FOTO. F. SANCHIS O r o de i^ey Núm. 2GG 15 Marzo 1926 Las Conl( onierencias áelC entro C\RO DÜ LEY, como tantas oirás obras culturales y ^^ sociales, nació a la sombra del «Centro Escolar y Mercantil», y a su calor vivió muchos años, hasta cjhe en el pasado se le dio completa autonomía, con su Dirección y Consejo propios. Naturalmente, sus elementos gestores conservan al Centro filial cariño y le consideran como una de las más trascendentales obras de Valencia, prestándole, por tanto, el apoyo más decidido. Su autonomía les da más libertad para elogiar sus actos, como merece una acción tan intensa, tan constante, de frutos tan admirables y tan necesaria, que, si hoy desapareciera, sería grave e irreparable daño, no sólo para la juventud escolar, sino para Valencia. Entre sus Secciones, es de señalar, muy especialmente, la de las Conferencias. La labor de muchos años tenaz, inteligente y abnegada de esta Sección, ha conseguido rehabilitar las Conferencias, que antes se celebraban en todos los Centros culturales ante un escaso puñado de oyentes, guiar a la opinión y fomentar iniciativas hasta en las Sociedades más ajenas a esta acción didáciica. Si grandes han sido sus reflejos en la vida social valenciana, mayor ha sido su éxito en las Conferencias propias. El ciclo de este curso no desmerece del brillantísimo del pasado año. Ello nos mueve a dedicarla atención preferente, abriendo esta nueva Sección. Debemos hacer constar que estas notas están tomadas al oído y no han podido ser revisadas por los conferenciantes. W. Lonlerencias apologéticas del i . i coro Isla;, j j . J . Dos días consecutivos, y bajo la presidencia de nuestro amantísimo Prelado y de los dignísimos Capitán General y Gobernador civil, se ha congregado en el Salón rotonda del «Centro Escolar y Mercantil» un numeroso y muy selecto publico, ávido de escuchar la cálida y autorizada palabra del Padre Isla; y a fe que no ha salido defraudado en su deseo, pues admirables en su fondo y en su forma han sido sus dos Conferencias sobre la personalidad y la Obra de Jesucristo, poniéndose de manifiesto, una vez más, la vasta cultura del conferenciante. Acertadísimas y felices palabras del Barón de Cárcer, precedieron a las del conferenciante, no para presentarle, como muy bien hizo notar, que no lo necesita, sino para aprovechar la ocasión de manifestar en público la gratitud del Centro al celoso jesuíta, que tanto lo admira y que con tanto éxito coopera a la labor intelectual que en Valencia realiza. Un rápido, pero profundo recorrido a la Historia, sirvió al conferenciante para demostrar la excelsitud de la figura de Cristo. Los pueblos más poderosos, las más grandes celebridades de los hombres, mueren; la Historia sólo guarda de ellos un recuerdo. Cristo, por el conírario, vive todavía, y su obra crece cada vez más: por vez primera en la Historia, un hombre y una doctrina se extienden, con rapidez insospechada, por todo el orbe conocido. Su figura no puede ni pudo ser jamás indiferente a hombre alguno; de aquí la división de todos en dos grandes grupos: admiradores y discípulos, los unos; acérrimos enemigos, los otros; pero glorificadores suyos todos; éstos, con inconsciencia; conscientemente, aquéllos. Dos posiciones adoptan los enemigos para combatirle: unos, niegan su existencia; los otros, tienden a destruirle desfigurando su personalidad; de ahí los falsos cristos. Imposible sería, en el breve espacio de una conferencia, estudiar la figura y doctrina de todos los que en el transcurso de los siglos nos ofrece la fiisloria. Sólo se ocupa, pueá, de los más notables por su triste celebridad: 1.° El del judaismo Castigo del horrible deicidio cometido por el pueblo judío, fué la pérdida de su condición de escogido y el desprecio de los otros. Pero el judío se vuelve contra su juez, y ya que no puede negar su existencia, pretende envolver en sombras su vida, muerte y resurrección. Reconoce en él un hombre extraordinario, un enviado de Dios su profeta: pero le niega la condición de Hijo de Dios y el carácter de Mesías. 2.° El del paganismo. El paganismo representa la lucha de la fuerza, no de la astucia; Roma, dueña y señora del mundo, dicta leyes contra los que profesan las nuevas doctrinas; llena el mundo de espías y decreta la persecución de los cristianos. Pero no logra más que rodear la Cruz de luz purísima, más deslumbradora cada vez. Se bambolea el paganismo, y sus arles y ciencias, sus literatos, sabios y filósofos, corren a socorrerle atacando a Jesucristo. Celso, el malévolo, el filósofo sagaz, de gran talento, pero de apasionamiento mayor, lanza en su «Discurso de la verdad», el mejor ataque dirigido a Jesucristo; lo pinta como un extravagante, propagandista fanático; su doctrina, en algún extremo útil, es robada a la filosofía griega; su persona nos la presenta con caracteres de degradación. Pero las virtudes de Cristo, su caridad y humildad, principalmente, le abren paso a través de las calumnias. El neoplatonismo es el último baluarte de la filosofía pagana. Recto y cortés en la lucha, rechaza los truculentos ataques de los paganos. «A Cristo —dice—no se le ha conocido: ni por los paganos que le combaten, ni por los discípulos que le siguen». Y hace de El una nueva figura: sabio maravilloso, su doctrina es admirable, pero no reñida con la filosofía; antes al contrario, completa la de Platón. Es un sistema religioso más, el más admirable si se quiere, pero que, como todos, parte de la filosofía, que es el centro, y llega a la divinidad. Sus discípulos han cometido el error de divinizarle; el mismo Cristo se equivocó al inclinarse al judaismo, en vez de robustecer el paganismo. Pero, a pesar de todos estos ataques, cayó definitivamente el paganismo. Es el triunfo de Jesucristo sobre el pecado del árbol del paraíso. La lucha contra el paganismo debilitó a muchos la fe, lo que ocasionó algunas herejías; pero ninguna tan importante para fijar en ella de especial modo la atención hasta el siglo iv. Arrio, hábil c ingenioso, pero perverso, aspira al episcopado de Alejandría; se revuelve contra su Obispo Alejandro, y no pudiendo atacar sus costumbres, se lanza contra sus principios. Pretende defender la unidad de Dios, y para ello niega a Jesucristo la divinidad, al mismo tiempo que eleva su figura hasta colocarla a la cabeza déla Humanidad. Conmueve el Oriente, siembra la discordia en el Episcopado y logra dominar la corte de Constanza. Pero cede al fin, vencido el error por San Ataña sio y anatematizado por el Concilio de Nicca. En el siglo v, Nestorio, Obispo de Consfanfinopla, hombre fogoso y acometedor, pero imprudente, quiere combatir, con sus escasos conocimientos de Teología, la herejía de Arrio, y al hacerlo, incurre en oira nueva. «Cristo—dice—es Dios y Hombre, pero en El hay dos personas distintas: el Verbo divino y Jesús de Nazaret, íntimamente unidas, sí, pero distintas, pues ni Dios puede sufrir ni morir, ni el Creador puede nacer. No puede, pues, María llamarse Madre de Dios, sino Madre de Jesús». La Iglesia de Constantinopla se alza contra su Obispo, que blasfema contra María. Y en 431, el pueblo de Efeso, que se congrega a la puerta del más grande de sus templos, aclama a los doscientos Obispos que, reunidos en Concilio, condenan la nueva herejía. Otra herejía aparece en 448. Eutígnes defiende la unidad de naturaleza, engendro monstruoso como nacido de un cerebro vacío y testarudo No puede defender su doctrina ante el Sínodo de Constantinopla, pero no importa; halla apoyo en los pobres, y para defenderla se llegan a cometer los más horrorosos crímenes. Le puso fin León el Grande. Hasta el siglo xvi desaparece, avergonzada, la producción artística de la herejía. y es en la primera mitad de ese siglo xvi cuando introduce Martín Lutero la más grande revolución religiosa con la Reforma. La base de ésta no es otra que el odio a la Iglesia y al Pontificado. En lo demás de su doctrina reina completa confusión. Reconoce, a veces, en Cristo al verdadero Dios y Hombre, pero falsea horrorosa y cínicamente su doctrina, cambia el sentido de su gracia y atenta contra su autoridad. Contra Cristo—termina—se ha alzado el mundo entero: Oriente y Roma le combatieron en la antigüedad. Modernamente, y en Europa, Inglaterra y Alemania, Rusia, Dinamarca y Suecia, la misma Italia y hasta la cristianísima Francia, han sido cuna de errores y nido de sus enemigos. Sólo una nación, España, la que por su fe luchó siete siglos, recorrió Europa y civilizó veinte repúblicas, no ha prevaricado jamás, la que todo lo ganó a la sombra de la Cruz; si esa Cruz dejara de sombrearle, dejaría de ser España. El Padre Isla fué muy aplaudido. En su segunda disertación, que versó sobre «Jesucristo en la Historia», hizo el retrato del Jesucristo verdadero, del Cristo de la Iglesia, diciendo que es algo m a s q u e la figura d é l a Humanidad, algo más que un héroe o que un genio, y que reina sobre el mundo, ostentando la cuádruple corona de su inteligencia soberana, de su belleza moral, de su sublime amor y de su majestad divina. Entusiastas aplausos interrumpieron varias veces ambos días las palabras del orador, aplausos que hacemos nuestros. (^iirsiUo ae L-onlerencias del i x a o . i . J o s é A . oe JjaDiirii, u . J . La figura del R. P. Laburu, es de las que excitan sobremanera a determinado sector de la prensa pe riódica. Conocida es la maniobra de presentar normalmente a los católicos, y muy especialmente a los sacerdotes y religiosos, como amparadores bajo de su manteo del obscurantismo y la ignorancia. Pero cuando la realidad se les impone, y ello ocurre con afortunada frecuencia; cuando habría que negar la luz del sol ante la pública evidencia, para no reconocer los méritos científicos, sociales o pedagógicos de hombres de ciencia, como el Pa- dre Laburu, entonces su indignación exclama: ¡Esto es un verdadero asalto a la libertad! Rédenle está el caso de la campaña contra el Instituto