviación de comercio que podría generarse al reducirse los aranceles intralatinoamericanos, sería muy bajo o nulo, dada la situación de capacidades instala­ das ociosas derivada de la rccesión inducida por el sector externo120. No obstante, por distintas razones, no fue posible lograr un ahonda­ miento de los procesos de integración, la mayoría de ellas vinculadas, por una parte, a las respuestas adoptadas por los países latinoamericanos en función de su distinta posición en los mercados de productos básicos, especialmente del petróleo (Anexo 9) y, por otra, a lo sucedido con el endeudamiento externo. Estos condicionantes generaron distintas políticas macroeconômicas para intentar ajustarse al nuevo contexto internacional, las que pusieron nuevamente en discusión el rol de la integración para impulsar el desarrollo económico regional. Tres factores contribuyeron, inicialmente, a disminuir los efectos negativos del primer choque petrolero y el deseo de volcarse sobre los gración económica?"; en BID-INTAL: La integración latinoamericana en la década de los 80: Buenos Aires, 1984; p. 95. 120 BID, Informe 19S4; p. 29. 124 Economía mundial e integración de América Latina mercados de América Latina. Primeramente, se dió un auge temporal de productos básicos que mejoró la relación de precios de intercambio de ciertos países de la región; segundo, el comercio internacional tendió en general a recuperarse luego de la caída en 1975 y; por último, lo más importante, el reciclaje de los petrodólares a tasas de interés reales negativas creó un fuerte incentivo a financiar con endeudamiento los dé­ ficit en cuenta corriente. Pero tampoco fué posible ahondar la integración a medida que fueron tomando fuerza en los países las orientaciones de la industrialización orientada a las exportaciones, que asignaba mayor peso al avance en los mercados internacionales, debido a la adopción de instrumentos nacio­ nales que significaron "tensiones" para los modelos integracionistas sustitutivos. En efecto, en la mayoría de los casos, las estrategias exodirigidas iban acompañadas, además de una preocupación por lograr tasas de cambio más realistas, de fórmulas, tales como, el estímulo a la entrada de empresas multinacionales y de capital de riesgo; desgravaciones a insumos y regímenes de zonas francas; subsidios fiscales y crediticios a ciertas actividades intensivas en trabajo y valor agregado nacional, y otras medidas que ponían en cuestión la intensidad de la sustitución y el tipo de sectores o actividades a promover mediante la intervención del estado121. En algunos casos, como el de Chile, lo que se proponía era el reempla­ zo total del modelo sustitutivo, concentrándose en la estrategia "exodirigida", mientras que en otras instancias se estimaba conveniente mantener cierta co-existencia entre ambas fórmulas (México, Brasil, Co­ lombia). Algunos países lograron avances notables en las exportaciones, pero otros quedaron atrapados en las resistencias que suscitaban los 121 Anne O. Krueger (Liberalization Attemps and Consequences; NBER, 1978) señalaba que la experiencia de países como Corea del Sur, Brasil, Colombia, Israel, etc. era clara en el sentido de que mantener tasas de cambio realistas no era suficiente para desencadenar el proceso de exportaciones industriales, sino que se requería extender también los tipos de incentivos dados en otros países con propósitos de sustitución de importaciones, a los exportadores de los países de rápido crecimiento. Sobre estos temas véanse: F.E. Thoumi: International Trade Strategies, Employment and Income Distribution; Wash. D.C., 1977; Vittorio Corbo y Patricio Meller: Estrategias de comercio exterior y su impacto sobre el empleo: Chile en la década del 60; Santiago de Chile, 1977; Guillermo Pcrry, JJ. Echevarría y Luis J. Caray: Subsidios a las exportaciones industriales, empleo y ventajas comparativas en Colombia; Bogotá, 1977; Leopoldo Solís: Equilibrio interno y externo en la economía mexicana durante la década de los setenta; México, 1977; y Julio Berlinski: La estructura de protección de actividades seleccionadas; evidencias y reflexión sobre el caso argentino; Buenos Aires, 1977. Tercera parte 125 reajustes exigidos por las nuevas estrategias. En muchos casos, las diferencias entre quienes defendían la sustitución basada en las posibi­ lidades de expandir la producción local para alcanzar los mercados internacionales y los que se apoyaban en las fórmulas ortodoxas de la estrategia "exo-dirigida", no dejaron de continuar a lo largo de los años122. Las modificaciones de políticas fueron especialmente significativas en el cono sur (Argentina, Chile y Uruguay) que impulsaron programas integrales de estabilización y apertura simultánea al comercio interna­ cional de bienes, servicios y capitales para buscar la especialización de acuerdo a las ventajas comparativas y modificar radicalmente las estruc­ turas económicas creadas bajo la sustitución de importaciones. Sin embargo, la forma abrupta como se intentaron eliminar las distorsiones, sin tomar en cuenta las características sectoriales de la economía; la utilización coyuntural del instrumento cambiado para propósitos anti­ inflacionarios; el contraste de este modelo con la intensificación del proteccionismo en los países industrializados; y las limitaciones de mantener un acelerado endeudamiento para financiar indefinidamente las importaciones y las grandes inversiones públicas fueron, entre otros, factores que llevaron al fracaso y reconsideración de esta alternativa de apertura e inserción exportadora. A fines de la década una serie de factores comienzan a hacer más cautelosas las perspectivas exo-industrializantes. Por un lado, el protec­ cionismo no arancelario de los países desarrollados se hace cada vez más notorio y tiende a formalizarse en la Rueda Tokio del GATT. También, se manifiestan las presiones para que los países exportadores reduzcan los susidios y apoyos del Estado. Asimismo, se insiste en la necesidad de que se logre la mejora (igualación internacional) de los salarios en los países participantes en la nueva estrategia. Además, muchos de los países industrializados dan mayor importancia al desarrollo de nuevas tecnologías y al fomento de industrias de punta y de alta calidad que tenderían a limitar las posibilidades competitivas de los países de nueva industrialización. Por último, la resistencia de los grupos organizados y 122 Véase, por ejemplo, Marcelo Diamand: "Tener o no tener industrias"; Informe Industrial; Buenos Aires, 1977. La Asociación de Industriales de Colombia (ANDI) señalaba la necesidad de basar la estrategia industrial en: a) ampliar el mercado interno con redistri­ bución del ingreso; b) sustituir importaciones con eficiencia internacional; c) estimular el desarrollo tecnológico; d) armonizar y coordinar las políticas de desarrollo industrial de los países de América Latina (ANDI, 1977). 126 Economía mundial e integración de América Latina de las industrias amenazadas se fue haciendo sentir con presión cada vez más intensa a lo largo de la década en referencia. En promedio los países latinoamericanos mantuvieron altos ritmos (cercanos al 10%) de expansión del volumen de exportaciones manufac­ tureras, pero algo inferiores a los del período 1965-73; sin embargo, el menor crecimiento real de las ventas de productos primarios no permitió financiar las más costosas importaciones que pasaron a cubrirse con créditos internacionales baratos. La deuda se triplicó desde 37 mil a 113 mil millones y la relación de pago de intereses sobre exportaciones se duplicó, entre 1973 y 1978. Con ello, el aumento real de las importacio­ nes fue suficiente para permitir unas tasas de crecimiento económico similares a las del promedio de países en desarrollo de 5.4% en 1973-80, pero inferiores a las de países del este asiático, que comenzaron a distanciarse marcadamente de los latinoamericanos (Cuadro 2 6 )123. Por otra parte, el acceso amplio a financiamiento internacional permi­ tió postergar los ajustes que exigían tanto los síntomas de desaceleración industrial en la región, como la mayor competitividad que se requería para penetrar mercados más sutilmente protegidos y con competidores más agresivos. Para el total de América Latina la participación de la industria manufacturera en la generación del producto había subido de 17.5% a 23.6% entre 1950 y 1975 y tendió a estancarse en esos niveles debido a las disminuciones en el ritmo de crecimiento sectorial durante la segunda mitad de los setenta. Sin embargo, el incremento de las exportaciones manu factureras fué para muchos países substancialmente más elevado que el crecimiento del sector (Cuadro 27). Esta etapa coincide con el aumento referido de las exportaciones de productos manufacturados sobre el total de exportaciones de los países de ALADI, a cerca del 17% alcanzado en 1980. Las ventas intra-regionales de estos productos influyeron en este resultado y llegaron a significar más del 37% de cada dólar manufacturero, pese a que las exportaciones 123 Antes de 1975 los ingresos provenientes de exportaciones de bienes eran suficientes para cubrir los costos de importaciones y parte de los balances de servicios. Factores tales como el alto costo del petróleo, facilidad de acceso a financiación y la necesidad de importar equipos de capital para las nuevas estrategias de desarrollo, llevaron a que el aumento de importaciones fuese crecientemente financiado con expansión de deuda externa. Véase Florencio Ballestero: "Determinantes de las tasas de interés": er. S. Roca (edit.): Estabilización y ajuste estructural en América Latina; Lima, 1987. Tercera parte 127 Cuadro 26: Crecimiento del producto interno bruto, por región, 1965-86 Grupos PIB en 1980 Población PIB per (miles de en 1980 cápita en (en 1980 millones de US$) millones) (US$) Cambio porcentual medio al año del PIB 1965-73 1973-801980-83 1984 1985 1986* 3.123 680 6.5 5.4 2.5 5.1 4.8 4.2 187 604 211 331 1.300 921 560 470 230 6.4 7.9 3.8 3.2 6.6 4.5 -0.8 -1.7 6.2 10.1 5.5 4.0 2.2 0.5 7.3 6.8 6.3 4.7 329 706 198 344 1.670 2.050 6.6 6.6 5.9 5.4 2.8 -0.9 2.8 2.9 3.7 3.0 Grupo de ingresos Países de bajos ingresos 564 Países grandes 449 Países pequeños 115 Países de ingresos medianos 1.552 2.118 1.667 451 1.005 270 270 260 1.540 5.5 6.1 3.4 7.0 4.6 4.9 3.3 5,7 Grupos diversos Exportadores de manufacturas*1 958 Exportadores de petróleo* 522 Países muy endeudados* 890 L 886 405 492 510 1.290 1.810 7.4 6.9 6.9 6.0 6.0 5.4 4.1 0.8 -0.9 7.8 2.3 2.0 7.8 7.0 2.2 -1.1 3.1 2.5 716 10.570 4.7 2.8 1.0 4.6 2.8 2.5 16 13.500 8.3 7.9 -1.9 Todos los países en desarrollo 2.115 Grupo regional Africa al Sur del Sahara6 Asia Oriental Asia Meridional Europa, Oriente Medio y Norte de Africa' América Latina y el Caribe Países industriales 7.570 Exportadores de petróleo de ingresos al los 216 3.0 3.2 6.0 8.9 9.1 6.5 6.8 10.4 10.3 6.9 2.8 2.4 3.6 4.7 1.2 3.6 2.8 3.2 1.2 -3.8 9.4 Nota: Los "países en desarrollo" son los incluidos en un grupo de 99 de ellos que se utili­ za para fines analíticos en el informe sobre el Desarrollo Mundial y otros documentos del Ban­ co. a. Cifras preliminares. b. Excluida Sudáfrica. c. Excluidas Hungría, Polonia y Rumania. d. Incluyen Brasil, Corea, China, I íong Kong, India, Israel, Portugal, Singapur y Yugos­ lavia. e. Incluyen Argelia, Camerún, Congo, Ecuador, Egipto, Gabón, Indonesia, México, Nigeria, Siria, Trinidad y Tabago y Venezuela. f. Incluyen Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Cote dTvoire, Chile, Ecuador, Filipinas, Jamaica, Marruecos, México, Nigeria, Perú, Uruguay, Venezuela y Yugoslavia. Fuente: Banco Mundial, Informe 1987. 128 Economía mundial e integración de América Latina Cuadro 27: Producción y Exportaciones de bienes manufacturados (Tasas de crecimiento compuesto) Manufact. Export, de Manuf. Export, como % del sector (1978/80) Argentina 1.0 13.2 17 Brasil 9.5 20.6 10 Colombia 6.4 18.4 15 Chile 6.2 8.6 10 México 6.7 7.2 7 Perú 4.0 17.2 3 Uruguay 6.5 21.9 30 Venezuela 5.4 6.6 4 Período 1970/1978 1970/1979 1970/1979 1970/1978 1970/1978 1970/1977 1975/1979 1970/1979 Fuente: World Bank, Trade tapes (Michael Anderson, INTAL 1986) Datos del Banco Mundial, Véase Mimeo de Michael Anderson; INTAL, 1986. Notas: 1) Exportaciones medidas en valor bruto. Producción de manufacturas medida en términos de valor agregado. 2) La tasa compuesta de crecimiento se ha calculado entre la primera y la última observación. 3) Exportaciones como % del sector se refiere al valor de las exportaciones (dólares constantes de 1980) como % del valor agregado del sector (dólares, 1980). Valores medios calculados para el período 1978/80. al resto del mundo también registraron alzas en su contenido de bienes no tradicionales. Dicha situación contribuyó a que los países de ALADI ganaran espacios como destino del comercio internacional de la región, hasta los más altos niveles observados en la historia de los procesos de integración. En resumen, a partir del primer choque del petróleo se experimenta­ ron tasas satisfactorias de crecimiento económico en la mayoría de los países latinoamericanos. Aunque el crecimiento fué relativamente ele­ vado entre 1975 y 1980, se observó el comienzo de una cierta tendencia declinante. De todas maneras, comparando con la situación internacio­ nal despuésde 1975, puede decirse que a las economías latinoamericanas Tercera parte 129 les fue en forma relativamente aceptable en la segunda mitad de los años 70. El desarrollo industrial basado en la exportación de manufacturas fue reemplazando en algunos casos, o dándole menos intensidad en otros, al modelo de sustitución de importaciones, en forma tal que las ventas in­ ternacionales de esos productos fueron tomando estatura, sobre todo intrarregionalmente. El comercio recíproco se fue constituyendo en un importante, aunque todavía muy reducido, componente de la estrategia de crecimiento de la región. Pero el comercio intralatinoamericano subió su participación en el total hasta fines de los setenta, sustentado especialmente en algunas mejoras de las políticas nacionales y, sobre todo, en la mayor capacidad de compra proporcionada por la disponibilidad de financiamiento exter­ no y divisas obtenidas de las bonanzas de algunos productos básicos, sin que realmente se hicieran esfuerzos exitosos de apertura competitiva intrarregional que promovieran una mayor complementariedad entre los países del área. Las políticas domésticas adoptadas trajeron consigo conflictos para el funcionamiento de los acuerdos de integración, tales como el retiro de Chile del Pacto Andino por sus nuevas políticas en materia de comercio e inversiones y la profundización de los desequili­ brios comerciales entre países con tipo de cambio fijo y otros que devaluaban. Por otra parte, se modificaron las premisas de algunos de los convenios de especialización productiva intralatinoamericanos, debido a la variación de lqs precios relativos de la energía y sus consecuencias en industrias como la automotriz y la petroquímica. De manera muy suscinta, a partir de 1973-74 los países exportadores de petróleo buscaron asegurar su futuro mediante fuertes inversiones en infraestructura y, ante la afluencia de divisas y recursos fiscales prove­ nientes del sector externo, dejaron sobrevaluar fuertemente sus mone­ das nacionales; otros, como Brasil, buscaron disminuir su dependencia energética y modificaron sus prioridades de inversión pero lograron mantener los incentivos a las exportaciones; Colombia, favorecida por el aumento sostenido de los precios del café y escasa dependencia del petróleo importado, no se endeudó al ritmo de los demás países, mantu­ vo algunos instrumentos de promoción de exportaciones, pero dejó atrasar su tipo de cambio real y diseñó un ambicioso plan de inversiones públicas en infraestructura que se financiaría con préstamos; otros países que se vieron afrontados a seguir dependiendo a largo plazo de compras significativas de petróleo, intentaron reajustar sus incentivos internos y políticas para compensar la incidencia macroeconômica de los combus­ tibles y, mientras tanto, elevaron su endeudamiento. En general, los 130 Economía mundial e integración de América Latina países coincidieron en aumentar el endeudamiento, mas no en las prioridades de inversión ni en la búsqueda de mejorar la competiti vidad a largo plazo de las industrias latinoamericanas, todo lo cual tendría su incidencia en la prioridad asignada a la integración. Pese a las diferencias entre países, es posible identificar algunos resultados relativamente comunes de las estrategias de crecimiento con deuda aplicadas en la segunda mitad de los setentas y que podrían resumirse bajo un patrón de "integración pasiva de América Latina a los mercados mundiales", caracterizado por un estilo de desarrollo intensivo en importaciones que no promovió con ia necesaria intensidad el incremento de las exportaciones de manufacturas124. Con el financiami en to fácil abundaron los proyectos sobredimensionados de discutible prioridad y se expandieron industrias intensivas en capital, con lo cual el "capital output ratio" se elevó de 2.8 en 1966-73 a 4.4 en 1973-78. También, los recursos externos ayudaron a mantener los tipos de cambio sobrevaluados y el rezago de la tasa de devaluaciones nominales tendió a compensarse con aumentos de las medidas no arancelarias cuando se trataba de proteger a las producciones domésticas, todo lo cual reforzó los sesgos antiexportadores. c) Los años ochenta La segunda crisis del petróleo en 1979 generó una nueva fase de crecimiento con deuda bajo condiciones externas adversas para los países de la región, como resultado de la recesión en la producción de los países industriales y la caída del volumen del comercio internacional. Estos factores contribuyeron a una marcada declinación de los precios reales de los productos básicos a partir de 1980. En conjunto los países en desarrollo no exportadores de combustibles vieron disminuir su ritmo de importaciones y exportaciones y su relación de intercambio (Cuadro 28). Pero, el impacto crucial en la actividad económica regional estuvo dado por la ya comentada modificación de las tasas de interés internacio­ nales que se tornaron reales a niveles sin precedentes, como consecuen­ cia de las políticas monetarias restrictivas y fiscales expansivas en los 124 El crecimiento basado en la deuda suponía que la financiación externa permitiría un alto ritmo de desarrollo económico que aseguraría el reembolso del dinero barato. El ajuste y la reestructuración del sector productivo se descuidaron en favor de un crecimien­ to inducido por grandes proyectos. K. Esser: "La inserción de America Latina en la economía mundial: ¿Integración pasiva o activa?"; Revista integración Ijatinoamericana; N° 126, Ag. 1987. Tercera parte 131 Cuadro 28: Resumen del volumen y los precios del comercio mundial, 1969-861 (En porcentaje) Promedio 1969-782 1979 1980 1981 1982 1983 6.7 6.4 1.2 0.8 -2.2 3,0 8.8 3.1 4.9 108 8.3 18.6 14.9 20.1 19.3 -1.2 9.1 -4.2 2.3 -4,8 -1,7 -2.4 1.8 -2.2 -1.3 4.4 -9.7 7.2 4.3 1.9 3.9 -4.2 -13.5 3.6 -6.0 -15.1 -2.1 -7.6 -16.2 3,0 3,2 -3,2 9.9 7.1 0.7 4.3 0.9 -5.8 2.6 8.6 11.0 6.8 8.4 5.3 1.2 8,2 11.5 5.0 7.8 8.9 3.4 -4.6 -1.6 7.3 13.4 -2.0 7.8 18.6 -0.6 -4.0 -1.5 4,7 -2,3 -10,1 12.6 2.0 -6.2 7.2 5.0 3.2 -5.3 1,6 5.7 4.5 11.7 25.0 39.9 123 36.5 62.0 5.8 15.4 23.1 2.6 1.9 3.1 -10 -4,5 -8,7 1.2 3.9 2.7 -0.2 -1.7 -3.9 -25.9 -3.3 -49.3 13.1 12.4 7.2 0.6 -0,9 4.8 -4.3 -12.8 8.1 8*1 15.0 13.6 20.8 17.3 7.7 11.5 0.7 3.0 -2.4 -1.1 0.9 2.7 -1.0 -9.8 -2.4 -11.1 7.6 10.8 12.4 10.7 3.1 -0.2 2.1 -0.5 8.1 14.9 19.4 11.9 2.9 -1,5 3.0 -3.2 -13.7 1984 1985 1986 Comercio mundial3 Volumen Valor unitario (en dólares de EE.UU.) (en DEG)4 Volumen de intercambio Exportación Países industriales 7.1 Países en desarrollo 4.6 Exportadores de combustibles 3.1 No exportadores de combusti­ bles 6. 1 Importación Países industriales 6.9 Países en desarrollo 7-2 Exportadores de combustibles! 5-0 No exportadores de combusti­ bles 4-8 4.6 8.4 -0.3 -2.5 -11.9 -21.C 4.6 Valor unitario del comercio (en DEG)4 Exportación Países industriales 7.6 Países en desarrollo 12.1 Exportadores de combustibles 19.6 No exportadores de combustibles 7.3 Importación Países industriales Países en desarrollo Exportadores de combusti bles No exportadores de combustibles -3.6 132 Economía mundial e integración de América Latina Cuadro 28 (Cont.): Resumen del volumen y los precios del comercio mundial, 1969-861 (En porcentaje) Promedio 1969-78 1979 1984 1985 1986 1980 1981 1982 1983 -2.9 10.1 26.3 -7.1 16.3 44.0 -1.8 3.5 11.2 1.9 -1.0 - 1.4 -3.5 -8.5 0.3 1.2 0.7 9.0 0.8 -1.5 -16.7 -2.7 -47.4 -1.6 -5.8 -4.2 -2.2 0.5 1.7 -1.2 9.6 22.8 13.6 46.0 10.4 63.6 -3.9 9.8 -2.1 -4.1 -2.8 -11.7 10.3 17.9 5.5 -13.5 -9.9 6.9 Relación de intercambio Países industriales -0.5 Países en desarrollo 3.7 Exportadores de combustibles 11.2 No exportadores de combusti­ bles -0.8 1.1 Partida informativa: Precios del comercio mundial (en dólares de EE.UU.) de los principales grupos de produc­ tos5 Manufacturas Petróleo Productos primarios no petroleros -3.0 1.2 17.9 -2.4 -4.8 -49.8 4.2 -12.9 -1.1 1 Excluida China con anterioridad a 1978. 2Tasa compuesta de variación anual. 3 Promedios de la tasas de crecimiento de la exportación y la importación mundial, basados en los datos correspondientes a los dos grupos de países indicados separadamente más abajo y en datos parcialmente estimados para la U.R.S.S. y los países de Europa oriental no miembros del Fondo. 4 En los años anteriores a 1970 se imputa al DEG un valor de $ 1,00. 5 Representados por: para las manufacturas de los países industriales, el índice de valor unitario de la exportación; para los países exportadores de petróleo (de acuerdo con criterios analíticos pasados), el valor unitario de la exportación de petróleo, y, para los productos primarios no petroleros exportados por los países en desarrollo, el índice de las cotizaciones del mercado. Nota: Tomado del FMI: Informe Anual 1987. Estados Unidos (Cuadro 29). Los países latinoamericanos no petroleros habían continuado endeudándose, principalmente en la banca comer­ cial, a una tasa anual real cercana al 10% entre 1979 y 1981 para cubrir los déficit en cuenta corriente inflados por los mayores costos de los intere­ ses y para compensar las salidas de capital. Estas salidas se daban sobre todo en las principales economías de la región, debido a los desequili- Tercera parte 133 Cuadro 29: Precios de los productos básicos y tipos de interés, 1973-86 (variación porcentual media al año) 1973-80 1982 1983 1984 1985 1986 8.9 9.2 -10.8 -11.6 4.8 11.9 6.9 -6.4 -11.8 -17.1 6.1 -8.2 Metales y minerales 8.0 -10.5 3.5 -5.7 -6.0 -7.7 Total de productos distintos del petróleo 9.0 -10.6 4.8 2.3 -12.2 1.3 Petróleo 40.9 -8.9 -9.8 -2.0 -3.0 -49.0 Precios de los productos básicos en términos reales “ Total de productos distintos del petróleo Petróleo -2.3 26.3 -9.3 -7.6 7.6 -7.4 4.1 -0.3 -13.0 -3.9 -14.8 -57.1 Tipos de interés* LIBOR en dólares a seis meses En términos reales' 9.3 1.4 13.5 7.1 9.8 5.8 11.2 7.1 8.6 5.1 6.8 4.1 : 10.3 18.2 8.9 11.6 8.9 10.1 8.3 11.5 7.2 8.6 Precios de los productos básicos en dólares nominales Alimentos y bebidas Materias primas agrícolas no alimentarias Costo medio de los fondos4 En términos nominales En términos reales* a. Deflactados según el índice del valor unitario de las manufacturas del Grupo de los Cinco. b. Porcentaje anual. c. Deflactada según la tasa de variación del deflactor del PNB de los Estados Unidos. d. El tipo de interés efectivamente pagado por 31 países, expresado como una proporción de su deuda pendiente a mitad del año. e. Deflactado según la tasa de variación de los precios de exportación de las mercancías de los países en desarrollo. Fuente: Banco Mundial: Informe 1987. brios macroeconômicos y menor confianza en la posibilidad de que pudiesen pagar sus obligaciones125. A partir de 1982, el nuevo endeudamiento fue insuficiente para poder cubrir los pagos netos de utilidades e intereses al exterior, haciéndose necesario un fuerte ajuste para generar superávit en cuenta corriente y 125 Albert Fishlow: "La crisis de la deuda externa: ¿Es posible su solución a través de la integración económica?"; en BID-INTAL: La integración latinoamericana en la década de los 80: Buenos Aires, 1984; p. 96. De acuerdo a la CEPAL, entre 1979 y 1982 la relación entre deuda externa total desembolsada y las exportaciones de bienes y servicios pasó de 230% a 321 % y la relación éntre intereses totales pagados y dichas exportaciones se elevó de 18% a 41% en promedio para los países latinoamericanos. Economía mundial e integración de América Latina 134 Cuadro 30: América Latina y el Caribe: ingreso neto de capitales y transferencias de recursos (Miles de millones de dólares y porcentajes) Año 1973 1974 1975 1976 1977 1978 1979 1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987** Ingresos netos de capitales Pagos netos Transferencias de recursos de utilidades e intereses (3)—(1 )-(2) (!) (2) (3) 7.9 11.4 14.3 17.9 17.2 26.2 29.1 29.7 37.6 20.4 3.0 9.3 3.3 8.7 14.4 4.2 5.0 5.6 6.8 8.2 10.2 13.6 18.2 27.2 38.8 34.4 36.3 34.8 30.5 30.1 3.7 6.4 8.7 11.1 9.0 16.0 15.5 11.5 10.4 -18.4 -31.4 -27.0 -31.5 -21.8 -15.7 Exportaciones de bienes y servicios Transferencias de recursos/ exportacio­ nes de bienes y servicios* (5)=(3)/(4) (4) (5) 28.9 43.6 41.1 47.3 55.9 61.3 82.0 107.6 116.1 103.2 102.4 114.1 108.9 94.2 105.9 12.8 14.7 21.2 23.5 16.1 26.1 18.9 10.7 9.0 -17.8 -30.7 -23.7 -28.9 -23.1 -14.8 Fuente: 1973-1986: CEPAL, sobre la base de datos proporcionados por el FMI, 1987; CEPAL, sobre la base de informaciones nacionales. Véase: Balance Preliminar Economía Latinoameri­ cana 1987. Notas sobre la economía y el Desarrollo N® 455/56, Dic. 1987. a. En porcentajes. b. Estimaciones preliminares. pagar a los acreedores. Desde entonces, las transferencias de recursos se volvieron persistentemente negativas para la región en un monto anual promedio equivalente acerca de un 4% del PIB latinoamericano (Cuadro 30); este porcentaje sería superior en aproximadamente un 2% anual del PIB debido al impacto del deterioro de los términos de intercambio, el cual hizo necesario un mayor volumen de exportaciones para generar los requerimientos de superávit comercial126. Desde el punto de vista macroeconómico, los países latinoamericanos reaccionaron ante estos desajustes contrayendo los niveles reales de inver­ 126 Véanse cálculos sobre el efecto en el PIB de las transferencias, en E. Bacha: "Latin America's Economic Stagnation: Dornestic and External F a c t o r s Conferencia INTAL-East West Center sobre experiencias de desarrollo Asia-América Latina; ITonolulu, Abril, 1988. Tercera parte 135 sión, reduciendo los gastos en servicios sociales e infraestructura y no tuvieron, en general, éxito en elevar los recaudos tributarios o contraer el consumo, ni en elevar la productividad. Además, dados los cuantiosos préstamos bancarios y de los mercados locales de capitales para financiar los gastos crecientemente deficitarios del gobierno y sus empresas fuer­ temente endeudados, se comprimió la participación de la inversión privada y se configuró un desarrollo recesivo inflacionario en lo que va corrido de la década (Gráfico 4). El proceso inflacionario se vio además aumentado por los rígidos mecanismos de indexación para intentar mantener paridades entre precios relativos ante el crecimiento de los precios127. Lo anterior no es ajeno al hecho de que América Latina asumió la crisis de los años ochenta con la debilidad de una altísima dependencia en la exportación de productos primarios (aproximadamente un 80% de sus exportaciones) y pese al extraordinario esfuerzo en el crecimiento del volumen de las mismas, superior al mundial en 1980-86, este se compen­ só por la caída de los precios (Anexo 10). Ello no sólo afectó las posibili­ dades de importar, sino también los recursos fiscales de los países de la región, marcadamente dependientes de los impuestos a las exportacio­ nes y tributación aduanera. Ante la mencionada reversión del flujo de capitales, exacerbada por el "efecto términos de intercambio", los aho­ rros internos no se elevaron lo suficiente como para compensar la expor­ tación de capitales y se contrajo necesariamente la formación bruta de capital de los gobiernos, con las referidas consecuencias en la inversión del sector privado (Anexo 11). Los déficit del sector público de las principales economías de la región, que ya habían dado un salto en 1975 (Cuadro 31), se mantuvieron altos o tendieron a aumentar en la primera mitad de la década, no sólo por las limitaciones observadas para elevar los ingresos tributarios sino por la inflexibilidad demostrada de los gastos públicos de funcionamien­ to y de algunos programas de inversión capital intensivos, como los de energía eléctrica, cuyos recortes significativos son muy difíciles de hacer de un día para o tro128. En este contexto de contracción de la demanda interna que contribuía 127 Ut supra. Dichos mecanismos de indexación automáticos y retrospectivos suelen afectar a precios claves como el tipo de cambio, salarios, tarifas públicas, precios contro­ lados por el sector público y tasas de interés. 125 Jorge Ospina: "Política económica y comportamiento exportador en América Latina"; Seminario JNTAL-East-West Center sobre experiencias de desarrollo Asia-América Lati­ na; Honolulu, abril, 1988. Economía mundial e integración de América Latina 136 Gráñco 4: América Latina: principales indicadores económicos V Producto interno bruto3 •••\ —■/". A ------ S Producto interno bruto por habitante2 - 1 1970 1975 1980 1 -L __i ------------L ------1 1985 1987 Fuente: CEPAL, sobre la base de informaciones oficiales. *Tasa anual de crecimiento. ’Tasa anual media ponderada de 18 ciudades incluidas en las 25 ciudades más pobladas de America Latina. 'Variación porcentual de diciembre a diciembre. Nota: Tomado de Cepal: Balance preliminar de la Economía Latinoamericana 1987. Notas sobre la Economía y el Desarrollo; NQ455/456, dic. 1987. Cuadro 31: América Latina: Déficit sector público / PIB 1973 1974 1970 1971 1972 Argentina -1.1 -3.8 -4.6 -6.6 -6.9 Brasil* -2.4 -2.1 -1.4 0.4 -0.1 1975 1981 -3.5 -7.3 -15.9 -1.7 -3.0 -2.4 -2.7 -3.5 -4.1 nd nd -2.6 -2.5 -3.9 -1.9 -1.7 -7.6 -6.7 -4.3 0.3 1977 1978 1979 -14.0 -9.8 -3.2 -3.8 -2.3 -2.6 -1.8 -3.4 1982 1983 1984 1985 1986 1980 1976 -15.1 -16.8 -12.8 -5.9 Chile -5.2 -12.4 -16.7 -15.8 -6.8 -1.7 3.7 1.3 1.7 5.2 2.9 0.8 Colombia -4.0 nd nd nd nd nd nd nd nd -1.4 -2.8 -5.9 -7.6 México -1.9 -2.3 -4.1 -5.3 -5.8 -9.1 -7.5 -5.2 -5.5 -7.5 -7.9 -12.4 -14.6 -7.6 -6.7 Perú -0.8 -1.4 -2.9 -4.5 -6.8 -9.6 -10.0 -9.8 -6.2 -1.1 -6.5 -4.9 -3.9 -8.9 -5.0 -2.7 -1.5 -2.3 Venezuela -2.6 -2.6 -7.1 -5.1 2.2 -7.6 -13.2 -11.4 -12.9 -11.5 -13.5 -2.0 * Déficit del Gobierno Central 1970-80 Contabilidad de causación. 1981-86 contabilidad de caja. Véase Jorge Ospina: "Política económica y comportamiento exportador en América Latina"; INTAL, Mar. 1988. 