ARTE RUPESTRE 4 29/5/08 18:31 Página 281 Cuadernos de Arte Rupestre • Número 4 • Año 2007 • Páginas 281-312 Ideología de los primeros agricultores en el sur de Europa: las más antiguas cronologías del arte megalítico ibérico Primitiva Bueno Ramírez Rodrigo de Balbín Behrmann Rosa Barroso Bermejo * * * RESUMEN Los diversos trabajos sobre la cronología, temática y simbología del arte megalítico ibérico contribuyen a definir una etapa antigua en la simbología de los primeros agricultores. Sus fechas en el oeste peninsular, entre el VI y el V milenio cal BC, y su contexto en amplias secuencias gráficas, sustentan la necesidad de replanteamientos de las hipótesis tradicionales mediterráneo-atlántico, para el origen del Neolítico. Si la ergología es un factor asumido para valorar interacciones a mayor o menor distancia, las grafías, en tanto que expresiones de un pensamiento organizado, son el mejor de los argumentos para proponer reconstrucciones acerca de la ideología de los primeros productores. Y ello dentro de una larga tradición que sitúa los territorios del oeste como los más poblados de Europa desde el Paleolítico superior en adelante. PALABRAS CLAVE Megalitismo, C14, pinturas, grabados. * Área de Prehistoria. Universidad de Alcalá de Henares C/ Colegios, nº 2. 28801 Alcalá de Henares p.bueno@uah.es; rodrigo.balbin@uah.es; rosa.barroso@uah.es ARTE RUPESTRE 4 29/5/08 18:31 Página 282 CUADERNOS DE ARTE RUPESTRE ABSTRACT The different papers on chronology, themes and symbolism of the Iberian megalithic art, contribute to define an ancient phase within the symbolic world of the first farmers. The dates in the peninsular west, between the VI and the V millennium cal BC, and their contextualization in wider graphic sequences, indicate the necessity of reconsidering the traditional “Mediterranean-Atlantic” hypothesis for the origin of the Neolithic. If ergology is assumed to serve as a valid factor for calibrating the long or short distance interactions between human groups, the graphic phenomenon, understood as an expression of an organized thinking, is the best argument for proposing reconstructions of the ideology of the first producers. Furthermore, this situation has to be related to a long tradition of settlement in Western Europe, being these territories the most populated ones from the Upper Palaeolithic onwards. KEY WORDS Megalithism, C14, paints, engravings. 1. Introducción La ocasión que nos proporciona el homenaje a la última generación de especialistas en Arte Rupestre que tuvo relación personal o intelectual con H. Breuil, nos parece una de las más oportunas para reflexionar sobre los cambios acaecidos en la comprensión y valoración del arte postpaleolítico peninsular en las últimas décadas (Bueno y Balbín, e. p.). Dos aspectos, el geográfico y el cronológico, primaron de modo importante en las perspectivas interpretativas del arte postglaciar ibérico. La posición del arte paleolítico al norte de la Península Ibérica, del levantino en el este y del esquemático en el sur, definían un mapa de grafías prehistóricas que, a modo del movimiento de las agujas del reloj, reflejaba una evolución estilística, geográfica y temporal. El arte levantino habría recibido el testigo del arte paleolítico (Ripoll, 1965), en las sierras de Tarragona, mientras que el Arte Esquemático sería una consecuencia de la evolución al estatismo del Levantino (Beltrán, 1968). Los drásticos cambios que empezó a visualizar el estudio del arte paleolítico al aire libre en los años noventa (Balbín et alii, 1996) acabaron por demostrar una asentada población en el oeste que, con fechas similares a las del Paleolítico Cantábrico (Aubry y Sampaio, e. p.), pone sobre la mesa una variabilidad de contextos decorados entre los grupos de cazadores que aún habrá de generar reflexiones 282 4 • 2007 ARTE RUPESTRE 4 29/5/08 18:32 Página 283 Ideología de los primeros agricultores en el sur de Europa... Figura 1. Representación de la posición de las diversas versiones del arte prehistórico ibérico, según Bueno et alii, 2007. más amplias, aplicadas a otros lugares de la Península Ibérica. Lo cierto es que nadie mantendría a la altura de los conocimientos de los que disponemos, que aire libre significa cronologías recientes y, por tanto, las asociaciones tradicionales que encerraban al arte paleolítico en las cuevas han desaparecido. Junto con estas novedosas premisas, los yacimientos gráficos del oeste valoran una perspectiva de continuidad poblacional que incluye figuras grabadas o pintadas a lo largo del Epipaleolítico (Bueno et alii, 2007), y del Neolítico, Calcolítico y Bronce (Bueno et alii, 2004, 2006). Por tanto, la constatación de un extenso ciclo gráfico asociado a sistemas recurrentes de uso del territorio de larga tradición (Bueno, e. p.). La perspectiva más asumida definía el oeste como un sector muy poco poblado hasta la llegada del Neolítico a partir del Levante (Arnaud, 1978). Cuando los mesolíticos costeros reciben las formas e ideas de los productores llegados por vía marítima, se atreven a penetrar al interior en busca de nuevas tierras y, para señalar la posesión de éstas, erigen los megalitos. Los datos de los que disponemos, especialmente a partir de los