1 camino real CONSEJO EDITORIAL Diómedes Núñez Polanco Primer Vice-presidente Matías Bosch Vice-presidente Ejecutivo Ramón Tejeda Read Coordinador Ysabel Florentino Gestión Cultural y Literaria Contenido 4 Bosch en el telón de fondo de los 200 años de las independencias latinoamericanas 7 DRA. EVERLIDIS VARGAS RAMOS A propósito del Pentagonismo: Ciencia, Teoría y subjetividad 21 NATACHA SÁNCHEZ Cartas para una historia ontológica 33 JUAN BOSCH El día de Duarte y la conducta de Balaguer 41 JUAN BOSCH Juan Pablo Duarte 49 JUAN BOSCH El Primer Libertador Americano 59 JUAN BOSCH Benito Juárez no es como lo presentó Balaguer 67 Baltasar Garzón: “Lo primero que me produjo el Judas Iscariote al leerlo fue sorpresa” 71 Mensaje de la Comisión Permanente a la Quinta Reunión Ordinaria del Comité Ejecutivo Nacional del PRD. Amado Santana Diseño Alfa & Omega Impresión © Fundación Juan Bosch Calle Paseo de los Locutores No. 43, Ens. Evaristo Morales, Sto. Dgo., D.N., Rep. Dom. Teléfono: 809-472-1920 809-472-1921 www.juanbosch.org e-mail: fundacion@juanbosch.org LA FUNDACIÓN JUAN BOSCH es una organización no gubernamental, sin fines de lucro, presidida por doña Carmen Quidiello de Bosch, constituida para trabajar en la preservación y difusión de la obra del profesor Juan Bosch, en vinculación con proyectos de diversa índole que promuevan el desarrollo humano, social y ciudadano en República Dominicana. camino real CAMINO REAL es una publicación de la Fundación Juan Bosch. Pretende ser un espacio plural, democrático, al servicio del pueblo dominicano, y en el que participen todas las personas dedicadas a estudiar los fenómenos sociales y promover los valores y principios de justicia, dignidad, patriotismo y democracia por los que vivió y luchó el Profesor Juan Bosch. PORTADA: Portada de El pentagonismo 2 sustituto del imperialismo, revista Ahora, 1967. 3 camino real Bosch en el telón de fondo de los 200 años de las independencias latinoamericanas camino real L 4 a presente edición de Camino Real está concebida en cuatro tiempos. El primero de ellos lo ocupan dos trabajos que, en cierta forma, son una saga de las celebraciones del Centenario del nacimiento de Juan Bosch: “A propósito de El Pentagonismo, sustituto del imperialismo”, de la intelectual puertorriqueña Everlidis Vargas, discurre sobre la importancia y actualidad de esa obra de Bosch revisando, al mismo tiempo, su pertinencia, aspectos epistemológicos y el aporte al conocimiento de la naturaleza del fenómeno histórico conocido como “imperialismo” y su transformación en “pentagonismo”, según lo advirtió Bosch. Un segundo momento de esta primera parte lo constituyen las “Cartas para una historia”, de la escritora dominicana Natacha Sánchez, que hemos recuperado de los archivos de Juan Bosch. Se trata de un texto escrito a propósito de los 85 años del destacado intelectual dominicano (1994) y que es construido a partir de algunas de las decenas de cartas que escribió Juan Bosch a su entrañable amigo de infancia Mario Sánchez, padre de la autora de este trabajo. Los fragmentos de las cartas reproducidos dan a conocer aspectos de la vida, la obra y la personalidad de Bosch; de cómo fue evolucionando el artista, el escritor, el político, todo en uno, y, lo que aporta una nota particular a este texto, todo contado por el propio Bosch. Es posible apreciar en tales cartas sus firmes convicciones, ya desde muy joven, sobre temas que serán una constante a lo largo de toda su vida, como la importancia de la disciplina personal, la admiración por la obra artística, la indispensable concentración y el trabajo del creador, el respeto por la vida en todas sus formas y momentos, el compromiso con los explotados y excluidos, entre otros. Duarte y Bosch El segundo tiempo de esta entrega de Camino Real lo ocupan dos trabajos de Bosch sobre el Padre de la Patria dominicana, Juan Pablo Duarte. En muchas ocasiones, el destacado líder político dominicano reflexionó sobre la vida y la obra política de Duarte destacando sus enormes cualidades de organizador e ideólogo aferrado a la lucha por la liberación desde una ética emancipadora e integral. En “Día de Duarte y la conducta de Balaguer”, texto de enero de 1973 que recuperamos del archivo de Bosch, el eminente escritor y político vuelve sobre los pasos del Padre de la Patria para dar una lección de historia y dignidad en un momento en que el doctor Joaquín Balaguer, a la sazón presidente de la República Dominicana, olvidaba su deber como dominicano y estadista. Por otro lado, en “Duarte visto por Bosch” reunimos tres textos de Bosch, uno de 1971, otro de 1976 y otro de 1983. En ellos discurre Bosch sobre ideología y política, cantidad y calidad, y otros temas y enseñanzas. El tercer tiempo de este número de Camino Real lo componen dos textos de Bosch que traemos aquí a propósito de la conmemoración en este año del bicentenario de las independencias americanas. En uno de los trabajos anteriores sobre Juan Pablo Duarte, recuerda Bosch que éste “era un niño que todavía ni caminaba” cuando “en la mayoría de los países hermanos de América, que eran, como nosotros, territorios de España, se estaba en guerra contra España. Esas guerras tenían como propósito conseguir la independencia de cada uno de esos países, tal como la había conseguido Haití, que había logrado la suya luchando contra los franceses y había pasado a ser, desde el 1 de enero de 1804, la primera república independiente de la parte de América que hoy se llama la América Latina” 1. Aquí, de nuevo, en su trabajo “Benito Juárez no es como lo presentó Balaguer”, Bosch vuelve a dar una lección de conocimiento profundo de la historia de América Latina, pero sobre todo nos advierte sobre cuán indispensable es el conocer a cabalidad esa historia si queremos combatir de manera exitosa en el terreno de las ideas contra todas las falsedades difundidas por las élites dominantes. Como 1 2 3 aferrado al precepto martiano según el cual “de ideas es la guerra que se nos hace, con ideas debemos combatirla”, Bosch recuerda el papel de Benito Juárez en la guerra de liberación mexicana y lo hace en contra del adocenamiento e instrumentalizaciòn que pretendía hacer de esos acontecimientos el jefe del Estado dominicano para justificar sus intenciones de permanecer en el Poder mientras tuviera vida2. Más aún, Bosch recuerda el continuo que es la historia de nuestros pueblos al situar el inicio de nuestras luchas de liberación en el momento mismo en que los caciques taínos iniciaron la rebelión contra la invasión europea. Lo hace en un texto formidable que data de 1944 titulado “El primer libertador de América”3 en el cual narra la denodada lucha del cacique Caonabó contra la agresión española. “Señor de la montaña, majestuoso, altivo como el más poderoso de los reyes del mundo, parco en palabras y heroico en todos los momentos de su vida, Caonabó, que no era un salvaje cruel ni mucho menos, combatió en defensa de indios que no pertenecían a su cacicato y mostró agudeza y señorío bastante para poner en peligro el poder español en sus recién conquistadas tierras, aun inutilizado por la prisión. Mientras él vivió, Colón no Como se ve, dos elementos son fundamentales en esa afirmación de Bosch: el primero, que Duarte nace y crece en un contexto de guerras de liberación nacional de América Latina contra el imperio español, y, segundo, que esa guerra generalizada había comenzado en Haití, en 1791, donde se había coronado con la victoria de los esclavos el primero de enero de 1804. Es, entonces, un pecado de omisión el que viene cometiéndose contra Haití y contra la historia de la América Latina al no recordar que era en 2004 y no en 2010 cuando debieron empezar los actos de celebración de los 200 años de las independencias latinoamericanas; un pecado que, recientemente, ha recordado el periodista argentino José Steinsleger al afirmar que “La independencia de Haití ha sido deliberadamente ignorada por negra, antiesclavista, anticolonialista, antintervencionista, anticlasista, por derrotar en el terreno militar a los tres grandes imperios de la época, y por emplazar al pensamiento eurocéntrico, haciendo crujir las marquesinas filosóficas de la civilización occidental. La primera y última rebelión victoriosa de esclavos en la historia de la humanidad guardó profundas diferencias con el resto de los procesos independentistas de América hispana. Los haitianos defendieron a tal grado su noción de libertad, que las juntas emancipadoras del continente optaron por soslayar sus alcances políticos y densidades conceptuales”. (Ver “Haití: el costo de cargar maletas (I)“. José Steinsleger | jornada.unam.mx | 31-03-2010 |. Rebelión, 01/04/2010). En esta misma edición de Camino Real, el intelectual cubano Eliades Acosta Matos advierte precisamente sobre el fenómeno de “las guerras culturales” y cómo éstas siguen siendo un arma principal de dominación del siglo XXI. Revista Carteles, No. 6, febrero 6. La Habana, Cuba, 1944. camino real De Caonabó a Benito Juárez 5 se atrevió a imponer tributos a los pueblos indígenas. Aun teniéndolo encerrado en una estrecha celda, el Almirante jamás consiguió de él la menor muestra de sumisión o de debilidad y ni siquiera de respeto. Su sola presencia imponía admiración”. Una entrevista camino real El tercer tiempo de esta edición lo ocupa la entrevista realizada al jurista español Baltasar Garzón que estuvo en nuestro país para la presentación de la edición española de Judas Iscariote, el calumniado, elaborada como parte de las actividades llevadas a cabo en España para conmemorar el centenario del nacimiento de Juan Bosch (2009). Desde la entrada, Garzón hace una aproximación a Bosch que no puede ser más pertinente y definitiva: “Tratar de englobar a Juan Bosch en una respuesta solamente es muy complicado, pero se puede constreñir a la afirmación de que él representa todo lo que debe ser la política poniendo la ética de la responsabilidad y la ética de aquellos servidores públicos que entregan lo mejor de sí mismos en favor de la sociedad. Juan Bosch significó esto a lo largo de toda su trayectoria, y toda su obra literaria, aun aquélla que no tiene ni siquiera que ver con el ambiente político, está preñada por su pensamiento y por su coherencia y la enseñanza no sólo hacia la República Dominicana sino al mundo entero que ha conocido su obra”. La política entre lo viejo y lo nuevo Si al hablar de Duarte Bosch destaca el papel de los cambios cualitativos y cuan4 5 6 titativos en las luchas sociales, el maestro dominicano retoma el tema en otro texto que constituye el cuarto y último tiempo de esta entrega. Su “Mensaje de la Comisión Permanente a la Quinta Reunión Ordinaria del Comité Ejecutivo Nacional del PRD”4 ha sido incluido por varias razones: Primera: las elecciones congresuales y municipales que transcurrieron el pasado 16 de mayo en la República Dominicana dejan a las dos organizaciones formadas por Juan Bosch (el PRD y el PLD) dominando la escena política del país, mientras se extingue, lenta pero ostensiblemente, el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) del doctor Balaguer. A esas tres organizaciones se refiere de alguna forma el autor del texto, no importa que aún no había fundado al PLD (diez meses faltaban para que se produjera la ruptura con el PRD y surgiera la nueva organización que, habida cuenta de la derechización inevitable operada en el PRD, entendía Bosch que debía asumir la tarea de la liberación nacional en República Dominicana). Segunda: Una lección de práctica política se opera en este texto5 que no va dirigida solamente a los y las integrantes del PRD de hace 37 años, sino a todos los y las dirigentes políticos de todos los tiempos; y Tercera: resaltan en este texto el papel imprescindible de la educación política en la lucha política y la adecuación de la organización política al momento histórico específico, o contexto histórico, en que opera. 19 de enero de 1973. Texto inédito. Se publica por primera vez. No se debe olvidar que en Juan Bosch operan siempre de manera simultánea la educación política con la práctica política tanto de los dirigentes como de las masas. Éste será su norte permanente, como lo fue en Martí y lo ha sido en los grandes revolucionarios del siglo XX. En este texto aparece una de sus primeras menciones ( si no la primera) de los Círculos de Estudio a partir de los cuales surgiría el PLD como fuerza que gravitaría de manera decisiva en el futuro de República Dominicana. Dra. Everlidis Vargas Ramos1 A propósito del Pentagonismo: Ciencia, Teoría y subjetividad 1. Preámbulo E n pocas ocasiones en la historia de América se ha dado la coincidencia de que un dirigente político de una gran envergadura en la historia política de su país, fuera además un intelectual de una obra que lo inmortaliza como un escritor de gran trascendencia y calidad y con un apoyo popular real que le permite llegar a la presidencia de la República. Sin embargo, vive una de 1 2 las tragedias más importantes que ha vivido la historia política de América Latina. Bosch fue actor histórico y protagonista de un acontecimiento que ningún estudiante de Historia o Política del siglo XX en América debe desconocer. La historia lo describe como un dirigente político que fue apoyado por la ciudadanía, el primer presidente electo después de la dictadura de Trujillo, y por lo cual, su derrocamiento fue lacerante para EVERLIDIS VARGAS: Catedrática, Universidad de Puerto Rico, Recinto de Rio Piedras; Doctorado en Historia, Universidad de Puerto Rico; Doctorado en Filosofía y Letras de la Universidad Complutense de Madrid. Tantas cabezas, tantos haberes. Madre Coraje y sus Hijos, pieza de Teatro, Berlín, 1939. Version editorial en alemán Bayern, Berlin, Alemania, 1996. “Mutter Courage ihre Kinder”. camino real “El peor analfabeto es el analfabeto político, él no ve, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. Él no sabe que el costo de la vida, el precio del poroto, del pescado, de la harina, del alquiler, del calzado o del remedio dependen de decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se enorgullece e hincha el pecho diciendo que odia la política. No sabe el muy imbécil que de su ignorancia política nacen la prostituta, el menor abandonado, el asaltante, y el peor de todos los bandidos, que es el político corrupto, lacayo de las empresas nacionales y multinacionales”2. 7 camino real él y para la historia de la democracia. También se caracterizó por ser un hombre autodidacta, un intelectual que leía mucho, que frecuentó muchos intelectuales, y por otra parte, fue un escritor que se expresó con claridad y elegancia sobre temas sociales y éticos de su pueblo. Este hombre estaba destinado a realizar aportaciones teóricas significativas y a través de él heredamos textos importantes, escritos a partir de su experiencia, en función de su sentir, de su querer y su pensar. Por lo cual, no es de sorprender que redactara obras sobre las lecciones políticas que él puede haber sacado. Francis Bacon, el primer filósofo que aboga por la inducción señaló, como una forma adecuada de consultar la naturaleza, el uso de la experiencia como la verdadera base de la ciencia. Foucault, por su parte, afirma lo siguiente: “Sucede que para explicar la realidad se privilegia en muchos casos a priori un área de lo real, y una forma de aprenderla se realiza respaldando en una política de verdad en función del supuesto consenso comunitario, el cual, en última instancia, responde a relaciones de poder subyacentes en las prácticas cotidianas”2. El pentagonismo, sustituto del imperialismo surge para ofrecer una explicación diferente a una realidad diferente a partir 2 8 3 4 de una reflexión sobre realidades que no tenían la explicación en teorías anteriores, incluyendo los escritos de Lenin, y sobre un problema que no era evidente para el autor antes de 1965. Al decir de Max Weber: “No son las relaciones reales entre cosas lo que constituye el principio de delimitación de los diferentes campos científicos, sino las relaciones conceptuales entre los problemas. Sólo allí donde se aplique el método nuevo, una explicación nueva, a nuevos problemas, y donde, por lo tanto, se descubran nuevas perspectivas, nace una ciencia nueva, una teoría nueva”.3 El conocimiento nace a través de una “toma de conciencia” por parte de los actores que antecede al escrito teórico. Dice Rauber que “la conciencia, particularmente la conciencia política, no se desarrolla a partir de un proceso de introducción de proposiciones teóricas, por muy esclarecedoras que éstas sean, sino combinando el conocimiento de éstas con un proceso teórico-práctico que supone reflexión, transformación, reflexión del grupo implicado en él”.4 El sujeto es por lo tanto el resultado de su propia actividad teórico-práctica, lo que supone el desarrollo de procesos de reflexión de su experiencia. La experiencia política y la evaluación ideológica, a través de la lectura de textos originales, llevaron a Bosch a estudiar aún más los pensamientos de grandes intelectuales de nuestra América y desde luego el marxismo. Su experiencia con el imperialismo lo condujo a introducir el concepto “el Pentagonismo, sustituto del imperialis- Foucalt. M. (1978) Microfísica del poder. La Piqueta. Madrid. Weber, M. (1985) Essais surla theorie de la science, citado por Bourdieu, P. El oficio de Sociólogo, p.21 Isabel Rauber, Proyecto, sujeto y poder. Desafíos actuales del movimiento popular latinoamericano (lepros, 1992) Santo Domingo, p. 30. camino real 9 Portada de la edición mexicana de El pentagonismo sustituto del imperialismo, a propósito del centenario de Jua Bosch (2009) camino real mo”. Ese concepto nace para definir la poderosa y bien financiada máquina de guerra del Pentágono de Estados Unidos, su razón de ser, características que lo diferencian del imperialismo y de cómo afecta a la nación pentagonista. En la obra se explica la forma en que el Pentágono de Estados Unidos ha estado obstaculizando la democracia en nuestra América durante más de medio siglo de invasiones y guerras que ahora se extienden al medio Oriente. 10 El reciente golpe militar en Honduras fue una prueba más de lo apropiado del concepto boschiano del “pentagonismo”. Bosch fue internacionalista como Hostos, Martí y Bolívar. Consagró su vida al propósito de educar a través de su obra literaria y política para transformar la realidad de América. Llevó sus excepcionales talentos literarios e intelectuales al mundo político como un instrumento de liberación de su país, no sólo para liberarlo de la dominación extranjera, sino más bien de la miseria, la corrupción, el racismo, la indiferencia y la ignorancia. Explicar la formación y coexistencia tanto de la práctica de la política como de la escritura, conlleva reconstruir y recorrer una trayectoria donde lo individual y lo 5 social, lo objetivo y lo subjetivo se funden y se complementan. Esta presentación desea inquirir sobre el Pentagonismo y demostrar que a través de esa obra se realiza una construcción política e histórica, entre otras aportaciones. El Sr. Bosch fue un hombre de muchas aportaciones: político, literato, ensayista, historiador, sociólogo, educador y en todas esas áreas del conocimiento fue un faro de luz iluminando el camino de teóricos en esas disciplinas; no sólo en su nación, sino más allá de su territorio, lo que muy pocos hombres, con la especialidad en esas áreas logran a través de su trayectoria de vida. Y en todas ellas se manifiesta con una gran creatividad, con autonomía conceptual, con una percepción crítica de la realidad que no excluye un manejo adecuado de las teorías de su época e inclusive, existe una transformación ideológica a través de su vida que contribuye a realizar aportaciones innovadoras en las áreas de la teoría política, la historia y la sociología. Juan Bosch fue un intelectual que se dedicó a la política, desarrollando más que teoría política una praxis donde la acción política desplaza al discurso, convirtiéndose en la conciencia del pueblo dominicano. 2. Subjetividad en la construcción de teoría política Según el Diccionario de Ciencia Política de Dieter Nohlen: “En Ciencia Política se estudia el comportamiento político observable en las personas y en la sociedad así como estructuras y procesos. Sus niveles de teorización son el descriptivo, explicativo y el interpretativo”.5 El profesor Bosch utiliza todo lo anteriormente expuesto en su obra El Pentagonismo, sustituto de imperialismo. Dieter Nohlem (1998) Diccionario de teoría política. Madrid. Ediciones Orbis. 6 7 8 9 3. Capacidad para el inquirir teórico político. Ante el planteamiento de que en la obra política del profesor Juan Bosch existe un discurso contra Estados Unidos por un resentimiento que lo lleva a escribir sus obras De Cristóbal Colón a Fidel Castro y El Pentagonismo, es importante resaltar que ese planteamiento lleva implícito limitar y cuestionar las capacidades de teorización y partir de la premisa de que otros teóricos en política o historia son más objetivos, y en la supuesta objetividad fundamentar la existencia de una mejor construcción teórica. Pero es importante señalar el error de unir la objetividad a la teorización. Sin embargo, utilizaré cuatro ejemplos, aunque pueden ser innumerables, para demostrar cómo aquéllos que fueron pasionales al escribir y teorizar pasaron a la historia a través de obras que se discuten hasta el presente. Por ejemplo, Heródoto señala en su introducción a su obra Historia: “Para que el tiempo no abata el recuerdo de las acciones de los hombres y que las grandes empresas acometidas por los griegos no caigan en el olvido”8. En la praxis su obra, que lo define hasta hoy como el Padre de la Historiografía, no tiene otra finalidad que afirmar la supremacía griega e inmortalizar sus tradiciones. En la obra se establece la selección de fuentes por un método de apreciación muy cuestionable cuando él mismo señala: “Si yo me veo en el deber de referir lo que se cuenta, no me veo obligado a creérmelo todo a rajatabla; y que esta afirmación se aplique a la totalidad de mi obra”.9 Bachelard , G.