Boletín de las Comunidades Europeas Suplemento 2/87 25 de marzo de 1987 Trigésimo aniversario de la firma de los Tratados de Roma Comisión de las Comunidades Europeas ES Suplementos 1987 1/87 Llevar a buen término el Acta Única: una nueva frontera para Europa 2/87 25 de marzo de 1987 Trigésimo aniversario de la firma de los Tratados de Roma Boletín de las Comunidades Europeas Suplemento 2/87 25 de marzo de 1987 Trigésimo aniversario de la firma de los Tratados de Roma Conmemoración Eurobaròmetro 2000 Cronología COMUNIDADES EUROPEAS Comisión Esta publicación se edita también en las lenguas siguientes : DA DE GR EN FR IT NL PT ISBN ISBN ISBN ISBN ISBN ISBN ISBN ISBN 92-825-7283-8 92-825-7284-6 92-825-7285-4 92-825-7286-2 92-825-7287-0 92-825-7288-9 92-825-7289-7 92-825-7290-0 Una ficha bibliográfica figura al final de la obra Luxemburgo: Oficina de Publicaciones Oficiales de las Comunidades Europeas, 1987 ISBN 92-825-7282-X N° de catálogo: CB-NF-87-002-ES-C Se autoriza la reproducción, citando la procedencia. Printed in Belgium Sumario Página S. 2/87 Conmemoración Extractos de los discursos pronunciados el 25 de marzo en Roma por sir Henry Plumb, presidente del Parlamento Europeo; el Sr. Tindemans, presidente del Consejo de las Comunidades Europeas; el Sr. Delors, presidente de la Comisión de las Comunidades Europeas; lord Mackenzie Stuart, presidente del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas, y el Sr. Craxi, presidente del consejo de la República Italiana, durante la celebración oficial del trigésimo aniversario de la firma de los Tratados de Roma en el Capitolio Apertura del coloquio del grupo de enlace de los profesores de historia contemporánea sobre «la reactivación de Europa y los Tratados de Roma», extractos de los discursos pronunciados por el Sr. Cattanei en nombre del Sr. Andreotti, ministro de Asuntos Exteriores de la República Italiana, y el Sr. Delors, presidente de la Comisión de las Comunidades Europeas. Roma, 25 de marzo de 1987 Declaración adoptada por el Comité de Acción para Europa el 24 de marzo de 1987 5 19 Eurobaròmetro 2000 Edición especial del Eurobaròmetro para el trigésimo aniversario de la firma de los Tratados de Roma 21 Cronología 1957-1987 27 6 15 Conmemoración Extractos de los discursos pronunciados durante la celebración oficial del trigésimo aniversario de la firma de los Tratados de Roma el día 25 de marzo de 1987 en el Capitolio, Roma Sir Henry Plumb, presidente del Parlamento Europeo [...] ¡Treinta años, es una generación! Desde luego, somos conscientes de los considerables progresos realizados en el transcurso de esta generación, pero también es nuestra tarea procurar que la próxima generación sea aún más brillante, más creativa. ¡Creemos Europa ! Pero, ¿qué representan treinta años? ¡Amigos míos, apenas nos hemos puesto en marcha! Hace cinco años, se oía un poco por todas partes esta banal frase : « Europa está en una encrucijada». Hoy sabemos que Europa ha superado esta encrucijada y que ahora, a grandes pasos, avanza enérgicamente en el camino del progreso. Pero, ¿qué tipo de progreso deseamos? Los europeos no han estado siempre de acuerdo sobre sus aspiraciones y objetivos como tampoco lo han estado sobre los medios que hay que poner en acción. No debemos partir de la hipótesis de que las buenas ideas serán aceptadas universalmente ni de que las malas serán rechazadas sistemáticamente. Hay momentos —por ejemplo, hace cinco años— en los que el optimismo puede parecer falso, en los que una verdadera duda e incluso temor pueden descomponer los planes más sólidos y amenazar con destruir la confianza en el porvenir. Sabemos que Europa ha sobrevivido a estas primeras oleadas de escepticismo. Ha salvado con éxito esta prueba y ha salido de ella fortalecida y mejorada. Ciertas razones particulares refuerzan mi esperanza y me hacen tener más confianza que hace apenas cinco años. Europa está en el camino de convertirse —algunos dicen que esto ya es cierto— en una superpotência política a escala mundial. La Cooperación Política Europea es algo más que vanas palabras —es una estructura y una realidad. Es la voz de Europa en el mundo. Y esta voz habla de paz con fuerza y seguridad. Pocos acontecimientos han mostrado con más claridad la potencia de esta identidad política como las recientes discusiones que han tenido lugar entre la Comunidad y los Estados del CAEM. Debe estimularse globalmente la creación eventual de relaciones entre la Comunidad y el CAEM, pero no olvidemos nunca que estas dos organizaciones son de naturaleza muy diferente. El CAEM se inspira en la Union Soviética. La Comunidad se inspira en la Unión Europea. La economía de los países de Europa del Este es objeto de una planificación centralizada. En general, el sistema económico de los países de Europa occidental tiene su fundamento en el mercado libre. Los principios económicos y políticos del CAEM son diametralmente opuestos a los del Tratado de Roma, cuyo aniversario hoy festejamos. ¡Sin embargo, nuestro trabajo consiste en realizar negocios! Desde un punto de vista económico, el CAEM tiene interés en reconocer a la Comunidad. Los países de Europa del Este precisan de capitales y cooperación económica con Occidente. Digámoslo sin rodeos, Gorbachov necesita estos intercambios con Occidente. El CAEM debería saber que se encuentra en el lado malo de la ecuación capitalista clásica: el CAEM se encuentra ante países vendedores mientras él mismo es un comprador. Comprometámonos, por todos los medios posibles, a cooperar económicamente, pero sigamos siendo unos socios decididos y no actores que se limitan a adulaciones políticas recíprocas. Del mismo modo asistimos en el campo institucional a una evolución alentadora. Desde que es elegido por sufragio directo, el Parlamento Europeo ha realizado progresos en el ámbito institucional a los que ha sido difícil resistirse. S. 2/87 Como decía Altiero Spinelli, y yo comparto su opinion totalmente, no serán los diplomáticos quienes creen la Unión Europea sino un Parlamento Europeo elegido directamente. El Parlamento Europeo continuará inspirándose en temas recogidos por Spinelli en su proyecto de tratado de Unión Europea. Los gobiernos no son los únicos en decidir sobre la futura estructura política de Europa. Muchos proyectos e ideas prácticas que examinamos actualmente en el Parlamento Europeo tienen treinta años o más. El informe Spaak, sobre el que se basa el Tratado de Roma, subrayaba la imperiosa necesidad de un gran mercado interior si Europa deseaba competir con Estados Unidos de América. Es de lo que actualmente hablamos en el contexto del mercado interior que ha de realizarse para el año 1992. No podemos fracasar si queremos competir con Japón. En su discurso inaugural, Jean Monnet, presidente de la Alta Autoridad, subrayaba el carácter federal de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero, y hacía notar la necesidad de una aplicación común y directa de leyes e impuestos. Es el problema que actualmente examinamos en el marco del procedimiento presupuestario anual cuando pasamos revista al conjunto de medidas propuestas por el presidente Delors y cuando discutimos la futura financiación de la Comunidad. Hacia mediados de los años 50 estuvimos a punto de asistir a la creación de la Comunidad Europea de Defensa incluso antes del Tratado de Roma. Volvemos a hablar de esto hoy en día en el contexto de la OTAN. Del mismo modo, tienen lugar discusiones en otros contextos europeos. Mes tras mes Europa refuerza la confianza en sí misma. Y ustedes pueden percibir este espíritu, esta confianza en sí misma, aquí en Roma, la más europea de todas las ciudades. Durante largos años, el papel del Consejo de Ministros ha sido objeto de controversias. Sin embargo, creo que, en el ánimo de Jean Monnet, el Consejo de Ministros no debía ocupar una posición tan dominante en el marco institucional como sucede actualmente. Desde luego, se han transferido poderes S. 2/87 de los Estados miembros a la Comunidad. Sólo el Parlamento puede asegurar de forma democrática la responsabilidad de estos poderes. Una vez más, estimo que la idea de la Unión Europea debe ser defendida por el Parlamento Europeo, consultando y cooperando con el Consejo de Ministros. Nuestras discusiones sobre la aplicación del Acta Única nos permiten tener más conocimiento sobre esta cooperación. Me alegro al ver que las instituciones trabajan en estrecha cooperación con el fin de asegurar el buen cumplimiento del Acta Única. Me complace especialmente presidir la comisión temporal cuyo mandato es examinar el contenido de la comunicación de la Comisión sobre el éxito del Acta Única. Plantea algunos asuntos clave que determinarán el porvenir de la Comunidad. El Parlamento hará oír su voz y estoy dispuesto a presentar personalmente nuestro informe al Consejo Europeo de junio. En mi opinión, este ejercicio no deja de ser preparatorio. El Parlamento se apresta a dar a la Unión Europea un nuevo impulso que suscribo totalmente. Dentro del marco institucional, podemos esperar más de que lo que el Acta Única nos aportaría. La primera vocación del Parlamento Europeo es la de representar a las personas, ya que sin esto no es nada. En este día memorable, estoy orgulloso de representar a los habitantes de Europa. Sé que una mayoría de europeos es partidaria de una unión mayor. De hecho, son partidarios de la Unión Europea. Tienen paciencia, pero no la tendrán siempre. ¡ Feliz cumpleaños, Europa ! Y ahora intentemos construir los Estados Unidos de Europa en el transcurso de los próximos treinta años. Sr. Tindemans, presidente del Consejo de las Comunidades Europeas [...] ¿Qué deseaban los que firmaron el Tratado en 1957? ¿Qué deseamos nosotros, los que asumimos hoy en día una responsabilidad? Habíamos puesto indiscutiblemente grandes esperanzas en la primera tentativa de gran amplitud realizada para enmendar o completar el Tratado de Roma después de treinta años de experiencia. Los primeros trabajos del Comité Dooge fueron prometedores. El inicio de la Conferencia intergubernamental fue ya más difícil. Ustedes conocen el resultado: recibió el nombre de «Acta Única Europea». Por desgracia, el Acta Única aún no ha entrado en vigor en el momento en el que celebramos el trigésimo aniversario de la firma del Tratado de Roma. No obstante, percibo numerosos elementos positivos como la realización de un verdadero y gran mercado interior, la posibilidad de encomendar a la Comisión la competencia de ejecución de las medidas necesarias a este fin, la referencia a una unión monetaria europea, la mención explícita de la necesidad de conseguir nuevas relaciones con el Parlamento Europeo, la elaboración de un programa de tecnología y medio ambiente. Todos estos puntos representan de modo indiscutible un progreso importante con respecto a la situación actual. Sin duda, la mayor parte de nosotros hubiésemos deseado algo más. De modo que experimentamos cierto desengaño debido a que a veces el ánimo de las decisiones de Luxemburgo daba fe de una falta de convicción europea. Ello impidió que se tomaran las decisiones. Ahora, están a la espera de ser ejecutadas. A veces alguien ha podido mostrar ironía con respecto al contenido de los comunicados publicados al término de las cumbres europeas. Su contenido y formulación a menudo han sido objeto de discusiones interminables. ¿No se ha anunciado la creación de una unión económica y monetaria para antes del final de la década? ¿No se ha hecho pública la realización de una Unión Europea propiamente dicha además de preverse la fecha límite de su aplicación? No hay que reservar al Acta Única Europea el mismo destino experimentado por otros proyectos de gran envergadura. La aplicación del Acta Única tampoco debe hacerle perder su originalidad y su impacto. El inicio de una evolución llena de promesas no debe estancarse en procedimientos difíciles y en realizaciones insignificantes de nuevas potencialidades. Tampoco debe ocurrir que el esbozo de una evolución llena de promesas se estanque en pesados procedimientos y en insignificantes realizaciones de nuevas potencialidades. La aplicación de buena fe del Acta Única Europea en su totalidad constituye hoy en día la primera ocasión tangible de responder al desafío europeo. Sin embargo, no es suficiente el Acta. Incluso sin el Acta Única, la Comisión está destinada hoy en día a tomar medidas radicales. Ustedes las conocen. Se podrían resumir en tres capítulos: los medios financieros de la Comunidad, la reforma de la política agrícola común, la cohesión de la Comunidad [...] Si consiguiésemos asociar el Acta Única a las tres reformas evocadas hace un momento y hacer realidad este conjunto de modo que no tenga nada que envidiar al de nuestros predecesores de 1957, el porvenir de la idea europea se presentaría tal vez bajo un prisma favorable. En este período algo sombrío aparecería al menos un potente foco luminoso [...] Europa podría ser una construcción conjunta; sabemos perfectamente dónde se encuentra nuestra solución, sabemos muy bien lo que no somos capaces de realizar aisladamente, declaramos lo que deberíamos hacer de forma conjunta; pero cuando los Doce nos hallamos de cara a una decisión a veces nos cuesta mucho pensar en dicha Europa. Ya ahora, los historiadores afirman que se han considerado o llevado a cabo las realizaciones europeas tan sólo bajo el imperio del miedo. Para tomar decisiones hacía falta que la presión fuese importante, presión externa, naturalmente. ¿Entonces, dónde hallar una política europea conjunta cuando falta de modo evidente dicha presión? ¿No hemos oído decir que el marco europeo existente S. 2/87 no se prestaba a iniciativas nuevas? Si ello es verdad, ¿no es nuestro deber el modificarlo a fin de que la edificación europea y su realización ulterior no se vean obstaculizadas? Se supone que nuestra generción es la que suministra el esfuerzo. No podemos permitir que sea o pueda ser la generación del estancamiento europeo, ni la del ocaso europeo. Por consiguiente, debe ser la del progreso europeo. Los historiadores emitirán un juicio sobre los errores y las lagunas del pasado. Con motivo de esta celebración podemos legítimamente preguntarnos: ¿han actuado bien los pioneros de la idea europea al lanzar iniciativas tales como la CECA y la CEE? la respuesta es sin duda afirmativa. Eligieron probablemente el único camino posible por aquel entonces para conseguir realizaciones. Mi compatriota P.H. Spaak decía hace treinta años en este mismo lugar: «Esta vez, a los hombres de Occidente no les ha faltado audacia