GABINETE DE ESTUDIOS CC.OO. NAVARRA-INAFRE RESPONSABLE PROYECTO: Txerra García de Eulate Observatorio Navarro de Empleo del SNE (OBNE) ÍNDICE 1.INTRODUCCIÓN. JUSTIFICACIÓN DE LA INVESTIGACIÓN................................................ 3 2.OBJETIVOS....................................................................................................................... 7 3.METODOLOGÍA ................................................................................................................. 8 4.MARCO INTRODUCTORIO. RENTA BÁSICA Y RENTA DE INCLUSIÓN SOCIAL EN EL CONTEXTO DE LA CRISIS .................................................................................................. 16 4.1. Crisis del empleo y crisis social ............................................................................16 4.2. La Renta Básica y la Renta de Inclusión Social .......................................................27 5.ANÁLISIS DESCRIPTIVO DEL COLECTIVO DE PERSONAS SOLICITANTES Y BENEFICIARIAS DE RB-RIS REGISTRADAS EN LAS BASES DE DATOS DEL SNE (PARO Y CONTRATOS)..................................................................................................................... 35 5.1. Evolución (marco cuantitativo) ............................................................................35 5.2. Comparativa entre perfiles según el registro en las diferentes bases de datos...........39 6.ANÁLISIS DE LAS TRANSICIONES LABORALES DE LAS PERSONAS PERCEPTORAS DE LA RB Y RIS ..................................................................................................................... 73 6.1. Distribución de las personas registradas en las distintas bases según transiciones.....73 6.2. Comparativa entre perfiles según transiciones laborales.........................................77 7.INCIDENCIA DE VARIABLES RESPECTO A LA RB-RIS. ANÁLISIS DE REGRESIÓN LOGÍSTICA ..................................................................................................................... 92 8.SÍNTESIS Y PRINCIPALES CONCLUSIONES .................................................................. 105 9.BIBLIOGRAFÍA ............................................................................................................. 125 10.ANEXO: ÍNDICE DE TABLAS Y GRÁFICOS ................................................................... 127 10.1. Índice de tablas .............................................................................................. 127 10.2. Índice de gráficos............................................................................................ 128 2 1. Introducción. Justificación de la investigación La persistencia de la crisis está suponiendo el aumento de la fractura social, de la vulnerabilidad y exclusión. Los datos así lo confirman, el análisis de la evolución de las situaciones de vulnerabilidad, protección, demanda de ayudas, etc. muestra como la situación tanto en Navarra como en el conjunto del país ha empeorado sustancialmente. La duración de la crisis está agotando ya no sólo las coberturas del sistema de protección social, evidenciándose claramente sus limitaciones, sino derivado de ello los propios recursos de las familias, sus colchones de ahorro y su capacidad de acción para hacer frente a las acuciantes necesidades de sus miembros. La cobertura familiar sigue siendo uno de los principales recursos automáticos de amortiguación pero este modelo de resistencia familiar también está llegando a su límite tanto desde la perspectiva puramente económica como relacional, personal. Es un hecho objetivo que las situaciones de debilidad y necesidad están comprometiendo a un mayor número de hogares. Distintas estadísticas indican que España es el país con mayor desigualdad de Europa. Tal y como señala el VIII Informe del Observatorio de la Realidad Social de Cáritas, “nuestro modelo económico se caracteriza por el comportamiento contracíclico de la desigualdad en la renta, que aumenta cuando hay recesión, pero que no reduce las diferencias cuando se registra expansión económica”. En ese sentido la población en situación de riesgo de pobreza y/o exclusión social (AROPE) se ha incrementado desde el inicio de la crisis, pasando de un 23’1% en el año 2007 al 26’8% en el año 2012, además no conviene olvidar que existe un elevado nivel de pobreza estructural, ni en los años de mayor crecimiento económico los índices de riesgo de pobreza bajaron del 18%. En este contexto resulta lógico que el alargamiento de la crisis haya traído consigo también en Navarra un histórico aumento de las solicitudes de recursos de protección social entre los que se encuentra la llamada Renta de Inclusión Social y la antigua Renta Básica1. De todas formas sería injusto no reconocer en el caso concreto de la Comunidad Foral el destacado papel jugado en las últimas décadas por el Departamento de Servicios Sociales así como el de Empleo que han realizado esfuerzos en la aplicación de diversos sistemas y recursos enfocados a reducir los niveles de pobreza en la Comunidad. Los indicadores objetivos 1 En adelante RIS y RB. 3 oficiales siguen otorgando a Navarra un papel destacado pero lo cierto es que dadas las circunstancias el sistema de protección sociolaboral está resultando insuficiente. Por otro lado, de manera introductoria se puede señalar que la prolongación de la crisis ha supuesto la entrada al sistema de protección social de un perfil quizás más “normalizado” que el que se daba en el anterior ciclo económico, su principal carencia es el empleo aunque también es necesario señalar que esa falta continuada de trabajo está provocando el rápido aumento de otras problemáticas añadidas y por tanto una inmersión en una exclusión todavía más compleja y profunda. Conviene recordar que la exclusión obedece a un proceso y no a una situación estacionaria. Lo cierto es que la falta de empleo es el elemento principal para explicar el intenso y continuado aumento de las situaciones de vulnerabilidad pero sin duda no es el único. Como se comprobará a lo largo del documento muchas de las personas que han sido o son beneficiarias de Renta Básica o Renta de Inclusión Social han tenido empleo e incluso algunas lo conservan, sin embargo, no en pocos casos ese elemento dada su precariedad a nivel general (bajos salarios, inestabilidad, escasas horas, etc.) es insuficiente para hacer frente a las necesidades de un hogar. De hecho la tasa de riesgo de pobreza también ha aumentado entre la población ocupada. Aunque claro está que cuando se dan episodios de paro prolongado la situación resulta todavía más complicada. La realidad ha demostrado de manera evidente que un número importante de personas se encontraban en situación de vulnerabilidad y que ante la llegada de la crisis y su persistencia se han visto empujadas a la necesidad de recurrir a este tipo de recursos antes destinados casi en exclusiva a procesos más “tipificados” de exclusión. La permanencia en este escenario debe motivar a realizar los máximos esfuerzos para que la situación de vulnerabilidad sea en la medida de lo posible transitoria para esos perfiles en principio menos cronificados sin dejar de lado a esos otros demandantes más estructurales. Ya son varias las entidades que alertan de un aumento de la cronicidad. En este sentido también es preciso considerar y atajar los procesos de reproducción generacional de la vulnerabilidad y la exclusión. Se debe insistir en que resulta primordial que las medidas de ajuste estén basadas en criterios y análisis especialmente cuidadosos dada la delicada cuestión a tratar y sus circunstancias. Como se ha indicado hay que tener en cuenta que se trata de perfiles heterogéneos y con diversas demandas y grados de necesidad. Por todo ello es necesario un análisis exhaustivo de las personas perceptoras para implementar medidas acordes a las diferentes realidades y procesos. A pesar de tratarse de un derecho subjetivo lo cierto es que los ajustes presupuestarios están siendo un elemento de limitación importante. Mientras no se reformulen nuevas líneas de actuación para incrementar los ingresos que permitan ampliar las partidas correspondientes quizás sería oportuno flexibilizar en mayor medida algunas 4 cuestiones, los últimos cambios normativos responden a esa necesidad de flexibilizar los requisitos para dar respuesta a un mayor número de personas. La realidad es que la demanda va a seguir siendo creciente. Diferentes investigaciones, entidades sociales, corporaciones locales, etc. advierten que la pobreza severa ha aumentado, los hogares pobres son más pobres y por tanto un objetivo principal es tratar de reducir esos niveles de pobreza severa. En esta línea CC.OO. ha propuesto la implantación de un sistema de rentas mínimas garantizadas para todo el estado2. Un sistema complementario a la RIS y que a nivel nacional sea gestionado por las Comunidades respetando su ámbito de competencias. Esta puede ser una vía propicia para hacer frente a la grave situación. Por otra parte, aún partiendo del hecho de que el empleo no resulta una salvaguarda definitiva de la vulnerabilidad y exclusión, de hecho el aumento de la precariedad laboral perpetua la vulnerabilidad, el trabajo sigue siendo un instrumento clave y por tanto es más necesario que nunca reforzar la conjunción entre la política social y la política de empleo teniendo en cuenta el conjunto de la población en situación de vulnerabilidad y exclusión. Así, dado el evidente componente social de las políticas activas de empleo es necesario potenciar los canales de interacción entre políticas sociales y laborales, entre políticas activas y pasivas. Como decimos la integración laboral es una herramienta fundamental ya no solo para los perfiles con menor trayectoria como beneficiarios de este tipo de ayudas sino también puede serlo para la salida de la exclusión de perfiles de mayor recorrido en la exclusión aunque es evidente que en estos casos serían necesarias estratégicas más específicas e individuales y de mayor recorrido. Por su parte, la Comisión Europea a partir de la Estrategia de Lisboa propone reforzar la relación entre rentas mínimas y activación laboral, diseñando el nuevo concepto de “inclusión activa” que define la inclusión activa como “el conjunto de procesos sociales e institucionales que desarrollan el derecho de todo ciudadano a la plena integración en la sociedad, al ejercicio de sus derechos sociales y de manera particular a la inserción laboral y social. Para lograr este objetivo las políticas públicas y los agentes sociales e institucionales deben promover acciones y programas que combinen con un adecuado equilibrio la protección social en un sentido amplio (garantía de rentas y servicios de calidad) con el diseño de estrategias que promuevan la participación y protagonismo de las personas en su propio proceso de integración social y laboral”. En sintonía con esa conjunción se ha desarrollado esta investigación aprovechando las diferentes fuentes de información disponibles en los dos Departamentos implicados (Servicios Sociales y Empleo). Entre esas fuentes de información se encuentran las bases de datos de la 2 Propuesta de un sistema de rentas mínimas garantizadas en España. Confederación Sindical de CC.OO. 23 sep 2013. 5 propia Renta Básica-Renta de Inclusión Social, las bases de registro de desempleo y la relativa a los contratos formalizados. Hasta el momento eran dos las fuentes principales utilizadas en anteriores investigaciones, el desempleo registrado y la contratación. En este caso, tal y como se ha señalado, se pretende añadir información respecto a la antigua Renta Básica y la actual Renta de Inclusión Social. De esta forma se han podido reconstruir los diversos itinerarios laborales teniendo en cuenta el posible paso de los beneficiarios de estas ayudas por el desempleo registrado y la contratación ya que se ha recopilado la información de los últimos años, concretamente del periodo comprendido entre enero de 2008 y marzo de 2013. Se trata de una investigación novedosa en Navarra ya que por primera vez se han fusionado estas bases de datos procedentes de distintos Departamentos cuya unidad de medida han sido las personas beneficiarias de la Renta de Inclusión Social-Renta Básica. Siendo otro claro ejemplo de la potencialidad en términos de estudio y análisis que ofrece la información recogida por la Administración. Como decimos, con la aplicación de metodologías ya probadas se ha elaborado nuevos análisis de trayectorias e itinerarios laborales teniendo en cuenta también la información relativa a esas ayudas. De esta forma, el poder aglutinar en una misma investigación la información del desempleo, la contratación y la participación en rentas mínimas y además hacerlo de una manera longitudinal, a lo largo de un periodo de varios años, ha permitido realizar análisis interesantes y sin duda provechosos. Creemos que es necesario más que nunca desarrollar investigaciones centradas en las personas que más están sufriendo el impacto de la crisis. Resulta ineludible aprovechar nuestra experiencia para continuar investigando sobre el impacto sociolaboral de la crisis y de esta forma aportar más datos e indicadores que sirvan de soporte para la configuración de estrategias y medidas. En relación con este aspecto desde distintos ámbitos se demanda explícitamente un incremento de esfuerzos en materia de conocimiento para ajustar las políticas de inserción e inclusión. La necesidad de información siempre ha sido importante pero dadas las circunstancias esa demanda resulta más urgente. Esta investigación responde de nuevo a esas demandas de información y constituye un soporte empírico para esas políticas. 6 2. Objetivos Con la intención de no repetir lo planteado en el apartado introductorio y para que los objetivos queden claros y concisos, estos se describen a continuación de manera breve y esquemática. Objetivo general Análisis específico del las personas beneficiarias de la Renta Básica y/o Renta de Inclusión teniendo en cuenta sus trayectorias laborales desde el punto de vista del desempleo y la contratación con el fin de configurar una herramienta de consulta y soporte cuantitativo. Objetivos específicos • Análisis en profundidad del conjunto de las personas beneficiarias de la RB-RIS desde la perspectiva del empleo. Principales características, perfiles y su comparativa, evolución, etc. Información extraída del cruce de las diferentes bases de datos (desempleo, contratos y RB-RIS). • Reconstrucción de itinerarios laborales a través de las bases de datos de desempleo, contratación y la propia RB-RIS, comparación de los grupos resultantes. Análisis de las personas beneficiarias de la RIS-RB teniendo en cuenta su situación laboral. • Identificación de predictores de la ocurrencia de ser beneficiario/a de RB-RIS a través de modelos estadísticos de regresión logística. Análisis complementario de la influencia de determinadas variables o circunstancias. • Con toda la información resultante incluir una serie de recomendaciones al respecto. 7 3. Metodología Antes de profundizar en la complejidad del proceso metodológico se ha creído oportuno describir de manera breve dicho proceso. • Tras determinar la idoneidad de esta investigación se mantuvieron una serie de reuniones con las áreas implicadas que deberían suministrar la información (Servicio Navarro de empleo y Servicio de Atención al Desarrollo e Inclusión de las personas del Departamento de Políticas Sociales). Se trató de una etapa interactiva, por una parte se explicó el proyecto, los objetivos y su propuesta metodológica y por otra, tras la firma del correspondiente contrato de confidencialidad conforme a la ley de protección de datos, supuso una primera toma de contacto con las distintas fuentes de información (bases de datos, configuración, características técnicas, etc.). En ambos casos se recogieron a su vez las inquietudes y demandas de ambas entidades respecto a la temática a estudiar. • Tras esa primera fase se procedió a conocer con mayor profundidad los entresijos de las diferentes bases de datos. Una vez estudiadas se recopiló la información de las variables necesarias para construir ad hoc las bases de datos a explotar. Selección de variables, periodos temporales, etc. • Paralelamente se fue recopilando información secundaria para establecer el marco teórico del proyecto. Etapa de búsqueda de otras investigaciones, análisis e indicadores relacionados. • A continuación se trataron dichas variables para configurar las bases de explotación. En esta parte del proceso se depuraron de datos, se procedió a la conversión de las unidades de medida a través de la agregación de datos, se crearon y recodificaron variables, se elaboraron hipótesis y se transformaron variables para realizar los análisis oportunos. Se ha tratado de un proceso complejo ya que se ha fusionado toda la información tomando como referencia fundamental a las personas que aparecen registradas en las bases de datos relativas a la Renta Básica-Renta de Inclusión Social. Como ya se ha señalado se trata de un estudio novedoso tanto en La Comunidad Foral como en el conjunto del Estado. • Una vez creadas las diversas bases datos, algunas secundarias y dos principales, se procede a su explotación y análisis según los objetivos planteados. Como en anteriores ocasiones han aparecido en el transcurso del propio proceso de explotación nuevas necesidades de análisis, hipótesis, etc. por lo que el periodo de explotación se ha 8 solapado con el propio análisis hasta avanzada la investigación. Se trata de un proceso dinámico de análisis. • Por último se ha procedido a redactar el presente documento. Una vez resumido el proceso y dada la complejidad del desarrollo de algunas fases es conveniente explicar más detalladamente algunos elementos para, por un lado, dejar constancia de dicha complejidad, aspecto que tal y como se ha señalado confiere a la investigación de un valor añadido destacado, y por otra, desde un punto de vista técnico, aclarar los pasos metodológicos más relevantes por si pudiera ser de interés. Como se ha señalado, esta investigación cuantitativa se ha fundamentado, por un lado, en las bases de registro de contratación y desempleo del Servicio Navarro de Empleo y por otro, en las bases relativas a la Renta Básica y Renta de Inclusión Social procedentes del Departamento de Políticas Sociales. Es decir, se ha recopilado la información sobre el desempleo registrado y los contratos reglamentados que se han formalizado en la Comunidad Foral y aquella relativa a las solicitudes de Renta Básica o Renta de Inclusión Social, todo ello desde enero de 2008 a marzo de 2013, es decir, a lo largo de un periodo de cinco años y tres meses. Como en anteriores ocasiones se ha utilizado una vía de estudio iniciada en el proyecto “Temporalidad en Navarra”3 desarrollado en el mismo marco del OBNE y en el que poníamos de manifiesto la gran utilidad de las bases de registro para el estudio y seguimiento de algunas realidades sociolaborales reduciendo de esta forma los costes derivados de las investigaciones basadas en encuestas, aspecto importante a tener en cuenta dada la actual situación presupuestaria. En este sentido, hay que destacar que se ha trabajado con la información del total de personas registradas como desempleadas y con la información del total de contratos realizados así como la de las personas que en algún momento del periodo analizado han estado vinculadas a la RB y/o RIS. Por lo tanto, no se trata de una investigación basada en una encuesta al uso sino de un análisis del conjunto de las personas que han pasado por el desempleo de manera oficial durante los últimos años fusionando esa información con la de su posible paso por la contratación así como la de su posible paso por la RB-RIS. Sin entrar por el momento en más detalles cuantitativos podemos adelantar que el número de personas analizadas para esta investigación ha sido aproximadamente de 188.000, cifra lo suficientemente relevante como para avalar los resultados. Siguiendo con la descripción del proceso metodológico llevado a cabo parece más apropiado dividir la explicación en tres partes diferenciadas, tal y como se ha desarrollado el 3 “Análisis de la temporalidad en Navarra” realizado por el Gabinete de estudios de CC.OO. Navarra en el marco del Observatorio Navarro de Empleo, Servicio Navarro de Empleo. 9 propio proceso. La primera parte hace referencia a la adecuación y tratamiento de las bases de contratación, la segunda a las bases de desempleo y la tercera a las bases relativas a la propia RB y RIS. En cuanto a las bases de contratación originales, cada registro contiene información relativa a los contratos en sí mismos, como por ejemplo, su fecha de inicio y finalización, el tipo de contrato, la ocupación, etc. Pero además recoge información acerca de las personas contratadas (sexo, nacionalidad, edad, nivel formativo, etc.) así como de las empresas contratantes (sector de actividad, localidad del centro de trabajo, etc.). Tal y como se ha hecho en anteriores estudios nos parecía fundamental pasar del análisis de los contratos como unidad de medida, concepción por otra parte puramente administrativa, al análisis de las personas contratadas, sin duda de mayor relevancia sociológica. A su vez, la elaboración de una base acumulativa (varios años), como es el caso, ha permitido realizar un análisis longitudinal para estudiar las transiciones laborales registradas. De esta forma, nuestro interés por el análisis de las transiciones nos ha llevado a transformar las bases de datos de registro iniciales en bases de datos ajustadas a nuestro objeto de estudio. A esas bases se les ha acoplado, como se describe a continuación, la información relativa al desempleo y posteriormente a la RB-RIS. En las bases de datos de contrataciones de las que se ha partido la unidad de análisis es el contrato llevado a cabo entre una persona y una empresa. En términos prácticos este hecho implica que debido a que cada persona puede llegar a tener varios contratos a lo largo del periodo, circunstancia por otra parte habitual dada la mayoritaria y persistente temporalidad, cada persona puede aparecer en dicha base de contrataciones varias veces. Es decir, que cada persona se halla registrada tantas veces como contratos ha tenido a lo largo de cada uno de los años del periodo analizado. El primer paso llevado a cabo ha sido la transformación de esas bases originales con el objetivo de construir una nueva base de datos donde la unidad de análisis pase a ser las personas contratadas. Esta transformación se ha podido realizar agregando los registros de contratos a través de la variable de identificación de las personas4. De este modo, en la nueva “base de personas contratadas” se registran tantos casos como personas han sido contratadas en Navarra a lo largo del periodo analizado (enero 2008-marzo 2013). 4 En cumplimiento de la normativa vigente relativa a la protección de datos (Ley Orgánica 15/1999, de Protección de Datos de Carácter Personal) se procedió posteriormente a anonimizar las bases de datos. Por lo tanto, esa variable de identificación es simplemente una correlación numérica. Además, previamente se firmó un contrato de confidencialidad conforme dicta dicha ley. 10 En relación con este proceso de agregación (transformación a personas como unidad de medida) se debe explicar que a cada registro de personas le acompañan diferentes tipos de variables: sociodemográficas (edad, sexo, nacionalidad, etc.), contractuales (fecha de inicio del contrato, tipo de contrato, ocupación, etc.), así como las relativas a los centros de trabajo con los que se ha mantenido alguna relación contractual (localización, actividad, etc.). Este proceso de agregación-transformación condiciona la manera de construir o seleccionar las variables que constituyen la base final. Como se ha explicado, una persona que ha tenido varios contratos en un año aparece tantas veces como contratos ha tenido registrándose cada vez con sus respectivas variables como, por ejemplo, la del sector de contratación, el tipo de contrato, etc. Por lo tanto, si el objetivo es que esta persona sólo aparezca una vez en la nueva base es necesaria una selección o tratamiento de la información a recopilar. Con la intención de reducir al máximo las carencias que el proceso de agregación puede suponer se ha procedido a elaborar tres tipos de variables diferentes: En primer lugar, se han seleccionado los valores recogidos en el primer contrato que esa persona haya tenido. De manera que si una persona ha tenido dos contratos diferentes, los primeros datos que se recogen son los datos acerca del sector, la ocupación, la duración del contrato, etc. relativos a su primer contrato. En segundo lugar, se han seleccionado las características del último contrato registrado y de esta forma también se ha dispuesto de la última información recogida. Estos dos tipos de variables (primeras y últimas características registradas) resultan fundamentales para poder analizar las transiciones laborales finales de las personas. En tercer lugar, se han elaborado también variables que podríamos denominar como sumatorias o acumulativas ya que contabilizan el número de veces que una persona ha pasado por una serie de eventos tanto en los distintos años de manera independiente como en el conjunto del periodo. Por ejemplo, el número total de contratos en un año y lógicamente en el conjunto del periodo, el número de contratos indefinidos, temporales, las veces cuya ocupación es la denominada elemental, etc. En definitiva, esta construcción nos ha permitido ya no solo extraer características de la contratación a nivel “stock” sino también desarrollar un análisis de flujos para conocer cómo han sido las transiciones laborales de las personas objeto de estudio. Repetimos, la población que alguna vez ha sido desempleada entre enero 2008 y marzo de 2013 y específicamente aquella que ha sido beneficiaria de RB-RIS. En cuanto a las bases de registro del desempleo, su tratamiento no ha resultado tan complejo debido a que la unidad de medida son ya las propias personas. Aún así ha sido 11 necesaria una unificación y fusión de información para poder realizar también un análisis longitudinal y no caer en el error de sumar a las mismas personas desempleadas. Es decir, se ha necesitado construir una nueva base de datos que recoja la trayectoria de una persona a lo largo del periodo pero esta vez desde la perspectiva del desempleo. En definitiva, se ha vuelto a utilizar un proceso similar de agregación. Posteriormente se ha fusionado la información a la base de personas contratadas ya creada y por último a la base relativa a la RB-RIS elaborada ad hoc. Como en el caso anterior también se han construido diferentes tipos de variables (primeras características, últimas características, sumatorias). En un paso previo se han vinculado ambas bases (personas desempleadas y contratadas) para de esta forma conocer las características de una misma persona desde la perspectiva de la contratación y el desempleo. Una vez confeccionada esa base de referencia se han creado nuevas variables necesarias para el propio análisis. Variables que han permitido comparar diferentes subgrupos de personas desempleadas dependiendo de sus trayectorias. Nos interesaba conocer las diferentes características dependiendo por ejemplo del tiempo transcurrido en desempleo, la posible contratación y su tipología, etc. Hay que añadir que también ha sido necesario un extenso proceso previo de adecuación de la información original para poder agilizar el proceso de adecuación y posterior explotación. En ese proceso se han unificado criterios y se han depurado algunos desajustes de las variables originales para posteriormente crear las variables necesarias para la investigación. Por último, respecto a las bases de datos relativas a la Renta Básica y Renta de Inclusión Social procedentes del SIPSS (Sistema Integrado de Prestaciones y Servicios Sociales) es obligado señalar también varios aspectos clave. En primer lugar, lo habitual es que las estadísticas suministradas por el Departamento de Asuntos Sociales del Gobierno de Navarra en referencia a la RB-RIS se centren en el análisis, bien de las unidades perceptoras, bien de las personas solicitantes. Por tanto no resulta en absoluto frecuente que se analice al total de las personas beneficiarias aspecto que sí se ha tenido en cuenta en esta investigación. En este sentido debemos explicar que la información recogida en el SIPSS está dividida en diversas bases o archivos. Estas son las piezas con las que se estructura: Solicitudes, Personas, Personas relacionadas, Ficha social, Ficha social personas, Ingresos económicos, Pagos y Causas de negación. Por tanto, sin entrar en explicaciones detalladas de la información que se recoge en cada una de ellas es evidente que para conformar una base de referencia única de explotación ha sido necesaria la fusión de todas ellas. Para ello se han utilizado una serie de variables que podríamos denominar como variables nexo a través de las cuales se ha podido ir relacionando el conjunto de la información. Fundamentalmente han sido dos las variables utilizadas para ello, la identificación de la solicitud (nº de solicitud) y la identificación de la persona (nº de persona). 12 Como es de suponer cada parte o archivo contiene una serie de variables, distinta información. Algunas caracterizan a la persona solicitante, otras hacen referencia únicamente a la solicitud. De tal manera la unidad de medida no siempre es la misma y por ello ha resultado complicado el proceso de fusión. Por ejemplo, una persona puede aparecer tantas veces como solicitudes a las que se le vincula y además puede estar registrada como solicitante o como persona relacionada. Si tomamos como referencia de análisis el número de solicitud aparecerán relacionadas con esa solicitud un número determinado de personas y si tomamos como referencia a las personas aparecerán las todas solicitudes en la que aparece. En nuestro caso y dado que se ha pretendido localizar a las personas que aparecen registradas como desempleadas la referencia han sido las personas. Una vez adecuados y ordenados cronológicamente los distintos archivos se ha procedido a su fusión a través de las mencionadas variables nexo. Como en el caso de las bases de desempleo y contratos se han elaborado una serie de nuevas variables como paso previo a la agregación para de esta forma obtener la información tanto de la primera vez que aparecen como beneficiarias de RB-RIS como de la última. También se ha obtenido información acumulativa como por ejemplo el número de veces que las personas figuran como beneficiarias a lo largo del periodo, aspecto necesario para realizar los análisis desde la perspectiva de la duración como beneficiarios/as. Por otra parte es preciso explicar que aunque se han realizado diversos análisis del conjunto de las personas vinculadas a la RB-RIS a lo largo del periodo, para la fusión con la base de paro y contratación se han seleccionado únicamente aquellas personas que han sido beneficiarias y computadas en las solicitudes y que además son mayores de 15 años por ser susceptibles de aparecer como paradas. Para esta fusión definitiva ha sido preciso unificar la variable de identificación de la persona física ya que su formato es diferente dependiendo de la fuente (desempleo, contratos, RB-RIS). Por último, una vez obtenida la base principal conformada por las distintas variables de paro, contratos y RB-RIS se ha procedido a elaborar otro tipo de variables, en este caso de tipo cronológico que aportan la información necesaria para poder realizar un análisis de transiciones. Es el caso por ejemplo de la variable denominada “transición” a través de la cual podemos conocer cuál ha sido el último registro del periodo, desempleo o contratación, si el último registro ha sido el contrato y este ha sido posterior a la última RB-RIS, si ha tenido un contrato posterior a la última RB-RIS pero se vuelve a caer en el desempleo, si el último registro es el paro no habiendo tenido ningún contrato en todo el periodo, si la última situación es el paro y tuvo algún contrato anterior a la última RB-RIS o si el último registro es la RB-RIS posterior a un contrato. 13 De esta forma una vez creadas las bases de datos conforme a los objetivos planteados se ha procedido a su explotación y análisis. Tal y como se ha descrito el propio proceso de análisis de los resultados también ha condicionado la propia explotación originando la necesidad de creación de otras variables, recodificaciones y ajustes. 14 Esquema del proceso metodológico: Enfoque laboral de la Renta de Inclusión Social en Navarra en el marco de la crisis. Objetivo principal Análisis específico del las personas beneficiarias de la RB- RIS teniendo en cuenta sus transiciones laborales desde el punto de vista del desempleo y la contratación con el fin de configurar una herramienta de consulta y soporte cuantitativo. Objetivos secundarios • Análisis en profundidad del conjunto de las personas beneficiarias de la RIS-RB que aparecen registradas en las bases de desempleo y contratos del SNE. Principales características, perfiles y comparativa con otros grupos (beneficiarios/as que no aparecen en otras bases de datos, parados/as no beneficiarios/as) Análisis comparativo de las personas beneficiarias de la RIS-RB teniendo en cuenta sus posibles transiciones laborales. Reconstrucción de itinerarios laborales a través de las bases de datos de desempleo, contratación y la propia RIS-RB. Análisis complementario de la influencia de determinadas variables o circunstancias. Recomendaciones al respecto. • • • A. 1. 2. 3. 4. 5. Proceso de información y recopilación (bases de desempleo y contraros del SNE y bases de datos relativas a la RB y RIS del Sistema Integrado de Prestaciones y Servicios Sociales,SIPSS, del Departamento de Asuntos Sociales del Gobierno de Navarra). Periodo de referencia temporal: (ene08-mar013). Reuniónes con el SNE y Servicio de Atención al Desarrollo e Inclusión de las personas de para la explicación y puesta en marcha del proyecto de investigación. Firma del Convenio de confidencialidad conforme a la ley de protección de datos. Análisis previo de la información registrada en las distintas bases de datos. Variables, etiquetas, unidades de medida, variables de unión, etc. Petición de la información necesaria para la investigación. Recopilación de información (fuentes primarias, secundarias). Investigaciones y análisis complementarios. B. Proceso metodológico (trabajo con las bases de datos) 1. Una vez recogidos los archivos de datos se realiza una primera transformación (programa estadístico SPSS). 2. Primer tratamiento de las bases de datos resultantes de manera independiente. Significación de las variables iniciales. Elaboración de sintaxis, etiquetas, valores, unificación de criterios (homogeneización de las variables de unión). Fusión de las distintas bases de datos que suministran información a través de variables de fusión o nexo. 3. Transformación y adecuación de las variables para agregación en personas (unidad de medida del análisis). Proceso de creación, recodificación y ajuste de las bases de datos ya agregadas. Fusión de bases de datos. Creación de bases de datos secundarias para su posterior tratamiento con el fin de crear una base de datos principal. 4. Proceso dinámico de explotación y análisis. El propio análisis determina la necesidad de ampliar o redireccionar la explotación. 5. Redacción del informe final. 15 4. Marco introductorio. Renta Básica y Renta de Inclusión Social en el contexto de la crisis Como paso previo a un análisis como el que se plantea en esta investigación resulta imprescindible conocer la coyuntura en la que nos encontramos. A grandes rasgos en este apartado se pretende aportar información sobre el contexto en el que entra en vigor la Renta de Inclusión Social en Navarra tras años de aplicación de la Renta Básica y sobre sus diferentes características, con el objetivo de facilitar la posterior comprensión de aspectos como el significativo aumento de su demanda, los diferentes perfiles entre las personas beneficiarias, etc. 4.1. Crisis del empleo y crisis social No resulta necesario, puesto que existe suficiente bibliografía sobre ello, explicar el proceso por el que desde la crisis financiera originada en Estados Unidos hemos llegado a una de las peores crisis del empleo de la historia, especialmente manifiesta en los países del sur de Europa. Aspectos como el boom inmobiliario, bajos niveles de competitividad, una estructura productiva escasamente innovadora, elevados niveles de economía sumergida y fraude fiscal, pero sobre todo un mercado de trabajo excesivamente dualizado y flexible, con sistemas de protección del empleo que se han manifestado insuficientes, han formado parte de la cimentación y han confluido con la propia crisis dando lugar a la mayor destrucción de empleo vivida en España. Esta realidad se refleja en Navarra en unas cifras de desempleo que rondan las 50.000 personas y en el hecho de que desde el cuatro trimestre de 2008 solo se hayan dado tres periodos de creación de empleo de escaso alcance, frente a los 16.900 empleos perdidos en el segundo trimestre de 2009 o los 12.600 del segundo trimestre de 2013. La situación del empleo en 2008 parece por tanto difícilmente recuperable en el corto y medio plazo. La crisis global, socioeconómica, política, de valores, tendrá efectos estructurales que es preciso contemplar. 16 Gráfico 1. Evolución del desempleo registrado en Navarra. 