Año XXX Pamplona 24 de agosto de 1924 Núm. 706 ncia BIBLIOTECA CATÓLICO-PROPAGANDISTA Tejería, 4O, :£." ADMINISTRACIÓN, ESLAVA, 3 DIRECCIÓN, NAVAS DE TOLOSA, 23, 2.» Ante la sequía del actual verano hay que pensar en las hambres del próximo invierno. Ante las fuentes que se agotan, y los pantanos que se secan, y los ríos que ven disminuir el caudal de sus aguas; Acabo de recorrer tierras, ayer fecundas, hoy converante esas matas escuálidas y esas espigas raquíticas, que tidas en inmensos secarrales. la sequía no dejó crecer y el calor abrasó antes de tiemLas nubes pasan sobre nuestras cabezas sin querer repo, hay que pensar en ios graneros vacíos y en las pagalarnos con el agua que encierran sus entrañas. neras exhaustas del invierno. Y he pensado: hoy, como Es el hambre en perspectiva. ayer y como siempre, el NAVARRA Y todo porque las nubes hombre necesita de Dios. no nos envían sus fecundas Aguza su ingenio, y hace aguas. una nueva conquista en ei Y no las envían porque campo de la ciencia. Dios las ha barrido de los Cree haber encontrado un aires, y cuando aparecen, las remedio seguro contra una disipa, agostando nuestras calamidad probable. esperanzas. Ya puede entregarse al goDios, siempre Dios. ce de la vida. Dios, que dispone de toYa puede volver sus esdos los elementos. paldas a Dios. Dios, que los maneja seY Dios se encarga de regún su beneplácito. cordarle que no puede presDios, que abre las cataracindir de Él. tas del cielo cuando quiere, Que no se reduce todo a y cuando le place las cierra. abrir cauce a las aguas que Dios, que hace un acto de recogió en los pantanos. presencia negándonos sus Ni abonar los campos con dones. el polvo Fecundo que la Nos íbamos acostumbranciencia puso al alcance de do a prescindir de Él. una industria altamente progresiva. ¡Tiene tantos recursos la ciencia! Ni disponer de máquinas ¡Tiene tan soberanas inque parecen tener ojos de tuiciones el progreso! mago y fuerzas de gigante. . Dios es necesario siempre. ¿Para qué mirar arriba? ¿Para qué poner límites a Están en sus manos las la vanidad y al placer? plagas que todo lo destruyen. Hay que vivir la vida, Está en sus manos el agua BURLADA.=VÍsta parcial del Monasterio de las Religiosas Y viviría lo mejor posible. que todo lo fecunda. Redentorísimas Sin frenos de ninguna Está en sus manos la abunFoto. Aquilino Qarcia Deán dancia y la escasez, ia vida y clase. Dios está bien en el seno de su eternidad, gozando de la muerte. Y cuando se olvida, Dios lo recuerda. Recuersu propia gloria, y el hombre aquí, en el tiempo, gozandos penosos que brotan de una calamidad presente e do de los encantos que atesora. inevitable. DIOS SIEMPRE 182 LA AVALANCHA Sólo que Dios nos ha venido a recordar que Él no preside sólo la eternidad; preside también el tiempo. Que el hombre le está sometido siempre. ..¿~ Y debe adorarle. . .. -. Y debe servirle. . .. .'..._<..,..: .. . „ . ,. Y debe amarle. Cumpliendo su Ley santísima. Elevándose sobre los placeres de la tierra. Viviendo la vida del tiempo, pero asegurando con ella la vida de la eternidad. No perdiendo jamás de vista las alturas de donde nos viene todo bien, porque en ellas tiene su asiento Dios, Dueño absoluto de todas las cosas. Aguce su ingenio la ciencia. Multiplique sus recursos la industria. \ Sobre ser un derecho es un deber. No se olvide, sin embargo, lo que a Dios se debe. Y désele generosamente. La tierra es tierra de dolor porque es mansión de destierro. Pero el dolor sería menos frecuente, y desde luego menos penetrante, si los hombres todos rindieran sus corazones a Dios. E. DE LA C. RASGOS DE LA PATRIA1 La Reconquista de Tudela os reyes más denodados de la monarquía pirenaica parece como si hubieran tenido por ideal supremo el dominio de las riberas del Ebro, para facilitar la expugnación de Zaragoza. Sancho Abarca consiguió, después de reñidas batallas, señorear en toda la Ribera, y para conservar su dominación construyó en la Bardena Real, próxima al caudaloso río, el castillo que lleva su nombre. A García el de Nájera se atribuye la reconquista primera de Tudela, aunque no debieron tardar mucho los moros en recuperarla, así como toda su comarca. Sancho Ramírez paseó sus armas victoriosas por la orilla izquierda del Ebro, y sin poder ganar a Tudela, pero sin renunciar a ella, puso cerco a Zaragoza, para sostener el cual edificó, a unas cuatro leguas de esta ciudad, en la margen oriental de dicho río, la fortaleza del Castellar. Y los reyes D. Pedro y D. Alfonso I continuaron la obra de D. Sancho Ramírez. D. Alfonso I derrotó y mató en Valtierra al rey moro de Zaragoza Almuzaten, y desde Valtierra revolvió sobre las plazas de Tauste y Égea, apoderándose de ellas, y al parecer, dominando ya desde entonces toda la orilla izquierda del Ebro. Con esíe motivo apretó más el cerco de Zaragoza; mas como advirtiera la gran dificultad que había de vencer a Zaragoza, dejando atrás población tan importante y rica como Tudela, porque por el Ebro y su margen derecha socorrían furtivamente los moros tudelanos a los zaragozanos, decidióse conquistar antes a Tudela. Pero Tudela se consideraba casi como plaza inexpugnable, y todos estaban conformes en la imposibilidad de rendirla sin someterla a un largo y costoso asedio, de no presentarse el guerrero afortunado que, con un golpe de audacia o de habilidad, derrotara a los- moros que la defendían. Este hombre fue D. Rotrón, conde de Alperche, el cual, conforme al plan que dispuso, salió del Castellar con 600 caballos y cartas del Rey para los pueblos navarros cercanos a Tudela, sujetos ya al cetro de Alfonso I, con el fin de que le ayudaran en la empresa. Y mientras, según Clairac, el obispo de Pamplona D. Guillermo hacía en dichos pueblos levas de gentes de armas, D. Rotrón con su hueste creo se dirigiría a Tauste, Castillo de Sancho Abarca, Fustiñana, Cabanillas, Arguedas, Valtierra, Cadreita, Milagro y valle de Funes, para retornar y pasar el Ebro, y por Corella y Cintruénigo, después de recoger las milicias dispuestas, entrar'de noche en los términos de Tudela por los olivares de la Delantera, según dice Díaz Bravo. Al amanecer ocultó D. Rotrón gran parte de sus tropas, y con unos pocos jinetes presentóse descaradamente o orillas del Queiles, destrozando los campos de la Albea con gran algazara. Apercibidos desde sus torres los moros tudelanos, e irritados por la osadía cometida por tan corto número de cristianos, dieron la señal de alarma, y atropelladamente salieron para vengar el agravio. Al acercarse las turbas de moros, el Conde y los suyos, como huyendo al castigo temido, fueron retirándose astutamente hasta llegar a la espesura de olivos y frutales donde quedaron las huestes escondidas, las cuales salieron precipitada-nente, primero la caballería y después los infantes. Llegaron sin obstáculo a las puertas de Tudela, que estaban abiertas o mal cerradas; penetrando en la plaza; aseguraron con buenas defensas tas torres y puntos estratégicos, y cogiendo en medio, entre unos y otros, a los moros desparramados por la campiña, causáronles gran mortandad, después de lo cual éstos quedaron derrotados y la ciudad en poder de los cristianos, excepto el castillo, que, al parecer, continuó resistiendo aún algún tiempo. La reconquista de Tudela sucedió en agosto del año 1114. Pero, ¿en qué día? Según escribe Moret, en uno de los últimos de dicho mes; pero Saínz y Clairac, con otros, opinan que el día debió ser el I.° de agosto. Moret y los que le siguen se fundan sin dudi en una nota puesta en la copia en pergamino del Fuero de Tudela, conservada en Santa María, que dice que Tudela fue tomada al salir el mes de agosto. Pero los de la opinión de Sainz se apoyan en las palabras del obispo Díaz Bravo, según las cuales la tradición constante era que Tudela se había ganado el día de San Pedro Ad Vincula, y que, conforme a ella, la ciudad y el cabildo tudelanos subían todos los años en procesión a la iglesia de San Pedro, a reconocer y perpetuar ei recuerdo de la conquista. Además de que el Ayuntamiento de Tudela, desde el año 1621, venía usando unas veneras en cuyo reverso llevaban grabada una imagen representando a San Pedro encadenado, cuya fiesta se celebraba el mismo día en que la tradición señalaba la liberación de Tudela del cauiiverio de ios moros; con otros datos interesantes que dan carácter de gran probabilidad a la fijación del 1.