y no han actuado demasiado tarde ». Las imperfecciones tienen su origen en la imposibilidad por parte de los Estados miembros, cuyo número quedó fijado en seis durante largo tiempo, de aceptar algo más. Los puntos débiles de la Comunidad eran los puntos débiles de los Estados miembros. Lo único que se puede echar ahora en falta es que en aquellos tiempos heroicos no se haya llevado a cabo algo más, que no se haya ido más lejos en el camino de la integración. Los problemas con los que debemos enfrentarnos hoy en día afectan a nuestro porvenir : nuestro porvenir económico, nuestra estabilidad monetaria y nuestra seguridad [...] Ahora a los Estados miembros de la Comunidad les incumbe establecer las políticas y desarrollar las cooperaciones que darán más esperanzas a los europeos, sobre todo a los jóvenes. De este modo se preparará un futuro que valga la pena. Una democracia que ya no deja nacer la esperanza está destinada al fracaso. Esto constituye una trágica verdad. Si lo hacemos de forma aislada no podemos preparar este S. 2/87 porvenir y lo haremos ciertamente para nada. Para que ello suceda la interdependencia ha llegado a ser demasiado grande en un mundo caracterizado por la internacionalización de la vida económica y el impacto de tentativas de menor importancia resulta insuficiente para que revista alguna significación. Las ambiciones de los pioneros siguen siendo válidas. Europa sigue siendo un concepto que puede resumirse en una identidad específica a través de la convergencia de una multitud de elementos. Es evidente que debe dotarse esta escala de valores culturales, políticos, económicos y sociales de una estructura capaz de reunir a los europeos. También debe permitirse que todos los elementos positivos así reunidos y protegidos confirmen su derecho a existir. Todo ello constituye la unificación europea, así como la política europea. Cuando Schuman comunicó su proyecto, los tiempos eran tan difíciles como ahora. Las heridas de la guerra aún no habían cicatrizado. La economía de nuestro continente aún dependía de las aportaciones extranjeras. Nunca se había debilitado tanto todavía la significación política de Occidente. El contexto en el que tenía que trabajar el político francés era decepcionante, difícil y desalentador. No obstante, perseveraba porque, al igual que otros, estaba convencido de que la idea europea era la idea liberadora y que la unificación europea era la mayor y más entusiasmante iniciativa política del siglo XX. Los autores del Tratado de Roma han perseguido este esfuerzo, con la misma inspiración y con el mismo ánimo. El preámbulo del Tratado de París estipula con claridad que los jefes de Estado de los futuros Estados miembros estaban «decididos a sustituir las rivalidades seculares por una fusión de sus intereses esenciales, a poner, mediante la instauración de una comunidad económica, los cimientos de una comunidad más amplia y más profunda de pueblos opuestos desde hace mucho tiempo por divisiones sangrientas y a instaurar las bases de unas instituciones que puedan orientar un destino compartido de ahora en adelante». Los padres fundadores del Tratado de Roma han entendido este compromiso y han comprendido su alcance. Han aportado nuevas piedras angulares y han desarrollado las bases de las instituciones que han de dar una orientación al destino común. Cuando celebramos todos juntos en Roma el Tratado firmado aquí mismo hace treinta años, se impone la reflexión sobre el destino europeo común, así como sobre los medios que puedan asegurar su éxito. Evocamos el año 1957 casi con nostalgia o emoción. Sin embargo, no es el modo de conseguir construir nuestro futuro. Si no controlamos estos sentimientos, éstos pueden debilitar nuestra voluntad de enfrentamiento a las dificultades que representan un obstáculo a la realización de la Unión Europea. Al evocar los ideales ya encarnados de forma parcial en el Tratado de Roma de 1957, el único juramento que debemos prestar consiste en que no hallaremos reposo hasta que no se realice la Unión Europea. Esperemos que nuestra conmemoración nos lleve a prestar juramento entre nosotros con el fin de alcanzar esta Unión: el juramento del Capitolio. Sr. Delors, presidente de la Comisión de las Comunidades Europeas [...] Mientras que de cuando en cuando se presentan dudas sobre la personalidad europea, sobre la diversidad tan grande de nuestras culturas y de nuestras costumbres políticas, tanto que Europa presenta la figura de un mosaico abstracto y carente de sentido alguno, estas tres décadas muestran por el contrario la importancia de la base europea común. Más allá de las modas ideológicas y de las corrientes de pensamiento efímeras, llegadas a veces de otros horizontes, se ha asentado un modelo de civilización original fundamentado en el equilibrio de las relaciones existentes entre el individuo y la sociedad, en la preservación y expansión de valores democráticos y de aplicación escrupulosa de los derechos humanos, en las relaciones particulares que mantienen los europeos en su entorno natural. También se ha forjado una convicción que hoy en día nos parece evidente; es decir, que ningún país europeo puede pretender asegurar su destino de forma aislada y garantizar su porvenir. Somos 10 una comunidad y tenemos una comunidad de destino, ¿esto no hace fútiles y vanas nuestras lentitudes, así como nuestras discusiones técnicas en torno a cuestiones secundarias que algunos quieren convertir en apuestas de suma importancia para la época? Las dificultades encontradas se incluyen en el ritmo particular de Europa, compuesto de impulsos, crisis, y a continuación de nuevos avances; ¿no resulta extraordinario que se haya podido continuar este movimiento a pesar de los obstáculos encontrados, a pesar de los desafíos que nos hemos lanzado como esas ampliaciones sucesivas a otros países hermanos que ilustran la generosidad y audacia de los países interesados? Si Europa sigue en movimiento, también se lo debemos a la edificación institucional tan original como genial que han sabido realizar los autores del Tratado de Roma. Junto a un órgano de decisión formado por los ministros de los Estados miembros y una asamblea representativa, éstos han deseado crear esta instancia estratégica, que es la Comisión. Es estratégica, porque hacía falta asegurar la continuidad de la acción en el juego institucional y de cara a las incertidumbres políticas o geopolíticas; hacía falta un guardián del interés europeo, una memoria, a la vez que una visión siempre presente del objetivo que hay que alcanzar. Para situar el conjunto institucional, también hay que hacer hincapié sobre el papel eminente del Tribunal de Justicia que participa en la formación de la comunidad de derecho. En los períodos de debilidad y duda, es de buen tono denunciar la pretendida carencia de esta edificación institucional. Sin embargo, las crisis pasan y permanecen las instituciones que han permitido superarlas y que a menudo salen de ellas reforzadas. ¿Cómo no podría notarse hoy en día la vitalidad de un parlamento que se asienta e influye en el curso de los acontecimientos, el despertar de un consejo de ministros que duda menos en recurrir al voto mayoritario, la determinación manifestada por la Comisión a través de sus iniciativas, que quiere coherentes y dinámicas, a fin de promover nuevos progresos y realizarlos a continuación? Este nuevo vigor está vinculado precisamente a la adopción del Acta Única Europea que reforma y prolonga el Tratado de Roma, S. 2/87 exactamente treinta años después de su firma. Al ser una reforma sustancial que anuncia una frontera nueva para Europa, el Acta Única permite establecer el vínculo entre los grandes desafíos que deben afrontar los países miembros y la contribución de la dimensión europea a la solución de los problemas planteados así. Todas las decisiones que vamos a tomar —y cuenten con la Comisión para imprimir al movimiento un ritmo constante—, todas las decisiones, digo, facilitarán la vuelta a la confianza, el dinamismo de nuestros productores, y el empleo, por supuesto. Hoy en día lo que está en juego es lo siguiente : encontrar juntos los caminos de la prosperidad y el empleo, asegurar conjuntamente el dominio de la revolución tecnológica y, además de ello, permitir a Europa ser una fuerza de equilibrio y solidaridad en el mundo, capaz de responder a las numerosas llamadas, a menudo angustiadas, que le han dirigido los países del tercer mundo, capaz igualmente de movilizar nuestra juventud. Por otra parte ¿estamos lo suficientemente atentos a lo que expresan las nuevas generaciones, a la inquietud y generosidad que manifiestan? Bajo el efecto de la crisis y la carencia de perspectivas a corto plazo se habría podido creer que la juventud europea se replegaría sobre sí misma, sería individualista, no deseando comprometerse en las grandes apuestas de la sociedad. Sin embargo, he aquí que piensa y actúa en términos comunitarios, defendiendo una solidaridad a través de una cultura y expresiones que quizás se nos escapan en parte; ¿entendemos su mensaje? Verdaderamente no desearía que estas nuevas generaciones pudiesen reprocharnos un día nuestra inactividad o nuestra ceguera, de la misma manera que nosotros hemos podido reprochar a las que nos han precedido el haber dejado desviar a Europa hacia las tragedias que todos conocemos. Al igual que los padres fundadores de la Comunidad Europea en los años 50, tenemos hoy en día la capacidad de decidir sobre nuestro porvenir común. Pero ¡atención!, el mundo va más rápido de lo que ustedes piensan y demasiadas veces Europa da la fastidiosa impresión de charlar en el andén de la estación mientras se precipitan S. 2/87 los nuevos trenes de la historia. ¿Quién toma hoy en día las iniciativas en el ámbito vital de la seguridad y la estrategia? ¿Dónde están los nuevos polos de crecimiento económico, de descubrimientos científicos y tecnológicos? ¿Cuáles son los nuevos equilibrios de fuerza políticos? ¿Quién cuenta y quién actúa hoy en el mundo? Seremos juzgados, ustedes serán juzgados por su capacidad de reunir todas las fuerzas de Europa hacia un gran designio común, no nos durmamos en la ilusión; las lentitudes de la construcción europea nos serían, les serían, imputadas ya que ésta es la responsabilidad que ustedes han tomado. La historia no multiplica ni las citas ni las oportunidades. No ignoro las dificultades de esta ambición europea, que requiere hombres políticos, valor y a veces abnegación, pero hay que elegir entre agradar o construir. Agradar y no hacer nada o darse a las justas de la oratoria de la Europa de la palabra. No, vale más construir estando en la brecha, preparado para reaccionar ante cada iniciativa que podría debilitar a Europa y rebajar su categoría. Aquí no hablamos únicamente de nosotros mismos. Nuestra responsabilidad está también comprometida con las jóvenes naciones a las que no satisface el actual reparto del mundo entre los más poderosos y que ven en Europa una fuente de equilibrio, una comunidad con la que son posibles otro tipo de relaciones. Nuestra responsabilidad existe también con respecto a nuestros hermanos del Este, con los que nos unen tantos lazos culturales. Querría decirles aquí que no tenemos nosotros el monopolio de Europa. Gracias al impulso de algunos hombres y al trabajo de todos, Europa ha podido levantarse y existir de nuevo. Saludamos una vez más su acción y su genio, deseando simplemente con ocasión de este trigésimo aniversario que podamos mostrarnos dignos de su ejemplo ante los plazos que se acercan. Lord Mackenzie Stuart, presidente del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas Resultaba perfectamente lógico que el Tratado constitutivo de la Comunidad Económica Europea se firmase en Roma hace treinta 11 años. A lo largo de su historia, el imperio romano fue una comunidad fundada en el derecho. Si bien es cierto que, como la mayoría de los imperios, conoció períodos de anarquía, de rebelión y de declive, también lo es que, desde las «Doce tablas» hasta el Institutes de Justiniano, la estructura subyacente reposó en el triple concepto del legislativo encargado de hacer las leyes, del ejecutivo encargado de ejecutarlas y del judicial encargado de asegurar su respeto. De Trebisonda a Tréveris, de Leptis Magna a Newcastle-upon-Tyne, los rescriptos del emperador constituían el derecho. Las enseñanzas de esta gran época siguen acompañándonos. Aunque debamos a la Universidad de Bolonia, que pronto celebrará su 900 aniversario, la difusión del derecho romano, no deja de ser cierto que la inspiración venía de Roma y de la capital de oriente, Constantinopla. La Comunidad constituida por el Tratado de Roma también es una comunidad fundada en el derecho. En ello consiste su originalidad como forma de relaciones internacionales. El Tratado de Roma no solamente creó derechos y obligaciones recíprocos entre los Estados miembros, sino que es mucho más que eso. Se trata de un Tratado que confiere a las instituciones por él creadas poderes legislativos que prevalecen, en los ámbitos en que se aplican, sobre los poderes de los parlamentos nacionales y que no afecta únicamente a los propios Estados miembros sino también a cada uno de sus 320 millones de habitantes. El poder por sí solo resulta insuficiente o, visto desde otro ángulo, puede resultar excesivo. «El poder tiende a corromper», como dijo un día el historiador inglés italófilo, lord Acton : « El poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente». En toda sociedad bien organizada el poder debe estar controlado. En este caso también, los autores del Tratado de Roma, que se basaban en el tratado anterior constitutivo de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero, eran conscientes de esta necesidad y por ello constituyeron un Tribunal de Justicia encargado de velar porque las instituciones políticas de la Comunidad no se excediesen en sus competencias, porque las competencias se ejerciesen de forma equitativa y lícita y porque los numerosos dere12 chos que la Comunidad confiere a sus ciudadanos se encontrasen adecuada y juiciosamente protegidos. El Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas adopta generalmente, como corresponde a un órgano judicial, un «perfil bajo » ; se abstiene de cualquier tipo de debate público y espera que se le juzgue por la calidad de sus sentencias. Sin embargo, de vez en cuando nos ocurre que nos vemos obligados a despojarnos de nuestra tradicional modestia. Creo, señor presidente, que quizás éste es el momento de hacerlo. La Comunidad Económica