Anuario 1985 - Colegio San Luis

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SANLUISINOS DESTACADOS
ANDRÉS SABELLA GÁLVEZ
BIOGRAFIA
Nació en Antofagasta el 13 de diciembre de 1912, hijo de Andrés Sabella Signora y
Carmela Gálvez, de origen palestino y chileno respectivamente. Realizó sus estudios
primarios y secundarios en el Colegio San Luis de Antofagasta, egresando de sus aulas
en 1931, siendo compañero de generación de otro destacado ex alumno don Radomiro
Tomic.
Posteriormente se traslada a Santiago donde entra a la facultad de derecho de la
Pontificia Universidad Católica de Chile. Sin embargo, sus estudios se ven
interrumpidos y los continúa en la Universidad de Chile, donde tampoco logra
finalizarlos.
En 1944 publicó su obra más conocida, la novela Norte Grande. Se le atribuye además
la creación del nombre con que es conocido el territorio que comprenden las regiones
de Tarapacá y Antofagasta.
En 1967, junto a Nicolás Velasco del Campo, creó la Escuela de Periodismo de la
Universidad Católica del Norte. Recibió el grado Doctor Honoris Causa de la
universidad en 1977, donde había ejercido con anterioridad como docente. Fue además
miembro de la Academia Chilena de la Lengua desde 1978.
Falleció en Iquique el 26 de agosto de 1989.
Obras:
Rumbo indeciso (1930)
La mugre (1934)
Vecindario de palomas (1941)
Norte Grande (1944)
Chile, fértil provincia (1945)
Martín Gala (1952)
El caballo en mi mano (1953)
Canciones para que el mar juegue con nosotros (1964)
Un niño más el mar (1972)
Célula Cristo. Sobre La Biblia Un Pan Duro. La Estrella Del Hombre. (1972)
Revista 1929 - 30
dos "suelios" de quevedo y una obra de jenaro prieto
a luís urzúa u
Créame, Don Luis, hace tiempo que no lo leo. Su libro lo he visto a vuelo
de pájaro. Pero antes ya había conocido algo de Prieto más o menos parecido.
Me refiero a "Un muerto de mal criterio”, y creo no equivocarme demasiado en
los juicios que voy a emitir.
Claro está, a Ud. no podía negarme. Tenga, pues, mi opinión.
De niño conocí a Quevedo como un notable humorista.
Un concepto así—nacido de un modo tan superficial—es difícil
conservarlo; pero después de leer sus dos cuentos, estoy convencido de ello, y
aún más, he gozado bastante con la flexible emoción de sus lecturas Es ameno.
Sabe interesar.
El humorismo es la forma más amarga y más humana de decirlo que
somos ¿no es verdad?
Entonces, ¿qué es una caricatura? ¿no es ella el insulto a nuestra cojera,
a nuestro esnobismo o a nuestra virtud?
Prieto es gemelo de Quevedo.
Yo quisiera tener su cráneo para divertirme con esa cabezota tan buena y
tan humana.
Don Luis: "El sueño de las calaveras" y “El alguacil alguacilado" quedan-a mi concepto—cien codos atrás de Prieto: pero eso es insignificante, puesto
que ambos nos azucaran la abulia con la picardía y el buen gusto.
andrés sabella galvez
GRABADO EN MADERA
para enirrike miralles.
El espíritu vanguardista de Sabella lo ha hecho buscar` en la "ortografía rrazional" un
motivo de modernidad para sus temas nunca escasos de caprichos y originalidades.
Esta rebeldía contra normas convencionales del idioma, que tal ves el progreso haga
desaparecer, acaso escandalizará a algún gramático puntilloso que se quedó clavado
en el pretérito; pero no hay motivo, porque el molde fondo y forma del presente artículo
ostenta una de las fases más humanas del pensamiento: son incontenible tendencia
iconoclasta que lo obliga a remozar conceptos e instituciones. Y esto aún cuando se
aboque con el martirio, o el ridículo, arma propicia del vulgo, le descargue su latigazo
de hiena. De este modo se ha fabricado la civilización. LVCIO REYES.
PORTIKO
komo una llubia de papel pikado ban cayendo mis palabras de todos kolores, i nuestra
amistad komo un niño de rrodillas empieza a rrekojerlas.
I DIZE EL GRABADOR: enrrike miralles bebe en las norias del talento el "ache dos o"
de la inspiración.
su alma de artista tiene el rresfrío króniko de las ambiziones, i kon el dorado pañuelo
de sus diezisiete años, aze señas a imájenes imposibles, i a ombres nerbudos
trazados con el karbón del ideal.
sus ojos parezen dos rrefiektores en buska de un motibo o una flor, y sus dibujos
tienen la línea nerbiosa, ke komo un látigo ba kayendo sobre las nalgas de la perfekzión.
KALLA EL GRABADOR AUDAS Y ABLA UNÍ OMBRE BULGAR:
—¡baya un artista, sin korbata flotante ¡ sin chambergo...!
el imbézil se kalla.
su boka se zierra komo un kofre ke uarda una filosofía o una tontera ke es lo mismo.
yo le miro, i béole prendida al kuello una kilométrica. korbata ke pareze un pedaso de
zielo, i le suelto este baladro:
"LOS PERROS SIN DUEÑOS SON NIAS BOHEMIOS KE OMBRES, LOS KE KEREN
SERLO”
i bien un silenzio iróniko.
SALTA UNA IMAJEN DE -MIRALLES Y KAE A MIS PIES:
—tú ombre, dios o poeta, imbézil, lo ke seas, dame un beso...!
la pluma de miralles le da bida a sus mujeres i yo temo a ese abismo de karne ke se
tiende a mis pies komo una súplika.
i me boi corriendo a mi kasa, mientras la imájen de tinta, llora komo una istérika.
GRABADO EN MADERA
un señor ke tiene ansias afemeninadas de ser poeta, a dicho ke miralles tiene un
talento sorprendente, i no se a ekibokado.
en días pasados, komo un niño ke muestra sus jugetes, enseñé a ese señor dos
trabajos de mi buen amigo, i piropeó a sus imájenes komo a mujeres bonitas, y esto a
sido lo peor: EL APLAUSO DE UN ARTISTA KON NOBENTA Y NUEBE POR ZIENTO
DE BULGARIDAD...
andrés sabela galbes
mil nobezientos beintinuebe.
Revista 1930 - 31
(para Radomiro Tomic R.)