(1971) La formación del espíritu científico. Siglo XX1, México. Ibíd. ; p.21 Heródoto (1992). Historia, y Las escuelas históricas .Editorial AKAL. Madrid. Ibid; p.15 camino real Estudiar la repetición de fenómenos para ofrecer una explicación lógica de sus causas, efectos e implicaciones futuras es labor de las ciencias políticas. Bachelard, en el libro La formación del espíritu científico nos dice: “El método deductivo e inductivo no llena las expectativas de la teoría del Estado; se necesita de un método intuitivo que pueda partir de nuestra experiencia cotidiana”.6 La intuición y la experiencia y esas emociones o pasiones llenan de propósito el análisis crítico y cuidadoso de un investigador; sin embargo, El Pentagonismo a veces se describe como un escrito realizado como consecuencia de la decepción, la frustración y el desencanto, es decir de forma “visceral “, como un argumento que le resta meritos a la obra. Es importante poner un énfasis en que son esos elementos los que motivan a un teórico de la política a realizar preguntas y buscar respuestas y elementos relacionados a la construcción de la teorización. Según Bachelard, “El científico muestra evidencia empírica, causales y relación de hechos observables para estudiar las relaciones de poder, el método filosófico para conocer lo ideal, lo que debería ser y el método histórico para conocer la evolución. El resultado final de una teoría es un análisis que pueda llegar a la predicción de algunos fenómenos no observables todavía o la unificación de las relaciones entre varios procesos”7 . En el desarrollo de la Teoría Política se argumenta sobre la observación e interpretación de los hechos y se parte de la premisa de que ser actor y protagonista histórico de los mismos ofrece una mejor perspectiva para la teorización. 11 camino real Por otra parte, Polibio fue un historiador importante, el primero en escribir una Historia Universal. Su propósito era explicar las razones para la hegemonía romana en la cuenca del Mediterráneo mostrando cómo se encadenan los sucesos políticos y militares. Es el escritor de la antigüedad que realiza más teoría histórica. Polibio utiliza su obra para legitimar la grandeza de los romanos frente a otros pueblos y fomentar la idea de que esa grandeza será consecuencia de su sistema de gobierno, que era la razón de ser de su poder. En el Renacimiento lo utilizarán para reconocer su explicación sobre los orígenes de las formas de gobierno y su categorización de los regímenes políticos y su explicación del éxito de la República Romana. En ambos historiadores no existe objetividad; se escribe a partir de la pasión, pero se realiza una aportación en metodología, relación de hechos observables y creación de conceptos que formaron parte de una explicación de la realidad que les rodeaba. Por cierto, Nietzsche describe el pensamiento de Polibio, que, teniendo en su mente al hombre de acción, dice que el estudio de la Historia política constituye la más adecuada preparación para el gobierno del Estado y es la mejor maestra que al recordarnos los infortunios de otros nos amonesta a soportar con firmeza los cambios de la fortuna. Es interesante que el profesor Bosch a través de su experiencia política decidiera establecer una obra escrita y grupos para la formación política, validando las ideas de Polibio y de Nietzsche, tal vez aún desconociéndolas. Por otro lado, en teoría política la teorización indudablemente parte de las experiencias y la observación sistemática de fenómenos empíricos con el objetivo de entender y ofrecer una explicación lógica de los acontecimientos que rodean el entorno en que somos actores históricos. En El Príncipe, Nicolás Maquiavelo dice apoyarse en la naturaleza humana real y no en quimeras e idealizaciones: “Como mi objeto de estudio es describir para aquéllos que juzgan sin preocupación, hablaré de las cosas como son en realidad y no como el vulgo se las imagina. Figúrase la imaginación a veces repúblicas y gobiernos que nunca han existido, pero hay una distancia grande del modo como se vive al modo como deberíamos vivir”.10 El autor describe la conducta real, desde su punto de vista, que el político muestra en su vida diaria. Afirma que el ser humano tiende a la codicia del poder y la riqueza. El pueblo se deja llevar más por las apariencias que por la realidad. Maquiavelo demostró que en la política se actúa como el zorro, con engaño y astucia, simulación y hasta violencia. Su fin era motivar a los príncipes italianos para que lograran la unidad italiana frente al poder de los papas romanos. Su obra no pierde permanencia por ser desarrollada a partir de su interés y experiencias; la búsqueda de explicar la realidad que lo rodeaba lo llevó a escribir una obra que se cita en cursos de teoría política hasta hoy. También Thomas Hobbes, en su Leviatán, observamos que en su filosofía política y teoría social presenta una evidente reacción contra las ideas descentralizadoras (parlamentarismo) y la libertad ideológica y de conciencia que proponía la reforma en la que él avistaba el peligro de conducir inevitablemente a la anarquía, el caos y la revolución; de forma que para él fue necesario justificar y fundamentar la nece- 12 10 Nicolás Maquiavelo (1995). El Príncipe. Río Piedras, Universidad de Puerto Rico. camino real 13 Juan Bosch, retrato Miguel Núñez sidad del absolutismo como política ideal con la cual soslayar dichos males. Afirmaba que era inevitable instaurar una autoridad absoluta cuya ley sea la jerarquía máxima y tenga que ser obedecida por todos sin excepción. Esos autores y obras se analizan hasta el presente independientemente de la interpretación que hicieron de la realidad de su época; son obras en que se construye una explicación a partir de las experiencias y la subjetividad inherentes a su intuición. Las pasiones particulares de los autores no le restan a la obra pues existe una relación de hechos y una teorización fundamentada en la lógica; éstos se citan hasta el siglo XXI para justificar o cuestionar sus fundamentos, y es que el sujeto define la obra y no se puede desconectar del objeto de estudio. camino real 4. Pentagonismo: valor teórico–histórico 14 El Pentagonismo es una obra que argumenta un concepto nuevo para definir y caracterizar unas circunstancias que tenían el mérito de evaluarse a profundidad. ¿Y quién mejor que un político que recibe un golpe de Estado en el Caribe, frontera de maniobras geopolíticas para evaluar esa realidad? Se conceptualiza a partir de fenómenos y de hechos empíricos que se evidencian y sobre los cuales se desarrollan, a través de la intuición y más allá de la lógica común, unas predicciones futuras, describiendo a éste como una nueva fase del imperialismo. Aunque el escrito no puede separarse de la realidad histórica y las experiencias del autor, esto no resta a su obra; más bien le ofrece propósito que puede servir de base para la deliberación, la difusión de esta situación y para gestar acciones políticas sobre la denuncia de aquellos hechos. El autor está consciente de que el sujeto democrático, para ser capaz de la acción política a la que está llamado, debe poseer una cultura, unos valores y actitudes; en fin, una peculiar conciencia política que sirva para reaccionar y actuar con conocimiento. 5. Ciencia y subjetividad. Sobre el planteamiento de subjetividad en El Pentagonismo y, por lo tanto, en la obra política de Bosch, trasciende a mi memoria una conferencia pública, dictada en la Facultad de Ciencias Sociales Graduado, en la que el Dr. Néstor Braunstein, reconocido autor del libro Psicología, ideología y ciencia, sorprendió a su audiencia al escribir en la pizarra, antes de emitir alguna palabra, una sentencia de Jaques Lacan, psicoanalista francés, que leía: “Ciencia es la ideología de la supresión de sujeto”. Digo que sorprendió porque la tesis principal de su libro mencionado contraponía ciencia e ideología. A la misma vez planteaba que el psicoanálisis debía ser considerado una ciencia en la medida en que cumplía con la exigencia fundamental de la empresa científica. Esta consistía en desarrollar y probar las teorías que permitieran explicar los fenómenos bajo estudio trascendiendo las apariencias, la experiencia inmediata o la mera apreciación de los sentidos. En otras palabras, trascender la subjetividad. La tesis de Lacan, a la que Braunstein se adhirió en esa ocasión, descartaba por completo su concepción de ciencias y la pretensión de que haya empresa humana capaz de excluirse de lo subjetivo en su quehacer. Lo anterior no implicaba, aclaró, que no se pudiese construir un saber teórico válido y productivo para entender y explicar los objetos de la ciencia. curso para su interpretación, sin excluir que coexisten las emociones con la racionalidad y validez del relato. ¿Quién mejor que el protagonista histórico para relatar un acontecimiento? Los historiadores contemporáneos utilizan las vivencias cotidianas no sólo para explicar la realidad, sino para establecer un ejercicio de percibir la influencia de estos acontecimientos sobre el futuro, lo cual coloca a Bosch como un historiador adelantado a su época y rebasando el positivismo tradicional. El historiador Howard Zinn, entre otros, señala la utopía de pensar en la objetividad histórica. Por otra parte, se puede abordar una referencia más provocativa. Antes de hacerlo planteó la pregunta: ¿Alguien cuestionaría la validez científica de las teorías de Albert Einstein y el grupo de sujetos que dieron pao al vuelco de la ciencia física que se produjo en la primera mitad del siglo XX? Para que nos ayude a reflexionar sobre esto cedo la palabra a uno de los protagonistas de esa empresa científica, el físico de origen alemán Werner Heisenberg. En su libro Encuentros y conversaciones con Einstein y otros ensayos Heisenberg escribe: “Los problemas que nos ocupan, ¿están libremente elegidos a tenor con nuestros intereses e inclinaciones, o nos vienen dados por un proceso histórico?, ¿Hasta qué punto es posible elegir los métodos científicos de acuerdo con el propósito correspondiente y hasta que otro volvemos a seguir una tradición preexistente? Y, por último, ¿en qué grado somos realmente libres de elegir los conceptos con que formulamos nuestras preguntas? La actividad científica sólo cabe definirla de un modo, y es diciendo que formula aquellas preguntas que nos gustaría contestar. Pero para poder formularlas necesitamos conceptos con cuya ayu- camino real Esta anécdota viene a mi mente ante el planteamiento de la posible validez científica de las tesis expuestas por el fenecido intelectual y líder político dominicano Don Juan Bosch ante la premisa de que sus escritos políticos fueron “viscerales”, productos de la frustración. La razón para la duda implícita en la pregunta es el antagonismo del escritor hacia el gobierno de Estados Unidos como producto del golpe de Estado, promovido por los norteamericanos, y la intervención de Estados Unidos en el 1965. Lo que se implica, obviamente, que su protagonismo en la crisis que sufrió la democracia dominicana en ese momento histórico, le impidió lograr “la objetividad” necesaria para realizar un análisis científicamente válido de la situación. Esto obliga a retomar el tema de la posible neutralidad ideológica en las Ciencias Sociales. En su ya clásico ensayo al respecto Adolfo Sánchez Vázquez consideró que ese planteamiento tenía el carácter de un mito. Podríamos elaborar al respecto. No obstante nos parecería mejor referir a los lectores al escrito original de Sánchez Vázquez El Mito de la Neutralidad Ideológica en las Ciencias Sociales o al ensayo del profesor de la Escuela Graduada de Administración Pública de la UPR, Beauregard González, sobre la neutralidad ideológica en la investigación dentro de la administración pública. (Ambos accesibles por Internet). Hay escritos sobre la teoría histórica que se elaboran en la Escuela Francesa de los Annales que enfatizan en que la observación, experimentación e intuición sobre un evento histórico no excluye historiar, porque fundamentan la observación de los acontecimientos como un re- 15 La ciencia del siglo XXI hace rato que dejó de creer que la llamada objetividad es posible. “El estado de un sistema en la mecánica quántica puede caracterizarse por un vector en un espacio multidimensional, y este vector implica enunciados acerca del comportamiento estadístico del sistema en determinadas condiciones de observación. La descripción objetiva del sistema en el sentido tradicional es imposible”.13 La ciencia moderna se rige desde Popper por el criterio de la falsación. Éste establece que una teoría que logra explicar los fenómenos que aborda es considerada válida, cierta, hasta que se pruebe falsa. 6. Valor teórico del Pentagonismo ¿Puede la teoría expuesta por Juan Bosch para explicar el origen, fundamento y dirección del imperialismo estadouni- camino real da esperamos asir los fenómenos. Estos conceptos se toman por lo general de la historia pretérita de la ciencia. Pero cuando lo que nos proponemos es explorar un nuevo ámbito de fenómenos es posible que esos conceptos actúen como una colección de prejuicios que más que impulsar, retarden el progreso. Aún en ese caso tenemos que usar conceptos, y no queda otro remedio que echar mano de los que nos proporciona la tradición… Estamos ligados al proceso histórico, nuestra vida es parte de ese proceso, y la libertad de elección parece agotarse en decidir si queremos participar o no en un desarrollo que tiene lugar en el presente, independientemente de que aportemos a él”.11 Más adelante Heisenberg afirmará: “No podemos separar el proceso de observación empírico de la conexión matemática ni de sus conceptos. La confirmación más evidente de esta tesis de Einstein fue el principio de incertidumbre”.12 16 11 12 13 Werner Heissenberg.(1998) Encuentros y conversaciones con Einstein. Río Piedras, Universidad de Puerto Rico. Ibid;p.25 Ibid;p.29 dense contener valor científico? Hay que señalar que éste tuvo un excelente lugar de observación. Unas nociones históricas sin paralelo, un deseo intrínseco, una motivación enorme por explicar el fenómeno del expansionismo americano del siglo XX, el uso indiscutible de fuentes primarias, una transformación teórica e ideológica que está marcada por la realidad fenomenológica que lo rodea, y una intuición sin paralelo, que logra abordar implicaciones futuras que observamos cuarenta y cuatro años después, como la guerra de Irak y el golpe de Estado de Manuel Zelaya. Heisenberg en el desarrollo de la física quántica. Sus escritos son fuentes de referencia obligada para el que desea adentrarse en la comprensión del intervencionismo estadounidense en América latina. Tomemos por ejemplo la apreciación del Profesor Jorge Rodríguez Beruff: “El pentagonismo aborda temas que eran objeto de intenso debate a finales de camino real Don Juan Bosch decidió participar del desarrollo político de su tiempo. Decidió aportar y se involucró tanto o más que 17 camino real 18 los sesenta y principios de los setenta y que fueron tratados por otros autores que publicaron importantes obras en aquella época. Podemos mencionar, por ejemplo, a John Saxe Fernández, Richard J. Barnet, Noam Chomsky, Adam Yarmolinsky, Dieter Senghaas, Seymour Melman, para mencionar algunos de los más destacados. No cabe duda que la obra de Juan Bosch fue una de las que tuvo mayor difusión e impacto a nivel internacional, contando con más de doce traducciones. Con el concepto de pentagonismo y su transparente explicación de sus principales aspectos, logró encapsular lo que estos autores también analizaron: la militarización de la economía y la política en la posguerra. Es interesante que fuera el análisis de un autor caribeño sobre un proceso en Estados Unidos el que lograra tanta proyección mundial.14 Añadamos la valoración que le da al escrito de Bosch al ensayista Armando Hart Dávalos: “Este libro, escrito a fines de la década del 60, es profético, asombra aún a los que tanto admiramos a Juan Bosch la lectura de lo que escribió hace casi cuarenta años el ilustre dominicano. No creo exagerar diciendo que es una pieza maestra de ésas que hacen o deben hacer historia; su punto de referencia anterior está en el brillante ensayo de Lenin “El imperialismo fase superior del capitalismo”. Aquí Juan Bosch describe desde sus orígenes el proceso de decadencia del imperio que hoy todos apreciamos de una manera cada vez más evidente”.15 En la Revista Areyto D. de Pérez, en una entrevista a Juan Bosch señala: “Luego de su derrocamiento de la Presidencia, los principios en los que creyó Bosch hicieron 14 15 16 crisis: La democracia representativa, el liberalismo, la institucionalidad y la neutralidad de Estados Unidos. Estas eran ideas cualitativas (el autor utiliza el lenguaje de Lowy para explicar la transformación del pensamiento de Bosch) y puras para él, pero cuando la realidad concreta le demostró que en el 1963 nada de eso era posible, fue que entendió que había estado equivocado. A raíz de tomar conciencia de lo que entendía que era la realidad es que su pensamiento evoluciona y se acerca al radicalismo del materialismo histórico”.16 Es ineludible establecer conexiones entre el golpe de Estado y las repercusiones en su pensamiento político y el uso del materialismo histórico como instrumento de análisis de la situación política que lo rodea, su lucidez y capacidad racional no se pierden ante su frustración; más bien, se agudizan hasta predecir futuros acontecimientos, siendo éste el fin más apreciado y buscado de cualquier teórico en las ciencias naturales y sociales. 7. Implicaciones para la educación y formación de conciencia El conocimiento que reciben el pueblo dominicano y latinoamericano a través de El Pentagonismo y dell texto De Cristóbal Colón a Fidel Castro es una aportación a la educación y construcción de una conciencia política por medio de un conocimiento que se enraíza en las más profundas causas de los problemas políticos, sociales, económicos y hasta psicológicos que paralizan el desarrollo apropiado de nuestros pueblos. En última instancia, el refe- Jorge Rodríguez Beruff (2006) El Pentagonismo ayer y hoy. Caribe.net<http://hoy.caribe.net/> Armando Hart Avalos (2008) El Pentagonismo sustituto del Imperialismo. Portal de internet. D. Pérez “Entrevista a Juan Bosch” Revista Areyto , p.23. 17 18 se realiza a sí como sujeto y las exigencias que se le presentaron como individuo con fuerza de requisito histórico – social y, en segundo lugar, aprender a interrogar la realidad, lo cual requiere entusiasmo, método, intuición y, definitivamente, “vísceras”. Carlos Marx dijo un día que el adecuado planteamiento del problema lleva implícita en sí la mitad de su solución. La obra política de Juan Bosch es una obra con propósito de educar al pueblo; Bosch puntualiza en ello al decir: “En los círculos de estudio del PLD, el peledeísta conoce a fondo cómo se ha producido la historia de su pueblo, qué fuerzas la han formado y deformado; cuándo comenzamos a ser lo que somos hoy, mediante ideas de lo que es el pueblo dominicano y la explicación de las causas que lo han traído a ser lo que es”.18 La mayoría de los teóricos de las Ciencias Sociales escriben a partir del método empírico, de lo observable, de sus experiencias y escriben a partir de un propósito para argumentar e interpretar procesos como sujetos históricos, y ese cuestionamiento se desarrolla, en la mayoría de los casos, en reacción a acontecimientos que iluminaron su capacidad para la comprensión y evaluación sistemática de la relación de hechos en los que estaban inmersos. Grasse Ernesto (1993) La filosofía del humanismo. Madrid. Anthropos. Citado por Matías Bosch Construcción de la democracia y educación ciudadana en la República Dominicana. Revista Crecemos. Año 7 núm. 2, p.42 camino real rente central de la cultura política es el conjunto de relaciones de dominación y de sujeción, esto es, las relaciones de poder y de autoridad que son los ejes alrededor de los cuales se estructura la vida política. Es el imaginario colectivo construido en torno a los asuntos de poder, imperialismo, pentagonismo, la autoridad, discriminación, igualdad, obediencia y resistencia. La aportación de esas obras es, más que todo, proveer de una cultura política; más específicamente nos referimos al conjunto de conceptos e información que permite a los ciudadanos analizar los asuntos públicos sobre los que tiene que pronunciarse y actuar como miembros de una comunidad democrática. Cuando se cuestiona la contribución de las tres obras producidas posterior al golpe de Estado y se enfatiza en su frustración y viraje ideológico hacia el estudio del marxismo, se cuestiona la autonomía de la conciencia que es inseparable de la lógica y de la razón. En adición, la necesidad impulsa al ser humano en la búsqueda de respuestas apropiadas. Según Grasse Ernesto, “La invención originaria consiste en la satisfacción de una necesidad. Las necesidades que apremian al hombre hacen hablar a las cosas. El ingenio es agudeza que penetra las intimidades del problema en cuestión. Es la luz del ingenio la que trae claridad”.17 Existe una profunda necesidad de respuestas que se percibe en la investigación, redacción y difusión de sus tres obras posteriores al golpe de Estado. Lo anterior implica, en primer lugar, la necesidad de realizar preguntas, de aprender a cuestionar la legitimidad de las preguntas que le realizan a su alrededor y que 19 camino real En el capítulo uno del libro De Colón a Fidel Castro se describe lo siguiente: “La historia del Caribe es la historia de las luchas de los imperios contra los pueblos de la región para arrebatarles sus ricas tierras; es también la historia de las luchas de los imperios, unos contra otros, para arrebatarse porciones de lo que cada uno de ellos había conquistado y es por último la historia de los pueblos del Caribe para libertarse de sus amos imperiales”.19 En estas oraciones Bosch describe la realidad del Caribe en frases que resumen nuestra historia y establece una consigna desde donde estudiar el concepto de fronteras, de las nuevas formas del poder imperial y las viejas formas de ese poder, sus causas y efectos; establece un origen a los conexiones políticas e históricas que nos definen y, como buen texto, abre a mil preguntas para discusión, pero sobre todo, educa con un método positivista de fuentes y detalles que busca iluminar al pueblo latinoamericano sobre su historia. 