SANLUISINOS DESTACADOS ANDRÉS SABELLA GÁLVEZ BIOGRAFIA Nació en Antofagasta el 13 de diciembre de 1912, hijo de Andrés Sabella Signora y Carmela Gálvez, de origen palestino y chileno respectivamente. Realizó sus estudios primarios y secundarios en el Colegio San Luis de Antofagasta, egresando de sus aulas en 1931, siendo compañero de generación de otro destacado ex alumno don Radomiro Tomic. Posteriormente se traslada a Santiago donde entra a la facultad de derecho de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Sin embargo, sus estudios se ven interrumpidos y los continúa en la Universidad de Chile, donde tampoco logra finalizarlos. En 1944 publicó su obra más conocida, la novela Norte Grande. Se le atribuye además la creación del nombre con que es conocido el territorio que comprenden las regiones de Tarapacá y Antofagasta. En 1967, junto a Nicolás Velasco del Campo, creó la Escuela de Periodismo de la Universidad Católica del Norte. Recibió el grado Doctor Honoris Causa de la universidad en 1977, donde había ejercido con anterioridad como docente. Fue además miembro de la Academia Chilena de la Lengua desde 1978. Falleció en Iquique el 26 de agosto de 1989. Obras: Rumbo indeciso (1930) La mugre (1934) Vecindario de palomas (1941) Norte Grande (1944) Chile, fértil provincia (1945) Martín Gala (1952) El caballo en mi mano (1953) Canciones para que el mar juegue con nosotros (1964) Un niño más el mar (1972) Célula Cristo. Sobre La Biblia Un Pan Duro. La Estrella Del Hombre. (1972) Revista 1929 - 30 dos "suelios" de quevedo y una obra de jenaro prieto a luís urzúa u Créame, Don Luis, hace tiempo que no lo leo. Su libro lo he visto a vuelo de pájaro. Pero antes ya había conocido algo de Prieto más o menos parecido. Me refiero a "Un muerto de mal criterio”, y creo no equivocarme demasiado en los juicios que voy a emitir. Claro está, a Ud. no podía negarme. Tenga, pues, mi opinión. De niño conocí a Quevedo como un notable humorista. Un concepto así—nacido de un modo tan superficial—es difícil conservarlo; pero después de leer sus dos cuentos, estoy convencido de ello, y aún más, he gozado bastante con la flexible emoción de sus lecturas Es ameno. Sabe interesar. El humorismo es la forma más amarga y más humana de decirlo que somos ¿no es verdad? Entonces, ¿qué es una caricatura? ¿no es ella el insulto a nuestra cojera, a nuestro esnobismo o a nuestra virtud? Prieto es gemelo de Quevedo. Yo quisiera tener su cráneo para divertirme con esa cabezota tan buena y tan humana. Don Luis: "El sueño de las calaveras" y “El alguacil alguacilado" quedan-a mi concepto—cien codos atrás de Prieto: pero eso es insignificante, puesto que ambos nos azucaran la abulia con la picardía y el buen gusto. andrés sabella galvez GRABADO EN MADERA para enirrike miralles. El espíritu vanguardista de Sabella lo ha hecho buscar` en la "ortografía rrazional" un motivo de modernidad para sus temas nunca escasos de caprichos y originalidades. Esta rebeldía contra normas convencionales del idioma, que tal ves el progreso haga desaparecer, acaso escandalizará a algún gramático puntilloso que se quedó clavado en el pretérito; pero no hay motivo, porque el molde fondo y forma del presente artículo ostenta una de las fases más humanas del pensamiento: son incontenible tendencia iconoclasta que lo obliga a remozar conceptos e instituciones. Y esto aún cuando se aboque con el martirio, o el ridículo, arma propicia del vulgo, le descargue su latigazo de hiena. De este modo se ha fabricado la civilización. LVCIO REYES. PORTIKO komo una llubia de papel pikado ban cayendo mis palabras de todos kolores, i nuestra amistad komo un niño de rrodillas empieza a rrekojerlas. I DIZE EL GRABADOR: enrrike miralles bebe en las norias del talento el "ache dos o" de la inspiración. su alma de artista tiene el rresfrío króniko de las ambiziones, i kon el dorado pañuelo de sus diezisiete años, aze señas a imájenes imposibles, i a ombres nerbudos trazados con el karbón del ideal. sus ojos parezen dos rrefiektores en buska de un motibo o una flor, y sus dibujos tienen la línea nerbiosa, ke komo un látigo ba kayendo sobre las nalgas de la perfekzión. KALLA EL GRABADOR AUDAS Y ABLA UNÍ OMBRE BULGAR: —¡baya un artista, sin korbata flotante ¡ sin chambergo...! el imbézil se kalla. su boka se zierra komo un kofre ke uarda una filosofía o una tontera ke es lo mismo. yo le miro, i béole prendida al kuello una kilométrica. korbata ke pareze un pedaso de zielo, i le suelto este baladro: "LOS PERROS SIN DUEÑOS SON NIAS BOHEMIOS KE OMBRES, LOS KE KEREN SERLO” i bien un silenzio iróniko. SALTA UNA IMAJEN DE -MIRALLES Y KAE A MIS PIES: —tú ombre, dios o poeta, imbézil, lo ke seas, dame un beso...! la pluma de miralles le da bida a sus mujeres i yo temo a ese abismo de karne ke se tiende a mis pies komo una súplika. i me boi corriendo a mi kasa, mientras la imájen de tinta, llora komo una istérika. GRABADO EN MADERA un señor ke tiene ansias afemeninadas de ser poeta, a dicho ke miralles tiene un talento sorprendente, i no se a ekibokado. en días pasados, komo un niño ke muestra sus jugetes, enseñé a ese señor dos trabajos de mi buen amigo, i piropeó a sus imájenes komo a mujeres bonitas, y esto a sido lo peor: EL APLAUSO DE UN ARTISTA KON NOBENTA Y NUEBE POR ZIENTO DE BULGARIDAD... andrés sabela galbes mil nobezientos beintinuebe. Revista 1930 - 31 (para Radomiro Tomic R.) LA PEREZA DEL LUNES La pereza tiene cara de escéptica, o mejor de mujer desengañada ¡Es simpática sin embargo! Yo sov un gran perezoso interior. Amo la negligencia no por lo que representa, sino por el encanto sorpresivo que nos prodiga. No ser nada, no pensar nada.. ¿Y el mañana? Ese