LA PEREZA DEL LUNES
La pereza tiene cara de escéptica, o mejor de mujer desengañada
¡Es simpática sin embargo!
Yo sov un gran perezoso interior. Amo la negligencia no por lo que representa,
sino por el encanto sorpresivo que nos prodiga. No ser nada, no pensar nada.. ¿Y el
mañana?
Ese es el juego de los despreocupados: no ser nada, no pensar nada, y
aguardar el futuro sin sobresaltos, esperanzados sólo en que el boleto de su ociosidad
tenga un premio, sea cual fuere, en esta gran lotería internacional: la vida
¿Hay, algo más horroroso que el Lunes?
Yo odio este día, que bien pudo ser el Martes o Sábado, pero que inevitablemente es insubstituible: ;EL LUNES!
Cuando el Domingo, a las 12 P. M. del día de su nombre, se desviste. se da un
estirón y cae en un letargo de seis días, aparece el Lunes con su traje de mezclilla, de
simple obrero, a encender los fuegos de las fábricas, a convertirse en pesadilla de
letras de cambio para los comerciantes, a ser la tortura de los enamorados que se ven
una vez por semana, a movilizar toda la ciudad...
Pablo de Rohka, en una de sus prosas, daba del Domingo una descripción
gráfica y colorista, que se resumía en : GRIS, GRIS, GRIS. Yo digo que el Lunes es
negro como el crimen. Es el desconcierto ante una jornada, la indecisión frente a un
problema, el gesto amargo de lo inevitable.
Correr para llegar hasta el Dosis del Domingo, lujurioso de cines, de mujeres
pintadas, de amor...y también de tedio, de mucho tedio...!
Yo no sé hablar del Lunes y tampoco de la vida. Todo, mi amigo, es como ese
día pavoroso, en que al despertar a los pitazos madrugadores de los trenes, se
derrumban los más queridos recuerdos, que se echaron en la alcancía del pasado,
para extraerlos en la Eternidad.
Hoy es Lunes. Sobre mi pesan muchas tristezas. Escribir un verso
Emborracharse. ¿Y para qué? ¡Si nada de esto tiene valor.!
El Lunes desconcierta como un desprecio.
Y después, los Domingos nos disfrazaremos de buenos muchachos y
llenaremos las calles con las risotadan de fiestas que solemos lucir como traje de
etiqueta y que más tarde colgamos decepcionadamente en las perchas del corazón…
¡Oh. el Lunes! ¡Oh, la semana entera! ¡Oh, la vida!
(Yo soy un presidario que está bajo tres llaves: la del mundo, la de los que están sobre
mí y la de mi desencanto. . . )
Andrés SABELLA GALVEZ.
De "El Tríptico de las sonrisas"
De aquella desolada infancia mía,
frágil cautiva de un dolor prematuro,
no recuerdo caricias, sino el impuro
pesar de mi orfandad sombría.
De mi orfandad sombría y negra,
esclavizada en una angustia inmortal,
que el mundo no disipa, ni alegra...
¡Yo no tuve el dulce arrullo maternal!
Mi cabellera creció sin sentir una mano
que alisara sus gráciles hebras obscuras,
y mis oídos escucharan tan solo duras
palabras de odio, de lascivia, de ambición o desgano.
Ungida con un fatal martirio
la hoguera sagrada de mi corazón
iluminó el monótono delirio
de mi desesperación.
Porque faltando en mi vida el risueño
tesoro de su alba sonrisa,
nada tenía el valor de una primicia.
¡Todo era pequeño!
Andrés Sabella Gálvez
SONETILLO
Una campesina
Lee unos versos.
(Ritmos perversos D,
musa asesina.)
La muchachita
Se despereza.
(Paz infinita
Llena de tristeza.)
Y en su boca roja
Se dibuja un gesto
De supremo anhelo.
La triste congoja,
El deseo enhiesto.
De alcanzar el cielo....
Andrés Sabella Gálvez
Revista 1966
EVOCACION DE
MEDIO SIGLO
Por ANDRÉS SABELLA G.
A veces, el protocolo debe ceder paso al amor,
guardándose de levantar sus leyes. Esta noche
de gala para nuestro colegio y para muestras
corazones, la única ley que nos rige es la del
amor; amor vivo, porque nos reunimos los hijos
de una misma fuente de alegría, de saber y de
lealtad. Creo que el "San Luis" se define en este
trino armonioso; creo que su doctrina vibra,
gozosamente, en estas tres fuerzas: alegría del
que se afana para ventaja de todos; sabiduría por
la humildad de no ignorar nuestra pequeñez; y
lealtad para, no obstante esta miseria, servir a
nuestros hermanos, apoyándolos en su
descubrimiento de la luz. Bajo el goce de estos
primeros cincueta años de tarea, los "sanluisinos"
presentes y ausentes, forjamos, ahora, el racimo
puro del afecto agradecido y estamos aquí, como
si nos vistiera, de nuevo, la infancia, para alzar el
testimonio del jubilo, diciendo, a todos los rumbos
del corazón, que siempre acertaremos a
distinguir el camino que nos traerá a la casa en
que principiamos a gustar la belleza de vivir en
unidad con el bien y con el libro, donde aprendimos la lección de la mano abierta a los
hombres; casa que recordando a la encantada de
los viejos cuentos, guarda en su mesa una lámpara, como el hada más consoladora, un trozo de
pan dorado y la copa en que bebemos el agua
entremezclada a las estrellas.
Yo podría empezar, así, estas palabras de
ternura y de evocación.
—Había una vez una casita...—, seguro de no
errar en su descripción, porque el “San Luis"
nació en una casa modesta, en calle Baquedano
361, en medio de negocios que no conjugaban
con su ímpetu de siembra. Baquedano era, entonces, una calle singular: ahí, trepidaban las
máquinas de los diarios locales, dándole una
sinfonía de agrado; ahí, en una esquina que
todavía nos duele, en su visión, jugaban niñas de
una escuela prima ría; ahí, la Policía, montaba
sus guardias y delante del colegio veíamos por
las mañanas, caballos muertos de sueño,
después de las rondas de la noche. El padre don
José Florián Blumel, al fundar el Colegio "San
Luis” por Inspiración de Monseñor don Luis Silva
Lezaeta, tal vez, sin proponérselo, prefirió una
calle con nombre de resonante historia,
Baquedano, como colocándonos a la sombra de
un chileno de arrojo; y, tal vez (y en esto va lo
importante), quiso que el mar se sintiera cerca de
nosotros, cantando casi dentro de las clases, para que aprendiéramos de su violencia, la
violencia con que debíamos atacar las flaquezas,
las cobardias y las ignorancias.