3.6 -3.6 -8.3 -•15.2 2.3 -4.4 -1.2 138 Economía mundial e integración de América Latina a comprimir la demanda por bienes extranjeros, los países reforzaron sus políticas de ajuste con violentas devaluaciones en términos reales e imposición de controles a las importaciones, buscando cubrir los crecien­ tes requerimientos del pago del servicio de la deuda y mantener un nivel mínimo de importaciones (Cuadro 32). Este manejo cambiario y de la política comercial incidiría fuertemente en la integración ya que la generación de superávit comercial se logró esencialmente mediante la reducción de importaciones, pero al hacerlo todos los países a la vez y sin distinguir entre comercio recíproco y el efectuado con terceros, las exportaciones intrarregionales se contrajeron con relación al total expor­ tado por América Latina y el Caribe. En algunos casos se comprobaron restricciones discriminatorias a las importaciones aplicadas en contra de los países de la propia región, sea por la sensibilidad de los desequilibrios que se arrastraban del pasado, actitudes de retaliación, problemas con la formación de los mercados ampliados que venían sin solución desde los años setenta, o limitaciones de los mecanismos de pagos para saldar los flujos de comercio no equilibrado en las compensaciones cuatrimestrales, según se analiza más adelante. Además, la estructura que se fué configurando del comercio re­ gional, más fácilmente prescindible que el proveniente de países indus­ trializados, contribuyó a su tratamiento discriminatorio cuando se agu­ dizaron los problemas externos. Se obtuvo, así, un efecto contrario al objetivo inicialmente trazado de disminución de la vulnerabilidad de los países mediante la integración. En resumen, al iniciarse los años 80 se generalizó la idea entre los analistas de que se había penetrado en un período histórico plagado de tensiones y de complejidades extremas, tanto por cuestiones puramente económicas como por factores de carácter político y social. A media en que fue transcurriendo la década se hizo evidente que la na turaleza de 1so austes requeridos y el avance de la incertidumbre en el panorama externo, estaban cargados de mayores dificultades de las que se i magua­ ron al iniciarse el período129. En la crisis convergieron los problemas 129 La idea de que se está enfrentando una verdadera crisis de magnitud no igualada desde los años treinta se va convirtiendo en un lugar común de la bibliografía relacionada con temas de la región. Véanse algunos ejemplos: Sergio Bitar: "El pensamiento latinoa­ mericano ante la crisis económica"; Integración Latinoamericana; Buenos Aires, 1986; Rene Villarreal: "La estrategia de industrialización y comercio exterior en América Latina”; en Economía de América Latina; Buenos Aires, 1985; Miguel Urrutia: "Latin America and the Crisis of the 1980's; OECD; Paris, 1987; Andrés Bianchi: "América Latina en los 80: Crisis, Ajuste y Recuperación"; en: S. Roca (edit): Estabilización y Ajuste Estructural en América Latina; Lima, 1987; Reunión de Expertos de CEPAL (1985); Reunión de Presidentes en Acapulco, México (1987); CEPAL: Relaciones económicas internacionales y la cooperación regional Cuadro 32: Tasa de cambio real efectiva (1976-78=100) 1971 1972 1973 1974 1975 1976 1977 1978 110.2 1979 1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 Argentina 92.1 105.2 93.6 87.2 118.9 90.3 99.4 75.7 67.5 75.6 115.2 ic r v , 95.7 129.4 106.9 Brasil 92.0 95.6 103.9 103.0 103.3 98.6 97.9 103.5 114.9 127.6 103.8 98.3 115.7 109.2 109.6 101.3 Chile 67.3 51.1 44.3 86.7 113.2. 99.4 92.7 107.8 98.5 83.8 75.3 83.9 90.5 91.4 103.8 106.2 112.6 114.1 115.8 109.7 112.6 106.8 96.1 97.1 94.7 95.9 88.9 81.1 83.8 89.5 115.0 124.3 91.9 94.9 95.4 92.1 90.4 93.9 105.2 10.9 96.7 89.0 80.1 115.0 121.0 100.3 98.0 144.5 94.4 125=9 124.1 114.0 96.5 92.4 100,3 101.1 121.0 94.6 100.7 104.2 98.6 89.5 81.8 76.6 106.7 96.3 95.5 Colombia México Perú 74.5 75.7 83.0 82.5 74.6 79.8 Venezuela 98.2 99.5 106.7 109.3 104.6 101.2 98.1 Indice de liberalización Importaciones de bienes y servicios no factoriales/PBI Argentina 7.4 5.1 3.6 4.1 10.9 6.4 9.2 7.5 8.1 8.5 9.3 11.4 9.0 7.8 7.9 7.5 Brasil 8.5 9.2 9.9 14.3 11.6 9.6 8.3 8.2 9.7 11.6 10.2 9.2 9.5 8.4 7.7 6.0 20.5 Chile 11.6 11.1 15.9 21.4 28.4 20.1 21.5 23.5 25.2 25.5 25.3 20.6 23.9 24.5 25.4 Colombia 26.4 14.1 13.7 16.7 15.3 14.9 14.0 14.6 14.0 16.3 16.5 17.2 14.9 13.9 14.9 15.0 8.7 8.9 9.5 10.6 9.6 9.3 9.4 11.0 12.4 13.8 14.0 11.8 8.9 9.4 10.4 11.9 Perú 14.9 14.5 16.0 21.1 22.3 19.2 21.4 19.3 18.1 22.6 24.3 23.7 22.8 17.6 19.4 18.2 Venezuela 19.3 20.7 19.8 19.2 25.8 29.9 36.2 38.5 29.3 25.5 25.7 28.9 13.4 19.9 19.4 21.9 México Fuente: FMI, IFS, BID. Véase Jorge Ospina: "Política económica y comportamiento exportador en América Latina"; INTAL, Mar. 1988. 140 Economía mundial e integración de América Latina económicos de la coyuntura y los de la estructura; los atrasos producti­ vos y tecnológicos dentro de cada país y los desafíos de las transforma­ ciones que provenían del marco internacional; las consecuencias desestabilizadora de las tensiones econe las naciones industrializadas y entre los socios latinoamericanos de los procesos de integración; y la acentua­ ción de los conflictos sociales no resueltos en las décadas anteriores. A continuación hacemos un breve repaso de las situaciones adversas acu­ muladas y sus efectos en la región. i. La inicial prolongada recesión de los países industrializados en los años 1980 y 1982 y las incertidumbres posteriores trajeron consigo la sofocación de los mercados, en parte por los efectos mismos de la desaceleración del crecimiento del producto y, en parte, por la imposición de medidas proteccionistas adicionales, de carácter no tarifario130. ii. La deuda externa se constituyó en una enorme carga sobre las economías de la región por el impacto de la elevación sustancial de las tasas de interés real. Los créditos ajustados por intereses fotantes se extiendan a la mayoría de las naciones deudoras y la deuda y su servicio van ascendiendo en los años comentados, como porciento del PBI y de las exportaciones (Véanse Anexos 12 y 14). iii. Las inversiones extranjeras directas declinan en el período cubier­ to, especialmente a partir de 1982; los préstamos externos dismi­ nuyen, además de que las corrientes financieras de mercado ganan posiciones respecto de las que proporcionan mayores faci­ lidades; y el ingreso neto de capitales no sólo cae fuertemente, sino que además se experimentan fuertes transferencias netas hacia el exterior. Las fugas de capitales también se hacen mayores en estos años. en América Latina; Santiago de Chile, 1987, etc. En muchos casos se señala que aunque la diversidad de situaciones entre los países de la región es amplia, el "shock de los ochenta" ha afectado a todos sin distinción (Gert Rosenthal: Alternativas para el futuro de las relacio­ nes económicas internacionales de América Latina; INTAL, 1987, (mimeo). 130 La desaceleración en el crecimiento de las importaciones de manufacturas provenien­ tes de los países en desarrollo según algunos autores, puede ser atribuida más a la declinación del crecimiento del PIB que a la imposición de una mayor rotección. Véase Bela Balassa: Trade between developed and developing countries: The Decade+Ahead; Wash. 1984. En todo caso, los datos muestran que los productos manufacturados provenientes de los países en desarrollo fueron sometidos a mayores obstáculos no tarifarios para su acceso a los mercados de lso países industrializados (Julio J. Nogués, Andrés Olechowski y Alan Winters: The EstablishmentofNon-tarifBarriers to Industrial Countriesl Imports: World Bank, Dpt. of Research, Dis. Paper, N 115, Jan., 1985). Tercera parte 141 iv. Los precios de los bienes primarios, aunque con altibajos, tienden a declinar fuertemente y los términos del intercambio se despla­ zan en sentido descendente. v. El PBI de la región tiende a mostrar tasas de crecimiento en descenso (cae de alrededor del 5% en los años 70 a 0,5% en 1980/ 85). El PBI per cápita desciende, lo mismo que la inversión. Las presiones inflacionarias se hacen difíciles de contener, con la amenaza permanente de caer en las hiperinflaciones. La produc­ ción industrial decae y declina la participación del sector corres­ pondiente en el P B I131. vi. Las importaciones se contraen y se incrementan las exporta­ ciones 132. En lo que se refiere al comercio intra-regional se retroce­ dió 10 a 15 años y el coeficiente de integración declinó de 14% en 1980 a cerca de 8% en 1985, año a partir del cual ha comenzado a recuperarse. Los países aplicaron medidas de restricción a las importaciones sin distinción de origen y, en ocasiones, fueron más severos en la limitación a las compras provenientes de países ve­ cinos. vii. La lluvia de acontecimientos coyunturales subyacentes requirió la aplicación de políticas altamente resistidas por las sociedades. Las presiones inflacionarias extremas y el deterioro del poder de compra, la huida del capital, el desempleo y el subempleo han sido repetidas y amargas figuras de estos tiempos. El clima, así, se ha poblado de conflictos de intereses, de penurias para los sectores menos protegidos, de peligros para la paz social y política y estabilidad de las democracias. Dentro de estas condiciones, los problemas de coyuntura han dificultado el enfrentamiento de los desajustes estructurales subyacentes. Y sin corregir éstos ha resul­ tado poco menos que imposible superar las turbulencias del corto plazo. Así, entonces, no es casual que en estos años se haya procurado volver a examinar la estrategia del desarrollo de la región procurando encontrar caminos para recorrer los años ochenta, y también para colocarse apro­ piadamente y poder avanzar en las décadas subsiguientes. A veces las 131 Varios autores hablan de un proceso de "desindustrialización". 132 Aumenta la proporción de las exportaciones destinadas a los Estados Unidos, en tanto que descienden las intra-regionales, así como las destinadas a Eurppa y a otros países en desarrollo (GATT: Internacional Trade; 1986). 142 Economía mundial e integración de América Latina reflexiones volvieron a recoger anteriores expresiones (el neo-estructuralismo); otras veces se inspiraron en discusiones contemporáneas de mayor amplitud que las latinoamericanas (por ejemplo, los temas de la pequeña empresa y la desregulación); pero, en general, lo que se ha procurado es apelar a las mayores dosis posibles de pragmatismo y de realismo en la búsqueda de caminos para el progreso de la región. A pesar de las diferentes ópticas recorridas, se encuentra una remarcable convergencia en el estudio de algunos temas de gran importancia. Por ejemplo: la búsqueda de mecanismos de conciliación y concertación; la reforma del papel del Estado; la descentralización administrativa y productiva; la pequeña y mediana empresa, la existencia de persistentes hetereogeneidades y, por lo tanto, la necesidad de insistir en la selectivi­ dad; las ventajas del comercio exterior; el avance tecnológico, temas que se comentan más adelante. 3. Tensiones entre políticas nacionales e instrumentos comunitarios Se ha visto como la situación internacional peso, en forma contunden­ te, en el devenir de la integración latinoamericana. Especialmente, es posible verificar la mayor o menor prioridad que adquieren estos proce­ sos, en función de las políticas nacionales adoptadas conforme a la posición que se tenga, tanto en los mercados de productos básicos, como en el acceso al financiamiento externo. En las dos primeras décadas de integración, el comportamiento favorable del comercio mundial reforza­ do con el financiamiento internacional, inicialmente público y luego de la banca privada, permitieron a los países mantener una demanda adecuada por importaciones e hicieron perder prioridad a la profundización eficiente de la sustitución de importaciones. Algunas economías avanzaron en racionalizar estos procesos pero, en general, la región mantuvo fuertes distorsiones en la asignación de recursos que contra­ jeron la productividad y restringieron la posibilidad de insertarse en las corrientes más dinámicas del comercio mundial. Sin embargo, los mercados de integración registraron un crecimiento superior al del comercio total hasta comienzos de los ochenta. Pero, esto se debió más al apoyo de la disponibilidad de divisas y al dinamismo que lograron imprimirle a la exportación intrarregional de manufacturas algunos países que introdujeron mejoras a sus políticas comerciales. Los avances parciales de los programas de liberación del comercio recíproco no fueron el factor explicativo de la dinámica comercial intralatinoamericana. En general, tanto en las épocas de restricciones de divisas, como en las de bonanza, se postergaron decisiones de liberar sectores protegí- Tercera parte 143 dos y de introducir modificaciones más estructurales a las economías regionales en la búsqueda de propiciar una especialización regional que ayudara a corregir las ineficiencias del pasado. Esta limitada integración tiene que ver, a su vez, con las dificultades de poner en aplicación los mecanismos que se previeron para el funcio­ namiento de los mercados ampliados o con el hecho de haberse desvir­ tuado aquellos luego de puestos en vigencia. Tal como se ha sugerido, cuando se comentaron las implicaciones del comportamiento de la economía internacional, el escaso perfeccionamiento y aún retroceso de los instrumentos de los mercados ampliados en los años 80, tuvo que ver: Por una parte, con los efectos contradictorios que, en épocas de dificul­ tades externas, genera el manejo de corto plazo de las políticas macroe­ conômicas sobre los márgenes de preferencia y sobre el comercio en general y, por otra, con las dificultades o imposibilidad de acomodar en los instrumentos comunitarios las diferencias de opinión que se han venido delineando acerca de las estrategias relacionadas con el desarro­ llo a largo plazo. Para ilustrar más detenidamente estas tensiones entre políticas nacio­ nales e instrumentos comunitarios, se presenta a continuación el resu­ men de dos experiencias significativas obtenidas a raíz de los esfuerzos por lograr instalar un proceso avanzado de integración económica entre los países del Grupo Andino, y lo sucedido con los sistemas de pagos y créditos recíprocos durante la crisis externa de la presente década. a) La formación de mercados ampliados: El caso andino 133 En 1982 la integración andina atravesaba una difícil situación, refle­ jada principalmente en el incumplimiento de compromisos adquiridos, falta de toma de decisiones, crisis de expectativas sobre los beneficios que debe reportar la integración y su forma de distribución, y un escepticis­ mo creciente de las fuerzas sociales de los Países Miembros sobre si el modelo de integración contemplado en el Acuerdo tendría posibilidades de concretarse y de propiciar las transformaciones deseadas en las eco­ nomías andinas. No era, sin embargo, la primera vez que el Pacto Andino enfrentaba problemas que hacían poner en duda la viabilidad, aunque no la necesi­ 133 Véase Alfredo Fuentes: La crisis del comercio andino y sus perspectivas de reactivación; Documento de Trabajo BID-JUNAC; nov. 1984. 144 Economía mundial e integración de América Latina dad, de la integración. A lo largo de la vida del Grupo subregional se mantuvieron vigentes conflictos de política económica que afloraron en las discusiones sobre el énfasis que debería darse a la liberación del comercio y /o a la programación industrial, discrepancias en cuanto al grado de apertura frente a la inversión privada extranjera y problemas de cumplimiento derivados de las reorientaciones económicas en los Esta­ dos miembros. Estas dificultades obligaron, desde la adopción del Acuerdo, a ir introduciendo ajustes a algunos de los instrumentos inicialmente previstos, tales como al concepto de arancel "común" y al tratamiento al capital extranjero. Posiblemente, el principal obstáculo que se identificaba a comienzos del ochenta para hacer viable la integración convenida entre los países, era la imposibilidad de perfeccionar adecuadamente el denominado mercado ampliado, debido a las diferencias de apreciación sobre las estrategias productivas nacionales, y sobre el papel de asignación de recursos y de ajuste del sector externo que deben cumplir ciertas políticas domésticas -especialmente aquellas vinculadas al comercio exterior, tales como la arancelaria y para-arancelaria, el tipo de cambio y los subsidios (producción y exportaciones)- que determinan la competí tividad relativa del aparato productivo y la magnitud y dirección de los beneficios, cuando se intenta avanzar hacia una apertura comercial plena dentro del esquema de integración. Asimismo, las dificultades para conformar el mercado subregional obedecían a la falta de acuerdo sobre los derechos y las obligaciones correspondientes a los PMDR en los diversos instrumentos del proceso. Más que una oposición a la adopción de ciertos instrumentos inheren­ tes a cualquier proceso de integración relativamente avanzado (desgravación, protección ante terceros y armonización de algunas políticas), lo que se constataba eran las dificultades de ponerlos en vigencia ante los esfuerzos infructuosos de reducir a un mínimo aceptable las diferencias de orientaciones económicas. Este empantanamiento decisorio ya venía afectando el dinamismo del comercio intrasubregional, puesto que los avances en la desgravación de un número importante de productos, se tendían a cuestionar por la imposibilidad de contar con otros mecanis­ mos que establecieran condiciones de competencia no distorsionada en el mercado. Estos cuestionamientos se reflejaban en los conocidos in­ cumplimientos de compromisos134. 134 Las soluciones a los incumplimientos de compromisos no eran solamente de tipo jurídico (Tribunal o esquema de sanciones) sino que requerían nuevos mecanismos y reformas instrumentales que mejoraran la capacidad gubernamental de cumplirlos. Además, la inoperancia de ciertas obligaciones tuvo que ver con la inacción de los órganos Tercera parte 145 No extraña, entonces, que en medio de estas tensiones, a raíz de las políticas de ajuste global introducidas en 1982-83, la caída del comercio intra-andino sin combustibles entre esos dos años, de US$ 859 a US$ 461 millones, haya sido tan drástica, en términos relativos, a nivel de proce­ sos de integración de América Latina. En el momento de la crisis se introdujeron restricciones y trabas no autorizadas al comercio intrarregional, caracterizadas por su cobertura casi generalizada a nivel de ítems, configurándose un proteccionismo intra-andino en el cual los países fueron más allá (aplicaron restricciones adicionales) de las medi­ das cambiarias que se requerían para enfrentar el comportamiento adverso de la economía internacional13S. Esta experiencia permite apreciar, también, una de las causas del porqué el comercio intralatinoamericano que hace parte de aquella porción desgravada del universo arancelario, tiende a ser más vulnera­ ble que el comercio no desgravado. En el caso del Acuerdo de Cartagena, pese a las limitaciones que desde un comienzo se le introdu­ jeron a la apertura recíproca, muchos de los productos que sí gozaron de preferencias alcanzaron cifras importantes de intercambio mostrando inclusive una correlación positiva con sus márgenes de preferencia 136. Sin embargo, aparte de las conocidas resistencias de sectores protegidos a disputar los mercados internos con exportaciones de países vecinos, sobre todo en épocas recesivas, lo cierto es que, ante el avance de la desgravación automática137 y la indefinición de otros instrumentos como el arancel externo, existían bases para que se generara una competencia comercial inequitativa. del Acuerdo al no adoptar definiciones dentro de los plazos previstos y dejar interpreta­ ciones pendientes sobre conceptos, como el de gravámenes y restricciones, que no permitieron definir reglas claves para las transacciones de muchos productos. JUNAC Incumplimiento de los compromisos contraidos en el Acuerdo de Cartagena; Doc. J/P E /D /2 3 9 , Lima, nov. 1980. 135 Venezuela y Ecuador aplicaron, por ejemplo, en 1982-83 drásticas devaluaciones (300% y 70% respectivamente) para corregir la fuerte caída de los precios internacionales del petróleo, sobrevaluación de sus monedas nacionales, peso del servicio de la deuda y otras distorsiones de precios generadas por el déficit fiscal. Esta sola variación de precios relativos implicó una sustancial modificación de la tradicional ventaja relativa que tenían los productos colombianos en esos países. El impacto se dió también en las actividades comerciales de las zonas de frontera de Colombia por la interrupción de la afluencia de visitantes y una caída dramática, del importante comercio no registrado. Simultáneamen­ te, se generó un fuerte contrabando de alimentos e insumos hada Colombia reforzado por los efectos de los controles de precios y tasas diferenciales de cambio aplicados en los países que devaluaron. Un análisis de los efectos de estas devaluaciones puede consultar­ se en Alfredo Fuentes: La crisis del comercio andino y sus perspectivas de reactivación: Documento de Trabajo BID-JUNAC: nov. 1984. 136 JUNAC Análisis del comercio 1969-1980; Lima, 1982. m La nómina de desgravación automática se integró con cerca de 3000 ítems NABANDINA y logró aperturas significativas especialmente en los mercados de Colombia, Perú y Venezuela. 146 Economía mundial e integración de América Latina En efecto, el potencial de una competencia distorsionada provendría de situaciones, tales como, los distintos niveles arancelarios aplicables a los insumos y bienes finales; aplicación diferenciada de instrumentos para-arancelarios frente a terceros y diversos mecanismos nacionales de fomento a la industria y a las exportaciones, entre ellos, los regímenes arancelarios de excepción. Los efectos de esta aplicación unilateral de instrumentos del sector externo, tendían a hacer muy dispares las condiciones de acceso de los distintos oferentes al mercado subregional y a afectar la magnitud y la distribución de los beneficios esperados por cada país miembro. Aquellos mecanismos andinos que debían cumplir el papel de regu­ lación de las condiciones de competencia, o no se habían adoptado, o mostraron muchas deficiencias en su aplicación, como fue el caso de la práctica inaplicabilidad de la denominada Decisión 45 sobre correctivos a las distorsiones en la competencia, que le daba a la Junta el papel de intervenir cuando se presentaran reclamos. En cuanto al Arancel Externo Común, que tenía la función de completar el espacio económico subre­ gional y regularizar la competencia, no fue posible adoptarlo debido a los desacuerdos sobre los objetivos que debía cumplir el instrumento y el nivel y estructura de protección aceptable para cada país138. En el caso de los requisitos de origen de las mercaderías, dada la falta de aprobación de las llamadas normas especiales, no se habían despejado diversos .vacíos de las normas existentes de ALALC, ni se habían podido utilizar estas disposiciones para instar a los países a cumplir con ciertos compro­ misos. No es tarea fácil lograr un acuerdo para poner en funcionamiento los mecanismos de una unión aduanera entre países con niveles muy diferentes de desarrollo industrial. La pérdida del manejo nacional de ciertos instrumentos claves del sector externo y la magnitud de las transferencias que se generan entre países y entre productores y consu­ midores, dependiendo de la forma como se diseñen los aranceles comunes, requieren de un mínimo de consenso sobre la compatibilidad deseada entre sustitución regional de importaciones y promoción de exportaciones. Están de por medio apreciaciones nacionales sobre los costos de encarecer ciertas importaciones que se desvían hacia el merca­ do subregional, los beneficios de compensar dichos costos con mayores exportaciones recíprocas, y el grado de sobrevaloración cambiaría que se 138 Algunas implicaciones del debate sobre el AEC andino y los conflictos a nivel protección industria-agricultura pueden consultarse en Jorge García: Desarrollo Agrícola y Programación Industrial: Objetivos incompatibles en el Grupo Andino; Bogotá, 1980. Tercera parte 147 considera aceptable a raíz de la adopción de un nuevo régimen de derechos de importación. Esta sobrevaloración incidirá en la viabilidad de una estrategia de promoción de exportaciones no tradicionales al mundo139. En el Grupo Andino, como se ha señalado, los cambios en las orientaciones económicas de los países desde fines de los sesenta, moti­ vados por los planes antiinflacionarios y búsqueda de equilibrar la balanza de pagos, contribuyeron a una mayor apertura hasta comienzos de los ochenta si se miran las estructuras arancelarias vigentes en 1969 y 1982. Sin embargo, esta conclusión no contempla el importante rol de los mecanismos para-arancelarios, de los aranceles específicos, y de los subsidios a la producción y a las exportaciones que contribuyeron a delinear marcadas diferencias en el manejo nacional del sector externo. Cuando las posiciones de apertura llegaron hasta el tipo de reformas introducidas en Chile, este socio fue apartado del proceso, pero, aún los otros participantes mantuvieron discrepancias en las negociaciones arancelarias pues, por un lado, Colombia abogaba por aranceles bajos y poco dispersos para no discriminar excesivamente su comercio con terceros y evitar castigar a sus sectores primarios, posición que acom­ pañaría Perú más adelante; Bolivia, por su situación geográfica y de desarrollo industrial, también demandaba aranceles bajos para no enca­ recer sus compras de insumos y de bienes de capital; Venezuela, al estar determinando su tipo de cambio por el sector petróleo de mayor produc­ tividad, exigía aranceles altos para nivelar la competitividad de su industria y; Ecuador, igualmente requería aranceles elevados por la situación de su tipo de cambio y para favorecer la exportación de productos de su interés, pero también solicitaba excepciones a la aplica­ ción del AEC para mercaderías producidas por los demás, apoyándose en el tratamiento preferencial concedido en el Acuerdo de Cartagena140. Discrepancias como las descritas contribuirían a que, finalmente, los gobiernos disminuyeran los compromisos de integración, mediante el Protocolo de Quito, suscrito en Mayo de 1987. b) Mecanismos de pagos en el comercio recíproco Situaciones como la restricción global de divisas, la inconvertibilidad de monedas de países que comercian entre sí, la falta de alineación de las 139 Respecto de los aspectas conceptuales inherentes al diseño de aranceles comunitarias puede consultarse JUNAC: Orientaciones vara la elaboración del arancel Externo Común; Doc. J / P E / 1 0 7 ,1979; y D. Morawetz: The Andean Group: A Case Stuáy in Economic Integration among Develo-ping Countries; Cambridge, Mass., 1974. 140 J.A. Morales: "Problemas del Arancel Externo Común: el caso del Grupo Andino"; en BID-INTAL: La Integración Latinoamericana en la década de los ochenta; Buenos Aires, 1984; p. 257. 148 Economía mundial e integración de América Latina tasas de cambio reales bilaterales y las sobrevalilaciones frente a mone­ das duras, han dado lugar a un amplio desarrollo teórico y práctico de sistemas regionales de pagos y créditos, financiamiento del comercio y apoyo a las balanzas de pagos, orientados a evitar que dichas situaciones disminuyan el comercio preferencial y restrinjan las posibilidades de integrar las economías de países en desarrollo141. Uno de los elementos esenciales concebido en el lanzamiento de la idea del mercado común latinoamericano fue el de establecer, simultáneamente, un régimen de pagos y créditos que permitiera compensar multilateralmente todas las operaciones de intercambio y evitar que los saldos deudores inhibieran la apertura 142. Los arreglos de pagos bilaterales tienen una larga historia en América Latina y han coexistido inclusive con la adopción de sistemas multilate­ rales de pagos desde la década del sesenta. En la ALADI los convenios de crédito entre pares de Bancos Centrales adquieren un carácter comu­ nitario cuando los saldos son compensados multilateralmente cada cuatro meses, y aquellos países que terminan con cuentas negativas, si exceden los créditos concedidos, deben proceder a cancelarlos en mone­ das duras a los países superavitarios. Por la circunstancia vigente, de tener que desembolsar dólares para cubrir los saldos negativos, se argumenta, con razón, que la solidez de estos mecanismos requiere por lo menos dos condiciones básicas. La primera, que en el largo plazo tienda a haber posiciones equilibradas de superávit y déficit entre los países que participan en el esquema y; la segunda, de carácter operativo, que los acreedores que se supone son vendedores netos dentro del comercio interregional, tengan suficientes medios -divisas- para financiar temporalmente a los deudores los saldos que deben pagar143. Con este último propósito de ayudar al financiamiento a corto plazo de los saldos deudores resultantes de la compensación, se adoptó el llamado Acuerdo de Santo Domingo que permitía a los países con saldos negativos mantenerse dentro del sistema con el apoyo de una refinancia­ ción colectiva. Además, se reforzó este acuerdo con la posibilidad de 141 Un trabajo clásico sobre estas materias es el de J. Vanek: "Payment Unions among developing countries"; Journal ofCommon Market Studies; Vol. 5, N 2,1966. 142 En 1961 se estableció la Cámara de Compensación Centroamericana, en 1965 el Sistema de Pagos de la ALALC y en los años setenta el del Caribe. 143 González del Valle: "El financiamiento del comercio intrarregional y subregional", en BID-INTAL El financiamiento de la integración subregional en América Latina; ponencia presentada a la Reunión Técnica INTAL i ONPLATA, Buenos Aires, Mayo de 1985. Tercera parte 149 Cuadro 33: Resumen de la evolución del convenio de pagos 1966-1987 (En millones de dólares) Bancos Centrales Líneas de Montos de Importacio­ % Divisas % Transfe­ Año crédito operaciones nes intra 4/5 transferidas 7/4 rencias participantes acordadas cursadas ALADI anticipa das (2) (3) (4) (5) (6) (7) (8) (1) 1966 1967 1968 1969 1970 1971 1972 1973 1974 1975 1976 1977 1978 1979 1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 7 7 9 10 11 11 11 12 12 12 12 12 12 12 12 12 12 12 12 12 12 12 16 16 22 25 35 38 42 44/2 46/2 47/2 52/4 52/5 53/7 54/7 54/7 54/8 54/8 54/8 54/8 54/8 54/8 54/8 106 333 377 479 560 708 984 1403 2288 2396 2926 3936 4459 6421 8663 9331 7772 6234 6780 6723 6673 7595 985 1008 1062 1301 1354 1485 1664 2312 3930 4006 4641 5793 5772 8439 10464 12296 10562 7636 8356 7434 7 660 8627 11 33 35 37 41 48 59 61 58 60 63 68 77 76 83 76 74 82 81 90 87 88 31 94 129 81 109 136 188 280 387 660 652 887 1134 1629 2020 2553 2245 1809 2052 1499 1069 1374 30 28 34 17 20 19 19 20 17 28 22 23 25 25 23 27 29 29 30 22 16 18 15 24 9 9 78 52 105 170 56 300 682 869 633 309 155 62 17 64 Fuente: Secretaría General de la ALADI. Nota: En la columna (3), a partir de 1973, la primera cifra corresponde al número de líneas de crédito recíproco vigentes entre los Bancos Centrales de los países de la ALADI y la segunda a las que mantiene el Banco Central de la República Dominicana con algunos de aquéllos. Fuente: Boletín ALADI; 7/87, Julio 87 y documento ALAD I/CA FM /XIV /di,2, Feb. 1988. ofrecer recursos para desequilibrios globales de balanza de pagos, aun­ que este segundo mecanismo no tuvo efectividad por la falta de fondos para atender dichos desequilibrios. Tanto el sistema multilateral de pagos de la ALADI como el Acuerdo de Santo Domingo, permitieron canalizar y saldar buena parte del intercambio interregional de los países participantes, reduciendo los 150 Economía mundial e integración de América Latina requisitos de reservas para las transacciones respectivas (Cuadro 3 3 )144. Sin embargo, desde comienzos de este decenio, el esquema empezó a mostrar sus limitaciones por la renuencia de los países deficitarios, dada su situación de iliquidez global, a saldar sus operaciones dentro del con­ venio, prefiriendo arreglar sus créditos a través de acuerdos bilaterales. Incluso, la insuficiencia de las líneas de crédito venía obligando, desde 1979, a efectuar cuantiosas transferencias de divisas con anticipación a la compensación y, a partir de ese año, se produjeron los primeros casos de incumplimiento en la cancelación cuatrimestral. Ello tuvo que ver con la situación de déficits comerciales estructurales de varios países dentro de la Asociación, manejables en situación de disponibilidad de divisas, pero que en época de crisis (presión por las exigencias de la deuda) trataron de corregir, e incluso de revertir en su comercio recíproco. Los saldos negativos del intercambio se comenzaron a pagar con apreciable retardo y cuando las necesidades de financiación de éstos se dieron simultáneamente para varios países y se prolongaron por 12 o más meses, un mecanismo como el de Santo Domingo dejó de funcionar. Los países trataron de exportar por fuera del convenio regresando a los acuerdos bilaterales para obtener divisas en pago y no quedar en situa­ ción deudora a raíz de la compensación, o en situación de acreedores impagos. Pero lo más relevante a destacar es que esta pugna desatada para lograr balanzas comerciales superavitarias o equilibradas, dejó una secuela contraproducente de restricciones no arancelarias que contribu­ yeron al cercenamiento del comercio regional. La crisis de los mecanismos de pagos fué especialmente grave en Centroamérica, donde los incumplimientos de las compensaciones practicadas por la Cámara de Compensación Centroamericana, implica­ ron que las remesas cursadas pasaran de US$ 779 millones en 1981 (100% de las ventas) a US$ 30 millones en 1987 (7% de las ventas); es decir, se sustituyó el mecanismo multilateral por diversas modalidades bilatera­ les de pago, tales como el trueque, monedas nacionales y los dólares estadounidenses. Estos nuevos acuerdos contribuyeron recientemente a revertir la tendencia contractiva, pero la reactivación estable del comercio implicará encontrar soluciones a la deuda intrarregional, que alcanzó un valor de US$ 732 millones a fines de 1987, monto que alcanzó un valor de US$ 732 millones a fines de 1987, monto que requerirá la ma­ terialización de la cooperación financiera externa hacia la subregión14S. 144 Hacia fines de 1986 se cursaron pagos por cerca de 80.000 millones de dólares, de los cuales sólo se transfirió un 25%, es decir, se disminuyó la utilización de divisas converti­ bles en alrededor de 60.000 millones de dólares. 