Allah

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Al-lah (Dios)
Él es Al-lah, el Creador, el Hacedor, el Modelador. Suyos son los nombres más
bellos. Todo lo que hay en los cielos y en la tierra Le glorifica, pues Él es el
Poderoso, el Sabio. (59:25)
El reconocimiento de la Unidad de Dios es el principio más importante del
Islam, pues constituye la piedra angular de la fe y el fundamento de la
salvación. El aspecto en el que el Islam hace mayor hincapié sobre a Al-lah es
Su Unidad. El Kalima Tayyeba es la doctrina básica del Islam. Es:
“La ilaha il-lal-Al-laho Mohammadur rasul-lul-lah”.
(No hay Dios sino Al-lah y Mohammad es Su mensajero)
Negar la Unidad de Dios y asociarle copartícipes constituye el pecado más grave del Islam. Él es el Único
Creador del universo, y nada puede suceder sin Su conocimiento ni permiso. Un capítulo entero del Santo
Corán (Sura Al-Ijlas) está dedicado a la Unidad de Dios:
“Di: Él es Al-lah, el Único; Al-lah, el Independiente e Implorado por todos. No engendra ni es
engendrado; Y no hay nadie que sea igual a Él”. (112:2-5).
La Existencia de DiosVolver al índice
Las Enseñanzas del Islam en relación con la existencia de Dios son que El es el Amo de todo el bien y todo el
poder. Es El quien lo ha creado todo de la nada. Bajo Su mando funciona toda la maquinaria del Universo. El
tiene autoridad sobre todas las cosas; puede y origina cambios cuando y dondequiera lo desee y la mente
humana no puede concebir los limites de Su conocimiento y poder, pues El posee todo el poder. El Santo Corán
menciona algunos de sus atributos:
“Allah; no hay más Dios digno de adorar, Viviente, Subsistente y Sustentador. No le rinde somnolencia ni
sueño. A El pertenece cuanto existe en los cielos y en la tierra. ¿Quién podrá interceder ante El sin Su permiso?
El conoce cuanto hay delante de ellos y detrás de ellos, y ellos no conciben nada de Su conocimiento excepto lo
que El quiere. Su conocimiento abarca los cielos y la tierra, y su custodia no le agobia. El es Altísimo,
Grandísimo” (2:256).
“Implora: ¡Oh Allah! ¡Amo del Poder! Tú concedes el poder a quien quieres y quitas el poder a quien quieres,
exaltas a quien quieres y humillas a quien quieres; en Tus manos está todo el bien. En verdad, Tú tienes poder
para hacer cuanto deseas. Tú insertas la noche en el día e insertas el día en la noche; extraes lo vivo de lo
muerto y extraes lo muerto de lo vivo. Tú agracias, sin medida, a quien te place” (3:27-28).
“El se ha impuesto a Sí mismo la clemencia. El continuará congregándoos hasta el Día indubitable del Juicio.
Pero los que se hayan descarriado no creerán” (6:13).
“Allah es la luz de los cielos y de la tierra. El ejemplo de su luz es como el de un nicho radiante en el que hay
una lámpara. La lámpara está en una esfera de cristal; el cristal es como una estrella brillante. La lámpara está
iluminada con el aceite de un árbol bendito, el olivo, que no es oriental ni occidental, cuyo aceite alumbra
intensamente aunque no lo toque el fuego. ¡Luz sobre luz! Allah guía hacia Su luz a quien quiere. Allah enseña
cuanto es beneficioso para la humanidad, pues Allah conoce bien todas las cosas” (24:36).
“El es el conocedor de lo oculto y no revela sus misterios a nadie, excepto a Quien escoge entre Sus
Mensajeros. Luego le asigna una escolta de ángeles para que le preceda y le siga, para asegurarse de que el
Mensajero haya transmitido el Mensaje de su Señor. El abarca cuanto poseen y tiene en cuenta todas las cosas”
(72:27-29).
El Santo Corán no sólo menciona los atributos de Dios, sino que explica muy claramente cómo influyen en la
persona y de qué forma puede obtener ventaja de estos atributos. También expone cómo puede cultivar el amor
hacia Su Creador.
El Santo Corán, Palabra de Dios que fue revelada al Santo Profeta Mahoma (la paz y bendiciones sean con él)
habla, desde el principio, de cuatro atributos fundamentales: enseña que Dios es Clemente y nos ha provisto de
todas nuestras necesidades sin exigirnos por ello; es Misericordioso y no permite que se malogre nuestro
esfuerzo, concediéndonos la justa recompensa; es el Señor de los mundos y provee a todos el sustento sin
distinción de credos, colores o razas, y es el Dueño del día del Juicio, juzgando nuestros actos sin estar
sometidos a ninguna ley mundana, pues como Amo absoluto puede tanto conceder mayor recompensa como
reducir el castigo a quien le plazca.
