dr. quiroga - Poder Judicial de la Provincia de Santa Fe

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CENTRO DE CAPACITACIÓN JUDICIAL
DIPLOMATURA EN PERICIAS JUDICIALES
23 ABRIL DE 2014
PODER JUDICIAL
Marcelo Quiroga
I. Idea del encuentro:
La idea de este encuentro es tratar de que ustedes se lleven un panorama acerca de lo que es el Poder Judicial
en nuestro país y especialmente en la provincia de Santa Fe. Trataremos de pasar revista acerca de lo que
significa que sea un poder del Estado, su composición, las garantías con que cuentan sus integrantes para el
desarrollo de la función.
Todo ello teniendo en miras la importante y trascendente labor que desempeña un perito a la hora de actuar
en el ámbito judicial, cuyo fin inmediato es proporcionar al juez aquellos elementos que no son de su saber
práctico, pero cuyo fin mediato es participar en una de las tarea esenciales del Estado, esto es, en la función
jurisdiccional o más sencillamente, en la tarea de administrar justicia.
II. Sistema de Gobierno
Conviene comenzar recordando que, conforme con el art. 1 de la Constitución nacional, la nación argentina
adopta el sistema de gobierno representativo, republicano y federal.
*Representativo en tanto, como se sabe, el pueblo elige a sus representantes quienes serán los que gobernarán
la nación. Por ello es que el art. 22 de la C.N. dice que el pueblo no delibera ni gobierna sino por medio de
sus representantes y autoridades creadas por la Constitución.
*Republicano (res pública, cosa pública) entendida como una forma de gobierno en la que los gobernantes
son elegidos por elección popular, donde existe una periodicidad en los mandatos, donde los gobernantes
asumen responsabilidades, donde impera la publicidad de los actos de gobierno y la igualdad de todos los
habitantes ante la ley y se verifica una división de poderes.
*Federal pues existe una descentralización territorial del poder del Estado, que da nacimiento a un doble
nivel de decisión: el nacional y el estadual.
Las provincias son autónomas y de acuerdo con el art. 5 de la C.N. se dictan sus propias constituciones bajo
el sistema representativo republicano y de acuerdo con los principios, declaraciones y garantías de la
Constitución nacional. Precisamente ese artículo 5 les manda a las provincias, entre otras cosas, asegurar su
administración de justicia.
Las provincias cuentan con una Cámara en el Congreso de la Nación como es el senado formado por los
senadores de las provincias y de C.A.B.A.
Las relaciones entre el gobierno federal y las provincias se estructuran sobre la base de un reparto de
competencias que prevé la Constitución nacional, básicamente: poderes exclusivos de la nación (relaciones
exteriores), poderes exclusivos de las provincias (elegir a sus gobernadores), poderes concurrentes entre
ambos (construcción de ferrocarriles y canales navegables). Como regla general, la Constitución prevé que
todos los poderes no delegados por las provincias al gobierno central pertenece a las provincias, y ello es
lógico si se advierte que las provincias precedieron en el tiempo a la nación.
De esta conceptualización inicial y a los fines que aquí nos convocan, nos interesa destacar dos
características esenciales del sistema de gobierno:
El carácter republicano y el federal. Del primero extraemos, en lo que aquí interesa, el principio de la
división de poderes y del segundo la existencia de dos órdenes de jurisdicciones, la nacional y la provincial
(también llamada local o estadual) y, más específicamente, una justicia federal y una provincial.
III. Poder judicial
Como se dijo, del carácter republicano surge uno de los principales pilares del estado de derecho que no es
otro que el de la división de poderes y que en líneas generales responde a las ideas de Montesquieu,
Rousseau y Locke y en esa división se distinguen las funciones Legislativa, Ejecutiva y Jurisdiccional
Nosotros nos ocuparemos en esta oportunidad de la función jurisdiccional que es ejercida en nuestro país por
el Poder Judicial, sea por el Poder Judicial de la Nación en los asuntos que involucran intereses nacionales,
decisiones estratégicas (narcotráfico, trata) o por el poder judicial de las provincias en aquéllos asuntos en los
que no se ventilan intereses de aquélla índole.