Católico de Areneros, como acaparador de la más alta didáctica, de los mejores maestros y de los mejor formados alumnos. El P. Laburu ha tenido esa osadía; ha asaltado triunfante las trincheras de la Psicología experimental, y merece en grado superlativo las iras de los fariseos que se llaman a sí mismos, con notoria modestia, los depositarios de los secretos de la ciencia, y se enfurecen de que se ponga en entredicho su monopolio cultural. Dedicado a la Psicología experimental, concibió la idea, para estudiar a fondo algunos asuntos de la misma, íntimamente relacionados con las emociones y pasiones, de comenzar él mismo en la manifestación más sencilla y generalizada en todos los seres, que es el instinto natural. Su personalidad científica se formó al lado de Fuobes, Wasserman, Kohler, Herlwig, de Berlín; de Driesch, de Leipzig, y de Adler y Aller, de Vie na. Entre los científicos españoles, recordamos los nombres de Cajal, Río Hortega, Marañón y del psicólogo catalán Turró. Sobre materias semejantes a la presente y que ocupan toda su labor científica, ha tenido ocasión de hablar en el Ateneo Guipuzcoano, de San Sebastián; posteriormente, en la Junta de Cultura Vasca, de la Diputación de Vizcaya En Caracas, Zaragoza, Valladolid y últimamente en Pamplona, ha dejado oir una vez más su autorizada palabra. En la actualidad, y una vez dadas nuestras Conferencias, marcha a Buenos Aires, llamado por el prestigioso Centro de Cultura Superior Católica, por cuya tribuna han desfilado las eminencias literarias y científicas Un publico selectísimo, en el que figuraban catedráticos, hombres de ciencia e importantes elementos culturales, llenaba completamente, durante las Conferencias del P. Laburu, el Salón-rotonda del Centro. Presentó al conferenciante el Sr. Trenor, Presidente de dicha entidad, quien saludó e hizo un resumen biográfico del conferenciante, agradeciéndole que hubiese aceptado la invitación para hablar en Valencia sobre asunto tan interesante. Notas, límites y psicofisiologismo como es el tema: «Límites del instinto natural». Las primeras palabras del conferenciante son dedicadas a esbozar las diferentes formas en que se ha planteado el estudio del instinto natural, diciendo acto continuo que esta Conferencia primera va a servir únicamente para encuadrar el estudio del problema real, estudio al que están dedicadas las restantes Conferencias. Dijo que iba a ocuparse en la presente Conferencia de lo que es el instinto natural. Explica que es el mismo la manifestación psíquica más sencilla en todos los seres y común a todos ellos; determina sus cualidades, las cuales son: ser innato, necesario, útilísimo al animal y común a todos los de igual especie. Dice que las manifestaciones ostensibles del mismo se revelan en dos aspectos distintos y sucesivos: primero, conservación de la propia vida, y segundo, conservación de la especie. Presenta después numerosos ejemplos, que ilustra con magníficas proyecciones, de procederes sencillos o complejos de animales, únicamente guiados por el instinto natural, citando entre ellos el bellísimo de la abeja, que construye las paredes de las celdillas de su panal con determinados ángulos y en determinada forma, logrando con ello el ahorro de un 51 por 100 de la cantidad de cera necesaria para la construcción. (Se continuará). Año X I Val,encía. 15 M a r z o Je ^úm. 1926 IGG RO DE LEY R E V I S T A I L U S T R A D A Redaccín y Aámimstración: L I B R E R O S , Suscripcion anua1: 15 pesetas •• •• 2-VALENCIA Número J-^a V irgen con e l N suelto: 7 5 céntímOS mo rragniento ae la Adoración oe los xastores, de José Ivibera, en la Catedral de V alencia T—ÍACE algunos años, el que estas líneas escribe *• *• visitaba, con algunos artistas españoles, el Museo del Louvrc, y quedó sorprendido ante la belleza de una Adoración de los Pastores, obra de José Ribera, que allí se guarda. La imagen de la Virgen, de una belleza espiritual que no admite semejante, quedósele grabada por muciio tiempo en la memoria. Con la grata sorpresa del que halla impensadamente algo muy querido, encontróse, al visitar por primera vez las salas Capitulares déla Catedral, con un cuadro del mismo asunto y de la mano misma que el del Museo francés, pero aún superior en perfección y espiritualidad. Ninguna otra imagen de Nuestra Señora de cuantas he visto me ha parecido, a la vez, tan divina y tan humana, tan maternal y tan pura, tan impregnada en una suave y dulcísima melancolía. Dejemos a un gran poeta valenciano, el insigne D. Teodoro Llórente, el cargo de describrir este cuadro (1). tNo hay quizá—dice - en toda la Catedral otro cuadro como la a^Adoración de los Pastores», de Joseph de Ribera, el iEspañoletoi>. No puede ser más sobria la composición: la VirgenMadre, figura de medio cuerpo, tiene en la falda, desnudo, al Niño-Dios, y levanta los ojos alélelo; toscos pastores puestos de rodillas, contemplan, respetuosos, al tierno infante. El cuadro se ha ennegrecido mucho; del fondo obscuro no se des- (1) Valencia, tomo I, pág. 619. 0X0 DE LEÍ taca bien más que el rostro de la Virgen y el cuerpo del Niño: eso basta. Parece imposible que el pincel enérgico de Ribera, que hizo resaltar con tan valientes toques de luz y de sombra las figuras rudas y lúgubres de sus anacoretas y de sus mártires, encontrase tintas tan suaves y gradaciones tan delicadas para expresar la belleza moral en el semblante de María y la frescura de ¡a Infancia en los miembros de Jesús recién nacido. La expresión de aquel rostro es un poema; présagos temores anublan la alegría de la Madre; algo de la Do lorosa se ve ya en la Virgen de Belén, que, ante la excepcional grandeza de su misión maternal, eleva el alma a Dios, pidiéndole fuerzas para cumplirla. ¡Insigne pintor quien, a la vez que arrancaba sus secretos al natural para dar a sus creaciones la realidad de la vida, hallaba en muchos ideales los secretos psíquicos de la verdade ra concepción artístlcah Después de una limpieza efectuada en 1908, se destacaron de las sombras del fondo las figuras de algunos pastores, que hoy son bien visibles; pero en realidad, el observador no tiene ojos sino para contemplar la faz iluminada de la Virgen. Para Ella, el pintor copió una vez más las facciones de su hija María Rosa, belleza medio italiana y medio española, pero supo difundir en ellos una gracia y una serenidad sobrenaturales. No olvidémosla frase de Llórente: <íalgo de la Dolorosa se ve ya en la Virgen de Belén". María, con el Niño dormido en sus brazos, es un presagio de la Madre llorando a 81 Cristo muerto que reproducía en su cubierta el nú mero anterior de ORO DE LEY. Bibliografía. Las notas biográficas de Ribera, en las antiguas historias del Arte, están llenas de anécdotas y leyendas de dudosa autenticidad. Al finar el siglo pasado publicaba en Ñapóles Lorenzo Salazar un artículo titulado La fede di morfe de/lo Spagnoleto ed altri documenti inediti intorno ad artisti napolitani del secólo XVII (Napoli Nobilísima, febrero 1896), en la cual publica bastantes documentos referentes a la familia Ribera. La mejor obra de conjunto sobre Ribera es la tesis doctoral del gran hispanófilo bávaro Augusto L. Mayer, tiiu\ada Jusepe dé Ribera (lo Spagnoletto), publicada en la serie de monografías de arte de Karl W. Hierssemann (Leipzig, 1908). En España es D. Elias Tormo el que con más extensión y acierto se ha ocupado de nuestro pintor en diversos trabajos (Varias obras maestras de Ribera inéditas, B. S. E de E., marzo 1916; La Inmaculada de Ribera, ídem, 1.° de septiembre 1914; España y el arte napolitano, Madrid 1924, y otros) y en diversas conferencias en Madrid, Játiva y Valencia (marzo de 1925). La última aportación documental a la biografía de Ribera es la de D. Gonzalo J. Viñes en su artículo La verdadera partida de bautismo del Españoleto y otros datos de familia (Archivo de Arte Valenciano, Valencia, 1925). x or la cultura C UANDO recorro las carreteras de Galicia, Asturias y Santander, encuentro a cada paso magníficas escuelas debidas al patriotismo de los generosos indianos, y pienso con tristeza que en Valencia casos análogos hay que marcarlos con piedra blanca como a los pocos días felices de la vida. Hoy he de hacerme eco de una nota simpática. ¿Recordáis a aquel anciano respetable y simpático que se llamó D. Vicente Salas? Copio de la Información Municipal: «Hoy han visitado al Alcalde D. Daniel Martínez Alonso y el letrado D. Eduardo Salinas, como albá^:ea y heredero el primero, y como contador el segundo de la herencia de D." Casimira Baquero, sobrina del ilustre patricio D. Vicente Salas Quiroga, haciendo entrega al Sr. Oliag de los resguardos del Banco de España acreditativos del depósito de los títulos de la Deuda pública, que ascienden a 108.200 pesetas nominales, como legado al Ayuntamiento del Sr. Salas Quiroga y que usufructuó su referida sobrina D." Casimira, con destino a un establecimiento docente. Además, D. Daniel Martínez Alonso ha hecho donación de un magnífico cuadro al óleo, retrato del ilustre donante.» y entre el montoncito de piedras blancas que cabe holgadamente en el puño regordete y rosado de mi pequeño, encuentro el nombre de mi ilustre catedrático D. Rafael Olóriz, con cuyo legado se hicieron las escuelas de Marchalenes, el del Dr. Ta- 83 razona para el Observatorio de la Universidad y el de D." Carolina Alvarez, la fundadora del Colegio Mayor del Beato Juan de Ribera, en Burjasol. ¿Son pocas piedrecitas blancas? Loemos a esos amantes de la cultura y dediquemos una oración a su memoria. Z- Juf»n de la L/alle en JVjLaario J UAN de la Calle ha estrenado su bombín en Madrid, y ha obtenido un éxito rotundo. En la villa del Oso y del Madroño también el sombrero blando ha causado dolorosos estragos: los cortesanos parecen modestos provincianos. Juan entra en el Hall del Palace a saludar a unos amigos, y causa sensación: es verdad que, para ponerse a tono con el sombrero, vistióse