Europea puede sentirse orgullosa por más de una razón. A menudo recaen sobre ella muchas críticas, a veces justificadas, lo cual tiende a ocultar su formidable acervo. El hecho de que este acervo haya sido posible se debe en una parte considerable —me complace creerlo— a la actividad del Tribunal de Justicia. Mediante sus sentencias, este último no ha permitido jamás a los Estados miembros o a las instituciones comunitarias perder de vista lo que constituye el corazón mismo del Tratado de Roma. Ha actuado de manera que las competencias se ejerzan con arreglo a derecho y que las ventajas del Tratado beneficien por entero a los ciudadanos de los doce Estados miembros. Pero eso no es todo, el Tribunal ha desempeñado un papel que va más allá de los límites geográficos de la propia Comunidad y que se extiende a los países asociados por acuerdos o tratados así como al Tercer Mundo. Quizás el ejemplo más chocante a este respecto sea aquél en el que tuvo que dilucidar litigios en los que eran parte agencias comerciales de los países del Este en una época en que detrás del telón de acero se mantenía una postura de no reconocimiento de la existencia de la Comunidad. Me permito recordar, por temor a ser acusado de vanidad, que las bases de la contribución del Tribunal a la obra de la Comunidad se sentaron hace muchos años y que mis colegas y yo mismo no hacemos hoy día otra cosa que intentar seguir el camino trazado. Por otro lado, somos conscientes de que el Tribunal no constituye más que un elemento de un conjunto más vasto, que, con nuestras S. 2/87 instituciones hermanas y con los Estados miembros, seguimos intentando alcanzar el objetivo primordial de la Comunidad tal y como aparece en el preámbulo del Tratado y que consiste en la promoción « de una unión cada vez más estrecha entre los pueblos europeos ». rativos prospectivos, ineluctables para que Europa esté a la altura de sus responsabilidades. Quiero referirme especialmente a la ampliación de competencias en los sectores de futuro, de una mayor eficacia de acción, de un mejor funcionamiento de las instituciones, de mayores garantías de equidad y democracia en el interior del sistema. Sr. Craxi, presidente del Consejo de Ministros de la República Italiana Habrá y todavía hay un vínculo indisoluble entre los progresos de un verdadero proceso de integración y el refuerzo institucional. [...] En el transcurso de estos tres últimos decenios hemos conocido dificultades, retrasos, diferencias, pero siempre hemos ido hacia adelante, paso a paso, en un camino que a partir de este momento hay que considerar irreversible. La Europa comunitaria es todavía una construcción incompleta, pero hoy en día se muestra bien equilibrada en sus componentes históricos, geográficos y culturales. No ignoramos ni subestimamos los problemas y obstáculos con los que todavía vamos a encontrarnos y que tendremos que superar, pero somos cada vez más conscientes de estar ligados por un destino común, sabemos que, a la larga, ninguno de nuestros países podría conocer la prosperidad y el poderío fuera de un desarrollo común, de un crecimiento común. Ante todo, es esta toma de conciencia la que deberá guiarnos para volver a dinamizar el proceso de unificación, superando las oposiciones de intereses y de concepciones que a menudo constatamos. Vamos a tener que hacer elecciones cruciales de métodos y estrategias. Nos obliga a ello la rapidez de los cambios en curso. Los padres fundadores se inspiraron en principios que en estos momentos hay que adaptar a la época histórica que atravesamos y a la complejidad de las nuevas tareas que vamos a tener que cumplir para mantener en la carrera a la Europa comunitaria. No hemos creído y seguimos sin creer en la intangibilidad de los tratados, pero tampoco hemos imaginado nunca que fuese necesario renovar las instituciones en vez de perfeccionarlas. Que se me permita recordar que en el Consejo Europeo de Milán nos movieron impeS. 2/87 La realidad actual es que la Comunidad corre el peligro de entrar en un nuevo período de crisis. Tenemos sobre el tapete problemas y objetivos de gran importancia como la reforma de la política agrícola común, la realización de la cohesión económica y social, la reforma de los fondos estructurales, el aumento de los recursos presupuestarios. Se trata de asuntos ligados e interdependientes. Se impone una reforma de la política agrícola, no sólo a causa de las contradicciones internas sino también por el diferente contexto internacional en el que se encuentra la agricultura europea. Por otra parte, la limitación de los gastos agrícolas parece indispensable para introducir una disciplina presupuestaria sana y garantizar que las nuevas aportaciones de recursos propios se destinen efectivamente a reforzar un proceso de consolidación, que tenga por objeto superar los desequilibrios regionales e intervenir con eficacia sobre todo en favor de los ciudadanos más modestos, de los parados y de los jóvenes que buscan su primer empleo. Espero un fuerte impulso político en sectores cruciales para el porvenir de la Comunidad como la investigación, la innnovación tecnológica, las realizaciones industriales, los transportes y el medio ambiente. Un verdadero espacio social es indispensable para mejorar la seguridad del trabajo; es necesario reforzar la cooperación monetaria en el marco de una coordinación más amplia de los comportamientos económicos. También hay que reforzar los medios de acción dando una dimensión estratégica al espíritu comunitario, acercando la Europa de los gobiernos a la Europa de los ciudadanos, liberándonos de la incertidumbre y de las dudas a menudo motivadas solamente por los egoísmos nacionales. 13 El papel de los hombres de gobierno es sobre todo favorecer la mediación, repartiendo y dosificando las exigencias, sacrificios y ventajas de cada uno de los Estados miembros, intentando aportar respuestas apropiadas a los problemas de hoy y a la necesidad de hacer avanzar la integración comunitaria. Así, además de en las diversas situaciones sociopolíticas y político-institucionales de los países miembros, será posible profundizar en la identidad europea, llenar la zanja entre «lo ideal y lo real», entre «lo que es y lo que podría ser». Nos sentimos obligados a no decepcionar la espera de los ciudadanos europeos y de los numerosos países que, con confianza y esperanza, ven en Europa un punto de referencia para el progreso, el desarrollo y la paz mundial. Un número creciente de ciudadanos, pertenecientes a las más diversas categorías sociales, se dan cuenta de los efectos que pueden tener en su vida cotidiana las decisiones tomadas en el ámbito comunitario. Ideales europeos y nuevas aspiraciones se extienden 14 entre los ciudadanos europeos, sobre todo entre las jóvenes generaciones, lo que nos obliga a continuar en el camino de la Europa de los ciudadanos. La Europa de los ciudadanos es sobre todo la libertad para todo europeo de circular, de vivir y ver reconocidos sus diplomas en todas partes. Es la libertad de vivir como ciudadano europeo. Tampoco debemos olvidar que el desarrollo que queremos dar a la Europa unida debe servir no sólo para incrementar el bienestar interior sino también para responder con más eficacia a los desafíos que el mundo nos presenta: desarrollo de los países menos avanzados, relaciones constructivas entre el Este y el Oeste, búsqueda de la paz. Rindamos homenaje a aquéllos que han introducido en nuestros pueblos este proceso de integración, tengamos la voluntad, la imaginación, la motivación y la firmeza moral necesaria para construir una patria europea común donde todos los ciudadanos puedan reconocerse como tales y para continuar representando en la historia mundial el papel que en ella las naciones europeas han desempeñado de forma tan gloriosa desde hace siglos. S. 2/87 Extractos de los discursos pronunciados con ocasión de la ceremonia de apertura del coloquio de historiadores sobre «La reactivación de Europa y los Tratados de Roma». Roma, 25 de marzo de 1987 Señor Cananei, subsecretario de Estado para Asuntos Exteriores, en nombre del señor Andreotti, ministro de Asuntos Exteriores de la República Italiana Considero particularmente apropiada la celebración de una reunión de historiadores tan eminentes con ocasión del trigésimo aniversario de los Tratados de Roma y me alegro aún más por este encuentro. En efecto, los juicios que se hacen sobre la construcción de Europa no tienen siempre en cuenta de manera suficiente la perspectiva histórica que existe más allá del trabajo cotidiano e incluso llegan a subestimar los importantes resultados conseguidos desde hace treinta años. El nacimiento de la Comunidad ha puesto punto final a los antagonismos históricos. Permítaseme recordar que es a De Gasperi a quien se debe la ampliación del proyecto inicial franco-alemán de una Europa renana para convertirse en una Europa carolingia a partir de la unidad de sus elementos, el hierro y el acero, que dividían Europa desde mucho tiempo atrás. Por otra parte, en este acercamiento franco-alemán, De Gasperi ha tenido un papel nada despreciable y no siempre reconocido como debería serlo. La Comunidad de los Seis se ha constituido y ampliado más tarde a medida que los países unidos por intereses y solidaridades exteriores a nuestro continente se han dado cuenta de que, para no perder su papel historio, desde aquel momento y en adelante les era necesario dirigir su política hacia Europa. Hoy en día y por primera vez, la Europa comunitaria se reconoce como un todo en los valores de la democracia, y el pertenecer a la Comunidad ofrece a este respecto un anclaje adicional. Por otra parte, los partidos S. 2/87 que, en principio, eran indiferentes u hostiles a esta idea, también han vuelto sus miras hacia la Europa comunitaria. Incluso algunos de ellos han recorrido un largo camino para acercarse a opciones políticas e ideológicas de nuestro continente. La democracia fundada en la representatividad está bien enraizada en las estructuras de nuestros Estados; sin embargo, tiene dificultades para encontrar su lugar en las instituciones multilaterales creadas en los últimos treinta años. Si Italia insiste en el papel del Parlamento Europeo, es precisamente porque querría ver llenar el vacío de legitimidad democrática de la Comunidad y hacerla más parecida a los países que la componen. En el plano económico y social, la integración ha contribuido a crear una sociedad homogénea, en todo caso más homogénea que la de la posguerra. Por así decirlo, no existe más que una Europa de comportamientos, de valores, de modo de vida, una sola sociedad civil. El ciudadano europeo tiene bastantes posibilidades de existencia, incluso si no existe Europa, porque surge de la sociedad mientras que Europa depende de los Estados. Ésta es la razón por la que queremos que la Europa de los ciudadanos encuentre también una forma jurídica cercana a esta condición colectiva. * * * Si la Europa económica ha alcanzado importantes progresos, la Europa política se ha quedado lejos del proyecto de los padres fundadores. A menudo y con demasiada frecuencia ha faltado la solidaridad indispensable a una nueva aventura nacida de la superación de particularismos de todo tipo; una aventura de libertad para todos pero sostenida por la cohesión económica y social, en el interior de los diferentes Estados y en sus relaciones mutuas. Los gobiernos tampoco han sido capaces de explotar plenamente los elementos supranacionales contenidos en los Tratados de Roma. Se han convertido en los prisioneros de una concepción de soberanía inadaptada a los problemas del mundo contemporáneo, han frenado la marcha de Europa, mientras que otros han mostrado diversos caminos para responder a los desafíos del mañana 15 que en realidad son ya los desafíos de hoy. Los europeos deben ajustar su actitud en función de la marcha impuesta por Estados Unidos y Japón y no en función de su historia. Por consiguiente, hemos visto una Comunidad a menudo demasiado dividida, replegada en ella misma, agotándose en el intento de resolver problemas menores, incapaz de encontrar el hálito necesario. A veces se tiene la impresión de que la integración funciona como una máquina de rendimiento decreciente: cada avance es irreversible, pero cada paso menor que el anterior cuesta siempre más. Algunos ven la integración como un juego en el que cada uno gana sólo lo que pierde el otro y no como una estructura capaz de producir, precisamente gracias a tal integración, resultados positivos de un tipo nuevo. En el período de posguerra, Europa no tenía precio. Hoy se calculan los costes bajo una óptica contable y mezquina. Pero, el coste de la no existencia de Europa para los consumidores, los contribuyentes, los agentes económicos, a causa de la división fiscal, monetaria y administrativa es, según los cálculos de la comisión institucional del Parlamento Europeo, de cien mil millones de ECUS. En el fondo, el Acta Única es el reflejo de esta situación ambigua y decepcionante. Representa lo máximo que ciertos países están dispuestos a conceder hoy a la idea de Europa. Como ustedes saben, lo hemos aceptado con reticencia y no renunciamos a su realización integral, ni ante todo a un mercado único; quedamos convencidos de que no debe ser más que una etapa hacia objetivos más ambiciosos. Hasta el momento, bajo pretexto de crisis económicas repetidas y a pesar de la aspiración inicial a un mercado integrado y abierto, a menudo se ha visto a nuestros Estados replegarse sobre opciones proteccionistas camufladas tras normas de inspiración nacionalistas que deben ser eliminadas a fuerza de tenacidad jurídica y de clarividencia política. El mercado único es paso obligado hacia formas más avanzadas de cohesión política. Esto hace que corramos el riesgo de ir hacia nuevas hegemonías si en los próximos siete 16 años no reforzamos de manera paralela la cohesión de la Comunidad Europea ayudando a las economías menos prósperas, indispensable para que algunos países miembros no conozcan un grave subdesarrollo. Sería peligroso para el porvenir de la Comunidad que se crease un contraste Norte-Sur, que por otra parte se manifiesta ya en las dificultades presupuestarias que privan a la Comunidad de recursos indispensables. * * * Las motivaciones de la opción europea son las mismas desde hace numerosos años : aspiración al bienestar y la concordia, y temor a la marginación, pero ha cambiado el contexto económico y social. La agricultura no ocupa el puesto que tenía en otra época, el acero ya no tiene el mismo papel en nuestra