MARZO 2016 – AÑO DE LA MISERICORDIA En este mes aún estamos viviendo la cuaresma. Es importante cultivar la devoción del Vía Crucis y preparar bien la Semana Santa. El Viernes Santo no es día de fiesta, sino de ayuno y recogimiento. La fiesta comienza en la noche del Sábado Santo y continúa con el Domingo de Pascua de Resurrección del Señor. Vivamos para Dios. 01 Martes Mateo 18,21-35 02 Miércoles Mateo 5, 17-19 03 Jueves Lucas 11,14-23 04 Viernes Marcos 12, 28b-34 05 Sábado Lucas 18, 9-14 06 07 08 Domingo Lunes Martes Juan 5, 1-16 09 S. Juan de Dios Miércoles Juan 5, 17-30 10 Jueves Juan 5, 31-47 11 Viernes Salmo 33 12 Sábado Juan 7, 40-53 13 14 15 Domingo Lunes Martes Números 21, 49 16 Miércoles Juan 8, 31-42 Perdonar de corazón a los hermanos. Perdonar no es una broma ni se lleva a cabo por arte de magia. Para perdonar, muchas veces es necesario asumir el daño que el otro causó. A veces son cosas graves, y que nos provocan mucho dolor. El perdonar va más allá del sentimiento. Cuesta. Es la invitación que Jesús hace para quien quiere ser libre. Quien no perdona pone su vida en una prisión aumentando las propias heridas e hiriendo a quien está cerca. Quien perdona se hace libre para amar y ser feliz. Cumplir y enseñar. La ley de Dios es amor y libertad. La Palabra, cuando es colocada en práctica cambia nuestra vida. Es bueno saber explicar la Palabra, pero sin practicarla vale muy poco. La enseñanza verdadera ocurre con las experiencias concretas. ¿Cómo podemos vivir esto hoy? El Reino de Dios ha llegado a ustedes. El Amor tiene el poder de expulsar el vicio y otros males. No se expulsa el mal con el mal. El reino de Dios, que es Amor, es el espacio donde todos están curados del mal, del odio y de todo dolor. El amor se expresa en una sonrisa, en el trabajo, dando algo, recomenzando, ayudando, etc. Estos gestos tienen mucha fuerza y esto lo podemos vivir hoy. Fuimos hechos para amar. Amar a Dios y al prójimo. No es posible una cosa sin la otra. Los actos de amor nos ponen en relación con Dios, con el hermano y con nosotros mismos. Sólo se ama a si mismo quien construye familia con quienes convive. Amarse a sí mismo sin amar al otro no es amor, sino egoísmo. Amar es dar la vida en cosas pequeñas y grandes. Aquel que dio la vida por nosotros nos dio la medida, amando hasta el fin. Todo el que se eleva será humillado, y el que se humilla será elevado. La humildad es, entre otras tantas cosas, reconocer cuánto estamos necesitados de Dios y de los otros. Es reconocer los propios defectos. Cuando somos capaces de realizar esto podemos experimentar lo que es la misericordia. Quien gasta mucho tiempo acusando los errores de los demás o sintiéndose superior, más temprano que tarde va a experimentar la caída. La humildad abre espacio al amor. IV Semana de Cuaresma – “Ahora mismo iré a la casa de mi padre.” (Lucas 15, 1-3.11-32) Palabra del Mes – “El reino de Dios ha llegado a ustedes”. (Lucas 11, 20) No vuelvas a pecar. Recaer en un error es siempre malo. Acostumbrarse a recaer endurece el corazón y hace que sea difícil tomar una nueva actitud. La recuperación comienza cuando nos encontramos con el perdón, perdonando. Además de esto, es necesario encontrar un nuevo estilo de vida. Nuestro estilo es amar viviendo la Palabra. Cuando nos comprometemos en la vida de unidad y de amor al próximo tenemos dificultades para volver al viejo estilo de vida. “Volver” sólo para Dios. Para la vida antigua, jamás. Hacer la voluntad del Padre. “Tener voluntad” significa que necesitamos o queremos algo que no tenemos todavía. Dios tiene todo, pero nuestro amor Él sólo lo tiene si se lo damos. En las situaciones, difíciles o no, podemos hacer la voluntad de Dios si amamos. Jesús asume y vive esto comprometiendo su propia vida. Hoy podemos preguntarnos en varias oportunidades: ¿Cómo puedo amar en esta situación? Buscar la gloria que viene de Dios. Quien hace las cosas para ser