David Nievas Bullejos - I Congreso Internacional de Estudios Militares

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I Congreso Internacional de Estudios Militares
Inestabilidad en el Sahel: islam, islamismo y militancia
yihadista en Mali
David Nievas Bullejos - Universidad Autónoma de Madrid – davidnievasb@gmail.com
Resumen: En esta comunicación abordamos el lugar del islam en Mali tras
la crisis de seguridad que vivió el país entre 2012 y 2013. Al igual que ocurre
en otros lugares de África Occidental, el papel del islam es cada vez mayor
en la sociedad y en la política maliense, si bien no es una consecuencia de la
presencia y actividad de los grupos yihadistas existentes en la zona. En líneas
generales, nos detendremos en las principales corrientes islámicas en Mali desde
una perspectiva histórica y en los acontecimientos que han hecho más visible
el islam en la política maliense, como la irrupción de la religión en la campaña
presidencial de 2013.
Nota biográfica: Realizo un doctorado en Estudios Árabes e Islámicos y soy
becario FPU por el Ministerio de Educación. También soy investigador asociado al Taller Estudios Internacionales Mediterráneos (TEIM) y miembro del
Observatorio Político y Electoral del Mundo Árabe y Musulmán (OPEMAM).
Palabras clave: Mali, islam, yihadismo, reformismo, islamismo.
1. INTRODUCCIÓN
El presente trabajo trata de examinar el estado de la religión, y concretamente del islam, en Mali después de la ocupación de las tres regiones del norte
por grupos yihadistas e islamistas entre 2012 y 2013. Al igual que ocurre en
otros lugares de África Occidental, varios acontecimientos sugieren que el papel del islam es cada vez mayor en la sociedad y en la política maliense, pero
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no es por la presencia de los grupos yihadistas que pretenden desestabilizar la
franja del Sahel. La importancia del islam en política viene de tiempo atrás
y no merece un tratamiento desde el punto de vista alarmista como a veces se
tiene. A las puertas de las crisis institucional y de seguridad que el país atravesó
el islam estaba establecido en la vida pública y política, como lo que algunos
observadores califican como un islam político. En este trabajo examinaremos
su trayectoria para llegar a ello. Nos detendremos en las principales corrientes
islámicas en Mali y en los acontecimientos que han hecho más visible el islam en
la política maliense, como la irrupción de la religión en la campaña presidencial
de 2013.
No tratamos de hacer un análisis de seguridad de Mali a partir de las
corrientes islámicas o las veleidades de los grupos armados yihadistas en el norte
del país. Nuestra intención es trazar un panorama de un fenómeno existente
desde hace años y lanzar una mirada ponderada que permita una mejor comprensión tras la reconquista militar liderada por Francia y el restablecimiento
de un gobierno democrático. Sin restar relevancia a la posible amenaza a la
seguridad que suponen los grupos armados que siguen unas doctrinas islámicas
extremistas, creemos importante tener presente este tipo de análisis a la hora
de abordar Mali y el conflicto.
2. ISLAM Y LAICIDAD EN MALI
Con el objetivo de hacer una breve introducción al país, a continuación haremos
un repaso al recorrido del islam y del secularismo en Mali.
Oficialmente, en la construcción del Mali independiente, el país ha
heredado la laicidad de la antigua colonia, Francia, y es reconocido como un
estado laico en sus textos fundamentales. Por su historia, Mali es un país
donde conviven varias confesiones si bien es considerado como un país musulmán. Aunque no existe censo religioso que pueda corroborarlo, se estima que
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cerca del 90% de los más de 15 millones de habitantes se declaran musulmanes.
El hecho de ser un país mayoritariamente musulmán y una forma de Estado
laico ha levantado recientemente polémica, no por la incompatibilidad del islam y la democracia, si no por el debate que existe sobre qué tipo de laicidad
adoptar y el rol de la religión en el Estado. La forma de practicar el islam es
muy diversa y los musulmanes han convivido pacíficamente durante décadas con
las comunidades cristianas y las prácticas animistas. No obstante, los grupos
yihadistas e islamistas que ocuparon en 2012 el norte durante cerca de 10 meses
trataron de imponer una interpretación rigorista del islam basado en aplicar la
sharía y tratando de hacer tabla rasa con las tradicionales prácticas islámicas
de una parte de la población.