defensa ni el carbón en nuestro aprovisionamiento de energía. Por estas razones también se impone un proceso de redistribución de los recursos comunitarios del que la Comisión ha hecho la defensa. La política agrícola ha sido un importante elemento de estabilidad, un factor de empleo y de defensa del medio ambiente, ha protegido a los consumidores europeos contra las fluctuaciones del mercado internacional, pero ahora los agricultores representan menos del 8% de la población mientras que la política agrícola absorbe hasta el momento el 64% de los recursos y casi toda la energía política de Europa, i además de no evitar desequilibrios entre las producciones mediterráneas y las de Europa del norte! Por consiguiente no se trata de desmantelarla, sino de corregirla a fin de reducir sus incidencias sobre el presupuesto y repartir los gastos con más equidad. En la investigación científica y tecnologías de punta, Europa deja prevalecer el peso de tradiciones y estructuras separadas. De ello resultan las dispersiones y pérdidas de eficacia. Ésa es la razón por la que desde hace tiempo pedimos a Bruselas una política integrada de investigación que sea orgánica, permanente y sistemática. El paro que afecta a tantos jóvenes es consecuencia en parte de las rigideces de nuestras sociedades, que se derivan de la incapacidad por parte de los Estados de coordinar sus políticas económicas y de dotarse de instrumentos aptos a seguir el movimiento de mutación de las S. 2/87 técnicas y métodos de producción. El presupuesto de la Comunidad se adapta aún de forma demasiado lenta a esta nueva realidad. A más largo plazo, no podría separarse la Europa de mercado de la Europa monetaria. Puede compararse la existencia de tantas monedas en el continente con la persistencia de diferentes pesos y medidas en un mercado único. El ÉCU se ha convertido paulatinamente en una moneda que ha vuelto a encontrar el camino por el que se han creado todas las demás monedas: un instrumento de referencia e intercambio que los agentes económicos utilizan espontáneamente antes de asignar un poder de emisión a una institución central. ¿Por qué no fijar también el año 1992 como fecha límite para establecer un sistema monetario europeo integrado que otorgue al ECU un gran papel internacional junto a las demás monedas europeas? De esta forma, si una moneda europea fuese capaz de representar un papel estabilizador frente a las monedas de las otras dos grandes zonas de economía de mercado, también en las consultas europeas habría menos ocasión para polémicas y para los malentendidos. * * La integración precisa de instituciones que permitan salvar la distancia entre una necesidad ya real de la unidad europea y la lentitud excesiva con la que se realiza, y que también permitan no perder de vista las grandes orientaciones del proyecto inicial en los trabajos diarios. En efecto, no hay que confundir la sustancia de Europa con la producción y circulación de sus mercancías. Se trata de saber si debemos seguir considerando la construcción europea como una confrontación entre varias soberanías que se apoyan en las viejas estructuras nacionales, o conseguir, por el contrario, una nueva soberanía europea común. Nos gustaría que apareciese con más claridad esta segunda fórmula cuyo símbolo e instrumento a la vez es el Parlamento Europeo. La reforma del Acta Única no ha llegado a conferir al Parlamento Europeo el peso que le es debido, por el hecho de ser elegido por sufragio universal. Sin embargo, la Asamblea de Estrasburgo había tenido mucho mérito en elaborar el proyecto de Tratado del mes de febrero de 1984 a partir de confusas S. 2/87 aspiraciones. Las terceras elecciones por sufragio directo serán la ocasión de acosar a los hombres políticos, de exigir una mayor atención para los cambios en curso, de poner en paralelo las reticencias y dinámicas del mundo contemporáneo, de mostrar las contradicciones entre las grandes declaraciones europeas y los comportamientos concretos. Es conveniente que se hagan oír las sugerencias realizadas bajo diversas formas que tiendan a asignar al próximo Parlamento unos poderes constituyentes, con el fin de liberarlo de los límites estrechos en los que permanece encerrado, a pesar de los siete años de legitimidad democrática. Hagamos de modo que estas elecciones europeas favorezcan la constitución de un poder europeo. [-.] Querríamos que se reforzasen también los vínculos entre la Comisión y el Parlamento. Por ejemplo, ¿por qué no elegir a los comisarios entre los miembros de la Asamblea de Estraburgo? * * Sin embargo, tendrán que darse otros pasos para que Europa aparezca como verdadero protagonista en la escena internacional. Ya en la difícil situación de hace treinta años, los padres fundadores no consideraron que sus economías eran demasiado débiles, su peso político demasiado reducido, demasiada pesada la herencia de la historia para tener grandes ambiciones. [...] Por lo tanto, la Europa comunitaria no sólo debe definirse en sí, sino también definir sus relaciones con los otros. Está unida a Estados Unidos por una solidaridad que va más allá de la delicada alquimia armamentista y que reposa sobre todo en una comunidad de valores. [...] Sin embargo, Europa debe ser capaz de contribuir a armonizar, en ambas partes del Atlántico, unos intereses no opuestos aunque no siempre idénticos y más a menudo complementarios. Es de este modo como podremos refutar mejor las repetidas afirmaciones, según las cuales Europa intentaría hacer pagar a América el coste de su seguridad mientras que América, gracias a las fluctuaciones momen17 táneas, haría soportar a Europa las vicisitudes de su economía. Se sale de este dilema al hacerse una idea más elevada de la moneda y de la seguridad europea. La necesidad que tiene Europa de definir su propia seguridad, no de forma autónoma sino siempre en el marco atlántico, se expresa a veces de manera confusa por los resentimientos y las decepciones; sin embargo, muchos perciben su existencia, y aún más al tener en cuenta que las perspectivas de acuerdos entre la Unión Soviética y Estados Unidos necesitan nuestra participación. Italia ha propuesto siempre, aún recientemente en las negociaciones del Acta Única, un compromiso a favor de defensas comunes más explícito que el de Luxemburgo. Debemos confirmar de nuevo nuestra intención de acción para llegar a una mayor homogeneidad de las situaciones entre los países europeos sin olvidar que la Europa política y la Europa de la defensa sólo pueden progresar de forma paralela. La Europa comunitaria está vinculada a Estados Unidos por la comunidad de valores, pero geográficamente tiene como vecina a la Unión Soviética. No puede ignorar el destino político de Europa del Este en el espíritu tolerante que caracteriza a nuestra civilización y que, desde luego, no tiene la aspiración de crear o consolidar bloques antagonistas. Incluso en el Este se reconoce cada vez más a la Europa comunitaria como una entidad política. He podido constatarlo durante mi último viaje a Moscú. En esta ocasión, Gorbachov me ha dicho que la URSS había corregido su error y que ya no consideraba a Europa como una simple entidad económica o, todavía peor, como un anexo de Estados Unidos. Me parece que ya es momento de responder a estas señales y de establecer con los países del CAEM, de for- 18 ma separada y colectiva, relaciones menos precarias procediendo a un reconocimiento recíproco. Por otra parte, a la Europa de los Doce le afectan en el más alto grado las crisis regionales, las zonas atormentadas como el Oriente Medio, no puede permanecer indiferente a las tragedias del subdesarrollo, en las que, a veces, las dos superpotências no piensan más que en términos demasiado condicionados por su propio peso. Ha nacido también por un impulso a favor de la justicia, de la protección a los débiles y perseguidos. La experiencia misma de nuestras propias tragedias, comenzando por la violación de los derechos humanos, había suscitado el proyecto inicial. No olvidemos los momentos en los que, desde otras partes del mundo, nos llegan llamadas a la solidaridad política y material, sobre todo cuando se trata de apoyar a democracias todavía frágiles. El peso político y la autoridad moral de la Europa comunitaria dependerán de la contribución que sepa aportar a los problemas del desarrollo, una contribución que, más que en cualquier otro campo, debe ser original. Éstas son las tareas de una Europa por fin adulta, tareas que los Doce no pueden cumplir de manera dispersa si quieren ser parte integrante de la vida internacional y no una mera expresión geográfica, fatalmente fragmentaria y por lo tanto inevitablemente subordinada. Han establecido medios que todavía obedecen a una lógica intergubernamental, aunque son eficaces, como la Cooperación Política. Me pregunto si no podría irse más allá de las estructuras actuales, creando en Bruselas algo semejante a un consejo permanente de los Estados miembros, tomando como modelo el que ya existe para la cooperación económica o, dentro del campo de la defensa, en la OTAN. S. 2/87 Declaración del Comité de Acción para Europa en su reunión celebrada en Roma los días 23 y 24 de marzo de 1987 Reunidos en Roma por invitación del presidente Cossiga, la víspera del trigésimo aniversario de la firma de los Tratados de Roma, los miembros del Comité de Acción para Europa expresan su admiración por aquellos que, a los treinta años de una guerra civil europea que había asolado a todas las naciones participantes, han roto el círculo vicioso del odio y de la violencia poniendo los cimientos de una «unión siempre más estrecha entre los pueblos europeos». ' Saludan los esfuerzos realizados desde hace treinta años en numerosos ámbitos, así como los progresos conseguidos. Sin embargo, el detenerse comprometería el mismo porvenir de la construcción europea, cuyos cimientos se fundamentan en la aplicación de una solidaridad activa entre todos sus miembros en todos los campos. Por consiguiente, no podría existir a largo plazo una solidaridad económica y social si esta solidaridad no se ampliase también a cuestiones de seguridad por medio de una política de defensa común.2 Han visto con satisfacción el inicio de una política de reducción de armamentos nucleares de todo alcance, concretada en la opción cero, y confían en el éxito de las negociaciones en curso sobre este tema, así como en su extensión a todas las demás fuerzas armamentistas, en particular convencionales y químicas. Recuerdan que, para lograr el éxito, deberán respetar el equilibrio de fuerzas que hasta ahora ha constituido en Europa el fundamento de la paz. Por último, comprueban que estas circunstancias han puesto de relieve la necesidad de construir con determinación el pilar europeo de la Alianza Atlántica, con el fin de que sus naciones puedan dominar mejor sus destinos. 1 2 Preámbulo del Tratado por el que se constituye la Comunidad Económica Europea,firmadoen Roma el 25 de marzo de 1957. Los miembros irlandeses indican que, al no pertenecer su país a la Alianza Atlántica, no pueden aceptar en su declaración las referencias a una política de defensa común. S. 2/87 Junto a la aplicación de su solidaridad en lo que respecta la paz y la seguridad, nuestros países deben continuar de un modo más activo con los objetivos de progreso económico y social que eran el fundamento del Tratado de Roma. Durante la reunión de Bonn, el Comité había hecho hincapié en la necesidad de acción por parte de la Comunidad en tres campos, subrayando su carácter de interdependencia: a. crear un mercado interior sin fronteras para el año 1992; b. reforzar el sistema monetario europeo; c. desarrollar la actividad de la Comunidad en lo referente a investigación y desarrollo. Los problemas urgentes con los que se enfrenta la Comunidad han convencido al Comité que hoy en día su desarrollo exige una estrategia global que tenga en cuenta las interacciones entre la totalidad de sus políticas económicas, monetarias y sociales. Sobre todo, esta estrategia debe integrar los imperativos conjuntos de crecimiento y cohesión económica y social a fin de combatir el paro de forma eficaz. Además, supone el refuerzo del diálogo social, iniciado por suerte en un momento en el que las mutaciones económicas y tecnológicas lo hacen particularmente indispensable. El Acta Única Europea facilita la base jurídica y política que permite a la Comunidad la aplicación de esta estrategia de conjunto. Los miembros del Comité piden con insistencia a las instituciones competentes que lo apliquen sin tardar con determinación. Consideran que la comunicación titulada « Llevar a buen término el Acta Única : una nueva frontera para Europa», que la Comisión europea acaba de enviar al Consejo, representa un paso importante hacia la definición de esta estrategia. Más allá de las declaraciones de principios, el Comité es consciente de su deber de presentar propuestas concretas. Con este fin, ha decidido crear dos grupos de trabajo, el primero sobre el desarrollo de la Comunidad y el segundo sobre la edificación del pilar europeo de la Alianza Atlántica, cuyas conclusiones serán objeto de la reunión que tendrá lugar en París los días 19 y 20 de enero próximo por invitación de los Sres. Alain Poher y Jacques Chaban-Delmas. 