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LESIONES DEL CODO
EPITROCLEITIS, CODO DEL GOLFISTA O SÍNDROME DEL PRONADOR-FLEXOR
¿Qué es?
Se la conoce como ‘codo del golfista’ y es la causa de dolor más frecuente en la zona medial del
codo, aunque a diferencia del famoso ‘codo del tenista’ (ver capítulo correspondiente) es siete veces
menos frecuente. Y si bien es común que se presente en algunos deportes como el golf, el tenis o la
jabalina, también puede aparecer en trabajadores manuales, como mecánicos o carpinteros que
realizan movimientos de antebrazo, muñeca y mano de forma repetitiva. Suele debutar entre la
cuarta y quinta década de la vida y afecta principalmente a la extremidad dominante. Hombres y
mujeres la padecen por igual.
Nuestra amiga Elena Monroy Manso,
apasionada nadadora y jugadora de golf, en
uno de sus golpes. El estilo es un
condicionante, como en muchos deportes,
de la posibilidad de lesionarse.
Recibe también el nombre de Síndrome del pronador-flexor. La epitrocleitis o epicondilitis medial es
una patología que se caracteriza por dolor en la cara interna del codo, sobre la epitróclea
(prominencia ósea en la región interna del extremo distal del húmero), debido al sobreuso o estrés
repetitivo de la inserción muscular en esta zona.
Se trata de la inflamación de la inserción tendinosa de los músculos flexores de la muñeca y de los
dedos a nivel de la epitróclea: pronador redondo, palmar mayor, flexor común superficial de los
dedos y cubital anterior...
¿Por qué se produce?
La epitróclea es el origen común del grupo muscular encargado de flexionar la muñeca y los dedos y
de pronar el antebrazo (dejar la palma de la mano mirando hacia abajo). En esta zona se produciría la
lesión, específicamente en el origen del músculo pronador redondo y flexor radial del carpo. Sin
embargo, el resto del grupo muscular también podría verse afectado. La causa principal sería el
sobreuso o estrés repetitivo en esta región músculo-tendinosa, en la cual se iniciaría un proceso
inflamatorio que evolucionaría a una degeneración tendinosa caracterizada por micro roturas
tendinosas y una respuesta reparativa fallida. Por lo tanto, como en otras lesiones por sobreuso,
creemos que el proceso final es una degeneración, no una inflamación.
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Eldrick "Tiger" Woods está considerado uno de los golfistas más importantes de todos los tiempos, junto a Jack
Nicklaus y Arnold Palmer. Tras sus problemas personales El Tigre ha vuelto y amenaza los records de Nicklaus.
Síntomas
La forma de presentación más común es la presencia de dolor de aparición paulatina, localizado en la
parte anterior y medial del codo, la epitróclea, aunque puede irradiarse a hombro y mano.
Generalmente se relaciona con la pronación (poner la mano hacia abajo) y flexión activa y resistida de
la muñeca. Puede referirse sensación de debilidad en el antebrazo o en la mano.
Algunos pacientes pueden presentar sensibilidad distal en la epitróclea sobre las bandas tendinosas
del grupo flexor-pronador. El rango de movimiento del codo suele ser normal.
El patrón del dolor es característico. Los pacientes refieren dolor o sensibilidad en el lado interno del
codo. El dolor aumenta con maniobras deportivas o de la vida basal como dar la vuelta a los objetos,
sacudirse las manos, levantar objetos con las palmas mirando hacia abajo, jugar al tenis o al golf, dar
un apretón de manos o apretar los músculos del antebrazo. El dolor suele extenderse hacia el
antebrazo y puede limitar la movilidad activa, pero sin que exista una limitación real del movimiento.
La presión directa en la zona, en el pico de hueso, es dolorosa.
Diagnóstico
La exploración clínica es la base del diagnóstico.
No suelen necesitarse radiografías, pero el médico puede decidir realizar una para:
•
Asegurarse de que los huesos del codo sean normales, sin picos de hueso anormales.
•
Buscar un depósito de calcio en los tendones lesionados.