El Mesías Prometido, tanto en sus libros como en sus discursos, ha vertido abundante luz acerca del concepto
islámico de Dios. No sólo ha expuesto este tema profusamente, sino que también ha demostrado la existencia de
Dios y de Sus distintos atributos a través de su propia experiencia. El declaró que Dios Todopoderoso se le
había manifestado. A este respecto, dice:
“El mismo Dios que se ha manifestado a todos los Profetas; El que se manifestó a Moisés en Tur (Sinaí), al
Mesías en el Monte de Seir y al Santo Profeta Mahoma (la paz y bendiciones sean con él) en el Monte de Parán,
el mismo Santo y Todopoderoso Dios se me ha manifestado, hablándome, y me ha dicho: 'Yo soy el Ser
Supremo para cuya adoración fueron enviados tantos Profetas en el Pasado. Yo soy el único Creador y Amo; no
tengo copartícipes y estoy libre de nacimiento y de muerte.' ” (Apéndice del libro Yihad).
En esta cita, el Mesías Prometido ha mencionado especialmente que Dios conversa con él. Aunque es cierto que
los que tienen verdadera vista observan una señal en todo lo que existe en esta tierra, sin embargo, solo se
consigue la certeza absoluta de la existencia de Dios cuando el mismo Creador se manifiesta al hombre. Por
ejemplo, prediciendo cierto hecho que luego se cumpla.
Cuando un siervo de Dios, habiendo recibido revelación, hace una profecía en unas condiciones aparentemente
del todo desfavorables e imposibles y tal predicción se cumple tal como fue anunciada, repitiéndose este hecho
tantas veces que no pudiera ser negado, ofrecería una prueba irrefutable de la existencia de Dios.
O cuando un hombre implora a Dios en unas circunstancias totalmente adversas y a pesar de ello son aceptadas
sus oraciones tal como fueron pedidas. Si tales súplicas fueran oídas repetidas veces, tendríamos asimismo otra
prueba de Dios y su Omnipotencia.
En el Sagrado Corán, Dios Todopoderoso ha llamado nuestra atención hacia estos dos puntos. Dice: Invocadme
y responderé a vuestras llamadas”, es decir, que El aceptará nuestras oraciones. Por eso, El mismo nos ha
enseñado varias oraciones y nos invita constantemente a que le imploremos para que El satisfaga nuestros
deseos.
En cuanto a la cuestión de profetizar algo después de haber recibido revelación y a su cumplimiento, el Santo
Corán dice: El es el Conocedor de lo oculto y no revela Sus misterios a nadie, excepto a quien El escoge entre
Sus Mensajeros” (72:27).
El cumplimiento de una profecía refuerza la fe de los verdaderos creyentes. A este respecto dice el Mesías
Prometido en su libro Naseem-i-Dawat” (Céfiro llamando a la verdad):
“Nuestro Dios Viviente y Subsistente habla conmigo como de hombre a hombre. Cuando le pido algo, El me
contesta con palabras sublimes. Aunque le suplique miles de veces, El nunca me elude, sino que con Su Palabra
me revela acontecimientos misteriosos extremadamente extraños e insólitos, y me descubre extraordinarias
escenas, de tal forma, que me convence totalmente de que El es el único que debe ser reconocido como Dios,
Quien acepta nuestras oraciones y nos informa de ello, Quien resuelve nuestros problemas por muy arduos que
sean y Quien resucita incluso a aquellos que se hallan al borde de la muerte debido a nuestras fervientes
súplicas. El nos revela de antemano muchas de sus intenciones a través de su Palabra.
Dios único, que es nuestro Dios, El que nos anuncia por medio de su Palabra sucesos venideros, el Dios de los
cielos y de la tierra, es el mismo Dios que me ha comunicado que me salvará de la muerte de la peste a mí y
aquellos que viven en mi casa de piedad y rectitud.
¿Hay alguien aparte de mí que haya proclamado y garantizado tal salvaguardia de la peste para sí mismo, su
mujer, sus hijos, y para todos los piadosos que viven entre cuatro paredes de su casa?”