2.1. El islam en la época pre colonial y bajo la administración francesa
La llegada del islam a los que hoy conocemos como Mali se remonta a más de 10
siglos. La religión islámica fue llevada fundamentalmente por mercaderes desde
el norte de África que se establecieron en las principales ciudades de los sucesivos
imperios medievales que dominaron la región. De hecho, el nombre del país está
inspirado en la imperio medieval que entre el siglo XIII y el XVI cubrió parte
del Mali actual y bajo cuyo dominio se construyeron edificios islámicos. Mansa
Musa (1280-1337), uno de los gobernantes más famosos, era musulmán y hoy
en día es conocido por la famosa peregrinación a la Meca que realizó en la que
dejó muestras de su riqueza en oro. En la época pre-colonial ciudades malienses
como Tombuctú o Djenné obtuvieron un renombre como centros de cultura y
saber islámico, así como centros de comercio. No podemos olvidar que en las
tierras del Mali actual tuvieron lugar yihads reformistas llevadas a cabo por
líderes sufís como Sheku Amadú (m.1845) y El Hajj Omar Tall (m. 1864) que
denunciaron lo que ellos consideraban como un comportamiento no islámico de
los reinos locales y buscaron reemplazarlos por una política basada en el islam y
la ley islámica. La adopción del islam por la población maliense fue progresiva
a lo largo de los siglos. Algunas interpretaciones islámicas se acomodaron a
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las prácticas animistas precedentes y otras abogaron por una aplicación más
pura. El islam cogió un peso histórico que muchas veces los líderes musulmanes
actuales sacan a colación.
El islam que los colonizadores franceses encontraron a finales del siglo
XIX en lo que hoy es Mali no era un islam popularizado. Según las crónicas, a
pesar de la existencia de reinos liderados por prebostes que se declaraban islámicos, las prácticas populares no estaban muy enraizadas y persistían las creencias
populares animistas. Sin embargo, la presencia francesa ayudó paradójicamente
a islamizar la sociedad. El gran movimiento de personas y mercancías entre
zonas del África Occidental Francesa hizo entrar en contacto a comunidades
entre sí y la conversión se aceleró. Los cambios que la colonización propició
también se notaron en la emergencia de nuevos actores políticos, económicos
y religiosos así como la difusión popular del islam que fue conformando una
identidad islámica. Como consecuencia emergió lo que Launay y Soares (2009)
llaman una “esfera islámica”. Nació una cultura islámica más estandarizada que
eludía el control de Estado y en la que se debatía el liderazgo y la forma de ser
musulmán y practicar la religión. La mayoría de los musulmanes se relacionaron
con el sufismo, una tradición islámica de vivir el islam que se centra en la transmisión de la experiencia espiritual y relacionados con lealtades personales a los
marabús o clérigos musulmanes de las cofradías, y las autoridades coloniales
solo tuvieron que cooptar su lealtad para asegurarse el apoyo de sus seguidores.
Los marabús, comportándose como “buenos ciudadanos franceses”, es decir, no
contestando el dominio francés, se ganaron la posibilidad de predicar y ampliar
sus bases con total libertad en la “esfera islámica”.
2.2. Los musulmanes en la independencia
Si en el inicio del siglo XX la mitad de la población apenas era musulmana, en
vísperas de la independencia en los años 50 como consecuencia de la colonización
francesa Mali se convirtió en un país mayoritariamente musulmán. En esa época
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de turbulencias políticas, los musulmanes no constituyeron una base homogénea
para la lucha por la independencia que viese emerger una esfera islámica en
la política. La participación musulmana en política se limitó a unos pocos
musulmanes que sí jugaron un papel político integrando individualmente parte
de los partidos activistas por la independencia.
En los años 70 resurgió la ideología del islamismo político a la vez que
lo hacía en el mundo islámico. Bajo el régimen autoritario del militar Mussa
Traoré (1969-1991), algunos malienses encontraron en el islam una ideología para
desafiar el statu-quo y buscar una autonomía. Con el aumento de la inversión
proveniente del Golfo, el país vio favorecido el crecimiento de mezquitas. Un
dato ilustrativo de la emergencia de lo religioso es el aumento del número de
oratorios islámicos. La construcción de mezquitas se incrementó, algunas de
ellas opulentas mezquitas destinadas a la oración del viernes. Según datos de
Brenner (2000), entre 1968 y 1983 el número de mezquitas en Bamako pasó de
77 a 203.
El boom religioso también fue un efecto llamada en el ámbito económico para
los países africanos que, como Mali, sufrían los ajustes económicos del mercado
mundial. En los años 80 el presidente Traoré reposicionó su diplomacia hacia
el mundo musulmán, muy atractivo financieramente en una época de ajustes
inducidos por los organismos internacionales financieros. En 1980 se creó la
iniciativa islámica promovida por el Estado, la AMUPI (Association Malienne
pour l’Unité et le Progrès de l’Islam), con el fin de agrupar a los musulmanes
bajo una misma organización a la vez que servía al Estado para controlar conflictos internos musulmanes y captar ayuda financiera de los estados islámicos.
A finales de los años 80 se crearon algunas de las asociaciones islámicas más
importantes del país como la asociación reformista AISLAM (Association Islamique pour le Salut au Mali), primera asociación islámica reconocida por el
régimen de Traoré, o el movimiento Ansar Din, del predicador Usmane Madani
Haidara, que discutiremos más abajo.
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2.3. La llegada de la democracia: laicidad y resurgimiento del islam
El 26 de marzo de 1991 marcó un hecho histórico en la historia de Mali. Los
movimientos prodemocráticos populares lograron desbancar el régimen dictatorial de Mussa Traoré. Más de 30 años de reino de partido único fueron interrumpidos por un levantamiento popular liderado por una parte del ejército,
al cuyo frente estuvo el coronel Amadú Tumani Touré. Este hecho abrió una
nueva era democrática que también influyó en el islam maliense.
