Visita a una escuela del Plan de Escuelas Asociadas a la UNESCO

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Visita a una escuela del Plan de Escuelas Asociadas a la UNESCO en Cuba Por: Dr. Miguel Llivina Lavigne Oficial de Programas de Educación UNESCO La Habana Edición: Dra. Yanet Toirac Prensa y Comunicación Pública UNESCO La Habana Entre el 15 y el 17 de noviembre de 2011 se desarrolló un seminario para las provincias del oriente de la isla de Cuba, que contó con la participación de los representantes de las Escuelas Asociadas a la UNESCO de estas provincias del país. Allí se discutieron los resultados alcanzados en el actual bienio en los diferentes proyectos que se llevan a cabo por las instituciones escolares y se planificaron las acciones necesarias para el próximo seminario nacional, a desarrollarse en la Ciudad de La Habana en abril de 2012. Como ya es costumbre en este tipo de actividades, como parte del programa se planifican visitas a algunas de las escuelas asociadas con el propósito de que maestros, maestras y discípulos expongan los diferentes proyectos que se desarrollan, ya sean proyectos globales (como es el caso del Patrimonio Mundial en Manos de los Jóvenes, o La Ruta del Esclavo), o proyectos nacionales (como “Prevención de riesgos y educación en situaciones de emergencia por causas de fenómenos naturales en las Islas del Caribe”, que con el apoyo de UNESCO La Habana y en coordinación con los Ministerios de Educación de Cuba y de República Dominicana, entre otras instituciones, se implementa en todas las escuelas asociadas de ambos países), o proyectos de carácter local, que por necesidades o intereses de los centros educativos se deciden llevar a la práctica. Sin dudas estas visitas constituyen un marco ideal para el intercambio de experiencias y la socialización de buenas prácticas entre los participantes. En esta ocasión visitamos dos escuelas. La primera, una institución insigne de la educación cubana: la Ciudad Escolar 26 de Julio, enclavada en el corazón de la ciudad de Santiago de Cuba, que cuenta con cinco escuelas primarias y una secundaria básica. La Ciudad Escolar 26 de Julio ocuparía, luego del triunfo de la revolución cubana, las instalaciones de lo que otrora fuese el Cuartel Moncada, perteneciente al ejército hasta 1958. Por sus excelentes resultados en el trabajo podríamos dedicar nutridos párrafos a los estudiantes, maestras y maestros de este colectivo, que sin dudas constituyen un verdadero ejemplo de consagración. Sin embargo, en esta ocasión vamos a detenernos en la segunda escuela visitada, el Centro Escolar “José Martí Pérez”, institución de enseñanza primaria situada en el poblado La Maya, perteneciente a la provincia Santiago de Cuba. Dos razones nos asisten: uno, la escuela es muy grande a pesar de estar situada en un municipio rural; y dos, resultó impactante todo lo que allí vimos. El viaje hacia la escuela En horas tempranas de la mañana del jueves 17 salimos en un auto rumbo a La Maya. El trayecto es un paisaje típico de la campiña oriental de la isla, caracterizado por sus montañas, valles y hermosa vegetación, así como por la majestuosidad de las palmeras cubanas. En el trayecto no pude evitar recordar mi primer viaje a este pintoresco lugar. Debía tener tres o cuatro años cuando fui con mis padres a casa de unos amigos, una familia de origen jamaicano de piel muy negra que hablaba casi todo el tiempo en inglés. Tenían una humilde casa de madera con el techo de tejas de zinc. Aquel día, luego de almorzar, llovió torrencialmente hasta el oscurecer. Desde entonces cada vez que llueve recuerdo el sonido del agua sobre las tejas metálicas como una espectacular sinfonía que llama al sueño más placentero del mundo, y el olor a suelo mojado, ese aroma incomparable que hace que uno ame esta tierra tropical por sobre todas las cosas. Nos habían contado que era una escuela grande, con más de 500 estudiantes entre preescolar y sexto grado, que estaba muy bien organizada y que, además de ser escuela asociada a la UNESCO, era vanguardia nacional. La escuela fue construida en 1956 a pedido de la esposa del entonces presidente de Cuba, Fulgencio Batista. Conocíamos a su Directora, MSc. Milagros Fernández, una típica maestra cubana, de tez morena, muy seria para su trabajo, de decir suave pero enérgica, muy inteligente y dedicada a su escuela y sobre