CAPÍTULO IV Lcsiones producidas por los animales. Prescindiendo de las heridas causadas á los olivos por los ganados, por ciertos roedores (como el Mus silvaticus y el Arvicola arvalis) y aun por e] hombre, á causa de los cortes de ramas y podas inconsideradas, prescindiendo, decimos, de estas heridas, que por sus efectos podrian estudiarse en estas páginas, debemos ahora fijarnos en las lesiones producidas por los animales del típo articulados y clase insectos. Dichas lesiones tienen. una gran importancia y varía su naturaleza según se trate de ínsectos masticadores que arrebaten á las plantas tejidos ya formados, ó de insectos chu^adores que vivan á expensas de las jugos internos destinados á la nutrición y crecímiento de1 vegetal . Cuando las heridas hayan sido producídas por insec- _73_ tos del primer grupo en la raíz del vegetal, la5 consecuencias morbosas dependerán de (a amplitud y del lugar en que residan la^ lesiones, pues fáciimente se comprende que si los destrozos llegaron á afectar al eje leñoso, es muy difícil su curación, y aun cuando se forme el peridermo cicatricial , forzosamente han de quedar huecos entre la zona generatriz y el eje leñoso, por los que actuarán el oxígeno, la humedad del aire y el parasitismo, produciendo al fin la muerte de dicha raíz; y si Ia región invadida por el insecto fuese ia llamada de los pelos radiculares , la lesión producida tendría también importancia, puesto que imposibilitaría las funciones de absorción. Si la parte del vegetal atacada fuese el tronco ó las ramas, perforados los tejidos , interrúmpese la marcha de la savia ascendente, que en los olivos (como plantas dicotiledóneas leñosas) verifícase por la albura, así como la descendente circula por la corteza ó sistema cortical; sobrevienen derrames exteriores de líquidos internos del vegetal, la nutrición del olivo es incompleta y prodúcese la enfermedad, que á veces viene á agravarse con la implantación de ^,rérmenes morbosos existentes en el aire y desde luego con la desecación de los tejidos que quedan al descubierto. . IO -74- Las heridas causadas por los insectos masticadores en 1as hojas, sóio tendrian verdadera importancia cuando por su número pudieran influir di6cultando las funciones de exhalación, respiración, etc., por más que la desirucción parcial de !as hojas sea siempre perjudicial. En cuanto á las lesiones producidas por estos insectos en los frutos de[ ofivo, son de 1a mayor gravedad; sirva de ejemplo las que el `Dacus oleae determina en las aceitunas, heridas que, á más de mermar la pulpa, son causa de 1a propagación de gérmenes que alteran su composición é inutilizan el fruto. Los insectos chupadores determinan, de la misma manera, lesiones er^ las plantas, causando en ellas enfermedades de mayor ó menor importancia, según la parte de vegetal herido, la ^iaturaleza de1 insecto y eI número de las picaduras. Sabido es que éstas causan la irritación de los tejidos y las hipertrofias ó hinchazones `. En las ramas y brotes tiernos del olivo producen es^tos insectos deformaciones, determinadás por causas internas; así vemos á la5 hojas y á dichos brotes tiernos rizarse y retorcerse. Por último, recordaretnos que al^ Recuérdese la acciGn producida por la ^hilloxera en las raíces de la vid. _^S_ gunos hemípteros, como el Co^cus olecx, segregan una especie de melaza que viene á ser un excelente medio de cultivo de ciertas pa^ásitas, la negrilla del olivo, por ejemplo. Para que estas generalidades resulten menos incompletas, digamos que el hombre ha destruído, en una gran parte, la vegetación expontánea que cubría las tierras que hoy ha dedicado á las diversas producciones impuestas por las necesidades del mercado: ha variádo, por consecuencia, las condiciones de alimentación de los insectos: al cultivar las plantas, las ha sacado, en cierto modo, de sus condiciones naturales, determinando perturbaciones en el organismo vegetal, y aquéllos han encontrado en esta transformación una nutrición más apropiada, que han utilizado reproduciéndose en gran número y con una c^ariedad de formas verdaderamente maravillosa. En muchos casos es solamente el insecto la causa generadora del mal, y en otros es simplemente un síntoma de una alteración, producida por circunstancias atmosféricas, por acciones del suelo, etc. La preferencia que, generalmente, tienen aquellos seres para hacer objeto de su alimentación á ciertas especies de vegetales y la necesidad de conocerlos, nos obli- -^^gan, como ya hemos dicho, á su estudio específico, y, forzosamente, hay que entrar en e) vastísimo campo de la Entómologia, enumerándolo'S, fijando e) lugar que en la clasificación corresponde á cada uno de ellos, y describiendo los caracteres dé los que atacan al olivo, bien sean radici fagos, cauh fagos ú ovart fagós (masticádores ó c6upadores). E) orden que, para este estudio, nos parece más aceptable, es el establecido en las clasificaciones entomológicas, y claro está que suponemos conocidos los fundamentos de la Historia natural, sin cuyo conocimiento previo habría que encabezar este trabajo con los caracteres del tipo articulados y clase insectos, y con los pertenecientes á los órdenes himenb^teros, neurópteros, coleópteros, ortópteros , hemtpferos, lepidópteros y dl^teros. Comencemos, pues, la descripción del primero de estos órdenes, en el cual no se encuentran insectos que tengan verdadera importancia por los daños que causan en los olivos. - i7 - Himenópteras. PRINCIPALES CARACTERES llEL ORUEN Labio inferior prolon^ado en tengtleta pelosa yue sir^^e para lamer. Metamorfosis complicadas. - Cuatro alas membranusas con celdillas. Dos especies de este orden podemos citar como enemigos del olivo. Una de ellas, que causa daños á esta planta, es el Cynips olec^ (Risso), que pertenece á la familia de los C;ynipidos y I)ipiolepia^tos, que fueron comprendidos por el gran Linneo en el género Cyni^s. Las antenas de todas las especies de este género tienen Iq artejos en las hembras y- 15 en los machos, según Mr. Weswood (el Profesor Hartig aíirma que no existen estos últimos}. Las alas son grandes, con una pequeña mancha triangular y el escudo conveao. De la especie que ataca al olivo, sólo podemos decir que perfora el pedúnculo de las aceitunas para depositar, en el agujerito producido por la picadura, un huevecillo, del cual nace una larva que, introduciéndose en el fruto, ataca la pulpa y determina la caida de aquél '. i Varios cynzpia^os son parásitos de otros insectos, y el Profesor Costa menciona una especie que es parásita de los insectus que atacan al olivo. -^^_. Otro de los insectos que se citan en este orden como enemigos del olivo, es el Blennocampa melanopygia (Costa) que, ordinariamente, vive sobre los fresnos, y, alguna vez, dirije sus ataques á aquella oleaginosa. ^ Ignoramos su existencia en nuestro país; por esto, y por los pocos datos que poseemos relativos á su vida ^• costurnbres, nos limitamos á citarlo. Neurópteros. PRINCIPALES CARACTERES UEL ORDEN Boca dispuesta para masticar; alas membranosas é iguales. Metamorfosis complicada.-Cinc^ artejos en los tarsos. Solo una especie perjudicial á los olivos, y sin que sus ataques tengan importancia, podemos citar en este orden de insectos. Nos referimos á la denominada Calotermes_flavicollis (Fabricius), que vive en la región meridíonal de Europa y que Olivier la cita como propia de !a fauna andaluza. ^ Pertenece al grupo de los Termitianos. El macho tiene una longitud de 5 á ^ milímetros, y, contando las alas, de zo á la. Es de color obscuro, con la boca, antenas y patas amarillas. El protórax es también de este color y obscuro por su base , bordeado ex- - ^9 - teriorn^ente, grande y oblongo. La cabeza es cuadrangular y las alas con la nerviación mediana separada de la subcostal, que es,ahorquillada en el ápice. Sue1e confundirse esta especie con la Termes Jlavicollis, que es de otro género '. Coleópteros . PRINCIPAI,ES CARACTERES DEL ORDEPi' Boca dispuesta para masticar: en general, cuatro alas; las anteriores coriaceas, las posteriores membranosas y dobladas al través.-Metamorfosis complicada. Phlaeotribus oleae (denominado por los aaricultores barrenillo ó escarabajuelo: lám. 6.•, fig. q.•) Pertenece á la familia de los Scolitidos, ai género Phlc^otribus de Latreille y especie ^hlc^otribus olec^ de Fabricius, y es de color negruzco, de a milímétros de longitud, provisto de una vellosidad grisácea, con ]a cabeza.oculta en el corselete, los élitros más largos que anchos, las patas de color obscuro y las antenas rosai Según Girard, Vitruvio é Isidoro de Sevilla fueron los primeros que emplearon esta palabra Termes para designar un pequeño gusano que roe la madera de los olivos y encinas. -SO- das. Su larva es apoda, blanca, y provista de robusta^ mandíbulas. , Esta especie exíste en todo el litoral del Mediterráneo y ataca á los olivos enfermos (en [talia se le llama Punteruolo y `f^osica^^ate del olivo. DIAGNOS'fICO. - Además de los caracteres específicos del insecto, debe tenerse presente que de las incisiones hechas por las hembras, en la corteza de las ramas para penetrar en ellas 3- depositar sus huevecillos, fluye una substancia gomosa (lám. d.°, fig. I.a x) que indica la presencia de las larvas y de las hembras de esta especie, presencia que, por otra parte, acusa el polvillo de la madera que con sus mandíbulas produce el insecto. PROFILÁxIS Y MEDIOS DE ATACAR Á ESTE COLEÓPTERO.