145 O. Castro Pérez: Estrategia para incrementar el comercio intracentroamericano y notas sobre la adopción de una moneda común latinoamericana; Reunión de expertos sobre sistemas de pagos y unidades de cuenta en Améru a Latma; Wash., Feb. 1988, BID-INTAL. Tercera parte 151 Se hace necesario convenir que, en las actuales circunstancias de presión de los acreedores externos y acumulación de saldos impagos entre los países de la región, difícilmente el comercio del área proporcio­ nará a los países intervinientes el incentivo de conseguir monedas fuertes. Tratar de obtenerlas allí, como ha sido observado, es embarcarse en una búsqueda de fondos donde no existen, por lo menos en cantidades relevantes para el conjunto de países endeudados146. En consecuencia, se requiere de mecanismos que refuercen y complementen los sistemas de pagos, disminuyendo el incentivo a conseguir dólares con el intercambio regional, pero también ayudando a que los países deudores obtengan el apoyo necesario cuando sus desequilibrios tienden a prolongarse. De otra forma, las políticas de ajuste intralatinoamericanas, reforzadas por los problemas pendientes de solución en los mercados ampliados, culmi­ nan empequeñeciendo las relaciones comerciales. Pese a los ajustes en algunos instrumentos y creación de otros en años recientes (Peso Andino y Derechos de Importación Centroamericanos DICAS, por ejemplo) las dificultades se han mantenido, requiriéndose de recursos financieros externos adicionales para el incremento del comer­ cio y ajustes en la aplicación de los instrumentos de compensación; nuevos dispositivos para ahorrar divisas en el intercambio; y de un fortalecimiento de mecanismos regionales y subregionales para enfren­ tar dificultades de balanza de pagos global. Ello se desprende de las distintas iniciativas que se han elaborado desde comienzos de los 80 por parte de las autoridades de ALADI, Bancos Centrales y, en general, todos los agentes involucrados en la integración económica147. III. S itu a ció n p resen te en los program as de in teg ració n y su p ap el dentro de las ,fnuevas estrateg ias" n acio n ales En los años ochenta los programas formales de integración se tendie­ ron a reestructurar o adecuar con un menor grado de compromiso de políticas económicas entre los distintos países de la región. Ello no fué ajeno a las dificultades mencionadas de compatibilizar en los instrumen­ tos comunitarios las reorientaciones de la sustitución de importaciones, la insatisfacción con el régimen de los países de menor desarrollo relativo, y la fuerte caída de la interdependencia comercial debido al 146 Domingo Cavallo y A. Dadone: Cooperación económica y comercio entre los países ‘A ' y los países 'C-D'; BID(mimeo), mayo, 1987; p. 19. 147 Un resumen de las propuestas planteadas en los años ochenta puede consultarse en CEMLA: Seminario sobre Cooperación Financiera y Monetaria en América Latina - Informe de Relatoría; México 24 y 25 de Agosto de 1987. 152 Economía mundial e integración de América Latina ajuste y a las dificultades con los saldos deudores. Las estrategias nacionales recientes se orientan a favorecer el crecimiento de las expor­ taciones para mejorar la posición externa; sin embargo, no se le estaría otorgando la importancia necesaria a la aceleración de la liberalización y expansión del comercio intrarregional. En el caso de ALADI, se ha visto como más fecunda la alternativa del bilateralismo para definir instrumentos y concesiones comerciales, en­ frentar desequilibrios regionales o sectoriales entre socios y evitar difi­ cultades con los plazos de adopción de medidas de liberación del comercio. La flexibilización del Acuerdo de Cartagena, mediante el Protocolo de Quito, restringe evidentemente el alcance de la apertura que se pretendía alcanzar entre las economías andinas, mediante fórmu­ las tales como excepciones indefinidas, esquemas de administración del comercio y entendimientos bilaterales que llevarán el proceso a un ritmo más pausado y orientado en los próximos años a tratar de recuperar los niveles previos de comercio sin crear conflictos entre los productores subregionales. Al mismo tiempo, se buscaría iniciar un proceso de cooperación en otras áreas e intentar nuevas aproximaciones a la distri­ bución equitativa de beneficios. La situación ha sido algo diferente para los procesos de integración entre economías y estrategias de inserción al mundo menos dispares. En efecto, el MCCA ha logrado mantener un esquema de integración avanzada, aprobando recientemente la tarifa externa común, pero la crisis financiera de los países del área, la deuda intrazonal y las tensiones políticas no resueltas continúan atentando contra la recuperación de la violenta caída del comercio. En el CARICOM, también se han mantenido e intentado fortalecer las reglas del mercado común previstas en el tratado, pero ante la aguda escasez de divisas se le ha seguido otorgando prioridad a las compras extrarregionales en lugar de los bienes de consumo en su mayoría producidos en la región. Con el retorno a la democracia en Argentina, Brasil y Uruguay se han identificado marcadas coincidencias económicas y de política exterior entre dichos gobiernos, que han facilitado la firma de varios protocolos de integración y cooperación bilateral. Estos contienen nuevos enfoques acerca de la manera de enfrentar los desequilibrios resultantes de la liberación del comercio, así como alternativas instrumentales para avan­ zar intrasectorialmente en la búsqueda de una mayor especialización comercial y productiva148. 148 El Programa de Integración y Cooperación entre Argentina y Brasil, ha quedado plasmado en veinte protocolos y sus anexos, cuyos alcances pueden consultarse en M. Vacchino: "El programa de integración Argentino-Brasileño y las relaciones entre Amé­ rica Latina y Europa". IV Coloquio América Latina-Europa; Milán, Feb. 1988. Un resumen de la ponencia aparece en Revista Integración Latinoamericana N 133, Ab. 1988. Tercera parte 153 Se ha visto con relativo optimismo su instrumentación debido tam­ bién a las ventajas de la cercanía geográfica y redes de transporte, las escalas que ofrecen los mercados involucrados, el hecho de tratarse del comercio recíproco más significativo entre países latinoamericanos y la relativa mayor homogeneidad de los participantes como elemento para facilitar la adopción y cumplimiento de compromisos. A más largo plazo, el papel de tercer protagonista que ha pasado a jugar Uruguay, pone de presente las posibilidades de incorporación de otros países democráticos miembros de la ALADI. El papel político y de relaciones externas de la integración latinoame­ ricana se ha visto, por otra parte, fortalecido con la suscripción del llamado Compromiso de Acapulco para la Paz, el Desarrollo y la Democracia, entre ocho Mandatarios representativos de las principales economías de la región, en Noviembre de 1987. Este acuerdo descansa en cuatro propósitos básicos, el primero de ellos referente al reconocimiento de una comunidad política de intereses basada en la democracia; el segun­ do, al desafío conjunto de recuperar unas tasas de desarrollo económico sostenido sobre bases más justas; el tercero, al imperativo de evitar la exclusión de América Latina de las nuevas tecnologías y división inter­ nacional del trabajo; y el último, a la necesidad de fortalecer la seguridad regional, concepto éste que se extiende tanto a los aspectos de la paz y la estabilidad regionales, como a la disminución de la vulnerabilidad política, económica y financiera de la región. Las propuestas de Acapulco se enmarcan dentro de un proyecto político para el desarrollo conjunto de América Latina y el Caribe, que se forjaría a través del fortalecimiento de los mecanismos de integración y cooperación regional y mediante la presencia más activa de la región en las relaciones internacionales. Concretamente, se propone la necesidad de converger hacia un mercado común latinoamericano como uno de los instrumentos claves para crecer con equidad y adaptarse a las transfor­ maciones de la economía m undial149. Es notorio, pues, que a raíz de la crisis de este decenio, los gobiernos, organismos internacionales y de integración, así como tratadistas de esta temática, han venido estudiando modificaciones a los mecanismos integracionistas y a las políticas nacionales conexas, basados en la conside­ ración de que la integración, pese a sus dificultades, puede constituir un instrumento de cambio y modernización y reforzar la capacidad de negociación ante terceros. 149 Alcances sobre el Compromiso de Acapulco pueden consultarse en Alfredo Fuentes: "Concertación política para el desarrollo de América Latina"; Revista integración Latinoamericana; N 133, Ab. 1988. 154 Economía mundial e integración de América Latina Sin embargo, la presentación de alternativas concretas para incre­ mentar las relaciones económicas recíprocas, de manera consistente con una mayor articulación con la economía mundial, parece presentar mayores complejidades que en el pasado debido a la naturaleza de la crisis, tanto regional, como internacional. En efecto, los países de América Latina están inmersos en un proceso de redefiniciones internas para encontrar respuestas a interrogantes económicos y políticos como los siguientes: -Dado el trasfondo más estructura! de la crisis presente, ¿cuáles serían los atrasos económicos y sociales a superar en las economías nacionales?, ¿cuáles las políticas de corto y largo plazo que se podrían impulsar internamente?, ¿cuál el perfil mundial, de relaciones internacionales que podría apoyar más promisoriamente los objetivos de desarrollo traza­ dos? -¿Cómo lograr que las nuevas inversiones, por las cuales se compite afanosamente, puedan impactar favorablemente en el crecimiento eco­ nómico, en función del papel esperado de los factores de producción, el progreso tecnológico, los cambios en el capital humano y las decisiones de cambio técnico ya adoptadas por otros países? -¿Cuáles serían los caminos para modificar la inconveniente articula­ ción al comercio mundial y, en particular, la inserción comercial todavía ajustada al viejo patrón de división internacional del trabajo? -¿Hasta qué punto la modificación de dicha inserción implica insistir en la industrialización a cualquier costo, o concentrarse en objetivos económicos más específicos, como la mejora en la competitividad de la oferta de grupos de productos e insumos de distintos sectores, atendien­ do a las interrelaciones productivas entre ellos? ¿Cuál es el alcance de esta nueva especialización y cuál el papel de la integración regional? -Dadas las modificaciones en la economía mundial y regional, en adición a los enfoques tradicionales de integración con énfasis en las transacciones de bienes finales y pagos que las faciliten, ¿cómo podría extenderse la apertura al movimiento preferencial de personas, capita­ les, servicios? Las respuestas a estos interrogantes han venido configurando lo que se ha denominado las "nuevas estrategias" para el desarrollo de América Latina, sólo de uno de cuyos elementos importantes sería la integración. En efecto, las orientaciones generales de las "nuevas estrategias" parece­ Tercera parte 155 rían ir convergiendo en la consideración de variados y complejos temas como los siguientes:1S0 1) Las reformas estructurales y los reajustes que reclama el avance de América Latina y la superación de los desequilibrios presentes deben hacerse en paz y dentro de un clima de conciliación y concer­ ta d o s Es necesario lograr, pragmáticamente, la formación de alianzas amplias, de consensos extendidos (por ejemplo entre el Poder Ejecutivo y el Congreso) y de pactos sociales. La flexibilidad es un requisito esencial para el logro de lo antedicho: es decir, para impulsar las reformas necesarias dentro de un clima de paz y estabilidad. La inflación, que es una expresión y una causa de conflictos, debe ser contenida. Es imprescindible alcanzar la con­ tinuidad de las políticas económicas, dejando al mercado un amplio campo de juego, para que proporcione flexibilidad y des­ centralización, aunque dentro de las orientaciones generales que establezca la política del Estado. Por todo lo señalado resulta claro que las negociaciones internas en cada país y las que pudieran sostenerse con el resto del mundo (otros países o regiones), resul­ tan la clave y el desafío para la transformación estructural que se desea realizar151. 150 Algunos de los autores e instituciones cuyas ideas sobre las nuevas estrategias se intenta reflejar son los siguientes: María C. Tavares: "Auge y declinación del proceso de sustitución de importaciones en el Brasil"; CEPAL; Boletín Económico de América Latina; mayo, 1984; CEPAL: Relaciones económicas internacionales y cooperación regional de América Latina; y el Caribe; Santiago de Chile, 1987; Sergio Bitar: "El pensamiento latinoamericano ante la crisis económica”; Integración Latinoamericana; Buenos Aires, 1986; Albert Fishlow: "The State of latín American Economies"; IDB; Economicand Social progress in Latin A?nerica (External Debt: Crisis and Adjustment) Wash., D.C., 1985; René Villarreal: "Del proyecto de crecimiento y substitución de importaciones al de desarrollo y substitución de exportaciones"; Comercio Exterior; mayo, 1975; FEDEMETAL: Un nuevo impulso a la industrialización; Colombia, 1987; Carlos Geraldo Langoni: "Enfim as novas negras"; Jornal do Brasil; 19 nov., 1987; Alejandro Rofman: Descentralización y democracia; Fundación Friedrich Ebert, Buenos Aires, 1986; Luis G. Flores E. y Alfredo Fuentes H.: "Posibilidades de una nueva estrategia de industrialización"; Economía Colombiana; nov./dic., 1986; Miguel Urrutia: "Latin America and the Crisis of the 1980's”; OECD, Paris, 1987; Homero Cuevas: "Dinámica del proceso de industrialización en Colombia"; Economía Colombiana; Bogotá, 1987; Mario Henrique Simonsen: "O Brasil va contramano"; Veja; 14 octubre, 1987; Klaus Esser: "La transformación del modelo de industrialización en América Latina"; Revista de la CEPAL; N 26,1985; CEPAL: Notas sobre la economía y el desarrollo: Santiago de Chile N 451, sept, 1987; Banco Interamericano de Desarrollo Progreso económico y social de América Latina, 1987; Carlota Pérez: "Las nuevas tecnologías: una visión de conjunto"; en C. Ominami (edit.): La Tercera Revolución Industrial; RIAL, 1986; P. Gerchunoff y A. Guadagni: Las regulaciones en la Argentina: Elementos para un programa de reformulación económica del Estado; Buenos Aires, 1987. 131 Algunos autores, (Bela Balassa et al.: Towards a Renewed Economic Growth in Latin America; México, 1986, por ejemplo) suponen la existencia de un marco internacional razonablemente favorable y una cierta predisposición de los países industrializados para acompañar y apoyar las transformaciones estructurales que se postulan necesarias. 156 Economía mundial e integración de América Latina 2) Es necesario reconocer la heterogeneidad de las situaciones exis­ tentes. La especificidad debe ser la regla antes que la excepción, tanto para la consideración de problemas y posibilidades de cada país, como en la evaluación de las perspectivas de cada sector dentro de las economías. La selectividad es la palabra de orden. Las diferencias de tamaño de mercado interno, países flexibles y países rígidos, sectores en el ocaso y núcleos dinámicos, etc., pueden ser el resultado de la falta de selección oportuna de prioridades económico-sociales. El estímulo promocional a las ac­ tividades, la vinculación entre países, dentro y fuera de la región, deben ser establecidos sobre la base de la selectividad. La inser­ ción externa de cada país (con otro país o con una región) requie­ ren negociaciones específicas, por separado o por grupos. 3) La sociedad Latinoamericana enfrenta la necesidad de efectuar transformaciones de fondo en las economías de la región. La escasa disponibilidad de recursos externos reclama, no sólo un mayor énfasis en el ahorro propio, sino también un aumento en la eficacia de las propias disponibilidades. Dentro de este contexto suele argumentarse la necesidad de introducir reformas en el papel que cumple el Estado, y de otorgar mayores posibilidades de acción a la iniciativa privada. Esencialmente, la idea es la de que el Estado debe proporcionar un marco orientador para el desarrollo del sector privado. Las operaciones burocráticas deben ser reducidas al mínimo; la eficiencia es el propósito compartido. El gasto público debe concentrarse en la atención de las necesidades más urgentes de los grupos menos privilegiados (salud, vivienda, educación). Reconstruir el Estado, haciéndolo eficiente y destinado a facilitar y no a entorpecer el desarrollo, es la idea de muchos autores. Deben crearse lazos nuevos entre el Estado y los sectores produc­ tivos en los que se dé apoyo a la acción privada. La acción de fomento de algunas actividades por parte del Estado es deseable, pero ésta debe estar ligada con algún sistema de premios y castigos y con la idea de que todo apoyo debe ser específico, selectivo y temporal. El déficit fiscal debe ser eliminado para no entorpecer la inversión privada. El estado debe ser guía, orientador, no produc­ tor. La desregulación y la privatización, señalan algunos analistas, es una alternativa que debe ser explorada. 4) La descentralización es otro de los tópicos relacionados con el Estado sobre el que van aumentando las convergencias. Descen­ tralización económica, administrativa y geopolítica. En ciertas in­ stancias, algunos analistas insisten en la necesidad de descentra­ Tercera parte 157 lizar la atención de algunos servicios sociales trasladándolos a la acción solidaria de los pequeños grupos familiares, comunales, etc.. La autoayuda, el desarrollo de la propia iniciativa, el apoyo local, son todos mecanismos de esta óptica que, en última instan­ cia, procurarían reducir las cargas del "Estado de Bienestar" trans­ firiéndolas, en alguna medida, al esfuerzo privado y de la comu­ nidad. La idea parecería ser la de "descentralizar las solidarida­ des". 5) La necesidad de apelar al ahorro interno y de asignarlo en forma eficiente es algo sobre lo que existe coincidencia general. Para que el ahorro interno se expanda y no emigre deben existir una serie de estímulos adecuados: continuidad y estabilidad de políticas; y tasa de interés real positiva. Además del ahorro interno, debe tratarse de absorber inversiones internacionales. Algunos son más pesimistas sobre este tema partiendo de que el capital es atraído por los países industrializados. Otros más optimistas, suponen que el capital está disponible y que éste debe ser adecuadamente atraído. La cuestión es competir por él. La cohesión social, el consenso, la claridad de horizontes podrían contribuir a traer las inversiones directas que se requieren y necesitan absorber. 6) En lo que se refiere a la organización productiva, la referencia al deseo de promover el desarrollo de las pequeñas y medianas empresas descentralizadas, es algo que se ha generalizado. La pequeña empresa, se entiende, facilita el desarrollo de la creatividad indivi­ dual, es más flexible, da más oportunidades para el empleo y estimula la innovación. La dispersión geográfica y la desconcen­ tración urbana deberían ser fenómenos deseables que podrían acompañar al desarrollo de las pequeñas y medianas empresas. El progreso de las telecomunicaciones, la adopción de nuevas tecno­ logías flexibles, la formación de "redes" de producción de pe­ queñas empresas deberían facilitar la subcontratación y la produc­ ción en escala menor de productos diferenciados. Algunas empre­ sas pequeñas y medianas podrían concentrarse en la producción de bienes tradicionales; otras podrían organizarse a través de los mecanismos comercializadores de las "trading companies"; otras, finalmente, podrían ser proveedoras de grandes empresas expor­ tadoras. 7) El tema de la tecnología y de las posibilidades de la región de superar la "brecha" respectiva que estaría ya generalizándose, es 158 Economía mundial e integración de América Latina algo sobre lo que la .mayoría de los estrategas suelen detenerse a reflexionar, aunque en estos tópicos las coincidencias son menores que en otros de los presentados. Para algunos, lo mejor es incorpo­ rar técnicas "maduras", empleando la abundancia de recursos especialmente los laborales y la posibilidad de acceder a las tradicionales economías de escala para mantener la competitividad. Otros añaden a la anterior, la necesidad de poder desarrollar la propia tecnología en algunas áreas y la condición de que las tecnologías deben ser las "apropiadas" a los recursos locales, aunque ello se enfrenta con el problema de la competencia inter­ nacional debido a los recursos que son fácilmente substituidos por los avances tecnológicos. También, se sostiene la conveniencia de incorporar lo más rápidamente posible las tecnologías de "punta" ya que en éstas es posible realizar el aprendizaje al mismo tiempo que los demás. La educación, el desarrollo de técnicos y profesionales, la promoción del capital humano y de la innovación, son todas postulaciones que acompañan con frecuencia a las nuevas estrategias cien tífico-tecnológicas. 8) Con relación al desarrollo industrial existe amplio consenso en considerar que la industrialización substitutiva "eficiente" no es necesariamente antagónica con la industrialización exo-dirigida. En general, se distinguen dos grandes áreas. La industria ya existente que, según algunos, debiera destinarse en buena parte a la producción masiva (con economías de escala) de bienes destina­ dos a cubrir las necesidades básicas ("basic needs") y en cuya producción, de ser posible, convendría utilizar recursos disponi­ bles localmente en abundancia. Además de la producción previa­ mente mencionada, deberían elegirse selectivamente algunas actividades adicionales o "núcleos dinámicos de excelencia" (bienes de capital-agroindustria) que pudieran exportar y hacer avanzar al resto de la producción manufacturera. Otros sostienen que el verdadero potencial exportable está en las industrias exis­ tentes. En lo que hay acuerdo es en la selectividad. Además, en estos temas, como en otros aquí tratados, cabe recor­ dar la heterogeneidad de América Latina. Por lo tanto, las reglas generales no son de curso fácil en estas nuevas fórmulas. La protección efectiva moderada (transitoriamente aceptada aún por los más reacios a las medidas protectivas) y la reducción de la dispersión de los aranceles, son temas que tienen la aprobación general de la mayoría, aunque siempre recordando lo dicho Tercera parte 159 respecto de la selectividad. Finalmente, los autores suelen señalar la conveniencia de incluir la industrialización dentro de un marco de integración regional, pero tomando en cuenta la conveniencia eliminar los posibles antagonismos entre la agricultura y la industria. Ambas, se entiende, debieran integrarse y respaldarse mutua­ mente. 9) La agricultura debería modernizarse absorbiendo equipos y nue­ vas técnicas disponibles. Algunos insisten en la necesidad de lograr una cierta autonomía alimentaria (la seguridad alimenta­ ria). La disponibilidad de alimentos "baratos" contribuiría a en­ sanchar los mercados para los bienes masivos producidos por la industria. En apoyo de la autonomía alimentaria, ciertos estrategas proponen que, sin trastornar a los cultivos para la exportación, se efectúe una reforma en profundidad de las leyes de tenencia y propiedad de la tierra para facilitar el acceso a la misma por un mayor número de campesinos (eventualmente descongestionan­ do los centros urbanos y mejorando el abastecimiento de éstos). Avanzando aun más en estos temas, se ha señalado la posibilidad de crear, junto con las pequeñas y medianas empresas descentra­ lizadas, "redes integradas de producción agro-industrial. A este respecto las reminiscencias de los modelos japonés e italiano son palpables. 10) Las dimensiones de los mercados internos y el acceso a los mer­ cados externos son frecuentes temas de las "nuevas estrategias". Con respecto del mercado interno es idea generalizada el que éstos son, normalmente, estrechos. Para superar esta limitación, como se ha visto, lo que se propone es: a) el abaratamiento de los alimentos para dejar libre parte del ingreso para la adquisición de bienes manufacturados; b) ampliar la producción masiva de bie­ nes destinados a los grupos más numerosos de la población. Las economías de escala premiarían el esfuerzo. Fuera del mercado interno, la opción es exportadora. Sobre el te­ ma de la colocación en los mercados externos, muchos analistas encuentran inconvenientes exógenos para avanzar en las ventas internacionales: El bilateralismo, la reciprocidad, la protección no arancelaria, la falta de dinamismo de los países industrializados, los adelantos tecnológicos que descolocan las tradicionales venta­ jas comparativas de los países de América Latina, la movilidad y rápida rotación del capital, entre otros. Otros dan por existente 160 Economía mundial e integración de América Latina una situación razonable en el mercado mundial. Con todo, se habla con frecuencia de las posibilidades que ofrecen una intensi­ ficación de las negociaciones y los vínculos que pudieran estable­ cerse con países o grupos de países, tanto dentro como fuera de la región. La mayoría propone la profundización de la promoción selectiva de las exportaciones (incentivos, crédito accesible, insumos importa­ dos libres de gravámenes, recuperación y mantenimiento de tasas de cambio "realistas" o "competitivas", información adecuada y eliminación de trabas burocráticas). Muchos autores encuentran que el comercio compensado ("countertrade") debiera merecer especial atención en todo lo relacionado con el comercio intrare-gional. Por último, entre los rubros que podrían ser elegidos para la exportación se mencionan; a) bienes con mercado interno masi­ vo y economías de escala; b) bienes con mercado estrecho interno, pero alta demanda internacional (por razones de alta elasticidad ingreso o por razones de "diferenciación" o empleo de alta tecno­ logía). 11) La mayor articulación de los mercados internacionales segura­ mente ha de alcanzar a las economías latinoamericanas, con amplios movimientos de capital y de información por sobre las fronteras, mayor acceso mutuo a las bolsas de valores, incremento de las fusiones empresariales y "joint ventures". América Latina, señala la mayoría, deberá prepararse para las transformaciones que se manifiestan sobre estos temas, por lo pronto introduciendo reformas a las legislaciones nacionales para tomar mayores venta­ jas, por ejemplo, de los mercados de futuros, colocación interna­ cional de papeles o bonos, facilitación del ingreso de empresas y tecnologías extranjeras a ciertos sectores, subcon tratación interna­ cional. 12) Aunque en la sección siguiente se contempla más específicamente el tema de la integración regional latinoamericana, conviene seña­ lar que dicho tópico figura generalmente como algo posible y deseable. Integración, sin embargo, construida a veces sobre la base de negociaciones bilaterales o parciales. El poder de compra del Estado, el congelamiento de las restricciones no arancelarias y su eliminación posterior en forma gradual, los sistemas de prefe­ rencias regionales, el intercambio compensado, el mejoramiento de los mecanismos de pagos, son, entre otras, instancias que se van Tercera parte 161 planteando para el avance de la integración regional. Pero, como muchos señalan, tal vez, el principal obstáculo que enfrentan los programas integracionistas de América Latina es el de cómo enfrentar la falta de credibilidad en los mismos. A nivel in­ ternacional, por una parte, se proclama todavía la idea de que los mercados preferenciales conllevan efectos ambiguos sobre el comercio y el bienestar mundial, discriminan contra los oferentes externos, generan desviaciones importantes de comercio, y limitan las posibilidades de exportar a los mercados de los países industrializados152. A nivel regional, por otra, lo que parece existir es más que todo cierto escepticismo sobre las posibilidades reales de que, en el entorno económico actual y ante la notoria flexibilización de compromisos en los procesos de integración (luego de la caída del comercio en 1982-83), los países logren profundizar su apertura recíproca como medio para ensanchar el comercio, espe­ cializarse y lograr índices más satisfactorios de crecimiento. Sin embargo, cabe enfatizar las respuestas políticas más recientes a la crisis internacional y regional, (Plan de Acción de Quito y Com­ promiso de Acapulco) han revalorizado a la integración y a la cooperación como instrumentos de desarrollo y modernización, e incluso la meta integracionista vuelta a plantear por los Presiden­ tes, es la del establecimiento gradual y progresivo de un espacio económico ampliado que permita converger hacia un mercado común latinoamericano. Es preciso evitar nuevos distanciamientos entre las aspiraciones políticas y la integración efectiva que pueda alcanzarse mediante la eliminación o minimización de obstáculos entre las economías de América Latina y el Caribe. En esta tarea, es inaplazable renovar los aportes que pongan de presente la racionalidad y los mecanismos para persistir en un de­ liberado aprovechamiento de los mercados regionales, como medio para apoyar los esfuerzos de desarrollo de las economías nacionales y ampliar, al mismo tiempo, las posibilidades de inser­ ción y negociación en el nuevo escenario productivo y comercial internacional. Ello obliga a plantear posibles soluciones a los principales problemas que han restringido la formación de merca­ dos preferenciales para substituir eficientemente las importacio­ nes de terceros y, también, alternativas para avanzar en la integra152 Véanse, por ejemplo, comentarios en el Informe del Banco Mundial de 1987, Capítulo 8. 