LA EDITORIAL DE LOS VETERINARIOS Esta obra, estructurada según las zonas anatómicas habituales en el diagnóstico por imagen radiológico: abdomen, cuello, tórax, extremidades, columna y cabeza, ofrece tanto las bases de la interpretación radiográfica como del diagnóstico de patologías, así como un capítulo especial con los errores diagnósticos más M. ISABEL GARCÍA REAL ANIMALES DE COMPAÑÍA Incluye los errores diagnósticos más frecuentes. Sus más de 500 imágenes de alta resolución se acompañan del texto preciso para incrementar su valor descriptivo. M. ISABEL GARCÍA REAL texto. De esta forma el lector podrá acceder a diferentes esquemas de anatomía radiográfica normal, con y sin los detalles anatómicos identificados. Todos estos elementos convierten esta obra en un referente en el campo de la radiología clínica. ATLAS DE INTERPRETACIÓN RADIOLÓGICA EN PEQUEÑOS ANIMALES Además, el libro se complementa con material multimedia al cual se podrá acceder a través de códigos QR dispuestos a lo largo del ATLAS DE INTERPRETACIÓN RADIOLÓGICA EN PEQUEÑOS ANIMALES frecuentes Atlas de interpretación radiológica en pequeños animales CARACTERÍSTICAS TÉCNICAS Con códigos QR online para el acceso adas a imágenes detall de la anatomía radiográfica normal Autora: Isabel García Real Formato: 22 x 28 cm. Número de páginas: 260. Número de imágenes: 585. Encuadernación: tapa dura. Año: 2013 ISBN: 978-84-941014-3-4 PVP: 70 E Esta obra, estructurada según las zonas anatómicas habituales en el diagnóstico por imagen radiológico: abdomen, cuello, tórax, extremidades, columna y cabeza, ofrece tanto las bases de la interpretación radiográfica como del diagnóstico de patologías, así como un capítulo especial con los errores diagnósticos más frecuentes. Sus más de 500 imágenes de alta resolución se acompañan del texto preciso para incrementar su valor descriptivo. Además, el libro se complementa con material multimedia al cual se podrá acceder a través de códigos QR dispuestos a lo largo del texto. De esta forma el lector podrá acceder a diferentes esquemas de anatomía radiográfica normal, con y sin los detalles anatómicos identificados. Todos estos elementos convierten esta obra en un referente en el campo de la radiología clínica. Dirigido a veterinarios, estudiantes, profesores y profesionales del sector. Centro Empresarial El Trovador, planta 8, oficina I - Plaza Antonio Beltrán Martínez, 1 • 50002 Zaragoza - España Tel.: 976 461 480 • Fax: 976 423 000 • pedidos@grupoasis.com • www.grupoasis.com • Grupo Asís Biomedia, S.L. LA EDITORIAL DE LOS VETERINARIOS Isabel García Real Curriculum vitae Doctora en Veterinaria por la Universidad Complutense de Madrid. Obtuvo el grado de Licenciada en 1993 y de Doctora en el año 2000. Se incorporó al Departamento de Medicina y Cirugía Animal de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid en 1993, donde trabaja como profesora de Radiología. Jefa del Servicio de Diagnóstico por Imagen del Hospital Clínico Veterinario Complutense desde el año 2005 y responsable de la Unidad de Resonancia Magnética de dicho hospital desde su inauguración en diciembre de 2008. Centra su labor docente e investigadora en la radiología, ecografía abdominal, tomografía computarizada y resonancia magnética de pequeños animales. Ha realizado estancias en las Universidades de California (Davis, Estados Unidos) y Cambridge (Reino Unido), así como en el Animal Medical Center de Nueva York y el Animal Health Trust (Newmarket, Reino Unido). Es autora de diversas publicaciones nacionales e internacionales, y ha participado como ponente en diversos cursos y congresos nacionales e internacionales. Centro Empresarial El Trovador, planta 8, oficina I - Plaza Antonio Beltrán Martínez, 1 • 50002 Zaragoza - España Tel.: 976 461 480 • Fax: 976 423 000 • pedidos@grupoasis.com • www.grupoasis.com • Grupo Asís Biomedia, S.L. LA EDITORIAL DE LOS VETERINARIOS Atlas de interpretación radiológica en pequeños animales ÍNDICE DE CONTENIDOS CAPÍTULO 1. ABDOMEN Principios de interpretación Pared abdominal Cavidad peritoneal y espacio retroperitoneal Hígado, bazo y ganglios linfáticos Aparato urinario Aparato genital Estómago Intestino delgado Intestino grueso CAPÍTULO 2. CUELLO Y TÓRAX Principios de interpretación Pared torácica Faringe, laringe y tráquea Esófago Espacio pleural Mediastino Corazón Pulmón CAPÍTULO 3. ESQUELETO APENDICULAR Principios de interpretación Alteraciones congénitas, hereditarias y del desarrollo Fracturas Deformaciones por alteración de la placa de crecimiento Tumores óseos y osteomielitis Alteraciones nutricionales y metabólicas Patología articula Otras alteraciones del esqueleto apendicular Centro Empresarial El Trovador, planta 8, oficina I - Plaza Antonio Beltrán Martínez, 1 • 50002 Zaragoza - España Tel.: 976 461 480 • Fax: 976 423 000 • pedidos@grupoasis.com • www.grupoasis.com • Grupo Asís Biomedia, S.L. LA EDITORIAL DE LOS VETERINARIOS CAPÍTULO 4. COLUMNA Principios de interpretación Mielografía Alteraciones congénitas Síndromes de inestabilidad Enfermedad degenerativa del disco intervertebral Otras alteraciones de la columna CAPÍTULO 5. CABEZA Principios de interpretación Bóveda craneal Cavidad nasal y senos Mandíbula, maxilar y articulación temporomandibular Dientes Aparato auditivo CAPÍTULO. ERRORES DIAGNÓSTICOS MÁS FRECUENTES Abdomen Cuello y tórax Esqueleto apendicular Columna Cabeza Imagen digital LECTURAS RECOMENDADAS ÍNDICE DE FIGURAS Centro Empresarial El Trovador, planta 8, oficina I - Plaza Antonio Beltrán Martínez, 1 • 50002 Zaragoza - España Tel.: 976 461 480 • Fax: 976 423 000 • pedidos@grupoasis.com • www.grupoasis.com • Grupo Asís Biomedia, S.L. 4 Columna Columna Principios de interpretación Tanto los perros como los gatos presentan 7 vértebras cervicales, 13 vértebras torácicas, 7 vértebras lumbares, 3 vértebras sacras y un número variable de vértebras coccígeas. Cada región anatómica de la columna tiene características distintivas que es necesario conocer para realizar una correcta interpretación de la imagen radiográfica. Éstas se describen en los siguientes cuadros. La calidad de las imágenes es esencial para realizar una evaluación exhaustiva de la columna vertebral. Por ello se recomienda realizar las radiografías de columna bajo sedación, empleando accesorios de posicionamiento