° de agosto como el día en que se verificó la reconquista de Tudela. Sea como quiera, es lo cierto que, desde el mes de agosto del referido año 1114, Tudela dejó de ser dominada por los mahometanos, y que su señorío, por pertenecer al conde de Alperche D. Rotrón, y después a su sobrina y heredera D.a Margarita, pasó a formar parte de la antigua monarquía de Pamplona, como dote aportada por la misma a su matrimonio con el ir.fdiite D. García Ramírez cuando éste fue proclamado Rey de Navarra. JUAN P. ESTEBAN Y CHAVARRIA. 1 Debo manifestar que según informes muy respetables y dignos de gratitud, que completan los de las importantes obras bio-bibliográficas consultadas, a las ediciones referidas en ei número anterior de LA AVALANCHA, relativas a la obra In Evangelium LUCCE aberes commentarios, escrita por el eximio Fr. Diego de Estella, hay que agregar otra que figura ya como tercera edición en 1552 y uno de cuyos ejemplares lo posee el convento de PP. Capuchinos de Tudela. Y aunque Rasgos de la Patria no es un tratado científico-literario, escrito con la pretensión de ilustrar a los críticos e historiadores con datos nuevos y juicios originales, sino una serie de artículos sencilos y modestos, destinados generalmente a recoger datos históricos publicados antes bajo la responsabilidad de sus autores, sin embargo, me place mucho dar tan agradable noticia, que realza aún más la labor meritísima del insigne franciscano estellés, cuya loa se proponía hacer únicamente mi artículo referido. LA AVALANCHA rreccionar al pobre contra el rico, no por amor a aquél» sino por el deseo de explotar a entrambos, viene predicando, poco menos que cien años há, las siguientes o parecidas palabras: "La tierra y lo que ella contiene son patrimonio de todos; pero una clase, la menos numerosa, ha usurpado en su provecho exclusivo este general patrimonio, dejando desheredada de esta herencia universal a la porción mayor del género humano. ¡Pobres! levantaos a pedir la porción que os corresponde, de este legítimo patrimonio. Sois, como todos, hijos de un mismo padre, y no se concibe por qué debe haber hijos herederos e hijos desheredados. ¡Abajo los privilegios! ¡Viva ¡a igualdad social!,, La teoría es seductora, hemos de confesarlo, y cuando se la predica a corazones roídos por el cáncer de la miseria o aguijoneados por el estímulo de la envidia, ¡oh! entonces es irresistible. Nada más halagüeño para el pobre que decirle: "¡Vas a ser rico!,,, así como nada más halagüeño para el enfermo que decirle: "¡Voy a ponerte sano!» Sin embargo, del mismo modo que los mil y un curanderos que prometen pomposamente salud y robustez y larga vida, con misteriosos elíxires y otros remedios de bombo, suelen dejar al mísero paciente sin los cuartos que le arrancaron, sin la esperanza que le infun- CRÓHICAS YERAHIEOAS POR TIERRAS DE GUIPÚZCOA Z A R A U Z fuera Zarauz en otro tiempo un pueblo de pescadores. Acaso continúe siéndolo en invierno. Pero, en verano, esta villa coqueta, de tejados rojos, no es más que una hostelera complaciente—y hasta un poquillo exigente también bajo sus complacencias—que entre sonrisas, halagos e "inosensias» vascas, atrae y retiene al forastero. Y la verdad es que quien una vez vino a este bello rincón del Cantábrico, vuelve a él indefectiblemente. La vida aquí no puede ser más deliciosa, tranquila y naturista. Playa por la mañana, paseo por ia tarde, música en la plaza Mayor por la noche, y todo a base de alpargatas blancas y de mutua y general familiaridad. Mar abierto y sin trabas; playa limpia, anchurosa, extensa, de más de dos kilómetros; pueblo alegre y simpático; valle que es un bien cuidado huerto; montes de jugoso verdor, tan reluciente como si a cada instante la lluvia acabara de humedecerlos; horizonte iluminado por un sol risueño que no calienta, sino que bruñe y dora mansamente... Todo esto es Zarauz. Y es también una gran parada de aristocráticos palacios— Infantado, San Luis, Águilafuente, Narros, Tarifa, Lécera, Val de Erro, Borgheto, Castelfuerte, Berna, Santa Coloma... —refinadas mansiones de verane, semiocultas entre la fronda umbrosa de sus parques y orladas por la policromía de sus gayos jardines. Y es Zarauz una serie armoniosa de ecos inconfundibles: la sinfonía eterna y dominadora del océano; el grito agudo e ininteligible de las vendedoras de pescado; el redoblante del pregonero, siempre anunciando • pérdidas pintorescas; el bocinazo de los autos; sones cronométricos, quejumbrosos, místicos, de las campanas de los Franciscanos, de las Clarisas, de las Carmelitas; o el arrebatado y sonoro bordón de la parroquia y el juguetón cimbalillo de las Anas. Es también Zarauz el cine de películas románticas, con su gracioso y todo, emboscado entre e! público; y la grata terraza del Cafe de la Marina, sobre la misma arena; y el Casino, flamante construcción, en plena carretera, con su campo de "tennis,; y los hoteles de exótica clientela; y la ruta ideal hacia Guetaria... Zarauz, 1924. J. LE BRUN. 183 CASO GUIPÚZCOA ZARAUZ.—Vista de la terraza de la playa Foto. B. Miranda LOS DESHEREDADOS I La malignidad revolucionaria ha levantado esta palabra en el sentido irritante que tiene hoy día, aplicada a las clases menesterosas. Incansable en el propósito de insu- dieron, con más la vieja enfermedad y el dolor y desconsuelo del desengaño, así los curanderos revolucionarios que andan pregonando por ahí, en ferias y mercados, infalibles medios de bienestar para his clases desvalidas, suelen, alfiny a la postre, dejarlas peor que estaban, después de haberles robado su fe, su esperanza, su amor al prójimo; después de haberse aprovechado de su candidez para los fines de su ambición y de su codicia; después de sumirlos en la desesperación de las más doradas ilusiones desvanecidas y defraudadas. La palabra, al parecer compasiva, pero en realidad sólo irritante, con que se aguijonea sin cesar el odio del pobre, es la que he puesto sin cesar al frente de estas líneas. Mi objeto es hoy desmentirla y devolverla como un embuste al rostro de sus inventores y propagandistas. Mi objeto es demostrarle clara y palpablemente al pobre ás pobre, que no hay tal desheredamiento, no; que no hay tal herencia exclusiva de felicidad para unos y tal otra herencia de llanto exclusivo para otros; que la risa y el llanto, la dicha y la miseria, el bienestar y la angustia, son patrimonio de todos, igualmente de todos, aunque no alcancen lodos la posesión de esas riquezas ma- 184 LA AVALANCHA feriales en tas cuales se quiere ver cifrado todo el destino del hombre sobre ia tierra. Para esto, amigo lector, fijaré tu atención y la división de estos artículos en algunas claras y terminantes preguntas: ¿Es verdad que haya una clase que esté en exclusiva posesión de los bienes de la tierra, y otra que se halla absolutamente excluida de ella? ¿Es verdad que la Felicidad sea patrimonio exclusivo de otros? O en menos palabras: ¿Es verdad que existen los tales desheredados que pregona a todas horas la revolución socialista? ¿Es verdad, como enseña esta misma secta, que haya un grupo en el mundo que puede y debe llamarse de los dichosos? Averigüémoslo, pueblo querido, sin prevenciones ni rencores, con'buena fe, con imparcialidad, pesando las razones, averiguando los hechos, dejando a un lado todo lo que sea pasión o espíritu de partido. •-II Hay pobres y hay ricos: esto enseña la experiencia: los hubo en todos tiempos; esto enseña la historia: los habrá hasta elfinde los siglos; esto ensena el buen sentido y la Religión. Es cierto, pues, que hay hombres