63.000 56.524 58.000 53.000 50.407 48.000 43.000 38.000 33.000 28.000 23.000 22.287 ene feb mar abr may jun jul ago sep oct nov dic ene feb mar abr may jun jul ago sep oct nov dic ene feb mar abr may jun jul ago sep oct nov dic ene feb mar abr may jun jul ago sep oct nov dic ene feb mar abr may jun jul ago sep oct nov dic ene feb mar abr may jun jul ago sep 18.000 2008 2009 2010 2011 2012 2013 Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de paro registrado (SNE). Creación de empleo Gráfico 2. Creación/destrucción de empleo en Navarra (variación anual de la población ocupada). 5.000 3.700 2.3002.100 500 2.200 900 0 -2.500 -5.000 -6.200 Destrucción de empleo -6.700 -10.000 -5.800 -7.000 -9.900 -10.300 -12.300 -12.700 -15.000 -13.900 -10.200 -10.700 -11.100 -11.200 -12.600 -16.900 -20.000 I II III 2008 IV I II III 2009 IV I II III 2010 IV I II III IV 2011 I II III IV 2012 I II 2013 Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de la EPA (INE). Si bien es cierto que en Navarra los efectos de la crisis en el empleo, además de más tardíos, han sido algo más suaves. Desde inicios de 2008 hasta mediados de 2013 la tasa de desempleo en España ha pasado de situarse en el 9,63% a alcanzar un porcentaje del 26,26%, mientras que en la Comunidad Foral el desempleo en el primer trimestre de 2008 se situaba en el 6,05% y en el segundo trimestre de 2013 se encontraba en el 18,32%. 17 Gráfico 3. Evolución de las tasas de desempleo en Navarra y España 27,16 26,02 26,26 24,44 24,63 25,02 22,85 17,92 17,36 17,93 20,05 20,09 19,79 20,33 18,83 21,29 20,89 21,52 13,91 11,33 9,63 6,05 I 10,44 5,62 II 16,34 7,07 III 8,12 IV 10,42 I 12,23 II 2008 10,39 10,53 III 2009 IV 12,32 10,96 I II IV I 2010 Navarra II III IV I 2011 19,02 18,32 14,95 13,40 12,85 11,68 13,82 12,47 11,64 III 17,15 16,41 II III 2012 IV I II 2013 España Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de la EPA (INE). La explicación de esta diferente incidencia de la crisis en el empleo procede de la distancia existente en el punto de partida entre la situación navarra y la estatal. En primer lugar, nuestra estructura productiva con mayor peso del sector industrial (en términos generales un sector más estable, con menor estacionalidad, con mejores condiciones laborales, etc., que el sector servicios) sería uno de los elementos que fundamentaría unos menores niveles de desempleo. El hecho es que, como puede verse en el siguiente gráfico, las Comunidades Autónomas con mayor peso del sector industrial registran unas tasas de desempleo inferiores. Navarra con un 25,7% de ocupación en este sector presenta una tasa de desempleo del 18,32%, mientras que a nivel estatal el porcentaje de ocupación en la industria se encuentra en el 13,7% y la tasa de desempleo, como se acaba de mostrar, casi 8 puntos por encima de la navarra. 18 Gráfico 4. Proporción de la ocupación en la industria y tasa de paro por CC.AA. (IIT013). 30,29 29,06 35,79 33,69 23,85 21,92 21,27 29,13 22,4 20,73 33,69 22,35 26,26 24,4 21,03 19,52 18,32 8,7 5,5 5,0 13,7 España 9,3 Baleares Galicia P o rc e n ta je de la o c u p a c ió n e n la In du stria 11,2 Canarias C.La Mancha 14,5 12,3 Andalucía 15,1 Madrid 15,4 Extremadura 15,6 Murcia 16,9 Asturias 17,1 C.León Cataluña 17,4 C. Valenciana 18,7 Cantabria 20,5 Aragón 25,7 País Vasco La Rioja 27,7 Navarra 15,46 T a sa d e pa ro Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del IIT de la EPA (INE). Otro elemento diferenciador influyente en una menor incidencia en Navarra de la crisis del empleo es sin duda el aspecto formativo. Para comenzar, la tasa de abandono escolar temprano es significativamente menor que a nivel estatal. Tanto al inicio de la crisis como en la actualidad los niveles de abandono de la formación en España se encuentran más de 10 puntos por encima de los registrados para Navarra. Y como puede comprobarse a través del gráfico 6, en aquellas Comunidades Autónomas en los que los niveles de abandono escolar son más altos confluyen también las tasas de desempleo más elevadas. Gráfico 5. Tasa de abandono escolar temprano5. 34,23 25,75 22,47 12,81 Es paña Navar ra IIT08 Es paña Navarra IIT013 Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de la EPA (INE). 5 Porcentaje de población de 18 a 24 años que no ha alcanzado el Bachillerato y no cursa estudios reglados. 19 Gráfico 6. Tasa de abandono escolar temprano y tasa de paro por CC.AA. 35,79 33,69 33,69 30,29 29,13 29,06 26,26 24,40 22,35 21,92 21,27 23,85 22,40 20,73 18,32 21,03 19,52 15,46 Ta sa de a ba ndono e sc ola r te mpra no España Extremadura Andalucía Baleares Canarias Murcia C La Mancha Cataluña Madrid La Rioja C Valenciana Galicia C León Asturias Aragón Navarra Cantabria País Vasco 9,62 12,12 12,81 17,75 20,09 20,39 22,65 23,27 23,54 23,80 26,89 28,29 29,81 30,31 31,07 31,32 31,82 25,75 Ta sa de pa ro Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de la EPA (INE). Por otra parte, se constata también un mayor nivel formativo y una mayor participación en la formación para el empleo entre la población activa en Navarra. Concretamente el porcentaje de población activa en Navarra con niveles formativos superiores se sitúa en la actualidad en el 42,11%, mientras que a nivel estatal supone el 35,71%. A su vez, la población activa que participa en formación no reglada en Navarra se sitúa en el 12,42%, mientras que la media española no alcanza el 11%. Gráfico 7. Distribución de población ACTIVA según nivel de estudios. España y Navarra (IIT08-IIT013). 44,66 42,11 41,06 38,71 35,98 35,71 32,55 31,81 25,32 23,53 25,34 23,24 Es paña Navarra IIT08 Nivel bajo: preprimaria, primaria, ESO España Navarra IIT013 Nivel medio: Bachillerato, FP media Nivel alto: FP superior, universidad Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de la EPA (INE). 20 Gráfico 8. Porcentaje de población ACTIVA en Formación No Reglada y tasa de paro. España y Navarra (IIT08-IIT013). 26,26 (dif.7,94) 18,32 10,44 (dif. 4,82) 5,62 10,67 13,99 10,72 12,42 España Navarra España Navarra IIT08 IIT013 % pob. activa en Formac. no reglada Tasa de paro Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de la EPA (INE). Sin embargo, también es cierto que pesar de la influencia positiva de los aspectos analizados hasta este punto, no se ha evitado que el alargamiento de la crisis haya provocado un incremento de la vulnerabilidad y de la exclusión social, así como una mayor fractura social, que nos permitiría hablar en la actualidad de una crisis social, en definitiva de un debilitamiento preocupante de los niveles de cohesión social. Gráfico 9. Evolución de la proporción del desempleo de larga duración (sobre el total de la población parada) 70% 58,4% 55,0% 56,3% 52,2% 52,5% 49,4% 50,0% 49,4% 48,3% 49,6% 47,3% 60% 50% 42,4% 38,7% 40% 34,5% 30% 26,3% 23,1% 20% 17,0% 17,2% 29,5% 25,2% 45,9% 43,1% 40,6% 32,8% 33,8% IIT IIIT 50,0% 48,2% 46,6% 47,8% 43,6% 44,4% 40,2% 39,8% 33,1% 27,8% 19,7% 10% 0% IT IIT IIIT 2009 IVT IT IVT IT 2010 IIT IIIT IVT IT IIT 2011 Navarra IIIT 2012 IVT IT IIT 2013 España Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de la EPA (INE). Con unos niveles de desempleo de larga duración como los registrados tanto a nivel estatal (58,4%) como en Navarra (49,6%) no se puede hablar de una crisis del empleo 21 coyuntural. Como ya se ha mencionado, ésta es sin duda una crisis estructural de la que como consecuencia surgirá un orden social diferente al existente. En este nuevo contexto, el tradicional sistema estatal de protección al desempleo se ha demostrado claramente insuficiente para hacer frente a situaciones de paro tan prolongado y numeroso. Los subsidios se dirigen a colectivos determinados y no están pensados para la lucha contra la pobreza y/o la exclusión. El paro de larga duración está generando el agotamiento de la protección económica. De hecho, en torno al 40% de las personas inscritas como desempleadas se encuentran en situación de desprotección. Gráfico 10. Evolución de la cobertura del sistema de protección por desempleo. 80% 78,3% 78% 74,9% 77,5% 76% 74% 72% 72,9% 76,4% 72,30% 70,2% 69,2% 70% 69,9% 68% 66% 66,1% 64% 63,6% 62% 62,0% 60% jun-08 jun-09 jun-10 Navarra jun-11 jun-12 jun-13 España Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del Ministerio de Empleo y Seguridad Social. Gráfico 11. Porcentaje de hogares con todos sus miembros activos desempleados (respecto al total de hogares con activos). 14,11 10,89 4,38 1,94 Es paña Navarra IIT08 España Navarra IIT013 Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de la EPA (INE). 22 Al desbordamiento del sistema tradicional de protección al empleo, hay sumar el agotamiento del papel que la familia está teniendo como “parapeto” de sus miembros ante la crisis. Conviene resaltar el creciente protagonismo del sistema de pensiones en cada vez más hogares. Por ejemplo, un aspecto ilustrativo es que si nos remontamos a los comienzos de la crisis, año 2008, podemos destacar cómo se ha producido un significativo aumento de los hogares en los que conviven personas jubiladas con activas en desempleo. Dadas las circunstancias resulta todavía más destacable el hecho del fuerte incremento de los hogares con personas jubiladas donde todos los activos/as del hogar se encuentran desempleados/as. La estimación en Navarra en el segundo trimestre de 2013 era de 3.750 hogares mientras que en el segundo trimestre de 2008, la cifra estimada era de 600. Es decir, en cinco años se ha multiplicado por 6,25. Por tanto, el número de este tipo de hogares ha aumentado en Navarra en 3.150, es decir, un alarmante 525%. Sin embargo, a pesar del fuerte aumento de esta tipología de hogar, Navarra sigue siendo una de las Comunidades con menor porcentaje de hogares en los que conviven pensionistas y en los que todas las personas activas están desempleadas (respecto al total de hogares con activos), un 2,1% frente al 2,9% estatal. Si únicamente tenemos en cuenta los hogares en los que conviven jubilados y personas desempleadas las cifras alcanzan en la actualidad los 5.957 hogares navarros, cuando en 2008 esta situación se daba en 715 hogares. En definitiva y a pesar de los matices metodológicos (las cifras que observamos son estimaciones) los datos permiten demostrar el aumento significativo de la dependencia de las pensiones por jubilación por parte de cada vez un mayor número de personas. Las pensiones se han convertido en un recurso esencial para la supervivencia de muchas familias y está situación está confluyendo con los continuos recortes al sistema que sin duda afectarán a las personas jubiladas y a su entorno más cercano. Gráfico 12. Porcentaje de hogares con algún pensionista por jubilación y con algún desempleado/a (respecto al total de hogares con activos). 5,0 4,42 4,5 4,0 3,35 3,5 3,0 2,5 2,0 1,90 1,5 1,0 0,41 0,5 0,0 Es paña Navarra IIT08 Es paña Navarr a IIT013 Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de la EPA (INE). 23 Otro aspecto que puede mostrarnos el nivel de agotamiento de las familias como consecuencia de la prolongación de la crisis, es su incapacidad para afrontar gastos imprevistos. En Navarra esta circunstancia se da en el 20% de los hogares, aunque es exactamente la mitad del porcentaje estatal y tres veces menos que el máximo valor (Canarias).Teniendo en cuenta que el número total de hogares en Navarra es de aproximadamente 243.000, ese 20% supondría que aproximadamente 48.600 hogares tendrían problemas para pagar gastos imprevistos. Quedando patente, a pesar de una mejor situación comparada con la mayor parte de las Comunidades Autónomas, el aumento de las dificultades para muchas familias navarras. De hecho, según esta misma fuente, el 5,1% de los hogares navarros, unos 12.400, tiene muchas dificultades para llegar a fin de mes, porcentaje que en el conjunto del estado se eleva hasta el 12,7%. Gráfico 13. % de hogares que no tienen capacidad para afrontar gastos imprevistos según CC.AA. 60,8 57,3 48,3 46,5 España 40 43,6 39 32,3 23,5 22,1 20 Navarra 25,5 Cantabria 27,3 Aragón La Rioja Baleares G alicia Cataluña Madrid C. Valenciana C. La Mancha Extremadura Andalucía Murcia Canarias 29 C. León 33 Asturias 39,3 18,2 País Vasco 50,6 Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de la Encuesta de Condiciones de Vida (INE). Datos 2012 (provisionales). 24 Gráfico 14. Evolución del porcentaje de hogares que no tienen capacidad para afrontar gastos imprevistos. España y Navarra. 40 36,7 35,9 15,7 16 2010 2011 34 28,1 20 13,7 13,6 2008 2009 Navarra 2012 (provisional) España Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de la Encuesta de Condiciones de Vida (INE). Datos 2012 (provisionales). En este contexto es finalmente el sistema de protección social el que se enfrenta a una creciente demanda de cobertura de necesidades básicas de los hogares navarros. Estadísticamente la situación a la que debe hacer frente este sistema podría cifrarse utilizando la Tasa AROPE6 establecida por la Unión Europea. Según esta tasa el nivel estatal de riesgo de pobreza o exclusión social se sitúa en el 27% siendo para Navarra del 13,1%, la menor del Estado. Sin embargo, hay que tener en cuenta varios aspectos. Primero, que los datos hacen referencia a 2011. Desde entonces ha seguido aumentando el desempleo tanto en España como en Navarra, elemento fundamental para medir la vulnerabilidad y la exclusión. Segundo, también cabe considerar el grave aumento del paro de larga duración y la disminución de la cobertura por desempleo. En tercer lugar, el cambio producido en la normativa con respecto a la Renta Básica, en la que aumentaron los requisitos. Por último, se trata de un indicador de comparativa de conjunto y no relativo o específico de cada territorio. La aplicación de los umbrales regionales para la medición de la pobreza ha puesto de manifiesto una mayor similitud entre las CCAA que la reflejada por los umbrales estatales. 6 Tasa AROPE: nueva tasa de pobreza o exclusión social (at risk of poverty or social exclusion, AROPE), creada en 2010, analiza la pobreza desde una perspectiva mas amplia: se considera en situación de pobreza o exclusión a la persona que sufre una de tres carencias: falta de ingresos (el concepto considerado hasta 2010, 60% de la mediana del ingreso equivalente), privación material severa ( 4 de 9 ítems) o vivir en un hogar con baja o nula intensidad laboral (por debajo del 0,2). La Encuesta Europea de Ingresos y Condiciones de Vida (EU-SILC), que en España se conoce como Encuesta de Condiciones de Vida y es realizada anualmente por el INE, es la fuente en la que se fundamenta este indicador social. 25 Por tanto, a pesar de que es indudable la mejor situación de Navarra también es cierto que se ha dado un incremento constante de las situaciones de vulnerabilidad y exclusión que requieren un aumento del esfuerzo en este sentido. Lo cierto es que los últimos cambios normativos responden a esa creciente demanda. Gráfico 15. % población que se encuentra en riesgo de pobreza y/o exclusión social (Tasa AROPE) según CC.AA. 38,6 38,2 35,5 35,2 30,9 España 27 29,3 26,6 25,4 24,5 24,1 23,7 23,3 19,7 19,2 17,4 16,0 Navarra País Vasco Asturias Madrid Aragón Cataluña Galicia C. Valenciana Baleares Cantabria C. León La Rioja Murcia Extremadura C. la Mancha Canarias Andalucía 13,1 Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de Eurostat (2011). Gráfico 16. Evolución de la tasa AROPE, España y Navarra. 27,0 25,5 23,4 22,9 13,1 9,7 9,4 2008 9,7 2009 2010 España 2011 Navarra Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de Eurostat (2011). 26 4.2. La Renta Básica y la Renta de Inclusión Social Desde el año 1999 y respecto a las competencias asumidas en materia de asistencia social, Navarra desarrolla dentro en el marco de la Ley Foral de Carta de Derechos Sociales y del Plan de lucha contra la exclusión social una renta básica dirigida a los ciudadanos de la Comunidad Autónoma orientada a cubrir necesidades estrictamente básicas. La normativa a través de la que se rige (Decreto Foral 120/1999 de 19 de Abril por el que se regula la Renta Básica) establece la unidad familiar como perceptora de la prestación, delimita las condiciones económicas y estructurales que debe reunir, los compromisos a los que deben someterse los miembros de estos hogares y la demás condiciones (compatibilidades e incompatibilidades) que regulan la ayuda, así como su cuantía y los procedimientos necesarios de solicitud y tramitación. Como aspecto destacable se señala la vinculación de la prestación al establecimiento de un acuerdo de incorporación sociolaboral que evite la consolidación de la ayuda sin objetivo de inserción, ya que ésta no tiene duración predeterminada. A partir de 2012, fundamentado en la necesidad de dar respuesta a la creciente demanda social y sobre todo por cuestiones presupuestarias se procede a replantear el programa de la prestación de renta básica a través de un cambio normativo en el que se establecen dos itinerarios dirigidos a distintos perceptores. “Uno, para las unidades familiares en situación de exclusión social y que demanda una prestación económica finalista que satisfaga sus necesidades básicas y les ayude a integrarse socialmente, y otro, para personas que han quedado en situación de desempleo y sin derecho a prestaciones y subsidios laborales.” En relación con este aspecto se introduce la distinción entre el Acuerdo de Incorporación Social dirigido al primer tipo de unidad familiar y el Acuerdo de Incorporación Sociolaboral para el segundo. Sin embargo fueron los cambios en los requisitos de acceso y la introducción de la limitación temporal de la prestación los aspectos que mayor controversia social han generado. De hecho, tal y como se explica posteriormente, se han modificado algunas cuestiones que sin volver a la anterior Renta Básica han flexibilizado algo más la normativa. REQUISITOS DE ACCESO (anteriores al último cambio normativo, nov. 2013) RENTA BÁSICA 1. 2. RENTA DE INCLUSIÓN SOCIAL Acreditar la residencia efectiva en Navarra con 1. Ser mayor de veinticinco años y menor de sesenta y una antigüedad mínima de 2 años cinco Haber solicitado previamente de cualquiera de 2. Residir legalmente en territorio español las Administraciones y de la Seguridad Social las c) Residencia continuada y efectiva en Navarra de, al 27 ayudas, pensiones, prestaciones o subsidios de menos veinticuatro meses inmediatamente anteriores a la cualquier índole que pudiera corresponder por fecha de presentación de solicitud derecho, incluidas las acciones legales derivadas del impago de pensiones por alimentos 3. 3. Que los recursos económicos de la unidad familiar en el último semestre sea, en cómputo mensual, inferiores a la Pertenecer a uno de los colectivos siguientes: a) cuantía de renta de inclusión que le correspondería a la Personas menores de 65 años y mayores de 25 misma. años. b) Personas menores de 25 años que constituyan una Unidad Familiar independiente y estén incluidas en un Proyecto de Incorporación Sociolaboral. No se considerarán como unidades familiares independiente las estancias temporales fuera de la Unidad Familiar habitual 4. Haber solicitado previamente de cualquiera de las Administraciones Públicas competentes las prestaciones, pensiones, prestaciones o subsidios de toda índole que pudieran corresponderles por derecho, incluido el ejercicio de las acciones legales para el establecimiento y pago de pensiones por alimentos y/o compensatorias. producidas por proximidad al centro educativo * Excepcionalmente, mediante orden foral de la persona en que se cursan estudios titular del Departamento competente en materia de 4. Que los recursos económicos de la Unidad Familiar en su conjunto, considerados en el último semestre, resulten inferiores a las cantidades mensuales previstas en el artículo 3 de este Decreto Foral. 5. políticas social y por causas objetivamente justificadas en el expediente, podrán ser beneficiarias de la prestación aquellas personas que constituyan unidades familiares en las que , aun no cumpliendo los requisitos a) y d) concurran circunstancias que las coloquen en situaciones Haber suscrito, en su caso, el Acuerdo de de necesidad que se determinen reglamentariamente. Incorporación Sociolaboral a que se refiere el artículo 6 de este Decreto Foral. * Excepcionalmente podrán ser beneficiarias de la prestación las Unidades Familiares en las que, aún no cumpliendo todos los requisitos, concurran circunstancias que las coloquen en situación de especial necesidad. PERIODO PERCEPCIÓN RENTA BÁSICA 1. La Renta Básica se concederá, con carácter general, 2. RENTA INCLUSIÓN SOCIAL por periodos de 6 meses. 1. La concesión de la renta de inclusión social se Previa realizará por el Departamento competente en propuesta motivada del Servicio Social de Base, materia de política social, y tendrá con carácter el periodo de concesión podrá alcanzar hasta 12 general una duración de seis meses, renovables meses. por periodos similares hasta un máximo de veinticuatro meses. La concesión se podrá renovar por sucesivos periodos semestrales. producidas hasta documentación Para las los requerida 24 se renovaciones meses, limitará a 2. Excepcionalmente, mediante orden foral de la la persona titular del Departamento competente en la materia de política social, se pondrán superar suscripción de una nueva solicitud acompañada dichos periodos máximos de concesión de un informe del Servicio Social de Base y establecidos en el apartado anterior cuando Equipo de Incorporación Sociolaboral que haya concurran causas excepcionales o situaciones de 28 3. suscrito el Acuerdo de Incorporación Sociolaboral exclusión correspondiente indicando que la situación de contempladas reglamentariamente. En los casos necesidad continúa y dando cuenta del proceso de de incorporación sociolaboral seguido hasta el veinticuatro meses, el importe de la prestación momento. completará los recursos económicos mensuales Para prolongar la prestación más allá de 24 meses, la solicitud deberá ir acompañada de una evaluación individual del proceso de social renovación consolidada extraordinaria que se más hallen allá de hasta el 80 por 100 del importe previsto para la unidad familiar en el apartado 1 del artículo anterior. incorporación, un nuevo pronóstico sobre las posibilidades del mismo y una nueva propuesta de Acuerdo de Incorporación Sociolaboral. La evaluación, pronóstico y propuesta serán realizados por el Servicio Social de Base y Equipo de Incorporación Sociolaboral en colaboración con la o las personas destinatarias. La propuesta deberá incluir una oferta de inserción laboral o señalar explícitamente las causas por las que esta oferta no es posible. El hecho es que las modificaciones que observamos han introducido un endurecimiento de las condiciones de obtención de la prestación (limitando ésta a población regular y entre 25 y 65 años, salvo excepcionalidades) y una limitación temporal de la misma de 24 meses que anteriormente no existía. Gráfico 17. Evolución del número de unidades perceptoras de la RB-RIS. 11.000 10.000 10.000 9.000 8.186 7.921 8.000 7.449 7.000 6.000 5.662 5.000 4.000 3.162 3.000 2008 2009 2010 2011 2012 2013 (previsión Gobierno de Navarra) Fuente: Elaboración propia a partir de los datos extraídos del Departamento de Políticas Sociales del Gobierno de Navarra. 29 Las limitaciones incorporadas a la prestación explicarían el por qué a pesar del previsible aumento de la demanda de protección social respecto a la situación que hemos observado en el anterior capítulo, en el año 2012 (tal y como muestra el anterior gráfico) se produce un descenso de personas beneficiarias de la Renta de Inclusión Social. Aunque resulta fundamental destacar la estimación que Gobierno de Navarra ha realizado para 2013, en la que se espera que a pesar del endurecimiento de los requisitos, la demanda sea tan importante que el número de personas beneficiarias alcance las 10.000. Gráfico 18. Distribución porcentual de las causas de desestimación (2012 y 2013). 50,8% 31,5% 25,4% 15,7% 13,3% 8,7% 4,8% 2012 1,6% No concurrir situación de excepcionalidad 0,4% Ocultación de datos u otros incumplimientos similares No cumplir otros requisitos 0,1% 0,2% Recursos suficientes 0,7% No estar en situación de exclusión social No residir de manera continuada y efectiva en No residir legalmente en España No cumplir el requisito de edad Haber agotado el periodo de 24 meses 1,5% 1,7% 0,7% 0,7% 9,6% 6,7% 0,6% 0,8% Rechazo de la comisión de valoración 9,5% Incumplimientos de compromisos adquiridos 14,8% 2013 Fuente: Elaboración propia a partir de los datos extraídos del Departamento de Políticas Sociales del Gobierno de Navarra. Por otra parte es el tiempo de limitación (24 meses) la primera razón por la que se deniega la prestación durante 2012, seguido de los recursos suficientes y de no residir de manera continuada en Navarra. No residir de manera legal es otro aspecto relevante para la negativa, no así el incumplimiento del requisito de edad. En 2013, las negativas se acumulan considerablemente en el apartado de “recursos suficientes”, parámetros que no han sufrido cambios entre la Renta Básica y la Renta de Inclusión Social. En materia económica la Administración se enfrenta al reto de dar respuesta a un mayor volumen de demandantes en un momento de recortes económicos en la mayoría las áreas públicas. Desde 2008 hasta 2011 la partida económica destinada a la cobertura de la Renta Básica se vio duplicada casi por cuatro. Sin embargo en el año 2012 se produjo una 30 reducción del 13%, mientras que el número de personas beneficiarias (como hemos constatado anteriormente) se redujo un 3%. Sin duda esta partida económica en el presente año 2013, ante una estimación de 10.000 perceptores, se verá incrementada significativamente, algunas estimaciones consideran que lo hará hasta los 45 millones de euros. Gráfico 19. Evolución del gasto total de la RB-RIS. 37.500.000 34.900.617 35.000.000 32.500.000 30.274.234 29.503.081 30.000.000 27.500.000 25.000.000 22.500.000 20.241.369 20.000.000 17.500.000 15.000.000 12.500.000 10.000.000 8.885.361 7.500.000 5.000.000 2008 2009 2010 2011 2012 Fuente: Elaboración propia a partir de los datos extraídos del Departamento de Políticas Sociales del Gobierno de Navarra. En la presente coyuntura el riesgo de dejar fuera a determinados perfiles de personas con necesidades básicas no cubiertas ronda sobre las decisiones políticas a tomar en materia de protección social. De ahí la necesidad de conocer al máximo el alcance y las carencias de las prestaciones ya existentes, como en este caso la Renta de Inclusión Social. En cuanto a las características de las personas que hasta la actualidad (2009-2013) ha cubierto este tipo de prestaciones cabe destacar las siguientes cuestiones: - Desde la perspectiva de género se da un cierto equilibrio. El 51% de las personas titulares-perceptoras de la Renta son hombres y por consiguiente el 49% son mujeres. - El 58% son inmigrantes. Se ha producido un creciente protagonismo del colectivo como consecuencia del impacto de la crisis. - Las principales tipologías de hogar son las unidades familiares compuestas por un/a adulto solo (44%) o con menores a su cargo (44%). 31 Gráfico 20. Distribución de las personas titulares beneficiarias según sexo. 49% Mujeres 51% Hombres Fuente: Elaboración propia a partir de los datos extraídos del Departamento de Políticas Sociales del Gobierno de Navarra. Gráfico 21. Distribución de las personas titulares beneficiarias según origen. 58% 42% Autóctonos Inmigrantes Fuente: Elaboración propia a partir de los datos extraídos del Departamento de Políticas Sociales del Gobierno de Navarra. Gráfico 22. Tipo de hogar de las personas titulares beneficiarias. 45% 44% 11% Adulto solo Unidad familiar con menores Unidad familiar con adultos Fuente: Elaboración propia a partir de los datos extraídos del Departamento de Políticas Sociales del Gobierno de Navarra. 32 La mayor presencia de población inmigrante entre las personas perceptoras de la Renta, se encuentra íntimamente vinculada a la mayor incidencia del desempleo en el colectivo, tal y como puede contemplarse en el siguiente gráfico. Mientras que el desempleo entre la población española ha aumentado desde el comienzo de la crisis, primavera de 2008, un 149%, el aumento del paro “extranjero” ha sido del 181%. Gráfico 23. Evolución del desempleo registrado según nacionalidad. Variación e xtrnj. 181,40% Variación tot. 153,45% Variación e s p. 148,70% may jun jul ago sep oct nov dic ene feb mar abr may jun jul ago sep oct nov dic ene feb mar abr may jun jul ago sep oct nov dic ene feb mar abr may jun jul ago sep oct nov dic ene feb mar abr may jun jul ago sep oct nov dic ene feb mar V a lo r í ndic e de re f e re nc ia 2008 2009 Desempleo Total 2010 2011 Desempleo extranjero 2012 2013 Desempleo españoles/as Fuente: Elaboración propia a partir de los datos mensuales del desempleo registrado (SNE). Como cierre del presente apartado y ante las dudas que se han planteado en relación con la capacidad de respuesta a la creciente demanda de la Renta de Inclusión de Social, a finales de 2013 se han aprobado, tal y como se ha mencionado, una serie de medidas como: - Aumento del límite temporal establecido para la percepción de la Renta, pasando de 24 meses a 30. - Eliminación de este límite temporal en el caso de que las familias perceptoras cuente con algún miembro menor de 16 años. - Las personas menores de 25 años y mayores de 65 años pueden se perceptoras de la Renta en caso de tener a su cargo menores de edad o personas con dependencia o discapacidad mayor del 65%. - Las personas sin residencia legal también podrán percibir la prestación cuando tengan a su cargo menores de 16 años, o si se han visto privadas de residencia legal por la pérdida de su empleo. 33 - Los meses de residencia continuada en Navarra exigibles se reducen de 24 a 22. - Y por último, la cuantía de las personas perceptoras solas se reduce al 85 del SMI (548 Euros) con el fin de disponer de mayor partida presupuestaria para abarcar el incremento de situaciones contempladas. Añadiendo estas situaciones se pretende garantizar una mayor cobertura reduciendo en parte las limitaciones establecidas anteriormente, sin embargo estas medidas no parecen suficientes, si no parches puntales a las reivindicaciones más urgentes. Dadas las circunstancias (las previsiones resultan claramente insuficientes) el número de personas que no entrarán en el sistema público de protección social irá en aumento. Para garantizar una plena cobertura de la demanda actual, sería conveniente considerar un sistema de rentas mínimas garantizadas como el propuesto por CCOO a nivel estatal y que ya hemos anticipado en la introducción al presente informe. Concretamente CCOO propone una Renta Mínima garantizada para todo el Estado con el objetivo de garantizar unos ingresos mínimos de subsistencia y establecer medidas de apoyo a la inclusión sociolaboral dirigidas a los 630.000 hogares españoles en situación de pobreza severa, que carecen de cualquier tipo de ingresos. Esta renta que se establecería como un derecho de carácter subjetivo se extendería a las personas que hoy en día no están incluidas en las distintas prestaciones a nivel autonómico o estatal y se mantendría mientras permanezcan las circunstancias que dieron lugar al reconocimiento del derecho. Se financiaría a través de los Presupuestos Generales de manera complementaria a las Rentas ya desarrolladas por las Comunidades Autónomas. En definitiva supondría una garantía a la cobertura de las necesidades que venimos señalando y un reforzamiento imprescindible del sistema público de protección social. A lo largo del documento se profundizará en esta propuesta. 34 5. Análisis descriptivo del colectivo de personas solicitantes y beneficiarias de RB-RIS registradas en las bases de datos del SNE (paro y contratos) En el presente capítulo se muestran los primeros datos resultantes de la fusión de las tres fuentes de datos, es decir, desempleo, contratos y RB-RIS. Recordemos que se trata de un análisis del periodo comprendido entre enero de 2008 y marzo de 2013, por ello se recopila información tanto de la anterior Renta Básica como de la actual Renta de Inclusión Social. Como venimos insistiendo se trata de la primera vez que se desarrolla un análisis de este tipo utilizando estas tres fuentes de datos, circunstancia que confiere a la investigación de un importante valor añadido, siendo además un claro ejemplo de la potencialidad de las fuentes de información departamentales cara a desarrollar nuevas líneas de investigación con el fin de dotar a las diversas políticas de más sustentos y referentes cuantitativos. 5.1. Evolución (marco cuantitativo) La primera cuestión a resolver es conocer realmente el número de personas vinculadas a la RB-RIS. Como ya hemos explicado las estadísticas oficiales presentan por lo general los datos de beneficiarios desde la perspectiva de la persona solicitante o de las unidades perceptoras, aspecto sin duda importante pero que no contempla todo su alcance. De esta forma el primer gráfico hace referencia a la evolución del número de personas que aparecen registradas en las bases de estas rentas mínimas (RB-RIS) y en este primer caso independientemente de que se trate de solicitudes positivas, es decir, aceptadas o no y de si las personas computan a la hora de determinar las cuantías de las solicitudes. Se trata además tanto de personas solicitantes como relacionadas con esas personas titulares. Estos primeros datos ya ponen de manifiesto el creciente protagonismo que estas rentas están teniendo en la sociedad Navarra. Independientemente del cambio de la normativa que supuso un descenso de las personas vinculadas por la mayor rigidez de los requisitos y no por el descenso de la demanda, lo cierto es que los valores evidencian un grave aumento de las necesidades y problemas derivados de la crisis durante los últimos años. 35 Gráfico 24. Evolución del número de personas vinculadas a las solicitudes de RB o RIS, (independientemente del fallo de la resolución y de si han sido computadas o no). RB 26.000 RIS 24.006 24.000 22.010 22.158 22.000 20.000 18.360 18.000 16.000 14.000 12.000 9.898 10.000 8.000 2008 2009 2010 2011 2012 Fuente: Elaboración propia a partir de los datos extraídos de las bases de registro de la RB-RIS (SIPSS) del Departamento de Políticas Sociales del Gobierno de Navarra. En relación con los dictámenes de las solicitudes conviene incorporar una pequeña exploración de cómo han sido las resoluciones a lo largo de los últimos años. En este caso, como va a suceder hasta el término del documento, volvemos a tomar como referencia de análisis a las personas y no a las solicitudes, sin duda de mayor relevancia sociológica y más acorde a los objetivos de la investigación. El gráfico correspondiente nos permite visualizar que el año en el que el porcentaje de personas con resoluciones únicamente negativas es más alto es precisamente el posterior al cambio de normativa, es decir, 2012, el primer año de la denominada Renta de Inclusión Social. Sin embargo, en el primer trimestre de 2013, últimos datos recopilados, el porcentaje de respuestas negativas se reduce considerablemente. La cuestión a resolver sería determinar si realmente el número de resoluciones negativas desciende porque las personas solicitantes cumplen en mayor medida los requisitos o porque los servicios sociales hacen una primera criba ante la certeza de que las solicitudes no van a ser admitidas o favorables cuando sean valoradas teniendo en cuenta los requisitos de acceso. Por otro lado, independientemente de esa circunstancia, si tenemos en cuenta únicamente el periodo en el que existía la Renta Básica podemos apreciar como fue a partir de 2008 cuando las resoluciones positivas aumentaron en mayor medida. Precisamente el porcentaje de personas vinculadas a resoluciones únicamente negativas se asemeja al de 2012 ya con la entrada de la RIS. No es de extrañar que en términos económicos el gasto se disparase precisamente en los años 2009 y 2010, pasando de 8,8 millones en 2008 a 20,2 en 2009 y a 29,5 millones en 2010. 36 Gráfico 25. Personas vinculadas según tipo de resolución (independientemente si han sido computadas o no). Absolutos y porcentajes. 