S 8 DE SEPTIEMBRE DE 2016 PAÍS: España FRECUENCIA: Diario PÁGINAS: 35 O.J.D.: 134016 TARIFA: 37655 € E.G.M.: 815000 ÁREA: 880 CM² - 85% SECCIÓN: CULTURA 35 C U L T U R A 8 Septiembre, 2016 Bletchley Park os líneas sueltas ue sería el actual to de comunicadas las comuniente comparten la CIA). No se pero contundenriodísticas, entre asi 15 años con nimiedades soesión, o el artícuproducido por el no y titulado Los n vuelto locos, lea mientras aquí fáciles sobre el De su novela El timental, sólo se ce os, do de Fritz Lang n texto de amor cada uno de los ángulo amoroso s dos. Incómoda ntal. se entrevista con mos del KGB de grosísima en Isersonal subalterocrático servicio n preso de Guantoda laya, con sestas en Afganisna comida en aret Thatcher le torias tristes», le mer ministro hoa explicación sopalestinos refu- Graham Greene, él, pero algo más respeta con cierdward Snowden, el tema de fondo y el derecho a dinta con sorna: atormentados esque Snowden es- apítulos de este alir novelas excede Harry, infiltrartido Comunista mbatiente por la io desde el lugar cho de él en LeaEl espía que sur- ica a su padre y e relaciones perque pueda deduecto, podría sae su madre, un desistió de despítulo, el 38, sallícula cómica.... hombre de hunico. ARTE EXPOSICIÓN EN LONDRES DECÍS QUE QUERÉIS UNA REVOLUCIÓN El Victoria & Albert Museum dedica su gran muestra del otoño a la contracultura de los 60 CARLOS FRESNEDA LONDRES CORRESPONSAL Si recuerda los años sesenta, seguramente es porque no estuvo allí. Y si no los recuerda es tal vez porque tuvo un mal viaje, de paso por Londres o por San Francisco, allá por 1966, cuando el LSD era todavía «legal». Así se explica tal vez todo lo que vino después, en esos cinco año convulsos en los que pareció girar el eje de la Tierra… El hombre llegó a la Luna. Mohamed Alí se negó a ir a la guerra del Vietnam. Los Beatles lanzaron el Sgt. Pepper’s y Jimi Hendrix nos preguntaba si teníamos «experiencia». Mataron a Martin Luther King y, después, a Robert Kennedy. Los jóvenes incendiaron París. La segunda ola feminista rompió en las calles y se dio la mano con la liberación gay. En Haight-Ashbury proclamaron el Verano del Amor y en Woodstock se reunieron todas las tribus. Antonioni rodó Blow Up y Kubrick nos embarcó en 2001, una odisea en el espacio. Todo esto es sucedía de una manera atropellada y no necesariamente cronológica en esos cinco años (1966-70) examinados como nunca antes en la exposición del momento en Londres, que también puso su grano de arena con la swinging city y el micromundo de Carnaby Street. You say you want a Revolution da título a ese viaje lisérgico que abre sus puertas esta semana en el Museo Victoria & Albert, presto a emular el éxito de la ya legendaria muestra David Bowie is. La inmersión sonora y visual forma parte de la experiencia, desde la sala chill out donde uno puede ver y vibrar en pantallas gigantes con el rockumental Woodstock (dirigido por Michael Wadleigh y editado por Martin Scorsese) a las proyecciones alucinógenas en la pared con fondo musical de Jimi Hendrix, Janis Joplin, The Who o The Grateful Dead. Las entradas lo advierten: «Sexo, drogas y rock and roll por delante». Y la pregunta no puede ser más directa: «¿Has pasado el test del ácido?». El comisario de la exposición, Geoffrey Marsh, nos invita a dejar en la entrada los prejuicios y hacer un esfuerzo por viajar a esa época en la que el LSD «era perfectamete legal» y hasta casi un «sacramento» con una dimensión espiritual, usado para «abrir las puertas de la percepción», y para componer música, escribir letras, diseñar posters de colores cegadores. ‘The souper dress’, de 1966, uno de los hitos de la exposición. V&A MUSEUM Luego vendrían las prohibiciones, y la conversión masiva a la nueva religión de la marihuana, y las manifestaciones por la legalización (con Sir Paul McCartney a la cabeza), y ese afán por las «experiencias inmersivas», como las que prometían cada noche en el club UFO de Londres, donde los Pink Floyd hacían ya alucinar al personal y se distribuían ejemplares semicladestinos de The Long Hair Times. Hasta el Victoria & Albert nos llegan por cierto los ecos de Lucy in the Sky with Diamonds, escrita de puño y letra por John Lennon, buscando a la chica de ojos caleidoscópicos bajo un cielo de mermelada naranja… Flores de celofán amarillo y verde/ destacando sobre tu cabeza/ buscas a la chica con el sol en tus ojos, y se ha ido. No hay manera de sustraerse al influjo de los chicos de Liverpool, incluido George Harrison, que nos cede desde ultratumba el traje rojo con el que entró en el club de los corazones solitarios. Los relojes se pararon con Sgt. Pepper’s, y hasta Ginsberg, que aullaba desde hacía tiempo, se rindió a la evidencia: «Los Beatles han llegado a la convicción de que la conciencia humana tienen que cambiar». La «revolución interior» rompe definitivamente las puertas y el 68 es el año en el que la acción se trasladas a las calles, de París a San Francisco, donde los diggers celebran simbólicamente el entierro del hippie y comienza el éxodo a la naturaleza, la eclosión de las comunas, la busca de estilos alternativos de vida y la creación de una conciencia ecológica. La cúpula geodésica de Buckminster Fuller y el Whole Earth Catalogue de Steve Brand contribuyeron al giro copernicano, culminado por la foto de la Tierra del Apolo 8: el momento en que el hombre despertó por primera vez a la fragilidad del planeta. El propio Steve Jobs reconoció tiempo después el poderoso influjo de toda esta contracultura en su visión del mundo, al igual que otros techies de Silicon Valley que se dejaron contagiar por el lejano influjo del espíritu de los 60: «Seguid hambrientos seguid alocados». EL MANUSCRITO DE ‘LUCY IN THE SKY WITH DIAMONDS’ ES LA EXPRESIÓN DEL AIRE ‘BEATLELIANO’ QUE EMPAPA LA MUESTRA LOS CARTELES A LA ENTRADA DEL V&A MUSEUM LO DEJAN CLARO: «SEXO, DROGAS Y ROCK AND ROLL POR DELANTE» «VIAJAR A FINALES DE LOS AÑOS 60 NO ES UN EJERCICIO DE NOSTALGIA SINO DE RABIOSA ACTUALIDAD» «Viajar a finales de los 60 no es un ejercicio de nostalgia, sino más bien de rabiosa actualidad», sostiene el comisario Geoffrey Marsh. «Aquellos años fueron una auténtica explosión de creatividad cultural y social, como respuesta a una realidad opresiva. Los efectos de aquella revolución han llegado a nuestros días, cuando estamos ante una encrucijada más o menos similar y necesitamos tal vez una nueva sacudida».