8. Epílogo Las aportaciones teóricas de Juan Bosch a través de su libro El Pentagonismo no están, ni deben estar ajenas al debate en las ciencias políticas. Su valor y mérito científico me parecen, sin embargo, incuestionables precisamente porque él, como sujeto de su tiempo, ofreció lo mejor de su intelecto en el proceso, no sólo para explicar la realidad de su país, sino para trascender las fronteras nacionales y heredar a América Latina una serie de obras de teoría política indiscutible, que es un legado para explicar el presente y futuro de nuestro continente. Juan Bosch se puede considerar como un hombre del Renacimiento en el siglo XX, un intelectual de Las Américas por el dominio interdisciplinario del conocimiento y la preocupación de llevar de la teoría a la praxis sus preocupaciones políticas, creando no uno, sino los dos partidos políticos modernos en República Dominicana Muy pocos seres humanos en una vida, consiguen tanto; no sólo llegó a tener una causa, sino que entusiasmó el corazón de hombres y mujeres para que utilizaran sus ideas; no escribió para los intelectuales, sino para los pueblos de América. Escribió con la razón y con el corazón. La memoria de los pueblos está escrita a partir de los sujetos que van más allá de la crítica y se convierten en forjadores de un cambio, en el ámbito de lo social, lo político y la búsqueda de justicia. Éstos establecen su lugar en la historia a través de la creación, que establece lo imaginario; de la construcción teórica, que establece nuevos conceptos o paradigmas o a través de la acción política que implica una aportación directa a la sociedad. En Juan Bosch se establecen todas las anteriores, dejando huellas que no se pueden borrar de la memoria del pueblo dominicano. 20 19 Juan Bosch (2009) De Cristóbal Colón a Fidel Castro; Editorial Alfa y Omega, República Dominicana. p.12 Natacha Sánchez Cartas para una historia ontológica* Bosch, el líder político, ha renunJ uan ciado a los cargos de dirección del partido que golpe a golpe él construyó. Pero Juan Bosch, el maestro, con 85 años que hoy cumple, es consciente de que su retiro de la actividad política no es más que una formalidad que le permite seguir educando con el ejemplo; que le permite seguir educando para la vida. Porque, en definitiva, Juan Bosch, el maestro, ha logrado imponerse siempre a Juan Bosch, el político. Su propia vida me da derecho a hacer esta afirmación. Quiso el azar que, hace unos años, encontrara mi madre una maleta que perteneció a mi padre, S. Mario Sánchez Guzmán, fallecido el 4 de junio de 1959, antes del regreso de Juan Bosch al país, dentro de la cual aparecieron, entre otras cosas, los manuscritos de La Mañosa, de cuentos y poesías inéditos y varias cartas que Don Juan había enviado a mi padre tanto desde dentro como de fuera del país. Mi padre había guardado esa maleta en el cielo raso de la casa solariega de la familia en La Vega y allí estuvo hasta que mi madre se trasladó a ese pueblo con motivo de la muerte de mi tía Rosadina. Los acontecimientos ya señalados – el retiro de Don Juan de la dirección del PLD y la celebración de su cumpleaños – me han hecho considerar propicia la ocasión para dar a conocer al país los párrafos de algunas de las cartas que, a mi modo de juzgar, podrían dar cuenta de la evolución y de la formación, tanto del carácter como de la personalidad, de una figura tan carismática como la de Juan Bosch. Esas cartas, reveladoras de las inquietudes, de la angustias y de los sentimientos que agitaron el alma de ese personaje paradigmático de nuestra historia en los años del tránsito de su más tierna juven- camino real En el 85o cumpleaños de Juan Bosch 21 * Texto inédito, recuperado de los archivos de Juan Bosch. Publicado con permisos de la autora. camino real tud hasta su adultez, dan testimonio de la voluntad de un hombre extraordinario que decidió forjarse un carácter que lo hiciera capaz de incidir en el destino de su pueblo y que fuera determinante en la conformación de los ideales de las nuevas generaciones. Creo que no podría yo rendir un mejor homenaje a Don Juan que el de permitir que los jóvenes dominicanos, que hoy están llenos de incertidumbres, puedan beber en la savia que nutrió su propio espíritu y que lo revelan como al hombre sensible y solidario que ha sido siempre frente a la Naturaleza, frente a los que sufren, frente a los amigos…frente a la vida, en fin. Y si bien es cierto que con ello me estoy tomando atribuciones que no son de mi competencia, no es menos cierto que esa sería una manera de tender un puente entre el pasado y el futuro para que sea el propio joven y el propio hombre de años, el que, libre de las experiencias ulteriores, hable con el corazón abierto a los jóvenes de hoy como lo hizo en ese entonces a su más querido amigo. 22 1 Pio Espínola, que en esa época estudiaba para escultor. Creo que con ello no hago otra cosa que darle al maestro un arma más que le permita seguir educando con el ejemplo, educando para la vida. De no ser así, espero que la intención justifique la intromisión. 1. Carta desde Santo Domingo, julio 26, 1926 - (17 años) Fui al malecón a contemplar el Caribe embravecido y créelo era un espectáculo maravilloso; la Naturaleza rebelde, la Naturaleza única, rebelándose contra sí misma. A mí se me figuró el Mar, Pío1, y en medio de la emoción que me produjo esa batalla de los elementos, no pude menos de exclamar: ¡Caribe!, tú que has visto surcar las rumorosas aguas que te componen, las naves de los Drakes sanguinarios; tú que has besado los cascos de mil buques, ¿verás también cruzar el barco que lo lleve a cumplir sus ideales? ¿Llegará? Y del fondo de las aguas encrespadas una voz me dijo: si, llegará, y tú también; y la voz se apagó con el ruido de las olas gigantescas. Ví a Pío luchar contra la turba vil que le rodea, vi a Pío grande, tan grande como el océano inmenso, lo ví grandioso en su rebeldía; me sentí solo, me sentí grande también, y tuve deseos de arrojarme en medio de las aguas rugidoras y decirle al mundo desgraciado (…). Ví a Pío llegar hasta la gloria y arrancarle los laureles a golpes de cincel y luego bajar sonriendo y decirme: ¡hazlo! ¡Oh Mario! El deseo de ver a Pío grande es más grande que el mío; él y tú han llenado mi pecho hasta los bordes; mucho les agradezco, quizás hasta la vida. (…). El triunfo de Pio sería para mí lo mismo que mi triunfo. Yo no quiero que le enseñes esta carta a Pío, si estuviera contigo te lo 23 camino real diría verbalmente, pero como estamos lejos, te lo digo epistolarmente. (…). Tú mejor que nadie conoces mi carácter y debes comprender mis soberbias cuando considero los sufrimientos de un gigante. (…). 2. Carta desde Barcelona, 8 de diciembre, 1929 – (20 años) camino real Mi querido Mario: Pensé primero enviarte mi diario de viaje. Quise después, en un día gris, de los muchos de ésta ciudad odiosa y sucia, en que se me clavó muy hondo la nostalgia de tu amistad sincera y buena, ir yo mismo a darte un abrazo en el que pudieras saber cuánto te quiero. Y nada hice. He recorrido a saltos este país. Cádiz, Málaga, Madrid, Valencia, Toledo, Tortosa, Barcelona, Sevilla y otros muchos pueblecitos que se acurrucan, ruinosos y miedosos, como temiendo al sol. Y en España, Mario, se me ha muerto la fé. Estoy cansado ya. Tú sólo sabes éstas correrías. No quiero que lo digas y sabrás luego por qué. Para todos los demás no he salido de Barcelona. ¿Me entiendes? (…). 24 Iré a París. No saldré de Europa sin abrazar a Pío. Y ya no deseo más. Volveré a enterrarme en Constanza. La humanidad es muy canalla. El hombre es y será siempre la bestia primitiva. (…). Europa me repugna. El mundo me repugna y quiero vivir ignorado en un rincón de mi tierra donde las gentes sean sencillas y buenas. (…). 3. Carta desde Caracas, 5 de noviembre, 1930 - (21 años) - al regreso de España, en Puerto Rico se enteró del Ciclón de San Zenón y siguió ruta a Venezuela. (…) He vuelto a América del mismo modo que fuí a España: como viajan los fardos. Traigo además el dolor de saber que se fue todo, porque lo quiso el viento. Papá se quejaba de que yo no sabía escribir si no era para hacer llorar. Papá no comprende, no puede comprenderlo porque a pesar de sus años él es un niño grande, que en la vida no hay una sola manifestación que no sea de dolor. ¡La misma risa es trágica, Mario hermano! Nosotros no queremos creerlo. Se asemeja tanto al dolor que lloramos de risa. Ya ves. Yo estoy otra vez en América. Estoy pasando hambre. Jamás soñé verme como ahora, sin ropa, con un pantalón y una camisa sólo. Paseo descalzo toda mi anatomía por las calles de Caracas. Y sin embargo yo no me doy cuenta de ello. ¿No nacimos acaso para vivir, no importa cómo? Pero óyeme Mario, tú, sólo tú: ¿Se puede acaso ser alegre cuando no hemos bebido más que miseria y dolores? Paradoja rara, hermano! Hoy, cuando apenas puedo tenerme en pié es cuando escribo mis mejores cuentos. Estoy enviando hoy uno a Puerto Rico Ilustrado. Es un arreglo de alguno que escribí, hace ya rato, en La Vega. Procura leerlo. Para mañana, el mismo amigo que me facilita la maquinilla, me ha ofrecido trabajo. Seré tramoyista en un teatro. Tal vez gane para comprarme un par de zapatos. Tú no sabes, de seguro, lo que es una tramoya. Es algo tan complicado, tan rudo y largo, que se sintetiza así: trece horas justas tirando de una cuerda como quien extrae agua de un pozo infinito para llenar el de las Danaides. 4. Carta desde Santo Domingo, septiembre 2, 1931. (…). Una vez, en los llanos de Venezuela, cegado de polvo y sol, me hice plástico. Debía parecer una estatua porque creo no haberme movido durante horas. Esperaba. Al cabo lo ansiado llegó y me encontró en medio de la vereda. Así debe estar ahora mi espíritu esperando tus noticias. Estatua de granito es el alma. Rodando se van, en éstos días de indolencia, los recuerdos. Algunos vienen a juguetear con mi inquietud hasta mi cama. Y para ellos tengo las caricias que una millonaria para con su perro favorito. ¡Ah los recuerdos, Mario hermano! Son tenaces y se esfuerzan en darles ansias de caminos a los pies que claman reposo. Si no viviera en un puerto, con sus llamadas de sirenas, tal vez me fuera fácil conseguir la mansedumbre de los que nada ansían; pero el mar es morfina que no se siente y envicia, sin embargo. Yo estoy viviendo, Mario hermano, mis meses marineros. Todos vivimos un poco de cada cosa. Ahora le canto al mar. A veces llego hasta su orilla y pláceme pasar horas enteras mirando cada ola; y me encantan las que son coronadas de espuma y me enamoran las que espumas no traen. Vivo la ansiedad de agua del pedazo de playa que seca entre una ola y otra, al retirarse la última, antes de que la próxima la moje. Tengo la sed de mar que tuve ayer, cuando aún no sabía bien de noches y de días oliendo yodo y alquitrán; pero multiplicada por el conocimiento. Se amontonan en mi cerebro las barandas de cubierta, los cuartos de maquinaria y los zapatos de goma del camarero. Ama mi entendimiento la majestad de los mástiles y la solidez de las proas, violadoras de rutas. Tal vez luego viva mis meses de hombre de tierra. De ancestro me viene eso de amar el humus. Labriego fue cada uno de mis abuelos y labriego será alguno de mis descendientes. El hombre del campo salió. Fundada por el hombre fue la ciudad. ¿Será raro que de la ciudad vuelva al prado? (…). camino real Y así, tirando de una cuerda iré jalonando mis años buenos. Luego, si acaso llegare a la edad en que se nos cubre de nieve la cabeza, no podré hacer sonreír a los nietecitos con alegres cuentos porque yo habré vivido sin ver pasar por mi lado ni una sana risotada. Así, Mario hermano, saltando de uno a otro continente, procurando vivir cada vez una faceta distinta, debemos templarnos el espíritu. Acerarlo. Hacerlo ajeno a cariños, a timideces, a locuras, a sentimentalismos. Tal vez algún día podamos triunfar, a fuerza de trabajo, de perseverancia, de honestidad (el hambre no deshora, ¿verdad?), de sacrificios. Yo he aprendido, teniendo un dólar, a no comer más que una taza de leche en un día, porque sabía que en los cuatro próximos no tendría si no guardaba. El espíritu se disciplina. El cerebro se acostumbra a no forjarse ilusiones tontas, insensatas, como se acostumbra el cuerpo a dormir en un suelo de tablas superpuestas. Es cierto que las primeras noches, con frío y desnudo, me resultaba muy recias las tablas; pero luego no. Los músculos se hicieron a ellas. También el espíritu se hace a las miserias y así como el estómago vive un día con una taza de leche, el cerebro vive cientos sin una tentación. Y él, todo recubierto de gris (ensueño) se hace a la idea de que hemos venido a la tierra para sufrir, trabajar, luchar, hasta la hora de morir. Y nada más. (…) 25 5. Carta desde Santo Domingo, 21 de octubre, 1931. (…). Odioso, malcriado. Incapaz de sufrir ninguna frivolidad y diciendo siempre verdades, aunque ofenda. Tengo la creencia de que todo lo que no se encamine a hacer útil la vida para los semejantes, es palabra perdida y tiempo malgastado. Tal vez fue la tanta hambre, la tan recia lucha, lo que me volvió el espíritu. Pero ahora tengo la satisfacción de sentirme dueño único, absoluto, de mi voluntad. Nadie me obligará a callar ni a dirigir mis pasos por donde yo no quiera. Apuntaron las líneas de mi propio perfil y comienzo a conocerme férreo, como siempre lo soñé. Es decir: me empeñé en cincelarme y lo he conseguido. De satisfacción me rebosa el alma. (…). 6. Carta desde Santo Domingo, 16 de diciembre de 1931. (…). camino real Ayer me envió a buscar Blanco Fombona. Dijo el mensajero que urgentemente. Se trataba de pedirme un cuento 26 para el número especial de Navidad y un retrato. El cuento se lo llevé esa misma tarde; pero el retrato me fue imposible. No tengo humor para sentarme frente a un fotógrafo que se empeña en crear a un actor: un poco hacia la derecha; levante más la cabeza…En fin, que me exasperó y acabé mandando al infierno al buen discípulo de Daguerre. (…). 7. Carta desde Ciudad Trujillo, 8 de marzo, 1937. Mi querido Mario: Es la primera vez que me siento ante una maquinilla después del nacimiento de León. (…) daba; un hijo en quien continuar el nombre, los ideales, los propósitos; una alma nueva que llenar con mis buenos sentimientos y con los torcidos! Andan por ahí padres que confiesan no querer a los hijos sino cuando están creciditos y saben hacer gracias. ¿No te parece eso el colmo del egoísmo? ¿Cómo es posible que el hijo se quiera, como en un grosero comercio de cariños, por lo que nos da? Yo quiero a este mío como es; y si me fuera dable dejarlo así, pequeñín, sin que me comprendiera ni me amara nunca, lo haría. Quizás así no tropezaría con la vida que es cruel y camino real Miguel Núñez León es, desde luego, el vivo retrato de su taita. Blanco, ojiazul, duro de ceño, grueso de labios, recio de barbilla. Más que a mí, diría que se parece a papá porque de él tiene el corte de cara. (…). ¡Parece mentira que cosa tan menuda llene de revuelos de ilusiones una vida tan llena de filos como la mía! No parece sino que un horizonte distinto se ha abierto ante mí; un horizonte pleno de longuras y de insospechada capacidad de amor. El día 31, cuando reventaron los pitos de las doce y los hombres locos saludaban el año nuevo con estallidos de cohetes, me acerqué a la cuna de mi hijo que dormía. Algo inexplicable me creció en lo hondo. ¡Yo tenía enfrente a mi hijo, a una hechura de mi carne, a un ser que no podía devolverme en modo alguno el inmenso amor que yo le 27 que para mí lo será en él, puesto que yo no siento lo que ella me hiere, pero de seguro sufriré las de mi hijo. (…). camino real 8. Carta desde San Juan Puerto Rico, 30 de julio, 1938. 28 Mi querido Mario: Yo te escribí el domingo 25 del mes pasado; el martes 27 empecé a trabajar en la compilación de las obras completas de Eugenio María de Hostos. (…). Y ahora voy a lo medular de tu carta, a lo que te denuncia como un hermano siamés, como quien vive en aquello que quiere y estima. Si te he querido siempre fraternalmente, más que a ninguna otra persona, no ha sido porque tú te has portado siempre generoso conmigo, siempre fiel, siempre atento; ha sido porque admiro y aprecio en ti las virtudes que tienes, entre todas ellas, más que ninguna, tu perenne inquietud, tu permanente pasión por el mejoramiento de los demás, empezando por las personas de tu afecto. De ahí que cuando yo te recuerdo, como quien invoca más que como quien evoca, recuerde de ti más tus consejos, el señalamiento que tú haces de mis defectos, que otra cosa de las muchas que hemos hecho o mantenido en común. Sí, es verdad que yo uso y abuso del pronombre yo; y es verdad también que no soy egoísta, por lo menos en el sentido en que debe serlo aquel que vive señalándose a sí mismo a la admiración de los otros. Le decía hace poco a una amiga que yo no podría describir, por experiencia propia, la envidia, la ambición de bienes materiales y los celos, los tres sentimientos más característicos en que se manifiesta el egoísmo. Entonces ¿Por qué esa abundancia del yo? Por esto: porque si yo no soy egoísta, he tenido siempre un defecto más feo, más perjudicial: la falta de carácter. Criado con tantas represiones como impulsos tenía, yo me ví forzado a conservar mi impulso en desmedro de mi razón. El carácter es un resultado del desarrollo de la razón. La razón se desarrolla inconscientemente en la niñez, mediante cuidadosa guía de padres y maestros, y toma ahí su impulso para seguir desarrollándose armónicamente en los estudios, de manera que éstos acaban haciendo del joven un hombre de carácter como resultado eurítmico del desarrollo de la razón mediante el progresivo comercio de los conocimientos. Yo no pude estudiar, porque tuve que ganarme la vida, y detuve el desarrollo de mi razón para poder hacer frente con el impulso a las represiones violentas que sufría en mi naturaleza íntima. Así, llegué a la juventud impetuoso; en virtud de ese ímpetu me dí a la contemplación de la Naturaleza con lo cual alcanzó sazón mi sentimiento artístico, y éste logró manifestarse plenamente mientras la razón quedaba rezagada. Y es ahora, eludidas ya las represiones que mantenía vivo mi ímpetu, cuando comprendo mi tragedia, que es también la gran tragedia de todo el mundo en los países donde la precaria vida económica hace imposible el cultivo de la razón como lo requiere la necesidad de crear caracteres. Mi ímpetu fue lo que me llevó siempre al yo. Mi gran tarea es ahora crearme un carácter y anular el ímpetu. En eso estoy; en eso vivo, y creo haber avanzado mucho con sólo haber oído mi conciencia. Trabajaré en mi propia reconstrucción. Como tengo voluntad y quiero aplicar esa voluntad a la mejoración de la sociedad, al bien, empezaré mejorándome yo mismo. Por otra parte, tú sabes qué intensa ha sido siempre mi ambición de irme des- Ya no más Guaraguaos y Mañosa, sociales en cuanto artísticas (toda obra artística cumple un fin social por la sola condición de ser artística) sino El Pueblo, Cartas a un joven de mi país, un libro de cuentos sobre la vida política dominicana, una biografía de Hostos, una de Máximo Gómez y una de Lope de Aguirre. Ese es ahora mi programa… Antes veía más a mi propia obra que al resultado de esa obra. … Mario hermano, cuando debí escribirte una carta en la que no te hablara de mí para empezar por ella el cumplimiento de mi propósito, veo que no he hecho otra cosa que mencionarme. Es que esto que te digo ha sido y es mi tortura perenne y yo a nadie hablo de esas cosas. (…) 9) Carta desde La Habana, 18 de julo, 1939 - (30 años) - . Escribo ahora la biografía de Hostos, un libro que tendrá el respeto de todo el continente, y tengo, además, el de cuentos y la novela, aunque está sin terminar. En cuanto a escribir, se me ha abierto un amplísimo horizonte, lo cual he salido ganando con este viaje porque allá llegué a pensar, en los últimos días, que nunca más podría hacer otra cosa ya que hasta los temas se me habían agotado. Daré aquí también algunas conferencias que podrás oír por radio. En el fondo de todo ese programa de actividades hay una cosa fija, invariable, que no me ha abandonado ni de día ni de noche y que ya jamás me abandonará porque forma parte de mi propio ser, casi te diría que la tengo en la masa de la sangre. Se trata de un proyecto del que varias veces hablé contigo: aquel de las aldeas. Lo medito, le doy vueltas y no pasa un día sin que piense en él. No podré morirme sin realizarlo o sin empezarlo. Antes, cuando no escribía, me pasaba lo mismo: ansiaba sin receso dar un libro, un libro, cualquiera; ahora es esto: las aldeas, las aldeas, las aldeas. Sé, con una fé inconmovible, que las haré, como he hecho cuanto me he propuesto. Igual con el viaje, ¿te acuerdas? Me voy, me voy, me voy. Lo decía tanto que llegó a ser una obsesión. Eso mismo me está sucediendo desde hace dos años con el grandioso plan que me bulle tras la frente. (…). ¡Ay, Mario querido! las cosas de que sería yo capaz y las cosas que haré si las vueltas del mundo me penen allí donde pueda desarrollar a toda amplitud este inagotable deseo camino real pojando de pasiones. Empezará por el yo, no solamente anulándolo de mi léxico, sino también de mi conciencia, aunque esté seguro, como lo estoy, de que ahí no ocupaba otro lugar que el superficial. A esta tarea me ayudará el horizonte mental que se me ha abierto. Tengo la cabeza llena de ideas. Trabajo mucho y eso me deja poco tiempo para cultivarme, pero conquistaré el tiempo robándoselo al sueño. Desde hace diez días trabajo hasta las once y media o hasta las doce. Ahora mismo es tarde. No me canso porque tengo la voluntad de hacer y la obligación de hacer. Me he acostumbrado en pocos meses a la obligación de una vida recta, determinada de antemano, consagrada al trabajo y al bien social. De ahí que ahora toda mi obra sea, conservando el aspecto artístico personal, porque no puedo deshacerme de ello, obra de premeditados fines. 