noventa, descartan los vacíos de población al interior. Más aún, confirman la presencia de grupos que desarrollaron cultura y que marP. Bueno • R. de Balbín • R. Barroso 283 ARTE RUPESTRE 4 29/5/08 18:32 Página 284 CUADERNOS DE ARTE RUPESTRE caron con sus símbolos, los lugares en los que habitaban. Por cierto lugares tan poco costeros como las proximidades de Badajoz (Collado, 2004), las Portas de Rodâo (Baptista, 2004), o los tan conocidos yacimientos del Côa (Baptista, 1999). Todas estas novedades proponen un punto de inflexión en las perspectivas heredadas acerca de la interpretación del arte esquemático. En general éste se entendió como el compendio de abrigos pintados con un desarrollo muy amplio en el sur de la Península Ibérica, ejemplos en Levante y algunas incursiones hacia la Meseta (Acosta, 1968), que aparecían en territorios poco habitados con anterioridad. En la actualidad un mapa exhaustivo dejaría pocos lugares sin rellenar, a excepción de la zona occidental, que incluso en los más recientes trabajos (Martínez, 2006), se entiende como escasa en manifestaciones pintadas. La asunción de la poca representatividad de pinturas en el oeste tiene sus raíces más profundas en la idea de que es en esta zona donde se asientan preferentemente los megalitos y, por tanto, ideologías de carácter atlántico más propicias a la realización de grabados, mientras que la pintura expresaría una ideología de raíces mediterráneas (Acosta, 1984). Nuestro equipo ha venido trabajando en los últimos años en el oeste, y más intensamente, en la cuenca interior del Tajo. Una de nuestras líneas de investigación ha sido la de integrar los marcadores gráficos en el marco del territorio de los constructores de megalitos (Bueno et alii, 2004, 2006), en la hipótesis de que no existe ninguna diferencia entre la presencia de pintura y la de grabado, sino una investigación que ha asumido sin crítica estas percepciones. Hemos propuesto un modelo de implantación específico (Bueno y Balbín, 2000, 2000a; Bueno et alii, 2004, e. p.), y en lo que ahora nos ocupa, hemos argumentado la esencial contemporaneidad entre grabados y pinturas al aire libre, y grabados y pinturas en megalitos, desde nuestros primeros trabajos hasta los más recientes (Bueno y Balbín, 1992, 2003, 2006; Bueno et alii, 2007a). En la actualidad, nuestra perspectiva ha quedado ampliamente ratificada con las cronologías directas sobre pintura megalítica (Carrera y Fábregas, 2002, 2006). Éstas se constituyen en punto de partida de percepciones más complejas acerca de la cronología del arte postglaciar ibérico. Por primera vez estamos en disposición de ofrecer fechas directas extensibles al arte postglaciar y de cubrir un vacío en la investigación de las grafías prehistóricas peninsulares que hacía de las expresiones al aire libre, elementos muy poco arqueológicos, en tanto que difíciles de integrar en cronologías o contextos culturales concretos. Esta confirmación de la variabilidad de técnicas y contextos en momentos contemporáneos dispone de nuevos datos en la docu284 4 • 2007 ARTE RUPESTRE 4 29/5/08 18:32 Página 285 Ideología de los primeros agricultores en el sur de Europa... Figura 2. Representación de la frontera entre pintura y grabado en el arte postglaciar de la Península Ibérica, según Bueno et alii, e. p. mentación de piezas pétreas de gran calado, con figuraciones antropomorfas que comenzaron a documentarse arqueológicamente a finales de los años setenta (Gomes et alii, 1978), asociadas a niveles de habitación neolíticos. Tras años de recelos sobre la cronología de los menhires, la documentación en el oeste ha permitido consolidar la asociación de éstos con cerámicas impresas (Gomes, 1997), además de cronologías radiocarbónicas (Calado, 2004). Menhires, grabados y pinturas al aire libre, en cuevas y abrigos, y en megalitos, proporcionan cronologías del VI y V milenio cal BC en adelante, aportando una reflexión del mayor interés para valorar las raíces de las simbologías de los primeros productores en el occidente peninsular, en el marco de la evolución simbólica y social de los cazadores. 2. De norte a sur. Cronologías para las más antiguas figuraciones antropomorfas megalíticas Hace ya algunos años que las diversas demostraciones empíricas de la cronología del megalitismo peninsular han venido a corroborar su profunda raíz en los primeros productores. El V milenio y, sobre P. Bueno • R. de Balbín • R. Barroso 285 ARTE RUPESTRE 4 29/5/08 18:32 Página 286 CUADERNOS DE ARTE RUPESTRE todo la segunda mitad de éste, constituyen el momento mejor documentado para el levantamiento de los grandes monumentos, que en la Península, y en el resto de la Europa atlántica, componen la evidencia más antigua de la necesidad de control fáctico sobre los elementos de producción (Bueno et alii, 2006a). La espectacularidad de muchas de las construcciones corre pareja a un diseño gráfico, plenamente configurado, planteado y realizado paralelamente a los monumentos, lo que no obsta a repintados o reelaboraciones varias, de un programa iconográfico que posee una base muy similar a lo largo de casi tres milenios (Bueno y Balbín, 1992, 1997, 1998, 2000, 2003, 2006; Bueno et alii, 2007a). Como en las cuevas de arte paleolítico, habrá