Aldeas Infantiles SOS México: La oportunidad de una nueva vida para niños y niñas Por: Rosa Itzel Herrera García El maltrato infantil en México se ha convertido en un hecho casi cotidiano. De una forma silenciosa, este fenómeno se ha ido incorporando en lo que se considera la columna vertebral de la sociedad mexicana: la familia, la cual proporciona al niño las herramientas necesarias para su desarrollo íntegro. Si en la familia se llega a carecer de cariño, afecto, y protección, es probable que cuando llegue el momento en el que el niño se tenga que integrar a la sociedad; contará con una personalidad relacionada directamente con el contexto en el que se crió. La inseguridad y violencia en las calles están a la orden del día en los noticiarios, en los periódicos, en la radio. Pero, la realidad es diferente; el peligro no siempre está en las calles, la amenaza puede provenir desde el lugar menos esperado como el propio hogar. En México la situación del maltrato hacia menores es grave. De acuerdo a la Alianza de Organizaciones de la Sociedad Civil Mexicana (Red por los Derechos de la Infancia) la cual se encarga de desarrollar programas a favor de niñas, niños y adolescentes mexicanos en situaciones de vulnerabilidad: en 2010 había en el país 29 mil 310 menores de edad que no contaban con cuidados familiares. Otro dato alarmante, es el que arrojó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), pues en 2009 el 61.2% de los niños entre 0 y 5 años de edad, se encontraba en condiciones de pobreza patrimonial, y el 27.4% en condiciones de pobreza alimentaria. En el ámbito de orfandad, las circunstancias de niños y niñas han mejorado considerablemente durante las últimas décadas, no obstante aún queda mucho por hacer. Si bien no existen cifras oficiales sobre la dimensión del problema, el portal web de Aldeas Infantiles México asegura que en la nación hay aproximadamente 1.4 millones de niños huérfanos. Una situación como esta, debe ser trabajada para lograr que disminuya. La labor que originalmente le correspondería hacer al Estado, la realizan asociaciones no gubernamentales. Asociaciones como Aldeas Infantiles SOS se dedican a formar, educar y preparar a los niños que han sufrido algún tipo de maltrato o abuso, dentro de un ambiente adecuado para su desarrollo, ayudando a que posteriormente se integren a la sociedad. La Aldea no es propiamente una casa hogar, pues su misión es formar familias con niños en situación de abandono u orfandad. Los infantes que ya no son susceptibles a un proceso de adopción, las Aldeas se vuelven su alternativa. Aldeas Infantiles SOS México llega a tierra azteca Aldeas Infantiles SOS es una organización mundial que se encuentra en 132 países. En México, llegó en 1971 cuando se fundó la primera Aldea Infantil en el país, específicamente en la Ciudad de México. Y llegó por casualidad, pues de acuerdo a Tania Moctezuma, asistente de comunicación y medios de la Aldea, el terreno fue donado para la fundación de la sede Ciudad de México. No obstante, la situación en otras ciudades no fue la misma, pues asegura Moctezuma que en el caso de la Aldea Infantil en Comitán, Chiapas, su fundación ocurrió a causa de la matanza de Acteal, donde decenas de mujeres, niños, y jóvenes fueron asesinados. “Un grupo de aproximadamente 100 hombres armados atacó y asesinó a 45 indígenas tzotziles: 18 niños, 22 mujeres y 6 hombres integrantes del grupo Las Abejas, mientras rezaban en una ermita en la población de Acteal, en Chiapas” subraya la periodista Carmen Aristegui en su portal web. La Aldea llegó para apoyar a los niños que quedaron desamparados después del lamentable suceso. Al norte del país, otro fenómeno social fue la razón por la que se fundara una Aldea SOS. En Tijuana en 1993 se fundó la sede debido al incremento de emigración. No hay que olvidar que en este estado fronterizo, el traslado de sus habitantes hacia Estados Unidos es un hecho muy común, pues los pobladores se van buscando una mejor calidad de vida en el país vecino, provocando que el abandono y falta de cuidado hacia los niños aumentara, pues generalmente los padres se van y dejan a sus hijos al cuidado de otras manos, como familia, amigos o conocidos. Hoy en día, Aldeas Infantiles SOS México está en ocho estados de la República, y acoge