29 camino real 30 Natacha Sánchez 10) Carta desde La Habana, 23 de diciembre, 1939 (30 años). En esta carta hablaba Don Juan de la conferencia sobre “Ciudades Dominicanas” que dictó en la Hispano Cubana de Cultura - . (…). Antes, cuando pensaba en mi país lo veía siempre encarnado por esos muñecos de ciudad, amorales, cínicos, que se rodeaban en los últimos años; ahora sé que esos no son el país sino sus explotadores. Ya verás la conferencia. Aquí causó mucha impresión, y el propio Don Fernando Ortíz me dijo que hacía mucho tiempo que él no creía que sobre un tema tan al parecer superficial se pudiera hacer un estudio tan serio. No es lo que tú me oíste allá ni cosa parecida. Es el resultado de dos años de sufrimiento en pos de un camino para ser útil a mi tierra, camino encontrado al fin. La Conferencia establece en rasgos generales una doctrina revolucionaria de tipo agrario a cuya confección me entregaré sin desmayos aunque para ello tenga que volver al país a hacer mis observaciones sobre el terreno. Es, de cuanto he escrito, lo único que realmente me convence y sé que al desenvolver ampliamente la doctrina apuntada ahí, dejaré a mi país trazado un verdadero camino que seguirán los más puros y mejores. Con ella me he encontrado a mí mismo y todas mis vacilaciones y torturas han acabado. El estudio, los sufrimientos, las inquietudes, todo cuanto he pasado de unos años a esta parte, han sido fecundos. Estoy contento de mí por primera vez en mucho tiempo. Es cuanto puedo decirte. (…). Santo Domingo, República Dominicana 26 de junio, 1994. camino real de servir a la humanidad que ha sido siempre mi maquina intima! (…). He llegado a esta conclusión: lo importante en la vida no es querer serlo todo y hacerlo todo; basta una sola cosa. Toma un fin y conságrate a él con todas tus energías. Yo sé ahora que no sirvo para mil cosas que yo creía muy fáciles para mi, hace acaso menos de dos años. Pero ahora sé que sirvo para estas dos: escribir y levantar las aldeas. De ahí no me saca nadie. (…). Nota: En “las aldeas” creo reconocer aquel proyecto de “las villas de la libertad” que siendo presidente del país, en 1963, intentó poner en marcha Juan Bosch antes de que el golpe de estado acabara con el primer gobierno democrático después de la dictadura de Trujillo. (N.S.). 31 32 camino real El día de Duarte y la conducta de Balaguer H ace hoy 160 años que nació Juan Pablo Duarte, el Padre de la Patria, y como resulta que el Dr. Joaquín Balaguer escribió un libro para explicar la vida de Duarte, debemos hablar de Duarte y también del Dr. Balaguer, y tal vez así llegaremos a saber si el Dr. Balaguer entendió de verdad quién fue Duarte y qué cosa hizo y si lo está entendido ahora, al cabo de seis años corridos de ser presidente de la República. Por de pronto, para que nos demos cuenta de lo que significa Juan Pablo Duarte para nosotros los dominicanos, sean presidentes de la República o sean comerciantes, choferes o mujeres de sus casas; sean campesinos pobres, médicos o estudiantes, nos vemos en el caso de explicar ciertas cosas que tal vez no se le han dicho al pueblo en su lengua, en esa manera suya de hablar que es en la que él comprende de verdad lo que se le dice. Cuando Duarte nació, hace un siglo y medio y diez años, esto que ahora es la República Dominicana era una parte de un gran país llamado España que tenía tierras en todos los lugares del mundo, y ya para el año del nacimiento de Duarte esta tierra nuestra tenía mucha historia; tenía tanta historia que había sido española más de 300 años corridos; luego, en el 1795, había pasado a ser francesa, pero siguió siendo gobernada por España hasta principios del 1801, cuando vino de Haití Toussaint Louverture, un general haitiano que nos ocupó en nombre de Francia, y estuvimos siendo gobernados, primero por él, después por un hermano suyo y al fin por gobernadores franceses, hasta el año 1809, cuando * Texto inédito tomado de los archivos de Juan Bosch. Discurso pronunciado por Bosch en el programa radial Tribuna Democrática, órgano del Partido Revolucionario Dominicano. Viernes, 26 de enero de 1973. camino real Este texto, que recuperamos de los archivos de Juan Bosch, pertenece a un ciclo de charlas radiales desarrollado por el ex presidente en el programa Tribuna Democrática, órgano del Partido Revolucionario Dominicano, al comenzar el 1973. Si bien se dirige a analizar un fenómeno político del momento, hace una aproximación original a la obra política de Juan Pablo Duarte y al fenómeno de las independencias latinoamericanas dejando claro que la primera de ellas lo fue la haitiana, ocurrida el primero de enero de 1804, cuando se retiraron de Haití las tropas francesas derrotadas. 33 34 camino real los franceses y había pasado a ser, desde el 1 de enero de 1804, la primera república independiente de la parte de América que hoy se llama la América Latina. ¿Por qué Haití logró su independencia luchando contra los franceses y no contra los españoles? Pues porque allá por el 1605 España había abandonado completamente la mitad de nuestra isla, y quizá más de la mitad; la abandonó para evitar que la gente que vivía en esas regiones hiciera contrabando cambiando reses cimarronas por telas y sombreros y machetes y hachas y otros artículos que traían hasta la orilla del mar barcos holandeses; y unos 25 años después de que el gobierno español mandó desalojar esa mitad de nuestra isla llegaron unos cuantos franceses y se establecieron en esos terrenos abandonados y encontraron en ellos una gran riqueza en ganado cimarrón, y ahí se quedaron y al cabo de 50 años ya una parte de nuestra isla era francesa y los franceses comenzaron a producir allí azúcar y otros artículos a base de hacer trabajar a los esclavos que para el 1780 eran más de medio millón. En agosto de 1791 comenzó un levantamiento de esclavos en Haití y ya la lucha no se detuvo más hasta que al terminar el año 1803 los haitianos habían derrotado totalmente a los franceses y el primer día del 1804, como dijimos hace un rato, se fundó la República de Haití. Así, pues, cuando Duarte nació nosotros éramos parte de España, pero Haití era ya una república independiente, y otros países de América, de origen español y de camino real pasamos a ser gobernados a nombre de España por un general dominicano, de Cotuí, llamado Juan Sánchez Ramírez, que había derrotado a los franceses en la batalla de Palo Hincado. El general Sánchez Ramírez fue el primer dominicano que gobernó nuestro país, pero lo hizo a nombre de España, como gobernador español, y cuando murió, el 12 de febrero de 1812 (un año antes de que naciera Duarte), nuestra tierra era un país, pero no era una república, y por eso a la muerte de Sánchez Ramírez siguió siendo gobernada a nombre de España y era España la que mandaba aquí y de España venían los hombres que tenían el mando, que para entonces se llamaban gobernadores. Por ejemplo, el primer gobernador que vino de España después de la muerte de don Juan Sánchez Ramírez fue uno llamado don Carlos de Urrutia y Matos, a quien la gente del pueblo iba a bautizar con el nombre de don Carlos Conuco, porque mandó hacer un conuco muy grande del otro lado del río Ozama, en lo que hoy se llama, precisamente, Villa Duarte, en honor del Padre de la Patria, y hasta hace algunos años se le llamó Pajarito. A ese conuco mandaba el gobernador Urrutia a trabajar a todo el que las autoridades hallaban vagando por los barrios de la capital, y la yuca y la batata y el maíz y todo lo que se producía en ese conuco se vendía al menudeo y el señor gobernador se embolsillaba el dinero que daban esos víveres. Por esos días Duarte era un niño que todavía ni caminaba, y en la mayoría de los países hermanos de América, que eran, como nosotros, territorios de España, se estaba en guerra contra España. Esas guerras tenían como propósito conseguir la independencia de cada uno de esos países, tal como la había conseguido Haití, que había logrado la suya luchando contra 35 camino real 36 lengua española, como lo éramos nosotros, estaban en guerra para conseguir también su independencia. Para fines del 1821, cuando Duarte iba a cumplir 9 años, existía ya la República de Colombia, fundada por Simón Bolívar, conocido en la historia de nuestros países con el nombre de El Libertador. Esa República de Colombia era la suma de lo que hoy son Venezuela, Colombia, Ecuador, de manera que era una república muy grande; y cuando en el mes de noviembre de ese año de 1821 unos cuantos dominicanos, altos empleados del gobierno español en nuestro país, encabezados por don José Núñez de Cáceres, decidieron hacerse libres de España, resolvieron unirse a Colombia en condición de protectorado, es decir, de país que dejaba de ser español pero tampoco llegaba a ser república independiente sino que se quedaba en la condición de protectorado de Colombia, o país puesto bajo la protección de Colombia. Por esa razón al declararnos libres de España en la noche del 30 de noviembre de 1821, los jefes del movimiento, a la cabeza de los cuales estaba don José Núñez de Cáceres, pusieron la bandera colombiana donde estaba la bandera española y bautizaron el país con el nombre de Haití Español. Menos de dos meses y medio después, el día 9 de febrero de 1822, los haitianos ocuparon la capital de nuestro país y pasaron a gobernar toda la isla y los dominicanos dejamos de ser protectorado de Colombia y pasamos a ser ciudadanos de Haití; o lo que es lo mismo, nuestro país se convirtió en parte de la República de Haití y por esa razón, nosotros pasamos a ser haitianos. ¿Qué teníamos nosotros que ver con Haití y con su historia, con su lengua y sus costumbres? No teníamos que ver nada, pero sucede señores, que la gente pertenece a la nación que la gobier- na, porque la nación que la gobierna domina la tierra donde esa gente vive y les impone sus leyes y sus autoridades a los habitantes de esa tierra. Así, por ejemplo, Puerto Rico fue española durante 390 años, pero en el 1898 los yanquis le hicieron la guerra a España, la derrotaron, entraron en Puerto Rico y pasaron a dominar su tierra y a imponer a sus habitantes sus leyes, su moneda, sus autoridades, y desde entonces Puerto Rico fue yanqui, Puerto Rico pasó a ser territorio de Estados Unidos. ¿Qué es lo que se necesita, entonces, para que un país pueda ser libre, pueda convertirse en una república independiente? Digamos, antes que nada, que un país es un territorio poblado por gente que en general (no siempre) habla la misma lengua y tiene más o menos las mismas costumbres; pero ese país puede estar gobernado por autoridades de otro país que no hable su lengua ni tenga sus costumbres. Ahora bien, para pasar de país a república se requieren varias condiciones; se requiere, en primer lugar, que ninguna nación extranjera domine su territorio; que ningún gobierno extranjero le imponga sus leyes a la gente que vive en su territorio; se requiere que los habitantes de ese país tengan un gobierno propio, Desde el 9 de febrero de 1822 Haití nos impuso sus leyes y sus autoridades; sus ejércitos ocuparon los puntos que eligieron dentro de nuestro territorio para tener en él fuerza militar; su gobierno pasó a gobernar en todos los lugares donde antes había mandado España y la gente que vivía en esos lugares tuvo que pasar a obedecer a las autoridades de Haití, a cumplir las órdenes que le daban los empleados, los soldados y oficiales y los policías de Haití; tuvo que pasar a respetar la bandera de Haití y a usar su moneda. En pocas palabras, los habitantes de lo que había sido el territorio español de Santo Domingo pasaron a ser haitianos. Hasta el momento en que pasamos a ser haitianos a ningún dominicano se le había ocurrido la idea de que nosotros podíamos ser un país libre, una república independiente, porque aunque Núñez de Cáceres proclamó que Haití Español era un estado independiente, al mismo tiempo puso ese estado bajo el protectorado de Colombia porque no teníamos fuerza militar propia que pudiera garantizar nuestra independencia y creyó que la fuerza militar de Colombia podía impedir que España volviera a ocuparnos. La prueba de que nosotros no podíamos disponer de fuerza militar propia está en que los haitianos entraron en el país sin que se les disparara un solo tiro; por otra parte, Colombia no podía mandar soldados a impedir que los hai- tianos ocuparan nuestro territorio porque cuando los haitiano entraron aquí el presidente de Colombia, que era Simón Bolívar, ni siquiera se había enterado de que los dominicanos nos habíamos puesto bajo el protectorado de su país. El primer dominicano a quien se le ocurrió la idea de que nosotros podíamos convertirnos en un país libre, es decir, que nosotros podíamos fundar eso que se llama un Estado, fue Juan Pablo Duarte; y no sólo lo pensó sino que se dedicó a organizar a un grupo de jóvenes para formar algo así como un partido político que tendría como tarea establecer la República Dominicana. Pero fíjense en esto que voy a decirles, porque es importante para que podamos darnos cuenta de si el Dr. Balaguer comprendió o no comprendió, al escribir su libro sobre la vida de Duarte, la importancia de lo que Duarte hizo: Cuando a Duarte se le ocurrió esa idea nosotros éramos haitianos; y lo éramos desde hacía muchos años. Y pensar siquiera en luchar para quitarnos de encima a las autoridades haitianas era verdaderamente un pensamiento atrevido y grande, porque los dominicanos éramos muy pocos y el país era muy pobre, y encima de luchar para quitarnos de encima a las autoridades haitianas teníamos que pasar a crear un Estado, es decir, a crear una república libre, con un gobierno que estuviera organizado de acuerdo con una Constitución propia, con leyes hechas por nosotros; con una moneda propia, con un ejército dominicano capaz de enfrentarse con el de Haití y sacarlo a la fuerza de nuestro país. Un Estado, señores, está formado por una población y un territorio que esa población ocupa y usa para producir lo que necesita para sostenerse; pero esa población tiene que estar políticamente orga- camino real formado por personas de su propio pueblo, y dispongan de fuerza militar suficiente para poder impedir que otra nación pase a dominar su territorio y gobernar a sus habitantes. 37 38 camino real Duarte organizó, antes que nada, el grupo llamado La Trinitaria, que tenía la misión de organizar, a su vez, el movimiento para sacar del país a las autoridades haitianas y establecer un gobierno dominicano, el cual, como es de rigor, pasaría a formar un ejército nacional que obligaría a los haitianos a respetar el territorio nacional. Sobre la base de la existencia de ese gobierno y de ese ejército nacional se formaría el Estado dominicano; un Estado que tomaría, según lo ideó Duarte, la forma de una república gobernada por un Poder Ejecutivo que estaría formado por un presidente y varios ministros, por un Poder Legislativo encargado de hacer las leyes, que estaría formado por diputados elegidos por las personas que dijera la ley electoral y por un Poder Judicial formado por una Corte Superior o Suprema y por varios jueces. No vamos a hacer hoy historia de lo que padeció Duarte antes de que ese sueño suyo se convirtiera en realidad; pero debemos decir que el sueño se hizo realidad el 27 de febrero de 1844, y que ese día él ni siquiera estaba en el país. Duarte estaba expulsado en Curazao cuando recibió la noticia de que la República Dominicana, ese nombre que él le había dado a su sueño, se había fundado el 27 de febrero, y junto con la noticia le llegó la invitación que le enviaban sus compañeros de La Trinitaria para que viniera a dirigir los destinos del país. Ahora bien, los trinitarios invitaban a Duarte para que viniera a ser presidente de la república porque ya estaba fundado el Estado dominicano; todavía no se había desarrollado, no se había fortalecido, no había demostrado su poder; pero ya estaba fundado. La primera condición para que una persona pueda llegar en su país al cargo de presidente de la República es que esa república exista, es que exista el Estado. Si no existiera el Estado dominicano, que Duarte creó en su imaginación cuando parecía el sueño de un poeta, el Dr. Balaguer no podría ser pre- camino real nizada, lo que significa que debe tener un gobierno con autoridad para hacer leyes y para organizar fuerzas militares que garanticen la vida del Estado, pues el Estado deja de existir desde el momento en que otro país, otro gobierno ocupa militarmente su territorio y desde el momento en que sus ciudadanos se ven forzados a obedecer a ese otro gobierno que ha ocupado su territorio; de manera que el Estado dominicano, esa república libre con la que soñaba Duarte, no podía fundarse ni sostenerse si no llenaba las condiciones que acabamos de mencionar. 39 camino real 40 sidente de la República. (Ser presidente de la República, en un país como el nuestro, es ser al mismo tiempo jefe del gobierno y jefe del Estado, y en otra oportunidad expliqué la diferencia que hay entre un jefe de Estado y un jefe de gobierno y por qué razón aquí y en casi todos los demás países de América los jefes de Estado son al mismo tiempo jefes de gobierno). El Dr. Balaguer, a quien le gusta tanto ser presidente de la República que aspira a serlo todo el resto de su vida aunque para eso tenga que dedicar todos los fondos públicos a comprar hombres y mujeres, debería ser el primer defensor del Estado dominicano, porque si el Estado dominicano no existiera él no podría ser presidente de la república. Por esa razón, el Dr. Balaguer debería sentirse enemigo de la memoria de Pedro Santana, que destruyó el Estado dominicano al anexar el país a España; y debería sentirse enemigo de la memoria de Woodrow Wilson, el gobernante norteamericano que destruyó el Estado dominicano al ordenar la ocupación militar de nuestro país en el año 1916; y debería sentirse enemigo de la memoria de ese señor Johnson que envió en el 1965 fuerzas militares para ocupar la República. Ese señor Johnson murió hace pocos días, y cuando murió el Dr. Balaguer hizo estas dos cosas: le mandó un cable de pésame al presidente de Estados Unidos y le envió otro cable a la viuda de Johnson; y no estaba obligado ni a una cosa ni a la otra, porque los pésames oficiales, de un país a otro país, se dan solamente cuando muere un jefe de Estado o de gobierno o el representante diplomático de otro Estado o país. Por ejemplo, si el embajador de Estado Unidos en la República Dominicana hubiera muerto, el gobierno dominicano habría estado obligado a darle el pésame al gobierno norteamericano y además a ren- dirle honores al embajador muerto, y si muere el presidente de Estados Unidos, el gobierno dominicano está obligado a mandarle un pésame al nuevo presidente, es decir, el vicepresidente que pasa a ser presidente. Pero en el caso de Johnson el gobierno dominicano no tenía ninguna obligación de mandarle un cable de pésame a Nixon, y mucho menos debió el Dr. Balaguer elogiar lo que hizo Johnson cuando ordenó la invasión de la República Dominicana y cuando ordenó las tremendas matanzas de Vietnam, y eso fue lo que hizo el Dr. Balaguer al decir, en el cable que le mandó a la viuda, que Johnson había sido un “gran hombre, que encarnó en horas difíciles el coraje de esa gran nación”. Encarnar es lo mismo que representar, y si Johnson representó el coraje de Estados Unidos al actuar en la República Dominicana y en Vietnam, entonces el coraje de Estados Unidos es muy, pero muy extraño; y millones de millones de hombres y mujeres de todo el mundo, incluso de los propios Estados Unidos, creen que lo que demostró Johnson no fue que era valiente sino que era criminal; y el jefe del Estado dominicano que no se atreviera a llamarle criminal a Johnson debió haberse callado; que a veces la dignidad, si es que se tiene, se demuestra también con el silencio. De todos modos, lo que probó el Dr. Balaguer al hacer ese elogio del hombre que ordenó la invasión militar de la República Dominicana, del Estado del cual es jefe Balaguer, es que cuando escribió su libro sobre Duarte, el creador del Estado Dominicano, no se daba cuenta de lo que Duarte había hecho, y todavía hoy no lo sabe, porque si lo supiera no habría enviado ese cable impropio a la viuda del jefe de los invasores militares de 1965. Viernes, 26 de enero de 1973 Juan Bosch de 1844, al cumplir E l3126años,de enero Juan Pablo Duarte estaba en Curazao, adonde había llegado en diciembre de 1843 procedente de Venezuela. Allí iba a recibir, unas cinco semanas después de su cumpleaños, la noticia de que el 27 de febrero había quedado establecida la República Dominicana y la invitación de sus compañeros de La Trinitaria para que fuera a dirigir los destinos del país. Lo que no supo entonces Duarte era que en ese momento algunos representantes del sector de los hateros – o dueños de ganado – estaban trabajando para colocar en el liderato del nuevo país a Pedro Santana, designado general de la República por aclamación promovida a insinuaciones de Bobadilla por Juan Esteban Aybar y Merced Marcano, según refiere José Gabriel García en su “Compendio de la Historia de Santo Domingo” (4ta. Edición, Publicaciones Ahora, Santo Domingo, Tomo II, Págs. 227-8). Así pues, antes de que Duarte saliera de Curazao hacia Santo Domingo había comenzado a la luz pública la lucha por el poder en nuestro país. ¿Por qué a la luz pública?. Porque esa lucha estaba en progreso desde el año anterior, pero se mantenía oculta. Uno de los episodios de los que podríamos llamar la lucha oculta había sido la expulsión de Duarte. El líder de la Trinitaria fue sacado del país por las autoridades haitianas debido a que éstas habían recibido denuncias de sus trabajos políticos, y de acuerdo con la tradición las denuncias fueron hechas por uno de los conspiradores anti-haitianos que pertenecía al grupo de los hateros. Jean Pierre Boyer había renunciado a la presidencia de Haití el 13 de marzo de 1843, forzado por la llamada revolución de La Reforma. Entonces lo que hoy es la República Dominicana era parte de Haití. La revolución de La Reforma fue un movimiento organizado y dirigido por la pequeña burguesía haitiana, que en esa oportunidad tuvo de aliada a la pequeña burguesía dominicana. Ahora bien, los reformistas de Haití negociaron el respaldo de los trinitarios dominicanos, pero no sabían que éstos se proponían separar la antigua parte * Notas de Bosch sobre Juan Pablo. Textos del 26 de enero de 1971, julio de 1976 y enero de 1983. Tomados de los archivos de Juan Bosch. camino real Juan Pablo Duarte* 41 camino real española de la isla; y tan pronto como el gobierno reformista de Charles Herard lo supo, empezó la persecución de los trinitarios. Por su parte, los hateros dominicanos habían tomado posición frente al nuevo gobierno haitiano, movimiento que se produjo impulsado por la naturaleza social de ese nuevo gobierno de Haití, que era opuesta a la naturaleza social de los hateros. Fue así como vino a suceder que a mediados de 1843 los hateros y los pequeños burgueses trinitarios se hallaron en un mismo campo político: ambos tenían como enemigo al gobierno haitiano y en consecuencias ambos necesitaban unirse. 