que viven en posesión de los tesoros de la tierra, y otros que viven en la privación de lo más indispensable para la vida. Todo esto es verdad, demasiada verdad. Pero, ¿es cierto que exista una clase que haya usurpado y se haya reservado para sí la posesión de las riquezas, dejando a la otra en los horrores de la indigencia? Así lo afirmad socialismo, al llamar desheredados a los pobres; sin embargo, su afirmación es una insigne falsedad, un grosero embuste. La clase de ricos y la clase de pobres no forman una raza o una casta que tenga vinculado el monopolio de la riqueza o de la pobreza para sí y para sus ascendientes y descendientes. No; los ricos de hoy son tal vez los que eran pobres hace medio siglo, o hace medio año. Los ricos de mañana serán tal vez los pobrecitos que gimen hay en la indigencia, y al revés. Muchos que campan hoy, y gastan y triunfan, serán mañana, o dentro de algunos años, hombres de modesta posición o pobres de grandes necesidades. Para esto no necesitamos más que dar una ojeada a nuestro rededor. Las fortunas cambian de dueño a cada instante; nada más veleidoso q:.ie sus favores: en cada población son muy conocidas por su opulencia familias que en nuestra infancia comían el pan del obrero: en cambio, otras que llamaron grandemente la atención en vida de nuestros abuelos, han bajado a la obscuridad, y ni el nombre han logrado salvar del naufragio. Quien ha comparado el vaivén de la fortuna, al subir y bajar de los arcaduces de una noria, anduvo exactísimo en la comparación. ¿Dónde está, pues, esta clase exclusivamente dueña de Jas riquezas, y esta otra perpetuamente condenada a la escasez? ¿Dónde están estos privilegiados herederos y estos infelices desheredados? ¿Dónde están? Solamente en la imaginación ¡oca de los socialistas y en los venenosos artículos que escriben para seducir la imaginación de sus candidos lectores. No, pueblo lector, no; es falso, es embustero cuanto te dice en este concepto el socialismo. El mundo y sus riquezas no son patrimonio exclusivo de nadie, porque son patrimonio universal de todos. Todos tenemos derecho a todo. Todos tenemos derecho a conquistarnos un pedazo de este suelo que por todos crió la bondad de nuestro Dios; a nadie se ha dicho: "tú no poseerás,, "tú no comerás del fruto de los árboles,,, "tú no gozarás de las dulzuras de la vida,,. Mas para entrar en el goce de este derecho, para utilizarte de él, para que el hombre se distinga en algo del león del desierto, a quien también se concedió el goce de la naturaleza, a la par de las demás fieras, aparte de la ley de Dios, es necesario que presida la razón a todos sus actos; es necesario que sea la justicia el nivel con que se regulen; es indispensable que el derecho de su hermano sea a la vez el contrapeso y el regulador de su propio derecho. (Continuará) Conclusiones aprobadas en la 3.a Asamblea nacional de Prensa Católica Tema, V Conclusión primera.—Se acuerda estudiar, como asunto interesantísimo, la creación de un consorcio administrativo de la Prensa Católica, diarios, semanarios, revistas, etc., cuyos fines serán: a) Fomentar la publicidad. b) Estudiar los medios de una mayor difusión y una mejor circulación de los periódicos católicos. c) Facilitar el cobro de suscripciones y anuncios. d) Ser el órgano representativo de una cooperativa de primeras materias. e) Ser el gestor cerca de los poderes públicos, y de cuantas entidades convenga, de los intereses económicos de las empresas periodísticas. Para el cumplimiento de estos fines se acuerda establecer dentro de este consorcio: t.° Una oficina central de publicidad, que tendrá a su cargo el procurar anuncios nacionales y extranjeros para la Prensa Católica, e informar y asesorar a cada periódico de los medios conducentes a conseguir aquellos que especialmente les interesen. 2.° Una oficina central de circulación, que tendrá por objeto: a) Infor.nar y asesorar a todos los periódicos asociados acerca del problema de su circulación. b) Organizar la ventí por medio de quioscos, repartidores y voceadores. c) Acudir a la subasta de exclusiva de ventas de periódicos en estaciones y puestos análogos. d) Lograr suscripciones por medio de solicitadores especializados y colaboradores propagandistas. e) Elaborar estadísticas de conjunto, coleccionar ficheros de suscripción y unificar en una guía completa y detallada los corresponsales administrativos. J) Sistematizar los demás medios de propaganda—carteles anunciadores, pizarras de información, etc.,—organizando actos públicos y servicios extraordinarios con ocasión de fiestas, peregrinaciones, etc. g) Unificar todos los trabajos de propaganda que en la actualidad realizan entidades beneméritas, como Damas Propagandistas, Marías del Sagrario, Conferencias de San Vicente, etc., las cuales, sin perder la sustantividad d¿ sus valiosos trabajos, se pondrán en relación con esta oficina, orientándose en eila de las posibilidades legales y de las ventajas efectivas de la "Buena Prensa,. El sumar estos esfuerzos será la mejor preparación del "Día de la Prensa Católica,, porque demostrará a los donantes la utilidad de sus sacrificios, y permitirá la mejor aplicación de energías actualmente dispersas. h) La oficina central designará delegados en provincias que realizarán una gestión a base de territorios y jurisdicciones bien definidos por el consorcio. Primer cuidado de estas delegaciones será el estudio de los más rápidos medios de comunicación en la región de su cargo y de la inspección del servicio postal en lo que a la Prensa se refiere, dando de todo ello cuenta a la oficina central. 3.° Una sección encargada del cobro de suscripciones y anuncios, que estudiará la forma de organizar un intercambio de servicios y los medios que en cada momento juzgue de máxima importancia. 4.° Una cooperativa de primeras materias, cuyos reglamentos se someterán en su día a la aprobación de todos los periodistas adheridos al consorcio. Conclusión segunda.—La dirección de este consorcio estará confiada a un consejo de administración compuesto de cinco individuos elegidos la primera vez por las publicaciones adheridas, para lo cual toda publicación diaria tendrá tres votos, y uno la que no lo sea, y en lo sucesivo el número que le corresponda a las categorías que de común acuerdo se determinarán. Conclusión tercera.—Es aspiración de la Asamblea que de los fondos del Oía de la Prensa Católica, de los Le- LA AVALANCHA gionarios y de aquellos que para el Tesoro Nacional de la misma se recauden en lo futuro, previas las modificaciones necesarias, se destine una parte al sostenimiento del consorcio. Es asimismo aspiración de la Asamblea que este consorcio sea una parte integrante de la organización general de Prensa Católica, adicionándole a la sección informativa, y que sea el gestor de cuantos intereses económicos se refieren a aquélla. , Tema VI 1.° Para llevar a la práctica los acuerdos de la Asamblea, nómbrese una Comisión Ejecutiva, dejando a los reverendísimos Prelados la designación de las personas que crean más convenientes a este fin. 2.° Respecto a la Comisión de Prensa con carácter permanente, con las atribuciones que los reverendísimos Prelados les confiaran, queda a la disposición de los mismos el tiempo y forma en que deba constituirse y la delegación de facultades que hayan de concedérsele. 