- Reseñemos ligeramente sus costumbres, pues de éstas podremos deducir algún medio profiláctico. La hembra fecundada hacia principios del mes de Abril ' practica en las ramillas secas una galería tortuosa (lám. 6.A, I. b y c y 2), en cuyo interior deposita sus huevecillos, en número de So, próximamente: á los quince días aparecen las larvas, que comienzan á roer la albura, hasta que 1legan á su completo desarrollo (al i Esta época es algu variable con el clima. - 81 - mes, poco más ó menos). Transfórmanse luego en ninfas, y, á los diez y seis dias, llegan á estado de inse ^ to perfecto. De manera que á fines del mes de Mayo, ó sea duranté la floraci8n del olivo, apárece el citado insecto, que tiené la fatal costumbre de hacer sus galerías en la^ axilas de las ramas sanas, que, frecuentemente, llegan á desecarse por efecto de este ataque á sus tejidos internos. Es, pues, necesario separar, al efectuar la poda del árbol, todas las ramillas secas, puesto que en el primer período de la vida de este scolítido las hacen objeto de sus ataques. Es indispensable, además, para destruir este caleóptero, llevar dichas ramas secas lejos del olivar y quemarlas enseguida, con lo cual evitaremos que el insecto, siguiendo su evolución, abandone sus galerías y vuelva á repetir sus ataques. Este procedimiento de destrucción del insecto, está basado en las observaciones del distinguido Profesor y entomólogo italiano L. Costa, que, en la provincia de Bari, al visitar los almacenes en que se guardaba la léña del olivo procedente de la poda, encontró, como sospechaba, al insecto que venimos estudiando, y observó que después de pasar su primer período de vida II -8s- en las leñas secas, salía al exterior y se trasladaba á los olivares. Según afirma nuestro querido maestro D. Casildo Ascárate ', el naturalista Brehen y el Profesor italianb A. Alvi, este insecto solamente ataca á los olivos previamente enfermos, por lo cual debe el agricultor fijar se principalmente en la enfermedad que vienen sufriendo estos árboles al ser atacados por el ^hlc^otribi^s olecP. Hylesinus oleiperda (lám. 7.•, fig. ^.•) Pertenece á la tribu que Mr. Girard denomina escolitianos y género hylesi^ius (de Fabricius), caracterizado por tener el funículo de las antenas de siete artejos y el cuerpo cilíndrico ú oblongo ovalado. La especie Hylesinus olei^erda (de Fabricius), también conocida con el nombre de barrenillo, tiene, en su. estado perfecto, de dos á tres milímetros de longitud, es de color negruzco, y los élitros, redondeados en su extremidad, son dos veces más largos que anchos, marcados por io estrías punteadas, erizadas de pelos. El corselete es negro, convexo, con vello de color amari- i Fallecido recientemente. -8;llento y la cabeza gruesa y ancha con una línea longitudinal. DIAGNÓSTICO, PROFILÁXIs Y CURACIÓN .-Además de los caracteres, que sirven para conocer al insecto, las ramas roidas y habitadas por las larvas presentan manchas de color rosado , violáceo ó moreno grisáceo, que tienen bastante extensión. Este coleóptero ataca preferentemente a] olivo, pero en el Norte vive también sobre el fresno y las lilas. Las hembras, según Boyer de Fonscolombe, alojan sus huevecillos entre la corteza y la albura de las ramas de los olivos enfermos, viviendo á expensas de sus jugos, y las larvas (procedentes de dichos huevos), que son blanquecinas, roen los tejidos indicados, transformándose en ninfas en Abril ó Mayo, dejando en las ramas de los olivos que han habitado pequeños agujeros redondos. Se recomiendan para combatir á este insecto los cuidados culturales, así como la poda y límpia de todas las ramas invadidas, que deben quemarse (lám. 7.°, figuras 1, a y 3). Esta especie vive en el medi^día de Francia y también en España. Rhynchites libripennis (Desb.). Este insecto, poco estudiado, pertenecc á la familia -K4- dé los curculionidos y género rhynchites, caracterizada por sus colores metálicos, azules, verdes, cuprosos, dorados, etc. Conócense 75 especies de este género en todos los países (excepto Australia). . El Profesor italiano A. A1vi dice de este coleóptero lo 5iguiénte: uHasta eí año i8^q nadie había indicado este insecto como perjudicial á los olivos; se venía confundiendo con el ^hlc^otribus oleca. En dicho año fué notada su existencía en Conversano, provincia de Bari; en i88o en Bari; en i8$i en Barletta, y en el 8z en Gallipoli, provincia de Lecce. Ataca á las aceitunas antes de su maduración, haciéndolas caer. n Se indica como remedio el quemar en 1os olivares paja húmeda ó alquitrán, á fin de hacer humo abundante, lo cual hace caer á los insectos de los árboles: inútil nos parece consignar que hay que obrar con precáución para no perjudicar á las plantas. Chantaris vescicatoria (Linneo) ( lám. q). Esta especie es la denominada vulgarmente cantárida, que hace objeto de sus ataques al fresrio, chopo; saúco, sauce y madreselva. Los oíivos son invadidos por este coleóptero en su última fase de vida, pues désde que la hembra depo^ ita sus huevecillo5 há ^ta __ K5 __ qué aparece el insecto perfecto, pasa éste por cinco estados. ^ Los caracterés más salientes de esta especie, son los si^ uientes: cuerpo alargado, de bordes casi paralelos, eonvexo, con élitros muy flexibles, un poco más ancho gue el corselete, antenas y tarsos negros y coloración general verde metálica '. Su tamaño varía de i 5 á Zo á 25 milímetros. MEV^os nE A^^ncnK Á EsTE ixsFCro. - Reseñemos breverriente sus costumbres: las ca^zt^ridas aparecen en gran número en el mes de ,junio y se las vé agitarse alrededor de los olivos para nutrirse de los brotes tiernos y de las flores, destruyendo de este modo, no solamente el producto del año, sino el de los siguientes. Los machos perecen después de la fecundación, y las hembras sobreviven algunos días para hacer la postura de sus huevecillos, que depositan en el suelo. Las 1arvas, que aparecen á los quince ó veinte días de la aovación, son de un color amarillo de limón y luego se obscurecen. Las cantáridas tienen un vuelo rápido durante las fioras de mayor calor, mostrando mucha vitalidad con ^ Esta especie se la conoce en Francia con el nombre dé mosca de Es^aña. - R6 -- el ardor del sol, mientras que están adormecidas en las primeras horas de la mañana y últimas de la tarde. De este hecho se deduce el procedimiento de ataque que debe seguirse contra este coleóptero, y que consiste sencillamente en sacudir, por las mañanas, las ramas de los olivos, cuando !as cant^tridas están adormecidas, y en recojerlas del árboi sacudido en mantas oliveras, previamente extendidas á su pie. Los insectos recojidos se venden á los farmacéuticos, que, como es sabido, los emplean en preparar vejigatAC10S. De este modo, el agricultor libra al olivo de un enemigo y lo hace con una pequeña utilidad, que compensa, en parte, el trabajo de la recolección. Anobium domesticum (Fourer). Esta especie, según el Profesor Alvi, se nutre de las ramas y hojas del olivo (así como de las de la vid). , - Las larvas de fos insectos del género a^tobium y tribu ^itiniairaos, tienen el cuerpo corto, blanco, carnoso, abultado por la parte anterior y encorvado por detrás ` y enteramente recubierto de pelos finos. Su cabeza es ^ Como las larvas de los larreelicor^nios. -8^- semicórnea, lisa, redondeada, pequeña y con antenas de dos artejos, al lado de los cuales se ven ]os estenmas, uno á cada costado de la cabeza. Su boca va provista de un labio saliente y de mandibulas cortas, arqueadas, con tres ó cuatro dientecitos. Otiorrhyncus meridionalis (Gyllien) (16m. 8.°) Perteneciente á la familia de los curculionidos '. Esta especie ataca á la vez á la madera y á las hojas del olivo, y tiene un color negro con reflejos rojizos, producidos por los pelos. Su tamaño viene á ser como el de un guisante, y ataca á 1os olivos, durante la noche, comiendo los tallos, hojas y brotes tiernos, mientras que en el transcurso del día permanece escondido en el suelo y cerca de las raíces de los árboles ( lám. 8.a Hoja atacada). MEDIOS DE DESTRUCCIóN DE ES'rE IN5ECT0. - Dad'dS sus costumbres nocturnas y su reposo al pie de los olivos durante el día, e] mejor medio de atacarle será el de remover ]a tierra inmediata á la base de los troncos, y ya que el agricultor se ha empeñado en hacer una guerra encarnizada á las aves insectívoras, no queda ^ Muy numerosa en especies. Según Lacordaire pasan de 400. -- RR - atro remedio que recojer y^ matar los insectos que si; en^ cuentren entre la tierra removida. '^ Sinoxylon muricatum (Linneo). Incluído entre los insecfos perjudiciales al olivo por Fonscolombe y con el Sino.r^^lon sexedentatum vive á expensas de dicho árbol. [Todavía se indican como enemigos del olívo otros varios coleópteros, tales como la ^lvfelolontha vulgaris (Fabricius) y el Orictes nasicornis (í.at.) (lám. 8.a)) Cionus Fraxini (de Geer) (I^m. q.*) Este curculionido ataca á los brotes tiernos é ingertos del olivo, á los que despoja rápidamente de sus hojas. Sus caracteres principales son los siguientes. La cabeza y el corselete son de un color gris obscuro, con la parte superior negruzca. l,os élitros son grisáceos blanquecino5, algo más anchos que el corselete y presentan estrías poco marcadas y punteadas y á veces una gran mancha negruzca común á los dos élitros. La parte inferior de su cuerpo va cubierta de escamas de coloración gris obscura. Ia macho es más pequeño que la hembra. ^ Aparece este insecto en Abril; la larva es amarillenta, -8qviscosa, y ataca á la parte blanquecina del envés de la^ hojas del olivo, que devora por placas ó fracciones irr.egulares, sin tocar la cara superior de la hoja. A los diez ó doce días, ha adquirido esta larva todo su desarrollo : colócase entonces sobre una hoja, allí pierde su color amarillento y su viscosidad; vuélvese de color gris, pasa luego al blanco, se deseca y se hace transparente. A las veinticuatro hóras puede verse una envoltura ovoídea adherente á la hoja y en la cual se inueve libremente la larva despojada de dicha envoltura. Esta larva segrega por un apéndice retractil , situado en la parte superior del segmento terminal de su abdomen, una materia pegajosa que la sirve para man- . tanerse con facilidad sobre las hojas y para protejerse de la 1luvia y del ardor del sol. Convertida en ninfa, descansa y se prepara para su última transEormación, que se efectúa en ocho ó diez días. En el estado perfecto es cuando este curculionido causa los mayores daños. Su apetito no solamente le induce á devorar las hojas, sobre las que pasa y repasa una doble lengiieta contenida en su aparato bucal, haciend<.