Una aproximación al enfoque didáctico de textos escolares emblemáticos en la enseñanza de la historia de Chile durante la segunda mitad del siglo XX. Renato Gazmuri Stein Seminario “Textos Escolares” noviembre 2008 • El análisis de la estructura que articula un texto o manual, o el uso que se les da a recursos didácticos como cronologías, recuadros, iconografías y otras fuentes, cuestionarios y actividades sugeridas, debería aportar algunas luces interesantes a la hora de problematizar la función social y los objetivo que distintos autores, en distintos momentos, han atribuido a la enseñanza de la historia nacional. • Francisco Frías Valenzuela “Manual de Historia de Chile” (edición de 1950) • Sergio Villalobos “La naturaleza y el hombre americano. 1ºmedio” (1969) “Evolución de Chile e Iberoamérica. 2ºmedio” (1973) “El hombre y el mundo” (carpeta de material didáctico, 1969) • Gonzalo Vial “Historia y Geografía de Chile. 3ºy 4ºmedio” (1985) • Francisco Frías Valenzuela – Principal divulgador de la historiografía conservadora de principios del siglo XX. – Frente a la “idea de decadencia nacional en el siglo XX” propone la “enseñanza de una historia cuyo paradigma resultaba ser el régimen autoritario-progresista instaurado por Diego portales en 1830” (Sagredo y Serrano, 1996). – Se trata de una historia política y militar, una descripción cronológica de “sucesos políticos, constituciones, revoluciones, guerras, cambio de gobierno y ministerios”. Una historia de las clases gobernantes, basada en la acción de “personajes y héroes” (Sagredo y Serrano, 1996). – Una historia que apela a la valoración del orden y la autoridad, bajo una “imagen de objetividad e imparcialidad”, una imagen de historia verdadera sustentada científicamente. (Lira, 2004). • Sergio Villalobos – Representante de una generación de historiadores, quienes “influidos por la escuela estructuralista y estimulados por los problemas que el país enfrentaba en su proceso de democratización y desarrollo económico, se habían abierto a los asuntos económicos y sociales, incorporándolos como objeto de investigación” (Sagredo y Serrano, 1996). – Una historia centrada “en los aspectos generales que explican los cambios a largo plazo”, con espacio a la historia económica, la social, la cultural y la política, un tratamiento de la historia que pretende no abusar de los datos “que hablan a la memoria”, sino que centrarse en los conceptos “que hablan a la inteligencia” (Villalobos, 1983). – Un relato que si bien no evidencia una visón nacionalista, se organiza discursivamente en torno a una visión “ontológica de Chile”, “preexistente al proceso histórico que constituye a la nación” (Correa y López, 1999). • Gonzalo Vial – Bajo la dictadura, será un actor protagónico en el reposicionamiento de “las interpretaciones más conservadoras y tradicionalistas de la historia de Chile” con un marcado énfasis “en la acción de los militares a lo largo de nuestra historia” (Sagredo y Serrano, 1996). – Una historia que daría cuenta de un “catolicismo integrista, con resabios corporativistas”. Una historia que define un “ser nacional” que permitiría la “justificación de cualquier acción censurable al fin de hacer prevalecer este ente esencial, ya configurado desde tiempos de la conquista” (Correa y López, 1999) • Francisco Frías Valenzuela – Se presenta como una síntesis, un “compendio” actualizado disciplinariamente, legitimado por la producciónn historiográfica disponible, para estudiantes de los últimos años de la escolaridad. – Articulado para facilitar la estructuración de una clase, el estudio individual y la memorización. – Periodifica preferentemente con referencias políticas y titula con el nombre de la autoridad gobernante acompañado de alguna adjetivación (p.e “El decenio de Bulnes: progreso material e intelectual”; “Balmaceda y la revolución”; “Alessandri y la legislación social”). – La lógica que articula cada capítulo es fácil de seguir, periodifica según criterios políticos, organiza las distintas secciones según gobernante, sus principales adelantos, preferentemente materiales, y los principales acontecimientos sucedidos bajo su administración, para finalmente distribuir los contenidos en relaciones de causas, desarrollo y consecuencias. Todo bajo “verdaderos esquemas prosados” (Lira, 