que estudiar minuciosamente cada uno de los monumentos para documentar su historia particular, tanto en lo que se refiere a la forma, cantidad y cronología de los depósitos, como a su decoración. Las refacturas de los espacios funerarios tienen, a día de hoy, interesantes constataciones a partir del estudio del Arte Megalítico. Por un lado, la hipótesis de repintados que argumentó D. da Cruz (1995) acerca de la datación directa de Antelas, posee en las cronologías obtenidas sobre pinturas en dólmenes gallegos (Carrera y Fábregas, 2006) cumplida constatación. Por otro, la verificación de piezas reutilizadas (Bueno et alii, 2007a) posee certezas cada vez más abundantes. El estado actual de la cuestión (Bueno et alii, 2007a) centra el análisis de la cronología del megalitismo ibérico en las posibilidades de datación directa de las pinturas, y en la realidad de las dataciones indirectas obtenidas a partir de los usos constatados del megalito (Bueno y Balbín, 1992, 1997, 1998, 2003). Como hemos venido defendiendo desde nuestros primeros trabajos, las cronologías conocidas argumentaban que construcción y decoración formaban parte de un mismo programa, realizado contemporáneamente y que éste funcionaba de modo similar a lo largo de todo el decurso de las construcciones megalíticas. El contraste entre las cronologías directas e indirectas, que es así como hemos denominado a las obtenidas en los depósitos (Bueno y Balbín, 1992, 2006), con las evidencias de reutilizaciones, aporta innegables referencias de cronología relativa. Sólo la Península Ibérica, en el estado actual de nuestros conocimientos, está en disposición de aunar ambos rangos de datos (cronologías directas /indirectas y reutilizaciones) para sostener una cronología larga del arte megalítico en el sur de Europa. Precisamente esta faceta de reintegraciones de piezas más antiguas a nuevas construcciones es la que sostuvo la antigua cronología de las decoraciones atlánticas (Cassen, 2007: 60; L’Helgouach, 1996). 286 4 • 2007 ARTE RUPESTRE 4 29/5/08 18:32 Página 287 Ideología de los primeros agricultores en el sur de Europa... Tabla 1. Monumentos decorados con cronología indirecta, según Bueno et alii, 2007a. Con todos los datos obtenidos, hemos argumentado una secuencia de grafías en menhires, en contenedores funerarios y al aire libre (Bueno et alii, 2007a). Podemos situar las manifestaciones más antiguas (menhires, pinturas y grabados al aire libre) en el VI milenio cal BC y más ampliamente a lo largo del V milenio cal BC, donde los megalitos tienen su eclosión más notable. Se trata, pues, de cronologías francamente semejantes a las conectadas con los primeros agricultores. P. Bueno • R. de Balbín • R. Barroso 287 ARTE RUPESTRE 4 29/5/08 18:32 Página 288 CUADERNOS DE ARTE RUPESTRE Dado que las evidencias que justifican nuestra hipótesis han sido recientemente detalladas (Bueno et alii, 2007a), esbozaremos de modo breve algunas de las más notables. En el norte de la Península Ibérica –Galicia, Cántábrico y norte de Portugal– a las fechas directas (Carrera y Fábregas, 2002, 2006), se suman reutilizaciones de piezas antropomorfas, tanto en las losas de cabecera, como en los soportes del monumento. Las estelas reutilizadas de Orca do Tanque y Orca dos Padrôes (Gomes y Carvalho,1995), en Portugal, las incorporadas al dolmen de Os Muiños (Carrera, 2007), y la estela decorada por las dos caras de Os Campiños (Fábregas y Vilaseco, 2006), en Galicia, o la estela antropomorfa con grabados y pintura del dolmen del Baradal (Jordá, 1977: 182), en Asturias, demuestran una secuencia de estelas y menhires anterior a la erección de monumentos, en todo el noroeste, para los que las fechas de la pintura confirman cronologías Figura 3. Cronologías directas e indirectas para el Arte Megalítico ibérico, según Bueno et alii, 2007a. 288 4 • 2007 ARTE RUPESTRE 4 29/5/08 18:32 Página 289 Ideología de los primeros agricultores en el sur de Europa... de la segunda mitad del V milenio cal BC. La cronología directa de Anta do Serramo podría estar fijando el uso más antiguo de esas estelas premegalíticas (Bueno et alii, 2007a: 640), que además de grabadas pudieron estar pintadas. La estela de cobertura del dolmen de Morelles podría ser otra antigua pieza antropomorfa, al igual que uno de los soportes del dolmen de la Jonquera (Carreras et alii, 2005: 161; Tarrús, 2002: fig.84; Tarrús y Vilardell, 1982), apuntando a fenómenos semejantes en la zona nororiental, que el reciente descubrimiento de una estela Figura 4. Planta y losa antropomorfa de Orca dos Padroes, según Gomes y Carvalho, 1995; planta y alzado del dolmen del Baradal, según Jordá, 1977; planta y alzado con la losa de cobertura del dolmen de Morelles, según Tarrús et alii, 1982. P. Bueno • R. de Balbín • R. Barroso 289 ARTE RUPESTRE 4 29/5/08 18:32 Página 290 CUADERNOS DE ARTE RUPESTRE Figura 5. Ubicación de los megalitos con fechas directas AMS de sus decoraciones pintadas, a partir de Carrera y Fábregas, 2006, según Bueno et alii, 2007a. reutilizada en el dolmen de Katillotxu V, en Guipúzcoa (Lopez Quintana et alii, e.p.), viene a apuntalar. Como decíamos, no vamos a desarrollar exhaustivamente los datos conocidos, pues la tabla adjunta los explicita