Este escrito demuestra claramente que Dios se manifiesta a Sí mismo mediante la aceptación de las oraciones y
el cumplimiento de las profecías. También se deduce claramente de lo expuesto que Dios ha enviado al Mesías
Prometido (Hazrat Mirza Ghulam Ahmad) como guía de la presente época. El escuchó todas sus plegarias y
cumplió sus profecías para que por medio de él el mundo reconociera que existe un Dios Único y
Todopoderoso. Sólo este conocimiento y certidumbre puede alterar el destino de la humanidad y hacerla
caminar por la verdadera senda, para conseguir la paz y el bienestar en este mundo y el agrado de Dios en el
próximo.
Este es el Dios que presenta el Islam y es éste el mismo Dios hacia quien el Reformador de la presente época ha
invitado al mundo. Poniendo como testimonio “La aceptación de las oraciones y la manifestación de lo oculto”,
declara:
“La verdad acerca del reconocimiento de Dios descansa en el hecho de que nuestro Dios es accesible y habla
claramente a sus elegidos, concediéndoles bienestar y felicidad interior con Sus dulces y majestuosas palabras.
Como los hombres hablan entre sí, con la misma claridad y transparencia que no deja lugar a dudas, El habla
con ellos, les escucha y les responde, y también les comunica que ha aceptado sus plegarias.
Al hablarles, por un lado, de la manera más sublime y al mostrarles, por otro, señales poderosas y milagros
maravillosos, les demuestra que, en verdad, El existe.”
Pidamos a Dios que conceda a todos los seres humanos el privilegio de reconocerle y creer en El con la máxima
sinceridad, y observando una conducta digna de su agrado, prosperen en este mundo, y en el otro se cuenten
entre los bienaventurados.
La Unidad de Dios
El eje central alrededor del cual la doctrina entera y las enseñanzas del Islam giran es la unicidad de Dios. De
este concepto deriva la unidad del universo, del hombre y de la vida. El objetivo del Islam es establecer un
equilibrio y formar una armonía en la relación entre el hombre y Dios y el universo a través de ajustes
beneficiosos.
El Corán insiste sobre la unicidad de Dios y de manera enfática condena cualquier doctrina o idea o concepto
que pueda de forma directa o indirecta tender a asociar con Dios cualquier otra cosa o ser como compañero o
igual.
1.Di; Él es Allah, el Único.
2.Allah, el Independiente e Implorado por todos.
3.No engendra ni es engendrado;
4.Y no hay nadie que sea igual a Él. (112:2-5)
Hay que observar que la palabra “Allah” es el nombre propio de Dios y no se deriva de “ilah” que significa
Dios. Por supuesto Allah es Dios, pero la palabra no significa meramente que Allah es Dios excluyendo
cualquier otro Dios. Los académicos occidentales no han sabido apreciar correctamente esta distinción y
erróneamente han asumido que “Allah” significa “Dios” en vez de “un Dios”. De hecho no existe relación
etimológica entre “ilah” (Dios o un Dios) y “Allah” que es el sustantivo de Dios. Para apreciar la yuxtaposición
empleada por el Corán en este aspecto, es necesario tener la distinción en la mente. Dios es “ilah” y no hay otro
“ilah” además de Él, y su nombre es Allah. Como, por ejemplo, “Allah es el solo Dios Único.” (4:172) El
Corán, como otras escrituras enseña, “Vuestro Dios es el Dios Único.” (16:23) y revela que Allah es su nombre
propio.
Después procede a poner énfasis sobre la unicidad de Dios, expone sus atributos y explica e ilustra como
funcionan. El objetivo principal de toda revelación es resaltar este concepto de Dios, es decir, el es uno (único)
sin igual ni compañero y que toda adoración, gloria y alabanza y obediencia son para Él sólo. Dios es el objeto
del más profundo amor y devoción. La finalidad de la creación del hombre es buscar Su proximidad, cumplir Su
voluntad en todo para ganar Su aprobación y convertirse en manifestación de sus atributos, es decir, en Su
imagen. (51:57) Él es la fuente de todo bien, todo proviene de Él y todo depende de Él. Él es independiente y no
necesita ayuda o asistencia de nadie ya que todos los medios proceden de Él y nadie existe o subsiste al margen
de Su autoridad.
“Él envía a los ángeles con la revelación por Su mandato, a quien Le place de Sus siervos, diciendo: “Advertid a
la gente que no hay más dios que Yo, por lo que debéis temerme sólo a Mi.” (16:3)
Este concepto esta reforzado por varios argumentos, por ejemplo:
“Allah no ha tomado para Si ningún hijo, ni hay ningún Dios junto a Él; en ese caso cada dios se habría
apropiado de lo que hubiese creado y algunos de ellos ciertamente habrían dominado sobre otros. ¡Glorificado
sea Allah por encima de cuanto le atribuyen!
