Ciencias sociales en ciencias económicas. ¿Es un debate? Silvia Tchordonkian FCE- CBC (UBA) En tanto parte central de la evolución del conocimiento, periódicamente la discusión epistemológica actualiza cuestiones acerca del valor de las ciencias, abre interrogantes y pone sobre tablas dificultades propias del trabajo en cada área del saber, producto de la dinámica social que enmarca la producción científica. La convocatoria de la Asociación de Docentes de Ciencias Sociales y Humanísticas para las Ciencias Económicas, llamando a considerar la validez o actualidad de la inclusión de las materias humanísticas y sociales en las currículas de las carreras de Ciencias Económicas ha dado lugar a esta reflexión cuyo sustento está dado por la experiencia de trabajo en las cátedras de historia económica desde hace más de una década. Desde ese lugar quedan claras algunas cuestiones fundamentales: 1- El lugar de las ciencias sociales en relación a los estudios económicos, está directamente vinculado a lo que se entienda y se plantee como definición de saber en economía. 2- Este concepto (como cualquier otro) es susceptible de modificaciones con el paso del tiempo, que responden a las nuevas demandas sociales, a las tendencias y al pensamiento dominante en cada época. En este sentido la concepción de cualquier rama de la ciencia es indisociable del modelo imperante. Con estas pautas como referencia se inicia una breve reflexión en torno a la fuerza que el cuestionamiento o la pregunta acerca de la importancia de enseñar las materias del área social en ciencias económicas se plantea periódicamente, teniendo en cuenta que desde hace ya varias décadas estas asignaturas conforman parte de los planes de estudio. El cuestionamiento tiene que ver en primer lugar con la definición de la ciencia económica y en medio de ella con el perfil de profesional que se espera formar en cada una de las carreras abarcadas en esta disciplina (Contador, Licenciatura en Economía, Actuario y Licenciatura en Administración de empresas) definidos de acuerdo a pautas y demandas que se generan en medio de la sociedad en cada época. Dejando de lado décadas ya lejanas y alteraciones del orden institucional, cuyos protagonistas solían sostener lo poco conveniente del dictado de materias del área social, aparece tras el retorno de la democracia, en los noventa una nueva ola de reflexión enmarcada en la propuesta de una transformación acorde con el sistema global. Esta transformación que involucra a todos los niveles de la vida, hace de lo económico un valor por encima de todo. En el discurso de los economistas más destacados, la economía pasa de ser una ciencia social, entendida a partir de su objeto, para convertirse en la ciencia casi exacta que aporta respuestas universales a los 1 problemas cuantitativos relacionados con el desarrollo y el subdesarrollo. Este rasgo de universalidad que iguala en el cálculo, las políticas de Estado, y en ellas las políticas sociales, pone en pie de igualdad a países tales como Argentina y Uganda, Canadá y Bolivia, Finlandia y Sudán. La lógica reside en considerar que equilibrio fiscal y administraciones ordenadas poco tienen que ver con variables tales como calidad de vida, niveles de educación, condiciones de desarrollo previo, acceso a la salud que sí, son asuntos de las ciencias sociales y humanas. Pero no de la economía. A partir de la necesidad que impone la globalización, se plantea en lo académico la prioridad de unificar conocimientos, dar perfil y standard internacional a las carreras profesionales. Proyectar profesionales a lo largo del mundo, en el sentido de permitir el flujo de conocimientos, de servicios, de estrategias etc, impone crear estructuras de carreras uniformes, con contenidos y lenguajes comunes adaptables a una sociedad revolucionada, en los noventa, por la cibernética. De modo que la administración de las empresas radicadas en los Estados Unidos pueda resolverse desde la India, con la misma eficiencia, en el mismo tiempo, que desde su lugar de origen. Esta visión resalta entre otras cosas la valoración de las capacidades individuales expresadas en la competencia. Obviamente falta decir que por supuesto, los costos más bajos y la maximización de beneficios no se descuidan. Pero esto, lo señalaría una mirada crítica. Desde un discurso más optimista e ingenuo, se propone como meta integrar a todos los profesionales de una misma área en una aldea global de conocimientos. Esta sería otra punta para entender el nuevo proceso abierto. El profesional, en esta concepción, es un especialista que da respuestas