Como ustedes actúan o actuarán ante el poder judicial, parece importante explicar brevemente por qué el
Judicial es un poder del Estado y qué consecuencias trae ello aparejado.
Por empezar debemos recordar que la Constitución sigue aquí el modelo estadounidense en el sentido de
erigir un poder independiente, dentro de la estructura del Estado, para asumir la función jurisdiccional.
Y es un poder no sólo porque así se llama formalmente en la Constitución y en otros instrumentos
normativos, sino porque puede declarar la inconstitucionalidad de las leyes, actos y normas, controlando de
tal manera a los otros poderes del Estado. Por eso se suele decir que el Poder Judicial es el último bastión del
ciudadano que se ve avasallado en sus derechos.
Es que el principio de la división de los poderes implica lo que se conoce como un sistema de frenos y
contrapesos, donde todos los poderes son controlados y controlan a su vez a los otros pares.
En nuestro país el control de constitucionalidad de leyes, actos administrativos y demás normas es difuso
porque es ejercido por cualquier juez, sin distinción de jurisdicciones nacional o provincial y en cualquier
caso en que se ponga en tela de juicio una disposición por considerarla contraria a la Constitución nacional,
aunque bueno es saber que también hay procesos constitucionales específicos como la acción declarativa de
inconstitucionalidad, el amparo y hábeas corpus y el recurso extraordinario federal.
Que cualquier juez tenga la potestad de declarar inconstitucional una ley, no invalida que el control último lo
puede (no necesariamente debe) realizar la Corte Suprema de Justicia de la Nación como intérprete último de
la Constitución y protector de las garantías constitucionales.
Si bien se encuentra equiparado a los otros poderes del Estado, desde siempre se ha sostenido que el Judicial
es el más débil de los programados por la Constitución porque como decía Hamilton en “El Federalista” no
posee ni las armas ni el tesoro (más popularmente expresado no tiene ni la espada ni la bolsa).
El peso político del Poder Judicial reside en el respeto que le tengan los demás poderes del Estado y en el
prestigio que encuentre en la comunidad y este prestigio es producto de la justicia, prudencia y sobre todo de
la imparcialidad de sus decisiones.
IV. La función jurisdiccional.
-Históricamente, todas las sociedades desarrollaron distintas instituciones y procedimientos para resolver los
conflictos que se suscitaban entre los individuos que las componían.
Así, las contiendas entre sujetos eran resueltas por el jefe de la tribu, el sacerdote, los ancianos, los jefes
militares, el "pater familiae", entre otros, y siguiendo distintos procedimientos ("consejos de ancianos",
ordalías, etc.).
En cambio, la noción de "función jurisdiccional del Estado" tal como hoy la conocemos surge con el
advenimiento del Estado moderno y con la consolidación del referido principio de la "división de poderes".
Al igual que nosotros los particulares, el Estado es una "persona jurídica"; pero mientras nosotros somos
personas jurídicas de existencia visible (es decir mientras nosotros somos "personas físicas"), el Estado, en
cambio, es una "persona jurídica de existencia ideal".
Lo que ahora debemos tener en cuenta es que tanto el Estado como nosotros los particulares, somos
"personas", y, como tales, perseguimos "fines".
Pues bien, para satisfacer estos fines, tanto el Estado como nosotros los particulares ejercemos distintas
"funciones".
Entre las funciones que ejerce el Estado y las funciones que normalmente ejercemos los particulares hay una
clara distinción, que es consecuencia de los distintos intereses que persigue aquél y nosotros. Mientras los
particulares normalmente tendemos a la satisfacción de nuestros propios intereses: los intereses privados; el
Estado, en cambio, tiende a la satisfacción del interés de la colectividad, es decir al interés público.
Es por eso que las funciones que el Estado ejerce son "funciones públicas".
A través de las funciones públicas se desarrolla toda la acción estatal, la que, a su vez, se desenvuelve en tres
direcciones fundamentales dando lugar a la legislativa, ejecutiva y judicial.