25.000 4.045 2.198 20.000 1.631 3.953 4.354 5.677 15.859 15.607 14.637 2010 2011 2012 3.402 15.000 10.000 1.844 826 2.270 13.327 5.000 6.802 0 2008 2009 Sólo resolucionespositivas Sólo resolucionesnegativas Ambos tipos de resoluciones 1,07% 100% 8,35% 8,88% 22,93% 18,53% 9,99% 90% 80% 8,32% 16,85% 17,96% 13,00% 25,62% 18,14% 70% 60% 50% 85,94% 40% 68,72% 72,59% 2008 2009 72,05% 30% 65,01% 66,06% 2011 2012 20% 10% 0% Sólo resolucionespositivas 2010 Sólo resolucionesnegativas IT2013 Ambos tipos de resoluciones Fuente: Elaboración propia a partir de los datos extraídos de las bases de registro de la RB-RIS (SIPSS) del Departamento de Políticas Sociales del Gobierno de Navarra. Una vez reflejado el número total de personas vinculadas a estas rentas es momento de estimar el número de personas beneficiarias directamente ya que computan en las solicitudes para el cálculo de los importes correspondientes. Recordemos que en el capítulo anterior y tomando como referencia los datos oficiales presentados por el Departamento de Políticas Sociales, los valores indicaban que el número de unidades perceptoras transcurría desde las 3.100 de 2008 hasta las 8.000 de 2012 pudiendo llegar a las 10.000 en el año 2013. Estos valores reflejan por sí mismos la importancia de estos recursos para hacer frente a parte de las consecuencias de la crisis y de las situaciones de vulnerabilidad y exclusión cada vez más crecientes. Pues bien, más allá de las unidades perceptoras, los datos extraídos de las mismas bases, una vez trabajadas, muestran con mayor claridad si cabe la progresiva repercusión de estas rentas en la Comunidad Foral. Hay que tener en cuenta además que se trata de una estimación de las personas que están imputadas en las solicitudes, es decir, que se contabilizan para su cálculo dejando sin 37 contabilizar otro tipo de relaciones que con toda probabilidad se encuentren también bajo el paraguas de estas rentas, se trataría de las personas beneficiarias de manera indirecta. En términos totales podemos estimar que el número de personas beneficiarias (personas que están vinculadas a las solicitudes positivas) a lo largo de los últimos cinco años, incluyendo menores, alcanza aproximadamente las 36.300 personas. Es decir, algo más de 36.000 personas han sido beneficiarias en Navarra de la RB o RIS en los últimos cinco años y tres meses analizados. Es evidente por tanto la importancia de estos recursos y la transcendencia que tienen los cambios normativos. Sea como fuere y más allá de las distintas cifras es indudable que estos recursos están siendo fundamentales para miles de navarros/as y que a pesar de sus limitaciones, su desbordamiento y sus restricciones, están sirviendo para que la fractura social sea menor que en otros territorios. En ese sentido sería perjudicial para el conjunto de la Comunidad el no seguir apostando por mejorar estas herramientas como estrategia para una mayor cohesión social, aspecto trascendental para el propio desarrollo socioeconómico de Navarra. No son pocos los expertos y organismos que proclaman que la cohesión social es crucial para el futuro de cualquier sociedad. Esta cuestión que vincula la cohesión con el desarrollo desde luego no es nueva pero lo cierto es que parece olvidada o más bien despreciada en según que foros. En ese sentido Navarra tiene que seguir siendo una de las Comunidades de referencia, los resultados forman parte sin duda de la mejor situación comparada pero dadas las circunstancias parece necesario seguir invirtiendo en las personas como elemento clave del desarrollo del territorio. Gráfico 26. Personas vinculadas a las solicitudes que resultan favorables y que además computan en dichas solicitudes. RB 20.000 RIS 18.779 18.000 17.122 15.739 16.000 14.062 14.000 12.000 10.000 8.000 7.132 6.000 2008 2009 2010 2011 2012 Fuente: Elaboración propia a partir de los datos extraídos de las bases de registro de la RB-RIS (SIPSS) del Departamento de Políticas Sociales del Gobierno de Navarra. 38 5.2. Comparativa entre perfiles según el registro en las diferentes bases de datos Una vez conocido el número total aproximado de personas beneficiarias de la RB-RIS en Navarra pasamos a explicar cuál es o ha sido su relación con el desempleo y la contratación regular a lo largo de los últimos años. De la fusión de estas bases se obtienen los siguientes resultados. En primer lugar, el número de personas que aparecen en las bases de desempleo, pudiendo aparecer también en las de contratación, y como beneficiarias computadas en las de RB-RIS alcanza las 18.440 personas. Por su parte, si tenemos en cuenta a las personas que están registradas en las bases de RB-RIS pero que no figuran como desempleadas en el mismo periodo pero que son susceptibles de aparecer ya que su edad está comprendida entre los 16 y los 64 años, la cifra se sitúa en las 6.220 personas. Por lo tanto, aproximadamente un 75% de las personas analizadas que han sido o son beneficiarias aparecen registradas en algún momento como desempleadas mientras que una cuarta parte sólo aparecen en las bases de RB-RIS. Las causas de que aproximadamente un 25% no figuren como desempleadas pueden ser varias, por la propia inactividad, por el aumento de la falta de motivación e interés pasando por la menor disponibilidad para el empleo debido a circunstancias personales y familiares, así como por la influencia de aspectos puramente metodológicos ya que por ejemplo en este caso se incluye a personas menores de 25 años que no siendo solicitantes sí que figuran como beneficiarias pudiendo formar parte, como decíamos, de la población inactiva. Otra cuestión clave a tener en cuenta es que no todas las personas paradas figuran como desempleadas en los Servicios Públicos de Empleo. La desmotivación es creciente y se dan casos en los que tras acabarse las prestaciones y subsidios o en el caso de los jóvenes que buscan su primer empleo, no se encuentran suficientes incentivos para registrarse como desempleados. Además es posible figurar como demandante de empleo pero no como parado, sería el caso de las personas que tienen disponibilidad de empleo limitada o por estar en determinadas acciones de formación. De todas formas, los datos indican que las diferencias en Navarra entre los datos de desempleo de la EPA y paro registrado del SNE son significativamente menores en términos relativos que en el conjunto del Estado. Según los datos extraídos de la EPA, en la Comunidad Foral aproximadamente el 91% de las personas desempleadas estarían inscritas como demandantes mientras que en el conjunto del país la 39 proporción se reduce al 85%, otra cuestión, tal y como se ha explicado, es que figuren como desempleadas. En definitiva, somos conscientes de las limitaciones que supone trabajar con los datos referentes al paro registrado pero la mayoritaria proporción que supone el registro en el desempleo y el hecho de que no se trate de estimaciones (en Comunidades relativamente pequeñas como es el caso se pueden producir problemas de representatividad de la EPA al desagregar la información) hacen que la investigación siga teniendo un valor destacado. Retomando las principales magnitudes, si tenemos en cuenta el número de personas que en algún momento del periodo analizado han sido registradas alguna vez como desempleadas, la proporción que representan esas 18.440 personas beneficiarias de RB-RIS se reduce hasta el 10%. Es decir, del total de personas que han sido alguna vez desempleadas en los cinco años y tres meses estudiados, el 10% ha sido beneficiarias de RB-RIS. Tabla 1. Principales magnitudes analizadas (periodo 2008-IT2013). Personas beneficiarias de RB-RIS que figuran en las bases del SNE (desempleo) Personas beneficiarias de entre 16 a 64 años que podrían ser susceptibles de aparecer como desempleadas pero que no aparecen registradas Total de personas beneficiarias RB-RIS analizadas Personas beneficiarias de RB-RIS que figuran en las bases del SNE (desempleo) Personas desempleadas que figuran en las bases de datos del SNE (desempleo) pero que no aparecen en las bases de RB-RIS Total de personas desempleadas en el periodo analizado7 Abs. % 18.440 74,78 6.220 25,22 24.660 100 Abs. % 18.440 10,14 163.464 89,86 181.904 100 Fuente: Elaboración propia a partir de los datos extraídos de las bases de registro de la RB-RIS (SIPSS) del Departamento de Políticas Sociales y las bases de desempleo y contratación del SNE. Esta primera distribución es la referencia para el desarrollo del análisis que presentamos a continuación. Se trata de un primer análisis comparativo de estos grupos a través del cual pretendemos detectar las diferencias más significativas entre las personas que los conforman. Pero antes de presentar los principales resultados es necesario añadir un pequeño apunte de cómo se va a mostrar la información y qué se va a destacar. Tanto la forma de llevar a cabo el análisis comparado de los distintos grupos como la de incorporar las tablas resultantes ha seguido el mismo criterio. Así, la información se presenta teniendo en cuenta primero los datos provenientes de las bases de desempleo, posteriormente la información extraída de las bases de contratación y por último la relativa a las bases de RB- 7 Se trata de personas que a lo largo de los cinco años y tres meses analizados han sido en algún momento registradas como desempleadas. 40 RIS. Lógicamente en cada caso el grupo comparado varía dependiendo del tipo de registro (dependiendo de si aparecen en las distintas bases, desempleo, contratos y RB-RIS). Perfiles o grupos comparados según las distintas bases de datos Desempleo Contratos RB-RIS Personas que figuran en las bases de desempleo y RB-RIS Personas que figuran en las bases de desempleo, contratos y RB-RIS Personas que figuran en las bases de desempleo y RB-RIS Desempleados/as que únicamente figuran en las bases de paro Desempleados/as que únicamente figuran en las bases de paro y contratos Personas que únicamente figuran en las bases de RB-RIS Dicho esto, pasamos a describir los principales resultados obtenidos de la primera comparativa. Respecto a la información derivada de las bases de desempleo y según la variable sexo, podemos apreciar como la distribución es similar en ambos grupos (personas que figuran como paradas y beneficiarias de RB-RIS y personas que sólo aparecen como paradas). En anteriores investigaciones ya hemos mencionado lo que podríamos identificar como igualdad a la baja respecto al desempleo. Con la crisis la situación de los hombres ha empeorado significativamente pero la de las mujeres no ha mejorado. En cuanto a la edad, las distribuciones tampoco revisten grandes diferencias aunque se podría apuntar en primer término la mayor presencia de los jóvenes en el caso de las personas desempleadas que no figuran en las bases de RB-RIS (18,5%). En este sentido hay que tener en cuenta la influencia de la propia normativa de estas rentas, destinadas, salvo en casos excepcionales, a personas de entre 25 y 65 años. El hecho de que un porcentaje de alrededor del 13% aparezca en el primer grupo responde a esas excepciones pero sobre todo al hecho de que cuado esas personas aparecen registradas la última vez como paradas tienen menos de 25 años y es posteriormente cuando son beneficiarios de alguna RB o RIS, la mayor parte con más de 25 años. En segundo lugar podemos mencionar la mayor presencia de personas de entre 36 y 45 años en el caso del primer grupo (paro, RB-RIS) con un 31,8% frente al 24,5% del segundo grupo (sólo paro). La diferencia no es excesiva pero denota un perfil algo más maduro en cuanto a la edad cuando se trata de personas beneficiarias de estas rentas. En ese sentido la crisis ha hecho que los intervalos intermedios hayan aumentado su protagonismo como solicitantes. Una de las diferencias más significativas es la que tiene que ver con el nivel de estudios. De hecho la perspectiva educativa es una de las cuestiones fundamentales a tener en cuenta. Es evidente que se trata de uno de los aspectos más diferenciadores. Resulta sintomático que casi nueve de cada diez personas (89,7%) que figuran en ambas bases (paro 41 y RB-RIS) cuenten únicamente con estudios básicos frente al tampoco desdeñable pero sí claramente menor 62,7% del segundo grupo (desempleados/as que únicamente figuran en las bases de paro). En este segundo grupo el 14,2% tienen estudios universitarios y el 15,7% de FP, tanto de grado medio como superior. Los porcentajes en el grupo de beneficiarios/as de RB-RIS son el 1,4% y 5,1% respectivamente. Es evidente que el nivel formativo no es una salvaguarda infranqueable para el paro pero no es menos cierto que a mejor formación menor desempleo y menor vulnerabilidad y exclusión. Por tanto es necesario invertir en educación y formación como vía de mejora no solo del ámbito económico sino también social. La educación es uno de los principales medios disponibles para promover un desarrollo humano más profundo y armonioso, para hacer retroceder la pobreza, la exclusión, la ignorancia, la opresión (Delors, 1996). Respecto a la nacionalidad también se dan importantes diferencias, en el primer grupo el peso de la población con nacionalidad española es claramente inferior (55,4%) consecuencia de la mayor proporción de población inmigrante en la RB-RIS. Entre todos los colectivos destaca el magrebí con el 16,1%. En el segundo grupo, sólo desempleo, el peso de la nacionalidad española alcanza el 74,7%. En relación con esta variable debemos insistir en que sería necesario introducir en las bases del SNE alguna variable que identificase el lugar de origen y no sólo la nacionalidad para de esta forma poder desarrollar estudios más completos y reales del colectivo inmigrante tal y como puede hacerse con la información del Departamento de Políticas Sociales. Dada la maduración del proceso migratorio se ha producido un incremento lógico de nacionalizaciones españolas y por tanto es conveniente poder contar con variables de este tipo que lo contemplen. Podemos comprobar en las bases de RB-RIS a través de la variable que hace referencia al colectivo que efectivamente se dan casos en los que la nacionalidad es española siendo el colectivo registrado como inmigrante. Independientemente de aspectos teóricos y prácticos respecto a la pregunta de hasta cuándo una persona es inmigrante o deja de serlo, es necesario contar con este tipo de variables para precisamente poder analizar las posibles diferencias, por ejemplo, respecto a un elemento de sustancial importancia para la integración como es el empleo. Así, en el caso de las bases de paro y contratos no podemos saber quiénes son de origen extranjero, sin embargo, la fusión realizada para esta investigación ha permitido aproximarnos a esa realidad. Si se cree interesante se podría realizar un análisis específico centrado en el colectivo de personas extranjeras distinguiendo las nacionalizadas y las que no lo son para poder comparar sus características y sus transiciones. En cuanto a la discapacidad registrada hay que advertir que la información debe tomarse con cierta cautela ya que no se analiza al conjunto de la población desempleada con discapacidad sino al colectivo de desempleados/as que figuran en las bases de datos como 42 personas discapacitadas. Es decir, hay desempleados/as registrados cuya discapacidad no es manifiesta y que no la declaran por diversas razones, una de ellas la relacionada con su percepción de la incidencia negativa en el grado de empleabilidad. Es por ello por lo que se ha advertido que los resultados no tienen porque ser representativos del conjunto del colectivo de personas desempleadas con discapacidad. Una vez matizado este asunto y tras analizar los datos resultantes hay que decir que no se dan grandes diferencias entre los grupos. Sin embargo, como veremos posteriormente la incidencia de la discapacidad sí que parece manifiesta cuando se ha analizado la información derivada de las bases de RB-RIS. En este caso la proporción de personas con alguna discapacidad es mayor. Por otro lado, la distribución por zonificación presenta porcentajes similares pudiéndose destacar el mayor peso de la zona sur de la Comunidad (Ribera Alta y Tudela) en el grupo de desempleados/as beneficiarios de RB-RIS. Este leve mayor peso puede estar influenciado por diversos hechos como la mayor incidencia del paro de larga duración y la mayor presencia en la zona de la Ribera de colectivos más afectados por las consecuencias de la crisis como es el colectivo magrebí relacionado a su vez con la mayor presencia del sector de la construcción, uno de los sectores de actividad más perjudicados. También se han creado dos variables que reflejan tanto el cambio de municipio de registro de desempleo como el cambio de zona. El hecho es que parece darse una mayor movilidad en el colectivo de personas que han sido o son beneficiarias de RB-RIS. En el caso del cambio de municipio el porcentaje es del 16,5% frente al 5,5% del segundo grupo (no beneficiarios). En cuanto a la zona, lógicamente el cambio es menor ya que se trata de áreas más extensas pero también queda reflejado ese mayor movimiento entre las personas beneficiarias. Una cuestión que favorece sin duda esa mayor movilidad es la incidencia del tipo de régimen de tenencia de la vivienda. Como veremos posteriormente en el 64% de los casos de este primer grupo el régimen de tenencia es el alquiler o el realquiler. Por su parte, la ocupación demandada se corresponde tanto a la experiencia laboral como al nivel formativo. En el primer grupo casi seis de cada diez personas (59,2%) demandan ocupaciones elementales y casi el restante, es decir, cuatro de cada diez (37,2%), ocupaciones cualificadas. En el segundo grupo, sólo paro, la distribución resulta algo más equilibrada, 35,2% solicita ocupaciones elementales, el 42,8% cualificadas y el 21,4% técnicas. En cuanto al último sector de actividad, las diferencias grupales más destacadas son el mayor peso de la industria cuando se trata de desempleados/as no beneficiarios/as de RBRIS y el menor peso de la agricultura y del colectivo de personas sin empleo anterior. Por tanto, en estos dos casos (sector agrícola y sin empleo anterior) el protagonismo es mayor cuando se trata de personas beneficiarias de RB-RIS. 43 Otro de los aspectos clave es el tiempo en desempleo. En anteriores investigaciones hemos demostrado empíricamente que a mayor tiempo en paro menor probabilidad de encontrar un empleo y por tanto, en relación con el objeto de estudio más probabilidad de necesitar otro tipo de recursos como las rentas mínimas. Los datos de la tabla reflejan como en el caso de las personas beneficiarias de RB-RIS el 15% llevan más de 2 años en desempleo frente al 7,7% del segundo grupo. Respecto a esa variable todavía resulta más evidente la correlación si tenemos en cuenta el paso por el paro de larga duración en el conjunto del periodo. Un 56% de las personas que conforman el primer grupo han sido paradas de larga duración en algún momento a lo largo del periodo mientras que en el segundo grupo el porcentaje aunque también elevado es del 30%. La diferencia asciende a los 26 puntos. Además hay que tener en cuenta que se trata de parte del colectivo de beneficiarios y no del total, es decir, aquellas personas que aparecen registradas como demandantes de empleo (como se ha señalado suponen aproximadamente el 75% del total de beneficiarios susceptibles de aparecer como desempleados registrados). Según estos datos parece lógico pensar que ante la falta continuada de empleo y el incremento del desempleo de larga duración, la demanda de la RIS seguirá en aumento. Es cierto, en términos positivos, que la sangría de la destrucción de empleo parece que se ha ralentizado pero también es indudable que la realidad socioeconómica sigue siendo muy complicada ya que no se está generando el suficiente empleo para ocupar a las miles de personas desempleadas. Una cosa es destruir empleo y otra el generarlo. La dilatación en el tiempo del paro está provocando un incremento notable de situaciones de vulnerabilidad y exclusión a pesar de que Navarra sigue encontrándose en una mejor situación comparada. Este hecho puede suponer una mayor fractura social circunstancia que lastraría también a Navarra en el corto y medio plazo. Según las distintas previsiones lo cierto es que tampoco parece que se vaya a producir un definitivo cambio de tendencia. Las propias estimaciones del Gobierno estatal sitúan la tasa de desempleo para 2014 en el 26% y un crecimiento económico estimado tanto para España como para Navarra de aproximadamente un 0,7%, incremento que aún siendo positivo resulta a todas luces insuficiente. Una cuestión es abandonar los valores macroeconómicos que sitúan a la economía estatal y Navarra en la recesión y otra muy distinta que se vaya a generar el empleo de manera continuada e intensa. Por último, otro aspecto importante relacionado con lo anterior y que explica la razón por la que recurrir a este tipo de recursos por parte de cada vez más personas es la cobertura de las prestaciones por desempleo. Un 73% de las personas beneficiarias que aparecen registradas como desempleadas no tuvieron prestación por desempleo en el último registro como paradas. En el segundo grupo el porcentaje se reduce hasta el 55%, hecho que también explica la creciente llegada de solicitantes de RB-RIS en los últimos años. Hay que tener en cuenta que este porcentaje de no cobertura es superior al oficial que ronda el 40% ya 44 que se ha tomado como referencia al conjunto de la población desempleada no utilizándose la metodología oficial para elaborar la tasa de cobertura8. Aún así la comparativa da buena muestra de las diferencias entre los dos grupos analizados. Recordemos lo que se explicaba en el anterior capítulo. El sistema de protección por desempleo ha resultado claramente insuficiente para hacer frente a situaciones de paro tan numeroso y prolongado. El sistema de subsidios no está pensado para la lucha contra la pobreza y/o la exclusión; las personas que no han llegado a tener empleo o este ha sido muy precario, se ven todavía más perjudicadas. Tabla 2. Comparativa entre diversos grupos (variables procedentes de las bases de desempleo). Sexo Personas que figuran en las bases de desempleo y RB-RIS Desempleados/as que únicamente figuran en las bases de paro Hombres 52,62 52,13 Mujeres 47,38 47,87 Total Intervalos de edad 100 100 De 16 a 25 años 12,80 18,48 De 26 a 35 años 28,83 31,36 De 36 a 45 años 31,78 24,50 De 46 a 55 años 18,52 15,18 Más de 55 años 8,07 10,48 Total 100 100 Sin estudios/Básicos Nivel de estudios máximo (base desempleo) 89,72 62,74 Medios Bachiller 3,8 7,32 FP GM 3,5 7,74 FP GS 1,6 7,94 14,25 Universitarios 1,4 Total 100 100 UE15 2,19 2,98 UE27 5,33 2,28 Resto Europa 4,88 2,93 Magreb Nacionalidad 16,12 5,13 Resto de África 3,98 1,33 América del Norte 0,01 0,03 Centroamérica y Caribe 1,37 1,03 Sudamérica Oriente, Asia y Oceanía Apátridas España Total 10,50 9,29 0,20 0,28 0,01 0,02 55,43 74,70 100 100 8 Tasa de cobertura= Total de personas beneficiarias de prestaciones por desempleo Paro registrado con experiencia laboral + Benef. Subsidios de eventuales agrarios 45 Discapacidad declarada Personas que figuran en las bases de desempleo y RB-RIS Desempleados/as que únicamente figuran en las bases de paro Sin discapacidad declarada 97,21 98,82 Con discapacidad declarada 2,79 1,18 Total 100 100 Noreste 4,31 7,3 Pirineo 0,98 1,7 57,40 56,8 Tierra Estella 4,33 5,4 Navarra Media Oriental 4,03 4,3 Ribera Alta 11,25 8,4 Tudela 17,70 16,2 100 100,0 No 83,44 94,53 Sí 16,56 5,47 100 100 No 93,41 97,66 Sí 6,59 2,34 Total 100 100 Ocupaciones elementales 59,21 35,23 Ocupaciones cualificadas 37,17 42,78 Ocupaciones técnicas 3,57 21,36 Dirección Gerencia 0,04 0,64 Total 100 100 Agricultura 9,58 3,81 Industria 10,67 17,89 Construcción 11,33 12,90 Servicios 57,66 59,77 Sin empleo anterior 10,76 5,63 100 100 <=6 meses 52,01 66,67 >6 <=12 meses 16,74 14,37 >1 <=2 años 16,27 11,20 >2 <=3 años 7,78 3,79 >3 <=4 años 3,64 1,36 >4 años 3,56 2,61 Total 100 100 44,12 70,20 3,15 2,99 52,74 26,81 Pamplona Zonificación Total Movilidad municipio residencia (primer registro paro y último) Movilidad zona de residencia Ocupación demandada Sector de actividad anterior al desempleo Total Total Tiempo en desempleo (último registro paro) Nunca PLD Desempleo Larga Duración Sólo una vez Dos o más veces Total Prestación por desempleo (último registro paro) 100 100 No recibe prestación 73,36 55,3 Sí recibe prestación 26,64 44,7 100 100,0 Total Fuente: Elaboración propia a partir de los datos extraídos de las bases de registro de la RB-RIS (SIPSS) del Departamento de Políticas Sociales y las bases de desempleo y contratación del SNE. 46 Se describe a continuación cuáles son las principales diferencias intergrupales esta vez desde la perspectiva de la posible contratación. Para empezar es preciso reflejar la presencia de la contratación en cada grupo. De esta forma un 38% de las personas que aparecen en las bases de registro del paro y en las de RB-RIS no han tenido ningún contrato en todo el periodo. El porcentaje disminuye ligeramente cuando se trata de los desempleados/as que no han sido beneficiarios/as de RB-RIS (35,7%). Analizando el número de contratos podemos entrever un ligero mayor dinamismo laboral en el segundo grupo aunque como decimos las diferencias no resultan llamativas. La siguiente información está relacionada con las variables procedentes de las propias bases de contratos, es decir, relativa a las personas que han tenido algún contrato. Uno de los aspectos que queda reflejado en las distribuciones y en relación con lo explicado con anterioridad es la más que probable incidencia de la precariedad laboral en el aumento de la probabilidad de ser beneficiario de rentas mínimas, explicada o entendida entre otras cuestiones por la mayor inestabilidad del empleo. Como decíamos, se ha dado un proceso de erosión de las condiciones de trabajo unido al aumento incontrolable del desempleo lo que ha supuesto un incremento del porcentaje de personas en el umbral de la pobreza. Situaciones de empleo precario en convivencia con el desempleo que hace que las situaciones de necesidad y vulnerabilidad aumenten. En este caso se puede comprobar teniendo en cuenta las tipologías de los contratos así como el tipo de jornada que en los casos donde se produce contratación ésta es más inestable en el grupo de personas desempleadas que han sido beneficiarias de RB-RIS. Se trata de uno de los aspectos más diferenciadores. Por ejemplo, en el primer grupo, la presencia de contratos temporales es mayoritaria, un 92% de las personas que aparecen en las tres bases de datos (paro, contratos y RB-RIS) han tenido como último contrato registrado uno temporal. La proporción en el segundo grupo, es decir desempleados que han tenido algún contrato pero no han sido beneficiarios de RB-RIS, se reduce hasta el 77,2%. Si tenemos en cuenta el tiempo de trabajo y el tipo de jornada podemos observar como las tipologías de tiempo y de jornada parcial son mayores también en el primer caso. En definitiva, mayor inestabilidad laboral, menor tiempo de trabajo y menor retribución que en según que casos y circunstancias familiares resultan insuficientes para afrontar de manera equilibrada las necesidades básicas de un hogar. En cuanto a la variable sexo, teniendo en cuenta que se trata de la información relativa a los contratos efectuados en el periodo analizado, parece ser que cuando se han dado circunstancias de paro y contratación, los hombres tienen mayor protagonismo siendo la proporción todavía mayor en el caso de personas beneficiarias de RB-RIS que han sido registradas como paradas y que han tenido algún contrato (56,7% de las personas con algún contrato han sido hombres frente al 43,3% de mujeres). 47 En cuanto a la edad, nuevamente la normativa que rige estas rentas influye lógicamente en las distribuciones. De esta forma, en el segundo grupo la presencia de jóvenes con algún contrato es superior al porcentaje del primer grupo (21,8% frente al 14%). Por el contrario, los intervalos intermedios (26-35 años, 36-45 y 46-55 años) tienen un mayor peso cuando se dan situaciones de RB-RIS. Por otra parte, de nuevo el nivel de estudios es una de las variables que representan una mayor diferenciación intergrupal. En el primer colectivo, personas que figuran en las tres bases de datos, el nivel de estudios es básico en el 65% de los casos. Si comparamos esta proporción con la de las personas que aparecen en las bases de paro y RB-RIS de la anterior tabla, resulta destacado el descenso del protagonismo de este nivel. Dicho de otro modo, cuando una persona además de ser registrada como parada y ser beneficiaria de RB-RIS en algún momento ha tenido algún contrato, el nivel de estudios mejora. Es cierto que los niveles básicos siguen siendo mayoritarios pero resulta significativo que en el caso de ese primer grupo, el nivel medio suponga el 19,7% y los estudios de FP de Grado Medio el 8,9%. En comparación con el segundo grupo, no beneficiarios de RB-RIS, los niveles básicos tienen todavía un menor peso (42,6%) mientras que los estudios profesionales, sobre todo superiores (FP y universitarios) tienen mayor presencia. Entre otras razones este hecho está relacionado precisamente con el mejor nivel medio de estudios entre la población desempleada no beneficiaria de RB-RIS unido a la mayor presencia de jóvenes en el segundo grupo, un colectivo que en términos generales posee un nivel medio de estudios más elevado. Respecto a la nacionalidad, el hecho de que la población extranjera tenga una mayor presencia en el colectivo de personas beneficiarias de rentas mínimas hace que su peso porcentual en el primer grupo sea también superior. En este caso el 43,5% de las personas que conforman ese primer grupo son extranjeras mientras que en el segundo grupo el porcentaje se reduce hasta el 24,2%. Otra cuestión diferente y que resulta de obligada consideración es conocer el impacto de la contratación desde un punto de vista específico de cada colectivo, es decir, teniendo en cuenta ambos grupos por separado (autóctonos e inmigrantes). Podemos estimar que en el caso del colectivo inmigrante que ha sido en algún momento beneficiario de RB-RIS, únicamente cuatro de cada diez personas han tenido algún contrato en el periodo (exactamente un 42%). En el caso de la población autóctona, aún incluyendo al colectivo gitano, colectivo con especiales dificultades de empleo, el porcentaje se incrementa hasta el 55%, es decir, trece puntos por encima. Conviene recordar además que se trata en todos los casos de personas que en algún momento han sido beneficiarias de RB-RIS. Así pues desde la perspectiva de la contratación también podemos corroborar la todavía mayor dificultad de la población inmigrante. De esta forma, teniendo en cuenta el mayor impacto del desempleo, la menor generación de derechos a prestaciones y subsidios tanto en términos 48 económicos como de duración por las características de sus empleos (más inestables, menos cualificados, etc.), la menor contratación, además de otro aspecto sustancial como la menor disponibilidad de un elemento de amortiguación que está resultando clave como es el apoyo de la red familiar, resulta lógico el aumento de las demandas de rentas mínimas por parte del colectivo inmigrante. En cuanto a la distribución geográfica del centro de trabajo podemos destacar, aunque los valores de cada grupo no distan demasiado, que el lógico protagonismo de la comarca de Pamplona es algo menor cuando se trata de personas beneficiaras de RB-RIS que han tenido algún contrato. Esa pérdida de protagonismo la gana la zona de la Ribera, en especial la Ribera Alta. Esta circunstancia se produce no por la mayor contratación en estas zonas del sur de Navarra sino más bien por la mayor proporción de personas que figuran como desempleadas y beneficiarias. Como en el caso de la población inmigrante se ha realizado un pequeño análisis específico al respecto que ha reflejado que efectivamente existen ciertas diferencias entre las diversas zonas. Por ejemplo, si tenemos en cuenta el número total de personas que a lo largo del periodo han sido alguna vez desempleadas y de ellas cuántas han sido beneficiarias de RB-RIS, la proporción resultante para Pamplona es del 10,23%, en Tudela del 11% y en la Ribera Alta del 13,1%. En el extremo contrario se encuentra la zona pirenaica con el 6,2%, zona en donde la proporción de beneficiarios/as desempleados respecto al total de las personas desempleadas es menor. Estos datos están correlacionados con la presencia del paro de cada zona, es decir, con la incidencia del desempleo. En aquellas zonas donde el impacto de la crisis en forma de desempleo ha sido mayor la presencia relativa de beneficiarios/as de RB-RIS aumenta, es el caso de la zona sur de la Comunidad Foral. La ocupación es otro claro elemento de divergencia, está relacionada con el nivel formativo, la experiencia laboral y lógicamente con la demanda ocupacional. En el primer grupo el 60,7% de las personas han tenido una ocupación elemental y un 36,5% cualificada. En el segundo grupo, personas desempleadas que han tenido algún contrato y que no han sido en ningún momento beneficiarias de RB-RIS, el peso de las ocupaciones elementales se reduce hasta el 35,5% aumentando el protagonismo de las ocupaciones cualificadas (49,1%) e incluso técnicas (15%). Por último, respecto a la información del sector de actividad del último contrato, destaca levemente el mayor peso de la agricultura y los servicios en el primer grupo teniendo algo más de presencia el sector de la construcción y la industria en el segundo. Hay que señalar que estos dos sectores presentan a priori unos mejores niveles de calidad del empleo. Volvemos a insistir en que el grado de precariedad laboral incide también en unos casos en la permanencia y en otros en el aumento de las situaciones de vulnerabilidad y riesgo de pobreza. No es de extrañar que los sectores en los que se dan ciertas ramas de actividad con peores condiciones sean los que tengan un mayor peso cuando nos referimos a personas que en algún momento han sido beneficiarias de estas rentas mínimas. 49 Tabla 3. Comparativa entre diversos grupos (variables procedentes de las bases de contratación). Personas que han tenido algún contrato en el periodo. Número de contratos en el periodo Modalidad A último contrato Personas que figuran en las bases de desempleo, contratos y RB-RIS Desempleados/as que únicamente figuran en las bases de paro y contratos Ningún contrato 38,09 35,75 Un contrato 16,22 15,28 De 2 a 5 contratos 29,38 28,63 De 6 a 10 contratos 9,40 10,86 9,48 Más de 10 contratos 6,91 Total 100 100 Indefinido 8,26 22,79 Temporal 91,74 77,21 Total 100 100 Indefinido tiempo completo 3,57 15,89 Indefinido tiempo parcial Modalidad B último contrato 4,69 6,90 Temporal tiempo completo 58,78 53,28 Temporal tiempo parcial 31,39 22,13 Formativos 1,58 1,81 Total 100 100 Indefinido tiempo completo 2,05 8,72 Indefinido tiempo parcial Modalidad C último contrato Tipo de jornada último contrato 3,14 4,43 Temporal tiempo completo 58,78 53,28 Temporal tiempo parcial 31,39 22,13 Conversión tiempo completo 1,52 7,17 Conversión tiempo parcial 1,54 2,47 Formativos 1,58 1,81 Total 100 100,0 Completa 63,91 70,84 Parcial 36,09 29,16 Total Sexo 100 100 Hombres 56,67 53,38 Mujeres 43,33 46,62 Total Intervalos de edad último contrato 100 100 De 16 a 25 años 13,99 21,83 De 26 a 35 años 32,76 36,08 De 36 a 45 años 33,47 24,68 De 46 a 55 años 15,83 13,73 Más de 55 años 3,96 3,68 Total Nivel de estudios máx. (base contratos) 100 100 Sin estudios/Básicos 65,15 42,62 Medios Bachiller 19,74 18,93 FP GM 8,90 12,60 FP GS 3,41 9,57 Universitarios 2,80 16,28 Total 100 100 50 Personas que figuran en las bases de desempleo, contratos y RB-RIS Desempleados/as que únicamente figuran en las bases de paro y contratos UE15 1,90 2,48 UE27 3,58 2,11 Resto Europa 4,81 3,03 Magreb Nacionalidad 15,55 4,58 Resto de África 4,30 1,19 América del Norte 0,01 0,02 Centroamérica y Caribe 1,38 0,99 11,81 9,60 Sudamérica Oriente, Asia y Oceanía 0,20 0,22 Apátridas 0,02 0,02 56,44 75,75 100 100 España Total Noreste 5,24 6,41 Pirineo 1,23 1,84 55,71 59,35 4,38 4,71 Pamplona Zonif. Centro de trabajo último contrato Tierra Estella Navarra Media Oriental 5,43 4,44 Ribera Alta 12,37 8,87 Tudela 15,63 14,37 Total Ocupación último contrato Sector de actividad último contrato 100 100 Ocupaciones elementales 60,67 35,42 Ocupaciones cualificadas 36,45 49,14 Ocupaciones técnicas 2,79 15,00 Dirección Gerencia 0,09 0,44 Total 100 100 Agricultura 9,65 4,19 Industria 9,86 17,50 Construcción 10,90 11,70 Servicios 69,58 66,60 100 100 Total Fuente: Elaboración propia a partir de los datos extraídos de las bases de registro de la RB-RIS (SIPSS) del Departamento de Políticas Sociales y las bases de desempleo y contratación del SNE. 51 Esta primera comparativa concluye con la información obtenida de las propias bases de datos de la RB-RIS una vez fusionadas. En este caso el segundo grupo es el conformado por las personas que únicamente aparecen como beneficiarias en estas bases y por tanto no figuran en las de desempleo aún siendo susceptibles de aparecer ya que tienen edades comprendidas entre los 16 y los 64 años. En primer lugar, nos parecía interesante conocer el porcentaje de personas que en ambos grupos eran beneficiarias de larga duración en los dos últimos años9. Los resultados obtenidos no demuestran grandes diferencias entre los grupos aunque podemos comprobar como la proporción relativa a la duración prolongada es algo mayor en el primer grupo (beneficiarios que aparecen como desempleados). Este hecho suscitó otro interrogante que se intentó resolver a través de la información recopilada. La cuestión era conocer la incidencia o peso de los acuerdos sociolaborales en cuanto a la obligatoriedad de registrarse como demandantes oficiales en las oficinas públicas de empleo. En principio sería más lógico pensar que aquellos perfiles con un mayor grado de empleabilidad tuviesen un mayor compromiso a la hora de por lo menos figurar como desempleados, requisito necesario también para poder acceder a otro tipo de acciones como las formativas. Partiendo del hecho de que la información recogida no está categorizada de manera homogénea en las bases de datos originales, aspecto que habría que mejorar, sí que se vislumbra una diferencia entre los dos grupos en cuanto a la proporción en la que aparece ese compromiso de registro y su mantenimiento en el tiempo (sellado de la tarjeta) aún siendo destacado en los dos casos. Esta circunstancia está relacionada con lo que se reflejará posteriormente, la problemática en cuanto a la inserción social tiene mayor presencia en el caso de las personas beneficiarias que no aparecen registradas como desempleadas. Es cierto que se produce una confluencia de problemas pero cuando por parte de los servicios sociales se establece cuál es el principal problema, las dificultades de inserción social suponen una mayor proporción en el segundo grupo (sólo RB-RIS). En cuanto a las características personales, en este caso respecto a la distribución por sexo, se produce un permuta de porcentajes entre los dos grupos. En el primero, es decir, en el que aparecen registradas también como desempleados/as, la presencia masculina es mayor (52,5%). Por el contrario, en el segundo grupo, personas que figuran únicamente como beneficiarias de RB-RIS, es superior la proporción de mujeres (52,3% frente al 47,7%). Este hecho está relacionado con la denominada feminización de la pobreza. Según nuestros propios datos, a pesar de que el impacto de la crisis ha hecho que se produzca una cierta igualdad a la baja ya que ha aumentado significativamente el paro entre la población masculina y no ha 9 Para la elaboración de este indicador se ha utilizado la metodología de Eurostat a partir de la cual se establece que un perceptor/a es de larga duración cuando ha sido beneficiario/a en el año y en al menos dos de los tres anteriores. 