•
MRI (Imagen de resonancia magnética) es utilizada, ocasionalmente
La ecografía puede detectar zonas hipoecoicas, indicativo de tendón degenerado, como en cualquier
lesión con daño del tejido colágeno, y permite la comparación directa con el lado contrario y los
tratamientos selectivos dirigidos, con la mayor precisión.
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Tratamiento
El tratamiento es principalmente no quirúrgico y tiene como objetivo, en las fases de reagudización,
aliviar el dolor, reducir la inflamación y lograr el retorno a las actividades normales y/o deportivas.
Aplicación de ondas de choque en epitrocleitis.
El tratamiento tiene éxito entre el 85 y 90 por ciento de
los casos; sin embargo, existiría cerca de un 5-15% de
recurrencia de síntomas debido principalmente a una
rehabilitación incompleta o por el no cumplimiento de
las medidas preventivas o porque el daño está muy
evolucionado y lo que hay que aplicar son terapias
biológicas, que ayuden a la regeneración tisular.
El tratamiento conservador consiste en evitar o modificar
las actividades que producen síntomas, además del uso
de medicamentos antiinflamatorios (cuanto menos
mejor), kinesiterapia, uso de hielo local durante 15 a 20
minutos después de realizar actividades y en ocasiones,
una órtesis de codo, que puede ayudar a disminuir el
dolor al realizar ciertas actividades con la extremidad
afectada. La inyección de corticoides ha sido bien
documentada y su técnica bien descrita. Su
administración estará justificada solamente en casos de reagudización, cuando otras opciones
conservadoras como el cese de la actividad y la administración de AINEs no dan resultados y,
siempre, con un límite de infiltraciones anuales.
Otra alternativa de tratamiento conservador sólo para casos agudos, es la infiltración local de
corticoides, lo cual permite aliviar los síntomas al menos en el corto o mediano plazo.
Otras terapias avanzadas que también utilizamos son las ondas de choque extracorpóreas,
electrólisis percutánea intratisular (EPI), la infiltración local de toxina botulínica, el uso de terapia
láser de baja intensidad o la infiltración ecoguiada de plasma rico en factores de crecimiento, todas
ellas destinadas a la regeneración del tendón.
Si el tratamiento conservador al cabo de tres
a seis meses fracasa, y si se han descartado
otras causas de dolor de codo, podría
considerarse el tratamiento quirúrgico como
alternativa. Varias técnicas han sido descritas,
muchas de las cuales consisten en liberación
del origen muscular y resección del tejido
patológico. Tiene un éxito cercano al 80%, sin
embargo, existen potenciales complicaciones
como lesión del nervio cubital, especialmente
con técnicas mínimamente invasivas como la
artroscopia.
Infiltración de plasma rico en factores de crecimiento guiado por ECOGRAFÍA
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Nosotros hemos comenzado a realizar este procedimiento mediante cirugía ultramínimamente
invasiva ecoguiada, seguida por la infiltración de plasma rico en factores de crecimiento. El
procedimiento es rápido, ambulatorio, y los resultados preliminares satisfactorios. Como en tornos
crónicos y cirugías no invasivas aunque el dolor es mínimo esto no quiere decir que los tejidos no
necesiten el tiempo adecuado para reparar y regenerarse, por lo que los protocolos de rehabilitación
y reposo han de guardarse estrictamente.
Es por ello que el retorno completo a las actividades o deporte, tras la cirugía ocurre habitualmente
entre los cuatro a seis meses.
Prevención
• La prevención pasa por el fortalecimiento muscular, los estiramientos protocolizados de la
musculatura flexora del antebrazo y la adecuación técnica y el material deportivo, de cada
disciplina. El perfeccionamiento técnico puede ayudar al deportista a prevenir recaídas.
• Si juega golf, pida a un especialista que revise su técnica de agarre, golpeo, el modelo de sus
palos de golf …
Si juega al tenis busque asesoramiento sobre la técnica de golpeo, la tensión de su cordaje o el
tamaño de la raqueta, para adecuarlos a su complexión física y estilo de juego.
En definitiva la prevención estará basada en evitar los movimientos repetitivos e inadecuados para
conservar la integridad del colágeno y no deteriorarlo, a esto lo llamamos evitar los
microtraumatismos de repetición.
Estiramientos asistidos de la musculatura flexora del antebrazo.
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