La Administración de Justicia o función jurisdiccional constituye, pues, una función pública, esencial de
Estado, que consiste, básicamente, en resolver las contiendas que se susciten entre los individuos entre sí o
con personas jurídicas privadas o públicas o entre estas entre sí, por violaciones que se hayan cometido
contra el ordenamiento jurídico del Estado, restableciendo y aplicando dicho ordenamiento.
No puede concebirse una sociedad y mucho menos un Estado que no posea de una forma u otra un servicio
de justicia, pues, en la resolución de ese conflicto por vía pacífica descansa la paz social. Esto es, el Estado
monopoliza el uso de la fuerza quitándosela a los particulares y provee un mecanismo complejo para que los
conflictos que se suscitan en el seno social, que son múltiples y dependen de las variadísimas circunstancias
que signan a una sociedad en un momento dado, se resuelvan pacíficamente lo que, en definitiva, permite la
convivencia.
Esto último es de una inusitada actualidad en razón de los hechos que son de público conocimiento relativos
a los linchamientos y homicidios que se produjeron en los últimos tiempos.
-Delimitación con las otras funciones del Estado, especialmente entre jurisdicción y administración.
La delimitación de estas funciones puede hacerse desde, por lo menos, tres puntos de vista:
*Material y objetivo: es decir, según el contenido.
*Orgánico o sujetivo: es decir, según el órgano o, en su caso, el sujeto que ejerce la función; y,
*Formal: es decir, según la forma en que se exterioriza la función. Desde este punto de vista, todos los actos
emanados del ejercicio de una misma función (es decir, de un mismo Poder del Estado), adoptan una forma
típica y adquieren al mismo tiempo una eficacia formal propia.
Veamos, en primer lugar, las tres funciones del Estado desde el punto de vista material:
*mediante la función legislativa el Estado constituye su propio ordenamiento jurídico, o sea sus propias
normas jurídicas, mandatos de carácter general, abstractos, preventivos, obligatorios, que innovan el derecho
positivo vigente y atribuyen a uno o más hechos carácter jurídico. Se prevé para el futuro.
*La función ejecutiva, en cambio, es la multiforme, compleja, constante e ininterrumpida actividad que
despliega el Estado para alcanzar sus fines inmediatos y concretos. En palabras más sencillas, es la función
que desarrolla el Estado cuando desarrolla actividades materiales y concretas tales como prestar servicios
públicos, construir obras públicas, proveer a la seguridad pública, asegurar la educación pública, etc.. En el
ámbito de la función ejecutiva también es necesario precisar dos aspectos: la función administrativa y la
función de gobierno o política. Se actúa en el presente.
*La función jurisdiccional es la actividad estatal que se encamina a comprobar y hacer valer concretamente,
en los casos particulares, el ordenamiento jurídico del Estado, resolviendo las contiendas que se suscitan
entre los individuos como consecuencia de las violaciones a se ordenamiento, y evitando que las partes se
hagan justicia por mano propia. Se juzga sobre hechos pasados.
Veamos, en segundo lugar, las tres funciones del Estado desde el punto de vista orgánico o subjetivo:
*La función legislativa es la ejercida por el órgano del Estado predispuesto para dicho ejercicio como función
propia: el Poder Legislativo (Cámara de Diputados y Cámara de Senadores)
*La función ejecutiva es la ejercida por el órgano del Estado predispuesto para dicho ejercicio como función
propia: el Poder Ejecutivo (Presidente de la Nación, Gobernadores de Provincia, Intendentes Municipales,
Presidentes Comunales)
*La función jurisdiccional es la ejercida por el órgano del Estado predispuesto para dicho ejercicio como
función propia: el Poder Judicial (Jueces de la Corte, de Cámara, etc)
Veamos, en tercer y último lugar, las tres funciones del Estado desde el punto de vista formal. En gran
medida se identifica con el punto de vista orgánico o subjetivo, puesto que, normalmente, todo Poder realiza
sus propios actos con una forma típica: la ley formal, para el Poder Legislativo; el decreto, para el Poder
Ejecutivo; y, por último, la sentencia, para el Poder Judicial, que es la ley del caso concreto.