de chaqué, estrena también abrigo y calza zapatos de charol. ¡Las consecuencias de toda concesión en la vida: una vanidad se encadena con otras vanidades; una flaqueza suele producir una anemia completa! Los urbanos de la porrita blanca detienen la circulación de tranvías y autos para que pase. En la Puerta del Sol le abren calle las gentes con respeto. Juan de la Calle se siente invadido de una sensación majestuosa, y cuida de dar a sus andares una serenidad imponente, a pesar de que los zapatos le molestan. Nació en la plaza de Oriente, frente a la estatua de D." Urraca, y se detiene ante la casa natalicia; medita en el contraste de aquel chiquitín rubio, tirando a rojo, que debió tiritar a la primera caricia de las brisas del Guadarrama, y este hombre maduro a quien un sol de marzo mayeante arranca deslumbradores reflejos en el charol de sus zapatos! ¡Cuánto polvo y cuánto lodo ha recogido por los senderos de la vida, y cuántas veces el cierzo del desengaño le ha hecho tiritar en el alma con ese frío, que es el peor de todos! Lentamente pasea ante las regias figuras, calcinadas por la inclemencia extremosa del sol y el aire de Madrid, y va tomando confianza con ellas: las conoció desde niño, y luego, cuando estudió en la escuela, fué aprendiendo sus nombres con las g'orias de la Monarquía española. Juan de la Calle debe a S. A. el Príncipe de Asturias magnánimos favores; se los deben también ORO DE LEY y el Centro Escolar y Mercantil. De justicia era que al volver a Madrid por vez primera, después de aquellas alfas bondades, presentara al Serenísimo Señor el homenaje respetuoso de su profunda gratitud. A veces siente unas timideces ridiculas y está a punto de retroceder azarado; pero encuentra a unos valencianos que le contemplan atónitos ante su inusitado esplendor. - ¿ V a usted a ver al Rey?—le preguntan con un matiz respetuoso hacia la indumentaria. Ello le anima a dirigirse hacia Palacio. De prisa, como un niño que se decide, atraviesa o RQ P a LEf la calzada y se encuentra más que íigerámente emocionado ante la portalada de Palacio. Se repone bien pronto ante un saludo del tricornio del portero mayor; dos alabarderos se apartan para franquearle la entrada; pero no se atreve, achicado por la majestad del Alcázar, y aun más por la majestad del Trono, a solicitar una audiencia d e S . M. Se acogerá a la cordial bondad del Conde del Grove para que en su nombre presente sus respetos a S. M. y S. A. y les exprese su reconocimiento leal. Tienen todos los servidores de Palacio una obsequiosidad bondadosa, bien distinta de la altivez ridicula de muchos criados de casa grande. y acompañan y guían amablemente a mi amigo Juan por una serie de interminables galerías: un ascensor le eleva a la terraza que corona el gran patio. En un ángulo abrigado del Norte hay unos tiestos, y en los tiestos abren las flores sus corolas al sol. Una maraña de pasillos larguísimos con menudos arcos e innumerables puertas. Juan se apuntó los números de algunas: no halla al Conde en sus habitaciones, y haciendo un poco de coraje, se dirige a las salas de estudio de sus Altezas. Una verja sencilla que se abre al son de un timbre; una antecámara severa; un servicial criado que pasa la tarjeta e introduce momentos después al señor de la Calle en una de las salilas de estudio. —El señor General está dando clase a S S . AA.; pero si el señor tiene prisa... El señor no tiene prisa; quizás los Infantes don Juan y D. Gonzalo le hubieran agradecido que la tuviera. Son buenos estudiantes; pero nada es más grato que una interrupción en las clases. El ambiente es austero, de una sencillez elegante. La sala no es muy amplia; la bóveda y los muros están pintados de blanco; una alfombra de moqueta, color tabaco, cubre las losas; de la bóveda pende una lámpara holandesa con sus características bolas y sus esbeltos brazos. Un ancho ventanal se asoma a la plaza de la Armería, muy próximo al gran reloj que va desgranando con lentas campanadas las horas de la Historia de España. Juan rememora aquella gloriosa jornada del Congreso Eucarístico; parécele que aun suenan majestuosas las notas del Himno del maestro Busca, y emocionado pide a Jesús Eucaristía, que la campana del reloj señale en lo futuro horas de esplendor y ventura para la Religión y la Patria, para los Reyes y sus augustos Hijos. Unas palomas se acurrucan en los capiteles de las colosales columnas; se arriman mimosamente a las piedras que el sol calienta. Quieran también las ansias aladas de España seguir buscando el calor tradicional de la Monarquía española para ampararse de los cierzos y las 0X0 DE Lñ i tormentas, de los malos patriotas, de los soberbios, de los que sólo saben desatar tempestades... Juan deja cuidadosamente su bombín sobre una butaquita de caoba con taraceas de boj, tapizada de cretona con grandes flores, y pasea su curiosidad por la estancia. ¡Qué admirable ejemplo para los padres la austera educación de los Príncipes! En un ángulo un piano, y tras él una frondosa látanla; sobre el piano un retrato de la Reina, y al pie, con letra infantil, de trazos vigorosos: «Mía Mamá, 1915.» En las paredes, grabados ingleses en colores de asuntos hípicos; un pastel con un faro entre olas encrespadas, y un diploma de la Corte Angélica en que consta fué consagrado a la Santísima Virgen María D. Alfonso de Borbón y de Battenberg, a la edad de dos años. Sobre consolas estilo Imperio, aparatos de física y pájaros disecados, libros, muchos libros de estudio. En una mcsita los usados actualmente: la His. loria de España de Antonio Ballesteros, un tratado sobre motores Diesel, obras de Agricultura, de balística..., e:l folleto Sed hombres, que resume el espíritu del Centro Escolar y Mercantil, y el número extraordinario de O P O DE LEV, con motivo de la procesión del Corpus en el pasado año. Juan de la Calle se emociona de tener tales lectores... Todo esto me ha contado el pobre Juan y algunas cosas más: me lo ha contado en la calle de la Paz; pero llevaba sombrero blando y me hacía el efecto de uno venido a menos, que relata pretéritas grandezas. Con el bombín, Juan y medio; sin él, un medio Juan escaso. LEOPOLDO T R E N O R Los iñole en centenarios españoles 192Í Averroes C ON motivo del Año Santo han acudido a Roma en 1925 muchas familias de España y, en geral, de todos los países. Al visitar el Vaticano a nadie le pasa inadvertida la sala de la Signatura, de tiempos del Papa Julio 11. Existe allí una pintura mural de Rafael el divino, intitulada «La escuela de Atenas», y donde puede seguirse paso a paso la historia de la filosofía. Entre ios filósofos antiguos vemos un árabe que se inclina curioso sobre un libro que lee Pitágoras. Aquel árabe es Averroes. En el trayecto de Madrid a Roma, bien a la ida, bien al regreso, quizá nos hemos detenido en Pisa. En la iglesia de Santa Catalina hemos admirado un cuadro del siglo xiv, de que es autor Francisco Traini, discípulo de Andrea Orcagna, ante cuya gloria nos hemos inclinado en el famoso cementerio. El cuadro aludido se titula «El triunfo de Santo Tomás». ¿Quién es el que se retuerce confundido a los pies de Cristo, Moisés, San Pablo, Platón, Aristóteles y Santo Tomás? Averroes. 83 fin París, en eí Louvre, hemos contemplado un cuadro casi igual al de Traini. Lo pinló un siglo más larde Benozzo Gozzoli, y también Averroes aparece vencido. Es que Averroes simboliza en la Edad Media el materialismo, la impiedad, lo antagónico a la Escolástica, a la doctrina ortodoxa de Alberto Magno y Santo Tomás de Aquino. Averroes, en árabe Abulualid Mohamed BenRoxd, nació en Córdoba en 1126. Fué médico, jurisconsulto y filósofo. Gozó del favor de los sultanes almohades Yúsuf y Yacub Almansur. Por consejo de Abentofail, el «filósofo autodidáctico» escribió sus famosos «Comentarios» a Aristóteles, que son de tres clases: grandes, medios y paráfrasis. Perdió la estimación de los jefes almohades que le habían dado el cargo de cadí o juez supremo en Córdoba, porque los alfaquíes juzgaron sus doctrinas heréticas desde el punto de vista musulmán. Averroes se vio desterrado a Lucena, y después pasó a Marruecos, donde murió el 10 de diciembre de 1198. Sus restos se trasladaron a Córdoba. Los puntos principales de la doctrina de Averroes son el monismo psicológico, es decir, la tesis de que hay una sola alma para todos los hombres, que por cierto reside en la luna; la eternidad de la materia; la negación de la Providencia; el determinismo; la inteligencia de las esferas; la negación de la inmortalidad personal; la producción del mundo por una serie de intermediarios y por vía de consecuencia; la teoría de las dos verdades, por la cual una cosa puede ser verdadera en teología y falsa en filosofía, y la reversibilidad eterna de civilizaciones y religiones. Los más significados averroístas de la Edad Media, contrarios a Santo Tomás y al escolasticismo, son Siger de Brabante, Boecio de Dacia (no hay que confundirle con el célebre Boecio) y Bernier de Nivelles. Dentro del campo católico es libro ya consagrado el üSiger de Brabante y el averroísmo latino en el siglo xiii», de que es autor el dominico francés P. Mandonnet. Menéndez y Pelayo trata de él en los «Heterodoxos» y en las «Ideas estéticas». Luis ARAUJO-COSTA Lia Üscuela jlVlod erna D URANTE veinte años, en una plaza muy céntrica de Valencia se leía en grandes caracteres el rótulo: «Escuela Moderna». Allí se daban las enseñanzas del inductor de Morrals y organizador de la Semana trágica de Barcelona, el tristemente célebre Ferrer Guardia, y con sus mismos libros de texto. Espanta el mal que habrán sembrado impunemente esas funestas enseñanzas en el pueblo valenciano. Nuestro caluroso aplauso al dignísimo Gobernador, Sr. Alvarez, por haberla clausurado. En esta y otras escuelas sin Dios se han formado esas generaciones juveniles, délas que cabe temerlo todo. 84 A Lios val nombí OS valencianos nombres grandes T ANTO se ha