todo, como ella dice, “a sus maestros y a sus niños”. Esta elegante mujer habla de su esposo y padre de sus hijas como lo haría una adolescente, ama entrañablemente a su familia y recibe de todos ellos el apoyo necesario para hacer su labor de educadora. En alguna que otra reunión, a la hora de la cena o el almuerzo, la habíamos visto bailar al ritmo de la música cubana, porque ella, como casi todos los nacidos en la isla, lleva la cadencia del son y del bolero en la sangre. Nos habían informado que por el poco tiempo de que disponíamos sólo serían presentados 5 de los 13 proyectos que se desarrollan en la escuela. En varias ocasiones la Directora había explicado que, en su caso, los diferentes proyectos que se proponen para las escuelas asociadas a la UNESCO eran integrados al sistema de trabajo de la institución escolar, y que, por lo tanto no constituían un “esfuerzo adicional” sino que formaban parte del quehacer diario de la institución. Ello ha sido un tema muy debatido en los diferentes seminarios de la red que han tenido lugar en los últimos años, insistiéndose en la necesidad de que el trabajo relacionado con los proyectos de las escuelas no se vea como algo adicional o aislado del trabajo habitual que se realiza en estos centros, permitiendo así que este tipo de instituciones sean verdaderos laboratorios donde se den a conocer los propósitos de la UNESCO, al tiempo que constituyan también un modelo de calidad en la educación. La llegada a la escuela. Alrededor de las 9:30 AM llegamos al Centro Escolar “José Martí”, engalanado con una cinta que parecía un gran regalo para todos los visitantes. A la entrada fuimos recibidos por un grupo de niñas y niños disfrazados de payasitos. Los niños cantaron, bailaron y nos hicieron reír, nos tomaron de las manos y nos condujeron al interior con esa picardía que sólo ellos poseen. La escuela tiene tres pisos, dos al nivel de la calle y un tercero por debajo del nivel de la acera, en la ladera de la pequeña montaña sobre la que descansa. Sus aulas son espaciosas y frescas, con persianas Miami y muchos cristales que permiten abundante entrada de luz exterior. Se distinguen por su orden y limpieza, además de por la existencia de un estrado para el maestro debajo del pizarrón, así como de cómodas mesas y sillas para las niñas y los niños. una iniciativa de su Directora con la que todos estuvieron de acuerdo, que ellos mismos decidieron cómo debía ser y que desde hace varios años los compran por sus medios. En el patio central de la escuela nos esperaban otros estudiantes para regalarnos un excelente espectáculo cultural que no se prepara en uno ni dos días, sino que es necesariamente el resultado de múltiples horas de ensayo y dedicación por parte de maestros y alumnos. La Directora nos dio la bienvenida oficial. Supimos que en la escuela hay maestras que tienen más de 60 años, y que la mayoría de ellas han permanecido toda su vida profesional en esa escuela y la sienten como suya. Nos llamó mucho la atención el que las maestras vistieran de uniforme. Preguntamos y nos contaron que fue Todos los maestros y maestras del claustro son graduados universitarios y 15 de ellos ostentan el grado académico de Máster en Ciencias. Hay un pequeño grupo de estudiantes de la Universidad Pedagógica “Frank País” de Santiago de Cuba que realizan sus prácticas docentes en la escuela, y dos profesores de la universidad –una Doctora en Ciencias Biológicas y Profesora Titular y el otro Máster en Ciencias y Profesor Auxiliar– atienden a sus estudiantes y asesoran a la escuela aportando sus saberes y los resultados de las investigaciones que en su centro realizan. En esta escuela se hace evidente el excelente funcionamiento de la relación escuela‐familia‐comunidad. Casi enfrente de la misma está la delegación de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) y la Casa de Atención a la Mujer y la Familia. Tuvimos la oportunidad de conversar con varias madres y una funcionaria de la FMC, y todas nos comentaron del esfuerzo mancomunado para garantizar el buen funcionamiento de la escuela, así como de su participación en los diferentes proyectos que desarrollan. Lo que nos contaron los niños y las niñas… Primer Proyecto: Juegos Tradicionales. Maestra: Mireya Coello La maestra, que es Máster en Ciencias de la Educación y tiene más de 30 años de trabajo en la escuela, ha