LA IMPORTANCIA DE LA PALABRA DE DIOS Josué 1:7-8 El gran evangelista del siglo XIX, D.L Moody dijo respecto a la Biblia: “Muchos hombres creen que la Biblia es un libro atrasado que ya pasó a la historia. Dicen que estaba bien para los tiempos remotos, y que contiene algunas páginas históricas de interés, pero que no sirve para hoy; que vivimos en el siglo de las luces, y hemos adelantado tanto que los hombres pueden andar perfectamente bien sin la Biblia. Lo mismo sería decir que el sol, que ha brillado tanto tiempo, es ya tan viejo que es una cosa atrasada; o que cuando un hombre construye una casa, ya no debe ponerle ventanas desde que hemos descubierto la luz eléctrica.” La Biblia no es un libro cualquiera, es el único libro en la historia de la humanidad que fue escrito por inspiración divina (2 Timoteo 3:16; 2 Pedro 1:21). Muchos libros podrán contener errores o promover la mentira, pero la Palabra de Dios es infalible y verdadera eternamente (Mateo 24:23-25; 1 Pedro 1:24-25). Los seres humanos no debemos ignorar el contenido de las Sagradas Escrituras, pues su mensaje no es trivial, al contrario, revela el plan de Dios para nuestra vida en la tierra. Dios espera que sus hijos apliquen su corazón a sus palabras, que enseñen a sus propios hijos a obedecerlas, para que sus vidas sean prolongadas y bendecidas. (Deuteronomio 32:4447). En el primer capítulo del libro de Josué encontramos tres consejos para que nuestras vidas sean bendecidas por Dios: PERSEVERAR EN UN ESTILO DE VIDA COHERENTE CON SUS ENSEÑANZAS Josué fue el hombre elegido por Dios para ser el sucesor de Moisés y dirigir el pueblo de Israel en la conquista de la tierra prometida. En sus propias fuerzas llevar a cabo esta tarea era imposible, Josué entendía que solo podría lograr su misión si contaba con el respaldo de Dios. Por eso prestó mucha atención a las palabras que Él le dijo: “Solo te pido que tengas mucho valor y firmeza para obedecer toda la ley que mi siervo Moisés te mandó… cumple con todo cuidado todo lo que en él está escrito. Así prosperaras y tendrás éxito.” Josué 1.7a, 8b. 1 No podemos pretender el favor de Dios en cada área de nuestra vida si desconocemos y/o desobedecemos Su voluntad. Meditemos: ¿Es una prioridad en tu vida escudriñar las Escrituras para conocer la voluntad de Dios? NO DEBEMOS APARTARNOS DE SUS ENSEÑANZAS Es ideal que una persona tome la decisión de seguir a Jesús. Pero esa decisión solo es buena en la medida que se mantenga a través del tiempo. Algunas personas perseveran en su vida cristiana solo por un tiempo, para después volver atrás. 2 Los hijos de Dios no podemos permitir que las semillas que El siembra en nuestro corazón cuando leemos la Biblia, sean arrebatadas por el maligno o destruidas por los problemas y preocupaciones de esta vida (Mateo 13:18-22). DEBEMOS MEDITAR EN SUS ENSEÑANZAS EN TODO TIEMPO Josué 1.8ª dice: “Recita siempre el libro de la ley y medita en el de día y de noche.” Las palabras de Dios no deben ser tomadas a la ligera, deben ser entendidas con claridad y llevadas a la práctica todos los días. Por eso debemos ser diligentes en el estudio y memorización de la Biblia. La meditación constante nos ayudara a interiorizar su Palabra en nuestro corazón, para que dejen de ser solo letras y más bien se conviertan en principios y valores fundamentales que guíen nuestro proceder. 3 Aplicación Ahora que entendemos el valor de la Biblia en la vida del creyente debemos aceptar los siguientes desafíos: 1. Debemos hacer un compromiso con Dios y con nosotros mismos de que vamos a separar tiempo de calidad todos los días para escuchar su voz a través de la lectura de la Biblia. 2. Debemos tener una actitud humilde para aceptar la dirección de Dios aun cuando su voluntad desafíe la nuestra. 3. No podemos conformarnos con ser simples lectores de la Biblia, debemos llevar sus enseñanzas a la práctica todo el tiempo de vuestra vida. Para concluir la reunión Lee el Salmo 1, y piensa en los beneficios que obtendríamos si nos deleitáramos en la Palabra de Dios. Puedes compartir tus conclusiones en la próxima reunión.