^ huellas en el parénquima de un mílímetro de anchura, siño que ^ausa, además, lesiones en los brotes tiernos, Ilenos de jugo, produciendo así la pérdida de las flore^ rz -- C^O -- y frutos. De Abril á fines de Julío (según ^. Peragallo), hace la hembra de este insecto dos posturas, efectuando la primera sobre los brotes é ingertos. MoDO DE ('AMBA?IRLE.-Parece que sus enemigos naturales más temibles son ciertos hymenópteros, probablemente de los ^teromalianos, que se encargan de depositar sus huevecillos sobre las larvas de aquellos coleópteros. Se recomienda, como procedimiento artificial, e) sacudir los brotes tiernos del olivo sobre un paraguas invertido y destruir los insectos recogidos. Periteius Schacuherri (Boh.) (lám. g.•i Este coleóptero pertenece á la familia de los curculionidos, y sólo vive en los países meridionales. Los caracteres principales de esta especie son Ios siguientes: Presenta un color gris plateado á veces con un ligero reflejo amarillento ó bronceado, que, en cada uno de los élitros, forma una banda longitudinal más obscura: la línea de separación del protórax y de los élitros es recta (carácter muy propio de la especie); su longitud de cinco á seis milímetros; el rostro es tan Iargo como la cabeza; (as antenas de color grisáceo, en maza, y)os éiitros en forma de óvalo estrecho y cortados en ángulo -- yr -- recto por la base, terminados en punta, ^striados y c^n puntuaciones marcadas. Este insecto vive sobre los brotes tiernos del olivo, y sus transformaciones debe efectuarlas en la tíerra, puesto que jamás se han encontrado las larvas en los árboles. El color gris plateado de este insecto, contrastando con ei verde tranquiio de las hojas de1 olivo, permite verle fácilmente, y cuando el número de ellos sea muy (;rande, pueden recojerse y destruirlos, sacudiendo (as ramas invadidas sobre mantas eYtendidas en el suelo y debajo del árbol. Peritelus cremieri (Boh.). Este insecto es muy parecido al anterior; vive como él de los brc^te5 tiernos de1 olivo y de otras varias plantas, y, según Mr. A. Peragallo, abunda en las inme^ diaciones de Niza. Es algo más pequeño que el anterior, más abultado y de un color ^;ris blanquecino, con dos bandas sobre el protóral, que es casi cilíndrico. Presenta sus antenas también en forma de maza; los ^litros son ovalados y las patas fuertes. Othiorhynchus Ghilianii (Fairmaire). No creemos que exista.en las regiones meridionales, _.. y^ - por lo que nos limitaremos á decir que sc le cita como enemigo del olivo, que es de I a á i 3 milímetros de longitud, de un color negruzco, con pelos grisáceos, finos y cortos; sus élitros son anchos; las patas rojas, con las articulaciones y tarsos más obscuros. ^ Oryetes grypus (Ill.). Tarnbién se le acusa á este lamellicomio de atacar á las raíces del olivo cuando se encuentra en estado de larva. No parece fundada esta opinión, y lo mismo puede decirse del precioso longicomio nocturno denominado Ves^erus stre^ens, que quizás por buscar alguna vez obscuridad y refugio en los huecos de los troncos de all;unos olivos, se ha creído que vivía á sus expensas. Ortópteros. PRINCIPALES CARAC'1'ERES llEL ORDEN nrganos bucales dispuestos para la masticación y compuestos de mandibulas y máxilas: cuatro alas, no siempre bien desarrolladas, en unos rudimentarias y aun nulas en oiros; en el primer caso, las anteriores son elitroideas, y cubren, duratste el reposo, las del segundo par, que se pliegan á lo largo, como un abanico, y á veces también altravés.-Metamorfosis incompletas ó sin ellas. Stauronotus maroccanus (Thumberg). Corresponde al suborden segundo de los ortó^teros, - yj -__ denominado ulonatus, familia acrididos y género stauronotus, de Fischer. Vulgarmente se le denomina langosta, por más que estc nombre se aplica á varias especies que tienen de común la forma de plaga en que se presentan sus individu^s. En estado perfecto de desarrollo (voladora), ataca, eomo es sabido, á casi todos los cultivos y gran número de plantas expontáneas. Los brotes tiernos del oliv^ ^ del naranjo son roídos y devorados por la langosta, y por esta ra^ón creemos debe figurar en el presente trabajo el terrible insecto que, en distintas épocas ha constituído plaga en nuestro país en las provincias de Sevilla, Córdoba, Jaén y Huelva. Leopoldo Enrique Fischer, en su obra Ortho^tera europea, dá, entre otros, los siguientes caracteres á esta especie: color gris; cabeza un poco vertical, grande, con los hoyuelos ó fosetas del vértice casi cuadrados; la costilla frontal señalada cerca de los ojos sencillos ó estemmas; pronoto anguloso posteriormente; quillas laterales amarillas distintamente cruzadas; élitros y alas en el macho y en la hembra, más largos que el abdomen, provisto de fajas con manchas obscuras y esparcidas; alas casi hialinas; en la parte superior de los fémures posteriores tres manchas, que en la rótula se continúan __ 94 - - pur dentro y fu^ra , v tibias posteriores sanguíneas. Estudiemos brevemente la biología de la langosta. Los hucvc,^:illos, en número variable (término medio 26), están encerrados y generalmente dispuestos en capas dentro de un c^znutillo formado de tierra amasada con una materia pegajosa, dé naturaleza albuminoídea, que la hembra de la langosta segrega por su oviscapto. La pared interna de tstos canutillos está revestida de esta materia pegajosa. De los huevecillos proceden las pequeñas larvas q^ie generalmente se llaman mos^uitos, los cuales , en su primera edad , forman manchone^, que no son otra cusa que sociedades que pueden observarse en las dehesas y en 1os sitios de pobre ve^retacíón. Los mos^ut'tos, después de varios cambios de piel, se danominan ntoscas, }^ entre éstas y aquéllos existen, ademá^ de la diferencia de tamaño, variaciones en el modu d^ vívir, puesto que los ^nosauitos se agrupan en sociedades más ó menos numerosas y las moscas se disper^an generalmente, formando cordones que marchan, e;n una dirección aproximada, hacia el Oriente. La alimentación dc estas últimas es variada: viven de plantas herbáceas y leñosas, y};racias á esta variedad de alimento pasa c;l insecto al estado de nin,fa, vulgar- 45 -- mente saltón; entonces ya ataca á los f;rranos y semillas que contienen los elementos que la evolución de la lan-^ gosta necesita, y terminado su crecimiento y ya en disposición de poder reproducirse, transfórmase la ni^afa en insecto perfecto ó langosta voladora, con todos los caracteres enumerados anteriormente. Sólo en este estado perfecto causa daños en los olivares: su vida es efímera, puesto que el macho muere tan pronto como ha fecundado á la hembra, y ésta, enseguída que ha confiado al suelo los gérmenes ^ncerrados e ❑ los canutillos. Para realizar esta importante función de propagar la especie, y en busca de agua para calmar su sed, la langosta emigra, cayendo sobre todo género de cultivos ^• llevando la ruina agrícola á comarcas enteras, que quedan destruídas, é infestando, á veces, las aguas por ]a abundancia de langostas muertas que quedan en su superficie, descomponiéndose y produciendo gases y gérmenes que envenenan la atmósfera. DESTRUCCIÓN DE LA PLAGA DE LA LANGOS'rA. - No describiremos la variedad de medios empleados para combatir este insecto. Sólo indicaremos el empleo de la gasolina, con la cual, una estadística verdadera y completa de los terrenos infestados por el canutillo, una buena ^ ^^ ^ campaña de in^•ierno por tnadio de e.5carificadores v arados y otra de primavera ( valiéndose de ia gasolina), basta para combatir á este fatal insecto `. Hemípteros. PRIIV(.IPALEti (,AFtACCEHES UEI. ORUEN Boca con un picr^ articulado, dispuesta para chupar: alas anteriores elitruidc:as.---^bletamorfosis sencilla. En la interesante família de los cócci^os (gallinsectos de Geoffroy), caracterizados principalmente por la falta de órganos bucales en los machos '(solamerzte en estado perfecto) y por la falta de alas en las hembras, que van provistas de un pico triarticulado, en esta agrupación natural de insectos chupadores, que vulgarmente se conoeen con el nombre común de cochinillas, se encuentran muchos enemigos de1 olivo, tales como los denominados en la ciencia con los nombres de ^s^i^ t El yue desce detalles de cstos medios de destrucción, puede consultar la preciona obra del Sr. Ascácate titulada Insectos_y cri^tósarnns qiee in^^ade^c los cultíi^os de ^rspai^a. ^ Aun cuando éstos tienen tan sólo dos alas en el estado perfecto, no puedén comprenderse entre lus di^te^os por la disposición de loy ór^ánus ^ucale^ en lo, ^e^tados anteri^>res. , -. y^ cí^iotus villosus, A. lirnoraii, Dixspi.c ole^ (Colosc.), Fillippia follecularis ("rarg.), Leucaspis Ric^ (Targ.), ^^^fytilispis olecP (Targ. ), y Pollinia costc^ (Targ. ) y otros muchos. En la imposibilidad de describirlos todos, y teniendo en cuenta las analogías que en su modo de vivir presentan, nos fijaremos en pocas especies, meréciendo el lugar de preferencia el conocido vulgarmente con e1 nombre de cochinilla del oliz^o, perteneciente actualménte á 1a familia Lecanidos, de Mr. Girard, y especie Lecaniurn oleae, de Bernard '. La forma de este insecto y, sobre todo, la inmovilidad de las hembras, hace que se confunda con una exerecencia del árbol (lám. iu, fig. a). Estas últimas son ovoídeas, de color obscuro grisáceo, con dos nervaduras transversales en el dorso y de unos ^ milimetros de longitud. Respecto del macho , dicé el Profesor Alvi ccque es tan distinto de la hembra, que parecen animales de género diferente. Fl primero tiene un cuerpo prolongado, deprimido (lám. to, fig. ^), de un color rosadó moreno. La cábeza es pequeña, provista de dos largas antenas plumosas y de un pico rudimentarío; el abdomen termina en dos prolongaciones más largas i Coceus ole^ (de Latréille y F'abricius) y antes Ker^nee olece de F3ernard. - yR - que el cuerpo, y las alas son completamente transparentes». Las hembras de estos insectos pueden verse en gran número agrupadas en la cara inferior de las hojas de los olivos invadidos, así como én sus ramillas, recubrtendo estas partes d^el árbol y debilitándole con sus picaduras (láminas ^.