Llegábamos
al colegio de la mano de nuestros padres, viendo
cómo, a dos pasos de su puerta, el mar parecia
saludarnos del fondo de la calle y este
espectáculo azul nos volvía, extrañamente, felices.
Y luego, el fondo del colegio lucía otro vista que
nos conmovía: don José Florián había,
encargado al Maestro Zeballos, artista de
chambergo hasta su muerte, que pintara una
escena de boy scouts: ascendían éstos una
montaña, enarbolando el tricolor nacional.
Aquella bandera desplegada nos alentaba;
aquellos
niños,
posiblemente
nuestros
compañeros de más indeleble recuerdo, nos
gritaban que era prec!so subir siempre, subir,
arañándonos el alma y las rodillas, para
envolvernos en nubes, hasta tocar las estrellas.
Maravillosa primera casa del "San Luis`, en cuyas
salas resonaban los pasos enérgicos del Rector y
se oían la voz tranquila del padre Albino, la risa
contagiosa del señor Gomez, el interminable
canturreo de silabas que enseñaba el atildado
don Luis Rojas González y el vozarrón de
sargento de don Simón Zujovic Jorquera! Nuestra
infancia resurge llena de estas figuras que
vuelven hoy, como entonces a guiarnos en el
cooro de "las primeras letras" para descifrar,
pronto, esas frases, tan alemanas, que el padre
Blumel gustaba imprimir en los certificados de
notas y que constituían
verdaderas frases
marcadas, a fuego, en la conciencia. 'La mejor
herencia es la educación", "Un lugar para cada
cosa y cada cosa en su lugar"...
Un día, anunció el padre Blumel que el colegio se trasladaría de local, a uno nuevo, más amplio y
moderno. Creo que en aquella ocasión sentimos todos la primera nostalgia: Nos íbamos de la casita
estrecha, donde el calor farniliar nos fortalecía en la faena; de la casita que sonaba como quejándose de
nuestros juegos y carreras. Acaso, hubiéramos declarado una huelga..., si, en aquellos años, hubiesen
estado de moda, reclamando la inamovilidad de nuestros puestos! Pero, creíamos en disciplina teutona. Y,
una mañana de 1922, en lugar de bajar por Baquedano, subimos calle arriba, en busca del colegio recién
terminado en su primera fase. Nos deslumbró. Don Jose Florián, a la puerta, nos daba la bienvenida con
las frases rituales de su cortesía.
Los patios sonreían en su amplitud, las salas de
clases brillaban y los pizarrones eran los únicos
tristes, porque perderían rápidamente su
brillantez, con los garabatos de nuestra
ignorancia.. Sonrientes profesores cruzaban el
patio. Don Pedro Neuhausen, con su cachimba y
su guardapolvo, nos contemplaba a todos,
queriendo imprimir el sello de su autoridad cordial
en cada uno de nosotros.
Veo un juego precioso en el cambio del colegio
desde la proximidad del mar a la proximidad de
los cerros: al funcionar en Baquedano abajo, la
reserva
secreta
de
su
ensefianza
la
proporcionaba el océano; el océano nos transmitía su consejo de libertad y de horizontes; en
adelante, en Baquedano arriba, los cerros
afirmarían nuestro futuro; la piedra nortina que
nos transmitiría la dureza de su voluntad. Una
vez más, la oculta mano de la vida movía las
piezas y nuestro colegio se enriquecía de
símbolos. Principió silabeando mar, que es como
silabear vastedades, para continuar. apoyándose
en sillar de piedras costinas, que es apoyarse en
tiempo.
Veinte años fue el "San Luis" un plantel alemán
con límpido acento nacional, en cuyos programas
se vertía, al par, la enseñanza y la conciencia de
ser plantel nortino para los hijos del Norte: se nos
aceró en este pensamiento; debíamos forjar
dignamente, "la partia chica" pasa servir con
honradez y eficacia, a la Patria entera. Al pasar el
colegio, en 1936, a la Compañía de Jesus. ésta
recogió
3) EVOCACION DE MEDIO La tradición: la
resguardó, contándola como su reserva de
porvenir; y tendió nuevos puentes al mañana
para que nuestros jóvenes avanzaran, resueltos,
a la conquista de sí mismos por el encuentro con
a, Ciencias y las Letras, bajo la tutela de Dios.
Los padres jesuitas, en cuyas filas resplandecen
las cabezas creadoras de Ovalle y de Rosales de
Lacunza y de Molina, renovaron entusiasmos y
aumentaron ventajas; a la posibilidad tornaron
realidad; a la esperanza transformaron en acción
de triunfo.
Hora es que pronunciemos un nombre para
tributar en él un doble homenaje a los dos
tiempos del "San Luis": reverendo padre don
Nicanor Marambio. El es el unificador; él es el
que ata dos épocas distintas, pero inseparables
en su base, que continúa idéntica: el servicio al
Hombre en honra del Creador.
El lunes 20, después del desfile de alumnos
realizado por las calles de la ciudad, entramos
los, cincuentones, formados en legión del
recuerdo, al colegio querido: temblábamos,
realmente; temblábamos no por la marcha de
cuadras y cuadras, sino que por la larguísima
caminata de nostalgia que recorrimos, yendo de
don Floro a don Pedro, saltando de don Bruno a
don Reinaldo, del "cuate por cuate" de don
Geraldo al "cachorro" de don León, de don
Telésforo a don Estanislao, de "Lechuga" al
sapientísimo don Lucho...
Y dentro, mientras las bandas tronaban el aire y
el pueblo aplaudía, concediéndonos el mejor
laurel, el insobornable laurel popular, medité en
los patios del colegio: cuando funcionó en
Baquedano abajo, el patio pequeño parecía
inmenso para gritar la esperanza. Hoy, el patio
nuevo, grandote, (pero que va quedando
estrecho, porque el futuro se anuncia
espléndido), me pareció chico para gritar nuestra
gratitud de hijos del "San Luis"... Curiosa imagen
de la medida humana!