42 Duarte había entrado en contacto con los anti-haitianos del sector hatero desde mediados de 1843, con lo cual había establecido la alianza de la pequeña burguesía trinitaria con los grandes propietarios, entre los que se hallaban tanto Juan Esteban Aybar y Merced Marcano como el que después sería el general Pedro Santana. Esa alianza era absolutamente necesaria para llevar a cabo las tareas de la Separación. Pero por el hecho de su existencia, esa alianza determinaba una lucha entre los aliados; una lucha entre lo que eran los intereses y las ideas de los hateros; una lucha por el poder político que sería establecido para gobernar la República; una lucha determinada por la respuesta a esta pregunta: ¿A quiénes va a favorecer el gobierno del país, cuando éste sea libre? ¿A los grandes propietarios o a los llamados filorios, esos empleaditos como Pedro Alejandro Pina o a esos insolventes como Juan Isidro Pérez y Jacinto de la Concha?. La lucha comenzó de manera oculta y se manifestó públicamente tan pronto se produjo la acción del 27 de Febrero. A partir del primer momento, Duarte fue la víctima de los golpes que daba el sector hatero porque el joven líder de La Trinitaria era la representación de la pequeña burguesía nacional, y era por tanto la encarnación de los intereses y las aspiraciones de esa capa, opuestos a los del grupo de los hateros. La patética historia del Padre de la Patria, que a partir de su primer exilio va a tener, hasta su muerte, una existencia fantasmal, se halla impulsada por ese hecho; porque él era el jefe nato, y el representante y la encarnación de una capa social que en ese momento de nuestra historia era la más avanzada en el orden político. Golpeando a Juan Pablo Duarte, los hateros golpeaban a toda la pequeña burguesía progresista del país. Hasta el momento en que se aliaron trinitarios y hateros, las luchas por el poder se extendían a toda la isla, porque la alianza se llevó a cabo para luchar contra los haitianos. A partir de ese momento, trinitarios y hateros comenzarían a luchar por el poder dentro de los límites de lo que iba a ser la República Dominicana. Dentro de la lucha en el frente más amplio – la de la 26 de enero de 1971 NOTAS ACERCA DE JUAN PABLO DUARTE Este número de VANGUARDIA del Pueblo deberá salir el 15 de julio (1976), si la Corporación Dominicana de Electricidad no dispone otra cosa; y ese día se cumplirán cien años de la muerte de Juan Pablo Duarte, ocurrida en Caracas, la capital de Venezuela, cuando el patricio cumplía 63 años, 5 meses y 20 días de vida. Con ese motivo, en una reunión del Comité Político celebrada el mismo día de la llegada al país después de su viaje a Argelia, se le pidió al compañero Juan Bosch que resumiera, para la página 4 del número 49 de VANGUARDIA, los conceptos sobre Duarte que había pronunciado el 26 de enero de este año, al cumplirse el 163 aniversario de su nacimiento. El siguiente es el resumen del discurso del compañero presidente: De Juan Pablo Duarte se han dicho muchas cosas, pero al pueblo dominicano no se le ha explicado lo que él hizo ni se le ha dicho qué fue lo más importante de lo que hizo y en qué consiste su importancia. Lo primero que hizo Duarte fue creer, como lo creyó, que en un país que para el año de la fundación de La Trinitaria (1838) no debía tener más de cien mil habitantes, si es que llegaba a tenerlos, pudiera establecerse una república independiente capaz de sostenerse durante mucho tiempo. Para esos días el territorio dominicano debía ser lo menos de unos cincuenta mil kilómetros cuadrados, y si calculamos que cada familia podía estar compuesta de cinco personas, tendríamos que nuestro pueblo no pasaba de veinte mil familias, lo que equivale a decir que en cada cinco kilómetros cuadrado debían vivir dos familias. Pero eso no era cierto, porque del total de familias camino real separación de Haití – empezó a librarse otra particular, la de los dos sectores de la sociedad dominicana. Trinitarios y hateros se unieron para separar el país de Haití, y a la vez comenzaron a luchar por el control político que se formaría cuando se produjera la separación. Ahí tenemos un ejemplo dominicano de lo que en estos tiempos ha sido definido con los términos de “Alianza y lucha a la vez”. El primer resultado de esa lucha fue la expulsión de Duarte, que tuvo lugar mientras se llevaba adelante la conspiración anti-haitiana. Con Duarte en el exilio, el grupo hatero avanzó hasta tomar la dirección del movimiento, y eso es lo que explica que el autor de la Manifestación de la Independencia, el documento llamado a justificar ante el país y ante el mundo la creación de la República Dominicana, fuera Tomás Bobadilla, la cabeza pensante del sector de los hateros. Así pues, antes de nacer la República ya los hateros dirigían el movimiento separatista, e inmediatamente después – el día 28 de febrero -, el mismo Tomás Bobadilla pasaba a presidir la primera junta gubernativa. A los ciento cincuenta y ocho años del nacimiento de Juan Pablo Duarte podemos ver con claridad que lo que determinó el curso de su vida fue la lucha de clases en que se vió envuelto debido a que se había convertido en el representante, el jefe y la encarnación de su capa social, la pequeña burguesía nacional, que había llegado a ser, para el año 1843, el grupo políticamente más avanzado del pueblo dominicano. 43 camino real 44 dos mil por lo menos debían vivir en las ciudades más importantes, que eran Santo Domingo, Santiago y Puerto Plata, y esas tres ciudades difícilmente podían ocupar más de diez kilómetros cuadrados. Los demás centros donde vivían varias familias eran pueblos pequeños. Por ejemplo, algunos años después de la independencia en Constanza había sólo una familia que había ido desde Jarabacoa, y probablemente para el 1838 en Jarabacoa no vivirían más de diez o doce familias. Por otra parte, como no había carreteras que comunicaran las diversas regiones del país, las veinte mil familias que tal vez formaban nuestra población vivían aisladas unas de otras, excepto en las ciudades y en los pueblos, pero además vivíamos aislados del mundo. Y sin embargo Juan Pablo Duarte tuvo el coraje de creer que en un territorio pequeño, deshabilitado e incomunicado interior y exteriormente podía establecerse una república. Para creer eso era necesario tener una fe inconmovible en la capacidad de lucha del pueblo dominicano, y Duarte la tuvo. Calidad y Cantidad. Una cosa es tener creencia y poner en ella toda la fe de que es capaz el alma humana y otra cosa es dedicarse a convertir esa creencia en realidad, y Duarte fue capaz de hacer esto último. Ahora bien, para hacerlo tuvo que escoger un método de organización de los dominicanos que pudiera dar resultados, y lo que debe sorprendernos es que el método escogido fuera el de fundar una asociación secreta formada por doce hombres, todos jóvenes, que el propio Duarte escogió tomando en cuenta sus condiciones intelectuales, morales y hasta físicas; es decir, tomando en cuenta su calidad. Para Duarte, la lucha que debía llevarse a cabo tenía que ser organizada partiendo de la calidad política y humana de los que iban a dirigirla. ¿Escogió Duarte ese método de manera consciente o por instinto? La Trinitaria quedó fundada con nueve miembros el 16 de julio de 1838, y exactamente treintiocho años después, el 16 de julio de 1876, sería sepultado en Caracas el cuerpo de Juan Pablo Duarte. Empezando por él mismo, los trinitarios que se reunieron en esa fecha fueron Jacinto de la Concha, José María Serra (que fue el único que dejó escritos datos sobre La Trinitaria), Pedro Alejandrino Pina, Juan Isidro Pérez, Félix María Ruíz, Felipe Alfau y Benito González. Poco después, no se sabe si algunos días o alguna semanas más tarde pero seguramente no demasiado tiempo después, quedaron incorporados a La Trinitaria Francisco del Rosario Sánchez, Ramón Matías Mella y Vicente Celestino Duarte, el hermano del fundador; y a esos tres se les dio el rango de coroneles de los ejércitos de la República (que iban a ser creados seis años después, y no por los trinitarios sino por Santana), mientras a Duarte se le dió el de general en jefe. La Trinitaria, por otra parte, quedó organizada por cuatro grupos de tres miembros cada uno. Cada uno de los miembros se comprometió a conquistar hombres para la acción libertadora o separatista sin decirle a ninguno de los camino real Lo escogió por instinto, pues en el tiempo en que fundó la Trinitaria él no podía tener la menor idea de que hay un proceso dialéctico que convierte la calidad en cantidad, y ésa era la función que les tocaba a lo trinitarios, doce jóvenes elegidos porque tenían cualidades (es decir, calidad) que les permitirían arrastrar a muchos hombres (es decir, cantidad) a las filas de los partidarios del establecimiento de la República Dominicana. 45 conquistados que había por lo menos diez grupos más iguales a ése del cual él formaba parte; y decimos diez más porque no hay constancia histórica de que Duarte formara uno de esos grupos, cosa que se explica porque seguramente a él le tocaría la tarea de dirigir a sus once compañeros. Fue el hecho de que once trinitarios formaran once grupos partidarios de la independencia lo que convirtió la calidad de los once trinitarios en la cantidad de los que años después iban a participar en la fundación de la República Dominicana y en las luchas armadas contra Haití, que iban a durar hasta 1855. camino real Ideología y política. 46 Para fundar esa organización secreta y celular (en células de tres miembros) llamada la Trinitaria, Duarte tuvo que predicarles a los futuros trinitarios una ideología, pero seguramente lo hizo, por lo menos hasta donde sabemos, en términos organizativos; es decir, les explicó cómo iba a funcionar la república que debía ser establecida por ellos. Lo que era una república y lo que ésta debía significar para el pueblo era más o menos bien conocido por todos los que formaban La Trinitaria debido a que hacía muchos años que había repúblicas establecidas en varios países. La misma República de Haití, de la cual formaba parte el territorio dominicano, había nacido el 1o de enero de 1804, es decir, hacía treinticuatro años, y desde los Estados Unidos hasta la Argentina, la mayor parte del Nuevo Mundo estaba sembrado de repúblicas. De todos modos, para afirmar la unidad del pensamiento político de los trinitarios Duarte escribió por lo menos un proyecto de Constitución de lo que iba a ser la República Dominicana. Eso era importante, pero más importante fue el paso táctico de aliarse a los haitianos que conspiraban para derrocar el gobierno de Jean Pierre Boyer, que era presidente de Haití desde el año 1818 y en su condición de presidente de Haití estaba gobernando a los dominicanos desde el mes de febrero de 1822. Debemos explicar que Boyer no era un tirano ni gobernaba el territorio dominicano como si fuera país conquistado militarmente, pero no era tampoco un político brillante ni cosa parecida; y la crisis mundial que se había desatado el año de 1836 en el mundo capitalista (cuyo centro se hallaba entonces en Europa, y de manera particular en Inglaterra, y no, como sucede ahora, en los Estados Unidos) produjo entre los haitianos y los dominicanos una situación de malestar tan grande que provocó la necesidad de cambiar de gobierno y dio paso a la organización de la conspiración que iba a desembocar en la llamada Revolución de la Reforma, conocida también con el nombre de Praslin porque fue el sitio donde se inició el 27 de enero de 1843. Praslin era una finca que tenía en las vecindades de la ciudad haitiana de Los Cayos el coronel Charles Herard ainé (palabra que significa padre o mayor de edad), conocido en la historia dominicana con el nombre de Riviére Herard. Charles Herard sería el sucesor de Boyer y por tanto el residente de Haití cuando los dominicanos proclamaron el 27 de Febrero del años siguiente (1844) la existencia de un Estado independiente que se llamaría República Dominicana. Cuando se produjo el levantamiento de Praslin se hallaba en Haití el trinitario Ramón Mella, que había sido enviado, como lo fue antes que él su compañero Juan Nepomuceno Ravelo, con el encargo de formar una alianza de los trinitarios con El jefe militar boyerista de Santo Domingo, el general Carrié, entregó el mando y el día 26 (mes de marzo) se formó una Junta Popular formada por cinco personas, de las cuales tres eran dominicanos y dos haitianos. El día 30 los miembros dominicanos de esa Junta eran Juan Pablo Duarte, Manuel Jiménez y Pedro Alejandrino Pina, y el 7 de abril esa Junta autorizaba a Duarte a formar Juntas Populares, encargadas del gobierno que hoy llamaríamos municipal, en varios lugares del país. En pocas palabras, la alianza con las fuerzas antiboyeristas les dio a los trinitarios la oportunidad de surgir de las sombras de la clandestinidad en que habían estado trabajando y les abrió el camino para convertirse en líderes nacionales, condición sin la cual no habrían podido encabezar el levantamiento del 27 de febrero del año siguiente (1844). De otro aspecto de la actividad política de Duarte, la alianza con los hateros que equivalió a la formación de un frente de clases para alcanzar la independencia nos ocupamos en un artículo que fue publicado el 26 de enero de 1971 en El Sol con el título de “Duarte y las Clases Sociales”. camino real los conspiradores haitianos. Esa alianza iba a ser relativamente fácil de conseguir por el carácter igual de clase de los antiboyeristas haitianos y dominicanos. Todos pertenecían de manera principal a la pequeña burguesía, en sus niveles alto y mediano, y debido a la difícil situación económica unos y otros podían contar con el respaldo de la mayor parte de los haitianos y los dominicanos. Esa alianza de dominicanos partidarios de la independencia con haitianos enemigos de Boyer pero enemigos también de la independencia dominicana, fue un movimiento táctico de gran categoría. No podemos decir si la idea fue de Duarte o de otro trinitario, pero es seguro que si Duarte se hubiera opuesto a ella, la alianza no se habría dado. Y se dio con muy buenos resultados para los dominicanos. ¿Cuáles fueron esos resultados? Que el 24 de marzo, cuando se supo en Santo Domingo que Boyer había sido derrocado se reunieron en la plazoleta del Carmen, según cuenta Vetilio Alfau Durán en la página 13 del libro “Pedro Alejandrino Pina”, varios dominicanos “encabezados por Ramón Mella, Francisco del Rosario Sánchez, Pedro Alejandro Pina y Juan Isidro Pérez, quienes bajo las órdenes de Duarte y unidos con el grupo haitiano de Adolfo Nouel Alcius Ponthieux, Dominique Benoit (y) Auguste Bernier”, secundaron el movimiento llamado de La Reforma. Sigue diciendo Alfau Durán que “Cuando se encontraban reunidos en la Plaza de la Catedral, hoy Parque Colón, son súbitamente atacados por tropas gobiernistas mandadas por el Coronel Charles Cousin, quien resultó muerto en la refriega. 47 11 de julio de 1976 DUARTE, UN HOMBRE DE FE camino real Para medir el papel de Duarte en la historia de nuestro pueblo tenemos que hacer con la imaginación un viaje hacia atrás por el tiempo que nos lleve a la capital dominicana de 1838, año de la fundación de La Trinitaria. Por esos días en Santo Domingo no debían vivir más de 3 mil personas, entre las cuales las mayores de 18 años no podían pasar de 1 mil 800, y en proporción de la capital era la población del país. Sólo quien tuviera una fe de ésas que mueven montañas podía pensar que con una base humana tan escuálida podía llevarse a cabo una lucha que culminara en la fundación de un nuevo Estado en la América Latina. 48 Duarte tuvo esa fe, y también la capacidad política indispensable para reclutar y organizar seres humanos y para percibir, de manera instintiva, cuáles, entre los que reclutaba, podían ejecutar los actos que conducirían a la creación del Estado que él había concebido. Fue Juan Pablo Duarte quien ideó cómo debía quedar organizada y cómo debía funcionar La Trinitaria, y fue él quien atinó a darse cuenta de que entre los escasos pobladores de Santo Domingo de Guzmán habían hombres como Francisco del Rosario Sánchez y Matías Ramón Mella, que además de sentimientos patrióticos tenían las condiciones necesarias para convertir en hechos un sueño que parecía irrealizable. Juan Bosch día mismo que pisaba tierra ameriE lcana al volver en su segundo viaje, iba a encontrarse Cristóbal Colón, por vez primera, con la sombra de un jefe que estaba llamado a llenarle de graves preocupaciones durante largo tiempo. El primer mensaje de Caonabó -“Señor de la Casa de Oro”- fue terrible: se trataba de los cadáveres de dos soldados españoles; los siguientes serían más fieros y tendrían todos el sello de altivez única que distinguió al cacique indígena, el primero que luchó en América por la libertad, el primero, también, que venció a los europeos en este hemisferio y el primero que produjo -hasta donde lo sepa la historia- una huelga de hambre en el Nuevo Mundo. Señor de la montaña, majestuoso, altivo como el más poderoso de los reyes del mundo, parco en palabras y heroico en todos los momentos de su vida, Caonabó, que no era un salvaje cruel ni mucho menos, combatió en defensa de indios que no pertenecían a su cacicato y mostró agudeza y señorío bastante para poner en peligro el poder español en sus recién conquistadas tierras, aun inutilizado por la prisión. Mientras él vivió, Colón no se atrevió a imponer tributos a los pueblos indígenas. Aun teniéndolo encerrado en una estrecha celda, el Almirante jamás consiguió de él la menor muestra de sumisión o de debilidad y ni siquiera de respeto. Su sola presencia imponía admiración. Propiamente, la primera escaramuza habida entre indios y españoles ocurrió sin la intervención de Caonabó; esa escaramuza tuvo lugar en lo que Colón llamó, debido a las muchas que se le lanzaron, Golfo de las Flechas, actualmente la hermosa bahía de Samaná en el oriente de la República Dominicana. Pero del cambio de flechas y arcabuzazos que hicieron ese día indios y españoles apenas salió un hombre de Colón con un ligero rasguño y un indio con una herida de espada en la región glútea. Combate propiamente, con bajas de muerte por ambas partes -de la española, todos, no lo hubo sino en 1493, hace ahora 450 años, por cierto nadie sabe en qué día de * Revista Carteles, No. 6, febrero 6. La Habana, Cuba, 1944. camino real El Primer Libertador Americano* 49 camino real 50 qué mes, aunque debió ocurrir entre septiembre y octubre. Ese combate estuvo dirigido por Caonabó, del lado indígena, y Diego de Arana, del español. Diego de Arana, escribano real, se había enrolado en el viaje del Descubrimiento -o lo habían enrolado, pues tenía cierta autoridad en virtud de su cargo de escribano del Rey- y fue escogido por Colón para capitanear el primer destacamento de puesto en el Nuevo Mundo, formado por 39 hombres a quienes el Almirante dejó en la Española cuando retornó a Europa para dar cuenta de los resultados de su primer viaje. Costeando la gran isla antillana a la que llamó la Española por su parecido con la metrópoli, Colón perdió la nao Santa María, una de las tres que componían la pequeña y audaz flota descubridora; la pérdida se debió a un choque con arrecifes y ocurrió el día de Navidad de 1492. Con la madera de esa nao construyó Colón el fuerte que llamó de la Navidad, el cual situó cerca de donde hoy está la ciudad de Cabo Haitiano (Cap-Haitien), y a su cuidado dejó a Diego de Arana. Colón emprendió su viaje de retorno a España pocos días