° y io, figuras i y a). Mas no sólo debilitan al árbol por la extracción de los jugás necesarios para la nutrición de insectos, sino que éstos segregan (como los pulgones) una materia azucarada tan abundante, que llegan á humedecer las hojas, ramas, troncos y aun la tierra que hay al pie del olivo '. - Privadas las hojas y partes verdes del vegetal de la aceión directa de la luz, y debilitadas, además, por la extracción de sus jugos internos, practicada por los insectos, los gérmenes ó esporas de la parásita denomiñada antennaria olaeophila (y vulgarmente negrilla), no tardan en implantarse en un medio tan favorable á su desarrollo como eI que le ofrece el líquido azucarado ó rnelaza, agravando así el estado de debilidad del árbol. Es muy curiosa la manera de multiplicarse la cochinilta del olivo. La hembra fecundada produce en el mes de Mayo un gran número de huevecillos (lám. io, figu^ De aquí los nombres de aceit6n y melar^a con que los agricultores designan este hecho. ^9y^ ra Io), colócase sobrc ellos y muere, cubriendo con et pequeño caparazón que constituye su cuerpo la futura áeneración. Estos huevos, prote^idos de la manera indicada, avívanse un mes después, ó sea para Junio. i^EDIOS DE ATACAI2 Á ESTE I1V5ECT0. - Var105 medlOS Se han propuesto para librar á los olivos de este cóccido. Gasparín y Roche aconsejan los azufrados, á la manera que se hacen los de la vid. Ridolfi indica la conveniencia de podar las ramas atacadas y quemarlas. Este mismo procedimiento es el recomendado por D. Jos^; Hidalgo de Tablada en su obra, Cultivo del olivo en F.s^a^^a y modo de mejorarlo. Dicen los autores italianos que en Sici{ia algunos agricultores han librado á 1os olivos de esta enfermedad frotando á las ramas y troncos con un trapo empapado de petróleo. También se asegura que las aspersiones, por medio de uná bamba, de ^iitteleina y de rubina, practicadas en primavera, son eficaces contra esta cochinilla. Por nuestra parte, sin dejar de creer en la eficacia de algunos de estos medios de destrucción del insecto, opinamos que ninguno dé ellos va dirigido á colnbatir la verdadera causa de la enfermedad, que es una modificación de los jugos internos y tejidos del árbol, producida, bien por pertinaces sequías ó intensas heladas (en cuyo caso poco pue- - IGO - de hacer el agricultor para detener la propagación del mal), bien por la acción de un suelo de poco fondo, bien por la falta de ventila ^ión á causa de la espesura de los árboles ó por éxceso de abonos en el terreno: y no insisti^nos más en este asunto, porque al tratar en la sección de criptógamas de la negrilla del olivo, qué es, como hemos indicado, la parásita que acompaña á la cochinilla ó kermes, exponemos las ideas que nuestro querido maestro D. Casildo Ascárate profesaba respecto á esta serie de afecciones del olivo, con las cuales estamos de perfecto acuerdo. Coccus Pollini (Costa). De otro cóccido, que presenta analogías en el modo de vivir con el que acabamos de describir, debemos hacer mención en este lugar. Nos referimos á la cochinilla que el Dr. A. Costa ` denomina Coccus^ollini, por referirse á Ciro Pollini las primeras indicaciones relativas á las bolsitas ó excrescencias que, más tarde, se ha comprobado encerraban los huevecillos de dicho cóccido (lám. lo. B, figuras 2 y 3) y que se observan en las rami^ Véase la obra del Dr. Aquille Costa, `Degl'insetti che attaccano l'albero et il fruto dell'o/ivo, del cilegio, del pero, del melo, del cast^gno é della i^ite. - 10^ - lias, peciolos y axilas de las hojas de los olivos atacados por esta cochinilla (lám. i o. B, fig. r. a y b). Estas excrescencias tienen el aspecto de pequeñas agalias, dcl tamaño de un grano dé mijo, de forma cilíndrica,^y, al abrirlas, se las vé constituídas por una envoltura de pared interior lisa, á la cual sigue otra de color blanco que recuerda, por su aspecto, la espuma desecada. Finalmente, la cavidad más interna de estas bolsas está ocupada por un cuerpo blando que se aisla fácilmente y no tiene adherencia con las peliculas e^zternas, ^• examinada, aparte, se vé que su forma de saco cerrado se asemeja á la de un cora^ón (lám. io. $, fig. 3}, de color rancio y pardo. Esta bolsa membranosa está llena de un líquido denso amarillento, dentro del cual se vén los huevecil los (figuras 3^ 4 Y 5)• Las larvas de esta cochinilla tienen una forma prolongada, ovoídea (figuras h a y: 6 b); las antenas, de seis artejos, y el último abdominal transversal, con tres cortos apéndices: dos laterales, simétricos, compuestos de tres artejos y uno central de menor longitud. La disposición y forma de las extremidades puede verse en las figuras 6 a y b b y, más detalladamente, en 6 c y 6 d, y el último anillo abdominal en 6 e. Cuanto á profitá^xis Z^ curación de la enfermedad pro- -- 101 - ducida por esta cochiniila, es perfectamente aplicable lo dicho para la anterior. Por nuestra parte, no hemos tenido ocasión de ver níngún ejemplar vivo, ni la descripción del insecto perfecto. Psilla olex (Fonscolombe). En e( g^nero Psill^i, de G^offroy, Chermes, de Beaumur, Linneo y rabricius, se encuentra la especie denominada Psilla ole^ ó Euphillura vlec^ (Foset), á la cual se da el nombre vulgar en España de Pulgón ó Pul^uill^x del olivo (lám. ^ .', fi^;uras i, a, 3^ 4 Y 5)• Tiene este insecto unos dos milímetros de longitud, antenas piliformes, abdomen puntiagudo, de color verde, 3• patas amarillentas; tres ojos lisos sobre la frente; las alas ovoídeas y transparentes, dispuestas en forma de tejado sobre e] cuerpo. La larva es, al nacer, de la mitad de tamaño que el insecto perfecto y de color verde claro (lám. ^ .^, fig. 3). La ninfa (lám. ^ .', fig. 4) presenta dos botoncillos planos adheridos al corselete; la cabeza, envoltura de los^ muñones de las alas y extremidad del abdomen, de un color rojo amarillento. En este estado, se la vé, con frecuencia, en las axilas de las hojás y pedúnculos al -- ^ o; - ^comenzar la floración: producen una substancia ^^iscosa y blanca que nuestros {abradores denominan algod(a^i, que dificulta el desarrollo de los ramos florales. Los mayores daños los causa este insecto, en el estado de larva , absorbiendo la savia v produciendo el aborto de bastantes flores de1 árbol. MODO DE ATACAR ESTE 1NSECTU.-I^eCOml^ndase , antes que 1a enfermedad tome gran incremento, las aspersiones con ^itteleisaa, ^^ rubina, y, como remedio más enérgico, la poda de las ramas invadidas, que deben quemarse inmediatamente. Aspidiotus conchyformis. Con dicho nombre describe el Sr. Hidalgo de Tablada, en su Tratado del cultivo del olivo en c^spar^a, esta especie, de la cual extractamos lo que sigue: «Algunas veces habrán observado nuestros hombres de campo que sobre las cortezas vivas del olivo se forma una costra de millares de insectos de una forma particular, que forman costra ó capa no interrumpida, y que espelen polvillo ceniciento: comprimiendo esta corteza, se advierte que es una capa viva de insectos, de unos cinco milimetros de largo, redondeados por la parte inferior y adelgazados por la superior, en la que tiene el chu-- -- 1 ^l.} - pador qua introduca an la corteza del olivo. Estos insectos se disponen de man^ra quc, juntando lo grueso de unos con la parte adelgazada de los otros, no queda entre ellos espacio. :^Io vive, como la especie anterior, sobre las hojas y ramas tiernas, pero como ella se alimenta de los jugos del árbol. u .^EDI^^S DE llF.STI2UiRLE.-Recomienda el mismo autor friccíones en los troncas y ramas del árbol con cepillos de esparto y también embadurnar las partes invadidas con una brocha impregnada de petróleo. Phlaeothrips oleae (Targ.) Thrips oleae (Costa). F.ste insecto que, según Heliday, debe ser incluído entre los Th_^^sanój^teros tubul feyos, tiene unos dos ó tres milímetros de longitud, es de un color completamente ne^;ro y brillante; presenta la cabeza redondeada por de(ante, tan larba como ancha (lám. 8.^, figuras i y a); los ojos abultados y con facetas; las antenas con nueva artejos, insertas delante de la cabeza; el protórax casi prismático, exagonal, y cuatro alas muy transparentes, rojiza^ y estrechas; membranosas, que arrancan d^ 1a parte alta de la cspalda, provista de largos pelos y unidas dos ^:^ dos, y viniéndosa á cruzar sobre el cuerpo del ins^cto; sus patas son neg^ras, cortas y con dos - to5 - tarsos, de l05 cuales el último termina por una ventosa provista de pelos finos y espesos y armada de ganchos. EI abdomen es negro, con nueve segmentos, terminando, tanto en los machos como en las hembras, por un tubo con pelos negros en su extremidad. COSTUMBRES DE ESTE INSECTO. - Según el Dr. Martinenq, este hemíptero vive, durante el invierno, debajo de las cortezas del olivo, y preferentemente en las galerías abandonadas por el Phlc^trhibus oleae, escogiendo para vivienda las más abrigadas. En el verano se le vé sobre el tronco y las hojas de 1os olívos efectuando la postura de sus huevecillos en las citadas galerías (según habia ya dicho el naturalista francés Bompart). Dícese que ataca á los frutos recientemente cuajados. Monos DE co^KBATIRLE.