luis de góngora y argote

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buzos — 16 de mayo de 2016
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LUIS DE GÓNGORA Y ARGOTE
VI
Raya, dorado Sol, orna y colora
del alto monte la lozana cumbre,
sigue con agradable mansedumbre
el rojo paso de la blanca aurora.
Suelta las riendas a Favonio y Flora,
y usando, al esparcir tu nueva lumbre
tu generoso oficio y real costumbre,
el mar argenta, las campañas dora.
Para que de esta vega el campo raso
borde saliendo Flérida de flores;
mas si no hubiere de salir acaso,
ni el monte rayes, ornes, ni colores,
ni sigas de la aurora el rojo paso,
ni el mar argentes, ni los campos dores.
IX
AL SOL, PORQUE SALIÓ, ESTANDO CON SU DAMA,
Y LE FUE FORZOSO DEJARLA
Ya besando unas manos cristalinas,
ya anudándome a un blanco y liso cuello,
ya esparciendo por él aquel cabello
que Amor sacó entre el oro de sus minas;
ya quebrando en aquellas perlas finas
palabras dulces mil sin merecello,
ya cogiendo de cada labio bello
purpúreas rosas sin temor de espinas,
estaba, oh claro Sol invidïoso,
cuando tu luz, hiriéndome los ojos,
mató mi gloria y acabó mi suerte.
Si el cielo ya no es menos poderoso,
porque no den los tuyos más enojos,
rayo, como a tu hijo, te de muerte.
XIII
Mientras por competir con tu cabello
oro bruñido al sol relumbra en vano,
mientras con menosprecio en medio el llano
mira tu blanca frente al lilio bello;
mientras a cada labio, por cogello,
siguen más ojos que al clavel temprano,
y mientras triunfa con desdén lozano
del luciente cristal tu gentil cuello;
goza cuello, cabello, labio y frente,
antes que lo que fue en tu edad dorada
oro, lilio, clavel, cristal luciente,
no sólo en plata o vïola troncada
se vuelva, más tú y ello juntamente
en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.
XX
Ilustre y hermosísima María,
mientras se dejan ver a cualquier hora
en tus mejillas la rosada aurora,
Febo en tus ojos, y en tu frente el día,
y mientras con gentil descortesía
mueve el viento la hebra voladora
que la Arabia en sus venas atesora
y el rico Tajo en sus arenas cría;
antes que de la edad Febo eclipsado
y el claro día vuelto en noche oscura,
huya la Aurora del mortal nublado;
antes que lo que hoy es rubio tesoro
venza a la blanca nieve su blancura,
goza, goza el color, la luz, el oro.
CLIX
DE LA BREVEDAD ENGAÑOSA DE LA VIDA
Menos solicitó veloz saeta
destinada señal, que mordió aguda;
agonal carro por la arena muda
no coronó con más silencio meta,
que presurosa corre, que secreta
a su fin nuestra edad. A quien lo duda,
fiera que sea de razón desnuda,
cada sol repetido es un cometa.
¿Confiésalo Cartago, y tú lo ignoras?
Peligro corres, Licio, si porfías
en seguir sombras y abrazar engaños.
Mal te perdonarán a ti las horas;
las horas que limando están los días,
los días que royendo están los años.
ÁNDEME YO CALIENTE Y RÍASE LA GENTE
Traten otros del gobierno
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del mundo y sus monarquías,
mientras gobiernan mis días
mantequillas y pan tierno;
y las mañanas de invierno
naranjada y aguardiente,
y ríase la gente.
Coma en dorada vajilla
el Príncipe mil cuidados
como píldoras dorados,
que yo en mi pobre mesilla
quiero más una morcilla
que en el asador reviente,
y ríase la gente.
Busque muy en buena hora
el mercader nuevos soles;
yo conchas y caracoles
entre la menuda arena,
escuchando a Filomena
sobre el chopo de la fuente,
y ríase la gente.
Pase a media noche el mar
y arda en amorosa llama
Leandro por ver su dama;
que yo más quiero pasar
del golfo de mi lagar
la blanca o roja corriente,
y ríase la gente.
Pues Amor es tan cruel
que de Píramo y su amada
hace tálamo una espada,
do se junten ella y él,
sea mi Tisbe un pastel
y la espada sea mi diente,
y ríase la gente.
LUIS DE GÓNGORA Y ARGOTE
POESÍA
Cuando cubra las montañas
de blanca nieve el enero,
tenga yo lleno el brasero
de bellotas y castañas,
y quien las dulces patrañas
del Rey que rabió me cuente,
y ríase la gente.
Córdoba, España,
11 de julio de 1561–23 de mayo de 1627.
El culteranismo español encarnó en este poeta genial el
más grande del siglo XVII para algunos. Nació en Córdova
y estudió en Salamanca y Madrid. Beneficiado de su
ciudad natal y más tarde Capellán de Felipe IV, vivió en la
Corte hasta 1626, año en que regresó a Córdoba, y uno
antes de su muerte. Hombre de temperamento áspero
e ingenio mordaz fue el creador del estilo gongorino, y
con su obra poética provocó una de las más encendidas
polémicas de la literatura española, en la que influye
considerablemente a siglos de distancia. Góngora
dominó como ningún otro poeta las características de la
escuela culterana: su máxima virtud estriba en el brillante
empleo que hizo de la metáfora. Acumula los neologismos
enriqueciendo el idioma. Sabe conferir al verso una
musicalidad incomparable. Amante del colorido, el
cordobés es un pintor maravilloso y su poesía es la más
sensorial de la lengua española. Ya en vida del poeta se
enfrentaron apasionadamente partidarios y enemigos de
su estética. De este inspiradísimo vate quedan más de
doscientas composiciones de arte menor: Sonetos de
una técnica magistral, exquisitas canciones, villancicos
cultos y refinados, décimas graciosas e intencionadas,
letrillas repletas de aciertos poéticos. Sus artísticos
romances –pasan de cien– forman el conjunto más
notable de estos poemas en su época. Quedan también
dos extensos e inconclusos poemas: la Fábula de
Polifemo y Galatea, escrita en octavas, y Las Soledades,
pieza clave en la revolución gongorina”.
FRANCISCO MONTES DE OCA. OCHO SIGLOS DE POESÍA.
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