Todos los niños y niñas necesitan vivir en un entorno familiar

DOCUMENTO DE APOYO
“Todos los niños y todas las niñas necesitan vivir en un entorno familiar adecuado”
1. Diferentes modalidades familiares.
2. Convención sobre los Derechos del niño y de la niña (artículos con referencia al
Derecho a una Familia).
3. Papel de las Instituciones públicas en la Protección Infantil.
4. Otras formas de vivir en Familia: el Acogimiento Familiar como medida de protección
que responde a los derechos y necesidades de niños y niñas.
5. Diferentes puntos de vista del Acogimiento Familiar
DOCUMENTO DE APOYO:
“Todos los niños y todas las niñas necesitan vivir
en un entorno familiar adecuado”
Unidad Didáctica
“Yo tengo dos familias… ¿y tú?
Otra forma de vivir en Familia:
Acogimiento Familiar en Bizkaia”
1. Diferentes modalidades familiares.
La familia es el escenario vital para el desarrollo y socialización de niños y niñas: ayuda
a crear vínculos, a aprender formas de relación, pautas educativas y culturales y es el
sistema de apoyo emocional por excelencia para todas las personas.
Actualmente existe en la sociedad un amplio abanico de perfiles familiares, ya que la
familia es una estructura social que evoluciona.
Esta evolución ha hecho que se pase del concepto de familia tradicional a una
estructura más heterogénea, en la que junto a la “familia nuclear”, son cada vez más
frecuentes otras variedades como las monoparentales, las reconstituidas, las formadas
por un solo miembro, las compuestas por lazos de amistad o interés, las parejas sin
hijos...
Existe un amplio abanico de opciones que se le puede presentar al niño o niña como
ambiente familiar.
Sin embargo, no todos los ambientes familiares son iguales y no todos los niños ni
todas las niñas disfrutan del derecho a tener una familia que le pueda cuidar
adecuadamente, ya que también se dan situaciones de desprotección infantil.
Para responder a estas situaciones existen diferentes alternativas en el Sistema de
Protección Infantil (Acogimiento Residencial, Acogimiento Familiar, Adopción...) que
son soluciones adecuadas y que nos presentan, además, otras modalidades de
convivencia familiar, diferentes formas de vivir en familia.
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2. Convención sobre los Derechos del niño y de la niña
El derecho de los niños y las niñas a convivir en un ambiente familiar en el que se
responda adecuadamente a sus necesidades y la obligación de las Instituciones
públicas de asegurar a los niños y niñas su protección y el cuidado se define en varios
artículos (3, 5, 9, 18, 19 y 20) de la Convención sobre los Derechos del niño y de la
niña (1989), en la que los países que la firman se comprometen a cubrir las
necesidades más fundamentales para el adecuado desarrollo del niño o niña:
Artículo 3
1. En todas las medidas concernientes a los niños que tomen las instituciones públicas o
privadas de bienestar social, los tribunales, las autoridades administrativas o los órganos
legislativos, una consideración primordial a que se atenderá será el interés superior del niño.
2. Los Estados Partes se comprometen a asegurar al niño la protección y el cuidado que sean
necesarios para su bienestar, teniendo en cuenta los derechos y deberes de sus padres,
tutores u otras personas responsables de él ante la ley y, con ese fin, tomarán todas las
medidas legislativas y administrativas adecuadas.
Artículo 5
Los Estados Partes respetarán las responsabilidades, los derechos y los deberes de los padres
o, en su caso, de los miembros de la familia ampliada o de la comunidad, según establezca la
costumbre local, de los tutores u otras personas encargadas legalmente del niño de impartirle,
en consonancia con la evolución de sus facultades, dirección y orientación apropiadas para que
el niño ejerza los derechos reconocidos en la presente Convención.