es el juego de los despreocupados: no ser nada, no pensar nada, y aguardar el futuro sin sobresaltos, esperanzados sólo en que el boleto de su ociosidad tenga un premio, sea cual fuere, en esta gran lotería internacional: la vida ¿Hay, algo más horroroso que el Lunes? Yo odio este día, que bien pudo ser el Martes o Sábado, pero que inevitablemente es insubstituible: ;EL LUNES! Cuando el Domingo, a las 12 P. M. del día de su nombre, se desviste. se da un estirón y cae en un letargo de seis días, aparece el Lunes con su traje de mezclilla, de simple obrero, a encender los fuegos de las fábricas, a convertirse en pesadilla de letras de cambio para los comerciantes, a ser la tortura de los enamorados que se ven una vez por semana, a movilizar toda la ciudad... Pablo de Rohka, en una de sus prosas, daba del Domingo una descripción gráfica y colorista, que se resumía en : GRIS, GRIS, GRIS. Yo digo que el Lunes es negro como el crimen. Es el desconcierto ante una jornada, la indecisión frente a un problema, el gesto amargo de lo inevitable. Correr para llegar hasta el Dosis del Domingo, lujurioso de cines, de mujeres pintadas, de amor...y también de tedio, de mucho tedio...! Yo no sé hablar del Lunes y tampoco de la vida. Todo, mi amigo, es como ese día pavoroso, en que al despertar a los pitazos madrugadores de los trenes, se derrumban los más queridos recuerdos, que se echaron en la alcancía del pasado, para extraerlos en la Eternidad. Hoy es Lunes. Sobre mi pesan muchas tristezas. Escribir un verso Emborracharse. ¿Y para qué? ¡Si nada de esto tiene valor.! El Lunes desconcierta como un desprecio. Y después, los Domingos nos disfrazaremos de buenos muchachos y llenaremos las calles con las risotadan de fiestas que solemos lucir como traje de etiqueta y que más tarde colgamos decepcionadamente en las perchas del corazón… ¡Oh. el Lunes! ¡Oh, la semana entera! ¡Oh, la vida! (Yo soy un presidario que está bajo tres llaves: la del mundo, la de los que están sobre mí y la de mi desencanto. . . ) Andrés SABELLA GALVEZ. De "El Tríptico de las sonrisas" De aquella desolada infancia mía, frágil cautiva de un dolor prematuro, no recuerdo caricias, sino el impuro pesar de mi orfandad sombría. De mi orfandad sombría y negra, esclavizada en una angustia inmortal, que el mundo no disipa, ni alegra... ¡Yo no tuve el dulce arrullo maternal! Mi cabellera creció sin sentir una mano que alisara sus gráciles hebras obscuras, y mis oídos escucharan tan solo duras palabras de odio, de lascivia, de ambición o desgano. Ungida con un fatal martirio la hoguera sagrada de mi corazón iluminó el monótono delirio de mi desesperación. Porque faltando en mi vida el risueño tesoro de su alba sonrisa, nada tenía el valor de una primicia. ¡Todo era pequeño! Andrés Sabella Gálvez SONETILLO Una campesina Lee unos versos. (Ritmos perversos D, musa asesina.) La muchachita Se despereza. (Paz infinita Llena de tristeza.) Y en su boca roja Se dibuja un gesto De supremo anhelo. La triste congoja, El deseo enhiesto. De alcanzar el cielo.... Andrés Sabella Gálvez Revista 1966 EVOCACION DE MEDIO SIGLO Por ANDRÉS SABELLA G. A veces, el protocolo debe ceder paso al amor, guardándose de levantar sus leyes. Esta noche de gala para nuestro colegio y para muestras corazones, la única ley que nos rige es la del amor; amor vivo, porque nos reunimos los hijos de una misma fuente de alegría, de saber y de lealtad. Creo que el "San Luis" se define en este trino armonioso; creo que su doctrina vibra, gozosamente, en estas tres fuerzas: alegría del que se afana para ventaja de todos; sabiduría por la humildad de no ignorar nuestra pequeñez; y lealtad para, no obstante esta miseria, servir a nuestros hermanos, apoyándolos en su descubrimiento de la luz. Bajo el goce de estos primeros cincueta años de tarea, los "sanluisinos" presentes y ausentes, forjamos, ahora, el racimo puro del afecto agradecido y estamos aquí, como si nos vistiera, de nuevo, la infancia, para alzar el testimonio del jubilo, diciendo, a todos los rumbos del corazón, que siempre acertaremos a distinguir el camino que nos traerá a la casa en que principiamos a gustar la belleza de vivir en unidad con el bien y con el libro, donde aprendimos la lección de la mano abierta a los hombres; casa que recordando a la encantada de los viejos cuentos, guarda en su mesa una lámpara, como el hada más consoladora, un trozo de pan dorado y la copa en que bebemos el agua entremezclada a las estrellas. Yo podría empezar, así, estas palabras de ternura y de evocación. —Había una vez una casita...—, seguro de no errar en su descripción, porque el “San Luis" nació en una casa modesta, en calle Baquedano 361, en medio de negocios que no conjugaban con su ímpetu de siembra. Baquedano era, entonces, una calle singular: ahí, trepidaban las máquinas de los diarios locales, dándole una sinfonía de agrado; ahí, en una esquina que todavía nos duele, en su visión, jugaban niñas de una escuela prima ría; ahí, la Policía, montaba sus guardias y delante del colegio veíamos por las mañanas, caballos muertos de sueño, después de las rondas de la noche. El padre don José Florián Blumel, al fundar el Colegio "San Luis” por Inspiración de Monseñor don Luis Silva Lezaeta, tal vez, sin proponérselo, prefirió una calle con nombre de resonante historia, Baquedano, como colocándonos a la sombra de un chileno de arrojo; y, tal vez (y en esto va lo importante), quiso que el mar se sintiera cerca de nosotros, cantando casi dentro de las clases, para que aprendiéramos de su violencia, la violencia con que debíamos atacar las flaquezas, las cobardias y las ignorancias. Llegábamos al colegio de la mano de nuestros