La Avalancha : revista ilustrada. Año 30, n. 706 [i.e. 707] (24 agosto

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Año XXX
Pamplona 24 de agosto de 1924
Núm. 706
ncia
BIBLIOTECA CATÓLICO-PROPAGANDISTA
Tejería, 4O, :£."
ADMINISTRACIÓN, ESLAVA, 3
DIRECCIÓN, NAVAS DE TOLOSA, 23, 2.»
Ante la sequía del actual verano hay que pensar en las
hambres del próximo invierno.
Ante las fuentes que se agotan, y los pantanos que se
secan, y los ríos que ven disminuir el caudal de sus aguas;
Acabo de recorrer tierras, ayer fecundas, hoy converante esas matas escuálidas y esas espigas raquíticas, que
tidas en inmensos secarrales.
la sequía no dejó crecer y el calor abrasó antes de tiemLas nubes pasan sobre nuestras cabezas sin querer repo, hay que pensar en ios graneros vacíos y en las pagalarnos con el agua que encierran sus entrañas.
neras exhaustas del invierno.
Y he pensado: hoy, como
Es el hambre en perspectiva.
ayer y como siempre, el
NAVARRA
Y todo porque las nubes
hombre necesita de Dios.
no nos envían sus fecundas
Aguza su ingenio, y hace
aguas.
una nueva conquista en ei
Y no las envían porque
campo de la ciencia.
Dios
las ha barrido de los
Cree haber encontrado un
aires, y cuando aparecen, las
remedio seguro contra una
disipa, agostando nuestras
calamidad probable.
esperanzas.
Ya puede entregarse al goDios, siempre Dios.
ce de la vida.
Dios, que dispone de toYa puede volver sus esdos
los elementos.
paldas a Dios.
Dios, que los maneja seY Dios se encarga de regún su beneplácito.
cordarle que no puede presDios, que abre las cataracindir de Él.
tas
del cielo cuando quiere,
Que no se reduce todo a
y
cuando
le place las cierra.
abrir cauce a las aguas que
Dios, que hace un acto de
recogió en los pantanos.
presencia negándonos sus
Ni abonar los campos con
dones.
el polvo Fecundo que la
Nos íbamos acostumbranciencia puso al alcance de
do a prescindir de Él.
una industria altamente progresiva.
¡Tiene tantos recursos la
ciencia!
Ni disponer de máquinas
¡Tiene tan soberanas inque parecen tener ojos de
tuiciones el progreso!
mago y fuerzas de gigante.
. Dios es necesario siempre.
¿Para qué mirar arriba?
¿Para qué poner límites a
Están en sus manos las
la vanidad y al placer?
plagas que todo lo destruyen.
Hay que vivir la vida,
Está en sus manos el agua
BURLADA.=VÍsta parcial del Monasterio de las Religiosas
Y
viviría lo mejor posible.
que todo lo fecunda.
Redentorísimas
Sin frenos de ninguna
Está en sus manos la abunFoto. Aquilino Qarcia Deán
dancia y la escasez, ia vida y
clase.
Dios está bien en el seno de su eternidad, gozando de
la muerte. Y cuando se olvida, Dios lo recuerda. Recuersu propia gloria, y el hombre aquí, en el tiempo, gozandos penosos que brotan de una calamidad presente e
do de los encantos que atesora.
inevitable.
DIOS SIEMPRE
182
LA AVALANCHA
Sólo que Dios nos ha venido a recordar que Él no
preside sólo la eternidad; preside también el tiempo.
Que el hombre le está sometido siempre. ..¿~
Y debe adorarle. . .. -.
Y debe servirle.
. ..
.'..._<..,..: .. . „ . ,.
Y debe amarle.
Cumpliendo su Ley santísima. Elevándose sobre los
placeres de la tierra.
Viviendo la vida del tiempo, pero asegurando con ella
la vida de la eternidad.
No perdiendo jamás de vista las alturas de donde nos
viene todo bien, porque en ellas tiene su asiento Dios,
Dueño absoluto de todas las cosas.
Aguce su ingenio la ciencia.
Multiplique sus recursos la industria.
\ Sobre ser un derecho es un deber.
No se olvide, sin embargo, lo que a Dios se debe.
Y désele generosamente.
La tierra es tierra de dolor porque es mansión de
destierro.
Pero el dolor sería menos frecuente, y desde luego
menos penetrante, si los hombres todos rindieran sus
corazones a Dios.
E. DE LA C.
RASGOS DE LA PATRIA1
La Reconquista de Tudela
os reyes más denodados de la monarquía pirenaica parece como si hubieran tenido por ideal
supremo el dominio de las riberas del Ebro, para facilitar la expugnación de Zaragoza.
Sancho Abarca consiguió, después de reñidas
batallas, señorear en toda la Ribera, y para conservar su dominación construyó en la Bardena Real,
próxima al caudaloso río, el castillo que lleva su nombre.
A García el de Nájera se atribuye la reconquista primera
de Tudela, aunque no debieron tardar mucho los moros
en recuperarla, así como toda su comarca. Sancho Ramírez paseó sus armas victoriosas por la orilla izquierda del
Ebro, y sin poder ganar a Tudela, pero sin renunciar a
ella, puso cerco a Zaragoza, para sostener el cual edificó,
a unas cuatro leguas de esta ciudad, en la margen oriental de dicho río, la fortaleza del Castellar. Y los reyes
D. Pedro y D. Alfonso I continuaron la obra de D. Sancho Ramírez.
D. Alfonso I derrotó y mató en Valtierra al rey moro
de Zaragoza Almuzaten, y desde Valtierra revolvió sobre
las plazas de Tauste y Égea, apoderándose de ellas, y al
parecer, dominando ya desde entonces toda la orilla izquierda del Ebro. Con esíe motivo apretó más el cerco
de Zaragoza; mas como advirtiera la gran dificultad que
había de vencer a Zaragoza, dejando atrás población tan
importante y rica como Tudela, porque por el Ebro y su
margen derecha socorrían furtivamente los moros tudelanos a los zaragozanos, decidióse conquistar antes a
Tudela.
Pero Tudela se consideraba casi como plaza inexpugnable, y todos estaban conformes en la imposibilidad de
rendirla sin someterla a un largo y costoso asedio, de no
presentarse el guerrero afortunado que, con un golpe de
audacia o de habilidad, derrotara a los- moros que la defendían.
Este hombre fue D. Rotrón, conde de Alperche, el
cual, conforme al plan que dispuso, salió del Castellar
con 600 caballos y cartas del Rey para los pueblos navarros cercanos a Tudela, sujetos ya al cetro de Alfonso I,
con el fin de que le ayudaran en la empresa. Y mientras,
según Clairac, el obispo de Pamplona D. Guillermo hacía en dichos pueblos levas de gentes de armas, D. Rotrón con su hueste creo se dirigiría a Tauste, Castillo de
Sancho Abarca, Fustiñana, Cabanillas, Arguedas, Valtierra, Cadreita, Milagro y valle de Funes, para retornar y
pasar el Ebro, y por Corella y Cintruénigo, después de
recoger las milicias dispuestas, entrar'de noche en los
términos de Tudela por los olivares de la Delantera, según dice Díaz Bravo.
Al amanecer ocultó D. Rotrón gran parte de sus tropas, y con unos pocos jinetes presentóse descaradamente o orillas del Queiles, destrozando los campos de la
Albea con gran algazara. Apercibidos desde sus torres
los moros tudelanos, e irritados por la osadía cometida
por tan corto número de cristianos, dieron la señal de
alarma, y atropelladamente salieron para vengar el agravio. Al acercarse las turbas de moros, el Conde y los
suyos, como huyendo al castigo temido, fueron retirándose astutamente hasta llegar a la espesura de olivos y
frutales donde quedaron las huestes escondidas, las cuales salieron precipitada-nente, primero la caballería y después los infantes. Llegaron sin obstáculo a las puertas de
Tudela, que estaban abiertas o mal cerradas; penetrando
en la plaza; aseguraron con buenas defensas tas torres y
puntos estratégicos, y cogiendo en medio, entre unos y
otros, a los moros desparramados por la campiña, causáronles gran mortandad, después de lo cual éstos quedaron
derrotados y la ciudad en poder de los cristianos, excepto
el castillo, que, al parecer, continuó resistiendo aún algún
tiempo.
La reconquista de Tudela sucedió en agosto del año
1114. Pero, ¿en qué día? Según escribe Moret, en uno
de los últimos de dicho mes; pero Saínz y Clairac, con
otros, opinan que el día debió ser el I.° de agosto.