visto, le quita valor al bien que realiza. Muchas veces hacemos algo bueno y ni siquiera llega un agradecimiento. Cuando hacemos las cosas por amor somos sostenidos por la alegría de la Palabra vivida y por el amor que viene de Dios y no por las personas. Recordemos que es Dios quien realiza el bien a través de nosotros. Somos solamente instrumentos. El Señor está cerca de los atribulados. Hacer el bien no nos libra de las dificultades. Sin embargo, para quien encontró la vida verdadera, la dificultad y el sufrimiento no traen desesperación, sino la certeza de que Dios está presente. No podemos amar el dolor, pero sí a Jesús presente en cada dolor. Podemos repetir en cada dificultad: “Jesús, estás aquí. Yo te abrazo y te amo en este dolor.” Nadie habló jamás como este hombre. La Palabra de Dios realmente orienta nuestra vida. Quien tiene un encuentro personal con Jesús se da cuenta de la gran diferencia entre su palabra y la palabra del mundo. Quien hace como todo el mundo, no tiene identidad propia. Cuando uno vive la Palabra, vuelve a descubrir su propia belleza e identidad. Y aún más, hace que el mundo sea mucho mejor. V Semana de Cuaresma – “Vete, no peques más en adelante”. (Juan 8, 1-11) Palabra del Mes – “El reino de Dios ha llegado a ustedes”. (Lucas 11, 20) Huir de las serpientes de la reclamación. Quien ama se esfuerza por mejorar las cosas. El espíritu de la reclamación sólo empeora todo porque mata nuestros dones y destruye la unidad del lugar en donde vivimos. Cuando tenemos que señalar algo que no está bien, que sea amor para los demás. Y cuando esto no es posible podemos abrazar la cruz. Jesús no reclamó de la cruz. Él amó hasta el extremo. La verdad los hará libres. La verdad no es un decreto de condena que podemos lanzar sobre el otro, sino amor que libera a las personas. Verdad que no es amor se vuelve acusación y condenación. La Palabra es la Verdad que nos libra del mal porque es Amor. Quien ama busca vivir con actitudes concretas y verdaderas. Seamos personas libres de la mentira y de la manipulación. El amor es la verdad. 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 Jueves Juan 8, 51-59 S. Patricio Viernes Juan 10, 31-42 Sábado Mateo 1, 16.18-21.24a S. José Domingo Lunes Martes Juan 13, 21-33. 36-38 Miércoles Mateo 26, 1425 Jueves Éxodo 12, 18.11-14 Viernes Pasión del Señor. Día de Ayuno Sábado Lucas 24,1-12 27 28 29 Domingo Lunes Martes Juan 20,11-18 30 Miércoles Lucas 24, 1335 31 Viernes Lucas 24, 3548 Ser fiel a la Palabra de Jesús. Jesús deja muy claro sobre quién es Él. Cuando vivimos la Palabra descubrimos quien somos y Él se revela también en los hermanos. Ser fiel es cuidar. Podemos ser fieles para que la Palabra no se pierda en las agitaciones del día. Podríamos escribir la Palabra del día y colocarla en algún lugar visible. Vamos a recordar la Palabra para colocarla en práctica. Este día será inolvidable. Hacer las obras del Padre. Las obras que hacemos tienen valor, pero pasan. Las obras de Dios permanecen en la eternidad. ¿Qué tal si ofrecemos a Él cada actividad? Caminar, limpiar, descansar, conversar, ayudar, compartir, ir más allá de las dificultades, apaciguar, aconsejar, atender... Lo que se hace en Dios da alegría verdadera y nos hace un pequeño Jesús sobre la tierra. Ser justos como José. El justo vive la verdad en el amor. Delante de aquello que parece errado, deberíamos evitar la confusión. Cuando actuamos con rabia o impulsivamente podemos hacer mucho daño y perjudicar a las personas. Quien es justo también es paciente y no desenmascara a las personas. José prefirió dejar a María en secreto. Recordemos que Jesús, que estaba en el vientre de María, está en el hermano, incluso en el que se equivocó. El justo es aquel que logra ver a Dios en el otro. Domingo de Ramos – “¡Bendito sea el rey que viene en nombre del Señor!”