A esta altura del desarrollo estamos en condiciones de efectuar una comparación entre las distintas funciones
estatales. Interesa principalmente establecer los elementos diferenciadores entre "jurisdicción" y
"administración" habida cuenta que el Ejecutivo, y la Administración Pública en general, realizan una serie
de actividades (por ej.: imponer sanciones administrativas, resolver reclamos y recursos administrativos,
entre otras) que tienen importantes puntos de contacto con la función jurisdiccional.
Así, mientras el Poder Judicial en el desenvolvimiento de su función (jurisdiccional) siempre es "impartial",
es decir que no es "parte" al resolver un litigio generado entre dos sujetos, la Administración pública siempre
es "parte" en los asuntos en que interviene (lo cual significa que en la función administrativa no existe la
"impartialidad"). Esto no quiere decir que deba ser parcial, pues por el principio de legalidad el Estado debe
actuar y decidir conforme a derecho.
La función administrativa se actúa mediante una secuencia de actos denominada procedimiento
administrativo que no tiene la misma estructura que la del proceso judicial. Entre otros aspectos es informal y
se traba entre dos sujetos: quien insta y la Administración que recibe esa "instancia". En cambio, la función
jurisdiccional se actúa mediante la forma típica del "proceso judicial". Éste es esencialmente "formal" y se
traduce en una relación entre tres sujetos: actor, demandado (partes) y juez (tercero impartial e imparcial).
Las sentencias dictadas por el Poder Judicial tienen autoridad de "cosa juzgada" adquiriendo eficacia
definitiva e irretractable entre las partes. En cambio, los actos administrativos que dictan el Poder Ejecutivo y
la Administración no gozan de la eficacia jurídica propia de la "cosa juzgada" y, en general, pueden ser
revisados por el Poder Judicial.
V. Designación de Magistrados
Entrando ya al terreno material de quienes desempeñan la función jurisdiccional corresponde referir a la
designación de los jueces.
Como consecuencia del sistema federal, hay que distinguir entre nombramiento de magistrados federales y
provinciales.
En el orden nacional, el nombramiento de los miembros de la Corte Suprema de Justicia de la Nación
corresponde al Presidente de la Nación con acuerdo del Senado con 2/3 de sus miembros presentes (art. 99
inciso 4 C.N.).
A partir de 2003 y mediante decreto 222/03 se estableció un procedimiento previo tendente a brindar
transparencia en los nombramientos y a su vez permitir la llegada de los más capacitados a los cargos. Este
procedimiento consiste en hacer conocer a la sociedad a través del Boletín Oficial y diarios de circulación
nacional el nombre y antecedentes curriculares de los candidatos que se encuentran en consideración para
cubrir las vacantes, los que deberán presentar declaraciones juradas sobre sus bienes, clientes, etc. Los
particulares, asociaciones, colegios profesionales, etc, podrán presentar observaciones y consideraciones
sobre las personas nominadas.
El nombramiento de los jueces federales inferiores, sea de primera o segunda instancia, corresponde también
al Presidente con acuerdo del senado (art. 99 inc. 4 C.N.), pero en este caso, es obligatoria la intervención del
Consejo de la Magistratura. Este órgano fue creado con la reforma constitucional de 1994 (art. 114) y según la
ley actual (ley 26.080) está compuesto por: -tres jueces federales; tres diputados y tres senadores (dos por la
mayoría y uno por la minoría de cada Cámara); dos representantes de abogados de la matrícula federal; un
representante del Poder Ejecutivo nacional y un representante del ámbito académico y científico.
Sin perjuicio de otras importantes atribuciones, tramita los concursos públicos de antecedentes y oposición
para los cargos mencionados, elevando al Poder Ejecutivo una terna vinculante de candidatos de la que saldrá
el juez designado.
En el orden provincial el nombramiento de los jueces de la Corte Suprema de Justicia de la Provincia
corresponde al Gobernador de la Provincia con acuerdo de la Asamblea Legislativa (art. 86 C.P.) y en la
actualidad se ha sancionado un decreto de autolimitación de Facultades del Gobernador al estilo del
consagrado a nivel nacional en 2003 y con los mismos fines.