Moret y los que le siguen se fundan sin dudi en una
nota puesta en la copia en pergamino del Fuero de Tudela, conservada en Santa María, que dice que Tudela fue
tomada al salir el mes de agosto.
Pero los de la opinión de Sainz se apoyan en las palabras del obispo Díaz Bravo, según las cuales la tradición
constante era que Tudela se había ganado el día de San
Pedro Ad Vincula, y que, conforme a ella, la ciudad y el
cabildo tudelanos subían todos los años en procesión a
la iglesia de San Pedro, a reconocer y perpetuar ei recuerdo de la conquista. Además de que el Ayuntamiento
de Tudela, desde el año 1621, venía usando unas veneras en cuyo reverso llevaban grabada una imagen representando a San Pedro encadenado, cuya fiesta se celebraba el mismo día en que la tradición señalaba la liberación de Tudela del cauiiverio de ios moros; con otros
datos interesantes que dan carácter de gran probabilidad a la fijación del 1.° de agosto como el día en que se
verificó la reconquista de Tudela.
Sea como quiera, es lo cierto que, desde el mes de
agosto del referido año 1114, Tudela dejó de ser dominada por los mahometanos, y que su señorío, por pertenecer al conde de Alperche
D. Rotrón, y después a su sobrina y heredera D.a Margarita, pasó a formar parte de
la antigua monarquía de Pamplona, como dote aportada
por la misma a su matrimonio con el ir.fdiite D. García
Ramírez cuando éste fue proclamado Rey de Navarra.
JUAN P. ESTEBAN Y CHAVARRIA.
1
Debo manifestar que según informes muy respetables y dignos
de gratitud, que completan los de las importantes obras bio-bibliográficas consultadas, a las ediciones referidas en ei número anterior de
LA AVALANCHA, relativas a la obra In Evangelium LUCCE aberes
commentarios, escrita por el eximio Fr. Diego de Estella, hay que
agregar otra que figura ya como tercera edición en 1552 y uno de cuyos ejemplares lo posee el convento de PP. Capuchinos de Tudela.
Y aunque Rasgos de la Patria no es un tratado científico-literario,
escrito con la pretensión de ilustrar a los críticos e historiadores con
datos nuevos y juicios originales, sino una serie de artículos sencilos y modestos, destinados generalmente a recoger datos históricos
publicados antes bajo la responsabilidad de sus autores, sin embargo,
me place mucho dar tan agradable noticia, que realza aún más la labor meritísima del insigne franciscano estellés, cuya loa se proponía hacer únicamente mi artículo referido.
LA AVALANCHA
rreccionar al pobre contra el rico, no por amor a aquél»
sino por el deseo de explotar a entrambos, viene predicando, poco menos que cien años há, las siguientes o parecidas palabras: "La tierra y lo que ella contiene son patrimonio de todos; pero una clase, la menos numerosa,
ha usurpado en su provecho exclusivo este general patrimonio, dejando desheredada de esta herencia universal a la porción mayor del género humano. ¡Pobres! levantaos a pedir la porción que os corresponde, de este
legítimo patrimonio. Sois, como todos, hijos de un mismo padre, y no se concibe por qué debe haber hijos herederos e hijos desheredados. ¡Abajo los privilegios! ¡Viva ¡a igualdad social!,,
La teoría es seductora, hemos de confesarlo, y cuando
se la predica a corazones roídos por el cáncer de la miseria o aguijoneados por el estímulo de la envidia, ¡oh!
entonces es irresistible. Nada más halagüeño para el pobre que decirle: "¡Vas a ser rico!,,, así como nada más
halagüeño para el enfermo que decirle: "¡Voy a ponerte
sano!» Sin embargo, del mismo modo que los mil y un
curanderos que prometen pomposamente salud y robustez y larga vida, con misteriosos elíxires y otros remedios de bombo, suelen dejar al mísero paciente sin los
cuartos que le arrancaron, sin la esperanza que le infun-
CRÓHICAS YERAHIEOAS
POR TIERRAS DE GUIPÚZCOA
Z A R A U Z
fuera Zarauz en otro tiempo un pueblo
de pescadores. Acaso continúe siéndolo en
invierno.
Pero, en verano, esta villa coqueta, de tejados rojos, no es más que una hostelera
complaciente—y hasta un poquillo exigente también bajo sus complacencias—que entre sonrisas, halagos e "inosensias» vascas, atrae y retiene al forastero.
Y la verdad es que quien una vez vino a este bello
rincón del Cantábrico, vuelve a él indefectiblemente.
La vida aquí no puede ser más deliciosa, tranquila y
naturista.
Playa por la mañana, paseo por ia tarde, música en la
plaza Mayor por la noche, y todo a base de alpargatas
blancas y de mutua y general familiaridad.
Mar abierto y sin trabas; playa limpia, anchurosa, extensa,
de más de dos kilómetros; pueblo alegre y simpático; valle que
es un bien cuidado huerto; montes de jugoso verdor, tan reluciente como si a cada instante la
lluvia acabara de humedecerlos; horizonte iluminado por un
sol risueño que no calienta, sino que bruñe y dora mansamente...
Todo esto es Zarauz.
Y es también una gran parada de aristocráticos palacios—
Infantado, San Luis, Águilafuente, Narros, Tarifa, Lécera,
Val de Erro, Borgheto, Castelfuerte, Berna, Santa Coloma...
—refinadas mansiones de verane, semiocultas entre la fronda umbrosa de sus parques y
orladas por la policromía de
sus gayos jardines.
Y es Zarauz una serie armoniosa de ecos inconfundibles: la
sinfonía eterna y dominadora
del océano; el grito agudo e
ininteligible de las vendedoras
de pescado; el redoblante del
pregonero, siempre anunciando
•
pérdidas pintorescas; el bocinazo de los autos; sones cronométricos, quejumbrosos, místicos, de las campanas de los Franciscanos, de las Clarisas, de las Carmelitas; o el arrebatado y sonoro bordón
de la parroquia y el juguetón cimbalillo de las Anas.
Es también Zarauz el cine de películas románticas, con
su gracioso y todo, emboscado entre e! público; y la grata terraza del Cafe de la Marina, sobre la misma arena; y
el Casino, flamante construcción, en plena carretera, con
su campo de "tennis,; y los hoteles de exótica clientela;
y la ruta ideal hacia Guetaria...
Zarauz, 1924.
J. LE BRUN.
183
CASO
GUIPÚZCOA
ZARAUZ.—Vista de la terraza de la playa
Foto. B. Miranda
LOS DESHEREDADOS
I
La malignidad revolucionaria ha levantado esta palabra
en el sentido irritante que tiene hoy día, aplicada a las
clases menesterosas. Incansable en el propósito de insu-
dieron, con más la vieja enfermedad y el dolor y desconsuelo del desengaño, así los curanderos revolucionarios
que andan pregonando por ahí, en ferias y mercados, infalibles medios de bienestar para his clases desvalidas,
suelen, alfiny a la postre, dejarlas peor que estaban,
después de haberles robado su fe, su esperanza, su amor
al prójimo; después de haberse aprovechado de su candidez para los fines de su ambición y de su codicia; después de sumirlos en la desesperación de las más doradas
ilusiones desvanecidas y defraudadas.
La palabra, al parecer compasiva, pero en realidad sólo irritante, con que se aguijonea sin cesar el odio del
pobre, es la que he puesto sin cesar al frente de estas
líneas. Mi objeto es hoy desmentirla y devolverla como
un embuste al rostro de sus inventores y propagandistas.
Mi objeto es demostrarle clara y palpablemente al pobre
ás pobre, que no hay tal desheredamiento, no; que no
hay tal herencia exclusiva de felicidad para unos y tal
otra herencia de llanto exclusivo para otros; que la risa
y el llanto, la dicha y la miseria, el bienestar y la angustia, son patrimonio de todos, igualmente de todos, aunque no alcancen lodos la posesión de esas riquezas ma-
184
LA AVALANCHA
feriales en tas cuales se quiere ver cifrado todo el destino del hombre sobre ia tierra.
Para esto, amigo lector, fijaré tu atención y la división
de estos artículos en algunas claras y terminantes preguntas:
¿Es verdad que haya una clase que esté en exclusiva
posesión de los bienes de la tierra, y otra que se halla
absolutamente excluida de ella? ¿Es verdad que la Felicidad sea patrimonio exclusivo de otros?