hablado de \ i pequenez de los valencianos, que resulta consolador un hecho, labrado en piedra con adornos de bronce. El señor arquitecto de la Dirección de Correos ha mandado variar el emplazamiento de los buzones del Palacio de Comunicaciones. Y al fijar su nivel lo ha hecho a base de su criterio: de la gran altura de los valencianos; muchas gracias por su opinión, Yo apenas llego a ellos convenciéndome, con dolor, que hasta en la talla física no llego a medianía. Una lección de humildad para mí; pero algo disconforme con las palabras evangélicas: «Dejad g los niños que se acerquen a Mí>. Porque los niños se podrán acercar, ¡pero echar una carta ni con zancos! El león de la casa vieja de Correos era más bondadoso con los niños y los pequeños, a pesar de su fiereza férrea. Mi nota sobre los hongos ha producido una reacción saludable. El primer convencido, naturalmente, he sido yo, por aquella regla retórica del clasicismo: primum dolendum est tibí, y me he comprado uno, marca Christy, como buen reaccionario que soy. Sólo con probármelo he advertido que mi carácter se hacía más recio y mi voluntad más firme: ¡falta me hacía en las actuales circunstancias! Son muchos los que piensan seguir mi ejemplo: Valencia volverá a adquirir el tono de respetabilidad por los sombreros, y es de esperar que también en lo demás. JUAN DE LA CALLE D a n z a n do sob u n volcan sobre E África y Asia, sienten los temblores precursores de una erupción volcánica; pero las gentes siguen danzando con locura inconsciente. Recordarán nuestros lectores que Hugo Slinnes, el gran financiero alemán, murió agotado, según dijeron los médicos, «por no haber podido descansar una semana». Su hija Hilda, dice la prensa que ha llegado a Nueva York para aprender un nuevo baile americano, el Char/esfon. El viaje lo ha realizado en un magnífico yate. La historia eterna de los padres que se matan trabajando para que sus hijos se diviertan. Un periódico inserta el retrato del almirante Ernest Troubridge con el título de «El almirante inglés que murió danzando», y dice: «Troubridge, que, además de ser un experto nauta y un valeroso militar, disfrutaba de ese buen humor, de esa jjueril disposición de ánimo tan frecuente entre los ingleses, rendía ferviente culto a la manoseada Terpsícore. La musa, agradecida, le deparó una muerte propia de quien tal adoración tenía por la mitológica deidad». Si llega latemida revolución, ¡Dios no lo quiera!, pillará a las gentes bailando un tango. W. UROPA, ORO DE LEÍ UnC entenario J-HN la Casa Gran Asociación de Nuestra Señora '-^ de los Desamparados, obra un tanto olvidada por los valencianos, se ha celebrado con toda solemnidad una flesta extraordinaria, con motivo del primer Centenario de la fundación del Instituto de las RR. Carmelitas de la Caridad, establecidas en la benéfica Asociación desde el año 1854, ejerciendo en ella con incansable celo el honorífico título que las distingue. Aquella escuela de párvulos tan admirable y digna de visitarse, es una prueba de su celo. La Casa, toda magníficamente engalanada con luces y flores, daba a entender que la gratitud de muchos corazones unidos se desbordaba, no tan sola en himnos de gratitud al Dador de todo bien, cuanto en exteriorizar tan nobles sentimientos, con el fin de atraer nuevos adoradores que a Jesús dieran gloria portan señalado beneficio. Sentimos no poder dar un grabado de la artística capilla que. bajo la advocación de nuestra dulcísima Patrona la Virgen de los Desamparados, lucía sus mejores galas con aspecto embellecedor. Reproducimos, no obstante, el centro interior del palio de entrada, adornado de arcos, colgadu- ras, fechas, destacando en medio, además del Corazón Sagrado de Jesús la noble figura de la ilustre Fundadora, V. M. Joaquina de Vedruna de Mas, cuya causa de beatificación fué introducida en Roma en el año 1920. Quiera el cielo conceder a las buenas religiosas la gracia que con tanto anhelo desean, de venerarla pronto en los altares, a cuyo justo deseo nos unimos muy de veras. ti i ^ 19M kfM JPJPPi^^W r- El Director General de Sanidad Dr. Murillo en la Leprosería de Fontilles. En la Gran Asociación de Nuestra Señora de los Desamparados Fiestas centenarias del Instituto de las Carmelitas de la Caridad. {Folo Sanchis.) ORO DE LEÍ 85 En la Cámara Agrícola. Entrega a D. Carlos Sarthou Francesch del pergamino nombrándole socio honorario por su meritisima labor. (Foto.Barbera Masip.) Visita del Director General de Agricultura a la magnífica finca de Calabarra. 86 {Foto. Barbera Masip.) o KO i) E LE Cartelera áe ORO DE LEY EFEMÉRIDES.-ABRIL K^ ongrega Clones oe la X uriUcación y oe la I n m a c u l a d a ABRIL 4.-Primer domingo. Pascua de Resurrección.Purificación, a las ocho y media.-Inmaculada, a las nueve (en Libreros). ABRIL ii.—Segundo domingo. Congregación ordinaria.—Purifloaclón, a las ocho y media.—Inmaculada, a las nueve (en Libreros). ABRIL 18.-Tercer domingo. Comunión mensual.— I n m a c u l a d a y Purificación, a las ocho y media (en la iglesia déla Compañía). ABRIL 25.-Cuarío domingo. Congregación ordinaria. - P u r i f i c a c i ó n , a las ocho y media.-Inmaculada, a las nueve (en Libreros). personal ayuda. Cuando pide en los mercados trabajo y dinero para restaurar los sagrados edificios... El grande D. Bernardo Quintabal, seguidor de San Francisco, repartiendo, por consejo de éste, sus bienes a los pobres... San Francisco yacente, hermosísima composición, cuya figura central, obra anterior de Benlliure, guarda un lienzo suyo en el Museo de Munich .. Su comida con Santa Clara, tan místicamente real. . Y luego siguen pasando más y más acuarelas. Cuando en el capítulo de Arles, predicando San Antonio, se deja ver a frayArnoldo la imagen de San Francisco... Santa Clara, defensora de Asís contra los musulmanes, con el viril en alto, varonilmente, ante el miedo de todos, ella sola con fe... El Cardenal Ugolino conversando con Santo Domingo y San Francisco, a quien luego canonizó siendo Papa (Gregorio IX), maravilla de estudio de época y documentación... c«iéi;í%-':;'--•••;•• •--' o a n Jbrancisco oe Asís pintado por Jjenlliure i ¿ l JVi.aestro nos n a t í a de su oora L A mirada del arte se concentra actualmente en la maravillosa colección de sesenta y cuatro lienzos que sobre la figura de San Francisco ha pintado el ilustre artista D. José Benlliure, y que se van a reproducir delicadamente en la monumental obra «San Francisco de Asís, pintado por José Benlliure y comentado por el P . Antonio Torró, con la que los terciarios franciscanos celebrarán el Vil Centenario, que este año se cumple, de aquel gran apóstol que subyugaba al impío Renán, quien creía que el movimiento popular franciscano fué lo más grande después del Cristianismo, aunque—según comenta un ilustre sociólogo—no fué sino continuación de su espiritualidad y de su esencia. y el cronista, atraído por ello, ha visitado el estudio del artista para informar a ORO DE LEY, cariñoso siempre con lo que sea arte. Ya en el encantado jardín, saludamos a D. Rafael Pastor, que recordaba sus años mozos pintando bello paisaje. Una hija del maestro nos conduce al amable rincón donde trabaja D. José Benlliure, a quien sorprendimos dialogando con unos caballeros y unos frailes... Un buen hijo del Santo de Asís nos indica el asunto de las acuarelas, mientras éstas pasan deliciosas... El final, colofón magnífico del libro, sobre la Porciúncula, cuna de la Orden e inspiración de artistas y de poetas tan notables como Guido de Siena, Cimabue, Gioto, Cappana, Jacopone di Todi, Celano y el gran Dante, el cantor de Beatriz. La impresión de las Santas Llagas, ejecutado tan sinceramente .. Los primeros franciscanos orando a la puerta de un tugurio, ante rústica cruz. San Francisco en medio de un bosque, sorprendido por ladrones y maltratado... Los muchachuelos burlándose del Santo... Una sublime escena en Santa Clara: S . Francisco ha acogido a un cordero extraviado entre un rebaño y lo ofrece a las monjitas... Todo con tanta naturalidad, tan suave y bello, que nos encanta y subyuga... Un tema tan manido como el sermón a los pájaros con tan nueva forma .. Y el hermano zorro que recuerda una litografía deHutehings... Cuando San Francisco trabaja reparando iglesias con su propia y ORO DE L t i tH m ;-Í-1^IL El último retrato del Emmo. Cardenal Benlloch. En el jardín de Benlliure. Pero no sólo ha tocado Benlliure la historia de San Francisco plasmando asuntos por vez primera o modificando antiguas concepciones, sino que a la nutrida colección añade una serie de lemas sobre la vida franciscana .. Ya es la música que en la Porciúncula, dirigida por el P. Boroni, canta el Dies irse... Ya los campesinos napolitanos que acuden al Perdono con el frenesí de su fe; viejos, mujeres y niños que tanto admiraron a San Buenaventura, pues que para ganar la indulgencia llegan a Asís desde leguas de distancia, y que dan vueltas al altar verdaderamente hambrientos de perdón... Ya la Misa... Ya el pueblo que tras la bendición invade las gradas... Todos aquellos cuadros que escribió en su San Francisco la ilustre autora Pardo Bazán, y que Benlliure nos presenta arrancados de una realidad por él vivida... Además, ha puesto especial cariño en un busto maravilloso que da al creyente la impresión del Santo. Su gesto, el color de marfil de sus facciones, su visión toda hace ver a algo que fué del mundo, pero cuyo espíritu está en el Cielo, algo que nació en la tierra para habitar la Gloria... 