Los jueces inferiores son nombrados también por el Gobernador con acuerdo de la Asamblea Legislativa. En
el ámbito provincial funciona también un Consejo de la Magistratura, que es un órgano asesor del Poder
Ejecutivo compuesto por un Presidente, un Secretario, un Cuerpo Colegiado de Evaluación Técnica y un
Cuerpo Colegiado Entrevistador (decreto provincial 3904).
Tiene como misión primordial proponer al Ejecutivo, mediante la realización de concursos de antecedentes y
oposición y entrevistas, los candidatos para cubrir las vacantes de todos los cargos judiciales que no sean los
correspondientes a ministros de la Corte o Procurador General.
Una vez realizado el concurso, el Consejo le eleva una propuesta al Gobernador que será vinculante para éste
en cuanto a su composición.
VI. Principios más importantes de la función jurisdiccional
La organización del Poder Judicial descansa, fundamentalmente, sobre un conjunto de principios básicos. Del
cuidado y la eficacia en la aplicación de dichos principios va a depender, sin lugar a dudas, la calidad del
servicio de justicia que pueda brindar un estado.
Ahora vamos a analizar algunos de los principios de mayor trascendencia.
*Independencia (de los magistrados y del Poder Judicial)
La especial naturaleza y las particulares características (ya señaladas) que tiene la función jurisdiccional hacen
necesario que se asegure una plena independencia al órgano y a los sujetos que van a ejercerla.
Por ello, en nuestro sistema constitucional, en consonancia con el principio republicano de la "división de
poderes", tenemos que, por una parte, el conjunto de organismos o "tribunales" que ejercen la función
jurisdiccional han sido erigidos como un Poder del Estado (técnicamente constituye un órgano del
"Gobierno") que es el Poder Judicial y, por otra parte, se ha investido a los individuos que desempeñan esa
función de distintas garantías que tienden a preservar su independencia.
Es así que el principio de independencia que estamos estudiando puede apreciarse desde dos perspectivas
distintas: por una parte, desde un punto de vista "orgánico-institucional" (independencia del Poder Judicial
como "Poder" del Estado) y, por otra parte, desde una perspectiva "subjetiva", teniendo en cuenta al "órganoindividuo", esto es, la independencia del juzgador al tener que resolver una determinada causa.
Desde el primer punto de vista el principio de independencia importa la existencia de la administración de
justicia como un poder estatal institucionalmente "separado" y "diferenciado" de los otros poderes, con una
organización especializada y competencias o atribuciones públicas específicas y exclusivas. En otras palabras,
por aplicación de este principio se asciende la "jurisdicción" a la categoría de un poder que, como tal, integra
el gobierno.
Otra consecuencia que se deriva de esta "primera perspectiva" del principio de independencia viene dada por
el hecho de que la función de administrar justicia que se asigna a los órganos judiciales, excluye también su
arrogación y ejercicio por el órgano ejecutivo y por el órgano legislativo, éstos sólo en forma excepcional
ejercen funciones de tipo jurisdiccional. Ello significa que el órgano esencialmente encargado de ejercer la
función jurisdiccional es el Poder Judicial y en el ejercicio de esa función goza de autonomía respecto de los
otros poderes. Esto constituye una aplicación concreta del principio de distinción o separación de poderes que
encasilla, entonces, a la administración de justicia en el Poder judicial (art. 109 C.N. el Poder Ejecutivo no
puede conocer causas judiciales).
Desde el punto de vista señalado en segundo lugar (subjetivo o del órgano-individuo), el principio de la
independencia implica que los jueces no deben sufrir la coacción de gobernantes, legisladores y políticos,
como tampoco de otros sectores de la sociedad como empresas o grupos de poder puesto que son los máximos
garantes de la verdadera vigencia de los derechos de todos los habitantes.