52 disminuido entre las mujeres, lo cierto es que la presencia de mujeres en los grupos en peor situación es mayor como por ejemplo en los que se da una mayor estancia como beneficiarias de RB-RIS o no se da ninguna contratación. A continuación presentamos la distribución de los dos grupos teniendo en cuenta por un lado la edad y por otro el nivel de estudios. Pero antes de reflejar las principales diferencias conviene incorporar un breve apunte. En el caso de estas dos variables se han detectado ciertos desajustes en cuanto a su registro. Respecto a la edad, aparecen registros que no se corresponden con la realidad, parece ser que en algunos casos ha quedado registrada de manera errónea la fecha de nacimiento, en concreto el año. Por tanto se ha tenido que depurar la información cuando ha sido posible utilizando la información de las otras bases de datos. Respecto a la variable nivel de estudios los problemas principales en cuanto a la información registrada han sido la falta de información y la aparente menor fiabilidad de los datos ya que se da cierta discordancia con las otras fuentes. Así, en el caso de la población beneficiaria sólo contamos con el 22% de la información, además si comparamos su distribución con los datos procedentes por ejemplo de las bases de desempleo la discordancia es clara. Como comprobaremos a continuación el peso de los niveles de estudios básicos es significativamente menor en las bases de la RB-RIS. Partiendo del hecho de que se pueden producir algunos sesgos, las diferencias más reseñables entre los dos grupos son las siguientes. En cuanto a la edad, los intervalos intermedios (36-45 años y 46-55 años) suponen el 49% del primer grupo (desempleo y RBRIS) mientras que en el segundo (sólo RB-RIS) el porcentaje se reduce al 28%. En este segundo grupo sobresalen las edades de hasta 35 años con aproximadamente el 60% de los casos. Respecto al nivel de estudios, insistimos en que la información recogida puede tener problemas de representatividad y veracidad, resulta significativo que los niveles básicos supongan un mayor porcentaje en el primero de los grupos (59% frente al 53% del segundo) y que en el segundo grupo los estudios universitarios alcancen el 11,5% frente al 7,2%. Por el contrario, los datos relativos a las situaciones de discapacidad parecen tener mayor representatividad. Recordemos que cuando la discapacidad no es manifiesta su registro en las bases de desempleo depende de que la persona demandante la declare y en algunos casos pensando que puede ser un hándicap para su posible contratación rehúsa hacerlo. Sin embargo, cuando se trata de la solicitud de subsidios o ayudas como sucede en la RB-RIS, la discapacidad se declara en mayor medida. No es extraño por tanto que en ambos grupos el porcentaje de personas con alguna discapacidad que han sido beneficiarias de RB-RIS aumente. Por ejemplo, si tenemos en cuenta ese primer grupo las situaciones de discapacidad, 53 información procedente de las bases de RB-RIS, suponen el 9,6% de los casos. En ese mismo grupo, teniendo en cuenta la información procedente de las bases de desempleo, las personas que figuran con discapacidad representan el 2,8%, es decir, casi siete puntos de diferencia. Por su parte, en el caso del segundo grupo, las personas con discapacidad suponen el 8,1%. En cuanto a la distribución geográfica, se puede destacar el mayor peso porcentual de la Comarca de Pamplona cuando se trata de personas beneficiarias que aparecen como desempleadas (un 57,2% frente al 53,3%) y la mayor proporción que representa la zona sur cuando se trata de beneficiarios/as que no figuran en las bases de desempleo (15,4% Ribera Alta, 19,9% Tudela frente al 11,2% y 17,7% respectivamente). Por otra parte si tenemos en cuenta el estado civil, se observan algunas diferencias. La más notable es la que se refiere al peso que representan las personas solteras. La diferencia entre los porcentajes es de diez puntos. De esta forma, del total de personas beneficiarias que aparecen como desempleadas el 42,7% son solteras mientras que cuando no se figura como desempleado/a el porcentaje se eleva hasta el 52,3%. Por su parte, en el primer grupo se da una mayor presencia porcentual de casados/as y divorciados/as. Una de las variables más interesantes ya que aporta una información que a través de las bases de desempleo y contratos no se puede obtener ya que no figura es la que hace referencia al colectivo beneficiario. Esta vez teniendo en cuenta el origen y no la nacionalidad se ha comprobado en términos generales cómo efectivamente la presencia de personas inmigrantes es mayor cuando se trata de beneficiarios/as de RB-RIS que cuando se trata únicamente de situaciones de desempleo. Sin embargo, dentro del propio colectivo de personas beneficiarias existen diferencias importantes si tenemos en cuenta su posible registro como desempleados/as. En el primer grupo (personas beneficiarias que figuran como desempleadas), la proporción que supone la población que podríamos denominar como autóctona, sin incluir al colectivo de etnia gitana, es superior al del segundo grupo (sólo personas beneficiarias) en casi 15 puntos (33,4% frente al 18,6%). Ese menor porcentaje está lógicamente relacionado con el mayor peso de la población inmigrante en el segundo grupo destacando el colectivo de personas procedentes de Latinoamérica (26,8%) y el Magreb 23,5%, siendo también superior el porcentaje de las personas procedentes del resto de África (11,1%). En este sentido conviene insistir en el hecho de que estar inscrito como demandante de empleo de manera oficial resulta más positivo que no estarlo independientemente de que ese registro pueda desembocar en un contrato. Por ello es necesario seguir insistiendo en motivar a las personas desempleadas a estar inscritas de manera oficial en los Servicios Públicos de Empleo. Otra cuestión es tener en cuenta que con la crisis también se han dado casos de 54 irregularidad sobrevenida por la falta continuada de empleo. Se trata de otro elemento a tener en cuenta ya que la irregularidad resulta incompatible con el registro. De todas formas diversos indicadores reflejan como ese impacto no ha resultado tan desmesurado como podía pensarse en un principio. Por ejemplo, las autorizaciones de larga duración de personas extranjeras residentes en Navarra, como indicador de integración, muestran un positivo proceso de regularización. Su aumento ha sido destacable a pesar de darse en un contexto tan complicado. El tipo de hogar es otra de las variables que resulta especialmente interesante a la hora de conformar las radiografías de los distintos colectivos de personas beneficiarias. En este caso también se dan diferencias claras entre los dos grupos analizados. En el primer grupo, desempleo y RB-RIS, son tres las principales tipologías de hogar, las parejas con hijos (27,5%), los adultos solos con familiares (25,5%) y los hogares monoparentales con hijos (21,8%), hogares en los que dicho sea de paso la cabeza de familia es en nueve de cada diez casos una mujer. En el segundo grupo, únicamente RB-RIS, destacan sobremanera los hogares de adultos solos con familiares ya que suponen el 47,5%, es decir, casi la mitad de los hogares de este segundo grupo. Se trata de la mayor divergencia porcentual. Con estos datos parece darse una cierta correlación entre el tipo de hogar y el registro en el desempleo. Lo cierto es que cuando hay hijos/as en el hogar el registro en el desempleo parece mayor. El porcentaje tan llamativo que representa la tipología de personas adultas solas con familiares en el segundo grupo ha suscitado la curiosidad por conocer con más detalle las características de este tipo de hogares. Tras analizar específicamente estos hogares se ha podido establecer un perfil medio que quizás sea diferente al que a priori se podía intuir. En su mayoría se trata de solicitantes hombres, solteros de entre 26 y 45 años. Predomina el origen africano, un 32,4% proceden del Magreb y el 29,6% del resto de África, de hecho es el tipo de hogar en el que menos aparecen personas autóctonas. Los principales problemas son, en el caso del hogar, la carencia de medios propios de subsistencia y en el caso del solicitante las dificultades de inserción social, muy por encima de la media. En cuanto al régimen de tenencia de la vivienda llama la atención que en seis de cada diez casos se trate de realquileres. Respecto al principal problema del hogar y en relación con lo anterior, partiendo del hecho de que se produce una acumulación de dificultades, la carencia mayoritaria es en ambos casos la falta de medios propios de subsistencia derivada de otras insuficiencias. En este sentido sí que parecen darse algunas diferencias entre los grupos. En el primer grupo las dificultades de inserción laboral suponen el 20,6% mientras que en el segundo son las dificultades de inserción social las que tienen un mayor protagonismo con el 24,8%. De nuevo 55 parece evidente la relación de las diferentes problemáticas con el hecho de aparecer o no en los registros del Servicio Público de Empleo. Los datos corroboran el hecho de que el perfil del propio beneficiario/a, sus problemas, dificultades y carencias determinan el grado de inscripción como desempleado. Por tanto podría hablarse de una cierta segregación entre beneficiarios/as de estas rentas dependiendo de sus características y empleabilidad. Aquellas personas con mayores dificultades no están entrando con la misma intensidad en el ámbito de los Servicios Públicos de Empleo y por tanto siendo conscientes de que su integración laboral resulta más compleja y que en estos casos serían necesarias estratégicas más específicas e individuales, sus oportunidades descienden considerablemente retroalimentando el círculo vicioso de la cronificación y la exclusión. Al comienzo del documento se recomendaba que es preciso aumentar los esfuerzos por conjugar la política social y la política de empleo teniendo en cuenta el total de la población con dificultades. Dadas las circunstancias el componente social tiene que tener mayor presencia. Como decimos la integración laboral es una herramienta fundamental ya no solo para los perfiles con menor trayectoria como beneficiarios de este tipo de ayudas sino también puede serlo para la salida de la exclusión de perfiles de mayor recorrido. En cuanto al principal problema del solicitante, en concordancia con lo anterior, en el primer grupo además de la falta de medios de subsistencia los problemas de inserción laboral ocupan un lugar destacado con el 32% de los casos mientras que el segundo grupo el principal problema por encima de la carencia de medios es la dificultad de inserción social (41,6%). Otro elemento que no conviene dejar de lado por lo que conlleva son los problemas en las relaciones familiares. En el primer grupo alrededor del 12% de los solicitantes tienen como principal problema la convivencia, es un claro indicativo de la repercusión de las consecuencias de la crisis en el entorno familiar. También existen diferencias entre los dos grupos si tenemos en cuenta el régimen de tenencia de la vivienda. En términos generales los gastos en vivienda son percibidos como cargas excesivas más aún cuando las situaciones sociolaborales son precarias. Diversos análisis demuestran que ante situaciones de dificultad económica se opta por la reducción sistemática de los gastos en relación con la vivienda, luz, agua, calefacción (la denominada pobreza energética). La crisis está provocando también un empeoramiento de las condiciones de habitabilidad. Restricciones y condiciones que pueden repercutir en la propia salud y que pueden incidir al fin y al cabo en la propia empleabilidad, intensificando de esta forma el problema. Centrándonos en las diferencias intergrupales, resulta indicativo que en caso del segundo grupo, solo RB-RIS, el 45,7% de las personas residan en viviendas realquiladas. Este 56 hecho responde al creciente aumento de las estrategias de abaratamiento para hacer frente a pagos y mantenimientos a través de otras formas de convivencia. Este tipo de tenencia supone un 24,9% en el caso de las personas que figuran como beneficiarias pero que también han aparecido como desempleadas. En es te primer grupo, el alquiler supone el 40,4% y las viviendas en propiedad en pago representan el 15,5%. En definitiva, el principal régimen de tenencia es el alquiler por delante de los realquileres, siendo estos porcentajes muy superiores a los de la media de la población. Según la Encuesta de Condiciones de Vida de 2011 el régimen de alquiler representaba aproximadamente el 10% del total de los hogares de la Comunidad Foral. En ese sentido sería aconsejable un impulso de la política de vivienda facilitando y mejorando el alquiler social. Por último, otro elemento diferenciador es el relacionado con los ingresos computados. Recordemos que estas rentas son prestaciones complementarias y subsidiarias de cualquier otro tipo de recursos y prestaciones sociales económicas por lo que resulta interesante comprobar si se han computado o no otros ingresos. Desde la perspectiva del análisis de las personas como unidad de medida se ha tenido en cuenta, primero, si se ha registrado algún tipo de ingreso computado en la última solicitud positiva y en segundo lugar, si se ha dado esta circunstancia en el conjunto del periodo. Otra cuestión es que para el cálculo de la cuantía la referencia es la unidad perceptora y por tanto se tienen en cuenta los recursos económicos de los diferentes miembros que componen esa unidad. De esta forma alguno de los componentes del hogar pueden tener algún tipo de ingreso pero otros no. Sin embargo, ya que el interés de esta investigación es ofrecer información complementaria nos centramos en exclusiva en las personas beneficiarias y no en las unidades perceptoras ya que el Departamento de Políticas Sociales cuenta con suficiente información al respecto. Los resultados reflejan como efectivamente existen diferencias notables entre los dos grupos analizados. En el primero los porcentajes de ingresos computados, tanto si se considera la última solicitud como el total, son superiores a los que figuran en el segundo grupo. Es decir, cuando se trata de beneficiarios/as que figuran en las bases de desempleo se da un mayor número de ingresos complementarios. Esta circunstancia es lógica si tenemos en cuenta que en una gran parte de los casos se trata de subsidios por desempleo. Circunstancia que también indica que se trata de ingresos limitados tanto desde el punto de vista económico como temporal. Como hemos advertido el paso del tiempo en el desempleo está suponiendo una salida masiva de las personas desempleadas del sistema de cobertura y por tanto un constante incremento de la demanda de otro tipo de recursos como son las rentas mínimas. El paro de larga duración es una de las rémoras principales que está dejando la crisis, según los últimos datos cada vez hay más personas en esta situación por lo que la demanda de este tipo 57 de rentas seguirá en aumento acrecentando el problema del desbordamiento del sistema de protección social si no se toman medidas más efectivas al respecto. Otro tipo de ingresos que aparecen computados aunque en una proporción mucho menor son relacionados con rentas de trabajo, rentas que en muchos casos resultan insuficientes, tal y como se ha advertido, jornadas parciales, trabajos temporales, pequeñas actividades profesionales, etc. En cuanto a los valores, por ejemplo, si tenemos en cuenta el total del periodo, en el primer grupo las personas con algún ingreso computado suponen el 50,4%, es decir, casi la mitad. Sin embargo en el caso de aquellas personas que sólo figuran como beneficiarias, sólo el 35,3% han tenido algún tipo de ingreso y por tanto el 64,7% de las personas no han tenido otros ingresos que no hayan sido los procedentes de la RB-RIS. Este 64,7% se caracteriza por ser más equilibrado en cuanto a la variable sexo, por lo general se trata de personas más jóvenes, el intervalo con mayor peso es el de los 26 a los 35 años, el principal colectivo es el inmigrante con casi el 87% de los casos, destacando por este orden las personas procedentes del Magreb, las latinoamericanas y las originarias del resto de África. En un 34% se trata de parejas con hijos, los adultos solos con familiares representan el 33,3% y los hogares monoparentales con hijos el 20%. Se da en mayor proporción, además de la lógica falta de medios propios de subsistencia, los problemas de inserción social. Por último, el régimen de tenencia de la vivienda es el alquiler en el 37,6% de los casos y el realquiler en el 32,3%. Insistimos en que la unidad de medida de esta investigación son las personas beneficiarias de entre 16 y 65 años pudiendo ser solicitantes o no y no las unidades perceptoras que pueden estar conformadas por varias personas beneficiarias. Tabla 4. Comparativa entre diversos grupos (variables procedentes de las bases de RB-RIS) Beneficiario/a de larga Sí duración en 2012 o No IT2013 Total Sexo Intervalos de edad última RB-RIS Personas que figuran en las bases de desempleo y RBRIS 43,58 56,42 Personas que únicamente figuran en las bases de RB-RIS 40,55 59,45 100 100 Hombres 52,48 47,74 Mujeres 47,52 52,26 Total 100 100 Menor de 16 años 0,22 0,00 De 16 a 25 años 13,83 30,01 De 26 a 35 años 29,95 31,06 De 36 a 45 años 31,52 18,83 De 46 a 55 años 17,22 9,52 Más de 55 años 7,26 10,59 Total 100 100 58 Sin estudios/Básicos Medios Bachiller Nivel de estudios Discapacidad 27,96 8,17 5,61 FP GS 2,88 1,73 Universitarios 7,19 11,48 Total 100 100 Sin discapacidad 90,43 91,88 Con discapacidad 9,57 8,12 Total 100 100 Noreste 4,37 3,66 1,01 0,58 57,21 53,27 Tierra Estella 4,29 3,75 Navarra Media Oriental 4,17 3,35 Ribera Alta 11,25 15,41 Tudela 17,71 19,98 100 100 Total Casado/a 34,66 30,02 Divorciado/a 7,66 3,31 NS/NC 4,87 5,98 Pareja de hecho 1,55 0,90 Separado/a de hecho 3,30 1,65 Separado/a legal 3,94 2,35 42,77 52,31 Viudo/a 1,26 3,48 Total 100 100 11,34 7,78 Soltero/a Min. étnica gitana Colectivo Inmigrante (sin dato de origen) 0,56 0,71 Transmontano 1,33 1,13 Inmigrante comunitario 6,88 4,55 Inmig. Latinoamérica 19,99 26,82 Inmig. Magreb 17,18 23,47 Inmig. resto África (excepto Magreb) 4,38 11,05 Inmig. Europa este 4,13 4,50 Inmig. Asia 0,15 0,95 Otros Resto autóctonos Total Tipo hogar 53,24 FP GM Pamplona Estado civil Personas que únicamente figuran en las bases de RB-RIS 22,69 Pirineo Zonificación persona Personas que figuran en las bases de desempleo y RBRIS 59,07 0,61 0,45 33,44 18,60 100 100 Personas solas 19,77 16,50 Adultos solos con familiares 25,48 47,52 Monoparentales con hijos (pueden ser hijos adultos) 21,79 16,35 Parejas sin hijos 5,41 3,89 27,51 15,68 Otras situaciones 0,04 0,06 Total 100 100 Parejas con hijos (pueden ser hijos adultos) 59 Convivencia familiar personal Personas que figuran en las bases de desempleo y RBRIS 9,24 Dificultades inserción laboral 20,63 Dificultades inserción escolar Principal problema del hogar 8,10 9,38 0,17 0,06 Dificultades inserción social 11,50 24,81 Carencia de medios propios de subsistencia 56,51 55,98 1,94 1,67 Emergencias sociales Total Principal problema del solicitante Personas que únicamente figuran en las bases de RB-RIS 100 100 Convivencia familiar personal 12,25 8,29 Dificultades inserción laboral 32,03 12,02 Dificultades inserción social 13,80 41,65 Carencia de medios propios de subsistencia 41,02 37,18 Emergencias sociales Total 0,89 0,87 100,00 100,00 Cedida 10,17 9,35 Alquilada 40,40 28,82 Re-alquilada 24,91 45,73 Propia, pagándose 15,55 6,42 Propia, pagada 4,22 2,82 Otra forma 4,75 6,86 Total 100 100 Otros ingresos computados (última RB-RIS) Sí existen otros ingresos que computan 38,30 27,93 No tienen otros ingresos que computan 61,70 72,07 Otros ingresos computados (total periodo) Tenencia de la vivienda Total 100 100 Sí existen otros ingresos que computan 50,37 35,30 No tienen otros ingresos que computan 49,63 64,70 100 100 Total Fuente: Elaboración propia a partir de los datos extraídos de las bases de registro de la RB-RIS (SIPSS) del Departamento de Políticas Sociales y las bases de desempleo y contratación del SNE. Para terminar este capítulo se incluye un análisis relativo a las personas beneficiarias teniendo en cuenta si han sido o no perceptoras de larga duración en 2012 y/o en el primer trimestre de 2013 (últimos datos recopilados para esta investigación). Otra cuestión diferente es la relativa a los requisitos que establecen la duración como perceptores. Las últimas medidas han incrementado el periodo pero aún así surgen serias dudas de una cobertura global de las personas que hasta ahora han sido beneficiarias y continúan con graves problemas de necesidad, vulnerabilidad y exclusión. Como veremos a continuación, alrededor del 40% de las personas beneficiarias lo han sido de larga duración en 2012 y el primer trimestre de 2013 por lo que la flexibilización temporal resulta adecuada pero según el resultado de los análisis y la persistente situación adversa, es probable que sea que insuficiente. Antes de describir las principales diferencias intergrupales se reflejan las proporciones desde el punto de vista de la duración como beneficiarias teniendo en cuenta los mismos grupos de referencia (beneficiarios/as que también figuran en las bases del Servicio Navarro de Empleo y 60 aquellas personas que sólo aparecen en las bases de RB-RIS del Departamento de Políticas Sociales). En este caso las diferencias porcentuales entre los grupos no son importantes. En ambos casos aproximadamente cuatro de cada diez personas beneficiarias son de larga duración independientemente de si aparecen o no como paradas, siendo incluso el porcentaje algo mayor en el primer grupo. Sin embargo, sí se dan diferencias destacables entre las personas beneficiarias de larga duración y las que no lo son dentro de las dos agrupaciones (paro y RB-RIS, únicamente RB-RIS). Tabla 5. Distribución de las personas perceptoras según su duración como beneficiarias de RB-RIS en 2012 y/o IT2013. Personas que figuran en las bases de desempleo y RB-RIS Personas que únicamente figuran en las bases de RB-RIS Personas larga duración en 2012 o IT2013 43,58 40,39 Personas no de larga duración 56,42 59,61 100 100 Total Fuente: Elaboración propia a partir de los datos extraídos de las bases de registro de la RB-RIS (SIPSS) del Departamento de Políticas Sociales y las bases de desempleo y contratación del SNE. Con el fin de no redundar en cuestiones que ya han sido tratadas con anterioridad se presentan esquemáticamente aquellos aspectos y diferencias más reseñables entre el colectivo de larga duración y el que no lo es. Esta descripción sigue de nuevo el orden llevado a cabo hasta el momento. Primero se refleja la información obtenida de las bases de desempleo, posteriormente la procedente de las bases de contratación y por último la de las bases de RB-RIS. En primer lugar, si tenemos en cuenta al conjunto de las personas beneficiarias que figuran también como desempleadas y se analizan las diferencias entre los dos subgrupos (no de larga duración y larga duración) las diferencias más notables en cuanto al desempleo son las siguientes. - En el caso de las personas beneficiarias de larga duración la proporción de mujeres es superior a la de los hombres en más de cuatro puntos. - La distribución según intervalos de edad resulta similar en ambas agrupaciones. - Aún siendo la categoría de estudios básicos la mayoritaria en ambos casos, su peso es todavía mayor cuando se trata de personas beneficiarias de larga duración (92% frente al 87%). - En cuanto a la nacionalidad, no existen grandes diferencias una vez que se trata de personas beneficiarias de RB-RIS que aparecen como desempleadas. En ambos casos seis de cada diez personas tienen nacionalidad española y por tanto cuatro extranjera. Otra cuestión diferente es el colectivo al que pertenecen, es decir, si se trata de población inmigrante, autóctona, etc. Esta cuestión se analizará cuando se trate la información procedente de las propias bases de RB-RIS. En todo caso y 61 respecto a la variable nacionalidad se puede destacar la mayor proporción del colectivo magrebí en el segundo grupo (beneficiarios de larga duración). Exactamente suponen un 15,5% mientras que en el primer grupo (no larga duración) suponen el 11,5%. - Parece que en el caso de las personas que han sido beneficiarias de larga duración se produce una ligera mayor movilidad en cuanto al municipio de registro como desempleadas. Casi dos de cada diez han cambiado su municipio de registro en Navarra entre la primera vez que figuran como desempleadas y la última. - Como ya se ha explicado, la demanda ocupacional tiene que ver con una serie de variables o circunstancias como el nivel de estudios, la experiencia laboral, con las propias expectativas, etc. Es lógico por tanto que en el grupo de personas beneficiarias de larga duración el peso de las ocupaciones elementales sea significativamente superior. Estas demandas suponen el 65,4% del grupo frente al 53% del primero. Por su parte las demandas de ocupaciones cualificadas representan el 32,6% en el segundo grupo (larga duración) y el 42,4% en el primero (no larga duración). - Otro aspecto divergente que explica en parte la prolongación temporal como beneficiarios /as es la duración del desempleo. Si tenemos en cuenta el tiempo en paro del último registro, el 23% de las personas beneficiarias de larga duración llevan paradas más de dos años y un 12,2% más de tres años. En el primer grupo (no de larga duración) los porcentajes son menores, más de dos años el 12,6% y más de tres el 5,2%. Conviene recordar que se trata del conjunto de personas que aparecen tanto como desempleadas en las bases del Servicio Navarro de Empleo como beneficiarias de RB-RIS. Es decir, en todo caso se trata de personas beneficiarias de este tipo de rentas y por tanto sus dificultades son importantes. - En relación con la anterior variable también se ha tenido en cuenta el desempleo de larga duración a lo largo del periodo. Es decir, si en algún momento se ha sido desempleado/a de larga duración. Los resultados vuelven a poner de relieve la incidencia del paro prolongado. En el primer caso (beneficiarias no de larga duración) el 50,6% de las personas han sido paradas de larga duración dos o más veces a lo largo del periodo. Se trata sin duda de un elevado porcentaje que en muchos casos ha desencadenado en la demanda de RB o RIS. Sin embargo, cuando se trata del segundo grupo, la proporción resulta todavía mayor. Casi siete de cada diez personas han sido paradas de larga duración dos o más veces en el periodo analizado (ene 2008-mar 2013). - Por último, en relación con todo lo anterior, la mencionada limitación del sistema de protección por desempleo se hace de nuevo evidente. Circunstancia que 62 deriva lógicamente en un aumento de las demandas de rentas mínimas. En ambos casos la mayor parte de las personas que figuran como desempleadas ya no cobra ninguna prestación por desempleo siendo el porcentaje algo mayor en el grupo de beneficiarios de RB-RIS de larga duración, un 76,3% frente al 71,6% del primer grupo. Conviene recordar que el cobro de alguna prestación o subsidio es compatible con estas rentas. Pero tal y como se ha comprobado las cantidades en muchos casos resultan insuficientes para hacer frente a las necesidades básicas del hogar y por ello estas rentas son complementarias. Por ello la posible falta de este tipo de ingresos haría incrementar considerablemente las situaciones de precariedad y pobreza con todo lo que ello supone. Tabla 6. Comparativa entre los diversos grupos de beneficiarios según su duración como beneficiarios de RB-RIS en 2012 y/o IT2013. A) Variables procedentes de las bases de desempleo (aparecen en las bases de paro y RBRIS) Sexo Personas NO beneficiarias de larga duración Personas beneficiarias de larga duración Hombres 54,44 47,89 Mujeres 45,56 52,11 100 100 De 16 a 25 años 12,43 11,76 De 26 a 35 años 28,63 27,85 De 36 a 45 años 31,94 33,10 De 46 a 55 años 19,45 18,54 Más de 55 años 7,55 8,75 Total 100 100 86,95 91,87 Medios Bachiller 4,60 3,48 FP GM 4,47 2,77 FP GS 2,18 1,20 Total Intervalos de edad último paro registrado Sin estudios/Básicos Nivel de estudios máximo (base desempleo) 1,81 0,68 Total Universitarios 100,00 100,00 UE15 1,86 2,52 UE27 4,38 5,66 Resto Europa 5,09 3,24 11,46 15,51 Resto de África 3,49 4,61 América del Norte 0,00 0,02 Centroamérica y Caribe 1,48 1,05 Sudamérica 9,38 7,00 Magreb Nacionalidad Oriente, Asia y Oceanía 0,10 0,28 Apátridas 0,02 0,00 62,73 60,12 100 100 España Total 63 Movilidad municipio residencia Personas NO beneficiarias de larga duración Personas beneficiarias de larga duración No 83,76 80,90 Si 16,24 19,10 Total 100 100 Ocupaciones elementales 53,02 65,36 Ocupaciones cualificadas 42,41 32,59 4,47 2,05 Ocupación demandada Ocupaciones técnicas Dirección Gerencia 0,10 0,00 100,00 100,00 <=6 meses 50,37 44,54 >6 <=12 meses 18,44 15,39 >1 <=2 años 18,53 17,26 >2 <=3 años 7,42 10,58 >3 <=4 años 2,90 5,76 >4 años 2,34 6,47 Total Tiempo en desempleo (último registro paro) Total Nunca PLD Desempleo Larga Duración Sólo una vez Dos o más veces Total Prestación por desempleo (último registro paro) 100 100 45,81 30,22 3,61 2,77 50,59 67,01 100 100 No recibe prestación 71,57 76,25 Sí recibe prestación 28,43 23,75 100 100 Total Fuente: Elaboración propia a partir de los datos extraídos de las bases de registro de la RB-RIS (SIPSS) del Departamento de Políticas Sociales y las bases de desempleo y contratación del SNE. Desde el punto de vista de la contratación (sucedida en el periodo analizado) estas son las diferencias más reseñables. - Como era de suponer, el porcentaje de personas que no han tenido ningún contrato en los cinco años y tres meses analizados es superior en el grupo de beneficiarios/as de larga duración (un 45% de las personas que figuran como desempleadas y beneficiarias de larga duración de RB-RIS). Cuando no se dan situaciones de larga duración el porcentaje se reduce hasta el 34,3%. Se debe insistir con el fin de no suscitar conclusiones erróneas que se trata de las personas beneficiarias que figuran también como desempleadas y no del total de beneficiarios de RB-RIS. De hecho si tenemos en cuenta al total de las personas beneficiarias el porcentaje correspondiente a las que no han tenido ningún contrato en el periodo alcanza el 54%. Es decir, del total de personas beneficiarias analizadas, el 54% no ha tenido ningún empleo regular en los cinco años y tres meses estudiados. Otra cuestión es que figuren como desempleadas registradas en el Servicio Público de Empleo. Por otro lado, este porcentaje también supone que el 46% sí que han tenido algún contrato, circunstancia que corrobora el cambio de perfil del beneficiario con la llegada y la prolongación de la crisis. 64 - En cuanto a la modalidad del último contrato la temporalidad contractual aún siendo mayoritaria en ambos grupos es algo mayor en el segundo caso. Concretamente, de aquellas personas beneficiarias de larga duración que han podido contar con un empleo casi un 96% han tenido como último contrato uno temporal. En este grupo también destacan los contratos temporales a tiempo parcial. Por tanto, en el grupo de beneficiarios de larga duración se da menos contratación y la que se produce todavía es más inestable. - Algo similar sucede con el tipo de jornada. En este segundo grupo la proporción de jornadas parciales es superior. El 40% de las personas que pudieron contar con un empleo (recordemos que únicamente un 55% tuvieron algún contrato) tuvieron una jornada parcial en su último empleo registrado. Cifra muy superior a la media, según los datos EPA (IT013), aproximadamente el 17% de las personas ocupadas en Navarra tiene un trabajo con jornada parcial. - Por otra parte, al tener en cuenta a las personas que han tenido algún contrato, la proporción de hombres es superior en ambos casos aunque todavía es mayor cuando no se dan situaciones de larga duración. Es decir, mayor porcentaje de hombres contratados siendo la diferencia mayor cuando no se dan situaciones de larga duración como beneficiarios de RB-RIS. - La información procedente de las bases de contratación hace disminuir en parte el protagonismo de los niveles básicos de estudios sobre todo en el caso de las personas no beneficiarias de larga duración. Este hecho deriva de la correlación ente formación y empleo, en términos generales una mejor formación supone un aumento de las posibilidades de empleo. Como se puede comprobar ese menor protagonismo de los niveles básicos aún siendo importante es inferior cuando analizamos únicamente a aquellas personas que aparecen en las tres bases de datos (desempleo, contratos y RB-RIS). Aún así la diferencia entre los dos grupos sigue siendo importante. De hecho en el caso de las personas beneficiarias de larga duración, un 72% cuentan únicamente con estudios básicos. En el primer grupo (personas no beneficiarias de larga duración) el porcentaje se reduce hasta el 59%. Parece evidente que el menor nivel de estudios hace no sólo aumentar las probabilidades de caer en el desempleo, sino también continuar en él y por tanto incrementar la probabilidad de recurrir al sistema de ayudas sociales así como depender de ellas durante más tiempo. - Cuando se tiene en cuenta únicamente a las personas que figuran en las tres bases de datos la proporción de población con nacionalidad española aumenta. Es decir, en los casos de personas beneficiarias que aparecen registradas como desempleadas y que a lo largo del periodo han podido contar con algún contrato la 65 presencia de españoles/as es mayor. Por lo tanto, el colectivo extranjero cuando se dan episodios de empleo pierde protagonismo, en definitiva, la población extranjera aparece de nuevo como la más perjudicada. En ese sentido la representación de la población con nacionalidad española desciende cuando se trata de beneficiarios de RB-RIS de larga duración. En este caso el porcentaje es del 60% siendo del 64,4% cuando no se da la duración prolongada. Por otra parte, en el colectivo extranjero de personas beneficiarias de larga duración destaca de nuevo el colectivo magrebí (15,4%). - Las diferencias también son significativas al considerar la ocupación del último contrato. En el caso del grupo conformado por personas beneficiarias de larga duración el peso porcentual de las ocupaciones elementales alcanza el 68,7% y el de las cualificadas el 29,5%. En el primer grupo los porcentajes son del 55% y 41,9% respectivamente. En definitiva, los niveles de contratación son lógicamente menores en el caso de las personas beneficiarias de larga duración y cuando se producen contrataciones estas son para puestos significativamente menos cualificados. Se trata por tanto de empleos más precarios en cuanto a estabilidad y cualificación. - Esa menor calidad de los empleos queda reflejada a su vez cuando se observa el sector de contratación. En el caso de las personas no beneficiarias de larga duración que han tenido algún contrato, la presencia de empleos procedentes de sectores en principio con mejores condiciones como son la industria y construcción, es algo mayor. Por el contrario, en el caso del segundo grupo (larga duración) son mayores los porcentajes de empleos agrícolas y sobre todo los procedentes del sector servicios que suponen el 75,6% de los empleos de este grupo. B) Variables procedentes de las bases de contratos (aparecen en las bases de paro, contratos y RB-RIS). Número de contratos Modalidad A último contrato Personas NO beneficiarias de larga duración Personas beneficiarias de larga duración Ningún contrato en el periodo 34,32 44,75 Un contrato 15,89 16,20 De 2 a 5 contratos 30,00 27,70 De 6 a 10 contratos 11,01 7,45 Más de 10 contratos 8,79 3,91 Total 100 100 Indefinido 7,63 4,25 Temporal 92,37 95,75 100 100 Total 66 Modalidad B último contrato Tipo de jornada último contrato Personas NO beneficiarias de larga duración Personas beneficiarias de larga duración Indefinido tiempo completo 3,36 1,16 Indefinido tiempo parcial 4,27 3,09 Temporal tiempo completo 58,75 57,05 Temporal tiempo parcial 32,07 37,43 Formativos 1,56 1,27 Total 100 100 Completa 63,66 59,48 Parcial 36,34 40,52 Total Sexo 100,00 100,00 Hombres 57,82 53,30 Mujeres 42,18 46,70 Total Nivel de estudios 100 100 Sin estudios/Básicos 58,94 72,02 Medios Bachiller 22,57 16,62 FP GM 10,89 7,46 FP GS 4,17 2,43 Universitarios 3,44 1,47 Total 100,00 100,00 UE15 1,68 2,51 UE27 3,31 3,32 Resto Europa 4,67 3,48 10,59 15,41 Resto de África 3,76 5,41 América del Norte 0,00 0,04 Centroamérica y Caribe 1,23 1,27 Magreb Nacionalidad Sudamérica Oriente, Asia y Oceanía Apátridas España Total Ocupación último contrato 10,21 8,00 0,13 0,15 0,05 0,00 64,37 60,41 100 100 Ocupaciones elementales 55,06 68,71 Ocupaciones cualificadas 41,86 29,51 Ocupaciones técnicas 3,01 1,70 Dirección Gerencia 0,08 0,08 Total 100 100 Agricultura 7,40 8,54 10,79 7,92 Industria Sector de actividad último Construcción contrato Servicios Total 13,63 7,92 68,17 75,62 100 100 Fuente: Elaboración propia a partir de los datos extraídos de las bases de registro de la RB-RIS (SIPSS) del Departamento de Políticas Sociales y las bases de desempleo y contratación del SNE. Por último, de las bases de RB-RIS se pueden destacar las siguientes cuestiones. En este caso se analizan cuatro subgrupos, los dos primeros conformados respectivamente por las personas beneficiarias no de larga duración y de larga duración que aparecen también en las bases de desempleo y los otros dos cuando únicamente figuran en las bases de RB-RIS. 