padres, viendo cómo, a dos pasos de su puerta, el mar parecia saludarnos del fondo de la calle y este espectáculo azul nos volvía, extrañamente, felices. Y luego, el fondo del colegio lucía otro vista que nos conmovía: don José Florián había, encargado al Maestro Zeballos, artista de chambergo hasta su muerte, que pintara una escena de boy scouts: ascendían éstos una montaña, enarbolando el tricolor nacional. Aquella bandera desplegada nos alentaba; aquellos niños, posiblemente nuestros compañeros de más indeleble recuerdo, nos gritaban que era prec!so subir siempre, subir, arañándonos el alma y las rodillas, para envolvernos en nubes, hasta tocar las estrellas. Maravillosa primera casa del "San Luis`, en cuyas salas resonaban los pasos enérgicos del Rector y se oían la voz tranquila del padre Albino, la risa contagiosa del señor Gomez, el interminable canturreo de silabas que enseñaba el atildado don Luis Rojas González y el vozarrón de sargento de don Simón Zujovic Jorquera! Nuestra infancia resurge llena de estas figuras que vuelven hoy, como entonces a guiarnos en el cooro de "las primeras letras" para descifrar, pronto, esas frases, tan alemanas, que el padre Blumel gustaba imprimir en los certificados de notas y que constituían verdaderas frases marcadas, a fuego, en la conciencia. 'La mejor herencia es la educación", "Un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar"... Un día, anunció el padre Blumel que el colegio se trasladaría de local, a uno nuevo, más amplio y moderno. Creo que en aquella ocasión sentimos todos la primera nostalgia: Nos íbamos de la casita estrecha, donde el calor farniliar nos fortalecía en la faena; de la casita que sonaba como quejándose de nuestros juegos y carreras. Acaso, hubiéramos declarado una huelga..., si, en aquellos años, hubiesen estado de moda, reclamando la inamovilidad de nuestros puestos! Pero, creíamos en disciplina teutona. Y, una mañana de 1922, en lugar de bajar por Baquedano, subimos calle arriba, en busca del colegio recién terminado en su primera fase. Nos deslumbró. Don Jose Florián, a la puerta, nos daba la bienvenida con las frases rituales de su cortesía. Los patios sonreían en su amplitud, las salas de clases brillaban y los pizarrones eran los únicos tristes, porque perderían rápidamente su brillantez, con los garabatos de nuestra ignorancia.. Sonrientes profesores cruzaban el patio. Don Pedro Neuhausen, con su cachimba y su guardapolvo, nos contemplaba a todos, queriendo imprimir el sello de su autoridad cordial en cada uno de nosotros. Veo un juego precioso en el cambio del colegio desde la proximidad del mar a la proximidad de los cerros: al funcionar en Baquedano abajo, la reserva secreta de su ensefianza la proporcionaba el océano; el océano nos transmitía su consejo de libertad y de horizontes; en adelante, en Baquedano arriba, los cerros afirmarían nuestro futuro; la piedra nortina que nos transmitiría la dureza de su voluntad. Una vez más, la oculta mano de la vida movía las piezas y nuestro colegio se enriquecía de símbolos. Principió silabeando mar, que es como silabear vastedades, para continuar. apoyándose en sillar de piedras costinas, que es apoyarse en tiempo. Veinte años fue el "San Luis" un plantel alemán con límpido acento nacional, en cuyos programas se vertía, al par, la enseñanza y la conciencia de ser plantel nortino para los hijos del Norte: se nos aceró en este pensamiento; debíamos forjar dignamente, "la partia chica" pasa servir con honradez y eficacia, a la Patria entera. Al pasar el colegio, en 1936, a la Compañía de Jesus. ésta recogió 3) EVOCACION DE MEDIO La tradición: la resguardó, contándola como su reserva de porvenir; y tendió nuevos puentes al mañana para que nuestros jóvenes avanzaran, resueltos, a la conquista de sí mismos por el encuentro con a, Ciencias y las Letras, bajo la tutela de Dios. Los padres jesuitas, en cuyas filas resplandecen las cabezas creadoras de Ovalle y de Rosales de Lacunza y de Molina, renovaron entusiasmos y aumentaron ventajas; a la posibilidad tornaron realidad; a la esperanza transformaron en acción de triunfo. Hora es que pronunciemos un nombre para tributar en él un doble homenaje a los dos tiempos del "San Luis": reverendo padre don Nicanor Marambio. El es el unificador; él es el que ata dos épocas distintas, pero inseparables en su base, que continúa idéntica: el servicio al Hombre en honra del Creador. El lunes 20, después del desfile de alumnos realizado por las calles de la ciudad, entramos los, cincuentones, formados en legión del recuerdo, al colegio querido: temblábamos, realmente; temblábamos no por la marcha de cuadras y cuadras, sino que por la larguísima caminata de nostalgia que recorrimos, yendo de don Floro a don Pedro, saltando de don Bruno a don Reinaldo, del "cuate por cuate" de don Geraldo al "cachorro" de don León, de don Telésforo a don Estanislao, de "Lechuga" al sapientísimo don Lucho... Y dentro, mientras las bandas tronaban el aire y el pueblo aplaudía, concediéndonos el mejor laurel, el insobornable laurel popular, medité en los patios del colegio: cuando funcionó en Baquedano abajo, el patio pequeño parecía inmenso para gritar la esperanza. Hoy, el patio nuevo, grandote, (pero que va quedando estrecho, porque el futuro se anuncia espléndido), me pareció chico para gritar nuestra gratitud de hijos del "San Luis"... Curiosa imagen de la medida humana! Pronunciando hijos, pienso en hermanos. Y el "San Luis" cuenta con un hermano de pocos años y pocas faltriqueras, que no podemos ignorar. Es el Liceo "José Florián Blumel", seguramente el monumento más cabal erigido en honra de nuestro primer Rector. ¿Que intentamos los