TUTELA REPORTE DE CONSULTA RELEVANTE SALA DE CASACIÓN PENAL ID M. PONENTE NÚMERO DE PROCESO NÚMERO DE PROVIDENCIA PROCEDENCIA CLASE DE ACTUACIÓN TIPO DE PROVIDENCIA FECHA DECISIÓN ACCIONADO ACCIONANTE VINCULADOS ACTA n.º SALA DE DECISIÓN DE TUTELAS : 415920 : EYDER PATIÑO CABRERA : T 79813 : STP7363-2015 : Tribunal Superior Sala Penal de Buga : ACCIÓN DE TUTELA - SEGUNDA INSTANCIA : SENTENCIA : 11/06/2015 : CONFIRMA CONCEDE TUTELA : SUBDIRECCION DE ADOPCIONES Y DELEGADA PARA LA APLICACION DE CONVENIOS INTERNACIONALES DEL I.C.B.F : INGRID VANNESSA GONZÁLEZ MORA. : INSTITUTO COLOMBIANO DE BIENESTAR FAMILIAR, A LA FISCALÍA 143 SECCIONAL DE PALMIRA Y AL MINISTERIO DE RELACIONES EXTERIORES. : 209 ASUNTO: PROBLEMA JURÍDICO: Corresponde a la Sala determinar, si la accionante se encuentra en estado de indefensión al haber sido separada de sus hijos por parte del padre de los mismos quien los tiene en otro país, o si por el contrario, cuenta con otros medios de defensa para obtener el regreso de sus descendientes. TEMA: ACCIÓN DE TUTELA CONTRA PARTICULAR - Ejercicio arbitrario de la custodia de los menores en país extranjero - Procedencia de la acción: ineficacia del otro mecanismo de defensa judicial ACCIÓN DE TUTELA COMO MECANISMO TRANSITORIO - Perjuicio irremediable: características (c. j.) Tesis: «"(…) En cuanto a la cualificación de los hechos que configuran la inminencia de un perjuicio irremediable, la jurisprudencia constitucional ha contemplado que ese perjuicio (i) debe ser inminente; (ii) debe requerir de medidas urgentes para ser conjurado; (iii) debe tratarse de un perjuicio grave; y (iv) solo puede ser evitado a partir de la implementación de acciones impostergables. La caracterización de estas condiciones fue planteada por la Corte desde la sentencia T-225/93 y se ha mantenido de forma invariable en la jurisprudencia posterior. Las reglas fijadas sobre el particular son las siguientes: 4.1. El perjuicio ha de ser inminente: ‘que amenaza o está por suceder prontamente’. Con lo anterior se diferencia de la expectativa ante un posible daño o menoscabo, porque hay evidencias fácticas de su presencia real en un corto lapso, que justifica las medidas prudentes y oportunas para evitar algo probable y no una mera conjetura hipotética. Se puede afirmar que, bajo cierto aspecto, lo inminente puede catalogarse dentro de la estructura fáctica, aunque no necesariamente consumada. Lo inminente, pues, desarrolla la operación natural de las cosas, que tienden hacia un resultado cierto, a no ser que oportunamente se contenga el proceso iniciado. Hay inminencias que son incontenibles: cuando es imposible detener el proceso iniciado. Pero hay otras que, con el adecuado empleo de medios en el momento oportuno, pueden evitar el desenlace efectivo. En los casos en que, por ejemplo, se puede hacer cesar la causa inmediata del efecto continuado, es cuando vemos que desapareciendo una causa perturbadora se desvanece el efecto. Luego siempre hay que mirar la causa que está produciendo la inminencia. 4.2. Las medidas que se requieren para conjurar el perjuicio irremediable han de ser urgentes, es decir, como calidad de urgir, en el sentido de que hay que instar o precisar una cosa a su pronta ejecución o remedio tal como lo define el Diccionario de la Real Academia. Es apenas una adecuación entre la inminencia y la respectiva actuación: si la primera hace relación a la prontitud del evento que está por realizarse, la segunda alude a su respuesta proporcionada en la prontitud. Pero además la urgencia se refiere a la precisión con que se ejecuta la medida, de ahí la necesidad de ajustarse a las circunstancias particulares. Con lo expuesto se verifica cómo la precisión y la prontitud señalan la oportunidad de la urgencia. 4.3. No basta cualquier perjuicio, se requiere que éste sea grave, lo que equivale a la gran intensidad del daño o menoscabo material o moral en el haber jurídico de la persona. La gravedad obliga a basarse en la importancia que el orden jurídico concede a determinados bienes bajo su protección, de manera que la amenaza a uno de ellos es motivo de actuación oportuna y diligente por parte de las autoridades públicas. Luego no se trata de cualquier tipo de irreparabilidad, sino sólo de aquella que recae sobre un bien de gran significación para la persona, objetivamente. Y se anota la objetividad, por cuanto la gravedad debe ser determinada o determinable, so pena de caer en la indefinición jurídica, a todas luces inconveniente. 