NOTAS: Juan Arturo Brennan 1 HÉCTOR BERLIOZ (1803-1869) Obertura de la ópera Benvenuto Cellini Entre 1500 y 1571 vivió un pintoresco personaje llamado Benvenuto Cellini, al que se recuerda fundamentalmente como orfebre y escultor. Sin embargo, para ser artista de oficio, Cellini vivió una vida llena de aventuras. De carácter pendenciero y violento, Cellini se vio envuelto más de una vez en problemas con la ley; mató a alguno, hirió a varios, pasó tiempo en prisión, realizó trabajos de orfebrería y diseño para diversos dignatarios civiles y eclesiásticos, fue acusado de inmoralidad, viajó a Francia, conoció casi toda Italia y murió en Florencia. Pero más que sus trabajos de orfebrería y sus aventuras, lo que ha marcado a Cellini para la posteridad es su espléndida autobiografía, escrita en un sencillo lenguaje coloquial sin artificio alguno, y que representa no sólo un retrato muy completo del propio Cellini, sino también una fascinante visión de la Italia del siglo XVI. Sobre la autobiografía de Cellini, los señores Leon de Wailly y August Barbier escribieron el libreto de la ópera Benvenuto Cellini, cuya música fue escrita por Héctor Berlioz entre 1834 y 1837. La ópera de Berlioz, dividida en tres actos, trata fundamentalmente de los amores de Cellini con Teresa, la hija de un tal Balducci, tesorero del Papa, y de la rivalidad del orfebre y escultor con su colega Fieramosca, quien no sólo quiere quedarse con el trabajo de Cellini, sino también con su mujer. El triunfo final de Cellini está representado por su realización de una espléndida escultura de Perseo. Más en detalle, el argumento de la ópera según está consignado en el Libro de la ópera publicado por Simon & Schuster indica que los eventos descritos en el libreto se inician en Roma, en el último día del carnaval de 1532. Benvenuto Cellini está enamorado de Teresa, quien ha sido prometida a Fieramosca. Temiendo perderla, Cellini ha planeado escaparse con Teresa esa misma noche, disfrazado con un hábito blanco de monje. Fieramosca se entera del plan, y se disfraza de manera semejante. Teresa no sabe quién de los dos es Cellini y en la confusión que sigue Cellini apuñala al escolta de Fieramosca; al llegar la ley, Fieramosca es arrestado. Mientras, el Papa ha ordenado a Cellini esculpir una estatua de Perseo antes del nuevo día. El escultor y Teresa se han jurado amor eterno, cuando llegan Fieramosca y el padre de Teresa a acusar a Cellini de asesinato. El enviado del Papa, el cardenal Salviati, llega a revisar la estatua encargada; Cellini logra cumplir el encargo con éxito, arrojando al fuego sus demás esculturas para tener suficiente metal. Todos quedan maravillados por la belleza de la escultura. El musicólogo F. D’Amico escribió lo siguiente sobre esta ópera de Berlioz: “Benvenuto Cellini surge, literalmente, de un motivo romántico dual: el Salvator Rosa de Hoffmann, que le proporcionó a Berlioz más de una situación dramática, y el escenario renacentista italiano, que imparte a esta ópera un sabor pintoresco y exótico. He aquí la originalidad de esta ópera: un escenario que proporciona algo más que un simple fondo.” Esta referencia es particularmente interesante, ya que el Salvator Rosa al que se refiere d’Amico fue un pintor, grabador, poeta, actor y músico del renacimiento italiano (vivió de 1615 a 1673) cuya biografía guarda muchos puntos de contacto con la de Benvenuto Cellini; incluso, un importante episodio de la vida de Salvator Rosa ocurrió también durante el carnaval romano, en el año de 1639. El escritor y músico alemán E.T.A. Hoffmann (1776-1822) escribió una novela basada en la vida de Salvator Rosa y, a su vez, el compositor brasileño Carlos Gomes (1836-1896) escribió una ópera titulada Salvator Rosa, sobre un libreto de Antonio Ghislanzoni. El estreno de Benvenuto Cellini se realizó en la Ópera de París el 10 de septiembre de 1838 y resultó un fracaso. Como suele ocurrir con mucha frecuencia en la historia de la ópera, el fracaso se ha atribuido sobre todo a las inconsistencias del libreto y no a la música de Berlioz. Años después, al ser representada en Weimar en 1852 y en Londres en 1853, Benvenuto Cellini corrió con mejor suerte que en su estreno, aunque nunca ha sido una de las óperas fundamentales del repertorio francés. Como toda la música orquestal de Berlioz, la obertura de Benvenuto Cellini es un brillante y exitoso ejercicio de instrumentación. En el año de 1844 Berlioz tomó algunos de los temas de la ópera Benvenuto Cellini para componer una obertura de concierto, titulada El carnaval romano. 