185 El deber que todos tenemos de velar por los prestigios de la fe que recibimos prestigiosa de nuestros antepasados, y que debemos transmitir igualmente prestigiosa a nuestros descendientes, nos obliga a no transigir con todo aquello que pueda redundar en su descrédito o desprecio. Debemos apartarnos de la prensa que se solaza con esas difamaciones o que las acoge con facilidad. Con mucho mayor motivo debemos procurar que nuestro dinero, el ganado con nuestro honrado trabajo, o el honradamente recibido de manos de nuestros padres, no se emplee en U fundación o en el sostenimiento de periódicos de esa índole. Y por otro lado, debemos contrarrestar las campañas de difamación con campañas de rehabilitación. A la injuria debemos contestar con la querella, sin contemplaciones de ninguna clase cuando la injuria no sólo ofenda a nuestra persona, sino a la institución o a la doctrina que tenemos el deber de honrar. Precisa que nos acostumbremos a estar siempre acorazados contra las flechas del enemigo. FERNANDO. D E L DÍA LA INSIDIA SECTARIA La reforma de la Enseñanza TRA vez la insidia sectaria ha tratado de morder en la honra de las órdenes religiosas, suponiéndolas complicadas en el rapto de unas infelices niñas de la calle de Hilarión Eslava de la Corte, Ha I usado para ello el procedimiento de siempre: más que la acusación, la sospecha insidiosa que se desliza suave, como no queriendo dar importancia a lo que se dice, y aun como queriendo disculpar y atenuar la gravedad del mismo delito que acusa, ¿quién es capaz de sospechar de esa manera la maligna intención de la insidia? Pero es el caso que el delito existe, que se hacen a diario diversas insinuaciones, y que los nombres de los religiosos y de las órdenes a que pertenecen, aparecen continuamente mezclados con los protagonistas del delito, sin que se acabe de deslindar, por regla general, el carácter con que intervienen en el mismo, aunque siempre dejándose caer, o invitando a la opinión a que se caiga del lado de la culpabilidad. Y es la prensa, cierta prensa sobre todo, la que juega en estos casos, muy a su sabor por cierto, el papel de galeoto de semejantes escándalos. Es cierto que existen los tribunales de justicia que han condenado repetidas veces por este juego a los periódicos maldicientes y calumniosos; pero como no siempre los sacerdotes y los institutos religiosos, que acaso entienden mal en este particular el espíritu de candad, se prestan a la persecución de los difamadores, son muchas veces las que el difamador se arriesga a realizar su empeño. Y hemos dicho que los sacerdotes y los institutos religiosos—y que nos perdonen se lo digamos—entienden mal el espíritu de caridad, no prestándose a perseguir a los difamadores, porque la difamación no va contra ellos sino contra el instituto a que pertenecen y contra la religión que profesan; y por consiguiente, al perdonar ellos, al difamador, no perdonan la injuria inferida a ellos, sino que se extralimitan a perdonar la injuria que se infirió a otros; además de que el castigo de su injuria tiene más de prevención contra futuras injurias que de represión de las pasadas. Y las futuras injurias no serán tampoco contra ellos, probablemente, sino contra otros que no tengan parte ninguna en su perdón. A ya para un año que un feliz golpe de Estado volvió a España la tranquilidad e hizo concebir esperanzas de regeneración. Si ha de regenerarse España, si nuevos ideales de fe, de patriotismo y de cultura han de dar nueva vida al alma de la raza, lo primero que debe crearse de nuevo es un gran sistema' de educación nacional. Va ya para un año que expiró el antiguo régimen, y en el campo de la educación nacional no se ha notado la menor señal de nueva vida. Y no por culpa del Directorio, que ha mostrado su buena voluntad encargando al Consejo de Instrucción Pública la formación de un nuevo plan de secunda enseñanza, que es la más necesitada de reforma, sino porque los encargados de redactar dicho plan se dejaron guiar por intereses de clase, y en vez de proponer la abolición del monopolio oficial, que está atrofiando la educación española y que no existe en ningún país que se precie de culto, en vez de quitar trabas y dejar correr la savia de la cultura, multiplicaron las trabas, dificultaron más la circulación de la savia y remacharon las cadenas del monopolio oficial. Su proyecto ha sido unánimemente rechazado por tirios y troyanos. No deben abordarse estos problemas de espaldas a la realidad, sino con perfecto conocimiento de causa. En el pueblo hay que formar ambiente para una sana y robusta reforma. La padres de familia, sobre todo, no pueden seguir mirando con tanto despego y apatía los problemas de la educación de sus hijos. Tienen que informarse de las facilidades y libertad que da el Estado erí todas partes, en obra de tanta trascendencia como la educación. Tienen que saber que en España, en mejores días, la educación estaba mejor organizada y produjo generaciones que nos llenaron de gloria. Estas consideraciones nos sugiere la lectura de una obra que acaba de publicar en Bilbao ("Mensajero del Corazón de Jesús B ) el P. Félix Restrepo, conocido ya por sus estudios sobre la libertad de enseñanza. En la nueva obra, titulada "La reforma de la segunda enseñanza,,, se muestra cómo está ella organizada en los más prósperos países, y se hace un estudio muy completo e instructivo de las vicisitudes porque ha pasado la segunda enseñanza en España, hasta llegar a la triste figura del actual bachillerato. Recomendamos esta obra a nuestros lectores, sobre todo a los padres de familia. 186 LA AVALANCHA LA BATALLA DE ATAPUERGA ñas, pero quiero que el último adiós que pronuncie para el mundo, antes que el frío de la muerte apague las palabras en mis labios, sea la despedida que os envía para siempre vuestra desventurada VIII Laura. „ Cuando llegó D. García a su reino encontróse con nuEl Rey de Navarra se sintió conmovido con la lectura merosas mesnadas que se preparaban para entrar en de la anterior carta, y una profunda aflicción comenzó a Castilla. El pueblo navarro estaba dispuesto a vengar la apoderarse de todo su ser. infame traición que habían cometido con su Rey. Pero no tuvo mucho tiempo para entregarse a! abatiAsí es que la llegada a Pamplona del monarca navarro miento, porque el Rey de Castilla acababa de responder fue motivo de inmenso júbilo y origen de no poco entua su hermano con un insulto, y se aprestaba a la pelea. siasmo. Entonces exclamó con furia D. García: —Siento que la corona abrasa mis sienes. El Rey de Navarra se hallaba poseído de grandísima ira, porque, después de Y quilándosela de su caagotar el caudal de su bonbeza, colocóse en ella un NAVARRA dad, encontróse por recasco, diciendo: compensa con un ultraje. —Si una muerte honAsí es que el agravio del rosa es la corona de los Rey inspiraba bélico arhéroes, la prefiero a la de dor al pueblo, que ardía los monarcas deshonraen deseos de justísima dos. venganza. IX Pero el monarca navarro, queriendo proceder Era el día 1. de sepaún con la prudencia del tiembre de 1054. rey que no quiere comLos montes de Oca abriprometer la sangre de sus gaban entre sus sierras vasallos, dirigió un mendos ejércitos cristianos. Hl saje al Rey de Castilla, primero, mucho menor pidiéndote cumplida satisque el segundo, hallábase facción de aquel atropello al mando del monarca nacometido en la persona varro, y el otro, al de su del monarca navarro, y al hermano D. Fernando. mismo tiempo, la extradiEn el fatídico reloj de ción de Fortún Sancho, las represalias cayó el grapara que, como traidor a no de la ofensa, envuelto la patria, fuese juzgado en venganza. Había, pues, con arreglo a fuero. sonado la hora de satisfacerla. En aquel entre tanto llegó el carcelero del casEl alba comenzaba a tillo de Cea, y solicitando sonreír por montes y vaaudiencia del Rey, le enlles. También la muerte tregó el pergamino o proparecía acompañarle. mesa que firmara en su D. García, al frente de prisión D. García, dándosus huestes y un escuale, al mismo tiempo, una drón de árabes, feudatacarta que decía así: rios suyos, había dado vista al ejército castellano. "Rey de Navarra: En La afrenta del castillo de esta ocasión debiera huCea nublaba el esplendomedecer la pluma en mi roso blasón de Navarra, pena, aunque, después de y la nobleza del Reino todo, os escribo con lágriacudía con su Rey y el mas, y las lágrimas son ejército a devolverle su las penas desleídas. antiguo brillo.Algún horóscopo fatal debió brillar el día de mi Apenas amaneció, vanacimiento en el horizonrios emisarios del campo PAMPLONA.