O en menos palabras:
¿Es verdad que existen los tales desheredados que
pregona a todas horas la revolución socialista?
¿Es verdad, como enseña esta misma secta, que haya
un grupo en el mundo que puede y debe llamarse de los
dichosos?
Averigüémoslo, pueblo querido, sin prevenciones ni
rencores, con'buena fe, con imparcialidad, pesando las
razones, averiguando los hechos, dejando a un lado todo
lo que sea pasión o espíritu de partido.
•-II
Hay pobres y hay ricos: esto enseña la experiencia:
los hubo en todos tiempos; esto enseña la historia: los
habrá hasta elfinde los siglos; esto ensena el buen sentido y la Religión. Es cierto, pues, que hay hombres que
viven en posesión de los tesoros de la tierra, y otros que
viven en la privación de lo más indispensable para la vida. Todo esto es verdad, demasiada verdad.
Pero, ¿es cierto que exista una clase que haya usurpado y se haya reservado para sí la posesión de las riquezas, dejando a la otra en los horrores de la indigencia? Así lo afirmad socialismo, al llamar desheredados a
los pobres; sin embargo, su afirmación es una insigne
falsedad, un grosero embuste. La clase de ricos y la clase de pobres no forman una raza o una casta que tenga
vinculado el monopolio de la riqueza o de la pobreza para sí y para sus ascendientes y descendientes. No; los ricos de hoy son tal vez los que eran pobres hace medio
siglo, o hace medio año. Los ricos de mañana serán tal
vez los pobrecitos que gimen hay en la indigencia, y al
revés. Muchos que campan hoy, y gastan y triunfan, serán mañana, o dentro de algunos años, hombres de modesta posición o pobres de grandes necesidades. Para esto no necesitamos más que dar una ojeada a nuestro rededor. Las fortunas cambian de dueño a cada instante;
nada más veleidoso q:.ie sus favores: en cada población
son muy conocidas por su opulencia familias que en nuestra infancia comían el pan del obrero: en cambio, otras
que llamaron grandemente la atención en vida de nuestros abuelos, han bajado a la obscuridad, y ni el nombre
han logrado salvar del naufragio. Quien ha comparado el
vaivén de la fortuna, al subir y bajar de los arcaduces de
una noria, anduvo exactísimo en la comparación.
¿Dónde está, pues, esta clase exclusivamente dueña de
Jas riquezas, y esta otra perpetuamente condenada a la
escasez? ¿Dónde están estos privilegiados herederos y
estos infelices desheredados? ¿Dónde están? Solamente
en la imaginación ¡oca de los socialistas y en los venenosos artículos que escriben para seducir la imaginación de
sus candidos lectores. No, pueblo lector, no; es falso, es
embustero cuanto te dice en este concepto el socialismo.
El mundo y sus riquezas no son patrimonio exclusivo de
nadie, porque son patrimonio universal de todos.
Todos tenemos derecho a todo. Todos tenemos derecho a conquistarnos un pedazo de este suelo que por todos crió la bondad de nuestro Dios; a nadie se ha dicho:
"tú no poseerás,, "tú no comerás del fruto de los árboles,,, "tú no gozarás de las dulzuras de la vida,,. Mas para entrar en el goce de este derecho, para utilizarte de
él, para que el hombre se distinga en algo del león del
desierto, a quien también se concedió el goce de la naturaleza, a la par de las demás fieras, aparte de la ley de
Dios, es necesario que presida la razón a todos sus actos; es necesario que sea la justicia el nivel con que se
regulen; es indispensable que el derecho de su hermano
sea a la vez el contrapeso y el regulador de su propio
derecho.
(Continuará)
Conclusiones aprobadas en la 3.a Asamblea nacional
de Prensa Católica
Tema, V
Conclusión primera.—Se acuerda estudiar, como asunto interesantísimo, la creación de un consorcio administrativo de la Prensa Católica, diarios, semanarios, revistas, etc., cuyos fines serán:
a) Fomentar la publicidad.
b) Estudiar los medios de una mayor difusión y una
mejor circulación de los periódicos católicos.
c) Facilitar el cobro de suscripciones y anuncios.
d) Ser el órgano representativo de una cooperativa de
primeras materias.
e) Ser el gestor cerca de los poderes públicos, y de
cuantas entidades convenga, de los intereses económicos de las empresas periodísticas.
Para el cumplimiento de estos fines se acuerda establecer dentro de este consorcio:
t.° Una oficina central de publicidad, que tendrá a su
cargo el procurar anuncios nacionales y extranjeros para la Prensa Católica, e informar y asesorar a cada periódico de los medios conducentes a conseguir aquellos
que especialmente les interesen.
2.° Una oficina central de circulación, que tendrá por
objeto:
a) Infor.nar y asesorar a todos los periódicos asociados acerca del problema de su circulación.
b) Organizar la ventí por medio de quioscos, repartidores y voceadores.
c) Acudir a la subasta de exclusiva de ventas de periódicos en estaciones y puestos análogos.
d) Lograr suscripciones por medio de solicitadores especializados y colaboradores propagandistas.
e) Elaborar estadísticas de conjunto, coleccionar ficheros de suscripción y unificar en una guía completa y detallada los corresponsales administrativos.
J) Sistematizar los demás medios de propaganda—carteles anunciadores, pizarras de información, etc.,—organizando actos públicos y servicios extraordinarios con
ocasión de fiestas, peregrinaciones, etc.
g) Unificar todos los trabajos de propaganda que en
la actualidad realizan entidades beneméritas, como Damas Propagandistas, Marías del Sagrario, Conferencias
de San Vicente, etc., las cuales, sin perder la sustantividad d¿ sus valiosos trabajos, se pondrán en relación con
esta oficina, orientándose en eila de las posibilidades legales y de las ventajas efectivas de la "Buena Prensa,.
El sumar estos esfuerzos será la mejor preparación del
"Día de la Prensa Católica,, porque demostrará a los
donantes la utilidad de sus sacrificios, y permitirá la mejor aplicación de energías actualmente dispersas.
h) La oficina central designará delegados en provincias que realizarán una gestión a base de territorios y jurisdicciones bien definidos por el consorcio. Primer cuidado de estas delegaciones será el estudio de los más rápidos medios de comunicación en la región de su cargo y
de la inspección del servicio postal en lo que a la Prensa
se refiere, dando de todo ello cuenta a la oficina central.
3.° Una sección encargada del cobro de suscripciones
y anuncios, que estudiará la forma de organizar un intercambio de servicios y los medios que en cada momento
juzgue de máxima importancia.
4.° Una cooperativa de primeras materias, cuyos reglamentos se someterán en su día a la aprobación de todos los periodistas adheridos al consorcio.
Conclusión segunda.—La dirección de este consorcio
estará confiada a un consejo de administración compuesto de cinco individuos elegidos la primera vez por las publicaciones adheridas, para lo cual toda publicación diaria tendrá tres votos, y uno la que no lo sea, y en lo sucesivo el número que le corresponda a las categorías que
de común acuerdo se determinarán.
Conclusión tercera.—Es aspiración de la Asamblea que
de los fondos del Oía de la Prensa Católica, de los Le-
LA AVALANCHA
gionarios y de aquellos que para el Tesoro Nacional de
la misma se recauden en lo futuro, previas las modificaciones necesarias, se destine una parte al sostenimiento
del consorcio.
Es asimismo aspiración de la Asamblea que este consorcio sea una parte integrante de la organización general de Prensa Católica, adicionándole a la sección informativa, y que sea el gestor de cuantos intereses económicos se refieren a aquélla.
,
Tema
VI
1.° Para llevar a la práctica los acuerdos de la Asamblea, nómbrese una Comisión Ejecutiva, dejando a los
reverendísimos Prelados la designación de las personas
que crean más convenientes a este fin.
2.° Respecto a la Comisión de Prensa con carácter
permanente, con las atribuciones que los reverendísimos
Prelados les confiaran, queda a la disposición de los mismos el tiempo y forma en que deba constituirse y la delegación de facultades que hayan de concedérsele.
185
El deber que todos tenemos de velar por los prestigios de la fe que recibimos prestigiosa de nuestros antepasados, y que debemos transmitir igualmente prestigiosa
a nuestros descendientes, nos obliga a no transigir con
todo aquello que pueda redundar en su descrédito o desprecio.
Debemos apartarnos de la prensa que se solaza con
esas difamaciones o que las acoge con facilidad. Con
mucho mayor motivo debemos procurar que nuestro
dinero, el ganado con nuestro honrado trabajo, o el honradamente recibido de manos de nuestros padres, no se
emplee en U fundación o en el sostenimiento de periódicos de esa índole.