67 - La distribución según las veces que las personas beneficiarias aparecen computadas no da lugar a grandes diferencias entre los dos grupos principales (personas que aparecen en ambas bases de datos y personas que únicamente figuran como beneficiarias de RB-RIS). Sin embargo, la distribución de los subgrupos al tener en cuenta la duración como beneficiarios/as sí que influye en las distintas distribuciones. Según los datos, aproximadamente seis de cada diez personas beneficiarias no de larga duración (independientemente que aparezcan como desempleadas o no) lo han sido de dos a cinco veces durante todo el periodo y cuatro de cada diez sólo una vez. Cuando se trata de personas beneficiarias de larga duración, aproximadamente el 57% lo han sido dos o más veces y el 42% de 6 a 10 veces a lo largo del periodo. Como decimos el hecho de no figurar como desempleadas no parece influir en los porcentajes. - En cuanto a la distribución por sexo, sí que se dan diferencias entre las agrupaciones dependiendo del registro como desempleados. En el caso de las personas que figuran tanto en las bases de desempleo como en las de RB-RIS, la proporción de mujeres es mayor cuando se dan casos de larga duración, un 52,6% frente al 45,4% que representan cuando no se trata de beneficiarias de larga duración. Sin embargo, la diferencia con la población masculina es mucho mayor cuando se trata de personas que únicamente figuran en las bases de RB-RIS. En este caso el peso porcentual es además similar independientemente de la duración. En ambos casos seis de cada diez beneficiarias son mujeres. En definitiva, la presencia de mujeres es mayor cuando se trata de personas beneficiarias de larga duración y la proporción es todavía mayor cuando no figuran como desempleadas registradas aunque en ese caso el hecho de ser beneficiarias de larga duración o no serlo no supone un cambio en los porcentajes, en ambos casos ronda el 63%. - Respecto a la discapacidad, recordemos que se trata de una información en principio más ajustada a la realidad, en ambos grupos principales (paro y RB-RIS y sólo RB-RIS) el porcentaje de personas con discapacidad es claramente mayor cuando se trata de personas beneficiarias de larga duración. Se trata de un hecho lógico si tenemos en cuenta la mayor dificultad del colectivo a la hora ya no solo de emplearse y sino de hacerlo de una manera estable. - La distribución de los grupos según el colectivo al que pertenecen refleja diferencias significativas. Para empezar, el protagonismo de la etnia gitana aumenta cuando se dan situaciones de larga duración. En el caso de personas que figuran como desempleadas el porcentaje supone el 21,5% del total del subgrupo. Otra de las cuestiones relevantes es el diferente peso del resto de autóctonos en los diversos subgrupos. En el primero (beneficiarios que no son de larga duración que figuran en las bases de desempleo y RB-RIS) la proporción es casi del 43% 68 mientras que cuando se trata de personas autóctonas beneficiarias de larga duración su representación se reduce hasta el 28,6%. En este segundo subgrupo, tal y como se ha señalado, es el colectivo gitano el que amplia sobremanera su presencia. Por su parte la población de origen magrebí es otro de los colectivos destacados. En el caso de las personas que únicamente figuran en las bases de RBRIS, sucede algo similar pero en este caso la etnia gitana a pesar de aumentar su representación cuando se dan situaciones de larga duración obtiene un menor porcentaje. En el cuarto subgrupo (personas beneficiarias de larga duración que únicamente aparecen en las bases de RB-RIS) destaca el colectivo magrebí con el 31%, aumenta el colectivo gitano aunque en menor medida y desciende la presencia de personas latinoamericanas y autóctonas en casi diez puntos con respecto al grupo de beneficiarios que no son de larga duración y que no figuran en las bases de paro. - En cuanto al tipo de hogar, se da una distribución más equilibrada en el primer subgrupo (personas que figuran en las bases de paro y no son beneficiarias de larga duración), las cuatro principales categorías superan el 20%. En el caso de las personas beneficiarias de larga duración (segunda agrupación) destacan las parejas con hijos con el 34,6% y los hogares monoparentales con hijos con el 25,3%. Las mayores diferencias porcentuales entre los dos primeros subgrupos son las que representan las personas solas con una proporción mayor en el caso de las beneficiarias que no son de larga duración y sobre todo el mayor peso de las parejas con hijos cuando se trata de perceptores de más duración. Uno de los hechos que puede influir en esa circunstancia es la mayor presencia de personas pertenecientes al colectivo gitano. Dada su idiosincrasia esta tipología de hogar está todavía más extendida en el colectivo. Por otra parte, cuando las personas no aparecen registradas como desempleadas, las dos principales tipologías de hogar son de nuevo las familias monoparentales con hijos y sobre todo las parejas con hijos, esta categoría representa más del 40% de los casos. En el caso concreto de los hogares de personas beneficiarias de larga duración y que no figuran como desempleadas el 45% son familias conformadas por parejas con hijos. Como ya se ha señalado anteriormente, cuando no se dan situaciones de de paro registrado las tipologías de hogares con hijos tienen mayor protagonismo. - En cuanto al principal problema del hogar, se puede observar cómo el mayoritario y lógico es el relacionado con la carencia de medios propios de subsistencia. Más allá de este hecho y centrándonos en las diferencias intergrupales se puede establecer la siguiente relación. Cuando se dan situaciones de más larga duración la proporción que representan las dificultades de inserción 69 social aumentan mientras que las dificultades para la inserción laboral no distan porcentualmente demasiado entre la larga duración y la que no lo es. - En el caso del principal problema del solicitante, la carencia de medios propios aún siendo la de mayor peso porcentual pierde protagonismo a favor de otras problemáticas como las dificultades de inserción laboral y aquellas más relacionadas con la inserción social. En este caso las diferencias son más marcadas si tenemos en cuenta la duración de la percepción. Así, considerando a las personas que figuran como desempleadas y beneficiarias que no son de larga duración, el porcentaje que suponen los problemas de inserción social de los solicitantes es del 8,5% mientras que cuando se producen situaciones de mayor permanencia, la proporción se incrementa hasta el 16%. Pero el porcentaje y la diferencia todavía es mayor en el caso de solicitantes perceptores que no figuran como desempleados. Exactamente el porcentaje se eleva hasta el 29%. Es decir, casi tres de cada diez perceptores de RB-RIS de larga duración que no figuran como desempleados en el SNE tienen dificultades de inserción social siendo este el principal problema registrado. - Respecto al régimen de tenencia de la vivienda, aunque las diferencias no son elevadas se pueden mencionar algunas cuestiones. Por ejemplo, parece que el régimen de alquiler es algo mayor cuando se dan situaciones de duración prolongada como beneficiarios. Por otra parte, cuando se trata de personas perceptoras que no figuran como desempleadas, el porcentaje de realquileres desciende en comparación con el grupo de beneficiarios registrados como desempleados mientras que el de la propiedad en pago es algo mayor en los dos últimos subgrupos. De todas formas insistimos en que las diferencias no son excesivas. El principal régimen de tenencia sigue siendo el alquiler por delante de los realquileres. Recordemos que según la Encuesta de Condiciones de Vida los alquileres como régimen de tenencia de la vivienda representan en Navarra alrededor del 10% de los hogares. Es decir, la diferencia de la población perceptora de RB-RIS con el conjunto de la población es notable en cuanto al régimen de tenencia de la vivienda ya que aproximadamente el 70% de las formas de tenencia son alquileres o realquileres. - Por último, al analizar los posibles ingresos computables y teniendo en cuenta la última RB-RIS se puede observar cómo en más del 60% de los casos no se tienen otros ingresos y esa circunstancia es todavía mayor en el caso de las personas beneficiarias de larga duración. Por ejemplo, en el cuarto subgrupo (beneficiarios de larga duración que no figuran como desempleados), siete de cada diez no han tenido otro ingresos computables para el cálculo de su última renta. Por otro lado, si se analiza el conjunto del periodo se producen diferencias intergrupales más 70 acusadas. En el caso de las personas beneficiarias que no son de larga duración y que están registradas como desempleadas se produce un cierto equilibrio (48% sí han tenido algún otro tipo de ingreso computable y el 52% restante no lo han tenido). En cambio, en los casos de las personas beneficiarias de larga duración, el 62% han tenido algún ingreso computado a lo largo del periodo y por tanto el 38% sólo han tenido ingresos procedentes de la RB-RIS. En los dos grupos restantes pertenecientes al colectivo de personas beneficiarias que no aparecen como desempleadas, la duración como beneficiarios no parece influir. En este caso nuevamente los porcentajes se asemejan al primer grupo, es decir, aproximadamente el 60% no ha tenido ningún ingreso que no sea el proveniente de la RB-RIS y para el restante 40% estas rentas han sido complementarias de sus ingresos. Sea como fuere estos datos revelan que la dependencia de este tipo de rentas resulta principal para miles de personas de la Comunidad Foral y dadas las circunstancias la demanda va a seguir creciendo. En el corto medio plazo no se va a generar empleo de manera importante y sostenida por lo que las situaciones de necesidad van a seguir aumentando. C) Variables procedentes de las bases de RB-RIS Aparecen en las bases de paro Personas NO beneficiarias de larga duración Número de RIS-RB en las que aparecen computadas 40,42 0,00 42,41 0,00 58,81 56,64 56,78 56,90 De 6 a 10 0,77 41,63 0,81 41,91 Más de 10 veces 0,00 1,73 0,00 1,19 100,00 100,00 100,00 100,00 Hombres 54,58 47,44 36,69 36,34 Mujeres 45,42 52,56 63,31 63,66 100 100 100 100 Sin discapacidad 92,28 86,51 91,37 84,88 Con discapacidad 7,72 13,49 8,63 15,12 Total 100 100 100 100 Min. étnica gitana 7,53 21,53 6,56 14,85 Inmigrante (sin dato de origen) 0,18 0,17 0,63 0,40 Transmontano 0,63 2,01 0,54 1,86 Inmigrante comunitario Colectivo Personas beneficiarias de larga duración De 2 a 5 Total Discapacidad Personas NO beneficiarias de larga duración Una vez Total Sexo Sólo en RB-RIS Personas beneficiarias de larga duración 6,94 6,81 7,19 4,24 Inmig. Latinoamérica 21,13 14,77 29,83 19,10 Inmig. Magreb 12,20 17,35 16,17 30,77 4,15 4,63 4,31 6,50 Inmig. resto Agric.(excepto Magreb) Inmig. Europa este 3,59 3,05 4,31 1,86 Inmig. Asia 0,12 0,21 0,36 0,66 Otros Resto autóctonos Total 0,77 0,90 0,36 1,06 42,76 28,57 29,74 18,70 100 100 100 100 71 Aparecen en las bases de paro Tipo hogar Sólo en RB-RIS Personas NO beneficiarias de larga duración Personas beneficiarias de larga duración Personas NO beneficiarias de larga duración Personas beneficiarias de larga duración Personas solas 24,03 15,91 8,21 7,42 Adultos solos con familiares Monoparentales con hijos (pueden ser hijos adultos) Parejas sin hijos Parejas con hijos (pueden ser hijos adultos) Otras situaciones 24,29 19,76 16,53 10,39 20,54 25,34 28,21 32,20 5,90 4,39 5,16 5,04 25,16 34,59 41,79 44,96 0,00 0,07 0,00 0,11 Total 100 100 100 100 Convivencia familiar personal 7,57 10,03 6,09 8,81 Dificultades inserción laboral 22,93 21,71 23,93 19,10 Dificultades inserción escolar 0,15 0,22 0,21 0,30 Dificultades inserción social Carencia de medios propios de subsistencia Emergencias sociales 8,08 14,02 12,61 17,61 59,44 52,12 54,59 51,64 1,83 1,90 2,56 2,54 100 100 100 100 Convivencia familiar personal 11,19 13,54 12,40 10,60 Dificultades inserción laboral 36,61 34,46 33,51 26,16 8,49 16,04 11,87 28,81 42,68 34,98 41,42 32,78 1,02 0,97 0,79 1,66 100 100 100 100 Cedida 10,93 8,86 7,63 6,79 Alquilada 37,45 45,64 47,57 50,31 Re-alquilada 23,91 20,89 15,04 12,96 Propia, pagándose 18,90 16,17 20,80 19,14 Propia, pagada 4,45 4,17 4,87 6,33 Otra forma 4,36 4,28 4,09 4,48 Total Sí existen otros ingresos que Otros ingresos computan No tienen otros ingresos que computados (última RB-RIS) computan Total Sí existen otros ingresos que Ingresos computan computables a No tienen otros ingresos que lo largo del computan periodo Total 100 100 100 100 38,70 33,21 38,19 27,85 61,30 66,79 61,81 72,15 100,00 100,00 100,00 100,00 47,91 62,01 41,60 43,10 52,09 37,99 58,40 56,90 100 100 100 100 Principal problema del hogar Total Principal problema del solicitante Dificultades inserción social Carencia de medios propios de subsistencia Emergencias sociales Total Tenencia de la vivienda Fuente: Elaboración propia a partir de los datos extraídos de las bases de registro de la RB-RIS (SIPSS) del Departamento de Políticas Sociales y las bases de desempleo y contratación del SNE. 72 6. Análisis de las transiciones laborales de las personas perceptoras de la RB y RIS Una vez descritos y comparados los diversos grupos de personas beneficiarias de RBRIS pasamos a reflejar los resultados del análisis de sus transiciones laborales. Lógicamente al tratarse del estudio de las dinámicas laborales el objeto de análisis es el grupo conformado por las personas que figuran tanto en las bases de desempleo como en las bases de datos referentes a la RB-RIS a lo largo del periodo estudiado (ene2008-mar2013) pudiendo aparecer también en las de contratación. 6.1. Distribución de las personas registradas en las distintas bases según transiciones Desde la perspectiva de las transiciones laborales el grupo de personas que figuran en las distintas bases de datos se distribuye de la siguiente manera. La situación con mayor presencia es la que corresponde a las personas beneficiarias que figurando como desempleadas en algún momento del periodo no han podido contar con un contrato. Por tanto no se produce ninguna transición en cuanto al paro y el empleo. Es el caso de aproximadamente el 38% de las personas que figuran como desempleadas y beneficiarias. El segundo grupo más numeroso es el formado por las personas que tuvieron algún contrato, posteriormente cayeron en el desempleo y han sido beneficiarias de RB-RIS. Este grupo supone el 33,4% del total. En tercer y cuarto lugar, ya muy distanciados de los dos primeros grupos, se encuentran las personas cuya transición podríamos denominarla como más positiva ya que en ambos casos han tenido un contrato posterior al último registro como beneficiarias de RB-RIS. Sin embargo, se da un aspecto importante que es preciso tener en cuenta. En el segundo grupo a pesar de haber contado con un contrato posterior al último registro como beneficiario/a de RB-RIS se vuelve a caer en el desempleo. Esta circunstancia se da en el 12,8% de los casos. Por tanto, el grupo que en definitiva se puede considerar como más “positivo” es aquel formado por las personas cuyo último registro es el contrato habiendo pasado por el desempleo y la RB-RIS; representa el 13,1% del total. 73 Por último, existe un grupo residual que supone el 2,5% de los casos cuyo último registro es la RB-RIS siendo este posterior a un contrato y ocurriendo esta contratación después del último registro en el desempleo. Tal y como se ha explicado se trata de los diversos itinerarios de las personas que figuran en las bases de datos recopiladas. La distribución porcentual es la que se ha descrito, sin embargo, teniendo en cuenta que no todas las personas beneficiarias de RB-RIS figuran como desempleadas es necesario reflejar también las proporciones respecto al total de la población beneficiaria de RB-RIS. De esta forma los porcentajes de representación lógicamente descienden. Los valores correspondientes son: el 28,5% en el caso de las personas beneficiarias cuyo último registro es el desempleo y que no han tenido ningún contrato, el 25% cuando se ha dado un contrato anterior al desempleo, el 9,6% corresponde a las personas que teniendo un contrato posterior a la última RB-RIS han vuelto a caer en el desempleo y el 9,8% cuando se trata de las transiciones más favorables, el último registro es el contrato siendo este posterior al paro y a la RB-RIS. Tabla 7. Distribución del colectivo de personas que figuran en las bases de paro, contratos y RB-RIS según tipo de transición (paro, contratación y RB-RIS). Último registro es el contrato y este es posterior a la última RB-RIS Personas que figuran en las bases de desempleo y RBRIS (%) 13,10 Respecto al total de personas beneficiarias de RB-RIS (%) 9,79 Ha tenido un contrato posterior a la última RB-RIS pero vuelva a caer en el paro 12,85 9,61 La última situación es el paro y tuvo algún contrato anterior a la última RB-RIS 33,44 25,00 Último registro es el paro no habiendo tenido ningún contrato Resto (el último registro es la RB-RIS posterior a un contrato y este posterior al último registro como parado) Total 38,09 28,48 2,53 1,89 100 74,78 Fuente: Elaboración propia a partir de los datos extraídos de las bases de registro de la RB-RIS (SIPSS) del Departamento de Políticas Sociales y las bases de desempleo y contratación del SNE. Otro análisis en relación con las transiciones laborales y en este caso comparando el grupo de personas que figuran en las diferentes bases de datos y aquel formado por las personas que sólo aparecen registradas como desempleadas refleja diferencias significativas en cuanto a sus itinerarios. Así, teniendo en cuenta el desempleo y la contratación la distribución resulta más equilibrada cuando se trata del colectivo de parados/as que no han sido beneficiarios de RBRIS. En el 35,8% de los casos el último registro es el desempleo no habiendo tenido ningún contrato en el periodo. Por su parte, que el último registro sea la contratación habiendo pasado por el desempleo representa el 32,7% de los casos. Por último, el 31,5% de las personas desempleadas tienen como último registro el paro habiendo tenido algún contrato anterior. 74 En el caso de las personas beneficiarias de RB-RIS, el porcentaje de los desempleados/as que no han contado con ningún contrato es algo superior, tal y como hemos señalado, suponen el 38,1%. Son el resto de situaciones o transiciones las representan porcentajes más divergentes. De esta forma, las personas cuyo último registro es el contrato suponen el 15,6% mientras que aquellas cuyo último registro es el paro pero han tenido algún contrato representan el 46,3%. Es decir, es claramente inferior el protagonismo de las situaciones más positivas (último registro la contratación) siendo la diferencia de casi doce puntos. Sin embargo, también es cierto que los casos en los que se ha dado un contrato pero se vuelve a caer en el desempleo son significativamente superiores (aproximadamente 15 puntos de diferencia entre los dos grupos, desempleados beneficiarios y desempleados no beneficiarios). En relación con este hecho conviene tener en cuenta que en un importante número de casos se trata de personas perceptoras con experiencia laboral y que tras un periodo prolongado como desempleadas recurren a la RB-RIS. En la investigación desarrollada paralelamente a este estudio centrada en el análisis del paro de larga duración10 aparece con cierta frecuencia este proceso. Las propias personas afectadas por el paro de larga duración así lo confirman. La biografía laboral de una parte notable de los parados/as de larga duración se caracteriza por el tránsito del trabajo al paro, posteriormente al subsidio y por último a la Renta Básica o RIS si se cumplen los requisitos de acceso. Tabla 8. Transiciones respecto al desempleo y contratación de los grupos (personas que figuran en las bases de paro y RB-RIS y personas desempleadas que no figuran como beneficiarias de RB-RIS). Personas que figuran en las bases de desempleo y RBRIS Desempleados/as que únicamente figuran en las bases de paro Último registro el contrato 15,63 32,74 Último registro es el paro habiendo tenido algún contrato en el periodo 46,29 31,51 Último registro el paro no habiendo tenido ningún contrato en el periodo 38,09 35,75 100 100 Total Fuente: Elaboración propia a partir de los datos extraídos de las bases de registro de la RB-RIS (SIPSS) del Departamento de Políticas Sociales y las bases de desempleo y contratación del SNE. Por tanto, en relación con ese proceso, la duración del desempleo (en este caso las veces que una persona aparece registrada como parada) es lógicamente un hecho determinante. Los resultados reflejados en la siguiente tabla no dejan lugar a dudas. En el caso del primer grupo (beneficiarios de RB-RIS) el 24,2% de las personas figuran como desempleadas menos de trece veces a lo largo del periodo y por tanto el restante 75,8% aparecen más de ese número de registros. En el segundo grupo (desempleados/as no beneficiarios), el primer 10 El desempleo de larga duración en Navarra en el marco de la crisis. Gabinete de Estudios de CC.OO. de Navarra (2013). 75 porcentaje se eleva hasta el 63% y por tanto el segundo se reduce hasta el 37%. Se evidencia de nuevo la correlación directa entre tiempo en desempleo y la demanda de este tipo de rentas. Tabla 9. Número de veces registradas como desempleadas a lo largo del periodo de los grupos (personas que figuran en las bases de paro y RB-RIS y personas desempleadas que no figuran como beneficiarias de RB-RIS). Personas que figuran en Desempleados/as que las bases de desempleo únicamente figuran en las y RB-RIS bases de paro Una vez 1,68 De 2 a 5 veces 8,15 10,5 27,0 De 6 a 12 14,41 25,4 De 13 a 24 25,11 22,1 De 25 a 36 24,22 8,6 De 37 a 48 17,29 3,4 Más de 48 9,14 3,0 Total 100 100 Fuente: Elaboración propia a partir de los datos extraídos de las bases de registro de la RB-RIS (SIPSS) del Departamento de Políticas Sociales y las bases de desempleo y contratación del SNE. La última cuestión de este apartado es averiguar si el primer registro como desempleada de la persona beneficiaria es anterior o posterior a su primera solicitud de RBRIS. Se trata de una secuencia importante ya que nos aporta nueva información en relación con los distintos procesos e itinerarios. Tal y como se ha descrito, uno de los principales acuerdos entre la Administración y las personas beneficiarias es precisamente registrarse en los Servicios Públicos de Empleo como demandantes de empleo o continuar como tales (seguir sellando la tarjeta correspondiente). Se ha comprobado que del total de personas beneficiarias susceptibles de aparecer como desempleadas tenemos información del alrededor del 75% y por tanto el restante 25% no figura como parada. Pues bien, analizando ese 75% podemos establecer que por lo general el registro de desempleo se realiza con anterioridad a la primera solicitud de RB-RIS, sin embargo, no en pocos casos el registro como desempleado es posterior existiendo diferencias significativas entre los distintos tipos de transiciones. En las dos primeras en las que la persona beneficiaria consigue un empleo posterior a la última RB-RIS alrededor de ocho de cada diez personas estaban ya inscritas como desempleadas antes de ser beneficiarias. Pero es en el tercer tipo de transición en las que el porcentaje es mayor. En este caso casi nueve de cada diez personas beneficiarias estaban registradas como desempleadas con anterioridad. Se trata del grupo más numeroso tras el formado por las personas que no ha contado con ningún empleo en el periodo. En este último 76 grupo la inscripción previa como parado se reduce hasta el 69%, lo que significa que tres de cada diez beneficiarios que no han tenido ningún contrato aparecen registrados como parados con posterioridad a la primera solicitud de RB-RIS del periodo. Tabla 10. ¿El primer registro como desempleado/a es anterior al primer registro como solicitante de RB-RIS?. Distribución según transiciones laborales. Último registro es el contrato y este es posterior a la última RB-RIS Sí No 77,14 22,86 Ha tenido un contrato posterior a la última RB-RIS pero vuelva a caer en el paro 75,98 24,02 La última situación es el paro y tuvo algún contrato anterior a la última RB-RIS 87,66 12,34 Último registro es el paro no habiendo tenido ningún contrato Resto (el último registro es la RB-RIS posterior a un contrato y este posterior al último registro como parado) Total 69,30 30,70 88,44 11,56 77,81 22,19 Fuente: Elaboración propia a partir de los datos extraídos de las bases de registro de la RB-RIS (SIPSS) del Departamento de Políticas Sociales y las bases de desempleo y contratación del SNE. 6.2. Comparativa entre perfiles según transiciones laborales Una vez conocidas las proporciones de cada itinerario laboral pasamos a caracterizar dichos grupos para de esta forma reflejar también sus principales diferencias. Tal y como se ha realizado en los anteriores apartados se describen las diversas agrupaciones resultantes teniendo en cuenta el origen de la información (desempleo, contratos y RB-RIS). A su vez se sigue el orden según la valoración de las transiciones, de más positiva a más negativa. La siguiente tabla muestra tanto los valores absolutos como los porcentuales ya conocidos para poder contar con una visión exacta de las cantidades que representa cada grupo desde esa perspectiva de dinámica laboral. De esta forma debemos ser conscientes de que cuando nos referimos a las personas con itinerarios más favorables, primer grupo, el número de personas que han seguido estos itinerarios es de 2.415 mientras que el número de personas beneficiarias que figuran únicamente como desempleadas (transiciones más negativas) es de algo más de 7.000, casi tres veces más. Por otra parte, dado que la categoría resto resulta residual no se ha incluido en el análisis para evitar un exceso de información que dificulte la interpretación y comprensión de los resultados. 77 Tabla 11. Grupos comparativos según transiciones de las personas beneficiarias. Abs. % Valoración Último registro es el contrato y este es posterior a la última RB-RIS 2.415 13,10 Ha tenido un contrato posterior a la última RB-RIS pero vuelva a caer en el paro 2.369 12,85 La última situación es el paro y tuvo algún contrato anterior a la última RB-RIS 6.166 33,44 Último registro es el paro no habiendo tenido ningún contrato 7.023 38,09 ++ + -- 467 2,53 18.440 100 Resto (el último registro es la RB-RIS posterior a un contrato y este posterior al último registro como parado) Total Fuente: Elaboración propia a partir de los datos extraídos de las bases de registro de la RB-RIS (SIPSS) del Departamento de Políticas Sociales y las bases de desempleo y contratación del SNE. Una vez conocidos los valores que corresponden a cada grupo pasamos a caracterizarlos y compararlos. Comparativa según transiciones Último registro es el contrato y este es posterior a la última RB-RIS Ha tenido un contrato posterior a la última RBRIS pero vuelva a caer en el paro La última situación es el paro pero tuvo algún contrato anterior a la última RB-RIS Último registro es el paro no habiendo tenido ningún contrato En primer lugar, teniendo en cuenta la información procedente de las bases de desempleo y según la variable sexo, el mayor equilibrio se da en el grupo de personas cuyo último registro es el contrato siendo éste posterior al último registro como beneficiario de RBRIS. Es el único caso en el que el porcentaje de mujeres es superior al de hombres. Sin duda resulta un dato positivo para el colectivo femenino, sin embargo conviene interpretar los datos con prudencia ya que por un lado, tal y como hemos visto, se trata de un grupo relativamente pequeño en comparación con las agrupaciones más adversas, y por otro, se puede observar cómo a partir de este grupo la presencia de mujeres va incrementándose hasta alcanzar casi el 54% en el caso del último grupo analizado, grupo cuya transición es la más negativa siendo además el más numeroso. En resumen teniendo en cuenta los valores absolutos, la presencia de hombres es claramente superior cuando se dan episodios de contratación, por el contrario cuando sólo se figura como desempleado/a la proporción de mujeres beneficiarias es mayor. Respecto a la edad, conforme las transiciones laborales se tornan más negativas el peso de los intervalos principales (26-35 años y 36-45 años) se reduce. De esta forma en el último grupo (último registro es el paro no habiendo tenido ningún contrato) ganan protagonismo los jóvenes de hasta 25 años y las personas mayores de 45 años (46-55 años y más de 55 años) que representan el 32% del grupo. Otro elemento que refleja una cierta “correlación lineal” es el nivel de estudios. Aún cuando el nivel básico de estudios es el mayoritario en todos los grupos su peso porcentual tiende a incrementarse conforme las transiciones son más negativas. En el primer caso el nivel 78 básico supone el 85,8% del grupo, pasando a ser de aproximadamente del 88-89% en las dos siguientes situaciones para terminar con un revelador 93% en el caso de las personas beneficiarias que no han tenido ningún contrato. Nuevamente podemos percibir la relación entre nivel de estudios y empleo. En cuanto a la nacionalidad, los datos resultan llamativos ya que según los resultados es el colectivo de personas con nacionalidad española la que aumenta ligeramente su proporción cuando se trata de las transiciones más negativas. En los dos primeros grupos se da un cierto equilibrio ya que la población española supone casi el 50%. Sin embargo, cuando la última situación registrada es el desempleo habiendo tenido algún contrato anterior, su peso porcentual alcanza el 61,5% mientras que cuando no se da ningún contrato el porcentaje es del 53,8%. En relación con estos datos hay que tener en cuenta lo siguiente. Primero, si se analiza la distribución específica de cada colectivo (porcentaje horizontal de españoles y extranjeros), efectivamente el porcentaje de transiciones positivas es ligeramente superior entre la población extranjera. También cuando el paro se origina después de una situación de empleo (tercer grupo). Sin embargo, cuando no se produce ninguna contratación la nacionalidad española es superior en casi nueve puntos. En segundo lugar, se debe tener en cuenta un hecho fundamental, el porcentaje de personas extranjeras beneficiarias de RB-RIS que figuran como desempleadas es considerablemente menor al de las personas con nacionalidad española. Es decir, del total de personas beneficiarias de estas rentas el porcentaje que figura también como desempleadas es significativamente menor en el caso del colectivo extranjero. En este caso el índice de registro en los Servicios Públicos de Empleo parece ser menor al de la población española. Por tanto, las personas extranjeras beneficiarias de RB-RIS que aparecen también como desempleadas son precisamente la parte del colectivo que estaría en una situación comparada algo más favorable ya que en la mayoría de los casos ha podido contar con algún empleo en el periodo analizado y simplemente figura como demandante de empleo. De ahí que su presencia en las transiciones en las que aparece algún contrato sea algo mayor a la de la población con nacionalidad española. Otra cuestión clave es el hecho de considerar la variable nacionalidad o el origen. Hay que tener en cuenta que un número importante de inmigrantes ya cuenta con la nacionalidad española, de ahí la importancia de considerar con fines analíticos otro tipo de variables como el país de origen o el colectivo. De hecho, como se verá posteriormente, si tenemos en cuenta el colectivo (autóctono o inmigrante) de manera independiente, la proporción de personas que no han tenido ningún contrato en el periodo es superior entre la población inmigrante independientemente de si se tiene o no la nacionalidad española. 79 Respecto a la ocupación demandada, cuando a lo largo del periodo se suceden episodios de contratación y paro el peso de las demandas ocupacionales elementales es menor que en los casos en los que sólo se da el desempleo. Por ejemplo, si tenemos en cuenta el primer grupo en el que la transición es positiva ya que el último registro es el contrato (posterior a la última RB-RIS) el peso de las demandas ocupacionales elementales es del 56,1% mientras que en el caso de las transiciones más negativas o dicho de otro modo cuando no se producen transiciones, la proporción que representan este tipo de demandas es diez puntos superior (66,1%). De todas formas conviene recordar que en el caso del conjunto de las personas desempleadas beneficiarias de estas rentas el protagonismo de las demandas de ocupaciones elementales es muy superior al que se da en la población desempleada no beneficiaria (exactamente un 59% frente al 35%). Del análisis del sector de actividad de procedencia de las personas desempleadas se desprende que cuando se trata de transiciones laborales, es decir, cuando se dan situaciones de paro y contratación, seis de cada diez personas desempleadas beneficiarias de RB-RIS provienen del sector servicios. En el caso de no darse ninguna transición en el periodo (únicamente desempleo), el peso de los servicios desciende hasta el 46,3% (en el periodo analizado no se registra ningún contrato pero eso no significa que antes de dicho espacio temporal no se haya contado con un empleo). De hecho en este grupo el 11% de los desempleados/as proviene de la industria y otro 11% de la construcción, porcentajes similares a los del resto de grupos. En el caso concreto de la construcción resulta sintomático que conforme las transiciones resultan más negativas el peso de dicho sector como origen de la última situación de desempleo tiende a aumentar. Otro elemento característico del grupo en el que no se registra ningún contrato es el lógico peso de las personas que no han tenido ningún empleo anterior. Suponen casi una cuarta parte del grupo. En relación con esa falta prolongada de empleo las distribuciones de los grupos teniendo en cuenta el paro de larga duración a lo largo del periodo distan notablemente. Es cierto que el desempleo prolongado entre las personas que son o han sido beneficiarias de RBRIS es muy superior al de las personas desempleadas no beneficiarias, las medias son del 56% y 30% respectivamente. Sin embargo, como decimos, en el propio colectivo de beneficiarios también se dan diferencias significativas. Los datos obtenidos demuestran que conforme empeoran las transiciones laborales la incidencia del desempleo de larga duración entre las personas beneficiarias de RB-RIS aumenta considerablemente. En el primer grupo (último registro es el contrato) el 37,5% de las personas fueron en algún momento del periodo desempleadas de larga duración mientras que en el último grupo (no se registra ningún contrato) la proporción se incrementa hasta el 60,1%. Como se verá en el último capítulo destinado a la regresión estadística para establecer las relaciones o incidencias de diferentes 80 variables en determinados sucesos como el de ser beneficiario de RB-RIS una vez en desempleo, el tiempo en desempleo resulta una de las variables más determinantes. A mayor tiempo en paro menor probabilidad de encontrar un empleo y lógicamente mayor riesgo de tener que recurrir a este tipo de rentas. Este hecho unido a otras circunstancias o características como el bajo nivel de estudios o la edad avanzada repercuten en el aumento considerable de la probabilidad de necesitar estas prestaciones subsidiarias. Por último, en cuanto a la información proveniente de las bases de datos de desempleo, el análisis de la prestación por desempleo del último registro vuelve a plasmar una lógica diferencia intergrupal. En términos generales la cobertura del sistema de protección por desempleo es considerablemente menor entre las personas beneficiarias de RB-RIS, de hecho es una de las razones por las que se demanda estas ayudas. En muchos casos las fuentes de ingresos descienden o desaparecen cuando el periodo en desempleo aumenta, claro está en el caso de que se hayan generado los derechos para el cobro de prestaciones y subsidios. Se ha demostrado que en el colectivo de personas demandantes de RB-RIS no abundan precisamente los empleos de calidad en cuanto a estabilidad, cualificación, etc. Así, partiendo del hecho de esa escasa cobertura general, lo cierto es que conforme las transiciones son más adversas la falta de protección por desempleo entre las personas que figuran como paradas y beneficiarias de RB-RIS aumenta enormemente. En el primer grupo un 68,2% no recibía prestación en su última situación como parado/a; en el último grupo el porcentaje se eleva hasta el 86,4%. Es decir, casi nueve de cada diez personas beneficiarias de RB-RIS que figuran como desempleadas no contaban con una prestación por desempleo. Este hecho es en parte lógico si tenemos en cuenta que se trata de personas que no han tenido ningún contrato en todo el periodo. Sin embargo, hay que reparar también en el hecho de que sólo una cuarta parte de ellas no ha tenido ningún empleo anterior y por lo tanto la mayoría de estas personas cuenta con alguna experiencia laboral. Por tanto es evidente que el sistema de protección por desempleo ha resultado insuficiente en una situación como la actual en la que el paro prolongado afecta a casi a la mitad de la población parada. Es lógico que la insuficiencia de cobertura de este sistema de protección por desempleo haya supuesto un aumento histórico de las demandas de otro tipo de ayudas y prestaciones sociales como las analizadas en esta investigación. 