mayores por el menorcito desvalido... ? En esta hora de alboroto, pensemos en la responsabilidad que todos y cada uno de nosotros tiene con este plantel, que representa, en la tarea cotidiana, la continuación del espíritu de don José Florián y que manifiesta, día a día, su lección de servicio por la exaltación del espíritu. Si esto fue un golpe al hombro, de muestras conciencias, que estas palabras que vienen sean lágrimas en lo alto de nuestro amor "sanluisino". Os invito a que, de pie, en el recogido silencio da la terneza, meditemos en nuestros compañeros desaparecidos. Mentalmente, pasemos la lista de nuestros muertos y sintámosles a ellos, aquí, codo a codo, a nosotros, viviendo el momento en que cincuenta campanas de bronce emocional anuncian nuestro cincuentenario. Voy a proponerles un seguro de vida contra el olvido. Creo que se debe dejar testimonio de esta noche en un pergamino que contenga un Mensaje del Cincuentenario, con el nombre de todos los venida, con las frases rituales presentes, dirigido a los que, de acá a cincuenta años más tarde, festejarán el primer centenario del "San Luis". De este modo, se fundirán cien años de historia "sanluisina" y estaremos, también entonces, asistiendo, a las alegrías centenarias; asistiendo en lo perdurable del hombre, en presencia y en vigencia espirituales. Me ofrezco a redactarlo y sugiero que una vez confeccionado este pergamino histórico, debidamente protegido en tubo metalico sellado, le sea entregado, en cerenional sencilla, al señor Rector para que lo guarde en el colegio, con el cargo de pasar a cada rector en lo porvenir, la custodía de este documento. Señor Rector, autoridades, amigos y compañeros: al comenzar este discurso de ofrecímiento, evité la cita de rangos, (que, por lo demás, nunca aprenderé), amparado en la comprensión de ustedes. ¿Qué ofrecemos los alumnos del "San Luis", esta noche de luminosa tensión? Ofrecemos a la ciudad la certeza de nuestra fidelidad y su destino, ofrecemos a la Patria la verdad de nuestro amor; y ofrecemos a los que comparten nuestra mesa cincuentenaria, la distinción de nuestros afectos: habéis bebido con nosotros el vino grato de la conmemoración y soñado sobre el ayer y sobre el mañana del colegio. Idealmente, al aban donar este comedor, todos llevaréis prendida a la solapa la insignia "sanluisina", en cuyas alturas avizora un león; es el león de la hidalguía humana que nos obliga para con los demás, diciéndonos que, allí no es una efigie de horror, sino que de honor: honor de sabernos hermanos en el fuero cristiano y humano del amor y de la paz. Anuario 1982 El Colegio San Luis Arsenal de las ciencias, surco fino, taller del corazón, casa madura, donde el hombre dialoga con la altura, cuya voz es la médula del trino. En la humilde empieza tu camino, cantaron las semillas tu ventura. Nos diste aristocracia de ternura para aprender lo humano y lo divino. La luna de mi infancia vuelve pura, cuando toca mi vieja coyuntura tu puerta de panal y de molino. Si es de fuego tu entraña y torbellino, de la raíz aprendes rumbo y tino, ¡oh , padre de solar progenitora! LA PRIM ERA VISITA U na m añana de Febrero de 1920, cuando el so l del D om ingo enriqueció el cielo de A nto fagasta, m i padre m e co ndujo lejo s de casa para una o peració n que, ento nces, m e resultó do lo ro sa en la dulce paz de m i infancia: — Te m atricularé en el colegio de los padres alem anes. Ya es ho ra que principies a estudiar. Estas palabras m e desconcertaro n: ¿qué haría en el co legio , adem ás de sufrir, estudiando . . .? ¿Q uiénes eran "lo s padres alem anes"...? ¿Po r qué se rom pía, súbitam ente, la o cio sidad en que co rrían m is siete años...? N o hubo réplica. D e la m ano de m i padre, entré al Co legio "San Luis”, el que se hallaba en la calle Baquedano , casi frente a la Po licía. Tem blaba, no puedo negarlo : tem blaba so breco gido po r el m undo que, aho ra, se m e venía encim a: - Este es m i hijo — explicó papá, so nriéndo le al Padre Blum el: - A quí se hará un ho m brecito . El Padre Blum el co ntestó, com o si dispusiese, com pletam ente, de m í. ¿Y si no deseaba ser "un ho m brecito ", sino prefería seguir siendo un niño ? Yo m iraba en m i ento rno lo s retrato s, los diplom as, las co sas, que ahí, en el escrito rio del Padre Recto r, m e com enzaban a señalar cuáles eran lo s paso s que debía dar p ara alcan¬zar el fuero de hom brecito . Esta riqueza de ho gares no m e alegró . Salim os a la calle. M e sentía dism inuido ; co m o si m e hubiesen arrebatado algunas alas del alm a. D istante, el m ar alzaba sus naipes azules, los naipes de m i suerte. EL SEÑ O R G O M EZ - N iño s, — habló aquel jo ven nervio so , bajo y m o reno — yo soy el pro feso r de aritm ética. Espero que to do s serán buenos alum no s. N o s divertirem o s bastante, jugando con lo s núm ero s. Lo verán, lo verán.. . N o recuerdo que ninguno de lo s que o ím os el discurso de prim er día de clase, jugáram os nunca co n lo s núm ero s, ni lo intentáram o s. Lo s núm ero s so n fuerzas diabó licas, entretenidas en to rturarnos co n la fina lanza del 1 y de engrillarno s co n el hierro del 8. EL SEÑ O R RO JA S Fue el prim er Luis Ro jas Go nzález que co no cí. D espués este Luis Ro jas Go nzález se m e vo lvió cien ro stro s distinto s y un so lo nom bre no m ás...! El "seño r Ro jas", elegante y cerem o nioso , do cto rado po r sus anteo jo s, se encargó de co nducirno s, paso a paso, po r las cim as de la lectura y las sim as de la escritura. N uestro texto se llam aba, precisam ente, "Paso a paso ", y escribo "cim as de la lectura", porque siem pre Anuario 1983 LOS RECTORES Cuando el padre José Florián Blumel aceptó