19 « Europa 2000 » Edición especial del Eurobaròmetro para el trigésimo aniversario de la firma de los Tratados de Roma Sondeo exclusivo realizado por la Comisión Sobre el relativo valor de los aniversarios ses fundadores (o sea, el 86% de opiniones expresadas). Si se toma en consideración un período que corresponde a la duración normal de la vida de un hombre o de una mujer, se descubren analogías entre los cumpleaños de esta persona y los aniversarios celebrados por una institución política. El que celebra su 75 cumpleaños procura recordar, poner en orden sus recuerdos y trazar un balance. Pero cuando se celebra su 30 cumpleaños, la situación resulta completamente diferente. Desde luego, aunque de forma breve, se recuerda. Después de todo, los sueños juveniles que han ilusionado nuestros trece o dieciocho años no se han hecho realidad en su totalidad. Hemos madurado y nos hemos hecho adultos. Pero, ante todo, cuando se tienen trenta años, se mira hacia adelante, hacia el futuro. Nos sentimos llenos de energía, de ideas nuevas, de proyectos y nuevos objetivos. Además, sabemos que, si estos proyectos no se hacen realidad antes de los cincuenta o sesenta años, no se realizarán nunca. Las conclusiones que pueden sacarse de este balance son decididamente positivas a escala europea (el 53% de las personas interrogadas estiman que su país ha sacado provecho de ello, es decir, en una proporción de dos de cada tres opiniones expresadas). Entre los ciudadanos que pertenecen a los seis Estados fundadores, es decir, los que han experimentado treinta años de Comunidad, es aún más elevado este resultado: el 65% (es decir, tres de cada cuatro respuestas obtenidas). Desde que se ha incluido esta pregunta en los sondeos del Eurobaròmetro, no ha cesado de aumentar el número de respuestas positivas; sin embargo, todavía siguen mostrando más reservas los súbditos de los nuevos Estados miembros. En el estudio efectuado en nuestro Eurobaròmetro, editado especialmente con ocasión del trigésimo aniversario de los Tratados de Roma, hemos adoptado el mismo enfoque : miramos hacia atrás, aunque lo hacemos brevemente con el fin de establecer un balance. Sin embargo, sobre todo, miramos hacia el porvenir. Hemos aprovechado la ocasión para preguntar a los ciudadanos europeos qué es lo que esperan y cuáles son sus proyectos, sus deseos y objetivos, así como sus sueños. Diez guiones para el año 2 0 0 0 Después de esta breve aunque alentadora mirada hacia el pasado, hemos pedido a las personas sondeadas que se vuelquen hacia el porvenir. Les hemos presentado diez guiones que resumen el entorno que tendrán nuestros hijos y nosotros mismos, en enero del año 2000. Les hemos pedido que nos digan si creen que «esto» podría realizarse o no hasta entonces. Una gran mayoría de ciudadanos de la Comunidad Europea considera que el hecho de formar parte de la Comunidad es «bueno» para su país: el 62% (67% de opiniones expresadas, el 62% en los seis Estados fundadores). Los temas evocados se referían en términos muy concretos a la vida diaria (el dinero, la televisión, las lenguas habladas, la libertad de circulación dentro de la CE), a la acción europea para acrecentar la seguridad (la lucha contra las catástrofes ecológicas, contra el terrorismo, una defensa común contra eventuales amenazas exteriores), al lugar y estatuto de Europa en el seno de las relaciones intercontinentales (por ejemplo, de cara a Estados Unidos y la URSS), y por último a la posibilidad de expresarse en referéndum sobre una constitución europea o en el marco de la elección de un jefe de gobierno de Europa. Los europeos creen en su mayor parte que el hecho de ser miembro de la Comunidad es importante e incluso es muy importante para su país. Esta es la opinión del 64% (80% de las respuestas), e incluso del 80% de las personas que pertenecen a los seis paí- Ante todo, hay que subrayar que es muy reducido el número de personas que no creen que algunos de estos guiones se realicen antes de principios del próximo siglo (una de cada veinte personas interrogadas), y que un europeo de cada dos considera que casi Balance de treinta años 22 S. 2/87 todos los guiones se harán realidad dentro de los próximos trece años. De diez británicos, nueve consideran que la lucha contra el terrorismo se hará a nivel europeo. Además, lo descubriremos más adelante, están a favor de un gobierno europeo, investido de los poderes necesarios en el seno de los Estados Unidos de Europa. Más de tres daneses de cada cuatro comparten la misma opinión en lo que se refiere a la lucha contra el terrorismo, aunque siguen sin confiar en una unión política que pudiese, según sus temores, provocar una pérdida de su identidad nacional. En agosto de 1954, fue la Asemblea Nacional francesa la que puso freno a la voluntad de unificación política de Europa al rechazar la idea de una Comunidad Europea de Defensa (entre los seis miembros de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero) y de una comunidad política correspondiente. En enero de 1987, el 51 % de los franceses (es decir, el 59% de las opiniones expresadas) desean que nazca una Comunidad Europea de Defensa antes de enero del año 2000. Sin embargo, los británicos son los más numerosos en considerar este guión: el 58% de ellos creen que a principios del próximo siglo, es decir, dentro de trece años, «todos nuestros soldados tendrán en el seno de la Comunidad Europea las mismas armas y el mismo equipamiento y asegurarán juntos la seguridad de la Comunidad Europea contra las amenazas exteriores». Esta cifra del 58% de las personas interrogadas corresponde al 66% de las respuestas dadas a esta pregunta (no han expresado su opinión a este respecto sólo el 13% de las personas interrogadas). Por desgracia no pueden reproducirse aquí por falta de espacio otros detalles interesantes relativos a los resultados de este estudio por guiones. Por otra parte, merecen comentarse o analizarse más detenidamente otras cifras; volveremos a ello más adelante. Una buena manera de resumir todo esto consiste en comparar en cada Estado miembro el número de respuestas afirmativas con los diez guiones propuestos. Francia Luxemburgo Italia Reino Unido S. 2/87 6.47 6.44 6.23 6.15 Bélgica 6.08 Grecia 5.89 R.F. de Alemania 5.85 España 5.79 Países Bajos 5.42 Dinamarca 4.89 Irlanda 5.42 Portugal 4.23 Francia, Italia y el Reino Unido figuran entre los mayores países miembros que desean ver antes del año 2000 una Europa realmente edificada. Entre los doce países miembros, Francia es la que está en cabeza. Los ciudadanos de Europa desean la unión política En lo que respecta a la importancia de la pertenencia de su país a la Comunidad Europea y a los beneficios que hayan podido disfrutar con ello, hemos pedido a las personas interrogadas una apreciación de su percepción de la realidad presente y pasada. Les hemos preguntado si creían que podrían realizarse antes de enero del año 2000 los guiones que habíamos imaginado. Además, les hemos pedido que nos comunicasen sus preferencias referente a la futura unificación de Europa. Por ejemplo, les hemos presentado la idea de «los Estados Unidos de Europa». En estos últimos años, eran bien raras las ocasiones en las que se podía leer o discutir un documento que tratase de «los Estados Unidos de Europa». Incluso evitaban cuidadosamente este tema, por lo anticuado y arcaico que parecía, los que se preocupaban en hacer avanzar la integración europea. No obstante, nos pareció interesante comprobar estas aserciones con ocasión del trigésimo aniversario del Tratado de Roma, presentando esta «fórmula» al público europeo de los años 1986-1987. El resultado fue más bien sorprendente. «¿Está usted personalmente a favor o en contra del hecho de que la Comunidad Europea siga una evolución tal que llegue a ser los Estados Unidos de Europa?» De cada tres europeos, dos están «a favor» o «un tanto a favor» de los Estados Unidos de Europa (tres de cada cuatro respuestas obtenidas). El público sondeado en los países fundadores de la Comunidad se declara a favor de los Estados Unidos de Europa en un 70% (es decir, el 83% de respuestas conseguidas). «¿Cuándo confiaría usted al gobierno de Europa la responsabilidad en el campo econó23 mico, de asuntos exteriores, y de defensa?: ¿en seguida, en los próximos diez años, dentro de diez a veinte años, dentro de veinte a treinta años, dentro de varias generaciones, nunca?» El 47% de los ciudadanos de la Comunidad Europea «confiarían al gobierno de Europa» la responsabilidad en estos campos de primera importancia (un 65% de las opiniones expresadas) de aquí a veinte años. El 58%, es decir, el 78% de las respuestas) lo harían de aquí a treinta años, es decir, en el momento del sexagésimo aniversario del Tratado de Roma. El 16% están en contra, al menos durante su propia vida. El 26% ha optado por no contestar. « En caso de elección de un jefe de gobierno europeo, ¿sería posible o no que votase a favor de un candidato que no tuviese su misma nacionalidad?» El 66% de los franceses dicen que podrían votar por un candidato no francés, es decir el 70% de las respuestas conseguidas. Es una cifra impresionante, habida cuenta de la postura de este país anteriormente. Europa y los jóvenes : ¿qué porvenir? Si se clasifican por grupo de edad las respuestas obtenidas a nuestras preguntas, aparece una evidencia un tanto alarmante. Para los jóvenes, aunque Europa les parezca más importante y ventajosa para su propio país, no les dice nada y les parece que ofrece un potencial de protección menor que a los grupos de edades superiores. (El grupo de edad más elevado también parece relativamente más reservado.) Los que tenían veinticuatro años o más en 1957, en el momento de la firma del Tratado, son claramente más «europeos» que los jóvenes. Esto es tanto más preocupante cuanto que los jóvenes reciben hoy una educación más elaborada que la de sus padres. Y, como queda bien sentado que cuanto más elevado es el nivel de instrucción más sólido es el «sentimiento» europeo, más aún debemos tomar en serio los resultados de esta encuesta (cuadro 1). 24 Unidad europea e identidad nacional Con el fin de medir las actitudes fundamentales de las personas interrogadas frente a la idea misma de unificación europea, les hemos pedido que determinen su postura en una escala que se extiende entre dos opiniones «extremas» (gráfico en p. 26). El análisis de las respuestas obtenidas muestra claramente que los europeos se orientan más hacia la opinión B. El 55% han elegido las casillas 5, 6 y 7 de la escala. El 15% se sitúa en el centro de la casilla 4, es decir, que prefieren no elegir su campo. Podemos añadir a este último grupo el 9% de personas que no han querido manifestar su opinión. Él 21 % de los europeos, es decir, una persona de cada cinco, creen que la unidad europea implica el sacrificio de la identidad nacional y de los intereses económicos. Al volver a examinar las respuestas dadas a las diversas preguntas de nuestra encuesta con el objeto de trazar las diferencias entre los públicos nacionales, encontramos la confirmación de numerosos indicios que ya aparecían en muchas otras encuestas del Eurobaròmetro. Por ejemplo, los luxemburgueses están ampliamente a favor de una unidad europea más estrecha. En cuanto a los daneses, son claramente escépticos, siendo muchos de ellos francamente hostiles a esta idea. Los nuevos miembros son siempre menos entusiastas que «los seis antiguos». Pero España y Portugal se muestran más «europeos» que Grecia e Irlanda (sobre todo durante estos últimos años). Ya hace mucho tiempo que los italianos se muestran fieles partidarios de la integración europea. Sin embargo, lo más sorprendente radica en la postura de británicos y franceses por una parte y, por otra, de neerlandeses y alemanes. Los británicos evolucionan cada vez más y de modo más regular hacia posturas «pro europeas». Aún no han alcanzado la media de los países que han firmado los Tratados de Roma hace treinta años, pero se ha invertido por completo la tendencia fundamental de su opinión pública frente a la Comunidad. S. 2/87 Si comparamos sus respuestas actuales a la pregunta relativa a los «Estados Unidos de Europa» con las que se daban a la misma pregunta hace diecisiete años, encontramos un cambio fundamental. Mientras que, en 1970, el 30% de los británicos estaba a favor de los Estados Unidos de Europa y el 48% estaba en contra, hoy en día se puede observar que el 52% de los británicos (es decir, el 58% de las opiniones manifestadas) está a favor y tan sólo un 37% permanece hostil a esta idea (es decir, el 42% de las opiniones manifestadas). Si neerlandeses y alemanes son más escépticos y vacilantes que en el pasado frente a la Comunidad y a los planes que prevén su evolución hacia la Unión Europea, esto es debido al menos en parte a que el público neerlandés y alemán ha quedado muy decepcionado por la lentitud de los progresos realizados. Europa para los jóvenes: más importante y más ventajosa pero menos inspiradora y protectora 15-24 25-39 40-54 55 + Todavia en la escuela Participación en CE importante no importante no sabe 79 14 7 78 17 6 75 18 7 66 21 13 85 10 5 Participación en CE ventajosa no ventajosa no sabe 59 23 18 56 31 14 54 32 14 46 34 20 62 22 16 Gobierno europeo antes de 30 años más adelante, nunca no contesta 56 18 26 59 18 23 61 16 23 54 13 33 62 15 23 Estados Unidos de Europa a favor en contra no sabe 62 23 15 65 20 14 68 18 14 60 18 21 62 20 13 Unidad europea e identidad nacional contradictorio indeciso complementario no sabe 12 43 38 7 12 41 41 6 13 35 44 8 16 32 39 13 13 40 42 5 Los diez guiones de «Europa 2000»: media del «sí» 57 61 62 59 58 S. 2/87 Unidad europea e identidad nacional: ¿contradictoria o complementaria? (porcentaje de entrevistados en la CE 12 y por países) Hay mucho que decir sobre lo que tienen en común los países de la Comunidad Europea γ lo que les distingue unos de otros. (Véase el cuadro de opi­ niones y los siete puntos.) Algunos dicen (A): si algún día los países de Euro­ pa se uniesen de verdad, ello constituirá el final de nuestra identidad nacional histórica y cultural, sacri­ ficándose nuestros propios intereses económicos nacionales. Otros dicen (B) : la verdadera unión de los países de Europa representa la única manera de proteger nuestras identidades nacionales, históricas y cultu­ rales y nuestros intereses económicos nacionales contra el reto planteado por las superpotências. ¿Se acerca usted más a la primera o a la segunda de estas opciones? Por favor, indique cuál es su opinión, eligiendo una de las casillas de esta esca­ la. 2 3 4 5 6 J Texto ' 7 S. 2/87 Cronología de la Comunidad Europea 1957-1987 1957 25 de marzo En el Capitolio, Roma, se firman los Tratados que constituyen la Comunidad Económica Europea (CEE) y la Comunidad Europea de la Energía Atómica (Euratom). Los seis parlamentos aprueban los Tratados a lo largo del año. Las mayorías son más amplias de lo que lo eran para el Tratado CECA. 1958 1 de enero Entran en vigor los Tratados CEE y Euratom. 7 de enero Los gobiernos de los Estados miembros nombran a los miembros de las Comisiones de la CEE y Euratom. El Sr. Walter Hallstein preside la Comisión de la CEE, y el Sr. Louis Armand la Comisión de Euratom. 19 de marzo El Sr. Robert Schuman es elegido presidente del Parlamento Europeo. 3-11 de julio La conferencia agrícola de Stresa pone las bases de la politica agricola común. 1959 1 de enero Se emprende la eliminación progresiva de los derechos de aduana y de los contingentes en el interior de la CEE. 1960 13 de febrero El Consejo de la CEE aprueba la tarifa aduanera común a la que deben aproximarse de manera progresiva las tarifas de los Estados miembros durante el período de transición. 3 de mayo Entra en vigor el convenio por el que se crea la Asociación Europea de Libre Cambio (AELQ. 12 de mayo El Consejo de la CEE decide acelerar el establecimiento del Mercado Común. 