adecuados (almohadillas radiotransparentes, cintas y sacos de arena). En la proyección lateral, el eje longitudinal de la columna ha de quedar paralelo al chasis, lo que se Columna torácica Columna cervical ■■ La T11 es la vértebra anticlinal (su apófisis ■■ La C1 posee una gran apófisis transversa espinosa es vertical en lugar de estar inclinada craneal o caudalmente). ■■ T10-T11 es el espacio intervertebral anticlinal, que es el espacio intervertebral más estrecho. ■■ Las cabezas de las costillas aparecen craneales a su vértebra correspondiente. (alas del atlas). ■■ C2 es la vértebra más grande y presenta una apófisis en la zona craneoventral del cuerpo, denominada apófisis odontoides. ■■ Los espacios intervertebrales C2-C3 y C7-T1 suelen ser más estrechos que los restantes. ■■ C6 presenta una gran lámina ventral característica. ■■ La apófisis espinosa de la C2 debe ser adya- cente o superponerse con el arco de la C1. Columna lumbar ■■ Las vértebras lumbares del gato son más alargadas que las del perro. ■■ El borde ventral de la L3 y de la L4 puede aparecer ligeramente borroso en perros, sobre todo en razas grandes, lo que se debe a la superposición de los pilares del diafragma (no se debe confundir esta imagen con una lesión). Sacro y vértebras coccígeas ■■ Las tres vértebras que componen el sacro suelen estar fusionadas. ■■ Las vértebras coccígeas tienen procesos hemales, que no se deben confundir con espondilosis deformante. 167 ATLAS DE INTERPRETACIÓN RADIOLÓGICA Columna en pequeños animales Anatomía radiográfica normal de la columna cervical http://goo.gl/ht7EE consigue colocando una almohadilla radiotransparente bajo la zona cervical y otra bajo la zona lumbar (fig. 4.1). Para conseguir que el plano sagital de las vértebras quede paralelo al chasis se deben colocar almohadillas que eleven ligeramente la posición de las extremidades. Si la columna se encuentra rotada al realizar la radiografía lateral, las apófisis trasversas de cada vértebra aparecerán separadas en la imagen (fig. 4.2). Al realizar la radiografía en la proyección ventrodorsal se debe evitar la rotación de la columna hacia los lados. Si la posición del paciente es correcta, las apófisis espinosas aparecerán alineadas y centradas con los cuerpos vertebrales en la imagen (fig. 4.3). Un estudio completo de la columna debe incluir dos radiografías cervicales (una centrada en C3-C4 y otra en C6-C7), una torácica (centrada en T6-T7), una toracolumbar (centrada en T13-L1) y una lumbar (centrada en L3-L4). Habitualmente la evaluación clínica previa del paciente permite localizar la región o regiones de la columna que podrían estar lesionadas, lo que limita el estudio radiográfico a la zona afectada. Las radiografías de columna realizadas en flexión o extensión forzada pueden ser útiles para el diagnóstico de determinadas patologías, como la inestabilidad atlantoaxial, cervical o lumbosacra. No obstante, deben ir siempre precedidas de radiografías estándar en posición neutra, ya que si éstas muestran ya una posición anómala de las vértebras las radiografías forzadas estarán desaconsejadas, puesto que pueden provocar lesiones compresivas graves de la médula espinal. También debemos manejar al paciente con sumo cuidado cuando se sospeche de la existencia de una fractura o luxación de la columna, ya que podríamos provocar un empeoramiento del cuadro clínico. a a b b Mielografía La mielografía es la técnica de contraste que se utiliza con mayor frecuencia para la evaluación de la columna (fig. 4.4). Se basa en la introducción de un medio de contraste en el espacio subaracnoideo. Debido a que implica ciertos riesgos, se debe realizar sólo cuando se considera estrictamente necesaria, generalmente cuando la elección de un tratamiento quirúrgico posterior depende de los resultados de este examen. La resonancia magnética es una alternativa excelente. La mielografía se debe llevar a cabo bajo anestesia general. Antes de administrar el medio de contraste se deben obtener radiografías simples correctamente posicionadas. Los medios de contraste de elección son los yodados no iónicos de baja osmolaridad, como el iohexol o el iopamidol, ya que presentan menor neurotoxicidad y permanecen más tiempo en concentraciones diagnósticas en el espacio subaracnoideo que otros agentes hidrosolubles. Se emplean en concentraciones de 200 a 350 mg I/ml (a mayor concentración de yodo, mejor definición de las columnas de contraste en las imágenes) y a dosis de 0,3 ml/kg o 50 mg I/kg. El volumen administrado depende del tamaño del animal y de la región que vaya a examinarse: ■■ Perros pequeños y gatos (1-5 kg): 1,5-2 ml. ■■ Perros medianos (5-15 kg): 1,5-3 ml. ■■ Perros grandes (15-35 kg): 3-5 ml. ■■ Perros de razas gigantes (+35 kg): 8-9 ml máximo. El contraste se puede introducir en la cisterna magna o en la zona lumbar. Se emplean agujas espinales (de 25 mm para gatos y perros pequeños, de a c b FIGURA 4.4. Patrón mielográfico normal de la región cervical en proyección lateral (a), región toracolumbar en proyección lateral (b) y región lumbar en proyección ventrodorsal (c). FIGURA 4.1. Proyección lateral de la columna cervical de un perro mal posicionada (a) y FIGURA 4.2. Imágenes ampliadas de la región lumbar de un proyección lateral de la misma región correctamente posicionada (b), tras colocar una almohadilla radiotransparente debajo del cuello para conseguir que el eje longitudinal de la columna se sitúe paralelo al chasis. En la primera radiografía no es posible evaluar adecuadamente los espacios intervertebrales, ya que el haz de rayos X penetra de forma oblicua a través de ellos. perro obtenidas en proyección lateral, antes (a) y después (b) de colocar almohadillas que eleven ligeramente la posición de las extremidades para conseguir que el plano sagital de las vértebras quede paralelo al chasis. La perfecta superposición de las apófisis transversas de cada vértebra (flecha) indica que la radiografía se ha realizado correctamente. 168 FIGURA 4.3. Proyección ventrodorsal de la columna lumbar de un perro. La posición centrada de las apófisis espinosas respecto a los cuerpos vertebrales indica que la radiografía se ha realizado correctamente. 