87 lo quiso decir en vida, y luego, al aparecérseles, les manifestó que todos los años, en el aniversario de su muerte, iría al Purgatorio a sacar a los fieles de sus tres Ordenes y les acompañaría al Cielo, al Parad ¡so... Más tarde nos habla el pintor sobre el cuerpo de San Francisco, y alaba con bellas frases la tarea comentadora del P. Antonio Torró... Volvemos a interrogarle: —¿Cómo ha podido usted—le preguntamos—reflejar tan bien la historia franciscana? —A fuerza de leer obras—nos dice—y leyendo ediciones de las Florecillas centenares de veces, en el lenguaje de la época... Viviéndolo... y por vía de paréntesis nos recuerda un episodio que pinta su idiosincrasia y su temperamento con la elocuencia de las obras. Estando en Argamasilla de Alba, en la cueva donde Cervantes empezó a escribir su Ingenioso Hidalgo, tomó un apunte de aquel lugar, en la penumbra, a la luz de un quinqué... De su imaginación - cual fantástico brote de su magín fecundo - destacó la imagen del novelista insigne y pintólo recostado sobre un jergón, soñando con Don Quijote... Ya en aquellos años, cuando Benlliure apenas contaba diecinueve, supo vivir una escena de siglos atrás con la fantasía plasmada en el dibujo, alta, sobre los sufrimientos y las molestias de aquel hediondo y abominable rincón... Benlliure comprende la necesidad de vivir las cosas que han de pintarse, que ahí se encuentra el secreto del éxito... Sólo conociendo como él conoce el italiano, con sus modismos y variaciones y dialectos y chistes; sólo viviendo como ha vivido él la época y los lugares franciscanos, sólo así pueden ser de una realidad asombrosa—sin mengua alguna de su misticidad e idealismo—esos cuadros inimitables en los que campea no sólo el dominio técnico del pintor, sino el entusiasmo fervoroso del que admira... Nos despedimos del ilustre maestro, mas él y su hija, extremadamente amables, nos acompañan por el jardín-tan delicioso, tan joyante y evocador—, mientras sigue conversando sobre la obra... Ante el busto del padre de los Benlliure—bronce Er ilustre Maestro D. José Benlliure conversando con nuestro redactor del gran Mariano—, sorprende CaSr. Benejíto. {Foto. Cabrelles-Sigüenza.) brelles nuestra cariñosa interviú. Dejamos el jardín, aromado de franciscanismo; pasamos a la casa; vemos gustopintor de la luz valenciana. Sorolla, que reflejaba s o s las últimas fotografías del Cardenal Benen el lienzo lo que veía, en Asís no podía admirar lloch (q. e. p. d.), lomadas tras un íntimo almuerzo, la luminosidad de este cielo azul, ni el color de cercana ya su hora postrera, y definitivamente nos nuestros paisajes... despedimos de tan ilustre artista... —Asís—añade ferviente—no sirve sino para soy ya que la ocasión nos ha favorecido, no deñar. bemos terminar estos renglones, a vuela pluma Benlliure compró la casita de Sorolla, y a ella trazados, sin agradecer a la Orden Franciscana el acudía todos los estíos durante cuatro meses .. Así grande honor que nos hace al imprimir en el que de empezó a pintar algunos aspectos franciscanos... seguro será el libro del Vil Centenario, junto al Una Misa, Santa María de las Cárceles... Luego, nombre de San Francisco, los nombres de Valencia tras leer las Fioretti sobre San Francisco, forjóse y de su gran pintor José Benlliure... un cuadro, el primero sobre el tema, al inspirarse en el hecho de sus repetidas apariciones a varios J. BENEyTO PÉREZ frailes que le preguntaron qué le hubo concedido Dios cuando le imprimió las llagas... El Santo no .v.arzo, 1926. Aprovechando unos momentos en los que el amigo Cabrelles prepara su máquina, nos dirigimos a D. José Benlliure para rogarle unas notas respecto a la génesis de su labor; y iras dedicar a OBO DE LEY halagadoras frases por su campaña artística, accede a nuestros deseos. —Cuando fui a Italia, pasé por Asís, patria de San Francisco—nos dice amablemente—, allá por los años 1881 ó 1882. Me gustó mucho; tanto, que al poco tiempo volví..'. Entonces Sorolla se iba a dejar una casita que había comprado... El ilustre maestro, incidentalmente, habla del 88 ORO DE LEf El estudio de D. José Benlliure. La colección franciscana de cuadros. San Francisco entre los pobres. De la grandiosa colección franciscana del Maestro Benlliure. QRO DE (.E} (Foto. Cabrelles-Sigüenza.) (Bolo. Cabrelles-Sigüenza.) 89 ÍÍ/C05 O ocíales ocial Ejercicios Espirituales En el magnífico Noviciado de las «Esclavas del Sagrado Corazón», en Gandía, se ha inaugurado una Casa de Ejercicios con una tanda dirigida por el R. P. Jaime Saura. El R. P. Antonio Iñesta dará la segunda, que se celebrará del 20 al 27 de marzo. Los avisos deben dirigirse a la reverenda madre Superiora. Un valenciano herido en África Durante una operación realizada junto a Buyahedín (Axdir), resultó con la pierna derecha atravesada por una bala enemiga el teniente de Ingenieros D. Francisco Frígola Noguera, querido amigo nuestro, por cuyo total restablecimiento hacemos fervientes votos. El Sr. Frígola ha merecido grandes elogios por su valor e inteligente actuación. Excursión de la Academia Valencianisla, LIRIA. - Puerta de la Sangre. (Folo. Beneylo Pérez.) Necrológicas Ha fallecido cristianamente D.* Vicenta Sigüenza, viuda de Cabrelles, madre de nuestro querido amigo el redactor fotográfico de ORO DE LEY, D. José M.' Cabrelles y hermana del ilustre artista D.Manuel Sigüenza. A tan buenos amigos, nuestro cordialísimo pe'same. Rogamos a nuestros suscritores nos participen sus desgracias de familia, para solicitar las oraciones de nuestros lectores. Tengan en cuenta, además, al publicar las esquelas, que en nuestra Revista lograrán el fin principal de ellas, que es obtener sufragios de un público piadoso y cristianamente amigo, y cooperarán a aminorar los sacrificios económicos de una publicación católica. —Aniversario.—E\ 27 de este mes celebraremos el de nuestro inolvidable amigo y gran cristiano D. Alberto Monforte. El y su virtuosa esposa, a más de consagrar su vida a obras de celo y de caridad, cedieron a Dios uno de sus dos hijos, entregándolo a la Compañía de Jesús. Oremos de todo corazón por su alma. D. Francisco Frígola Noguera. 90 — Ha fallecido santamente la señora doña Rosa Bonich Serrano, esposa de nuestro buen amigo D. Francisco Tormo, a quien, con su hija Rosita, acompañamos en su justo sentimiento. o /fO DE LEÍ Bodas de oro Por tratarse de un buen amigo de Valencia y de un hombre modelo de inteligencia, de laboriosidad y de honradez, reproducimos, de la prensa de Madrid, las notas siguientes: «Con una fiesta religiosa y con un homenaje para hacer entrega al obsequiado de un bello retrato suyo ejecutado por el maestro Menéndez Pidal, el Consejo y el personal del Banco de España conmemoran las bodas de oro con nuestro primer establecimiento de crédito de su digno e ilustre subgobernador primero, D. Pío García Escudero. A ese homenaje de afecto y de admiración, por tantos títulos merecido, unimos el nuestro más cordial, a la vez que felicitamos en tan señalada ocasión al Banco de España y al Sr. García Escudero, nuestro respetado amigo.» El P. Quimera Desde Tokio, nuestro querido compañero de Colegio, el R. P. Vicente Guimerá, misionero en el Vicariato de Marianas y Carolinas, nos comunica que el limo. Sr. Vicario Apostólico de nuestra misión, de acuerdo con el R. P. General, se ha dignado enviarle a Roma para la resolución de asuntos misionales. De Roma pasará, Dios mediante, a España y tendrá el gusto de saludar a sus favorecedores y agradecerles de palabra los favores que han hecho a la misión. Si en el ínterin se les ofreciera remitir alguna limosna, ruega demore su envío hasta su llegada a ésta, que probablemente será al fin de la Cuaresma próxima. Excursión de la Academia Valencianista. Torre del Homenaje del Castillo de Benisanó. (Folo. Benei'lo Pérez.) Nuestro pésarae y bien cordial a la distinguida familia de D." Josefa Guijarro, viuda de García Andréu: saben sus hijos, nuestros buenos amigos, el cariñoso afecto que en esta casa se les profesa, y cuánta parte tomamos en su pena. -L ornas d e A q u m O j luz oe 1os tiempos modernos íjanto A mi q^iierido maestro el ü x c m o . ¿ r . jM-arqués de -Lozoya Excursión de la Academia Valencianista. LIRIA.—Portada de la Asunción. (Foto. Beneylo Pérez.) o ItO DE LEf p ^ L principio de organización que establecieran ^—' en el campo de la Filosofía San Bernardo, San Anselmo, San Franco, Hugo y Ricardo de San Víctor, Pedro Lombardo, Alberto Magno y tantos otros hombres insignes, no podía ni debía perecer; no obstante, el espíritu de sutileza y disputa extraviaba lastimosamente los entendimientos que ya no se sentían estimulados en sus razonamientos por el ansia de alcanzar la verdad, sino por la de satisfacer egoísmos de escuela y vanidades personales; en sus disputas llegábase también a poner en tela de juicio los temas funvlamentales de la Religión, con lo que se arriesgaba grandemente la integridad de la misma, y Dios, que no deja un sólo momento de velar por su Iglesia haciendo ¿urgir en los momentos críticos hombres capaces de ponerla a salvo de los porfiados ataques de sus enemigos, le deparó 91 en el siglo xiii en Santo Tomás de Aquino el hombre providencial que, con su clara comprensión de las verdades más abstractas, disipara las sombras de los que yacían en la duda y con sus incontestables argumentos confundiera a los arguciosos impugnadores de los principios de la fe. No es nuestro propósito exponer ni aun hacer un resumen de la doctrina de Santo Tomás, si no el fundador, a lo menos el genial organizador de la Filosofía escolástica, de acuerdo con las prescripciones de la Iglesia, pues que si muchos y buenos tratados acerca de ellos escritos, han resultado incompletos, mucho más lo sería este humilde articulo. San Antonio dice refiriéndosz al Doctor Angélico: «No hay que admirar que un hombre que jamás perdía a Dios de vista y tenía frecuente comunicación con las celestiales inteligencias; que un hombre a quien tantas veces se le vio arrebatado en éxtasis admirables; que un hombre, en fin, a quien los santos Pedro y Pablo dictaban la exposición de sus epístolas, poseyera ciencia tan profunda y obrase tantas maravillas en obsequio y en defensa de la Religión». De la Summa Theologica, precioso compendio de sus inimitables concepciones, el más excelente libro después de la «Biblia», según el Concilio Tridentino, ha hecho la mejor