Artículo 9
1. Los Estados Partes velarán por que el niño no sea separado de sus padres contra la voluntad
de éstos, excepto cuando, a reserva de revisión judicial, las autoridades competentes
determinen, de conformidad con la ley y los procedimientos aplicables, que tal separación es
necesaria en el interés superior del niño. Tal determinación puede ser necesaria en casos
particulares, por ejemplo, en los casos en que el niño sea objeto de maltrato o descuido por
parte de sus padres o cuando éstos viven separados y debe adoptarse una decisión acerca del
lugar de residencia del niño.
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Artículo 18
1. Los Estados Partes pondrán el máximo empeño en garantizar el reconocimiento del principio
de que ambos padres tienen obligaciones comunes en lo que respecta a la crianza y el
desarrollo del niño. Incumbirá a los padres o, en su caso, a los representantes legales la
responsabilidad primordial de la crianza y el desarrollo del niño. Su preocupación fundamental
será el interés superior del niño.
2. A los efectos de garantizar y promover los derechos enunciados en la presente Convención,
los Estados Partes prestarán la asistencia apropiada a los padres y a los representantes legales
para el desempeño de sus funciones en lo que respecta a la crianza del niño y velarán por la
creación de instituciones, instalaciones y servicios para el cuidado de los niños.
Artículo 19
1. Los Estados Partes adoptarán todas las medidas legislativas, administrativas, sociales y
educativas apropiadas para proteger al niño contra toda forma de perjuicio o abuso físico o
mental, descuido o trato negligente, malos tratos o explotación, incluido el abuso sexual,
mientras el niño se encuentre bajo la custodia de los padres, de un representante legal o de
cualquier otra persona que lo tenga a su cargo.
2. Esas medidas de protección deberían comprender, según corresponda, procedimientos
eficaces para el establecimiento de programas sociales con objeto de proporcionar la
asistencia necesaria al niño y a quienes cuidan de él, así como para otras formas de prevención
y para la identificación, notificación, remisión a una institución, investigación, tratamiento y
observación ulterior de los casos antes descritos de malos tratos al niño y, según corresponda,
la intervención judicial.
Artículo 20
1. Los niños temporal o permanentemente privados de su medio familiar, o cuyo superior
interés exija que no permanezcan en ese medio, tendrán derecho a la protección y asistencia
especiales del Estado.
2. Los Estados Partes garantizarán, de conformidad con sus leyes nacionales, otros tipos de
cuidado para esos niños.
3. Entre esos cuidados figurarán, entre otras cosas, la colocación en hogares de guarda, la
kafala del derecho islámico, la adopción o de ser necesario, la colocación en instituciones
adecuadas de protección de menores. Al considerar las soluciones, se prestará particular
atención a la conveniencia de que haya continuidad en la educación del niño y a su origen
étnico, religioso, cultural y lingüístico.
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3. Papel de las Instituciones públicas: La Protección Infantil
Actualmente, muchos menores de edad (de 0 a 18 años) de Bizkaia no pueden vivir con
sus padres y sus madres porque estos, por diferentes motivos, no pueden o no saben
responder a las necesidades concretas (físicas, cognitivas, educativas, emocionales...)
que precisan para su adecuado desarrollo como niños y niñas...
Para dar una respuesta adecuada a las necesidades de estos niños y estas niñas, el
Departamento de Acción Social/Gizartekintza Saila de la Diputación Foral de
Bizkaia/Bizkaiko Foru Aldundia, como administración competente en la protección de
menores, promueve, dirige y gestiona diferentes medidas de Protección a la Infancia a
través de sus Servicios Especializados, siempre buscando el interés superior del menor.
La adopción, el acogimiento familiar o los centros de acogimiento son medidas de
Protección Infantil alternativas para aquellos niños y niñas que no pueden vivir con su
familia biológica.
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4. Acogimiento Familiar: medida de Protección que responde a Derechos y
Necesidades de niños y niñas.
Los y las menores tienen derecho a crecer y desarrollarse en un ambiente familiar
adecuado, por lo que Diputación Foral de Bizkaia tiene la responsabilidad institucional
de asegurar, velar y defender sus derechos sin excepción, dando prioridad a toda
aquella actuación que trate de mantenerlo en su familia o de reinsertarlo en la misma.