rápidas a problemas complejos, que han sido enmarcados en modelos ya estructurados y previamente pensados de soluciones. Sin dejar de admitir que esto puede ser una simplificación amplia se debe reconocer que pinta la realidad de un sector cada más imbuido de la idea de que lo suyo pasa por lo específico y que lo profesional no amerita pensar en lo que realmente no lo es. El tecnócrata es el estereotipo a seguir. Esto pasa a formar parte de una corriente de pensamiento que encara el mundo desde “lo único”, y que por ello (por ser único) no admite alternativas. Por lo tanto discutir representa una pérdida de tiempo, y conduce a la falta de salida. Es la idea del fin de la historia, entendida como proceso de superación de contradicciones, lo que implica elaborar alternativas permanentes. Un contexto tal se basa en el convencimiento de que se ha alcanzado el estadio superior del desarrollo de la razón, tal como en el siglo XIX lo planteaba el padre del positivismo, y habiendo llegado a tal estadio todo lo que resta es progreso. La panacea está al alcance de la mano. La receta para alcanzar el modelo es única o al menos, estandarizada. Puede reconocer ingredientes originales para darle el sabor peculiar de cada lugar, pero su base es siempre la misma. Es global. De qué puede servir en este sentido conocer las peculiaridades de 2 las organizaciones sociales en Argentina, o donde fuera, o detenerse en los avatares y procesos de la historia del Brasil por ejemplo. Más arriba se hizo referencia a la importancia del factor tiempo en relación a la rapidez exigida en el campo de la gestión económica. El tiempo que los antiguos griegos, convirtieron en dios cuando reconocieron su incidencia, se convirtió en algo mundano con la aparición del reloj, y valorado no ya como dios sino como mercancía se volvió central en función del dinero. En los comienzos del siglo XX A. Einstein le sumó relatividad, dimensión que lo desprendió de la impuesta por la naturaleza, el reloj y la economía. Tras ese tiempo revolucionario por relativo, surge otro sin barreras, ni condicionamientos que sin reconocer pasaje de días y noches genera con la difusión de la cibernética la necesidad de resumir todo en fracciones de tiempo, expresar resultados económicos en plazos cortos, realizar operaciones en tiempos mínimos, (tiempo y standarización son inseparables) y en el ámbito del saber, adquirir los conocimientos en el menor tiempo: reducir a lo indispensable la etapa de formación académica de grado, para anclar en el ámbito de la post-formación de por vida. Esto se relaciona estrechamente con la idea de que el tiempo de la carrera universitaria debe ser aprovechado en la profesionalización en aquellos campos y en las habilidades standarizadas que demanda el sistema global expresado por el mercado, y que no necesariamente profundiza en la ciencia de referencia. El apuro, la rapidez por integrarse en el mercado de trabajo para los profesionales en economía combina en el medio laboral, con la aparición en pequeños formatos (soportes) de soluciones a cuestiones cada vez más variadas en las áreas impositivas, administrativas, manejo de cuentas, liquidaciones de sueldos y jornales, presentaciones ante organismos de contralor etc. Basta con acceder a través de un sistema de asociación a los programas y a los medios de orientación y actualización. La labor de un contador (carrera mayoritaria en la FCE de la UBA) se ha acotado, standarizado, pautado. El contador será un técnico, que si las condiciones lo favorecen aspirará a tecnócrata. No hay mucho que pensar, pues donde la receta es única, y la forma de elaborar el producto final está bien especificada en el paso a paso, no se debe malgastar el tiempo en buscar alternativas. Hay que usar el tiempo en invalidar las alternativas con la práctica o simplemente desconocerlas. Hay que usar el tiempo en capacitarse para el presente, es decir para el futuro (dada la velocidad del tiempo), sin mirar hacia el pasado (cosa a la que obligan las Ciencias Sociales), donde lo que hay son ideologías e ideologismos, que como sentenció un político vernáculo “ya han muerto”. Si el pasado pierde sentido y se lo identifica como el lugar del fracaso, en lo que se trabaja es en demostrar que existe una disociación entre el pasado y el presente… ¿qué sentido tiene saber historia, qué sentido tiene conocer funcionamientos sociales perimidos? El presente es original, totalmente nuevo, y deberá reinstalar el mito de los orígenes; deberá crear el hito de una historia 3 fundacional nueva. Y efectivamente se insiste en ello. Para el