apología Mr. Cousin, llamándola «uno de los más grandes monumentos del espíritu humano en la Edad Media y que contiene, a más de una amplia metafísica, un sistema completo de moral y hasta de política». No es menor que en el siglo xiii la confusión que en los tiempos actuales existe, sobre todo en el terreno ideológico, dentro del cual aparecen las doctrinas más contradictorias y absurdas, cuyos corifeos no cesan de preguntarse en un estado de alarmante inquietud, después de haber dado soluciones que ni aún a ellos mismos satisfacen: ¿existe algo?, ¿cómo lo sabemos?, ¿cuáles son los medios de que para saberlo nos hemos valido?, ¿son dichos medios legítimos?, etc., etc. Se imponía, pues, la necesidad de acabar con ese desequilibrio, con ese espíritu escéptico, que amenazaba destruir el edificio científico con tantos esfuerzos levantado, al discutir acaloradamente, aun los postulados más evidentes; tan deplorable situación fué la que inspiró en el bondadoso corazón del gran Pontífice León Xlll el deseo de remediarla, para lo cual, en su Encíclica Aeterni Patria, determinó fuera el criterio tomista el faro de inextinguible luz al que pudieran dirigir s u s miradas los que, perdidos en el laberinto de los errores modernos, quisieran salir de él y encontrar seguro guía que, salvando cuantas dificultades a su paso se ofrecieren, les condujera hasta la verdad. Los que con ardor nos dedicamos a formarnos en el crisol de la ciencia, visto siempre a través de nuestras católicas convicciones, nos colocamos bajo el especial patrocinio del Sol de Aquino, para 92 de este modo mejor y más copiosamente recibir los efluvios de su celestial doctrina, cuya claridad, cada vez más, nos permita apreciar la excelsitud de nuestra fe, cuya consistencia y robustez nos dé también cada vez mayor valor para confesarla y defenderla. PEDRO R U I Z Y TOMÁS Valencia, marzo 1926. R ornas (Conclusión) Comprendiendo la intención de su pregunta, sí —le contesté—soy español y católico ferviente, que no viene a visitar como un simple turista estos lugares, que perfumaron con su virtud en los albores de la Iglesia nuestros hermanos. Sonrió alegremente el religioso, y como si fuera un antiguo conocido, se apresuró a guiarme por las galerías de las catacumbas. Empezamos a andar, y pronto desapareció la claridad de fuera, y al poco tiempo ya no distinguía más que el radio a que alcanzaba la luz que el religioso llevaba delante de mí. Iba mostrándome las lápidas rotas, los sepulcros hacinados; las pequeñas capillas, en donde se advierten los primeros esbozos de la pintura cristiana. —¿Cómo resonarían-exclamé yo—las voces de aquellas almas puras, entonando cánticos de esperanza, mientras hollaba el suelo, bajo el cual alentaban la planta de los perseguidores y de los tiranos? —Es verdad—contestó el religioso—; y nosotros, que somos cristianos como ellos, también podemos entonar nuestros cánticos. y sin esperar a que yo contestase, súbitamente, como si su voz fuera el eco de las que resonaron allí, empezó a entonar con acento vibrante el Te Deum. ¡El Te Deum en las Catacumbas! No sé entonces lo que pasó por mi alma; lo he guardado por temor a no saber expresarlo, como se guarda un secreto en el fondo del espíritu. Creí que los sepul cros se abrían para exhalar los aromas de la santidad y del martirio, perfumando aquella atmósfera sagrada; que en el aire se agitaban alas invisibles; que voces celestes contestaban a la voz del religioso, y al ver la sombra de su hábito oscilar sobre los muros, creí que se movían, y que aquellas galerías sublerráneas eran como departamentos de la nave de la Iglesia, que yo era un marinero de aquella nave, que azotaban abajo las olas procelosas y arriba tempestades y huracanes; y cuando el canto cesó e hicimos alto bajo una grieta que nos dejaba entrever vagamente la claridad del cielo, me parecían las Catacumbas la fuente de donde había brotado el surtidor del Coliseo, y entonces comprendí que. cuando el mar de sangre de los mártires no pudo ser contenido en ellas, abrió con sus ondas el suelo de Roma, y se dilató por la superficie como un Océano, que se desborda inundando todas las 0X0 Dt 1. t. ) riberas y que, a ios cspiendores del sol de la Justicia divina satisfecha, se fueron evaporando, hasta trazar en los cielos la Cruz de Constantino, como una imagen de la Cruz de dolor del Calvario, que extendía ya sus brazos triunfadores para lomar definitiva posesión del universo. Después, cuando agitado por una emoción indefinible, salía de las Catacumbas, llegó hasta mis oídos un rumor extraño, semejante al ruido lejano de las olas. Erae\/Ángelus!, que anunciaba la gran campana de San Pedro y que repetían como eco todas las iglesias de Roma, desbordando sus ondas sonoras sobre la campiña solitaria y las ruinas de la Roma clásica, como la voz de la eternidad cerniéndose sobre el tiempo. Y entonces, a los resplandores de la tarde, que despedían sus últimos destellos en las trescientas cúpulas de la gran ciudad, al contemplar a mi lado aquel religioso con su rostro tostado por el sol de Siria, que iluminó a los cruzados, ostentando en su frente como un padre de los primeros Concilios la señal del martirio padecido en las selvas africanas, rezando el Ángelus en el umbral de las Catacumbas como había entonado el Te Deum en sus galerías, apareció ante mis ojos como un mártir que me había mostrado los sepulcros de sus hermanos y que, separado de ellos por una cadena de siglos, todos obedecían amorosamente aquella voz augusta y solemne que hacía vibrar el bronce en los aires, que penetraba las edades y las almas y las juntaba en una unidad moral que asentaba su trono sobre los escombros de la antigua Roma. y entonces yo—que no había sentido el vínculo espiritual de mi alma con la fíoma pagana-sentí, con la viveza de un amor que súbitamente se despierta, una como solidaridad interna con la Roma cristiana, y cuando quise encerrar en un concepto y en un sentimiento todo lo que cruzaba en tumulto por mi corazón, me pareció que entre el torbellino de los pueblos bárbaros - p a s a n d o como una tromba por las colinas del Lacio, y entre las llamas del incendio—la Iglesia levantaba en sus brazos el cadáver ensangrentado de Roma, y recogiendo los acentos de su lengua, que iban a extinguirse con los aullidos de la barbarie; y las fórmulas de su derecho, que iban a borrar las espadas délos conquistadores al repartirse los jirones de su púrpura, le infundía un alma nueva, otorgándole la primogenitura en la Historia, mientras con reacción pagana y manía suicida no quisiese arrojarla de su organismo. Sí, sí, ella le infundió una vida nueva cuando no era ya más que un cadáver insepulto, despedazado por su propia podredumbre. La verdadera alma latina la forjó la Iglesia católica sobre el yunque del Calvario, el más fuerte del mundo, porque lo formó Dios para poner en él su planta y dividir en dos hemisferios la Historia; la moldeó con el martillo ensangrentado en aquellas llagas que, según frase de Renán, apagaron la sed de amor de doce siglos de ascetas; la caldeó para que tuviera temple sobrenatural en las llamas del Cenáculo; la llevó '.ORO DE Z E r como ei soplo de la inspiración en ios labios del más elocuente de los apóstoles al Areópago para que iluminara con luz desconocida el suelo de Atenas, y en las plumas de sus doctores, como en alas angélicas, a bañarse en las aguas del Liceo y de la Academia, y la hizo aparecer como una aurora en la frente y una espada de oro en el brazo atlé tico de Roma resucitada, para que la alzara al lado de la Cátedra de Cristo como el cetro de la civilización en el mundo, y por eso cuando se levantó sobre la tierra, los pueblos más altivos inclinaron la cerviz para rendirle vasallaje, y el Arte cayó de rodillas para entonar los cánticos más hermosos que han salido de los labios de los hombres». JUAN VÁZQUEZ MELLA I j a «ibcnoia V^antorum.* Í H ^ N honor de Santo Tomás de Aquino, la Schola '-^ Cantorum, del Seminario, dio una magnífica audición musical que, con la celebrada en el Centro por la de Torrente, han constituido dos soberbias lecciones de historia, de estética aplicada y de maravillosa ejecución. Ha sido el alma de estas manifestaciones artísticas el ilustre maestro D. Vicente RipoUés, y los realizadores sus discípulos predilectos D. Juan Belda y D. Eduardo Soler. En brillantes disertaciones se reasumieron las ideas del Santo sobre la música, su influencia educadora y lo que debe ser la música sacra. Las demostraciones prácticas, admirablemente ejecutadas, se ajustaron al siguiente programa, artísticamente impreso: El bellísimo Doctor! Angélico, de Ripollés; Ccenantibus, de Haller; Ne timeas, de Victoria (una maravilla de inspiración y una delicia de ejecución); Lauda Sion, del Oficio, y Tu es Petras, de Liszt, formaron las obras del programa. Nuestro ilustre Prelado, cuya cultura musical es tan grande, cerró la sesión con un bellísimo discurso. £ rases de la quincena r \ i C E un diario de la izquierda: ^^ «Libertad, libertad querida, ¡cuántas tonterías se dicen en tu nombre!» y, ¿qué más vamos a decir nosotros, después de lo que ha dicho el aludido periódico izquierdista? — En la reciente visita del Marqués de Estella a Segovia, destacóse vibrante un grito original, la voz de un hombre del pueblo, de un obrero que exclamó con toda la fuerza de s u s pulmones: «¡Vivan los que nos aflojaron la argolla que nos oprimía!» ¡La verdad e s q u e , en nombre de la libertad, se ha apretado, y mucho, la argolla de la opresión! —El chiste de las vacas bravas no le ha salido bien a D. Alvaro: las vacas han resultado mansas y huidas en la arena taurina. Pero, pronto se consoló; como muchos políticos, tiene la suerte de carecer de memoria. 