Y por otro lado, debemos contrarrestar las campañas
de difamación con campañas de rehabilitación. A la injuria debemos contestar con la querella, sin contemplaciones de ninguna clase cuando la injuria no sólo ofenda a
nuestra persona, sino a la institución o a la doctrina que
tenemos el deber de honrar.
Precisa que nos acostumbremos a estar siempre acorazados contra las flechas del enemigo.
FERNANDO.
D E L
DÍA
LA INSIDIA SECTARIA
La reforma de la Enseñanza
TRA vez la insidia sectaria ha tratado de morder en la honra de
las órdenes religiosas, suponiéndolas complicadas en el rapto de
unas infelices niñas de la calle de
Hilarión Eslava de la Corte, Ha
I usado para ello el procedimiento
de siempre: más que la acusación, la sospecha insidiosa que
se desliza suave, como no queriendo dar importancia a lo que
se dice, y aun como queriendo
disculpar y atenuar la gravedad
del mismo delito que acusa,
¿quién es capaz de sospechar de
esa manera la maligna intención de la insidia? Pero es el
caso que el delito existe, que se hacen a diario diversas
insinuaciones, y que los nombres de los religiosos y de
las órdenes a que pertenecen, aparecen continuamente
mezclados con los protagonistas del delito, sin que se
acabe de deslindar, por regla general, el carácter con que
intervienen en el mismo, aunque siempre dejándose caer,
o invitando a la opinión a que se caiga del lado de la
culpabilidad.
Y es la prensa, cierta prensa sobre todo, la que juega
en estos casos, muy a su sabor por cierto, el papel de
galeoto de semejantes escándalos.
Es cierto que existen los tribunales de justicia que han
condenado repetidas veces por este juego a los periódicos maldicientes y calumniosos; pero como no siempre
los sacerdotes y los institutos religiosos, que acaso entienden mal en este particular el espíritu de candad, se
prestan a la persecución de los difamadores, son muchas veces las que el difamador se arriesga a realizar su
empeño.
Y hemos dicho que los sacerdotes y los institutos religiosos—y que nos perdonen se lo digamos—entienden mal el espíritu de caridad, no prestándose a perseguir
a los difamadores, porque la difamación no va contra
ellos sino contra el instituto a que pertenecen y contra la
religión que profesan; y por consiguiente, al perdonar
ellos, al difamador, no perdonan la injuria inferida a ellos,
sino que se extralimitan a perdonar la injuria que se infirió a otros; además de que el castigo de su injuria tiene
más de prevención contra futuras injurias que de represión de las pasadas. Y las futuras injurias no serán tampoco contra ellos, probablemente, sino contra otros que
no tengan parte ninguna en su perdón.
A ya para un año que un feliz golpe de Estado volvió a España la tranquilidad e hizo
concebir esperanzas de regeneración.
Si ha de regenerarse España, si nuevos
ideales de fe, de patriotismo y de cultura han
de dar nueva vida al alma de la raza, lo primero que debe crearse de nuevo es un gran sistema' de
educación nacional.
Va ya para un año que expiró el antiguo régimen, y
en el campo de la educación nacional no se ha notado la
menor señal de nueva vida.
Y no por culpa del Directorio, que ha mostrado su
buena voluntad encargando al Consejo de Instrucción
Pública la formación de un nuevo plan de secunda enseñanza, que es la más necesitada de reforma, sino porque
los encargados de redactar dicho plan se dejaron guiar
por intereses de clase, y en vez de proponer la abolición del monopolio oficial, que está atrofiando la educación española y que no existe en ningún país que se precie de culto, en vez de quitar trabas y dejar correr la
savia de la cultura, multiplicaron las trabas, dificultaron
más la circulación de la savia y remacharon las cadenas
del monopolio oficial. Su proyecto ha sido unánimemente rechazado por tirios y troyanos.
No deben abordarse estos problemas de espaldas a la
realidad, sino con perfecto conocimiento de causa. En el
pueblo hay que formar ambiente para una sana y robusta reforma. La padres de familia, sobre todo, no pueden
seguir mirando con tanto despego y apatía los problemas
de la educación de sus hijos. Tienen que informarse de
las facilidades y libertad que da el Estado erí todas partes, en obra de tanta trascendencia como la educación.
Tienen que saber que en España, en mejores días, la
educación estaba mejor organizada y produjo generaciones que nos llenaron de gloria.
Estas consideraciones nos sugiere la lectura de una
obra que acaba de publicar en Bilbao ("Mensajero del
Corazón de Jesús B ) el P. Félix Restrepo, conocido ya
por sus estudios sobre la libertad de enseñanza. En la
nueva obra, titulada "La reforma de la segunda enseñanza,,, se muestra cómo está ella organizada en los más
prósperos países, y se hace un estudio muy completo e
instructivo de las vicisitudes porque ha pasado la segunda enseñanza en España, hasta llegar a la triste figura del
actual bachillerato. Recomendamos esta obra a nuestros
lectores, sobre todo a los padres de familia.
186
LA AVALANCHA
LA BATALLA DE ATAPUERGA
ñas, pero quiero que el último adiós que pronuncie para
el mundo, antes que el frío de la muerte apague las palabras en mis labios, sea la despedida que os envía para
siempre vuestra desventurada
VIII
Laura. „
Cuando llegó D. García a su reino encontróse con nuEl Rey de Navarra se sintió conmovido con la lectura
merosas mesnadas que se preparaban para entrar en
de la anterior carta, y una profunda aflicción comenzó a
Castilla. El pueblo navarro estaba dispuesto a vengar la
apoderarse de todo su ser.
infame traición que habían cometido con su Rey.
Pero no tuvo mucho tiempo para entregarse a! abatiAsí es que la llegada a Pamplona del monarca navarro
miento, porque el Rey de Castilla acababa de responder
fue motivo de inmenso júbilo y origen de no poco entua su hermano con un insulto, y se aprestaba a la pelea.
siasmo.
Entonces exclamó con furia D. García:
—Siento que la corona abrasa mis sienes.
El Rey de Navarra se hallaba poseído de grandísima
ira, porque, después de
Y quilándosela de su caagotar el caudal de su bonbeza, colocóse en ella un
NAVARRA
dad, encontróse por recasco, diciendo:
compensa con un ultraje.
—Si una muerte honAsí es que el agravio del
rosa es la corona de los
Rey inspiraba bélico arhéroes, la prefiero a la de
dor al pueblo, que ardía
los monarcas deshonraen deseos de justísima
dos.
venganza.
IX
Pero el monarca navarro, queriendo proceder
Era el día 1. de sepaún con la prudencia del
tiembre de 1054.
rey que no quiere comLos montes de Oca abriprometer la sangre de sus
gaban entre sus sierras
vasallos, dirigió un mendos ejércitos cristianos. Hl
saje al Rey de Castilla,
primero, mucho menor
pidiéndote cumplida satisque el segundo, hallábase
facción de aquel atropello
al mando del monarca nacometido en la persona
varro, y el otro, al de su
del monarca navarro, y al
hermano D. Fernando.
mismo tiempo, la extradiEn el fatídico reloj de
ción de Fortún Sancho,
las represalias cayó el grapara que, como traidor a
no de la ofensa, envuelto
la patria, fuese juzgado
en venganza. Había, pues,
con arreglo a fuero.
sonado la hora de satisfacerla.
En aquel entre tanto
llegó el carcelero del casEl alba comenzaba a
tillo de Cea, y solicitando
sonreír por montes y vaaudiencia del Rey, le enlles. También la muerte
tregó el pergamino o proparecía acompañarle.
mesa que firmara en su
D. García, al frente de
prisión D. García, dándosus huestes y un escuale, al mismo tiempo, una
drón de árabes, feudatacarta que decía así:
rios suyos, había dado
vista al ejército castellano.
"Rey de Navarra: En
La afrenta del castillo de
esta ocasión debiera huCea nublaba el esplendomedecer la pluma en mi
roso blasón de Navarra,
pena, aunque, después de
y la nobleza del Reino
todo, os escribo con lágriacudía con su Rey y el
mas, y las lágrimas son
ejército a devolverle su
las penas desleídas.
antiguo
brillo.Algún horóscopo fatal
debió brillar el día de mi
Apenas amaneció, vanacimiento en el horizonrios emisarios del campo
PAMPLONA.—Fachada principal de la Santa Iglesia Catedral
te de mi existencia, porde don Fernando pisaron
boto. Alejandro de León
que la desgracia siempre
los reales del navarro con
se cernió sobre mí, como el águila que no abandona su
mensajes de paz, y algunos santos varones se acercaron
presa desde el momento que la ha distinguido. Pero aun
también a D. García para que depusiese su ira, justamentengo tiempo de remediar mis desventuras.
te provocada.