Pronunciando hijos, pienso en hermanos. Y el
"San Luis" cuenta con un hermano de pocos años
y pocas faltriqueras, que no podemos ignorar. Es
el Liceo "José Florián Blumel", seguramente el
monumento más cabal erigido en honra de
nuestro primer Rector. ¿Que intentamos los
mayores por el menorcito desvalido... ? En esta
hora
de
alboroto,
pensemos
en
la
responsabilidad que todos y cada uno de
nosotros tiene con este plantel, que representa,
en la tarea cotidiana, la continuación del espíritu
de don José Florián y que manifiesta, día a día,
su lección de servicio por la exaltación del espíritu.
Si esto fue un golpe al hombro, de muestras
conciencias, que estas palabras que vienen sean
lágrimas en lo alto de nuestro amor "sanluisino".
Os invito a que, de pie, en el recogido silencio da
la terneza, meditemos en nuestros compañeros
desaparecidos. Mentalmente, pasemos la lista de
nuestros muertos y sintámosles a ellos, aquí,
codo a codo, a nosotros, viviendo el momento en
que cincuenta campanas de bronce emocional
anuncian nuestro cincuentenario.
Voy a proponerles un seguro de vida contra el olvido. Creo que se debe dejar testimonio de esta noche en
un pergamino que contenga un Mensaje del Cincuentenario, con el nombre de todos los venida, con las
frases rituales presentes, dirigido a los que, de acá a cincuenta años más tarde, festejarán el primer
centenario del "San Luis". De este modo, se fundirán cien años de historia "sanluisina" y estaremos,
también entonces, asistiendo, a las alegrías centenarias; asistiendo en lo perdurable del hombre, en presencia y en vigencia espirituales.
Me ofrezco a redactarlo y sugiero que una vez confeccionado este pergamino histórico, debidamente
protegido en tubo metalico sellado, le sea entregado, en cerenional sencilla, al señor Rector para que lo
guarde en el colegio, con el cargo de pasar a cada rector en lo porvenir, la custodía de este documento.
Señor Rector, autoridades, amigos y compañeros: al comenzar este discurso de ofrecímiento, evité la cita
de rangos, (que, por lo demás, nunca aprenderé), amparado en la comprensión de ustedes. ¿Qué
ofrecemos los alumnos del "San Luis", esta noche de luminosa tensión? Ofrecemos a la ciudad la certeza
de nuestra fidelidad y su destino, ofrecemos a la Patria la verdad de nuestro amor; y ofrecemos a los que
comparten nuestra mesa cincuentenaria, la distinción de nuestros afectos: habéis bebido con nosotros el
vino grato de la conmemoración y soñado sobre el ayer y sobre el mañana del colegio. Idealmente, al aban
donar este comedor, todos llevaréis prendida a la solapa la insignia "sanluisina", en cuyas alturas avizora
un león; es el león de la hidalguía humana que nos obliga para con los demás, diciéndonos que, allí no es
una efigie de horror, sino que de honor: honor de sabernos hermanos en el fuero cristiano y humano del
amor y de la paz.
Anuario 1982
El Colegio San Luis
Arsenal de las ciencias, surco fino,
taller del corazón, casa madura,
donde el hombre dialoga con la altura, cuya voz es la
médula del trino.
En la humilde empieza tu camino, cantaron las
semillas tu ventura. Nos diste aristocracia de ternura
para aprender lo humano y lo divino. La luna de mi
infancia vuelve pura, cuando toca mi vieja coyuntura
tu puerta de panal y de molino.
Si es de fuego tu entraña y torbellino, de la raíz
aprendes rumbo y tino,
¡oh , padre de solar progenitora!
LA PRIM ERA VISITA
U na m añana de Febrero de 1920, cuando el so l del D om ingo enriqueció el cielo de
A nto fagasta, m i padre m e co ndujo lejo s de casa para una o peració n que, ento nces, m e resultó
do lo ro sa en la dulce paz de m i infancia:
— Te m atricularé en el colegio de los padres alem anes. Ya es ho ra que principies a
estudiar.
Estas palabras m e desconcertaro n: ¿qué haría en el co legio , adem ás de sufrir,
estudiando . . .? ¿Q uiénes eran "lo s padres alem anes"...? ¿Po r qué se rom pía, súbitam ente, la
o cio sidad en que co rrían m is siete años...?
N o hubo réplica. D e la m ano de m i padre, entré al Co legio "San Luis”, el que se hallaba
en la calle Baquedano , casi frente a la Po licía. Tem blaba, no puedo negarlo : tem blaba
so breco gido po r el m undo que, aho ra, se m e venía encim a:
- Este es m i hijo — explicó papá, so nriéndo le al Padre Blum el:
- A quí se hará un ho m brecito .
El Padre Blum el co ntestó, com o si dispusiese, com pletam ente, de m í. ¿Y si no deseaba
ser "un ho m brecito ", sino prefería seguir siendo un niño ?
Yo m iraba en m i ento rno lo s retrato s, los diplom as, las co sas, que ahí, en el escrito rio
del Padre Recto r, m e com enzaban a señalar cuáles eran lo s paso s que debía dar p ara alcan¬zar
el fuero de hom brecito .
Esta riqueza de ho gares no m e alegró . Salim os a la calle. M e sentía dism inuido ; co m o si
m e hubiesen arrebatado algunas alas del alm a. D istante, el m ar alzaba sus naipes azules, los
naipes de m i suerte.
EL SEÑ O R G O M EZ
- N iño s, — habló aquel jo ven nervio so , bajo y m o reno — yo soy el pro feso r de
aritm ética. Espero que to do s serán buenos alum no s. N o s divertirem o s bastante, jugando con
lo s núm ero s. Lo verán, lo verán.. .
N o recuerdo que ninguno de lo s que o ím os el discurso de prim er día de clase,
jugáram os nunca co n lo s núm ero s, ni lo intentáram o s. Lo s núm ero s so n fuerzas diabó licas,
entretenidas en to rturarnos co n la fina lanza del 1 y de engrillarno s co n el hierro del 8.
EL SEÑ O R RO JA S
Fue el prim er Luis Ro jas Go nzález que co no cí. D espués este Luis Ro jas Go nzález se m e
vo lvió cien ro stro s distinto s y un so lo nom bre no m ás...!