93 Se ha metido eii uri negocio de fabricación de seda; de seda artificial, y nos ha anunciado que en mayo «todo irá como una seda». Dada la capacidad de la fábrica, naturalmente, es decir, artificialmente, proveerá a toda España. De paso para su fábrica, se dedica a la poesía ante los magníficos paisajes de las playas catalanas. Emociona el oirle como habla de «la riente playa mediterránea y del panorama hermoso que ante sus ojos se extiende...» ¡Político, ganadero, fabricante, escritor, poeta, todo...! ¡Parece que vaya a cantar aquello de: «Costas las de Levante»! —Un joven del 42, el año, no el cañón, nos recuerda para Juan de la Calle aquel famoso dístico con que se falló la discusión sobre el uso del sombrero de copa y del hongo, primera fase de la democratización de las cabezas: «Yo, ni censuro ni defiendo al hongo; Si todos se lo ponen, me lo pongo > —Ante una librería exclama una señora: «¿Por qué no publicaría D. Ángel Ossorio ese libro antes de yo casarme?» Realmente, «Las carias a una muchacha sobre temas de Derecho Civil», eran una necesidad muy sentida, y tan sentida, que dirán muchas señoras. ¡Porque hay que ver...! —«¡Ahora veréis si soy hombre!»—vociferó iln valiente en una taberna madrileña Y, para demostrarlo, se bebió de un trago una botella de cognac, y cayó muerto. Eso exclaman hoy muchos señoritos bien para beber y hacer otras barbaridades. Ser hombre, es dominarse y no dejarse llevar como las bestias por el brutal instinto y la necia fanfarronería reinante. —Al saber la nueva herida del coronel Millán AsIray, exclama el poeta Sánchez Mazas: «Manco como Cervantes y tuerto como Camoens» —Francisco de Via está en Ginebra, donde existe la confusión de lenguas y de espíritus, y piensa: «Esta es la bíblica Babel: nadie parece entenderse. ¿Sabrán hablar un mismo idioma de paz, por una vez, los corazones y las buenas voluntades?» En la Babel de la Biblia no había, como en Ginebra, 450 empleados y 600 periodistas. ¡Cuánto papel en expedientes y cuartillas! Si hubieran tenido que escribir en ladrillos, achicarían al Mont B l a n c . - W . ^4 J_/a vuelta a e i i n a i a n o Llegó un indiano a su pueblo, al cabo de largos años, llena el alma de ilusiones, lleno el bolsillo de cuartos, y por festejar su vuelta, dijo a lodo el vecindario al redoble del tambor en la plaza congregado: —A los que en su casa manden, les voy a dar un caballo; mas si la mujer les manda, sólo vaca les regalo. En juicio contradictorio se iba a ventilar el caso, y empezó el primer vecino con el siguiente alegato: —Yo soy un hombre de bragas y por todos respetado, como pueden declarar cuantos me están escuchando. Pero mi mujer es loca, llene humor atrabiliario, y por amor de la paz y por temor al escándalo, en cuanto veo en sus ojos brillar el primer relámpago, abro el paraguas de prisa y a toda prisa me escapo, como se escapan las liebres cuando barruntan al galgo. —¡Vaca!-gritó el presidente. —¡Vaca!—repitió el jurado. —¡Vaca!—clamaron mil voces entre el pueblo soberano; y aquel varón respetable, confundido, abochornado, cogiéndola por un cuerno llevó su vaca al establo. Dijo el segundo:—Ello es triste, pero fuerza es confesarlo: mi suegra vive conmigo, ella es la dueña del gato, y ponerle el cascabel resulta un tanto arriesgado; por ese grave motivo nunca me expuse a un zarpazo; soy un marido obediente, soy un yerno dulce y manso: una vaquita, señores, vivan ustedes mil años. Así fueron lentamente los vecinos desfilando, y los unos con rubor y los otros sin empacho, con más o menos rodeos a la postre confesaron, que en sus casas la ley sálica nunca se había guardado. Con lo que dicho se está que, repitiéndose el fallo, eran las vacas escasas y los caballos sobrados. Llegó, por fin, el zaguero; era un hombre achaparrado, redondo como una bola, cerdoso como un jabato; y remontándose el pecho y echando cien mil venablos, dijo con voz cavernosa: —Yo sólo en mi casa mando, y no hay mujer ni demonio que me levante a mí el gallo, ni se me suba a las barbas, ni que me cuente los pasos. o Rb DE LE I —Menos mal que hallamos uno murmuró el americano, invitándole a escoger el meior de los caballos. Mas cuando había escogido un elegante cuatralbo, se le acercó la mujer, diciendo:—No seas ganso; mira que es mucho más joven^ mira que es mucho más alto, mira que es mucho más recio el otro alazán tostado. Y sin vacilar un punto, aquel feroz Sancho el Bravo, mudando de parecer pretendió mudar de jaco. Pero no le fué posible, porque el pueblo, alborozado, a voz en cuello gritaba: — ¡Vaca!—que es uno de tantos. — ¡Vaca!—falló el presidente. —¡Vaca!—respondió el jurado. — ¡Vaca! —clamaron mil voces. —¡Vaca!—mil ecos clamaron. y en medio de la alegría y el delirante entusiasmo que producen las cogidas de bravucones y majos, allí, a la vista de todos, entre vítores y bravos, le entregaron una vaca con el cencerro colgado. Si alguno quiere seguir el ejemplo del indiano, compre cencerros y vacas, que están de más los caballos. RAMÓN M.^VINUESA.S.J. É g l o g a trágica N I Pirandello pudo inventar conflictos más truculentos que los planteados por el pastor Grimaldos, nombre apropiado para una égloga romancera del siglo XVI. ¿Surgió un día en lo más íntimo de su rudimentario espíritu la voz del atavismo trashumante y milenario, o como él dice, sintió el barrunto de trágicos peligros? y abandonó la tierra de s u s abuelos, dejó s u s rebaños y sus montañas nativas, y solo, silenciosamente, sin dar parte a nadie de su determinación, tomó el camino de la expatriación. Nadie, acaso, vio su partida. Nadie supo jamás de ella. O si lo supo, s e calló. Fué dado por muerto: acusaron los testigos, confesaron los reos dando espeluznantes detalles de su crimen, y por milagro escaparon de la horca, pero no del presidio. Las gentes de Osa de la Vega vieron el resplandor de la hoguera donde se consumieron sus restos mutilados. y la casa trágica quedó desierta y abandonada: nadie osaba, una vez anochecido, transitar por la cañada del crimen. El pastor Grimaldos no sabe leer. Es una parte, una fracción del conjunto de un treinta y tres por ciento de españoles que no saben leer, que viven ORO DB ¿AI forzosamente dentro de su nativa rudeza, encerrados en la embrutecida cárcel de su cuerpo, sin poder expandir su espíritu más que a un reducido cosmos, integrado de sensaciones cotidianas, de ideas densas, casi visibles, que se encuentran como flotando en el medio ambiente primitivo y simplicista del analfabeto. y como no sabe leer, no se enteró de la acusación que pesaba sobre.sus compañeros de pastoreo. y si luego se enteró, no osó hablar, asustado de la tragedia de aquellos infelices. Al cabo de doce años aparece en plena vida y nos refiere su camino trashumante de pueblo en pueblo. ¿Qué pensaría su obscuro cerebro en las soledades idílicas del pastoreo por los montes y las llanuras dilatadas? Una su hermana percibió, a raíz del crimen, el olor de carne quemada en la casuca del Palomar de la Virgen. y aun hoy, forzada por el juez a penetrar en la misma, desfallece ante el trágico olor que sigue percibiendo y se tapa el rostro horrorizada. ¡Qué terrible autosugestión! Pero aún hay más: el propio Grimaldos se niega a entrar en la casuca, palidece al obligarle y entra temblando por temor de encontrarse con los restos de su propio cadáver, medio comidos por los cerdos y chamuscados por el fuego. Barruntos, ignorancias, sugestiones, sombra de misterio y pavor: un muerto vivo. Personajes de Pirandello formulando terribles preguntas y trágicos problemas. y todo en un ambiente de égloga pastoril, donde se mueven almas rudimentarias y tenebrosas entre ovejuelas mansas, de ojos candidos y vellones de nieve. C. A. H. Al Jratriarca o a n J ose Diste a Jesús tu cariño, y es tu cariño tan fuerte, que jamás logramos verte si no es con el tierno Niño. y estés andando o parado, y estés sentado o de pie, siempre en tus brazos se ve, y a ti en mirarle obstinado. Tus brazos trono le dan; tus labios miel y dulzor, y tu mirada ese amor que El busca con tanto afán. Mas la actitud extasiada de tu bendita figura, también, José, nos augura ¡que en el taller no haces nada! Pues al quererle cuidar con tanto y tanto ardimiento, ¡no tendrás nunca un momento para darte a trabajar! Yo, pues, que siento gran pena de que no ejerzas tu arte, vengo gozoso a brindarte un medio de hacer faena. Para que tú, buen José, tomes la gubia o la sierra. Jal Rey de cielos y tierra yo en mi regazo tendré! Su frente es blanco jazmín; su boca es rojo clavel, y allí mis besos de miel pondré con ansia sin fin... Mis brazos trono le harán, mis versos daránle honor, y el corazón ese amor que Él busca con tanto afán. Pero... ¿no quieres?... ¿Te humilla?... ¿Qué pena tu pecho embarga? ¿Qué es esa lágrima amarga que resbala en tu mejilla?... (Ah!, sí..., ya sé...; ¡no te atreves! ¡Tan necio y tan loco he sido! ¡Tantas veces le he ofendido con mis acciones aleves! Mas... ¡dámelo! ¿No querrás? Yo mi constancia aseguro... Déjamelo... ¡Yo te juro no abandonarlo jamás!... Yo pagaré con usura todo el gran mal que le he hecho; verás, verás en mi pecho ¡qué incendio de amor fulgura! y si algún día, atrevido, Satán de nuevo me intima, y ves que avanzo a la sima... y ves que de Dios me olvido...; si ves que corro obcecado y extiendo hacia el mal mis alas.,., ¡oh!, sea a buenas o a malas, ¡líbrame tú del pecado! Muéstrame que eres mi amigo... Deten mi fuga inaudita,,. ¡Toma tu vara bendita, y usa tu vara conmigo!... PASCUAL L U L L GIMÉNEZ -La Academia valencianista Y les lalles oe ¿ e n J o s e p P^iNALisATs els treballs de I' Asamblea Pro-Festes ^ de San Josep, organÍ9ada per V Academia Valencianista, ens plau donar una nota sobre 'Is fruts que ab ella s' han alcangat. En la colaboració de totes les principáis entitats culturáis de la ciutat, es varen redactar unes peticións que foren elevades a la Comissió de Pestes d' este Ajuntament, la qual, ab un cél que la honra, i molt especialment a son digníssim Pressident En Rosari Martínez, les va estudiar i les ha aceptat en lo posible, puix no ha pogut implantarse alguna de les reformes solicitades per la falta material de temps. En el bando publicat per 1' Alcaldía respecte a les festes de Sen Josep, es fan publiques algunes encertades medides adoptades este any; i algunes d' elles son les que demanava s' implantaren la Memoria presentada per 1' Academia Valencianista. En efécte, s' han aumentat los premis, hasta concedirse per el primer la cantitat de 1.800 pésetes (es dir, doble que fa dos anys). S' han declarat fora de concurs les falles d' anunci; i respecte al Jurat, s' ha introduit la innovado de que u deis membres siga nomenat per els falleros. Ademes; pera la millor inteligencia deis Jurats respecte ais assunts de les falles, s' haurán de pressentar els ilibrets de les mateixes o alguna breu Memoria explicativa de son assunt. Como una enfermera abnegada el JARABE de HIPOFOSFITOS SALUD asiste al convaleciente devolviéndole sus fuerzas agotadas. Desarrolla el apetito. Restaura el organismo. Tonifica los nervios. Infiltra nueva vida en el cuerpo haciendo desaparecer como por encanto la postración y anima el espíritu con risueñas esperanzas. Más d e 35 a ñ o s d e éxito c r e c i e n t e . — A p r o b a d o p o r la Real A c a d e m i a d e Medicina. 