claramente. Talla de las piezas, grabado y pintura, poseen confirmaciones en el norte de la Península Ibérica para afianzar un sólido recorrido con fechas antiguas de origen. Y lo que es más interesante, las reutilizaciones de piezas no sólo se verifican en los más antiguos monumentos, sino que parecen una constante. Ya R. Bradley (2004) mencionó la hipótesis de que algunas cistas decoradas gallegas estuviesen compuestas por piezas reutilizadas. La verificación de estelas reutilizadas en una cista del Reguers del Seró, en Lleida (Lopez et alii, e. p.), confirma posibilidades inéditas para valorar el decurso ideológico en los megalitos de toda la franja norte, situando en la acaparación de las representaciones ancestrales uno de los parámetros más sólidos para documentar el profundo calado cronológico de estas mitologías funerarias. Por tanto, confirmación de fechas antiguas para la pintura mediante cronologías directas y para el grabado, mediante los mismos argumentos de reutilizaciones que sirvieron para justificar la 290 4 • 2007 ARTE RUPESTRE 4 29/5/08 18:32 Página 291 Ideología de los primeros agricultores en el sur de Europa... Figura 6. Estela del dolmen de Os Muiños. (Fotografía de F. Carrera). antigüedad del arte megalítico bretón (L’Helgouach, 1996). El arte megalítico del norte de la Península Ibérica se presenta, a día de hoy, como profundamente anclado en referencias de mayor antigüedad que la de los primeros megalitos, revelando una fase anterior de erección de referencias antropomorfas asociadas, muy probablemente, a las figuraciones de los ancestros (Bueno et alii, 2007a). También al sur los datos se acumulan en el mismo sentido. Si bien no disponemos aún de cronologías directas sobre las pinturas, sí es posible ajustar la presencia de pintura y grabado, a partir de las cronologías C14 obtenidas en recientes excavaciones, además de consolidar la imagen de un momento de erección de estelas y menhires que se incorporan a los megalitos más antiguos. Desde el primero de nuestros trabajos globales (Bueno y Balbín, 1992) señalamos los grabados en trasera de los soportes del Anta Grande de Zambujeiro, en Évora, y del de Huerta de las Monjas, en Valencia de Alcántara (Bueno, 1988). Pronto añadimos la trasera 20 del P. Bueno • R. de Balbín • R. Barroso 291 ARTE RUPESTRE 4 29/5/08 18:32 Página 292 CUADERNOS DE ARTE RUPESTRE Tabla 2. Piezas reutilizadas en megalitos de la Península Ibérica, según Bueno et alii, 2007a. dolmen de Alberite I (Bueno et alii, 1999) y ahora podemos sumar más evidencias en el mismo sentido. La necrópolis de Alberite posee otro monumento decorado, Alberite II, una de cuyas piezas posee grabados muy similares en el anverso y en el reverso. Esta peculiaridad, además de la tipología de las hachas enmangadas, nos conduce de nuevo al arte megalítico atlántico, donde se han realizado documentaciones semejantes. Le Roux (1984) demostró la presencia de decoraciones casi idénticas en algunos soportes del dolmen de Gavrinis, en su cara vista y en su cara oculta, abogando por refacturas de piezas anteriores, en las que se diseña lo mismo, pero por parte de los nuevos usuarios. La evidencia de pintura hasta la zona oculta en las fosas de implantación de los ortostatos del dolmen de Alberite I permite utilizar las fechas C14 de su depósito, como referencia post quem, para confirmar la antigüedad de la pintura y, desde luego, del grabado, pues, como decimos, la trasera del ortostato 20 de este dolmen muestra una figura circular en bajorrelieve, que hubo de colocarse antes de la colmatación del túmulo del monumento. 292 4 • 2007 ARTE RUPESTRE 4 29/5/08 18:32 Página 293 Ideología de los primeros agricultores en el sur de Europa... Figura 7. Trasera de uno de los ortostatos de Anta Grande de Zambujeiro, Evora. Calco y foto de la trasera del ortostato frontal de la cámara del dolmen de Huerta de las Monjas, Valencia de Alcántara, según Bueno et alii, 2007a. (Fotografías de R. de Balbín). La interesante coincidencia de que los menhires del Sur, para los que estamos empezando a disponer de cronologías de referencia (Tabla 3) sí están decorados, tienden notablemente a la técnica del bajorrelieve, es otro argumento a tener en cuenta para corroborar la fase antigua de erección de menhires y estatuas, que queremos destacar en este trabajo. La presencia de piezas reutilizadas tenía en Andalucía un ejemplo destacado en uno de los soportes del dolmen de Soto, en Huelva, la figuración antropomorfa en relieve colocada hacia abajo (Shee, 1981). Efectivamente este caso es ineludiblemente producto de una reinterpretación de una pieza, que dispuso de una funcionalidad anterior y que, de nuevo, incide en la técnica de bajorrelieve. Algo parecido debió suceder con la estela decorada del dolmen del Toconal, en Olvera (Rodríguez, 1990), una gran galería que forma parte de una necrópolis que recientemente tuvimos oportunidad de valorar, junto con J. M. Gutierrez, y L. Perdigones. Su contorno antropomorfo, con cabeza destacada y hombros suavizados, P. Bueno • R. de Balbín • R. Barroso 293 ARTE RUPESTRE 4 29/5/08 18:32 Página 294 CUADERNOS DE ARTE RUPESTRE Figura 8. Anverso y reverso del ortostato de Alberite II, Villamartín, Cádiz, según Bueno et alii, 