¡Conocedor de lo invisible y lo visible! Exaltado sea Él, pues, por encima de todo lo que asocian.” (23:92-93)
La mitología nos proporciona ejemplos claros de la confusión y caos que prevalecerían si existiesen una
pluralidad de dioses. No existirían ni la certeza ni el orden ni, consecuentemente, ningún tipo de bien. El
hombre y el universo en vez de ser manifestaciones de la bondad Divina estarían involucrados en un
espectáculo caprichoso y cruel y en vez de progresar paso a paso hacía la perfección se destruirían a grandes
pasos.
“Si hubiese habido en ellos (los cielos y la tierra) otros dioses además de Allah, ciertamente ambos habrían
terminado en caos. Glorificado, pues, sea Allah, el Señor del Trono, por encima de lo que ellos Le atribuyen.”
(21:23)
Dios constantemente ha afirmado y mostrado testimonio de Su existencia, Su unidad y sus diversos atributos y
revelado estos a la humanidad en cada etapa hasta el punto en que la humanidad necesitaba conocerlos para el
cumplimiento de la vida en todas sus dimensiones. El descubrimiento de todo esto no se dejó al hombre solo.
De haber sido así innumerables generaciones habrían perecido antes de que un concepto de Dios, incluso
remotamente cercano a la realidad, hubiese surgido.
“Allah es testigo de que no hay dios sino Él – y también lo son los angeles y quienes poseen sabiduría – y son
firmes en la justicia; no hay más Dios que Él, el Poderoso, el Sabio.” (3:19)
El Corán no sólo excluye la idea de que Allah tiene iguales, sino también excluye la idea de que tenga un hijo,
excepto en el sentido puramente metafórico en que toda la humanidad somos sus hijos y en el que los que se
dedican a solucionar conflictos (“los pacíficos”) son denominados en la Biblia “hijos de Dios” (San Mateo 5:9).
Dios es Eterno, Omnisciente, quien todo lo oye, Creador de todo cuya autoridad se extiende sobre todas las
cosas. Atribuir un hijo a Dios, en cualquier sentido menos en el puramente metafórico, supondría una negación
de su unicidad y en efecto una negación de Su Divinidad
“En verdad, Allah es el sólo Dios Único. Lejos está de Su Santidad que haya de tener un hijo. A Él pertenece lo
que hay en los cielos y la tierra. Y Allah es suficiente como Protector.” (4:172)
Dios no es solamente el origen de todo, Él es el Creador, Él que todo lo hizo quien da a cada cosa su forma y
ejerce control sobre el universo en todo momento.
“Allah es el Creador de todas las cosas y es el Guardián de todas lasa cosas.
A Él pertenecen las llaves de los cielos y la tierra.“ (39:63-64)
Todos Sus atributos son eternos. Ninguno de ellos cae en el desuso. Su atributo como Creador está activo en
todo momento.
“Allah origina la creación; y después la repite; más tarde, a Él seréis devueltos.” (30:12)
“Y a Él pertenece todo lo que hay en los cielos y en la tierra. Todos le obedecen.
Él es origen de la creación, después la repite y es algo sumamente fácil para Él. Suyo es el ejemplo más sublime
en los cielos y en la tierra; pues Él es el Poderoso, el Sabio.” (30:27-28)
Él crea y perfecciona, diseña y guia.
“Quien crea y perfecciona. Quien designa y guía.” (87:3-4)
Él ha dado a cada cosa su forma apropiada y permite que cada cosa cumpla con su razón de ser y ha dirigido
cada cosa hacía su debida función.
“El (Moisés) dijo, “Nuestro Señor es Quien dio a todo su forma correcta y después lo guió a su función
adecuada.” (20:51)
Él es el origen de la vida y de la muerte, (53:45) y todas las cosas tienen su ultimo destino en Él. (53:43)
“Pues a Allah pertenece el reino de los cielos y la tierra; y Allah tiene poder sobre todas las cosas.” (3:190)
Habiendo creado el Universo y todo lo que en él se halla, Él no lo descuidó, no abdicó Su control sobre él. Nada
puede continuar su existencia excepto con Su apoyo constante.