a más de 800 niños. La Aldea Infantil SOS Ciudad de México abre sus puertas En el norte de la ciudad, muy cerca de la Basílica de Guadalupe. En la colonia Rosas del Tepeyac, una calle discontinua a la avenida principal; calle Morelos No. 43, en un terreno que abarca una manzana completa, se encuentran las oficinas nacionales y la Aldea. Aldeas Infantiles SOS en Ciudad de México La Aldea Infantil SOS en la ciudad de México está compuesta por 14 casas que son el hogar de aproximadamente 80 niños. En cada casa, viven en familias de alrededor 9 integrantes junto con su mamá SOS. Durante más de 40 años, Aldeas Infantiles SOS México se ha dedicado a que niños que han sufrido maltrato, abandono o cualquier tipo de abuso se desarrollen según sus necesidades en un entorno familiar de respeto, amor y seguridad. Aldeas Infantiles se diferencia de cualquier otra asociación relacionada a atender a la niñez, pues de acuerdo con Diana Rosales asesora de comunicación y medios, su principal diferencia radica en su modelo de trabajo; “Aldeas Infantiles se distingue a nivel mundial porque crea familias, se diferencia entre una organización y una institución, porque en el caso de una institución, en Aldeas no tenemos a los niños institucionalizados, por ejemplo: en otros lugares están divididos por género, comen a cierta hora, no pueden salir de las instalaciones, etc. La Aldea es su hogar, la Aldea es su casa, la Aldea es donde ellos llegan de la escuela, comen con su familia, así como cualquier otro niño”. Aldeas Infantiles SOS México, trata de llevar lo más normal posible la vida de sus niños, pues para ellos lo más importante es la creación de una familia, dejando en el pasado las situaciones tormentosas que han vivido los infantes. No todos los niños son susceptibles para vivir en la Aldea Los infantes son canalizados a través del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) nacional o estatal, de alguna institución de asistencia privada o bien de la Procuraduría General de Justicia (PGJ). Se maneja cierto perfil de ingreso, uno de ellos es la edad, preferentemente se aceptan niños y niñas menores de 11 años, pues el proceso de adaptación es más rápido y adecuado. Resulta más complicado generar un proceso de adaptación en un adolescente porque llega con otra estructura, o quizá proviene de alguna otra institución y llega acostumbrado a una filosofía totalmente diferente. También, debe existir previamente un convenio con la institución que los canaliza, un convenio de corresponsabilidad, es decir; tener la parte jurídica lo más transparente posible para que sea un acogimiento legal en todos los términos. Antes de que ingrese directamente un niño a la aldea, llega a través de la trabajadora social la información del niño, salud, médica, jurídica, psicológica, y pedagógica. Depende también del espacio disponible en las inmediaciones y quienes son las familias más apropiadas para el niño. Madres SOS: El pilar de la asociación Lupita desde hace 15 años es una mamá SOS. Actualmente es responsable de una familia en la Aldea. Ella junto con otras madres, son el pilar más importante de Aldeas Infantiles SOS. La señora Lupita dejó a su familia biológica para dedicarse por completo a dar amor, protección, y educación a más de tres generaciones de niños. Se enteró de Aldeas Infantiles SOS por medio de la radio; “Al estar escuchando un programa de radio que hablaba sobre las Aldeas dije: algo me mueve por ahí. Yo quise tener más hijos, pero por cuestiones de salud no podía, había riesgos fuertes” “Cuando ingresé a la Aldea, yo tenía a mi marido y el aceptó; hicimos un trato. En cuanto a mis hijos, solo tuve dos y ya están casados, a ellos les gusta lo que yo realizo” “Las satisfacciones son enormes” asegura Lupita, pues ha visto crecer, superarse y valerse por sí mismos a decenas de niños que ahora son adultos independientes. Ella como cualquier otra madre, está muy orgullosa de los logros de sus hijos - “uno de mis chicos ya está en la Universidad, el día de las madres del año pasado me dieron la noticia de que a finales de abril ya se recibe” afirma con una sonrisa. Lupita al igual que otras mamás SOS, es feliz de poder dar una parte de su vida y su experiencia a niños y niñas de la Aldea Infantil SOS Ciudad de México: “Aldeas Infantiles