17 de mayo El Parlamento Europeo presenta un proyecto de convenio sobre la elección por sufragio universal directo (según informe del Sr. Dehousse). 30 de junio Tomando como base las conclusiones de la conferencia de Stresa y los debates sobre las « primeras orientaciones » que había presentado en noviembre de 1959, la Comisión hace saber al Consejo sus propuestas referentes a la puesta en marcha de la política agrícola común. 20 de septiembre 19-20 de diciembre Entra en vigor el reglamento del Fondo Social Europeo. El Consejo de la CEE da su acuerdo a los principios básicos de la política agrícola común. 1961 10-11 de febrero Una conferencia «en la cumbre» de los jefes de Estado y de gobierno reunida en París, decide crear una unión política de los Seis. 18 de julio Los jefes de Estado y de gobierno, durante la « cumbre » de Bonn, adoptan una declaración sobre la cooperación cultural y otra sobre la cooperación política. En esta última se comprometen a reforzar la cooperación de los Seis en materia política y mantener, con regularidad, reuniones de concertación. 28 S. 2/87 Finales de julio Principios de agosto Solicitudes de adhesión por parte de Irlanda (31 de julio), Reino Unido (9 de agosto) y Dinamarca (10 de agosto). 1 de septiembre Entra en vigor el primer reglamento sobre la libre circulación de trabajadores en el interior de la Comunidad. 2 de noviembre El gobierno francés presenta un proyecto de tratado que instituye una unión política de los Seis (plan Fouchet). Noviembre Apertura de las negociaciones de adhesión con Reino Unido (8-9 de noviembre) y Dinamarca (30 de noviembre). 6-7 de diciembre Una conferencia ministerial entre los Estados miembros y el Consejo de la CEE, por una parte, y, por la otra, los Estados Africanos y Malgache Asociados (EAMA) (antiguos países y territorios de ultramar asociados a la CEE que consiguieron la independencia tras la conclusión del Tratado de Roma), define los principios de un convenio de asociación. Diciembre Suécia (12 de diciembre), Austria (12 de diciembre) y Suiza (15 de diciembre) piden la apertura de negociaciones con vistas a la conclusión de acuerdos «económicos» con la CEE compatibles con la neutralidad de estos países. 1962 14 de enero — El Consejo hace constar que se ha alcanzado lo esencial de los objetivos fijados por el Tratado CEE para la primera etapa del establecimiento del Mercado Común. Esta constatación permite pasar a la segunda etapa (con vigencia 1 de enero de 1962). Simultáneamente, el Consejo fija los reglamentos básicos del mercado común agrícola (organización común de mercados para un cierto número de productos, creación del Fondo Europeo de Orientación y de Garantía Agrícola. 18 de enero — El gobierno francés presenta una nueva versión del plan Fouchet. 1 de febrero — Los cinco miembros asociados con Francia presentan un proyecto alternativo de Unión política. 9 de febrero — España pide la apertura de negociaciones con vistas a una asociación con la CEE. 17 de abril — Las negociaciones sobre la Unión política fracasan durante una conferencia de ministros de Asuntos Exteriores, sobre todo ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo sobre la participación del Reino Unido. 30 de abril — Noruega pide la adhesión a la Comunidad. 15 de mayo — Los Seis deciden acelerar de nuevo el ritmo de realización del Mercado Común. 1963 14 de enero S. 2/87 El general De Gaulle, presidente de la República Francesa, declara en una conferencia de prensa que el Reino Unido no está « preparado» para incorporarse a la CEE. 22 de enero Francia y la República Federal de Alemania firman en París un tratado de amistad y cooperación. 29 de enero Se suspenden las negociaciones para la adhesión del Reino Unido a petición del gobierno francés, lo que entraña la suspensión de las negociaciones con los demás países candidatos a la adhesión o asociación. 2 de abril El Consejo de la CEE se declara dispuesto a concluir acuerdos de asociación con los países africanos cuya estructura y producción son comparables a los EAMA. 11 de julio El Consejo de Ministros de la CEE propone al Reino Unido contactos regulares en el marco de la Unión de Europa Occidental (UEO). 20 de julio El Convenio de asociación entre la CEE y dieciocho Estados africanos y malgache se firma en Yaunde (Camreún). 1964 15 de abril — Según propuesta de la Comisión, el Consejo de la CEE decide elaborar una política económica de la Comunidad a medio plazo. 4 de mayo — Se abren en Ginebra («Kennedy Round») las negociaciones arancelarias multilaterales en el marco del GATT (Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio). 1 de junio — Entra en vigor el Convenio de Yaunde. 1 de julio — Entrada en vigor de los reglamentos que instituyen las primeras organizaciones comunes de mercado para los productos agrícolas y el Fondo Europeo de Orientación y de Garantía Agrícola (FEOGA). 1 de octubre — En una comunicación denominada «Iniciativa 1964», la Comisión de la CEE propone una agenda con vistas a acelerar la conclusión de la unión aduanera. 15 de diciembre — Por primera vez, el Consejo de la CEE adopta precios comunes para los cereales. 1965 31 de marzo La Comisión de la CEE presenta al Consejo sus propuestas para la financiación de la política agrícola común, acompañadas por propuestas con idea de sustituir las contribuciones financieras de los Estados miembros al presupuesto comunitario por recursos propios de la Comunidad y a reforzar los poderes presupuestarios del Parlamento Europeo. 8 de abril Los Seis firman el tratado para la fusión de los ejecutivos de la CECA, de la CEE y de Euratom, instituyendo un Consejo único y una Comisión única de las Comunidades Europeas. 30 de junio El ministro de Asuntos Exteriores de Francia, Sr. Couve de MurviUe, presidente en ejercicio del Consejo de la CEE, pone fin a los debates del Consejo sobre las propuestas de la Comisión referentes a la financiación de la política agrícola, los recursos propios y los poderes presupuestarios del Parlamento, haciendo constar que el Consejo no ha llegado a un acuerdo sobre el régimen de financia- 30 S. 2/87 ción en el plazo convenido (en efecto, al tener en cuenta las decisiones de enero de 1962, el reglamento financiero debería haberse terminado antes del 1 de julio de 1965). 1 de julio Comunicado del gobierno francés en el que se declara el «estado de crisis» de la Comunidad. 6 de julio El gobierno francés informa a los demás Estados miembros que París ha llamado al representante permanente de Francia ante las Comunidades y que la delegación francesa no participará en las reuniones del Consejo, del Comité de Representantes Permanentes, ni en los trabajos de comités y grupos que preparan proyectos o efectúan estudios para la realización de la unión económica o la continuación de las negociaciones anteriores. 26-27 de julio Por primera vez el Consejo de la CEE se reúne sin la participación de Francia. Hace constar que la ausencia de una delegación no es un impedimento para reunirse y deliberar. 9 de septiembre El general De Gaulle expresa, durante una conferencia de prensa, sus preocupaciones por el funcionamiento de las instituciones de la Comunidad, sobre todo en lo referente al procedimiento de votación por mayoría en el Consejo, y las relaciones entre el Consejo y la Comisión. 26 de octubre En una declaración del Consejo, los cinco asociados de Francia reafirman su fidelidad a los Tratados y la invitan a volver a ocupar su puesto en el seno de las instituciones comunitarias. Para resolver los problemas de la Comunidad, proponen una sesión extraordinaria del Consejo sin la presencia de la Comisión. 1966 1 de enero La CEE pasa a la tercera y última etapa del período transitorio del Mercado Común (lo que entraña, sobre todo, el reemplazar la unanimidad por la mayoría en las numerosas decisiones del Consejo). 17-18 de enero El Consejo, con ausencia de la Comisión, celebra una reunión extraordinaria en Luxemburgo. Francia participa en ella. 28-29 de enero Al final de una segunda reunión extraordinaria, el Consejo adopta resoluciones sobre las relaciones entre el Consejo y la Comisión y el procedimiento de voto por mayoría (llamadas normalmente «compromiso de Luxemburgo»). Francia vuelve a ocupar su lugar en las instituciones comunitarias. 11 de mayo El Consejo de la CEE fija una fecha límite (1 de julio de 1968) para la realización de la unión aduanera y el establecimiento anticipado del Arancel Aduanero Común para los productos industriales, así como un calendario para realizar la libre circulación de los productos agrícolas en la misma fecha. 1967 9 de febrero S. 2/87 El Consejo de la CEE comienza la armonización de impuestos sobre el volumen de negocios, fijando, a propuesta de la Comisión, el sistema común de impuesto sobre el valor añadido, así como las fórmulas de su aplicación (primera y segunda directiva IVA). 31 Mayo Los gobiernos del Reino Unido e Irlanda (10 de mayo), así como el de Dinamarca (11 de mayo), presentan nueva solicitud de adhesión a las Comunidades. 30 de junio La Comisión (en nombre de la Comunidad) y las demás partes contratantes firman en Ginebra el acta final de las negociaciones multilaterales del GATT («Kennedy Round»). 1 de julio Entra en vigor el tratado de fusión de los ejecutivos de las Comunidades Europeas. 6 de julio Entrada en funciones de la Comisión de las Comunidades Europeas compuesta por catorce miembros y presidida por le Sr. Jean Rey. 25 de julio Noruega presenta nueva solicitud de adhesión a las Comunidades. 26 de julio Suécia pide la apertura de negociaciones con la Comunidad con idea de participar en ella de forma compatible con su neutralidad. 29 de septiembre La Comisión da un dictamen favorable a la adhesión del Reino Unido, Irlanda, Dinamarca y Noruega. 27 de noviembre En conferencia de prensa, el general De Gaulle se manifiesta en contra de la adhesión a la Comunidad del Reino Unido. 19 de diciembre El Consejo no consigue llegar a un acuerdo para la reapertura de las negociaciones con los países candidatos a la adhesión. 1968 1 de julio Establecimiento de la unión aduanera con dieciocho meses de adelanto sobre el calendario previsto por el Tratado. Son abolidos los derechos de aduana entre los Estados miembros. El Arancel Aduanero Común sustituye los derechos nacionales de aduana para intercambios con el resto del mundo. 29 de julio Adopción del reglamento que establece de manera completa la libre circulación de los trabajadores en el interior de la Comunidad (con más de un año de adelanto sobre el calendario establecido por el Tratado CEE). 18 de diciembre La Comisión presenta al Consejo el «plan Mansholt», que trata de la reforma de la agricultura en la Comunidad, con miras a modernizar las estructuras agrícolas. 1969 23 de julio El Consejo vuelve a examinar las solicitudes de adhesión del Reino Unido, Irlanda, Dinamarca y Noruega. 15 de octubre La Comisión propone al Consejo dotar a la Comunidad de los medios necesarios para aplicar una política de desarrollo regional. 1 y 2 de diciembre 32 Conferencia en La Haya de jefes de Estado y de gobierno. En ella se ponen de acuerdo, por una parte, sobre la rápida adopción del reglamento definitivo relativo a la financiación de la política agrícola común, sobre la asignación de recursos propios de la Comunidad y el refuerzo de los poderes presupuestarios del Parlamento, y, por otra parte, sobre la apertura de negociaciones con los cuatro países candidatos, así como sobre el lanzamiento de la unión económica y monetaria y, por fin, sobre la aplicación de un sistema de cooperación en el campo de la política extranjera. S. 2/87 31 de diciembre 1970 9 de febrero 22-29 de abril 30 de junio 2 de julio 7-8 de octubre Final del período de transición de doce años previsto en el Tratado CEE para el establecimiento del Mercado Común. Los gobernadores de los bancos centrales firman un acuerdo por el que instituyen el sistema de apoyo monetario a corto plazo en la Comunidad, que entra en vigor el mismo día. En conformidad con los compromisos de La Haya, el Consejo fija el reglamento definitivo relativo a la financiación de la política agrícola común, así como la decisión relativa a la sustitución de las contribuciones financieras de los Estados miembros por recursos propios de la Comunidad. Los ministros firman el «Tratado que conlleva la modificación de ciertas disposiciones presupuestarias de los Tratados que instituyen las Comunidades», que acrecienta los poderes presupuestarios del Parlamento Europeo. Se abren, con solemnidad, en Luxemburgo las negociaciones con los cuatro países candidatos a la adhesión. Se hace cargo de sus funciones una nueva Comisión, compuesta por nueve miembros y presidida por el Sr. Franco Maria Malfatti. El comité presidido por el Sr. Pierre Werner, presidente del gobierno de Luxemburgo, adopta el informe sobre la realización por etapas de la unión económica y monetaria, que el Consejo le había encargado a continuación de la conferencia «cumbre» de La Haya. 27 de octubre Los ministros de Asuntos Exteriores de los Estados miembros adoptan en Luxemburgo el informe sobre «los progresos realizables en el campo de la unificación política de Europa » (« informe Davignon »). 19 de noviembre Primera reunión, en Munich, de los ministros de Asuntos Exteriores de los Seis en el marco de la cooperación política. 1971 1 de enero 22 de marzo — Entran en vigor los segundos convenios de Yaunde y de Arusha. — El Consejo y los representantes de los gobiernos de los Estados miembros adoptan una resolución relativa a la realización por etapas de la unión económica y monetaria. Se fija el 1 de enero de 1971 como comienzo de la primera etapa. Del mismo modo, el Consejo decide la coordinación de las políticas económicas a corto plazo de los Estados miembros y reforzar asimismo la colaboración entre los bancos centrales y el establecimiento de un mecanismo de contribución financiera a medio plazo. 12 de mayo — Como continuación a la flotación de las monedas de varios países miembros, el Consejo establece un sistema de montantes compensatorios monetarios para los intercambios de productos agrícolas entre los Estados miembros con vistas a mantener la unidad del mercado común agrícola. 21-22 de junio — El Consejo adopta las propuestas de la Comisión dirigidas a otorgar preferencias de arancel generalizadas a noventa y un países en vías de desarrollo. S. 2/87 33 15 de agosto El gobierno de Estados Unidos suspende la convertibilidad en oro del dólar. 