169 4 ATLAS DE INTERPRETACIÓN RADIOLÓGICA 4 Columna en pequeños animales Anatomía radiográfica normal de la 40 mm para perros de tamaño mediano, y de 7590 mm para perros de tamaño grande) y se deben mantener las máximas condiciones de asepsia al realizar la inyección. Para realizar la inyección cisternal (mielografía cisternal) se debe colocar al paciente en decúbito lateral y flexionar la cabeza 90° respecto al cuello. Es importante comprobar que este movimiento no provoca una obstrucción de la vía aérea. Si la mesa tiene capacidad de inclinación, se debe angular 15° aproximadamente; en su defecto, se pueden emplear almohadillas radiotransparentes para elevar la cabeza y el cuello del paciente. La técnica se describe en el cuadro inferior. Es recomendable dejar que salga una cantidad de LCR similar al volumen de contraste que se va a inyectar y analizar una muestra del mismo. La inyección del medio de contraste se realiza de forma lenta, aproximadamente en 2 o 3 minutos. Si no se había elevado la cabeza previamente, en este momento es imprescindible hacerlo para que el contraste se dirija caudalmente y no pase a los ventrículos cerebrales. Si se nota resistencia al administrar el contraste se debe interrumpir la inyección y retirar la aguja. Si existe un punto o zona de compresión la columna de contraste se puede parar en situación craneal a la Técnica de punción para la mielografía cisternal Para realizar la punción se palpa la depresión entre la protuberancia occipital externa y la lámina dorsal del atlas. La aguja se inserta en la línea media de esta depresión, a nivel del borde craneal de las alas del atlas, ligeramente angulada en sentido craneal y avanzando lentamente. El bisel debe estar dirigido caudalmente. Se puede sentir un cierto grado de resistencia al atravesar el ligamento de la nuca. Si la colocación de la aguja es correcta, saldrá líquido cefalorraquídeo (LCR). Si sale sangre mezclada con LCR se suele continuar con el procedimiento, pero si sólo sale sangre se debe retirar la aguja y volver a intentar la inyección cambiando de aguja. Si se pincha en el hueso se debe redirigir la aguja. 170 lesión, en cuyo caso no es posible determinar la extensión real del área de compresión. En la mielografía lumbar se inyecta el contraste en el espacio subaracnoideo en la zona lumbar. Es más difícil de realizar y resulta más traumática, ya que se atraviesa la médula con la aguja. Como ventajas, se rellenan adecuadamente las zonas lumbar y torácica, y en muchos casos la columna de contraste puede alcanzar puntos craneales a una zona de compresión. La técnica se describe en el cuadro inferior. La inyección de contraste en la médula puede ser fatal (paresia severa o parálisis en inyecciones lumbares craneales a L4-L5 o muerte del animal en inyecciones cisternales). Si se inyecta el contraste en el espacio epidural las columnas de contraste presentan una imagen muy irregular, difícil de analizar. Aunque sería recomendable que la inyección de contraste se realizara lo más cerca posible de la zona donde se sospecha que se encuentra la lesión, la Técnica de punción para la mielografía lumbar Para realizar la mielografía lumbar se coloca al animal en decúbito esternal, con la columna arqueada, lo que se consigue extendiendo las extremidades posteriores hacia delante. La aguja espinal se inserta en el espacio L5-L6 en perros y L6-L7 en gatos. Se avanza con la aguja, atravesando la médula, hasta alcanzar el suelo del canal. El bisel de la aguja debe estar dirigido cranealmente. Al alcanzar el suelo del canal se retira ligeramente la aguja y se extrae el fiador. La salida de LCR confirma que la aguja se ha colocado correctamente. Si no sale LCR se puede comprobar la posición de la aguja realizando una radiografía o con fluoroscopia. Se puede realizar una comprobación adicional introduciendo una pequeña cantidad de contraste y examinando su posición radiográficamente. Se puede intentar entrar en el espacio subaracnoideo dorsal sin tener que atravesar la médula, retirando frecuentemente el fiador de la aguja para comprobar si se produce salida de LCR, pero no resulta fácil. técnica más sencilla y segura es la mielografía cisternal, que permite delimitar la mayoría de las lesiones. La mielografía lumbar se suele reservar para definir el margen caudal de lesiones que se han delimitado cranealmente con la cisternal. El espacio subaracnoideo es mayor a nivel de la cisterna magna. La médula presenta mayor diámetro en la región cervicotorácica y en la zona central de la región lumbar. En muchos casos la columna ventral aparece ligeramente elevada a nivel de los espacios intervertebrales, lo que no se debe confundir con compresión medular. Se debe tener en cuenta que el medio de contraste se va absorbiendo progresivamente, por lo que dejará de ser evidente en la imagen en aproximadamente 50 minutos. Una lesión extradural provoca elevación o desviación de la columna de contraste en el punto de compresión, acompañada de un estrechamiento de la columna torácica http://goo.gl/1GAaG columna opuesta (fig. 4.5). Entre este tipo de lesiones se incluyen las hernias de disco, el aumento de grosor del ligamento longitudinal dorsal, el aumento de grosor del ligamento amarillo, los hematomas, los depósitos de grasa extradurales, las deformaciones del cuerpo vertebral, luxaciones, subluxaciones y fracturas vertebrales, la espondilopatía cervical o lumbosacra y los abscesos, granulomas y tumores extradurales. Una lesión intradural-extramedular provoca un ensanchamiento focal del espacio subaracnoideo (fig. 4.6). Entre este tipo de lesiones se incluyen los tumores intradurales (p. ej.: neurofibroma, meningioma), así como hemorragias, edemas o granulomas intradurales. Una lesión intramedular provoca divergencia de las columnas de contraste en el lugar donde se encuentra FIGURA 4.5. Patrón mielográfico de lesión extradural. FIGURA 4.6. Patrón mielográfico de lesión intradural-extramedular. El medio de contraste rodea la lesión localizada en el espacio subaracnoideo. 