2 GEORGES BIZET (1832-1875) FRANK PROTO (1941) Fantasía Carmen, para contrabajo y orquesta Preludio Aragonesa Aria de Micaela Canción del toreador Danza bohemia No deja de ser interesante saber que Carmen, una de las óperas más queridas y populares del repertorio, fue recibida fríamente la noche de su estreno en la Opera Cómica de París el 3 de marzo de 1875. De hecho, este fracaso parcial de su ópera afectó tanto a Georges Bizet (1832-1875) que su salud se deterioró rápidamente y murió tres meses después, a la tierna edad de 36 años. El libreto de Carmen fue escrito por Henri Meilhac y Ludovic Halevy, y estuvo basado en una muy buena novela corta de Prosper Merimée. La acción se lleva a cabo en España, alrededor de 1820. Estamos en Sevilla, donde la joven Micaela va al encuentro de su amigo Don José, un soldado a las órdenes del capitán Zúñiga. A su vez, Don José queda fascinado por la gitana Carmen. Cuando ella es arrestada después de un pleito, Don José se las arregla para ponerla en libertad. Por ello, el militar es arrestado y, al ser liberado, se rehúsa a desertar, a pesar de la insistencia de Carmen. Finalmente, la gitana lo convence de que se vaya con ella y una banda de contrabandistas. Pero al mismo tiempo Carmen, para quien las palabras fidelidad y constancia no existen, comienza a suspirar por un torero llamado Escamillo. Más tarde, Don José y Escamillo se enfrentan en una pelea, de la que el soldado es retirado por Micaela, ante la indiferencia de Carmen. Finalmente, la gitana se ofrece a Escamillo a cambio de la victoria de éste en el ruedo. Pero aparece el celoso Don José, y tras ser rechazado definitivamente por Carmen, la apuñala en el momento en que Escamillo es llevado a hombros después de su triunfo en la corrida. La afortunada invención melódica que Bizet aplicó en la creación de Carmen ha hecho que los numerosos arreglos, transcripciones, variaciones, glosas y fantasías que sobre sus temas se han hecho, incluyendo las dos suites originales de la ópera, sigan siendo muy populares en las salas de concierto. Igualmente popular es, por ejemplo, la Fantasía sobre Carmen, para violín y orquesta, escrita por el violinista español Pablo de Sarasate. Y existe también una extrovertida serie de Variaciones sobre un tema de Carmen, realizada por el gran pianista Vladimir Horowitz. Entre todas estas transformaciones de la música original de Carmen, una es especialmente atractiva: la partitura de ballet escrita por Rodion Shchedrin (1932) para un ensamble de cuerdas y percusiones, estrenada en 1967 en el Teatro Bolshoi con la legendaria bailarina Maya Plisetskaya en el papel de Carmen. Y como una muestra más de la enorme y trascendente popularidad de la música original de Carmen, habría que mencionar que entre los muchos arreglos y versiones que de ella existen, hay un ballet sobre hielo, realizado especialmente para la hermosa y ya legendaria patinadora alemana Katarina Witt. Entre los numerosos músicos que han acudido a las melodías de Carmen para crear sus propias versiones se encuentra Frank Proto. Originario de Brooklyn (Nueva York), estudió primero el piano y más tarde el contrabajo. Se preparó en la Escuela Manhattan de Música y su maestro principal fue David Walter Frank. A Proto le correspondió ofrecer el primer recital de contrabajo solo en la historia de la escuela. En 1963 compuso su primera obra, Sonata 1963 para contrabajo y piano, que presentó en su recital de graduación y que subsecuentemente se convirtió