1972 22 de enero — Se firma en Bruselas el Acta de adhesión del Reino Unido, Irlanda, Dinamarca y Noruega a las Comunidades Europeas. 21 de marzo — Establecimiento de la «serpiente» monetaria: el Consejo de la Comunidad y los gobiernos de los Estados miembros deciden limitar a un 2,25% la diferencia máxima entre las monedas de los Estados miembros. Los países candidatos a la adhesión se unen también a la «serpiente». 24 de marzo — El Consejo adopta tres directivas para la modernización de las estructuras agrícolas como continuación a las propuestas de la Comisión sobre la reforma de la agricultura. 19 de abril — Firma del convenio por el que se crea en Florencia el Instituto Universitario Europeo. 23 de junio — La libra esterlina y la libra irlandesa salen de la «serpiente». 25 de septiembre — Con un 53,5% de noes en el referéndum, los noruegos se manifiestan contra la adhesión a la Comunidad. Como consecuencia, Noruega pedirá la negociación de un acuerdo de libre cambio con la Comunidad. 19-21 de octubre — Los jefes de Estado y de gobierno de la Comunidad ampliada celebran en París una conferencia « cumbre ». Definen para la Comunidad nuevos campos de acción (medio ambiente, política regional, política social, política industrial...) y piden a las instituciones comunitarias que establezcan programas de acción. Reafirman la voluntad de los Estados miembros de realizar de manera irreversible la unión económica y monetaria. Se comprometen a transformar «el conjunto de relaciones de los Estados miembros en una unión europea» desde esta fecha a 1980. 1973 1 de enero Adhesión a las Comunidades Europeas del Reino Unido, Irlanda y Dinamarca. Entran en vigor los acuerdos de libre cambio con Austria, Suiza, Portugal y Suécia. Más tarde entran en vigor los acuerdos con otros tres países interesados (Islândia, 1 de abril; Noruega, 1 de julio; Finalandia, 1 de enero de 1974). 16 de enero Tras la ampliación, primera reunión del Parlamento Europeo. El Partido Laborista británico no se hace representar en el Parlamento. Asimismo, los sindicatos británicos no ocupan sus escaños en el Comité Económico y Social. 13 de febrero La lira italiana sale de la «serpiente». 11-12 de marzo Sesión del Consejo para tratar la situación monetaria. Mientras el Reino Unido, Irlanda e Italia deciden dejar flotar libremente sus monedas, el resto de los Estados miembros (Alemania, Bélgica, Dinamarca, Francia, Luxemburgo, Países Bajos) permanecen en la « serpiente », que de ahora en adelante flotará con relación al dólar. 34 S. 2/87 3-7 de julio Apertura en Helsinki de la Conferencia de Seguridad y Cooperación Europea (CSCE). 23 de julio Los ministros de Asuntos Exteriores presentan el segundo informe sobre la cooperación política («informe de Copenhague»). Este informe, que tiene previsto una intensificación de la cooperación política, es aprobado a continuación por los jefes de Estado y de gobierno. 25-26 de julio Conferencia ministerial entre la Comunidad, por una parte, y, por la otra, los países en vías de desarrollo de la Commonwealth mencionados en el Acta de adhesión, así como algunos países africanos. Esta conferencia abre las negociaciones con vistas al futuro convenio de Lomé con los países de África, del Caribe y del Pacífico (ACP). 12 de septiembre Se abre en Tokio («Tokyo Round») una nueva serie de negociaciones comerciales multilaterales en el marco del GATT. 6-27 de octubre Guerra del Yom-Kipur. Los países árabes productores de petróleo anuncian una reducción o prohibición de sus exportaciones de petróleo a diversos países occidentales. La Organización de los Países Exportadores de Petróleo (OPEP) decide un alza masiva de los precios del petróleo. 6 de noviembre Declaración de los Nueve sobre los principios de una solución pacífica al conflicto del Próximo Oriente que será la base de su política en los años sucesivos. 14-15 de diciembre — Reunión en Copenhague de los jefes de Estado y de gobierno de los Estados miembros. Gestión de los ministros de Asuntos Exteriores de cuatro países árabes ante la conferencia por delegación de la «cumbre» árabe celebrada en Argel durante los días 26-28 de noviembre. Decisión de establecer rápidamente los primeros elementos de una política común de energía y de establecer el Fondo Europeo de Desarrollo Regional antes del 1 de enero de 1974. En los días siguientes, el Consejo de la Comunidad no consigue dar continuación a estas directivas políticas, lo que conduce a una situación de tensión en la Comunidad. 1974 21 de enero — El franco francés sale de la «serpiente». 8 de febrero — En el transcurso de la campaña electoral, el Partido Laborista anuncia que pedirá « la renegociación » de la adhesión del Reino Unido a las Comunidades. 18 de febrero — El Consejo no consigue tomar la decisión de pasar a la segunda etapa de la unión económica y monetaria. 1 de abril — El nuevo gobierno británico pide la « renegociación » de la adhesión del Reino Unido a las Comunidades. 25 de abril — En Portugal, cae la dictadura que había estado en el poder desde 1928. — En Grecia, cae la «dictadura de los coroneles». 24 de julio 31 de julio S. 2/87 — En París, apertura del diálogo «euro-árabe». Los presidentes del Consejo y de la Comisión representan a la Comunidad. 35 28 de julio 14 de septiembre 17 de septiembre 11 de octubre 9-10 de diciembre 1975 14 de enero 4 de marzo 10-11 de marzo 18 de marzo 5 de junio 36 Se decide crear una comisión general euro-árabe y un cierto número de grupos de trabajo. Grecia pide la reactivación del acuerdo de asociación (congelado por la Comunidad después del golpe de Estado de «los coroneles ». Conversaciones informales en el Eliseo de los jefes de gobierno de los Nueve, reunidos con el presidente de la Comisión, por invitación del Sr. Giscard d'Estaing, presidente de la República Francesa. Francia renuncia a sus objeciones de fondo a la elección del Parlamento Europeo y expone un conjunto de sugerencias sobre la organización política de Europa. El Consejo vuelve a aplicar el acuerdo de asociación con Grecia. La Asemblea General de las Naciones Unidas concede el estatuto de observador a la Comunidad. París, conferencia «cumbre» de la Comunidad. Los jefes de Estado y de gobierno toman varias decisiones importantes de orden institucional : — a partir de 1978, el Parlamento Europeo tendrá que ser elegido por sufragio universal directo; — de ahora en adelante, los jefes de gobierno mantendrán reuniones regulares en el Consejo de la Comunidad y con referencia a la cooperación política («Consejo Europeo»); — el Sr. Tindemans, primer ministro belga, establecerá a finales de 1975 un informe de síntesis sobre la unión europea; — la reunión da lugar a numerosas decisiones políticas y conduce a un compromiso sobre la estructura y la dotación del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (para los próximos tres años). El Parlamento adopta un nuevo proyecto de convenio que instituye la elección de sus miembros por sufragio universal directo a partir de 1978. Firma de una declaración común del Parlamento Europeo, del Consejo y de la Comisión que instituye un procedimiento de concertación entre el Parlamento y el Consejo, con el concurso de la Comisión para los actos comunitarios de alcance general que tengan implicaciones financieras notables. El Consejo Europeo celebra su primera reunión en Dublin. Sobre todo, y tomando como base una propuesta de la Comunidad, consigue resolver los problemas levantados por el Reino Unido referentes a su contribución al presupuesto comunitario. Este acuerdo permite finalizar la «renegociación». Ante los Comunes, el gobierno británico anuncia, después de la conclusión de la renegociación, la organización de un referéndum sobre la pertenencia del Reino Unido a la Comunidad. En el resultado del referéndum, gran mayoría para la permanencia del Reino Unido en la Comunidad: 67,2% de «síes» (de ellos 68,7% en Inglaterra, 64,8% en País de Gales, 58,4% en Escocia y 52,1 % en Irlanda del Norte). En el escrutinio, la participación es de un 64,5%. S. 2/87 12 de junio — Grecia pide su adhesión a las Comunidades Europeas. Junio-julio — El 21 de junio, la Comisión adopta su informe sobre la unión europea. El Parlamento adopta el suyo el 10 de julio. Ambas conclusiones caminan en el mismo sentido. 7 de julio — Como consecuencia de la votación positiva en el referéndum, el Partido Laborista decide tener representación en el Parlamento Europeo. Llegada de dieciocho parlamentarios laboristas británicos. Del mismo modo, los sindicatos británicos ocupan sus puestos en el Comité Económico y Social. 10 de julio — Vuelta del franco francés a la «serpiente». 22 de julio — Firma en Bruselas del tratado que conduce a un nuevo fortalecimiento de los poderes presupuestarios del Parlamento y que lleva a la creación de un Tribunal de Cuentas. 1 de agosto — Los treinta y un Estados participantes firman en Helsinki el acta final de la Conferencia de Seguridad y Cooperación en Europa; en calidad de presidente en funciones del Consejo y en nombre de las Comunidades la firma igualmente el Sr. Moro, primer ministro italiano. 16 de septiembre — Se establecen relaciones oficiales con China. Se acredita un embajador de este país ante la Comunidad. 18 de noviembre — Primera «conferencia tripartita» sobre la situación económica y social, que reúne a los representantes de la Comunidad (Comisión y Consejo), a los ministros responsables de la política económica y de empleo de los Estados miembros, y los interlocutores sociales. 29 de diciembre — El Sr. Tindemans, primer ministro belga, transmite a los demás jefes de gobierno de la Comunidad y al presidente de la Comisión su informe sobre la unión europea. 1976 28 de enero — La Comisión da un dictamen favorable a la solicitud de Grecia para la adhesión; sin embargo, teniendo en cuenta los cambios estructurales necesarios, sugiere un plazo de preparación antes de la adhesión. 9 de febrero — El Consejo se pronuncia a favor de la solicitud de adhesión de Grecia a la Comunidad. Las negociaciones se abrirán el 27 de julio. 16 de febrero — El Consejo de Asistencia Económica Mutua (CAEM) propone a la Comunidad la conclusión de un acuerdo entre el CAEM y sus Estados miembros por una parte, y por la otra la Comunidad y sus Estados miembros. 14 de marzo — El franco francés sale de nuevo de la «serpiente». 1 de abril — Entrada en vigor del Convenio ACP-CEE, firmado en Lomé el 28 de febrero de 1975 entre la Comunidad y cuarenta y seis Estados de África, del Caribe y del Pacífico. 25-27 de abril — Firma de los acuerdos de cooperación global entre la Comunidad y los países del Maghreb (Argelia el 26; Marruecos el 27, y Túnez el 25 de abril). S. 2/87 37 20 de septiembre — Firma en Bruselas de los textos relativos a la elección del Parlamento Europeo por sufragio universal directo. 30 de octubre — En La Haya, los ministros de Asuntos Exteriores deciden que los Estados miembros extenderán a partir del 1 de enero de 1977 sus zonas de pesca a 200 millas a lo largo de las costas que bordean el mar del Norte, y fijan un cierto número de orientaciones y procedimientos comunes. Estas decisiones, adoptadas formalmente por el Consejo el 3 de noviembre, son el comienzo de la política comunitaria de pesca. 29-30 de noviembre — Resolución del Consejo Europeo (La Haya) sobre el informe Tindemans. Los ministros de Asuntos Exteriores y la Comisión prepararán anualmente un informe sobre los resultados conseguidos y los progresos realizables a corto plazo hacia la unión europea. 1977 18 de enero Firma de los acuerdos de cooperación con tres países del Machrek (Oriente árabe) : Egipto, Jordania, Siria. El acuerdo con el Líbano se firmará el 3 de mayo. 28 de marzo Portugal presenta su solicitud de adhesión a las Comunidades Europeas. 5 de abril Firma de una declaración común del Parlamento Europeo, del Consejo y de la Comisión sobre el respeto a los derechos fundamentales. 7 y 8 de mayo Tercera cumbre económica occidental en Londres (cumbre de Downing Street) : por primera vez la Comunidad como tal participa en una parte de los debates. 17 de mayo El Consejo adopta la sexta directiva referente al impuesto sobre el valor añadido (IVA), que crea una base uniforme para la percepción de este impuesto, lo que permitirá el establecimiento del régimen íntegro de «recursos propios» de las Comunidades. 1 de julio Realización de la unión aduanera dentro de la Comunidad ampliada. 28 de julio España presenta su solicitud de adhesión a las Comunidades Europeas. 25 de octubre El Tribunal de Cuentas de las Comunidades Europeas, que sustituye a la Comisión de Control de la CEE y de Euratom así como al Comisario de Cuentas CECA, celebra su sesión de constitución en Luxemburgo. 27 de octubre El Sr. Jenkins, presidente de la Comisión, expone en Florencia las perspectivas de la Unión monetaria. 1978 3 de abril Firma del acuerdo comercial entre la Comunidad y la República Popular China, que entrará en vigor el 1 de junio. 7-8 de abril El Consejo Europeo, reunido en Copenhague, decide que las primeras elecciones al Parlamento Europeo por sufragio universal directo se desarrollen en el período comprendido entre el 7 y el 10 de junio de 1979. Previo dictamen del Parlamento, el 25 de julio el Consejo fijará esta fecha formalmente. 38 S. 2/87 19 de mayo La Comisión emite un dictamen favorable a la solicitud de adhesión de Portugal. El Consejo se pronuncia a favor de la solicitud portuguesa el 6 de junio. El 17 de octubre se abren formalmente las negociaciones. 6-7 de julio El Consejo Europeo reunido en Bremen se pone de acuerdo sobre una acción común con vistas a un aumento sensible del crecimiento económico y sobre el principio de creación de un sistema monetario europeo. 16 de octubre El Consejo crea un nuevo instrumento de empréstitos y préstamos comunitarios. La Comisión queda habilitada para contratar empréstitos con límite de mil millones de ECUS y para asignar el producto a los objetivos prioritarios de la Comunidad en los sectores energético, industrial y de trabajos de infraestructura. 29 de noviembre La Comisión emite un dictamen favorable a la solicitud de adhesión de España. El Consejo se pronuncia a favor de la solicitud española el 19 de diciembre. El 5 de febrero de 1979 se abrirán formalmente las negociaciones. 