162 Economía mundial e integración de América Latina ción bajo las condiciones económicas adversas que enfrentan los países de la región. Por lo pronto, luego de varios años de crisis del sector externo, es preciso hacer frente a las tentaciones de continuar aplicando las medidas protectivas no tarifarias que han dado lugar al referido "proteccionismo intralatinoamericano". Las resistencias a com­ partir los mercados internos y a buscar una nueva especialización de las firmas en mercados más amplios, así como los intentos de continuar equilibrando a cualquier costo los flujos bilaterales, se han traducido en la adopción de medidas administrativas que ex­ cluyen posibilidades de introducir mayor competitividad a las producciones domésticas. Es probable que las aproximaciones más selectivas entre países contribuyan con mayor eficacia a su desmonte, lo mismo que al logro de una distribución equitativa de los beneficios que podrían obtenerse en las próximas décadas de la integración latinoamericana. CUARTA PARTE In teg ració n latin o a m e rica n a y ap ertu ­ ra al m undo: dos e stra te g ia s com p le­ m e n ta ria s Cuarta parte 165 INTEGRACION DE AMERICA LATINA Y APERTURA AL MUNDO: DOS ESTRATEGIAS COMPLEMENTARIAS I. U na visión sobre el nuevo contexto económ ico regional e internacional para la integración Los países latinoamericanos tienen necesidad de pasar de un ajuste recesivo a otro de naturaleza expansiva bajo el cual se amplíe el acceso a nuevos recursos financieros externos y se generen excedentes de expor­ tación, no sólo para hacer frente a los compromisos de la deuda sino para recuperar un nivel de importaciones acorde con el funcionamiento del aparato productivo y disminución del desempleo. La generación de tales excedentes se fundamentaría, sobre todo, en una expansión acelerada de las exportaciones hacia terceros países, por una parte y, por la otra, en la intensificación de aquél comercio intrarregional que implique una efi­ ciente sustitución de importaciones a nivel regional o subregional. El fortalecimiento, en general, de la capacidad de exportación aparece, por lo tanto, como un requisito que necesariamente deberán satisfacer estos países en los próximos años. En la década de los ochenta se ha hecho presente una brusca dismi­ nución del financiamiento internacional para el desarrollo. Además, las posibilidades de incrementar sustancialmente los ingresos reales por exportaciones están afectadas por la incertidumbre todavía reinante sobre la actividad económica mundial, la exacerbación de la competencia internacional, la evolución de los ingresos de exportación por ventas de materias primas y las crecientes demandas por protección en los países industrializados. Igualmente, hay que poner de presente que existen hoy en día fuertes limitaciones para exportar a los mercados de América Latina, sobre todo por la marcada erosión de las preferencias otorgadas, el manejo administrado del comercio y los problemas de liquidez y pagos. En lo que respecta a la economía mundial, es un hecho que a comienzos de los años ochenta, cuando se hizo evidente la crisis de la deuda y el racionamiento del crédito, el pensamiento en materia de 166 Economía mundial e integración de América Latina política económica internacional apuntaba a la introducción de medidas de ajuste que aliviaran las presiones del pago de intereses y aumentaran la competitividad de las economías regionales, basados en un relativo optimismo exportador y un favorable y juicioso desempeño macroeco­ nômico de los países industriales. Sin embargo, transcurrida la mitad de la década, los precios reales de los productos básicos, excluido el petró­ leo, llegaron en 1986 a ser inferiores a los de cualquier otro momento desde la segunda guerra mundial y el deterioro sin precedentes de los términos de intercambio contrarrestó con creces las ventajas que habrían podido obtenerse con la ligera disminución de los tipos de interés que se presentó en algunos tramos de la década. Por otra parte, las corrientes de financiamiento externo hacia los países endeudados fueron insuficientes para apoyar las inversiones productivas, las tasas reales de interés reales permanecieron altas con respecto a sus niveles históricos y la carga de la deuda, en vez de disminuir, aumentó. En los países industriales, si bien se tuvo éxito en el control de la inflación hasta 1987, el agudo déficit fiscal norteamericano y los cuantiosos y asimétricos desbalances en los pagos internacionales, elevaron las tasas de interés, introdujeron inestabi­ lidad a las tasas de cambio y corrientes de inversión y dieron lugar a la imposición de medidas proteccionistas, no arancelarias especial­ mente 153. Así, se transmitió la inestabilidad al ya de por sí discreto cre­ cimiento de la producción y del comercio internacionales. El "crash" de Octubre de 1987 en el mercado de valores y el desorden sobreviniente en los mercados cambiados, si bien fueron contrarrestados parcialmente con políticas macroeconômicas de corto plazo para neutralizar el alza en los intereses, han introducido una evidente incertidumbre acerca de los efectos recesivos de depreciaciones adicionales del dólar, sobre todo, por los todavía insuficientes compromisos de coordinación entre Japón, Alemania y Estados Unidos, lo que dejaría a los mercados cambiarios el papel de ajustar desequilibrios macroeconômicos de carácter más funda­ mental. Las negociaciones comerciales multilaterales del G ATT, actualmente en curso, van a jugar un papel crítico en la redefinición del sistema de comercio, dado el conjunto de materias que se están considerando y el deseo de las Partes desarrolladas y en desarrollo de alcanzar resultados 153 El sentimiento en contra de las importaciones competitivas se ha hecho palpable a raíz de la discusión sobre la nueva ley de comercio norteamericana, que pese a haber sido opuesta por la administración de dicho país, es de esperarse que un nuevo estatuto que ofrece mas alternativas para restringir el acceso de importaciones al mercado interno y para presionar el acceso de exportaciones norteamericanas de bienes y servicios a terceros mercados, sea aprobado a fines de 1988 o comienzos de 1989. Cuarta parte 167 balanceados que le impriman mayor estabilidad y eficacia a las discipli­ nas multilaterales. Se señala que la Ronda Uruguay es única en los cuarenta años de historia del GATT, entre otras razones, por referirse a prácticas en la agricultura, textiles, subsidios y salvaguardias, que han erosionado el multilateralismo; el examen de la efectividad del funciona­ miento del sistema jurídico institucional del GATT; la elaboración de nuevas disposiciones aplicables a las relaciones entre comercio y dere­ chos de propiedad intelectual y comercio e inversiones; y por tratarse de la primera vez que se intentan aprobar disciplinas en el campo de las transacciones de servicios154. Hacia 1990 las variables externas más relevantes para América Lati­ na, es decir, la tasa de crecimiento del producto y del comercio mundial, la evolución en los términos de intercambio y las variaciones en la tasa de interés internacional, registrarían, de acuerdo a algunos informes internacionales, una mejoría con respecto a la primera mitad de la década, pero siguen siendo inciertas y desfavorables con respecto al decenio anterior. La recuperación del precio del petróleo y otros produc­ tos básicos a partir de sus niveles de 1986 contribuirían a una moderada aceleración de la inflación internacional, y el mantenimiento de desequi­ librios todavía significativos en la cuenta corriente de los principales países industrializados conllevaría alzas en las tasas de interés155. No obstante, estas perspectivas deben evaluarse en conjunto con las transformaciones internacionales de los últimos años, que aportan mayores elementos sobre las posibilidades reales de inserción comercial y financiera de la región. Por una parte, las políticas de incrementar por todos los medios el volumen de productos primarios exportado de América Latina se ven limitadas, entre otras razones, por la significativa concentración de las exportaciones de la región en algunos productos en los cuales se detenta una proporción importante del mercado internacio­ nal; por la demanda externa todavía limitada dada la discreta actividad económica de países industrializados; y ante la menor preferencia por 154 Véase UNCTAD: Review of Developments in the Uruguay Round. Situation as ofl January 1988; Documento UNCTAD/INT/CB/2., Febrero 19 de 1988. 155 Los pronósticos de informes como LINK, CEE, OECD y FMI son coincidentes en que en los tres últimos años de la presente década el producto y el comercio mundiales crecerían alrededor del 3% y 4% en promedio anual, respectivamente. El producto en los países industrializados se situaría en rangos vecinos al 2% y entre el 3% y el 4% para los países en desarrollo. Véase CLEPI: Informe sobre la economía mundial 1988-89: Perspectiva Latinoamericana; Santiago de Chile, Jun. 1988. 168 Economía mundial e integración de América Latina stocks debido a las altas tasas de Ínteres reales y especulación en los mercados de divisas. A más largo plazo, el proteccionismo en la OECD y los cambios estructurales existentes a nivel de la oferta y la demanda, están desvinculando la economía de las materias primas de las econo­ mías industriales, poniendo en tela de juicio la teoría de la "locomotora” a que ya hemos hecho referencia y que supone un arrastre de los países en desarrollo a partir de la expansión económica en la OECD 156. En el Anexo 14 se aprecia que, durante los años ochenta, los países industriales están importando cada vez menos de los en vías de desarrollo, con respecto a sus adquisiciones totales. Por otra parte, a nivel manufacturero, se ha presentado, tal como lo describimos en capítulos anteriores, un fuerte cambio en la naturaleza de la competencia internacional. Los países en desarrollo mejoraron en general su participación en la producción y sobre todo en las exportacio­ nes mundiales manufactureras entre 1965 y 1985. Sin embargo, esta situación reflejó, principalmente, el comportamiento de un grupo de países clasificados como exportadores de manufacturas, la mayoría de ellos asiáticos, los cuales registraron las más altas tasas de crecimiento de volúmenes de comercio y de producción real (Cuadros 34 y 35). Adviér­ tase que estos países lograron incrementar sus exportaciones manufac­ tureras y primarias, no sólo luego del primer choque del petróleo, sino durante la presente década, superando en ambas etapas a latinoamérica. Lo alcanzado por estas economías refleja, en buena parte, un ajuste rela­ tivamente exitoso al haber ofrecido incentivos similares para las ventas en los mercados domésticos e internacionales y^haber incorporado los cambios en las tecnologías de producción, organización e información157. Otra circunstancia, en la cual cabe insistir, se relaciona con la forma como se ha arraigado el "nuevo proteccionismo" originado en el decenio pasado. Es conocido que, luego de significativos avances de la desgravación de tarifas al comercio mundial entre 1947 y 1974, las barreras no tarifarias de carácter discriminatorio pasaron a convertirse en el princi156 Ver discusión al respecto en Osvaldo Rosales: "Plan Baker, Deuda Externa latinoame­ ricana y reordenamiento de la economía mundial"; en Cuadernos del CLAEH, Revista Uruguaya de Ciencias Sociales: N° 41 1987/1. p. 88. 157 Una perspectiva comparativa de los NICS asiáticos con los países mayores de América Latina puede consultarse en B. Balassa y J. Williamson: "Adjusting to Success: Balance of Payments Policy in the East Asian Nics"; Institute for International Economics; Policy Analysis in International Economics; N° 17. Wash. D.C., Jun., 1987. Cuarta parte 169 Cuadro 34: Participación en la producción y exportaciones de manufacturas 1965-73-85 % Producción 1965 1973 % Exportaciones 1985 1965 1973 1985 Países industriales 85.4 83.9 81.6 92.5 90.0 82.3 Países en desarrollo 14.5 16.0 18.1 7.3 9.9 17.4 Bajo ingreso 7.5 7.0 6.9 2.3 1.8 2.1 Ingreso medio 7.0 9.0 11.2 5.0 8.1 15.3 0.1 0.1 0.3 0.2 0.1 0.3 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 Exportadores de petróleo Total Fuente: Banco Mundial, Informe 1987. pal instrumento de protección en los países industrializados 158. Este nuevo proteccionismo, inicialmente puesto en vigencia por la creciente competitividad intensiva en trabajo de los NICS, rigideces en los merca­ dos laborales de la OECD y efectos de la recesión y desalineaciones cambiarias, ha sido más intenso contra las exportaciones de países en desarrollo y ha tendido a incrementarse, si se mira la cobertura de las importaciones sujetas a las restricciones no arancelarias durante la pre­ sente década (Anexo 15). Mas recientemente, los argumentos utilizados para extender esta protección han sido, entre otros, la defensa del empleo nacional, de los ingresos de ciertos grupos (i.e. agricultores) y de industrias "estratégicas" (i.e. automóviles, aeronáutica); la asistencia a ciertas industrias de alta tecnología durante un período de aprendizaje; la búsqueda de abrir otros mercados cerrando o amenazando cerrar los propios para presionar negociaciones; y las demandas en aras de un comercio "equitativo"159. La liberación del sistema económico mundial aparece también califi­ cada, tal como se analizó anteriormente, por la tendencia a la formación de bloques comerciales, caracterizados por las preferencias otorgadas 158 La progresiva liberalización de aranceles estuvo, sin embargo, restringida por las distorsiones tales como las que introducen al comercio agrícola las políticas de los países desarrollados; las barreras al intercambio de textiles y confecciones de países en desarrollo impuestas por los sucesivos acuerdos internacionales en la materia; y la llamada escalación de tarifas que desincentiva la generación de valor agregado doméstico en los países exportadores. 159 Véase World Bank: " World Development Report 1987" Oxford University Press, Was­ hington DC, june 1987; cap. 8. Se observa que si bien los países en desarrollo han podido superar parcialmente las medidas no arancelarias y mantener un crecimiento en los mercados industrializados, las restricciones han generado costos importantes en bienes­ tar, especialmente para los países que las imponen. Cuadro 35; Crecimiento del comercio exterior de países en desarrollo 1965-1995 O (% crecimiento promedio anual) Período de manufacturas Exportación de Productos primarios PED Bajos ingresos PED Medianos ingresos PED Exportadores de Petróleo PED Exportadores de Manufacturas PED Altamente endeudados 65-73 11.6 2.4 14.9 10.1 11.6 13.4 73-80 13.8 8.2 14.8 3.4 14.0 10.2 80-86 86-95 A B 8.4 8.4 8.4 20.9 9.0 5.9 10.3 11.3 10.2 13.4 10.3 10.9 5.1 6.0 4.9 7.3 5.1 5.5 65-73 3.7 1.7 3.9 73-80 1.2 2.8 1.1 - 4.0 1.0 5.5 2.4 3.4 -0.4 80-86 1.3 3.1 1.1 -1.1 6.0 0.0 86-95 A 3.6 2.6 3.7 3.3 3.6 4,4 B 2.2 1.6 2.3 1.6 2.5 3.0 Fuente: Cifras del World Development Report 1987, del Banco Mundial. Economía mundial e integración de América Latina Exportación Países en desa­ rrollo (PED) Cuarta parte 171 entre grupos de países por razones económicas y geopolíticas. Los Estados Unidos y el Canadá, mediante el acuerdo de libre comercio concluido en 1987, se orientan a una progresiva complementación de sus economías y a nadie escapa la futura visión de un mercado común de norteamérica que incluiría a México. Las Comunidades Europeas (CEE) cuyo comercio regional representa cerca del 17% del intercambio mun­ dial, consolidará en 1992 la formación de su mercado único eliminando las barreras y distorsiones remanentes que afectan la libre competencia. Los NICS y algunos países del Sudeste asiático, incluida la China, están concentrando sus energías en el Japón y este país está contribuyendo con sus políticas de inversión e importaciones a crear una especialización regional. Los países socialistas de Europa, liderados por la "perestroika" soviética, están planteando la necesidad de fortalecer el COMECON, abriendo sus fronteras económicas a la competencia de cada uno de los países que lo integran 16°. Esta estructura multipolar de la economía internacional no excluye, por supuesto, una fuerte y creciente interdependencia comercial y finan­ ciera, especialmente entre los polos de economía de mercado. La red trasnacional de vínculos se fortalece por los avances en las tecnologías de información y permite transacciones tales como las de divisas, que mueven un volumen de dinero doce veces superior a los 2.5 a 3 billones de dólares al año de comercio mundial de bienes y servicios. En lo que respecta a las relaciones que se mantienen con los países en desarrollo (PED), la CEE ha disminuido relativamente, desde 1973 hasta 1986, sus importaciones provenientes de los países en desarrollo. Sin embargo, estos han ganado importancia como destino de las exportaciones de la Comunidad. El Japón, con respecto a sus importaciones globales, se mantuvo como el más significativo importador de los PED (especialmen­ te los asiáticos de su zona de influencia), y basó su dinámica exportadora en las ventas a países desarrollados, con productos de mayor sofistica­ ción tecnológica, intensivos en capital y trabajo calificado. Por último, los Estados Unidos tendieron a elevar relativamente su relacionamiento comercial con los PED. Sin embargo, dados los problemas de inserción comercial de latinoamérica, la mayor penetración en este mercado la alcanzaron los países del este asiático, de rá pido crecimiento económico, que aprovecharon la coyuntura fuertemente importadora en dicho país. En el ámbito del financiamiento, de nuevo, en la década del setenta se comenzaron a producir transformaciones de fondo en el sistema finan­ ciero internacional. El reciclaje de los petrodólares, las incertidumbres cambiarias ligadas con el colapso del sistema de Bretton Woods, la 160 F. Peña: "Sólo un sueño del futuro: La integracum económica y los desafíos actuales de América L a t in a Asamblea General de ALIDE; Buenos Aires, mayo de 1988; p. 14. 172 Economía mundial e integración de América Latina creciente movilidad del capital internacional y la mayor participación de la banca privada en el financiamiento de los países en vías de desarrollo, contribuyeron a modificar el marco externo dentro del que América Latina fué desenvolviéndose. Además, cabe recordar, las favorables expectativas de los inversionistas internacionales sobre el crecimiento y capacidad de pago de la región, combinadas con las tasas de interés real muy bajas hasta fines de los setenta, propiciaron un crecimiento de la deuda que alcanzó un saldo de US$ 388.000 millones a fines de 1986, equivalentes a un 41.6% del saldo de países que reportan al Sistema de Registro de Deuda Externa del Banco Mundial. La deuda regional del presente decenio, respecto a la total de países en desarrollo, es 7 a 15 puntos porcen tuales superior a la correspondiente participación del PIB en el total, y 14 a 19 puntos (dependiendo del año) más alta que la respectiva participación latinoamericana en las exporta­ ciones totales de bienes y servicios. Estos indicadores influyeron en el hecho de que los prestamistas internacionales, además de contraer el financiamiento al conjunto de países en desarrollo, otorgaran proporcio­ nalmente menos préstamos a la región. Fué así como la participación de la deuda regional en el total se redujo de un máximo de 45.2% en 1983 al 41.6% en 1986161. El hecho es que las dos principales fuentes recursos para los países de América Latina -préstamos privados e inversiones directas- bajaron sustancialmente en los años ochenta, sin que los créditos oficiales o las donaciones públicas pudiesen compensar este deterioro. Desde la crisis de comienzos del decenio, el financiamiento externo neto -medido en cuanto al crecimiento de la deuda externa- decreció constantemente hasta alcanzar unos US$ 15.000 millones en 1986,luego de un flujo anual de US$ 52.000 en 1981 para los países latinoamericanos. La inversión directa también se replegó de la región, pasando de un promedio anual de unos US$ 6.300 millones de 1979 a 1982 a cerca de US$ 3.800 de 1983 a 1986, lo que comparado con las utilidades remitidas representó trans­ ferencias netas negativas de recursos financieros por este concepto desde 1982. Esta situación coincidió con el mayor flujo de inversión directa hacia los Estados Unidos (Anexo 16). Durante estos años el financiamiento oficial (créditos del FMI y*los que los organismos multinacionales o bilaterales otorgan al sector públi­ co -o con su garantía- de los países deudores) ha tendido a convertirse en la única fuente de financiamiento incremental de América Latina. Sin embargo, estos préstamos sólo se acercaron a los US$ 10.000 millones, en promedio, entre 1982 y 1985 (Cuadro 36). En lo que respecta a la ayuda pública para el desarrollo, la destinada a América Latina y el Caribe aumentó en los años ochenta, principalmente, por la asistencia de Estados Unidos a los países de América Central. Pero, vistas en un 161 BID, Informe 1987 Cuarta parte 173 Cuadro 36: Flujos de fínanciamiento externo neto a la América Latina1, 1981-1985 (millones de dólares) Oficial Año Total Otros Porcentaje Porcentaje 1981 51.617 4.464 8.6 47.153 91.4 1982 36.526 6.255 17.1 30.271 82.9 1983 33.442 13.479 40.3 19.963 59.7 1984 6.995 8.428 120.5 -1.433 -20.5 1985 10.451 10.952 104.8 -501 -4.8 1 Fínanciamiento en forma de crecimiento de la deuda externa. (Excluye a las Bahamas, Panamá y Suriname). El fínanciamiento oficial significa que está dado por los organismos multilaterales o bilaterales de crédito o por el FMI, en contraposición al fínanciamiento dado por proveedores y bancos comerciales al sector público, o el otorgado a corto o largo plazo al sector privado del país deudor. Fuente: Banco Mundial y estimaciones propias del BID, 1987. contexto más amplio, las corrientes de ayuda oficial a los países en desarrollo se tendieron a estancar en alrededor de un 0.35% del PIB de los países del Comité de Ayuda al Desarrollo, manteniéndose lejos de la meta del 0.7% a la cual se comprometieron. Bajo estas nuevas realidades externas, si se pretende recuperar el cre­ cimiento regional, sería necesario que los países latinoamericanos intro­ duzcan reformas en el plano interno y adelanten activas negociaciones internacionales que contribuyan a un mayor consenso entre acreedores y deudores sobre la deuda, mayor fínanciamiento externo y sobre la in­ aplazable introducción de reformas de carácter más estructural. Algunos elementos estratégicos que, a este respecto, interesarían a los países de la región serían: 1) Coordinación efectiva de las políticas macroeconômicas entre los principales países industriales para resolver en forma simétrica los desequilibrios vigentes, alcanzar mayor estabilidad cambiaria y más bajos tipos de interés reales, acordes con la vigorización y la estabilidad del crecimiento; 2) Compatibilización del servicio de la deuda con los valores de la misma en el mercado; 3) Aplicación de políticas macroeco­ nômicas y estructurales en los países endeudados que eviten desbordes inflacionarios, estimulen el ahorro productivo y las exportaciones y ayuden a la ampliación y modernización de la oferta, acompañando 174 Economía mundial e integración de América Latina dichas políticas con acceso a mercados más abiertos y nuevos recursos financieros externos; 4) Instrumentación de medidas para revertir el proteccionismo y eliminar di storsiones al comercio agrícola; y 5) Búsque­ da de exportar a otros países en desarrollo de crecimiento dinámico y profundización de la apertura intralatinoamericana de bienes, servicios y factores de producción 162. Es decir, la integración latinoamericana, en tendida como un conjunto de esfuerzos para aumentar la interdependencia comercial y productiva entre las economías regionales, se constituiría en sólo uno de los elementos estratégicos de estos países para contribuir a aliviar su crisis económica y social de largo alcance. La mayor o menor importancia que reciba la integración dependerá de la posibilidad de compatibilizar ciertos objetivos e instru­ mentos nacionales de política económica, y que los países coincidan en que, bajo las actuales realidades externas e internas, integrarse podría significar un refuerzo a más largo plazo de las ostra tegias para recuperar el crecimiento con equidad y modernizar las estructuras de producción y comercio. Lo cierto es que luego del ajuste recesivo basado en la generación de excedentes para efectuar las transferencias reales al exterior, existiría una mayor conciencia regional sobre orientaciones como la necesidad de racionalizar los modelos de sustitución de importaciones, atenuando o eliminando sesgos antiexportadores; concentrar los esfuerzos redistributivos en los grupos más desprotegidos de la población; mejorar los procesos de ahorro/inversión y facilitar la innovación para elevar la productividad. El desafío principal parece estar en diseñar estrategias alternativas de crecimiento que, basadas en expectativas más realistas sobre las inciertas condiciones internacionales, permitan impulsar los ajustes deseados en forma más selectiva y con el sustento de una mayor interrelación económica regional. II. La renovación de las m otivaciones y objetivos de la inte­ gración A. Integración y replanteamiento de las políticas comerciales 1. Integración latinoamericana e integración al mundo A nuestro criterio,|i se lograra profundizar la sustitución selectiva y eficiente de importaciones mediante la integración económica, esta 162 INTAL: Revista Integración Latinoamericana; N° 133, Editorial; abril de 1988. Cuarta parte 175 podría constituir uno de los pilares básicos de la nueva estrategia de ajuste y crecimiento en America Latina./ Es decir, consideramos que áumentar en general el grado de apertura de las economías de la región, pero otorgando simultáneamente preferencias latinoamericanas, consti­ tuiría una mejor política que la au tarquía nacional o el abrirse indiscrimi­ nadamente al mundo.! Una intensaQiberación preferencial dentro de la región, que acompañe a un proceso de racionalización de las políticas del sector externo, no sólo ayudaría a aumentar el intercambio mutuo, sino a disminuir las ineficiencias que se han opuesto al incremento y diversi­ ficación del comercio con terceros. Este planteamiento pro-integración debe ser examinado a la luz de dos tipos de argumentos que tienen que ver, unos, con la alternativa de no integrarse y, otros, con las posibilidades de hacerlo. En cuanto a los primeros, son conocidos los planteamientos que reclaman una apertura indiscriminada de las economías latinoamericanas.(Entre los puntos de vista para sustentar la integración al mundo en los próximos años, se mencionan: i) las ventajas de asignación de recursos que implicaría un desmantelamiento acelerado de los mecanismos de protección arancela­ ria y no arancelaria a las producciones nacionales163; ii) el ejemplo exitoso de industrialización e insersión externa de un grupo de países asiáticos que siguieron estrategias de crecimiento hacia afuera (Anexo 17);164 y iii) las políticas que vinculan el pago de la deuda y obtención de nuevos recursos a la necesidad de adoptar fuertes procesos de liberación comer­ cial y aplicar si muí táneamente devaluaciones de la moneda nacional que mejoren la situación relativa de los bienes transables, particularmente de las exportaciones no tradicionales165.J 163 Los costos "ortodoxos" de los sistemas protectivos se asodan a la disminución del ingreso nacional de un país derivado del exceso de producción sustitutiva de importacio­ nes con respecto a la producción para exportaciones y de las distorsiones de protección efectiva al interior del sector que compite con las importaciones. A estos costos se añaden otros como los vinculados a la administración de aranceles y medidas no arancelarias y ios costos de buscar obtener protección o levantar medidas proteccionistas ("rent sccking costs"). W. Max Corden: "Protection and Liberalization: A Reviow of Analytical Issues"; I.M.F., Occasional Paper 54; Wash. D.C., Aug. 1987; p. 14. 164 Con respto a las críticas planteadas a la argumentación del Banco Mundial (Informe 1987) para recomendar en forma generalizada políticas de inserción como las seguidas por Korea, véase H.N. Singer: "The World Development Report 1987 on the Blessings of Outward Orientation: A nocessary Correction”; The Journal of Development Sludies". Vol. 24, Nd Jan 1988; y II. Dehn "Externai orientation and domestic market promotion"; Intereconomics. Vol. 23, Hamburgo, March/Ap. 1988. 165 Las políticas de ajuste convenidas internacionalmente se oponen a la utilización de medidas directas de control de importaciones y subsidios a las exportaciones, demandan­ do un apego estricto a los mecanismos de mercado y utilización del tipo de cambio real como instrumento básico para modificar los precios relativos. Véase una completa discusión al respecto en Jaime Estévez: América Latina bajo la condicionalidad del FMI: El ajuste de 1983-87 y sus consecuencias; CLEPI; Santiago de Chile, 1987. 176 Economía mundial e integración de América Latina En cuanto a los segundos, es evidente que para avanzar en la integra­ ción efectiva de las economías latinoamericanas, §s preciso recuperar la preocupación básica por iabrir las economías a una mayor competencia y búsqueda de especialización intraregional para potenciar los efectos dinámicos buscados. Sin embargo, se observa que(Ta escasa actividad económica regional, la aceleración de la inflación, las elevadas tasas de desempleo urbano y la escasez de reservas internacionales derivada de la alta transferencia de recursos al exterior, constituirían obstáculos significativos a una rápida profundización de programas de apertura recíproca166. Sobre la argumentación de abrirse e integrarse al mundo, cabe señalar que ílos programas de integración regional, subregional o bilateral, no serían contradictorios sino complementarios con los esfuerzos de una mejor inserción externa, sin que esta inserción implique abrirse en forma indiscriminada al mundo ]167. Dadas las limitaciones internacionales de acceso comercial y financiero, combinadas con la acentuación de la competencia[la política a seguir para lograr insertarse más selectivamen­ te a nivel mundial contemplaría, tanto el ensanchamiento y aprovecha­ miento más eficiente de los mercados internos y regionales, como la preocupación general por fortalecer la capacidad de competir global­ mente, mediante políticas que ayuden a disminuir los sesgos en contra de las exportaciones derivados de los precios relativos e incentivos nacionales vigentes^68. A este respecto,/los acuerdos de integración de mercados en América Latina constituirían un paso necesario para ayu­ 166 En general se reconoce que el alto desempleo y el bajo crecimiento hacen más difíciles los procesos de liberalización comercial. Véase una discusión al respecto en W. Max Corden:"Protection and Liberalization: a Revievv of Analitical Issucs; I.M.F., Occasional Paper 54; Wash.D.C., Aug. 1987; p. 8. 167 Los desarrollos de la teoría del "second best" en el comercio internacional y, más específicamente, las mejoras introducidas a la teoría convencional de la unión aduanera han demostrado que la integración económica, dentro de cierto rango, también puede fomentar las exportaciones a terceros, aun sin introducir argumentos de naturaleza dinámica. Si se introducen también esos argumentos, como las economías de escala, y además se combina la integración con acciones hacia una mayor liberalización unilateral, se fortalecería esta compatibilidad entre uniones aduaneras c incremento de las exporta­ ciones al resto del mundo. Sobre este tema puede consultarse R. Ffrench Davis: "Distor­ siones del mercado y teoría de las uniones aduaneras"; Revista Integración Latinoamerica­ na; N° 44, mar. 1980. 