No obstante, la apertura democrática vetó la posibilidad de creación de
partidos políticos islámicos y certificó la laicidad del Estado en la Constitución.
En las discusiones posteriores a la caída de Mussa Traoré, los actores representativos de la sociedad maliense y los militares iniciaron la preparación de una
nueva Constitución para fundar la nueva República de Mali. Tras la caída del
régimen, la organización estatal AMUPI fue contestada por otras asociaciones
que habían participado en las protestas contra el régimen de Traoré desde la
clandestinidad, o que se crearon gracias al florecimiento de las libertades. Durante las reflexiones para dotar al país de nuevas estructuras algunas de estas
asociaciones sumaron sus esfuerzos para pedir la formación de partidos políticos
religiosos. La Conferencia Nacional, celebrada en julio y agosto de 1992 estaba
compuesta por todos los estamentos de la sociedad maliense y también contó
con la presencia de activistas musulmanes. Personalidades musulmanas intervinieron en las diferentes comisiones que prepararon los textos fundamentales.
La religión fue uno de los temas que se trataron. El debate giró en torno a la laicidad o la confesionalidad del país y sobre la propuesta de prohibir la formación
de partidos políticos con una base religiosa. Finalmente, la mayoría de participantes votaron masivamente por un Mali laico, enterrando así la posibilidad de
formar partidos políticos religiosos.
Ante la imposibilidad de crear partidos políticos islámicos, los musulmanes se giraron hacia la creación de asociaciones islámicas que permitían los
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nuevos espacios y libertades. La emisión de espacios religiosos en la radio y
en la televisión se democratizó, y los mensajes islámicos se extendieron. Ante
la pujante fuerza del islam en los años 90, era óbice preguntarse si iba a ser
posible resistir mucho tiempo a la presión a favor de la autorización de partidos
políticos musulmanes, algo que no ha ocurrido hasta el momento aunque varias
fuerzas y corrientes seguramente quieran cambiar.
2.4. Ansar Din Internacional
De esta libertad de expresión y el nacimiento de nuevos medios de comunicación
se beneficiaron lideres musulmanes como el predicar Chérif Usmane Madani
Haidara, y su organización internacional, Ansar Din International. Algunos lo
describen como el predicador más famoso e influyente en el Mali actual (Soares
2005, Holder, 2012). Su organización, creada a finales de los ochenta bajo el
régimen de Traoré, ha crecido enormemente gracias a la gran popularidad que
su líder espiritual ha alcanzado gracias a la difusión de sus prédicas en formatos
de cintas de audio y la utilización de las lenguas nacionales en sus discursos.
Sus prédicas, alejadas de los convencionalismos de las mezquitas y articulándose
en una dimensión política y de crítica social, tienen una gran acogida entre la
población musulmana maliense. Además se ha adaptado a las nuevas tecnologías
y mantiene abierto un perfil de Facebook muy activo en el que comenta la
situación política del país y la manera adecuada de ser musulmán, así como
atiende online las dudas de sus fieles.
Si tuviéramos que clasificar su corriente de pensamiento y activismo
dentro del islam sería difícil hacerlo. Aunque las clasificaciones nunca sean exactas, y esta vez nos solo nos ayuden a describirlo, pensamos que sería adecuado
definirlo como un reformador. Madani Haidara insiste en la crítica de los linajes
marabúticos y de las autoridades religiosas tradicionales sufíes, a pesar de venir
de una familia tradicional. Tampoco escatimó en críticas a los grupos armados que ocuparon el norte del país, declarando que no eran musulmanes lo que
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le valió las amenazas de esos grupos. Apoya la intervención militar francesa
aunque mantiene que existen intereses ocultos detrás de la operación. También
es muy activo en los servicios sociales, con varios centros médicos gestionados
por la asociación. Parte de su discurso se basa en que para ser musulmán no
hace falta solo rezar si se tienen otros comportamientos inadecuados. Aunque se
considera un movimiento apolítico, Ansar Din es ampliamente reconocido por
todos los malienses y por las autoridades políticas. Hoy en día mantiene cierta
autonomía que le permite verter críticas al gobierno gracias a la financiación
propia gracias a sus decenas de miles de seguidores en Mali y en todo el mundo,
especialmente en África Occidental y en Europa.
3. RECORRIDO DEL REFORMISMO MUSULMÁN
3.1.Pluralidad de corrientes islámicas
Para analizar los musulmanes y la sociedad contemporánea de Mali es imprescindible tener en cuenta que existen otras formas de concebir las doctrinas y las
prácticas musulmanas así como la posición acerca del papel de la religión en la
política. Por cuestiones de espacio no haremos un análisis de las prácticas que
existen, muchas de ellas mezcladas entre corrientes o simplemente musulmanes
ligeramente islamizados, sino que nos detendremos en otra corriente que nos
interesa por su interés e influencia en la política maliense.