2004). – Los recursos didácticos complementarios (cuadros cronológicos, lecturas de profundización y ejemplos de preguntas de bachillerato) no apelan a la formulación de síntesis, opiniones o conclusiones, sino que buscan la memorización y reafirmación del relato y de las relaciones causales que este describía. • Sergio Villalobos – Organiza en unidades y periodifica la historia según nuevas categorías (p.e “La organización nacional en Chile e Iberoamerica”; “La época de la expansión en Chile”) – Cada unidad contempla una introducción que orienta su tratamiento. Abarcan procesos, económicos, transformaciones sociales y culturales (como “alta” cultura) así como el desarrollo político. – Utiliza ilustraciones, fotografías, mapas históricos y documentos como parte integral del relato, los que aluden a las distintas dimensiones de la vida social. Propone una variedad de fuentes como legítimas para el estudio y la ilustración de la historia e incorpora a la historiografía como objeto de estudio, sin llegar a proponer una contraposición de interpretaciones. – Las actividades propuestas consideran el trabajo con mapas históricos, el análisis de documentos y series estadísticas, así como cuestionarios y comprensiones de lectura. Contemplan fuentes oficiales, discursos, epistolarios, biografías, memorias, y diarios de viajeros. – Apelan a la memorización, pero también a descripciones, explicaciones, elaboración de conclusiones, síntesis y a la emisión de opiniones fundadas, junto con el desarrollo de indagaciones y trabajos de investigación. • Gonzalo Vial – Abandona la organización por unidades y retoma la lógica de los capítulos definidos en función de acontecimientos y períodos políticos (p.e “La anarquía y la creación política de Portales”; “La República Autoritaria” o “la Liberal”). – Utiliza las adjetivación y el enjuiciamientos en la caracterización de los personajes, valorizando a quienes simbolizan autoridad y menospreciando quienes representas valores opuestos (p.e sobre Ramon Freire “no tenía dotes de gobierno ni administrativas, y su ingenuidad política alcanzaba verdaderos extremos”). – Contempla ilustraciones y fotografías, cápsulas informativas, cronologías, mapas históricos y biografías como parte del relato. Las actividades propuestas consideran cuestionarios, análisis de documentos, trabajos en mapas, definiciones de términos y conceptos, interpretación de datos y construcción de cronologías. – Sin embargo, estos recursos se reducen a fuentes oficiales, discursos y biografías y crónicas, sólo fuentes tradicionales que retornan a las dimensiones política y militar y excepcionalmente a la económica. – Las actividades, si bien diversas en la forma, se reducen en la mayoría de los casos a la ratificación y memorización del relato, así como al reconocimiento de términos y conceptos. • La organización didáctica del manual de Francisco Frías Valenzuela, fácil aprehensión de una determinada visión de la historia nacional, visión de la historia que apelaba a la generación de un sentimiento nacional y que erigía como valores fundamentales el respeto al orden y la autoridad. • En las propuestas de Villalobos, efectivamente convergen innovaciones historiográficas y pedagógicas que impactan profundamente las concepciones sobre la función social y los objetivos educativos de la historia. Los aportes de una visión estructuralista sobre ésta, y el acento en los métodos activos, centrados en el proceso de aprendizaje de los estudiantes, harían el principal propósito de la enseñanza de la historia desde la generación de pertenencia nacional y la celebración del orden y la autoridad, hacia una disciplina escolar cuya legitimidad se relacionaría con su potencial para el desarrollo de habilidades reflexivas y analíticas. • Los textos de Vial si bien contemplan recursos didácticos similares a los de Villalobos, su uso no se inscribe en la lógica de un aprendizaje activo, orientado a que el estudiante desarrolle una conciencia histórica, crítica o reflexiva, sino que por el contrario, estos recursos son utilizados, en forma similar a lo señalado en el caso de Frías Valenzuela, para la comprensión y memorización de un relato que sustenta visiones esencialistas respecto a la nación y que enarbola a la autoridad y al orden como valores superiores.