168 Algunas implicaciones económicas de los sesgos antiexportadores en América Latina pueden consultarse en Julio Berlinski: "La elección de una estrategia de crecimiento: Los regímenes de comercio exterior y la promoción de exportaciones en América Latina"; en A.M. Martirena, (cd.): Deuda externa, ahorro y crecimiento en América Latina; ponencia presentada al Seminario F.M.I. - Instituto T. Cd Telia, Buenos Aires, oct. 1986. p. 93. Cuarta parte 177 dar a disminuir las altas rentabilidades, en ocasiones monopólicas, de las ventas en los mercados domésticos; Al abrirse las economías entre países socios y comprometerse niveles arancelarios bajos frente a terceros, se adoptarían esquemas implícitos de promoción de exportaciones entre dichos países que permitirían introducir mayor competí tividad al apara­ to productivo. En lo concerniente a las limitaciones de coyuntura para acelerar los programas de liberación dentro de América Latina, estimamos que el acceso de los oferentes regionales a los mercados ampliados en los próximos años estará inicialmente más asociado a la aplicación general de políticas cambiarias "realistas" y de promoción a las exportaciones que contribuyan a corregir, al menos parcialmente, los tipos de cambio sobrevaluados y las protecciones efectivas negativas a la exportación que resultan de las elevadas barreras a los mercados internos. Por otra parte, debe subrayarse, independientemente de su participación en cualquier proceso de integración económica regional{los países latinoamericanos deberían adoptar reformas orientadas a racionalizar los niveles y estruc­ tura de sus instrumentos nacionales de protección. Estas reformas no sólo coadyuvarían a una mejora de la rentabilidad de las exportaciones, sino que facilitarían el diseño y puesta en aplicación de mecanismos de protección comunitaria que den mayor estabilidad a los mercados ampliados, eficiencia a la sustitución regional de importaciones y meno­ res requerimientos de subsidios generales a las exportaciones^ 2. Hacia una estrategia de promoción regional de exportaciones Si bien la integración constituye un esquema de sustitución ampliada de importaciones respecto de terceros, puede concebirse como un siste­ ma de estímulo a los exportadores de los países miembros, quienes, al recibir los incentivos derivados de los márgenes de preferencia comuni­ tarios -aunque inferiores a los del pasado al liberalizarse las economíaspodrían dirigir y aumentar sus inversiones para el aprovechamiento de los mercados ampliados, dejando de sustituir en compartimientos estan­ cos. El ensanche de la demanda y la competencia derivados de la apertura preferencial, proporcionarían argumentos adicionales para apoyar las políticas generales de racionalización de la protección en los mercados domésticos y para adoptar compromisos comunitarios de protección globales o sectoriales, que consoliden dicha racionalización. De esta manera, los exportadores podrán seguir vendiendo en los 178 Economía mundial e integración de América Latina mercados internos y regionales, pero con la mayor eficiencia originada en la promoción regional de exportaciones169. La concepción tradicional de los proyectos de sustitución regional de importaciones es que ellos permiten llevar a cabo etapas intermedias de aprendizaje en mercados más amplios y competitivos para luego poder acceder hacia aquellos más desarrollados y sofisticados. Pese a la insu­ ficiencia de evidencias empíricas sobre esta concepción que podría equipararse a la de un "ciclo del producto latinoamericano"170, lo cierto es que no existe un divorcio y puede haber una relativa simultaneidad entre el crecimiento hacia afuera y el crecimiento hacia adentro de los mercados ampliados, salvo que se pretendiera mantener y traspasar a nivel regional las políticas de elevada protección que separan a los mercados internos del exterior m . Con la adopción de esquemas de moderada protección a los merca­ dos ampliados, sería más factible acercarse a las denominadas ’’políticas de neutralidad”, por medio de las cuales se buscaría que el costo social de generar una divisa de exportaciones a terceros, tienda a ser igual al de ahorrarla a través de la sustitución regional o subregional de importacio­ nes. Descartando la fórmula de alcanzar esta neutralidad mediante el 169 El mayor o menor incentivo a la promoción regional de exportaciones estará dado por el nivel y estructura de la protección otorgada por el arancel externo y un programa de liberación que tiende a cero; la protección nominal se referiría al incremento en el precio del producto exportable y la efectiva a la rentabilidad relativa entre las distintas produc­ ciones. Véase Alfredo Fuentes: Las políticas de promoción de exportaciones y su armonización en el Grupo Andino; Foro Promoción Exportaciones, La Paz, Julio 1982. Doc. J/P A B /18 Junta del Acuerdo de Cartagena. 170 Kaname Akamatsu ha desarrollado una teoría similar a la del ciclo del producto, pero aplicable al conjunto de países de desarrollo. En una primera etapa los países exportan solo bienes primarios. En una segunda etapa, el crecimiento de la demanda local permite la substitución de importaciones industriales. En una tercera etapa se da el acceso a ios mercados de los países vecinos similares a ellos. Posteriormente, se logra ingresar a otros mercados. La "teoría del desarrollo semejante al vuelo de las ocas" fue expuesta en Kaname Akamatsu: "A theory of un- balanced growth in world economy"; Weltwirtschaftliches Archiv; 1967. 171 Con aranceles externos comunes elevados, la magnitud de la discriminación entre las rentabilidades para la producción domestica y la orientada hada terceros se trasladaría a la integradón y, tendería a descartarse la viabilidad de alcanzar competitividad en terceros mercados. Por otra parte, algunos trabajos han refutado la hipótesis de que el éxito en las primeras etapas de penetración de los mercados regionales contribuyeron a una mayor competitividad posterior en los mercados de países desarrollados. Véanse Albert Fishlovv: "La crisis de la Deuda Externa: ¿Es posible la solución a través de la integración económica?; en BID-INTAL: La integración latinoamericana en la década de los 80; Buenos Aires, 1984; y Luis Garay: El Pacto Andino: creación de un mercado para Colombia?; Fedesarrollo, 1981. Cuarta parte 179 comercio libre (con un tipo de cambio neto idéntico para cacia exporta­ ción e importación), sería económicamente sustentable aplicar estructu­ ras de incentivos a las exportaciones al mundo similares al perfil de la protección de los mercados compartidos, para compensar de esta mane­ ra la discriminación que en todo caso podrían registrar las exportaciones hacia terceros mercados m . En esta tarea de intentar diseñar más racionalmente las estructuras arancelarias y de incentivos a las exportaciones, una de las orientaciones básicas de política sería lograr que la transición de la relativa autarquía en que continúan muchos países de la región, hacia una mayor desgravación regional y protección de los mercados compartidos, represente una mejora sustantiva de la eficiencia con respecto al pasado, expresada en términos de los niveles y estructura de protección, nominal y efectiva173. En lo que respecta a los incentivos gubernamentales a las exportacio­ nes, éstos se vienen utilizando de tiempo atrás, con mayor o menor intensidad, para acompañar en términos efectivos las devaluaciones o los atrasos cambiarios. Con ellos se intentan corregir las distorsiones de precios internos y promover la expansión dé la base de exportación. Sus limitaciones son conocidas y tienen que ver, entre otras, con su diseño (una estructura racional de subsidios supone que la protección arancela­ ria ha sido establecida adecuadamente); restricciones fiscales de los gobiernos; efectos difíciles de precisar sobre la distribución del ingreso; dilación de las decisiones empresarias de introducir cambios tecnológi­ cos; y reglamentación estricta a nivel internacional que hace a los países en desarrollo particular y crecientemente vulnerables a la aplicación de derechos compensatorios. Si las medidas orientadas a racionalizar las protecciones a los merca­ dos domésticos se acompañan de nuevos compromisos -bilaterales o multilaterales, globales o sectoriales- destinados a promover regional­ 172 La discriminación se origina en la existencia de un tipo de cambio sobrevaluado (más bajo que el necesario para equilibrar al sector externo sin restricciones a las importaciones) y en la posible protección efectiva negativa a la exportación (por las tarifas aplicadas a los insumos importados o por el alza de precios de los nacionales). 173 La protección no arancelaria, como se suele pactar en los acuerdos de integración, debería erradicarse de las relaciones comerciales intralatinoamcricanas, salvo que se trate de dispositivos orientados a administrar cuotas convenidas temporalmente. Más difícil es lograr compromisos sobre para-arancelarios aplicables frente a terceros, dada la escasa importancia del intercambio regional y el hecho de que, aún bajo la normatividad del GATT, se pueden utilizar ciertas salvaguardias por motivos de balanza de pagos y para apoyar el desarrollo económico de algunos sectores incipientes. 180 Economía mundial e integración de América Latina mente las exportaciones de manufacturas a través de la integración, habría razones también para racionalizar la utilización de subsidios, al menos dentro de los mercados regionales. En efecto, al concretarse la apertura en mercados de integración, los incentivos adicionales a las ex­ portaciones provendrían del arancel externo y de la liberación y solo suele aceptarse el sistema de draw-back tributario. La coexistencia de una apertura avanzada y de incentivos adicionales llevaría a la instaura­ ción de políticas de sobrecompensación que generan distorsiones en la competencia y presiones sobre las normas de origen y otros mecanismos de impuestos en frontera que, a la postre, terminan con el cierre de los mercados. A nadie escapa que los progresos en la apertura intralatinoamericana precisarán de algunos compromisos de armonización de incentivos a las exportaciones dentro de la región para evitar conflictos de competencia entre exportadores y productores domésticos y prevenir una pugna de incentivos en la región. Las normas convenidas deberían contemplar la progresiva eliminación de los subsidios en los mercados de integración a medida que se logren aplicar los márgenes de preferencia comunita­ rios. Por otro lado, antes que plantear una armonización cambiaría entre los países de América Latina, que no sería realista bajo las condiciones actuales de escasa magnitud del intercambio comercial latinoamericano, lo pertinente sería replantear nacionalmente las políticas de tipo de cambio y protección en la búsqueda de generar eficientemente las divisas requeridas para el desarrollo. El resultado sería disminuir la inestabili­ dad de los tipos de cambio, imprimirle mayor crecimiento y estabilidad al comercio recíproco y facilitar el inicio de un proceso hacia la armoni­ zación de políticas monetarias y cambiarías. Un comentario final sobre el tema de la promoción de exportaciones de productos considerados como básicos o tradicionales. Muchos de estos suelen enfrentar marcadas inestabilidades en su oferta y precios, demandas internacionales inelásticas y restricciones de acceso. América Latina constituye un gran mercado y la región cuenta, en general, con ventajas comparativas en estos rubros. Pese a estas ventajas, factores, tales como, las dificultades de mercadeo y transporte; competencia de terceros países que aplican subsidios, especialmente crediticios; e im­ puestos implícitos a las producciones internas derivados de la excesiva preferencia por la industria, no han permitido desarrollar esta modali­ dad de intercambio. Ello podría justificar la aplicación de incentivos temporales y preferencias estatales a las compras regionales. Cuarta parte 181 Diversos estudios permiten comprobar que existen complementariedades importantes para productos agropecuarios de diferentes zonas climáticas, así como posibilidades de beneficiarse de importaciones que atenúen problemas de estacionalidad de cosechas en los mercados internos. En el frente agroalimentario, hay acuerdo en que sería posible sustituir, en condiciones competitivas, las crecientes ofertas de produc­ tos alimenticios provenientes de terceros países174. Además, el incremen­ to del comercio recíproco de estos productos podría ayudar a corregir los efectos indeseables de la conocida inestabilidad de la oferta agropecua­ ria, tanto sobre los productores, como sobre los consumidores. B. Integración y especialización productiva regional Las políticas de cambio estructural en algunas ramas industriales cobran gran importancia para mejorar la eficiencia, tanto en los mercados internos, como en los externos. El nuevo contexto de creciente competen­ cia internacional, proteccionismo defensivo y aceleración del cambio tecnológico, exige modernizar procesos y productos e introducir mejoras en la gestión empresarial, para lograr bajar costos de producción y ajustarse a las exigencias de la demanda. Esta búsqueda de competitividad podría apoyarse en una nueva fase de apertura de mercados en América Latina y el Caribe. Habría no sólo ventajas de ensanchar la demanda, sino beneficios de articular más intensamente las economías regionales alrededor de procesos productivos ya existentes (que deben reestructurarse) o de industrias nuevas con posibilidades de llegar a competir internacionalmente. Ahora bien, la profundización de los programas de liberación prefe­ rencial del comercio regional implicará impulsar procesos de restructu­ ración entre los países, que tomen en cuenta la necesidad de corregir desequilibrios en el nivel y composición del comercio. También,la búsqueda de alcanzar una nueva división regional del trabajo, apoyada en el ensanche del mercado y la competencia, requerirá evaluar los procesos de adaptación o ajuste en subsectores específicos de las econo­ mías involucradas y fortalecer mecanismos, como el financiamiento para que acompañen al cumplimiento de los programas de apertura y especialización intralatinoamericana. 174 INTAL, CASAR: El comercio intrarregional de alimentos básicos (Buenos Aires, 1986) y Acciones para incrementar el comercio intrarregional de alimentos básicos (Buenos Aires, 1987). Ambos estudios analizan los obstáculos que se oponen a un mayor abastecimiento regional y plantean recomendaciones específicas para alcanzar una sustitución eficiente de compras realizadas a terceros países. 182 Economía mundial e integración de América Latina Los ajustes que implicaría la modernización y especialización dentro de America Latina, podrían verse favorecidos a raíz de los cambios que se han estado expresando en la lógica del comercio internacional. En primera instancia, dado el patrón bastante similar de industrialización sustitutiva de importaciones en la región, no parecería que los ajustes derivados de un desmonte del proteccionismo intralatinoamericano se derivarían hacia el viejo patrón de comercio inter-industrial, bajo el cual se reasignan los recursos entre industrias de acuerdo a las ventajas comparativas. Más bien, consideramos que los costos del ajuste tende­ rían a ser mucho menores y asimilables políticamente en los países de la región, si las operaciones de inversión, racionalización industrial y modificación de la composición de los productos de las firmas, que suelen acompañar a los procesos competitivos, contribuyen a un mayor desarrollo del intercambio de productos diferenciados, es decir a una mayor especialización intraindustrial. Desde la introducción del concepto de comercio intraindustrial hace másdedosdecadas (Balassa 1966), en contraposición al comercio interin­ dustrial, se ha desarrollado una amplia literatura teórica sobre el tema lo mismo que numerosos estudios tendientes a precisar sus factores causa­ les, algunos de los cuales vale la pena destacar por su verificación empírica y relevancia para la mayor liberalización propuesta de las economías latinoamericanas:175 a) A medida que se van alcanzando mayores niveles de desarrollo económico (PNB y PNB per capita), el comercio exterior presen­ tará cada vez mas transacciones de productos diferenciados, es decir, hay una correlación positiva entre grado de comercio in­ traindustrial y nivel de desarrollo económico. b) Como consecuencia de las economías de escala, el número de equilibrio de productos manufacturados diferenciados será mayor cuando mayor sea la dimensión del mercado, es decir, aumenta el grado de especialización intraindustrial con la dimen­ sión de los mercados internos. c) La existencia de socios comerciales que estén geográficamente próximos y la presencia de fronteras comunes contribuye también 175 Bela Balassa: "Intra industry Specialization: A Cross Country Analysis"; European Economic Review; 30,1986. Esta investigación abarcó 38 países (18 desarrollados y 20 en desarrollo) que son exportadores importantes de bienes manufacturados. Cuando se estiman por separado las variables en función del nivel de desarrollo, el poder explicativo de las regresiones y el significado estadístico de los coeficientes de las ecuaciones de los países en desarrollo sigue siendo alto. Cuarta parte 183 al comercio intraindustrial, es decir, este comercio estará correla­ cionado negativamente con la distancia media entre un país y sus socios y, de otro lado, alcanzará mayores volúmenes en aquellos países que tengan una frontera común con sus asociados. d) El papel que puede asumir un país como depósito (variable Singapur) hace que aumente la intensidad de este tipo de comercio. e) El volumen de comercio intraindustrial variará en sentido inverso al del nivel de los aranceles y de las restricciones en general. A este respecto, se encuentra que el avance hacia una mayor apertura de las economías nacionales propiciará un mayor comercio intrain­ dustrial. La variable integración parece tener menor importancia, pero sobre todo cuando se introducen simultáneamente los efec­ tos de la proximidad, comercio fronterizo y depósito internacio­ nal174. Ahora bien, debe reconocerse que las posibilidades del comercio intraindustrial presentan en la actualidad mayores complejidades que en décadas anteriores cuando se asumía que los costos y las estructuras de producción en los países industrializados tendían a converger, por lo que la expansión del comercio llevaría a una mayor especialización intrasectorial. Es decir, se asumía que, dados los mismos niveles de inversión de capital, las tecnologías de producción eran las mismas en todos los países y, consecuentemente, en la medida que convergían los costos del capital y del trabajo, también lo harían los costos de produc­ ción. Así, los países avanzados fabricarían productos similares con técnicas similares y el intercambio entre ellos resultaría en especializaciones al interior de industrias específicas177 176 En América Latina se requirían evaluaciones empíricas adicionales a las ya mencionadas, acerca del efecto de las rebajas arancelarias acordadas en los procesos de integración sobre los flujos de comercio intraindustrial. Es probable, sin embargo, que se corrobore la reducida importancia de la variable integración por las razones comentadas de escasos avances en la apertura recíproca y mayor crecimiento efectivo de los flujos que no gozaron de los programas de liberación. Lo que cabría explorar en más detalle es el significativo potencial de especialización intraindustrial si tan sólo se lograran poner en vigenda las rebajas arancelarias y la eliminadón de restriedones no arancelarias convenidas en el pasado, sobre todo entre países no tan distantes y relativamente similares en cuanto a tamaño y nivel de desarrollo. 177 Stephen Cohen y John Zysman: Manufacturing Matters: The Mylh of the Post Industrial Economy; N.Y., 1987. En la industria de máquinas herramientas, por ejemplo, Alemania capturaría una propordón importante del mercado para algunas herramientas, mientras que los Estados Unidos se harían crecientemente dominantes en otras áreas del mercado. Un aumento del intercambio estimularía una mayor espedalizadón de las firmas, evitando así que se dieron despidos masivos de trabajadores y costos políticos de abrirse. Sólo habría "ganadores" en el juego comercial. 184 Economía mundial e integración de América Latina No obstante, en los años ochenta se hizo más evidente que las tecnologías no son las mismas en todas las firmas ni en todos los países y que la organización de los procesos manufactureros y el desarrollo de habilidades pueden permi tir crear o retener la competí tividad. La expan­ sión de la producción y del comercio no sólo conllevarán las ventajas de las economías de escala sino, principalmente, de moverse a lo largo de una "curva de aprendizaje" 178. Así, antes que en los bajos costos del trabajo, las denominadas "ventajas competitivas" de las empresas pue­ den crearse, mantenerse o desarrollarse, basados en una nueva organi­ zación social de la producción. Incluso estas ventajas, sistemáticamente explotadas, pueden permitir adquirir y transformar las tradicionales ventajas comparativas en el comercio internacional. En algunos casos las ventajas competitivas pueden significar que mas actividades son contra­ tadas a firmas relacionadas pero independientes, y que menos activida­ des se siguen haciendo dentro de la empresa misma. La viabilidad de profundizar la integración económica regional bajo diversas alternativas intraindustriales, no podría dejar de apoyarse en las oportunidades que ofrece esta nueva realidad productiva y comer­ cial, en la cual tiende a no haber más industrias obsoletas e industrias modernas, sino industrias o firmas que logran incorporar con éxito las nuevas tecnologías y la organización a sus procesos productivos, y aquellas firmas que no lo logran. Se estima que la reorientación propues­ ta de las políticas comerciales nacionales y la creación de nuevos espacios competitivos dentro de América Latina, podrían combinarse con la introducción de mejoras tecnológicas y organizativas para no seguir perdiendo terreno en el comercio internacional de manufacturas, y ayudar a mejorar la composición y la estabilidad comercio intraregional. A nivel de las economías nacionales debe tenerse presente que la recuperación de la producción manufacturera latinoamericana a partir de 1984 se ha constituido en el principal motor de la incipiente reactiva­ ción de la producción de bienes y servicios, así como de la expansión de ingresos de exportación necesarios para crear los superávit comerciales. Sin embargo, en el futuro inmediato este crecimiento será mucho más difícil por depender de una fuerte y bien orientada reactivación de la inversión y del inicio de un proceso de reestructuración y aumento de la productividad sectorial que contrarreste el retraso que ha sufrido la 178 Ibid.. Los cambios tecnológicos hacen hoy en día, por ejemplo, rentables plantas de acero con capacidades de alrededor de medio millón de toneladas, plantas eficientes en la microelectrónica pueden ser mucho más pequeñas que las viejas ramas manufactureras. Véase World Bank " World Development Report 1987". Oxford University Press. New York 1987, Cap. III. Cuarta parte 185 región para introducir cambios que procuren una modernización de su estructura productiva. Estos cambios se orientarían a mejorar la competitividad de las empresas; ajustar precios e incentivos relativos en la economía; aumentar la productividad de los factores, especialmente de la inversión; corregir distorsiones en la competencia de mercados de productos y factores; introducir innovaciones en la infraestructura insti­ tucional y física, y otras acciones que contribuyan a mejorar la posición competitiva de la industria a más largo p lazo179. Muchas empresas latinoamericanas han iniciado adaptaciones im­ portantes para reducir costos, mejorar líneas de productos y alcanzar un mayor acceso a los mercados externos. En general, los ojos de los estados nacionales parecen estar puestos en preservar, en cierta medida, lo alcanzado hasta ahora en materia de industrialización, tratando al mis­ mo tiempo de evitar la excesiva di versificación e ineficiencias gruesas que pudieran existir. Estas acciones requerirán, dadas las condiciones presentes de competencia internacional y la escasa complementariedad manufacturera entre los países del área, de un esfuerzo de transforma­ ción más amplio y sostenido en el tiempo, así como de abundantes dosis de negociación con países extrarregionales y entre socios latinoamerica­ nos, para asignarse roles económicos eficientes en la nueva división de tareas en la región y asegurarse una proporción más amplia del comercio de manufacturas con el resto del mundo. El problema de fondo es que de lo que se trata, en general, no es de iniciar un proceso de industrialización, sino que el desafío consiste en introducir transformaciones a un aparato ya instalado, con el sustento de una integración que contribuya a mejorar la dimensión de los mercados y la competí tividad. Probablemente, lo que finalmente ha de pasar en la mayoría de las naciones latinoamericanas, es que se procurará avanzar selectivamente por varias rutas de acceso de comercio exterior y al crecimiento. Es decir, reimpulsando actividades tradicionales descuida­ das; implantando nuevas industrias destinadas directamente a la expor­ tación; instalando nuevas actividades sustitutivas y haciendo más efi­ cientes a las que de este tipo ya existieran. Ante las actuales transforma­ ciones tecnológicas y productivas no resultaría ni factible, ni deseable, intentar imitar las etapas de inserción seguidas en los modelos asiáticos de industrialización exodirigida, no sólo por los presupuestos sociales que esta fórmula reclama, sino porque implicaría introducir cambios 179 BID: Informe 1987, p. 56. 186 Economía mundial e integración de América Latina fundamentales en el énfasis sectorial de la producción manufacture­ ra 18°. En efecto, en las primeras etapas de la industrialización exodirigida seguida por losNlCS, la producción para exportación se concentró en los sectores más atrasados y suceptibles de competencia en los países industrializados (i.e. zapatos, textiles, cuero, ropa). Desde la segunda mitad de los sesenta, se fueron introduciendo bienes como productos eléctricos y componentes electrónicos y, más recientemente, en los setentas se incursionó cada vez más en el terreno de las actividades de mayor intensidad en capital y tecnologías más elevadas, tales como, química pesada, equipos de capital, bienes durables de consumo, arma­ mentos, construcción naval, etc. En América Latina, a raíz de la sustitu­ ción de importaciones, las manufacturas que más se desarrollaron en los países de mayor desarrollo e intermedios fueron entre 1950 y 1970 las de metalmecánica (metálicas básicas, productos metálicos, maquinarias eléctricas no eléctricas y equipo de transporte) y las intermedias (papel, caucho, químicos, petróleo, minerales no metálicos), industrias esencial­ mente intensivas en capital y que contribuyeron al desarrollo del comer­ cio intrarregional. Las actividades tradicionales bebidas, tabaco, textiles, confecciones, madera, muebles y cuero) mantuvieron una participación elevada pero decreciente en el producto industrial. Durante la década del setenta las inversiones no representaron un cambio de estrategia, pues se dirigieron en su mayoría a rubros utilizadores de capital y de mano de obra calificada. Para modelar el perfil manufacturero latinoamericano en función de las transformaciones de la economía mundial y con la precondición de tener que mejorar sustancialmente la eficiencia productiva, pensamos que las reestructuraciones deben partir de la realidad de cada país y de una aproximación altamente desagregada al estado de las actividades productivas. Sin perjuicio de dichas realidades, es posible constatar que en ramas tales como la siderurgia, cobre refinado, aluminio, fertilizantes, cemento, petroquímica, industrias automotriz, construcción de buques y equipos para plantas hidroeléctricas, se requieren reorganizaciones, reequipa­ mientos de plantas antiguas, y probablemen te en algunos casos, cierre de plantas si se pretende penetrar mercados externos y abastecer eficiente­ mente a otras industrias nacionales. En actividades como tejidos, vestua180 Véase un análisis de los fundamentos y casos específicos de industrialización exodirigida en Javier Vilianueva: Perspectivas del desarrollo industrial latinoamericano: una compleja transformación; ÍNTAL, Buenos Aires, 1979. Cuarta parte 187 rio, artículos electrónicos de consumo y otras tradicionales, habría también que reestructurar y modernizar procesos y líneas de productos para no quedar dislocados con el redespliegue invertido de la industria mundial. En cuanto a la producción de bienes de capital que, salvo en el Brasil, ha tendido a quedar a la zaga en la industrialización de América Latina, precisa también esfuerzos selectivos de readaptación de capaci­ dades y selección de nuevos segmentos que podrían abastecer eficiente­ mente a actividades básicas o pesadas como la minería, petróleo, gas natural, papel y celulosa, siderurgia, energía y transporte ferroviario y marítimo181. Las alternativas de exportación intra y extrarregional son bastante variadas y, de acuerdo a la dotación de cada economía acompañada de innovaciones productivas y de comercialización, podrían comprender desde exportaciones basadas en recursos naturales con cierto grado de procesamiento; bienes tradicionales intensivos en mano de obra no calificada; actividades intensivas en capital humano; algunos bienes de capital e intermedios basados en mejora de eficiencia y adecuado reequi­ pamiento de capacidades instaladas, o nuevas líneas selectivas de estos bienes con posibilidades de competir; hasta la exportación de piezas para ensamblaje y armado por convenios intra empresa o con contratistas independientes y "trading companies". Este enfoque, basado en la flexibilidad productiva, implicaría que las nuevas políticas de industria­ lización exportadora estarían quitándole prioridad a la vieja aspiración de priorizar a toda costa la sustitución de las industrias más dinámicas y complejas y, más bien, la estrategia que proponemos sería corregir las causas macroeconômicas, sectoriales y a nivel de firma, que atentan contra las posibilidades de exportar tanto en los países grandes, como en los medianos y en los de menor desarrollo relativo. Este modelo de industrias y empresas eficientes y competitivas, encontraría, como lo hemos señalado, un soporte significativo en la integración regional, por diversas razones, entre ellas, permitiría ensan­ char la demanda, especialmente para países de mercado insuficiente -la mayoría-; mejorar la productividad y la calidad mediante una inducción de la competencia en empresas protegidas, sin que necesariamente éstas deban retirarse del mercado; y crear mayores y más estables posibilida­ des de especialización intraindustrial entre países de diferente grado de desarrollo. En las definiciones de especialización productiva que le 181 B1D, Informe 1987. 