81 Tabla 12. Comparativa a través de las variables procedentes de las bases de desempleo. Último registro Ha tenido un es el contrato contrato posterior y este es a la última RBposterior a la RIS pero vuelva a última RB-RIS caer en el paro Sexo 48,07 61,88 59,47 46,13 Mujeres 51,93 38,12 40,53 53,87 100 100 100 100 De 16 a 25 años 13,95 11,14 10,06 14,98 De 26 a 35 años 34,87 29,08 29,81 25,46 De 36 a 45 años 33,13 35,63 34,54 27,55 De 46 a 55 años 14,91 18,91 18,85 19,74 Más de 55 años 3,15 5,23 6,75 12,27 Total 100 100 100 100 85,84 88,73 87,89 93,12 Medios Bachiller 4,60 4,01 4,35 2,93 FP GM 5,42 3,80 4,22 2,05 FP GS 2,48 1,98 1,87 0,91 Universitarios 1,66 1,48 1,69 0,98 Total 100 100 100 100 Sin estudios/Básicos Nivel de estudios máximo (base desempleo) UE15 1,37 1,60 2,30 2,63 UE27 4,10 3,59 3,31 8,10 Resto Europa 6,92 5,02 3,78 5,03 15,57 20,94 13,85 17,04 Resto de África 3,27 5,45 4,38 3,46 América del Norte 0,00 0,00 0,02 0,00 Centroamérica y Caribe 1,57 1,44 1,30 1,32 16,98 12,07 9,28 8,43 0,25 0,13 0,23 0,20 Magreb Nacionalidad Sudamérica Oriente, Asia y Oceanía Apátridas España Total Ocupación demandada 0,04 0,00 0,00 0,00 49,94 49,77 61,56 53,78 100 100 100 100 Ocupaciones elementales 56,15 54,96 54,43 66,13 Ocupaciones cualificadas 39,17 41,03 41,99 30,77 Ocupaciones técnicas 4,68 4,01 3,54 3,03 Dirección Gerencia 0,00 0,00 0,05 0,07 Total 100 100 100 100 10,56 12,58 10,38 7,66 Agricultura Industria Sector de actividad Construcción anterior al Servicios desempleo Sin empleo anterior Total Nunca PLD Desempleo Larga Duración Último registro es el paro no habiendo tenido ningún contrato Hombres Total Intervalos de edad La última situación es el paro pero tuvo algún contrato anterior a la última RB-RIS Sólo una vez Dos o más veces Total 11,14 10,38 10,04 11,09 9,28 11,31 12,71 11,12 62,32 65,43 66,38 45,34 6,71 0,30 0,49 24,79 100 100 100 100 62,53 53,31 36,25 39,91 3,64 3,88 3,57 2,38 33,83 42,80 60,18 57,71 100 100 100 100 82 Último registro Ha tenido un es el contrato contrato posterior y este es a la última RBposterior a la RIS pero vuelva a última RB-RIS caer en el paro Prestación por desempleo (último registro paro) La última situación es el paro pero tuvo algún contrato anterior a la última RB-RIS Último registro es el paro no habiendo tenido ningún contrato No recibe prestación 68,16 53,10 68,89 86,36 Sí recibe prestación 31,84 46,90 31,11 13,64 100 100 100 100 Total Fuente: Elaboración propia a partir de los datos extraídos de las bases de registro de la RB-RIS (SIPSS) del Departamento de Políticas Sociales y las bases de desempleo y contratación del SNE. La información extraída de las bases de datos de contratos refleja nuevas diferencias desde el punto de vista de las transiciones laborales. En primer lugar, si se considera el número de contratos, el dinamismo contractual aumenta conforme las transiciones resultan más favorables. En otras palabras el número de contratos es porcentualmente mayor en los casos en los que existe contratación posterior a la última RB-RIS. Por ejemplo, en el caso del primer subgrupo las personas que han tenido más de cinco contratos a lo largo del periodo suponen el casi el 40%. En el tercer subgrupo el porcentaje se reduce hasta el 19%. Es evidente que esa mejor situación comparada responde en la mayor parte de los casos a un encadenamiento de la contratación temporal. Sin embargo, también es cierto que el peso de la contratación indefinida es mayor. En el primer subgrupo, el peso de los contratos indefinidos como topología del último contrato registrado supone el 16,6%. En el caso de las dos siguientes situaciones en las que el último registro es de nuevo el desempleo, la proporción de la contratación indefinida se reduce hasta aproximadamente el 5%. Por consiguiente la contratación temporal alcanza en estos casos el 95%. En definitiva, el número de contratos es menor y los que se dan son en la gran mayoría temporales. De todas formas también resulta sintomático de la inestabilidad general del empleo el hecho de que el 5% de las personas cuyo último contrato fue de carácter indefinido vuelvan a estar desempleadas. Al desagregar los datos relativos al tipo de contrato se observa como efectivamente las dos principales categorías son el contrato temporal a tiempo completo y el temporal a tiempo parcial. La diferencia más significativa entre los grupos se encuentra precisamente en el tiempo de trabajo. La parcialidad es mayor en el primer caso tanto si nos referimos a la contratación temporal como indefinida. Se trata pues de una situación positiva ya que se ha conseguido un empleo posterior al paro y a la RB-RIS pero lo cierto es que en muchos casos se trata de empleos inestables y a tiempo parcial lo que presupone unos ingresos que resultan sin lugar a dudas positivos pero limitados e insuficientes. 83 No conviene olvidar es que de estas transiciones las más habituales son la tercera y la cuarta, es decir, las más negativas dentro de este análisis. El número de personas triplica a la de los dos primeros grupos. El análisis específico del tipo de jornada refleja de nuevo, por un lado, el excesivo protagonismo de la jornada parcial en los tres grupos, muy por encima de la media de la contratación total y por otro, el todavía mayor protagonismo en el primer grupo. Casi la mitad de las personas tienen como jornada en su último empleo registrado una de tipo parcial. En cuanto a la discapacidad, no se dan grandes diferencias entre los grupos de personas clasificadas según sus transiciones. Alrededor del 98% son contratos en los que no figura discapacidad alguna. Si ya de por sí la contratación en el colectivo de personas beneficiarias de RB-RIS es menor, todavía es más reducida cuando se trata de personas con discapacidad. Tal y como reflejan los datos, la presencia de la discapacidad entre las personas beneficiarias es significativa. En este sentido ante la falta de oportunidades es precisamente esa problemática una de las que conducen en mayor medida a la RB-RIS. Como se ha relatado, en muchos de los casos sucede que tras perder el empleo se agotan las prestaciones y subsidios y las personas se ven abocadas a recurrir a otro tipo de ayudas y recursos. Otras muchas ni si quiera han podido contar con un contrato previo. En los casos en los que además convergen otras dificultades como la discapacidad se reúnen varios elementos que socavan las probabilidades de empleo por lo que la dependencia de este tipo de rentas se alarga en el tiempo alimentando el círculo vicioso de la cronificación. Tampoco hay diferencias reseñables en cuanto a la ocupación del último contrato registrado. En seis de cada diez casos se trata de ocupaciones catalogadas como elementales siendo tres de cada diez ocupaciones cualificadas. Recordemos que en comparación con las personas que aparecen en las bases de desempleo y contratos pero que no han sido beneficiarias de RB-RIS la proporción de las ocupaciones elementales se reduce hasta el 35% mientras que las cualificadas suponen el 49% y las técnicas el 15%. Tal y como se indica en el siguiente capítulo, el tipo de ocupación del empleo es otra de las variables con significación en cuanto a la incidencia en la probabilidad de ser beneficiario/a de RB-RIS siendo desempleado/a. Las personas desempleadas que han tenido ocupaciones elementales no sólo tienen mayor probabilidad de ser solicitantes beneficiarias de RB-RIS que aquellas que han desarrollado actividades más cualificadas sino que también tienen mayor riesgo de ser beneficiarias de larga duración. Este hecho está relacionado con la menor probabilidad de empleo y por tanto con la prolongación del tiempo en desempleo, variable determinante en el hecho de ser solicitante de la RIS. En cuanto al sector de actividad del último contrato registrado las mayores diferencias intergrupales son las relativas al peso porcentual que representa el sector servicios. 84 En el primer grupo casi el 75% de las personas han tenido un contrato procede de dicho sector. En el resto de grupos los porcentajes son del 66% y 68% respectivamente. Ese mayor dinamismo contractual parece estar más ligado a los servicios, sector que genera mayor número de contratos aunque siendo más proclive a la generación de empleos intermitentes, esporádicos etc. También resulta reseñable que conforme la transición resulta comparativamente más desfavorable la presencia de contratos en el sector de la construcción aumenta, del 5,5% del primer grupo al 13,3% del tercer grupo. Por su parte la industria tiene una presencia similar, en torno al 10% en los tres grupos. Tabla 13. Comparativa a través de las variables procedentes de las bases de contratos. Último registro es el contrato y este es posterior a la última RB-RIS Ha tenido un contrato posterior a la última RBRIS pero vuelva a caer en el paro 0,00 0,00 La última situación es el paro pero tuvo algún contrato anterior a la última RB-RIS 0,00 Un contrato 14,53 19,16 33,86 - De 2 a 5 contratos 45,96 50,06 46,95 - De 6 a 10 contratos 22,03 16,21 11,79 - Más de 10 contratos 17,47 14,56 7,40 - Ningún contrato Número de contratos en el periodo Total Modalidad A último contrato Modalidad B último contrato Tipo de jornada último contrato Ocupación último contrato 100 100 100 100 16,57 4,56 5,17 - Temporal 83,43 95,44 94,83 - 100 100 100 - Total Indefinido tiempo completo 7,08 2,36 2,76 - Indefinido tiempo parcial 9,49 2,20 2,42 - Temporal tiempo completo 41,76 65,51 65,02 - Temporal tiempo parcial 38,82 29,00 28,51 - Formativos 2,86 0,93 1,30 - Total 100 100 100 - Completa 51,70 68,76 69,07 - Parcial 48,30 31,24 30,93 - 100 100 100 Sin discapacidad registrada 97,64 98,48 98,73 - Con discapacidad registrada 2,36 1,52 1,27 - Total 100 100 100 - Ocupaciones elementales 61,24 63,15 59,54 - Ocupaciones cualificadas 36,15 33,47 37,71 - Ocupaciones técnicas 2,57 3,25 2,66 - Dirección Gerencia 0,04 0,13 0,10 - Total Agricultura Sector de actividad último contrato 100 Indefinido Total Discapacidad registrada Último registro es el paro no habiendo tenido ningún contrato Industria Construcción Servicios Total 100 100 100 11,01 11,65 8,48 - 9,11 10,38 10,09 - 5,55 11,65 13,31 - 74,33 66,31 68,12 - 100 100 100 - Fuente: Elaboración propia a partir de los datos extraídos de las bases de registro de la RB-RIS (SIPSS) del Departamento de Políticas Sociales y las bases de desempleo y contratación del SNE. 85 Por último, la caracterización de los grupos y su comparativa tendiendo en cuenta la información procedente de las propias bases de datos de RB-RIS es la siguiente. Respecto al número de solicitudes reconocidas, en los dos primeras categorías aproximadamente cuatro de cada diez beneficiarios lo han sido una única vez en el periodo analizado y alrededor de cinco de cada diez lo han sido entre dos y cinco veces. La mayor diferencia entre los grupos tal y como era de esperar es la mayoritaria presencia de personas con más percepciones cuando se trata de personas beneficiarias que aún figurando como desempleadas no han tenido ningún contrato. Así, aproximadamente el 20% de las personas que forman este grupo han sido beneficiarias más de cinco veces entre enero de 2008 y marzo de 2013. La proporción en el primer grupo se reduce hasta el 5,7%. En relación con estos datos también resulta lógico el hecho de la mayor presencia de beneficiarios/as de larga duración cuando las transiciones resultan más adversas o cuando simplemente no existen. En los dos primeros grupos el porcentaje que representan las personas beneficiarias de larga duración es del 12,4% y del 7,5% respectivamente. En ambos casos se ha tenido un contrato posterior a la última RB-RIS. En el caso de las personas cuyo último registro es el desempleo y que tuvieron un contrato anterior a la RB-RIS o las que ni siguiera han tenido un empleo en estos años la proporción que supone la duración prolongada como beneficiarios de estas rentas alcanza a tres de cada diez (31,8% y 29,9% respectivamente); por tanto la diferencia es notable. Insistimos en que además son precisamente estas dos situaciones o transiciones las más comunes entre el total del colectivo de personas beneficiarias. En cuanto a la discapacidad, los resultados no dejan lugar a dudas. Conforme empeora el tipo de transición la presencia de personas beneficiarias con alguna discapacidad aumenta. Del 5,5% del primer grupo al 12,7% del último. Estos datos corroboran de nuevo el hecho de que si ya de por sí encontrar un empleo resulta complicado, para el colectivo de personas con discapacidad todavía resulta más difícil y por tanto es lógico que su presencia como demandantes de este tipo de recursos sea significativa. De todas formas conviene mencionar una circunstancia que ha aparecido en el análisis cualitativo del mencionado estudio sobre el paro de larga duración, investigación muy relacionada con el presente trabajo. Según diversos afectados/as se está produciendo un cierto aumento de la demanda laboral de personas con discapacidad, en ese sentido las bonificaciones están teniendo su eco. Sin embargo, esas demandas van dirigidas o están condicionadas a la parte del colectivo que puede desarrollar un trabajo en al mismas condiciones que el resto de empleados y empleadas. Por tanto se trata de una inserción relativa ya que quedan excluidas precisamente aquellas personas con mayores dificultades. 86 Respecto al colectivo, tres conclusiones principales. La primera, conforme las transiciones laborales son más adversas la presencia de personas pertenecientes a la etnia gitana aumentan. En el primer caso representan el 5% mientras que en el último ya suponen casi el 16%. Tal y como se ha descrito su proporción como beneficiarios de larga duración aumenta y curiosamente todavía es mayor en el caso de las personas que figuran como desempleadas en los SPE ya que representan el 21,5%. La segunda, el peso porcentual del resto de autóctonos es algo mayor en los casos en los que se ha dado alguna contratación sobre todo en el caso de las personas que han tenido algún contrato, posteriormente han caído en el desempleo y han sido solicitantes perceptores de RB-RIS. En este caso cuatro de cada diez personas son autóctonas (sin contar el colectivo gitano). Por último, el colectivo inmigrante tiene menor peso en el caso de las personas que han perdido su empleo y han sido beneficiarias de RB-RIS. En ese caso representa aproximadamente el 48,6%. En el resto de situaciones suponen alrededor del 60%. Es decir, tanto en las transiciones más positivas como en la más negativa, seis de cada diez personas son inmigrantes. Pero tal y como venimos advirtiendo es precisamente esa última tipología la mayoritaria. El hecho es que la población inmigrante ha sido uno de los colectivos más castigados por la crisis, no en vano a pesar del aumento de beneficiarios autóctonos de RB-RIS es el principal grupo solicitante de este tipo de rentas en el conjunto de la demanda. Tal y como se ha señalado la proporción desempleado/a y no de personas como extranjeras cuando únicamente se figura como beneficiario/a alcanza el 28% es decir una proporción considerablemente menor a la que se da cuando se trata del total de la población beneficiaria de RB-RIS (alrededor del 56%). Además los resquicios del mayor dinamismo contractual por parte del colectivo inmigrante pueden esconder una mayor precarización de los empleos a los que acceden. Empleos que en el mejor de los casos, cuando se producen, mitigan pero no erradican las situaciones de vulnerabilidad y necesidad. Como no podía ser de otra forma la mayor parte de las distribuciones están interrelacionadas. En el caso por ejemplo del tipo de hogar el mayor porcentaje de las parejas con hijos conforme peor resulta la transición tiene que ver entre otras cuestiones con la mayor presencia de la etnia gitana. Colectivo en el que este tipo de hogar es todavía más habitual. Otra de las diferencias más reseñables es el caso de los hogares monoparentales con hijos, en este caso la tendencia es a la inversa. Es decir, conforme empeoran las transiciones 87 su peso porcentual es menor. En el primer grupo, casi tres de cada diez personas perceptoras son cabeza de un hogar monoparental con hijos (28,3%) mientras que cuando no se da ningún tipo de contrato su proporción se reduce hasta el 19%. De todas formas conviene indicar que en el caso de los hogares monoparentales con hijos la transición más frecuente es la tercera, es decir, se está en desempleo tras perder el trabajo y se solicita una ayuda de RB-RIS. Esta transición representa alrededor del 37% en las principales las tipologías de hogar incluyendo los hogares monoparentales con hijos. Es decir, en casi cuatro de cada diez hogares estudiados, independientemente de su tipología, la transición laboral que se ha dado es la llegada al paro tras tener un empleo y la posterior percepción de RB-RIS. Respecto al principal problema del hogar, no existen grandes diferencias en cuanto a transiciones. Cabe resaltar, partiendo del hecho de la confluencia de problemáticas, el mayor peso porcentual que representan las dificultades de inserción social en el caso de los hogares de los que forman parte personas beneficiarias que no han tenido ningún empleo en los último cinco años y tres meses analizados. Estos problemas suponen el 13,6% frente al 9,6% del primer grupo. Las dificultades que aparecen con mayor asiduidad en todos los grupos siguen siendo la carencia de medios propios de subsistencia y las dificultades de inserción laboral. En este último caso su proporción es lógicamente mayor que en el de la población beneficiaria que no figura en las bases de desempleo. En el anterior capítulo se ha comprobado que cuando se da esa circunstancia, sólo registro en las bases de RB-RIS, los problemas de inserción laboral se reducen hasta aproximadamente el 10% mientras que los relativos a la inserción social suponen una cuarta parte (exactamente un 24,8%). En relación con el principal problema del solicitante, la carencia de medios propios aunque sigue siendo importante queda atenuada por otras dificultades que suponen también porcentajes destacados, sobre todo, la dificultad para la inserción laboral por delante de los problemas de inserción social. Igual que sucede en el hogar si tenemos en cuenta las distintas transiciones laborales, la carencia de medios propios tiende a disminuir conforme las transiciones resultan más negativas pero no porque la necesidad sea menor sino porque se dan otro tipo de problemas todavía más graves que al fin y al cabo desembocan en la falta de medios de subsistencia. Volvemos a observar como los problemas de índole social son más frecuentes en aquellos grupos en peor situación. En el último grupo casi el 18% tiene dificultades de inserción social, problemas que indudablemente afectan a su empleabilidad y que por tanto determinan la inexistencia de transiciones laborales. Se trata de circunstancias bidireccionales, de causa y efecto. Por otro lado en todos los grupos alrededor del 30% de los solicitantes tiene o ha tenido dificultades de inserción laboral. En cuanto al régimen de tenencia de la vivienda, no se dan grandes diferencias entre los grupos, la primera tipología es el alquiler, casi cuatro de cada diez solicitantes 88 beneficiarios residen en una vivienda en alquiler y para otra cuarta parte su forma de tenencia es el realquiler. En ambos casos la proporción es muy superior a la media de la población en la que la principal forma de tenencia es la propiedad (aproximadamente un 87%, datos de la ECV2011). En el caso de las personas beneficiarias de RB-RIS aproximadamente el 16% están pagando su propia vivienda. Conviene tener presente que si ya de por sí la carga que representa el pago hipotecario resulta difícil de llevar todavía lo es más para este tipo de hogares. Por tanto ese porcentaje que en términos cuantitativos puede parecer “menor” se amplia en términos de dificultad, carencias y problemas derivados. Por último, en cuanto a los posibles ingresos computados para el cálculo de estas rentas y según los distintos cambios laborales, resulta lógico que cuando no se ha tenido ningún contrato en el periodo, cuarto subgrupo, un importante número de beneficiarios no tengan o no hayan tenido ningún otro tipo de ingreso computable, por lo tanto, si ya de por sí lo que suponen estas rentas para el conjunto de las personas y hogares beneficiarios es importante en estos casos resulta indispensable. Como reflejan los datos, si tenemos en cuenta la última percepción, en los tres primeros grupos alrededor de cinco de cada diez beneficiarios han tenido algún ingreso computado por lo que estas rentas han sido complementarias. En el caso del último grupo la proporción es de casi tres de cada diez (26%). Por tanto, cerca del 74% no han tenido otro tipo de rentas siendo la RB-RIS la única fuente de ingresos. Recordemos que este análisis se centra en las personas beneficiarias y no en las unidades perceptoras que pueden estar conformadas por varios miembros, algunos con ingresos y otros no. El cómputo oficial de las cantidades a recibir se realiza teniendo en cuenta esa unidad familiar. Tabla 14. Comparativa a través de las variables procedentes de las bases de RBRIS. Número de RIS-RB en las que aparecen computadas Beneficiario/a de larga duración en 2012 o IT2013 Discapacidad Último registro es el contrato y este es posterior a la última RB-RIS Ha tenido un contrato posterior a la última RB-RIS pero vuelva a caer en el paro La última situación es el paro y tuvo algún contrato anterior a la última RB-RIS Último registro es el paro no habiendo tenido ningún contrato Una vez 41,33 44,87 26,26 26,09 De 2 a 5 52,96 49,98 59,49 53,44 De 6 a 10 5,67 5,07 14,17 19,45 Más de 10 veces 0,04 0,08 0,08 1,03 Total 100 100 100 100 Sí 12,42 7,47 31,80 29,86 No 87,58 92,53 68,20 70,14 100 100 100 100 Total Sin discapacidad 94,49 93,96 90,90 87,26 Con discapacidad 5,51 6,04 9,10 12,74 Total 100 100 100 100 89 Min. étnica gitana 6,37 10,90 15,88 0,59 0,24 0,37 0,59 1,38 1,92 7,33 5,49 5,30 9,55 Inmig. Latinoamérica 27,33 22,08 18,80 17,66 Inmig. Magreb 16,31 21,78 14,66 18,90 Inmig. resto África (excepto Magreb) 3,19 5,19 4,72 4,17 Inmig. Europa este 4,35 3,80 2,74 4,47 Inmig. Asia 0,25 0,08 0,24 0,10 Otros 0,58 0,72 0,57 0,83 34,58 33,31 40,45 26,16 100 100 100 100 Personas solas 18,56 18,96 21,61 19,07 Adultos solos con familiares 25,70 27,78 25,40 25,22 Monoparentales con hijos (pueden ser hijos adultos) 28,27 21,48 21,11 18,96 5,04 5,26 4,88 6,13 22,42 26,47 26,98 30,54 0,00 0,05 0,02 0,08 Parejas sin hijos Parejas con hijos (pueden ser hijos adultos) Otras situaciones Total 100 100 100 100 Convivencia familiar personal 9,51 9,29 9,04 8,92 Dificultades inserción laboral 19,14 17,86 21,28 21,58 Dificultades inserción escolar 0,05 0,17 0,14 0,25 Dificultades inserción social Carencia de medios propios de subsistencia Emergencias sociales 9,62 11,85 10,17 13,59 59,27 58,71 57,33 54,09 2,41 2,11 2,05 1,56 100 100 100 100 14,71 12,53 11,44 11,18 Convivencia familiar personal Tenencia de la vivienda 5,05 0,46 Total Principal problema del solicitante Último registro es el paro no habiendo tenido ningún contrato 0,58 Total Principal problema del hogar La última situación es el paro y tuvo algún contrato anterior a la última RB-RIS Transmontano Resto autóctonos Tipo hogar Ha tenido un contrato posterior a la última RB-RIS pero vuelva a caer en el paro Inmigrante (sin dato de origen) Inmigrante comunitario Colectivo Último registro es el contrato y este es posterior a la última RB-RIS Dificultades inserción laboral 28,71 29,13 35,03 31,37 Dificultades inserción social Carencia de medios propios de subsistencia Emergencias sociales 10,70 14,90 11,02 17,95 44,97 42,48 41,50 38,72 0,78 0,91 0,96 1,00 Total 100 100 100 100 Cedida 9,01 9,25 10,71 10,54 Alquilada 42,35 41,84 41,37 37,62 Re-alquilada 26,53 25,39 23,16 26,03 Propia, pagándose 15,70 14,10 16,66 14,75 Propia, pagada 3,00 4,51 3,72 5,18 Otra forma 3,40 4,92 4,37 5,88 Total 100 100 100 100 90 Sí existen otros ingresos que Otros ingresos computan No tienen otros ingresos que computados (última RB-RIS) computan Total Sí existen otros ingresos que Ingresos computan computables a No tienen otros ingresos que lo largo del computan periodo Total Último registro es el contrato y este es posterior a la última RB-RIS Ha tenido un contrato posterior a la última RB-RIS pero vuelva a caer en el paro La última situación es el paro y tuvo algún contrato anterior a la última RB-RIS Último registro es el paro no habiendo tenido ningún contrato 46,87 44,74 43,56 26,27 53,13 55,26 56,44 73,73 100 100 100 100 54,74 51,03 59,68 38,49 45,26 48,97 40,32 61,51 100 100 100 100 Fuente: Elaboración propia a partir de los datos extraídos de las bases de registro de la RB-RIS (SIPSS) del Departamento de Políticas Sociales y las bases de desempleo y contratación del SNE. 91 7. Incidencia de variables respecto a la RBRIS. Análisis de regresión logística Esta investigación concluye con los resultados obtenidos a través de varios modelos estadísticos de regresión logística. Estas técnicas permiten identificar los predictores de la ocurrencia de un determinado fenómeno11. En nuestro caso se trata de un análisis que complementa lo señalado hasta el momento en relación con la influencia de determinadas variables o circunstancias en el hecho de ser beneficiario/a de la RB-RIS. Los resultados han permitido establecer diversas correlaciones significativas aún siendo conscientes de que además de las variables analizadas existen muchos otros condicionantes tanto objetivos como subjetivos de más difícil cuantificación que influyen y determinan las trayectorias sociolaborales. Insistimos en que los modelos no resultan lo suficientemente completos como para predecir o establecer con alta seguridad la probabilidad de que sucedan las variables o hechos dependientes. Tal y como hemos señalado influyen muchas variables, tanto cuantitativas como cualitativas que sería imposible que recogiese una base de datos y un modelo derivado basado en esa información. Por lo tanto existe un porcentaje importante de “influencia” sobre el hecho de ser beneficiario de RB-RIS que no depende de las variables analizadas. Aún así aprovechando esta técnica podemos establecer algunas variables que resultan influyentes, estadísticamente significativas que corroboran empíricamente aspectos que ya hemos mencionado. Modelos de regresión logística (variable dependiente) Ser beneficiario/a de RB-RIS siendo desempleado/a Ser beneficiario/a de larga duración (RB-RIS) siendo desempleado/a Ser beneficiario/a de larga duración (RB-RIS) siendo ya beneficiario/a Consecución de un contrato tras haber sido perceptor/a de RB-RIS 11 Para el desarrollo de estos modelos se ha utilizado una de las opciones más comunes, el denominado método “adelante”. Se trata de uno de los métodos automáticos (o por pasos) que deja que el programa SPSS vaya introduciendo variables en el modelo, empezando por aquellas que tienen coeficientes de regresión más grandes, estadísticamente significativos. En cada paso reevalúa los coeficientes y su significación, pudiendo eliminar del modelo aquellos que no considera estadísticamente significativos. 92 En el primer modelo el suceso denominado dependiente o de referencia es el hecho de ser beneficiario/a de RB-RIS siendo desempleado/a. Es decir, con este modelo se pretende establecer los diversos grados de influencia de las distintas categorías de las variables contempladas que resultan significativas para saber precisamente quienes tienen más “riesgo” de ser solicitantes beneficiarios/as de la RB-RIS cuando se está en situación de desempleo. - En cuanto a la variable sexo a pesar de que no se trata de una de las variables más influyentes, de hecho parece ser una de las menos determinantes en el modelo, sí que resulta significativa. En este caso, una vez que se figura como desempleado/a la probabilidad de ser beneficiario de RB-RIS es ligeramente superior entre los hombres. La probabilidad en ese sentido ha aumentado entre la población masculina a lo largo de los últimos años de crisis. Otra cuestión distinta es que la probabilidad de ser beneficiario/a cuando no se está registrado como desempleado/a sea distinta. Recordemos que en este caso las mujeres representan el 52% de las personas beneficiarias que no figuran como desempleadas. - En cuanto a la edad, la propia normativa a pesar de las excepciones incide en el hecho de que la población joven tenga una probabilidad menor de ser beneficiaria de RB-RIS una vez registrada como parada en comparación con el grupo de mayores de 45 años. Los dos principales intervalos que tiene mayor probabilidad son por este orden, el formado por desempleados/as de entre 36 y 45 años y el conformado por personas de entre 26 y 35 años, en ambos casos la probabilidad es mayor a la del grupo de mayores de 45 años. La influencia de la edad se puede situar en un lugar intermedio. No es ni de las más influyentes ni de las menos determinantes. - El nivel de estudios sí que resulta una de las variables que parecen más influyentes en el modelo. Los resultados no dejan lugar a dudas. El estar en situación de desempleo y tener estudios básicos multiplica las probabilidades de ser beneficiario/a de RB-RIS en comparación con la población parada con estudios superiores (universitarios o FP de Grado Superior). Las diferencias con las categorías superiores se rebajan cuando se trata de los niveles medios (bachillerato y FP de Grado Medio). - La variable nacionalidad aunque claramente resulta significativa tiene un grado de influencia menor que otras como por ejemplo el nivel de estudios o como se señala a continuación el tiempo en desempleo. Se debe tener en cuenta que se trata de un modelo que recoge al colectivo de personas que figuran como desempleadas teniendo en cuenta su nacionalidad y no su lugar 93 de origen. Aún así resulta evidente que una vez en desempleo la probabilidad de ser beneficiario de RB-RIS es significativamente mayor entre el colectivo extranjero. No en vano la proporción de beneficiarios inmigrantes sigue siendo claramente superior a la de la población autóctona. Aunque la crisis ha afectado a todos los grupos lo cierto es que el colectivo inmigrante es uno de los más perjudicados. - En cuanto al sector de actividad de procedencia, aquellos sectores que en principio cuentan con perores condiciones laborales, más inestables, peor remunerados, que también generan por lo general derechos más efímeros, etc. son los que representan mayores probabilidades de que las personas que han trabajado en ellos y han caído en el desempleo sean beneficiarias de esta rentas. La mayor probabilidad la ostenta el sector agrícola, posteriormente el sector servicios y por último la construcción y la industria, siendo este último el sector en el que la probabilidad es menor en comparación con los servicios. Esto no significa que no exista probabilidad de ser beneficiario de RB-RIS cuando se ha tenido un empleo industrial sino que la probabilidad es menor. De hecho también se ha detectado un porcentaje significativo de personas con largas carreras en puestos industriales que han caído en el desempleo y que tras agotar sus prestaciones y subsidios han tenido que recurrir a estas rentas ante la falta de oportunidades de reinserción laboral. En estos casos se suelen sumar otros hándicaps como la mayor edad y el escaso nivel de estudios. - Un elemento que se sitúa en un nivel de influencia intermedio es la ocupación demandada. La correspondencia es de nuevo clara. Conforme la demanda en términos de cualificación disminuye la probabilidad de ser beneficiario de RBRIS aumenta. Hay que tener en cuenta que esta correlación no viene dada por el simple hecho de solicitar un tipo u otro de ocupación sino por las circunstancias relacionadas con la demanda, con su experiencia laboral, con la cualificación de anteriores empleos, con el nivel de estudios, etc. - En cuanto a la discapacidad registrada, es decir, aquella que figura en las bases de desempleo, resulta también una influencia significativa pero dado ese carácter voluntario (recordemos que hay personas con discapacidad que no figuran como tales) la incidencia es menor que otras variables. Aún así los datos confirman que el ser parado/a y además tener una discapacidad hace aumentar las probabilidades de ser beneficiarios de estas rentas en comparación con los desempleados/as sin discapacidad. 94 - Lógicamente una de las circunstancias que más influye es el continuar en el desempleo. Se demuestra empíricamente la relación directa entre el tiempo en paro y el hecho de ser beneficiario de RB-RIS. Lo cierto es que haber sido parado de larga duración en algún momento del periodo hace multiplicar significativamente las probabilidades de ser beneficiario. En este sentido recordemos que según los últimos datos de la EPA aproximadamente la mitad de las personas desempleadas en Navarra lleva en paro más de un año. Por lo tanto, según esta grave proporción, dada la prolongación de la crisis y la falta de generación de empleo es más que probable el aumento continuado de las solicitudes de RIS. - Por último y en relación con lo anterior, el hecho de haber podido contar con una prestación o subsidio por desempleo en la última situación de desempleo registrada hace disminuir significativamente la probabilidad de ser beneficiario de RB-RIS. Esa circunstancia está vinculada a las trayectorias que comparativamente resultan algo más positivas ya que se ha podido contar con un empleo y con derechos generados. De todas formas también conviene insistir en el hecho de que en muchos casos la RB-RIS es el complemento de subsidios por desempleo ya que resultan insuficientes para afrontar los gastos mínimos de un hogar. Se debe advertir nuevamente, la realidad de los datos así lo confirma, que el paro prolongado va a suponer un aumento de las solicitudes ya que los subsidios son limitados también desde un punto de vista temporal. Tabla 15. Modelo de regresión A. Asociación de factores o variables en relación con el suceso/variable dependiente: Perceptores/as de RB-RIS respecto al total de la población desempleada. B Sig. Exp(B) ,080 ,000 1,084 De 16 a 25 años -,467 ,000 ,627 De 26 a 35 años ,147 ,000 1,158 De 36 a 45 años ,390 ,000 1,477 Sexo (Ref. Mujer) Hombre Edad (Ref. Más de 45 años) Nivel formativo (Ref. Nivel alto: FP GS o Universidad) Nivel básico Nivel medio (bachillerato, FP GM) 1,589 ,000 4,900 ,841 ,000 2,320 ,459 ,000 1,583 Nacionalidad (Ref. española) Extranjera 95 B Sig. Exp(B) Sector de actividad (Ref. Servicios) Agricultura ,398 ,000 1,490 Industria -,569 ,000 ,566 Construcción -,432 ,000 ,649 Ocupación demandada (Ref. Ocupaciones técnicas) Ocupaciones elementales 1,001 ,000 2,721 Ocupaciones cualificadas ,609 ,000 1,838 ,703 ,000 2,021 1,353 ,000 3,871 -,619 ,000 ,539 Discapacidad declarada Sí Haber sido en algún momento PLD en el periodo Sí Haber tenido prestación o subsidio por desempleo en la última situación de paro registrada Sí Fuente: Elaboración propia a partir de los datos extraídos de las bases de registro de la RB-RIS (SIPSS) del Departamento de Políticas Sociales y las bases de desempleo y contratación del SNE. El segundo modelo tiene como suceso dependiente el ser beneficiario de larga duración en el conjunto de la población desempleada. Recordemos que nos referimos a larga duración cuando se ha sido beneficiario/a en el año y en al menos dos de los tres anteriores (metodología Eurostat). Otra cuestión, dados los cambios de normativa, es que se den los condicionantes legales para seguir siendo beneficiario. - En este modelo la variable sexo no resulta significativa. - En cuanto a la edad, los resultados arrojan la misma tendencia. Más probabilidad de ser beneficiario/a de larga duración cuando se es parado y se tiene entre 36 y 45 años, por delante de las personas de entre 26 y 35 años. - Respecto al nivel de estudios las diferencias entre tener estudios básicos y contar con estudios superiores todavía es mayor que en el anterior modelo. Es decir, la probabilidad de ser beneficiario de larga duración aumenta sobremanera en los casos de personas desempleadas sin estudios o con estudios básicos. - La variable nacionalidad sigue siendo significativa pero en este caso las diferencias se reducen. La conclusión es que es más probable ser beneficiario de larga duración si es extranjero. Sin embargo se trata es una de las variables con menor influencia. De todas formas conviene matizar de nuevo esta conclusión. Primero, uno de los aspectos que inciden en este caso es que, tal y como se ha comprobado, uno de los colectivos aparte del inmigrante con una presencia creciente cuando se trata de larga duración es el colectivo gitano, en la mayoría de los casos se trata de personas autóctonas con 96 nacionalidad española. En segundo lugar, volvemos a explicar que en la información procedente de las bases de desempleo registrado no se hace mención al lugar de nacimiento o colectivo sino a la nacionalidad. La maduración del fenómeno inmigrantes tengan la migratorio ha hecho que muchas personas nacionalidad española, circunstancia que no ha implicado per se una mejoría de su situación. Es por ello por lo que existe una clara diferencia de proporciones si consideramos la nacionalidad extranjera o si tenemos en cuenta el colectivo inmigrante formado también por personas con nacionalidad española más allá de supuestos o conceptos teóricos sobre hasta cuando una persona se puede considerar inmigrante. - El sector de procedencia sigue siendo significativo aunque las diferencias entre los sectores parecen menores. Cuando se procede de la agricultura y el sector servicios aumenta la probabilidad de ser beneficiario de larga duración en comparación con la procedencia de la construcción o la industria aunque como decimos las diferencias en este caso son menores. - Sucede algo similar respecto a las ocupaciones demandadas. Las diferencias entre las categorías son menores. Aún así se trata de una de las variables más determinantes pero no por el hecho del tipo de demanda sino más bien por lo que entraña una demanda