Por lo tanto, los jueces al momento de resolver un caso no pueden estar sujetos a órdenes del gobierno o de
cualquier otro detentador del poder, sea éste político, económico o de cualquier otra clase. Sólo la
Constitución y las leyes imponen obligaciones a los jueces. Ni siquiera los órganos judiciales de instancia
superior pueden intervenir en las sentencias o resoluciones de los de instancia inferior, excepto cuando la ley
expresamente les otorga dicha facultad a través de recursos "revisores" (por ejemplo una sentencia de primera
instancia revisada por la Cámara de Apelaciones).
Es así como la independencia orgánica y funcional del quehacer jurisdiccional se nos revela como un principio
jurídico-político de fundamental importancia puesto que garantiza la vigencia efectiva del orden constitucional
y del Estado de Derecho y la salvaguarda de las libertades, derechos y garantías.
*Inamovilidad
Este principio, como también el de "intangibilidad de remuneraciones" que luego estudiaremos, funciona
como una "garantía" para asegurar la efectiva vigencia del principio de independencia antes aludido.
La inamovilidad presupone que los magistrados conservarán sus empleos mientras conserven su idoneidad
física, intelectual y moral y el buen desempeño de sus funciones. Así lo dispone nuestra Constitución nacional
(art. 110) y la provincial (art. 88).
Hamilton, en el Federalista, decía que la inamovilidad tiende a asegurar la imparcialidad del juzgador pues si
la designación fuese transitoria el elegido trataría de congraciarse con los poderes que lo han designado para
mantenerse en el cargo; además, si se desea llevar a los abogados de más prestigio al Poder Judicial, habría
que ofrecerles un cargo estable que justifique abandonar una profesión lucrativa y finalmente la justicia
requiere experiencia en el manejo de los asuntos a decidir lo que fomenta la continuidad en la función.
Es por ello que se afirma que el juez (órgano-individuo) goza de "inamovilidad" en su cargo, durante el
período para el cual ha sido designado (puede ser vitalicio o puede tener algún límite temporal, como en
nuestro régimen provincial). De este modo, la destitución de un magistrado sólo puede darse a título de
excepción y de acuerdo a un procedimiento también especial.
En el ámbito federal la remoción de los Magistrados de la Corte Suprema debe realizarse por juicio político y
sus causales son: mal desempeño, delito en el ejercicio de sus funciones o delitos comunes.
Para los jueces federales inferiores la remoción la lleva a cabo un jurado de enjuiciamiento creado también por
la reforma constitucional de 1994 (art. 115), integrado por legisladores, magistrados y abogados de la
matrícula federal.
En el orden provincial los miembros de la Corte Suprema de Justicia deben ser removidos mediante juicio
político y los demás jueces a través de lo que se conoce como jury de enjuiciamiento que es un tribunal que se
constituye especialmente al efecto y se integra con la Corte Suprema de Justicia, un senador, un diputado y dos
abogados de la matrícula.
Por lo tanto, los jueces sólo podrán ser destituidos de sus cargos por las concretas razones que se enumeran en
la Constitución y siguiendo los especiales procedimientos que en ella se enuncian.
Pero la inamovilidad protege a los jueces no sólo contra la remoción, sino que resguarda también la sede y el
grado que ocupan estos magistrados. Ello significa que no pueden ser trasladados de un lugar a otro, como
tampoco pueden se "ascendidos" o "retrogradados" en sus cargos, excepto que obtengan un nuevo
nombramiento siguiendo los mecanismos o procedimientos descriptos en la Constitución.
Los empleados administrativos y los funcionarios del Poder Judicial no están protegidos por la garantía
constitucional de "inamovilidad".
Ellos gozan de "estabilidad" en sus empleos. Ello significa que no pueden ser removidos o "despedidos" de
sus cargos por una simple decisión de un superior jerárquico sino que, por disposición de la Ley Orgánica del
Poder Judicial, es necesario el pronunciamiento expreso de la Corte Suprema de Justicia de la Provincia que
debe estar precedido por la realización de un sumario administrativo en el cual se hayan comprobado las
causas que justifiquen la cesantía. La Corte "propone" al P.E. la remoción del empleado o funcionario
*Intangibilidad
Este principio que, como se dijo, tiende también a asegurar la eficacia del principio de independencia, implica
que las remuneraciones de los magistrados no podrán ser disminuidas mientras permanezcan en sus funciones.
