Domingo 29° durante el año Ex 17,8-13 . En medio de la peregrinación por el desierto, el pueblo enfrenta una tribu, los amalecitas, que no les deja pasar por su territorio. Moisés ya cuenta con el liderazgo de su sucesor, Josué. El rol de Moisés en la batalla para permitir que el pueblo llegue a la tierra Prometida va a ser otro. Su función es la de rezar por el pueblo, ayudado por Aarón y Jur, figuras sacerdotales. La oración de intercesión aparece como una función tan o más importante que la misma batalla. . La “cima del monte” suele ser en la Biblia un lugar especial de encuentro con Dios. Allí van Moisés, Aarón y Jur a librar la batalla desde otro “frente”. Las figuras de Moisés, Aarón y Jur aparecen como típicamente sacerdotales, su función principal es rezar por sus hermanos, por el pueblo, para que llegando a la Tierra pueda vivir. . Conforme a la interpretación que ya descubríamos el domingo pasado con el episodio de Naamán, el general de Arám que había contraído la lepra, en definitiva lo que trae la victoria al pueblo no es la valentía o habilidad de Josué, sus medios militares o su fuerza, sino la gracia de Dios que llega al pueblo a través de la oración de sus intercesores. En primer lugar, el Señor mismo, pero junto a él, la cercanía y el apoyo de la comunidad permiten seguir adelante y superar los obstáculos. . La situación de cansancio de Moisés y su tentación de bajar los brazos refleja lo vivido en muchos momentos por el mismo Moisés y por el pueblo en general. Parece que las fuerzas no son suficientes, que el enemigo es más fuerte, pero hay que mantener los brazos, el corazón, la esperanza en alto. Sal 120,1-8 . Si los otros textos de este domingo resaltan la invitación a la constancia, a la paciencia y a vencer los desánimos, el salmo recuerda el fundamento de esta constancia. El primero en estar perseverantemente junto a nosotros es el mismo Señor. En la variedad de situaciones que presenta el salmo, que pueden suscitar temor, se nos llama a tomar conciencia de que el Señor es el “guardián de Israel”. . Ni en los viajes más arduos, ni de noche ni de día, nos falta la cercanía y la protección del Señor. Siempre está cerca. 2 Tim 3,14-4,2 . La fidelidad a la doctrina, a la enseñanza de la comunidad, y a la Palabra de Dios (en esa época, se refería al Antiguo Testamento), mantienen unido a Timoteo con Dios y con la totalidad de los cristianos. El camino de conocer y anunciar la Palabra ha comenzado con su niñez, pero no termina nunca. Sólo la Escritura conocida, rezada y encarnada puede transmitirse después creíblemente como instrucción, corrección, etc. . El texto, como toda la carta, anima a Timoteo a dar testimonio con valentía del Evangelio. El fundamento de este testimonio es la doctrina recibida de Pablo y de la comunidad cristiana en general, y la Palabra de Dios, que con su enorme riqueza y la fuerza de salvación que contiene es capaz de corregir, reprender, animar, consolar, etc. . En común con las otras dos lecturas que nos presenta la liturgia de este domingo, la exhortación a la fidelidad, la paciencia y el afán por enseñar expresan el llamado a la perseverancia. La misma Palabra que debe proclamar Timoteo es la que le da fuerza en su misión. Lc 18,1-8 . La palabra justicia y sus derivados aparecen en este pasaje del Evangelio de Lucas 5 veces, lo que da la pauta de que es un elemento importante en la parábola y su interpretación. Dios obra siempre con justicia, es decir, con sabiduría y equilibrio, buscando lo mejor para sus hijos. Introducción: v. 1 . Un detalle interesante en esta parábola: el mensaje aparece al principio. Toda parábola busca transmitir una enseñanza específica, que finalmente figura al final del relato, como “epílogo”. Aquí, Jesús acentúa esta invitación a orar sin desanimarse desde el inicio. Parábola: vv. 2-5 . Un elemento importante de la parábola es la comparación “de menor a mayor” entre el juez injusto y el Padre Dios (menor: el juez humano, mayor: Dios, justo y sabio en su obra). Varias de las parábolas del evangelio de Lucas “retratan” al Padre Dios (las del c. 15, por ejemplo), ésta que presenta Jesús en el c. 18 muestra a Dios “justo” por oposición a la justicia humana (diríamos más bien, a la humanidad en general), que actúa muchas veces ignorando el reclamo y la situación de los más vulnerables. Sabemos que la viuda, junto con el huérfano y el extranjero “transeúnte”, son los paradigmas de la situación de pobreza e indefensión en la Biblia. Intepretación de la parábola: vv. 6-8a . Dios hará justicia con sus “elegidos”. Todos somos llamados a la gracia, a la santidad. Pero la “sintonía” con el querer de Dios supone una respuesta vital, concreta y perseverante. El hecho de que la justicia definitiva de Dios se revelará al final de los tiempos, en el regreso de Cristo, no dispensa al discípulo de buscar esa justicia en el presente, en los conflictos y desigualdades que se presentan cada día. Vivir como “elegido” significa la “conformidad con la voluntad de Dios”, como diría San Alfonso, es decir, unir cada vez más mi voluntad, el sentido de mi vida, a la búsqueda del Reino de Dios y su justicia. Pregunta que interpela: v. 8b . La pregunta final es aguda e interpela al oyente, al discípulo. Dios hace justicia, en el tiempo correcto, oportuno. No es inmóvil ni indiferente. Pero al discípulo le cuesta mantener la llama de la fe encendida. El tema del “tiempo” que prepara la llegada de Jesús, el tiempo de Cristo y el tiempo de la Iglesia son claves para entender la obra de San Lucas, el Evangelio y los Hechos de los Apóstoles. . A fines del siglo I d.C., cuando se escribe este Evangelio, la comunidad cristiana va tomando conciencia de que el regreso de Cristo no va a ser inminente, inmediato, sino que vivimos en el tiempo de la “paciencia de Dios”, de la esperanza que purifica, de la perseverancia. Algunas claves desde la espiritualidad redentorista . La oración es clave en la espiritualidad cristiana. Toda la vida de fe es un diálogo con el Señor, que va profundizándose y tranformando a la persona. Cuanto más crece el conocimiento de las cosas de Dios, la familiaridad, la intimidad y la capacidad de comprensión y disponibilidad al proyecto de Dios va creciendo. . En la vida de San Alfonso, la oración fue el camino por el que Jesús fue moldeando su corazón desde niño. En la contemplación del Crucificado y en la devoción al Santísimo Sacramento, Dios le dio la oportunidad a Alfonso de vivir un cambio clave de perspectiva, de descubrimiento de la misericordia y la compasión, del amor apasionado por el hombre revelado en los grandes misterios de la Encarnación, la Cruz y la Eucaristía. Dos libros que Alfonso escribe para fortalecer la piedad del pueblo de Dios: el “trato familiar con Dios” y el “gran medio de la oración”, dan testimonio de la importancia que daban los primeros redentoristas a una vida perseverante de oración para alcanzar vivir en gracia de Dios y alcanzar la salvación. . Las primeras misiones redentoristas eran fuertes momentos de escucha de la Palabra de Dios, de reconciliación y de oración. Pero al irse los misioneros, la vida de fe continuaba a través de las devociones y momentos de oración recomendados, de los libros sencillos que ayudaban a la gente a rezar y formarse, a través de los retiros predicados en las casas redentoristas para todos los grupos sociales, y con el regreso después de un tiempo de los redentoristas a los lugares de misión. . Hoy, buscamos fortalecer el camino de la perseverancia a través de la importancia de la participación en la comunidad, los grupos de lectura orante o popular de la Biblia (o “pequeñas comunidades”), los retiros y encuentros celebrados en nuestras casas, y la invitación a las personas que conocemos en las misiones a misionar. La misión no es sólo un “chispazo” sino que propone todo un camino de constancia en nuestra vida de cristianos.