188 Economía mundial e integración de América Latina permitan a las economías latinoamericanas insertarse tanto en las co­ rrientes de comercio mundial como a nivel regional, habrá que estar atentos a la evolución de las corrientes manufactureras más dinámicas de los países en desarrollo (especialmente de las denominadas no tradicio­ nales), aunque no puede perderse de vista que algunas manufacturas tradicionales intensivas en trabajo y en recursos naturales han crecido también en forma importante entre 1970 y 1984 (Cuadro 37). Por último, uno de los temas relacionados con las implicaciones de una nueva división regional del trabajo con integración, sobre el que seguramente se han de requerir esfuerzos analíticos más profundos y detallados que los realizados hasta ahora, es el que se refiere a las economías de escala y el papel de la pequeña empresa en la producción industrial. Normalmente, como se ha visto, uno de los beneficios de la integración que frecuentemente aparece en los trabajos sobre el tema es el que establece la importancia de la ampliación de los mercados. La expansión de la demanda brinda oportunidades a los sistemas de pro­ ducción "fordistas", típicos de los años de la industrialización substitu­ tiva. Es decir, la ampliación de los mercados permite una utilización más amplia de la capacidad ociosa y el disfrute de los beneficios de las economías de escala. Además, se ha señalado que debido a que la evolución de la demanda es clave para mantener las economías de escala deseables, se requiere la presencia de políticas macroeconômicas inter­ nas estimulantes, y externas de acceso negociado a otros mercados. Pero, al examinar muchas de las nuevas contribuciones al diseño de estrategias económicas para el desarrollo de América Latina, se observa la insisten­ cia en la aparición de dos fenómenos frecuentemente asociados: la descentralización productiva y el avance de las pequeñas empresas con métodos de producción flexibles. Esta alternativa parecería, en princi­ pio, oponerse, en muchos sentidos, al modelo de la industrialización sostenida por la versión manufacturera de la producción masiva. Por un lado, se identifica a la pequeña empresa cuasi-artesanal, cercana a los sistemas de producción medievales, que reposa sobre la capacidad de los grupos dispersos de producir bienes en cantidades limitadas y a pedido de los consumidores. A menudo, estas pequeñas empresas combinan la producción industrial con otras actividades a fin de compensar las fluctuaciones de ingreso que pudieran ocurrir. Por otro lado, en la versión moderna de estas empresas, muchos autores insisten en que las mismas van ahora acompañadas de la introducción de máquinas modernas sumamente adaptables y de aplicación flexible, que permiten enfrentar la producción limitada de distintos tipos de bienes. Cuarta parte 189 Cuadro 37: Estructura de las exportaciones manufactureras de países en desarrollo, 1970-1984 Descripción Participación en exportaciones Ta de creci­ manufactureras de los PED a) miento b) 1970-84 1970 1984 Manufacturas tradicionales Intensivas en trabajo Textiles y confecciones (84 y 65) Calzado (85) Otras trabajo intensivas (61 y 83) Total Basadas en recursos Madera y corcho (63) Manufacturas de papel (64) Otras basadas en recursos (52 y 56) Total Manufacturas no tradicionales c) Maquinaria eléctrica (72) Químicos (5) Maquinaria no eléctrica (71) Equipo de transporte (73) Hierro y acero (67) Otras no tradicionales d) Total TOTAL 24.8 2.9 2.3 30.0 11.8 18.2 11.6 12.4 5.2 1.5 1.1 0.9 3.5 6.9 17.6 14.5 12.2 16.1 8.3 4.2 2.6 6.2 21.4 58.8 100.0 16.7 9.9 8.7 5.2 6.5 19.5 66.5 100.0 14.1 15.3 20.1 20.0 14.2 12.9 15.1 14.0 1.8 ^.9 36.0 3.6 0.8 Nota: Categorías CUCI entre paréntesis. a) El total de exportaciones manufactureras se define como las categorías CUCI 5, 6 ,7 y 8 menos 68. b) Crecimiento en dólares constantes. c) Exportaciones totales de manufacturas, menos las tradicionales. d) Resto de exportaciones no tradicionales. Fuente: Tomado del Word Development Report 1987. La concepción a que nos estamos refiriendo, puede ir acompañada de un cierto grado de "informalidad", descentralización de la produc­ ción y menor influencia del Estado Central. También, dentro de este esquema resultan de suma importancia la aparición de las comercializadoras que ejercen la representación de los pequeños productores y contribuyen a la financiación y mercadeo sus productos (local e 190 Economía mundial e integración de América Latina internacionalmente). La "subcontratación" regional o internacional, resulta a menudo una de las formas que adopta este tipo de sistemas. En América Latina muchos estrategas han insistido en los tópicos mencionados previamente, pero aun no se ha entablado la discusión de fondo acerca de lo que éstos significan para el diseño de una política industrial apropiada para la integración de la región. Es posible que, como ha pasado con otros temas que fueron considerados de importancia en el pasado, todo lo relacionado con la descentralización y la pequeña empresa tienda a perder vigencia. Pero, hoy, estos tópicos son vistos con creciente y razonable importancia en los textos relacionados con el desarrollo econó­ mico. El debate sobre las ventajas de las economías de escala versus las de producción flexible en empresas de pequeño tamaño "informales" o no, constituyen hoy el trasfondo de una discusión que todavía no se ha lanzado abiertamente182. C. Integración y articulación con el comercio y f mandamiento inter­ nacional. Las iniciativas para superar la reducida importancia del comercio intralatinoamericano y propiciar especializaciones selectivas con el apoyo de la integración, nos obligan a considerar la naturaleza de las relaciones comerciales y financieras con los países industrializados, tanto desde el punto de vista de la necesidad de ampliar el acceso selectivo a los mercados de estos países y obtener nuevos recursos para invertir, especializarse y crecer, como desde la perspectiva del volúmen considerable de importaciones de equipos, tecnología e inversiones que demandará la intensificación del comercio recíproco y los procesos de modernización de varias ramas de la industria regional. En efecto* dada la actual inserción internacional de America Latina, todavía ajustada al viejo patrón de división internacional del trabajo y 182 Es interesante señalar que temas como el de la pequeña empresa y la descentraliza­ ción están cargados de contenidos, no sólo económicos, sino que también sociales y políticos. En derta medida se trata de un regreso a formas precapitalistas de produedón y a vías mercantilistas de comerdalizadón. En muchos países desarrollados, estas cuestiones han dado lugar a una cierta controversia sobre la política industrial de los mismos. ¿Se trata de mejorar la flexibilidad de la producción masiva y de acelerar la innovación tecnológica en la misma, o se trata de dar impulso a las pequeñas empresas descentralizadas y con tecnología flexible? La discusión va tomando cierto impulso en los últimos años. Véase por ejemplo, Michael Piore y Charles F. Sabel: The Second Industrial Divide; N.Y., 1984. Cuarta parte 191 con escasa importancia de la integración, se esperaría que la eficacia de los programas de integración para aumentar la interdependencia econó­ mica regional dependa en alto grado de políticas y negociaciones extrarregionales que aumenten los recursos disponibles para inversión, me­ joren el acceso de las exportaciones de los países latinoamericanos a terceros países y permitan reactivar en general sus niveles de inversión, producción y comerciofA su vez, el comercio más abierto y los procesos de cambio estructural entre los países de América Latina, darían bases para un incremento de las importaciones de bienes, servicios y capitales provenientes de los países de la OECD. Existen, pues, interrelaciones económicas relevantes entre solución a problemas de pagos externos, acceso a mercados más abiertos y reactivación de la integración y de las importaciones a países desarrollados. (En lo que respecta a las exportaciones, los mercados de países industriales han ganado creciente importancia para las manufacturas de países en desarrollo a partir de la presente década, habiendo alcanzado un 65% en 19857(Cuadro 38). Para los países de ALADI, como se veía en el Anexo 2, de cada dólar de exportación de 1986, sólo un 22%, en prome­ dio, se llegó a vender intrarregionalmcnte, en contraste con el 38% en 1980183. Pareciera entonces qu<^la profundización de la integración de mercados en América Latina podría contribuir, por ahora, solo parcial­ mente a superar la muy débil articulación de los países de la región al comercio exterior ./[Se hace necesario también negociar intensamente para mejorar las condiciones de colocación del grueso de bienes manu­ facturados (como también agrícolas) de la región, en los países de la OECD y otros en vías de desarrollo). El comportamiento económico de los países industrializados será todavía un elemento crucial para dar viabilidad a las estrategias de exportación de países latinoamericanos e igualmente para poder atender los compromisos de la deuda. Un crecimiento más vigoroso de aquellos países, como se explicaba anteriormente,implicará que podrán contener más fácilmente las presiones proteccionistas y afrontar sus desequili­ brios con una efectiva coordinación macroeconômica que establezca las condiciones para una mayor estabilidad de los tipos de cambio y dismi­ nuciones en las altas tasas internacionales de interés real. Pruebas empíricas acerca de los supuestos factores determinantes del comporta183 Sin embargo, en la gran mayoría de países latinoamericanos, exceptuando Brasil, México, perú y Venezuela, los mercados de ALADI todavía significaban en 1985 porcen­ tajes superiores al 30% para la colocación de sus manufacturas. Economía mundial e integración de América Latina 192 Cuadro 38: Valor y destino de las exportaciones de manufacturas 1963-1985 Países Países importadores Exportadores Países en Desarrollo Países Industriales % Países en Desarrollo % Países Socialistas % 1963 1973 1979 1980 1981 1982 1983 1984 1985 67 67 62 59 58 59 63 65 65 33 29 36 38 39 38 34 31 29 0 4 2 3 3 3 3 4 6 Países Industriales % Países en Desarrollo % Países Socialistas % MUNDO Valor US$ Miles Mill. 72 77 71 70 67 68 70 73 74 25 19 24 26 29 28 25 23 21 3 4 5 4 4 4 5 4 5 67 289 777 896 881 843 833 893 943 Países Industriales 1963 1973 1979 1980 1981 1982 1983 1984 1985 MUNDO Valor US$ Miles Mill. 3 24 86 106 116 114 123 147 149 Fuente: Elaborado con base en cifras del GATT, disponibles en el Inform e B an co Mundial 1987. Cuarta parte 193 miento de los saldos en cuenta corriente de 19 países de América Latina entre 1973 y 1984, muestran que dichos saldos aumentaban sensiblemen­ te cuando la relación real de intercambio era más favorable y cuanto más alto era el crecimiento económico de los países de la OECD. De otro lado, disminuían significativamente cuanto más altos eran los tipos de interés reales184. Por otra parte, los patrones de crecimiento del comercio internacional de las últimas décadas vienen mostrando una creciente interdependen­ cia en el comercio de manufacturas entre países industrializados (PID) y en desarrollo (PED) pese al proteccionismo. Las elasticidades ingreso de la demanda por bienes manufacturados transados entre estos grupos de paíseá se han ensanchado, pero aún es muy baja la participación de las manufacturas adquiridas a los países en desarrollo en los consumos de los países de la OECD. (Cuadros 39 y 40) . Se estima que en 1983 la totalidad de países en desarrollo sólo abastecía el 2.3% del consumo aparente de manufacturas (producción más importaciones, menos ex­ portaciones) en las economías industriales, lo que indicaría que, de lograrse las condiciones para una demanda más elevada por importacio­ nes en el hemisferio norte, habría todavía un márgen significativo para incrementar la participación en los mercados de dichos países18S. ( El éxito que, en general, tuvieron los PED en aumentar su participa­ ción en la producción y el comercio mundial de manufacturas, sumado a las divisas obtenidas con el endeudamiento externo, contribuyeron a financiar crecientes compras de manufacturas a los PID a partir del primer choque del petróleo hasta 1981, en forma tal que las exportaciones manufactureras de los últimos hacia los PED incrementaron su partici­ pación en sus producciones internas. Por ello, la crisis del endeudamien­ to resintió actividades industriales de varios PID 18^L Así, entonces, de lograrse concretar esquemas internacionales de ajuste que combinen la 184 Véase resumen de la presentación de Manuel Pastor en la reunión anual de Allied Social Science Association grupo que comprende a la American Economic Association y 37 sociedades económicas afiliadas. Boletín del FMI. Io de Febrero de 1988. Pag. 24. La reunión se celebró en Chicago en Diciembre de 1987. 185 Bela Balassa: Trade between Developed and Developing Countries: The Decade Ahead; World Bank, Reprint Series, N° 321,1984. 186 Según cálculos recientes del Overseas Development Council, la recesión de los países latinoamericanos habría representado para las industrias de exportación de Estados Unidos una pérdida de 342.000 empleos directos en el período 1980-86. También, se habrían dejado de crear 587.000 nuevos empleos. 194 Economía mundial e integración de América Latina Cuadro 39: Cambios en el volumen de comercio manufacturero entre países desarrollados y en desarrollo, con respecto al producto nacional bruto Crecimiento promedio anual Importaciones PNB Elasticidad Ingreso aparente 1/ Países industriales 1963-73 16.5 4.6 3.6 1973-78 10.2 2.5 4.1 1978-81 84 2.0 4.2 1973-81 9.5 2.3 4.1 Países en desarrollo (PED) 1963-73 8.2 6.2 1.3 1973-78 12.5 5.3 2.4 1978-81 8.3 2.4 3.5 1973-81 11.7 4.2 2.8 7.2 4.1 1.8 1978-81 9.5 4.3 2.2 1973-81 8.1 4.2 1.9 PED Importadores de petróleo 1973-78 PED exportadores de petróleo 24.2 8.2 3.0 1978-81 6.9 -1.6 -4.3 1973-81 17.4 4.4 4.0 1973-78 1/ Elasticidad ingreso aparente calculada respecto al PNB, en vez del ingreso nacional. Cuando los términos de intercambio tienen variaciones sustantivas, caso de los países exportadores de petróleo, los dos cálculos pueden diferir sustancialmente. Nota: Tomado de Bela Balassa: Trade between D eveloped and Developing Countries: The D ecade A head”. World Bank, Reprint Series; NQ321, 1984. Fuente original: Bela Balassa. "Trends in International trade in Manufactures Goods and Structural Change in the industrial Countries”. Trabajo preparado para: The 7th World Congress of the International Economic Association on Structural Chage, Economic Interdependence, and World Development; Madrid, España, Septiembre 5-9, 1983. Cuarta parte 195 Cuadro 40: Importancia relativa de las manufacturas adquiridas a los países en desarrollo (Relación de importaciones a consumo de manufacturas, a precios corrientes) IMPORTADOR 1973 1978 1981 1983 ESTADOS UNIDOS Hierro y acero Químicos Otras semimanufacturas Productos de Ingeniería Textiles Confecciones Otros bienes de consumo Todas las manufacturas 0.6 0.4 0.9 0.7 1.8 5.6 1.9 1.1 0.9 0.5 1.5 1.3 1.6 11.3 3.7 1.8 1.4 0.6 1.7 2.0 2.3 14.0 4.8 2.4 2.3 0.9 1.9 2.6 2.2 15.1 5.2 3.0 COMUNIDADES EUROPEAS Hierro y acero Químicos Otras semimanufacturas Productos de Ingeniería Textiles Confecciones Otros bienes de consumo Todas las manufacturas 0.4 0.5 1.3 0.3 2.6 5.7 1.1 0.9 0.4 0.6 2.5 0.9 3.7 11.4 1.6 1.6 0.6 0.8 1.9 1.3 4.1 16.4 2.9 2.0 0.7 1.1 2.3 1.4 4.4 16.0 3.1 2.1 JAPON Hierro y acero Químicos Otras semimanufacturas Productos de Ingeniería Textiles Confecciones Otros bienes de consumo Todas las manufacturas 0.2 0.3 1.0 0.2 2.2 7.6 0.8 0.7 0.3 0.5 0.9 0.3 2.3 7.4 1.1 0.8 1.0 0.8 0.9 0.5 2.1 8.9 1.3 0.9 1.6 0.9 0.9 0.4 1.9 8.2 1.5 1.0 Nota: Tomado de Bela Balassa: Toward a renew ed econ om ic growth, in Latin A m erica; Institute for International Economics, Washington, 1986. Fuente original GATT: Inter­ national T rade; ONU: Y earbook o f Industrial Statistics; y OECD: Indicators o f Industrial Activity. Varios años. 196 Economía mundial e integración de América Latina actual búsqueda interna de competitividad en America Latina con un mayor crecimiento de la demanda de los países desarrollados, una disminución del proteccionismo no arancelario y nuevos recursos exter­ nos para el financiamiento del desarrollo, podrían generarse beneficios importantes no sólo para las exportaciones regionales sino para las exportaciones manufactureras de los PID. Los países industrializados deberían, además, ver con interés la profundización de la apertura de mercados dentro de América Latina ya que podrían beneficiarse con los mayores volúmenes de comercio que implicará el crecimiento de la producción manufacturera regional. El sólo proceso de reestructuración y modernización requerirá de un volu­ men estimable de inversiones, importaciones de bienes de capital y de tecnologías, que en buena parte no se encuentran disponibles en la región. Sería urgente hacer más explícitas estas interrelaciones de la integra­ ción la tinoamericana con el devenir económico de los países industriales, como una fórmula para promoverla a nivel internacional y motivar la canalización del capital que implicará su fortalecimiento(]La sustitu­ ción regional de importaciones, como lo señalara hace pocos años Raúl Prebisch, no es para avanzar en una autarquía regional, sino que aquélla implicará el tener que importar de los centros bienes tecnológicamente más avanzados. Con la integración no habrá, en realidad, una disminu­ ción de las importaciones por debajo de las exportaciones a los centros, sino un cambio de la estructura de las primeras! Así, tratar de despertar el interés de los países industrializados en ayudar a una promoción intraregional de exportaciones, ofrecería un campo amplio a la venta de sus tecnologías187. / Varios de estos temas se están debatiendo en la Ronda Uruguay del GATT, donde se redefinirán en general las nuevas condiciones de acceso de bienes y servicios a los mercados mundiales, así como el reforzamien­ to y mejora del sistema de comercio internacional. No extraña que los Presidentes del Grupo de los Ocho hayan acordado la necesidad de coordinar posiciones en las negociaciones de dicha ronda, buscando particularmente eliminar barreras proteccionistas y subsidios agrícolas, como también encontrar soluciones a los problemas monetarios y de financiamiento del desarrollo. A este respecto, los Mandatarios han señalado explícitamente la necesidad de asegurar la vinculación, o "link", entre el pago de las obligaciones financieras y el acceso de las exportaciones de los países deudores a los mercados internacionales. 187 Raúl Prcbisch: "Crisis Mundial y nuevas fórmulas para la integración''; Revista INTAL; N° 98, 1985; pp. 50-55. Cuarta parte 197 El relacionamiento y la negociación externa conjunta de grupos de países que hacen parte de los procesos de integración adquiere un sentido para la seguridad económica regional que no parecía tener en décadas anteriores. América Latina y su mayor articulación económica podrían jugar un papel más protagónico dentro de una posible estrategia internacional negociada para mejorar las condiciones que contribuyan al crecimiento de la economía y el comercio mundiales. III. Los instrum entos com unes para la nueva integración de las econom ías latinoam ericanas Existen, como hemos observado, variadas dificultades que histórica­ mente se han opuesto a una mayor apertura competitiva entre los países latinoamericanos. Adicionalmente, la situación coyuntural adversa de las economías regionales dificulta un rápido desmonte de los obstáculos que han configurado el proteccionismo intralatinoamericano; al menos, mientras se logren avances en las negociaciones internacionales sobre íinanciamicnto y comercio que permitan superar la crisis del sector externo. También, se ha visto que la eficiencia buscada con una estrategia de promoción regional de exportaciones resultaría, por lo pronto, de una combinación de los progresos en la remoción de sesgos antiexportado­ res, logrados a través de mejoras en las políticas económicas nacionales, especialmente las vinculadas al comercio exterior; del mantenimiento de incentivos temporales a la oferta exportable y a las exportaciones; y de los avances que habrá que continuar impulsando en la aprobación y aplica­ ción de mecanismos y políticas comunes para la formación y funciona­ miento de los mercados regionales, sean estos entre grupos de países o entre pares de ellos, con cobertura productiva amplia o solo a nivel de ciertos sectores que se abrirían entre socios. En esta sección se hace referencia, principalmente, a ciertos instrumentos que revisten un carác­ ter comunitario y que deberían fortalecerse o aprobarse con la meta de ensanchar las exportaciones e importaciones intrarregionales. A. Instrumentos de pagos y cooperación financiera y monetaria Dentro de los mecanismos de aplicación comunitaria, son especial­ mente relevantes los que contribuyen a la solución de las dificultades de 198 Economía mundial e integración de América Latina pagos en el comercio recíproco. En efecto, dada la naturaleza y el alcance de las medidas proteccionistas intrarregionales, el propósito de aumen­ tar las corrientes del comercio dentro de América Latina, tendrá que apoyarse en la adecuación, fortalecimiento o adopción de nuevos meca­ nismos de financiamiento, que ofrezcan soluciones a los problemas de iliquidez transi toria y de acumulación de saldos deudores ene! comercio intrarregional. Dichos instrumentos podrían, además, contribuir al ini­ cio de un proceso más estrecho de coordinación de políticas monetarias y cambiarías. Las propuestas planteadas a este respecto en América Latina, se han orientado a encontrar soluciones a problemas específicos que restringen el buen funcionamiento de los mecanismos de pagos y créditos. Se trata de promover el comercio con menores incentivos a recibir pagos inme­ diatos en monedas duras. Al sistematizar las alternativas consideradas, encontramos diversos mecanismos, sea para financiar desequilibrios de balanza de pagos global (i.e. Fondo Andino de Reservas, Segundo Mecanismo del Acuerdo de Santo Domingo, Fondo de Estabilización Regional del CARICOM, Fondo Centroamericano de Estabilización Monetaria y posible Fondo Latinoamericano de Reservas); corregir la insuficiencia de recursos -monto y modalidades- que permitan a los acreedores netos financiar los saldos deudores en divisas (i.e. Primer Mecanismo del Acuerdo de Santo Domingo, Fondo Centroamericano del Mercado Común, extensión del Peso Andino); e incrementar el comercio a través cié monedas, documentos o pagos ad-hoc que contri­ buyan a equilibrar los flujos entre países o a evitar que se acumulen saldos deudores entre éstos (Unidad Monetaria Argentino-Brasileña "Gaucho", Moneda Latinoamericana, Derecho Centroamericano de Importación "DíCA", emisión de certificados negociables de importa­ ción). Estas alternativas podrían complementarse entre sí, por ejemplo, el "gaucho" ayudaría a cancelar las compensaciones en ALADI y, a su vez, evitaría la acumulación de saldos entre Argentina y Brasil. Los mecanismos para el financiamiento de las balanzas de pago se han visto con renovado interés dada la escasez de financiamiento externo y la posibilidad de contar con un esquema regional complementario al Fondo Monetario Internacional. Con la excepción del Fondo Andino de Reservas, FAR, recientemente ampliado para permitir la creación de un posible Fondo Latinoamericano de Reservas, FLAR, los instrumentos regionales de esta índole no han operado por falta de recursos para financiar los desequilibrios globales. Dada la positiva experiencia regis­ trada con el FAR, así como el satisfactorio resultado de las primeras evaluaciones económicas acerca de ia eventual rentabilidad de un fondo Cuarta parte 199 para el manejo de reservas internacionalesy provisión de crédito de corto plazo, para un conjunto amplio de países latinoamericanos, resalta la conveniencia de avanzar hacia su puesta en funcionamiento188. Para la concreción de propuestas sobre fmandamiento de saldos, sería de suma importancia el acceso a financiamiento externo para complementar los recursos que incrementen el comercio intrazona, reduciendo el uso de las escasas divisas de los países. No obstante, en el análisis de los distintos fondos financieros de apoyo al comercio sugeri­ dos en los últimos años, se ha puesto de presente la necesidad de propiciar medidas equilibradoras del intercambio, para evitar que los recursos adicionales se agoten en el corto p lazo189. Es decir, el financia­ miento adicional podría reactivar temporalmente el comercio pero no modificar su estructura, por lo cual la creación de fondos o el fortaleci­ miento de los existentes deberían estar acompañados de otras medidas coordinadas que inhiban la acumulación de saldos deudores. A su vez, el tratamiento de la deuda que se ha acumulado durante la crisis, requerirá de un tratamiento especial entre los Bancos Centrales combinado con apoyo de financiamiento externo, especialmente para el caso de Centroamérica. Dicho tratamiento especial podría comprender, entre otras medidas, la compra de títulos de deuda a los países acreedo­ res o la compra misma de la deuda por parte de los países superavitarios a los deficitarios. Otra alternativa para el financiamiento de saldos que puedan resultar de las liquidaciones dentro de los mecanismos de compensación, es la liquidez adicional proveniente de la propia región, mediante el otorga­ miento de créditos de corto plazo o de mediano plazo con mecanismos tales como el Peso Andino, PA, utilizado desde 1984 un medio de pago 188 Véase, entre otros, Javier Fernández: "Un Fondo Monetario Latinoamericano". Pu­ blicado en CEMLA, Boletín. Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos; MayoJunio de 1985. Pág. 143. Respecto al servicio de apoyo a las balanzas de pagos se examinó que hubiese sucedido con un fondo latinoamericano en el período 1970-83, concluyéndo­ se que habría funcionado razonablemente bien de haberse iniciado con un capital significativo aportado en forma diferencial por los países, con la política de capitalizar la mayor parte de sus ingresos netos, y de haber otorgado sus créditos como un servicio estrictamente monetario, garantizando una rotación rápida de los recursos, no subsidian­ do intereses y utilizando parámetros similares a los del FAR. 189 En el caso de Centroamérica, al crearse el FOCEM para ayudar a extender el financia­ miento de los saldos deudores, el BLADEX cooperó en la captación de US$ 50 millones que se fueron en 48 horas. 200 Economía mundial e integración de América Latina subregional entre los Bancos Centrales de los países del Grupo Andino. El respaldo de liquidez primaria, el rendimiento y la seguridad de los PAs contribuyeron a extender recientemente su aceptación automática a cualquier pago y a que otros países de ALADI hayan comenzado a interesarse en ser tenedores autorizados -caso de Chile-. Con la amplia­ ción del FAR y, eventualmente, de los tenedores autorizados de los PAs, se ha planteado recientemente la posibilidad de que su circulación llegue a un punto en el cual los tenedores pierdan el interés de cambiarlos por divisas, de manera tal que los Bancos Centrales que hayan efectuado pagos en pesos andinos no tengan la obligación de recomponer sus tenencias comprándolos al FAR a cambio de monedas convertibles en un plazo de 180 d ías190. Bajo esta eventualidad, los PAs dejarían de operar como un mecanis­ mo de crédito rotatorio automático de corto plazo y se acercarían más a las características de una moneda regional con respaldo en el FAR, cuyos tenedores o países superavitarios recibirían un interés por el plazo en que mantengan sus acreencias y los Bancos que han usado los títulos pa­ garían un interés correspondiente. Pero tampoco en este caso la liquidez que ofrecerían los PAs podría solucionar los déficit crónicos con la región, salvo que el país deficitario genere superávit con terceros. La solución a más largo plazo de los desequilibrios se relaciona con ciertas acciones, tanto en el campo productivo, como en el monetario. En el primer caso, se trata de políticas de acceso preferencial y de incentivo directo a las ofertas exportables de países deficitarios que ayuden a corregir sus desbalances no sólo con la región, sino con el resto del mundo. En el segundo caso, se trata de la posible puesta en vigencia de medios de pago no convertibles, o respaldados en monedas nacionales, que tendrían la virtud de alentar las importaciones en forma relativa­ mente equilibrada, siempre que los Bancos Centrales acreedores (tene­ dores de unidades de cuenta) tengan la garantía de que sus tenencias mantienen valores monetarios reales y pueden adquirir con ellas merca­ derías en los demás países. Las fuerzas tendientes hacia el logro del equilibrio comercial estarían dadas por la proclividad de los países superavitarios a adquirir mayores cantidades de bienes en la región, para evitar el costo de oportunidad de acumulación de títulos no convertibles. 190 Javier Fernández: Balatfza de pagos, liquidez y sistemas de pagos en América Latina; Reunión Expertos BID-INTAL, Wash. D.C.; feb. 1988. Cuarta parte 201 Se argumenta, sin embargo, que dado que el comercio intrarregional no es equilibrado, las tenencias de moneda regional se concentrarían fuertemente en aquellos países superavitarios que actualmente atravie­ san por dificultades globales de balanza de pagos, lo que presionaría su conversión a divisas luego de ciertos límites, o la posibilidad de hacer triangulaciones pagando a países extrarregionales191. También se seña­ la que, mecanismos de esta naturaleza no estimularían mayores adqui­ siciones dentro de América Latina, sino que los superavitarios dejarían de comerciar con la región, equilibrándose así el comercio, pero a niveles más reducidos. Entre las propuestas de unidades de cuenta no convertibles debe rescatarse la viabilidad de aquéllas que no pretenden suplantar sino complementar los mecanismos vigentes, y cuya emisión inicial, sólo representaría un porcentaje muy reducido del comercio. La única utili­ dad de estas unidades sería su capacidad constante de compra dentro de los países que se han comprometido a aceptarla y al no requerir la utilización de divisas facilitarían el levantamiento de restricciones cuan­ titativas impuestas por razones de economía de divisas. Además, la posibilidad que los países adopten una cotización interna flexible para el "stock" que les correspondería en la emisión inicial y circulación poste­ rior de la moneda regional, facilitaría la concreción de las fuerzas hacia el equilibrio comercial. Una moneda latinoamericana que combinara estos elementos podría contribuir a añadir progresivos volúmenes al actual comercio zonal, debido al efecto de reciclaje continuo de estos medios de pago192. La adopción y perfeccionamiento de un conjunto de mecanismos como los aquí planteados, que contribuyan al aumento de las exportacio­ nes recíprocas con una economía en el uso de las divisas, permitirían avanzar en el proceso, aún primitivo, de coordinación de políticas monetarias y cambiarías entre los Bancos Centrales latinoamericanos. En efecto, desde el establecimiento de la Cámara de Compensación Centroamericana en 1961, dicho proceso se ha limitado en la región a obtener un mayor conocimiento recíproco, intercambiar informaciones 191 En la negociación del "Gaucho" la posición superavitaria del Brasil ha llevado a plantear el interés de que esta unidad de cuenta también pueda ser utilizada en pagos a terceros países, quienes triangularían con Argentina. Véase O. Da Rocha e Silva: O Caminho para urna tnoeda regional: Concepcoes recentes; Reunión de Expertos BID-INTAL. Wash. D.C., fcb. 1988. 192 Véase al respecto A. Dadone: Sistemas de pago y unidades de cuenta en latinoamérica; Reunión de Expertos BID-INTAL, Wash. D.C. feb. 1988. 