96 Rechace todo frasco que no lleve en la etiqueta exterior HIPOFOSFITOS SALUD en rojo. ORO DE LEÍ DE NUESTRO A P e p i t a Castelló... q u e e s t á c p el c i e l o . P ARADOJA de las más enrevesadas ha de parecerle al caro lector el ver que el comienzo de esta página se refiere a cosas que no tienen nada que ver con lo que ocurre en el Centro, que son completamente ajenas a su desenvolvimiento, y que de modo alguno debieran ser consideradas en esta página; mas, lector amable, permíteme que por una vez mi pluma falte a la ley de la costumbre y se deleite en trazar garabatos referentes a cosas que, la verdad, son algo extrañas para incluirlas en esta sección. No pienses mal de mí, y no se te ocurra creer que la cabeza de este cronista pueda estar alterada; no, no y no...; mi cabeza, gracias a Dios, está en sus cabales, y... con tu permiso, lector: Se aproxima San José; ese santo popular y querido, por todos reverenciado, celebra su fiesta dentro de breves días; rompiendo la aridez de la Cuaresma, llega la alegría bulliciosa de los días de fallas, de esos regionalísimos días en que las calles de Valencia son incapaces de contener el torrente humano, ávido de alegría, que se extasía ante los monumentos que el ingenio de un artista y el entusiasmo de los vecinos levantan en honor de San José, queriéndole agradar con su recuerdo y contagiar de su gozo; llena el aire el tufillo caliente que emanan de las buñolerías, de esos modestos comercios que son tan típicos en estos días de sol, alegría y arfe, de ese arte valenciano tan excelso y tan popular, tan noble y democrático a la vez. La Cuaresma aparece rota, violentada por este avasallador júbilo de la multitud...; mas, ¡ah!, ¡contrastes de la vida!; pasará San José, sus fallas, sus diversiones, y nuevamente volverá la somnolienta Cuaresma; llegarán los dolientes días de lulo mundial por la muerte del Hijo del Eterno; la tierra, toda cubierta de luto, llorará el recuerdo de aquellos luctuosos tiempos en que el Hijo de Dios, hecho carne, sufrió la más horrenda y afrentosa de las muertes por salvar al género humano. Meditemos un momento el contraste que ofrece el deslumbrante y alegre espectáculo de las fallas con el doloroso de los días de Pasión; en los días de fallas, la ciudad es un continuo grito, un incesante caudal de alegría; en los días de la Semana Santa, apenas se oye la vida de la capital: parece recogerse en su interior para lloraren silencio la muerte del Amado. Las mismas mujeres que en días de San José escogen sus galas bellas, sus más deslumbrantes atavíos, en días de Viernes Santo cubren sus cuerpecitos de luto y bajan sus ojos elevando al cielo sus oraciones. Y luego llega la Pascua, vuelve la alegría y el bullicio; despierta la población del letargo doloroso en que le tenía sumida la Semana Santa entre las santas, y soltando el tropel de su desbordante ORO DE LEY CENTRO alegría, acude a los lugares donde anualmenle se consumen tantas monas y donde también se forjan otras que, ¡cosa rara!, algunos les llaman monas y otros merluzas, a pesar de que son estas dos especies de seres de tan difícil confusión y de parecido no ya escaso, sino nulo, pues, la verdad, no quiero creer que haya algún lector que, por corto de vista que sea, pueda identificar una mona con una merluza... ¡Tente, pluma, que te has ido un poco lejos! Quedamos, pues, en que a esa tristeza de la Pasión sucede el regocijo de la Pascua, así como aquélla es posterior a nuestra simpática fiesta fallera. Todas estas consideraciones pueden mostrar al curioso lector que en esta vida «no hay (como dice la conseja) mal ni bien que cien años dure». Pasan días de alegría y llegan las jornadas en que el espíritu pasa por crisis desagradables, pero siempre con los ojos el cristiano puestos en la gloria del más allá. Por lo tanto, como la vida trae estos claroobseuros, dispongámonos a recibir a San José con todo el cariño y la ilusión de católicos y de valencianos. Agótense los buñuelos y reciban las fallas la admiración de hijos y extraños a la ciudad. Reciban todos los Pepes nuestros deseos de que el Esposo de la Santísima Virgen les colme de venturas y les libre de una indigestión de buñuelos. Acad einias del mes ele letirero De Medicina La general, consecuente, como de costumbre, se reunió en su salón acostumbrado los días 13 y 20 de febrero El primero de los citados días era el Sr. Bsteve el disertante de turno, pero hubo necesidad absoluta de suspender la conferencia ante la escasez de público. Al llegar a este punto, puede mi lector figurarse que era el tema o el conferenciante lo que había causado tal fuga de los dignísimos miembros de la Academia; mas como nosotros somos y queremos ser siempre justos, debemos hacer por enderezar los pensamientos equivocados de mi paciente lector y rogarle vuelva sus ojos hacia la proximidad del mes de mayo, el mes florido por excelencia, y con esto, como no es lerdo, podrá darse acabada y real cuenta del pavor de los estudiantes, que, a fuer de ser grande, háceles perder la compostura de académicos y desertar del salón, testigo de tan bellas conferencias como se han desarrollado en el presente curso. Es una lástima este contratiempo, pues la disertación del Sr. Esteve, como todas las suyas, a buen seguro hubiese entusiasmado a los oyentes y quizás también hacerles olvidar la proximidad del terrible fallo. El 20, y con escaso auditorio, el Sr. Parra hizo 97 Se hizo constar en acta la satisfacción y el honor de la academia, por contar entre sus miembros a tan valioso elemento. Recibió mil plácemes. Finalmente hemos de reseñar al grupo del Preparatorio, El 5 y 12 de febrero hablaron sucesiva y respectivamente los Sres. Burgos y Aparisi: el primero de ellos hizo un minucioso estudio de «Los vertebrados», y el segundo acerca de «Los proteicos». Ambos jóvenes fueron aplaudidos cual justamente les correspondía, por la brillantez de su conferencia. el estudio de «La patogenia de los tumores». Escuchó merecidos aplausos. La de 4." cz/rso.-Figuran en sus actos reuniones celebradas el 5 y 9 de febrero; el 5 fué el Sr. Serra el orador de turno; hablando acerca del tema «Diagnóstico diferencial entre úlcera y cáncer del estómago», demostró su talento, aplicación y grandes dotes oratorias. Fué muy felicitado. El 9 fué Desiderio Benac el ilustre conferenciante, que desarrolló a perfección el lema «Litiasis biliar». Rayó en su disertación a grandes alturas y escuchó estruendosa salva de aplausos. La academia que lleva el nombre de 2° curso, dando ejemplo de constancia y valor acreditado, sigue sus reuniones. El 5 de febrero fué el Sr. Romero Calatayud el encargado de ocupar la tribuna, desde donde brillantemente expuso las variadas y siempre notables funciones del hígado. Obtuvo por su labor meritoria grandes aplausos y felicitaciones sinceras de sus compañeros de academia. El 19, el Sr. Gallent Palmira explicó el desenvolvimiento del llamado «Mal de Sement (sífilis)». En tema de índole social tan importante, alcanzó un gran éxito. Mereció y recogió abundante cosecha de aplausos, a los que unimos los nuestros. El 26, el siempre estudioso y elocuente Sr. Zumalacárregui (hijo), explicó una lección de Anatomía acerca de la médula y bulbo. TIPOGRAFÍA Acad cadeimas deC oniercio El 4 fué el conocido joven Sr. Mac/iancoses el que dignamente, desde la tribuna, explicó el fundamento e imt>ortancia de «La taquigrafía en el comercio'. PuSo patentemente este tema ante sus compañeros, que le mostraron su agrado con aplausos sonoros y nutridos. El 18, el Sr. Villarroya, joven trabajador y buen amigo nuestro, disertó acerca de la «Reorganización de la industria germánica en la post guerra»; tema es éste que fácilmente puede hacerse cargo el lector, que es de gran importancia actual y de no menos trascendencia Extenso e interesante, supo el Sr. Villarroya cautivar a sus oyentes, luciendo su habilidad y sobre todo su gran conocimiento del estado actual de la industria y comercio internacionales.—ZAID NEZTIMAR. MODERNA — P R I M A D O REIG (antes Avellanas), 9.—VALENCIA CENTRO ESCOLAR Y MERCANTIL. —BIBLIOTECA FEBRERO DE 1926 DÍA LECTORES 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 78 1 12 89 98 90 88 Domingo 85 1 07 52 76 1 01 43 Carnaval > » 1.019 RESUMEN. HORAS OBRAS 1 50 224 1 83 1 80 1 90 1 33 72 89 83 72 79 68 1 52 1 64 84 1 34 1 58 1 16 76 83 46 69 76 34 1 .868 847 98 LECTORES HORAS 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 1.019 40 38 98 62 Domingo 83 1 00 92 89 9 8 68 Domingo 1 .868 72 88 1 80 11 1 847 38 36 82 52 1 61 197 1 71 1 74 200 99 74 83 79 65 68 53 1.787 ero 1925 1926 AUMENTO. DÍA . . OBRAS 3.321 1.477 LECTORES HORAS OBRAS 1.81 2 1.787 2.856 3.321 1.6 0 6 1.477 - 2 5 -f 4 6 5 - 1 2 9 oso DE LE I