-Passerini indica como remedio reunir y quemar, después de la recolección de la oliva, las ramas y ramillas que hay en el suelo, provistas de hojas, y embadurnar los troncos con lechadas de cal. - Targioni recomienda los insecticidas, las legías alcalinas, la nitrobencina, etc., y lo que parece más eficaz es la poda de abundantes ramillas, que deben quemarse inmediatamente , así como limpiar y cultivar bien los árboles. c4 - ioó - Aspidiotus villosus (Targioni). Esta especie ha sido encontrada por Targioni en la cara inferior de las hojas de los olivos, en Florencia. Este autor sólo de5cribe la hembra, yue es de co(or gris, cubierta de pelos y de materia algodonosa. Mytilaspis fiaba (Targioni). Se encuentra esta cochinilla confundida con la que hemos de describir á continuación, denominada Polli^zia Costae. La hembra de la primera está recubierta de un polvo grisáceo que impide distinguirla fácilmente de la corteza del árbol.-Suponemos que esta especie es la descripta por el Sr. Hidalgo Tablada con el nombre de ,-1^s^idiotus^ conch},^orrnis. Pollinia Costae (Targioni). Forma este cóccido una masa redondeada, recubierta de una película espesa, producida por una secreción. blanquecina, más ó menos regular, muy adherente al árbol, pero en la cual e1 insecto está libre. A veces estas masas están aglomeradas, formando un conjunto que paréce una exhudación producida por la savia . - iu^ ^ LI macho as ba^tante largo; el abdoman grande; la cabeza más ancha que larga, ^^ las antenas con nueve artejos. La hembra carece de patas y 1as antenas son rudimentarias. Philippia follicularis (Targioni) ó Ph. Oleae (Costa). La hembra de esta especie segrega y deposita debajo de las hojas del olivo un saquito blanco, bastante voluminoso. En todos los estados, las antenati de dicha hembra tienen seis artejos (el macho es desconocido), y el contorno de su cuerpo preser^ta una infinidad de pelos ^ortos. No se conocen otros medios profilácticos y curativos que los generales, relativos á dar mayor vigor al árbol. No queremos terminar estas notas incompletas acer- ca de los hemípteros, sin citar, por lo menos, una especie del suborden homópteros y género cicada ', conocida vulgarmente con el nombre de cig^arra y abundan^ tísima en Andalucia. Ignoramos si esta especie es perjudicial á los olivos, es decir, si se alimenta de sus jugos. Sólo podemos decir que M. Rambur afirma, en c La palabra cicada prucede del griego y significa gallo. - ^08 - la Collection des suites de Bu(^'on, que ha recogido, en las inmediaciones de Málaga, la especie Cicada orni sobre los olivos y pitas. No la describiremos •^ sí sólo recordaremos que los machos presentan en la base del abdomen dos cavidades en que se ven unas membranas tensas y otras plegadas, á manera de abanico, que mueven mediante la contracción de ciertos músculos, á los que se deben los sonidos ^que producen; las hembras carecen de este aparato, y entre las especies más notables se citan la indicada Cicada orni y la Cicada ^lebeia (Scop.). Los antiguos griegos tenían de la cigarra unas ideas más poéticas que exactas, y en la incertidumbre dc si se trata de un insecto perjudicial al olivo, omitimos detalles relativos á sus curiosas costumbres '. Anacreonte dedica á la cigarra el si;;uiente canto, que, á titulo de curiosidad, traducimos. u"Te consideramos feliz, ioh ciñarra!, porque después de haber bebido un poco de rocío en las copas de los árboles, cantas como una reina. Todos los bienes que tu vés en los campos y que el curso de las estaciones produce son tuyos. 'fu eres la amiga del labrador, á guien no haces n^ngún mal. Tu eres dibna de que te rindan culto los mortaies. Tu, et cncantador profeia del Estío. Las musas te aman, Febo también, y él te ha dado tu sonoro canto. I,a vejez no te alcanr,a, ioh sabia hija de la tierra, amiga de la música! Tu no sufres nunca, puesto yue no tienes carne ni sanare, Tu eres eerdaderamente :;emejante á los dioses.n r - ^ oq ^ Lepidópteros. YRINCIPALES CARACTERES DEL ORDEN i3uca dispuesta para chupar, mediante una trumpa yue se arrolla en espiraL - Metamorfosis complicada. - Cuatro alas cubiertas de escamas. Cossus ligniperda (de Linneo). Corresponde esta especie á la familia nocturnos y tribu bombicitas, de Latreilfe; á los rn^zcrole^idópteros heteróceros y familia cossicieos, de O. Staudinger, y á la familia falenidos, según la clasificación seguida por Pérez Arcas. Es uno de los insectos caulífagos masticac^ores más temibles que se conocen. El olivo, entre otros varios árboles, figura entre los atacados por su gran oruga; el álamo, el sauce, la acacia, la encina (tnenos frecuentemente) y algunos árboles frutales, son objeto de sus ataques. Eti el estado de oruga (lám. c^.A, fig. t p"), presenta, vista por encima, un color rojo viscoso, más intenso en la parte media de los anillos ó segmentos que en las articulaciones, y un tono amarillento algo rosado por debajo: su forma es cilíndrica, comprimida, y va provista de un par de mandíbulas muy robustas. Su cabeza es de color obscuro y las patas escamosas y ama- - I I fl - rillentas, presentando algunos pelos blanquccinoy por todo el cuerpo. La mariposa tiene ( iám. 9.°; ftg. t p) una anchura, por la parte de las alas anteriores, de seis y medio á siete centimetros; la región superior de la cabeza y an terior de) tórax es de color rosado; las antenas blancas en su costado externo y negras por la parte interna, que es dentada; las alas superiores son de un color amarillento, y éstas y las inferiores van surcadas de lineas negruzeas transversales, onduladas y reticuladas, muy marcadas en 1a extremidad del ala; el abdomen presenta divisiones blanquecínas. Las mariposas depositan en las cortezas-de los árbo]es sus huevecillos. Las orugas procedentes de éstos, que viven tres años en este estado, dirijen sus ataques al interior del tronco, no llegando, generaimente, en el primer año de su vida de oruga, más que al tejido externo de) liber. Penetran en el segundo á 1a albura, y no es raro que en el tercero lleguen hasta la médula de] tronco. E1 trabajo de destrucción del árbol, á que viene dedicada la oruga, se ve favorecido por un líquido especial, de olor fuerte, segregado por ia misma. Para su transformación en crisálidas, aproxímanse }as larvas á la parte exterior del árbol, ó sea á la corte- -- I11 - za, y sólo dejan en la piel dc ésta un disco, formado dei tejido epidérmico, que rompe más adelante la mariposa con gran facilidad. Muy próxima la larva al exterior, y oculta detrás de la debil membrana que tapa su correspondiente agujero , forma un capullo tejido con hilos de seda y partículas de madera, y allí duerme el sueño de crisálida, hasta que llega el instante de su transformación, que, generalmente, se efectúa en primavera y estío. La crisálida, como todas las del género, tiene forma cilindrocónica, y sobre cada segmento del abdomen dos líneas transversales de espinas inclinadas hacia atrás. DIAGNÓSTICO.-Las extravasaciones de savia producidas por el insecto, se acusan, generalmente, en los árboles invadidos por el Cossus, y unas veces se presentan produciendo una c^erdadera hemorragia de un líquido azucarado, muy grato á ciertos vespidos, y otras veces los jugos del árbol humedecen la parte interna del tejido epidérmico, apareciendo exteriormente la corteza de los árboles como si hubiese sido mojada y provista de manchas bastantes extensas. La presencia de los restos ó partículas de madera producidas por las fuertes man^ díbulas de la oruga, es un carácter que puede observarse en !a boca ó entrada de las largas galerías que - I^Z - aqutlla produce. Estas partículas van impregnadas del liquido azucarado de que antes hemos hablado. Movo vE cu:nt3^^^riR r*, FsTn oRt,cn.-No es fácil su destrucción, pues aun cuando el remedio que vamos á indicar es eficaz, su empleo requiere una paciencia que lo hace casi inaplicable. Nos referimos al sulfuro de carbo^io que, inyectado en la cantidad de unos cuantos bramos por la boca de la galería en que vive la oruga, teniendo cuidado de tapar aqu^lla, produce la muerte del insecto. El medio propuesto por el naturalista Boisduval de conceder premios por los Ayuntamientos de los pueblos á los que presentasen un cierto número de orugas de Cossus, nos parece muy recomendable `. Margarodcs unionalis. Esta mariposilla es muy abundante en la Provenza. Ataca á varios árboles, pero, particularmente, al olivo y al jazmín. La oruga, que es de un color verde blanquecino, se i Dícese que los romanos, á fin de def'enderse de un roedor de la madera llamado cossus, habian hecho de él uno de los platos favoritos de sus comidas. ^Sería el cossus liauiperda? Mr. Girard cree que fuesen las larvas del Cera^nbix cerdo y las del Cucanus cer^r^us las que constituían el deliciosó manjar, tan grato á los romanos. - ii; - dedica á roer por !as noches la cara inferior de las hojas: durante el día se oculta entre varias hojas tiernas que ha unido por medio de hilos. La transformación qué la oruga sufre la realiza, en cinco ó seis semanas, en las hendiduras de los árboles. El insecto perfecto tiene las antenas blancas, sus alas anchas, sedosas y semidiáfanas y el tórax y el abdomen blancos. Zelleria oleastrella (Milliere). Vive esta mariposilla, de la tribu de las `?'ineitas, sobre el olivo (principalmente sobre los árboles no ingertados), á expensas del envés de las ho}as tiernas. La oruga es piriforme, de color verde obscuro, con lineas longitudinales. , ,La crisálida es de color rojizo obscuro y su transformación en mariposa es obra de quince días. EI insecto perfecto tiene las alas superiores ]argas, estrechas, rectangulares, de aspecto terroso, así como el abdomen y el tórax; las alas inferiores son alargadas, de un calor gris intenso; las antenas piliformes, morenas, tan largas como el cuerpo, y la cabeza blan. quecina, con los ojos gruesos y negros. Otros varios lepidópteros se citan por algunos auto^5 - ^^q _ res como perjudiciales al olivo: tales son la Boarmia umbraria (Milliere), que se la encuentra en Francia en las mantas, al hacer Ia recolección de las olivas, que se extienden al pie de los árboies. Ataca las hojas viejas de 1os árbc,les grandes. Mencibnanse entre las orugas perjudiciales á los olivos !as correspondientes á las mariposas Acherontia atropos y Sphinx ligustri, y más digno de mencionarse que los dos anteriores es el denominado Metrocampa honoraria (Latt.). Es frecuente encontrar su oruga sobre los olivos y encinas: se la vé adaptada á las ramas, de las que se desprende alguna vez ^on el avareo de los árboles. Tiene doee patas y once segmentos. Cada uno de éstos presenta un abultamiento ó saliente gris blanquecino ó de color rojizo. La crisálida es de un color rojo obscuro, y la mariposa, de un color rojizo, acude al fuego por las noches. Oecophora oleaella (Tiña del olivo). Al separar la pulpa de cada uno de los frutos atacados por la ti^a, y triturado con cuidado e] hueso, nótase que su parte más interna. 