Después de haber mencionado al predicador Chérif Madani Haidara, al
panorama musulmán debemos añadirle otra corriente de importancia. La esfera pública colonial a la que hacían referencia Launay y Soares (2009) en la era
poscolonial, también incluye a los llamados “wahhabíes” o “salafíes”. Estas acepciones no son del todo correctas para denominarlos y de hecho, no son utilizadas
por ellos mismos. Ellos prefieren denominarse “sunnies”. Interpretándolo como
una diferenciación entre sunnies y chiies (rama del islam de aquellos seguidores
de Ali, sobrino del Profeta, aparecida en los primeros siglos) quizá nos quedamos
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cortos. Una interpretación de su denominación más cercana a que ellos se reclaman los verdaderos seguidores de la Sunna o tradición del Profeta, volviendo a
unos orígenes del islam, es más adecuada.
En la mayoría de las ocasiones se utiliza la denominación de wahhabíes
para aquellos seguidores de la doctrina de su fundador, Muhamad Ben Abd al
Wahhab (1703-1793), nacido en Arabia e influenciado por el pensamiento de Ibn
Hanbal (780-855) e Ibn Taymiyya (1263-1328), cuya doctrina tomó el príncipe
Mohamad Ben Saud en 1744 para formar la dinastía que más tarde gobernaría
en la península arábiga, lo que hoy es conocido como el reino de Arabia Saudí.
Sin embargo, sería arriesgado utilizar el término wahhabí para designar a los
seguidores de esta corriente en Mali puesto que ellos rechazan seguir a Abd Al
Wahhab, que lo reconocen únicamente como pensador pero no están de acuerdo
en la insinuación de que sea un santo intercesor entre ellos y Dios. En nuestro
trabajo utilizaremos sin embargo el término wahhabí por comodidad, así como el
de reformistas por la acepción de aquellos que abogan por una lectura literalista
de los textos, como Abd Al Wahhab que abogó por una lectura de los textos
fundamentales alejada de una imitación de la tradición que durante siglos han
hecho los jurisconsultos y teólogos, para llegar al verdadero mensaje del Profeta.
Sin embargo, tendremos en cuenta que el reformismo es una categoría amplia y
porosa que no podemos acotar, como hemos visto más arriba.
La mayoría de los musulmanes malienses están afiliados a las cofradías
sufíes o turuq (plural de tariqa), principalmente a las órdenes de la Tiyaniyyah,
la Qadiriyah o la Hamawiyyah, una rama de la Tiyaniyyah, aparecidas en los
siglos XVII y que toman el nombre de los fundadores de las mismas. Como
hemos mencionado antes, otra parte importante de los practicantes del islam
en Mali están afiliados a asociaciones que podríamos calificar que no entran
en la categoría de sufíes, como la organización Ansar Din Internacional, organizaciones o corrientes no formales o incluso a formas de vivirlo en el que el
individuo se acoge a prácticas del wahhabismo pero que no se declaran de esa
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corriente (Saint-Lary 2012). Los reformistas son una minoría entre los musulmanes malienses pero es necesario tenerles en cuenta por la importancia que
ocupan en el Mali actual. Por ello, a continuación haremos un repaso a su
recorrido.
La presencia desde hace unos años de grupos yihadistas e islamistas en
el norte de Mali es susceptible de llevarnos a engaños pero no podemos hacer
amalgamas. Los reformistas deben de ser diferenciados de los yihadistas e islamistas que ocuparon el norte del país entre abril de 2012 y enero de 2013.
Aunque puedan compartir parte de la ideología y orientaciones teológicas, los
medios empleados para expandir su visión religiosa y su política divergen notablemente. Las afirmaciones de que algunos líderes o comunidades de musulmanes en el sur de Mali, identificados como reformistas, eran favorables a la
ocupación por los yihadistas y que esperaban la llegada de estos grupos, son
para tomar con mucha prudencia. Simplemente compartir aparentemente parte
de las orientaciones teológicas no significa que deseaban una extensión del dominio violento de los grupos armados del norte de Mali. Sin embargo, sí es
cierto que el activismo de los reformistas les ha hecho granjearse unas bases
importantes entre los malienses que hace que se les tenga que dar una atención
especial.
3.2. Los primeros reformistas
Si la corta experiencia extremista en el norte de Mali puso de relieve la presencia
de una corriente reformista en el país, ésta es fundamentalmente pacífica y no es
nueva en África Occidental. Los primeros reformistas comenzaron a establecerse
en Mali en particular en los años 40 del siglo XX. Lo que se podrían considerar
como grupos diferenciados se establecieron en centros urbanos, como Bamako y
otros centros de África Occidental, gracias a las redes de jóvenes estudiantes y
comerciantes que tenían relaciones con Oriente Medio.