2007a. (Fotografías de R. de Balbín). se completa con decoraciones acanaladas y en relieve, que apuntan interesantes concomitancias con estelas del sur de Francia. Precisamente contornos antropomorfos marcados son los que sustentarían una valoración semejante para piezas incluidas en megalitos. Por ejemplo, la estela de cabecera del dolmen de Cabeço da Forca, en Rosmaninhal (Cardoso et alii, 1997). No hay que olvidar que otra de las ubicaciones de piezas reutilizadas es el propio suelo de los monumentos, como ya observó L’Helgouach (1996: 113) en el pavimento de las sepulturas de Mane Lud y Petit Mont II. En la Península, la posición de la estela con cazoletas de la base de la estructura del lateral sur de Azután (Bueno et alii, 2005) sustenta una propuesta en ese sentido. Y, sin lugar a dudas, la posición en el suelo del recinto delimitado con el enterramiento de la estela de Moreno 3, en la necrópolis de Fonelas, en Granada (Ferrer, 1976), valora un uso anterior de la misma. 294 4 • 2007 ARTE RUPESTRE 4 29/5/08 18:32 Página 295 Ideología de los primeros agricultores en el sur de Europa... Tabla 3. Cronologías para los grabados del sur de la Península Ibérica, según Bueno et alii, 2007a. Otras piezas se incluyeron entre los materiales del túmulo, lo que avala un posible uso anterior. Así interpreta V. O. Jorge (1986) una losa con cazoletas de Châ de Santinhos 1, al norte de Portugal. La cronología del monumento ofrece una referencia post quem. También al norte, M. R. Serna (1997) señala otra laja con cazoletas incluida en el túmulo del dolmen de Pozobal, Cantabria, y nosotros podemos aportar un caso semejante en el ya mencionado dolmen de Katillotxu, en Gernika (López Quintana et alii, e. p.). Las más recientes incorporaciones al listado que adjuntamos proceden del proyecto que realizamos en la necrópolis de Antequera: la losa de cobertura de la cámara del dolmen del Menga, una de las cubiertas del corredor de Viera, y un fragmento de menhir con indicios de grabado, del corredor intratumular del Romeral. Figura 9. Calco y foto de la estela reutilizada en el dolmen de Soto, Huelva, según Bueno et alii, 2007a. (Fotografía de R. de Balbín). P. Bueno • R. de Balbín • R. Barroso 295 ARTE RUPESTRE 4 29/5/08 18:32 Página 296 CUADERNOS DE ARTE RUPESTRE Figura 10. Estela del frontal de la cámara del dolmen de Cabeço da Forca. Rosmaninhal. Estela del dolmen del Toconal, Olvera, Cádiz. (Fotografías de R. de Balbín). En el primer caso, Menga, el hallazgo es el resultado de un proyecto de documentación de arte megalítico, apoyado por el conjunto monumental. La losa de cobertura de la cámara muestra grabados de carácter antropomorfo, parte de cuyas líneas se insertan en los soportes de la cámara. Por tanto, la losa se grabó antes de ser utilizada como cobertura. En Viera, una de las coberturas del corredor está tallada en forma apuntada, sugiriendo que una antigua estela fue reutilizada en este 296 4 • 2007 ARTE RUPESTRE 4 29/5/08 18:32 Página 297 Ideología de los primeros agricultores en el sur de Europa... Figura 11. Estelas reutilizadas en el pavimento del dolmen de Azután, Toledo, según Bueno et alii, 2005, y del monumento de Fonelas, Granada, según Ferrer, 1976. monumento para el que, como se documenta en la tabla correspondiente, disponemos de una fecha C14 que sirve como referencia post quem. El fragmento de menhir detectado en el corredor intratumular de El Romeral (Bueno et alii, e. p. a), se suma a estas recuperaciones del pasado en la construcción de los famosos dólmenes antequeranos. Los tres monumentos insisten, de nuevo, en una perspectiva más compleja de la construcción de los monumentos megalíticos, y en otra faceta que creemos merece un tratamiento específico. Nos referimos a la incorporación de menhires en la construcción de los megalitos. En párrafos anteriores hemos aludido a las cronologías y asociaciones que acercan la cronología de los menhires de la Península Ibérica a los más antiguos de la Europa atlántica. Las evidencias que queremos destacar sugieren que esta cuestión no estriba únicamente en la mayor o menor antigüedad de estos sistemas de visibilización de los grupos humanos en un determinado territorio, sino en cuestiones ideológicas de mayor calado. Los menhires se incorporaron a los megalitos e, incluso, en algún caso, es demostrable que fueron el núcleo original de una construcción funeraria. Así es en el monumento de Casas de D. Pedro, en Córdoba (Gavilán y Vera, 2005). Y parece lo mismo en el monumento de los Llanos de la Belleza, en Huelva (García San Juan et alii, 2003). La hipótesis de que también hubiese sucedido lo mismo en la construcción del dolmen de Navalcán, Toledo (Bueno et alii, 1999a), P. Bueno • R. de Balbín • R. Barroso 297 ARTE RUPESTRE 4 29/5/08 18:32 Página 298 Figura 12. Losa de cobertura de la cámara del dolmen de Menga. (Restitución fotográfica de R. de Balbín). Figura 13. Menhir reutilizado como soporte en el dolmen de los Llanos de la Belleza, Huelva. (Fotografía de R. de Balbín). ARTE RUPESTRE 4 29/5/08 18:32 Página 299 Ideología de los primeros agricultores en el sur de Europa... es muy interesante. Pues no sólo estaríamos refiriéndonos a la estatua-menhir más conocida, sino al menhir que se le asocia a la entrada de la cámara y a uno de los soportes de la cámara (Bueno et alii, 2007a). 