8 sea la pepita, hállase roida por un in^;cto que, generalmente, ha desaparecido, pudiéndose ver el agujero de salida pegado al punto de inserció;i del pedúnculo del fruto: en dicha parte interna del hueso encuéntranse bastantes excrementos, y^examinada detenidamente la oruga causadora de tales daños, se vé que reúne todos los caracteres propios de la especie denominada vutgarmente Tir^a c^el alivo. Ofrece esta especíe para nosotros un gran interés científico, por ser muy pocos los tratados de entomolol,ría en que se haga un estudio completo de su biología, mereciendo especial mención, desde este punto de vista, las obras de Achille Costa y del Dr. Peragallo `. Otros autores que hemos consultado en varias ocasiones, describen dos especies, cuando, en realidad, se trata de una sola que, en sus generaciones sucesivas, ataca á las hojas, después á las flores, y, por último, al fruto deI olivo. La enfermedad determinada por esta especie, que denominaremos, siguiendo al citado Profesor Costa, Oeco^hora oleaella, no es nueva, ni muchísimo menos. Es, por el contrario, conocida desde la más remota antigiiedad, y Teofrasto hablaba ya de ella. No hay para qué i Tituladas, respectivameate `De gl'insetti che attaccano 1'albero ed il frutto dell'olivo, etc., ya citada, y L'olinier: son histoire, etc. decir que en épocas cercanas á nosotros se ha estudiado este insecto de un modo más 8 menos completo: asi, F3ernard la llama oruga minadora (chenille mineuse), y^-este naturafista declara que dicha oruga es la misma especie denominada tii^a, que roe primero el parénquima de las hojas y después la almendra del hueso, y de esta misma opinión participaba Fabricius ; Royer de Fonscolombe creía, por otra parte, que la ti^ia del olia.^o no había sido descrita por níngún naturalista, y, en armonía con esta creencia, llamaba á la oruga que vive á expensas de las hojas oleaella y á la que ataca al fruto olivella, incluyendo á las dos, con algunas reservas, en el género tinea. Otros muchos autores han estudiado esta importante cuestión, tales como Macquar, Romano, Laonde, etc.; pero conocida actualmente la generación i^itermedia, que ataca á las flores del olivo, y por consiguiente , la evolución completa de la especie en cuestión, podemos hacer la descripción de este insecto, en sus diversos estados, deducida, en gran parte, de los interesantísimos datos publicados en el citado libro de ^chille Costa, comenzando por el HUE^'ECILLO, que es casi esférico, de color blanco lechoso, de '/^ de m/m, próximamente, y con ]a superficie erizada de pequeños tubérculos (lám. i i, fig. 6). OHUCn (lám. i^, figuras ^, ^ a^^ ^ b).- Presenta la cabeza cdnica, un cuerpo proiongado y blando, con catorce anillos, uno cefálico, tres torácicos v diez abdominales; tres pares de patas verdaderas en los anil{os torácicos y cinco de falsos pies ó tuhc^rculos colocados en ei tercero, cuarto, quinto, sexto y décimo anillos. La cabeza es más corta que ancha, posteriormente redondeada por los costados ^^ sinuosz en el centro, con los lóbulos laterales algo convexos y limitados en su interior por dos líneas que converg-en, reuniéndose en la parte central del occipucio, formando una V. Los ojos, en número de cinco ó seis, forman un grupo á cada lado de la cabeza. El labro es corto y las mandíbulas también cortas y robustas, con los ^alpvs pequeños y cónicos. Las antenas sólo tienen tres artejos : el primero, tambi^n de forma cónica, truncado y más grueso que los siguientes: el segundo, que es cilíndrico y más largo que ancho, vá provisto de varias sedillas, y el tercero es delgadísimo y termina en tres ó cuatro sedas cortas. El primer anillo torácico es aplanado, liso, sin plieguies transversales, con pocos pelos, y presenta en su cara superior una ventosa retractil con un ^nter dispuesto detrás de su base. El segundo y tercer anillos to^ rácicos van provistos de un pliegue transversal forman- do un arco, con cuatro tubercuiilios (dos á cada tado). Los primeros ocho anillos son iguales entre si, más anchos que largos, redondeados por los costados también con un pliegue transversal, en el dorso, impreso en el tercio posterior de su longitud y con tres tuberculillos pilíferos. EI noveno anillo abdominal, que es bastante corto„ va provisto de seis de ^stos, con los pelos dispuestos en. serie transversal. EI último anillo e5 casi circular y prcsenta 1as correspondientes falsas patas, bastante mayores que las anteriores. I.os pies, torácicos, son de color negruzco, compuestos de piezas cónico-truncadas, cortas y terminadas por uñas robustas poco aguzadas y fuertes por su extremidad. Las falsas patas abdominales Ilevan también en su cara inferior uñas muy cortas. El color, al salir la larva del huevecillo, es verdoso ceniciento, pálido y unifornie. La cabeza va ligeramente teñida de color rosáceo, bastante c)aro, con 1os costados frontales más ^bscuro5 y dos manchas morenas en el primer anillo torácico. A^entúanse estos colores al crecer la larva; distínguese mejor el tono color de rosa claro y la parte negra de los costados (lám. i i, fig. ^ b); el dorso, en el primer anillo, tiende al amarillento pálido, con las dos manchas negras bien perceptibles y de contorno casi cua- - i^q -- drado, y, algunas veces; el último anillo abdominal se hace moreno. Transcurrido algún tiempo, comienzan á aparecer á lo largo del dorso dos líneas más obscuras, una á cada lado, las que se extienden desde el segundo anillo torácico hasta el noveno abdominal, percibiéndose, por último, una estría de color amarillo pálido. Acláranse alguna vez estos colores en el último período de desarrollo de la oruga, que Ilega á adquirir uná longitud máxima de unos ocho milímetros. CRISÁLIDA (lám. I I, figuras 8 y 8 a). - Es de forma prolongada, que se estrecha gradualmente desde la extremidad anterior á la posterior en cono bastante prolongado, dejando ver con claridad el contorno dé las alas, que ^e unen al borde anterior del quinto anillo abdominal. Su coloración, durante los primeros días, es verde clara, obscureciendo después y apareciendo las dos estrías morenas, una á cada lado: la coloración general de la crisálida corresponde, ordinariamente, al principio, al que tenía la larva en su último período. La longitud de dicha crisálida es de unos 5eis milírrletros. E) capullo que encierra el insecto se compone de hilos sedosos blanquecinos, que permiten percibirla á trav^s. - f 2^l - ^^`^,^,KIP^SA ó ^NtiEC7•c ^ F^EKH'ECTO (lám. ^^, figuras y, y a y y b). - Presenta la cabe-r.a revestida de escamas prolongadas y es de forma redondeada, con palpos tan largos como su diámetro mayor. Las antenas, casi filiformes, son poco menores en longitud que et cuerpo y compuestas de artejos pequeñísímos, globosos, algo salientes del lado interno, haciéndolas aparecer como dentadas. Los bordes de las alas superiores son casi paralelos, en una longitud algo menor de 1os dos tercios, estrechándose después gradualmente por el lado posterior. Las alas inferiores, más cortas que las superiores, terminan en punta y van ornadas de franjas más largas en la margen posterior que en la anterior: el ano va terminado por un pincelito de escamas prolongadas, y las tibias posteriores se las vé provistas, en la mitad de su longitud, de dos espinas largas. Todo el cuerpo, las antenas y los palpos, así coma las patas, van recubiertos de escamas grisáceas: las alas superiores son blanco-cenicientas, de brillo plateado, y Ilevan una mancha negra colocada, próximamente, hacia la mitad del ala y algo más próxima al borde d^ atrás que al de delar^te: otra mancha negra, menos (imitada y perceptible, puede verse cerca de1 ángulo postero-exterior, y en el resto de dichas alas anteriores exis- - l2l -- ten numerosas manchitas negras asparcidas irregularmente y más ó menos numerosas. Las alas inferiores son de color ceniciento uniforme. La longitud de la mariposa, comprendidas las álas plegadas, es de unos seis milímetros: su anchura, con las alas desplegadas, I I milímetros. Así se presenta la ti^a del olivo en sus condiciones típicas y de perfecta conservación. Varían, sin embargo, el número y magnitud de las manchas de ia5 alas superiores, y sus variedades pueden ceducirse á los tres tipos siguientes: I.° Alas superiores con las manchas redondeadas, algunas angulosas y gran número de manchitas esparcidas por su super6cie. 2.° Alas superiores con las manchas redondeadas, más pequeñas que en el tipo anterior. 3.° Alas superiores con gran número de manchas puntiformes, más ó menos numerosas. Estos tres tipos han sido observados en individuos obtenidos en diversas generaciones y en la proporción de ^o, 2o y Io por Ioo del I.°, a.° y 3.°, respectivamente. Es de advertir, dice el profundo observador Achille Costa, que cuando las mariposillas, encerradas en cajas c6 -- 112 - ó recipientes, agitan las alas, se desprenden de un gran número de escamas negras y queda debajo un color blanco gris uniforme con brillo plateado. B^oLOCiA.---Sobre Ias tiernas ramas de los olivos, en la cara inferior de las hojas ó en su pecioio, puede un observador atento ver, hacia el mes de Febrero, huevecillos de la ti^ia del olivo, siempre solitarios, pequeñísin^os, que dificilmente se aprecian á simple vista. 