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Los wahhabíes oesteafricanos crearon sus propias instituciones, mezquitas
y escuelas en la época colonial. Debido a la polémica con los sufíes por sus prácticas, en especial sobre la forma de rezar, crearon sus propias mezquitas donde
acudían a orar. La polémica en torno a cosas prácticas como cómo orar, la
posición de los brazos, dónde y qué celebrar, son, sin embargo, cosas que siguen
siendo motivo de disputa aunque no de enfrentamiento violento como en el
pasado. A finales de los años 50, la polémica en torno a la construcción de una
mezquita wahhabí en un barrio de Bamako motivó enfrentamientos en la capital
y en varias ciudades entre los partidarios y detractores de los wahhabíes. Estos
disturbios acabaron con el pillaje y destrucción de propiedades de wahhabíes
ante la inacción de las autoridades.
Los reformistas en general tienen como característica la oposición a
las prácticas del islam “tradicional” sufí, mayoritariamente practicado por la
población del África del Oeste en general, y, concretamente, maliense. Rechazan muchas de las “innovaciones” (bid’a) de la expresión musulmana local al
referirse a una pureza ritual según la doctrina reformista wahhabí. Denuncian
toda forma de interponerse entre el individuo y Dios, y por tanto, critican toda
veneración a los santos, algo muy extendido entre la forma “tradicional” de vivir
el islam de los malienses. También se manifiesta por la negativa general a celebrar grandes fiestas ostentosas, como la celebración del Maulud o nacimiento
del Profeta, por los códigos de vestimenta, con una vestimenta más piadosa y
la adopción del velo por las mujeres, o el llevar barba. Aunque, como hemos
visto más arriba, esta voluntad de diferenciación respecto a las prácticas sufíes
no es exclusiva de los reformistas y muchos individuos que no se declaran de
esta corriente las siguen. En la actualidad los enfrentamientos entre partidarios
y detractores han desaparecido, no porque no siguen divergiendo, sino por un
deseo de no dividir la umma musulmana – comunidad de creyentes- y la cohabitación entre musulmanes. Las críticas wahhabíes son menos virulentas que lo
eran en el pasado.
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3.3. Preponderancia de los reformistas en política en la época contemporánea
En los años 70, los reformistas malienses comenzaron a afirmarse como actores
económicos y como intermediarios en las relaciones con Arabia Saudí y el Banco
Islámico de Desarrollo. Como clase económica, la mayor parte de los alumnos
de las medersas o escuelas en árabe y sus partidarios eran comerciantes. En
los años 80 se amplió a otros niveles sociales como intelectuales, funcionarios o
campesinos. Como señala Kaba, la adherencia a esta práctica estaba en pleno
auge. Como anécdota señala que durante el rezo del viernes, la mezquita reformista de Badialan, un barrio de Bamako, estaba repleta de seguidores, que
algunos de ellos tenían que desplazarse kilómetros para llegar a ella. En cambio,
la gran mezquita de Bamako apenas tenía audiencia, algo impensable unos años
antes (Kaba 1974, 260).
En las últimas dos décadas, la corriente reformista ha continuado su
crecimiento entre la población y la opinión pública maliense. Si durante los
primeros años tras el florecimiento de las libertades, la competencia en el ámbito
musulmán se hizo notar, la corriente se recompuso en la segunda mitad de los
años 90. Su estrategia fue desarrollar unas redes en distintos ámbitos de la vida
pública maliense, como la educación, los medios de comunicaciones, desde donde
han podido dirigirse a la opinión pública musulmana. A pesar de ser una minoría
entre los musulmanes malienses, la gran influencia de los reformadores es debido
a que sus seguidores han sabido posicionarse en los estamentos malienses. La
corriente está actualmente representada en las instituciones civiles y religiosas
malienses.
La figura más prominente es la del imam Mahmud Dicko. Originario
de la región de Tombuctú, Dicko ejerce la presidencia del Alto Consejo Islámico
de Mali, cargo al que accedió en 2008 mediante una elecciones y renovó en
2014. Desde su ascenso a la presidencia del Consejo ha ejercido una creciente
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importancia en la política maliense como veremos más adelante, entendiendo de
distinta forma la laicidad y el papel de la religión en la política maliense. El
ACIM se creó en el año 2002 para organizar a los musulmanes malienses dentro
de la pluralidad de prácticas musulmanas. Sin embargo, el Consejo está dominado por musulmanes con tendencias reformistas. Asimismo, este organismo
sirve de interlocutor de los musulmanes con el poder, poniéndose así los wahhabíes en el centro entre el Estado y los musulmanes. Los reformistas se han
ganado la importancia a nivel nacional por su implantación en organizaciones
nacionales y su representación en el ACIM, pero también por su trabajo diario
en los barrios y pueblos malienses.
4. IMPLICACIONES DEL ISLAM EN LA POLÍTICA MALIENSE
Una serie de acontecimientos en las últimas dos décadas en Mali señalan una
mayor interferencia del islam en la política maliense, lo que algunos no dudan
en describir como un islam político. A continuación haremos un repaso a los
mayores acontecimientos que han puesto de relieve la creciente influencia de
los líderes musulmanes, especialmente los de las corrientes tratadas más arriba.
La ocupación del norte del país por grupos yihadistas e islamistas pusieron el
foco aún más en el islam, aunque sería arriesgado relacionar esa forma de islam extremista, presente pero poco arraigado en la región e instrumentalizado
aparentemente por otros motivos, con las prácticas islámicas tratadas anteriormente.