mundo ese hito está en la caída del muro de Berlín, en tanto para la Argentina está en la propuesta de la Revolución productiva. Esa propuesta resumida en una serie de frases elocuentes “Síganme…” por el camino hacia la revolución productiva, que nos conducirá hacia el “dominio de la estratosfera”…. Encontrará unidos de la mano en ese recorrido “a los niños pobres” que no tienen nada, “y a los niños ricos que tienen tristeza”… Como balance final no en la estratosfera sino en el quiebre social alcanza su culminación exitosa el pensamiento único entre nosotros. Según se explica por la falta de experiencia, por la corrupción de los círculos de poder de los estados nacionales, por la corrupción inherente al sistema global, por la negativa empecinada, en el caso argentino, en promover una tercera reelección que hubiera llevado a buen término el modelo, por la falta de paciencia de algunos, por la pérdida de los ahorros de otros… Todo un largo tema, y por supuesto según quien lo encare. El resultado es la evidencia, aunque las interpretaciones sean muchas y diversas. La evidencia, “la prueba” 1está allí indicando que las recetas económicas inciden en la sociedad; y que la sociedad, y aún más lo social, no puede abstraerse de eso que es la economía, ni aceptarla standarizada. El fin del modelo único, reabre la discusión en todos los ámbitos, replanteando la importancia de los factores sociales, del lugar de las Ciencias Sociales en el campo del pensamiento y por ende su relación con los estudios económicos. En cuanto al primer aspecto, la consideración actual de lo social, es apreciable en la difusión que tienen ciertos temas en los medios de comunicación y la falta o ausencia de otros en esos mismos espacios. Basta recordar que a comienzos del milenio era habitual despertar cada mañana con el índice “riesgo país” que se sumaba a las reflexiones cotidianas de los gurúes especialistas en cuentas o de los voceros del FMI cuyas visitas periódicas anunciaban catástrofes. Los índices del desastre van quedando postergados, y en su lugar se dan otros tales como los fabulosos (índices) de la economía china, los relativos a las posibilidades de las economías emergentes, los problemas energéticos resultantes de la reactivación y las consecuencias ecológicas derivadas de la aceleración económica. Detrás de ellos menos alentadores aparecen los trágicos niveles de inseguridad, las expresiones de protesta consecuencia de la postergación y la pobreza…. En nuestro medio en los últimos cinco años, se multiplican en los medios masivos los espacios dedicados a la reflexión económica, que tienen como aspectos centrales el desarrollo industrial, el auge del campo, micro emprendimientos originales, en el supuesto de estar poniendo el acento en una realidad poco conocida. Mucho se habla desde esos espacios de una historia reciente de fracasos, y se expone, cómo, con lucidez algunos sectores han construido desde 1 Carlo Ginzbur, historiador. Entrevista durante su visita a Buenos Aires, en Clarín. Suplemento Zona. 1-9-2007 4 saberes a veces nada profesionales, y sin que medien revoluciones productivas, alternativas para sobrevivir: brillantes según algunos, anacrónicas y carentes de futuro según otros, cuestionables desde la perspectiva jurídica etc.. De acuerdo a la línea de análisis se decide entre caracterizar a las nuevas expresiones económicas, como economías sociales, economías de emergencia, economías alternativas. Lo cierto es que distintos modelos de uniones comunitarias, de cooperativas, trabajan para el fortalecimiento de las economías regionales o en la reactivación de empresas cerradas y aunque poco tienen que ver con la gran economía ocupan a casi dos millones de personas en el país e involucran a un número no conocido, en las transacciones de mercado, los transportes, la exportación, etc.. Estas formas de organización y de producción que conviven con las formas más avanzadas de gestión económica, han generado sus sistemas de integración al mercado mundial, y es innegable que por la magnitud alcanzada por su desarrollo y por sus resultados, además de ser centro de curiosidad en los medios, merecen por lo menos ser pensadas sesudamente a nivel académico, y entendidas a partir de la premisa de que la economía se sostiene y es también producto de una fuerte construcción social y es indisociable de ella. Se puede alegar que este proceso propio de la Argentina, mueva al interés de cuentistas sociales, pero que el saber económico en otras latitudes corre por otras vías. Aquí se da un fenómeno interesante por lo menos a partir de la lectura