—Fachada principal de la Santa Iglesia Catedral te de mi existencia, porde don Fernando pisaron boto. Alejandro de León que la desgracia siempre los reales del navarro con se cernió sobre mí, como el águila que no abandona su mensajes de paz, y algunos santos varones se acercaron presa desde el momento que la ha distinguido. Pero aun también a D. García para que depusiese su ira, justamentengo tiempo de remediar mis desventuras. te provocada. Mañana mismo, cuando mi marido se halle todavía enPero el Rey de Navarra, cuando recordaba que su tregado al torpe beleño que por vos le suministré, el alba hermano había aherrojado al primogénito de la familia, me sorprenderá muy lejos de aquí, y en una cueva de sin más pretexto que una infame calumnia, experimentalos montes de Asturias ocultaré mis sufrimientos; en sus ba un violento zumbido que le decía: "¡Venganza!,,, y su tinieblas, mi conciencia hallará luz, porque la del día no venganza sólo se desalteraba con sangre. Así es que no sonríe a los desgraciados como yo, y sólo la de Dios depudo escuchar ninguna voz de paz, porque para esa pabe ya iluminar mi alma entre las escabrosas peñas donde labra no tenía oídos. se deslizará penitente mi existencia, hasta que cese de Poco después del amanecer reunió a su ejército, y envivir. tonces, sobre un negro potro que escarbaba la tierra, como si participara del impaciente deseo de su jinete, arenAdiós, pues, Rey de Navarra. Si alguna vez os acorgó a sus soldados, diciendo: dáis de Laura, sabed que nací con el sello de la desdicha atroquelado en mi destino, y que sólo el Eterno puede "¡Navarros! borrarlo. ¡Si sois vosotros los hijos de aquellos indómitos vascones que sepultaron la traición de un pueblo en las Adiós, D. García; voy a estar sola y abandonada en crestas de Roncesvalles, probad que no ha degenerado una gruta, sin que nadie tome participación en mis pe- LA AVALANCHA vuestra raza! ¡Si sabéis que la deshonra es el infierno de la historia, porque condena para siempre, afilad el hierro de vuestras armas hasta que se desgasten las rocas! ¡Acordaos que Castilla ha escupido al rostro de Navarra, y cuando a Navarra ultrajan, sus hijos llevan en la frente el estigma del deshonor! Luchad, pues, hasta que la victoria o la muerte sean vuestros únicos trofeos! Pero antes que sobrevivir a la afrenta, bajemos a la tumba, envueltos en el sudario de una muerte gloriosa!,, Así dijo el Rey, y el unísono de un rugido salió de aquellos pechos, como única respuesta a las palabras del monarca navarro. Después, el sonido de trompetas y de tambores atronó el espacio, y en seguida, el vibrar de las cuerdas al despedir los dardos, el silbar de la rauda flecha hendiendo los aires, el estridente ruido de las lanzas rompiéndose al choque de las cotas y mallas, el rudo golpear de las mazas sobre los cráneos enemigos, el chasquido de las espadas al cruzarse, iluminando el lúgubre cuadro con las chispas que brotaban de sus aceros, y el violento saltar del yelmo despedazado, confundíanse con el ronco estertor del moribundo que se quejaba por última vez, con el grito de victoria del vencedor y el ¡ay! de agonía que ven, más la desean, después de escoltar a su Rey hasta la cueva, se lanzan nuevamente a la pelea, y saltando por encima de cadáveres, arrojan sus rodelas, y a cuerpo descubierto luchan con la desesperación del loco. Mientras tanto D. García agoniza. Varios ilustres prelados le auxilian, y al poco rato desaparece su nombre del reinado de Navarra. Al cundir la fatal noticia por el campo de batalla, los navarros sienten redoblar su furor; pero el Rey de Castilla, al contemplar el arrojo de sus enemigos, comprendiendo que es inútil su propósito de conquista, enarbola el blanco estandarts, y la nobleza navarra hace lo mismo. Entonces D. Fernando encamínase hacia la cueva donde yace el cadáver de su hermano, y se postra de rodillas ante su yerto cuerpo. Varios frailes entonan las últimas preces por el egregio monarca. Un jovencito que ostenta una pequeña cota y su correspondiente armadura gime amargamente junto al cadáver de su padre. Dos cirios amarillos dan fúnebre aspecto al cuadro que allí se ofrece. Pero un ilustre caballero, Sancho Fortúñez, se dirige hacia el hijo del difunto Rey, y conduciéndole ante su padre muerto, coge la corona de Navarra, que se halla a sus pies. De repente todos los nobles sacan sus espadas, NAVARRA VALLE DE UNCITI.-Vista parcial de Artaiz exhalaba el vencido, y con el último suspiro del que despedía a la vida y el grito de ira del que se animaba al combate. Aquel espectáculo iba a encontrar todavía funesta animación, porque de pronto el Rey de Navarra, en un temerario arranque, ofuscado por la cólera, se separa de su ejército, y apenas ha traspasado una pequeña colina, encuéntrase con un escuadrón de caballos leoneses que había estado escondido en la espesura de un bosque. Apenas ha tenido tiempo D. García de fijarse en la sorpresa de un brusco ataque, cuando un golpe de lanza le derriba del caballo, mortalmente herido. "¡Navarra por D. Fernando!, grita Fortún Sancho, que es el que ha dado el golpe de lanzón a su antiguo monarca; pero los navarros han hecho un círculo para proteger a su Rey, y ante D. García moribundo se revuelven en deseos de vengarle. Como fieras, que cuanta más sangre Foto. Aquilino García Deán enmohecidas por la sangre del contrario. D. Fernando acude al sitio donde se halla el cadáver de su hermano y coloca la corona de Navarra sobre la frente de su sobrino. —¡Navarros!—les dice.—¿Juráis defender hasta la muerte a vuestro rey D. Sancho? Un "sí, grave y solemne repercutió por las bóvedas de aquella cueva; se alzaron las espadas, y después de terminado el juramento, volvieron a meterse en sus vainas. Entonces un anciano religioso se destacó del grupo de frailes que se encontraba rezando por el difunto Rey. Era el abad Pedro. —Rey D. Sancho—dijo, dirigiéndose al proclamado rey,—ved las grandezas humanas donde tienen su epílogo. Vuestro padre ha muerto, y ante su cadáver podéis conocer qué significan las diademas que hoy ostenta vuestra frente. El que ha reinado sobre un vasto territorio, ha pagado ya su tributo a la muerte. D. Sancho, escuchad 188 LA AVALANCHA la última palabra de un viejo religioso. Imitad a vuestro padre en su conducta grande y generosa siempre; pero imitadle en el cumplimiento de sus deberes para con el Monarca de todo e! universo. Y antes que las cenizas de la muerte oculten mis descarnados huesos, permitid que el abad Pedro os recomiende la virtud como el más bello distintivo de un príncipe. ¡Rey de Navarra, sed virtuoso, porque la virtud es una perla que, engarzada en la corona de los reyes, no se desgasta cuanto más se usa, y desgajada por la muerte, es la crisálida de otra corona inmortal que Dios ciñe en el cielo a los bienaventurados! IGNACIO MENA Y SOBRINO. Pamplona, 1.