después, el 4 de enero de 1493 y, apoyado en la alianza tácita que había formado con el cacique Guacanagarix, pidió a éste que atendiera debidamente a los españoles mientras él volvía, cosa que pensaba hacer en cuatro o cinco meses. Pero el Almirante iba a tardar casi un año en verse de nuevo en la Española, y a su regreso, que sucedió en noviembre de 1493, iba a ser sorprendido por noticias bien extrañas. Habiendo llegado a la desembocadura del río Yaque, doce leguas más al este del fuerte de la Navidad, los españoles dieron con un espectáculo bastante macabro: restos de dos cadáveres, uno con una soga al cuello y otro amarrado a un tronco. Eso desconcertó a Colón y le hizo caer en sospechas, pues durante su anterior viaje tuvo ocasión de observar la índole generosa y nada bélica de los naturales del lugar, quienes, desde el cacique Guacanagarix hasta el último, festejaron su presencia con visibles muestras de alegría y obsequiaron al extranjero con cuanto llamó su atención, especialmente oro. Sorprendido por el mensaje que le llevaban esos restos de cadáveres, Colón hizo registrar el lugar. Al día siguiente sus hombres dieron con otros dos, esta vez de personas que en vida llevaron barbas. A partir de ese momento, a nadie cupo duda de que los muertos eran españoles, pues hasta donde habían visto un año antes, no había indios barbados. El extraño silencio de los indígenas sobre tales cadáveres comprobaba la suposición. Puesto en sospechas, Colón hizo interrogar a unos cuantos y oyó por primera vez ese nombre que tanto iba a preocuparlo por algún tiempo: Caonabó. Confundido por la prosodia taína, el Al-mirante escribió tal nombre así: Cahonaboa. Otros historiadores le llamarían Caonabó, pero Las Casas específica: “La última fuerte”, queriendo significar que sobre la última sílaba debía caer un acento. Caonabó, pues, parece haber sido propiamente su nombre. En fin de cuentas, Caonabó, Cahonaboa y Caonabó eran una misma cosa, designaban a un mismo ejemplar de la desdichada raza llamada a sucumbir ante los conquistadores; por cierto, a un nagarix hizo todo lo posible por que no hubiera ruptura entre los españoles y sus indios. Pero Guacanagarix no pudo evitar que la noticia de los atropellos se internara en las montañas y llegara a oídos de Caonabó, señor del Cibao. Este altivo y poderoso cacique oyó las historias que le hacían y envió hombres de su confianza a comprobar las denuncias. Cuando esos hombres volvieron y le confirmaron los rumores, Caonabó puso en pie de guerra a los suyos y marchó hacia el noroeste, en dirección de la Navidad. Hacía mover sus ejércitos sólo de noche. Ya en las cercanías del Fuerte organizó un sistema de espionaje en el que él era parte principal; vigiló estrechamente a los extranjeros, que no se apercibieron de la amenaza, y una noche cayó con toda su gente sobre los españoles. Guacanagarix salió a combatir en defensa de los que habían sido puestos bajo su protección y en medio de la lucha se dio con Caonabó. El fiero cacique del Cibao hirió gravemente a Guacanagarix, que hubiera muerto allí a no salvarlo los suyos. Los españoles quedaron dominados por el número y la impetuosidad de los atacantes; los que pudieron escapar fueron concienzudamente buscados en toda la región, encontrados y muertos, entre ellos, aquellos cuyos cadáveres encontró, meses después, el Almirante a varias leguas del lugar en que estuvo la Navidad. El Fuerte fue incendiado y borrada así la última huella del primer destacamento europeo en tierras de América. El vencedor, verdadero padre de los libertadores del hemisferio, retornó a su cacicato. Llevaba la satisfacción de la victoria. Ignoraba que la lucha sólo había empezado. Cuando Colón volvió a ver a Guacanagarix, al dar término a su segundo viaje, le halló herido. Puestos a sospechar, los es- camino real ejemplar impresionante, de hermosa y heroica altivez, moralmente un rey nato, ante quienes los hombres comunes, y hasta el propio Colón, parecían vasallos. Caonabó, posiblemente extranjero o hijo de algún extranjero, era cacique de la región del Cibao cuando los españoles llegaron por primera vez a la isla. El Cibao -”Tierra de piedras y montañas”quedaba distante de la costa norte, donde Colón estableció su base de operaciones y donde había dejado el fuerte de la Navidad. La zona donde este fuerte había sido establecido estaba bajo el cacicazgo de Guacanagarix, un típico señor taíno, amable y pacífico. Tan pronto el Almirante puso proa a España, para dar cuenta de sus primeros descubrimientos, los españoles de la Navidad comenzaron una era de depredaciones que tenía por objetos principales el oro y las mujeres indígenas. Con su poderosa vitalidad sujeta durante el largo tiempo que medió entre agosto de 1492, cuando iniciaron la aventura del Descubrimiento, hasta enero de 1493, cuando quedaron dueños y señores de esa nueva tierra; y con su enorme codicia estimulada por hechos tan fantásticos como los que le habían ocurrido desde que salieron de Palos hasta que quedaron destacados en la Navidad, nada extraño fue que tales hombres padecieran una explosión de todos sus instintos y que se las arreglaran para disfrutar de placeres. Así, pues, los indios de la Española tuvieron que sufrir el despojo de sus mujeres y de su oro, el saqueo de sus alimentos y el despotismo de aquellos desaforados ex presidiarios y tahúres de la costa sur hispánica. Fiel a la promesa que le hiciera a Colón, y temeroso de las espingardas que había visto causar destrozos y hacer tremendas explosiones desde las naos de Colón, Guaca- 51 camino real pañoles creyeron que el propio Guacanagarix había sido el autor de la matanza habida en la Navidad. El doctor Chanca, “físico” y cronista de la expedición, fue a examinarle para ver si la herida que le achacaba al legendario Caonabó era obra de sus propias manos. Al fin el Guamiquina -nombre que le dieron los indígenas a Colónjuzgó que era cierto cuanto decía el cacique taíno y que era de rigor hacer preso a Caonabó. Registrando los restos del Fuerte, Colón halló a algunos españoles enterrados, que lo fueron por disposición de Guacanagarix. El poblado de éste había sido también incendiado durante el combate. No había duda, pues, respecto a la buena fe de Guacanagarix. 52 Pasaron en bojeos y descanso los últimos días de 1493, y entró el 1494. El Almirante decidió fundar la primera ciudad española del Nuevo Mundo y lo hizo más hacia el este de donde había estado el Fuerte de la Navidad, en la desembocadura de un río llamado hoy Bajabonico. Allí fue establecida la Isabela, en homenaje de Isabel II, reina de España y factor principal en la empresa descubridora. Desde la Isabela se despacharon varias columnas hacia el interior y carabelas para bojear la costa de la isla. Sobre esas columnas que marchaban hacia las montañas se cernía la sombra de Caonabó, el poderoso cacique que con tanta ferocidad había atacado a Diego de Arana y los suyos y de quien se hablaba entre los españoles como de un rey invencible y fiero. Todos esperaban constantemente el ataque del implacable señor indio. Impresionado también, como cualquiera de los suyos, Colón pensaba en Caonabó y cavilaba cómo inutilizarlo. El día 9 de abril de 1494 escribió, en el pliego de instrucciones que entregó a Mosén Pedro Margarit - encargado de conducir una de las columnas que iba al interior - estos párrafos significativos: “Desto de Cahonaboa, mucho querría que con buena diligencia se toviese tal manera que lo pudiésemos haber en nuestro poder”. Inmediatamente pasaba a explicar que era necesario crear confianza en el cacique, para, llegado el momento, abusar de esa confianza echándole mano. Ordenaba que se le enviase con diez hombres un regalo “y que él nos envíe del oro, haciéndole memoria como estáis vos ahí y que os vais holgando por esa tierra con mucha gente, y que tenemos infinita gente y que cada día verná mucha más, y que siempre yo le enviaré de las cosas que trairán de Castilla, y tratallo así de palabra fasta que tengáis amistad con él, para podelle mejor haber”. Estas expresivas instrucciones, que demuestran cómo la mentalidad de los conquistadores ha sido más o menos la misma desde Colón hasta Hitler, terminaban señalando el mejor medio de apresar a Caonabó: “Hacedle dar una camisa -dice el almirante, dando por seguro que el cacique acabaría haciéndose amigo de los españoles y que éstos podrían tratarle- y vestírsela luego, y un capuz, y ceñille un cinto, y ponelle una toca, por donde le podáis tener e no se vos suelte”. camino real 53 Grabado de Caonabo y Anacaona camino real 54 Pero no era fácil “ponelle la camisa y el capuz y la toca” al jefe indígena. Incitados por él, según aseguraban los españoles, los naturales se rebelaban. A principios de 1495 el propio Colón salió a campaña, al frente de 200 infantes y 20 hombres de a caballo. Iba a apresar a Caonabó. Dominó el alzamiento de Maniocatex y ganó la enconada batalla de la Vega Real, donde, según afirmaron en graves documentos, obtuvieron la victoria gracias a que en el momento más álgido de la pelea la Virgen de las Mercedes hizo acto de presencia sobre una cruz plantada por Colón y a la que los indios se empeñaban en destruir. Actualmente hay en el lugar -el Santo Cerro- un santuario donde se venera a la Virgen de las Mercedes. Después de la batalla de la Vega Real y tras haber fundado algunos fuertes para guarnecer la ruta, Colón se retiró a la Isabela sin haber logrado su propósito principal, el apresamiento de Caonabó. La sombra trágica y vengativa de este altivo señor de las montañas dominaba el escenario en los primeros tiempos de la Conquista y cubría de arrugas la frente del Almirante cuando entró de nuevo en la Isabela, vencedor sin haber logrado su fin. Como un fantasma, Caonabó, cuyo espíritu parecía animar todas las rebeliones, seguía siendo un ser terrible y desconocido, casi una imponente leyenda, inencontrable, inaprensible, con su amenazador prestigio creciendo cada vez más. Un día era atacado determinado fuerte español; a Caonabó se achacaba la empresa. O algunos soldados hispanos que se aventuraban a alejarse de sus compañeros aparecían muertos y mutilados; Caonabó era el autor de esas muertes. O las imágenes de santos católicos eran destruidas; Caonabó lo había ordenado. Caonabó era ya el dios del mal en la Española, el espíritu implacable, el perseguidor incansable. Colón, más sagaz político de lo que se ha querido ver, sabía que mientras viviera Caonabó su dominio de la isla sería insuficiente, porque los españoles no dejarían de temerle y los indios no se sentirían desamparados en tanto supieran que él podía aparecer un día para acabar con los invasores, como lo hizo la primera vez. Estudiando a sus capitanes, el Almirante resolvió poner el apresamiento de Caonabó en manos del osado y terrible Alonso de Ojeda, un hombre que iba a dar que hablar en la conquista de varios países y que a la hora de su muerte iba a pedir ser enterrado de pie en la entrada de la iglesia de San Francisco, erigida en la ciudad de Santo Domingo, porque quería purgar todos sus pecados haciendo que cuantos entraran en la iglesia pisaran sobre su cabeza. Alonso de Ojeda, ambicioso de gloria y de oro, era asaz atrevido como para internarse en las montañas tras el fiero cacique. Lo mismo que a Mosén Pedro Margarit, Colón lo instruyo de lo que, según él, era la mejor manera de hacer preso a Caonabó, y le dio despacho para la arriesgada misión. Recién llegado a la Española, Ojeda comprendió que los indígenas tenían un lado flaco: su falta de doblez. Eran hombres tan respetuosos de sus promesas y tan rectos al proceder, que se presentaban como enemigos al que consideraban su enemigo y que no podían admitir que quien se introducía como amigo fuera otra cosa. Este descubrimiento, que lo había hecho ya Colon en su primer viaje, le llevó a la conclusión de que el plan del Almirante para apresar a Caonabó era excelente si se podía poner en práctica. Y él, Alonso de Ojeda, se sentía capaz de hacerlo. En paz el país desde que, atendiendo a la demanda de miles de indios que se congregaron en el Fuerte de la Concepción para pedir al Almirante la libertad del cacique Maniocatex, Colón dejó a éste libre, y tranquilo Caonabó porque los invasores respetaron sus dominios, todo indicaba que un capitán de Sus Majestades Católicas y un cacique indio podían ser amigos. Lo fueron. Al cabo de algún tiempo de estarse tratando, una mañana Alonso de Ojeda acompañó a Caonabó al baño, que el cacique realizaba en un río cercano a su vivienda. Cuando el señor indígena se preparaba a entrar en el agua, Ojeda le dijo que llevaba para él un notable regalo, envío especial de la reina doña Isabel II al poderoso cacique; y le mostró el presente, que el indio tomó en sus manos y observó detenidamente. Es para llevar en los pies - dijo Ojeda. Permitidme que os lo ponga yo mismo. Se inclinó el español ante Caonabó y cerro los tobillos del cacique con dos aros de hierro. ¡El regalo era un grillete! Cumplida la primera parte de su traición, Alonso de Ojeda llamó a gritos, y entonces vio Caonabó que de la espesura salían varios hombres de a caballo, escondidos allí por Ojeda para dar feliz término a su obra. En un santiamén Caonabó fue atado de manos y puesto al anca de uno de los caballos, sobre el que montó Ojeda; inmediatamente amarraron al cacique a Ojeda y partieron los españoles a todo el paso de sus bestias. Dos días después llegaban a la Isabela. La indignación del cacique por la celada de que había sido víctima fue indescriptible. Le encerraron y pasaron por su celda todos los españoles, deseosos de contemplar a aquel cuyo solo nombre les infundía espanto. Entonces pudieron apreciar el temple de Caonabó. Orgulloso y sensible como un rey cautivo, jamás se dignaba volver los ojos a los curiosos ni respondía a preguntas. Ni una queja salía de su boca. A pesar de que recibió órdenes expresas de ponerse en pie cuando el Almirante entrara en su celda, nunca lo hizo ni le miró siquiera; en cambio, se incorporaba si era camino real Como la mayor parte de los conquistadores, Alonso de Ojeda fue lo bastante iletrado para no comprender la importancia histórica de escribir o hacer escribir los lances de aquella época, y ésa es la razón por la cual se ignora de qué artes se valió para internarse, sin correr peligro, en los dominios de Caonabó. El caso es que se internó y que acabó haciéndose amigo del cacique. Se había presentado ante éste como hombre de bien, y Caonabó, que no odiaba a los hombres por ser españoles y que sólo procedía a atacar a los que se comportaban como criaturas perversas, no tuvo inconveniente en tratarle e incluso en quedarse a solas con él muchas veces. Alonso de Ojeda era un hombre, y el altivo señor de las montañas no temía a hombre alguno, no importaban su color, sus armas o su vestimenta. 55 camino real 56 Alonso de Ojeda el que entraba. Interrogado por que hacía eso, siendo así que a quien debía respeto era a Colón, jefe de Ojeda, respondió: Sólo debo ponerme en pie ante el español que tuvo la audacia de hacer preso a Caonabó. Los demás son unos cobardes. Pasaba las horas mirando a través de las rejas de una ventana, contemplando el lejano horizonte con una expresión de gran señor preocupado, sin mostrar jamás una debilidad. Sus guardianes tuvieron siempre la impresión de que aquel prisionero tenía un alma más grande que las suyas. En todo momento exigió el trato que su posición requería y siempre se sintió, en la prisión, un rey absoluto. Al fin, acabó imponiéndose. Un día dijo que deseaba tener servidores indios, y se los dieron. Al cabo de largos meses, Caonabó pidió hablar con el Almirante. Explicó a éste que a causa de su prisión, caciques enemigos estaban atacando sus territorios y que lo menos que podían hacer los españoles era defender los hombres y las tierras de un rey que no podía hacerlo por sí mismo a causa de que ellos lo retenían en cautiverio. Con su acostumbrado señorío, mandaba a Colón como si fuera su subordinado. El Almirante respondió que era razonable la petición del cacique, y éste le pidió entonces que fuera él mismo al frente de las tropas españolas que habían de atacar a sus enemigos. Según explico, la presencia de Colon haría más fácil la empresa. Prometió el Almirante que así se haría y ordenó investigaciones para saber quién atacaba los dominios de Caonabó. Por esas investigaciones se supo que había de verdad en el fondo de la petición de Caonabó: mediante sus servidores indígenas, el gran guerrero había urdido un plan de vastas proporciones, capaz de dar la medida de lo que era su autor. Según ese plan, Caonabó debía obtener de Colón que éste saliera hacia el interior, al frente de un ejército español suficientemente fuerte para que formaran en el los más numerosos y mejores de los hombres apostados en la Isabela; de esa manera, la plaza quedaría casi desguarnecida, situación ideal para que Maniocatex atacara al frente de millares de indios, y libertara a Caonabó, quien inmediatamente se pondría al frente de la indiada para iniciar una guerra de exterminio sobre los conquistadores. Descubierta la conspiración, Colón se mostró indignado. Nada logró sacar de Caonabó. Ordeno entonces que se le iniciara proceso por los hechos de la Navidad. Aunque hasta ahora no ha aparecido copia alguna de ese proceso, se sabe que Caonabó no negó los cargos y que justificó su conducta con las tropelías que cometieron los españoles mandados por Diego de Arana. En todo momento seguía siendo de tan notable altivez, que impresionaba favorablemente a sus enemigos. Temeroso de que su muerte provocara una sublevación de grandes proporciones y, sobre todo, movido a respeto por el temple de aquel ser extraordinario, el Almirante no se atre- Cabe sólo la sospecha de que Colón creyera que podía sacar más provecho de Caonabó vivo que de Caonabó muerto. ¿De qué manera? Pues enviándolo a España a fin de que los Reyes Católicos vieran por sus ojos que clase de enemigos eran los que su Almirante tenía que enfrentar en la Española. Mentiría con ello, puesto que no todos los indios eran iguales a Caonabó y ni siquiera era fácil hallar un corazón tan extraordinario entre los europeos. Pero la mentira le vendría bien. Un día el cacique Caonabó, el “Señor de la Casa de Oro”, fue sacado de su celda y llevado al embarcadero. A distancia se mecían en las aguas las naos que iban a España. Caonabó fue metido en un bote y conducida a una de esas naos. —¿A dónde me lleváis? –pregunto el altivo dueño de las montañas, mostrando por primera vez aprensión, bien justa porque jamás había embarcado. —Vais a España, donde seréis presentado a Sus Majestades-le respondieron. ¿A España? ¿De manera que iban a alejarlo de sus tierras, a él, el señor de tantas y de tantos indefensos indios? —Yo no puedo dejar abandonados a los míos –reclamó. Pero no le hicieron caso. A la fuerza le metieron en la nao. Habían resuelto que iría a España y tendría que ir. Caonabó, en cambio, había resuelto que no iría a España, y no iría. Contemplando ansiosamente las costas de la isla y las lejanas cimas de la Cordillera, el cacique pasó horas y horas mientras las naves emprendían el camino. A la de comer dijo que no quería y todos respetaron su voluntad, pensando que iba demasiado apenado y que ya reclamaría comida cuando sintiera hambre. ¡Desdichados españoles que así pensaban que se doblaría aquel poderoso espíritu a los reclamos del cuerpo! Caonabó no comió más. Se negó a hacerlo y ninguna fuerza humana pudo lograr de él que desistiera de su empeño. Cuando las naos llegaron a España hacía semanas que Caonabó, el señor de las montañas, no iba en la suya. Había quedado sepultado en las aguas del océano, donde tuvieron que lanzarlo después de su muerte. Se había suicidado lentamente, de hambre, sin haber mostrado flaqueza ni una sola vez. Cuando supo el fin de Caonabó, Colón dispuso que todos los indios de la Española debían pagar un tributo anual, en oro, a los Reyes de España. Mientras él vivió, el Almirante no se hubiera atrevido a imponer esa ley arbitraría. Aun preso, Caonabó bastaba a evitar males a su raza. camino real vió a darle muerte. Un hombre así no podía ser tratado como un salvaje cualquiera. Ello habla bien de Colón, que tan falaz fue siempre. 57 camino real 58 Benito Juárez E l siguiente es un discurso escrito por Juan Bosch el 03 de enero de 1973, diez meses antes de abandonar el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), y que fuera leído en Tribuna Democrática, programa radial de ese partido, que se transmitía por Radio Comercial. Los originales del texto se conservan en los archivos de Bosch, de donde los hemos recuperado, y es importante conocer su contenido a propósito de la celebración de los doscientos años del inicio del movimiento de independencia de las patrias americanas. Las notas agregadas a pie de página han sido incorporadas por la redacción de Camino Real. Fue algo verdaderamente impropio de la dignidad nacional que el jefe del Estado de este país aprovechara la oportunidad de inaugurar una estatua de Juárez que le regaló a nuestra República el jefe del Estado de México para usar esa inauguración en hacer propaganda a sus planes reeleccionistas; y resultó muy penoso que al hacer esa propaganda desfigurara la imagen históri- ca del gran personaje representado en esa estatua. Benito Juárez no llegó a la presidencia de México porque era un ambicioso; llegó porque al comenzar la Revolución de la Reforma y quedar desconocido el gobierno del presidente Comonfort1, a él, como Ministro de lo Interior, le tocó encabezar el gobierno legítimo del país, con el apoyo de los gobernadores de varios Estados, como el de Colima, el de Guanajuato, el de Oaxaca, el de Querétaro, el de Michoacán, el de Guerrero, el de Veracruz; y su gobierno, ese primer gobierno de la Revolución de la Reforma, pasó a ser un gobierno fugitivo, que durante meses anduvo de ciudad en ciudad, perseguido por las fuerzas enemigas, encabezadas por Zuloaga2, que había sido reconocido por todos los gobiernos extranjeros como el jefe del gobierno legítimo de México. Hubo un momento en que toda la fuerza de que disponía Juárez no pasaba de 350 hombres con dos cañones. Hallándose en Colima, en el Estado de Jalisco, que da al océano * Texto inédito. Discurso de Bosch para Tribuna Democrática, órgano radial del Partido Revolucionario Dominicano. Enero 3, 1973. Archivos de Juan Bosch. 