3. Los ancestros en movimiento. Figuras exentas La perspectiva que valoramos no puede dejar de lado la presencia de figuras de menor envergadura, que no poseen ningún papel estructural al interior de los megalitos. Nos referimos a las estatuas, estatuillas, cantos, betilos... etc. A todas aquellas piezas que presentan una cierta capacidad de traslación y cuyo papel en las distintas áreas del monumento incluye las zonas externas. Desde luego que el mero hecho de sus posibilidades de movilidad no las hace objeto de reutilizaciones, más aún cuando sabemos del alto grado de normativismo de su ubicación (Bueno y Balbín, 1994, 1996, 1997). Pero algunos indicios apuntan a que fueron objeto de reutilizaciones, incluso de emulaciones, y muy posiblemente de diversas agregaciones y reposiciones, que hacen necesario reflexiones específicas. Para algunos de los depósitos externos con figuras antropomorfas disponemos de cronologías C14, que son base convincente para Figura 14. Menhires del dolmen de Navalcán, calco y fotos, según Bueno et alii, 2007. (Fotografías de R. de Balbín). P. Bueno • R. de Balbín • R. Barroso 299 ARTE RUPESTRE 4 29/5/08 18:32 Página 300 CUADERNOS DE ARTE RUPESTRE Figura 15. Cantos y figurillas antropomorfas en la Península Ibérica, con referencias C14, según Bueno et alii, 2007a. proponer su realización a todo lo largo de la secuencia megalítica, la variabilidad de las figuras depositadas y el hecho de que estas disposiciones visibles de ancestros se realizaron en todas las áreas megalíticas de la Península Ibérica, no sólo en el norte como en algún momento se llegó a plantear. La coincidencia de sus más antiguas cronologías con el primer megalitismo y su figura en ocasiones francamente geométrica sostiene sus raíces en los cantos azilienses, como hemos argumentado en más de una ocasión (Bueno y Balbín, 1994, 1997). Pero la variedad es amplia e incluye estelas de mayor tamaño, menhires mayores o menores, betilos, etc... (Bueno et alii, 2007a). No pretendemos desarrollar un exhaustivo listado, como decíamos, sino subrayar algunas de las líneas de fuerza que avalan un panorama antiguo de representaciones antropomorfas, que conecta la ideología de los primeros agricultores con la de los primeros constructores de 300 4 • 2007 ARTE RUPESTRE 4 29/5/08 18:32 Página 301 Ideología de los primeros agricultores en el sur de Europa... megalitos. Destaca el inventario de estas piezas en el sur, cuestión que no podemos obviar, está relacionada con proyectos concretos de investigación, por lo que resulta esperable que el inventario de piezas exentas de carácter antropomorfo se incremente a medida que se desarrollen proyectos específicos en otras áreas. El proyecto de la Dehesa Palacio, en Sevilla (García Sanjuan y Wheatley, 2006), ha dado a conocer el túmulo de Palacio III, una auténtica agregación de edificios funerarios, el más antiguo un dolmen, con posterioridad un sepulcro de falsa cúpula y, por último, una incineración del Bronce Final con encachado y depósito de objetos. La interesante percepción de que la materia prima de la estela que preside de modo visible la entrada al segundo monumento es la misma que la del dolmen más antiguo es una de las evidencias que conduce a corroborar la complejidad ritual de esta necrópolis, que incluye la decoración pictórica de la cámara de este sepulcro. A ello podemos sumar que al interior del tholos se localizó una estructura más antigua presidida por una estela fragmentada en caliza, con restos de una decoración pictórica. Dicha estela es de la misma materia prima y decoración que la que presidió el túmulo de esta sepultura de falsa cúpula. Por tanto, si no una reutilización, que no podemos confirmar plenamente porque los dos fragmentos no casan de modo estricto, sí podemos valorar un auténtico fenómeno de emulación que asocia indefectiblemente el sistema de representación de ambas estelas antropomorfas (Bueno et alii, 2007a). El incremento de datos aconseja realizar un esfuerzo específico para definir argumentos arqueológicos respecto a las piezas exentas. Si bien la opción de su reutilización es francamente factible, más aún en el panorama que hoy conocemos bien, de las estrategias de refacturas de los espacios funerarios, también es importante implementar estrategias metodológicas refinadas para evaluaciones específicas, que resulten contrastables. En cualquier caso, estas sistemáticas de investigación están colaborando a perspectivas más minuciosas sobre el desarrollo del uso de los monumentos megalíticos, y sobre todo, al análisis de sus pautas rituales (Bueno et alii, e. p., b). 