El "seño r Ro jas", elegante y cerem o nioso , do cto rado po r sus anteo jo s, se encargó de
co nducirno s, paso a paso, po r las cim as de la lectura y las sim as de la escritura. N uestro texto
se llam aba, precisam ente, "Paso a paso ", y escribo "cim as de la lectura", porque siem pre
Anuario 1983
LOS RECTORES
Cuando el padre José Florián Blumel aceptó el desafío de fundar el Colegio "San Luis", por
inspiración de monseñor Luis Silva Lezaeta, en 1916, entendió que era necesario que a los
progresos de Antofagasta viniera a sumarse el de una educación cimentada en Cristo. El Norte
era —y es— tierra donde no se ganan las victorias superiores del espíritu, con facilidad: a
Cristo debía enseñárselo en plenitud y en fortaleza.
La tarea se inició con modestia. Pero, henchida por la esperanza y por la fe. Empezó en una
casa que no poseía ninguna ventaja. Ahí, entramos nosotros, en 1920, conmovidos y
anhelantes. Lo que no era propicio fue venciéndose. La casita no demoró en hermosearse, en
volverse cómoda y grata, como si sus maderas, mágicamente, se estirasen para darle cabida a
más y más alumnos que pedían instruirse, allí.
La tenacidad alemana, la de don José Florián, don Floro, como lo llamábamos, no tardó en
echar alas y, un día, el colegio ascendió no, únicamente, de cuadras en la ciudad, sino de
importancia en su edificio y en sus lecciones. En 1983, posee un cuerpo respetable, fuerte,
impresionante.
La primera mano de obra del primer Rector fue continuada por los que le continuaron, ahora,
bajo la guía de la Compañía de Jesús. Si el Colegio "San Luis" nació en pañales alemanes, se
engrandeció en la tutela de los padres jesuitas. ¿Diferencias...? ¿Cómo haberlas, siendo todos
sinceros y resueltos soldados de un mismo ideal, el de Cristo Vivo en Amor y en Obras de
Amor?
El rostro del "San Luis" no varió: en 67 años, ha sido el mismo y lo seguirá siendo: el rostro de
un joven limpio que mira hacia el porvenir, confiado en que junto a él palpitan millones de
criaturas que anhelan, con ansiedad de siembra, que la paz y la solidaridad sean los cimientos
decisivos de la vida y las dos más puras ofrendas colocadas por el hombre para honra de las
Llagas de Cristo.
Nuestro colegio contó con la ventura de Rectores que, cada uno en su estilo, coincidían en su
conciencia de servicio cristiano realizado sin pequeñeces ni vacilaciones, "por esto o por
aquello". Cuando el padre Blumel cedió el bastón de mando al padre Marambio, lo hizo,
alegremente, pues no ignoraba que tras don Nicanor se alzaban los fueros de la Compañía de
Jesús, en cuya historia la cultura chilena disfruta de páginas capitales.
El padre Marambio fue el puente preciso para el paso de "un" colegio a "otro" colegio, sin
dejar de ser uno, firme y sólido. Fue el amigo que nunca cerró puertas y existió con la mitad de
su corazón cedido a los demás, latiendo por todos. Su lección se redujo a forjar la amistad,
como prenda límpida, entre sus alumnos, adoctrinándolos en la caridad sincera para con
nuestros semejantes.
Cuando el honor del mando recayó en el padre Gonzalo Errázuriz, entró al colegio una especie
de aire de transparencia y buen humor. Sin engolamientos ni acartonamientos, como si jugara,
impulsó el progreso del plantel, imprimiéndole el sello de su sapiencia y noble sencillez.
Tras de su mandato, el del padre Carlos Pomar representó la elegancia de la cultura. Pero, no
la soberbia del saber. Imponente, fino de trato y hondo de ideas, dirigió al "San Luis" dentro de
un claro impulso de espiritualidad y austeridad.
Pero, los Rectores no actuaron solos, en una lejanía de grados, porque con ellos, codo a codo,
como artesanos de una construcción bella y difícil, estuvieron los maestros, los
administrativos, los alumnos y los ex alumnos, los amigos, los padres y los apoderados, atentos
a cuanto pudiera ser de utilidad para la obra en que seguimos empeñados: mantener, en
Antofagasta, un colegio donde los libros y los sentimientos se reunan en una sola pulsación y
cada niño y cada joven entiendan que ser hombre no es ni barba venerable ni potencia de
economía, sino la conciencia de amor que nos debemos los unos a los otros, sirviendo a todos
en el logro de una existencia armoniosa, en justicia y libertad, en paz y claridad de Cristo.
Al tributar los ex alumnos, diferentes en años e iguales en afecto agradecido, este homenaje a
los Rectores del "San Luis", volvemos los ojos hacia su maestrazgo: cuatro son, como son
cuatro los puntos del mundo y nos cruza el júbilo de reconocer que el Norte está en lo alto.
Norte en lo alto de la fidelidad a la Palabra de Cristo Hermano.
Norte en lo alto de la Patria, para entregarle nuestra cuota de servicio leal al desarrollo de su
espíritu.
¡Compañeros!
¡Qué bien suena la palabra! Compañeros, porque hemos comido el mismo pan y bebido el
mismo vino en esta querida mesa de todos que es nuestro Colegio "San Luis"!
El homenaje a nuestros Rectores no concluye en un silencio. Concluya en estas palabras de
Proverbios, (21, 21) : "El que hace justicia y misericordia hallará vida y honor".
Anuario 1984
ANDRES
SABELLA
GAVEZ
Es difícil escribir algo sobre Andrés Sabella. Uno no sabe como comenzar, cuando tiene tanto
que decir y no puede hilvanar las palabras para dar a conocer lo que realmente siente por este
personaje del Norte Grande, que además es SANLUISINO de CORAZON, que siempre está
atento para tender la mano a quien sea.
Andrés, el hermano Andrés, nació en nuestra ciudad el 13 de diciembre de 1912. Ocho
años después ingresaba por vez primera al Colegio San Luis, el que se encontraba en la calle
Baquedano entre Latorre y San Martín. Aquí recibió las primeras letras con los padres
alemanes del Divino Verbo y en 1928, cuando tenía 16 años publica "13 Poemas de Vanguardia
y una ilustración", posteriormente publicó sus obras "Rumbo Indeciso", "Vecindario de
Palomas", "Norte Grande" (novela del salitre), "Chile, fértil provincia", "Sobre la Biblia un pan
duro", "Semblanza del Norte Chileno-; "Canciones para que el Mar juegue con nosotros",
"Altacopa", "Célula Cristo", "Dura Lanza", "El Mar tiene veinte años", "La paloma de cemento",
"Hombre de cuatro rumbos".
Andrés Sabella, desde 1933 edita, distribuye y regala los cuadernos "HACIA" ("Ni Cristo
ni la Poesía pueden venderse").