° de julio de 1882. Los dos amores del pueblo estéis (Lo que siente iodo hijo de Estella, aunque no siempre lo diga en verso.) Llevo yo dos amores dentro del alma, Resplandores del cielo, luz del edén, Y, siendo en mis tormentas dichosa calma, Cual tesoro sagrado los guardo bien. Y son ambos gemelos. En un instante Brillaron con la aurora de mi razón, Y me dijeron, puestos los dos delante: "¿Quieres darnos morada en tu corazón?,, Y yo les dije: "Amigos: el alma mía Sedienta está de amores, quiere vivir, Mas no quiere emociones de un solo día Que al entrar en su seno la hagan morir. ,,Yo quiero un amor puro como la brisa Que orea, sin quebrarla, la tierna flor; Yo quiero un sentimiento y una sonrisa Que, al vibrar en mi alma, la hagan mejor. nYo quiero amor que dure, amor eterno, Amor que sea honrado y dulce a la par, ' Porque amores impuros como el infierno, Si llegan a mi puerta no han de pasar.,, Aparecióse entonces visión hermosa Que recorrió el espacio y llegó hasta mi, Y sonó delicada voz armoniosa Que, habiéndome al oído, me dijo así: "Nuestro amor es del cielo, alma querida, Y no es una deshonra ni una ilusión, Es un eco celeste de la otra vida, Es una llama pura del corazón. Y extendiendo sus alas, de amor ansiosa, El alma mía vuelve de uno a otro amor, Como vuelve ligera la mariposa Para libar el néctar de ñor en flor. Esa preciosa imagen, radiante y bella, Que en la Santa Colina veo brillar, En el mar de mi vida es una estrella, Y con ella no puedo yo naufragar. Y cuando en los horrores de mi combate Quiero aumentar mi fuerza, tener más luz, El amcr que en mi pecho ardoroso late, Llama al Santo bendito puesto en la Cruz. San Andrés y María guían mi nave; Ella es la capitana; él, timonel; Y si cruza los aires segura el ave, Mejor cruza las aguas nuestro bajel. Ese doble amor puro, piedra preciosa Que lleva al alma mía del cielo en pos, Es antes que mis padres y que mi esposa, Es antes que mis hijos: es como Dios. Es Dios mismo, mostrando su eterno cielo; Es Dios mismo, llamando con voz de padre; Es Dios, que me levanta del triste suelo, En brazos del Apóstol y de su Madre. Cuando paso ante el templo, del arte encanto, Resistente a los siglos como el granito, Brilla siempre en mi mente ei Apóstol santo Y repiten mis labios: "¡Sea bendito!,, = Sacrosantos amores, fuego divino, Resplandores sagrados, luz de mi fe; Aunque la patria es bella, es arduo el camino Mas si voy con vosotros, yo llegaré. Venza el corazón mío en esta contienda, Y ante él ríndase el mundo con sus halagos, Y guiadlo si pierde la hermosa senda, Como guió la estrella a los Reyes Magos. Y cuando herido el cuerpo y el alma herida. Os llame desde el fondo de mi dolor, Venid Apóstol sanio y Madre querida, Venid hasta mi lecho con vuestro amor. Venid con vuestros santos, dulces cariños, Y cortando los aires en raudo vuelo, Como llevan las madres sus tiernos niños, Llevadme a la presencia del Dios del cielo. „Roban nuestro cariño las almas buenas, Y la tuya queremos cuan grande es. ¡Que para ti comiencen horas serenas! ¡Soy la Virgen del Puy! ¡Yo, San Andrés!» ¡Ay! exclamé yo entonces, transverberado Por el dardo precioso del dulce amar: Abre, corazón mío, enamorado, Abre tus grandes puertas de par en par. Ábrelas, y que pasen esos dos reyes. Ríndeles tus ideas y tu sentir, Y vive siempre esclavo bajo sus leyes, Y que sean tus dueños hasta morir. Y entraron los dos reyes el mismo día En el alma cristiana de este estellés, Y en ella tengo un trono para María, Junto al trono sagrado de San Andrés. I Cuando, muertos sus rayos, ei sol declina Y abandona mi cuerpo dura tarea, Miro siempre a la Virgen de la colina, Y el corazón repite: "¡Bsndita sea!» AMANDO PAZ. DE AGTUA.L.IDAO LA MODA Y LA IGLESIA A doña Discretísima señora: Alarmada por los "progresos, que va haciendo la moda en esto de "no acabar de vestirse,,, como donosamente ha dicho el Sr. Obispo de Málaga, me pide usted que escriba algo acerca de la actitud que párrocos y prelados han adoptado contra la moda reinante. Esta actitud es la que corresponde a los Pasto- LA AVALANCHA res encargados de la dirección espiritual del pueblo, y de vigilar y enseñar no solo en asuntos de fe, sino de costumbres. Cansados de predicar, poco menos que en vano, sobre el pecado de escándalo, han resuelto meter en razón a las mujeres que todavía frecuentan los sacramentos y oyen misa y visitan el sagrario, dándoles a escoger entre esto y aquello, es decir, entre presentarse en el templo con la compostura que ordena San Pablo, o seguir las ordenanzas de la moda. Evidentemente, los prelados tienen razón. Ya que la moda manda en la calle, en la casa y en el teatro, que no mande también en la casa de Dios. Y no es mucho pedir que, puesto que las mujeres saben componérselas para tener traje de calle y traje de casa, y algunas el de "soireen y de teatros y para otras varias cosas y actos, tengan también el propio y apropiado para los actos de devoción. Los obispos son maestros, como digo, en las cosas que afectan a las costumbres, y además son los párrocos las únicas autoridades que pueden resolver sobre el modo y manera de estar en los templos, y los únicos que pueden permitir o negar la permanencia en ellos. Y así como en reuniones y fiestas se impone a veces el ir de etiqueta, y al que no be acomoda a ello se le echa con buenos o con malos modos, aun del teatro, no es cosa de poner el grito en el cíelo porque un párroco se resuelva a manifestar a una señora que con el traje que lleva no la es lícito estar en el templo. La única diferencia está en que el traje de "etiqueta, femenino no es, precisamente, el de etiqueta de las iglesia-, sino todo lo contrario. Porque si los párrocos y los obispr>s no trazaran esa raya entre lo que consideran traje completo y traje " i n completo,,, se llegaría al absurdo de que, si a la moda se le antojase, la iglesia llegaría a convertirse en salón de baüe, aunque sin baile, y de unas en otras libertades de indumentaria, podría llegarse a la mayor licencia. No; a la iglesia no se puede ir como se quiera, sino como quiera el que es en ella única autoridad, y mientras lo que esa autoridad alegue sea, naturalmente, la necesidad de la honestidad y el recito. Y digo esto, porque podría ocurrir el caso de volverse loco el cura y mandar cosas a lo loco; pero por encima de él, y para atarle si fuese preciso, existe la autoridad del Obispo, la única a que se debe acudir. De modo que si los párrocos, indudablemente asistidos por su Prelado, se empeñan en que las mujeres acudan a la iglesia con mangas y sin escotes, no habrá más remedio qus obedecerles, sin que se pueda apelar a autoridad alguna, ya que la única autoridad que en estas cosas está sobre el Obispo es el Papa, y el Papa ha ordenado que no se conceda audiencia alguna en el Vaticano a las mujeres que no vayan con el escote hasta el cuello y las mangas hasta la muñeca. Si en las visitas al Papa se ha de vestir así, figúrese con cuanta mayor razón ha de ser este el traje con que se visite el sagrario. No hay, pues, remedio. No vale acudir a! alcalde, ni al gobernador, ni a autoridad terrenal alguna, pues estas no tienen jurisdicción en los asuntos interiores de la Iglesia. Mientras ésta conserve su libertad, su independencia y su autoridad en las cosas que la atañen, los fieles deberán someterse a ella o separarse de su congregación. La voz de los Pastores, a imitación del Bautista, debe poder exclamar el "No te es ¡ícito...n Otras libertades naufragan desgraciadamente; pero esa de la Iglesia, en las cosas que le competen, debe sostenerse por encima de todo. La lucha, pues, señora, entre la moda y la Iglesia, sólo debe acabar de una manera, y es: acatando la mujer las disposiciones de los Prelados en lo que toca al interior de la iglesia. Las órdenes que se han dado son severas, y ha habido prelados que han dicho que es preferible no ir a la iglesia que ir "sin acabar de vestirse». Cuando un obispo se resuelve a "apagar la caña que aún humea,, ¿cual no será su indignación ante la novísima moda? A sus pies queda, después de estas breves consideraciones, su servidor rendidísimo ÁNGEL RUIZ Y PABLO. 189 De arboledas rodeada y con un cielo que brilla, sobre un monte recostada, está la aldea adorada de mi juventud sencilla. Son allí los vientos suaves y muy gratos los rumores de sus bosques y sus valles, son sus campiñas de flores y ¡e arrullan muchas aves. Tiene un gran campanario que el sol ai ponerse dora, y un modesto santuario donde a la Virgen se adora y se reza su rosario ¡Cuántas veces, al sonar la campana de su ermita, empezaba yo a rezar una plegaria bendita, frente a la ría sin par. Plegaria sublime y santa que con amor repetía porque, mi madre, decía: Hijo mío, ¡cuánto encanta esta plegaria a María! Veloz el tiempo ha corrido, y aquel acento amoroso de una madre... se ha perdido, pero un recuerdo piadoso siempre en mi pecho ha vivido. Y cuando siento sonar la campana de una ermita, nunca la puedo olvidar: pienso en la Virgen bendita, y lloro y rezo a la par. Este recuerdo piadoso siempre la paz ha llevado a mi alma dolorida, y él es el que me ha salvado en los mares de !a vida. A. C NUESTROS GRABADOS Vista parcial del Monasterio de las Redentoristinas, en Burlada.