'Tan pronto como, á fines de dicho mes, se avivan las larvas, fijanse en la cara ,inferior de las hojas, en cuyo parénquíma forman una galería (lám. i i, fig. i) ' que queda recubierta por la epidermis, la cual toma un color pardo y sé hace transparente de tal manera, que se puedc observar á la oruga, que p^resenta su extremidad anal haeia la abertura por la que penetró. Cuando la galeria ya no es bastante alta para contener á la larva, que, por virtud de su crecimiento, ha aumentado de tamaño, y cuando, por otra parte, ésta puede ya resistir las variaciones atmosféricas, rompe la pelicula vegetal epidérmica que la recubría y continúa royendo a! descubierto el parénquima de la hoja, tejiéndose una especie de envoltura, con pocos hilos, que, i Generalmente, una larva en cada hoja, siendo raro encontrar dos. en cierto modo, le sirve de protección. Pueden observarse con toda tranquilidad, pues son poco irritablés, y sólo cuando se las molesta se enroscan y mueven, dejándose caer y permaneciendo suspendidas de las hojas por medio de un hilo que segregan por su boca; huyen estas orugas, en cuanto les es posible, de Ea acción directa de los rayo5 del 501, y después de una vida de veinticuatro á treinta días, y al declinar el mes de Marzo, se disponen á convertirse en criscYlidas, para lo cual tejen sus capullitos en la misma hoja sobre que han vivído (raramente sobre otra). Doce ó catorce días, próximamente, pasan en 'estado de letargo, librándose de sus envolturas y apareciendo la mariposilla en los primeros días de Abril. Claro es que esta fase del desarrollo no es simultánea en todas las orugas. Las más atrasadas, que todavía no han iniciado para dicha c;poca su transformación en crisálidas, abandonan las hojas para dirigirse á los nuevos y tiernos brotecillos, que para entonces ya han aparecido, y atacan á su parte más interna, haciéndoles secar. Estas orugas, á causa de la mayor temperatura propia de Abril, se transforman en crisálidas en un período de tiempo que no excede, generalmente, de diez días. Duran las mariposillas un mes, y aún viven las más -^^^^ precoces cuando aparecen las que pudiéramos llamar tardias. Durante el día permanecen éstas inmóviles sobre las ramas de los o)ivos, en las que depositan sus huevecillos, y sólo se las vé volar durante el crepúsculo. A mediados de Mayo aparecen las orugas de esta generación, y como para dicho mes ya comienzan á aparecer las inflorescencias de los olivos, dirígense á los ramillos florales, ^^ especialmente á los que aún no están abiertos, en ellos introducen su cabeza y devoran los tiernos ovarios (lám. 11, fig. a). Vaciada una flor, pasan á otra, de tal manera, que una sola oruga puede destruir, en el período de su vida, más de veinte flores, que son otras tantas olivas. En esta generación y en la siguiente, que vamos á describir, es cúando produce la fir^a los mayores daños. Durante la primera mitad de Junio, las orugas de esta segunda generación se convierten en cris^lidas, de las yue salen las mariposas "a los siete ú ocho dias: así es, que en la segunda mitad de Junio encuéntranse todas^ en su perfecto desarrollo, viéndoselas volar alrededor de los árboles. Viven, como 1as precedentes, cerca de un mes en tal estado, y á principios de Julio depositan las hembras sus huevecillos; mas entonces lo haceñ en la cara exter- -- i^S - na del caliz de la oliva (lám. i^, fguras 3 y 3 a), pasando sucesivamente de un fruto á otro; «costumbre admirable, por cierto, díce Achille Costa, que tienen todas estas mariposillas, cuyas correspondientes orugas deben vivir solitarias en el interior del fruto, sea para que aquéllas encuentren el suficiente alimento hasta Ilegar á su completo desarrollo, sea á fin de que viviendo un solo individuo por fruto, no tengan que hacersc la guerra para disputarse la vidan. Es muy excepcianal encontrar una oliva con más de un huevecillo: hay, pues, necesidad de admitir que las mariposas hembras conocen cuándo existe ya algún germen depositado en el fruto al ir e(las á efectuar la postura del suyo. Continuando, pues, con el estudio de estas generaciones, vemos qué, próximamente á los diez días, cada huevo ha producido una pequeña oruga, dueña, por consiguiente, de un fruto, al cual penetra de la manera siguiente: atraviesa, sin dificultad, hasta el hueso, por medio de una galería rasante al pedúnculo de la oliva, traspasa el mesocarpo, roe la extremidad del hueso, y, por dicho extremo, se introduce en la cavidad que contiene la pepita (lám. i i, fig. 4). EI agujero por donde penetró la larva en el hueso Ilega á no percibirse exte-. riormente, y aquélla, una vez alojada en lo más interno - raó - del fruto, comienza á r^:r ia almendra, que durante su desarrollo consume casi por completo, sirviendo el espacio que va quedando vacío para alojarse y para depositar sus excrementos ( lám. i t, figuras 4 y 5). ' Cuando las oru^,ras han liegado ai máximum de su crecimiento, roen, vali^ndose de sus robustas mandíbulas, el hueso, por su parte interna y menos dura, esto es, por el sitio ^n que existe la galería de entrada (que no ha llef;ado á cerrarse perfectamente con tejido leñoso) y que, como ya digimos, era inmediato al pedúnculo de) fruto. Por efecto de esta perforación, las olivas se desprenden fácilmente. del pedúncuio y caen del árbol. Esto sucede en el mes de Septiembre, ó sea cuando las olivas van alcanzando el máximum de su desarrollo. Las orugas, que desde la parte más interna del fruto han salido al exterior, tejen inmediatamente su capulfo sobre la epidermis del mismo fruto ó del pedúnculo ó entre las olivas y las paredes del recipiente, si se conservan los frutos en el gabinete. En todos los casos, á los díez días, próximamente, sale la mariposilla de esta tercera generación á fines de Septiembre ó principios de Octubre, y los huevecillos depositados por ellá son los encargados de asegurar la reproducción dé la ti^^a. Resulta, pues, que desde el punto de vi5ta de Ia apárición de la óruga, debemos considerar en el estudio de esta especie tres generaciones: I.a Generación invernal, que vive á expensas dél parénquima de las hojas ó de los brotes tiernos. a.a Generación de primavera, que devora los ovarios de las flores; y 3.' Generación de verano, que ataca á la pepita del hueso de la aceituna. MEDIOS DE IMPEDIR, Ó POR LO MENOS DE DISMINUIR, LA PROPAGACIÓN DE LA TIÑA DEL OLIVO.-1^emOS deSCrlptO de- talladamente las costumbres y caracteres de esta especie. Los medios que el agricultor debe emplear para combatir una plaga de sus cultivos, han de derivarse de1 estudio minucioso de la biologia del insecto que la origina, y desde este punto de vista no huelga lo dicho. Compréndese, desde luego, que debe ser muy difícil combatir a' un enemigo que se reproduce por tan diversos modos, que tiene una vida tan variada durante todas las estaciones y que se alimenta de hojas, flores, brotes y frutos. Ahora bien : i en cuál de estas generaciones puede - ^s8 - atacar5e más fácílmente á la plaga? Creemos que ^ó10 durante el período en que las orugas viven á expensas del parénquima de las hojas, ó en la primera generación, que es la más fácilmente atacable. Las manchas que las hojas presentan, correspondientes á 1as galerías practicadas por las orugas, las hace f^cilmente visibles, sin cuya condición de visibilidad no hay que pensar en ningún medio de destrucción: por esto no es posible atacar al huevecíllo ní á la oru^;a, que se ocuitan entre las flores. Será preciso, en vista de lo dicho, durante los meses de Febrero y ^Vlarzo, dedicar mujeres y niños á la faena de recojer todas las hojas que vean manchadas, echarlas á un saco y quemarlas al fin de la jornada. ESte procedimiento es, como se vé, minucioso y lento; pero , desgraciadamente , sólo podemos recomendar, como complemento, el recojer las olivas que caen en Septiembre (puesto que algunas aún contienen orugas), y, además, puede contribuirse á la extinción de esta plaga dirigiendo la acción contra las mariposillas en cada una de las tres épocas de su aparición , pudiéndose emplear con este objeto el sistema de encender pequeñas hogueras en distintos puntos del olivar invadido á la hora del crepúsculo y en tardes tranquilas, multi- plicando el número de éstas si se trata de una finca ex^ tensa, y haciendo sacudir suavemente las ramas de l05 olivos á 6n de hacer salir de su reposo á las mariposas, que acuden, en gran número, á la luz de las hogueras, en las que encuentran su muerte. Por último, debemos indicar, en este lugar, que las aves insectí^•oras devoran con avidez un gran número de estas orugas, y no podemos menos de recordar á los agricultores que !os remedios más eficaces de las plagas del campo no5 los presenta la Naturaleza, y que no se puede impunemente destruir un gran número de individuos de una especie determinada (llegando en ciertas regiones á su extinción completa) sin que aparezca el desarrollo extraordinario de otros de diferente especie que servían de alimento á los primeros. Esto es lo que en zonas extensas de España ocurre con las aves insectivoras, á las que se persigue implacablemente, interviniendo el hombre de un modo brutal en ia ley natural de lucha por la existencia, tan perfectamente estudiada por el sabio naturalista C. Darvin. 17 ^30 - Dfpteros. PRINCIPALES CAk.4CTERES DEI. ORDEN Boca dispuesta para chupar, con una trompa corta flexibte d rí^ida. Metamorfosis complicada.