171 ATLAS DE INTERPRETACIÓN RADIOLÓGICA Columna en pequeños animales 4 Anatomía radiográfica normal de la la lesión (fig. 4.7). Se puede producir una parada de la columna de contraste en el punto donde se encuentra la lesión, craneal a la lesión en la mielografía cisternal, o caudal a la lesión en la mielografía lumbar. Entre este tipo de lesiones se incluyen los tumores intramedulares (p. ej.: ependimoma, astrocitoma), hemorragia o edema intramedular, hidromielia, siringomielia y la meningoencefalitis granulomatosa. Se pueden emplear otras técnicas de contraste para examinar la columna en lugar de la mielografía, pero su aplicación es mucho más limitada. La epidurografía consiste en la introducción del medio de contraste (de forma intencionada, no por error) en el espacio epidural, generalmente en la unión sacrococcígea. Se ha recomendado para la detección de lesiones en la cauda equina. La interpretación de esta técnica es difícil en muchos casos. La discografía consiste en la introducción de contraste en el disco intervertebral, pero apenas se usa en perros y gatos. La tomografía computarizada ofrece imágenes excelentes de las estructuras óseas que componen la columna, pero es inferior a la resonancia magnética en la definición de los tejidos blandos de la misma. Las hemivértebras generalmente aparecen en la columna torácica y suelen asociarse con cifosis (desviación dorsal de la columna). Sólo ocasionalmente presentan significación clínica por compresión medular, que se puede evaluar mediante mielografía o técnicas avanzadas (resonancia magnética –fig. 4.10– o mielografía por tomografía computarizada). Alteraciones congénitas Vértebra en bloque Dos o más cuerpos vertebrales adyacentes aparecen total o parcialmente fusionados, con ausencia de disco intervertebral (fig. 4.11). Generalmente no tiene significación clínica. Hemivértebra Se debe a un desarrollo incompleto del cuerpo vertebral. Puede afectar a una o varias vértebras. La hemivértebra puede presentar forma de “mariposa” en la proyección ventrodorsal (fig 4.8) o de “cuña” en las proyecciones lateral o ventrodorsal (fig. 4.9). Las vértebras adyacentes suelen presentar cambios morfológicos compensatorios. FIGURA 4.7. Patrón mielográfico de lesión intramedular. Las columnas de contraste disminuyen de anchura al rodear la lesión medular. Se observa un ensanchamiento de la columna dorsal de contraste craneal al punto donde se localiza la lesión. Vértebras de transición Ocurre cuando las vértebras de la unión atlantoaxial, cervicotorácica, toracolumbar, lumbosacra o sacrococcígea FIGURA 4.9. Proyección lateral de la columna cervical de un perro con varias hemivértebras en “cuña” (flechas). 172 adoptan características morfológicas de las vértebras de ambas regiones (tienen total o parcialmente la forma de una vértebra de la zona que la sigue o la precede): ■■ Lumbarización: la S1 aparece separada del resto del sacro, pudiendo presentar una o dos apófisis transversas similares a las de las vértebras lumbares (fig. 4.12). ■■ Sacralización: la apófisis transversa de la L7 se fusiona con el ala del sacro y puede articular con el ilion. Esta alteración puede provocar inestabilidad lumbosacra y degeneración del disco intervertebral (fig. 4.13), conduciendo a la aparición de un síndrome de cauda equina. También puede dificultar FIGURA 4.11. Proyección lateral de la columna cervical de un perro con múltiples deformaciones vertebrales que causan angulación del canal vertebral y compresión medular (flecha). con fusión de los cuerpos de la C3 y la C4 (vértebra en bloque). b S1 la columna torácica de un perro de raza Bulldog con varias hemivértebras en “mariposa” (flechas). http://goo.gl/KC640 FIGURA 4.10. Imagen de resonancia magnética de la columna toracolumbar de un perro a FIGURA 4.8. Proyección ventrodorsal de columna lumbosacra FIGURA 4.12. Proyección lateral (a) y ventrodorsal (b) de la zona lumbosacra de la columna de un perro con lumbarización del sacro. En la proyección lateral se visualiza una línea radiotransparente (flecha blanca) que separa la S1 del resto del sacro. En la proyección ventrodorsal se identifica una apófisis transversa (flecha negra) en la S1. En ambas proyecciones se observa espondilosis en L7-S1. 173 ATLAS DE INTERPRETACIÓN RADIOLÓGICA Columna en pequeños animales Anatomía radiográfica normal de la columna cervical http://goo.gl/ht7EE ■■ ■■ ■■ ■■ ■■ la correcta colocación del animal al realizar la radiografía ventrodorsal de la cadera. Fusión parcial o completa de la S3 con la Cc1. Una vértebra T13 transicional puede presentar una apófisis transversa en lugar de la costilla (fig. 4.14). Se pueden observar vestigios de costilla, que aparecen como estructuras de densidad mineral en los tejidos blandos. Esta variación es relativamente frecuente por lo que, al planificar una cirugía de columna, se recomienda realizar siempre las dos proyecciones, ya que la imagen de la lateral podría conducir a error a la hora de localizar exactamente una vértebra o un espacio intervertebral concretos. Una vértebra L1 transicional puede presentar una costilla en lugar de una apófisis transversa. Una vértebra C7 transicional puede presentar una costilla en lugar de una apófisis transversa. Occipitalización del atlas. Los cambios morfológicos pueden ser unilaterales o bilaterales y, a excepción de las que afectan a la unión lumbosacra, el resto no suelen presentar significación clínica. Espina bífida Es una anomalía muy poco frecuente. Se debe a un fallo en el cierre del arco neural y puede afectar a una o más vértebras. Se puede asociar a una protrusión de las meninges a través del defecto. Se visualiza mejor en la proyección ventrodorsal. Si hay un fallo en la fusión de las apófisis espinosas se observará una imagen de doble apófisis espinosa en las vértebras afectadas. En casos leves el paciente puede no presentar signos clínicos. Síndromes de inestabilidad Se asocian a anomalías congénitas que pueden empeorar con el crecimiento, o a lesiones adquiridas secundarias a una inestabilidad. Afectan a tres regiones anatómicas: atlantoaxial, cervical y lumbosacra. 