7ª sesión plenaria de la Asamblea General “Debate general sobre todos los temas del programa relativos al desarme y la seguridad internacional” Embajador José Luis Cancela 11 de octubre del 2013 Sr. Presidente, Por ser esta la primera vez que el Uruguay hace uso de la palabra en la Primera Comisión, deseamos felicitarlo a usted, así como a los demás miembros de la Mesa, por su elección, A/C.1/68/PV.7 11/10/2013 4/31 13-50954 deseándole el mayor de los éxitos y asegurándole desde ya que puede usted contar con el total apoyo de mi delegación en sus trabajos. Mi intervención se asocia a la realizada por el representante de Cuba en nombre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (véase A/C.1/68/PV.4). El Uruguay se encuentra altamente comprometido en la lucha contra el tráfico ilícito de armas pequeñas y ligeras, su acumulación desestabilizadora y su uso indebido, pues son verdaderas armas de destrucción en masa en la región de América Latina y el Caribe, amenazan- do a la población civil, principalmente mujeres y niños. En su condición de copatrocinador de la resolución 67/234 y de país firmante del Tratado sobre el Comercio de Armas, mi delegación se congratula muy especial- mente por la aprobación del Tratado. El amplio respaldo otorgado a esa resolución nos motiva a continuar los trabajos para su pronta entrada en vigor. En ese sentido, mi delegación desea realizar un llamado a todos los Estados para alentarlos a la firma del Tratado sobre el Comer- cio de Armas, a fin de lograr su ratificación universal, su efectiva entrada en vigor y su plena implementación. El Uruguay reitera que el Tratado sobre el Comercio de Armas constituye un paso trascendente hacia un comercio internacional más responsable de armas convencionales, incluidas las armas pequeñas y ligeras, sus partes y componentes, así como las municiones. Asimismo, la regulación de este comercio tendrá con- secuencias fundamentales en los conflictos armados, principalmente para las víctimas civiles de la violencia armada, especialmente mujeres y niños, y promoverá la paz y la seguridad, desestabilizando las transferencias de armas hacia las zonas de conflicto. Sin perjuicio de ello, debemos continuar realizan- do nuestros mayores esfuerzos para evitar los ataques a la población civil y el incremento del número de víctimas entre esta, evitar los distintos actos de violencia, consecuencia de los conflictos armados, los desplazamientos de personas, las desapariciones forzadas y la tortura de civiles. Los retos siguen siendo los mismos: reducir la pérdida de vidas humanas resultante de los conflictos armados por medio de una mayor promoción y cumplimiento del derecho internacional y del derecho internacional humanitario. Ahora contamos con un instrumento para ello. A nivel nacional, para lograr la plena implementación del Tratado sobre el Comercio de Armas, el Uruguay ha comenzado a ajustar y actualizar su legislación a los nuevos parámetros establecidos en el Tratado. Asimismo, nos congratulamos en informar que dicho tratado se encuentra a consideración del Parlamento, por lo que esperamos comunicar prontamente su ratificación parlamentaria. Consideramos, asimismo, que el Programa de Acción de las Naciones Unidas para prevenir, combatir y eliminar el tráfico ilícito de armas pequeñas y ligeras en todos sus aspectos es un instrumento de vital importancia y referente internacional para avanzar en la lucha contra el tráfico ilícito de estas armas. Valoramos que la segunda Conferencia de Examen del Programa de Acción, celebrada el pasado año, lograra avances significativos al poder concretar un documento final por consenso. Sin embargo, el Uruguay continúa procurando la adopción de un instrumento internacional jurídicamente vinculante que asegure el comercio responsable de armas convencionales y evite su desvío al mercado negro. Asimismo, destacamos la importancia de la aprobación de la resolución 2117 (2013) del Consejo de Seguridad para afrontar el impacto de la transferencia ilícita, la acumulación desestabilizadora y el uso indebido de armas pequeñas y armas ligeras. El Uruguay, en su condición de Estado no poseedor de armas nucleares, está comprometido con el fortalecimiento del régimen de desarme y no proliferación. La adhesión del Uruguay al marco normativo multilateral encuentra su mejor complemento en la puesta en práctica de una política exterior que privilegia y promueve la necesidad de seguir avanzando en negociaciones universales, multilaterales, no discriminatorias y transparentes en las que participen todos los Estados, independientemente de su tamaño y poder, con el fin de alcanzar el desarme general y completo bajo un estricto control internacional. Destacamos la realización, el pasado 26 de septiembre, de la primera Reunión de Alto Nivel de la Asamblea General sobre el Desarme Nuclear (véase A/68/PV.11), donde se reafirmara nuestro compromiso primordial con el desarme. Valoramos los avances obtenidos en la octava Conferencia de las Partes encargada del examen del Tratado sobre la no proliferación de las armas nucleares (TNP), que permitió la aprobación de un documento final sustantivo, así como la identificación de 64 medidas para avanzar