Tiene primordialmente como finalidad, por una parte, impedir la "domesticación" de la justicia por quienes
elaboran el presupuesto (poderes legislativo y ejecutivo), ya que (como afirmara Hamilton, uno de los
mentores de la constitución estadounidense) un poder sobre la subsistencia de un hombre equivale a un poder
sobre su voluntad y, por otra parte, proteger a los jueces de las fluctuaciones de la economía asegurándoles la
tranquilidad económica necesaria como para que puedan ejercer con plena libertad su importante función.
Esto no implica que los jueces constituyan una clase privilegiada dentro de la sociedad. En tal sentido, la
fijación de las remuneraciones judiciales tiene que atender a distintas situaciones: a) posibilidades económicas
de una sociedad; b) necesidad de atraer a la judicatura a los mejores abogados; c) proporcionar a los jueces
una vida estable.
Mediante el manejo discrecional de las remuneraciones de los magistrados puede llegar a obtenerse un Poder
Judicial sumiso o genuflexo, cuando no desaprensivo e, inclusive, podría llegar a trasuntar un dominio sobre la
composición de la planta del Poder Judicial, provocando éxodos de magistrados no adictos mediante la baja de
sus remuneraciones para luego colocar funcionarios que respondan a las directivas del poder político de turno.
Pero este principio no garantiza, en el régimen constitucional de la Provincia de Santa Fe, una irreductibilidad
absoluta de las remuneraciones de los jueces y de los funcionarios de Ministerio Público sino que, de modo
excepcional, está admitida la disminución e inclusive la suspensión de al remuneración de estos sujetos
siempre que sea dispuesta por "leyes de carácter general y transitorio extensivas a todos los Poderes del
Estado" (art. 88).
*Imparcialidad de los jueces
Vinculado directamente al tema de la independencia del Poder Judicial se encuentra el de la imparcialidad de
los jueces.
Sobre el particular es importante tener en cuenta que en cualquier fuero de que se trate, cuando determinado
conflicto de intereses es sometido al conocimiento y decisión de un Juez, éste debe ser imparcial; requisito, a
su vez, del debido proceso que garantizan la Constitución nacional y la provincial.
La imparcialidad, supone la equidistancia entre el Juez y las partes en un juicio.
Es decir, el magistrado que resuelva el conflicto llevado a su decisión debe ser un tercero sin ningún tipo de
interés en el proceso.
Así, no podrá ser juez de un caso concreto, quien sea pariente de uno de los litigantes o sus apoderados; o
tenga con él amistad, enemistad; o sea su deudor o acreedor, etc.
Para asegurar la imparcialidad del Juzgador, las leyes procesales han previsto ciertos mecanismos. Así, cuando
se de alguno de los supuestos antes mencionados u otros previstos en el Código Procesal, que puedan inclinar
al juez a resolver de una manera determinada la causa, las partes podrán recusarlo, con lo cual se logrará el
apartamiento del Juez y conocerá la causa otro magistrado.
En el caso de los funcionarios del Ministerio Público, Secretarios y Empleados administrativos que se
encuentren incursos en esas causales, el Juez o Tribunal podrá darlos por separados del proceso.
VII Composición y Jerarquía de los oficios o despachos
La composición de los órganos judiciales tiene que ver con la forma en que ellos están integrados.
La jerarquía con la posición o grado que ocupa cada uno dentro del esquema de organización judicial.
Sin embargo, la jerarquía no implica que los órganos judiciales de instancia inferior puedan verse
influenciados o subordinados por los de superior instancia, pues si bien es cierto que esos órganos superiores
pueden revisar las sentencias de los inferiores siempre que se planteen los pertinentes recursos, también lo es
que éstos, en el ámbito de su jurisdicción, son completamente libres de fallar conforme a su convicción y de
acuerdo a derecho.
Siguiendo con la jerarquía, cabe señalar que en nuestra organización judicial existe diversidad de instancias o
grados de conocimiento.