el desafío de fundar el Colegio "San Luis", por inspiración de monseñor Luis Silva Lezaeta, en 1916, entendió que era necesario que a los progresos de Antofagasta viniera a sumarse el de una educación cimentada en Cristo. El Norte era —y es— tierra donde no se ganan las victorias superiores del espíritu, con facilidad: a Cristo debía enseñárselo en plenitud y en fortaleza. La tarea se inició con modestia. Pero, henchida por la esperanza y por la fe. Empezó en una casa que no poseía ninguna ventaja. Ahí, entramos nosotros, en 1920, conmovidos y anhelantes. Lo que no era propicio fue venciéndose. La casita no demoró en hermosearse, en volverse cómoda y grata, como si sus maderas, mágicamente, se estirasen para darle cabida a más y más alumnos que pedían instruirse, allí. La tenacidad alemana, la de don José Florián, don Floro, como lo llamábamos, no tardó en echar alas y, un día, el colegio ascendió no, únicamente, de cuadras en la ciudad, sino de importancia en su edificio y en sus lecciones. En 1983, posee un cuerpo respetable, fuerte, impresionante. La primera mano de obra del primer Rector fue continuada por los que le continuaron, ahora, bajo la guía de la Compañía de Jesús. Si el Colegio "San Luis" nació en pañales alemanes, se engrandeció en la tutela de los padres jesuitas. ¿Diferencias...? ¿Cómo haberlas, siendo todos sinceros y resueltos soldados de un mismo ideal, el de Cristo Vivo en Amor y en Obras de Amor? El rostro del "San Luis" no varió: en 67 años, ha sido el mismo y lo seguirá siendo: el rostro de un joven limpio que mira hacia el porvenir, confiado en que junto a él palpitan millones de criaturas que anhelan, con ansiedad de siembra, que la paz y la solidaridad sean los cimientos decisivos de la vida y las dos más puras ofrendas colocadas por el hombre para honra de las Llagas de Cristo. Nuestro colegio contó con la ventura de Rectores que, cada uno en su estilo, coincidían en su conciencia de servicio cristiano realizado sin pequeñeces ni vacilaciones, "por esto o por aquello". Cuando el padre Blumel cedió el bastón de mando al padre Marambio, lo hizo, alegremente, pues no ignoraba que tras don Nicanor se alzaban los fueros de la Compañía de Jesús, en cuya historia la cultura chilena disfruta de páginas capitales. El padre Marambio fue el puente preciso para el paso de "un" colegio a "otro" colegio, sin dejar de ser uno, firme y sólido. Fue el amigo que nunca cerró puertas y existió con la mitad de su corazón cedido a los demás, latiendo por todos. Su lección se redujo a forjar la amistad, como prenda límpida, entre sus alumnos, adoctrinándolos en la caridad sincera para con nuestros semejantes. Cuando el honor del mando recayó en el padre Gonzalo Errázuriz, entró al colegio una especie de aire de transparencia y buen humor. Sin engolamientos ni acartonamientos, como si jugara, impulsó el progreso del plantel, imprimiéndole el sello de su sapiencia y noble sencillez. Tras de su mandato, el del padre Carlos Pomar representó la elegancia de la cultura. Pero, no la soberbia del saber. Imponente, fino de trato y hondo de ideas, dirigió al "San Luis" dentro de un claro impulso de espiritualidad y austeridad. Pero, los Rectores no actuaron solos, en una lejanía de grados, porque con ellos, codo a codo, como artesanos de una construcción bella y difícil, estuvieron los maestros, los administrativos, los alumnos y los ex alumnos, los amigos, los padres y los apoderados, atentos a cuanto pudiera ser de utilidad para la obra en que seguimos empeñados: mantener, en Antofagasta, un colegio donde los libros y los sentimientos se reunan en una sola pulsación y cada niño y cada joven entiendan que ser hombre no es ni barba venerable ni potencia de economía, sino la conciencia de amor que nos debemos los unos a los otros, sirviendo a todos en el logro de una existencia armoniosa, en justicia y libertad, en paz y claridad de Cristo. Al tributar los ex alumnos, diferentes en años e iguales en afecto agradecido, este homenaje a los Rectores del "San Luis", volvemos los ojos hacia su maestrazgo: cuatro son, como son cuatro los puntos del mundo y nos cruza el júbilo de reconocer que el Norte está en lo alto. Norte en lo alto de la fidelidad a la Palabra de Cristo Hermano. Norte en lo alto de la Patria, para entregarle nuestra cuota de servicio leal al desarrollo de su espíritu. ¡Compañeros! ¡Qué bien suena la palabra! Compañeros, porque hemos comido el mismo pan y bebido el mismo vino en esta querida mesa de todos que es nuestro Colegio "San Luis"! El homenaje a nuestros Rectores no concluye en un silencio. Concluya en estas palabras de Proverbios, (21, 21) : "El que hace justicia y misericordia hallará vida y honor". Anuario 1984 ANDRES SABELLA GAVEZ Es difícil escribir algo sobre Andrés Sabella. Uno no sabe como comenzar, cuando tiene tanto que decir y no puede hilvanar las palabras para dar a conocer lo que realmente siente por este personaje del Norte Grande, que además es SANLUISINO de CORAZON, que siempre está atento para tender la mano a quien sea. Andrés, el hermano Andrés, nació en nuestra ciudad el 13 de diciembre de 1912. Ocho años después ingresaba por vez primera al Colegio San Luis, el que se encontraba en la calle Baquedano entre Latorre y San Martín. Aquí recibió las primeras letras con los padres alemanes del Divino Verbo y en 1928, cuando tenía 16 años publica "13 Poemas de Vanguardia y una ilustración", posteriormente publicó sus obras "Rumbo Indeciso", "Vecindario de Palomas", "Norte Grande" (novela del salitre), "Chile, fértil provincia", "Sobre la Biblia un pan duro", "Semblanza del Norte Chileno-; "Canciones para que el Mar juegue con nosotros", "Altacopa", "Célula