174 Inestabilidad atlantoaxial La inestabilidad o subluxación atlantoaxial suele aparecer como una anomalía congénita en razas pequeñas y miniatura, como Yorkshire Terrier, Chihuahua, Pomerania o Caniche. Se puede deber a una agenesia o hipoplasia de la apófisis odontoides, a una falta de fusión de esta apófisis con el axis, o a un estiramiento o rotura del ligamento que la sujeta. También puede aparecer en otras razas, generalmente asociada a un traumatismo que provoque una fractura en la apófisis o una lesión en el ligamento. En la radiografía lateral se observa un aumento de la distancia entre el arco dorsal del atlas y la apófisis espinosa del axis, acompañado de una angulación del suelo del canal vertebral a nivel de la unión atlantoaxial (fig. 4.15). Flexionar ligeramente el cuello del animal puede ayudar a identificar estos hallazgos, aunque se corre el riesgo de agravar el cuadro clínico del paciente. Inestabilidad cervical a b L7 FIGURA 4.13. Proyección lateral (a) y ventrodorsal (b) de la zona lumbosacra de la columna de un perro con sacralización de la L7. En la proyección lateral la L7 aparece acortada. En la proyección ventrodorsal se observa una fusión del margen izquierdo de la L7 con el sacro (flechas blancas), mientras que en el lado derecho la L7 mantiene una apófisis transversa (flecha negra). a También recibe los nombres de síndrome de Wobbler, espondilopatía cervical, espondilomielopatía cervical caudal o malarticulación vertebral cervical. Afecta a razas de tamaño grande o gigante, especialmente Gran Danés y Doberman, y también se ha descrito en el Basset Hound. Los animales afectados presentan incoordinación progresiva en las extremidades posteriores y, en ocasiones, de las anteriores. El cuadro generalmente aparece entre los 3 y 10 meses de edad, aunque también puede aparecer a una edad más avanzada, especialmente en la raza Doberman. Se han descrito diversas alteraciones vertebrales asociadas con este síndrome. Las vértebras que aparecen afectadas con mayor frecuencia son C5, C6 y C7, aunque también puede aparecer en C2, C3 y C4. Los signos radiológicos que se pueden observar son: ■■ Alteración en la forma de la vértebra o vértebras afectadas. ■■ Estrechamiento de la parte craneal de la vértebra o vértebras afectadas, lo que le confiere al canal vertebral un aspecto de “embudo” o triangular. ■■ Las apófisis articulares craneales pueden aparecer deformadas o estar ausentes. ■■ Si hay subluxación (fig. 4.16), las imágenes laterales obtenidas con el cuello flexionado muestran el b FIGURA 4.14. Proyección ventrodorsal de la columna toracolumbar de un perro con T13 transicional. Esta vértebra presenta una apófisis transversa derecha alargada (flecha blanca) y se observa un vestigio de costilla en abdomen craneal izquierdo (flecha negra). FIGURA 4.15. Imagen ampliada de la columna cervical en proyección lateral de un perro de raza Yorkshire Terrier sin anomalías vertebrales (a) y de un perro de la misma raza con subluxación atlantoaxial (b). 175 4 ATLAS DE INTERPRETACIÓN RADIOLÓGICA Columna en pequeños animales Anatomía radiográfica normal de la columna lumbosacra http://goo.gl/KC640 ■■ ■■ ■■ ■■ extremo craneal de la vértebra afectada protruyendo dorsalmente hacia el canal vertebral. Se ha de tener en cuenta que al flexionar el cuello siempre se produce un cierto grado de elevación del extremo craneal de las vértebras, que no se debe confundir con una subluxación patológica. El espacio intervertebral craneal a la vértebra afectada puede estar ensanchado y los discos afectados pueden estar mineralizados. Puede haber formación de crecimientos óseos y esclerosis de los extremos de los cuerpos vertebrales. La mielografía puede mostrar una compresión medular. No se debe confundir con la imagen normal obtenida con el cuello flexionado, en la que se observa un cierto grado de elevación de la columna de contraste en las zonas situadas sobre los espacios intervertebrales. Una compresión ventral indica prolapso del disco o hipertrofia del ligamento longitudinal dorsal, mientras que una compresión dorsal indica hipertrofia del ligamento amarillo. En ocasiones la realización de radiografías en flexión, en extensión o con tracción del cuello permite evidenciar subluxaciones no detectadas en una posición neutra. A estas lesiones se las denomina dinámicas. Las lesiones adinámicas no presentan diferencias respecto a la imagen obtenida en posición neutra. Los movimientos del cuello se deben realizar con cuidado para no empeorar el estado clínico del animal. Inestabilidad lumbosacra También recibe los nombres de estenosis lumbosacra, malarticulación lumbosacra o síndrome de cauda equina. Se caracteriza por la existencia de un estrechamiento del canal vertebral o de los agujeros intervertebrales que causa compresión de los nervios que componen la cauda equina. Puede tener un origen congénito o adquirido, y generalmente afecta a perros de razas grandes, especialmente al Pastor Alemán. También puede aparecer en gatos. 176 Anatomía radiográfica normal de la columna coccígea http://goo.gl/QgZy9 Los hallazgos radiográficos que se observan con mayor frecuencia asociados a esta anomalía son de tipo degenerativo: espondilosis deformante y esclerosis del extremo caudal de la L7 y craneal del sacro (fig. 4.17). En ocasiones se puede observar disminución del espacio intervertebral L7-S1, disminución del diámetro dorsoventral del canal vertebral a nivel de la L7 o del sacro y/o desplazamiento ventral del sacro en relación a la posición de la L7 (fig. 4.18). Este último hallazgo puede ser fijo o inconstante, pudiendo aparecer solo, o acentuarse al realizar la radiografía en hiperflexión o hiperextensión. No existe una correlación directa entre los signos clínicos y los hallazgos radiológicos. De hecho, algunos pacientes con sintomatología presentan una imagen normal de la unión lumbosacra en las radiografías simples, mientras que muchos pacientes con evidencia radiográfica de espondilosis L7-S1 no presentan signos clínicos. La mielografía o la epidurografía pueden contribuir al diagnóstico, aunque la resonancia magnética es la técnica más adecuada para la evaluación de esta enfermedad (fig. 4.19). Enfermedad degenerativa del disco intervertebral Cada disco está compuesto por un anillo fibroso y un núcleo pulposo. Este último está compuesto por material gelatinoso homogéneo. El anillo fibroso es mucho más grueso en su parte ventral que en la dorsal (por ello las protrusiones ventrales son raras, y en cualquier caso no afectarían a la médula). Los discos se encuentran cubiertos por el ligamento longitudinal dorsal, que recorre el suelo del canal medular. Este ligamento aparece reforzado por otros ligamentos en la zona comprendida entre la T1 y la T10, por lo que es raro que se produzca una hernia de disco en esta zona. La proyección más adecuada para examinar los espacios intervertebrales (EIV) es la