en una importante pieza de repertorio. En la década de los 1960s Frank Proto trabajó en Nueva York como contrabajista independiente, tanto en orquestas de concierto como en ensambles de teatro y grupos de jazz. En 1966 se unió a la Orquesta Sinfónica de Cincinnati y retomó con brío su carrera como compositor. Durante los 30 años que estuvo en la OSC, la orquesta le estrenó numerosas obras, entre ellas algunas compuestas para conciertos juveniles. Si bien ha escrito un número significativo de obras para su instrumento, el contrabajo, Frank Proto también ha dedicado piezas a otros instrumentos: violín, violoncello, synclavier, tuba y trompeta, entre otros. En el año de 1977, Frank Proto estableció una fructífera relación de trabajo con François Rabbath, contrabajista sirio-francés, para el que ha compuesto media docena de obras, entre las cuales destacan las Cuatro escenas sobre Picasso, y la Fantasía Carmen, que es una de las glosas más peculiares jamás escritas sobre las melodías originales de Bizet. También resulta interesante saber que Proto compuso otra Fantasía Carmen, pero para trompeta y orquesta, por encargo del famoso trompetista Doc Severinsen, quien realizó también la grabación de la obra. El contrabajista David Heyes, en una reseña de la grabación de la Fantasía Carmen para contrabajo y orquesta realizada por François Rabbath, afirma lo siguiente: “Proto compuso la Fantasía Carmen en 1991 para Rabbath y utilizó varias de las arias más populares de la ópera de Bizet en una transcripción lírica y relajada. La Fantasía se inicia con un Preludio virtuosístico para el contrabajo solo, que conduce a una Aragonesa que contiene un pasaje de improvisación para disfrute de los intérpretes. El Aria de Micaela es tratada como el movimiento lento de la suite, y en ella se exploran las maravillosas sonoridades y las cualidades expresivas del contrabajo. La Canción del Toreador apunta hacia el amor de Proto por el jazz, y la obra concluye con una viva y virtuosística Danza bohemia”. La Fantasía Carmen de Frank Proto existe en dos versiones: para contrabajo y piano, y para contrabajo y orquesta. 3 ROBERT SCHUMANN (1810-1856) Sinfonía no. 3 en mi bemol mayor, op. 97, Renana Lebhaft Scherzo: sehr mässig Nicht schnell Feierlich Lebhaft El sobrenombre de Renana con el que se conoce a la Tercera sinfonía de Robert Schumann se refiere a las reminiscencias del compositor sobre la región de Europa conocida como Renania. Una primera aproximación geográfica al asunto indica que Renania es la región de Alemania que se extiende por las dos orillas del río Rhin, desde la frontera suiza hasta Holanda. Una enciclopedia más completa ofrece, en cambio, una descripción mucho más compleja. Según esta segunda fuente de consulta, Renania es una región históricamente controvertida de la Europa Occidental, situada sobre las márgenes del río Rhin, al este de la frontera entre Alemania, por un lado, y por el otro, Francia, Luxemburgo, Bélgica y Holanda. Aparte de una pequeña franja de territorio que se extiende al sur de la ciudad de Karlsruhe hasta la frontera suiza (al oeste de la cual la frontera franco-alemana está formada por el río Rhin), la Renania se extiende desde la frontera norte de los departamentos franceses de Mosela y el Bajo Rhin, pasando por la región del Sarre, por el land alemán conocido como Renania-Palatinado, y hasta la parte noroeste de BadenWürttemberg, la parte occidental de Hesse, y la parte sudoeste de Renania-Westfalia del Norte. ¿Sencillo? De ninguna manera. Pero si la geografía de Renania parecer altamente compleja, su historia no lo es menos. Tal historia se remonta a los tiempos del imperio romano y, desde entonces, la estratégica Renania ha estado envuelta de lleno en toda clase de movimientos políticos, militares y sociales muy importantes en Europa: la Reforma, la Revolución Francesa, las Guerras Napoleónicas y la Primera Guerra Mundial. Invasiones, resistencia, separatismo, ocupación, anexión, tratados diversos, han conformado la historia de esta