El Colegio San Luis de Antofagasta, el año 1983 hizo entrega de un recuerdo a su ex
alumno distinguido, por su entrega y dedicación a las letras chilenas. Hoy en este Anuario
Sanluisino 84 queremos rendir este pequeño homenaje a nuestro buen AMIGO. He aquí un
pequeño pensamiento:
"La carta me cogió en unos días tristes, sin motivo alguno, y me animó
extraordinariamente su lectura, sintiendo cómo trabajan los demás" Y otro: "Me ayudan sus
cartas y las noticias de mis hermanos, como un sueño feliz ante la realidad de todo lo que
palpamos..." Y otro: " ¡Qué alegría recibir esas cartas y saberme amigo de esos amigos!" Y otro
y mil: "Recibí carta de X y me aver-güenza pensar en mi falta de espíritu comparado con ellos".
¿Verdad que es eficaz el "apostolado epistolar?"
Eso es lo que tú haces, un verdadero apostolado en tu quehacer literario. He aquí tres de tus
obras que con mucho gusto nos has hecho llegar.
3 POEMAS DE ANDRÉS SABELLA
(De su libro recién aparecido "CETRO DE BUFON" Editorial Universitaria)
FUSILAMIENTOS DE LA MONCLOA
Goya
NO matarán mi grito. ¡Disparen no más!
¡Libertad, Libertad!
El ajusticiado de 1808 continúa entero
en sus voces.
DOÑA TIZNE
NO te detengas ante el misterio de las cacerolas.
Entra, alegremente, a la cocina:
quieren conversarte las cebollas.
Deja la fría biblioteca donde los libros de Historia
guardan el huracán de sus caballerías.
Toma la cuchara: no revuelvas las nubes,
al pescado no le preguntes por el Mar,
ni pretendas que la sal se convierta en mujer.
El horno te sonríe,
las sartenes se te ofrecen, como espejos,
Este es tu reino protegido por el fuego:
entra para agraciarte con penachos de lechuga,
pero no mates a la gallina de los huevos de oro.
A LOS MÉDICOS ESCRITORES
Para el doctor Amador Neghme R.
NO de sangre mancháis los delantales:
los mancháis con la tinta del poeta,
anotando al revés de una receta
angustias de sonidos y vocales.
En vez de recorrer los hospitales,
partís hacia el Parnaso en bicicleta,
ajenos a los niños de probeta
y al error de los cálculos renales...
Operáis las palabras, con ternura,
buscándole una luz a sus entrañas
o arreglándole huesos a un soneto.
Mientras ladra la muerte en su basura
y les baño de luna las pestañas,
como un árbol, florece mi esqueleto.
Anuario 1985
SE R H O M B R E S
PARA LOS DEM AS
¿Pensaría el primer niño que entró al
viejo Colegio "San Luis" que éste
crecería hasta convertirse en una plaza
fuerte de la educación chilena? La
antigua casa era modestísima. Era,
verdaderamente, una casa de familia
que cedió sus espacios para una
mayor: en el lugar de las cosas
familiares cupo la banca del estudiante,
el patio perdió su encanto de sus
gallinas y ganó el de las voces
infantiles. A las ventanas no se asomó
un sol: se asomaron dos, el de todos
los días del Norte y el sol de la
instrucción. Cuando, en 1916, en
Europa, se combatía y los soldados
alemanes hervían en sangre, aquí,
otros soldados alemanes, los de Cristo,
también hervían en sangre, pero no de
muerte, sino de vida. Eran maestros.
Los dirigía el padre José Florián
Blumel, hombre de energía y gentileza.
Monseñor Luis Silva Lezaeta le confió
Andrés Sabella
la tarea y el primer rector del plantel la
fue cumpliendo, de la mañana a la
noche. Recuerdo que en el pequeño
patio donde jugábamos, como en una
lata de sardinas, había un cuadro
representando una excursión de boysscouts, que ostentaba en lo alto una
leyenda: "Siempre listos". Los niños
exploradores ascendían una montaña.
El cuadro ofrecía un símbolo: nosotros
ascenderíamos la montaña del saber,
"siempre listos" los jefes y los alumnos.
Y el ascenso, iniciado en 1916, no se
detuvo. Durante 19 años los padres
alemanes bregaron en doble cauce:
forjar hombres cristianos de verdad y
ciudadanos de claridad espiritual. A
poco andar, el colegio abandonó su
casa de Baquedano —abajo y, en
nuevo símbolo, subió a Baquedanoarriba, en donde, actualmente, prosigue
la buena siembra, confiada ahora,
desde 1935, a la Compañía de Jesús.
Debió ser conmovedor el instante en que el padre Blumel pasó el bastón de mando al
padre Nicanor Marambio. Eran dos épocas que se reunían bajo una misma luz. En don
José Florián, ("don Floro" para nosotros), no había tristeza, la nostalgia no lo detenía
en el gesto. Sabía que "su" colegio pasaba a manos de tradición y conciencia y esta
certeza fortalecía su ánimo, en aquel momento. Para el padre Marambio, el júbilo era,
asimismo, esperanza. Júbilo por la responsabilidad que lo honraba, atar dos etapas de
una sola y hermosa faena. Esperanza en Dios que ella avanzaría, victoriosamente,
como ha sido su avance en estos 50 años que celebramos de magisterio nortino a los
padres jesuitas.
Con el padre Marambio venían ilustres
fuerzas de fe y de inteligencia. Del
fondo de la cultura chilena traía la
ternura patria de Alonso de Ovalle, la
dedicación evangélica de Diego de
Rosales, la pasión de libros de Carlos
Haimhausen, la apetencia celeste de
Manuel Lacunza, la sapiencia científica
de Juan Ignacio Molina; traía la
inmensa caja caudal del espíritu de la
Compañía de Jesús para colocarla al
servicio del Norte de Chile.
En 50 años, Antofagasta disfrutó del
privilegio de saber que a sus hijos
enseñaban maestros de la talla de Julio
Jiménez Berguecio, Gregorio Martínez,
el
inolvidable
"Cocoliso",
Mario
Vergara, "el picho Vergara", Gonzalo
Errázuriz Pereira, "el choro Lucho",
gente a que en medida de afecto fiel se
empapó
tornándose
nortina
de
corazón.
El colegio "San Luis" se parece a un río
en cuyas aguas podrían distinguirse
dos tonos. Pero lo cierto es que estas
aguas cargan un solo color: el color de
la vida cristiana volcada, alegremente,
hacia el bien de nuestros semejantes.