lateral. Se deben colocar almohadillas radiotransparentes bajo la columna cervical y la columna lumbar, para intentar así que la FIGURA 4.16. C6 Proyección lateral de la columna cervical de un perro de raza Gran Danés con síndrome de Wobbler. La vértebra C6 aparece subluxada, lo que provoca un marcado estrechamiento del canal vertebral a ese nivel. FIGURA 4.17. Proyección lateral de la zona lumbosacra de la columna de un perro con FIGURA 4.18. Proyección lateral de la zona lumbosacra de la columna espondilosis deformante L7-S1 y esclerosis del extremo caudal de la L7 y craneal del sacro. Estos hallazgos de tipo degenerativo son indicativos de inestabilidad lumbosacra. de un perro con desplazamiento ventral del sacro respecto a la L7, disminución del espacio intervertebral L7-S1 y espondilosis deformante L7-S1. Estos hallazgos son indicativos de inestabilidad lumbosacra. FIGURA 4.19. Imagen de resonancia magnética en plano sagital y transversal del disco L7-S1 en un perro con inestabilidad lumbosacra. Las imágenes muestran cambios degenerativos y protrusión del disco, que causa compresión de la cauda equina. 177 4 ATLAS DE INTERPRETACIÓN RADIOLÓGICA Columna en pequeños animales columna presente un recorrido paralelo (y no curvado) respecto al chasis. La oblicuidad de los rayos X periféricos del haz hace necesario centrar adecuadamente los EIV en los que se sospecha que puede aparecer la lesión (fig. 4.20). Sólo se podrán evaluar adecuadamente en cada radiografía el EIV centrado y los espacios inmediatamente craneal y caudal a él. Si la zona que vamos a examinar es más amplia, se deben realizar varias radiografías cambiando el punto donde se centra la imagen. Los EIV en la unión cervicotorácica y en la unión lumbosacra son ligeramente más estrechos que los restantes. El EIV situado entre T10 y T11 también puede ser un poco más estrecho en condiciones normales. Si no se colocan almohadillas radiotransparentes bajo la columna cervical o la lumbar, la anchura de los EIV puede aparecer falsamente disminuida, debido a la curvatura de la columna. La degeneración del disco es un fenómeno relacionado con la edad. Los problemas se producen cuando el proceso de degeneración tiene lugar más rápido de lo normal. Se distinguen dos tipos de degeneración: ■■ Hansen tipo I: se observa generalmente en razas condrodistróficas, en las que es frecuente que se produzca una degeneración del núcleo pulposo a edades tempranas (muchos animales presentan discos mineralizados, sin significación clínica). Con el tiempo se degenera también el anillo fibroso, lo que puede provocar la rotura del mismo y posterior salida del núcleo hacia el canal vertebral, lo que se denomina extrusión de material discal. ■■ Hansen tipo II: más común en razas no condrodistróficas, en las que los cambios degenerativos se producen más lentamente, y raramente provocan mineralización. Se suele producir una protrusión del disco (sin rotura del anillo), que se desplaza en mayor o menor medida hacia el canal vertebral, pudiendo provocar diferentes grados de compresión medular. En los casos de extrusión tipo I los signos clínicos aparecen de forma aguda, con dolor, déficit neurológico y parálisis. En los casos de protrusión tipo II el cuadro clínico es menos dramático, y suele cursar con un cuadro progresivo de ataxia y déficit neurológico. Los signos radiológicos que pueden aparecer en la enfermedad degenerativa del disco intervetebral son: ■■ Mineralización del disco (más frecuente en razas condrodistróficas). Este hallazgo en sí no es diagnóstico de prolapso del disco, pero sí indica degeneración del mismo (fig. 4.21). ■■ Estrechamiento del EIV afectado (fig. 4.22). ■■ Visualización de material discal mineralizado en el canal vertebral (fig. 4.23). En ocasiones también es posible identificar material discal no mineralizado cuando éste se sitúa en la zona del agujero intervertebral. ■■ Aparición de un patrón de lesión extradural ventral o ventrolateral en la mielografía. Los signos radiológicos se deben correlacionar siempre con la sintomatología clínica, aunque el hallazgo de compresión medular en la mielografía es siempre significativo. Una protrusión aguda del disco puede acompañarse de una imagen normal en radiografías simples. Las lesiones antiguas pueden no tener significación clínica, pudiendo acompañarse de esclerosis en los extremos de los cuerpos vertebrales adyacentes y espondilosis deformante (fig. 4.24). Otras alteraciones de la columna Escoliosis, cifosis y lordosis La escoliosis se define como una curvatura anormal de la columna vertebral en sentido lateral, por lo que se visualiza mejor en la proyección ventrodorsal (fig. 4.25). La cifosis se define como una curvatura anormal de la columna en sentido dorsal (fig. 4.26), mientras que la lordosis se produce en sentido ventral (fig. 4.27), por lo que se visualizan mejor en la proyección lateral. Estas alteraciones pueden ser congénitas, idiopáticas o pueden aparecer asociadas a otras alteraciones que afecten a la columna. No suelen tener significación clínica. Espondilosis deformante Se trata de una alteración de tipo degenerativo, que se caracteriza por el desarrollo de crecimientos óseos en la zona ventral de los extremos craneal y/o caudal de los cuerpos vertebrales (fig. 4.28). Estas formaciones tienden a aumentar de tamaño e incluso a unirse con las de las vértebras adyacentes, formando verdaderos puentes óseos (fig. 4.29). También pueden crecer en FIGURA 4.21. Proyección lateral de la columna cervical de un perro con mineralización del disco intervertebral C5-C6 (flecha). La mineralización es un hallazgo indicativo de degeneración discal. FIGURA 4.20. Representación de la dirección de entrada de los rayos X a través de los espacios intervertebrales. Puesto que el haz de rayos X es divergente, sólo los rayos centrales del haz entran alineados con el espacio intervertebral centrado en la radiografía. La dirección de entrada de los rayos X en otros espacios intervertebrales será tanto más oblicua cuanto más alejados estén los espacios del centro del haz. 178 FIGURA 4.22. Proyección lateral de la columna lumbar de un perro con estrechamiento del espacio intervertebral L5-L6 (flecha) indicativo de enfermedad discal. 