de diarios y revistas de circulación corriente. Una corriente alternativa a la visión única, se expresa en publicaciones económicas y se encuentra en artículos de cualquier suplemento económico de los diarios de mayor circulación. Si pueden llamar la atención titulares tales como “Un estudio sobre la felicidad”, “Riesgos financiero y riesgo moral”, “Estrategias para “las crisis de talento”, “Capacitar a los empleados ayudando a la comunidad” son aún más curiosos sus contenidos que hablan de un modo de pensar el desenvolvimiento económico2 . Una filosofía diferente considera los aspectos del desarrollo como cuestiones “socioeconómicas”. La interdisciplinariedad y la interproblemática (características distintivas de las ciencias sociales) quedan expresadas en cualquiera de esas lecturas que hablan de trabajos en marcha. Por ejemplo en lo referente a la felicidad se asiste con asombro a ver que “… una tribu impensada la de los economistas…” abordó el problema de la felicidad, preocupados por que “la cantidad de personas que se declaran felices en el país (Argentina) bajó 5,4 puntos porcentuales en 2007”. Los dos autores Los artículos mencionados han sido extraídos de Clarín. Suplemento Eco. Domingo 23-9-07. Otros en el mismo número “Pensar las transformaciones”, “Personas y organizaciones” “Kidults: las marcas ahora van por el niño que llevamos dentro”. Sobre aprendizajes estratégicos para la responsabilidad empresaria “Capacitando a los empleados, ayudando a la comunidad” en Clarín. Suplemento Económico. 12-6-2005. “Los simuladores caza talentos. L?oreal, Deloitte, Citibank, Hewlett Packard”. en Clarín. Suplemento Económico. 15-10-2006. “Nueva oferta de formación gerencial” en Clarín. Suplemento Económico. 11-3-2007 “La crisis cambió los valores” en La Nación. Suplemento económico. 8-2-2004 “Integración social” en La Nación. Suplemento económico. Vida empresaria 17-4-2005. “Talentos con alta rotación” en La Nación. Suplemento económico. 18-2-2007 “Resolución de conflictos” en La Nación. Suplemento económico. Qué pasa. 24-4-07 2 5 del trabajo posiblemente economistas de una consultora argentina han tomado como referencia estudios que hoy son centrales en el ámbito de las universidades estadounidenses. Más allá de todo comentario sobre el tipo o fin de un trabajo tal, es necesario marcar que el objetivo declarado es la búsqueda “determinar como influyen las variables económicas sobre el bienestar mental de las personas para luego recomendar políticas que procuren el efecto de aumentar la llamada felicidad agregada de la población.”. Felicidad agregada expresada en términos de variable macroeconómica. Para definir y cuantificar esta variable, ha sido central recurrir a psicólogos además de neurobiólogos, que han propuesto seguir de cerca las sonrisas y rasgos faciales (previamente estudiados y catalogados), clasificados como rasgos que denotan lo que se denomina “felicidad auténtica”, y que según los especialistas son imposibles de impostar. El concepto “felicidad auténtica” proviene del campo de la psicología norteamericana y se relaciona con el de inconsciente adaptativo. La conclusión del trabajo (en nuestro medio), es que la felicidad depende menos del bienestar económico, que de la seguridad en mantener lo que se tiene. Seguridad ¿no es lo que se reclama distintos espacios sociales? Seguridad como concepto desde lo social admite varias lecturas, que incluye también el planteo desde el ángulo económico. Avanzando en las lecturas, se enfoca otro artículo de la misma fecha, de la misma publicación, donde se expresa que la felicidad puede depender de cosas tales como de la “frivolidad conciente”. Dirigida a los jóvenes, ésta expresa “ciertos permisos… para el uso del tiempo libre, y… cierta forma racional de seleccionar y prepararse para consumir las actividades realizadas en ese tiempo”, según reza un informe realizado por un estudio etnográfico convocado para tal fin, por empresas prestadoras de servicios de tiempo libre. Pero no sólo de jóvenes se trata. En centros urbanos de nuestro país se está registrando un “fenómeno extraño” digno de la sociología cultural. Muy estudiada en los Estados Unidos y Europa, por economistas, sociólogos, la tendencia que se afianza entre nosotros, es la de “los adultos que adoran consumir como niños” los kidults (kidadultos). Lo llamativo del tema es que a diferencia de otros fenómenos marketineros del norte que no anclaron en la Argentina, el presente parece tener en conceptos socioeconómicos una “extrapolación sociodemográfica válida” que debe ser mensurada y cuidadosamente estudiada