Mañana mismo, cuando mi marido se halle todavía enPero el Rey de Navarra, cuando recordaba que su
tregado al torpe beleño que por vos le suministré, el alba
hermano había aherrojado al primogénito de la familia,
me sorprenderá muy lejos de aquí, y en una cueva de
sin más pretexto que una infame calumnia, experimentalos montes de Asturias ocultaré mis sufrimientos; en sus
ba un violento zumbido que le decía: "¡Venganza!,,, y su
tinieblas, mi conciencia hallará luz, porque la del día no
venganza sólo se desalteraba con sangre. Así es que no
sonríe a los desgraciados como yo, y sólo la de Dios depudo escuchar ninguna voz de paz, porque para esa pabe ya iluminar mi alma entre las escabrosas peñas donde
labra no tenía oídos.
se deslizará penitente mi existencia, hasta que cese de
Poco después del amanecer reunió a su ejército, y envivir.
tonces, sobre un negro potro que escarbaba la tierra, como si participara del impaciente deseo de su jinete, arenAdiós, pues, Rey de Navarra. Si alguna vez os acorgó a sus soldados, diciendo:
dáis de Laura, sabed que nací con el sello de la desdicha
atroquelado en mi destino, y que sólo el Eterno puede
"¡Navarros!
borrarlo.
¡Si sois vosotros los hijos de aquellos indómitos vascones que sepultaron la traición de un pueblo en las
Adiós, D. García; voy a estar sola y abandonada en
crestas de Roncesvalles, probad que no ha degenerado
una gruta, sin que nadie tome participación en mis pe-
LA AVALANCHA
vuestra raza! ¡Si sabéis que la deshonra es el infierno de
la historia, porque condena para siempre, afilad el hierro
de vuestras armas hasta que se desgasten las rocas!
¡Acordaos que Castilla ha escupido al rostro de Navarra, y cuando a Navarra ultrajan, sus hijos llevan en la
frente el estigma del deshonor!
Luchad, pues, hasta que la victoria o la muerte sean
vuestros únicos trofeos!
Pero antes que sobrevivir a la afrenta, bajemos a la
tumba, envueltos en el sudario de una muerte gloriosa!,,
Así dijo el Rey, y el unísono de un rugido salió de
aquellos pechos, como única respuesta a las palabras del
monarca navarro.
Después, el sonido de trompetas y de tambores atronó el espacio, y en seguida, el vibrar de las cuerdas al
despedir los dardos, el silbar de la rauda flecha hendiendo los aires, el estridente ruido de las lanzas rompiéndose al choque de las cotas y mallas, el rudo golpear de las
mazas sobre los cráneos enemigos, el chasquido de las
espadas al cruzarse, iluminando el lúgubre cuadro con
las chispas que brotaban de sus aceros, y el violento saltar del yelmo despedazado, confundíanse con el ronco estertor del moribundo que se quejaba por última vez, con
el grito de victoria del vencedor y el ¡ay! de agonía que
ven, más la desean, después de escoltar a su Rey hasta
la cueva, se lanzan nuevamente a la pelea, y saltando por
encima de cadáveres, arrojan sus rodelas, y a cuerpo descubierto luchan con la desesperación del loco.
Mientras tanto D. García agoniza.
Varios ilustres prelados le auxilian, y al poco rato desaparece su nombre del reinado de Navarra.
Al cundir la fatal noticia por el campo de batalla, los
navarros sienten redoblar su furor; pero el Rey de Castilla, al contemplar el arrojo de sus enemigos, comprendiendo que es inútil su propósito de conquista, enarbola
el blanco estandarts, y la nobleza navarra hace lo mismo.
Entonces D. Fernando encamínase hacia la cueva donde yace el cadáver de su hermano, y se postra de rodillas ante su yerto cuerpo. Varios frailes entonan las últimas preces por el egregio monarca. Un jovencito que
ostenta una pequeña cota y su correspondiente armadura gime amargamente junto al cadáver de su padre. Dos
cirios amarillos dan fúnebre aspecto al cuadro que allí se
ofrece.
Pero un ilustre caballero, Sancho Fortúñez, se dirige
hacia el hijo del difunto Rey, y conduciéndole ante su
padre muerto, coge la corona de Navarra, que se halla a
sus pies. De repente todos los nobles sacan sus espadas,
NAVARRA
VALLE DE UNCITI.-Vista parcial de Artaiz
exhalaba el vencido, y con el último suspiro del que despedía a la vida y el grito de ira del que se animaba al
combate.
Aquel espectáculo iba a encontrar todavía funesta animación, porque de pronto el Rey de Navarra, en un temerario arranque, ofuscado por la cólera, se separa de
su ejército, y apenas ha traspasado una pequeña colina,
encuéntrase con un escuadrón de caballos leoneses que
había estado escondido en la espesura de un bosque.
Apenas ha tenido tiempo D. García de fijarse en la
sorpresa de un brusco ataque, cuando un golpe de lanza
le derriba del caballo, mortalmente herido. "¡Navarra
por D. Fernando!, grita Fortún Sancho, que es el que
ha dado el golpe de lanzón a su antiguo monarca; pero
los navarros han hecho un círculo para proteger a su
Rey, y ante D. García moribundo se revuelven en deseos de vengarle. Como fieras, que cuanta más sangre
Foto. Aquilino García Deán
enmohecidas por la sangre del contrario. D. Fernando
acude al sitio donde se halla el cadáver de su hermano y
coloca la corona de Navarra sobre la frente de su sobrino.
—¡Navarros!—les dice.—¿Juráis defender hasta la
muerte a vuestro rey D. Sancho?
Un "sí, grave y solemne repercutió por las bóvedas
de aquella cueva; se alzaron las espadas, y después de
terminado el juramento, volvieron a meterse en sus vainas.
Entonces un anciano religioso se destacó del grupo de
frailes que se encontraba rezando por el difunto Rey. Era
el abad Pedro.
—Rey D. Sancho—dijo, dirigiéndose al proclamado
rey,—ved las grandezas humanas donde tienen su epílogo. Vuestro padre ha muerto, y ante su cadáver podéis
conocer qué significan las diademas que hoy ostenta vuestra frente. El que ha reinado sobre un vasto territorio, ha
pagado ya su tributo a la muerte. D. Sancho, escuchad
188
LA AVALANCHA
la última palabra de un viejo religioso. Imitad a vuestro
padre en su conducta grande y generosa siempre; pero
imitadle en el cumplimiento de sus deberes para con el
Monarca de todo e! universo. Y antes que las cenizas de
la muerte oculten mis descarnados huesos, permitid que
el abad Pedro os recomiende la virtud como el más bello distintivo de un príncipe. ¡Rey de Navarra, sed virtuoso, porque la virtud es una perla que, engarzada en la
corona de los reyes, no se desgasta cuanto más se usa, y
desgajada por la muerte, es la crisálida de otra corona
inmortal que Dios ciñe en el cielo a los bienaventurados!
IGNACIO MENA Y SOBRINO.
Pamplona, 1.° de julio de 1882.
Los dos amores del pueblo estéis
(Lo que siente iodo hijo de Estella,
aunque no siempre lo diga en verso.)
Llevo yo dos amores dentro del alma,
Resplandores del cielo, luz del edén,
Y, siendo en mis tormentas dichosa calma,
Cual tesoro sagrado los guardo bien.
Y son ambos gemelos. En un instante
Brillaron con la aurora de mi razón,
Y me dijeron, puestos los dos delante:
"¿Quieres darnos morada en tu corazón?,,
Y yo les dije: "Amigos: el alma mía
Sedienta está de amores, quiere vivir,
Mas no quiere emociones de un solo día
Que al entrar en su seno la hagan morir.
,,Yo quiero un amor puro como la brisa
Que orea, sin quebrarla, la tierna flor;
Yo quiero un sentimiento y una sonrisa
Que, al vibrar en mi alma, la hagan mejor.
nYo quiero amor que dure, amor eterno,
Amor que sea honrado y dulce a la par, '
Porque amores impuros como el infierno,
Si llegan a mi puerta no han de pasar.,,
Aparecióse entonces visión hermosa
Que recorrió el espacio y llegó hasta mi,
Y sonó delicada voz armoniosa
Que, habiéndome al oído, me dijo así:
"Nuestro amor es del cielo, alma querida,
Y no es una deshonra ni una ilusión,
Es un eco celeste de la otra vida,
Es una llama pura del corazón.