202 Economía mundial e integración de América Latina sobre problemas monetarios y del sector externo de cada país, dialogar acerca de dificultades generadas por las devaluaciones entre países vecinos, debatir el funcionamiento de los mecanismos de pagos y crédi­ tos, y analizar las implicaciones de la inestabilidad financiera internacio­ nal sobre América Latina. Los esfuerzos destinados a alcanzar una mayor apertura intrarregional se verían sustentados en un fortalecimiento de esta coordinación monetaria y cambiaria. La experiencia reciente demuestra que las polí­ ticas de ajuste de balanza de pagos en América Latina requieren nuevas fórmulas que partan del reconocimiento de que los desequilibrios exter­ nos no solamente afectan las variables monetarias de los países indivi­ duales, sino que inciden marcadamente en las relaciones entre grupos de países. Ello es así, sobre todo, entre aquellos países que buscan abrir sus economías a una mayor interdependencia comercial. La profundización de la cooperación se apoyaría en mayores recursos crediticios y en ciertos compromisos de coordinación de las políticas internas193. Parece conveniente avanzar, por ejemplo, en la aplicación de metodo­ logías para: estimar, comunitaria y permanentemente, los grados de sobrevaluación o subvaluación con respecto al dólar; definir las desali­ neaciones cambiarias permitidas y los mecanismos correctivos; evaluar los efectos de las políticas cambiarias sobre los instrumentos arancela­ rios; y establecer las posibilidades de asistencia financiera y las condicio­ nes requeridas para su canalización. Además, sería de importancia una redefinición de las relaciones de las autoridades monetarias regionales con entidades financieras de terceros países, con el propósito de facilitar la búsqueda de mecanismos destinados a complementar los recursos crecientes que demandará el fortalecimiento de la integración. B. Los márgenes de preferencia y otros mecanismos complementarios a la apertura intralatinoamericana Se ha comprobado que los programas de liberación recíproca del comercio regional tendieron a estancarse a fines de los años setenta, debido a las complicaciones existentes para formar los mercados amplia­ dos; a la insatisfacción con el tratamiento aplicado a los países de menor 193 Una completa discusión sobre el proceso de cooperación financiera monetaria y sus interrelaciones con la creación de un fondo común de reservas puede consultarse en Carlos Massad y Camilo Carrasco: "Problemas financieros y monetarios de la integración latinoamericana"; en Osvaldo Sunkel: Integración Política y Económica; Ed. Universitaria, Santiago de Chile; 1970. Cuarta parte 203 desarrollo y, en general, a la escasa preocupación por hacer de la integración de mercados un instrumento clave para mejorar la eficiencia de las economías latinoamericanas. La mayor significación que alcanza­ ron las exportaciones de manufacturas dentro de la región, hasta comien­ zos de los ochenta, se apoyó en buena parte en la capacidad de compra resultante de las distintas bonanzas de productos básicos a partir de 1973; en el acceso al financiamiento fácil; en las menores resistencias a la competencia que suelen observarse en épocas de crecimiento económico; en los elementos de cercanía geográfica; y en las políticas nacionales de promoción de exportaciones que, desde fines de los sesenta, habían comenzado a instrumentarse. Ni en las dos primeras décadas de integración, ni tampoco en la presente, las economías de América Latina han logrado abrir efectiva­ mente (gravámenes, restricciones) a la competencia de importaciones recíprocas, una serie de sectores tradicionalmente protegidos de las primeras etapas iniciales de la sustitución de importaciones. Sectores que podrían beneficiarse de la racionalización que tendrían que introdu­ cir para poder ingresar a los mercados de países vecinos y a los mercados mundiales. Su potencial de aprovechamiento de mercados ampliados y especializadón intraindustrial sería significativo si se considera que, pese a no haber gozado desde un comienzo de las ventajas de los márgenes de preferencia, alcanzaron tasas importantes de incremento del comercio. Ahora bien, las condiciones para exportar manufacturas han tendido, en general, a mejorar en este decenio, si se tiene en cuenta que, dadas las fuertes devaluaciones a partir de 1982, un indicador clave como el tipo de cambio efectivo real de la región en 1983-86 (118 de índice) llegó a ser superior en 16 puntos porcentuales a su promedio 79-80 (Anexo 10). Además, varios países de la región mejoraron sus incentivos directos a las exportaciones para revertir rápidamente los procesos de sobrevaluación cambiaria observados en forma casi generalizada desde mediados de los setenta. Sin embargo, las fuertes devaluaciones y restricciones ad­ ministrativas que los países impusieron simultáneamente desde 1982 para ajustarse a la escasez de divisas, afectaron a las exportaciones intralatinoamericanas al menos por las razones comentadas. Es decir, por el encarecimiento del acceso a los insumos, y a los bienes y equipos necesarios para las producciones exportables; la inestabilidad de los flujos recíprocos de comercio y fuertes cambios de dirección debido a las modificaciones de los tipos bilaterales de cambio; y la disminución del 204 Economía mundial e integración de América Latina volumen transado como secuela de las restricciones que trajo consigo el intento de obtener superávit con el comercio de países vecinos. Mejorar en forma sostenida las exportaciones al resto de América Latina y al mundo implicará, entre otros requisitos, reanudar un flujo estable de nuevo financiamiento internacional que facilite la liberación de restricciones y una reactivación global de las importaciones necesa­ rias para crecer y modernizarse. También, un nuevo impulso a los distintos programas concertados de apertura intrarregional -hasta ahora restringidos y recientemente revertidos por la crisis- requerirá, como se veía, de un fortalecimiento de los regímenes de pagos y créditos recípro­ cos. Pero, sobre todo, en contraste con la búsqueda de vender al vecino con el apoyo de la protección, la estrategia para crecer y diversificarse dentro de la región deberá apoyarse en la mejora de la eficiencia expor­ tadora, para lograr acceder, competir e insertarse en unas economías regionales que tenderán a ser menos protegidas que en el pasado. Es decir, el rol de los programas de liberación seguirá siendo impor­ tante en la medida en que haya que abrirse más intensamente entre socios de similar grado de desarrollo, principalmente, desmontando las medi­ das no tarifarias. Pero, los márgenes de preferencia no serán en el futuro el factor crucial para vender dentro de América Latina. No solamente se registrarían avances unitalerales hacia una mayor liberación comercial, sino que cabría esperar que a nivel comunitario se adopten gravámenes externos bajos y poco dispersos frente a terceros países. Ello sin perjuicio de que algunos países decidan participar en los mercados ampliados con aranceles unilateralmente más altos para algunos productos194. La adopción de gravámenes externos como los propuestos contribui­ ría, principalmente, a darle estabilidad y confiabilidad a los márgenes que negocian los gobiernos, al hacer posible una gradual eliminación del cúmulo de excepciones al pago de tarifas de importación. La cobertura de estas excepciones es significativa y basada en objetivos conocidos, tales como, la promoción del desarrollo de ciertas regiones, sectores industriales y exportaciones; compras de empresas y organismos públi­ cos e instituciones sin fines de lucro, y otras que configuran notorias discrepancias entre los aranceles teóricos y la recaudación. Es conocido 194 La adopción de aranceles externos mínimos comunes frente a terceros, debería técnica­ mente intentar acotarse en cuanto a los aranceles máximos que podrían aplicar aquellos países que decidan no situarse en los niveles pactados, ello con el propósito de evitar problemas tales como las distorsiones en los precios de algunos insumos y desequilibrios en balanza comercial. Estos problemas tienden a solucionarse con las normas de origen cuya administración tiende entonces a complicarse enormemente. Cuarta parte 205 también que crean privilegios injustificables, reducen o eliminan los márgenes de preferencia, generan inestabilidad para los negocios de exportación en América Latina y representan fuertes costos de adminis­ tración en sus diferentes regímenes. Si bien en el pasado las propuestas orientadas a la armonización o eliminación de estas excepciones tuvie­ ron un eco limitado, en la actualidad parece haber una mayor conciencia sobre sus costos y es evidente que la racionalización de los instrumentos de protección disminuiría la propensión a solicitar, otorgar y mantener privilegios y beneficios especiales195. Parece, pues, más importante la estabilidad que el tamaño de los márgenes preferenciales. Sin embargo, ello tiende a variar de acuerdo a la naturaleza de los productos. Por ejemplo, en el caso de los bienes de origen agropecuario, la importancia de los márgenes es relativa si se tiene en cuenta que la región es en principio competitiva a nivel internacional y que los obstáculos a enfrentar para vender en América Latina serían, principalmente, las políticas domésticas de precios que desestimulan a los agricultores, los masivos subsidios de los países desarrollados a la producción y a la comercialización internacional de sus excedentes y las prácticas monopólicas u oligopólicas en el mercadeo externo de estos productos. La coyuntura actual se presentaría como más favorable para el comercio regional de productos primarios, dada la mejora relativa de los precios de bienes transables- como resultado de los ajustes cambiarios y de las políticas internas de precios para obtener respuestas en la oferta a corto plazo que ayuden a elevar las exportaciones o a sustituir im­ portaciones de terceros. También, se estarían registrando progresos en las negociaciones internacionales de la Ronda Uruguay que apuntarían a una mayor liberalización y menor intervención subsidiada en estas actividades. En todo caso, dada la fuerte participación estatal en el comercio agropecuario latinoamericano, así como las políticas de protección a las economías campesinas de la región, es conocido que el intercambio recíproco suele llevarse a cabo mediante convenios de excedentes y faltantes donde se adquieren materias primas o productos alimenticios a precios competitivos, con lo cual, las fórmulas preferenciales tienen más que ver con acciones tales como la coordinación gubernamental en 195 INTAL: Exenciones arancelarias e integración; Buenos Aires, 1986. El estudio presenta empíricamente las dimensiones que han alcanzado las excepciones al pago de las tarifas de importación en Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, México, Ecuador, Panamá, Paraguay y Guatemala, así como sus efectos en los esquemas de integración. 206 Economía mundial e integración de América Latina materia de licitaciones, sistemas de información sobre condiciones y calidades de excedentes y faltantes, mejoras en condiciones de financia­ ción y fórmulas que garanticen la participación, al menos parcial, de oferentes regionales en compras que se han de efectuar a países desarro­ llados, a un precio no superior al del país ganador de la licitación correspondiente196. De cualquier manera, un mayor nivel de compromisos para suprimir barreras al intercambio pone de presente el papel prioritario que jugará el sector industrial en la búsqueda de modificar el patrón de especialización protegido del mercado interno por otro más competitivo, interrela­ cionado, armónico y ajustado a los patrones regionales. Las dificultades previsibles en la apertura de mercados para ciertos sectores de la susti­ tución nacional de importaciones y la verificación de que para el desarro­ llo y aprovechamiento de las ventajas competitivas de las firmas no sería suficiente la sola rebaja de aranceles, hacen recomendable la promoción de medidas que complementen a la liberación del comercio en ciertos sectores, para facilitar los procesos de competencia, así como la búsque­ da de una mayor reciprocidad en el nivel y la composición del intercambiol97. En efecto, tanto la realización de importaciones compensatorias por parte de los países superavitarios, como los compromisos de abrir a una mayor competencia sectores donde coexisten capacidades productivas, demandarán la necesidad de ajustes cuya viabilidad dependerá de políticas que busquen racionalizar o minimizar los costos de adaptación y especialización intrasectores. Aparte de las reformas estructurales que internamente corresponden a cada país para expandir su capacidad productiva y eficiencia en la oferta, habría lugar para políticas comunes, entre las que se destaca el financiamiento en apoyo al cambio estructural en aquellas ramas que se abran a la competencia recíproca y exportacio­ nes. 196 Cabe destacar que las exportaciones globales agropecuarias de America Latina subieron de USS 4.500 a USS 25.000 entre los promedios quinquenales 1961-65 y 1981-85; las importaciones lo hicieron de USS 1.300 a USS 20.000. Es decir, que mientras las primeras se quintuplicaron, las segundas se multiplicaron por ocho. Varios países se han situado en situación de déficit en su comercio agropecuario, lo que no es ajeno a los desincentivos resultantes del énfasis otorgado a la sustitución de importaciones. 197 Conviene enfatizar que el concepto de "competitividad" aquí utilizado es una mezcla de "industrial policy" con la búsqueda de las empresas de competir, no en el sentido de la competencia "perfecta", sino de competir en el campo oligopólico de las economías de escala, diferenciación de productos, "learning by doing", disminución de escalas óptimas, etc. Cuarta parte 207 Flujos de financiamiento externo e interno deberían acompañar a los programas de apertura dentro de América Latina, sobre todo los proce­ sos de innovación tecnológica, reconversión y ajuste que surgirían de la búsqueda de reforzar la competitividad de productos e insumos en los mercados ampliados. En particular, se requiere apoyar programas que estimulen la eficiencia empresarial, renovación de equipos y tecnologías, acciones de control de calidad, mejoras organizacionales, búsqueda de escalas óptimas y, en general, tareas de investigación y desarrollo que se hagan necesarias al abrirse a los mercados las diferentes ramas de la industria regional198. Por otra parte, para concretar una regionalización del proceso de inversiones empresariales, no solamente sería necesario avanzar en el desmonte preferencial de obstáculos al libre movimiento de mercade­ rías, sino propiciar, simultáneamente, una mayor liberalización para las transferencias de capitales y movimientos de personas (naturales y jurídicas) dentro de América Latina. Se trataría de hacer progresivamen­ te efectiva una mayor libertad para el traslado de bienes y factores de producción, proporcionado, al mismo tiempo, igualdad de oportunida­ des, es decir, evitando la discriminación. La preocupación por estos temas ha sido generalmente insuficiente en los programas de integración regional. En cuanto a la mano de obra, no sólo se requeriría una creciente facilitación del movimiento de empresarios y de trabajadores calificados y no calificados, sino acciones positivas para evitar su trato discrimina­ torio en otros estados miembros. A ello contribuirían acciones tales como el reconocimiento de certificados de estudios en todos los niveles para facilitar el traslado de estudiantes y profesionales; armonización del aprendizaje de ciertos oficios; coordinación de planes de seguridad social para trabajadores migrantes; adopción de normas sobre seguridad 198 Igualmente, América Latina debe ambicionar un rol en el campo del desarrollo tecnológico, lo cual requerirá de la concertación estatal de intereses y de recursos financieros y humanos de enorme cuantía. No sería suficiente promover la oferta poten­ cial de tecnología reforzando la infraestructura cien tífico-tecnológica, creando empresas de experimentación, etc., sino sería necesario, también, influir en la demanda de tecnolo­ gía de los sectores público y privado; ello implicará estudiar campos en que la región puede tener capacidad de acción a largo plazo. De otro lado, la adaptación y selectividad en la asimilación de tecnología, es otra línea en la que los países deben intensificar esfuerzos. Felipe Herrera: América Latina, desarrollo e integración; Santiago de Chile, 1986. 208 Economía mundial e integración de América Latina laboral y facilitación de la transferencia de ingresos laborales y pensiones a través de las fronteras nacionales199. En el campo de la liboralización intralatinoamericana de los movi­ mientos de capital, su alcance sería necesariamente restringido en vista de la escasa interdependencia comercial; las marcadas diferencias en inflación, políticas de tasa de interés y desarrollo de los mercados de capitales; y, sobre todo, por ser el capital un recurso relativamente escaso que más bien ha tendido a fugarse hacia terceros países como resultado de las políticas macroeconômicas aplicadas y de la inestabilidad política regional. Sin embargo, algunos campos podrían ofrecer posibilidades de acciones conjuntas, tales como, la adopción de disposiciones que facili ten la oferta pública de acciones o títulos emitidos por un país en los mercados de valores de otro y las medidas administrativas o estatutos que faciliten las inversiones directas conjuntas entre socios latinoameri­ canos, como lo han intentado hacer en el Grupo Andino y en el programa de integración argentino-brasileño. En las condiciones actuales de articulación de las economías regiona­ les, adquiere más sentido la facilitación y el estímulo a los flujos y operaciones financieras que acompañen al comercio, en la búsqueda de su incremento. A este efecto, las instituciones financieras de fomento han adquirido un papel crucial de movilización de recursos internos y externos para promover y financiar, por un lado, la realización de inversiones y proyectos vinculados a la exportación, particularmente los comprendidos en el marco de la integración; y, por otro lado, la concre­ ción de operaciones de comercio exterior propiamente dichas, incluyen­ do operaciones "no convencionales" tales como el apoyo a la formación de compañías de comercialización internacional, sociedades de capital de riesgo, intercambio compensado, conversión de deuda en inversiones para exportación, contactos comerciales en el exterior, difusión de información sobre mercados y oportunidades comerciales 200. Estos bancos, junto con la banca comercial, están prestando una serie de 199 Respecto a la racionalidad conceptual de liberalizar los movimientos de bienes y factores, véase Jacques Pelkmans: Economie Theories of Intégration Revisited. Florencia, 1980. El Compromiso de Ácapulco estableció varias acciones conjuntas en el frente educativo y cultural, tales como intercambios en materia de alfabetización y en los distintos niveles de enseñanza, y el desarrollo de experiencias conjuntas en áreas como la investigación, formación de recursos humanos y la producción editorial. 200 ALIDE: Informe Final de la Reunión Ordinaria de la Asamblea General; Buenos Aires, Mayo de 1988. De los préstamos délos 126 bancos de fomento de la región en 1984 -US$47.000 millones- 14% se destinó al financiamiento del comercio exterior. En el caso del BLADEX, entidad especializada en el financiamiento de las exportaciones latinoamerica- Cuarta parte 209 servicios integrados que acompañan las actividades de comercio exterior que, por sus efectos de conexiones empresarias y estímulo a la expansión efectiva de las operaciones internacionales, han configurado la denomi­ nada "ingeniería de negocios" en América Latina, necesaria para darle contenido práctico a los marcos integracionistas que acuerdan los gobiernos201. En rigor, la mayor eficiencia en la asignación de recursos que se pretende alcanzar mediante la progresiva liberación del movimiento de bienes y factores de producción y la eliminación de discriminaciones entre los países de la región, requiere, como en cualquier programa de integración económica, de medidas adicionales destinadas a asegurar que los mercados proporcionen las señales correctas y de un mínimo de instituciones de una alta eficiencia que ayuden a que dicho mercado se configure y funcione efectivamente. Las experiencias de integración económica del presente decenio, harían aconsejable acoger los recientes llamados para que se establezca una más clara división de tareas institu­ cionales, donde los organi smos de los procesos de integración recuperen su tarea básica de estudiar, proponer y negociar instrumentos y políticas comunes, o reformar los existentes, para configurar los mercados amplia­ dos, y lograr que se concrete su potencial integrador dejando en manos de una red de instituciones privadas y públicas especializadas las acciones que mejoren el grado de información de los agentes económicos y los medios disponibles para realizar negocios al amparo de las ventajas obtenidas. El tema más sensible que seguirá gravitando sobre los efectos de una mayor importancia de las fuerzas del mercado dentro de América Latina, será el de la equidad distributiva cuando tienden a regionalizarse los procesos de inversión. Aparte de las ventajas, que suelen subvalorarse, de racionalizar las políticas comerciales nacionales, los países de menor desarrollo económico relativo de la región podrían encontrar alternati­ vas a su difícil y, no en pocas ocasiones, costoso proceso de industriali­ nas, un 25% de los USS 2.050 millones desembolsados en 1987 financió el comercio intrarregional y 60% de la primera cifra se dirigió a exportaciones no tradicionales. Véase BLADEX: Memoria 1987. Cartagena, Abril de 1988. 201 Véanse algunos alcances sobre este concepto de ingeniería de negocios en F. Peña, Sólo un sueño del futuro: la integración económica, los desafíos actuales de América Latina; Asamblea General de Alide; Buenos Aires, marzo de 1988; p. 19. 210 Economía mundial e integración de América Latina zación nacional, intensificando su grado de integración con los países más avanzados de América Latina, a través de flujos de comercio de materias primas, manufacturas, capitales, tecnología y trabajo. Las dife­ rencias de desarrollo industrial y la mayor inserción en el mundo que han logrado los más avanzados, permitirían no sólo encontrar "espacios" en sus mercados a medida que transitan hacia estadios superiores de la industrialización, sino articularse con ellos a través de esquemas de subcontratación internacional, así como generando exportaciones al mundo desde los territorios de los PMDR con el apoyo de inversiones y transferencias de tecnología y "know how" desde los mayores. Como se vió anteriormente, existirían importantes ventajas de mercado y posibi­ lidades de mejorar cuantitativa y cualitativamente los déficit crónicos de los PMDR mediante convenios que contemplen aperturas unilaterales y transferencias de capitales e inversiones desde los países supera vitados. Por último, la nueva etapa de la integración económica regional precisa de acciones complementarias en el campo de la facilitación del transporte, cuyos costos, está demostrado, pueden tener una incidencia que desvirtúe la remoción de aranceles intrarregionales, sea por regla­ mentaciones nacionales que dificultan las operaciones, deficiente cali­ dad del servicio, aspectos de gestión empresaria, problemas de infraes­ tructura, monopolios gubernamentales y otros elementos que se consti­ tuyen en barreras restrictivas del comercio recíproco. En los primeros 25 años del Banco Interamericano de Desarrollo un alto porcentaje de la cartera estuvo constituido por préstamos dedicados al fortalecimiento de la infraestructura física regional. Es evidente que sin una red articu­ lada de transportes y telecomunicaciones, no se podrán continuar con­ trarrestando las tendencias deformantes de un desarrollo que se ha centralizado en pocos polos conectados entre sí, lo que, a su vez, ha dificultado los procesos de conquista de la América interior y los proce­ sos de integración regional y nacional 202. 202 Felipe Herrera: América Latina, desarrollo e integración; Santiago de Chile, 1986; cap. II (25 años del Banco Interamericano de Desarrollo)p. 165. Cuarta parte 211 IV. Conclusiones Las variables externas más relevantes para el desarrollo de América Latina tienen una perspectiva incierta. La integración económica en esquemas o subesquemas regionales parece ser una elección razonable para estas economías, incluidas las de menor desarrollo económico relativo, siempre que estos acuerdos sean compatibles con un modelo de desarrollo que asigne también prioridad a persistir en los esfuerzos de articularse más intensa y eficientemente con la economía internacional. La integración que hoy en día intentan fortalecer los gobiernos latinoamericanos puede constituirse en un mecanismo clave para mejo­ rar las políticas económicas nacionales y generar o ahorrar eficientemen­ te las divisas; especializarse en mercados ampliados y lograr influir favorablemente en las inter-relaciones financieras y comerciales con los países desarrollados. Hay un reto manifiesto en cuanto a la concreción de políticas comunitarias y negociación conjunta de otras externamente, que ayuden a eliminar el proteccionismo mundial e intralatinoamericano, combinando estas acciones con la eliminación de sesgos antiexporta­ dores al interior de los países. Además, la búsqueda de una mayor apertura recíproca y simultánea racionalización de políticas domésticas, tendrían que acompañarse de instrumentos complementarios que apo­ yen el incremento y diversificación del comercio, la especializadón, y el desarrollo exportador de los países menos avanzados. Es inaplazable hacer mayor esfuerzos de negociación para lograr un mayor aprovechamiento de los mercados regionales. Ello coadyuvaría a mejorar las posibilidades de inserción en el escenario productivo y comercial internacional de fines de siglo. Pero la concertación intralatinoamericana deberá acompañarse de otros esfuerzos en el frente interno. A nivel nacional se hacen inaplazables políticas de cambio de estructuras caracterizadas, en general, por hacer más énfasis en el crecimiento a más largo plazo que en el ajuste recesivo de la demanda interna para generar excedentes en la balanza de pagos. La expansión de la capacidad produc­ tiva y la eficiencia en la oferta requerirán que el aumento del ahorro y de las inversiones se canalice hacia sectores productivos y sociales priorita­ rios, lo que implicará, a su vez, mantener la preocupación por modificar los precios relativos y los incentivos, que se ven distorsionados por si­ tuaciones como controles de precios, presencia de monopolios y una es­ tructura tributaria, de subsidios y de protección cuya redefinición permitiría mejorar la inversión productiva y el empleo. Se ha visto que 212 Economía mundial e integración de América Latina la integración económica poyaría significativamente este proceso de reformas estructurales. La integración ha pasado a tener una vigencia más universal, no sólo por el ámbito de países, desarrollados y en desarrollo, que avanzan en la actualidad hacia la definitiva configuración de "bloques” económico-políticos, sino por la mayor amplitud y complejidad de las negociaciones, que hoy se extienden a movimientos de bienes, servicios, tecnologías, capitales, empresarios, trabajadores, etc. En la hora contemporánea la búsqueda de innovar, competir, especializarse y mejorar el nivel de vida de las poblaciones de América Latina y el Caribe, implicará fortalecer las interrelaciones con un mundo que tiende a la globalización y a la tecnificación de los procesos económicos, políticos y sociales. Una mayor integración regional ayudaría a participar más auspiciosamente en este renovado orden económico mundial, con la solidez cultural y política que ello demanda. También, ayudaría a buscar coordinadamente los cambios que dicho orden requiere y que continúan oponiéndose a las aspiraciones de un desarrollo más equitativo a nivel global. ANEXOS Anexo 1 1983 1980 T.MUNDIAL ALADI AUDI 34.49 0.47 0.37 50.97 13.69 0.00 100.00 MKXICO AUDI 2.73 2.43 61.87 38.40 49.56 0.00 100.00 34.07 46.20 0.00 0.00 19.73 0.00 100.00 AUDI P.AUMnr K.P.ACRIC MUIRA»H oomusni r.NMRJPAC oaos 11.57 5.71 42.56 6.02 34.14 0.00 100.00 1*80 R.MMDO T.MJND1AL AUDI 32.29 1.21 0.15 65.71 0.63 0.00 100.00 32.69 1.08 0.19 63.06 2.98 0.00 100.00 49.93 0.50 0.71 28.71 20.15 0.00 100.00 1980 R.MUNDO T.MUNDIAL AUDI 13.76 2.36 3.93 67.98 11.11 0.86 100.00 13.25 2.37 4.06 66.61 12.86 0.82 100.00 1.49 0.43 2.S9 62.31 33.18 0.00 100.00 R.MflBO T. MUNDIAL AUDI 41.04 54.02 0.00 0.00 4.94 0.00 180.00 37.81 50.40 0.00 0.00 11.79 0.00 100.00 40.00 44.20 0.50 0.00 15.30 0.00 100.00 R.HUM» T.MUNDIAL AÜjpi 16.08 2.83 47.38 22.72 9.44 1.54 100.00 15.31 3.32 46.96 19.87 13.65 1.28 100.00 8.07 6.67 31.73 19.16 34.01 0.37 100.00 100 .0 0 100.00 1 00.00 1981 R.HUOO T.MWDIAL AUDI 30.30 1.60 0.09 «7.54 0.47 0.00 100.00 33.18 1.44 0.18 «1.89 3.33 0.00 100.00 28.53 0.19 0.22 61.98 11.72 0.00 100.00 1981 R.MUNDO T.MUNDIAL AUDI 8.98 1.67 3.89 77.24 7.68 0.54 100.00 8.60 1.61 3.81 76.49 8.98 0.51 100.00 0.87 1.88 2.69 68.96 25.60 0.00 100.00 R.MUNDO T.MUNDIAL AUDI 31.05 62.01 0.00 0.00 6.93 0.01 100.00 35.52 53.12 0.25 0.00 11.11 0.00 100.00 58.93 30.56 0.00 0.00 10.51 0.00 100.00 R.HUNDO T. HUNDIAL AUDI 10.43 5.62 46.52 24.54 10.31 2.58 100.00 10.12 5.76 44.57 23.83 13.42 2.29 100.00 10.05 9.68 32.91 20.06 26.70 0.60 100.00 1 00.00 100 .0 0 1 00 .0 0 198S R.MUNDO X.HWDIAL AUDI 94.49 0.16 0.01 63.98 1.41 0.00 100.00 32.64 0.16 0.09 63.45 3.70 0.00 190.00 29.67 0.26 0.5/ 64.81 8.69 0.00 100.00 1982 R.MUNDO T.MUNDIAL AUDI 9.32 1.26 3.16 78.05 7.59 0.62 100.00 8.92 1.29 3.14 77.62 8.44 0.59 100.00 . 1.30 1.99 2.22 74.74 20.19 0.00 100.00 R.MMDO T.MUNDIAL AUDI 29.30 62.51 0.00 0.00 8.19 0.00 100.00 44.11 46.53 0.00 0.00 9.35 0.00 100.00 62.56 21.62 0.07 O.nt 15./» 0 00 100 00 R.HUNDO T..HUNDIAL AUDI 11.71 3.90 42.53 27.71 11.89 2.25 100.00 11.50 4.65 41.29 26.72 13.81 2.03 100.00 8.16 16.56 49.41 4.25 21.^1 0.01 100.00 100.00 1 00 .0 0 100 .0 0 1983 R.MUNDO T.MUNDIAL AUDI 29.75 0.91 0.01 73.14 0.20 0.00 100.00 25.74 0.86 0.05 72.43 0.92 0.00 100.00 51.63 0.70 0.96 33.87 12.83 0.00 100.00 198) R.MUNDO T.MUNDIAL AMD! 9.07 0.97 4.03 79.92 10.01 0.00 100.00 8.74 1.00 3.99 79.87 10.44 0.00 100.00 2.16 2.11 2.65 63.29 29.78 0.00 100.00 R.MUNDO T.MUNDIAL AUDI 49.02 45.70 0.00 0.00 5.2* 0.00 îor.or 94.48 35.98 0.03 0.00 9. SO 0.00 100.00 99.47 40^67 0.02 0.00 3.84 0.00 100.00 R.MUNDO 1:.MUNDIAL AUDI 10.64 1.97 49.11 19.39 16.33 2.5« 100.00 10.44 3.14 49.14 18.17 1«.76 2.35 100.00 13.10 16.98 41.26 4.27 24.80 0.00 100.00 100.00 1 00.00 1984 R.MUNDO T.MUNDIAL ALADI 27.12 0.91 0.00 71.68 0.28 0.00 100.00 28.05 0.90 0.04 70.26 0.75 0.00 100.00 47.84 0.28 0.76 40.14 10.98 0.00 100.00 1984 R.MUNDO T.MUNDIAL ALADI 9.09 1.42 6.11 69.14 14.23 0.00 100.00 8.82 1.45 5.97 68.90 14.85 0.00 100.00 1.00 1.28 4.29 69.36 24.07 0.00 100.00 AUDI R.MUNDO H AUDI P.AUMWT J.r.AGUC MIMBAUS CONNSTIB . P.NAMIPAC OTROS 100.00 I P. ALIMENT M.P.ACRIC NI«RALIS OOMUSIXB P.NM8JPAC OHMS 100.00 45.24 47.97 0.00 0.00 6.79 0.00 100.00 49.11 45.20 0.01 0.00 5.67 0.00 100.00 47.59 45.08 0.00 0.00 7.31 0.00 100.00 R.MUNDO T.MUNDIAL ALADI 17.45 6.00 40.00 27.63 «.09 2.83 100.00 16.91 7.32 40.16 24.72 8.42 2.48 100.00 10.45 14.41 34.57 24.34 16.24 0.00 100.00 ) T .M l'N D IA I 26.08 7.42 60.13 0.48 3.26 2.62 24.73 8.06 58.65 0.45 5.75 2.36 100.00 100.00 AI A i'! 19.39 12.74 47.24 0.26 20.35 0.01 100.00 1985 R.MUNDO T.MUNDIAL ALADI 33.09 0.79 0.00 65.78 0.34 0.00 100.00 33.82 0.77 0.04 64.51 0.86 0.00 100.00 41.59 0.26 0.64 43.61 11.89 0.00 100.00 1985 R.MUNDO T.MUNDIAL AUDI 9.49 0.86 9.16 71.95 12.53 0.00 100.00 9.27 0.87 5.14 71.88 12.83 0.00 100.00 1.60 4.61 9.37 32.71 51.70 0.00 100.00 R.MUNDO T.MUNDIAL AUDI 43.96 51.45 0.00 0.00 4.58 0.00 ioo.no 45.13 49.41 0.00 0.00 5.46 0.00 100.00 40.71 54.93 0.02 0.00 4.34 0.00 100.00 R.MUNDO t.HUNDIAL AUDI 17.46 3.26 43.05 23.41 11.08 1.71 100.00 16.62 4.60 42.03 23.54 11.70 1.51 100.00 15.32 19.36 .42.14 5.90 17.28 0.00 100.00 29.71 8.67 54.19 0 .0 2 4.64 2 .76 100.00 28.04 9.33 53.06 0 .0 6 1986 R.MUNDO T.MUNDIAL 53.17 1.07 0.01 45.06 0.69 0.00 100.00 52.47 1.01 0.06 44.96 1.51 0.00 100.00 1986 R.MUNDO T.MMDIAL 22.31 1.26 9.66 44.22 22.54 0.00 100.00 21.65 1.37 9.65 43.85 23.48 0.00 100.00 R.MUNDO T.MUNDIAL 65.65 16.50 0.00 0.00 17.85 0.00 100.00 49.40 41.53 0.01 0.00 9.05 0.00 100.00 R.MUNDO T.MUNDIAL 29.63 2.80 36.06 13.63 16.19 1.69 100.00 27.48 5.29 36.97 12.47 16.35 1.43 100.00 Economía mundial e integración de América Latina P.ALIMENT N.P.ACRIC MINOULKS OOMBUSTIB r.NANUTAC OTROS 100.00 1984 R.MUNDO T.MUNDIAL ALADI 216 100.00 R.HUNDO T.MUNDIAL ALADI 1980 URUGUAY ALADI P.ALDOOfT 44.37 4.04 3.67 OOMUSTX1 0.01 P.MMHMC 45.82 OIROS 0.09 100.00 h. f . acwc mxnoiaub ALADI p .A L n o r r M.P.AOUC MHDRAUS cowusru P.NAMUTAC on m s 0.39 0.02 S.32 90.26 4.01 0.00 100.00 P.ALIWff M.P.AGR1C MRDUUS COMWSnB P.HOUFAC OTROS 12.43 1.09 11.93 53.49 20.66 0.00 100.00 AUDI AUDI r.ALMorr M.P.AGRIC CÛHBÜSTXB P.HANVFAC 19.41 S. 42 11.62 20.90 4 2.5) 0.05 100.00 49.24 3.08 2.77 0.01 44.79 0.14 100.00 1980 R.MWDO ï . MONDIAL AUDI 0.39 0.11 4.35 94.59 0.56 0.00 100.00 0.39 0.11 4.43 94.29 0.82 0.00 100.00 0.04 2.06 2.44 91.95 9.92 0.00 100.00 1900 R.MMO T.NMDIAL AUK 14.96 1.21 10.20 70.26 3.09 0.27 100.00 14.47 1.29 10.30 68.34 5.10 0.24 100.00 9.92 2.51 4.97 40.32 21.0k 0.05 100.00 1900 R.NUNDO T.MUNDIAL AUDI 29.50 3.AI 12. M 42.09 11.52 0.52 100.00 12.53 39.12 0.45 100.00 47.11 24.26 0.12 1.40 29.04 0.04 100.00 47.72 19.62 0.00 1.00 30.70 0.00 100.00 49.73 9.70 1.44 0.01 42.09 0.00 100.00 1901 R.MUNDOT.NMDIAL ALADI 0.42 1.81 2.95 94.14 0.40 0.00 100.00 0.39 1.03 2.91 93.99 0.94 0.00 100.00 0.32 0.01 3.64 92.09 9.10 0.00 100.00 1901 42.49 29.77 0.00 0.99 27.23 0.07 100.00 93.09 9.99 1.97 0.90 90.41 0.04 100.00 1902 R.Momo t . mhbial ALADI 0.57 0.01 2.72 95.76 0.94 0.00 100.00 0.55 0.01 2.01 95.49 1.19 0.00 100.00 0.27 0.01 1.78 «4.69 3.25 0.00 100.00 1902 T.NMDIAL AUDI 10.37 2.00 0.07 74.20 3.34 0.39 100.00 44.69 22.30 0.97 0.20 92.04 0.09 100.00 10.17 2.77 0.41 72.02 9.90 0.39 100.00 0.04 1.07 9.97 49.99 17.30 0.04 100.00 1901 «.m ao T.NMHAL AUDI 17.02 4.31 •.S3 24.23 43.45 0.07 24.25 3.73 10.09 47.3» 11.44 0.39 29.02 9.01 10.94 44.99 19.77 0.32 100.00 100.00 100.00 17.90 3.77 9.02 32.M 99.47 0 . 