ocupacional u otra, la diferente experiencia laboral, el distinto nivel formativo, etc. Nuevamente la probabilidad de ser beneficiario/a de larga duración aumenta conforme la ocupación demandada por parte de la población desempleada disminuye. - La conclusión respecto a la discapacidad declarada o registrada es la misma que en el anterior modelo y sigue la siguiente relación. Para empezar es más probable ser desempleado cuando se sufre una discapacidad, también es más probable seguir siéndolo y por tanto la probabilidad ya no solo de ser beneficiario de RB-RIS sino que la de seguir siendo solicitante también es mayor. - El hecho del paro de larga duración está directamente relacionado con la mayor probabilidad de ser beneficiario prolongado de RB-RIS. Incluso las diferencias entre las categorías (ser PLD y no serlo) todavía son mayores que en el primer modelo. El paso del tiempo tiene un efecto perverso en el caso de las personas desempleadas y más aún en el caso de las personas en situaciones de vulnerabilidad y exclusión. En ese sentido, el paro de larga duración es una 97 situación que tiende a cronificarse afectando a un número creciente de personas en riesgo de exclusión. Así, más allá de la dimensión personal o individual sería irresponsable no tener en cuenta esa dimensión social del impacto del paro de larga duración. Sus efectos estructurales pueden ser devastadores para el modelo de cohesión social que hasta el momento, dentro de sus límites, parecía ser en Navarra uno de los más equilibrados del Estado. No conviene olvidar, más aún en etapas como la actual, que la cohesión social es un componente básico para el desarrollo socioeconómico de cualquier territorio. El hecho es que el importante peso del PLD (paro de larga duración) representa en sí mismo un pesado lastre que es preciso contrarrestar de manera más efectiva para evitar fracturas sociales todavía mayores y para impulsar de la mejor forma posible una recuperación socioeconómica sostenible de la Comunidad Foral. Conviene insistir en la gravedad de las cifras ya que los indicadores referentes al paro de larga duración son medidas básicas que junto con los niveles de pobreza y desigualdad de ingresos sirven para estimar cuantitativamente los problemas de cohesión social. - Por último, en la línea de lo expuesto el haber tenido alguna prestación por desempleo en la última situación de paro registrada influye lógicamente en la probabilidad de ser beneficiario de larga duración. Las personas desempleadas con subsidios tienen una menor probabilidad de ser beneficiarios de larga duración pero hay que tener en cuenta que este hecho no implica que no lo vayan a ser en los próximos tiempos dada la decreciente cobertura por desempleo vinculada a la prolongación de las situaciones de paro. Además hay que recordar que estas rentas son compatibles si las cantidades de la unidad familiar no superan el mínimo establecido. Tabla 16. Modelo de regresión B. Asociación de factores o variables en relación con el suceso/variable dependiente: Perceptores/as de larga duración en 2012 o 2013 de la RB-RIS respecto al total de la población desempleada. B Sig. Exp(B) De 16 a 25 años -,391 ,000 ,676 De 26 a 35 años ,325 ,000 1,384 De 36 a 45 años ,544 ,000 1,723 Edad (Ref. Más de 45 años) Nivel formativo (Ref. Nivel alto: FP GS o Universidad) Nivel básico Nivel medio (bachillerato, FP GM) 1,732 ,000 5,653 ,902 ,000 2,466 ,231 ,000 1,260 Nacionalidad (Ref. española) Extranjera 98 B Sig. Exp(B) Noreste -,522 ,000 ,593 Pirineo -,659 ,000 ,517 Zona Media -,158 ,008 ,854 Ribera -,189 ,000 ,828 Zona de residencia (Ref. Pamplona) Sector de actividad (Ref. Servicios) Agricultura ,352 ,000 1,421 Industria -,629 ,000 ,533 Construcción -,643 ,000 ,525 Ocupación demandada (Ref. Ocupaciones técnicas) Ocupaciones elementales 1,487 ,000 4,423 Ocupaciones cualificadas ,960 ,000 2,611 ,598 ,000 1,819 1,707 ,000 5,512 -,618 ,000 ,539 Discapacidad declarada Sí Haber sido en algún momento PLD en el periodo Sí Haber tenido prestación o subsidio por desempleo en la última situación de paro registrada Sí Fuente: Elaboración propia a partir de los datos extraídos de las bases de registro de la RB-RIS (SIPSS) del Departamento de Políticas Sociales y las bases de desempleo y contratación del SNE. En cuanto al tercer modelo, sin dejar de lado la perspectiva de la duración prolongada como beneficiario/a, el colectivo de referencia es en este caso el conjunto de las personas beneficiarias de RB-RIS. Es decir, se pretende averiguar las diferentes probabilidades se ser beneficiarios de larga duración cuando ya se es o ha sido preceptor de estas rentas. Insistimos de nuevo que se trata de un análisis independiente de la propia normativa que rige la RIS aunque se trate de un aspecto trascendental ya que por el momento a pesar de su positiva última ampliación temporal siguen existiendo una serie de requisitos y límites. - En este modelo la variable sexo sí que resulta significativa aunque su influencia se puede catalogar como media. Los hombres beneficiarios de RBRIS tienen menos probabilidades de ser perceptores de larga duración que las mujeres o lo que es lo mismo, una vez siendo beneficiarias la probabilidad de seguir siéndolo es mayor entre las mujeres. No en vano al analizar la composición del grupo de personas beneficiarias de larga duración que no figuran como desempleadas las mujeres suponen casi el 64%. - En cuanto a la edad y teniendo presente la propia normativa de la RB-RIS que establece que salvo excepciones la población preferente a la que se destina estas rentas es la que tiene edades comprendidas entre los 25 y los 65 años, este modelo permite entrever que conforme aumenta la edad la probabilidad de ser beneficiario de larga duración también se incrementa. Sin embargo, a 99 partir de los 36 años las diferencias con el colectivo de referencia, mayores de 45 años, no son significativas. - En este modelo, la significación de las situaciones de discapacidad es mayor. El tener una discapacidad y ser beneficiario de RB-RIS hace aumentar considerablemente la probabilidad de ser beneficiario de larga duración. - Una de las variables que resulta novedosa es la que hace referencia al colectivo. En comparación con autóctonas, la probabilidad de el ser colectivo de beneficiario personas de larga perceptoras duración es significativamente mayor cuando se trata de personas de etnia gitana. Otro de los colectivos con mayor probabilidad es el magrebí pero en su caso el riesgo es mucho menor que el de la población gitana. Resulta llamativo que el colectivo latinoamericano tenga probabilidades similares e incluso menores a las de la población autóctona beneficiaria. - Respecto al tipo de hogar, tomando como referencia las parejas con hijos, todas las demás tipologías tienen probabilidades de ser beneficiarias de larga duración inferiores. La tipología de hogar con un riesgo algo menor es el hogar monoparental con hijos, el resto tienen probabilidades similares entre sí (personas solas, adultos con familiares y parejas sin hijos). Por lo tanto cuando se trata de hogares en los que hay hijos/as la probabilidad de necesitar una renta mínima durante más tiempo aumenta. Esta circunstancia encaja con la nueva normativa que establece el aumento del tiempo de prestación en los casos de familias con menores de 16 años. Otra cuestión es que si no se toman medidas complementarias que solucionen o palien la situación de estas familias puede que la dependencia de este tipo de rentas mínimas se cronifique con todo lo que ello supone tanto para los adultos de ese hogar como para los menores (transmisión intergeneracional de la pobreza y la vulnerabilidad). La realidad es que la prolongación de la crisis está teniendo graves consecuencias sociales. Además, según las distintas previsiones lo cierto es que tampoco parece que se vaya a producir un definitivo cambio de tendencia. Recordemos que las propias estimaciones del Gobierno estatal sitúan la tasa de desempleo para 2014 en el 26% y un crecimiento económico estimado de aproximadamente un 0,7%, incremento que resulta a todas luces insuficiente. Una cuestión es abandonar los valores macroeconómicos que sitúan a la economía estatal y Navarra en la recesión y otra muy distinta que se vaya a generar el empleo de manera continuada e intensa. Insistimos en que son datos y estimaciones positivas pero insuficientes dado el contexto social en el que se dan. Los 100 niveles de vulnerabilidad, pobreza y exclusión siguen aumentando y por tanto una mayor fractura social puede suponer un pesado lastre estructural para la recuperación. - En cuanto al régimen de tenencia de la vivienda, se trata de una de las variables que se podría situar en un nivel menor de influencia, las personas beneficiarias que viven en viviendas en alquiler son las personas que presentan una mayor probabilidad de ser beneficiarias de larga duración. Como se ha visto el alquiler y realquiler son las formas de tenencia más comunes entre las personas beneficiarias de RB-RIS, mayor todavía cuando se trata de larga duración. En ese sentido y dado el constante aumento de personas dependientes de rentas mínimas sería necesario apostar en mayor medida por un sistema más eficaz y equilibrado de alquiler social. - Por último, respecto a los ingresos computados, el hecho de tener algún tipo de ingreso más allá de la RIS hace que la probabilidad de ser beneficiario de larga duración disminuya significativamente pero no por el simple hecho de contar con otro tipo de ingresos sino por lo que implica. De todas formas insistimos en que se trata de los casos en los que los ingresos computados resultan inferiores a lo establecido en las diversas normativas y que por tanto la RIS es complementaria a los mismos. Tabla 17. Modelo de regresión C. Asociación de factores o variables en relación con el suceso/variable dependiente: Solicitantes perceptores de larga duración en 2012 o 2013 de la RB-RIS respecto al total de solicitantes perceptores. B Sig. Exp(B) -,295 ,000 ,744 De 16 a 25 años -,827 ,000 ,437 De 26 a 35 años -,414 ,000 ,661 De 36 a 45 años -,147 No sig. ,863 ,727 ,000 2,069 Sexo (Ref. Mujer) Hombre Edad (Ref. Más de 45 años) Discapacidad declarada Sí Colectivo (Ref. pobl. autóctona, no colectivo gitano) Minoría étnica. gitana 1,358 ,000 3,889 Inmigrantes Comunitarios ,233 No sig. 1,262 Inmigrantes Latinoamérica -,289 ,003 ,749 Inmigrantes Magreb ,271 ,027 1,311 1,164 Inmigrantes resto de África ,152 No sig. Inmigrantes Europa Este (no Comunitaria) -,010 No sig. ,990 Resto inmigrantes ,362 No sig. 1,437 101 B Sig. Exp(B) Personas solas -,572 ,000 ,565 Adultos solos con familiares -,643 ,000 ,526 Monoparentales con hijos (pueden ser hijos adultos) -,292 ,015 ,747 Parejas sin hijos -,667 ,000 ,513 Tipo de hogar (Ref. Parejas con hijos) Tenencia vivienda (Ref. alquilada) Cedida -,297 ,016 ,743 Re-alquilada -,239 No sig. ,787 Propia pagándose -,352 No sig. ,703 Propia pagada -,256 No sig. ,774 Otra forma ,086 No sig. 1,089 -,934 ,000 ,393 -1,006 ,000 3,373 Ingresos computados en la última solicitud Sí Ingresos computados en el total de solicitudes Sí Fuente: Elaboración propia a partir de los datos extraídos de las bases de registro de la RB-RIS (SIPSS) del Departamento de Políticas Sociales y las bases de desempleo y contratación del SNE. El cuarto y último modelo pivota sobre un hecho positivo que conviene considerar, la consecución de un contrato tras haber sido perceptor/a de RB-RIS. Lo cierto es que en términos absolutos y dadas las circunstancias esta transición supone un número de personas insuficiente pero dado su valor, lo que representa, no resulta en absoluto baladí. Tal y como se ha descrito en el anterior capítulo alrededor de 4.800 personas en algún momento de los cinco años y tres meses analizados han tenido algún contrato posterior a su último registro como beneficiarias de estas rentas mínimas aunque también resulta obligado apuntar que aproximadamente la mitad de ellas han vuelto a caer en el desempleo. Como se puede observar los resultados obtenidos están en sintonía con los anteriores aunque en este caso el hecho dependiente de referencia resulta positivo. Las principales conclusiones obtenidas son las siguientes: - El hecho de ser beneficiario de larga duración hace disminuir significativamente la probabilidad de tener un contrato posterior a la RB-RIS. Es evidente el proceso de retroalimentación de la situación. - Respecto a la edad, la franja con mayores probabilidades es la conformada por personas de entre 26 y 35 años por delante del intervalo 36-45 años. Las personas con menos probabilidades son sobre todo los mayores de 45 años por delante de los jóvenes menores de 26. - En cuanto al colectivo, la probabilidad se reduce si se es inmigrante siendo todavía más escasa en el caso del colectivo gitano en comparación con el resto de la población autóctona. 102 - Respecto al principal problema del hogar y del solicitante, aunque las diferencias entre las problemáticas no son excesivas sí que en los casos de dificultades de inserción social la probabilidad de un empleo posterior a la RBRIS se reduce. De todas formas insistimos en que es habitual una simultaneidad de problemáticas sobre todo en los procesos más prolongados. - El hecho de tener otros ingresos computados a la hora de calcular las cuantías hace que las probabilidades de un empleo posterior aumenten. Hay que tener en cuenta que en un porcentaje de los casos se computan prestaciones o subsidios por desempleo o incluso rentas de trabajo, es decir, que se cuenta con una experiencia laboral más “reciente”. - Por último, podemos establecer un cierto orden de influencia de las variables significativas contempladas en este último modelo. El tiempo en desempleo es la variable que resulta más significativa, por delante y en relación con ello los ingresos computados. En un segundo grupo se sitúan otros elementos intrínsecos o personales como son la edad o el colectivo. Tabla 18. Modelo de regresión D. Asociación de factores o variables en relación con el suceso/variable dependiente: Solicitantes perceptores de RB-RIS que han tenido algún contrato posterior respecto al total de solicitantes perceptores. B Sig. Exp(B) -1,005 ,000 ,366 De 16 a 25 años ,451 ,025 1,570 De 26 a 35 años ,775 ,000 2,171 De 36 a 45 años ,693 ,000 2,000 Beneficiario de larga duración Sí Edad (Ref. Más de 45 años) Colectivo (Ref. pobl. autóctona) Minoría étnica. gitana -,542 ,004 ,582 Inmigrantes Comunitarios -,117 No sig ,890 Inmigrantes Latinoamérica -,090 No sig ,914 Inmigrantes Magreb -,069 No sig ,933 Inmigrantes resto de África -,539 ,003 ,583 Inmigrantes Europa Este (no Comunitaria) -,149 No sig ,862 -1,329 ,000 ,265 Convivencia familiar personal ,106 No sig 1,112 Dificultades inserción laboral ,340 ,001 1,405 Dificultades inserción social -,045 No sig ,956 Emergencias sociales ,497 No sig 1,644 Resto inmigrantes Problema principal del hogar (Ref. Carencia medios propios subsistencia) 103 Problema principal del solicitante (Ref. Carencia medios propios subsistencia) Convivencia familiar personal ,073 No sig 1,076 Dificultades inserción laboral -,155 No sig ,856 Dificultades inserción social -,506 ,000 ,603 Emergencias sociales -,207 No sig ,813 ,557 ,000 1,745 Ingresos computados en la última solicitud Sí Fuente: Elaboración propia a partir de los datos extraídos de las bases de registro de la RB-RIS (SIPSS) del Departamento de Políticas Sociales y las bases de desempleo y contratación del SNE. 104 8. Síntesis y principales conclusiones Se trata de una investigación novedosa en Navarra. Se han fusionado bases de datos de diversos Departamentos (Políticas Sociales y Empleo). Es un ejemplo claro de la potencialidad de la información de carácter administrativo que posee la Administración. Se debe fomentar la conversión de la abundante información administrativa a información estadística que facilite la elaboración de análisis e indicadores que sustenten las líneas y medidas de actuación. Antes de presentar las principales conclusiones en cuanto a los resultados conviene introducir algunos elementos que deben considerarse tanto desde una perspectiva metodológica como de contexto. El objetivo principal de la misma ha sido el análisis específico del las personas beneficiarias de la Renta Básica y/o Renta de Inclusión teniendo en cuenta sus posibles trayectorias laborales desde el punto de vista del desempleo y la contratación con el fin de configurar una herramienta de consulta y soporte cuantitativo para la implementación de estrategias y líneas de actuación al respecto. Para ello, en relación con la necesaria conjunción entre política social y laboral, se ha desarrollado esta investigación aprovechando las diferentes fuentes de información disponibles en los dos Departamentos implicados (Servicios Sociales y Empleo). Entre esas fuentes de información se encuentran las bases de datos de la propia Renta Básica-Renta de Inclusión Social, las bases de registro de desempleo y la relativa a los contratos formalizados. De esta forma se han podido reconstruir los diversos itinerarios laborales de los beneficiarios de estas ayudas en el marco de la crisis ya que se ha recopilado la información de los últimos años, concretamente del periodo comprendido entre enero de 2008 y marzo de 2013. En este sentido la primera conclusión es que se trata de una investigación novedosa en Navarra ya que por primera vez se han fusionado estas bases de datos procedentes de distintos Departamentos y cuya unidad de medida han sido las personas beneficiarias de la Renta de Inclusión Social-Renta Básica. Se trata de otro claro ejemplo de la potencialidad en términos de estudio y análisis estadístico que ofrece la extensa y rica información recogida por la Administración. 105 Aumento constante de las situaciones de vulnerabilidad y pobreza derivadas de la crisis que han desbordado tanto los sistemas de protección laboral y social, evidenciando sus limitaciones, como otros recursos de amortiguación tradicionales como la familia. Sin embargo, conviene tener presente que en la etapa de bonanza ya existía una vulnerabilidad y pobreza estructural que no disminuyó sino que se mantuvo estable. Los análisis evolutivos confirman el incesante aumento de la demanda de rentas mínimas lo que implica un grave incremento de las situaciones de necesidad y vulnerabilidad. Sin embargo conviene explicar que las situaciones de vulnerabilidad, pobreza y exclusión no son intrínsecas de la actual crisis. En la llamada época de bonanza económica ya se daban bolsas estructurales de este tipo de problemáticas. Además el deficiente modelo de crecimiento fue proclive a extender el caldo de cultivo de la vulnerabilidad que con la llegada de la crisis se ha desbordado anegando los sistemas de protección laboral y social evidenciándose claramente sus limitaciones. Lo cierto es que el sistema de protección por desempleo no fue configurado para hacer frente a situaciones de paro tan duradero y numeroso, ni mucho menos para la lucha contra la pobreza y/o la exclusión. A todo ello también ha contribuido el desgaste de uno de los principales recursos o instrumentos de amortiguación tradicionales como es la familia y las redes sociales. Es cierto que la situación comparada de Navarra con la mayor parte de las Comunidades si tenemos en cuenta los indicadores comunes es mejor, pero no es menos cierto que el aumento de las situaciones de necesidad hacen que la realidad de la sociedad navarra también se encuentre en uno de los episodios más graves de las últimas décadas. Conviene tener presente también una visión a medio y largo plazo que contemple las más que probables consecuencias estructurales de la crisis. Ante la actual limitación presupuestaria quizás sea conveniente, a partir de unos mínimos garantizados para todas las personas, establecer un sistema de prioridades adaptado a las diferentes necesidades. La cuestión es que sin dejar de lado la situación actual no debe perderse una perspectiva de conjunto que vaya más allá del corto plazo. El aumento de la vulnerabilidad y la exclusión no es un hecho puntual, casual, ni lamentablemente coyuntural, responde a un 106 agravamiento de la realidad socioeconómica que dadas las circunstancias se mantendrá en el tiempo y que posiblemente tendrá consecuencias estructurales. Las previsiones macroeconómicas, dicho sea de paso, ni si quiera resultan alentadoras por su insuficiencia. Las propias estimaciones del Gobierno estatal sitúan la tasa de desempleo para 2014 en el 26% y un crecimiento económico estimado de aproximadamente un 0,7%, el mismo que para Navarra, incremento que resulta a todas luces insuficiente. Una cuestión es abandonar los valores macroeconómicos que sitúan a la economía estatal y Navarra en la recesión y otra muy distinta que se vaya a generar el empleo de manera continuada e intensa. Insistimos en que son datos y estimaciones positivas pero insuficientes dado el contexto social en el que se dan. Desde esa visión deben tomarse también medidas preventivas siendo quizás conveniente establecer a partir de unos mínimos un sistema de prioridades dado el escaso margen presupuestario actual y hasta que no se ejecuten otra serie de líneas de actuación desde el punto de vista de los ingresos y no sólo del gasto. Se debe tener meridianamente claro que un retroceso en la cohesión social supone un lastre para el conjunto de la sociedad. Según los resultados obtenidos, se corrobora que se ha producido una importante diversificación de los perfiles tradicionales de riesgo de pobreza y/o exclusión. La realidad es que amplios sectores de la población con niveles de vida dignos se encuentran en situaciones de vulnerabilidad y riesgo de pobreza teniendo que hacer frente a sus difíciles situaciones a través de este tipo de rentas enfocadas en sus orígenes a perfiles más tipificados de exclusión. Conviene también resaltar que la creciente precariedad laboral hace que muchas personas y familias que cuentan o han contado recientemente con un empleo tengan que recurrir a este tipo de recursos. Se ha comprobado que en muchos de los casos en los que se dan episodios de desempleo y contratación, las personas beneficiarias de RB y/o RIS han tenido contratos temporales, jornadas parciales, empleos poco o nada cualificados que aún conservándolos en el mejor de los casos resultan insuficientes para hacer frente a las necesidades mínimas de un hogar. Llegados a este punto y antes de presentar alguno de los valores más representativos del estudio es preciso introducir un breve apunte. A lo largo de la investigación se ha tenido presente un aspecto que a veces queda difuminado por los propios procesos analíticos cuantitativos y que dado el objeto de estudio debe estar presente en todo momento. Detrás de los distintos valores, agrupaciones, transiciones laborales y probabilidades se encuentran las personas y sus familias que se hallan inmersos en situaciones de suma dificultad. Más aún en este caso la sensibilidad ante esta realidad y por tanto la empatía con esas personas debe formar parte también del proceso de comprensión e interiorización de los resultados. 107 Se ha estimado que alrededor de 36.300 personas han sido beneficiarias directas (vinculadas a las solicitudes positivas) de RB-RIS en los cinco años y tres meses analizados (ene2008-mar2013). La importancia de estas rentas para la sociedad navarra es evidente y por tanto los cambios normativos repercuten en un gran número de personas. El 75% de la población beneficiaria de entre 16 y 64 años figura como desempleada en el SNE en algún momento del periodo analizado. Por lo tanto una cuarta parte no aparece registrada en esos cinco años y tres meses estudiados. La primera cuestión a resolver era conocer realmente el número de personas vinculadas a la RB-RIS. Como se ha explicado las estadísticas oficiales presentan por lo general los datos de beneficiarios desde la perspectiva de la persona solicitante o de las unidades perceptoras, aspecto sin duda importante pero que no contempla toda la realidad. Así, en términos totales podemos estimar que el número de personas beneficiarias (personas que están vinculadas a las solicitudes positivas) a lo largo de los últimos cinco años, incluyendo menores, ha alcanzado aproximadamente las 36.300 personas. Es decir, algo más de 36.000 personas han sido beneficiarias en Navarra de la RB o RIS en los últimos cinco años y tres meses analizados. Es evidente por tanto la importancia de estos recursos y la transcendencia que tienen sus cambios normativos. Es indudable que estos recursos están siendo fundamentales para miles de navarros/as y que a pesar de sus limitaciones, su desbordamiento y sus restricciones, están sirviendo para que la fractura social sea menor que en otros territorios. En ese sentido sería perjudicial para el conjunto de la Comunidad el no seguir apostando por mejorar estas herramientas como estrategia para una mayor cohesión social, aspecto trascendental para el propio desarrollo socioeconómico de Navarra. En cuanto al análisis derivado de la fusión de las bases del Servicio Navarro de Empleo y del Departamento de Asuntos Sociales, aproximadamente el 75% de las personas de entre 16 y 65 años que figuran como beneficiarias computadas para el cálculo de las cuantías (no tienen por que ser solicitantes perceptores) aparecen en algún momento de los cinco años y tres meses analizados como desempleadas registradas. En términos absolutos son alrededor de 18.500 de unas 24.700 personas analizadas bajo esos parámetros. Por lo tanto una cuarta parte no figuran como paradas bien porque se trata de personas inactivas, influye también la falta de motivación e interés, la menor disponibilidad para el empleo debido a circunstancias personales y familiares o simplemente porque figuran como demandantes y no como 108 desempleadas, recordemos que la normativa del Servicio Público de Empleo establece una serie de requisitos para que una persona demandante sea catalogada como desempleada. Se confirma la existencia de perfiles heterogéneos que compartiendo la necesidad de ingresos tienen características divergentes que deben tenerse en cuenta para la implementación de diferentes líneas y medidas de actuación. Es cierto que la empleabilidad difiere dependiendo del perfil pero el hecho de que la inserción laboral sea más o menos factible no debería implicar una segregación excesivamente rígida del colectivo de beneficiarios/as de RB-RIS ya que la necesidad de empleo es compartida y mayoritaria. Se dan diferencias significativas entre las diversas agrupaciones analizadas respecto, por ejemplo, al nivel de estudios, nacionalidad, ocupación demandada, tiempo en desempleo y cobertura, contratación, discapacidad, tipo de hogar, principales problemáticas del hogar y del solicitante, etc. Desde la perspectiva laboral una de las conclusiones refrendadas por los datos es que existen diferencias significativas entre los diversos perfiles de desempleados dependiendo de si figuran o no como beneficiarios de RB-RIS. Las principales divergencias tienen que ver con diversas variables como por ejemplo el nivel de estudios. En el caso de la población desempleada no beneficiaria el nivel medio de estudios es superior al de la población parada beneficiaria de RB-RIS. Un claro ejemplo es la proporción que representan los niveles básicos; entre los beneficiarios de rentas mínimas que figuran como desempleados casi el 90% cuentan únicamente con estudios básicos mientras que en el caso de las personas desempleadas no beneficiarias el porcentaje se reduce hasta el 63%. Otro elemento destacado es el mayor peso de la población extranjera en el colectivo de personas beneficiarias, cerca de un 45%. En el colectivo de personas desempleadas no beneficiarias el porcentaje se reduce hasta el 25%. Por otro lado, parece darse una mayor movilidad residencial en cuanto al municipio de registro del desempleo en el caso de las personas beneficiarias de RB-RIS. Por su parte, la ocupación demandada se corresponde tanto a la experiencia laboral como al nivel formativo. En el primer grupo (personas beneficiarias que figuran como 109 desempleadas) casi seis de cada diez personas (59,2%) demandan ocupaciones elementales y casi el restante, es decir, cuatro de cada diez (37,2%), ocupaciones cualificadas. En el segundo grupo, sólo paro, la distribución resulta algo más equilibrada, 35,2% solicita ocupaciones elementales, el 42,8% cualificadas y el 21,4% técnicas. Otro elemento trascendental es el tiempo en desempleo y sus coberturas. Los datos reflejan como en el caso de las personas beneficiarias de RB-RIS el 15% llevan más de 2 años en desempleo frente al 7,7% del segundo grupo. Respecto a esa variable todavía resulta más evidente la correlación si tenemos en cuenta el paso por el paro de larga duración en el conjunto del periodo. Un 56% de las personas que conforman el primer grupo (beneficiarios/as de RB-RIS que figuran también como desempleados/as) han sido paradas de larga duración en algún momento a lo largo del periodo mientras que en el segundo grupo (parados/as no beneficiarios/as) el porcentaje aunque también elevado es del 30%, la diferencia asciende por tanto a los 26 puntos. Además hay que tener en cuenta que se trata de parte del colectivo de beneficiarios y no del total, es decir, aquellas personas que aparecen registradas como demandantes de empleo (como se ha señalado suponen aproximadamente el 75% del total de beneficiarios susceptibles de aparecer como desempleados registrados). Según estos datos parece lógico pensar que ante la falta continuada de empleo y el incremento del desempleo de larga duración, la demanda de la RIS seguirá en aumento. Por su parte, la cobertura por desempleo es un aspecto clave que explica la razón del aumento de las solicitudes. Un 73% de las personas beneficiarias que aparecen registradas como desempleadas no tuvieron prestación por desempleo en el último registro como paradas. En el segundo grupo el porcentaje se reduce hasta el 55%. Hay que tener en cuenta que este porcentaje de no cobertura es superior al oficial que ronda el 40% ya que se ha tomado como referencia el total de la población desempleada no utilizándose la metodología oficial para elaborar la tasa de cobertura12. La comparativa da buena muestra de las diferencias entre los dos grupos. En cuanto a la posible contratación a lo largo del periodo, un 38% de las personas que aparecen en las bases de registro del paro y en las de RB-RIS no han tenido ningún contrato en todo el periodo. El porcentaje disminuye ligeramente cuando se trata de los desempleados/as que no han sido beneficiarios/as de RB-RIS (35,7%). Por tanto, un elemento a considerar que resulta positivo es que en número importante de casos se trata de personas perceptoras con experiencia laboral y que tras un periodo prolongado como desempleadas han tenido que recurrir a la RB-RIS. Su biografía laboral se caracteriza por el transito del trabajo al paro, 12 Tasa de cobertura= Total de personas beneficiarias de prestaciones por desempleo Paro registrado con experiencia laboral + Benef. Subsidios de eventuales agrarios 110 posteriormente al subsidio y por último a la Renta Básica o RIS, claro está si se han cumplido los requisitos de acceso. Sin embargo, otro de los aspectos que ha quedado patente es la incidencia de la precariedad laboral en el aumento la probabilidad de ser beneficiario de rentas mínimas, precariedad explicada o entendida entre otras cuestiones por la mayor inestabilidad del empleo, las jornadas parciales, la escasa cualificación y los bajos salarios. Como decíamos se ha dado un proceso de erosión de las condiciones de trabajo unido al aumento incontrolable del desempleo lo que ha supuesto un incremento del porcentaje de personas en el umbral de la pobreza. Situaciones de empleo precario en convivencia con el desempleo que hace que las situaciones de necesidad y vulnerabilidad aumenten. Se ha comprobado teniendo en cuenta las tipologías de los contratos así como el tipo de jornada que en los casos donde se da alguna contratación ésta es más inestable en el grupo de personas desempleadas que han sido o son beneficiarias de RB-RIS. Se trata de uno de los aspectos más diferenciadores. Por ejemplo, en el primer grupo, la presencia de contratos temporales es mayoritaria, un 92% de las personas que aparecen en las tres bases de datos (paro, contratos y RB-RIS) han tenido como último contrato registrado uno temporal. La proporción en el segundo grupo, es decir desempleados que han tenido algún contrato pero no han sido beneficiarios de RB-RIS, se reduce hasta el 77,2%. Por otra parte, de nuevo el nivel de estudios, esta vez desde la perspectiva de la posible contratación, es una de las variables que representa una mayor diferenciación intergrupal. En el primer colectivo, personas que figuran en las tres bases de datos, el nivel de estudios es básico en el 65% de los casos mientras que en el segundo, personas desempleadas que han tenido algún contrato pero que no han pasado por la RB o la RIS, el peso de los niveles básicos es del 43%. Los datos han revelado que cuando una persona además de ser registrada como parada y ser beneficiaria de RB-RIS en algún momento ha tenido algún contrato, el nivel de estudios mejora aunque es cierto que los niveles básicos siguen siendo mayoritarios. Continuando con la contratación y respecto a la nacionalidad, el hecho de que la población extranjera tenga una mayor presencia en el colectivo de personas beneficiarias de rentas mínimas hace que su peso porcentual en el primer grupo sea también superior. En este caso el 43,5% de las personas que conforman ese primer grupo son extranjeras mientras que en el segundo grupo el porcentaje se reduce hasta el 24,2%. Sin embargo, desde un punto de vista específico de cada colectivo, es decir, teniendo en cuenta ambos grupos por separado (autóctonos e inmigrantes). Podemos estimar que en el caso del colectivo inmigrante que ha sido en algún momento beneficiario de RB-RIS, 111 únicamente cuatro de cada diez personas han tenido algún contrato en el periodo (exactamente un 42%). En el caso de la población autóctona, aún incluyendo al colectivo gitano, colectivo con especiales dificultades de empleo, el porcentaje se incrementa hasta el 55%, es decir, trece puntos por encima. Así pues desde la perspectiva de la contratación también podemos corroborar la todavía mayor dificultad de la población inmigrante. De esta forma, teniendo en cuenta el mayor impacto del desempleo, la menor generación de derechos a prestaciones y subsidios tanto en términos económicos como de duración por las características de sus empleos (más inestables, menos cualificados, etc.), la menor contratación, además de otro aspecto sustancial como la menor disponibilidad de un elemento de amortiguación que está resultando clave como es el apoyo de la red familiar, resulta lógico el importante aumento de las demandas de rentas mínimas por parte del colectivo inmigrante. Respecto a la información proveniente de las bases de RB-RIS y destacando las principales diferencias, esta vez entre el colectivo de personas beneficiarias que también figuran como desempleadas en el SNE y el grupo de beneficiarios/a no registrados en ningún momento del periodo como desempleados, reseñamos lo siguiente. Desde la perspectiva de género, se ha constatado como a pesar de que el impacto de la crisis ha hecho que se produzca una cierta igualdad a la baja ya que ha aumentado significativamente el paro entre la población masculina pero no ha disminuido entre las mujeres, lo cierto es que la presencia de mujeres en los grupos en peor situación es mayor como por ejemplo en los que se da una mayor estancia como beneficiarias de RB-RIS o no se da ninguna contratación. Este hecho está relacionado con la denominada feminización de la pobreza. En cuanto a las personas con discapacidad conviene resaltar un hecho importante. Cuando la discapacidad no es manifiesta su registro en las bases de desempleo depende de que la persona demandante la declare y en algunos casos pensando que puede ser un hándicap para su posible contratación rehúsa hacerlo. Sin embargo, cuando se trata de otro tipo de recursos como sucede en la RB-RIS, la discapacidad se declara en mayor medida y por tanto la representatividad del colectivo es mayor. No es extraño por tanto que en los grupos de personas beneficiarias de RB-RIS el porcentaje de personas con alguna discapacidad sea superior. Por ejemplo, si tenemos en cuenta al grupo conformado por beneficiarios/as de RBRIS que figuran como desempleados/as las situaciones de discapacidad, información procedente de las bases de RB-RIS, suponen el 9,6% de los casos. En ese mismo grupo pero esta vez teniendo en cuenta la información procedente de las bases de desempleo, las personas que figuran como discapacitadas representan el 2,8%, es decir, casi siete puntos de diferencia. 