179 4 ATLAS DE INTERPRETACIÓN RADIOLÓGICA el aspecto lateral de los extremos de las vértebras, pero es menos frecuente (fig. 4.30). No suele producir signos clínicos, aunque de forma excepcional los sobrecrecimientos laterales pueden llegar a comprimir raíces nerviosas en su salida a través del agujero intervertebral. Puede llegar a afectar a segmentos amplios de la columna, especialmente en el Boxer. En esta raza se pueden observar sobrecrecimientos de gran tamaño incluso a edades muy tempranas (fig. 4.31). Osificación dural Se caracteriza por la formación de placas calcificadas en la duramadre, que pueden ser visibles o no en la radiografía simple. Cuando se visualizan, aparecen como finas líneas de densidad mineral que discurren paralelas al suelo del canal medular (fig. 4.32). No suele presentar significación clínica. Espondiloartrosis (enfermedad articular degenerativa) Tiene lugar a nivel de las articulaciones intervertebrales. Generalmente se observa deformación de las carillas 4 Columna en pequeños animales articulares por formación de osteofitos (fig. 4.33). Se observa con mayor frecuencia en la región lumbar y, ocasionalmente, en la cervical. Inflamación e infección La inflamación de las vértebras se denomina espondilitis, que puede ir acompañada o no de infección. Generalmente provoca la aparición de sobrecrecimiento óseo en la zona ventral del cuerpo de la vértebra o vértebras afectadas (fig. 4.34). Es importante recordar que el margen ventral de la L3 y la L4 puede aparecer escasamente definido por superposición de los pilares diafragmáticos, lo que no se debe confundir con espondilitis. La infección de la vértebra recibe los nombres de osteomielitis vertebral o espondilopiosis. Se caracteriza por la aparición de una lesión agresiva que puede afectar a una o a varias vértebras, con componente osteolítico y osteoproliferativo (fig. 4.35). La infección se puede extender al canal medular causando meningitis y mielitis. En muchos casos se relaciona con la penetración de cuerpos extraños (p. ej.: espigas), aunque también se puede asociar a heridas penetrantes o a infecciones por vía hematógena. FIGURA 4.24. Imagen ampliada de la columna lumbar en proyección lateral de un perro con estrechamiento del espacio intervertebral L2-L3, esclerosis del margen caudal de L2 y craneal de L3 y espondilosis deformante L2-L3. La esclerosis y la espondilosis sugieren una posible lesión discal antigua. FIGURA 4.25. Proyección ventrodorsal FIGURA 4.26. Proyección lateral de la columna torácica de un perro con cifosis (desviación de la columna en sentido dorsal). Es habitual que aparezca asociada a deformaciones vertebrales múltiples. de la columna torácica de un perro con escoliosis (desviación de la columna en sentido lateral). Es habitual que aparezca asociada a deformaciones vertebrales múltiples. FIGURA 4.27. Proyección lateral de la FIGURA 4.23. Imagen ampliada de la columna lumbar de un perro en proyección lateral en la que se observa material discal mineralizado inmediatamente dorsal al espacio intervertebral L2-L3 (flecha blanca), así como en las zonas ventrales de los espacios L2-L3 y L3-L4 (flechas negras). 180 columna torácica de un perro con lordosis (desviación de la columna en sentido ventral). Es habitual que aparezca asociada a deformaciones vertebrales múltiples. 181 ATLAS DE INTERPRETACIÓN RADIOLÓGICA Columna en pequeños animales FIGURA 4.31. Proyección lateral de la columna lumbar de un perro Boxer con marcada espondilosis deformante en todas las vértebras lumbares. FIGURA 4.28. Proyección lateral de la columna toracolumbar de un perro con espondilosis deformante leve en T13-L1, L1-L2 y L2-L3. FIGURA 4.32. Imagen ampliada de la columna cervical en proyección lateral FIGURA 4.33. Imagen ampliada de la columna lumbar en proyección lateral de de un perro con osificación dural (flechas). un perro con espondiloartrosis. Las carillas articulares aparecen deformadas, con presencia de osteofitos de gran tamaño en L2-L3 y L5-L6 (flechas blancas). Los cuerpos vertebrales presentan espondilosis deformante (flechas negras). FIGURA 4.34. Imagen ampliada de la columna lumbar en proyección lateral FIGURA 4.35. Imagen ampliada de la columna torácica de un perro con de un perro con espondilitis en L2 y L3. El sobrecrecimiento regular del margen ventral de ambas vértebras (flechas) es indicativo de inflamación de los cuerpos vertebrales. Además, el espacio intervertebral L2-L3 aparece disminuido y con signos iniciales de osteólisis del margen caudal de la L2 y craneal de la L3, lo que sugiere una infección discal en fase inicial. espondilopiosis (osteomielitis vertebral). El sobrecrecimiento irregular del margen ventral de las vértebras afectadas (flechas) es indicativo de infección vertebral. FIGURA 4.29. Proyección lateral de la columna toracolumbar de un perro con marcada espondilosis deformante en todas las vértebras torácicas y lumbares. Anatomía radiográfica normal de la columna toracolumbar http://goo.gl/GzDeC Anatomía radiográfica normal de la columna lumbar http://goo.gl/zX66d FIGURA 4.30. Imagen ampliada de la columna lumbar en proyección ventrodorsal de un perro con espondilosis deformante lateral en L5-L6, L6-L7 y L7-S1 (flechas). 182 183 4 ATLAS DE INTERPRETACIÓN RADIOLÓGICA Columna en pequeños animales Anatomía radiográfica normal de la columna lumbosacra http://goo.gl/KC640 Se emplea el término discoespondilitis cuando un proceso infeccioso afecta al disco intervertebral y a los extremos de los cuerpos vertebrales adyacentes. La infección puede llegar a extenderse a las meninges y a la médula. La imagen radiológica varía en función del momento en el que se realiza el diagnóstico (fig. 4.36): ■■ En fases iniciales se observa osteólisis e irregularidad en los extremos de los cuerpos vertebrales adyacentes al disco o discos afectados, causando un ensanchamiento del espacio intervertebral (fig. 4.37). ■■ Se forman crecimientos óseos en el aspecto ventral y lateral de las vértebras afectadas, lo que se asemeja a una espondilosis deformante, pero si son secundarios a una discoespondilitis suelen presentar mayor extensión y un aspecto más agresivo. ■■ Con el tiempo se produce hueso en las zonas donde se había destruido, con el consecuente estrechamiento del espacio intervertebral, e incluso se puede llegar a producir fusión de los cuerpos vertebrales (fig. 4.38). Se observa esclerosis