-Dos alas membranosas ó desIIUdas. Dacus oleae (Fabricius). Cuanto acabamos de decir respecto á las aves írisectívoras, es aplicable á esta especie, denominada vulgarmente mosca del olivo, y bien conocida de nuestros olivicultores andaluces. ^Existiria esta plaga si ]as aves insectívoras no fueran ob}eto de una persecución implacable? Creemos que la muerte de cada una de aquéllas ` representa la vida de muchos millares de moscas. Tal es la importancia de la pla^;a denomínada de la s^losca del olivo, que los agricultores no escuchan ya á quien estudia las causas probables de la invasión y solamente oyen al que les habla de un remedio eficaz, rápido y lo que es peor... barato: y como nosotros no conocemos ninguno que reuna estas condiciones, pues e1 ^ Consúltese la Real orden de a5 de Noviembre último determinando las aves insectivoras cuya caza debe estar prohibida siempre. ^- I;( - único apli^able al objeto es el propuesto por el Padre Giudice, el que es una consecuencia de la evolución y modo ds vida dei insecto, y que se reduce á sacrificar una ó dos cosechas (que representan algunos millones de pesetas), no tiene nada de barato y, por lo tanto, no satisfac@ )as exigencias de los olivicultores. Describamos, pues, el insecto, como uno de tantos de la serie que venimos reseñando, conocido en Italia con los nombres de Stomomus y Keironi, en Francia con el de Cheiron, y en Fspaña con el más gráfico de ^^losca de la aceituna, pues, en efecto, se trata de una mosca perteneciente al suborden braquEferos, tribu muscinos y género dacus (de Meigen). Tiene esta especie un tamaño algo menor del de la mosca común (lám. 9.8, fig. i 2); la cabeza de un color amarillo anaranjado ó rancio, los ojos verdosos y la frente marcada con dos gruesos puntos negros. Lleva adornado el corselete con cuatro manchas de un color amarillo pálido, 3^ el vientre de amarillo anaranjado con manchas negras á ambos lados. Las alas son transparentes, con reflejos verdes, rosados ó dorados, según la incidencia de la luz, y con una mancha negra caracteristica en la extremidad. ^ La hembra vá provista de un oviscapto de color ne- - i ; ^ -- ^rro, del que se sirve para perforar las olivas, en las que deposita sus huevecillos. l.a larva es ápoda (lám. y.", fig. io) y blanda, de cinco á seis milímetros de longitud, de color blanco, algo amarillento, con 1a cabeza retractil puntiaguda y las mandíbulas negras. En el estado de }^upa (lám. y.', figura t i}, afecta este insectó la forma ovoídea muy regular, tiene el tamaño de unos cuatro milímetros y el color amarillento, con los anillos bien señalados. Pre-senta al lado de la cabeza una fina sutura, que marca una especie de casquete que la mosca hará saltar con 5u cabeza. DincNÓSr^co.-Basta observar los frutos atacados por la mosca, en los que veremos galerías que llegan hasta el hueso (lám. y.^, figuras i, 2, 3} 4^ 5^ 6 y ^}. En muchas olivas sólo encontramos la galería vacía; pero si la observación es más detenida, no tardaremos en reconocer, en otros frutos , alguna larva , pupa ó huevecillo que por sus caracteres nos sirva para diagnosticar la enfermedad. PROFI[.ÁXIS Y CI' xncióN.- Indiquemos las costumbres de este terrible insecto, puesto que de ellas se deduce el^ único medio conocido de atacarle. Esta mosca tiene movimientos bruscos, Íleva las alas - .^33 - extendidas y sálta más bien qve vuela. Hacia el mes d ^ Julio podemos ver á las hembras d^e) Dacus perforar con su oviscapto la epidermis de un fruto e ❑ formación, depositando un huevecillo en el pequeño orificio practicado (lám. q.8, fig. i). Si observamos á la mosca, inmediatamente después de efectuado el desove , veremos cómo pasa y repasa las patas sobre la cabeza y cómo se las frota una con otra, según dice un autor italiano, iccomo en señal de satisfacción» por 1a faena que acaba de realizar. Echase á volar la mosca y vá á buscar otra segunda oliva, en la cual deposita del mismo modo otro huevecillo, repitiendo esta operación más de trescientas veces (según aseguran varios entomólogos). Avivado el huevecillo (ó huevecillos, puesto que á veces son dos ó tres los que se encuentran en cada oliva), la pequeña larva penetra en ]a pulpa de) fruto, haciendo una galería, que al principio es vertical, hasta )]egar al hueso, y después inclinada y rodeando á éste. Cuando las^ larvas Ilegan al máximum de su desarral lo, se aproximan á la superficie de la aceituna, ensanchan la primitiva galería y no dejan entre ésta y el aire exterior sino una débil película, en medio de 1a cual se percibe el pequeñísimo agujero que la madre de la larva efec- -- ^;# - fúa al poner el huevecillo. En e5te estado pasa el insecta quince ó diez y seis días dentro de la aceituna. I.a transformación de la larva en pupa tiene lugar en el interior dei fruto de que aquélla 5e ha alimentado ^, y á los doce dias de la metamorfosis de una en otra aparece la mosca. De manera que, á contar de) momenta en que el huevecillo quedó depositado, hasta la aparición de la mosca ó ínst:cto perfecto, transcurren veintisíete ó veintiacho días. Así se comprende I^^s ^;randcs perjuicios que este díptero puede producir, puesto que desde el mes de Julio hasta el fin de otoño, tienen sobrado tiempo de aparecer dos ó tres generaciones. Para salvar una parte de la cosecha, Mr. Guerin de Meneville, que en i8,^^ publicó una Memoria, invitado por la Sociedad Imperial de Agricultura de París ', aconsejaba la r^colección temprana de la aceituna, á fin de no dar tiempo á que las larvas de la última generación hubiesen abandonado los frutos, indicando que, si na bastase el procedimiento para la destrucción de la plaga, volviera á repetirse al siguiente año. ^ Aun cuando el frutu haya caído del árbol y también en las almazaras. a Véase la `l^evue reouvella de i^ de Julio de ^847. Este remec^ip fué propuesto anteriurmente por el Padre Giudice en ef Con^,rreso agrícola reunido en Génova en e) año ^ 8^6. Resulta de lo dicho Que no basta, para destcuir á la plaga , efectuar la recolección temprana , sino q ue es preciso verificar ínmediatamente la molienda del fruto y quemar los restos que quaden en los sitios en que se depositó la aceituna en las alrnazaras, y, además, es i^zdispensable, para que e] proc^dimiento resulte bueno, que todos los olivicultores de urta rc^,rión procedan á dicha recolección anticipada de la aceituna, pues de no :^er general el acuerdo, sería ruinoso y completamente ineficaz. A los Poderes públicos corresponde dictar disposicianes en este sentido. La recolección anticipada afrece , desde luego , las ventajas de saivar una parte de la cosecha, puesto que, de esperar la época ordinaria, las larvas, continuando su labor destructora, atacan más intensamente la pulpa de las aceitunas agrandando sus galerías, y claro está yue se destruyen de este modo un número muy grande de individuos que, siguiendo su evolución, llegarían al estado de mosca y propagarían la especie. En un folleto titulado Instruccione^ p^zra cozzocer y - t ;6 - combalir el :^s^idiotus perniciosus, recientemente publicado por orden de Ia Direcció ^ i general de Agricultura (en Abril del corriente año), citábamos un ejemplo referente al ínsecto que venimos estudiando y decíamos lo siguiente: «Este díptero tomó repentinamente el carácter de plaga, por causas que, á decir verdad, no se conocen. Periódicamente (y cuando en los períodos de tiempo no haya tampoco ley conocida) se repite en todos los países olivicultores el mismo fenómeno ', con rriayor ó menor intensidad. ^^ Es de presumir, en vista de c5to, que Ia causa de estas propagaciones extraordinarias dei insecto resida en los cambios atmosféricos, y es también muy verosimil suponer que la desaparición re^entina de esta plaga (ya que actualmente ha quedado reducido el número de insectos á sus límites ordinarios) deba atribuirse al calor excesivo que dominó en los meses de Febrero y Marzo del año próximo pasado (i89^), temperatura elevadísima é impropia de la estación, que adelantó considerablemente la evolución del `Dacus olec^ ó mosca del olivo, y al llegar ésta al estado perfecto, no pudiendo las hembras hacer la aovación en el único lugar en que,. i Recuérdese que los historiadorea grieg^os hablaban ya de la ^loscá del olivo. -- ^37 - por la organización de su oviscapto, pudieran hacerlo, esto es, en una substancia relativamente bianda, como la pulpa de las aceitunas, por. no existir el fruto en dichos meses , parece lógico suponer que estas causas anormales terminaran con la plaga. Réstanos, para terminar esta larga é íncompleta descripción de los in5ectos perjudiciales al olivo, citar otros dos dípteros , de ios cuales no podemos asegurar su exístencía en el mediodía de Francia ni en España. Uno de ellos es el denominado Diplosis oleisuga (Lovsow). Pertenece, según Mr. Girard, a( suborden raemoceros, fauiilia de los cecidomydos y género diplosis. EI Profesor italiano Alvi nos dice que en 1884 notose, en los olivares de los alrededores de Florencia, una nueva enfermedad del olivo, caracterizada por las hojas y frutos desecados en la extremidad de los ramillos y de las ramas principales del árbol. AI cortar aquéllas, veíanse, dice, en su corteza pequeñas galerías con larvas blanquecinas 'que, sin salir de estas excavaciones, se convertían en pupa. Los daños producidos consisten en la pérdida de los frutos correspondientes á los ramil(os invadidos: las heIó ridas causadas por las larvas, en dichas ramas, Ilegan á cicatrizarse casi por completo. Se trata de un insecto poco conocido y tampoco se indica ningún remedio para combatirle. Lo propio sucede con el segundo díptero afin del anterior y denominado Cecidomya oleae. S©lo sabemos que, con sus picaduras, determina en el envés de las hojas del olivo la formación de una agalla. NOTA. En la clase miria^odos y orden guilognalos, encontramos algunas especies que atacan al olivo. Tales son los denominados lulus lucifagus é I. arborum, caracterizados por sus cortos y numerosos pies y por la costumbre de arrollarse en espiral, cuando se le sorprende. En algunos puntos de España se le llama Cardadores. En el género blaniolus, distinto del anterior porque sus especies carecen de ojos, se encuentra también el conocido con el nombre de Blaniolus ^iulchellus. No creemos tengan importancia los daños causados por éstos, y lo mismo puede decirse del Lithobius,forficatus, por ]o cual nos limitaremos á mencionarlos.