De las lecciones más puras y más
fortalecedoras de nuestro colegio, es la
enseñanza del ser solidario, la del
compartir nuestro pan y de albergar en
nuestros corazones la palpitación de
angustia de todos los que sufren y
necesitan que una fuerza hermana se
apegue a ellos para consolarlos y
confortarlos.
"NUESTRO COLEGIO EXISTE EN CONSTANTE DE VIGILIA PARA EL FAVOR DE
LOS NIÑOS Y JOVENES QUE ALECCIONA ......
Cumple, en Antofagasta, 50 años de labor educadora la Compañía de Jesús y los
cumple cuando en el mundo se proclama el Año Internacional de la Juventud. Es una
coincidencia venturosa, porque San Luis Gonzaga ha sido señalado como el "patrón
de la juventud".
Nuestro colegio existe en constante de vigilia para el favor de los niños y jóvenes que
alecciona, y lucha porque a niños y jóvenes se les procure una vida honorable, un
futuro en el que reinen la fraternidad y la paz, únicos medios para atender el paso
seguro del hombre hacia su Creador. Crecimos y crecerán los "san luisinos"
empeñados en no ser ni ciegos, ni sordos, ni mudos para la obra de construir, cada
día, un metro más de un mundo que no gire en odio, sino en terneza fraternal. Sin
pronunciarlo, vivimos el Salmo, (144:12): "Que sean nuestros hijos como plantas,/ que
crecen mucho en su juventud". Crecer mucho en su juventud para lograr una madurez
de dignidad. Es la doctrina iluminadora. Crecer mucho en juventud para adquirir el
vigor que asegurará para siempre la atadura de los hombres hermanos.
Gustave Flaubert opinaba, con pesimismo, que "La fraternidad es una de las más
bellas invenciones de la hipocresía social". En nuestro colegio, aprendimos —y
aprenderán los que vengan— a contradecirlo, porque vi¬vimos, rectamente, las leyes
de la fraternidad cristiana: somos nosotros y somos los otros; conjugamos, con
armonía, lo mío y lo nuestro; trabajamos para que nuestra sangre corra, al par con la
sangre de todos los hombres.
"PEPE" HERRERA
Se ha discernido el Premio Nacional de
Educación correspondiente a 1985,
recayendo el galardón en José Herrera
González. Para nosotros, el estímulo
adquiere una doble
y alta significación, porque viene a
distinguir a un nortino, a un hijo de
Mejillones, y, en seguida, a un
estudiante del Colegio "San Luis",
donde fuimos compañeros de curso
y seguimos siéndolo en la pasión de
nuestras tareas de cultura.
"Pepe" Herrera González, el "ciego
Herrera" desde los primeros años de
Humanidades, ha cumplido cincuenta
años de profesor y no menos de
investigador acucioso de las más
frágiles criaturas de Dios: las
mariposas. Podemos asegurar, con
entera verdad, que la gloria de
Herrera se ha elevado en alas de
color y transparencia, en las alas más
sutiles.
Cuando nos hallamos, hace años, por
una feliz coincidencia, a la salida de
un acto en la Casa Central de la
Universidad de Chile, nos insistió en
Andrés Sabella
que
nos
fuésemos
con
él,
inmediatamente, a su casa en San
Bernardo.
Pensamos
que
compartiríamos la comida. No fue, así:
compartimos
largas
horas
de
admiración,
contemplando
sus
espléndidas
colecciones
de
mariposas, de las que conocía, vuelo a
vuelo, todas sus historias. Ahí,
valoramos la incalculable riqueza
científica acumulada por "Pepe". Por
esta razón, no nos extrañó que el
Premio Nacional de Educación llegase
a sus manos: es la coronación de una
vida de generosa entrega a enseñar y
a conocer para, luego, volver a dar.
Tenemos a la vista su ensayo "La vida
silvestre: ¿se extinguen las mariposas
en Chile?", donde Herrera propone
diversas mariposas, como símbolos
nacionales,
concediéndole
a
Antofagasta la llamada "amarilla
grande".
Hoy,
Antofagasta
y
Mejillones le entregan una mariposa
ideal, saludándolo en su victoria, que
es victoria nortina.
Anuario 1986
A PESAR DE
LAS ARRUGAS...
Por ANDRÉS SABELLA
¡Cómo le agrada jugar al tiempo,
confundiendo a los hombres! Nuestro
Colegio ha cumplido 70 años ¡y
sucede que muchos de los que fuimos
sus alumnos somos más viejos que él!
Desde luego, yo lo aventajo en 4 y
puedo mirarlo con aires de hermano
mayor. Pero, al escribir en torno a sus
historias
y
aventuras,
me
empequeñezco y tiemblo, calculando
cómo salir,
airosamente de ellas, cómo dejar las
cuartillas con dignidad de tarea en
limpio. Intentemos cumplir bien esta
lección, en que recuerdos y canas
adquieren el mismo rango.
Anuario 1987
SAN LUISINOS
DE PRO
Por ANDRÉS SABELLA
Sin duda, los Padres alemanes que
fundaron nuestro Colegio "San Luis" no
imaginaron que, rápidamente, sus
alumnos entrarían a las noticias más
altas del país, mostrando, con sus
conductas, la de responsabilidad y
cultura que ellos enseñaban. Esta
condición demuestra, de manera
sólida, qué lecciones se ofrecían —y
ofrecen— en el plantel donde nuestra
infancia y adolescencia se alimentaron
de instrucción y de alegría.
No es tarea fácil ni cómoda lograr una
nómina ilustre de "sanluisinos" de pro.
Si no pecáramos de vanidad,
escribiríamos que todos fueron y son
gentes de superiores rasgos. Pero, hay
que resignarse a fijar en algunos estas
cualidades que los sacaron de la
provincia a la capital y, allá,
consiguieron resplandor y nombradía.
Principiemos respetando a los que, en
silencio,
pasaron
—y
pasan—,
contingente valioso que se guarda en el
corazón de los buenos recuerdos.
¿Por quién iniciar esta contabilidad de
espíritus? Por buena coincidencia, la
realidad nos exige iniciarla, por la "A".
Y es que Abraham Agüero, "el viejo",
calameño de tomo y lomo, fue el
primero de los alumnos en ser
matriculado, en 1916, y el recibir su
título
profesional,
de
dentista.
