LAS BIBLIOTECAS EN LA INVESTIGACION EN CIENCIAS SOCIALES EN MÉXICO. LA BIBLIOTECA GERARDO CORNEJO MURRIETA DE EL COLEGIO DE SONORA Juan Manuel Durán Juárez* Don Daniel Cosío Villegas, sin conocer el futuro, en sus memorias cuando habla del papel que jugarán las bibliotecas en los colegios, instituciones dedicadas fundamentalmente a la investigación social y humanista, nos relata que al iniciar las actividades El Colegio de México: “los profesores convinieron en que desde el primer día darían una bibliografía de cada curso y un calendario de lecturas, de modo que el estudiante trabajara por su cuenta en la biblioteca mucho más tiempo que el dedicado a las explicaciones orales del profesor”. Este ejemplo lo han seguido todos los colegios. La centralidad de la biblioteca ha sido fundamental para el trabajo de formación de los alumnos y para el desarrollo de la investigación en Ciencias Sociales. A partir de este principio, se necesita no solo las referencias del curso sino la más abundante de la bibliografía. Las investigaciones en demografía, sociología, historia, geografía, educación, antropología, arqueología, ciencias políticas, literatura, filosofía, economía, y en todas aquellas disciplinas centrales en los Colegios han necesitado de manera trascendental de las bibliotecas que han nacido, crecido y nutrido en y de los Colegios. Sin embargo, de la Biblioteca que señala Don Daniel Cosio Villegas en la publicación de sus memorias en 1976, a las que utilizamos en la actualidad, hay profundos cambios producidos por las tecnologías de la información y comunicación. Las nuevas tecnologías de la información han ido integrando al mundo en redes globales. Actualmente existe una economía de la información y un acelerado proceso de globalización junto con el desarrollo de una nueva lógica organizativa que están vinculados con el proceso de cambios tecnológicos. Las redes parecen ser el elemento fundamental de las nuevas organizaciones, se amplían redes interactivas, comunidades virtuales y la educación superior y los centros de investigación se unen al sistema y a las condiciones de la globalización. En el caso de las bibliotecas, la adopción de tecnologías de la información y la comunicación, aunque de manera desigual en los países y en el mundo, ha producido cambios desde en uso de los catálogos virtuales en lugar de las tarjetas y los ficheros que han ido quedando como evidencia del pasado, hasta de las comunicaciones que aumentan la rapidez y la amplitud a cualquier parte del mundo. Todo esto ha estado a la base de las transformaciones bibliotecarias. Es el caso de la biblioteca de El colegio de Sonora. Hoy en día, la biblioteca no está aislada, se ubica en redes y las nuevas tecnologías de la información permiten acceder a un gran número de recursos documentales que se encuentran en los bases de datos remotos. Hoy es posible almacenar en formatos pequeños, grandes volúmenes de información; y con ello generar en las bibliotecas por ejemplo, bases de datos locales resultados de investigaciones de estudios gubernamentales o privados que pueden contribuir a apoyar procesos de desarrollo. Por otra parte, la digitalización permite difundir a otra escala, la información y el patrimonio. Baste con señalar los esfuerzos que realizan las bibliotecas que tienen fondos históricos valiosos para tenerlos en Internet. Un ejemplo de este esfuerzo es el programa de la UNESCO para conservar la memoria del mundo que consiste en reconocer los documentos únicos como parte de la memoria del mundo y pide en contrapartida que se digitalicen y se pongan al servicio de un mayor número de usuarios. El último informe de la UNESCO propone la existencia de las sociedades del conocimiento de la “era de la información”. En este informe se discute que estamos pasando del periodo de la sociedad de la información que se basa en los progresos tecnológicos, a la construcción de las Sociedades del conocimiento que comprende dimensiones sociales, éticas y políticas mucho más bastas y un rechazo a la unicidad de un modelo. Aquí, le parece más conveniente a la UNESCO no plantear un solo modelo sino plantear modelos en plural que tengan en cuenta la diversidad cultural y lingüística, únicos elementos nos dice, que nos permiten a todos reconocernos en los cambios que se están produciendo actualmente. De acuerdo a este documento, estas sociedades del conocimiento se distinguen de las antiguas por su carácter integrador y participativo legado por el Siglo de las Luces y la afirmación de los derechos humanos, la importancia que estas nuevas sociedades conceden a los derechos fundamentales se traducirá por una focalización especial en: – la libertad de opinión y expresión (artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos) y la libertad de información; el pluralismo de los media y la libertad académica; – el derecho a la educación y sus corolarios: la gratuidad de la enseñanza básica y la evolución hacia la gratuidad de los demás niveles de enseñanza (artículo 26 de la Declaración Universal de Derechos Humanos y artículo 13 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales); – el derecho a “tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten” (párrafo 1 del artículo 27 de la Declaración Universal de Derechos Humanos). Me parece que ahí es donde las bibliotecas deben jugar un papel fundamental crecer sus espacios y sus servicios, siguiendo con la UNESCO: la biblioteca pública manteniéndose como fuerza viva de educación, cultura e información y como agente esencial de fomento de la paz y los valores espirituales en la mente del ser humano. Al mismo tiempo, como ha sido la de este Colegio de Sonora es el paso obligado del conocimiento, constituye un requisito básico de la educación permanente, las decisiones autónomas y el progreso cultural de la persona y los grupos sociales. Así pues, los Colegios deben continuar con este esfuerzo manteniendo y acrecentando la centralidad de la biblioteca de ahí la importancia que lleve el nombre de una figura central y que mejor que la del fundador de El Colegio Gerardo cornejo Murrieta a quien se le reconoce su esfuerzo en la creación de esta institución. Por último diré que me complace mucho acompañarlos y ser testigo de este importante momento, donde a la biblioteca se le da el nombre Gerardo Cornejo Murrieta a quién estimo profundamente por su trabajo y que como comentaba irónicamente el doctor Rodríguez la Puente, profesor de la Universidad de Guadalajara, cuando se le dio su nombre a la biblioteca del Centro de Ciencias Sociales de esa Universidad ahora podremos también decirle a Gerardo ‘ya tienes nombre de Biblioteca’. Muchas gracias. *Director de la Biblioteca Pública del Estado de Jalisco “Juan José Arreola”, Universidad de Guadalajara.