—Este monasterio de Religiosas de la Orden del Santísimo Redentor se encuentra a tres kilómetros de Pamplona, en el término jurisdiccional de Burlada. Construido de nueva planta, fue inaugurado el 18 de julio de 1914, constituyendo su primera comunidad nueve religiosas procedentes del Monasterio que la misma Orden tiene en Madrid. En nuestro número del 24 de mayo de 1924 publicamos otra vista de este convento. Terraza de la playa deZarauz.—Este pueblo de Guipúzcoa dista de San Sebastián 25 kilómetros; posee una hermosa p'aya para baños, cuya terraza reproduce nuestra fotograba; estando muy concurrida durante el verano, por una escogida colonia que ha levantado magníficas casas de c^mpo. Lean nuestros lectores la crónica veraniega que publicamos en este número. Fachada déla Catedral de Pamplona.—El plan de esta grandiosa fachada fue proyectado por el distinguido arquitecto D. Ventura Rodríguez, quien presentó los planos al Cabildo el 5 de febrero de 1783. Comenzaron las obras bajo la dirección del arquitecto D, Santos Ángel de Ochandategui, el 23 de agosto del mismo año, las cuales fueron suspendidas a causa de la guerra con Francia, el 31 de agosto de 1794, y se reanudaron el 7 de marzo de 1796, quedando completamente terminada la nueva fachada de nuestra catedral el 25 de octubre de 1800, fecha en que fue inaugurada. El coste total de las obras ascendió a un millón setecientos siete mil doscientos treinta y un reales fuertes y siete maravedís, que hoy equivalen a 853.615 pesetas y 60 céntimos. Vista parcial de Artiiz.—E! lugar de .Vtai?, perteneciente al valle o ayuntamiento de Unciti, partido judicial de Aoíz, se encuentra a 23 kilómetros cié Pamplona y confina con la villa de Urroz, Alzórriz, Zuazu y Unciti. La iglesia parroquial, que está dedicada a San Martín, es una construcción románica, sobresaliendo, por la pureza de su estilo, el ábside y el pórtico, ejemplares ambos de gran interés para el estudio de la af&ueología sagrada. LÁ AVALANCHA MESA REVUELTA Por Nuestra Señora del Sagrario-—Con satisfacción verdadera participamos a nuestros lectores que, reunido el M. I. Cabildo Catedral, ha nombrado una comisión del mismo, formada por los canónigos señores Laguardia, Eleta y Solabre, y el beneficiado y colaborador nuestro D. Onofre Larumbe, para que, bajo la presidencia y dirección del limo. Sr. Obispo, organice todo lo relacionado cen la laudable idea de celebrar con la mayor brillantez, el año 1927, el centenario de ia coronación de Santa María la Real, y propague el culto de Nuestra Señora del Sagrario. LA AVALANCHA secundará con el mayor entusiasmo cuanto a este efecto disponga la comisión organizadora. Anécdota piadosa del Conde de Guaqui.—El celoso apóstol de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, P. Mateo Crawley, escribe desde Roma, en donde se halla de consejero de la Embajada del Perú ante la Santa Sede, recordando que el Conde de Guaqui, grande de España, peruano ilustre, recientemente fallecido en San Sebastián, ha sido uno de los más entusiastas y generosos patrocinadores de la mencionada devoción en España. Él fue, escribe el P. M. Crawley, quien en su munificencia, en su amor ardiente al Sagrado Corazón, en su afecto acendrado a España, obsequió la gigantesca estatua del Corazón de Jesús que se eleva en el Cerro de los Angeles. "Días después de la entronización oficial del 30 de mayo—copiamos de la carta del P. Mateo Crawley,—el Conde, a la vez que se congratulaba de la incomparable ceremonia, me decía en tono de amable queja: "¿Por qué no se me dijo que diera, en vez de una estatua en piedra, una en bsonce? Aunque hubiera costado diez veces más, la hubiera regalado gustosísimo al Secretario de la Entronización, y así hubiera sido más digna del Sagrado Corazón de España.„ Rogamos a nuestros lectores una oración por el alma del Conde de Guaqui, dechado de caballeros cristianos, admirable peruano que reunía en grado eminente las virtudes de la raza española. La fe de un sabio.—Al célebre naturalista moderno J. H. Fabre, a quien Víctor Hugo llamó "Hornero de los insectos», preguntaron el mismo día en que se celebraba el jubileo de 60 años de observación y estudio: "¿Cree usted en Dios?,, Respondió: "Casi no puedo decir que creo en Dios, porque lo veo. Sin Dios todo es para mí misterio y obscuridad. Esa convicción ia he llevado siempre conmigo, o por mejor decir, en el curso de mis estudios se ha ido perfeccionando y grabando más hondamente en mi alma. Antes me arrancarían la piel que la creencia en Dios.B Congreso Internacional en Venecia.—Con el apoyo y bendición del Emmo. Sr. Cardenal La Fontaine, Patriarca de Venecia, tuvo lugar del 15 al 20 de agosto, en esta incomparable ciudad de Italia, el IV Congreso Internacional de Acción Católica, organizado por la internacional I KA. Esta Internacional Católica, fundada en Austria, y que en años anteriores organizó los Congresos Internacionales de Graz, Luxemburgo y Constanza, ha trasladado su Oficina Central a Zug (Suiza). Los españoles fueron invitados especialmente, en documento que leyó el limo. Sr. Polo Benito, Deán de Toledo, en la sesión de Clausura de la Asamblea Nacional de Prensa Católica. La racha de estafas.—¿Qué racha de estafas es esta? Pocas veces como ahora sucediéronse con tal persistencia. Las columnas de los periódicos recogen casi a diario noticias de ese cariz. Otra estafa, y^otra^y otra../ Y no sabemos adonde va- mos a parar por este camino. Parece que es una enfermedad epidémica, Pero no: es la consecuencia del ambiente, del ansia inmoderada de lujo y de placer que se enseñoreó en los ambiciosos cuando corrían los años de las vacas gordas. Luego, al llegar la calma de los años sin oro, de las vacas flacas y extenuadas, no quisieron resignarse a la renuncia que imponían las circunstancias. Quisieron proseguir aquella vida, con mayor tren acaso, fuera como fuera. Y unos cuantos de estos desgraciados, ayunos de lo que debieran saber, cayeron en la tentación que ha de ser su deshonra y su apartamiento de la sociedad. La significación de estos hechos, tan insistentemente repetidos, es dolorosa. Pregona una ausencia de religión, de moral y de honor, que debe preocupar hondamente a los educadores. Hay que educar, hay que educar con religión y con moral; de lo contrario, no será posible evitar estos hechos que tan poco dicen en favor de un país y que llevan camino de sucederse sin interrupción, al menos por una temporada. Las rachas de las estafas, como las de los suicidios, como las de los crímenes llamados pasionales, son muy alarmantes. EI General dé los Jesuítas y la Familia Real.—El P. I.edochowski, General de la Compañía de Jesús, que se halla en Comillas, reponiéndose de su delicada salud, estuvo el jueves de la semana pasada en el palacio rea! de la Magdalena, en Santander, donde, invitado por el Rey, se quedó a almorzar. La audiencia particular entre su majestad y el P. General de losjesuitas fue muy extensa. El P. Ledochowski habló también extensamente con S. M. la Reina, SS. AA. RR. el Príncipe y los infantes, y los palatinos que se hallaban de servicio. Respecto a nuestros Reyes, a quienes ya conocía desde su visita en Roma, confirmó la muy agradable impresión que entonces recibió, a juzgar por los sinceros elogios que el General de losjesuitas hace de los monarcas españoles. El Riño. P. Ledochowski se muestra muy satisfecho de su viaje a España y de la labor que en la patria de San Ignacio realizan sus dignos Hijos. Uno de los motivos de mayor satisfacción para él, y en verdad que bien legítimo, es el fruto de los centros de enseñanza dirigidos por los Padres de la Compañía. Ocupando cargos muy preeminentes en todas las manifestaciones de la vida nacional se ha encontrado ex alumnos de esos centros docentes, que le han saludado agradecidos. En el palacio de la Magdalena, entre los comensales de la mesa real, se hallaban tres altas personalidades muy afectas a nuestros Reyes, que se honraban en declarar que habían cursado su carrera en colegios dirigidos por Padres de la Compañía de jesús. Higiene moral.