. (Lucas 19, 28-40) Palabra del Mes – “El reino de Dios ha llegado a ustedes”. (Lucas 11, 20) Reclinarse sobre Jesús. No podemos entender lo que sucedió con Judas. Pero es posible entender que para no traicionar a Jesús en el pecado, egoísmo, en el temperamento difícil o el propio vicio, es necesario reclinarse sobre el pecho de Jesús, en el sagrario, en la oración, en los actos de amor, en su palabra, etc… Juan quedó con Jesús. Judas salió. Una traición puede traer placer por un momento y oscuridad para toda la vida. Quien se acurruca cerca del pecho de Jesús experimenta su amor. “Jesús, manso y humilde de corazón, haz que nuestro corazón sea semejante al tuyo.” Se acerca mi hora. Jesús se refiere a su muerte y resurrección. Nosotros podemos tomar esta Palabra en el sentido de preparar bien el alma y nuestros ambientes para las celebraciones de esta semana. Preparemos para Jesús cada momento, con el deseo de vivir bien estos días. Lavado de pies y Cena del Señor – Comienzo del Triduo Pascual. Este será para ustedes un día memorable. La sangre que marca la puerta de nuestra alma es la sangre de Cristo. La Cruz es la puerta que nos separa de la condenación. Jesús nos presenta la alegría de servir, lavando los pies y ofreciéndose en la Eucaristía. Ofrezcamos a Jesús nuestro amor en cada acto y palabra. (Hoy en la noche comienza el Triduo Pascual – En las Fazendas después de la celebración se hace adoración.) Viernes Santo de la Pasión del Señor – “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu” (Salmo 30) En este día, vivimos el silencio, el ayuno y la misericordia. No es solamente dejar de comer carne o comer menos. Esto también. Se trata de renunciar a algo en favor de los otros. Renunciamos a escuchar “música” a los alimentos, pero podemos dar algo a quien necesite o hacer algo por los otros. “Por sus heridas fuimos sanados.” ¡La Victoria da vida para siempre! Preparar la Pascua. Hoy todavía en un clima de silencio, preparemos la fiesta de resurrección. En la noche cantaremos el gloria y el aleluya. Preparemos bien las lecturas y los cantos. Preparamos bien la cena festiva de esta noche. La vida vence a la muerte. La cruz vence al pecado. La victoria es de Jesús. Pascua del Señor – “¡Aleluya! ¡Jesús Resucitó!” (Juan 20, 1-9) Palabra del Mes – “El reino de Dios ha llegado a ustedes”. (Lucas 11, 20) He visto al Señor. Quien vive la Palabra encuentra al resucitado. Quien tiene experiencias concretas, anuncia a Jesús. Demos testimonio con nuestra vida. Jesús está en el hermano, en la eucaristía, en un acto de amor hecho por causa de la Palabra, en la oración, etc... Podemos buscar durante el día situaciones en donde podamos amar. Si estamos atentos, podremos encontrar a Jesús muchas veces. Quédate con nosotros. Deberíamos hacer de todo para mantener la presencia de Jesús entre nosotros. Él en medio nuestro hace arder el corazón de alegría, da las respuestas necesarias ante nuestras dudas, es compañía en las “noches” de nuestra vida, nos enseña a compartir verdaderamente el pan y, en fin, da sentido a todo. Atraemos la presencia de Jesús cuando colocamos la Palabra en práctica, cuando hacemos algo bueno al otro, perdonamos, recomenzamos, comunicamos las experiencias y tantas otras cosas. Dediquemos el día a Él. Repitamos siempre: “¡Jesús, quédate con nosotros!” La paz esté con ustedes. Jesús calma los temores y pacifica el corazón. Hablar de paz, no es muy difícil, pero damos paz a los demás cuando amamos. En los dolores y dificultades, Jesús que es la paz se hace presente porque nos ama siempre. A menudo el corazón no está en paz y tiene muchas dudas, miedos y angustias. Él se hace presente. Vivamos en la paz que viene del Amor. Estos comentarios son preparados, normalmente, para las meditaciones diarias de los jóvenes de la Fazenda de la Esperanza. Algún comentario u observación enviar a P. Marcio, a: amigosdapalavra@fazenda.org.br *La Palabra de vida del Mes (meditada por Fabio Ciardi) se encuentra en el site www.focolare.org (español)