4.1. Turbulencias en el norte de Mali
A principios de 2012 los acontecimientos en Mali se convirtieron en una noticia
de interés internacional después del estallido de la rebelión tuareg en el norte del
país que dio paso a la caída en el abismo del país y sus instituciones. La revuelta
fue iniciada por el Movimiento Nacional de Liberación del Azawad (MNLA)
que se levantó en armas contra el gobierno central de Bamako. Pocas semanas
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después de la declaración unilateral de independencia del Azawad, grupos yihadistas presentes en la zona expulsaron al movimiento secesionista y pasaron
a dominar la región.
El dominio de estos grupos armados produjo un enorme revuelo en la
comunidad internacional a la vez que fue traumático para el propio Mali, que
perdió el control de tres cuartas partes de su territorio y vio cómo residentes en
la zona surgían como miembros de estos grupos. La proclamación de un “Estado
islámico del Azawad” durante un breve tiempo en 2012 fue incomprendido por
los observadores y expertos que, sabiendo de la existencia en el norte de Mali de
grupos terroristas y extranjeros como Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI)
y el Movimiento por la Unicidad y Yihad en África del Oeste (MUYAO), vieron
la adhesión de residentes a estos grupos y la emergencia de un grupo islamista
armado local (Ansar Din) en un lugar reputado por practicarse ampliamente un
islam sufí, inscrito supuestamente en la moderación religiosa.
Una de las grandes preguntas que los investigadores se hacen sobre la
crisis del norte es, cómo explicar la adherencia de individuos locales a las filas
yihadistas e islamistas armadas (Lebovich 2013). El Sahel, y concretamente el
norte de Mali, es atravesado por las rutas de la droga que transitan hacia Europa
así como de otros contrabandos muy lucrativos de los que se sospecha que estos
grupos participan. No podemos ignorar este elemento a la hora de analizar el
fenómeno yihadista en la zona pero a nuestro entender no explica por sí solo lo
ocurrido al dejar de lado la historia política y social, muchas veces jalonada por
fuertes tensiones sociales, política y económicas. Existen factores subyacentes
que podrían explicar lo ocurrido como la profunda desconfianza larvada durante
largos años de rebeliones tuaregs entre las diferentes poblaciones del norte de
Mali, exacerbada con la ofensiva armada del MNLA en Gao, Kidal y Tombuctú
a principios de abril de 2012. MUYAO fue visto como un mal menor al tener los
medios para expulsar de las ciudades a los rebeldes tuaregs (Lecocq et al. 2020).
Asimismo los investigadores reflexionan sobre la adherencia a estos grupos de
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comunidades “sub-alternas” que vieron en estos grupos la posibilidad de avanzar
en el estatus (Scheele et al. 2013). Por otro lado, la tradicional presencia
de comunidades reformistas en la región que supuestamente han cobijado a
yihadistas es para tener en cuenta aunque es demasiado rápido hacer la relación
directa entre esta forma de practicar el islam y el tránsito hacia grupos armados
yihadistas.
Una de las consecuencias de la dramática experiencia extremista en el
norte de Mali ha sido la sospecha ante cualquier movimiento o líder musulmán
con aspiraciones políticas. Sin embargo, una visión ponderada del panorama
islámico y político y una diferenciación entre los términos utilizados es útil
para cualquier política de seguridad y estratégica hacia Mali (Roy 2012). La
presencia de estos grupos armados llamó la atención internacional sobre Mali y
cualquier relación entre la política y el islam se consideró como sospechoso. Sin
embargo, las implicaciones del islam en política datan de hace tiempo y hunden
sus razones en otros factores que no tienen que ver con la presencia de yihadistas
en el septentrión maliense.
4.2. Revigorización de lo islámico en política
Desde la llegada de la democracia en 1992 hasta las elecciones presidenciales del
verano de 2013, Mali ha tenido dos presidentes, Alpha Umar Konaré (1992-2002)
y Amadú Tumani Turé (2002-2012). Ambos presidentes sufrieron la presión de
los líderes musulmanes y de las organizaciones islámicas y su creciente arraigo
entre la población en una suerte de reislamización de la sociedad. Desde los años
90, las asociaciones musulmanes, los panfletos en los medios de comunicación,
las escuelas y otras instituciones florecieron en el país disfrutando de la libertades conquistadas con la democracia. Una de las consecuencias fue la creación
de nuevos espacios de diálogo sobre la vida religiosa, social y política que la
vibrante sociedad civil musulmana aprovechó para influir la política maliense
en los últimos años.
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Desde hace una década hasta las últimas elecciones presidenciales y legislativas de 2013 las asociaciones y líderes musulmanes han entrado cada vez más
en política a través de distintas estrategias dentro de los límites de la laicidad
maliense y la imposibilidad de crear partidos políticos religiosos. La organización
de apoyos y celebraciones para un candidato presidencial por organizaciones islámicas y líderes fue el caso en 2002. En las elecciones presidenciales de 2002
que ganó el candidato Amadú Tumani Turé (conocido como ATT), organizaciones islámicas organizaron actos multitudinarios en estadios y plazas públicas
para pedir el voto por el candidato que personificase mejor los valores islámicos.