1 José Ignacio Gregorio Comonfort de los Ríos (1812–1863). Presidente de México de 1855 a 1858. 2 Felix Maria Zuloaga Trillo (1813–1898). Presidente del 20 de diciembre de 1858 al 24 de enero de 1859). camino real Benito Juárez no es como lo presentó Balaguer* 59 camino real 60 Pacífico, Juárez recibió una invitación del gobernador del Estado de Veracruz en la que le pedía pasar a su Estado; y arriesgándose a ser sorprendidos en el camino por buques enemigos, Juárez y los miembros de su gobierno embarcaron en un vapor americano que los dejó en Panamá, país que cruzaron por tren para salir al mar Caribe, por Colón; allí tomaron otro vapor que los llevó a La Habana; de La Habana cogieron otro que los llevó a Nueva Orleans, aquella ciudad norteamericana donde cuatro años antes Juárez mataba su hambre haciendo y vendiendo cigarros y pescados en el río Mississippi; luego tomaron otro buque que los llevó a Veracruz, y al llegar a Veracruz el indio oaxaqueño oyó que lo recibían con 21 cañonazos, señal de que las autoridades de Veracruz estaban recibiendo en él al presidente legítimo de México. De nada de eso habló el Dr. Balaguer en el discurso que pronunció al pie de la estatua de Juárez. No habló de la larga guerra de la Reforma3; de las innumerables derrotas que sufrieron durante los años de esa guerra las tropas de Juárez; de los ataques y los sitios que sufrió Veracruz, tanto por tierra como por mar, de los grupos de bandoleros de que fue llenándose México, bandas que asaltaban aquí y allá, día y noche, hasta que al cabo de grandes luchas, en las que se derramó mucha sangre, las tropas de Juárez pudieron tomar la capital del país, exactamente el día de año nuevo de 1861, tres años después de haber comenzado esa guerra cruel. Pocos meses después se celebraron elecciones en las que se presentaron cuatro candidatos, de los cuales el que más votos sacó fue Juárez, a quien el Congreso declaró presidente de la República. Pero Juárez estaba gobernando en medio de un caos general, porque los enemigos de la Reforma seguían atacando en todas partes a los partidarios del gobierno, cometiendo toda suerte de tropelías, asesinando a los altos funcionarios del gobierno; de manera que el movimiento contra la Reforma no había terminado. Antes bien, ese movimiento iba a convertirse en una intervención militar extranjera, pues sus jefes se fueron a Europa y consiguieron el apoyo de tres gobiernos europeos, el de Inglaterra, el de España y el de Francia. Al comenzar el mes de octubre de 1861, el mismo año en que Santana trajo aquí a los españoles, las fuerzas de Juárez derrotaron definitivamente a las fuerzas de los enemigos de la Reforma, y el día 31 de ese mes los gobiernos de Francia, España e Inglaterra llegaban a un acuerdo para invadir México con sus ejércitos. ¿Qué había pasado? Pues había pasado que la extrema derecha mexicana, viendo que perdía el poder ante las fuerzas de la Reforma, iba a aliarse con gobiernos extranjeros porque prefería ser sirvienta de esos gobiernos extranjeros antes que aceptar el avance de la revolución en el país, de la misma manera que Santana aquí prefería ser un general español antes que un ciudadano dominicano bajo un gobierno nacional que no fuera reaccionario; sucedía que la Revolución de la Reforma iba a pasar a convertirse en una guerra de liberación nacional, encabezada por Benito Juárez, y esa transformación de la Revolución de la Reforma en guerra de liberación nacional, y en consecuencia la transformación de don Benito Juárez de jefe de un gobierno revolucionario a líder de una lucha por la independencia de México se la calló en su discurso el Dr. Balaguer, y resulta que eso fue, precisamente, lo que convirtió a don Benito Juárez en un héroe de América, en el hombre a quien nuestros pueblos bautizaron con tropas de Francia habían establecido un gobierno provisional. El 14 de enero de 1864 Juárez hallábase en Saltillo, muy al norte de San Luis Potosí, de donde había tenido que salir para no caer en manos del enemigo, y ese día en la noche fueron a verlo varios señores para pedirle que le entregara la presidencia de la República al general Jesús González Ortega, a lo que Juárez se negó alegando, con toda la razón, que él había recibido poderes especiales del Congreso, y que no podía abandonar el deber que contrajo al aceptar esos poderes. Ésa es la supuesta violación de Juárez a la Constitución de que habló el Dr. Balaguer. No hubo tal violación a la Constitución ni cosa parecida. Él había recibido poderes legales para dirigir la guerra hasta 30 días después de que el Congreso volviera a reunirse, y no podía abandonar la dirección de esa guerra de liberación sin lanzar el país a la anarquía y sin destruir precisamente los títulos de legalidad que le daba a la guerra su presencia al frente del gobierno nacional. El 28 de mayo de ese año de 1864 llegaba a Veracruz Maximiliano de Hapsburgo, y México pasó a ser un imperio gobernado por un príncipe austríaco a quien sostenían miles de soldados franceses y millares de traidores mexicanos. Juárez comenzó a ir de ciudad en ciudad, internándose en lugares desérticos, viajando camino real el titulo de Benemérito de las Américas; en la gran figura histórica de América. El Dr. Balaguer quiso presentar a don Benito Juárez como un simple ambicioso de poder que se reelegía para mantenerse en el mando de su país, con lo cual confundió a una parte del pueblo dominicano presentándole la historia de México y la vida de Juárez en forma apropiada a sus planes personales; y resulta que ese Juárez del Dr. Balaguer no fue el Juárez real. El Juárez real no es el indio zapoteca que llegó al poder por ser ambicioso y cuando llegó al poder ya no lo dejó más; el Juárez real es el héroe que se enfrentó con los enemigos de su patria y encabezó una guerra de liberación nacional que necesariamente debe llenarnos de orgullo a todos los hijos de América. Tropas españolas, inglesas y francesas desembarcaron en Veracruz, en número de varios miles, y al mismo tiempo fuerzas mexicanas se revelaban en el interior del país. La guerra se extendía rápidamente por todo México y Juárez tuvo que abandonar la capital para ir a refugiarse en San Luis Potosí. Antes de salir de Ciudad México, sin embargo, el Congreso le dio los más amplios poderes para representar a la nación. Con esos poderes, Juárez podía tomar cualquier medida, menos la de negociar con los invasores extranjeros, y tales poderes serían legítimos hasta 30 días después de que el Congreso se reuniera de nuevo; pero en realidad, ni Juárez ni los miembros del Congreso sabían si se reunirían alguna vez en la vida. Las tropas francesas entraron en la capital mexicana el 10 de junio de 1863, un mes y seis días antes de que comenzara aquí, en nuestro país, la guerra de la Restauración contra las fuerzas de España. El 3 de octubre, el archiduque de Austria Maximiliano de Hapsburgo aceptaba pasar a ser emperador de México, donde las 61 camino real 62 en un coche de mulas seguido por otro coche en el cual iban los archivos del gobierno, y a donde quiera que llegaba llegaban con él la dignidad de su país y la libertad de su patria, y América se conmovía ante la imagen de aquel hombre perseguido por fuerzas infinitamente superiores, y el pueblo mexicano reconocía en aquel indio zapoteca al héroe civil que mantenía en alto la bandera de la libertad nacional. Cada una de las batallas que daban los generales mexicanos eran ganadas por las tropas francesas, y sin embargo don Benito Juárez no aceptaba la derrota. Pasara lo que pasara, él seguía siendo el presidente de México, aunque no tuviera una casa donde sentarse a comer o echarse a dormir. El 27 de diciembre de 1864, el llamado emperador Maximiliano lanzó un decreto en el cual confirmaba todas las leyes de la Reforma. Con esa medida Maxi- miliano aspiraba a presentarse ante el pueblo mexicano como un revolucionario, exactamente como 108 años después el Dr. Balaguer aspiraría a ser tenido por un gran revolucionario debido a que inventó sus leyes agrarias. Pero don Benito Juárez no se dejó engañar, y en vez de pedirle a su pueblo que apoyara a Maximiliano de Hapsburgo porque éste se había convertido en revolucionario, escribió estas palabras: “Los curas están ahora disgustados con Maximiliano, que los ha traicionado al adoptar las Leyes de la Reforma4, porque creyó que los auténticos liberales son tan inocentes que iban a convertirse en seguidores suyos debido a que él adoptó algunas de esa leyes, sin darse cuenta de que aunque las adoptara todas nosotros no podríamos nunca darle nuestro apoyo porque por encima de todo estamos defendiendo la independencia y la dignidad de nuestro país”. Con esas se ha dado cuenta de que la lucha entre las clases sociales de cada uno de los países del Tercer Mundo tiene que dar paso a la lucha más amplia por la independencia nacional; gente que se engaña a sí misma creyendo que lo que hay que hacer en Santo Domingo es repartir unas tierras entre algunos campesinos5 mientras la Gulf & Western se coge el país; gente que se deja engañar por unas leyes supuestamente revolucionarias o por discursos en los cuales se nos presenta a Juárez como un reeleccionista y no como un gran líder americano en la lucha por la liberación de nuestros pueblos. En septiembre de 1865, don Benito Juárez se había internado en su carro de mulas en los desiertos de Chihuahua, y en Ciudad de México se creyó que había cruzado la frontera con Estados Unidos. Lleno de satisfacción, creyéndose ya vencedor, Maximiliano de Hapsburgo dijo en un decreto del 3 de octubre que Juárez había huido de su patria y en ese mismo decreto condenaba a muerte a toda persona que fuera hecha presa luchando contra el imperio, como llamaba él a su gobierno. En camino real palabras Juárez dejó dicho que la lucha no era ya la de la Reforma; la lucha no tenía la finalidad de obligar a la Iglesia a vender sus propiedades; la lucha era por la independencia mexicana; se había convertido en una lucha por la liberación nacional; había pasado a ser una guerra de liberación. De conflicto entre clases sociales mexicanas había pasado a ser una guerra del pueblo de México contra los invasores extranjeros. Juárez no era marxista, y no hay constancia de que hubiera leído siquiera a Marx y a Engels; pero su instinto era recto y sabio y supo distinguir a tiempo quién era el enemigo principal en cada momento; supo darse cuenta a tiempo de que el enemigo principal, que en el 1858 era la Iglesia Católica, en el 1864 era el invasor extranjero; supo ver también a tiempo que si en el 1858, ser liberal consistía en ser partidario de las leyes de la Reforma, en el 1864, para ser liberal había que ser soldado de la independencia nacional. Hoy, más de un siglo después, aquí, en nuestro país, hay gente que no advierte la estupenda lección que les dio Juárez a todos los pueblos dependientes y coloniales; gente que todavía no 63 camino real 64 cumplimiento de ese decreto de Maximiliano fueron fusilados en esos días finales de 1865 el general José María Arteaga, comandante de las fuerzas republicanas del Centro del país, y el gobernador de Michoacán, don Carlos Salazar. El 8 de noviembre de 1865, haciendo uso de los poderes que le había conferido el Congreso, Juárez prolongó el mandato del presidente de la República y del presidente de la Suprema Corte hasta después del final de la guerra; de manera que como se ve, Juárez no había huido, sino que seguía dando la batalla en México contra los invasores extranjeros. Como sucede tan a menudo, cuando Maximiliano se creía vencedor comenzaba precisamente su derrota. El año de 1866 fue fatal para el que se llamaba a sí mismo emperador de los mexicanos. La acción de las guerrillas en el país y la situación internacional desfavorable para el gobierno francés de Napoleón III, obligaron a éste a disponer, en abril de ese año, que a partir de noviembre sus fuerzas empezarían a salir de México; el 22 de junio, el general Escobedo derrotó en Matamoros al ejército imperial que comandaba el general Tomás Mejía; en el mes de octubre, Napoleón III le comunicaba a Maximiliano que no podía seguir dándole ayuda; el 5 de febrero de 1867, el general Bazaine, que iba a rendirse ante los alemanes en Francia tres años después, salía de Ciudad México con las últimas tropas francesas; el día 13, desde Veracruz, le informaba a Maximiliano que todavía tenía oportunidad de salir de México. Pero Maximiliano no iba a salir. Para esos días, Maximiliano iba camino de Querétaro, donde sería apresado junto con varios de los generales mexicanos que le seguían y donde sería fusilado, con dos de ellos, el día 19 de junio. Al hablar de ese fusilamiento, el Dr. Balaguer lo mencionó con estas palabras, que repitió poco después: “…la tragedia de la Campana”. (Lo de “La Campana” lo dijo él porque Maximiliano fue fusilado en un lugar de Querétaro llamado el Cerro de la Campana). Eso de llamarle “tragedia” a un acto de justicia es muy propio del Dr. Balaguer. ¿Por qué fue una tragedia para él ese fusilamiento? Lo fue porque la víctima era un noble, que tenía en sus venas sangre real. De no haber sido Maximiliano un descendiente de emperadores, el Dr. Balaguer habría usado otra palabra para describir el fusilamiento, que no fue una tragedia ni cosa parecida, sino un acto de justicia, pues así como murió él deben morir los que creen que nacen con derecho a invadir y a someter a los pueblos. Inmediatamente después del fusilamiento de Maximiliano, con el cual se le puso fin a la guerra, el 14 de agosto, para ser más preciso, Juárez convocó a elecciones para presidente de la República, para los miembros de la Suprema Corte de Justicia y para los miembros del Congreso Nacional. ¿Qué de extraño tiene que en esas elecciones los mexicanos eligieran a don Benito Juárez presidente de la República por una mayoría abrumadora? ¿No era él quien había preservado la patria y la república para su pueblo? Lo extraño habría sido que el pueblo de México hubiera votado por otro hombre y no por él. Hasta ese momento, a nadie se le ocurrió pensar siquiera que Juárez había hecho mal en presentar su candidatura a la presidencia de México. Las acusaciones contra él se presentaron cuatro años después, en julio de 1871, cuando se reeligió, por primera y única vez en su vida, como presidente de la República; y entonces nadie pudo acusarlo de haber cometido fraude, de haber com- pero siguieron acechándolo y anoche, al fin, alcanzaron a herirlo. En Santiago han sido asesinados el matrimonio Potter, Boyoyo Álvarez y muchas otras personas sin que hasta este momento se sepa siquiera cuáles fueron sus asesinos. Pero nosotros advertimos al gobierno que debe dar con los autores del atentado que se ha llevado a cabo contra el compañero Arturo Guzmán. Este país sabe que el PRD no habla charlatanerías ni amenaza a nadie ni anda boconeando por las esquinas; pero de ahí a dejar que maten a sus hombres hay mucha distancia. Con toda energía, con toda la seriedad que amerita el caso, pedimos que se localice y se aprese y se presente ante los tribunales al agresor de Arturo Guzmán, y que estas palabras no les entren a las autoridades por un oído y les salgan por otro. Desearía decirles hasta mañana; pero mañana va a hablarles el Dr. José Francisco Peña Gómez, a quien con toda seguridad ustedes desean oír después de más de dos años de silencio, y como es natural, no voy a quitarles ese gusto, que será también gusto mío. Así, pues, hasta pronto, si Dios quiere, dominicanos. camino real prado hombres con dinero del pueblo (porque con los suyos no podía comprarlos, debido a que era pobre y jamás usó el poder para beneficiarse). Un año después moría de un ataque de angina, como si su bravío corazón de indio zapoteca se negara a seguir sufriendo. Les he ofrecido, a grandes rasgos, un resumen de la historia de don Benito Juárez, que ustedes pueden comparar con la que les ofreció el Dr. Balaguer en su discurso de la víspera de Nochebuena del año que acaba de pasar. Hagan la comparación para que se den cuenta de que hasta hablando de un héroe muerto hace un siglo se puede confundir al pueblo; se le puede desviar y se le puede echar tierra en los ojos y poner tapones en los oídos para que no vean y no oigan la verdad. Ahora, antes de terminar estas palabras de hoy, debo referirme al ataque a tiros de que fue víctima anoche en Santiago el líder sindical del PRD, compañero Arturo Guzmán. Hace más o menos dos meses se le disparó al compañero Guzmán, pero tuvo suerte y los tiros no le dieron; 65 camino real 66 Baltasar Garzón Baltasar Garzón: “Lo primero que me produjo el Judas Iscariote al leerlo fue sorpresa” M rece Bosch y qué opiniones le mere- ATÍAS BOSCH: ¿Qué opiniones le me- ce la obra? BALTASAR GARZÓN: Tratar de englobar a Juan Bosch en una respuesta solamente es muy complicado, pero se puede constreñir a la afirmación de que representa todo lo que debe ser la política poniendo la ética de la responsabilidad y la ética de aquellos servidores públicos que entregan lo mejor de sí mismos en favor de la sociedad. Juan Bosch significó esto a lo largo de toda su trayectoria y toda su obra literaria aún aquélla que no tiene ni siquiera que ver con el ambiente político está preñada por su pensamiento y por su coherencia y la enseñanza no sólo hacia la República Dominicana sino al mundo entero que ha conocido su obra. Es un ejemplo de político que desgraciadamente hoy abunda poco y que sería bueno recuperar. MB: Usted ayer aportó una visión general sobre Judas Iscariote, el calumniado, pero cuando usted la leyó, cuando la escudriñó, cuando la analizó desde su punto de vista como ciudadano y como juez, ¿qué impresión le causó? BG: Lo primero que me produjo el Judas Iscariote al leerlo fue sorpresa, porque encontré un análisis sin ningún tipo de apriorismos, lo cual, en un tema como el de la religión y en el de Judas Iscariote, camino real “Bosch es un ejemplo de político que desgraciadamente hoy abunda poco y que sería bueno recuperar” Entrevista realizada por Matías Bosch al jurista español Baltasar Garzón, quien visitó la República Dominicana el año pasado para poner en circulación la nueva edición española de Judas Iscariote, el calumniado, de Juan Bosch, como parte de los actos de conmemoración del Centenario del escritor, intelectual y estadista dominicano. 