4. La reiteración de los gestos simbólicos de carácter gráfico Desde nuestros primeros trabajos hemos insistido en el largo decurso cronológico de las grafías megalíticas, con programas iconográficos de una base muy similar desde el V hasta bien avanzado el III milenio cal BC, asumiendo las implicaciones que ello supone para la valoración simbólica y cronológica del arte esquemático ibérico (Bueno y Balbín, 2006). P. Bueno • R. de Balbín • R. Barroso 301 ARTE RUPESTRE 4 29/5/08 18:32 Página 302 CUADERNOS DE ARTE RUPESTRE Figura 16. Palacio III. Foto de la excavación del sepulcro, gentileza de L. García Sanjuan y remontaje de las decoraciones del monumento sobre alzados, realizados por D. Whitley. (Calcos de los autores, según Bueno et alii, 2007a). Esta propuesta goza ahora de corroboraciones contundentes en las cronologías directas del norte de la Península (Bueno et alii, 2007a). Por tanto, no sólo se repitieron esquemas decorativos a lo largo de todo el tiempo de la construcción de arquitecturas diversas (Bueno y Balbín, 1997), sino que se repintaron y reavivaron decoraciones antiguas, siguiendo la misma pauta. La fecha de Antelas (da Cruz, 1995), al norte de Portugal, y las obtenidas en las distintas capas de pintura de Monte dos Marxos o de Coto dos Mouros, en Galicia (Carrera y Fábregas, 2002, 2006). Pero también podemos establecer esta realidad del largo decurso simbólico de las grafías funerarias en dos tipos de datos a sumar a los repintados: la presencia de decoraciones idénticas en el reverso y el anverso de algunos soportes, y los regrabados. En el primer caso están piezas ya citadas, así las de los dólmenes de Alberite I y II. Los temas desarrollados en la cara no vista son los 302 4 • 2007 ARTE RUPESTRE 4 29/5/08 18:32 Página 303 Ideología de los primeros agricultores en el sur de Europa... mismos que los realizados en la cara vista, insistiendo en la continuación del valor simbólico de los motivos en cuestión, como también se ha observado en otras areas megalíticas de la Europa atlántica (Le Roux, 1984). Algo similar podemos aplicar a algunas decoraciones especulares documentadas en menhires. Éste es el caso del menhir de Belhoa, que tiene idéntica decoración en las dos caras (Bueno et alii, 2007a), o del menhir de Vale de Rodrigo (Gomes, 1997), ambos en el área de Reguengos de Monsaraz, en Évora. Este último presenta, además, regrabados. También tenemos noticia de regrabados en algunos menhires de Caramujeira (Gomes, 1997), y nosotros detectamos un fenómeno similar sobre la estatua-menhir de Navalcán (Bueno et alii, 1999a). Por tanto, los menhires situados al aire libre fueron también susceptibles de recibir reavivados de su decoración, que al igual que las de los soportes dolménicos, insistían en las mismas temáticas que caracterizaban la más antigua decoración del soporte. Figura 17. Decoración en ambas caras del menhir de Belhoa. Reguengos de Monsaraz. (Fotografías de R. de Balbín). P. Bueno • R. de Balbín • R. Barroso 303 ARTE RUPESTRE 4 29/5/08 18:32 Página 304 CUADERNOS DE ARTE RUPESTRE 5. Paisajes y grafías megalíticas entre el VI y V milenio cal BC La aportación de los yacimientos con grabados al aire libre del occidente peninsular, a una amplia secuencia gráfica que incluye los momentos más antiguos del arte postpaleolítico (Bueno, e. p.; Bueno et alii, 2007a), visualiza los paisajes de los primeros agricultores como la evidencia de territorios, en los que las grafías protagonizaban papeles específicos en la delimitación y reconocimiento de su propiedad. Ahora podemos añadir los datos procedentes de los menhires para analizar el largo recorrido de la ideología de los primeros agricultores del área atlántica de la Península Ibérica. Los trabajos de Gomes (1994, 1997) y de Calado (1997, 2004) han demostrado la relación de los menhires algarvios y alentejanos con el poblamiento neolítico más antiguo de la región. Incluso, recientemente (Bicho et alii, 2000; Bueno, e. p.), se ha propuesto su relación con asentamientos mesolíticos, como sucede en Bretaña (Cassen y Vaquero, 2004). Las fechas de Padrâo (Gomes,1994: 331), las de Quinta da Queimada (Calado et alii, 2004) o las de Meada (Oliveira, 1997: 234), insisten en cronologías del VI milenio cal BC para la erección de estas visibles presencias antropomorfas. Cronologías que coinciden plenamente con las que se desprenden de las primeras estelas del norte. Así la cronología directa de Anta do Serramo (Carrera y Fábregas, 2006) o las evidencias relativas comentadas en párrafos anteriores. Ello corrobora la antigüedad de las técnicas de la pintura y del grabado en las manifestaciones postglaciares (Bueno y Balbín, 1992, 1997, 2003) y avala trayectorias gráficas más complejas que las admitidas tradicionalmente (Bueno y Balbín, 2002, 2006). La profunda imbricación entre menhires y áreas de habitación, y entre dólmenes y áreas de habitación, expresa la continuidad en los conceptos simbólicos, protagonizados por las grandes piedras desde sus más antiguas evidencias. Menhires, megalitos y áreas de habitación formarían un todo compacto dentro del espacio de los constructores de megalitos a lo largo de más de tres milenios. Las raíces en el mundo de los antiguos productores se detectan por igual en los menhires y en los dólmenes que, en varias ocasiones, se asientan sobre habitaciones del primer Neolítico, y que recuperan en sus construcciones representaciones de los ancestros. Además de confirmar una fase antigua premegalitica con elementos ideológicos que continúan en los primeros megalitos, estamos en disposición también de proponer que éstos se imbrican en 304 4 • 2007 ARTE RUPESTRE 4 29/5/08 18:32 Página 305 Ideología de los primeros agricultores en el sur de Europa... los sistemas culturales que