Y extendiendo sus alas, de amor ansiosa,
El alma mía vuelve de uno a otro amor,
Como vuelve ligera la mariposa
Para libar el néctar de ñor en flor.
Esa preciosa imagen, radiante y bella,
Que en la Santa Colina veo brillar,
En el mar de mi vida es una estrella,
Y con ella no puedo yo naufragar.
Y cuando en los horrores de mi combate
Quiero aumentar mi fuerza, tener más luz,
El amcr que en mi pecho ardoroso late,
Llama al Santo bendito puesto en la Cruz.
San Andrés y María guían mi nave;
Ella es la capitana; él, timonel;
Y si cruza los aires segura el ave,
Mejor cruza las aguas nuestro bajel.
Ese doble amor puro, piedra preciosa
Que lleva al alma mía del cielo en pos,
Es antes que mis padres y que mi esposa,
Es antes que mis hijos: es como Dios.
Es Dios mismo, mostrando su eterno cielo;
Es Dios mismo, llamando con voz de padre;
Es Dios, que me levanta del triste suelo,
En brazos del Apóstol y de su Madre.
Cuando paso ante el templo, del arte encanto,
Resistente a los siglos como el granito,
Brilla siempre en mi mente ei Apóstol santo
Y repiten mis labios: "¡Sea bendito!,,
=
Sacrosantos amores, fuego divino,
Resplandores sagrados, luz de mi fe;
Aunque la patria es bella, es arduo el camino
Mas si voy con vosotros, yo llegaré.
Venza el corazón mío en esta contienda,
Y ante él ríndase el mundo con sus halagos,
Y guiadlo si pierde la hermosa senda,
Como guió la estrella a los Reyes Magos.
Y cuando herido el cuerpo y el alma herida.
Os llame desde el fondo de mi dolor,
Venid Apóstol sanio y Madre querida,
Venid hasta mi lecho con vuestro amor.
Venid con vuestros santos, dulces cariños,
Y cortando los aires en raudo vuelo,
Como llevan las madres sus tiernos niños,
Llevadme a la presencia del Dios del cielo.
„Roban nuestro cariño las almas buenas,
Y la tuya queremos cuan grande es.
¡Que para ti comiencen horas serenas!
¡Soy la Virgen del Puy! ¡Yo, San Andrés!»
¡Ay! exclamé yo entonces, transverberado
Por el dardo precioso del dulce amar:
Abre, corazón mío, enamorado,
Abre tus grandes puertas de par en par.
Ábrelas, y que pasen esos dos reyes.
Ríndeles tus ideas y tu sentir,
Y vive siempre esclavo bajo sus leyes,
Y que sean tus dueños hasta morir.
Y entraron los dos reyes el mismo día
En el alma cristiana de este estellés,
Y en ella tengo un trono para María,
Junto al trono sagrado de San Andrés.
I
Cuando, muertos sus rayos, ei sol declina
Y abandona mi cuerpo dura tarea,
Miro siempre a la Virgen de la colina,
Y el corazón repite: "¡Bsndita sea!»
AMANDO PAZ.
DE
AGTUA.L.IDAO
LA MODA Y LA IGLESIA
A doña
Discretísima señora: Alarmada por los "progresos,
que va haciendo la moda en esto de "no acabar de vestirse,,, como donosamente ha dicho el Sr. Obispo de Málaga, me pide usted que escriba algo acerca de la actitud
que párrocos y prelados han adoptado contra la moda
reinante. Esta actitud es la que corresponde a los Pasto-
LA AVALANCHA
res encargados de la dirección espiritual del pueblo, y de
vigilar y enseñar no solo en asuntos de fe, sino de costumbres.
Cansados de predicar, poco menos que en vano, sobre
el pecado de escándalo, han resuelto meter en razón a
las mujeres que todavía frecuentan los sacramentos y
oyen misa y visitan el sagrario, dándoles a escoger entre
esto y aquello, es decir, entre presentarse en el templo
con la compostura que ordena San Pablo, o seguir las
ordenanzas de la moda.
Evidentemente, los prelados tienen razón. Ya que la
moda manda en la calle, en la casa y en el teatro, que no
mande también en la casa de Dios. Y no es mucho pedir
que, puesto que las mujeres saben componérselas para
tener traje de calle y traje de casa, y algunas el de "soireen y de teatros y para otras varias cosas y actos, tengan también el propio y apropiado para los actos de devoción.
Los obispos son maestros, como digo, en las cosas que
afectan a las costumbres, y además son los párrocos las
únicas autoridades que pueden resolver sobre el modo y
manera de estar en los templos, y los únicos que pueden
permitir o negar la permanencia en ellos. Y así como en
reuniones y fiestas se impone a veces el ir de etiqueta, y
al que no be acomoda a ello se le echa con buenos o con
malos modos, aun del teatro, no es cosa de poner el grito en el cíelo porque un párroco se resuelva a manifestar a una señora que con el traje que lleva no la es lícito
estar en el templo. La única diferencia está en que el
traje de "etiqueta, femenino no es, precisamente, el de
etiqueta de las iglesia-, sino todo lo contrario.
Porque si los párrocos y los obispr>s no trazaran esa
raya entre lo que consideran traje completo y traje " i n completo,,, se llegaría al absurdo de que, si a la moda se
le antojase, la iglesia llegaría a convertirse en salón de
baüe, aunque sin baile, y de unas en otras libertades de
indumentaria, podría llegarse a la mayor licencia. No; a
la iglesia no se puede ir como se quiera, sino como quiera el que es en ella única autoridad, y mientras lo que
esa autoridad alegue sea, naturalmente, la necesidad de
la honestidad y el recito. Y digo esto, porque podría ocurrir el caso de volverse loco el cura y mandar cosas a lo
loco; pero por encima de él, y para atarle si fuese preciso, existe la autoridad del Obispo, la única a que se debe
acudir.
De modo que si los párrocos, indudablemente asistidos
por su Prelado, se empeñan en que las mujeres acudan
a la iglesia con mangas y sin escotes, no habrá más remedio qus obedecerles, sin que se pueda apelar a autoridad alguna, ya que la única autoridad que en estas cosas está sobre el Obispo es el Papa, y el Papa ha ordenado que no se conceda audiencia alguna en el Vaticano
a las mujeres que no vayan con el escote hasta el cuello
y las mangas hasta la muñeca. Si en las visitas al Papa
se ha de vestir así, figúrese con cuanta mayor razón ha
de ser este el traje con que se visite el sagrario.
No hay, pues, remedio. No vale acudir a! alcalde, ni
al gobernador, ni a autoridad terrenal alguna, pues estas
no tienen jurisdicción en los asuntos interiores de la Iglesia. Mientras ésta conserve su libertad, su independencia
y su autoridad en las cosas que la atañen, los fieles deberán someterse a ella o separarse de su congregación. La
voz de los Pastores, a imitación del Bautista, debe poder
exclamar el "No te es ¡ícito...n Otras libertades naufragan desgraciadamente; pero esa de la Iglesia, en las cosas que le competen, debe sostenerse por encima de todo.
La lucha, pues, señora, entre la moda y la Iglesia, sólo
debe acabar de una manera, y es: acatando la mujer las
disposiciones de los Prelados en lo que toca al interior de la iglesia. Las órdenes que se han dado son severas, y ha habido prelados que han dicho que es preferible no ir a la iglesia que ir "sin acabar de vestirse».
Cuando un obispo se resuelve a "apagar la caña que aún
humea,, ¿cual no será su indignación ante la novísima
moda?
A sus pies queda, después de estas breves consideraciones, su servidor rendidísimo
ÁNGEL RUIZ Y PABLO.
189
De arboledas rodeada
y con un cielo que brilla,
sobre un monte recostada,
está la aldea adorada
de mi juventud sencilla.
Son allí los vientos suaves
y muy gratos los rumores
de sus bosques y sus valles,
son sus campiñas de flores
y ¡e arrullan muchas aves.
Tiene un gran campanario
que el sol ai ponerse dora,
y un modesto santuario
donde a la Virgen se adora
y se reza su rosario
¡Cuántas veces, al sonar
la campana de su ermita,
empezaba yo a rezar
una plegaria bendita,
frente a la ría sin par.