4.4. La urgencia y la gravedad determinan que la acción de tutela sea impostergable, ya que tiene que ser adecuada para restablecer el orden social justo en toda su integridad. Si hay postergabilidad de la acción, esta corre el riesgo de ser ineficaz por inoportuna. Se requiere una acción en el momento de la inminencia, no cuando ya haya desenlace con efectos antijurídicos. Se trata del sentido de precisión y exactitud de la medida, fundamento próximo de la eficacia de la actuación de las autoridades públicas en la conservación y restablecimiento de los derechos y garantías básicos para el equilibrio social. De acuerdo con lo que se ha expuesto sobre el perjuicio irremediable, se deduce que hay ocasiones en que de continuar las circunstancias de hecho en que se encuentra una persona, es inminente e inevitable la destrucción grave de un bien jurídicamente protegido, de manera que urge la protección inmediata e impostergable por parte del Estado ya en forma directa o como mecanismo transitorio."» DERECHOS FUNDAMENTALES DE LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS - Derecho a tener una familia y a no ser separado de ella - Vulneración: estado de indefensión de la madre al separársela forzadamente de sus hijos menores de edad DERECHOS FUNDAMENTALES DE LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS - Derecho a tener una familia y a no ser separado de ella: estado de indefensión de la madre (c. j.) DERECHOS FUNDAMENTALES DE LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS - Derecho a tener una familia y a no ser separado de ella: alcance (c. j.) ACCIÓN DE TUTELA COMO MECANISMO TRANSITORIO - Procedencia de la acción para conjurar un perjuicio irremediable Tesis: «(...) si bien es cierto que la quejosa cuenta con otros medios de defensa para plantear el proceder arbitrario del padre de sus dos hijos al retenerlos en los Estados Unidos sin su autorización, también lo es que los mismos no han sido los más idóneos para conjurar el menoscabo ocasionado si en cuenta se tiene que han pasado más de dos años desde que accedió a entregárselos con la disculpa de llevarlos a Disneylandia. Al respecto, se tiene que ante la denuncia penal elevada por la quejosa contra Emud Canizalez Lozano por el delito de ejercicio arbitrario de la custodia de hijo menor de edad, la Fiscalía a cargo informó a la presente acción, que el 19 de octubre de 2013 profirió orden con destino al CTI con el fin de identificar y entrevistar al denunciado lo cual no ha sido posible, que el 20 de abril pasado se logró coordinar con la Oficina de Asuntos Internacionales de la Fiscalía General de la Nación el interrogatorio con el padre de los menores en los Estados Unidos de América. Por su parte el ICBF, a través de la Jefe de la Oficina Asesora Jurídica, señaló que frente al requerimiento de la actora se ofició a las autoridades competentes del país referido para que adopten las medidas de rigor, empero, el procedimiento se ha paralizado ante la falta de asignación de un abogado de ese Estado que represente sus intereses. Lo expuesto, permite concluir que los mecanismos de defensa que ha ejercido Ingrid Vannessa González Mora en aras de lograr el retorno de sus hijos ha sido improductivo, razón por la cual resulta oportuna la intervención del juez constitucional como bien lo hizo el Tribunal A quo al conceder la solicitud de amparo adoptando la postura de la Corte Constitucional al resolver un caso de idéntica connotación dentro de la sentencia CC SU-195/98, la cual hoy se reitera: "(…) En cuanto al estado de indefensión de la madre, la Sala observa que aunque existen medios de defensa judicial a través de los cuales ella puede obtener la guarda de su hijo o la regulación de un programa de visitas que les permita a los dos gozar del derecho a la familia que la Constitución expresamente les reconoce, así como al niño disfrutar del cuidado y del amor que sólo su madre puede suministrarle por el simple hecho de ser su madre y que nuestra Carta Política expresamente erigió en la categoría de derecho fundamental de los niños (Artículo 44), el perjuicio irremediable que la separación está produciendo, y que por las vías judiciales ordinarias podría prolongarse aún más, coloca a la madre en un estado de indefensión jurídica que amerita que la tutela sea concedida como mecanismo transitorio. 14. En efecto, en el presente caso esa otra vía judicial no constituye un medio jurídico suficiente y adecuado para suspender inmediatamente la vulneración ya prolongada de los derechos fundamentales cuya protección se invoca. A través de ella la protección llegaría, pero llegaría en un momento más remoto, que haría irrecuperable el tiempo perdido de convivencia materno-filial que se impediría a causa de esta tardanza. Sin lugar a ningún género de dudas, la separación forzada de un niño de su madre, es un daño irremediable no susceptible de reparación a través de ningún medio jurídico. ¿Cómo reemplazar el tiempo perdido de convivencia en el amor materno? Consideraciones como la anterior hacen concluir a la Sala que efectivamente se está en presencia de un estado de indefensión jurídica y de un perjuicio irremediable que amerita conceder la tutela mientras se adelanta ante la jurisdicción de familia la acción tendiente a la definición de la guarda del hijo de la accionante. El derecho fundamental a tener una familia y disfrutar del cuidado y amor materno. 