Cristo", "Dura Lanza", "El Mar tiene veinte años", "La paloma de cemento", "Hombre de cuatro rumbos". Andrés Sabella, desde 1933 edita, distribuye y regala los cuadernos "HACIA" ("Ni Cristo ni la Poesía pueden venderse"). El Colegio San Luis de Antofagasta, el año 1983 hizo entrega de un recuerdo a su ex alumno distinguido, por su entrega y dedicación a las letras chilenas. Hoy en este Anuario Sanluisino 84 queremos rendir este pequeño homenaje a nuestro buen AMIGO. He aquí un pequeño pensamiento: "La carta me cogió en unos días tristes, sin motivo alguno, y me animó extraordinariamente su lectura, sintiendo cómo trabajan los demás" Y otro: "Me ayudan sus cartas y las noticias de mis hermanos, como un sueño feliz ante la realidad de todo lo que palpamos..." Y otro: " ¡Qué alegría recibir esas cartas y saberme amigo de esos amigos!" Y otro y mil: "Recibí carta de X y me aver-güenza pensar en mi falta de espíritu comparado con ellos". ¿Verdad que es eficaz el "apostolado epistolar?" Eso es lo que tú haces, un verdadero apostolado en tu quehacer literario. He aquí tres de tus obras que con mucho gusto nos has hecho llegar. 3 POEMAS DE ANDRÉS SABELLA (De su libro recién aparecido "CETRO DE BUFON" Editorial Universitaria) FUSILAMIENTOS DE LA MONCLOA Goya NO matarán mi grito. ¡Disparen no más! ¡Libertad, Libertad! El ajusticiado de 1808 continúa entero en sus voces. DOÑA TIZNE NO te detengas ante el misterio de las cacerolas. Entra, alegremente, a la cocina: quieren conversarte las cebollas. Deja la fría biblioteca donde los libros de Historia guardan el huracán de sus caballerías. Toma la cuchara: no revuelvas las nubes, al pescado no le preguntes por el Mar, ni pretendas que la sal se convierta en mujer. El horno te sonríe, las sartenes se te ofrecen, como espejos, Este es tu reino protegido por el fuego: entra para agraciarte con penachos de lechuga, pero no mates a la gallina de los huevos de oro. A LOS MÉDICOS ESCRITORES Para el doctor Amador Neghme R. NO de sangre mancháis los delantales: los mancháis con la tinta del poeta, anotando al revés de una receta angustias de sonidos y vocales. En vez de recorrer los hospitales, partís hacia el Parnaso en bicicleta, ajenos a los niños de probeta y al error de los cálculos renales... Operáis las palabras, con ternura, buscándole una luz a sus entrañas o arreglándole huesos a un soneto. Mientras ladra la muerte en su basura y les baño de luna las pestañas, como un árbol, florece mi esqueleto. Anuario 1985 SE R H O M B R E S PARA LOS DEM AS ¿Pensaría el primer niño que entró al viejo Colegio "San Luis" que éste crecería hasta convertirse en una plaza fuerte de la educación chilena? La antigua casa era modestísima. Era, verdaderamente, una casa de familia que cedió sus espacios para una mayor: en el lugar de las cosas familiares cupo la banca del estudiante, el patio perdió su encanto de sus gallinas y ganó el de las voces infantiles. A las ventanas no se asomó un sol: se asomaron dos, el de todos los días del Norte y el sol de la instrucción. Cuando, en 1916, en Europa, se combatía y los soldados alemanes hervían en sangre, aquí, otros soldados alemanes, los de Cristo, también hervían en sangre, pero no de muerte, sino de vida. Eran maestros. Los dirigía el padre José Florián Blumel, hombre de energía y gentileza. Monseñor Luis Silva Lezaeta le confió Andrés Sabella la tarea y el primer rector del plantel la fue cumpliendo, de la mañana a la noche. Recuerdo que en el pequeño patio donde jugábamos, como en una lata de sardinas, había un cuadro representando una excursión de boysscouts, que ostentaba en lo alto una leyenda: "Siempre listos". Los niños exploradores ascendían una montaña. El cuadro ofrecía un símbolo: nosotros ascenderíamos la montaña del saber, "siempre listos" los jefes y los alumnos. Y el ascenso, iniciado en 1916, no se detuvo. Durante 19 años los padres alemanes bregaron en doble cauce: forjar hombres cristianos de verdad y ciudadanos de claridad espiritual. A poco andar, el colegio abandonó su casa de Baquedano —abajo y, en nuevo símbolo, subió a Baquedanoarriba, en donde, actualmente, prosigue la buena siembra, confiada ahora, desde 1935, a la Compañía de Jesús. Debió ser conmovedor el instante en que el padre Blumel pasó el bastón de mando al padre Nicanor Marambio. Eran dos épocas que se reunían bajo una misma luz. En don José Florián, ("don Floro" para nosotros), no había tristeza, la nostalgia no lo detenía en el gesto. Sabía que "su" colegio pasaba a manos de tradición y conciencia y esta certeza fortalecía su ánimo, en aquel momento. Para el padre Marambio, el júbilo era, asimismo, esperanza. Júbilo por la responsabilidad que lo honraba, atar dos etapas de una sola y hermosa faena. Esperanza en Dios que ella avanzaría, victoriosamente, como ha sido su avance en estos 50 años que celebramos de magisterio nortino a los padres jesuitas. Con el padre Marambio venían ilustres fuerzas de fe y de inteligencia. Del fondo de la cultura chilena traía la ternura patria de Alonso de Ovalle, la dedicación evangélica de Diego de Rosales, la pasión de libros de Carlos Haimhausen, la apetencia celeste de Manuel Lacunza, la sapiencia científica de Juan Ignacio Molina; traía la inmensa caja caudal del espíritu de la Compañía de Jesús para colocarla al servicio del Norte de Chile. En 50 años, Antofagasta disfrutó del privilegio de saber que a sus hijos enseñaban maestros de la talla de Julio Jiménez Berguecio, Gregorio Martínez, el inolvidable "Cocoliso", Mario Vergara, "el picho Vergara", Gonzalo Errázuriz Pereira, "el choro Lucho", gente a que en medida de afecto fiel se empapó tornándose nortina de corazón. El colegio "San Luis" se parece a un río en cuyas aguas podrían distinguirse dos tonos. Pero lo cierto es que estas aguas cargan un solo color: el color de la vida cristiana volcada, alegremente, hacia el bien de nuestros semejantes. De las lecciones más puras y más fortalecedoras de nuestro colegio, es la enseñanza del ser solidario, la del compartir nuestro pan y de albergar en nuestros corazones la palpitación de angustia de todos los que sufren y necesitan que una fuerza hermana se apegue a ellos para consolarlos y confortarlos. "NUESTRO COLEGIO EXISTE EN CONSTANTE DE VIGILIA PARA EL FAVOR DE LOS NIÑOS Y JOVENES QUE ALECCIONA ...... Cumple, en Antofagasta, 50 años de labor educadora la Compañía de Jesús y los cumple cuando en el mundo se proclama el Año Internacional de la Juventud. Es una coincidencia venturosa, porque San Luis Gonzaga ha sido señalado como el "patrón de la juventud". Nuestro colegio existe en constante de vigilia para el favor de los niños y jóvenes que alecciona, y lucha porque a niños y jóvenes se les procure una vida honorable, un futuro en el que reinen la fraternidad y la paz, únicos medios para atender el paso seguro del hombre hacia su Creador. Crecimos y crecerán los "san luisinos" empeñados en no ser ni ciegos, ni sordos, ni mudos para la obra de construir, cada día, un metro más de un mundo que no gire en odio, sino en terneza fraternal. Sin pronunciarlo, vivimos el Salmo, (144:12): "Que sean nuestros hijos como plantas,/ que crecen mucho en su juventud". Crecer mucho en su juventud para lograr una madurez de dignidad. Es la doctrina iluminadora. Crecer mucho en juventud para adquirir el vigor que asegurará para siempre la atadura de los hombres hermanos. Gustave Flaubert opinaba, con pesimismo, que "La fraternidad es una de las más bellas invenciones de la hipocresía social". En nuestro colegio, aprendimos —y aprenderán los que vengan— a contradecirlo, porque vi¬vimos, rectamente, las leyes de la fraternidad cristiana: somos nosotros y somos los otros; conjugamos, con armonía, lo mío y lo nuestro; trabajamos para que nuestra sangre corra, al par con la sangre de todos los hombres. "PEPE" HERRERA Se ha discernido el Premio Nacional de Educación correspondiente a 1985, recayendo el galardón en José Herrera González. Para nosotros, el estímulo adquiere una doble y alta significación, porque viene a distinguir a un nortino, a un hijo de Mejillones, y, en seguida, a un estudiante del Colegio "San Luis", donde fuimos compañeros de curso y seguimos siéndolo en la pasión de nuestras tareas de cultura. "Pepe" Herrera González, el "ciego Herrera" desde los primeros años de Humanidades, ha cumplido cincuenta años de profesor y no menos de investigador acucioso de las más frágiles criaturas de Dios: las mariposas. Podemos asegurar, con entera verdad, que la gloria de Herrera se ha elevado en alas de color y transparencia, en las alas más sutiles. Cuando nos hallamos, hace años, por una feliz coincidencia, a la salida de un acto en la Casa Central de la Universidad de Chile, nos insistió en Andrés Sabella que nos fuésemos con él, inmediatamente, a su casa en San Bernardo. Pensamos que compartiríamos la comida. No fue, así: compartimos largas horas de admiración, contemplando sus espléndidas colecciones de mariposas, de las que conocía, vuelo a vuelo, todas sus historias. Ahí, valoramos la incalculable riqueza científica acumulada por "Pepe". Por esta razón, no nos extrañó que el Premio Nacional de Educación llegase a sus manos: es la coronación de una vida de generosa entrega a enseñar y a conocer para, luego, volver a dar. Tenemos a la vista su ensayo "La vida silvestre: ¿se extinguen las mariposas en Chile?", donde Herrera propone diversas mariposas, como símbolos nacionales, concediéndole a Antofagasta la llamada "amarilla grande". Hoy, Antofagasta y Mejillones le entregan una mariposa ideal, saludándolo en su victoria, que es victoria nortina. Anuario 1986 A PESAR DE LAS ARRUGAS... Por ANDRÉS SABELLA ¡Cómo le agrada jugar al tiempo, confundiendo a los hombres! Nuestro Colegio ha cumplido 70 años ¡y sucede que muchos de los que fuimos sus alumnos somos más viejos que él! Desde luego, yo lo aventajo en 4 y puedo mirarlo con aires de hermano mayor. Pero, al escribir en torno a sus historias y aventuras, me empequeñezco y tiemblo, calculando cómo salir, airosamente de ellas, cómo dejar las cuartillas con dignidad de tarea en limpio. Intentemos cumplir bien esta lección, en que recuerdos y canas adquieren el mismo rango. Anuario 1987 SAN LUISINOS DE PRO Por ANDRÉS SABELLA Sin duda, los Padres alemanes que fundaron nuestro Colegio "San Luis" no imaginaron que, rápidamente, sus alumnos entrarían a las noticias más altas del país, mostrando, con sus conductas, la de responsabilidad y cultura que ellos enseñaban. Esta condición demuestra, de manera sólida, qué lecciones se ofrecían —y ofrecen— en el plantel donde nuestra infancia y adolescencia se alimentaron de instrucción y de alegría. No es tarea fácil ni cómoda lograr una nómina ilustre de "sanluisinos" de pro. Si no pecáramos de vanidad, escribiríamos que todos fueron y son gentes de superiores rasgos. Pero, hay que resignarse a fijar en algunos estas cualidades que los sacaron de la provincia a la capital y, allá, consiguieron resplandor y nombradía. Principiemos respetando a los que, en silencio, pasaron —y pasan—, contingente valioso que se guarda en el corazón de los buenos recuerdos. ¿Por quién iniciar esta contabilidad de espíritus? Por buena coincidencia, la realidad nos exige iniciarla, por la "A". Y es que Abraham Agüero, "el viejo", calameño de tomo y lomo, fue el primero de los alumnos en ser matriculado, en 