Plegaria sublime y santa
que con amor repetía
porque, mi madre, decía:
Hijo mío, ¡cuánto encanta
esta plegaria a María!
Veloz el tiempo ha corrido,
y aquel acento amoroso
de una madre... se ha perdido,
pero un recuerdo piadoso
siempre en mi pecho ha vivido.
Y cuando siento sonar
la campana de una ermita,
nunca la puedo olvidar:
pienso en la Virgen bendita,
y lloro y rezo a la par.
Este recuerdo piadoso
siempre la paz ha llevado
a mi alma dolorida,
y él es el que me ha salvado
en los mares de !a vida.
A. C
NUESTROS GRABADOS
Vista parcial del Monasterio de las Redentoristinas, en Burlada.—Este
monasterio de Religiosas
de la Orden del Santísimo Redentor se encuentra a tres
kilómetros de Pamplona, en el término jurisdiccional de
Burlada.
Construido de nueva planta, fue inaugurado el 18 de
julio de 1914, constituyendo su primera comunidad nueve religiosas procedentes del Monasterio que la misma
Orden tiene en Madrid.
En nuestro número del 24 de mayo de 1924 publicamos otra vista de este convento.
Terraza de la playa deZarauz.—Este pueblo de
Guipúzcoa dista de San Sebastián 25 kilómetros; posee
una hermosa p'aya para baños, cuya terraza reproduce
nuestra fotograba; estando muy concurrida durante el verano, por una escogida colonia que ha levantado magníficas casas de c^mpo.
Lean nuestros lectores la crónica veraniega que publicamos en este número.
Fachada déla Catedral de Pamplona.—El plan
de esta grandiosa fachada fue proyectado por el distinguido arquitecto D. Ventura Rodríguez, quien presentó
los planos al Cabildo el 5 de febrero de 1783. Comenzaron las obras bajo la dirección del arquitecto D, Santos
Ángel de Ochandategui, el 23 de agosto del mismo año,
las cuales fueron suspendidas a causa de la guerra con
Francia, el 31 de agosto de 1794, y se reanudaron el 7
de marzo de 1796, quedando completamente terminada
la nueva fachada de nuestra catedral el 25 de octubre de
1800, fecha en que fue inaugurada.
El coste total de las obras ascendió a un millón setecientos siete mil doscientos treinta y un reales fuertes
y siete maravedís, que hoy equivalen a 853.615 pesetas
y 60 céntimos.
Vista parcial de Artiiz.—E!
lugar de .Vtai?, perteneciente al valle o ayuntamiento de Unciti, partido judicial de Aoíz, se encuentra a 23 kilómetros cié Pamplona y confina con la villa de Urroz, Alzórriz, Zuazu y
Unciti.
La iglesia parroquial, que está dedicada a San Martín,
es una construcción románica, sobresaliendo, por la pureza de su estilo, el ábside y el pórtico, ejemplares ambos
de gran interés para el estudio de la af&ueología sagrada.
LÁ AVALANCHA
MESA REVUELTA
Por Nuestra Señora del Sagrario-—Con satisfacción
verdadera participamos a nuestros lectores que, reunido
el M. I. Cabildo Catedral, ha nombrado una comisión
del mismo, formada por los canónigos señores Laguardia, Eleta y Solabre, y el beneficiado y colaborador nuestro D. Onofre Larumbe, para que, bajo la presidencia y
dirección del limo. Sr. Obispo, organice todo lo relacionado cen la laudable idea de celebrar con la mayor brillantez, el año 1927, el centenario de ia coronación de
Santa María la Real, y propague el culto de Nuestra Señora del Sagrario.
LA AVALANCHA secundará con el mayor entusiasmo
cuanto a este efecto disponga la comisión organizadora.
Anécdota piadosa del Conde de Guaqui.—El celoso apóstol de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús,
P. Mateo Crawley, escribe desde Roma, en donde se
halla de consejero de la Embajada del Perú ante la Santa Sede, recordando que el Conde de Guaqui, grande de
España, peruano ilustre, recientemente fallecido en San
Sebastián, ha sido uno de los más entusiastas y generosos patrocinadores de la mencionada devoción en España.
Él fue, escribe el P. M. Crawley, quien en su munificencia, en su amor ardiente al Sagrado Corazón, en su
afecto acendrado a España, obsequió la gigantesca estatua del Corazón de Jesús que se eleva en el Cerro de los
Angeles.
"Días después de la entronización oficial del 30 de
mayo—copiamos de la carta del P. Mateo Crawley,—el
Conde, a la vez que se congratulaba de la incomparable
ceremonia, me decía en tono de amable queja: "¿Por qué
no se me dijo que diera, en vez de una estatua en piedra,
una en bsonce? Aunque hubiera costado diez veces más,
la hubiera regalado gustosísimo al Secretario de la Entronización, y así hubiera sido más digna del Sagrado Corazón de España.„
Rogamos a nuestros lectores una oración por el alma
del Conde de Guaqui, dechado de caballeros cristianos,
admirable peruano que reunía en grado eminente las virtudes de la raza española.
La fe de un sabio.—Al célebre naturalista moderno
J. H. Fabre, a quien Víctor Hugo llamó "Hornero de los
insectos», preguntaron el mismo día en que se celebraba
el jubileo de 60 años de observación y estudio: "¿Cree
usted en Dios?,, Respondió: "Casi no puedo decir que
creo en Dios, porque lo veo. Sin Dios todo es para mí
misterio y obscuridad. Esa convicción ia he llevado siempre conmigo, o por mejor decir, en el curso de mis estudios se ha ido perfeccionando y grabando más hondamente en mi alma. Antes me arrancarían la piel que la
creencia en Dios.B
Congreso Internacional en Venecia.—Con el apoyo
y bendición del Emmo. Sr. Cardenal La Fontaine, Patriarca de Venecia, tuvo lugar del 15 al 20 de agosto,
en esta incomparable ciudad de Italia, el IV Congreso Internacional de Acción Católica, organizado por la internacional I KA.
Esta Internacional Católica, fundada en Austria, y
que en años anteriores organizó los Congresos Internacionales de Graz, Luxemburgo y Constanza, ha trasladado su Oficina Central a Zug (Suiza).
Los españoles fueron invitados especialmente, en documento que leyó el limo. Sr. Polo Benito, Deán de Toledo, en la sesión de Clausura de la Asamblea Nacional
de Prensa Católica.
La racha de estafas.—¿Qué racha de estafas es esta?
Pocas veces como ahora sucediéronse con tal persistencia. Las columnas de los periódicos recogen casi a diario
noticias de ese cariz.
Otra estafa, y^otra^y otra../ Y no sabemos adonde va-
mos a parar por este camino. Parece que es una enfermedad epidémica,
Pero no: es la consecuencia del ambiente, del ansia
inmoderada de lujo y de placer que se enseñoreó en los
ambiciosos cuando corrían los años de las vacas gordas.
Luego, al llegar la calma de los años sin oro, de las vacas flacas y extenuadas, no quisieron resignarse a la renuncia que imponían las circunstancias. Quisieron proseguir aquella vida, con mayor tren acaso, fuera como
fuera.
Y unos cuantos de estos desgraciados, ayunos de lo
que debieran saber, cayeron en la tentación que ha de
ser su deshonra y su apartamiento de la sociedad.
La significación de estos hechos, tan insistentemente
repetidos, es dolorosa. Pregona una ausencia de religión,
de moral y de honor, que debe preocupar hondamente a
los educadores. Hay que educar, hay que educar con religión y con moral; de lo contrario, no será posible evitar
estos hechos que tan poco dicen en favor de un país y
que llevan camino de sucederse sin interrupción, al menos por una temporada.
Las rachas de las estafas, como las de los suicidios,
como las de los crímenes llamados pasionales, son muy
alarmantes.
EI General dé los Jesuítas y la Familia Real.—El
P. I.edochowski, General de la Compañía de Jesús, que
se halla en Comillas, reponiéndose de su delicada salud,
estuvo el jueves de la semana pasada en el palacio rea!
de la Magdalena, en Santander, donde, invitado por el
Rey, se quedó a almorzar. La audiencia particular entre
su majestad y el P. General de losjesuitas fue muy extensa. El P. Ledochowski habló también extensamente
con S. M. la Reina, SS. AA. RR. el Príncipe y los infantes, y los palatinos que se hallaban de servicio.