—La Iglesia católica arrecia en su santa campaña contra la indecencia en el vestir femenino. Son muchas las ocasiones en que se ha negado la Sagrada Comunión a mujeres deshonestamente ataviadas. No hay que decir si encontramos plausible esta actitud de las autoridades espirituales, en materia tan transcendental para el decoro público y para la moral cristiana. Aires de fuera. La defensa del orden social.—La Cámara de los Lores ha aprobado, por 102 votos contra 20, una proposición de ley contra la propaganda antirreligiosa y antisocial de las escuelas dominicales comunistas. De la lectura de los debates sostenidos en la alta cámara inglesa se desprende que las enseñanzas dadas en tales escuelas estaban calcadas en las que en España predicaban las escuelas modernas tipo Ferrer, que no han desaparecido ciertamente del país. El antipatriotismo, el cuito a la violencia, el amor libre, el ateísmo, son las piedras fundamentales de esta enseñanza. Bien han hecho en Inglaterra, rechazando tan perversas enseñanzas. LA AVALANCHA NI UNA PALABRA MAS (Al doctor J. K..) —¿En qué piensas? Generalmente, cuando su mujer le hacía esta pregunta, el doctor respondía: —En ti. Aquella tarde, sin embargo, continuó algunos instantes revolviendo la sopa, y sin mirar a su mujer, añadió con los ojos fijos en el plato: —¡Pienso en que soy un imbécil! —Y... ¿se podrá saber por qué? —Pues porque me he dejado cazar en la ratonera... ¡Ah!... Y no hay remedio... Estoy cogido, admirablemente cogido... —Pero, ¿de quién se trata? —De una tal Rosa Ana Papereu, cama núm. 14. —¿Acaso la has prestado dinero? —¡Si no fuera más que eso!... ¡Le he dado mi firma!... —¿Cómo es eso? —¡Ha sido muy sencillo!... Y ahora me va a poner en ridículo delante del mundo entero. La joven esposa miró a su marido, no sabiendo si bromeaba o si hablaba seriamente. Pequeño, flaco y enjuto, siempre erguido, el doctor ofrecía ordinariamente la impresión de ser adusto. Mas este día tenía un aire furioso, disgustado, ensoberbecido. —... ¡Y por una Mlle. Rosa Ana Papereul!—exclamó amargamente, agitando la mano con gesto violento. —¿Sabes que no comprendo una palabra de toda esa historia? —Pues es bien sencilla... Y de tu gusto, ya que sí trata de peregrinaciones y de beaterío. —Veamos, explícate. El doctor acabó de tomar la sopa y se enjugó meticulosamente los labios. —Tú ya sabes que es una norma de mi conducid el no dar nunca jamás, nunca jamás, certificados de enfermedad para Lourdes. —Norma de la que todavía no he comprendido el motivo... —¡Hay tantas cosas que tú no comprendes! —¡Gracias! —... Esa Rosa Ana Papereu es una soltera vieja, una carcamal, una ruina. Hace cinco meses, sin éxito alguno, la estaba yo cuidando de una gravísima inflamación del píloro que impedía por completo sus digestiones... Su mal era bien claro... Tras de! menor alimento que tomaba, pasaba por crisis terribles, contra las cuales todo resultaba impotente. A consecuencia de este desastroso estado, hacía seis semanas que se iba apoderando de ella la tuberculosis. Entonces, como por casualidad, así, con aire inocente, me pidió un certificado dando cuenta de su enfermedad. Yo, bonachón como siempre, se io di, creyéndome que sería para solicitar su admisión en un asilo o para obtener algún socorro... Sin embargo, me chocó la alegría que demostró al recibir la certificación. Y hoy... ¡qué es lo que he sabido por estúpido telegrama!... ¡Apuesto cualquier cosa a que no lo adivinas! —... ¿Se ha curado en Lourdes?... —¿Ya lo sabías? —No... pero la deducción está al alcance de un niño. —¿A ti te parece eso... a ti? —Sí, por cierto. Era una mujer a quien tú cuidabas 191 hacía seis meses... no aliviabas ninguno de sus sufrimientos... ha ido a curarse a Lourdes... yo encuentro la cosa muy lógica. —¡Pues entonces, que no me hubiera pedido la certificación! —Le era necesaria para ir allá. —¡Eso es lo que me asombra!... ¡Y si no me agrada a mí el robustecer con mi autoridad una peregrinación que mi inteligencia no puede admitir! Y diciendo esto, el doctor se irguió sobre su silla en rígida espectación. —¡... el robustecer con una autoridad una peregrinación que tu inteligencia no puede admitir!... ¡Pobre amigo! Hubo entonces un silencio molesto, como si la esposa, antes de continuar, dejase que se atenuara en ella la impresión de piedad producida por la frase orgullosa de su marido. Al fin rompió la primera el silencio: —Pero, ¿admites que tu enferma ha sido curada? —Los médicos de allá lo afirman, y un interno la ha visto comer cosas que normalmente la hubiesen matado. —Entonces, cada vez te comprendo menos; porque, como médico, debías alegrarte de ver a tu enferma curada. —Que se cure, si quiere, pero sin mi firma. —-¿Por qué? —¡Ya te lo he dicho! —¡Y las razones que das no son dignas de ti! —¿Cómo es eso? —¡Lo que digo!... Obras como si tuvieras miedo de la luz... Tú sientes que en Lourdes hay algo más que está por encima de tus alcances, y en lugar de inclinarte, o al menos de estudiar eso, haces la obstrucción ciegamente. ¡Niegas tu firma! ¡Y tú encuentras grande tu actitud, digna de esa ciencia cuyo nombre pronuncias con un énfasis casi ridículo! —¡Yo encuentro mi actitud muy prudente! —¡Ah!, sí; ya comprendo... Tú sigues la medicina oportunista; eso es más provechoso que seguir la medicina científica, y que ir a documentarla al misino Lourdes... —¡Yo... a Lourdes!... ¡No sabes quién soy! —¿A qué viene eso? Es innegable que en Lourdes se realizan curaciones estupendas, fuera de toda sugestión y de toda influencia nerviosa... Parecía, pues, muy lógico que tú, cuya misión es curar, te interesaras por esos casos, de los cuales muchos han pasado ya a tus mismos ojos... han tenido lugar en enfermos tuyos. Tú mismo has ido a Vittel, sin otro objeto que el de analizar una fuente para un enfermo... —¡En mi cartera llevo el análisis de tu agua de Lourdes! —¿Y qué has hallado en ella? —Nada... —¡Pues eso es más raro!... —¡A pesar de todo, yo no iré nunca a Lourdes! Tú y toda tu cofradía podéis lamentar mi decisión. —¡Vé, al menos, a Nuestra Señora de las Victorias, y oirás allí cuanto ha acontecido durante la peregrinación nacional! —¡Jamás! —¿Y por qué? —Porque... —Porque... ¿qué...? Entonces el doctor se levantó exasperado. Daba compasión ver a aquel hombre, muy inteligente a pesar de todo, pasearse con la servilleta en la mano, agitarse, incapaz de razonar, como un epiléptico... y, ante la clara y tranquila pregunta de su mujer, responder como una criatura terca, acorralada en sus antojos: —Porque... bien... porque... Y además... ¿sabes?... ¡Ni una palabra más! ¿Oyes?... PlERRE L' E R M I T E , PAMPLONA.—Imprenta, Librería y Centro de suscripciones de Jesús García, calle de la Estafeta, número 31 192 LA AVALANCHA fiaos especiales para enfermos g convalecientes CAJA DE AHORROS DE MUCHAS »1ETALICAS [ELABORADOS LOS AÑOS 1888 y 89 Aceites finos de oliva y especiales para toda clase de lámparas. Vinos garantizados para consagrar. Para pedidos y demás dirigirse al almacén de aceites de D. Agapito Peralta, S. Miguel, 22, Pamplona. SOMBRERERÍA DE AZNAREZ • Sombreros para señores sacerdotes, desde 8 a 30 pus Solideos y gorros. Bonetes a 1*50 pesetas. 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Los informes que figuran en el prospecto, de las mes sólidas reputaciones médicas espartólas, prueban lo expuesto. DE VEPiTfl EJ*1 l i ñ S P R l f i C l P í i a E S DEPOSITO GENERAD Farmacia de Vivas Pérez ALMERÍA S Zapatería de P. MFÁRAZ Eslava, 1, Pamplona SüCUBSALES EN" TAFALLA Y SANGÜESA Abundante y variado surtido en calzado de todas clases, construido en sus talleres. Precios sin compeiencia. 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