me ayudó a encontrar la estabilidad que buscaba desde hacía mucho tiempo (…) creo que esta labor es muy hermosa cuando nos involucramos con los niños, mi mejor paga es ver los avances de ellos, ya que así me motivo para dar lo mejor de mí.” comenta Lupita. Para ser una mamá SOS se necesita más allá de vocación Violeta Ortega, trabajadora social de la Aldea asegura que pueden ser candidatas aquellas mujeres que tengan de 30 a 45 años, un grado mínimo de estudios de secundaria, y principalmente que no tengan dependientes económicos o morales; no obstante, pueden ser solteras, viudas, divorciadas incluso casadas, siempre y cuando su pareja esté de acuerdo con ella al trabajo que va desempeñar cuidando a los niños, además de la disposición de cambiar de residencia. Las mujeres que buscan ayudar en la Aldea necesitan convicción, pues no les basta con haber criado años antes a sus hijos, sino que aún desean seguir cuidando y dando el amor de madre a decenas de niños que lo necesitan. Ortega afirma que aunque muchas de las mamás SOS que tienen hijos biológicos, ya no tienen alguna responsabilidad con ellos, pues la mayoría ya hicieron su vida; están casados y ya no viven en casa de sus madres. Llegar a convertirse en una mamá SOS no es fácil: “Ellas pasan por un proceso de preparación, como una carrera universitaria. Las mamás en formación, pasan por un proceso de aproximadamente dos años en el cual como su palabra lo dice, formamos una carrera para ellas; se les da todo el soporte pedagógico y psicológico que deben tener para poder cuidar a los niños, además de cursos en temas del derecho del niño, crianza con cariño, las preparamos para ser mamás, y una vez que terminan ese proceso que no todas las inician lo finalizan, es como una graduación, pues se les da el título de mamá SOS y posteriormente se les asigna una casa, donde ellas van a recibir a sus hijos” cuenta Violeta Ortega. No obstante, aunque pareciera que cualquier persona interesada en ser una mamá SOS puede acercarse a la asociación, la trabajadora social asegura que no es tan sencillo, pues este proceso no está abierto al público como tal. Depende principalmente del DIF, ya que son ellos quienes consideran si la madre es apropiada o no para integrarla dentro de la Aldea. “Nuestra relación no es directa con la población, sino siempre a través de los entes rectores.” afirma Ortega. Las mujeres que se interesan en ser partícipes del programa, deben tener en cuenta que van ser madres de niños con un pasado traumático. El papel que llevarán las mamás, será como el de cualquier madre, pues las 24 horas del día estarán dedicadas a esos niños como si fueran suyos, basadas en valores como el respeto, convivencia, y amor. La sangre llama: cuando los niños desean acercarse a sus padres biológicos Si bien cada integrante de la asociación es parte fundamental para el correcto funcionamiento de esta, la trabajadora social juega un papel clave, pues es ella quien recluta, selecciona a las mamás que ingresan, se encarga de los ingresos y egresos de los niños, además apoya en la parte del desempeño de las madres SOS. De igual forma se encarga de de trámites que las madres lleguen a necesitar, quizá para inscribir a un niño a cierta escuela, tramitación de la CURP, acta de nacimiento, etc. Hace gestiones en cuanto a donaciones para beneficio de algún niño. Así como custodiar y actualizar los expedientes de todos los niños y mamás. La trabajadora social analiza si es viable o no, cuando algún niño desea localizar o está interesado en tener un acercamiento con sus padres. Ella examina si es factible que se genere la convivencia, o si es posible la reintegración con su familia biológica. Obstáculos que se viven en la Aldea La parte psicológica de cada niño juega un papel importante. Un pasado complicado, y una fuerte carga emocional, pueden convertirse en uno de los problemas principales a vencer dentro de la Aldea, pues resulta difícil adecuar al niño a una nueva forma de vida. Si bien, la organización realiza esfuerzos para que esto no suceda; al llevarlos a terapias, con médicos, psicológicos y pedagogos, el proceso de adaptación no consiste en un mes o tres meses, pues un niño tarda en adaptarse en una Aldea alrededor de dos años. Uno de los casos más frecuentes es el llamado