1916, y el recibir su título profesional, de dentista. ¡Venturosas dos "A" para ampararnos en la empresa evocadora! Abraham fue tan "sanluisino", que murió un 21 de junio, asistiendo a una fiesta del colegio: ahí, su niñez y su muerte se estrecharon, bajo los sones de una misma campana, la que cantó horas de esperanza y de atardecer. Edmundo Pérez Zujovié, a quien, por sus porfías, apodamos "cabeza de baldosa", fue en las preparatorias, sencillamente, "el ratón Pérez". Pero, Edmundo, buen futbolista y atleta, le porfió a la vida, cada minuto, alcanzando, pronto, fortaleza económica que colocó, sin vacilaciones, al servicio de la ciudad. De repente, salió de Edmundo el político honesto, capaz, creador y, como tal, un día, entró a la Moneda, como Vice Presidente de la República, cuidando el sillón presidencial de Eduardo Frei, con quien antes cooperó, como Ministro. ¡Qué alboroto hubo en todos los que componíamos el curso de Edmundo! "Cabeza de baldosa" había dado un brinco de campeón y ofrecido el gol más aplaudido del "San Luis". Ministro de Frei fue, también, Juan de Dios Carmona Peralta, lector de "Juan Cristóbal", de Romain Rolland: una tarde de 1934, lo hallamos en la Plaza Colón, con el libro admirable. encendido de pasión por el novelista que, en 1915, ganara el Premio Nobel. Radomiro Tomié Romero era menos conocido que "el ciego Tomié". Mas, este "ciego" veía bajo el agua de todas las circunstancias, apoyado por su inteligencia brillante. Nuestro profesor de Filosofía, don Estanislao Dobrodziej Crabzky, "el pelan Dobroch", nunca dejó de repetirnos: — Tomié tiene capacidad de genio. ¡Llegará muy lejos! Y no erró el cálculo: Radomiro fue candidato a la Presidencia de la República, Embajador y político de fino rango cristiano, hombre de coraje y lucidez. Memoria adentro, no olvidamos que nuestro primer artículo, "La pereza del Lunes", se lo dedicamos a él, en 1930, apareciendo en el anuario del colegio, cuyas portadas era, bellamente, ilustradas por Enrique Miralles Boncarrerc, "el cholo Miralles", hoy varón rotario ilustre en Bolivia y periodista de valentía. ¡De "ciegos" vamos, paso a paso! José Herrera González, "el ciego Herrera", mejillonino hasta la médula, recibió, en 1985, el Premio Nacional de Educación, por el mérito de su enseñanza y de sus investigaciones. Herrera es un enamorado tenaz de las mariposas y, como nadie en América, posee tanta sabiduría de ellas. Si, en 1646, el Padre Alonso de Ovalle las elogió, "el ciego Herrera" las "desnudo", revelándoles su verdad sutil, de color y vuelo. En estos cinco ex alumnos del "San Luis" pretendimos destacar su misión educadora, actualmente, impulsada por el aliento de los Padres jesuitas que siembran en el páramo nortino su instrucción mayor: la del amor cristiano que florece en los dones de la hermandad y de la paz. Como parte de "La vieja guardia" del colegio, saludamos a los "sanluisinos" de estos años, confiándoles tradiciones y aguardando de ellos el trabajo glorioso de acelerar, con su honradez y preparación intelectual, el nacimiento anhelado de una sociedad humana, donde Cristo sea hostia y bandera. TRES POEMAS DE ANDRÉS SABELLA EL FESTIN ESCENA DE NIEBLA Colmado por los obsequios de su copero comía el rey. Siguiendo el consejo de Remy de Gourmont, pidió sopa de cisne. Le trajeron al goloso la vianda exquisita: al hundir su cuchara la sopa lloró. Hastiado, exigió el rey al bufón nuevos espectáculos para divertirse. No demoró el bufón en aproximarse al trono, seguido por niños desnutridos y agitando un ramo de harapos. (Bajo el sillón dorado aún permanece escondido el rey.) LA JUSTICIA El hacha caería contra el cuello del condenado por sus ideas. El hombre al morir preguntó por la Justicia. El verdugo apretó el instrumento ciego. Tornó a preguntar. Y por tercera vez. Entonces el viento fue Justicia. Anuario 1988 TRES POEMAS DE ANDRES SABELLA Catálogo de la Soledad ¿Descansáis? Muertos que devoró el desierto, a vosotros hablo: quiero entrar a vuestra calle de dura soledad, de la que las palomas volverían convertidas en gotas de espanto y alumbra una luna de osamenta. Os veo a lo largo de las huellas, la lengua morada a maldiciones, abandonados, como una siniestra mansión de blancos fríos; pobres esqueletos sin más epitafio que el inventado por los vientos, calaveras que suman el enigma de la noche. Fuisteis los vagabundos, inmensamente, amargos, que arrastraron la pobreza, de "oficina" en "oficina", como un perro teñido por tormentas - perro de la muerte; los hijos del trigo vueltos centinelas de la parripa. Soñadores de la guitarra que iluminaría vuestras canas, atorrantes deshechos por las manos de la sombra, galanes a quienes una mecha de dinamita acalló el monólogo del sueño, "azuleados" que una zancadilla del hambre tiró contra las piedras, varones pateados por metralla y por miseria: sois el rumor grave y seco que corre en el caliche, el tono de sangre maltratada y la acritud del yodo, las sales amoniacales cuando sacan su espada! Amigos sin rostros ni cirios, vuestra es la flor que dará el silencio. Y si vuestro sueño es de un día enardecido, juntad vuestras cenizas para iluminar el Levante por donde nace una bandera del color de nuestras iras! Bufa el Bufón Si mi pueblo se amustia en los rigores de esta viuda llagada por el hambre, yo saldré con mi pueblo hacia combate: ¿donde esta el pan, la rosa de los pobres, la libertad de pie en el horizonte? Autorretrato con un solo ojo Cuando los pueblos avancen a libertad las espigas, y las ciénagas desaparezcan y se ofusquen las monedas, este ojo conducirá a los pueblos para que contemplen como se romperá la frente de aquellos que pudren el corazón del hombre.