Los líderes musulmanes pidieron el voto por el líder del Rassemblement pour
le Mali y ex primer ministro, Ibrahim Bubacar Keita (conocido popularmente
como IBK). En esa ocasión el candidato apoyado fue eliminado de la carrera
presidencial en la primera ronda. Aunque este candidato obtuvo el apoyo de
la mayoría de líderes musulmanes, es frecuente que los candidatos se declaren
musulmanes y busquen acercarse a líderes musulmanes que bendigan su candidatura con el objetivo de acercarse a la población, muchas veces alejada de
la clase política y más cercana a los líderes musulmanes locales y autoridades
comunitarias (Soares 2010).
Otra estrategia para interferir en la política es la presión masiva y organizada a políticos y al gobierno desde las calles y desde las instituciones. Desde
su creación en 2002, poco a poco el Alto Consejo Islámico ha adquirido importancia y se ha convertido en el instrumento de los musulmanes para presionar
como un grupo en el terreno político, en especial tras la llegada de Mahmud
Dicko a su presidencia. A pesar de ser un organismo del Estado, la presión
fue fuertemente ejercida por los dirigentes del ACIM cuando las reformas impulsadas desde el ejecutivo afectaron al carácter moral del país. Los líderes
religiosos consideraron que se ponía en cuestión la moralidad del país con la
modificación y la aprobación del código de familia en el año 2009 y 2011 y el
debate sobre la abolición de la pena de muerte en 2007. El presidente ATT
sufrió la presión de los musulmanes en las calles pero también en el parlamento
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recordando a la forma de presión de los grupos de presión o lobby. En las
mezquitas también se debatió sobre la intención del gobierno de abolir la pena
de muerte y para contrarrestarlo se organizaron grandes reuniones en estadios
con la presencia de los líderes religiosos como el reformista Mahmud Dicko y
Chérif Madani Haidara en 2007 y 2008. Ante la presión suscitada, el ejecutivo
de ATT dio marcha atrás y no se aprobó la abolición de la pena de muerte.
Los acontecimientos ocurridos por la aprobación del código de familia
terminaron de consolidar la percepción del creciente visibilidad del islam en
política y del papel de los líderes musulmanes. El código de familia y de las personas es el código que en los Estados de toda África Occidental se copió de los
franceses para regir el matrimonio, la herencia, el divorcio y otros asuntos relacionados con la familia. En 2009, después de años de consultas entre asociaciones
civiles y religiosas y el gobierno, se presentó una reforma del código maliense,
cuyo texto se remonta a la I República, con la voluntad de mejorar la “situación
de los derechos las mujeres”. De los 1 155 artículos, se modificaron cerca de
50 artículos. Pero después de su aprobación, las asociaciones islámicas vieron
mal la redacción de dicha ley, que producía cambios en ámbitos como la tutela
del hijo en caso de muerte del padre, el reconocimiento implícito según ellos del
adulterio con los derechos sobre el hijo ilegítimo o el matrimonio religioso, que
se mantenía como inválido a pesar de ser muy común en las zonas rurales y alejadas de la administración maliense (Soares 2009). Después de la aprobación de
la ley con una votación unánime en la Asamblea Nacional, en agosto de 2009 los
líderes del Alto Consejo Islámico organizaron una presión extra-parlamentaria
consistente especialmente en la organización de actos públicos para denunciarla.
La presión en las calles llevó a llenar el principal estadio de Bamako con una
capacidad de 50 000 personas, aforo que nunca ha registrado para un partido de
fútbol o acto de cualquier político maliense alguno. Ante las masivas protestas
populares, el presidente ATT consideró ordenar una revisión del texto.
La polémica en torno al código de la familia creó un debate público sobre
17
la laicidad del Estado y el papel del islam en la política. Con esta protesta e
implicación en el terreno de la política, sus principales impulsores musulmanes
plantearon que el código de la familia era una imposición de Occidente y lo
describieron como algo ajeno a la cultura y costumbres del país, militando así a
favor del islam y desacreditando al gobierno y la clase política que había votado
a favor. Más allá de la militancia en contra de la reforma del código de la
familia, cuestionaron la laicidad en Mali, aduciendo que ésta iba en contra de
la religión. Este cuestionamiento de la laicidad no se ha reducido a los debates
sobre el código de familia, sino que sigue como uno de los temas centrales en la
relación del Estado y la religión en el Mali actual.