112 Una de las variables más interesantes ya que aporta una información que a través de las bases de desempleo y contratos no se puede obtener ya que no se recoge es la que hace referencia al colectivo beneficiario. Esta vez teniendo en cuenta el origen y no la nacionalidad se ha comprobado en términos generales como efectivamente la presencia de personas inmigrantes es mayor cuando se trata de beneficiarios/as de RB-RIS que cuando se trata únicamente de situaciones de desempleo. Sin embargo, dentro del propio colectivo de personas beneficiarias existen diferencias importantes si tenemos en cuenta su posible registro como desempleados/as. En el primer grupo (personas que figuran en las bases de desempleo y RB-RIS) la proporción que supone la población que podríamos denominar como autóctona, sin incluir al colectivo de etnia gitana, es superior al del segundo grupo (personas que únicamente figuran en las bases de RB-RIS) en casi 15 puntos (33,4% frente al 18,6%). Ese menor porcentaje está lógicamente relacionado con el mayor peso de la población inmigrante en la segunda agrupación (personas que sólo figuran como beneficiarias no como desempleadas) destacando el colectivo de personas procedentes de Latinoamérica (26,8%) y el Magreb (23,5%), siendo también superior el porcentaje de las personas procedentes del resto de África (11,1%). El tipo de hogar es otra de las variables que resulta especialmente interesante a la hora de conformar las radiografías de los distintos colectivos de personas beneficiarias. Los datos indican que puede darse una cierta correlación entre el tipo de hogar y el registro en el desempleo. Lo cierto es que cuando se dan tipologías de hogar en las que hay hijos/as el registro en el desempleo parece mayor. Respecto al principal problema del hogar y el solicitante y partiendo del hecho de que se produce una acumulación de problemáticas, la mayoritaria carencia es en ambos la falta de medios propios de subsistencia derivada de otras insuficiencias. Pero más allá de esa generalidad parecen darse algunas diferencias entre los grupos. En el caso de las personas beneficiarias que figuran como desempleadas las dificultades de inserción laboral suponen el 20,6% mientras que en el segundo, sólo beneficiarias, son las dificultades de inserción social las que tienen un mayor protagonismo ya que suponen casi el 25%. Los datos corroboran el hecho de que el perfil del propio beneficiario/a, sus problemas, dificultades y carencias pueden determinar el grado de inscripción como desempleado. Por tanto podría hablarse de una cierta segregación entre beneficiarios/as de estas rentas dependiendo de sus características y empleabilidad. Aquellas personas con mayores dificultades no están entrando con la misma intensidad en el ámbito de los Servicios Públicos de Empleo y por tanto siendo conscientes de que su integración laboral resulta todavía más compleja, serían necesarias estratégicas específicas e individuales, lo cierto es que sus 113 oportunidades descienden considerablemente retroalimentando el círculo vicioso de la cronificación y la exclusión. También existen diferencias entre los dos grupos (personas beneficiarias que figuran como paradas y sólo beneficiarias) si tenemos en cuenta el régimen de tenencia de la vivienda. Resulta indicativo que en caso del segundo grupo, solo RB-RIS, el 45,7% de las personas residan en viviendas realquiladas. Este hecho responde al creciente aumento de las estrategias de abaratamiento para hacer frente a pagos y mantenimientos a través de otras formas de convivencia. Este tipo de tenencia supone un 24,9% en el caso de las personas que figuran como beneficiarias pero que también han aparecido como desempleadas. En este primer grupo, el alquiler supone el 40,4% y las viviendas en propiedad en pago representan el 15,5%. En definitiva, el principal régimen de tenencia es el alquiler por delante de los realquileres, siendo estos porcentajes muy superiores a los de la media de la población. Según la Encuesta de Condiciones de Vida el régimen de alquiler representa aproximadamente el 10% del total de los hogares de la Comunidad Foral. En ese sentido sería aconsejable un impulso de la política de vivienda facilitando y mejorando el alquiler social. Otro elemento diferenciador es el relacionado con los ingresos computados. Recordemos que estas rentas son prestaciones complementarias y subsidiarias de cualquier otro tipo de recursos y prestaciones sociales económicas por lo que resulta interesante comprobar si se han computado o no otros ingresos. Desde la perspectiva del análisis de las personas como unidad de medida13 se ha tenido en cuenta, primero, si se ha registrado algún tipo de ingreso computado en la última solicitud positiva y en segundo lugar, si se ha dado esta circunstancia en el conjunto del periodo. En ese sentido la conclusión es la siguiente. Cuando se trata de beneficiarios/as que figuran en las bases de desempleo se da un mayor número de ingresos complementarios. Esta circunstancia es lógica si tenemos en cuenta que en una gran parte de los casos se trata de subsidios por desempleo. Circunstancia que también indica que se trata de ingresos limitados tanto desde el punto de vista económico como temporal. Por lo tanto, como venimos advirtiendo, el paso del tiempo en el desempleo está suponiendo una salida masiva de las personas desempleadas del sistema de cobertura y por tanto un constante incremento de la demanda de otro tipo de recursos como son las rentas mínimas con su consiguiente saturación. 13 Otra cuestión es que para el cálculo de la cuantía de la RB-RIS por parte de la Administración y según la normativa vigente la referencia es la unidad perceptora y por tanto se tienen en cuenta los recursos económicos de los diferentes miembros que componen esa unidad. 114 El análisis también ha revelado diferencias significativas entre la población beneficiaria considerada de larga duración con la que no lo es. En el primer caso tienen mayor protagonismo las mujeres, las personas con niveles de estudio básicos o elementales, el desempleo de larga duración y por ende la falta de contratación (y en los casos en los que se da es todavía más precaria), la etnia gitana y la población de origen magrebí, la mayor presencia de personas con discapacidad y el mayor protagonismo de problemáticas de inserción social. También se ha desarrollado un análisis específico de las personas que han sido o son beneficiarias de larga duración14. Las principales conclusiones al respecto han sido las siguientes. De nuevo se dan diferencias destacables entre las personas beneficiarias de larga duración y las que no lo son. En el caso de las personas beneficiarias de larga duración la proporción de mujeres es superior a la de los hombres en más de cuatro puntos. Por otra parte siendo la categoría de estudios básicos la mayoritaria en ambos casos, su peso es todavía mayor cuando se trata de personas beneficiarias de larga duración (92% frente al 87%). En el grupo de personas beneficiarias de larga duración el peso de las ocupaciones elementales es claramente superior. Estas demandas suponen el 65,4% del grupo frente al 53% del primero (no larga duración). Por su parte las demandas de ocupaciones cualificadas representan el 32,6% en el segundo grupo (larga duración) y el 42,4% en el primero (no larga duración). También se ha tenido en cuenta el desempleo prolongado a lo largo del periodo. Es decir, si en algún momento se ha sido desempleado/a de larga duración. Los resultados vuelven a poner de relieve la incidencia del tiempo en desempleo. En el primer grupo el 50,6% de las personas beneficiarias de RB-RIS han sido paradas de larga duración dos o más veces a lo largo del periodo. Se trata sin duda de un elevado porcentaje que en muchos casos ha desencadenado en la demanda de RB o RIS. Sin embargo, cuando se trata del segundo grupo, 14 Para ello se ha utilizado el criterio de Eurostat que establece que un perceptor/a es de de larga duración cuando ha percibido la prestación a lo largo del año y en al menos dos de los tres anteriores. 115 beneficiarios de larga duración, la proporción resulta todavía mayor. Casi siete de cada diez personas han sido paradas de larga duración dos o más veces en el periodo analizado. En cuanto a la posible contratación, como era de suponer, el porcentaje de personas que no han tenido ningún contrato en los cinco años y tres meses analizados es superior en el grupo de beneficiarios/as de larga duración (un 45% de las personas que figuran como desempleadas y beneficiarias de larga duración de RB-RIS). Cuando no se dan situaciones de larga duración el porcentaje se reduce hasta el 34,3%, porcentaje importante pero menor. Respecto a la modalidad del último contrato, la temporalidad contractual aún siendo mayoritaria en ambos grupos es algo mayor en el segundo caso. Concretamente, de aquellas personas beneficiarias de larga duración que han podido contar con un empleo casi un 96% han tenido como último contrato uno temporal. En este grupo también destacan los contratos temporales a tiempo parcial. Por tanto, en el grupo de beneficiarios de larga duración se da menos contratación y la que se produce todavía es más inestable. Sucede algo similar con el tipo de jornada. En este segundo grupo, beneficiarios/as de larga duración, la proporción de jornadas parciales es superior. El 40% de las personas que pudieron contar con un empleo (recordemos que únicamente un 55% tuvieron algún contrato) tuvieron una jornada parcial en su último empleo registrado. Cifra muy superior a la media, según los datos EPA (IT013), aproximadamente el 17% de las personas ocupadas en Navarra tiene un trabajo con jornada parcial. Por otro lado, un hecho relacionado con la correlación entre empleo y nivel de estudios es el menor protagonismo de los niveles básicos cuando tenemos en cuenta a aquellas personas que aparecen en las tres bases de datos (desempleo, contratos y RB-RIS). Aún así la diferencia entre los dos grupos sigue siendo importante. De hecho en el caso de las personas beneficiarias de larga duración, un 72% cuentan únicamente con estudios básicos. En el primer grupo, no de larga duración, el porcentaje se reduce hasta el 59%. Parece evidente que el menor nivel de estudios hace no sólo aumentar las probabilidades de caer en el desempleo, sino también continuar en él y por tanto incrementar la probabilidad de recurrir al sistema de ayudas sociales así como depender de ellas durante más tiempo. Las diferencias también son significativas al considerar la ocupación del último contrato. En el caso del grupo conformado por personas beneficiarias de larga duración el peso porcentual de las ocupaciones elementales alcanza el 68,7% y el de las cualificadas el 29,5%. En el primer grupo, no de larga duración, los porcentajes son del 55% y 41,9% respectivamente. Respecto a la discapacidad, el porcentaje de personas con discapacidad es claramente mayor cuando se trata de personas beneficiarias de larga duración. 116 La distribución de los grupos según el colectivo al que pertenecen refleja diferencias significativas. Para empezar, el protagonismo de la etnia gitana aumenta cuando se dan situaciones de larga duración. Otra de las cuestiones relevantes es el diferente peso del resto de autóctonos en los diversos subgrupos analizados. En el primero (beneficiarios que no son de larga duración que figuran en las bases de desempleo y RB-RIS) la proporción es casi del 43% mientras que cuando se trata de personas autóctonas beneficiarias de larga duración su representación se reduce hasta el 28,6%. En cuanto al tipo de hogar, la presencia de las parejas con hijos se incrementa cuando se trata de perceptores de más duración sobre todo cuando no se figura como desempleados. En este caso las dos principales tipologías de hogar son las familias monoparentales con hijos y sobre todo las parejas con hijos, esta categoría representa más del 40% de los casos. Respecto al principal problema del hogar, se ha observado como el mayoritario y lógico es el relacionado con la carencia de medios propios de subsistencia. Más allá de este hecho y centrándonos en las diferencias intergrupales se puede establecer la siguiente relación. Cuando se dan situaciones de más larga duración la proporción que representan las dificultades de inserción social aumentan mientras que las dificultades para la inserción laboral no distan porcentualmente demasiado entre la larga duración y la que no lo es. Utilizando la información proveniente de las bases de desempleo, contratación y RB-RIS se ha desarrollado un análisis de las transiciones laborales de las personas beneficiarias de estas rentas. Las dos más frecuentes son, la falta continuada de empleo figurando como desempleado en las bases de SNE y la transición del empleo al paro y posteriormente a la RB-RIS. La escasa cobertura por desempleo provoca un trasvase histórico hacia el sistema de protección social. Resulta imprescindible destacar que la precariedad laboral también es foco de vulnerabilidad y aumento de la demanda de rentas mínimas. Se dan situaciones de convivencia entre el empleo y la necesidad de recursos complementarios. De nuevo se dan diferencias significativas entre los grupos de personas beneficiarias dependiendo de dichas transiciones. 117 Uno de los elementos más interesentes de la investigación es el que se deriva del análisis de las transiciones laborales. Para ilustrar los resultados se ha rescatado la tabla en la que se reflejan como han sido dichas trayectorias. Último registro es el contrato y este es posterior a la última RB-RIS Personas que figuran en las bases de desempleo y RBRIS (%) 13,10 Respecto al total de personas beneficiarias de RB-RIS (%) 9,79 Ha tenido un contrato posterior a la última RB-RIS pero vuelva a caer en el paro 12,85 9,61 La última situación es el paro y tuvo algún contrato anterior a la última RB-RIS 33,44 25,00 Último registro es el paro no habiendo tenido ningún contrato Resto (el último registro es la RB-RIS posterior a un contrato y este posterior al último registro como parado) Total 38,09 28,48 2,53 1,89 100 74,78 La situación con mayor presencia es la de las personas beneficiarias que figurando como desempleadas en algún momento del periodo no han podido contar con un contrato. Por tanto no se produce ninguna transición en cuanto al paro y el empleo. Es el caso de aproximadamente el 38,1% de las personas que figuran como desempleadas y beneficiarias, un 28,5% si tenemos en cuenta al conjunto de la población beneficiaria analizada. El segundo grupo más numeroso es el formado por las personas que tuvieron algún contrato, posteriormente cayeron en el desempleo y han sido beneficiarias de RB-RIS. Este grupo supone el 33,4% del total. En tercer y cuarto lugar, ya muy distanciados de los dos primeros grupos, se encuentran las personas cuya transición podríamos denominarla como “positiva” ya que en ambos casos han tenido un contrato posterior al último registro como beneficiarias de RB-RIS. Sin embargo, se da un aspecto importante que es preciso tener en cuenta. El segundo grupo lo forman las personas que a pesar de haber contado con un contrato posterior al último registro como beneficiario/a de RB-RIS vuelven a caer en el desempleo. Esta circunstancia se da en el 12,8% de los casos. Por tanto, el grupo que en definitiva se puede considerar como más positivo es aquel formado por las personas cuyo último registro es el contrato habiendo pasado por el desempleo y la RB-RIS, esta situación se da en el 13% de los casos, un 9,8% si tenemos en cuenta al total de la población beneficiaria. Partiendo de esa distribución se ha desarrollado un análisis comparativo entre los diversos grupos cuyos resultados han revelado que también existen diferencias significativas si tenemos en cuenta el tipo de transición. Desde la perspectiva de género, la presencia de hombres es claramente superior cuando se dan episodios de contratación, por el contrario cuando sólo se figura como desempleado/a la proporción de mujeres beneficiarias es mayor. 118 Otro elemento que refleja una cierta “correlación lineal” es el nivel de estudios. Aún cuando el nivel básico de estudios es el mayoritario en todos los grupos su peso porcentual tiende a incrementarse conforme las transiciones son más negativas. Una cuestión importante es el hecho de considerar la variable nacionalidad o el colectivo. Hay que tener en cuenta que un número importante de inmigrantes ya cuenta con la nacionalidad española, de ahí la importancia de considerar con fines analíticos otro tipo de variables como el país de origen o el colectivo. De hecho, si tenemos en cuenta el colectivo (autóctono o inmigrante) de manera independiente, la proporción de personas que no han tenido ningún contrato en el periodo es superior entre la población inmigrante independientemente si se tiene o no la nacionalidad española. Respecto a la ocupación demandada, cuando a lo largo del periodo se suceden episodios de contratación y paro el peso de las demandas ocupacionales elementales es menor que en los casos en los que sólo se ha dado el desempleo. En relación con el paro de larga duración los grupos también guardan notables diferencias. Los datos obtenidos han demostrado que conforme empeoran las transiciones laborales la incidencia del desempleo de larga duración entre las personas beneficiarias de RBRIS aumenta considerablemente. En el primer grupo (último registro es el contrato) el 37,5% de las personas fueron en algún momento del periodo desempleadas de larga duración mientras que en el último grupo (no se registra ningún contrato) la proporción se incrementa hasta el 60,1%. Por otro lado, aparece nuevamente la limitada cobertura por desempleo que hace que se produzca un continuo y elevado trasvase de personas paradas en situación de vulnerabilidad que obstruye el sistema de protección social. Lógicamente conforme las transiciones son más adversas la falta de protección por desempleo entre las personas que figuran como paradas y beneficiarias de RB-RIS aumenta enormemente. En el primer grupo un 68,2% no recibía prestación en su última situación como parado/a; en el último grupo el porcentaje se eleva hasta el 86,4%. Es decir, casi nueve de cada diez personas beneficiarias de RB-RIS que figuran como desempleadas y que no han tenido ningún contrato en el periodo no contaban con una prestación por desempleo al no tener ningún contrato en el periodo. Si se considera el número de contratos, el dinamismo contractual aumenta conforme las transiciones resultan más favorables. En otras palabras el número de contratos es porcentualmente mayor en los casos en los que existe contratación posterior a la última RBRIS. Esa mejor situación comparada responde en la mayor parte de los casos a un encadenamiento de la contratación temporal. Sin embargo, también es cierto que el peso de la contratación indefinida es mayor. 119 Otra cuestión que no conviene olvidar es que de estas transiciones las más habituales son la tercera y la cuarta, es decir, las más negativas. El número de personas triplica a la de los dos primeros grupos. Esta circunstancia pone de relieve de nuevo la insuficiente contratación de personas beneficiarias de RB-RIS. Por su parte, el análisis específico del tipo de jornada refleja de nuevo el excesivo protagonismo de la jornada parcial, muy por encima de la media de la contratación total y el todavía mayor protagonismo en el caso de las personas cuyo último registro ha sido un contrato posterior a la última RB-RIS, casi la mitad de estas personas han tenido como jornada en su último empleo registrado una de tipo parcial. El hecho de que aparezcan situaciones de empleo resulta positivo pero en muchos casos se trata de empleos inestables y a tiempo parcial lo que presupone unos ingresos que resultan limitados y probablemente insuficientes. Además la probabilidad de caer de nuevo en el desempleo es elevada. Respecto al número de solicitudes de RB-RIS, como es lógico se da una mayor presencia de personas con más percepciones cuando se trata de personas beneficiarias que aún figurando como desempleadas no han tenido ningún contrato. Respecto al colectivo, por un lado, conforme las transiciones laborales son más adversas la presencia de personas pertenecientes a la etnia gitana aumentan. Por otro, el peso porcentual del resto de autóctonos es algo mayor en los casos en los que se ha dado alguna contratación sobre todo en el caso de las personas que han tenido algún contrato, posteriormente han caído en el desempleo y han sido solicitantes perceptores de RB-RIS, siendo el itinerario laboral más común. Por otra parte, seis de cada diez personas que no han tenido ningún contrato en el periodo son inmigrantes. En el caso del tipo de hogar el porcentaje de las parejas con hijos/as se incrementa conforme la transición resulta más adversa. De todas formas, independientemente de la tipología del hogar, en casi cuatro de cada diez hogares estudiados la transición laboral que se ha dado es la llegada al paro tras tener un empleo y la posterior percepción de RB-RIS. Por otra parte, en cuanto al principal problema del solicitante, la carencia de medios propios aún siendo la principal problemática tiende a disminuir conforme las transiciones resultan más negativas pero no porque la necesidad sea menor sino porque se dan otro tipo de dificultades todavía más graves que al fin y al cabo desembocan en la falta de medios de subsistencia. Se ha observado como los problemas de índole social son más frecuentes en aquellos grupos en peor situación. Por último en cuanto a los posibles ingresos computados para el cálculo de estas rentas y según las distintas transiciones laborales, resulta lógico que cuando no se ha tenido 120 ningún contrato en el periodo, un importante número de beneficiarios no tengan o no hayan tenido ningún otro tipo de ingreso computable, por lo tanto, si ya de por sí lo que suponen estas rentas para el conjunto de las personas y hogares beneficiarios es importante en estos casos resulta imprescindible. Se han elaborado diversos análisis de regresión logística que a través de una serie de modelos han establecido la influencia de determinadas variables en el hecho de ser beneficiario/a de RB-RIS o seguir siéndolo. Según estos modelos, algunas de las variables más determinantes por su significación son la duración del desempleo en relación también con su cobertura, el nivel de estudios, la precariedad laboral, la nacionalidad o la discapacidad. La investigación concluye con los resultados obtenidos a través de varios modelos estadísticos de regresión logística. Estas técnicas permiten identificar los predictores de la ocurrencia de un determinado fenómeno. En este caso se trata de un análisis que complementa lo señalado en relación con la influencia de determinadas variables o circunstancias en el hecho de ser beneficiario/a de la RB-RIS. Los resultados han permitido establecer diversas correlaciones significativas aún siendo conscientes de que además de las variables analizadas existen otros muchos condicionantes tanto objetivos como subjetivos de más difícil cuantificación que influyen y determinan las trayectorias sociolaborales. • Los hombres beneficiarios de RB-RIS tienen menos probabilidades de ser perceptores de larga duración que las mujeres o lo que es lo mismo, una vez siendo beneficiarias la probabilidad de seguir siéndolo es mayor entre las mujeres. No en vano al analizar la composición del grupo de personas beneficiarias de larga duración que no figuran como desempleadas las mujeres suponen casi el 64%. • El nivel de estudios es una de las variables que parecen más influyentes en los modelos. Los resultados no dejan lugar a dudas. El estar en situación de desempleo y tener estudios básicos multiplica las probabilidades de ser beneficiario/a de RB-RIS en comparación con la población parada con estudios superiores (universitarios o FP de Grado Superior). 121 • Una vez en desempleo la probabilidad de ser beneficiario de RB-RIS es significativamente mayor entre el colectivo extranjero. Resulta lógico que la proporción de beneficiarios inmigrantes siga siendo claramente superior a la de la población autóctona. Aunque la crisis ha afectado a todos los grupos lo cierto es que el colectivo inmigrante es uno de los más perjudicados. Por otro lado, en comparación con el colectivo de personas perceptoras autóctonas, la probabilidad de ser beneficiario de larga duración es significativamente mayor cuando se trata de personas de etnia gitana. Otro de los colectivos con mayor probabilidad es el magrebí pero en su caso el riesgo es mucho menor que el de la población gitana. • Por otra parte, aquellos sectores que en principio cuentan con perores condiciones laborales, más inestables, peor remunerados, que también generan por lo general derechos más efímeros son los que representan mayores probabilidades de que las personas que han trabajado en ellos y han caído en el desempleo sean beneficiarias de esta rentas mínimas. • Conforme la demanda en términos de cualificación disminuye la probabilidad de ser beneficiario de RB-RIS aumenta. • Los datos confirman también que el ser parado/a y además tener una discapacidad hace aumentar las probabilidades de ser beneficiarios de estas rentas en comparación con los desempleados/as sin discapacidad. Es más probable ser desempleado cuando se sufre una discapacidad, también es más probable seguir siéndolo y por tanto la probabilidad ya no solo de ser beneficiario de RB-RIS sino que la de seguir siendo solicitante también es mayor. • Se ha demostrado empíricamente la relación directa entre el tiempo en paro y el hecho de ser beneficiario de RB-RIS. Lo cierto es que haber sido parado de larga duración en algún momento del periodo hace multiplicar significativamente las probabilidades de ser beneficiario. Además el hecho del paro de larga duración está directamente relacionado con la mayor probabilidad de ser beneficiario prolongado de RB-RIS. El paso del tiempo tiene un efecto perverso en el caso de las personas desempleadas y más aún en el caso de las personas en situaciones de vulnerabilidad y exclusión, se trata de una relación de doble sentido, bidireccional. El paro de larga duración es una situación que tiende a cronificarse afectando a un número creciente de personas en riesgo de exclusión. Así, es preciso tener en cuenta esa dimensión social del impacto del paro de larga duración. Sus efectos estructurales pueden ser devastadores para el modelo de cohesión social que hasta el momento, dentro de sus límites, 122 parecía ser en Navarra uno de los más equilibrados del Estado. No conviene olvidar, más aún en etapas como la actual, que la cohesión social es un componente básico para el desarrollo socioeconómico de cualquier territorio. El hecho es que el importante peso del PLD (paro de larga duración) representa en sí mismo un pesado lastre que es preciso contrarrestar de manera más efectiva para evitar fracturas sociales todavía mayores y para impulsar de la mejor forma posible una recuperación socioeconómica sostenible de la Comunidad Foral. • Cuando se trata de hogares en los que hay hijos/as la probabilidad de necesitar una renta mínima durante más tiempo aumenta. Esta circunstancia encaja con la nueva normativa que establece el aumento del tiempo de prestación en los casos de familias con menores de 16 años. Otra cuestión es que si no se toman medidas complementarias que solucionen o palien la situación de estas familias puede que la dependencia de este tipo de rentas mínimas se cronifique con todo lo que ello supone tanto para los adultos de ese hogar como para los menores (transmisión intergeneracional de la pobreza y la vulnerabilidad). • Respecto a la probabilidad de obtener un contrato posterior a la RB-RIS, el hecho de ser beneficiario de larga duración hace disminuir significativamente la probabilidad con lo que se fortalece el círculo vicioso de la cronificación. A su vez, las personas con menos probabilidades son sobre todo los mayores de 45 años por delante de los jóvenes menores de 26. En cuanto al colectivo, la probabilidad se reduce si se es inmigrante siendo todavía más escasa en el caso del colectivo gitano. 123 Ante la necesidad de reforzar los desbordados sistemas públicos de protección social y laboral y dado que las perspectivas no resultan en absoluto suficientes y alentadoras, CC.OO. ha propuesto un Sistema Estatal de Rentas Mínimas Garantizadas que sería compatible con el existente en Navarra y que favorecería la reducción de la vulnerabilidad, pobreza y exclusión en la Comunidad Foral. Por último, otra recomendación que encaja con los resultados obtenidos y la propia RIS es la implantación del Sistema de Rentas Mínimas Garantizadas propuesto a nivel estatal por CC.OO15. Se trata de un sistema que aún siendo de mínimos puede paliar la creciente situación de vulnerabilidad y pobreza. De hecho diferentes expertos reconocidos sobre la materia ya han apoyado esta iniciativa. Brevemente diremos que el objetivo último de la Renta Mínima Garantizada es reconocer el derecho subjetivo a percibir unos ingresos mínimos de subsistencia y establecer medidas de apoyo tendentes a conseguir su inclusión sociolaboral. Para ello se fijan unas condiciones legales básicas iguales para todas las personas en materia de derechos, deberes, cuantías, duración, nivel de protección. La propuesta estatal respeta el actual reparto competencial entre Estado y CCAA, siendo un elemento adicional de protección para mejorar la cobertura de los instrumentos que ya existen nunca como excusa para reducirlos. La financiación será por parte de la Administración General del Estado, a través de los Presupuestos Generales. En este caso las prestaciones se establecerían tomando como referencia la Pensión No contributiva vigente en cada momento. En este caso las prestaciones se mantendrían mientras permaneciesen las circunstancias que dieron lugar al reconocimiento del derecho. 15http://www.ccoo.es/comunes/recursos/1/pub103183_Gaceta_Sindical_(Edicion_especial_n_168)_CCOO_propone_una_RENTA_MINI MA_GARANTIZADA_para_todo_el_Estado.pdf 124 9. Bibliografía Mani Anandi, Mullainathan Sendhil, Shafir Eldar and Zhao Jiaying, Universidad de Warwick (Reino Unido). La pobreza impide la función congnitiva. Revista Science, agosto 2013 Págs. 976-980. Ayala, Luis. Las rentas mínimas en el Estado de Bienestar español. El Estado de Bienestar en el cambio de siglo. Rafael MUÑOZ DEL BUSTILLO. Madrid: 2000, Alianza. BON (nº 54, 3/05/1999). Decreto foral 120/1999 de 19 de abril, por el que se regula la Renta Básica. Boletín Oficial de Navarra de 3 de mayo de 1999; corr. err., Boletín Oficial de Navarra de 30 de julio de 1999. BON (nº 24, 3/02/2012). Ley Foral 1/2012 de 23 de enero, por la que se regula la renta de inclusión social. 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Comparativa entre diversos grupos (variables procedentes de las bases de RB-RIS) ......................... 58 Tabla 5. Distribución de las personas perceptoras según su duración como beneficiarias de RB-RIS en 2012 y/o IT2013. ................................................................................................................................................. 61 Tabla 6. Comparativa entre los diversos grupos de beneficiarios según su duración como beneficiarios de RBRIS en 2012 y/o IT2013. ......................................................................................................................... 63 Tabla 7. Distribución del colectivo de personas que figuran en las bases de paro, contratos y RB-RIS según tipo de transición (paro, contratación y RB-RIS). ............................................................................................. 74 Tabla 8. Transiciones respecto al desempleo y contratación de los grupos (personas que figuran en las bases de paro y RB-RIS y personas desempleadas que no figuran como beneficiarias de RB-RIS). ............................... 75 Tabla 9. Número de veces registradas como desempleadas a lo largo del periodo de los grupos (personas que figuran en las bases de paro y RB-RIS y personas desempleadas que no figuran como beneficiarias de RB-RIS). ............................................................................................................................................................ 76 Tabla 10. ¿El primer registro como desempleado/a es anterior al primer registro como solicitante de RB-RIS?. Distribución según transiciones laborales. ................................................................................................. 77 Tabla 11. Grupos comparativos según transiciones de las personas beneficiarias. ......................................... 78 Tabla 12. Comparativa a través de las variables procedentes de las bases de desempleo............................... 82 Tabla 13. Comparativa a través de las variables procedentes de las bases de contratos. ............................... 85 Tabla 14. Comparativa a través de las variables procedentes de las bases de RB-RIS.................................... 89 Tabla 15. Modelo de regresión A. Asociación de factores o variables en relación con el suceso/variable dependiente: Perceptores/as de RB-RIS respecto al total de la población desempleada. ................................ 95 Tabla 16. Modelo de regresión B. Asociación de factores o variables en relación con el suceso/variable dependiente: Perceptores/as de larga duración en 2012 o 2013 de la RB-RIS respecto al total de la población desempleada.......................................................................................................................................... 98 Tabla 17. Modelo de regresión C. Asociación de factores o variables en relación con el suceso/variable dependiente: Solicitantes perceptores de larga duración en 2012 o 2013 de la RB-RIS respecto al total de solicitantes perceptores. ....................................................................................................................... 101 Tabla 18. Modelo de regresión D. Asociación de factores o variables en relación con el suceso/variable dependiente: Solicitantes perceptores de RB-RIS que han tenido algún contrato posterior respecto al total de solicitantes perceptores. ....................................................................................................................... 103 127 10.2. Índice de gráficos Gráfico 1. Evolución del desempleo registrado en Navarra. .............................................................................. 17 Gráfico 2. Creación/destrucción de empleo en Navarra (variación anual de la población ocupada). ......................... 17 Gráfico 3. Evolución de las tasas de desempleo en Navarra y España ................................................................ 18 Gráfico 4. Proporción de la ocupación en la industria y tasa de paro por CC.AA.(IIT013). ...................................... 19 Gráfico 5. Tasa de abandono escolar temprano. ............................................................................................ 19 Gráfico 6. Tasa de abandono escolar temprano y tasa de paro por CC.AA. ......................................................... 20 Gráfico 7. Distribución de población ACTIVA según nivel de estudios. España y Navarra (IIT08-IIT013)................... 20 Gráfico 8. Porcentaje de población ACTIVA en Formación No Reglada y tasa de paro. España y Navarra (IIT08-IIT013). ............................................................................................................................................................ 21 Gráfico 9. Evolución de la proporción del desempleo de larga duración (sobre el total de la población parada) .......... 21 Gráfico 10. Evolución de la cobertura del sistema de protección por desempleo................................................... 22 Gráfico 11. Porcentaje de hogares con todos sus miembros activos desempleados (respecto al total de hogares con activos).................................................................................................................................................. 22 Gráfico 12. Porcentaje de hogares con algún pensionista por jubilación y con algún desempleado/a (respecto al total de hogares con activos). ........................................................................................................................... 23 Gráfico 13. % de hogares que no tienen capacidad para afrontar gastos imprevistos según CC.AA. ........................ 24 Gráfico 14. Evolución del porcentaje de hogares que no tienen capacidad para afrontar gastos imprevistos. España y Navarra.................................................................................................................................................. 25 Gráfico 15. % población que se encuentra en riesgo de pobreza y/o exclusión social (Tasa AROPE) según CC.AA. ..... 26 Gráfico 16. Evolución de la tasa AROPE, España y Navarra. ............................................................................. 26 Gráfico 17. Evolución del número de unidades perceptoras de la RB-RIS............................................................ 29 Gráfico 18. Distribución porcentual de las causas de desestimación (2012 y 2013). ............................................. 30 Gráfico 19. Evolución del gasto total de la RB-RIS. ........................................................................................ 31 Gráfico 20. Distribución de las personas titulares beneficiarias según sexo. ........................................................ 32 Gráfico 21. Distribución de las personas titulares beneficiarias según origen. ...................................................... 32 Gráfico 22. Tipo de hogar de las personas titulares beneficiarias. ..................................................................... 32 Gráfico 23. Evolución del desempleo registrado según nacionalidad. ................................................................. 33 Gráfico 24. Evolución del número de personas vinculadas a las solicitudes de RB o RIS, (independientemente del fallo de la resolución y de si han sido computadas o no). ....................................................................................... 36 Gráfico 25. Personas vinculadas según tipo de resolución (independientemente si han sido computadas o no). Absolutos y porcentajes. ........................................................................................................................... 37 Gráfico 26. Personas vinculadas a las solicitudes que resultan favorables y que además computan en dichas solicitudes. ............................................................................................................................................. 38 128