El Acogimiento Familiar (AF) es una modalidad de cuidado y crianza en la que el menor
o la menor, cuando su propia familia no puede atenderle y cuando otras medidas de
protección como la adopción no son las adecuadas, comparte una parte de su tiempo
de vida, previamente establecido, con una familia acogedora.
Esta familia se compromete a tenerlo consigo, educarlo, proporcionándole una
formación completa como persona.
Es una de las medidas del Sistema de Protección Infantil y está regulada, entre otras,
por la Ley orgánica 1/1996 de Protección Jurídica del Menor y por la Ley 3/2005 de
Atención y Protección a la infancia y la adolescencia en la Comunidad Autónoma
Vasca.
Ayuda a que muchos niños y niñas puedan desarrollarse en una familia al tiempo que
mantienen y fortalecen los lazos con su familia de origen.
Aporta a un menor las condiciones para que pueda crecer en un entorno normalizado
al tiempo que le ofrece nuevos modelos de afrontar las experiencias cotidianas,
nuevos aprendizajes y, sobre todo, nuevas formas de relacionarse.
Es una medida temporal, cuyo objetivo es promover el retorno del menor con su
familia siempre que esto sea posible o deseable y en caso contrario, garantizar el
mantenimiento de la relación con sus padres a lo largo de la acogida a través del
establecimiento de un régimen de visitas y contactos periódicos.
En este sentido es una medida diferente a la adopción y al acogimiento internacional
de menores en períodos vacacionales.
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Modalidades
Atendiendo a la duración:
Acogimiento Simple:
De carácter transitorio, con previsión de duración no superior a 2 años, bien porque
se prevea posible el retorno con su propia familia, bien porque se prevea necesaria
una medida de protección de carácter más estable.
Dentro de esta modalidad existe una sub-modalidad especial:
Acogimiento de Urgencia-Diagnóstica:
Dirigido a niños y niñas pequeñas, de 0 a 3 años, y especialmente a bebés, en el
que participan familias con una especial disponibilidad. Sirve para ofrecerles un
entorno familiar temporal durante un máximo de 6 meses, que es el tiempo
necesario para que se pueda valorar la situación de los padres y tomar una
decisión estable y definitiva para su futuro. Ayuda a evitar que muchos de estos
niños y niñas deban ser institucionalizados y vivir en un centro de acogida en un
momento tan clave de su desarrollo vital.
Acogimiento Permanente:
De carácter estable en el tiempo y duración indefinida mayor a 2 años por previsión
inicial de no retorno con su familia biológica y/o cuando la edad u otras circunstancias
del menor y su familia así lo aconsejen. Posibilita el mantenimiento del vínculo con los
padres.
Atendiendo al vínculo entre los acogedores y el niño o la niña:
Acogimiento en Familia Extensa:
Familia que tiene parentesco con el o la menor acogidos (abuelos, tíos…) y les ofrecen
la continuidad en su entorno familiar.
Acogimiento en Familia Ajena:
Familia con la que el o la menor no tiene relación de parentesco que le ofrece un
nuevo entorno familiar. Se lleva a cabo por familias que se han ofrecido de manera
voluntaria como colaboradoras del sistema de protección y asumen el compromiso de
cuidarles y atenderles como si fueran hijos o hijas propios, pero sabiendo que no lo
son, ya que los menores tienen sus propios padres.
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El Sistema de acogida
Las familias de acogida, las familias de origen y los y las menores son los protagonistas
principales del denominado “sistema de acogida”, con reglas propias y que se influyen
mutuamente de manera que cualquier cambio, por mínimo que pueda ser, puede
afectar al resto del sistema.
Para que el AF resulte una experiencia beneficiosa para todos va a requerir que la
relación entre todas las partes deba planificarse y gestionarse de manera ordenada,
especialmente los espacios de visitas del menor con su familia de origen y los
contactos entre las familias de acogida y de origen.