Con estos acontecimientos, a las puertas de la caída en el abismo de las
instituciones malienses y del estallido de la rebelión tuareg en el norte en enero
de 2012, los líderes religiosos musulmanes de las corrientes más importantes
en Mali demostraron su capacidad de presión y de interferencia en la política
nacional para cambiar políticas gubernamentales así como para desacreditar al
estamento político, que más tarde claudicó con el golpe de Estado de marzo
2012. La preponderancia de los líderes del islam maliense se ve favorecida por
la mala percepción de la clase política por los ciudadanos que ven como se
interesan únicamente por sus asuntos y no hacen avanzar el país. En cambio,
los líderes religiosos mantienen una imagen muy positiva entre la población que
los ve como unas figuras en las que confiar, no tan corruptas como los políticos
y con una devoción mayor por el país. Su importancia se mantuvo durante
la doble crisis que sacudió el país. La novedosa creación de un Ministerio de
Asuntos Religiosos bajo el gobierno civil de transición entre abril de 2012 y julio
de 2013 marcó un nuevo nivel de la creciente visibilidad política del islam acorde
con el activismo político de los líderes religiosos.
4.3. Las elecciones presidenciales y el papel de los líderes y organizaciones islámicas
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En las elecciones presidenciales del verano de 2013 que finalizaron la transición
política, fue otro momento de intromisión del islam en la política maliense. Durante la campaña electoral algunos de los principales líderes religiosos dieron
la consigna de voto abiertamente por un candidato mientras que otros, reconociendo la importancia de las elecciones y no renunciando a su influencia, declinaron dar abiertamente el apoyo a ningún candidato. Para justificar dicha
influencia en las elecciones, el líder de la asociación Ansar Din Internacional
declaró que no dejaría gobernar a cualquiera y que, por ser líderes religiosos,
estaban obligados a implicarse en la gestión de los asuntos. No obstante, se
opuso a dar una apoyo explicito a un candidato, y dio libertad de voto a sus
seguidores, criticando una vez más a sus adversarios, en especial al presidente
del ACIM Mahmud Dicko, que sí ofreció su apoyo directo al candidato IBK.
La elección de apoyar la candidatura de IBK se realizó después de la
consulta con los 28 candidatos que optaron a la presidencia de Mali. El apoyo
religioso mayoritario se realizó esta vez a través de la creación de la plataforma
político-religiosa Sabati 2012. La plataforma se creó en 2012 para las elecciones
presidenciales abortadas por el golpe de Estado de marzo de ese año y está
liderada por un miembro del Alto Consejo Islámico, Mussa Bubacar Bah. Sabati
2012 tiene el apoyo de importantes líderes musulmanes como el Chérif de Nioro
del Sahel, o el presidente y varios miembros del ACIM, aunque no explícitamente
del organismo estatal en si mismo. El imam Buye Haidara, reputado personaje
de la región de Nioro du Sahel, en el suroeste maliense, financió la organización
con 100 millones de francos CFA para la campaña a favor del candidato IBK.
Por el momento conocemos poco de Sabati 2012 y de sus intenciones y objetivos
a largo plazo. A falta de más investigación y documentación, esta organización
hizo público un manifiesto con sus reivindicaciones en una serie de ámbitos
relacionados mayoritariamente con el islam. Sus preocupaciones son en parte
las reivindicaciones que los dirigentes del ACIM vienen defendiendo desde hace
unos años y que redundan en la mayor visibilidad del islam y en un mayor
reconocimiento del papel del islam en la sociedad y el Estado.
19
Según la plataforma, el antiguo primer ministro IBK era el candidato
que podía ser el que lleve las reivindicaciones de los líderes musulmanes a la
política y una defensa de los valores de Mali y del islam. La victoria aplastante
de IBK sobre su rival Cissé, con más del 77% de los votos, no se puede explicar exclusivamente por el apoyo musulmán. En 2002 no pudieron movilizar
a mucha gente y fue eliminado en primera ronda, pero en el caso de 2013 sería
inadecuado analizar la victoria de IBK únicamente por la movilización de los
religiosos (Nievas 2013). La cercanía de los líderes musulmanes con el presidente
IBK, musulmán practicante, levantó suspicacias entre sus rivales y en aquellos
observadores que interpretaron esa relación como una amenaza a la laicidad del
Estado. Con todo, la nueva presidencia de IBK no ha cumplido por el momento
con los temores de los observadores más alarmistas. Del nuevo ejecutivo formado en septiembre de 2013 fue eliminado el Ministerio de Asuntos Religiosos
creado durante la transición. Los apoyos de los sectores musulmanes tampoco
han sido recompensados como se esperaba por su explícito apoyo con ningún
puesto o cumpliendo reivindicación alguna por el momento.
5. CONCLUSIONES
El final del control yihadista e islamista en el norte de Mali tras la intervención
de Francia no significa que el islam ha dejado de ser una fuerza política de
relevancia. El papel público del islam tanto en el norte como en el sur, expandido
en la sociedad maliense desde los años noventa tras la caída del general Mussa
Traoré, está en crecimiento. La doble crisis de 2012-2013 se produjo en medio de
una reevaluación del papel del islam en la vida pública. Estas crisis han abierto
las oportunidades a los líderes musulmanes de varias tendencias para participar
del debate sobre el papel de la religión en el Estado y en la política a través de las
instituciones, la presión en las calles y la participación en las elecciones a través
del apoyo a un candidato. En el Mali pos-intervención francesa, los líderes y
movimientos islámicos van a seguir siendo centrales después de haberse ganado
un espacio en la esfera pública maliense.
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