Respecto a nuestros Reyes, a quienes ya conocía desde su visita en Roma, confirmó la muy agradable impresión que entonces recibió, a juzgar por los sinceros elogios que el General de losjesuitas hace de los monarcas
españoles.
El Riño. P. Ledochowski se muestra muy satisfecho
de su viaje a España y de la labor que en la patria de
San Ignacio realizan sus dignos Hijos. Uno de los motivos de mayor satisfacción para él, y en verdad que bien
legítimo, es el fruto de los centros de enseñanza dirigidos por los Padres de la Compañía. Ocupando cargos
muy preeminentes en todas las manifestaciones de la vida nacional se ha encontrado ex alumnos de esos centros
docentes, que le han saludado agradecidos. En el palacio
de la Magdalena, entre los comensales de la mesa real,
se hallaban tres altas personalidades muy afectas a nuestros Reyes, que se honraban en declarar que habían cursado su carrera en colegios dirigidos por Padres de la
Compañía de jesús.
Higiene moral.—La Iglesia católica arrecia en su santa campaña contra la indecencia en el vestir femenino.
Son muchas las ocasiones en que se ha negado la Sagrada Comunión a mujeres deshonestamente ataviadas. No
hay que decir si encontramos plausible esta actitud de
las autoridades espirituales, en materia tan transcendental
para el decoro público y para la moral cristiana.
Aires de fuera. La defensa del orden social.—La
Cámara de los Lores ha aprobado, por 102 votos contra
20, una proposición de ley contra la propaganda antirreligiosa y antisocial de las escuelas dominicales comunistas. De la lectura de los debates sostenidos en la alta cámara inglesa se desprende que las enseñanzas dadas en
tales escuelas estaban calcadas en las que en España predicaban las escuelas modernas tipo Ferrer, que no han
desaparecido ciertamente del país.
El antipatriotismo, el cuito a la violencia, el amor libre, el ateísmo, son las piedras fundamentales de esta enseñanza.
Bien han hecho en Inglaterra, rechazando tan perversas enseñanzas.
LA AVALANCHA
NI UNA PALABRA MAS
(Al
doctor J.
K..)
—¿En qué piensas?
Generalmente, cuando su mujer le hacía esta pregunta,
el doctor respondía:
—En ti.
Aquella tarde, sin embargo, continuó algunos instantes
revolviendo la sopa, y sin mirar a su mujer, añadió con
los ojos fijos en el plato:
—¡Pienso en que soy un imbécil!
—Y... ¿se podrá saber por qué?
—Pues porque me he dejado cazar en la ratonera...
¡Ah!... Y no hay remedio... Estoy cogido, admirablemente cogido...
—Pero, ¿de quién se trata?
—De una tal Rosa Ana Papereu, cama núm. 14.
—¿Acaso la has prestado dinero?
—¡Si no fuera más que eso!... ¡Le he dado mi firma!...
—¿Cómo es eso?
—¡Ha sido muy sencillo!... Y ahora me va a poner en
ridículo delante del mundo entero.
La joven esposa miró a su marido, no sabiendo si bromeaba o si hablaba seriamente.
Pequeño, flaco y enjuto, siempre erguido, el doctor
ofrecía ordinariamente la impresión de ser adusto. Mas
este día tenía un aire furioso, disgustado, ensoberbecido.
—... ¡Y por una Mlle. Rosa Ana Papereul!—exclamó
amargamente, agitando la mano con gesto violento.
—¿Sabes que no comprendo una palabra de toda esa
historia?
—Pues es bien sencilla... Y de tu gusto, ya que sí trata de peregrinaciones y de beaterío.
—Veamos, explícate.
El doctor acabó de tomar la sopa y se enjugó meticulosamente los labios.
—Tú ya sabes que es una norma de mi conducid el
no dar nunca jamás, nunca jamás, certificados de enfermedad para Lourdes.
—Norma de la que todavía no he comprendido el motivo...
—¡Hay tantas cosas que tú no comprendes!
—¡Gracias!
—... Esa Rosa Ana Papereu es una soltera vieja, una
carcamal, una ruina. Hace cinco meses, sin éxito alguno,
la estaba yo cuidando de una gravísima inflamación del
píloro que impedía por completo sus digestiones... Su
mal era bien claro... Tras de! menor alimento que tomaba, pasaba por crisis terribles, contra las cuales todo resultaba impotente. A consecuencia de este desastroso estado, hacía seis semanas que se iba apoderando de ella
la tuberculosis. Entonces, como por casualidad, así, con
aire inocente, me pidió un certificado dando cuenta de su
enfermedad. Yo, bonachón como siempre, se io di, creyéndome que sería para solicitar su admisión en un asilo
o para obtener algún socorro... Sin embargo, me chocó
la alegría que demostró al recibir la certificación. Y hoy...
¡qué es lo que he sabido por estúpido telegrama!...
¡Apuesto cualquier cosa a que no lo adivinas!
—... ¿Se ha curado en Lourdes?...
—¿Ya lo sabías?
—No... pero la deducción está al alcance de un niño.
—¿A ti te parece eso... a ti?
—Sí, por cierto. Era una mujer a quien tú cuidabas
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hacía seis meses... no aliviabas ninguno de sus sufrimientos... ha ido a curarse a Lourdes... yo encuentro la
cosa muy lógica.
—¡Pues entonces, que no me hubiera pedido la certificación!
—Le era necesaria para ir allá.
—¡Eso es lo que me asombra!... ¡Y si no me agrada a
mí el robustecer con mi autoridad una peregrinación que
mi inteligencia no puede admitir!
Y diciendo esto, el doctor se irguió sobre su silla en
rígida espectación.
—¡... el robustecer con una autoridad una peregrinación que tu inteligencia no puede admitir!...
¡Pobre amigo!
Hubo entonces un silencio molesto, como si la esposa,
antes de continuar, dejase que se atenuara en ella la impresión de piedad producida por la frase orgullosa de
su marido.
Al fin rompió la primera el silencio:
—Pero, ¿admites que tu enferma ha sido curada?
—Los médicos de allá lo afirman, y un interno la ha
visto comer cosas que normalmente la hubiesen matado.
—Entonces, cada vez te comprendo menos; porque,
como médico, debías alegrarte de ver a tu enferma curada.
—Que se cure, si quiere, pero sin mi firma.
—-¿Por qué?
—¡Ya te lo he dicho!
—¡Y las razones que das no son dignas de ti!
—¿Cómo es eso?
—¡Lo que digo!... Obras como si tuvieras miedo de la
luz... Tú sientes que en Lourdes hay algo más que está
por encima de tus alcances, y en lugar de inclinarte, o al
menos de estudiar eso, haces la obstrucción ciegamente.
¡Niegas tu firma! ¡Y tú encuentras grande tu actitud, digna de esa ciencia cuyo nombre pronuncias con un énfasis casi ridículo!
—¡Yo encuentro mi actitud muy prudente!
—¡Ah!, sí; ya comprendo... Tú sigues la medicina oportunista; eso es más provechoso que seguir la medicina
científica, y que ir a documentarla al misino Lourdes...
—¡Yo... a Lourdes!... ¡No sabes quién soy!
—¿A qué viene eso? Es innegable que en Lourdes se
realizan curaciones estupendas, fuera de toda sugestión y
de toda influencia nerviosa... Parecía, pues, muy lógico
que tú, cuya misión es curar, te interesaras por esos casos, de los cuales muchos han pasado ya a tus mismos
ojos... han tenido lugar en enfermos tuyos. Tú mismo
has ido a Vittel, sin otro objeto que el de analizar una
fuente para un enfermo...
—¡En mi cartera llevo el análisis de tu agua de Lourdes!
—¿Y qué has hallado en ella?
—Nada...
—¡Pues eso es más raro!...
—¡A pesar de todo, yo no iré nunca a Lourdes! Tú y
toda tu cofradía podéis lamentar mi decisión.
—¡Vé, al menos, a Nuestra Señora de las Victorias, y
oirás allí cuanto ha acontecido durante la peregrinación
nacional!
—¡Jamás!
—¿Y por qué?
—Porque...
—Porque... ¿qué...?
Entonces el doctor se levantó exasperado. Daba compasión ver a aquel hombre, muy inteligente a pesar de
todo, pasearse con la servilleta en la mano, agitarse, incapaz de razonar, como un epiléptico... y, ante la clara y
tranquila pregunta de su mujer, responder como una criatura terca, acorralada en sus antojos:
—Porque... bien... porque... Y además... ¿sabes?... ¡Ni
una palabra más! ¿Oyes?...
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