conflictiva región a lo largo de los siglos. Pero no fueron, evidentemente, estos conflictos históricogeográficos los que inspiraron a Schumann para la designación de su Tercera sinfonía, sino las reminiscencias e imágenes típicamente románticas asociadas con la Renania del siglo XIX. Hacia 1850, después de dejar la ciudad de Dresde, Schumann aceptó el puesto de director municipal de música en Düsseldorf, y se inició así un corto pero productivo período de su carrera en el que compuso, entre otras cosas, su Concierto para violoncello. El 2 de noviembre de 1850 Schumann inició la composición de su Tercera sinfonía y la terminó seis semanas después, el 9 de diciembre. La sinfonía es una de las obras más representativas del pensamiento musical de Schumann y, por varias razones, tiene cierta importancia en el contexto de la música alemana de su tiempo. Cabe destacar, por ejemplo, el hecho de que está formada por cinco movimientos, en lugar de los cuatro movimientos tradicionales, y estos cinco movimientos están designados en alemán, en contraposición con la costumbre tradicional de designarlos en italiano. Más o menos a partir de esa época, la costumbre habría de hacerse más y más flexible y los compositores de todas las latitudes comenzarían a utilizar sus propios idiomas para designar los movimientos de sus obras, aunque el italiano ha seguido siendo el idioma principal en este ámbito. Así, los cinco movimientos de la Tercera sinfonía de Schumann están designados así: 1.- Lebhaft (vivo) 2.- Scherzo: sehr mässig (Scherzo: muy moderado) 3.- Nicht schnell (No rápido) 4.- Feierlich (Solemne) 5.- Lebhaft (Vivo) El primero y el quinto movimientos son brillantes y expansivos y, sobre todo en el primero, la heroica tonalidad de mi bemol mayor es categóricamente afirmada por cornos y trompetas. El segundo movimiento tiene el carácter de un ländler, danza campesina austríaca de la que habrían de derivar algunos elementos del vals y ciertos momentos muy importantes en las sinfonías de Anton Bruckner (1824-1896) y Gustav Mahler (1860-1911). El tercer movimiento de la sinfonía Renana es lírico y contemplativo, y en el cuarto se encuentra una referencia anecdótica muy clara. En este movimiento entran por primera vez en la obra los trombones, para entonar una melodía solemne, de sabor medieval. Se dice que esta melodía fue creada por Schumann con el recuerdo de una ceremonia religiosa en la que un obispo fue investido como cardenal en la catedral de Colonia. La sinfonía Renana fue estrenada el 6 de febrero de 1851 bajo la batuta del compositor y, como es históricamente conocido, el estreno no fue tan brillante como pudo haber sido ya que, una vez más, Schumann demostró escaso talento para la dirección orquestal. Un par de años después del estreno, Schumann se vio obligado a renunciar a sus actividades como director de orquesta, con lo que se inició la última, dolorosa etapa de la enfermedad mental que habría de quitarle la vida. Para finalizar con las cuestiones geopolíticas relativas a Renania, vale decir que existe una interesante teoría política que involucra a la región que inspiró a Schumann su Tercera sinfonía. En medio de la sorda pugna por el poder que se dio después de la Primera Guerra Mundial, se firmó en 1925 el llamado Pacto de Locarno, una de cuyas cláusulas contemplaba, a manera de protección, la desmilitarización de Renania. Pocos años después, sin embargo, Adolfo Hitler hizo caso omiso de este pacto y comenzó una lenta pero efectiva militarización de la zona. Las potencias firmantes del Pacto de Locarno nada hicieron para detener a Hitler, lo que le permitió proceder poco después a la anexión de Austria y con ello a los prolegómenos de la siguiente gran guerra. Dicen los entendidos en política que si las potencias de entonces se hubieran opuesto con energía a la militarización de Renania, la Segunda Guerra Mundial hubiera podido evitarse, y quizá se hubiera escuchado con más fuerza la sinfonía Renana de Schumann que la música de los cañones de Hitler.