terror nocturno, provocando que el niño no pueda conciliar el sueño. Estas problemáticas psicológicas, que se presentan al inicio de la adaptación son marcadas por su contexto, pero con el tiempo se van diluyendo: “Se cura con el cariño que le brinda la mamá, la confianza, y el esfuerzo que hace todo el equipo para que esto no suceda” subraya la trabajadora social. El trabajo de la asociación es muy grande, los recursos económicos y humanos corren por su cuenta y por medio de donaciones. Desinformación y desconfianza, la lucha cotidiana de Aldeas Diana Rosales asesora de comunicación y medios en la Aldea, Tania Moctezuma asistente de comunicación y Violeta Ortega trabajadora social, coinciden en que la falta de información es la principal causa por la que asociaciones como esta, no sean tan conocidas y por ende no se conozca su funcionamiento: “En México no tenemos la cultura como para difundir el tipo de organizaciones que brindan ayuda, además lamentablemente ha habido casos que asociaciones o instituciones no han actuado de manera correcta, es un poco como el dicho que dice pagan justos por pecadores. La transparencia no se puede ver en la mayoría de las instituciones, por lo que se genera un poco de desconfianza que a su vez provoca que no se emita algún tipo de acción para ayudar. El consejo es que puedan investigar todo lo que hay detrás de una organización, si está registrada, de donde provienen sus fondos, etc.” asegura Diana. Cabe recordar que en años pasados, específicamente en el 2009, en México se dio un caso de niños desaparecidos en Casitas del sur, una casa hogar que albergaba a infantes en situación de maltrato o abandono. Hay alberges que no están registrados y operan de forma clandestina. Es necesario que se preste atención a estos hechos, para que no se presenten nuevos casos como el de Casitas del Sur. Esta es una de las posibles razones, por las que la sociedad mexicana desconfíe de asociaciones no gubernamentales, organizaciones que corrompen su misión principal, y se vuelven nidos de delincuencia. “Es difícil encontrar espacios de difusión en los medios” Las asociaciones no gubernamentales no la tienen fácil, pues no es tan sencillo difundir su labor para que las personas los conozcan y por ende no reciben el apoyo necesario. Aldeas Infantiles SOS México se sostienen únicamente por donaciones. Uno de sus programas es el llamado Amigo SOS: el cual es una persona que se compromete a aportar una pequeña cantidad mensualmente a partir de 150 pesos. Gracias a este donativo, se garantiza la alimentación de un niño de la aldea. “Si bien recibimos ayuda de personas mediante Amigos SOS, el cual permite que persona como tú o como yo que de manera generosa nos aporte una cantidad mensual, nos facilita seguir manteniendo a los niños a nivel nacional, nos otorga la oportunidad de darles una familia y el calor de un hogar” comenta la asesora de comunicación. En el ámbito de la difusión, desde el área comunicativa se busca constantemente el apoyo gratuito, pues Aldeas Infantiles no cuenta con un presupuesto como tal para este tipo de acciones, por lo que todo lo que se gestiona en cuanto a difusión y vínculos con medios de comunicación se hace de manera gratuita. “Realmente es complicado encontrar espacios de difusión, o que los mismos medios de comunicación puedan apoyarte, es difícil porque tristemente venden más otro tipo de noticias” subraya Rosales. La ayuda siempre va a hacer falta. De acuerdo al Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), en México hay 1 millón de niños abandonados, mientras que 5 millones tienen el riesgo de perder el cuidado parental por problemáticas sociales como la pobreza, violencia o adicciones. Apoyando a asociaciones como Aldeas Infantiles SOS, se colabora para que niños desfavorecidos logren salir adelante, dejando atrás su pasado triste y tormentoso. El método que aplica Aldeas Infantiles, es decir, el de formar familias y darles una nueva oportunidad a aquellos niños abandonados o maltratados, ha dado frutos, pues según comenta la trabajadora social Violeta Ortega: durante más de 40 años la asociación ha ayudado a que estos niños lleguen a ser adultos responsables, con ganas de superarse y dejar por siempre en el olvido una historia de maltrato, violencia o abandono.