Este sistema es complejo en la medida en que cada una de las partes presenta
necesidades y demandas que, aunque sean comprensibles, generan dificultades y
conflictos en el día a día, y a las que se debe responder atendiendo al principio del
interés superior del menor, principio claro pero difícilmente objetivable en ocasiones.
Esta variedad de demandas y la necesidad de articular respuestas que atiendan y
respondan satisfactoriamente a todas las partes generan cansancio y agotamiento en
los profesionales que intervienen, cuarto protagonista del sistema de acogida.
Un acogimiento eficaz requiere una medida bien fundamentada, planificada y
organizada, que garantice la cobertura de las necesidades básicas y específicas de los
menores y que atienda desde una visión sistémica y global al conjunto de los
protagonistas, contando, a lo largo de todo el proceso, con todos ellos (especialmente
con la familia de origen) como forma de afrontar de manera eficaz las necesidades y
dificultades de la acogida.
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5. Diferentes puntos de vista del AF:
El AF visto por…
Los niños, niñas y adolescentes acogidos:
Todos ellos y todas ellas han vivido situaciones de desprotección familiar severa, han
sufrido la pérdida de figuras referenciales y han tenido que vivir la separación de sus
familiares.
La mayor parte presentan dificultades emocionales y comportamentales que son
reflejo de las carencias vividas en el pasado y manifestaciones comunes en el proceso
de reparación del daño vivido.
La experiencia de AF para ellos y ellas es, a medio y largo plazo, muy beneficiosa pero
en ocasiones dolorosa, compleja y desconcertante. Solos difícilmente pueden superar
los desafíos que esta nueva experiencia familiar supone, por lo que necesitan ayuda
para adaptarse e integrarse a su nueva situación, entender y aceptar los motivos de su
situación, conocer su historia familiar y reparar la relación con los suyos que originó la
separación.
Las familias de acogida:
Son un recurso rehabilitador y reparador clave para los niños y niñas que han vivido
situaciones de abandono. No existe un perfil definido de estas, si bien todas ellas son
familias normales que se van a ver expuestas a situaciones difíciles para las que no
están preparadas. Resumir la experiencia de acoger es expresar una mezcla de
ambivalencia, cansancio y al mismo tiempo satisfacción por haber ofrecido un hogar a
muchos menores que de otra manera no hubieran podido crecer en una familia.
La convivencia con un niño o una niña que ha sufrido abandono y, a menudo, trato
negligente por parte de sus padres, no es una tarea fácil. Las familias que acogen a
este tipo de niños y niñas tienen que desarrollar habilidades y capacidades parentales
avanzadas y específicas para afrontar esta situación, para lo que van a contar con el
apoyo de la administración tanto a nivel económico como profesional.
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Las familias de origen:
Los padres y familiares de estos niños y niñas presentan carencias importantes en
muchas áreas que les dificultan poder cuidarles adecuadamente. Habitualmente, son
personas que han vivido situaciones de deprivación afectiva y viven problemáticas
variadas y múltiples. Su realidad está llena de altibajos y crisis.
El AF de sus hijos e hijas les genera en los primeros momentos miedo y temor a la
pérdida del cariño de estos presentando en ocasiones reacciones explosivas.
A pesar de esto muchos colaboran a lo largo del AF, si bien es necesario lograr y
mantener su implicación en las visitas, ayudarles a comprender que sus hijos e hijas les
necesitan, que sus mensajes pueden ayudar y que pueden seguir haciendo de padres,
aunque no cuiden de ellos en el día a día. Asimismo, necesitan comprender que la
familia de acogida no es su competidora, sino que es necesario que colaboren con
éstos para ayudar a sus hijos e hijas.
Su colaboración e implicación en el AF es un factor clave que puede favorecer la
estabilidad de la medida y la integración de sus hijos e hijas en el entorno de acogida.
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