en los extremos de los cuerpos vertebrales afectados y los crecimientos ventrales adquieren una imagen más definida y regular (similar a la de la espondilosis). Fracturas y luxaciones Generalmente se producen por traumatismos, aunque también pueden aparecer de forma secundaria a otras lesiones (fracturas patológicas). La facilidad de identificación radiográfica de una fractura de vértebra/s depende del grado de desplazamiento de los fragmentos (fig. 4.39). Las fracturas por compresión producen una imagen de aparente acortamiento del cuerpo vertebral. Se deben obtener radiografías en dos proyecciones (lateral y ventrodorsal), manejando al paciente con sumo cuidado para evitar agravar un posible daño medular. Se ha de tener en cuenta que, durante el periodo de recuperación, el callo óseo puede llegar a producir una compresión medular. Las fracturas de las apófisis espinosas o transversas no suelen tener significación clínica (fig. 4.40). 184 Las luxaciones completas son fácilmente identificables en las radiografías simples. La facilidad para identificar una subluxación de vértebras dependerá del grado de desplazamiento de las vértebras afectadas (fig. 4.41). En condiciones normales, el cuerpo de la L4 puede presentar una posición ligeramente ventral al de la L3, lo que no se debe confundir con una subluxación patológica. Tanto en las fracturas como en las luxaciones de columna, un desplazamiento vertebral de más de 2/3 del diámetro del canal vertebral se considera un signo indicativo de sección medular (fig. 4.42). Neoplasia La aparición de neoplasias en las vértebras es relativamente poco frecuente. Los tumores que habitualmente afectan a las vértebras son los osteosarcomas, los condrosarcomas y las metástasis de tumores primarios de otro origen. Las neoplasias que se localizan en las vértebras suelen ser más destructivas que proliferativas (fig. 4.43). Se pueden producir fracturas patológicas asociadas. La columna es un lugar de predilección para los mielomas, cuyo patrón radiológico se caracteriza por la aparición de numerosas áreas osteolíticas circulares de pequeño tamaño en huesos largos y columna. El linfoma óseo puede presentar también un patrón multicéntrico, con lesiones predominantemente osteolíticas. Las metástasis suelen aparecer como lesiones óseas agresivas localizadas en la columna y en otros huesos. Las metástasis óseas de algunos tumores pelvianos, especialmente del carcinoma de próstata, presentan una imagen particular, ya que afectan a los huesos circundantes (últimas vértebras lumbares, sacro y pelvis) produciendo lesiones fundamentalmente proliferativas (fig. 4.44). En ocasiones se detectan antes estas lesiones que el tumor primario. a b c FIGURA 4.36. Imágenes de la zona lumbosacra de la columna en proyección lateral de un perro joven con discoespondilitis en fase inicial (a), intermedia (b) y avanzada o crónica (c). FIGURA 4.37. Imagen ampliada de la columna lumbar en proyección lateral de un perro con discoespondilitis en L2-L3 en fase inicial. FIGURA 4.38. Imagen ampliada de la columna torácica en proyección lateral de un perro con discoespondilitis en fase avanzada o crónica, al que se le ha realizado una mielografía cisternal. Las vértebras afectadas aparecen fusionadas, con sobrecrecimientos ventrales de márgenes regulares. La lesión provoca una parada de las columnas de contraste (flecha) en situación craneal a la lesión. Hipervitaminosis A Suele afectar a gatos de 2 a 4 años de edad que ingieren cantidades excesivas de hígado. Su aparición es mucho menos frecuente en perros. El exceso de vitamina A produce crecimiento de hueso subperióstico. En animales jóvenes se produce un crecimiento longitudinal asimétrico de los huesos largos. En los adultos se desarrollan exóstosis óseas, fundamentalmente en la columna 185 4 ATLAS DE INTERPRETACIÓN RADIOLÓGICA Columna en pequeños animales FIGURA 4.41. Imagen ampliada de la columna lumbar en proyección lateral de FIGURA 4.42. Imagen ampliada de la columna lumbar en proyección lateral de un un perro con subluxación L1-L2. perro con fractura conminuta de la L6. El desplazamiento de la L6 supera 2/3 del diámetro del canal vertebral, lo que se considera indicativo de sección medular. a b FIGURA 4.43. Imagen ampliada de la columna lumbar en proyección lateral de un perro con un osteosarcoma en la L2. El tumor aparece como una lesión osteolítica geográfica en la radiografía simple (a). En la mielografía (b) presenta un patrón extradural. FIGURA 4.39. Imágenes de diversas fracturas de vértebras. P FIGURA 4.44. Proyección lateral FIGURA 4.40. Imagen ampliada de la columna cervical en proyección lateral de un perro con fractura de una apófisis transversa del axis (flecha). 186 del abdomen de un perro con carcinoma de próstata (P). La L6 presenta un sobrecrecimiento irregular de su margen ventral que se corresponde con metástasis del tumor prostático. También se observa espondilosis en L6-L7 y L7-S1. 187 4 ATLAS DE INTERPRETACIÓN RADIOLÓGICA en pequeños animales Casos de autoevaluación http://goo.gl/Wd7pA cervical y torácica, en las costillas y alrededor de las articulaciones de las extremidades, llegando a producir anquilosis de estas articulaciones y de las vértebras. La mucopolisacaridosis puede producir lesiones similares en las vértebras. Se debe a una alteración en el catabolismo de los mucopolisacáridos asociada a la deficiencia de una enzima. Se ha descrito en gato Siamés y perros de raza Teckel. Exóstosis cartilaginosas múltiples Se trata de una anomalía poco frecuente, que se caracteriza por la aparición de lesiones osteoproliferativas benignas en las metáfisis de huesos largos, costillas y vértebras de perros jóvenes (fig. 4.45). El crecimiento de las lesiones generalmente cesa cuando se completa la madurez esquelética del animal. No suele tener significación clínica, a no ser que las lesiones lleguen a invadir el canal vertebral o los agujeros intervertebrales provocando compresión medular o de raíces nerviosas. Excepcionalmente se ha descrito una evolución tardía de las lesiones hacia osteosarcoma o condrosarcoma. FIGURA 4.45. Imágenes ampliadas de la columna lumbar en proyección lateral de un perro joven con exóstosis cartilaginosas múltiples, que aparecen como lesiones osteoproliferativas benignas en las vértebras (flechas). 188