en la realización de las disposiciones del TNP. Finalizado el segundo período de sesiones del Comité Preparatorio de la Conferencia de Examen del TNP en 2015, que se llevó a cabo en Ginebra, instamos a que, en este proceso iniciado hasta la Conferencia de Examen del TNP de 2015, se realicen avances concretos 11/10/2013 A/C.1/68/PV.7 13-50954 5/31 en pro del desarme nuclear. Se requiere la puesta en marcha de instrumentos complementarios del TNP y el inicio cuanto antes de negociaciones que faciliten el objetivo último de un mundo libre de armas nucleares. En cuanto a los instrumentos complementarios, el Uruguay desea enfatizar una vez más la importancia decisiva de una pronta entrada en vigor del Tratado de prohibición completa de los ensayos nucleares (TPCE), como fue destacado en la octava Conferencia de Examen, realizada el pasado 27 de septiembre. En tal sentido, instamos a los Estados del anexo 2 de dicho Tratado a su pronta ratificación y renovamos el llamado para que todos los Estados de la comunidad internacional mantengan su moratoria de realizar ensayos nucleares u otros artefactos explosivos de esta naturaleza. Con relación a las negociaciones pendientes, el Uruguay hace un llamado para que decididamente la Conferencia de Desarme, sin más dilaciones, comience las negociaciones de un tratado no discriminatorio e inter nacionalmente verificable para prohibir la producción de material fisionable destinado a la fabricación de armas nucleares. Al mismo tiempo, nuestro país insta a que se acceda, sin ningún condicionamiento, a negociar un acuerdo jurídicamente vinculante sobre garantías negativas de seguridad, para asegurar a aquellos Estados no poseedores de armas nucleares que no sufrirán las consecuencias catastróficas del empleo o amenaza de empleo de este tipo de armas por parte de las Potencias nucleares. El Uruguay es consciente de la existencia de numerosas iniciativas en materia de desarme provenientes de países o grupos de países y foros de discusión, todas ellas valiosas, ya que comparten la preocupación por el objetivo último del desarme nuclear y la no proliferación. Creemos que sería beneficioso coordinar las iniciativas existentes, mirarlas en perspectiva y aprovechar sus sinergias para trazar el camino hacia delante, de modo que converjan en forma constructiva, en un marco temporal acotado, en la meta que a todos anima, que es la concreción de un mundo libre de armas nucleares. Asimismo, el Uruguay lamenta que no se haya cumplido el compromiso asumido de celebrar en 2012 una conferencia sobre el establecimiento en el Oriente Medio de una zona libre de armas nucleares y de todas las demás armas de destrucción en masa, en aplicación de la resolución 984 (1995) del Consejo de Seguridad. Instamos a todas las partes a celebrar esta Conferencia en un futuro próximo. El fortalecimiento del régimen de desarme general y completo bajo un estricto y eficaz control internacional requiere la implementación efectiva de aquellas convenciones que abogan por la prohibición y eliminación de otras armas de destrucción en masa. En este sentido, reiteramos que para el Uruguay la eliminación total de las armas químicas y biológicas constituye una prioridad en materia de desarme y no proliferación. Es por ello que nuestro país brega por la pronta universalización de la Convención sobre la prohibición del desarrollo, la producción, el almacenamiento y el empleo de armas químicas y sobre su destrucción, exhortando a todos aquellos Estados poseedores de este tipo de armas a cumplir con la obligaciones estipuladas por la Convención y destruir sus arsenales. El Uruguay saluda la adhesión de Siria a la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ). Asimismo, da la bienvenida a la resolución 2118 (2013) del Consejo de Seguridad y la decisión del Consejo Ejecutivo de la OPAQ, que prevé especialmente procedimientos para la destrucción del programa de armas químicas en la República Árabe Siria. El Uruguay reconoce el valor de la Conferencia de Desarme como verdadero foro multilateral de la comunidad internacional para las negociaciones de desarme y el papel principal que desempeña en las negociaciones sustantivas sobre cuestiones prioritarias. A pesar de ello, la Conferencia de Desarme no ha podido poner en práctica un programa de trabajo que atienda las aspiraciones y necesidades de la comunidad internacional, por lo que es imperioso asegurar que el órgano de negociación multilateral por excelencia cumpla con su mandato. En tal sentido, el Uruguay considera que una de las posibles formas de revitalizar las labores de la Conferencia de Desarme es ampliando su membresía a aquellos Estados que han manifestado un legítimo interés en formar parte de ese órgano. Nuestro país ha formalizado su aspiración a ingresar en la Conferencia de Desarme, al igual que otros Estados que, desde 1982, abogan por la ampliación de este órgano. Finalmente, es nuestra responsabilidad agotar todo los medios para seguir avanzando en el objetivo de lograr el desarme y detener la proliferación, de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas, órgano supremo del que nos hemos dotado para mantener la paz y la seguridad internacionales.