67 camino real 68 particularmente, es ya un trecho ganado. Normalmente las críticas que se han hecho han partido siempre de unos apriorismos muy ancestrales, muy determinantes para la conclusión final. Juan Bosch, con unos instrumentos que no son nada de búsquedas o de erudición exageradas, tomando los propios textos, pone de manifiesto todo aquello que otros habían ocultado conciente o inconcientemente, por interés o por conveniencia. Lo cierto es que cuando lees la obra Judas Iscariote, el calumniado percibes que hay una objetividad en el análisis de esta figura y de lo que es todo ese período de la historia de la humanidad que se concentra en el origen de la religión mayoritaria y de mayor implantación a lo largo de la humanidad, y eso es difícil… No solamente es difícil, hacerlo además con una acción comparativa entre unos y otros de los evangelios es novedoso y en ese sentido a mí me atrajo no sólo la figura de Judas Iscariote, sino el análisis científico-crítico que hace el autor. MB: Usted dijo que era un acto de valentía… BG: Sí, absolutamente, porque siempre y en todo lo que se refiere a la religión hay muchos tabúes y nadie se atreve a hablar claro sobre temas de la religión y menos sobre la religión cristiana y católica. Encuentras que todavía hoy las alturas eclesiásticas siguen teniendo relevancia política de primer orden en muchos países. Entonces, enfrentar el análisis y la crítica al dogma más ancestral de la iglesia, que es el anatema para Judas, el no perdón para él mismo que es el responsable de todos los males, es un acto de valentía; y hacerlo en 1955 todavía más, no en 2009 cuando reeditamos esta obra. En aquel entonces el poder de la iglesia en muchas partes del mundo y en este país era altísimo Esta obra demuestra la coherencia de Juan Bosch: no solamente era valiente para mantener sus ideas políticas y renunciar a cualquier comodidad y marcharse al exilio, sino toda su teoría política, sus ideas y, también, enfrentarse a poderes establecidos como el de la iglesia, no es fácil sobrellevar MB: Vemos su recorrido en la Justicia pero también, y especialmente, lo que tiene que ver con America Latina, todo su trabajo respecto a las dictaduras en Argentina y en Chile, a las violaciones de los derechos humanos y al encausamiento de Pinochet. Usted habló ayer de que en el mismo momento que en Europa emergía el fascismo, en La Habana se estaba fundando un partido revolucionario por parte de Bosch. Este país tuvo a Trujillo, la dictadura trujillista y después un gobierno autoritario de 1966 a 1978, con serias violaciones a los derechos humanos. En vista de que República Dominicana tiene esa carga histórica y a Bosch que fue un luchador contra esa dictadura, un luchador contra Pinochet y contra todas las dictaduras de este continente, activo miembro tanto del Tribunal Antiimperialista de Nuestra América (TANA) como del Tribunal Russell, ¿qué opinión le merece para la herencia de un país que aspira a seguir construyendo su democracia, el ejemplo de un hombre que, como muchos hombres y mujeres (las hermanas Mirabal, por ejemplo) ofrecieron su vida o sus mejores años para defender los derechos humanos? BG: Lo que demuestra es que los grandes hombres son primero denostados e incluso eliminados; los que se salvan tienen que transcurrir muchos años para ser reconocidos al día de hoy. Yo me atrevería a decir que si en la República Dominicana hay una persona que es respetada por todas las tendencias políticas y por la sociedad en general es Juan Bosch y eso quiere noce la República Dominicana es parte de una comunidad histórica, cultural y política, el Caribe, a la cual Juan Bosch denominó “frontera imperial”. En esta región, Honduras, un pueblo cercano, amigo, con una historia de muchos sacrificios, está viviendo la interrupción de su normalidad constitucional y democrática. Se ejecutó un golpe de Estado, se irrespetó al gobierno legítimo, se impuso un gobierno por la fuerza y vemos que a través de una serie de acciones y decretos de ese gobierno se está imponiendo un régimen de violencia, falta de garantías e irrespeto a los derechos fundamentales. Parece increíble que América Latina tenga a esta altura que presenciar esta tragedia. Doña Carmen de Bosch, al rememorar los 46 años del golpe de Estado contra el gobierno de Juan Bosch, hizo un llamado para que se respetaran la vida y los derechos de las personas, del Presidente Zelaya, se preserve la paz y a través de ese camino se reestablezca la democracia en Honduras. Estamos en un momento álgido y su opinión, sus consideraciones al respecto, podrían ser de mucha orientación y ayuda a quienes tienen en lo adelante la responsabilidad de tomar las decisiones correctas en este minuto y permitir que el país recupere la concordia y la paz. camino real decir algo: eso significa que de acuerdo con ese ejemplo de coherencia, el que debe de implicar a todos y cada uno de los dominicanos y a todos y cada uno de los hombres de bien, la política es un servicio público; la política es la vida de la democracia de los países y por tanto tienes que encontrar a hombres de valores, hombres y mujeres que hagan bandera de la ética, que transmitan credibilidad, que transmitan confianza, que sean ese espejo en el que el ciudadano se ve y no tiene que apartar el rostro porque lo ve limpio; desgraciadamente eso no sucede con frecuencia. Que ése sea el símbolo, ése sea el tipo de político en el que yo pueda creer. Muchos miles de personas así lo piensan; es el tipo de político que te hace pensar que puedes seguir adelante y que puedes confiar en un sistema como el que tenemos y no aquellos otros que hacen del aprovechamiento de la política una apropiación en beneficio propio y en detrimento de la sociedad. Juan Bosch era la antitesis de todo esto y es precisamente por todo esto que su figura se va haciendo cada vez más gigante como baluarte de los valores democráticos y contra esos valores de tiranía, de dictadura, de esos valores de imposición en contra de los valores de los ciudadanos. MB: Por último, y en línea con lo anterior, señor Garzón, como usted bien co- 69 70 camino real Mensaje de la Comisión Permanente a la Quinta Reunión Ordinaria del Comité Ejecutivo Nacional del PRD* compañeros: Q ueridos Esta Quinta Reunión Ordinaria del Comité Ejecutivo Nacional del PRD tiene para nosotros una significación especial porque ella coincide con el final de un año que tuvo a su vez significación especial para todos los perredeístas. ¿Por qué distinguimos al año 1972, que acaba de terminar, entre los muchos de la historia del Partido? Lo distinguimos porque en su transcurso se han destacado las consecuencias de los cambios que se hicieron en el Partido desde mediados del año 1970. Como todos ustedes saben, esos cambios tuvieron carácter teórico y también carácter orgánico, pero los de carácter orgánico vinieron a ponerse en función en la última parte del año 1971, cuando se reformaron los Estatutos para resumir en un solo cuerpo (el * Documento inédito. Tomado de los archivos de Juan Bosch. 19 de enero de 1973. camino real Presentamos aquí a nuestros lectores y lectoras un texto de gran valor histórico. Este “Mensaje a la Comisión Permanente del PRD”, dirigido por Bosch el 19 de enero de 1973 a la Quinta Reunión Ordinaria del Comité Ejecutivo Nacional del PRD, ilumina importantes aspectos de la historia de las dos fuerzas políticas que más han incidido en la historia política dominicana en la segunda mitad del siglo XX y que, aún hoy, siguen gravitando de manera decisiva en el presente de la República Dominicana. En él resaltan sobretodo el valor que otorgaba Bosch a la educación política del pueblo y a los cambios de lo cuantitativo a lo cualitativo que, entendía, debían operarse entonces en el PRD, cuestión que sigue teniendo la misma vigencia hoy no sólo para esa organización política. 71 camino real 72 Comité Ejecutivo Nacional) los tres que antes formaban la alta dirección del Partido, y del seno de ese solo cuerpo se eligió la Comisión Permanente, paso con el cual el Partido cruzó el límite entre el ejercicio de la autoridad personal y el de la autoridad colectiva; es decir, se pasó de una organización que alentaba la existencia y el desarrollo del caudillaje a una organización que aniquila esa forma de expresión socio-política y estimula la formación y el desarrollo del equipo de dirección, lo que a su vez contribuye a la formación y al desarrollo de líderes y por tanto contribuye a garantizarle al Partido una dirección más eficiente en todos sus niveles. Como sabemos, el tipo de organización que se adoptó para la alta dirección se adoptó también para los comités del Distrito Nacional y de los municipios así como para los comités de zonas, en todos los cuales las Comisiones Ejecutivas juegan el papel que juega la Comisión Permanente en el Comité Ejecutivo Nacional; y en los comités de base se adoptó también, mediante la subdivisión de cada comité en comisiones, un tipo de organización que obstaculiza la formación y el desarrollo del caudillaje y en cambio crea y estimula la formación del equipo de dirección; y es muy importante que esto se produzca en los comités de base, porque ellos son al mismo tiempo el tercer nivel de dirección del Partido y los organismos que mantienen el contacto directo del Partido con las masas, de manera que a través de ellos las masas perredeistas puedan apreciar en su justo valor, en la práctica diaria, las ventajas que la nueva tesis organizativa de su Partido aporta al desarrollo político del país. Esa nueva tesis organizativa, ¿de dónde salió? ¿Por qué fue elaborada y puesta en ejercicio? Hay que hacer la pregunta porque conviene que el pueblo perredeísta conozca los orígenes de los actos del Partido, y en este caso concreto, debe conocerlos oyendo la respuesta a esa pregunta. Y la respuesta es que la nueva tesis organizativa fue el producto natural del desarrollo del Partido; porque sucedió que éste creció en número, especialmente en los años transcurridos entre los inicios del 1967 y el final de 1969, ese largo y tormentoso período nacional en que estuvo a su frente nuestro querido Secretario General, el Dr. José Francisco Peña Gómez, y ese crecimiento numérico conducía al Partido de manera natural a un callejón sin salida; o iniciaba el proceso que lo llevaría a convertir su cantidad en calidad (lo cual exigía una definición ideológica y una consecuente capacitación teórica de sus dirigentes a todos los niveles) o la existencia misma de la cantidad, establecida y respetada por el perredeísmo como culminación de un sistema cuantitativo de valores, determinaba, de manera fatal, Todos los que nos hallamos aquí sabemos que ese proceso estaba en marcha y se hizo evidente en el año 1970, y que todavía el año pasado, ese mismo año en que se vieron florecer las bondades de la nueva tesis organizativa, un miembro del Comité Ejecutivo Nacional traicionaba al Partido vendiéndole al balaguerato la posición que había alcanzado en el PRD. Esa traición fue la expresión tardía pero aislada de un hecho que tenía que darse en gran escala si no procedíamos a transformar la cantidad en calidad; y si hacíamos esto último, como nos dedicamos a hacerlo desde mediados del 1970, era dialécticamente inevitable que nos propusiéramos adaptar la organización a las nuevas concepciones teóricas. Así, pues, la nueva tesis organizativa debía ser por necesidad una expresión visible de la posición teórica que no se veía fácilmente, pero que teníamos que adoptar si no queríamos caer en la putrefacción en que caen los cuerpos que mueren por incapacidad para renovarse. Y efectivamente, los cambios que se han hecho en el Partido comenzaron por el aspecto teórico. La generalidad de los dominicanos, y quizá también la generalidad de los perredeístas, pueden creer que esos cambios comenzaron con la separación por la vía administrativa y por la expulsión de unos cuantos dirigentes; pero esas medidas fueron meramente operaciones de urgencia que se llevaron a cabo para evitar que algunos descarriados pudieran malograr el plan de transformar la cantidad por calidad. Real y efectivamente, los cambios comenzaron con la organización del Centro de Formación Política (Cedeforpo), que demostró en la práctica su inadaptabilidad al medio nacional de aquel momento de terror general, y se afirmaron con la creación de los Círculos de Estudios, gracias a los cuales fue posible producir un poderoso estímulo creador en las filas del perredeísmo, sobre todo en sus sectores juveniles y en aquéllos que se preocupaban más por la situación general del Partido y del país. Aunque era indispensable mantener una disciplina de hierro, no fue la disciplina por sí sola la que facilitó el proceso que debía darnos calidad allí donde abundaba la cantidad; fue el trabajo de capacitación teórica, del cual debían salir los fundamentos ideológicos que se hacían indispensables para encauzar de manera correcta la lucha de clases dentro del Partido a fin de que éste se fortaleciera en vez de debilitarse con esa lucha de clases y a fin de que superara dialécticamente esa lucha a tal punto que en vez de convertirse en un partido de buscadores de posiciones se transformara en camino real la descomposición del Partido en la forma más repugnante, que es la de la desviación de la lucha de clases ( que tiene y debe tener lugar en su seno durante algún tiempo) hacia una lucha de posiciones, que empezaría siendo lucha por la conquista de posiciones dentro del Partido y acabaría siendo lucha de posiciones fuera del Partido; casi seguramente, lucha por conseguir en un gobierno corrompido cargos que correspondieran, en la cuantía del sueldo, a la categoría de los puestos que se habían conseguido en el Partido. 73 camino real 74 José Francisco Peña Gómez muchos comités municipales de zonas y de base está sucediendo lo mismo; se darán cuenta de que hay zonas en las cuales todos los comités, los zonales y los de base, están compuestos por miembros de Círculos de Estudios y son a la vez Círculos de Estudios, y se darán cuenta de que en todos los casos en que los comités de cualesquiera niveles se componen de compañeros que están adquiriendo capacidad teórica, esos comités funcionan de manera ejemplar en todos los aspectos. Así, pues, la influencia de la capacitación teórica en la capacidad organizativa es algo que se ve a simple vista, y resulta que la capacidad organizativa tiene a su vez influencia en la capacitación teórica, porque el perredista que estudia teoría política puede verla aplicada prácticamente en la vida diaria a través de la organización. En muchos sentidos, eso está también a la vista en esta reunión, en la cual la Comisión Permanente y los Departamentos que han sido organizados (pues no lo han sido todos los que figuran en los Estatutos) rinden cuentas de las actividades que realizaron en los tres últimos meses del año 1972 y otros presentan sus planes de trabajo para el año 1973. Pero tal vez no se hallen a la vista, por lo menos no de manera tan clara, los fundamentos en que se basa el acuerdo político más importante de todos los que camino real un partido consciente de que tiene por delante una gran tarea que cumplir, la tarea de llevar a cabo la lucha por la independencia nacional. Nosotros podemos ver hoy el año pasado como el año de los grandes avances organizativos del Partido, y eso puede verlo hasta un ciego en los informes de los Departamentos que tienen ustedes en sus manos. Pero lo cierto es que la semilla de esos avances está en el año 1971, porque fue en él donde se llevaron a cabo las tareas de tipo teórico que debían hallar su expresión en una nueva concepción orgánica. Por ejemplo, ustedes pueden darse cuenta, desde su posición de miembros del Comité Ejecutivo Nacional, de que el trabajo de la Comisión Permanente mantiene en funcionamiento diario a todo el Partido, y de que ese funcionamiento, a su vez, obliga a la Comisión Permanente a superar su trabajo cada día. Pero lo que tal vez no tengan ustedes presente es que la Comisión Permanente es el fruto de una tarea teórica ejecutada disciplinadamente durante los primeros meses de 1971; de un trabajo teórico que al establecer un grado de capacitación teórica igual, o casi igual, para un grupo de altos dirigentes del Partido, facilitó e impulsó su desarrollo político y los puso en condiciones de cumplir a satisfacción sus obligaciones de miembros de un organismo tan delicado y a la vez tan activo como lo es la Comisión Permanente. En pocas palabras, con el trabajo teórico de los primeros meses de 1971 se formaron líderes que luego, en la actividad diaria, han ido desarrollándose a tal punto que su desarrollo garantiza la alta calidad del trabajo de la Comisión Permanente. Ahí tienen ustedes un ejemplo de cantidad convertida en calidad; pero salgan a recorrer el país y se darán cuenta de que en muchos lugares, en 75 camino real tomó el año pasado este alto organismo; y me refiero a los trabajos por alcanzar el grado de unidad nacional que hace falta para buscarle una salida a la situación del país. De este tema se ha hablado y discutido en dos reuniones ordinarias y en una extraordinaria de nuestro Comité Ejecutivo Nacional; de este tema habló también el que lleva la palabra más de una vez en el mes de octubre de 1972 en Tribuna Democrática y ha hablado en estos mismos días el compañero Peña Gómez. 76 ¿Será repetirse innecesariamente tocar de nuevo el tema? No lo es; y por otra parte, nosotros no debemos tenerle miedo a la repetición de los conceptos estratégicos o tácticos del Partido porque la repetición puede contribuir, y de hecho contribuye, a la formación teórica de nuestros compañeros y nuestras compañeras, y todo lo que ayude en ese sentido es bueno y debe hacerse; además, hay gente empeñada en confundir al pueblo, y si nos quedamos callados, muchos dominicanos quedarán confundidos y hay que dar la batalla en el terreno teórico para evitar que eso suceda. Por de pronto, sólo propagandistas muy ignorantes o muy interesados en engañar al pueblo pueden meterle miedo con la idea de que la unidad de un partido como el nuestro con partidos, grupos o personas de los llamados de derecha o mo- derados o del centro es un delito político comparable con un crimen. Aquí hay señores que le hacen creer al pueblo que la sociedad está dividida en dos bandos, el de los capitalistas o burgueses y el de los trabajadores o proletarios; y afirman con la mayor frescura que eso lo dijo Carlos Marx, lo dijo Lenín, lo dice Mao Tse-tung. Pero resulta que no es así. Al comenzar el mes de octubre del año pasado estuve leyéndoles a los oyentes de Tribuna Democrática varias frases del trabajo que escribió Marx bajo el título de “Las luchas de Clases en Francia de 1848 a 1850” y en ese trabajo el padre del materialismo histórico expone en detalle y con mucha claridad un concepto que parece no haberse generalizado todavía entre los marxistas dominicanos. ¿Cuál es ese concepto? El de que la burguesía está compuesta por muchos sectores y a menudo varios de esos sectores se hallan en lucha entre sí. En esa ocasión dije que “se equivoca el que cree que hay una sola derecha y que esa derecha es monolítica, es un bloque en el que no entra ni siquiera un alfiler”; y tal vez convenga repetir estas palabras, dichas en esa ocasión: “Hay sectores de derecha que están en el poder y los hay que están fuera del poder, y los que están fuera del poder pueden ser unificados para llevarlos a una unidad con los sectores populares a fin de llevar a cabo un programa de lucha dirigido a liberarnos no sólo del gobierno de Balaguer, sino de ese tipo de gobierno que gobierna para un grupo y para la Gulf & Western. A una unidad así la llamó Marx “transacción entre las diversas clases” que habían derribado a Luis Felipe (de Orleans), y llamaba la atención hacia el hecho de que los intereses de esas diversas clases “se contraponían hostilmente”; y sin embargo, a pesar de que tenían intereses encontrados, esas clases se entendieron conciencia de clase del proletariado en el orden político, ahora, que es cuando en verdad comenzamos a tener proletariado; y tal vez eso explique que entre los que se llaman a sí mismos representantes políticos del proletariado haya tanta confusión y se lea con tan poco beneficio a Carlos Marx. En la República Dominicana, lo que determina la forma peculiar de la lucha de clases no es la oposición entre obreros y patrones; es la abundancia de sectores diferentes en la pequeña burguesía y especialmente el número agobiante de bajos pequeños burgueses de las capas pobre y muy pobre; y lo que determina cuándo una dirección política es correcta o es equivocada es la posición de los que elaboran esa política en relación con las fuerzas dominantes de este país, que no son dominicanas ni cosa parecida; son extranjeras, y para decirlo con toda propiedad, son norteamericanas. La reforma agraria que está haciéndose en la República Dominicana es la de Punta del Este, la que reclamó Kennedy; la que impide el desarrollo de una burguesía agrícola nacional que podría colocarse en cualquier momento frente a la penetración norteamericana, y estaría en capacidad de hacerlo porque dispondría de un mercado consumidor nacional. No se asuste nadie, que en este país no va a hacerse una reforma agraria que ponga en peligro una tarea de tierra de la Gulf & Western. Aquí se sostiene el gobierno que está apoyado en los cuarteles por el MAAG, no el que según pretenden hacernos creer algunos marxófagos está encabezado por un sabio de la política criolla que maneja a su antojo a los militares dominicanos. Hablar de estabilidad gubernamental y de reforma agraria y de temas parecidos olvidándose de quién es el poder real en la República Dominicana es una manera de tratar de po- camino real en un momento dado para llevar a cabo una acción determinada. Para Carlos Marx, durante el reinado de Luis Felipe, el poder lo tenían en Francia “los banqueros, los reyes de la Bolsa, los reyes de los ferrocarriles, los propietarios de minas de carbón y de hierro y de explotaciones forestales y una parte de la propiedad territorial aliada a ellos”; pero no lo tenían ni la burguesía industrial “propiamente dicha” ni el “comercio, la industria, la agricultura, la navegación”. Estos formaban lo que Marx llamaba “las fracciones no dominantes de la burguesía francesa”; y esas fracciones no dominantes de la burguesía eran las que acusaban al gobierno de corrompido, mientras por su parte, el pueblo gritaba: “¡abajo los grandes ladrones, abajo los asesinos!”. No hay que dejarse chantajear por los que usan el nombre de Marx sin haber estudiado la obra de Marx de manera cuidadosa; y mucho menos debemos dejarnos chantajear por los que no conocen la realidad social dominicana y por no conocerla no saben, cuando hablan a nombre de Marx, cómo han de aplicar al caso dominicano el método marxista de análisis de la realidad social y política. Debido a la manera particular de nuestro desarrollo histórico, en nuestro país se dan hechos muy peculiares; uno de ellos, por ejemplo, es que entre nosotros la lucha de clases tiene más violencia cuando se lleva a cabo entre sectores diferentes de la pequeña burguesía que cuando se lleva a cabo entre trabajadores y patrones; y por tanto, es más fácil llevar a un acuerdo de unidad a patrones y trabajadores que a ciertos sectores contrapuestos de la pequeña burguesía. La falta de una clase dirigente, que ha producido tantos y tan prolongados vacíos en la historia dominicana, y también tantos y tan costosos tropiezos, se compensa con la falta de 77 78 camino real cos, los grupos y las personalidades de este país que tengan algo positivo que aportar en un movimiento unitario provechoso para el pueblo. Y ahora, al mencionar por tercera vez al Dr. Peña Gómez debemos decir que otra razón para apreciar al año de 1972 más que muchos de los que cuenta el Partido en su historia, es que antes de que terminara tuvimos el gusto de abrazar a nuestro querido Secretario General, que asiste por primera vez a una Reunión Ordinaria del Comité Ejecutivo Nacional establecido según la nueva tesis orgánica, y para el cual pedimos un aplauso de bienvenida batido con los corazones más que con las manos. camino real nerles venda a los ojos del pueblo; y esa misma gente, la que trata de cegar al pueblo, pone el grito en el cielo y se vale de todos los medios a su alcance para hacer creer que los que pretenden alcanzar la unidad nacional para luchar por la independencia nacional son unos criminales políticos. Pero nosotros vamos a seguir nuestro camino porque sabemos que por él vamos a salir a buen sitio; y por eso la Comisión Permanente ha traspasado al compañero Dr. Peña Gómez los poderes que le había dado al que lleva la palabra para iniciar y sostener y desarrollar contactos y negociaciones con los partidos políti- 79 80 camino real