¡Venturosas dos "A" para ampararnos
en la empresa evocadora! Abraham fue
tan "sanluisino", que murió un 21 de
junio, asistiendo a una fiesta del
colegio: ahí, su niñez y su muerte se
estrecharon, bajo los sones de una
misma campana, la que cantó horas de
esperanza y de atardecer.
Edmundo Pérez Zujovié, a quien, por
sus porfías, apodamos "cabeza de
baldosa", fue en las preparatorias,
sencillamente, "el ratón Pérez". Pero,
Edmundo, buen futbolista y atleta, le
porfió a la vida, cada minuto,
alcanzando, pronto,
fortaleza económica que colocó, sin
vacilaciones, al servicio de la ciudad.
De repente, salió de Edmundo el
político honesto, capaz, creador y,
como tal, un día, entró a la Moneda,
como Vice Presidente de la República,
cuidando el sillón presidencial de
Eduardo Frei, con quien antes cooperó,
como Ministro. ¡Qué alboroto hubo en
todos los que componíamos el curso de
Edmundo! "Cabeza de baldosa" había
dado un brinco de campeón y ofrecido
el gol más aplaudido del "San Luis".
Ministro de Frei fue, también, Juan de
Dios Carmona Peralta, lector de "Juan
Cristóbal", de Romain Rolland: una
tarde de 1934, lo hallamos en la Plaza
Colón, con el libro admirable.
encendido de pasión por el novelista
que, en 1915, ganara el Premio Nobel.
Radomiro Tomié Romero era menos
conocido que "el ciego Tomié". Mas,
este "ciego" veía bajo el agua de todas
las circunstancias, apoyado por su
inteligencia brillante. Nuestro profesor
de Filosofía, don Estanislao Dobrodziej
Crabzky, "el pelan Dobroch", nunca
dejó de repetirnos:
— Tomié tiene capacidad de genio.
¡Llegará muy lejos!
Y no erró el cálculo: Radomiro fue candidato a la Presidencia de la República,
Embajador y político de fino rango cristiano, hombre de coraje y lucidez. Memoria
adentro, no olvidamos que nuestro primer artículo, "La pereza del Lunes", se lo
dedicamos a él, en 1930, apareciendo en el anuario del colegio, cuyas portadas era,
bellamente, ilustradas por Enrique Miralles Boncarrerc, "el cholo Miralles", hoy varón
rotario
ilustre en Bolivia y periodista de valentía. ¡De "ciegos" vamos, paso a paso! José
Herrera González, "el ciego Herrera", mejillonino hasta la médula, recibió, en 1985, el
Premio Nacional de Educación, por el mérito de su enseñanza y de sus
investigaciones. Herrera es un enamorado tenaz de las mariposas y, como nadie en
América, posee tanta sabiduría de ellas. Si, en 1646, el Padre Alonso de Ovalle
las elogió, "el ciego Herrera" las "desnudo", revelándoles su verdad sutil, de color y
vuelo.
En estos cinco ex alumnos del "San Luis" pretendimos destacar su misión educadora,
actualmente, impulsada por el aliento de los Padres jesuitas que siembran en el
páramo nortino su instrucción mayor: la del amor cristiano que florece en los dones de
la hermandad y de la paz.
Como parte de "La vieja guardia" del colegio, saludamos a los "sanluisinos" de estos
años, confiándoles tradiciones y aguardando de ellos el trabajo glorioso de acelerar,
con su honradez y preparación intelectual, el nacimiento anhelado de una sociedad
humana, donde Cristo sea hostia y bandera.
TRES POEMAS DE ANDRÉS SABELLA
EL FESTIN
ESCENA DE NIEBLA
Colmado por los obsequios de
su copero
comía el rey.
Siguiendo el consejo
de Remy de Gourmont,
pidió sopa de cisne.
Le
trajeron al goloso la
vianda exquisita: al hundir
su cuchara la sopa lloró.
Hastiado,
exigió el rey
al bufón
nuevos espectáculos
para divertirse.
No demoró el bufón
en aproximarse al trono,
seguido
por niños desnutridos y
agitando
un ramo de harapos.
(Bajo el sillón dorado aún
permanece
escondido el rey.)
LA JUSTICIA
El hacha caería contra el cuello
del condenado por sus ideas.
El hombre al morir preguntó por la Justicia.
El verdugo apretó el instrumento ciego. Tornó
a preguntar.
Y por tercera vez.
Entonces el viento fue Justicia.
Anuario 1988
TRES POEMAS DE ANDRES SABELLA
Catálogo de la Soledad
¿Descansáis? Muertos que devoró el desierto,
a vosotros hablo: quiero entrar a vuestra calle de dura soledad,
de la que las palomas volverían convertidas en gotas de espanto
y alumbra una luna de osamenta.
Os veo a lo largo de las huellas,
la lengua morada a maldiciones,
abandonados,
como una siniestra mansión de blancos fríos;
pobres esqueletos sin más epitafio que el inventado por los vientos,
calaveras que suman el enigma de la noche.
Fuisteis los vagabundos, inmensamente, amargos,
que arrastraron la pobreza, de "oficina" en "oficina",
como un perro teñido por tormentas - perro de la muerte;
los hijos del trigo vueltos centinelas de la parripa.
Soñadores de la guitarra que iluminaría vuestras canas,
atorrantes deshechos por las manos de la sombra,
galanes a quienes una mecha de dinamita acalló el monólogo del sueño,
"azuleados" que una zancadilla del hambre tiró contra las piedras,
varones pateados por metralla y por miseria:
sois el rumor grave y seco que corre en el caliche,
el tono de sangre maltratada y la acritud del yodo,
las sales amoniacales cuando sacan su espada!
Amigos sin rostros ni cirios,
vuestra es la flor que dará el silencio.
Y si vuestro sueño es de un día enardecido,
juntad vuestras cenizas para iluminar el Levante
por donde nace una bandera del color de nuestras iras!
Bufa el Bufón
Si mi pueblo se amustia en los rigores
de esta viuda llagada por el hambre,
yo saldré con mi pueblo hacia combate:
¿donde esta el pan, la rosa de los pobres,
la libertad de pie en el horizonte?
Autorretrato
con un solo ojo
Cuando los pueblos avancen
a libertad las espigas,
y las ciénagas desaparezcan
y se ofusquen las monedas,
este ojo conducirá a los pueblos
para que contemplen como
se romperá la frente de aquellos
que pudren el corazón del hombre.
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