investigado la metodología de muchos juegos infantiles tradicionales y sus nombres en las diferentes regiones del país. Para ello ha tenido que asistir a la biblioteca municipal y entrevistar a muchas personas mayores que la han ayudado a redescubrir la mayor cantidad de esos instructivos juegos. Participamos de unos cinco juegos. La maestra Mireya, con sus 62 años, parecía una niña más del grupo. Los niños y las niñas nos describieron con claridad las reglas de cada juego y realizaron una demostración práctica en la que muchos participamos. Segundo Proyecto: Prevención del VIH y SIDA y las Enfermedades de Transmisión Sexual. Maestras: Sonia García y Tania Mustelier La maestra Sonia es la mamá de la maestra Tania, aquí dos generaciones de educadoras se dan la mano con una increíble profesionalidad. En este proyecto participan estudiantes del segundo ciclo de la enseñanza primaria (de cuarto a sexto grados), aunque también continúan asistiendo niños y niñas que terminaron el curso pasado en la escuela y que ahora están en la secundaria básica, donde también han promovido la realización de un proyecto similar. Esta iniciativa cuenta con el apoyo de una promotora municipal de prevención de VIH y SIDA, de los médicos de la familia y enfermeras de los consultorios cercanos a la escuela, y de la Universidad Pedagógica “Frank País” de Santiago de Cuba. Nos explicaron qué es el VIH y que es el SIDA, cómo se realiza generalmente la transmisión, qué son las cadenas de transmisión, cuáles son las poblaciones de mayor riesgo y qué se debe hacer para prevenir la enfermedad.Nos enseñaron varios juegos y mensajes elaborados por ellos mismos, donde con la creatividad propia de esas edades se comunican simpáticos pero muy profundos mensajes. Tercer Proyecto: Los niños de América conocen a Martí a través de la Edad de Oro. Maestras: Yolennis Isaak y Tania Batista. En este proyecto los niños y las niñas expusieron los textos del Héroe Nacional con mucha ternura, demostrando que conocen la historia y que aman a ese gran maestro que fue José Martí. También presentaron una dramatización de “La Perla de la Mora”. Otros niños pintan a Martí, entre ellos dos que sufren una penosa enfermedad y que, sin embargo, continúan aprendiendo cada día y disfrutando de su escuela. Uno de ellos nos obsequió el siguiente dibujo: Cuarto Proyecto: Alimentar la mente para eliminar el hambre. Maestra: Nancy Ovich Ariza En este proyecto los niños y niñas expusieron sólidos argumentos para el consumo de vegetales en las comidas y la importancia de realizar una dieta sana. También destacaron la necesidad de producir alimentos para garantizar la seguridad alimentaria en el país. Como parte del trabajo del proyecto también se recuperan recetas de la cocina tradicional cubana. Tal es el caso de la crema de espinacas y las croquetas de pescado, platos cuyas recetas aparecen en un plegable elaborado por ellos mismos que nos obsequiaran en la actividad. Una excelente colección de pinturas relacionadas con la temática sería igualmente mostrada a los visitantes. Quinto Proyecto: Aves endémicas. La ornitología y la educación. Maestras: Yanisleidis Díaz Smith Anyilenis Magaña Ferrer Yadira Bell Alayo Dioscórides Agüero Delis Este proyecto es asesorado por la Dra. Nidia García Sarmiento, de la Universidad de Ciencias Pedagógicas “Frank País García” de Santiago de Cuba, profesora de Biología con una vasta experiencia en el tema de la ornitología y autora de varios libros sobre la temática. Los niños y las niñas nos presentaron las aves endémicas cubanas y nos explicaron las que más abundan en la región donde está enclavada la escuela, haciendo énfasis en la Yaguasa. La presentación la realizaron en español y ¡en inglés!, lo cual es, lógicamente, un valor agregado del proyecto. Algunos niños confeccionarían durante la exposición, a gran velocidad, modelos de aves con plastilina, cera y arcilla, piezas que constituyen auténticas obras de arte. La despedida En horas de la tarde, en el patio central de la escuela, nos despedimos de esta maravillosa experiencia. Aprendimos que un colectivo de docentes enamorados de su trabajo puede hacer verdaderas obras educativas, y que el proyecto pedagógico de este centro escolar es exitoso por los deseos de todos (la escuela, la familia y la comunidad) de que así sea. 
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