para ampliar rubros de producción y comercio. Comportamientos sociales nuevos,…. Estos estudios interdisciplinarios tienden a constituirse en una parte indispensable del tratamiento de cuestiones económicas. En otro plano al tratarse cuestiones relacionadas con los recursos humanos y su formación, en lo que hoy se menciona como la crisis de liderazgos o crisis de talentos se recurre a especialistas en recursos humanos y psicólogos organizacionales y sociales. Estos especialistas asesoran a contadores y administradores que consideran al capital humano un recurso fundamental en los puestos de gestión, al momento de encarar lo que las grandes empresas llaman los “negocios originales”. Esos negocios tienen que ver con “el crecimiento económico de algunos países 6 emergentes, y la necesidad de líderes más sofisticados…” para atenderlos; entiéndase por sofisticados capaces de bucear en alternativas que rompan los modelos standardarizados que hoy no dan resultados. Un formador de líderes sostiene que hay que producir “el cambio de comportamiento”, convenciendo a los futuros hombres de negocios “que no se limiten a introducir… conceptos” pensados por otros y que se centren en pensar y actuar. El entrevistado del caso, Paul O`Doherty es un irlandés que en sus años en General Electric imbuido de principios de equilibrio macroeconómico despidió 100 mil personas de la empresa. Pero a lo largo de los años “se convirtió en una persona más preocupada por escuchar a la gente y por ayudar a los líderes a inspirar a sus equipos”. Ante los resultados que hoy obtiene de esta transformación, postula la necesidad de una revolución en la Relaciones Humanas (de las que él ya es protagonista), que acompañe a los cambios mundiales. Más allá de cierta superficialidad que se pueda adjudicar a los artículos rescatados, lo cierto es que hay una corriente nueva en torno a la práctica económica, en los centros de formación de profesionales y aún en ámbitos de decisión. Coherente con ello aparece otro perfil, que exalta la capacidad de pensar y de crear como determinantes. En principio conviven con sociólogos, psicólogos sociales, etnólogos, y hasta filósofos3 quienes se mueven en el espacio de las tomas de decisiones económicas. Buscando las razones del cambio, se puede señalar que es el fracaso de los anteriores puntos de vista que sumados a fuertes demandas sociales invaden la economía dura. Intentado seguir la línea de análisis que planteamos arriba, también esta etapa tiene su hito fundacional; su punto de inflexión es el año 2001. El 11 de septiembre para el mundo, 21 de diciembre para el país que según un discurso pronunciado en esos días convulsionados estaba “condenado al éxito”, en tanto las movilizaciones, los saqueos y la violencia, anunciaban el fin de una etapa, que memoria social y reflexión mediante, se convierten en materia de estudios. Una nueva visión centrada en la diversidad cultural, en la diversidad social y en el reconocimiento de las identidades complejas en medio del mundo global es lo que se impone. Una tendencia para nada ingenua intenta contener los riesgos reales o percibidos (Francia, Inglaterra España) del movimiento en contrario que suponen costos políticos, económicos, y sociales disruptivos, de cuya magnitud nada se puede prever. Como consecuencia de la crisis de las ideologías, aplaudida a su tiempo, las tendencias y posturas se han multiplicado, en lugar de reducirse a un gran bloque culturalmente homogéneo como se esperaba. Reacciones religiosas, étnicas, reformistas, son indisociables de la injusta distribución y la fuerte concentración económica, que se expresan tras los conflictos. La globalización y su complemento de 3 “El ascenso de la ironía” Clarín Suplemento Económico. 30-9-2007. Egresado de Filosofía y Letras de la UBA dirige “ el área de detección de nuevas tendencias en la agencia JWT…”. Recomienda estudiar filosofía a quienes estén interesados en entrar en el mercado de los servicios de publicidad. 