sustentaron la construcción de megalitos en toda Europa. Los menhires de la cabecera de las tumbas K y J de Höedic, en el VI milenio (Cassen y Vaquero, 2004), o los menhires de madera de poblados mesolíticos del norte de Europa (Rust, 1943), apuntan en esa dirección. Por otro lado, conectan las producciones culturales de los grupos de cazadores y de los productores que, con sus diferencias, que también existen, muestran una continuidad que propone perspectivas más complejas que las hasta ahora sostenidas para el origen del arte postglaciar ibérico. Los menhires de madera del Epipaleolítico transformaron su materia prima hacia elementos menos perecederos y con más ambición de permanecer en el paisaje. Y, lo que es más interesante, en los mismos territorios en los que conocemos largas secuencias de grabados al aire libre que, por tanto, revelan una tradición gráfica de largo recorrido, sobre la que nos queda mucho por reflexionar (Bueno, e. p.). Lo cierto es que la organización del Mesolítico occidental, su asociación a enterramientos colectivos, la documentación de menhires de madera, su organización habitacional, su capacidad de almacenamiento…, todo apunta a rasgos relacionados con la producción incipiente. Si a ello unimos la explotación sistemática de la dehesa, como hemos constatado en fechas del V milenio cal BC al interior de la Península Ibérica (Bueno et alii, 2002, 2005), la exclusiva llegada de sistemas de producción foráneos como arranque de la neolitización no parece sostenible. Los menhires plantean un concepto de territorio muy diferente al asumido para los primeros productores levantinos, en el que las cuevas y su entorno próximo reiteraban patrones más conectados con el mundo paleolítico, que con asentamientos amplios al aire libre, como ya manifestaba el mesolítico portugués, y está reiterándose en poblados neolíticos occidentales o en las habitaciones bajo túmulo del interior peninsular (Bueno et alii, 2002). Se trataría de territorios marcados por presencias humanas visibles, esencialmente menhires, estelas y estatuas, acompañadas de símbolos grabados y pintados al aire libre o reproducidos en los contenedores funerarios. Todo este imaginario tiene en las representaciones humanas el protagonista principal, ya sea en sus versiones más esquemáticas, ya en sus acepciones más individualizadas (Bueno y Balbín, 1994, 1996). La madurez de las grafías del VI y V milenio cal BC, precisamente en el occidente peninsular, propone serias reflexiones a los tradicionales modelos atlántico-mediterráneo, valorando situaciones más complejas en las que la ideología de los antiguos pobladores tuviese un papel muy señalado en la generación y evolución de las mitografías de los primeros productores, en el mismo sentido que P. Bueno • R. de Balbín • R. Barroso 305 ARTE RUPESTRE 4 29/5/08 18:32 Página 306 CUADERNOS DE ARTE RUPESTRE hoy se analiza la presencia de cerámicas impresas en el atlántico o de megalitos en cronologías esencialmente contemporáneas en todo el sur de Europa. Sólo modelos que tengan en cuentan una dinamización y un mayor protagonismo de los cazadores-recolectores explican el nivel de intensificación simbólica detectado, precisamente en el área supuestamente menos ocupada por los primeros agricultores (Bueno y Balbín, 2002). Desde luego que no podemos afirmar que estas secuencias existan exclusivamente en el oeste. Muy al contrario, lo documentado en el oeste debería servir como reflexión para valorar hipótesis muy similares en el este de la Península Ibérica. Ya están comenzando a documentarse grandes poblados con un alto nivel simbólico (Bernabeu et alii, 2003) y es cuestión de tiempo que se localicen evidencias visibles de presencias humanas en un paisaje, del que conocemos su tendencia a mostrarse como fuertemente antropizado a partir del VI y, sobre todo, del V milenio cal BC, siempre refiriéndonos a las secuencias postglaciares. Del nivel de ocupación de grupos de cazadores y cazadores-recolectores en Levante dan buena cuenta los yacimientos paleolíticos decorados y los numerosos enclaves con Arte Levantino, que incluyen ineludibles referencias al estilo V del sur de Europa (Bueno et alii, 2007). Si la ergología es un factor de análisis necesario para valorar interacciones a mayor o menor distancia, las grafías en tanto que expresiones de un pensamiento organizado son el mejor de los argumentos para proponer reconstrucciones acerca de la ideología de los primeros productores. Y ello dentro de una larga tradición que sitúa los territorios del oeste como los más poblados de Europa, desde el Paleolítico superior en adelante. 4. Bibliografía ACOSTA, P. (1968): La pintura rupestre esquemática en España. Salamanca. ACOSTA, P. (1984): «El arte rupestre esquemático ibérico: problemas de cronología preliminares», Scripta Praehistorica. Francisco Jordá Oblata Salmanticae: 31-61. Salamanca. ARNAUD, J. M. (1978): «Megalitismo em Portugal: problemas e perspectivas», Actas das III Jornadas Arqueológicas I: 99-112. AUBRY, T. y SAMPAIO, J. D. (e. p.): «Chronologie et contexte archéologique des gravures paléolithiques de plein air de la vallée du Coa (Portugal)», en BALBÍN BEHRMANN, R. 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