15. En ocasión anterior, había sido definido por esta Corporación, en los siguientes términos, el sentido y alcance del derecho fundamental de los niños a tener una familia: ‘De la naturaleza humana se desprende inevitablemente el derecho de padres e hijos a establecer y conservar relaciones personales entre sí. Ese derecho comprende las distintas manifestaciones de recíproco afecto, el continuo trato y la permanente comunicación, que contribuyen a satisfacer en unos y otros naturales y legítimas aspiraciones derivadas de los lazos de sangre, cuyo fundamento no está ligado a la subsistencia del vínculo matrimonial ni a la vida en común de los padres, ni depende tampoco tratándose de matrimonios disueltos- de si se tiene a cargo o se carece de la custodia de los menores. ‘Considera la Corte que todo intento de frustrar en los niños las naturales tendencias de afecto, respeto y consideración hacia ambos padres, en igualdad de condiciones y posibilidades, constituye grave atentado contra los más sagrados principios morales y jurídicos. A juicio de esta Corporación, el padre o la madre que influye en su hijo contra el otro de los progenitores así como el que crea entre ellos barreras y distancias -físicas o morales- obra contra la naturaleza y cercena la más genuina expresión espiritual de la persona, por lo cual comete una incalificable falta contra la familia y contra la sociedad que no puede quedar impune ante el Derecho.’ (Sentencia T-290 de 1993. M.P. Doctor José Gregorio Hernández Galindo.) (…) 17. En el caso sub examine, el padre arrebató indebidamente al niño de los brazos de su madre. Traicionando su confianza, se lo llevó a un país extranjero a donde ella tenía restringido el acceso, en razón de carecer de visa para ese momento. Este proceder antijurídico, pues se hizo de hecho, sin definición previa voluntaria ni judicial sobre la guarda del menor ni sobre el régimen de visitas, es totalmente reprochable. Constituye una clara vulneración de los derechos fundamentales a la familia y al cuidado y amor materno de los tutelantes, que no puede ser avalada por esta Corporación. 18. Por todo lo anterior, la Corte ordenará al padre entregar inmediatamente la guarda y custodia personal del niño a la madre, quien lo tendrá provisionalmente bajo su cuidado, hasta tanto la jurisdicción de familia resuelva de manera definitiva lo referente a estos aspectos y al régimen de visitas. Esta decisión se toma teniendo en consideración la manera violenta y arbitraria del proceder del padre con respecto a su hijo y a la madre, debidamente probada en el expediente. Obviamente se le reconocerá al padre el derecho de visitar a su hijo; la madre deberá permitir estas visitas, que se surtirán de conformidad con el régimen provisional que establezca el defensor de familia, mientras se promueve por la demandante un proceso judicial tendiente a determinar en forma definitiva lo concerniente a la custodia y cuidado del niño y a la regulación definitiva del régimen de visitas, crianza y educación del menor. Esta intervención del defensor de familia se ordenará con fundamento en lo previsto por el artículo 277 del decreto extraordinario 2737 de 1989. 19. Habida cuenta de que el menor reside actualmente en los Estados Unidos de América, el cumplimiento de la presente Sentencia en el exterior necesitará del trámite propio del exequatur, surtido ante las autoridades judiciales competentes de ese país. Para que la protección aquí concedida no resulte irrisoria, se ordenará a las autoridades colombianas competentes, esto es a la Cancillería y al Consulado de Colombia en la ciudad de Chicago, prestar toda la ayuda personal y material necesaria para lograr la efectividad de los derechos fundamentales que por este fallo se protegen. Para ello se procederá, así mismo, por parte de estas autoridades, a proporcionar la asistencia jurídica que requiera la tutelante para hacer efectivos ante la justicia de los Estados Unidos, sus derechos y los de su menor hijo, ya sea mediante el trámite del exequatur de la presente Sentencia, o de la intervención dentro de cualquier proceso judicial o administrativo en trámite o por iniciarse en ese país, relacionado con su derecho a la guarda y custodia de su hijo." Aterrizando la reseña jurisprudencial expuesta al caso objeto de estudio, es evidente que resulta aplicable ante el perjuicio que ocasiona la separación de los hijos de su madre, razón por la cual la Sala ratificará la concesión del amparo solicitado por Ingrid Vannessa González Mora.» JURISPRUDENCIA RELACIONADA: Rad: CC SU195/98