7 multiculturalidad global4 , exigen generar estrategias acordes. Fenómenos de la magnitud del chino abierto al mundo, o del crecimiento indio no se pueden desconocer. Los estudios en el campo de las ciencias económicas como se vio, dan cuenta de la nueva condición mundial. Lo raro es la corriente en sentido contrario que parece tener espacio en nuestro mundo académico. Cuando más se amplía el interés por lo social, y la búsqueda de alternativas en esos campos es mayor, aquí se plantea la posibilidad (a contracorriente pues supondría volver a un modelo de pensamiento superado) de formar especialistas en el campo económico que puedan disociar su saber profesional de las reflexiones sociales, estén ellas pautadas desde la psicología, la sociología, la historia. Esos saberes se entiende hoy que son indispensables para los hombres de los negocios, y no parecen ser los centros de estudios más reconocidos los que desconocen esa necesidad. Conclusión Joao Magueijo5 , es un joven físico portugués, que propone para su campo una transformación que se centre en valorar las formulaciones que normalmente se descartan porque escapan a la experimentación (es decir “no se pueden probar o desaprobar” (aún)), o no se ajustan a los moldes de las teorías que revolucionaron el siglo XX, la cuántica y la de la relatividad. Va más allá al cuestionar los postulados simplificadores y reduccionistas que impiden superar las contradicciones vigentes en el campo cosmológico. El exceso de interpretaciones o de puntos de vista con que se caracteriza a las ciencias sociales al compararlas con la exactitud de los resultados a los que arriban las verdaderas ciencias, es precisamente el factor que el físico reconoce como central para producir nada más que “revoluciones científicas”. Esta convergencia en las demandas de un cambio en el mundo del conocimiento, habla como mínimo de la necesidad de pensar un nuevo paradigma. “Los científicos…. deben crear una cultura científica” que tenga en cuenta que es la gente y no ellos “los que en realidad van a tomar las decisiones,”6 sobre la aplicación o no de los resultados de las ciencias. Las ciencias entendidas como construcción social, y al servicio de la sociedad es la tendencia que se manifiesta con fuerza entre los productores más dinámicos del mundo del pensamiento. Cuando desde la física, que estudia fenómenos que parece que tienen poco que ver con el compromiso social, se insiste en la necesidad de producirlo, negar la pertinencia de incluir a las ciencias sociales en los programas de estudios de economía, resulta como mínimo una propuesta 4 “Ahora un occidental manda en Sony” . Clarín Suplemento Económico. 13-3 -2005 “Nos están haciendo falta nuevas revoluciones científicas”. Entrevista a Joao Magueijo Clarín Suplemento Zona. Conversación a fondo. 20-5-2007. Interesantes puntos de vista en “Diego Hurtado de Mendoza. Historiador y físico”. Clarín Suplemento Zona. Conversación a fondo.26-8-2007. 6 Clarín Suplemento Zona. Conversación a fondo.26-8-2007. 5 8 desacertada y además anacrónica. En cuanto a las universidades que se suponen en la vanguardia, no escapan a la influencia de tal transformación del punto de vista científico. El debate no puede estar puesto en la línea de incluir o no las currículas sociales en economía, sino que debe darse en medio de las asignaturas que conforman el amplio campo de las ciencias sociales para definir en conjunto cómo construir cuerpos de conocimientos y propuestas de estrategias que hablen de las transformaciones producidas en toda su dimensión, y que aporten a un cambio de paradigma. Porque no se puede negar que las ciencias sociales también fueron afectadas por la cultura posmoderna, que difundió la concepción de que entre el discurso histórico – social y la narración literaria (ficción), no existen diferencias. Cerrando nuestro tema, en un artículo reciente en el que Paul Samuelson 7 reflexiona sobre las consecuencias del fin de la burbuja inmobiliaria en los Estados Unidos hace la pregunta ¿Donde estaban los economistas?, que no pudieron hacer una analogía entre este proceso y otras experiencias históricas, para prever el fin desastroso de semejante especulación. Y recurre a “la historia” para sustentar su opinión de que no vieron el porvenir, aquellos que pusieron su mirada sólo en los índices de ganancias de corto plazo. Los economistas argentinos deberán escuchar al Premio Nobel. Bibliografía: Calello, H.– Neuhaus, S.: Método y antimétodo. Proceso y diseño de las investigaciones interdisciplinarias en Ciencias Humanas. Buenos Aires, Colihue Universidad, 1999 Habermas, J.: La lógica de las Ciencias Sociales. Madrid, Tecnos, 1988 Simmel Georg. Cuestiones fundamentales de sociología. Barcelona, Gedisa, 2002 Schuster, Federico: Filosofía y métodos de las Ciencias Sociales. Buenos Aires, Manantial, 2002. Wallerstein, I. Abrir la Ciencias Social. México, Siglo XXI, 2004. Diarios Clarín. La Nación Revista Ñ. Revista “El federal”. Revista Newsweek 7 “¿Dónde estaban los economistas?” Clarín. Suplemento Eco. 30-09-2007 .En la misma sección, enfrentada, la nota sobre el discurso de cierre de gestión de Rodrigo de Rato frente al FMI. El discurso de los ’90 en pie. 9