“Diles, ¿En manos de Quien está el dominio sobre todas las cosas y Quien protege, pero contra Quien no hay
protección, si es que lo sabéis?” (23:89)
La naturaleza y todos sus fenómenos, la vida y todas sus exigencias incluyendo su fin, todo ha sido creado
según la sabiduría Divina, obedece sus leyes y está bajo su control. (21:34, 36:38-41, 67:2-5)
Dios lo regula todo y claramente explica sus señales (ayat) para que el hombre pueda tener firme creencia en la
comunión con Él y en su responsabilidad ante Él. (13:3) Los diferentes atributos de Dios han sido explicados en
el Corán en varios contextos. Él perdona los fallos y las debilidades, acepta el arrepentimiento; Él juzga e
impone penitencias. Él es el Señor de todo bien. A Él todo regresa. (40:4)
Sus atributos principales, con los cuales todos los demás están relacionados, son mencionados en las primeras
líneas del Corán. Él es el Creador y Sustentador de todos los mundos y los conduce etapa por etapa hacía la
perfección. Él es el Misericordioso (Al-Rahim) que ha hecho provisión para que la creación del hombre y el
universo puedan cumplir su razón de ser. Él es el Clemente (Al-Rahman) que hace que las acciones justas sean
seguidas por resultados beneficiosos. Él es el Señor del Día del Juicio Final. (2:4)
La distinción entre el Misericordioso (Ar-Rahman) y el Clemente (Al-Rahim) es que el primero connota este
aspecto de la Gracia de Dios que precede y es independiente de toda acción humana, mientras el segundo hace
referencia a la Gracia Divina que hace que las acciones justas tengan resultados beneficiosos. Es decir que el
primero actúa sin intervención del hombre y el segundo depende de la actuación del hombre.
Se debe destacar también que el cuarto atributo describe a Dios como Señor del Día del Juicio Final y no
meramente como juez. Es cierto que la funcionamiento de todos los atributos Divinos sigue los requerimientos
de la justicia, pero la aplicación de la justicia abre una gran abanico para la entrada en acción de los demás
atributos como la Misericordia, la Bondad y el Aprecio. Es un error pensar que la justicia exige que cualquier
fallo u ofensa reciba un castigo, o un grado o tipo de castigo, y al mismo tiempo que restringe la recompensa a
una escala proporcional con la acción o calidad que merece apreciación. La justicia exige que todos tengan su
merecido, es decir, que ninguna penalidad sea demasiado severa, y que nadie reciba una recompensa,
remuneración o compensación por debajo de lo que se merece. La reducción de un castigo, o su total remisión,
no es inconsistente con la justicia, ni tampoco la multiplicación de la recompensa, en contra del espíritu de la
justicia. La Misericordia y Gracia de Dios no tienen limite. De hecho, Dios no castiga cada ofensa; hay muchas
fallos que perdona por completo. (42:31) Su ley es que Él corrige donde la corrección es necesaria para efectuar
una reforma, pero Su misericordia cubre todas las cosas.
El tema de los atributos Divinos es muy extenso y el Corán lo explica con una gran variedad de detalles. De
hecho cada uno de ellos sería materia suficiente para un capítulo entero. Como ilustración de cómo el Corán se
aproxima y trata los varios aspectos de los atributos Divinos quizá sería suficiente concluir con las siguientes
citas del Corán
“Allah; no hay otro Dios sino Él, el Viviente, el que subsiste por Si mismo y Sostiene Todo. No se apoderan de
Él ni el sopor ni el sueño. A Él pertenece cuanto hay en los cielos y cuanto hay en la tierra. ¿Quien es capaz de
interceder ante Él si no es con Su permiso? Él conoce lo que es delante y lo que es detrás de ellos y a ellos no
abarcan nada de Su ciencia salvo lo que Él quiere. Su Trono se extiende sobre los cielos y la tierra y su cuidado
no Le supone preocupación alguna; y Él es el Altísimo, el Grande.” (2:256)
“Allah es la Luz de los cielos y la tierra. Su luz es semejante a un hornacina brilliante en la que hay una
lámpara. La lámpara está en un vaso. Él vaso es como una estrella brillante. Se enciende con un árbol bendito –
el olivo – que no está ni a Oriente ni a Occidente, cuyo aceite podría alumbrar aun cuando no tocara el fuego.
¡Luz sobre luz! Allah guía a Su luz a quien desea. Pues Allah presenta parábolas a los hombres y Allah sabe
perfectamente todas las cosas.” (24:36)
“Él es Allah. No hay más dios que Él, el Conocedor de lo invisible y de lo visible. Él es el Clemente, el
Misericordioso.
Él es Allah y no hay dios fuera de Él, el Soberano, el Santo, la Fuente de Paz, el Dador de Seguridad, el
Altísimo, Santo es Allah, mucho más allá de lo que Le asocian.
Él es Allah, el Creador, el Hacedor, el Modelador. Suyos son los nombres más bellos. Todo lo que hay en los
cielos y la tierra Le glorifica, pues Él es el Poderoso, Él Sabio.” (59:23-25)
“No comparéis pues a nadie con Allah. En verdad Allah sabe lo que vosotros ignoráis.” (16:75)
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