Por ejemplo: originado un conflicto se lo lleva a conocimiento del Poder Judicial a través de un juicio que será
fallado por un juez de primera instancia; la sentencia que éste dicte podrá ser apelada ante la Cámara de
Apelaciones.
Finalmente, siempre que concurran los presupuestos legales y de excepción requeridos, el asunto podrá
llevarse a la Corte Suprema de Justicia de la Provincia e, incluso, a la Corte Suprema de Justicia de la Nación
y, en especialísimas circunstancias a tribunales internacionales como la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, a que se encuentra sometida la República Argentina en virtud de tratados firmados a este respecto.
En lo que hace a la integración de los órganos judiciales debemos precisar que para una mayor rapidez en la
Administración de Justicia, los de inferior instancia suelen ser singulares, es decir, que el órgano estará
integrado por una sola persona que atenderá cada despacho.
Por su parte, los órganos superiores deben ser plurales o colegiados, para conocer varios jueces un mismo
asunto simultáneamente, lo que asegura una mayor certeza.
Así, por ejemplo, la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Rosario está compuesta por cuatro
Salas, integradas por tres jueces cada una.
VIII Poder judicial santafesino. Breve reseña.
1. Corte Suprema de Justicia de la Provincia, integrada por seis Ministros (jueces de Corte) y un Procurador
General.
En materia jurisdiccional es la última instancia a nivel local.
Algunas de sus competencias específicas son:
a. Conocer en los recursos de inconstitucionalidad (ley 7055)
b. Conocer en los recursos de revisión deducidos contra sentencias dictadas en procesos penales
c. Conflictos de competencia entre órganos que no tengan un superior común
d. Juicios de expropiación promovidos por la Provincia
2. Cámaras de Apelación. Tienen asiento en las respectivas circunscripciones judiciales (Santa Fe, Rosario,
Venado Tuerto, Reconquista y Rafaela). Están integradas por tres miembros y pueden estar divididas en Salas.
Conocen en materia Civil y Comercial, Penal y Laboral y les corresponde ser alzada de los jueces de sus
respectivas materias conforme con los recursos previstos en el Código Procesal. Ejemplo un caso civil y
comercial en Rosario
3. Cámaras de lo Contencioso Administrativo (circunscripción 1 y 2)
4. Jueces de Primera Instancia de Distrito
Civil y Comercial
Penal (en el viejo sistema hoy llamado conclusional: correccional, instrucción y sentencia; en el nuevo
sistema: Jueces de la Investigación Penal Preparatoria y Jueces del Juicio oral)
Laboral
5. Tribunales Colegiados de Instancia Unica
Responsabilidad Extracontractual
Familia
6. Jueces de Primera Instancia de Circuito, conocen en desalojos, procesos relacionados con arrendamientos y
pretensiones que no superen determinada cuantía.
Jueces de ejecución civil conocen de juicios ejecutivos que no superen determinada suma.
7. Jueces en lo Penal de Faltas
8. Jueces Comunitarios de las Pequeñas Causas, asuntos de vecindad, propiedad horizontal y asuntos de menor
cuantía (10 unidades Jus, unos $ 4.000).
IX Conclusiones
La importancia de la tarea pericial en el cumplimiento de la función jurisdiccional del Estado a la luz de casos
resonantes:
“Lapa”
“Manubens Calvet”
“Otero Rufino”
“Tragedia de once”
"Tragedia de calle Salta"
"Tragedia del International Park"
La idea ha sido reflexionar acerca de que la colaboración inestimable que brinda un perito en el ámbito de un
proceso no es un trabajo más por respetable y digno que sea el trabajo, sino que asume una importancia
trascendente para la sociedad desde que están colaborando con una función esencial del Estado como es la
administracion de justicia.
Es cierto que el Poder Judicial no es ajeno a la crisis de legitimación que sufren la mayoría de las instituciones
y también que algunas críticas pueden ser justificadas y otras no tanto, pero, en todo caso, ahí estaremos
nosotros para tratar de revertir esa imagen y entre todos tratar de construir una sociedad más justa.
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