1* 100.00 RJF.NTF.: INTAL. Unidad de E s t a d í s t i c a « I n f o r m á t ic a . T.NMDIAL AUDI 12.72 1.03 0.29 73.04 3.70 0.33 100.00 12.20 1.19 7.90 72.79 9.99 0.30 100.00 7.19 2.29 7.33 70.43 12.79 0.00 100.00 1902 T.NMDIAL AUDI 29.00 i.n 10.09 40.04 12.04 0.41 100.00 24.10 2.09 10.01 44.09 19.00 0.30 100.00 1903 R.NMDO T.NMDIAL AUDI 90.39 22.70 0.09 0.01 28.04 0.02 100.00 90.99 10.79 0.40 0.07 29.09 0.09 100.00 40.50 0.94 2.41 1.07 47.29 0.03 100.00 1903 R.MUNDOT.NMDIAL AUDI 0.01 0.01 4.44 93.74 0.99 0.00 100.00 0.77 0.01 4.29 93.02 1.19 0.00 100.00 0.29 0.01 3.00 90.33 0.33 0.00 100.00 1903 ft.NUDO T.NMDIAL AUDI 12.91 1.00 10.04 71.12 4.19 0.94 100.00 12.09 1.11 10.34 71.00 4.97 0.40 200.00 0.20 3-25 0.71 65.18 14.90 0.00 100.00 1909 R.MMD0 T.NMDIAL AUDI 17.92 4.04 0.72 39.07 34.23 0.03 24.00 *.70 11.91 44.20 19.97 0.24 11.09 49.4» 19.74 0.24 100.00 100.00 100.00 24.10 20.20 2.02 9.19 11.90 20.09 90.29 0.04 100.00 1904 R.MHDO T.MUNDIAL AUDI 42.00 23.01 0.13 0.00 30.74 2.44 100.00 42.29 19.40 0.79 0.29 35.12 1.94 100.00 40.14 0.42 2.19 0.00 41.26 0.00 100.00 1904 T.NMDIAL AUDI 0.90 0.93 0.02 0.02 9.14 ' 9.00 92.43 92.29 1.43 1.74 0.00 0.00 100.00 100.00 |S AUDI 30.94 22.30 1.44 0.00 37.24 0.24 100.00 T.NMDIAL AUDI - « C.ANDINO 33.91 33.41 0.15 0.00 32.17 0.36 100.00 T.MUNDIAL AUDI 14.32 1.44 0.74 72.31 2.90 0.20 100.00 0.93 0.10 9.99 04.46 0.53 0.00 100.00 13.01 1.40 0.74 71.70 9.90 0.24 100.00 0.94 3.09 9.42 40.43 18.54 0.00 100.00 T.MUNDIAL AUDI 100.00 34.01 28. A 0.14 0.00 35.25 0.03 100.00 39.52 22.71 0.75 0.00 34.99 0.02 100.00 96.95 4.06 1.38 1.73 36.28 0.00 100.00 1985 R.MUNDO T.MMDIAL AUDI 0.93 0.10 5.99 84.44 8.53 0.00 100.00 1.40 0.03 7.71 09.35 1.52 0.00 100.00 4.47 0.47 24.49 47.33 23.25 0.00 100.00 24.40 2.93 11.00 41.29 17.10 0.22 100.00 R .M UNDO T.MONDIAL 14.00 1.20 10.76 67.39 4.45 0.20 100.00 15.40 1.35 10.44 44.83 5.98 0.10 100.00 AUDI 14.77 6.06 14.04 38.02 27.11 0.00 100.00 1905 R.MUNDOT.MUNDIAL AUDI 24.44 2.61 12.73 39.48 10.39 0.18 5.94 13.14 12.03 44.24 0.07 27.09 2.49 12.70 41.10 14.43 0.19 100.00 100.00 100.00 100.00 19.04 4.34 12.19 24.49 99.00 1984 R.MMDO T.MUWIAL 34.06 31.00 0.28 0.00 34.45 0.02 100.00 2.74 0.05 0.04 85.97 3.18 0.00 100.00 42.42 20.74 0.70 0.44 39.27 0.01 100.00 T.MUNOIAL 2.01 0.07 0.73 04.39 4.00 0.00 100.90 1904 1905 T.NMDIAL AUDI 1904 27.29 2.70 11.91 42.74 19.14 0.24 1985 R.MMDO T.MUNDIAL AUDI if vsœzuiLA 1902 1901 T.MUDIAL AUDI 22,99 0.02 R .M UNDO T.NMDIAL 30.50 l f 53 0.75 53.09 5.9e 0.16 100.00 29.13 1.92 9.20 51.79 7.81 0.14 100.00 1986 R.MUNDO T.MUNDIAL 35.04 2.94 15.09 25.89 20.80 0.2 4 100.00 33.49 3.23 14.87 24.34 23.45 0.22 100.00 , s § 218 Anexo 2 U$S 741.19 BOLIVIA 20.66 BRASIL 2492.50 COLOMBIA 361.57 CHILE 203.22 ECUADOR 61.09 MEXICO 329.82 PARAGUAY 28.35 PERU 197.21 URUGUAY 180.43 VENEZUELA 57.66 G.ANDINO 698.19 ALADI 4673.50 ARGENTINA Fuente: 1980 XPARTIC s/GLOBAL 43.25 44.90 37.90 47.18 64.32 82.58 17.56 77.50 42.66 45.70 37.62 46.49 37.64 U$S 591.39 15.83 3136.38 418.93 160.59 63.61 349.10 22.57 141.94 155.86 64.37 704.67 5120.55 1981 \PARTIC s/GLOBAL 35.91 17.96 39.05 52.35 58.71 88.07 18 .8 0 68.74 33.29 41.74 34.11 44.72 37.13 O N E S DE M A N U F A C T U R A S I N T ? A * L A D I -Participación sobre Totales Manufactureros- uís 533.19 14.65 1885.97 375.53 141.25 60^62 256.17 17.33 98.67 134.74 50.83 600.29 3568.93 INTAL - Unidad de Estadística e Informática. 1982 *PARTIC s/GLOBAL 35.41 45.44 28.71 50.42 50.63 70.47 14.42 56.19 25.07 41.07 26.34 41.41 29.89 uts 342.34 2.00 1365.94 175.73 104.99 16.35 176.94 17.09 52.16 95.52 34.88 281.12 2383.93 1983 *PARTIC S/GLOBAL 29.32 17.28 18.36 35.22 46.06 80.11 8.11 66.80 10.39 30.87 20.05 23 .¿9 18.98 U$S 411.72 1.25 1745.26 152.83 109.61 12.76 283.39 4.86 81.51 131.50 68126 316.61 3002.94 1984 *PARTIC s/GLOBAL 34.81 25.86 19.49 33.02 47.32 64.20 8.01 25.61 36.71 35.75 24.10 31.89 19.65 U$S 468.77 0.97 1579.32 221.25 113.59 14.53 127.67 7.12 56.63 L06.27 64.92 358.30 2761.03 19 8 0 - 1 9 1985 fcPARTIC s/GLOBAL 31.52 22.99 17.04 31.23 U)S 598.23 13.23 1858.55 8 6 1986 %PARTIC s/GLOBAL •VARIACION % :1986/1980' ALADI 39 .6 7 -1 9 .2 8 8 2 5 5 .7 9 -3 5 .9 5 3 1 2 0 .8 6 -2 5 .4 3 4 3 R.MUNDO T . MUNDO - 6 .4 5 -5 8 .6 5 72 .6 3 -4 8 .4 6 35 .4 7 -1 2 .0 0 27 1.82 36 .7 2 -2 4 .8 2 0 5 1 5 .7 - 3 .4 2 4 5 .9 5 -3 1 .2 9 1 3 4 5 .6 9 62.98 139.63 18 .9 4 21 1.24 8 .8 3 7 9 .1 - 3 .8 2 -5 5 .4 4 4 .8 8 5 7 .4 5 -6 8 .9 9 5 4 7 .0 8 -3 5 .9 5 3 4 43.03 1 16.71 32.32 23.97 26.63 18.06 6 .5 6 31 .2 5 -76 .8 7 0 7 15 .8 7 -7 6 .0 0 8 0 3 9 .1 8 -13 .3 9 0 7 2 3 .7 8 4 3 .9 794 6 7 5 .3 2 5 1 .1 8 4 7 .3 2 156.10 8 3 .0 2 43 4.33 3404.63 30 .0 7 -37 .7 9 1 7 21 .8 7 -2 7 .1 5 0 3 Manufacturas abarca secciones 5 a 8 de la CUCI, menos capítulos 67 y 68. - 5 .3 6 13 .1 6 5 8 .8 9 -4 2 .6 3 -3 5 .4 9 178.38 25 .6 5 1 .0 3 127.81 - 3 .8 4 5 7 .0 8 2 5 .3 8 Economía mundial e integración de América Latina E X P O R T A C I Anexo 3 EXPORTACIONES DE U>S PAISES LATINOAMERICANOS En a l l a s da U$S - v a lo r F.O .B . - Por d astin o DESTINO ANO ARG BOL(+) 241525 3*2776 399657 362606 382332 375929 3*0711 286300 133379 125867 114516 56138 88174 69187 60402 90700 80 81 82 83 8* Coloabia 764972 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ANDINO 60 61 62 83 64 65 66 87 0 15 6 4 5 5 76 * 357 26 16 0 6 ) 71 714 10 )0 )) 10 *6 *6 2 *77 14 13 1 6 5 5225 14 5 5 27 19 5 )1 149 16 12 *0 6 )0 )2 1 75487 •2 4 26 3 1 5 3 *5 3239 34 65 9154 14 ) 4 2 6 2 )* 2 *70 7 46557 243 00 14 8 6 8 8 0 10 0 4 6 4 5 10 2 2174) 501 » 61606 8 6 6 1* 119 6 76 14 14 0 2 1 2 **2 7 4095 21 176 46052 16 5 2) **4 0 4 10 )8 4 ) 18 4 0 6 6 05 « *0 2 0 11 6 6 7 5 11 5 71 26295 79 9 11 *6 7 *5 1 0 )4 5 8 14 6 8 6 4 *8 **1 •3 19 3 M 3406 0 26562 5 2 *3 5 72 7 399 54 •7 *■ 4 . 1 .4 , s .4 . 10 1 0 5 s .4 . s .4 . 16 76 4 45037 •0 4 477 360) 20 0 5 2746 o 292 16 4 )74 * 4 *6 2 2 «.4. s .4 . s .4 . s .4 . 10105 5 í*l4 2 46 5 )0 10 2 76 6 1779 3 9 17 6 *6 S IS * 1 20400 2246 22 0 8 6 4 *2 2 0 76 5 6 •2 2 1«4 0 5 26 0 272 * 116 1 0 14 0 4 0 * 119 4 5 3 *4 4 6 4 1)6 9 19 2 4 5 0 03 17244 0 10 2 70 4 *1 1 ) 0 15 2 6 4 * 20 26 20 9901 16 969 5 •4 0 14 4 *1 *4 0 6 4 11 722 25 6193 0 70 4 5 4 12 8 2 7 6 05 2 110 2 2 *4 11 2367 4 « i*4 0 6 6 12 3 *0 9 11 396 20 9 0 2 2 1 )0 0 5 14 4 112 6 1 73 2 9 7 M 16 5 )6 0 564 6 2601 SO 45 70 )4 ))1 6 0 7 :is 13 )77 44643 87 « .4 . 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ANDINO ALADI C osta R ica 35775 -205 108504 -3 0 6 / 1680 671 -6915 -3676 7415 /6582 211948 - 1709 187388 -1 8 9 0 -10654 3755 -11711 -7563 -7435 57643 25649 50361 215733 -708 - 1 8270 -1 8 3 / -8 0 1 / 31827 61785 -4505 -18479 83 - 1 2684 84090 -1758 04890 151529 -29905 -4059 -1 /5 1 -8 0 / 43586 -3841 -5 8 2 / 84 2484 -154*. -9970 -14569 783/ -8600 -598 -1484 34981 1684 -443b 85 -15245 33019 -6289 -1 /0 3 -72356 -7201 -6453 8191 -569 15865 68 392 86 367.5/ -3356 -1301 -11692 38248 -108507 -9 5 9 / 4826 3164 40333 1585 -104/0 87 54500 -7.299 691 -1 /5 1 5 -'.3 0 5 8 20300 -9922 /flOO - 799 .'5466 3700 -3199 -1999 -18222 143043 80 81 82 83 84 85 86 87 -6392 38332 76847 52334 109074 71263 38812 44200 3813 4636 4163 -236 820 -498 -695 -699 -369248 -639878 -574500 -449983 -179508 31188 242889 217000 82140 -68384 10972 -274680 -297497 -108224 31692 99648 -200908 -283102 -217696 -194647 -211619 -234027 -107573 -72499 17302 30146 38398 -4490 381 1491 -700 -239299 32839 54083 49469 30739 56684 20581 3173 29080 920 20637 12746 -2665 6200 -88245 -118668 -107572 -16681 6311 2161 -1196 500 123836 -30429 82613 12336 2316* 80283 2 363 9169 2809 7559 22 6 -8499 -278488 -275659 -94486 27589 -134151 -508119 -979302 -681672 -853920 -487158 -211544 223694 126831 80 81 82 83 84 85 86 87 -139004 -142064 -88431 -186546 -58535 -5543 -149363 -53598 10608 10824 16941 3057 -12090 -17541 -3352 -15697 -96504 52514 -292310 -174656 317997 428064 703577 732500 8850 -150726 -150057 -437473 -398376 -210173 3261* 177109 -474343 -362655 -144324 -167060 -204519 -210486 -101041 -31697 7549 32209 56409 54367 -20680 3325 -29409 -216398 84254 146733 116106 129777 187923 165685 162 1 9 3 ' 2*8588 -84 885 8994 5129 8816 1527 3829 -1098 177123 87521 127143 29024 124927 130584 -29386 -77097 -93778 -215710 -122925 -8493 17980 11104 9760 11400 273861 628 49427 -128305 -115886 -19436 -13954 18110 -445613 -519682 -473473 -530164 153769 371409 614991 974196 80 81 82 •3 84 83 86 87 -295911 -98798 -20288 -423130 -258194 186554 -39582 •410494 173399 111461 295022 190511 191927 132648 103995 -61692 560214 852735 -646182 -295120 635748 517590 576642 1185901 -143774 -433935 -592472 -734704 -695066 -604382 -253183 -78325 -418937 -614876 -58688 -308584 -362887 -241862 -44097 -114794 182372 66281 259199 -47449 -231125 -117107 -114091 -367694 196 -41235 455097 729728 523164 22810 97008 535968 -157116 -132077 -151755 -154175 -164085 -174801 -115154 -107096 188325 -195147 -223933 -154118 -29127 -19448 -317447 -388591 -223347 -385141 -145842 -12240 -5312 8947 -5864 -196695 715766 1116070 210290 661653 240971 503182 445636 -300153 292935 -470485 107211 -520198 -336378 -917132 -210094 -1106423 581118 -209131 -326712 -763700 -102075 -200986 -448240 -213662 80 81 82 3441 3883 •291 -471 -1185 •676 -87 -1 6 0 s .d . 17722 12947 *979 13069 18511 17670 24866 i.d . 4517 2360 1047 3396 4486 6595 7403 15168 2164 -3035 -1590 1427 710 2919 8681 s .d . 831 -8911 -3803 -1397 -2257 -6080 -3658 s .d . 93156 83035 64214 67265 51022 7509 46428 54146 -43 -39 -12 -16 -15 92 142 s .d . 4409 2465 565 1575 4612 8407 886 s .d . -126 -146 7 15 25 30 -47 s .d . 106859 56041 96662 60278 96707 125756 46*29 15168 223171 152683 170604 143787 174658 155112 119495 69314 83 84 85 86 87 1346 1750 7699 113 8 -7502 ■ .d . 1222 //9 6 3 69738 20806 -1003 222727 190341 93468 15583 150201 973*4 60600 100040 57382 89955 116852 42299 i.d . 6300 Economía mundial e integración de América Latina Venezuela 226 80 81 82 Anexos E l Salvad. 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FUENTE: I N I A L - Unidad d* Estadística • Infonítica. La balanza se c a lc u la de acuerdo con la s c i f r a s que d e cla ra n los p aíses lis ta d o s en la p r ia e ra f i l a del Anexo. 229 País América Latina Total (millones de dólares de 1986) 1970 1980 1984 1985 1986 Por habitante (dólares de 1986) 1960 1970 1980 1986* 40.053 60.101 77.394 72.616 69.313 73.261 nd. nd. 1.897 1.779 1.963 2.003 416 760 896 851 853 893 2.822 4.587 7.099 6.412 6.300 6.119 75.850 128.721 295.983 297.436 322.003 348.407 11.627 19.365 33.110 35.887 36.760 38.638 1.545 2.752 4.764 4.797 4.843 4.987 14.077 21.299 27.344 26.177 26.818 28.296 3.021 4.859 11.401 12.117 12.572 12.790 1.985 3.437 4.723 4.215 4.298 4.343 3.766 6.435 11.151 10.601 10.499 10.503 444 622 736 607 612 569 1.127 1.221 1.939 1.839 1.856 1.859 1.224 2.097 3.234 3.326 3.416 3.520 2.743 4.620 4.263 4.504 4.279 4.373 49.193 96.893 183.604 193.592 198.976 191.506 1.405 2.836 2.739 3.052 2.928 2.915 1.297 2.784 4.759 5.228 5.443 5.597 1.694 2.684 6.222 6.696 6.962 6.963 10.167 16.954 23.809 22.821 23.266 25.252 2.468 4.050 7.917 8.739 8.543 8.654 nd. nd. 1.201 1.177 1.117 1.118 1.601 2.250 3.762 3.321 3.134 2.934 5.619 6.552 8.820 7.555 7.553 8.029 18.981 34.175 51.199 47.919 47.988 49.473 1.943 nd. 1.811 857 1.049 747 1.171 1.853 682 746 960 735 315 616 1.631 1.327 935 1.063 953 979 717 nd. 1.901 2.214 2.384 2.531 nd. 3.169 1.068 1.382 926 1.595 2.275 815 971 1.236 869 289 774 2.472 1.940 1.390 1.803 1.172 1.264 998 nd. 2.356 2.421 3.066 2.752 7.941 3.591 1.268 2.486 1.277 2.149 2.463 1.416 1.032 1.613 974 387 873 1.999 2.734 1.025 2.434 1.964 1.374 1.432 3.363 3.439 3.085 3.408 2.361 7.884 3.530 926 2.525 1.330 1.971 2.306 1.326 892 1.282 714 342 780 1.869 2.407 862 2.513 1.829 1.250 1.319 2.767 2.484 2.738 2.762 253.125 429.957 779.946 783.381 812.298 842.997 1.223 1.615 2.288 2.140 Fuente: BID: informe 1987. * Preliminar Economía mundial e integración de América Latina Argentina Bahamas Barbados Bolivia Brasil Colombia Costa Rica Chile Ecuador El Salvador Guatemala Guyana Haiti Honduras Jamaica México Nicaragua Panamá Paraguay Perú República Dominicana Suriname Trinidad y Tobago Uruguay Venezuela 1960 230 A n exo 5 P ro d u cto in te rn o b ru to to ta l y por h a b ita n te , I9 6 0 , 1 9 7 0 , 1 9 8 0 , 1 9 8 4 -8 6 Anexo 6 P o b la ció n u rb an a y ru ra l p o r p a ís e s , 1 9 6 0 - 1 9 8 6 (Miles de habitantes) Tasas de crecimiento de la población urbana 1960 Países Urbana Argentina 15.172 Bahamas 79 Barbados 66 Bolivia 887 Brasil 33.088 Colombia 7.467 Costa Rica 410 Chile 5.018 Ecuador 1.515 El Salvador 935 Guatemala 1.347 Guyana 160 Haiti 388 Honduras 438 Jamaica 381 México 18.815 Nicaragua 622 Panamá 441 Paraguay 605 Perú 4.630 Rcp. Dominicana 1.138 Sunname 137 Trinidad y Tobago 303 Uruguay .1.947 Venezuela 5.104 1970 Rural %Urbana 5.439 40 164 2.407 39.257 8.090 910 2.578 2.914 1.726 2.574 444 3.187 1.550 1.301 18.258 881 779 1.173 5.755 2.303 153 539 591 2.859 73.6 66.4 28.7 26.9 45.7 48.0 31.1 66.1 34.2 35.1 34.4 26.5 10.9 22.0 22.7 50.8 41.4 36.1 34.0 44.6 33.1 47.2 36.0 76.7 64.1 Urbana 17.862 98 64 1.777 52.262 12.232 672 7.185 2.360 1.089 1.672 167 838 787 789 28.566 1.084 639 1.005 7.562 1.510 216 502 2.149 7.276 Rural %Urbana 5.886 78 176 2.518 40.877 8.675 1.054 2.178 3.600 2.450 3.534 549 3.393 1.922 1.080 21.375 886 905 1.285 5.851 2.549 153 453 557 3.872 75.2 55.7 26.8 41.4 56.1 58.5 38.9 76.7 39.6 30.8 32.1 23.3 19.8 29.1 42.2 57.2 55.0 41.4 43.9 56.4 37.2 58.6 52.6 79.4 65.3 Urbana 26.344 138 81 3.153 102.800 19.353 1.252 10.308 5.084 2.034 2.680 248 1.460 1.824 1.132 55.456 1.925 1.147 1.671 13.681 3.496 233 582 2.504 14.564 * 1961-1970 1971-1980 1981-1986 1986 Rural %Urbana (Porcentajes)1 4.686 116 172 3.458 35.187 9.705 1.278 1.963 4.563 2.833 5.515 549 3.967 2.690 1.207 24.108 1.458 1.080 2.136 6.527 3.064 171 599 442 3.350 84.9 54.2 32.2 47.7 74.5 66.6 49.5 84.0 52.7 41.8 32.7 31.1 26.9 40.4 48.4 69.7 56.9 51.5 43.9 67.7 53.3 57.7 49.3 85.0 81.3 1.6 2.2 -0.3 7.2 4.7 5.6 5.1 3.7 4.5 1.5 2.2 0.4 8.0 6.0 7.6 4.3 5.7 3.8 5.2 5.0 2.8 4.7 5.2 1.0 3.6 2.4 2.3 1.5 3.7 4.4 2.8 4.2 2.3 4.9 4.2 3.0 2.0 4.2 5.4 1.9 4.5 3.6 3.7 3.2 3.9 5.5 0.0 1.0 1.0 4.4 2.6 1.5 2.2 3.6 4.1 2.3 1.7 4.0 4.9 3.8 3.0 3.4 2.4 5.3 2.9 3.9 3.7 3.7 3.2 3.6 5.1 1.0 0.8 0.9 4.5 América Latina 101.073 105.872 48.8 150.413 115.805 3.6 56.5 69.3 4.1 3.8 273.139 120.821 * Estimación preliminar 1 Crecimiento acumulativo Nota: los datos se han revisado conforme a las informaciones suministradas por los países y por el Centro Latinoamericano de Demogra­ fía. Fuente: BID: Informe 1987. Economía mundial e integración de América Latina 232 A n exo 7 V a lo r ag reg ad o p o r e l s e c to r m a n u fa c tu re ro , p o r p a ís e s , 1 9 6 0 , 1 9 7 0 , 1 9 8 0 , 1 9 8 3 - 8 6 (Millones de dólares de 1986) País 1960 1970 1980 1983 1984 14.374 nd. 55 567 35.747 4.143 512 5.260 819 629 1.015 53 159 275 813 22.944 572 347 493 4.031 751 nd. 543 1.282 5.578 16.880 192 100 1.038 84.328 7.410 1.047 5.893 2.070 842 1.857 88 352 427 656 45.731 727 496 1.094 5.833 1.445 186 645 1.769 9.220 14.972 204 94 773 70.630 7.192 939 4.925 2.254 704 1.673 68 315 423 723 44.061 792 482 1.053 4.692 1.556 145 609 1.304 9.197 15.576 206 95 682 74.960 7.622 1.037 5.406 2.212 713 1.681 64 297 438 687 46.167 795 479 1.100 4.824 1.510 140 586 1.341 9.616 51.933 100.961 190.327 1985 1986* 13.939 208 86 619 81.181 7.798 1.070 5.469 2.172 740 1.677 62 288 448 691 48.828 758 488 1.155 5.020 1.435 149 564 1.319 9.828 15.724 206 93 613 90.355 8.398 1.099 5.907 2.191 757 1.682 60 280 455 713 46.118 770 498 1.134 5.915 1.479 149 584 1.479 10.132 169.779 178.234 185.995 196.794 240.532 418.246 761.352 738.272 766.311 794.933 824.365 Argentina1 8.667 Bahamas2 nd. Barbados1 29 B olivia 306 Brasil1 18.366 Colombia 2.309 Costa Rica3 219 Chile 3.133 Ecuador1 382 El Salvador 288 Guatemala 486 Guyana1 44 Haiti 151 Honduras1 139 Jamaica 458 México 9.527 Nicaragua 220 Panamá 125 Paraguay 261 Perú 2.214 República Dominicana 368 Suriname1 nd. Trinidad y Tobago 409 Uruguay13 1.137 Venezuela 2.695 America Latina4 PIB Total 1. A costo de factores 2. Incluye minería, electricidad y agua. 3. Incluye minería. 4. Los totales regionales no son estrictamente comparables por falta de información completa para algunos países de 1960 y 1970. Fuente: BID, informe 1987. * Preliminar Anexos 233 A nexo 8 In d ica d o re s s e le c c io n a d o s de e s p e ra n z a de v id a a l n a c e r, seg ú n g ru p o s de in te g r a c ió n , 1 9 7 5 , 1 9 8 0 . Esperanza de vida al nacer Años ALADI Argentina Brasil Chile México Paraguay* Uruguay Grupo Andino Bolivia * Colombia Ecuador * Perú Venezuela MCCA Costa Rica El Salvador Guatemala Honduras * Nicaragua Miembros CARICOM Bahamas Barbados Guyana Jamaica Trinidad y Tobago Países no Asociados Haití Panamá Rep. Dominicana Suriname Periodo 69,4 63,4 65,7 65,0 65,1 72,8 1975-80 1975-80 1975-80 1980 1982 1981 49,6 62,5 60,0 59,6 66,2 1982 1981 1975-80 1980-85 1975-80 72,2 62,0 57,8 59,9 57,6 1981 1980 1975-80 1982 1981 68,0 68,4 69,1 68,5 66,3 1981 1977 1975-80 1981 1980 54,5 69,6 60,4 64,5 1980-85 1975-80 1975-80 1980 * Países de menor desarrollo relativo, según han sido designados por los grupos de integración a que pertenecen. Fuente BID: Progreso Económico y Social en América Latina. Informes 1980-81 y 1983. Anexo 9 Valor del com ercio en petróleo y derivados, por países, 1 9 7 3 -8 5 (Millones de dólares) 1981 1979 1983 1982 1984 1985* (Importaciones netas) 172,4 nd. 8.0 710.8 31.5 78.9 16.1 33.2 25.1 6.6 26.0 62.5 262.6 23.6 91.5 12.5 46.3 42.3 nd. 54.7 1.704.6 Exportadores netos: Argentina Bolivia Colombia Ecuador México Perú Trinidad y Tobago Venezuela SUBTOTAL 161.0 4.458.3 4.936.7 America Latina (Balance) 3.232.1 413.4 nd. 24.8 4.010.8 82.3 102.2 418.0 73.0 166.5 58.5 28.0 72.0 213.0 105.0 268.2 60.9 234.0 187.8 nd. 240.2 6.758.6 941.7 nd. 42.4 6.410.3 420.5 168.4 846.9 114.4 254.9 80.9 45.0 112.8 304.9 590.7 nd. 74.5 9.668.8 411.9 180.5 983.2 149.0 344.3 118.1 62.0 161.1 523,4 73.6 319.4 123.9 187,7 415,4 169,3 314.9 nd. 303.2 10.878.1 . 48.9 61.4 207.1 _ nd. 57.9 8.612.3 371.5 168.0 892.0 134.2 241.5 - . _ nd 63.5 5.074.0 62.0 167.0 452.6 nd. 38.7 6.791.2 239.0 157.0 482.7 126.6 195.7 97.6 60.0 a/ 163.6 406.5 169.3’ 399.2 180.6 159.6 263.3 145.7 141,0 288,6 93,5 155.1 242.0 114.6 497,4 451.6 nd. nd. 493,5 416.0 15.030,8 12.886.8 461.3 nd. 240.6 9.969.1 504,7 nd. 260,1 8.110,0 426.8’ nd. 237.0 6.845.1 111.1 (Exportaciones netas) . nd. 58.2 4.306.0 . 43.8 151.3 158.9 452.1 495.0 133.0 130.3 240.6 254.5 99.5 92.8 60.0 a/ 60.0 a/ 163.6 179,4 395,1 350.0 a/ 44.0 3.3 135.5 4.5 243.0 34.2 - - . . 1.141.2 9.088.8 11.592.1 989.1 3.446.3 645.7 1.768.9 13.557.9 20.451.9 1.710.0 1.508.0 13.902.5 16.044.5 672.2 732.9 2.221.8 1.784.9 19.351.5 15.564,0 37.861.3 35.774.3 1.733.0 15.565.0 477.3 1.942.4 13.933.0 33.927.9 4.833.5 9.573.8 22.830.5 22.887.5 23.898.8 26.964,2 24.563.9 67.4 484.1 810.6 275,3 652.2 . 8,5 2,1 1.835,0 1.728.4 15.669,0 14.793.1 481.1 614,2 1.737,1 1.164.2 14.993,0 13.063.0 35.134,2 31.819.0 */ Preliminar, a/ Estimación del BID. nd./ No disponible. Fuente: BID (1986) con base en información oficial. Tomado de Ricardo F/rench Davis y Oscar Muñoz: El Desarrollo Económico de América Latina y el Marco Internacional: 1950-86; Colee. Estudios CIEPLAN N9 23; Marzo de 1988, pp. 13- Economía mundial e integración de América Latina Importadores netos: Argentina Banamas Barbados Brasil Colombia Costa Rica Chile El Salvador Guatemala Guyana Haití Honduras Jamaica México Nicaragua Panamá Paraguay Perú República Dominicana Suriname Uruguay SUBTOTAL 1977 234 1973 Anexos 235 A nexo 1 0 A m é rica L a tin a 1: co m e rc io e x te r io r de b ie n e s , 1 9 7 0 - 1 9 8 6 TASAS DE CRECIMIENTO ANUAL (porcentajes) _______________________________________ :______.____________ Tipo de Exportaciones de bienes Importaciones de bienes Términos cambio Valor Valor de inter­ efectivo PeFÍodo Nominal2 unitario”1 Volumen4 Nominal2 unitario3 Volumen4 cambio5 real6 1980/70 1986/80 1981/80 1982/81 1983/82 1984/83 1985/84 1986/85*■ 20.7 -2.3 7.6 -14.1 6.1 11.0 -5.2 -15.8 14.0 -6.2 -3.7 -10.4 -6.3 2.6 -6.0 -12.7 5.8 4.1 11.7 -4.1 13.3 8.1 0.8 -3.6 21.6 -7.0 7.8 -24.5 -24.0 4.7 -0.3 0.5 12.0 -2.0 5.7 -1.4 -5.5 -3.3 -1.1 -4.3 8.6 -5.0 2.0 -23.5 -18.1 8.3 0.8 5.5 1.8 -4.2 -8.8 -9.1 1.1 6.0 -4.9 -8.8 0.1 1.9 -6.4 17.2 11.2 -2.8 -1.9 -3.5 VALORES ABSOLUTOS E INDICES Exportaciones de bienes Importaciones de bienes Indice de Indice de valor valor Período Nominal7 unitario Volumen8 Nominal7 unitario Volumen6 1970 1971 1972 1973 1974 1975 1976 1977 1978 1979 1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986* 13616 14030 16328 23558 36435 33565 39072 46619 50082 67383 89157 95943 82452 87520 97119 92039 77465 100.0 101.9 111.3 148.0 233.1 219.6 237.5 263.2 253.5 306.6 371.1 357.4 320.4 300.4 308.2 289.7 252.9 13616 13765 14669 15918 15628 15285 16453 17713 19756 21977 24028 26841 25731 29144 31512 31770 30631 12774 14187 16147 21451 36859 39257 40743 46872 53325 67087 90545 97611 73658 55965 58579 58410 58723 100.0 104.7 111.3 130.5 177.5 193.3 200.0 208.9 225.1 262.1 309.8 327.3 322.7 299.3 289.4 286.2 273.9 12774 13555 14511 16433 20766 20309 20369 22429 23694 25596 29228 29821 22826 18699 20242 20409 21440 Indice de los térmi­ nos de in­ tercambio 100.0 97.4 100.0 113.4 131.5 113.6 118.7 125.9 112.6 117.0 119.8 109.2 99.3 100.4 106.4 101.2 92.3 Indie de la evolución del tipo de cambio efectivo real 100.0 100.6 106.7 103.5 98.8 109.9 104.1 109.2 108.8 104.0 100.8 94.4 100.7 123.0 119.6 117.2 113.1 * Preliminar 1 Sólo incluye 19 de los 25 países del BID. Están excluidos Bahamas, Barbados, Guyana, Jamaica, Suriname y Trinidad y Tobago por falta de información del valor unitario de sus exportaciones e importaciones. 2 Calculado en dólares corrientes. 3 Calculados del precio en dólares corrientes de una unidad de volumen. 4 Calculados en dólares de 1970. 5 Calculados del valor unitario de lasexportaciones sobre valor unitario de las importaciones. 6 Es el promedio ponderado del tipo de cambio efectivo de cada uno de los países, en unidades de moneda nacional por unidad de moneda extranjera. El índice de precios al consumidor de los países de América Latina y de los que comercian con ella, fue usado como deñactor. Incluye los 25 países de América Latina y el Caribe miembros del BID. 7 Millones de dólares corrientes. * Millones de dólares de 1970. Es el valor nominal dividido por el índice de valor unitario. Fuentes: CEPAL, FMI y estimaciones propias. Nota: Tomado de BID: Informe 1987. Economía mundial e integración de América Latina 236 A nexo 11 A m é rica L a tin a F in a n c ia c ió n de la fo rm a c ió n de c a p ita l (com o porcentaje del PIB) Formac. de cap. bruto 0) Ahorros extranj. 1979 1980 (2) Servic. dest. a fact. (3) Transf. neta del ext. (4) 23,4 4,7 -2,4 2,3 21,1 23,3 5,8 -3,0 2,8 20,5 1981 23,2 7,4 -4,2 3,2 20,0 1982 20,5 7,0 -5,7 1.3 19,2 1983 17,4 -3,5 20,9 17,4 1,8 0,4 -5,3 1984 -5,3 -4,9 22,3 1985 17,4 0,6 -4,6 -4,0 21,4 1986 18,8 2,3 -3,9 -1,6 20,4 Año Ahorros internos (5) Fuentes y notas: a) La formación de capital bruto está tomada del FMI (1987), Cuadro A7, pág. 46, y representa las medias aritméticas de las tasas nacionales, ponderadas por el valor medio del PIB correspondientes a los tres años anteriores en dólares de los EE.UU. b) Los ahorros extranjeros equivalen al saldo en cuenta corriente y los servicios destinados a factores equivalen a los ingresos de la inversión neta, según apareen en términos de dólar de los EE.UU. en el FMI (1987), Cuadro A 36, pág. 79. El valor dólar EE.UU. del PIB de AL se calculó del siguiente modo: la base fue una estimación del valor del PIB para 1984 en el BID (1986), Cuadro 3, pág. 408; las demás cifras son el resultado de la aplicación del coeficiente de deflación de precios del PIB de los EE.UU. (en FMI, 1987) a la serie de productos reales en la CEPAL (1987). La serie estimada para el PIB de AL en miles de millones de dólares de los EE.UU. es la siguiente:%1979 (453,0), 1980 (524,7), 1981 (578,8), 1982 (608,5), 1983 (614,9), 1984 (662,3), 1985 (706,8), 1986 (751,9). c) Los valores para las transferencias netas del exterior fueron obtenidos como resultados de la identidad: (4) = (3) + (2). d) Los valores correspondientes a los ahorros internos fueron obtenidos como resultado de la identidad: (5) = (1) - (4). Nota: Tomado de E. Bacha: Estancamiento económico en América Latina: Factores Externos e Internos. Reunión INTAL - East West Center sobre desarrollo en Asia y América Latina 1988. Anexo 12 C o m p o sició n de la deu d a p e n d ie n te , 1 9 7 0 - 8 5 (porcentajes de la deuda total a largo plazo) Países América Latina y el Caribe * Argentina * Bolivia * Brasil * Colombia * Costa Rica * Chile * Ecuador Guatemala * Jamaica * México * Perú * Uruguay * Venezuela Deuda de fuentes oficiales Deuda de fuentes privadas 1970-72 1980-82 1985 1970-72 1980-82 1985 1973-75 12.6 58.4 30.6 68.2 39.8 47.1 51.8 47.5 7.4 19.5 15.6 48.5 29.8 9,0 52.7 11.8 46.0 37.5 10.9 29.3 71.0 68.8 10.8 40.6 21.1 2.4 10,3 65.7 15.4 47.2 44.1 12.6 27.3 60.1 81.4 9.4 40.3 15.9 0.6 87.4 41.6 69.4 31.8 60.2 52.9 48.2 52.5 92.6 80.5 84.4 51.5 70.2 91.0 47.3 88.2 54.0 62.5 89.1 70.7 29.0 31.2 89.2 59.4 78.9 97.6 89.7 34.3 84.6 52.8 55.9 87.4 .72.7 39.9 18.6 90.6 59.7 84.1 99.4 13,9 7.5 44.1 6.2 24.6 9.3 12.7 5.2 12.5 46.8 31.0 11.6 20.6 NotarEl asterisco indica que se trata de un país muy endeudado, a. Porcentaje de la deuda pública a largo plazo. Fuente: Banco Mundial: Informe sobre el Desarrollo Mundial 1987. Deuda a tipos de interés flotanl 1980-82 1985 53.2 35.6 65.8 39.4 50.2 58.1 50.9 6.8 16.7 74.5 28.3 33.5 81.4 60.2 26.4 71.5 40.7 56.8 81.5 71.7 36.9 18.8 80.1 40.3 64.3 93.4 238 Economía mundial e integración de América Latina A nexo 1 3 In d ica d o re s so b re la deuda e x te r n a de v a rio s p a ís e s de A m é rica L a tin a Deuda largo plazo respecto al producto V 1970 1985 Servicio deuda largo plazo respecto exportaciones v 1970 1985 Monto Total Deuda en 1985 3/ Argentina 23.3 56.4 48.444 Brasil 12.2 43.8 2.8 34.8 106.730 Chile 32.2 24.4 44.1 20.221 Colombia 22.5 123.9 33.3 19.3 33.4 14.044 México Perú 17.0 52.8 44.3 48.2 38.1 74.9 40.0 16.0 97.429 13.688 8.7 46.1 Venezuela 32.072 V Deuda (pública y privada) de largo plazo, desembolsada y pendiente, con respecto al PNB. 2/ Servicio de la misma deuda de largo plazo, con respecto a las exportaciones de bienes y servicios. 3/ Valor deuda de largo y de corto plazo y uso de facilidades del FMI (en US$ millones). Fuente: World Development Report 1987. Anexos 239 A nexo 1 4 C o rrie n te s de c o m e rc io e x te r io r e n tr e p a íse s in d u stria le s y e n d esa rro llo % Con los países industriales % Con los países en desarrollo Países industriales Exp. Imp. Exp. Imp. 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 65.2 66.2 68.4 70.1 71.6 74.1 75.0 63.8 65.6 67.1 65.5 69.4 73.7 73.4 30.1 29.1 26.8 25.3 24.1 21.8 20.9 32.3 30.1 28.4 27.8 26.1 21.9 22.0 60.8 62.2 59.7 60.2 59.9 60.3 61.7 61.5 62.2 61.2 60.6 60.9 63.5 63.1 30.4 32.6 30.4 30.0 30.0 29.1 28.4 29.6 29.5 30.3 30.9 30.5 27.6 28.0 64.2 67.8 70.8 70.1 71.2 71.8 75.5 62.0 63.5 60.7 62.1 66.6 71.8 73.0 30.1 25.5 23.3 23.2 23.7 23.6 19.9 35.2 33.8 35.8 34.8 30.9 25.9 24.6 Países en desarrollo (PED) 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 PED América y Caribe 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 PED Asia 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 56.2 56.6 38.9 37.7 56.4 56.3 38.9 38.3 56.7 57.0 38.7 37.3 58.0 57.3 37.4 36.7 57.0 58.8 37.8 35.0 58.4 60.5 36.5 32.7 58.7 58.5 36.6 34.3 Fuente: Cálculos basados en datos del FMI; Boletín 1 Agosto 1988, a su vez tomados de FMI: Direction o f Trade 1988. Economía mundial e integración de América Latina 240 A n exo 1 5 Im p o rta c io n e s de p a ís e s in d u s tria le s s u je ta s a r e s tr ic c io ­ n e s n o a ra n c e la r ia s de e f e c to s r e s tr ic tiv o s s ig n ific a tiv o s , 1 9 8 1 - 1 9 8 6 (% ) Importador CEE Japón Estados Unidos Países Industriales Países Industriales 1981 1986 10 29 9 13 13 29 15 16 Países en Desarrollo 1981 1986 22 22 14 19 23 22 17 21 Nota: Las restricciones incluyen prohibiciones de importación, cuotas, restricciones voluntarias a las exportaciones, gravámenes variables, restriciones del acuerdo multifibras y licencias no automáticas. Otras restricciones no incluidas en este caso contemplan obstáculos técnicos al comercio, precios mínimos, investigaciones sobre precios (derechos compensatorios y antidumping) y vigilancia de precios. El porcentaje de importaciones sujetas a restricciones mide la suma del valor de un grupo de importaciones de un país afectado por barreras no tarifarias, dividido por el valor total de las importaciones de ese grupo. Los datos de las importaciones afectadas en 1986 se basan en la estructura de comercio vigente en 1981. Así, las variaciones entre 1981 y 1986 pueden ocurrir solamente si las barreras no tarifarias afectan a un conjunto diferente de productos importados. Fuente: Banco Mundial: Informe 1987. Anexos 241 A n exo 1 6 In flu jo de In v e rs ió n D ire c ta (billones de SDR) 1980 % 1981 % 1982 % 1983 % 1984 % 1985 % s/total s/total s/total s/total s/total s/total Economías desarrolladas de mercado 31.6 EUA 13.0 (33.7) 21.6 (44.8) 12.6 (31.1) 11.2 (26.7) 24.7 (48.7) 17.7 (38.2) Europa occid. 16.5 14.4 13.5 15.3 10.6 14.3 Países en Desarrollo 7.0 12.2 13.3 10.6 12.0 12.8 A. Latina 4.8 (12.4) 6.1 (12.6) 6.8(16.8) 3.6 (8.5) 3.7 (7.3) 4.4 (9.5) Total 38.6 48.2 40.5 50.7 46.3 36.0 27.2 31.3 41.9 38.7 33.5 Fuente: Centre on Transnational Corporations; 1987. Nota: Con frecuencia en los Estados Unidos la inversión directa se relaciona con los "mer­ gers", adquisiciones de empresas, aumentos en el acceso a las acciones de las empresas, etc. 242 A nexo 1 7 C a ra c te riz a c ió n de la in d u stria liz a ció n de 4 1 e c o n o m ía s en d esa rro llo , de a cu erd o a su e s tra te g ia c o m e rc ia l Estrategia comercial 1963-73 1973-85 1963-73 1973-85 1963 1985 1963 1980 1963-73 1973 15.6 10.0 3.0 1.6 17.1 26.3 17.5 30.0 10.6 5.1 Moderada orientación hacia fuera 9.4 4.0 3.8 3.6 20.5 21.9 12.7 21.7 4.6 4.9 Promedio orientación hacia fuera 10.3 5.2 3.7 3.3 20.1 23.0 13.2 23.0 6.1 4.9 Moderada orientación hacia dentro 9.6 5.1 3.0 3.2 10.4 15.8 15.2 23.0 4.4 4.4 Fuerte orientación hacia dentro 5.3 3.1 2.4 1.4 17.6 15.9 12.1 12.6 3.0 4.0 Promedio orientación hacia dentro 6.8 4.3 2.6 2.1 15.2 15.8 12.7 14.1 3.3 4.2 Fuerte orientación hacia fuera Nota: Promedios reflejan participación ponderada de cada país en el respectivo indicador. 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