4-5 de diciembre El Consejo Europeo decide instaurar el Sistema Monetario Europeo (SME), cuyo elemento central es la unidad monetaria europea (ECU). Actualmente el Reino Unido se mantiene al margen del conjunto del sistema (participación limitada a ciertos mecanismos de crédito). Debido al vínculo establecido posteriormente por el gobierno francés entre la aplicación del SME y la eliminación de los montantes compensatorios monetarios de la política agrícola común, la aplicación del SME, prevista inicialmente para principios de enero de 1979, no tiene lugar hasta el 13 de marzo. 4-5 de diciembre El Consejo Europeo decide dirigirse a un comité formado por «tres sabios » para sumirse en una reflexión sobre las adaptaciones de los mecanismos y procedimientos necesarios ante la perspectiva de la ampliación de la Comunidad. Estos «tres sabios» serán los Sres. Biesheuvel, ex primer ministro de los Países Bajos; Dell, ex ministro británico, y Marjolin, ex vicepresidente de la Comisión de la CEE. 1979 4 de abril La Comisión adopta un memorándum sobre la adhesión de las Comunidades Europeas al Convenio europeo de salvaguardia de los derechos humanos y las libertades fundamentales. 28 de mayo Se firma en Atenas el Acta de adhesión de Grecia a las Comunidades. 7-10 de junio Primera elección de los 410 miembros del Parlamento Europeo por sufragio universal directo conforme a los procedimientos electorales adoptados por cada uno de los Parlamentos nacionales. La participación electoral media en la Comunidad supera el 60%. 17-20 de julio Primera sesión del Parlamento Europeo en Estrasburgo salido de las elecciones por sufragio universal directo. 31 de octubre Se firma en Lomé el segundo Convenio ACP/CEE, que regirá las relaciones de cooperación entre la Comunidad y cincuenta y ocho países de África, Caribe y el Pacífico. S. 2/87 39 29 de noviembre El «comité de los tres sabios» remite al Consejo Europeo, reunido en Dublin, su « informe sobre las instituciones europeas » en el que hace sugerencias para la mejora del funcionamiento de las instituciones. El gobierno británico solicita que se adopten medidas especiales para corregir la considerable diferencia entre las cnatidades abonadas con arreglo a los recursos propios y las cantidades de las que se beneficia el Reino Unido con arreglo a las políticas comunitarias. 13 de diciembre Por primera vez el Parlamento Europeo rechaza el proyecto de presupuesto de la Comunidad para 1980. No será aceptado hasta julio de 1980. 17 de diciembre La Comunidad firma los acuerdos sobre las negociaciones comerciales multilaterales en el marco del GATT («Tokyo Round»). 1980 30 de mayo El Consejo alcanza un acuerdo en torno a una solución provisional y pragmática al problema de la contribución británica al presupuesto comunitario. Con vistas a una solución definitiva de este problema a través de modificaciones estructurales, el Consejo confiere un mandato a la Comisión para que examine, antes del 30 de junio de 1981, el desarrollo de las políticas comunitarias con el fin de evitar que vuelvan a presentarse situaciones inaceptables. 1 de octubre Entrada en vigor del acuerdo de cooperación CEE/ANASE. 6 de octubre La Comisión hace constar el estado de crisis manifiesta en la siderurgia (artículo 58 del Tratado CECA) y pide al Consejo su dictamen sobre la instauración de un régimen de cuotas de producción para la siderurgia comunitaria. Se da el dictamen el 30 de octubre. El 31 de octubre la Comisión toma su decisión instaurando cuotas de producción. 1981 1 de enero Adhesión de Grecia a la Comunidad Europea. Entrada en vigor del segundo Convenio ACP/CEE firmado en Lomé el 31 de octubre de 1979. 16 de marzo El Consejo adopta un sistema de empréstitos y préstamos comunitarios que permiten movilizar hasta seis mil millones de ECUS para ayudas en caso de dificultades de la balanza de pagos de los Estados miembros. Ya se habían aplicado unas primeras medidas a menor escala desde 1975. 23 de junio Los representantes de los gobiernos de los Estados miembros adoptan una resolución que establece un pasaporte uniformizado para los Estados miembros. 24 de junio La Comisión transmite a los jefes de Estado y de gobierno de los Estados miembros su informe en ejecución del mandato del 30 de mayo de 1980, orientado en torno a tres elementos : la reactivación de las políticas comunitarias, la adaptación de la política agrícola y las cuestiones presupuestarias. 7-9 de julio El Parlamento Europeo decide, a iniciativa de Altiero Spinelli y de un importante número de parlamentarios reunidos en el «club del cocodrilo», la creación de una comisión institucional permanente S. 2/87 con Altiero Spinelli corno ponente, encargada de elaborar modificaciones de los Tratados existentes. 13 de octubre 6 y 12 de noviembre Los ministros de Asuntos Exteriores aprueban un documento que contiene una serie de mejoras prácticas en el procedimiento existente en cuanto a cooperación política europea. — Los gobiernos alemán e italiano someten a los demás Estados miembros, así como al Parlamento Europeo y a la Comisión, un proyecto de «acta europea» y un proyecto de «declaración sobre la integración económica». 1982 23 de febrero Por referéndum, la población de Groenlandia se pronuncia, por escasa mayoría, a favor de la retirada de la isla de las Comunidades y el establecimiento de nuevas relaciones con ellas. 22 de marzo El gobierno griego transmite a los presidentes del Consejo y de la Comisión un memorándum sobre las relaciones de Grecia y de la Comunidad, solicitando a la Comunidad que introduzca disposiciones especiales en favor de Grecia. 30 de junio Los presidentes del Parlamento, del Consejo y de la Comisión firman una «declaración común» tendente a asegurar un mejor desarrollo del procedimiento presupuestario. 16 de septiembre Por primera vez, el Parlamento Europeo hace uso de las disposiciones del artículo 175 CEE y amenaza al Consejo con un recurso por omisión en el ámbito de la política de transportes. El recurso se interpondrá ante el Tribunal de Justicia en enero de 1983. 1983 25 de enero Tras seis años de negociaciones, se alcanza un acuerdo sobre la política común de pesca. 29 de marzo En su respuesta al memorándum griego, la Comisión indica que la Comunidad puede contribuir al desarrollo de la economía griega y a la solución de los problemas específicos del país por la vía de la aplicación de sus políticas y no por la vía de derogaciones a los Tratados. A continuación se realizan actuaciones concretas, sobre todo en el marco de los programas integrados mediterráneos. 17-19 de junio En la reunión del Consejo Europeo de Stuttgart, los diez jefes de Estado y de gobierno firman la «declaración solemne sobre la unión europea», elaborada a continuación del proyecto de acta europea. El Consejo Europeo establece un programa de trabajo con vistas a un compromiso global para los expedientes en los que la Comunidad se atasca desde hace años : ampliación, financiación, reforma de las política agrícola común y nuevas políticas. 4-6 de diciembre A pesar de una intensa preparación, el Consejo Europeo de Atenas no consigue llegar a un compromiso global sobre los grandes asuntos ante los que se enfrenta la Comunidad : financiación, adaptación de la política agrícola común, refuerzo de la eficacia de los fondos estructurales y desarrollo de nuevas políticas comunitarias. S. 2/87 41 1984 14 de febrero 28 de febrero 25-26 de junio 8 de diciembre 1985 1 de febrero 9 de marzo 29-30 de marzo 22 de mayo 12 de junio 14 de junio 20 de junio 28-29 de junio 42 El Parlamento Europeo adopta por una amplia mayoría un proyecto de tratado por el que se instituye la unión europea, elaborado por la comisión institucional (ponente/coordinador: Altiero Spinelli). El Consejo adopta una decisión relativa a un programa estratégico europeo de I & D, en el campo de las tecnologías de la información (Esprit). En el Consejo Europeo de Fontainebleau se realizan progresos importantes en muchos asuntos difíciles, sobre todo la reforma de la política agrícola común y el establecimiento de un compromiso global sobre el contencioso presupuestario y financiero. Igualmente, el Consejo Europeo decide la creación de dos comités ad hoc: uno para asuntos institucionales (comité Dooge), el otro encargado de preparar y coordinar las medidas que debe tomar la Comunidad para la creación de la Europa de Tos ciudadanos (comité Adonnino). Firma en Lomé del tercer Convenio de cooperación entre la Comunidad y sesenta y cinco países de África, Caribe y el Pacífico. Groenlandia abandona la Comunidad, pero se asocia a ella como territorio de ultramar. El comité Dooge recomienda la convocatoria de una conferencia intergubernamental encargada de negociar un proyecto de Tratado de Unión Europea. El acuerdo conseguido en el Consejo Europeo de Bruselas sobre los programas integrados mediterráneos (PIM) permite hacer efectivo el acuerdo sobre la adhesión de España y Portugal a la Comunidad. En su sentencia sobre el recurso por omisión introducido por el Parlamento, el Tribunal de Justicia manifiesta que el Consejo ha violado el Tratado al no aplicar la libre prestación de servicios en el ámbito de los transportes. Esta sentencia reviste una importancia especial a dos niveles: por una parte, constituye una invitación concreta a hacer que la política de transportes progrese y, por otra, confirma la posibilidad efectiva de hacer intervenir al Tribunal cuando una de las instituciones no cumple sus obligaciones recogidas en los Tratados. Firma del Acta de adhesión de España y Portugal a la Comunidad. La Comisión publica su «Libro blanco» sobre la realización del mercado interior, que determina las acciones que aseguren la supresión de fronteras físicas, técnicas y fiscales de aquí a 1992. El Consejo Europeo de Milán acoge favorablemente el «Libro blanco». En su informe anual al Consejo Europeo, el comité Adonnino presenta a la vez propuestas específicas y objetivos a plazo más largo para hacer que la Comunidad sea más real para los ciudadanos. El Consejo Europeo de Milán mantiene un amplio debate sobre la convocatoria de una conferencia intergubernamental para la elaboS. 2/87 ración de un tratado sobre una política exterior y de seguridad común y las modificaciones del Tratado CEE con vistas a una mejora del sistema de toma de decisiones y a una extension a nuevos ámbitos de actividad. Al término del debate, el presidente Craxi hace constar la existencia de la mayoría necesaria para la convocatoria de una conferencia intergubernamental con vistas a la modificación del Tratado CEE. El Consejo Europeo acuerda, asimismo, negociar un Tratado sobre la cooperación política. 9 de septiembre Primera reunión de la conferencia intergubernamental. La conferencia ha mantenido seis reuniones al nivel de ministros de Asuntos Exteriores. La Comisión ha participado plenamente en la conferencia, estando asimismo representados España y Portugal. La Comisión ha presentado una serie de propuestas sobre las que se han centrado los trabajos de la conferencia. 2-3 de diciembre Reunido en Luxemburgo, el Consejo Europeo llega a un acuerdo sobre una reforma de las instituciones de la Comunidad para mejorar su funcionamiento y ampliar sus competencias, así como sobre una formulación jurídica de la cooperación en el campo de la política exterior. Los ministros de Asuntos Exteriores, reunidos en conferencia intergubernamental los días 16 y 17 de diciembre, han celebrado este acuerdo bajo la forma de «Acta Única Europea». 1986 1 de enero 17 y 28 de febrero 1 de mayo 29 de mayo 15-20 de septiembre 17 de septiembre 15-16 de diciembre 1987 15 de febrero S. 2/87 — Adhesión de España y Portugal a la Comunidad. — Firma del Acta Única Europea por los representantes de los gobiernos de los doce Estados miembros. — Entrada en vigor del tercer Convenio ACP/CEE, firmado en Lomé el 8 de diciembre de 1984. — Se iza por primera vez en Bruselas la bandera europea adoptada por las instituciones comunitarias (con tal motivo se toca el himno europeo). La bandera y el himno inicialmente adoptados por el Consejo de Europa representan a la Comunidad desde entonces. — Los ministros de las noventa y dos naciones participantes en la conferencia de Punta del Este (Uruguay) deciden el lanzamiento de un nuevo ciclo de negociaciones comerciales multilaterales. — La Comisión adopta un informe relativo al derecho de voto en las elecciones municipales de los ciudadanos de los Estados miembros de la Comunidad. — El Consejo acuerda modificar su reglamento interior con vistas a facilitar el recurso al voto por mayoría. En la práctica, el Consejo votó en un centenar de casos a lo largo del año 1986, lo cual constituye una progreso considerable con respecto a la situación anterior. En su comunicación: «Llevar a buen término el Acta Única: una nueva frontera para Europa », la Comisión expone las condiciones para la realización de los objetivos del Acta Única y presenta sus propuestas para la realización de las reformas de la política agrícola común, de los instrumentos estructurales y de la financiación de la Comunidad. 43 Comunidades Europeas — Comisión 25 de marzo de 1987: Trigésimo aniversario de la firma de los Tratados de Roma Suplemento 2/87 del Boletín de las CE Luxemburgo : Oficina de Publicaciones Oficiales de las Comunidades Europeas 1987 - 43 pp. - 1 7 , 6 x 2 5 , 0 cm ES, DA, DE, GR, EN, FR, IT, NL, PT ISBN 92-825-7282-X N° de catálogo: CB-NF-87-002-ES-C Precio de venta al público en Luxemburgo, IVA excluido : ECU 3,50 BFR 150 PTA 500 El 25 de marzo de 1987 se celebró oficialmente en el Capitolio el trigésimo aniversario de la firma de los Tratados de Roma. En este folleto se incluyen extractos de los discursos pronunciados en esta ocasión, además de un sondeo exclusivo realizado por la Comisión (« Europa 2000 ») y una cronología de los últimos treinta anos. Venta y suscripciones · Salg og abonnement ■ Verkauf und Abonnement · Πωλήσεις και συνδρομές Sales and subscriptions ■ Vente et abonnements · Vendita e abbonamenti Verkoop en abonnementen · Venda e assinaturas BELGIQUE/BELGIË Moniteur belg e/Belg isch Staatsblad Rue de Louvam 40­42/Leuvensestraat 40­42 1000 Bruxelles/1000 Brussel Tel 512 0 0 26 CCP/Postrekening 000­2006502­27 Sous­dépôts/Agent schappen Librairie européenne/ Europese Boekhandel Rue de la Loi 244/Wetstraat 244 1040 Bruxelles/1040 Brussel CREDOC Rue de la M ontagne 34/Bergstraat 34 Bte 1 1 / B u s 11 1000 Bruxelles/ 1000 Brussel FRANCE NEDERLAND Journal officiel Service des publications des Communautés européennes 26. rue Desaix 75727 Paris Cedex 15 Tel (1) 45 78 61 39 Staatsdrukkerij- en uitgeversbedrijf Christoffel Plantijnstraat Postbus 20014 2500 EA s­Gravenhage Tel (070) 78 98 80 (bestellingen) IRELAND Imprensa Nacional Casa da Moeda, E. P. Rua D. 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